Teresa Jiménez-Becerril Barrio (PPE). – Señor presidente, el lunes de la semana pasada fue un día trágico en las costas de Andalucía, mi región. La costa atlántica de Cádiz (en Los Caños de Meca, playa donde yo estoy habitualmente) fue una tumba abierta para diecinueve inmigrantes, que murieron allí. Iban en una patera cuarenta personas —once menores— sin saber nadar, sin chalecos salvavidas.
Ese mismo lunes, en Melilla, trece inmigrantes perdieron la vida. La Guardia Civil y Salvamento Marítimo redoblan sus esfuerzos, pero es difícil salvar a quienes entran a miles por el Mediterráneo occidental.
El 90 % de los solicitantes de asilo llegan de manera irregular; muchos de ellos son menores no acompañados, mujeres embarazadas, violadas, que son obligadas a prostituirse para pagar el viaje.
Europa necesita poner freno al mercado de seres humanos. Europa necesita una estrategia a corto y a medio plazo sobre inmigración. Si no existen opciones legales, van a seguir viniendo, van a ser víctimas del tráfico de personas, los traficantes son quienes lo van a aprovechar.
Hay que darles opciones legales, como el visado humanitario bien aplicado, porque así se podrá garantizar en los Estados miembros el tránsito legal, controlar a quien entra en Europa y comprobar los antecedentes, por si hay problemas de seguridad.
Europa tiene que ser fiel a sus valores. Solidaridad y responsabilidad son dos caras de la misma moneda.