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 Índice 
 Texto íntegro 
Acta literal de los debates
Miércoles 1 de marzo de 2017 - Bruselas Edición revisada

Opciones para mejorar el acceso a los medicamentos (debate)
MPphoto
 

  Soledad Cabezón Ruiz , ponente. – Señor presidente, queridos colegas, los sistemas sanitarios forman parte de la Europa social en la que los ciudadanos y las ciudadanas europeos se reconocen y que valoran especialmente; son cruciales para garantizar la cohesión social y también la productividad, que generan una sociedad sana. Pero se enfrentan a retos, como la sostenibilidad, debido al envejecimiento de la población, al incremento de las enfermedades crónicas, a la irrupción de nuevas tecnologías.

Pero, hoy, nos trae aquí, fundamentalmente, el incremento del gasto farmacéutico: un 17 % de todo el gasto en salud —un 1,4 % del PIB de la Unión Europea—.

Y es que los altos precios de los medicamentos nos han puesto, a los países desarrollados, en un escenario que no considerábamos que nos pudiese alcanzar algún día: la hepatitis C —una enfermedad con graves consecuencias, pero a día de hoy con tratamiento curativo— no ha podido aún aspirar a su erradicación, sino que estamos priorizando, a base de guía, su tratamiento, lo que se hace difícil de justificar desde el punto de vista ético. Pero el cáncer también amenaza con 24 millones de casos nuevos para 2030, con un incremento del 68 % respecto a 2012.

Pero esto no es cuestión de ética, también es cuestión de derechos. El artículo 35 de la Carta de los Derechos Fundamentales protege el derecho a la salud. El medicamento, como tal, no puede ser considerado un bien de consumo más, sino que tiene que ser especialmente regulado para que el paciente se encuentre en el centro del acceso al mismo.

Pero, además de los precios y la sostenibilidad, tenemos los problemas del desabastecimiento, la falta de adecuación a las necesidades por falta de interés comercial —en aspectos como la resistencia antimicrobiana— o la necesidad de poner incentivos —como es el caso de los medicamentos huérfanos—, problemas en la competencia para que entren los genéricos o falta de innovación con pequeñas modificaciones en muchos casos.

El precio de los medicamentos lo establece la industria sobre la base del valor, faltando otros equilibrios que garanticen el acceso a la ciudadanía. Los medicamentos huérfanos aumentan en un número que hace pensar que los criterios se están aplicando de forma incorrecta, debido a que generan un negocio rápido, un retorno rápido de la inversión.

Preocupan, como digo, los litigios en la competencia que dificultan la entrada de los genéricos. Todo ello parece que puede acabar desembocando o está desembocando en un modelo de negocio que dificulta el acceso a los medicamentos por parte la ciudadanía europea.

Los Estados miembros, con acuerdos confidenciales, con copago, en definitiva, con diferentes medidas, tratan de dar solución, pero, finalmente, lo que tenemos es un mercado más fragmentado y más desigual. La Comisión pone en marcha incentivos públicos, pero que tampoco garantizan ese retorno a la sociedad a través de un precio o un acceso justo.

Se nos hace crucial ese equilibrio de poderes y, para ello, el valor terapéutico añadido es crucial y tiene que ser establecido por la Comisión y los Estados miembros de forma coordinada.

Necesitamos, señor comisario, un marco legislativo en este sentido; también analizar otros criterios, por supuesto, económicos y sociales para que lo garanticen.

Necesitamos evaluar el verdadero impacto de la propiedad intelectual en la promoción de la innovación y en la calidad de la misma y, en definitiva, en el acceso a los medicamentos, el fin social que realmente justifica también este derecho fundamental.

Tenemos que evaluar los incentivos públicos puestos en marcha y también garantizar el retorno de la inversión justa con un precio adecuado y un acceso garantizado. Necesitamos un mejor marco que garantice la competencia y la entrada de los genéricos y un uso racional del medicamento.

Pero, muy especialmente, hoy quiero reivindicar —y no se puede demorar más— un plan que erradique la hepatitis C. Es inmoral, es insostenible que, a día de hoy, cuando tenemos medicamentos que salvan la vida de las personas, no seamos capaces de coordinarnos de forma suficiente para erradicar esta enfermedad.

En definitiva, en este informe se proponen medidas y acciones —estas y otras más—, y le pido al señor comisario que tome esta iniciativa y, antes de final de año, nos muestre una propuesta legislativa.

El Parlamento se suma al Consejo, a la ONU y a la OCDE. Es un clamor popular que tenemos que dar respuesta a esta justa demanda.

 
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