a 8-a legislatură Enrique CALVET CHAMBON

He votado en contra de este texto legislativo porque estimo muy peligroso establecer baremos, calificaciones y distinciones entre inversiones virtuosas e inversiones negativas, en un mundo tan complejo e interrelacionado, cuando arrastras millones y millones de recursos y dinero. Iba a abstenerme, pero he votado en contra cuando, además, veo que se acompaña de afirmaciones absolutamente contrarias a la ciencia y a la realidad. Por ejemplo, quitar a la investigación en temas nucleares de fusión nuclear por insostenible, lo que es una barbaridad. Es ya excesivo; parece que la taxonomía está al servicio de intereses financieros, corporativos y lobistas muy concretos.

He votado a favor, aunque con reticencias, porque creo que el pueblo venezolano y la crisis humanitaria que está padeciendo necesita de todo tipo de apoyo, aunque no sea perfecto. Pero quiero dejar claro que estuve a punto de no votar a favor, por culpa del apartado 8, y hubiera votado en contra, si alguna de las enmiendas socialistas hablando de la salida pacífica hubieran pasado. No estamos en momentos de hipocresías cuando sencillamente las personas se están muriendo. Esto se parece cada vez más al problema de los Balcanes; la no intervención de Europa y Occidente, hasta que se decidieron los EE. UU., causó mucho dolor y víctimas. La salida no pacífica deja de ser indeseable a partir del momento que salva más vidas y dolor de lo que causaría no hacerlo.

He votado en contra del informe porque, personalmente, no puedo llevar sobre mi conciencia la posibilidad de abrir una brecha a la independencia de la justicia a través de la participación de las ONG.

. – He votado en contra de esta propuesta de Resolución común porque tras analizar el texto e identificar a sus activistas promotores, me parece evidente decir que es un texto hipócrita y sectario. Es una maniobra de la extrema izquierda más populista y de los separatistas violentos para manipular a la opinión pública. España está sometida a la violencia de las brigadas llamadas CDR, al servicio del separatismo racista y violento y de los activistas, como son los colegas Solé y Terricabras, que apoyan y animan a estos grupos organizados violentos. Otra muestra de sectarismo es el rechazo de sus promotores a incluir al Grupo ECR en la propuesta Resolución común, un grupo con el que nada me une, más bien todo lo contrario, pero que es democrático. Su rechazo es inaceptable para un demócrata liberal, una actitud que yo no tolero. Tengo la conciencia limpia, luché contra el franquismo, pero se trata de respetar el Estado de Derecho. Esto es un folleto para justificar que hay violencia buena y mala y que el Parlamento condena lo malo, a lo que llaman fascismo, pero sobre la violencia que otros ejercen, no hay nada que decir ni condenar.

He votado en contra al apartado 43 del informe sobre medidas para prevenir y combatir el acoso sexual y psicológico en el lugar de trabajo, en los espacios públicos y en la vida política en la Unión, para estar en línea con el programa político por el cual fue elegido, muy alejado de la política de cuotas femeninas en las listas electorales.

En este momento histórico debo votar en mi alma y conciencia y por las razones que detallo más abajo voté en contra de esta propuesta:
1. Prácticamente todo queda abierto y tengo dudas de que no se esté cediendo a la proverbial habilidad negociadora británica para precipitarse en la segunda etapa.
2. Con mucha verborrea, está claro que no se ha resuelto el problema de la frontera terrestre europea con Irlanda del Norte, aspirando a conjuntar lo imposible o estableciendo peligrosos antecedentes que cuestionan la solidez de Europa.
3. Me opongo tajantemente al apartado que pretendería conceder a ciudadanos británicos la plena condición de ciudadano europeo sin pertenecer a un Estado miembro, lo que debilita totalmente la noción de ciudadanía europea.
4. Existe la desafortunada idea de escribir una lista de temas a negociar que como toda lista queda incompleta, a la vez que introduce temas ambiguos, fuera de lugar, como el dumping social.

Pese la calidad técnica, debido a la visión cortoplacista del informe sobre el marco financiero plurianual, he votado no a la globalidad por motivos europeos, políticos y de respeto a mis representados. Ellos necesitan urgentemente mucha más Europa, que sea mucho más inversora y tenga políticas mucho más integradas. Aceptar una Europa con solo alrededor del 1 % del PIB, cómo volumen presupuestario, después de 2020 es apostar por la no Europa.

En este momento histórico debo votar en mi alma y conciencia, teniendo sobre todo dudas y no queriendo obstaculizar la delicada labor de los negociadores, no puedo pasar de la abstención porque:
1. Prácticamente todo queda abierto y tengo dudas de que no se esté cediendo a la proverbial habilidad negociadora británica para precipitarse en la segunda etapa.
2. Con mucha verborrea, está claro que no se ha resuelto el problema de la frontera terrestre europea con Irlanda del Norte, aspirando a conjuntar lo imposible o estableciendo peligrosos antecedentes que cuestionan la solidez de Europa.
3. Me opongo tajantemente al apartado que pretendería conceder a ciudadanos británicos la plena condición de ciudadano europeo sin pertenecer a un Estado miembro, lo que debilita totalmente la noción de ciudadanía europea.
4. Existe la desafortunada idea de escribir una lista de temas a negociar que como toda lista queda incompleta, a la vez que introduce temas ambiguos, fuera de lugar, como el dumping social.

Como siempre, he votado en contra de este Acuerdo Marco entre la UE y Kosovo, ya que regula su participación en los programas de la Unión y allanar su camino hacia Europa. Considero que atropellar el Derecho internacional para fragmentar Europa, y dividirla por odio, solo puede perjudicar a Europa y favorecer los separatismos destructivos, como quedó en evidencia ayer en la intervención de ciertos diputados.

He votado en contra del informe sobre Serbia porque reconoce de manera explícita a Kosovo. Considero que atropellar el Derecho internacional para fragmentar Europa, y dividirla por odio, solo puede perjudicar a Europa y favorecer los separatismos destructivos, como quedó en evidencia ayer en la intervención de ciertos diputados.

Como siempre, he votado en contra del informe sobre Kosovo, que pretende allanar su camino hacia Europa. Considero que atropellar el Derecho internacional para fragmentar Europa, y dividirla por odio, solo puede perjudicar a Europa y favorecer los separatismos destructivos, como quedó en evidencia ayer en la intervención de ciertos diputados.

He votado en contra de este informe ya que, como he expresado otras veces, la interpretación que se le da actualmente al principio de subsidiariedad no está ayudando al proceso de construcción europea ni a superar la crisis en la que se encuentra. La recomendación contenida en el informe sugiriendo la introducción de una tarjeta verde brindaría a los Parlamentos nacionales la oportunidad de presentar una iniciativa legislativa para su consideración por parte de la Comisión. En mi opinión, un mecanismo como éste puede socavar las instituciones de la Unión y aumenta el riesgo de retroceso en el procedimiento de integración europeo, muestra de ello son los obstáculos con los que se está encontrando la Unión para diseñar una verdadera política social europea.

He votado en contra del informe sobre el estado de previsiones de ingresos y gastos del Parlamento Europeo para el ejercicio 2018, en parte porque el tono y contenido de varias enmiendas admitidas, absolutamente populistas, parten del principio de desconsiderar, devaluar y obstaculizar el trabajo de los diputados, y sobre todo de los periféricos. Pero el elemento decisivo, es que el texto alaba el nuevo sistema que regula los grupos de visitas patrocinados por los parlamentarios, cuando la realidad es que la novedad se ha convertido en un gravísimo impedimento y dificultad para poder utilizar este servicio que el Parlamento presta a la sociedad civil, para mi muy importante. Estoy abiertamente contra él, con dudas de que haya una intención escondida de anularlos, e intentando cambiarlo junto con otros parlamentarios. No podía votar favorablemente a un texto que lo alaba.

Me he abstenido en conciencia porque necesitaría tener muchos más detalles sobre algunas recomendaciones del texto, que incorpora inevitablemente ideas que pueden facilitar la fragmentación de Europa, la propagación de los populismos y el debilitamiento de la democracia representativa en un momento de crisis crucial.

He votado a favor de la enmienda 1 y me he abstenido en el voto final porque, manifestando todo respeto a los electores interesados por el bienestar animal, el documento no contempla las opiniones de y las consecuencias para los productores europeos, en dura competencia con la gran importación china.

He votado en contra de la propuesta de exclusión de actividad por falta grave porque los resultados van a ser lo contrario de lo que bienintencionadamente se pretende.
A partir del momento en que una cosa tan grave y contundente como la pérdida de trabajo y de contratos esté sometida a lo que cada Estado miembro interprete como falta grave, a su celo controlador y al rigor con que se ejerza ese control por las autoridades, a veces regionales, lo que se establece es una carrera para debilitar los controles, una competencia entre Estados pesqueros basada en la reducción del rigor y, por lo tanto, el debilitamiento absoluto de la puesta en práctica del saneamiento de las aguas pesqueras.
No apoyaré esta idea, que en el fondo me parece buena, hasta que exista un cuerpo de inspectores europeos o una inspección desde un organismo supranacional. Una vez más, el problema es la falta de Europa.