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 Texto íntegro 
Acta literal de los debates
Miércoles 3 de septiembre de 2003 - Estrasburgo Edición DO

Política de desarrollo y ejecución de la ayuda exterior (2001)
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  Martínez Martínez (PSE), ponente. (ES) Señor Presidente, señor Comisario, colegas, amigas y amigos en general, es este un informe que se debía haber tratado en el último período parcial de sesiones del Parlamento -antes del verano- al estar lista su tramitación, que se había producido, para el fondo, en nuestra Comisión de Desarrollo y Cooperación y, para opinión, en la Comisión de Asuntos Exteriores, Derechos Humanos, Seguridad Común y Política de Defensa y en la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Oportunidades. Por cierto, nuestras propuestas iniciales se enriquecieron notablemente con las que nos sugirieron las colegas ponentes Ursula Stenzel y Regina Bastos, respectivamente, siendo el texto de la resolución final aprobado por unanimidad, como espero que sucederá en la votación de mañana.

Nuestro informe es la valoración de un documento elaborado por la Comisión en el que se analiza la política de desarrollo de la Unión Europea y la ejecución de la ayuda exterior en el año 2001. Hay que decir, de entrada, que se trata de un compendio muy útil de datos y comentarios que no están disponibles de ninguna otra forma para la consulta fácil. El documento expone de manera razonablemente clara cómo la Comisión gastó los fondos de que disponía en 2001, tanto en el ámbito de la cooperación para el desarrollo como en lo que respecta a la ayuda humanitaria. Esta rendición de cuentas es particularmente relevante, sobre todo si se tiene en consideración el hecho de que la Unión Europea es el principal donante de recursos en uno y otro terreno.

En nuestro informe se hacen, sin embargo, numerosas matizaciones críticas, todas ellas con el mejor espíritu y aspirando a que en ejercicios ulteriores se vayan subsanando carencias e insuficiencias que han sido detectadas. Todo ello, además, teniendo presente que el año 2001 fue todavía un momento de transición durante el que se acabaron de definir los rasgos de lo que debía ser la política europea en los campos que aquí nos interesan y los mejores mecanismos para realizar dicha política.

Acaso, lo más positivo, en la visión del Parlamento, sea comprobar que el informe de la Comisión refleja, sin lugar a dudas, como objetivos de su política los mismos que nuestra Cámara había recomendado reiteradamente: la realización de los objetivos del desarrollo del milenio, con especial énfasis en la erradicación de la pobreza. Sin embargo, queda menos claro el comprobar en qué medida nuestras actuaciones -significativas, objetivamente- van contribuyendo a que nos acerquemos a dicho objetivos. Es más, lo que se pone de manifiesto es que la complicación de los procedimientos -a menudo excesivamente burocráticos- lleva a que, en determinadas regiones y en el año sometido a examen, la Comisión no fuera capaz de gastar una parte muy considerable de los recursos que tenía a su disposición.

Otra cuestión que queda en el aire es la persecución de la mayor eficacia de nuestra acción mediante la selección de los interlocutores más idóneos con los que dicha acción se lleva a la práctica. La participación de organizaciones no gubernamentales de nuestros países es determinante, a menudo, en el buen resultado de nuestras intervenciones. En otros casos aparece como muy importante la colaboración que somos capaces de prestar a las Naciones Unidas y a sus agencias especializadas en las cuestiones de desarrollo y de la acción humanitaria.

Más en entredicho queda la labor que puedan llevar directamente a cabo las delegaciones de la Comisión en los países beneficiarios de nuestra ayuda, sin duda por la limitación escandalosa que sufren dichas delegaciones en cuanto a personal se refiere.

Una de las críticas que más se escuchó en nuestros debates es la que toca al hecho de que en el informe evaluado se haga una cierta amalgama entre lo que es genuina ayuda al desarrollo y humanitaria y lo que fue en 2001 la ayuda a países candidatos, preparándolos para la ampliación, e incluso la acción en la región de los Balcanes, que abarcó una parte considerable de los presupuestos disponibles.

En las conclusiones de nuestra resolución hay un par de ellas que me gustaría destacar: la primera es la reivindicación del Parlamento -repetida una vez más- de que el Fondo Europeo de Desarrollo (FED) pase a formar parte de los presupuestos ordinarios de la Unión Europea de manera que se gane en transparencia y en su control parlamentario; la segunda es, en realidad, una felicitación a la Comisión -y más específicamente a los responsables de nuestra acción, tanto en la cooperación para el desarrollo como en la ayuda humanitaria.

Creemos sinceramente que, más allá de las críticas apuntadas, hay un progreso notable en lo que se hace en estos ámbitos pero, sobre todo, vemos que hay auténtica preocupación por rendir cuentas, exponer problemas y buscar la participación de muchos -también del Parlamento, desde luego- para lograr que las cosas se hagan cada día mejor. De ahí que una de las recomendaciones que más enfatizamos en nuestra resolución sea que el informe 2001 de la Comisión -con la atractiva presentación en que ha sido editado- sea divulgado ampliamente dentro de los países beneficiarios de nuestras políticas solidarias y también en nuestros propios Estados, llegando a las administraciones -también a las administraciones locales, a menudo muy interesadas en las políticas de cooperación y ayuda humanitaria- y, en particular, a las ONG, que son socios indispensables y espléndidos en esta labor de la Unión Europea.

Gracias, señor Presidente, y gracias también a los y las colegas que me arroparon en la realización de este informe. Gracias, asimismo, a los responsables de la Comisión, que mostraron una gran disponibilidad para ayudarnos, aclarando cuestiones y contestando preguntas. Gracias, en fin, a los funcionarios de la Comisión de Desarrollo y Cooperación del Parlamento Europeo y a los de mi Grupo Parlamentario del Partido Socialista Europeo, que me prestaron una colaboración generosa y sumamente eficaz en toda la tramitación de nuestro informe.

 
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