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RC-B6-0508/2006

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PV 27/09/2006 - 3
CRE 27/09/2006 - 3

Votaciones :

PV 28/09/2006 - 7.5
Explicaciones de voto

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Miércoles 27 de septiembre de 2006 - Estrasburgo Edición DO

3. Espacio de libertad, seguridad y justicia - Política común de inmigración (debate)
Acta
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  El Presidente De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto sobre libertad, seguridad y justicia, así como sobre inmigración, cuestiones todas ellas de candente actualidad, sobre todo después de la repercusión que han tenido las reuniones celebradas en Tampere este fin de semana.

Se trata:

- de la pregunta oral al Consejo sobre los progresos realizados en el espacio de libertad, seguridad y justicia (artículos 2 y 39 del Tratado de la Unión Europea), presentada por Jean-Marie Cavada, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (O-0086/2006 - B6-0428/2006), y

- de las declaraciones del Consejo y de la Comisión sobre la política común de inmigración.

 
  
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  Jean-Marie Cavada (ALDE), autor. – (FR) Señor Presidente, señor Rajamäki, señor Frattini, Señorías, antes de responder a la pregunta oral, permítanme que le dé las gracias públicamente, señor Rajamäki, por organizar la reunión ministerial de Tampere, que se ha desarrollado en unas condiciones realmente excelentes.

Como presidente de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, tengo interés en manifestar el firme apoyo del Parlamento Europeo a la propuesta de la Presidencia y de la Comisión de activar la cláusula pasarela prevista en el artículo 42 del Tratado. Esta cláusula pasarela, repito, se creó en el mismo momento en que se confió a la Unión Europea la misión de favorecer la cooperación entre los Estados miembros en materia de seguridad, es decir, cuando se elaboró el Tratado de Maastricht de 1992. No se fijó ningún plazo para la activación de dicha cláusula. En términos generales, basta con que se reúnan las condiciones políticas adecuadas y la confianza recíproca para que se tome esta decisión.

Sorprendentemente, hasta ahora la cláusula pasarela nunca se ha activado, porque con el Tratado de Amsterdam se decidió trasladar directamente al procedimiento legislativo ordinario las políticas de asilo e inmigración y la cooperación judicial en asuntos civiles, y después, con el Tratado de Niza, se facilitó el traspaso al procedimiento de codecisión de las políticas que se habían comunitarizado. Pero la cooperación policial y judicial en materia penal quedó excluida del ámbito de esta comunitarización.

A partir de ahí se plantea la cuestión de saber si, catorce años después del Tratado de Maastricht, se reúnen por fin las condiciones políticas, en forma de confianza mutua, para que los Estados miembros acepten aplicar a este ámbito de cooperación tan sensible el procedimiento de toma de decisiones normal previsto desde Maastricht.

Para el Parlamento Europeo, la respuesta es claramente afirmativa, y ello por tres razones. La activación de la cláusula pasarela permitiría, en primer lugar, reducir el déficit democrático; en segundo lugar, reforzar el Estado de Derecho y, por último, mejorar la efectividad de la toma de decisiones.

Examinemos rápidamente esos tres puntos. Por lo que respecta al déficit democrático, me parece indispensable reforzar el principio democrático según el cual todos los actos de la Unión, sobre todo los que afecten a los derechos y las libertades de las personas, deben adoptarse en asociación con los representantes de los ciudadanos. Existe un déficit grave cuando no es así.

A los partidarios del statu quo, que pretenden que este principio democrático no está ausente del tercer pilar, puesto que los Gobiernos actúan bajo el control de sus Parlamentos nacionales, quisiera responder claramente esto: ¿puede alguien sostener sinceramente que el control parlamentario nacional es suficiente para garantizar el equilibrio democrático cuando se adoptan decisiones, no a escala de una nación, sino de la Unión? Por otra parte, ¿qué pasa entonces con los casos en que no existe dicho control parlamentario, como va a suceder en particular con la renegociación los acuerdos con los Estados Unidos relativos, en particular, a los registros de nombres de pasajeros (PNR), una cuestión extremadamente seria que se decidirá al margen de cualquier control democrático?

Pasemos a la segunda razón, que reside en el principio del refuerzo del Estado de Derecho. Según este principio, todo acto legislativo debe poder someterse a un control de legalidad por parte de un juez. Lógicamente, para la legislación de la UE, dicho juez debería ser el del Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo. Pero el artículo 67 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea y el artículo 35 del Tratado de la Unión Europea introducen tales limitaciones a la competencia de esta jurisdicción que los propios jueces han emitido dudas sobre el respeto del principio del Estado de Derecho para determinados actos legislativos del segundo y tercer pilar. Hay que resolver, pues, esta cuestión.

Veamos, por último, el tercer punto, que es la eficacia de la toma de decisiones. El mantenimiento de la unanimidad impide una toma de decisiones rápida y eficaz, como todos sabemos, y ello incluso cuando la gravedad que las amenazas que se ciernen sobre la UE desde los atentados del 11 de septiembre, los de Madrid y Londres reclaman mucha más rapidez y celeridad en el proceso de toma de decisiones.

Una vez constatados estos tres puntos débiles –difícilmente cuestionables de forma objetiva–, ¿cómo se puede seguir justificando el aplazamiento de una decisión que habría podido tomarse hace ya diez años? Algunos alegan, señor Presidente, que esta cuestión debería resolverse en el marco de la negociación de un nuevo Tratado Constitucional. Es una esperanza, pero ¿podemos permitirnos esperar el resultado de todo ese proceso, que va a durar por lo menos dos o tres años, cuando las amenazas para la seguridad y el control sobre las libertades son permanentes? Sin duda, la cláusula pasarela exigirá la ratificación de los Parlamentos nacionales y ello podría permitir a los más reticentes ganar algún tiempo. Pero esta dificultad puede superarse con un diálogo más profundo con los Parlamentos nacionales, a los que recibiremos, en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, los días 3 y 4 de octubre próximos, es decir, la semana que viene, en un gran encuentro interparlamentario en el que tenemos muchas esperanzas de convencerles.

(Aplausos)

 
  
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  Kari Rajamäki, Presidente en ejercicio del Consejo. (FI) Señor Presidente, Señorías, antes de nada les traigo saludos de Tampere y de mi colega Leena Luhtanen. Quiero empezar dando las gracias al señor Cavada y al señor Gargani por su gran aportación en Tampere. En Tampere celebramos debates abiertos y concretos sobre el desarrollo de la libertad, la seguridad y la justicia. En Tampere hablamos también de ciclismo y el Comisario Frattini dijo que tenemos que seguir pedaleando para no caernos. Algo parecido le ocurre a la Unión Europea. Algunos de mis colegas más críticos dijeron que seguramente podríamos parar la bicicleta sin ningún riesgo, e incluso poner un pie en el suelo para apoyarnos. Finalmente tuve que decir que cuando se sale la cadena, resulta difícil seguir pedaleando. Quizá deberíamos adoptar la filosofía que el señor Cavada parecía abrazar en lo que fue una intervención excelente.

La cooperación dentro de la Unión Europea es importante para reforzar la seguridad de nuestros ciudadanos, pero al mismo tiempo tenemos que garantizar el respeto de las libertades y los derechos fundamentales. En este sentido, es crucial la capacidad de la Unión Europea para funcionar, tomar decisiones rápidas y responder a los retos en su entorno operativo.

La línea política emprendida en el Consejo Europeo de Tampere en 1999 significa que tienen que seguir existiendo altos niveles de cooperación entre la Comisión, el Parlamento Europeo y el Consejo. La Presidencia finlandesa quiere promover el nuevo espíritu de Tampere.

La protección de los derechos fundamentales es una prioridad. Todos los Estados miembros han ratificado el Convenio Europeo de los Derechos Humanos, y el trabajo del Consejo demuestra constantemente la importancia de garantizar el respeto de los principios que establece. Eso se aplica también, por supuesto, a cuestiones tan delicadas como la lucha contra el terrorismo. Quiero insistir en que estos valores son reconocidos en todos los ámbitos, tanto en la acción interna como en las relaciones con terceros países. La creación de Agencia Europea de Derechos Fundamentales está recibiendo una especial atención. Los debates en torno a un Reglamento del Consejo por el que se cree la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europa propuesta han comenzado y el trabajo ha alcanzado ya una fase importante. La Presidencia Finlandesa hará un esfuerzo decidido para que esa agencia se cree antes de principios del año que viene.

Una cuestión importante que se ha planteado es si la Agencia debe o no actuar en ámbitos actualmente acogidos al Título VI del Tratado de la Unión Europea. La Presidencia quiere prestar una especial atención al examen de las competencias de la Agencia en el marco del tercer pilar. A este respecto, esperamos que los Estados miembros se muestren flexibles y podamos encontrar una solución que satisfaga a todos.

El pasado otoño mantuvimos conversaciones muy constructivas en torno a la Directiva sobre la retención de datos, en lo que era una difícil situación, para examinar sus aspectos técnicos, jurídicos y financieros. En seguida nos encontramos en situación de poder responder a las principales cuestiones planteadas por los Estados miembros y el Parlamento Europeo. Creo que se trata de un espléndido ejemplo de cómo pueden tomarse decisiones por mayoría cualificada, teniendo al mismo tiempo como objetivo el consenso. Siguiendo ese ejemplo, queremos que se apruebe lo antes posible la Decisión marco sobre la protección de datos personales dentro del tercer pilar. Queremos concluir la primera lectura de la propuesta durante este mandato de seis meses. El Consejo está ahora considerando a fondo la opinión que el Parlamento Europeo tiene de esta propuesta.

La eliminación de controles en las fronteras interiores –es decir, la ampliación del espacio Schengen– es un objetivo político importante para la creación de un espacio de libertad en la Unión Europea. El proceso de evaluación de Schengen iniciado a principios de este año ha hecho ya posible realizar evaluaciones detalladas de la cooperación en materia policial y de visados en los nuevos Estados miembros, así como de la protección de datos en las fronteras terrestres y marítimas y en los aeropuertos.

Los nuevos Estados miembros tienen que cumplir todas las condiciones para aplicar el acervo de Schengen. Esto implica también la existencia de un Sistema de Información de Schengen viable.

Las inspecciones previstas para este año están ya en marcha. En diciembre evaluaremos sus resultados y decidiremos sobre la necesidad de adoptar medidas adicionales. Hace algún tiempo recibimos un informe de la Comisión sobre el retraso en el progreso técnico del sistema SIS II. A la vista de la última información disponible, debemos examinar con transparencia y honestidad las medidas y los calendarios relacionados con dicho sistema.

La política del Consejo Europeo significa que tenemos la obligación y el deseo de examinar lo que podríamos hacer para acelerar los preparativos de cara a eliminar los controles en las fronteras interiores. La Presidencia finlandesa ha insistido en que se prepare la legislación sobre SIS II conjuntamente con el Parlamento Europeo, y espero que lleguemos a un consenso sobre esto en octubre. Quiero dar las gracias al ponente del Parlamento Europeo, señor Coelho, por su manera estricta pero decidida de enfocar la búsqueda de una solución conjunta.

En un grupo de trabajo de alto nivel en el Consejo, decidimos adoptar también una serie de medidas prácticas para tratar de mejorar la coordinación del proyecto SIS II y la cooperación entre los proyectos nacionales y los preparativos del sistema central, que es responsabilidad de la Comisión.

La Presidencia finlandesa del Consejo planteó esta controvertida cuestión ya en julio, debatiéndose también la semana pasada en Tampere. En la reunión del Consejo prevista para la semana que viene, debatiremos el nuevo calendario de preparativos técnicos para el proyecto SIS II y cualquier solución alternativa realista que podamos tener a nuestra disposición. Así realizaremos el trabajo preliminar para fijar una fecha de eliminación de los controles en las fronteras interiores en el Consejo de Diciembre y en el Consejo Europeo. En el Consejo de diciembre es posible que se examine también la situación general con respecto a las inspecciones Schengen. Haremos todo lo posible por ampliar el espacio Schengen lo antes posible, sin comprometer la seguridad.

El Tratado contiene ya disposiciones sobre procedimientos para ayudar a evaluar interpretaciones de casos acogidos al Título IV del Tratado o la legalidad o interpretación de actos aprobados por las instituciones comunitarias.

De conformidad con el artículo 67 del Tratado, el Consejo decidirá, por unanimidad y previa consulta al Parlamento Europeo, la adaptación de las disposiciones relativas a las competencias del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Este viernes, el grupo de trabajo del Tribunal de Justicia planteará la cuestión por primera vez y, dependiendo de las opiniones que allí expresen los Estados miembros, se decidirá si es necesario o no seguir debatiéndola más a fondo. La Presidencia considera que se trata de una cuestión importante.

Como sabemos, los ciudadanos de la UE esperan con razón que la Unión Europea sea capaz de establecer una cooperación más eficaz en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada. Al mismo tiempo, tenemos que garantizar el respeto a los derechos y las libertades fundamentales.

En virtud del Tratado de la Unión Europea, el Consejo decidirá, por unanimidad y previa consulta al Parlamento Europeo, la aplicación de la cláusula pasarela contemplada en el artículo 42 del TUE y la incorporación al ámbito comunitario, en su totalidad o en parte, de la cooperación policial y la cooperación en la lucha contra la delincuencia. La semana pasada en Tampere se celebró un importante debate sobre este tema entre representantes de los Estados miembros, la Comisión y el Parlamento Europeo, y quiero llamar su atención en particular sobre la opinión firmemente expresada allí por el señor Cavada en el Consejo de Ministros, que coincide no solo mi propia opinión, sino también la del Parlamento Europeo. Fue una contribución muy importante a nuestro debate. Por otra parte, todo el mundo se manifestó allí a favor de una toma de decisiones más eficaz. Estamos decididos a seguir trabajando en este ámbito de acuerdo con las conclusiones del Consejo Europeo. Quiero insistir en que este debate no va en contra del Tratado Constitucional: queremos insistir expresamente en la importancia del Tratado para la creación de un espacio de libertad, seguridad y justicia.

Para que el progreso en asuntos jurídicos y de interior sea visible también en lo que respecta a la seguridad pública, tenemos que asegurarnos de que esos actos se integren plenamente en los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros. Durante nuestro mandato presidencial, trataremos de implantar sistemas para evaluar los asuntos jurídicos y de interior, sobre la base de la comunicación de la Comisión. Además, se han establecido una serie de métodos de evaluación mutua para asuntos relacionados con la delincuencia organizada y el terrorismo.

No todos los Estados miembros han ratificado todavía los Protocolos del Convenio de Europol. El Consejo ha recordado periódicamente a los Estados miembros la importancia de este asunto. Finlandia confía en que el Protocolo entre en vigor a finales de este año.

La cooperación reforzada entre las autoridades policiales y aduaneras ha sido una forma de tratar de crear valor añadido en la seguridad interna en la Unión ampliada. La Presidencia puede anunciar que Finlandia aprobará en un futuro próximo acciones de ámbito nacional que la permitirán ratificar el Tratado de Prüm. Dentro de poco, al menos ocho Estados miembros habrán ratificado este Tratado. Con ello se cumple el requisito mínimo para iniciar una cooperación reforzada de conformidad con el artículo 43 del Tratado de la Unión Europea. Como país que ostenta la Presidencia, trabajaremos para conseguir que el Tratado de Prüm se incorpore al ordenamiento jurídico de la Unión Europea.

El Consejo seguirá debatiendo la Decisión marco sobre los derechos procesales partiendo de la iniciativa de la Comisión. En junio, el Consejo decidió continuar con su trabajo tomando como base la propuesta de compromiso presentada por la Presidencia. Dicha propuesta imponía más restricciones sobre el número y el alcance de los derechos que la propuesta conjunta y se centraba más en los requisitos generales. Estamos tratando también de concluir en el actual mandato de seis meses la primera lectura de la propuesta en lo que respecta a su contenido principal.

En cuanto al racismo y la xenofobia, el Consejo ha sido informado de que los Estados miembros que habían expresado reservas generales respecto al proyecto de instrumento, ya no las tienen. Por tanto, se pueden volver a iniciar conversaciones lo antes posible.

La Unión Europea ha formulado una política conjunta sobre inmigración, control de fronteras y asilo basada en el Consejo Europeo de Tampere y el Programa de la Haya. Dicha política se basa en la solidaridad de los Estados miembros, la confianza mutua y la responsabilidad compartida. Tiene plenamente en cuenta los derechos humanos y fundamentales, entre ellos el Convenio de Ginebra sobre los Refugiados y el derecho a solicitar asilo en la Unión Europea. Los Estados miembros y sus autoridades competentes son responsables de controlar las fronteras exteriores y la inmigración y de llevar a cabo los procedimientos de solicitud de asilo.

En lo que llevamos de Presidencia finlandesa, el Consejo ha tratado de debatir en profundidad cuestiones de inmigración. Así lo hizo tanto durante el Consejo de julio como en la reunión ministerial informal celebrada en Tampere la semana pasada. Los recientes acontecimientos ocurridos en las Islas Canarias y en el Mediterráneo ponen de manifiesto el destino que comparten los países de Europa y la necesidad de un compromiso por parte de todos los Estados miembros. Es fundamental que las instituciones de la Unión –el Parlamento Europeo, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea (Frontex), la Comisión y otras autoridades competentes– actúen con un espíritu de cooperación y coordinación.

La Unión Europea tiene que intensificar sus esfuerzos para dar ayuda práctica a los Estados miembros que soportan la mayor carga en lo que respecta al número de inmigrantes ilegales que llegan a sus fronteras. En relación con esto, la Presidencia presentó en la reunión de Tampere su iniciativa para reforzar la solidaridad europea. En el marco de dicha iniciativa y a cambio de una contribución económica de la UE, se adoptarían procedimientos para garantizar que los Estados miembros respetasen una serie de normas establecidas conjuntamente y asumieran la responsabilidad de los inmigrantes ilegales y los solicitantes de asilo que accedieran a su territorio. El debate sobre la iniciativa de la Presidencia debe continuar, teniendo en cuenta las constructivas conversaciones que hemos mantenido en Tampere.

La ayuda al desarrollo de la Unión Europea y de los Estados miembros es fundamental para eliminar las causas de la migración ilegal. La crisis en el Mediterráneo nos demuestra ahora por fin lo importantes que son las relaciones exteriores en la lucha contra la migración ilegal. El Enfoque Global de la Migración y las medidas principales centradas en África y la región mediterránea, aprobados por el Consejo Europeo el pasado mes de diciembre, proporcionan un marco común para la acción de la UE. De esta forma se reforzará la cooperación entre los Estados miembros y se aumentará el diálogo con los países de África y la cooperación en el conjunto de la región mediterránea. El Consejo Europeo ha pedido a la Comisión que le vuelva a informar sobre el progreso realizado a finales de este año.

El Enfoque Global ha dado lugar a una serie de importantes iniciativas. Entre ellas están la reunión ministerial celebrada en Rabat en julio, las iniciativas de Frontex para intensificar la vigilancia de las costas en el Mediterráneo, y operaciones especiales para ayudar a España y a Malta. La Presidencia está apoyando estas iniciativas, así como la importantísima propuesta de la Comisión relativa a un Reglamento para crear equipos de intervención rápida en las fronteras (el Reglamento «Rabit»).

Una de las grandes prioridades de la Presidencia finlandesa es crear un sistema para el control integrado de las fronteras exteriores y la aprobación de una estrategia al respecto. Además, la Comisión examinará a fondo y con coherencia las cuestiones pertinentes en la comunicación sobre inmigración ilegal presentada en julio.

Para cumplir los objetivos de la inmigración ilegal acordados en Tampere, se han aprobado ya una serie de disposiciones aplicables al estatuto de los residentes de larga duración en un país, el reagrupamiento familiar, la concesión de permisos de residencia a las víctimas del tráfico de seres humanos y la admisión para fines de estudio, formación profesional, voluntariado e investigación científica. El pasado mes de enero, la Comisión aprobó un plan político sobre inmigración legal de conformidad con el mandato contemplado en el Programa de la Haya. Dicho plan tiene también en cuenta el Programa de Lisboa aprobado en julio el año pasado.

Otro avance importante es el programa marco sobre solidaridad y control de los flujos de migración para el período 2007-2013 y los cuatro fondos que se crearán en el marco de dicho programa: el Fondo Europeo para los Refugiados, el Fondo para las Fronteras Exteriores, el Fondo Europeo de Repatriación y el Fondo Europeo para la Integración de Nacionales de Terceros Países. El Consejo está trabajando para llegar a un acuerdo en primera lectura con el Parlamento Europeo respecto a estos importantes instrumentos.

La Presidencia es consciente de que la propuesta de una Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se establezcan normas y procedimientos comunes en los Estados miembros para la repatriación de nacionales de terceros países que estén residiendo ilegalmente es muy importante para una política común de repatriación, pero somos también conscientes de los problemas que tienen que resolverse para llegar a un compromiso sobre las propuestas en un plazo de tiempo razonable. Con el apoyo del Parlamento Europeo y la Comisión, el Consejo ha decidido ya intensificar el debate para concluir las deliberaciones sobre la propuesta.

En cuanto al tema del asilo, está previsto que se inicie un debate sobre la posible manera de mejorar la normativa europea vigente en materia de asilo. La Comisión va a preparar un Libro Verde sobre el futuro del sistema común europeo de asilo. Esto se ha debatido también en Tampere. La Presidencia se ha marcado como objetivo asegurar que las normas mínimas actuales se transformen en unas verdaderas normas comunes sobre asilo y protección subsidiaria. Tiene que reforzarse la cooperación práctica entre los Estados miembros en cuestiones relacionadas con el asilo. El Consejo espera que la Comisión presente una propuesta sobre esta cuestión. El Consejo espera también que la Comisión presente una propuesta legislativa en un futuro próximo sobre la ampliación del estatuto de los residentes de larga duración a los refugiados y a los que obtengan la condición de protección subsidiaria.

El aumento de la transparencia en el trabajo de la Unión es un objetivo fundamental. En junio, el Consejo Europeo decidió la adopción de una serie de medidas para aumentar la transparencia. La Presidencia finlandesa insiste en la importancia fundamental de la transparencia, y propone activamente seguir adelante con el debate sobre la transparencia tomando como base el Libro Verde. La bandera de la transparencia ha ondeado también con fuerza en Tampere.

Por último, con respecto a los centros de detención secretos mencionados por el Presidente de los Estados Unidos de América en unas declaraciones hechas a principios de septiembre, quiero asegurar al Parlamento que el Consejo es consciente de las posibles implicaciones. En una sesión del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores celebrada en septiembre, los ministros expresaron su compromiso de combatir eficazmente el terrorismo con todos los medios y herramientas legales a su alcance. El terrorismo es simplemente una amenaza para un sistema de valores basado en el Estado de Derecho.

Los derechos humanos y las normas humanitarias tienen que ser respetados en la lucha contra el terrorismo. Como ya dije en una reunión celebrada en agosto en Londres, no podemos permitir ni una sola victoria al terrorismo y a sus esfuerzos por socavar nuestros derechos y valores fundamentales. En el Consejo de Justicia y Asuntos de interior celebrado en julio dije que me parecía fundamental que los Estados miembros insistieran también en la necesidad de elaborar un informe sobre los vuelos de la CIA que transportan presos, con el fin de fortalecer la base de una cooperación más confidencial y viable en materia de seguridad.

Señorías, lamento que mi intervención haya durado tanto, pero llevo 24 años dedicado al trabajo parlamentario. Cuando uno tiene la oportunidad de hablar ante una audiencia tan agradable, puede pensar que ha hablado demasiado, pero solo quiero decir para terminar que nuestros ciudadanos esperan de la Unión Europea seguridad, más eficacia en la toma de decisiones y capacidad para responder rápidamente a los nuevos retos. Insistirán además en que debemos ser capaces de combatir la delincuencia organizada y el terrorismo, y de controlar eficazmente los flujos de migración y nuestras fronteras externas comunes. Es responsabilidad nuestra y un reto para la competencia de los parlamentarios, tanto en el Parlamento Europeo como en los Parlamentos nacionales, responder conjuntamente a la demanda impuesta a Europa de convertirse en un espacio de justicia y seguridad para todos.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente. Muchas gracias, señor Rajamäki. El Consejo y la Comisión no tienen límite de tiempo. Por lo tanto, pueden aprovechar la oportunidad para extenderse todo lo que crean necesario y oportuno, pero el día sigue teniendo veinticuatro horas.

 
  
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  Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. (EN) Señor Presidente, en primer lugar quisiera expresar mi profunda satisfacción por la excelente cooperación con la Presidencia finlandesa, sobre todo con el señor Rajamäki y la señora Luhtanen, así como con el Parlamento Europeo, especialmente con la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior y el señor Cavada.

Aplicar y seguir desarrollando el Programa de La Haya es un objetivo común. Ello requiere una toma de decisiones eficaz y prioridades políticas claras para marcar realmente la diferencia. El objetivo político estratégico sigue siendo encontrar el equilibrio adecuado entre la mejora de la seguridad de los ciudadanos y la defensa de los derechos individuales de las personas. Como bien saben, la semana pasada en Tampere discutimos los principales desafíos en materia de libertad, seguridad y justicia, y la mejor forma de abordarlos.

Está claro que la lucha contra el terrorismo y la gestión de los flujos migratorios son en la actualidad las principales prioridades de la Unión Europea. Como destaqué en Tampere, considero que nuestros esfuerzos en la lucha contra el terrorismo a escala europea deben concentrarse en ámbitos clave como la lucha contra la radicalización y el reclutamiento, el mal uso de Internet por parte de los terroristas, la prevención y la detección de la utilización ilegal de explosivos, la protección de infraestructuras fundamentales, la preparación biológica y la seguridad en el transporte.

También estoy convencido de que cualquier nueva medida de seguridad, en especial en relación con el transporte aéreo, no debería generar una reacción desproporcionada, puesto que, desde mi punto de vista, ello supondría una victoria para el terrorismo. La seguridad ocupa un lugar central en mi acción y evaluaremos cuidadosamente los efectos y la proporcionalidad de cada decisión tomada en este ámbito. La lucha contra el terrorismo y la defensa de los derechos individuales deben ir de la mano.

En lo que respecta a la inmigración, la Comisión ha decidido establecer un Grupo de Comisarios sobre Cuestiones de Migración. Tengo el privilegio de coordinar dicho grupo, que aúna todos los ámbitos políticos relevantes para la gestión de las migraciones: desde la justicia y los asuntos interiores hasta el desarrollo, el empleo, la educación y la formación, la política regional, los asuntos económicos, las relaciones exteriores y la política de vecindad europea. Un planteamiento tan amplio como este incluye la inmigración legal e ilegal, así como la integración. La solidaridad, en forma de apoyo financiero y el despliegue de expertos y equipamientos en nuestras fronteras compartidas, también es un elemento esencial de este planteamiento. Aunque el aspecto central es claramente la inmigración procedente de África, este planteamiento debe tomar en consideración los movimientos migratorios de otras regiones del mundo, en particular de nuestros vecinos orientales, algunos de los países donde se originan muchas clases de tráfico ilegal.

Como bien saben, en materia de inmigración ilegal hemos tomado recientemente muchas medidas prácticas, sobre todo en relación con los flujos migratorios que afectan a los Estados miembros del sur de la Unión Europea. En particular, Frontex ha demostrado ser muy activa en la coordinación de la asistencia a los Estados miembros en cuestión, por ejemplo en las Islas Canarias, y se están planeando operaciones adicionales a corto plazo en la zona mediterránea central.

Solidaridad significa prestar ayuda práctica a los Estados miembros bajo presión. Necesitamos fondos, equipamientos, barcos, helicópteros y aeroplanos. Por ejemplo, para el periodo 2007-2013, la Agencia Frontex contará con 272 millones de euros, una cifra que considero insuficiente para hacer frente al fenómeno creciente de la inmigración. El año que viene, el presupuesto de la agencia será de aproximadamente 21 millones de euros. Espero que el Parlamento esté de acuerdo en un incremento adicional de la dotación financiera.

A través del programa ARGO se ha proporcionado ayuda financiera adicional a los Estados miembros más afectados, en particular España, Malta e Italia. En este sentido, quisiera mencionar que la semana pasada la Comisión decidió financiar seis proyectos de emergencia en dichos países.

La Comisión también ha aprobado un paquete de medidas para ayudar a Mauritania en sus esfuerzos por contener el flujo de inmigrantes ilegales a las Islas Canarias en virtud del Mecanismo de Reacción Rápida. Y haremos lo mismo respecto a otros socios importantes del África subsahariana, como Senegal.

Por lo que respecta a la gestión de la frontera marítima exterior en el sur, en el Consejo informal de Tampere presenté un conjunto de recomendaciones para la adopción inmediata de medidas operativas, es decir, antes del verano de 2007. Entre dichas recomendaciones destacan: en primer lugar, la creación de un centro de mando operativo en las regiones relevantes para coordinar una red de patrullas costeras en el Mediterráneo; en segundo lugar, el análisis del establecimiento de un sistema de vigilancia europeo con el fin de enlazar los sistemas de vigilancia nacionales vigentes; en tercer lugar, la creación de un fondo común de equipos mediante la puesta a disposición por parte de todos los Estados miembros de equipos que puedan facilitarse rápidamente al Estado miembro que solicite ayuda; en cuarto lugar, estudiar opciones para la creación de un equipo de expertos en solicitudes de asilo que actúe en estrecha colaboración con las organizaciones internacionales, sobre todo con las Naciones Unidas; en quinto lugar, aprovechar al máximo los instrumentos financieros actuales y futuros.

Las medidas anteriores tienen por objeto el refuerzo de la capacidad comunitaria de gestionar y prevenir el tipo de situaciones de las que hemos sido testigos este año, y deberían adoptarse paralelamente a la aplicación del planteamiento global sobre inmigración adoptado por el Consejo Europeo en diciembre pasado. Se trata de garantizar una respuesta política inmediata, basada en una solidaridad europea tangible, y subrayo la palabra tangible, así como en un reparto de responsabilidades y cargas. Ello significa, como recientemente destacamos el Presidente Barroso y yo en Tampere, que es de suma importancia que todos los Estados miembros continúen trabajando juntos en un espíritu de solidaridad, sobre todo para ayudar a los Estados miembros meridionales más afectados en estos momentos por la inmigración ilegal procedente de África. Debe quedar absolutamente claro que es tarea de los Estados miembros proporcionar los equipos necesarios para que las operaciones conjuntas sean un éxito. Hemos dado el primer paso, pero solo el primero; la magnitud del problema es tal que todavía queda mucho por hacer.

En este sentido, también espero que la primavera próxima la Unión Europea pueda hacer uso de los equipos de intervención rápida fronteriza, que serán equipos de expertos nacionales que, coordinados por Frontex, prestarán asistencia técnica y operativa urgente a los Estados miembros que la necesiten.

Abordar la inmigración desde una perspectiva integral también implica desarrollar un planteamiento estructural y el refuerzo de la inclusión de la inmigración en las políticas exteriores europeas. Ello incluye examinar las causas profundas de la inmigración y las cuestiones de desarrollo.

La Comisión está realizando grandes esfuerzos por convertir la inmigración en una parte integral de su política de desarrollo y está colaborando en especial con países africanos en esta cuestión. Sobre todo debemos dar prioridad a la aplicación del plan de acción acordado en Rabat en julio pasado y a la preparación de una conferencia europeo-africana útil y efectiva sobre inmigración con la Unión Africana, que se espera celebrar en noviembre en Trípoli, Libia.

También debemos reforzar nuestra cooperación con los países del norte de África, en particular Argelia, Marruecos y Libia, sobre cuestiones migratorias, incluido el asunto de la protección internacional, que requiere una respuesta regional. En este sentido, tanto los Estados miembros de la UE como los países del norte de África deben asumir la responsabilidad de aquellos que necesiten protección internacional, incluidos los solicitantes de asilo.

La protección de los refugiados es otra parte importante de mi cartera, y me complace anunciarles que en las próximas semanas se dará inicio a dos programas regionales específicos. También debemos garantizar que los inmigrantes ilegales sean repatriados a sus países. En este sentido, la Comisión está dispuesta a apoyar los esfuerzos de los Estados miembros desde el punto de vista político, diplomático y financiero, respetando a la vez plenamente la dignidad individual de las personas.

Tampoco debemos olvidar otro importante elemento de la lucha contra la inmigración ilegal: la necesidad de intensificar la lucha contra el trabajo ilegal, pues se trata de un factor clave del efecto llamada de la inmigración ilegal. Como se mencionó en la comunicación de la Comisión relativa a la inmigración ilegal del mes de julio, en la actualidad estamos planteándonos la posibilidad de elaborar un instrumento legislativo con miras a armonizar las sanciones contra las empresas que contraten a inmigrantes ilegales. Por supuesto, los Estados miembros deberían tomar medidas inmediatas en este sentido para hacer frente a la cuestión del trabajo ilegal.

En relación con la migración económica legal, debo hacer hincapié en que la aplicación del Plan de Política en Materia de Migración Legal es una prioridad para la Comisión y para mí personalmente. Mediante la eliminación del trabajo ilegal y la creación de procedimientos de admisión para los inmigrantes legales, Europa establecerá un círculo virtuoso o, por decirlo de otra forma, una estructura de incentivos positiva.

La Comisión está convencida de la necesidad de un planteamiento común para gestionar la migración económica como un medio adicional de alcanzar los objetivos de Lisboa y contrarrestar los efectos negativos del envejecimiento demográfico, con el fin de fomentar la economía y la competitividad europeas. En particular, para contribuir al crecimiento económico, es fundamental que ante todo Europa se convierta en un polo de atracción real para inmigrantes altamente cualificados. La idea de proponer una directiva relativa a las condiciones de admisión a la Unión Europea para trabajadores altamente cualificados, incluida la posibilidad de una tarjeta verde europea, responde a esta necesidad económica.

Europa sigue recibiendo únicamente mano de obra poco cualificada o carente de cualificación alguna, mientras que los Estados Unidos, Canadá y Australia, por ejemplo, son capaces de atraer a inmigrantes con talento. No obstante, al mismo tiempo considero que es preciso tomar medidas apropiadas para evitar el riesgo creciente de una fuga de cerebros de los países más pobres. Una propuesta de directiva relativa a los derechos laborales de los inmigrantes legales constituye el otro pilar de la política de la Comisión en este ámbito para el año próximo. Ambas propuestas se presentarán en la segunda mitad de 2007 bajo la Presidencia portuguesa.

Por último, quisiera destacar otro elemento importante de la política de inmigración europea: la integración de los inmigrantes. Como se ha puesto de relieve en la Agenda Común para la Integración, que presenté en septiembre de 2005, es fundamental realizar un mayor esfuerzo de integración para que la política común europea de inmigración dé sus frutos. Espero firmemente que, una vez que el Consejo aprobó en Luxemburgo este planteamiento europeo global respecto a la inmigración, el mismo planteamiento común europeo sea aprobado también en el máximo nivel político por el Consejo Europeo en Lahti.

Permítanme que me refiera a la «cláusula pasarela». En Tampere, como acaban de decir el Ministro Rajamäki y el señor Cavada, también discutimos cómo mejorar la toma de decisiones en materia de seguridad y justicia, sobre todo mediante la «cláusula pasarela». Como bien saben, la posición de la Comisión siempre ha sido muy cercana a la del Parlamento en esta cuestión, pues consideramos que la «cláusula pasarela» es un instrumento apropiado e importante para que la Unión y los Estados miembros garanticen una mayor eficacia, transparencia y responsabilidad en el proceso de toma de decisiones, además de una mayor legitimidad democrática, dado el papel más importante del Parlamento.

El debate en Tampere ha sido muy abierto y constructivo. Todos los Estados miembros, incluso aquellos que todavía se muestran reacios, estuvieron de acuerdo en la necesidad de seguir adelante. Aunque algunos de ellos expresaron su temor por el hecho de que ahora una decisión sobre la «cláusula pasarela» adelantaría el debate sobre el relanzamiento del proceso constitucional, considero que este no es el caso.

Estaremos entre los primeros en acoger con satisfacción un resultado positivo del estudio que la Presidencia alemana pretende llevar a cabo en 2007 y le prestaremos nuestro pleno apoyo. No obstante, debemos prepararnos para una situación en la que posiblemente la «cláusula pasarela» sea la única forma de abordar la necesidad urgente que todos compartimos. Estoy de acuerdo en que necesitamos la Constitución, pero si esperamos es posible que nos encontremos paralizados. En cualquier caso, como bien saben, cuando la Constitución entre en vigor la «cláusula pasarela» se incorporará a ella de forma automática.

Estuve de acuerdo con el Ministro Rajamäki cuando en Tampere dijo que Europa es como un ciclista: o sigue pedaleando o se cae a suelo. Y es que mi compatriota Bettini ganó hace unos días el Campeonato Mundial de Ciclismo únicamente porque pedaleó más rápido que los demás.

En consecuencia, debemos continuar esta discusión política tan importante, a partir de la buena voluntad común mostrada por todos los Estados miembros en Tampere. En el próximo Consejo de Justicia y Asuntos de Interior, que tendrá lugar dentro de unos días en Luxemburgo, tendremos la oportunidad de decidir cómo hacer avanzar este importante expediente.

Finalmente, los ciudadanos sí quieren más Europa, pues entonces podría ser más eficaz en la toma de decisiones. Profesionales, jueces, abogados y autoridades policiales también quieren instrumentos más eficaces para luchar contra la delincuencia organizada y el terrorismo. Hablando claro, no podemos permitir que la sociedad civil avance más rápido que nuestras estrategias y políticas. Si queremos ser creíbles, debemos responder ahora y no solamente después de sucesos trágicos, tal y como ha ocurrido en el pasado.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente. Agradecemos al Vicepresidente de la Comisión su explicación de lo sucedido en Tampere y la visión optimista de lo allí ocurrido que nos transmite.

Vamos a conocer ahora las opiniones de los Grupos políticos. Recuerden que los diputados sí tienen limitado el uso del tiempo.

 
  
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  Eva Klamt, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la gestión de los flujos migratorios y, por consiguiente, el control de la inmigración en la Unión Europea, se encuentra entre los problemas más acuciantes a que tenemos que enfrentarnos, y no hace falta decir que hacerlo implica mirar más allá de nuestros estrechos horizontes nacionales, pero que eso no significa que podamos limitarnos a un análisis europeo y a enfoques europeos. La cooperación con los países de tránsito y los países de origen y la ayuda que se les da son parte de la solución, pero lo que se necesita también es un enfoque integrado, porque hay que regular la inmigración y esto no puede ser un asunto solo de política interior; únicamente se podrán encontrar soluciones con los esfuerzos conjuntos en varios ámbitos políticos.

El Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos ha reclamado durante mucho tiempo una política de inmigración que tenga en cuenta las necesidades y derechos de otros Estados miembros. Por ejemplo, no se puede llevar a cabo una legalización masiva sin informar o consultar a otros, para después buscar ayuda de la Unión Europea una vez que la acción comience a atraer emigrantes. Es fundamental que la política de inmigración nacional tenga en cuenta sus efectos en otros Estados miembros.

Hay que decir, sin embargo, que convertir un ámbito político –en este caso el de la inmigración– en parte de la política de la Comunidad, lo que implica someterla a codecisión, no es una panacea. Hay seguramente muchos problemas que nos afectan a todos, pero hay por lo menos otros tantos que son de carácter específicamente nacional, regional o incluso local. Para muchos, uno de los atractivos de una política comunitaria sobre emigración económica es que no solo extiende sus propios poderes, sino que también puede ayudar en la aplicación de una política de inmigración para la que no ha habido un apoyo mayoritario a escala nacional, pero esta motivación no tiene en cuenta el derecho de los Estados miembros a que se aporten soluciones adecuadas; ninguna política puede tener éxito a menos que los ciudadanos de nuestros Estados miembros puedan contribuir a elaborarla.

(Aplausos)

 
  
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  Martin Schulz, en nombre del Grupo del PSE.(DE) Señor Presidente, Señorías, nosotros, en nuestro Grupo, hemos pasado mucho tiempo discutiendo cómo vamos a enfocar el debate de hoy. La última vez que tomé la palabra en esta Cámara para intervenir en un debate sobre política interior y de seguridad fue cuando hablé de la orden de detención europea y el plan de instauración de la figura del Fiscal europeo, después de lo cual tuve una enorme bronca con el Presidente en ejercicio del Consejo. No deseo repetir la experiencia hoy, pero tengo que decir al Presidente en ejercicio y al Comisario que tampoco voy a tener pelos en la lengua.

Mirando alrededor puedo ver al señor Kirkhope, al señor Pirker, a la señora Klamt, al señor Watson, a la señora Lambert y a la señora Roure; como yo, todos ellos se sentaban aquí hace seis años, cuando todos nosotros decíamos exactamente las mismas cosas. Por aquel entonces, el señor Watson era el presidente de la comisión parlamentaria y el Comisario era un tal señor Vitorino, quien, como continuación de Tampere, nos presentó lo que se llamaba un marcador, que incorporaba todas las medidas que usted, señor Presidente en ejercicio, y usted, señor Comisario, han descrito. El marcador debía su nombre al hecho de que especificaba explícitamente plazos de tiempo, con la medida A que los Estados miembros tenían que transponer en el periodo B, y el informe de la Comisión que debe llegar al Consejo en el periodo C, y así sucesivamente.

¿Por qué entonces, seis años después, estamos sentados nuevamente en esta Cámara discutiendo las mismas cuestiones, por ejemplo la cláusula pasarela? Hace seis años, estábamos llenos de optimismo cuando discutíamos las disposiciones del Tratado de Niza en el sentido de que, de 1999 en adelante, y entrando en vigor cinco años más tarde –es decir, en 2004–, previa votación unánime del Consejo, las áreas políticas que discutimos hoy deberían estar sujetas al procedimiento de codecisión, pero, dos años más tarde, todavía no ha pasado nada.

La señora Klamt ha abordado una cuestión importante al decir que no debemos, en lo que se refiere a la integración o a la tramitación de las peticiones de asilo, interferir con los poderes de las autoridades nacionales, locales y regionales, pero tampoco podemos tolerar una situación en la que las normas y reglamentos de la Comunidad sean indispensables pero no avancen. Los flujos de migrantes que llegan a las costas del sur de Europa, que discutimos hoy, no deben tratarse solo con medidas restrictivas; exigen un enfoque que combine medidas contra el crimen organizado, medidas que confieran a los inmigrantes un estatuto legal y una política de integración coordinada. Esto no es nuevo para ninguno de nosotros. ¿Por qué, entonces, se niegan los Estados miembros a aplicar las propuestas que el Comisario Frattini acaba de describir? Creo que sé la respuesta a esta pregunta. La razón por la que se niegan a hacerlo es que estos ámbitos políticos –la seguridad de las fronteras exteriores, el asilo, la legislación en materia de ciudadanía, la libertad de establecimiento y de circulación, la política en materia de policía y justicia– les dan la oportunidad de decir a sus ciudadanos: «Somos nosotros –y nadie más– los que mantenemos las riendas del poder en este Estado.» Durante quince años, los Estados han retrocedido desde la cesión de soberanía que suponía la transferencia de esos derechos a la Unión Europea, y puedo entender por qué lo hacen, ya que implica, en cierto modo, la entrega de poder nacional, pero esta entrega de un poco de poder debe contraponerse a la perspectiva de la migración, la trata de personas, la inmigración incontrolada y los problemas que acarrea el hecho de dejarlos prolongarse en el tiempo. Durante diez años, los Ministros de Interior de la Unión Europea no han hecho nada de esto, y hay que acabar con esta situación.

Por esta razón el enfoque al que se refiere nuestra pregunta, y las respuestas que nos han dado –especialmente por el Comisario Frattini– son correctos, pero es hora de ponernos manos a la obra.

(Aplausos)

 
  
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  Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, quisiera dar las gracias al señor Cavada por su pregunta oral, la oportunidad de celebrar este debate y el excelente trabajo que él y sus colegas realizan en su comisión.

Tuve el honor de presidir dicha comisión en la época de la reunión del Consejo de 1999 en Tampere. He observado el proceso de Tampere a Tampere, han sido siete años de vacas flacas. Algo similar a lo que dijo una vez un crítico sobre la obra de teatro de Samuel Beckett Esperando a Godot: «Es una obra en dos actos en la que no pasa nada dos veces».

Saludo los esfuerzos del Comisario Frattini y de la Presidencia finlandesa por seguir intentando convencer y engatusar a los Estados miembros. El señor Rajamäki ha hablado de inyectar nueva vida al espíritu de Tampere, cosa que es urgentemente necesaria. Pero el hecho es que el país que conozco mejor lo fastidió todo cuando insistió en disponer de tres pilares. Ahora otros países bloquean el proceso de reparación. A menos que seamos capaces de introducir la «cláusula pasarela», no contaremos nunca con una política creíble de justicia y asuntos de interior. Seguiremos teniendo una política que se asemeja a una bicicleta cuando lo que necesitamos es una Ducati.

Los Estados miembros están ahí sentados, en sus fortalezas medievales, con los puentes levadizos recogidos. En nombre de la soberanía nacional están reforzando la anarquía global. Nuestros ciudadanos exigen algo mejor.

En el primer periodo de construcción de la Unión Europea, los líderes políticos iban por delante de la opinión pública. Su idea de liderazgo consistía en dibujar la visión de la Europa que deseaban, dirigiendo a las personas hacia ella. Puede tratarse de una estrategia peligrosa, pero mucho menos peligrosa que, como ha destacado usted, señor Comisario, ir por detrás de la opinión pública. Nuestros ciudadanos se preguntan: ¿por qué no hay una política de inmigración para evitar la tragedia humana de la que somos testigos en nuestras costas meridionales? ¿Por qué no compartimos datos de nuestros servicios de inteligencia sobre actividades criminales en la lucha contra el terrorismo o las drogas? ¿Por qué no hay ningún acceso a la justicia para las víctimas de la delincuencia transfronteriza o las crisis conyugales transfronterizas? Cuando los Ministros se reúnen, como dijo una vez Abba Eban en un contexto diferente, nunca «pierden la oportunidad de perder una oportunidad».

Queremos que se preste mayor atención a los valores europeos. Puede que no tengamos Constitución, pero disponemos de la Carta de los Derechos Fundamentales. Señor Rajamäki, usted dijo que los derechos humanos son asuntos prioritarios del Consejo y que se tomarán plenamente en consideración. ¿Está usted seguro? ¿Qué sucede con la saga de las prisiones secretas de la CIA, una cuestión para la que esta Cámara iba a establecer una comisión sobre entregas extraordinarias para ver si es necesario aplicar el artículo 7? ¿Qué hay acerca de la cuestión del PNR (registro de nombres de los pasajeros), donde el acuerdo de 2007 para sustituir la solución parche que ha ideado usted este mes debe formar tándem con la decisión marco sobre la protección de los datos personales? ¿Y qué nos dice sobre las garantías mínimas de procedimiento para sospechosos en procedimientos penales? ¿Por qué está esa cuestión todavía en el fondo de la bandeja de asuntos pendientes?

Por supuesto que se han hecho algunos avances, pero con demasiada frecuencia la Unión se parece al mimo Marcel Marceau, quien da la impresión de estar escalando una pared pero que en realidad no se dirige a ninguna parte. Quiero que el señor Frattini y la Presidencia lleven al Consejo del 6 de octubre el mensaje de que Europa exige algo mejor.

(Aplausos)

 
  
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  Monica Frassoni, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (IT) Señor Presidente, Señorías, el Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea está a favor de que estos asuntos formen parte del procedimiento comunitario desde que el Tratado de Maastricht inventó el sistema de pilares, que en teoría solo pretendía ser temporal pero en realidad ha resultado ser totalmente definitivo.

Los procedimientos no lo son todo, sin embargo, y me pregunto qué política aplicarán ahora en estas cuestiones el Parlamento, el Consejo y la Comisión. La prioridad parece consistir en reducir, rechazar, constreñir y eliminar, y es curioso señalar que este debate comenzó con el Comisario hablando de terrorismo y manteniendo que la seguridad debe ser nuestra prioridad principal. Pienso que esto lo dice todo, entre otras cosas lo que muchos de nuestros líderes piensan que constituye una prioridad.

A pesar de las fronteras, los riesgos terribles y la siempre creciente tolerancia de violaciones del Derecho internacional, no lograremos parar la inmigración, y este debe ser un punto que todos tengamos suficientemente claro. Francamente, señor Comisario, no me gusta cuando abusa usted de la palabra «solidaridad», especialmente cuando quiere decir «ayudar a los Estados miembros a negar la entrada en las fronteras a las personas que llegan en un estado desesperado, sin derecho alguno».

Quisiera señalar también que, al adoptar este enfoque, hemos eliminado sin duda el riesgo de que, si negamos la entrada en las fronteras a las personas que llegan en barco, estemos violando seriamente el derecho de muchos de ellos a buscar asilo, en la medida en que se les mande directamente de vuelta al lugar del que proceden.

Las legalizaciones masivas, que condena no únicamente la señora Klamt, sino también el señor Frattini, son resultado directo de la política que dice «la inmigración cero es posible», pero que esconde una auténtica realidad, a saber, que necesitamos inmigrantes.

Señor Frattini, señor Rajamäki, no sé si es verdad que la mayoría de los inmigrantes ilegales que vienen a nuestros países no están cualificados. Conozco casos de profesores de historia y de electricistas: personas cualificadas que vienen aquí pero no pueden encontrar un empleo para trabajadores cualificados, porque llegan mezclados obviamente con personas que no tienen ningún tipo de cualificación; en mi opinión, decir que el problema es el de privar a los países en desarrollo de personas que pueden, en lugar de eso, ayudar a esos países a salir de su estado de subdesarrollo es el mensaje que no debe enviar la Unión Europea.

Finalmente, señor Rajamäki, señor Frattini, quisiera que nos comunicaran sus ideas sobre el asunto de los acuerdos con terceros países. Mi Grupo y yo estamos muy preocupados por este asunto; sabemos que algunos de los Estados miembros, como Francia, España e Italia, mantienen pactos entre las fuerzas de policía para negociar secretamente acuerdos con terceros países que no dan ninguna garantía con respecto a los derechos de las personas; sabemos muy bien que esos países violan muy a menudo deliberadamente los derechos no solo de sus propios ciudadanos, sino también de migrantes. Esto es en particular el caso de Libia, a la que el señor Frattini acaba de expresar su deseo de donar una gran suma de dinero. Personalmente, quisiera que dedicara un poco de tiempo a explicar qué tipo de democracia y publicidad se necesita para acuerdos como este.

(Aplausos)

 
  
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  Giusto Catania, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señor Presidente, Señorías, me parece que después del fracaso de la cumbre informal de Tampere de la pasada semana se ha tomado la decisión no solo de dejar de pedalear, sino quizás también de apoyar la bicicleta contra la pared. El debate de hoy comparte también esta característica: la lucha contra el terrorismo, los vuelos de la CIA, el PNR y la cooperación policial se mezclan con la inmigración.

Solamente cuando nos demos cuenta de que el asunto de la inmigración debe disociarse de las políticas represivas, de las medidas de criminalización de los migrantes y de los métodos usados para combatir el terrorismo y el crimen organizado, será posible mantener un debate serio sobre una política común de la Unión Europea en materia de inmigración.

También debemos desterrar de nuestro debate cualquier referencia a una invasión: el apelativo de «invasión» es falso e infundado; todos sabemos que solamente el 15 % de los inmigrantes ilegales vienen por mar desde África y que todos los demás vienen por tierra o por avión. Ese es también el caso en España e Italia, teniendo en cuanta incluso el número de emigrantes que llegan a las Islas Canarias o a Lampedusa.

Hemos de empezar a utilizar de nuevo canales legales. Como decía el Libro Verde de la Comisión: «Necesitamos 20 millones de trabajadores inmigrantes de aquí a 2030.» Así que hagamos lo necesario para dejar entrar a esas personas, en lugar de dejarles que se ahoguen en el mar. No entendemos qué hizo Frontex este verano para evitar que la gente muriera.

Europa no puede adquirir el renombre de devolver masivamente a inmigrantes ni podemos permitir que el Atlántico y el Mediterráneo se conviertan en cementerios al aire libre.

Tengo una propuesta que hacer al señor Frattini: construyamos un monumento en eterna memoria de los emigrantes ahogados en el mar. Dentro de pocos meses, será el décimo aniversario de la primera muerte reconocida de migrantes en el mar, cuando un barco que llevaba a casi 400 emigrantes se hundió cerca de Porto Palo, entre Malta y Sicilia. ¡Hagamos un gesto humanitario! Construyamos un monumento, una tumba colectiva simbólica para las mujeres y hombres desconocidos que murieron en el mar por buscar un futuro mejor.

Como pudiera haber dicho un gran poeta romano, «construyamos un monumento colectivo más duradero que el bronce». Cuando se trata de tener un debate serio sobre inmigración, este es probablemente el gesto más poderoso, más práctico que Europa puede hacer ahora.

 
  
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  Romano Maria la Russa, en nombre del Grupo UEN. – (IT) Señor Presidente, Señorías, ya he tomado la palabra en muchas ocasiones en esta Cámara para subrayar la urgente necesidad de una política común de inmigración, y me complace tomar nota de las recientes iniciativas emprendidas a escala de la Comunidad y de la reciente liberación de fondos destinados a los países golpeados por la crisis.

El hecho de que los Estados miembros –que ahora se han cerciorado, aunque quizás con retraso, de las incontables muertes trágicas en el Mediterráneo– tomen conciencia gradualmente de que la emigración ya no afecta solo a los Estados fronterizos de la Unión Europea y que los objetivos generales del crecimiento económico solo pueden conseguirse dentro de un clima general de seguridad, no es en absoluto trivial. Esta comprensión puede persuadirles finalmente de que compartan en pie de igualdad la responsabilidad y las cargas financieras de la gestión de nuestras fronteras. Es un compromiso real y queda también demostrado por el aumento de recursos financieros que aportará la Unión Europea en el curso de los próximos siete años con el fin de crear un espacio de libertad, seguridad y justicia.

Otro aspecto positivo es la elaboración de un programa específico destinado a controlar los flujos migratorios con fondos ad hoc destinados a repatriaciones, refugiados e integración. Igualmente importante es la creación de una agencia de gestión de fronteras, que por desgracia todavía no tiene suficiente personal, pero espero que vaya gozando gradualmente de mayor atención y financiación.

Espero que al dar este paso podamos crear normas mínimas comunes para combatir la inmigración ilegal y controlar la inmigración legal y que podamos formular una política creíble que respete los derechos de los individuos. Sin embargo, una política creíble solo puede ser rigurosa; no hay lugar para una política europea que promueva legalizaciones masivas y que reparta indiscriminadamente derechos de ciudadanía.

Es ampliamente conocido en estos tiempos no solo que las legalizaciones no permiten resolver los problemas si no se mejoran las circunstancias de los inmigrantes, sino que, por el contrario, casi siempre los exacerban, simplemente al fomentar la marginación y extender el crimen, que a menudo desemboca en terrorismo.

Finalmente, ser creíble significa reafirmar los ideales de solidaridad y salvaguardia de las libertades de la UE, asociando esto al respeto de la ley. La UE nunca se negará a ayudar a los necesitados y a los que quieran integrarse de verdad, pero en lo que se refiere a los que quieren exportar violencia, cultura, valores y religiones, debemos aplicar el principio de «tolerancia cero»; puede no gustarnos, pero a veces es cuestión de vida o muerte.

 
  
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  Johannes Blokland, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señor Presidente, la cumbre informal de la pasada semana en Tampere dejó clara una cosa: los Estados miembros tienen discrepancias de fondo sobre el modo de abordar la inmigración ilegal. Todos ven que necesitamos una solución, pero las opiniones difieren en cómo proceder. Esta es la razón por la que los Estados miembros prefieren transferir la cuestión de la inmigración a las mesas de negociación europeas, y así es como se repite la historia.

A finales de la década de 1990, los Países Bajos y Alemania, que se enfrentaban a importantes problemas con la afluencia de solicitantes de asilo, insistían en la solidaridad y la distribución de la carga. Francia, España y Portugal, sin embargo, obstruían todas las soluciones a escala europea, mientras que los Estados miembros no respondían a las peticiones de ayuda. Sin embargo, la solución debe encontrarse en el nivel europeo. Un mercado común con un espacio compartido en el que los ciudadanos puedan circular libremente exige una seguridad coherente de sus fronteras exteriores y un acceso regulado a ese espacio.

Una política europea en materia de inmigración ilegal es necesaria, con tal de que los países dejen de actuar independientemente. Si las autoridades españolas pueden conceder a 700 000 inmigrantes ilegales una amnistía sin consultar a otros Estados miembros, entonces España no puede esperar ayuda de otros Estados miembros.

Finalmente, el Presidente Bush ha reconocido la existencia de prisiones secretas de la CIA. Hasta hoy, sin embargo, no está claro en qué países estaban situadas estas prisiones, y si alguna de ellas estaba en la Unión Europea. Quisiera oír del Consejo y de la Comisión qué pretenden hacer para despejar esta incertidumbre.

 
  
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  Jean-Marie Le Pen (NI).(FR) Señor Presidente, al regularizar a un millón y medio de inmigrantes clandestinos en 2005, España e Italia provocaron una enorme afluencia de personas procedentes de África, el continente más cercano a Europa occidental y una especie de suburbio de París.

España, acusada con razón de irresponsabilidad por la regularización masiva de inmigrantes clandestinos, responde arguyendo que la mayoría de los africanos que llegan a Canarias –25 000 desde principios de año– son francófonos que aspiran a ir a otros países. En estas condiciones, se comprende que el desastroso Convenio de Schengen, aplicado desde 1985, deba ser derogado, pues permite a cualquier clandestino que llegue a España o Italia, o a otra parte, y sea regularizado, entrar en Francia y beneficiarse aquí de todas las ventajas sociales.

El señor Sarkozy, que ha faltado a ocho de los diez últimos Consejos de Ministros de Interior, no está en condiciones de criticar a España, en un tiempo en que Francia es favorable a la supresión de la unanimidad para la cooperación judicial y policial, es decir, al abandono de uno de sus poderes soberanos. Vigilar nuestras fronteras es una exigencia crucial en un momento en que la inmigración es un fenómeno mundial. No se puede confiar a otros la tarea de controlar miles de kilómetros de costa o de fronteras terrestres, que ya vemos hasta qué punto son permeables. Las insuficiencias de los Estados no podrá suplirlas Frontex, ese chisme europeo que se supone que vigila las fronteras de Europa.

Si no se trata el problema de la inmigración en la fuente y se define una gran política de desarrollo, seguiremos acogiendo a millones de inmigrantes, que poco a poco desestabilizarán la vieja Europa y acabarán por hundirla. Las instituciones europeas no hacen más que acentuar ese movimiento de decadencia al favorecer una política de inmigración que el señor Sarkozy denomina hipócritamente «inmigración selectiva». Que los pueblos europeos vuelvan a hacerse cargo de sus asuntos como acaba de hacer Suiza y se protejan de la invasión migratoria, que acaba de empezar.

 
  
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  Jaime Mayor Oreja (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, en primer lugar quiero felicitar al señor Frattini por ese acierto que ha tenido en volver a utilizar un término esencial en estos momentos en esta construcción del espacio de libertad, seguridad y justicia: el término prioridades.

En ese sentido, quiero decir que falta un gran debate y un gran resultado, que son inaplazables hoy en la construcción de la Unión Europea, porque estamos hablando muchas veces de medidas concretas, pero falta definir lo más importante. En una década, ¿cuál va a ser el horizonte final en las competencias de la Unión Europea y los Estados miembros a la hora de abordar dos cuestiones, como ha dicho el señor Frattini: la inmigración y el terrorismo radical islamista?

Ese debate es inaplazable y hasta que no tenga lugar, hasta que no tenga un resultado no permitirá un avance correcto y adecuado en estas materias. Es un debate preconstitucional. Es sin duda lo que afecta más al miedo que hoy tienen los europeos frente a su futuro. Por eso es un debate preconstitucional y por eso, señor Frattini y miembros del Consejo, es un debate absolutamente inaplazable.

Es imposible una Unión Europea en una década sin que haya una política de inmigración. Es imposible pensar unos Estados Unidos de América que tuviesen tantas políticas de inmigración como Estados tienen. Es imposible pensar que en un fenómeno emergente como es el terrorismo islamista - que se ha atrevido a pasar de poner bombas en un autobús a poner bombas en un avión, de atacar las viñetas a atacar directamente al papa, es decir, un fenómeno emergente - nosotros no tengamos todavía, de cara a la Unión Europea y sus instituciones, un papel político que sea reconocible por los ciudadanos.

Será poco, bastante o mucho, pero lo grave es que hoy los ciudadanos europeos no saben qué hace la Unión Europea, ni en materia de inmigración ni en materia de terrorismo. Por eso es un debate inaplazable. Ese es el debate preconstitucional pendiente y ese es el gran debate que tendremos los europeos en los próximos meses.

 
  
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  Martine Roure (PSE).(FR) Señor Presidente, nuestro debate tiene lugar inmediatamente después de la Cumbre de Tampere II. En dicha Cumbre, los Estados miembros abordaron cuestiones fundamentales para continuar la creación de un verdadero espacio europeo de libertad, seguridad y justicia.

Me alegra que el tema de la cláusula pasarela esté al fin sobre la mesa del Consejo. Estamos, por supuesto, a favor de la comunitarización de todo el tercer pilar, en especial por lo que se refiere a la inmigración legal, un proceso que contribuirá a poner fin al bloqueo de asuntos por parte de algunos Estados miembros. Pido por tanto al Consejo que prosiga sus debates, que, espero, permitirán activar finalmente la cláusula pasarela.

Deseo plantear asimismo la cuestión del acuerdo sobre la transferencia de los datos personales de los pasajeros aéreos, también llamado acuerdo sobre el registro de los nombres de los pasajeros (PNR). Las conversaciones con las autoridades estadounidenses están en curso, pero entiendo que estas autoridades quieren aún más. ¿Podría decirnos el Vicepresidente Frattini si esas negociaciones van a conducir a un acuerdo común antes de final de mes, que está próximo? Nos pusimos de acuerdo en un procedimiento en dos fases, que prevé que el contenido se vuelva a debatir en 2007. ¿Realmente procederán también los estadounidenses sobre esta base? Quisiera dirigirme a este respecto al Consejo: les recuerdo que el Parlamento Europeo espera hoy un compromiso firme del Consejo en relación con la decisión marco sobre la protección de datos.

En cuanto a la inmigración, en la Cumbre de Tampere el Consejo parece haber dado marcha atrás a los firmes compromisos contraídos por la Unión Europea hace siete años, en particular por lo que respecta al establecimiento de aquí a 2010 de una política común de inmigración y de un sistema común de asilo. También en este terreno se acerca la fecha límite. Mi Grupo desea resaltar que una mejor gestión de las fronteras exteriores solo puede ser un aspecto de nuestra política común de inmigración. Las dificultades y la urgencia humanitaria que se imponen en las fronteras, en especial en el sur de Europa, y la afluencia masiva de inmigrantes y solicitantes de asilo no pueden dejar a nadie indiferente.

Queremos, pues, que se intensifique la solidaridad europea. Pedimos que Europa comparta las cargas y responsabilidades de su política de inmigración. Deseamos asimismo que se entablen cooperaciones con los países de origen y de tránsito, basadas ante todo en el respeto tanto de los derechos fundamentales como del derecho de asilo.

Pero en ningún caso debemos permitir la externalización de nuestras fronteras. Queremos un enfoque global y transversal de los problemas de inmigración. La lucha contra la inmigración ilegal debe ir acompañada de propuestas concretas, ya sea a favor de la apertura de vías legales de inmigración o de un codesarrollo real y efectivo. Debemos luchar contra las causas profundas de las migraciones, que son la pobreza y los conflictos.

Debemos permitir el desarrollo de terceros países que tienen dificultades y ver también la migración como un factor positivo para el desarrollo, que debe contribuir a reducir la pobreza. Proponemos, entre otras cosas, la creación de una ayuda financiera para los inmigrantes en su país de origen. En conclusión, queremos garantizar un intercambio activo entre países del Norte y países del Sur y saber cómo se concretarán las propuestas avanzadas en Rabat en este terreno.

(Aplausos)

 
  
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  Jeanine Hennis-Plasschaert (ALDE).(NL) Señor Presidente, puesto que el problema de la inmigración es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos hasta ahora en 2006, se podría pensar que todos los Estados miembros habrían sido conscientes ya de la urgencia de este problema, pero nada parece más lejos de la realidad. Los informes sobre la reunión de la última semana en Tampere bastaron para hacer que uno se sienta violento. Se impuso la indecisión. Una auténtica tragedia humana se extiende a lo largo de las fronteras exteriores de la Unión, debido en parte al fracaso de la política de los Estados miembros, y debo decirlo que me siento enormemente incómoda.

El Consejo tiene el objetivo principal –si se puede decir que exista algo como esto– de reforzar las fronteras exteriores. Frontex es la palabra clave, pero se basa en los recursos y el personal que aporten los Estados miembros, y esos recursos son todavía extremadamente limitados. Además, es una ilusión creer que los flujos de inmigrantes pueden controlarse solo mediante el refuerzo de las fronteras exteriores, ni tampoco que eso sea algo que queramos. Tenemos que examinar las razones por las que los inmigrantes deciden abandonar sus países en tropel. El vínculo entre inmigración y desarrollo es sumamente importante. Hacen falta inversiones estratégicas y a gran escala en los países de origen. Podemos hablar perfectamente de un moderno Plan Marshall.

Señor Presidente en ejercicio del Consejo, deberían seguir ustedes el ejemplo establecido por el Comisario Frattini, que les ha pedido en diversas ocasiones plantear un paquete completo de medidas, lo único que permitirá que la Unión consiga algo, así que les animo a que trasladen a los hechos sus ambiciones consagradas en el programa de Tampere y confirmadas en La Haya; se metan de lleno en esta relación tan importante entre inmigración y desarrollo; establezcan esos acuerdos de cooperación con los países de origen y tránsito; conciban con carácter de urgencia una política europea de devolución de acuerdo con la cual todo el mundo tiene derecho a ser tratado con respeto; lancen esas campañas de información; asegúrense de que esta carta verde europea se haga realidad y aborden sus mercados de trabajo clandestinos. Quisiera animar al Consejo, para usar su propia metáfora, a pedalear tan rápido como pueda.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SEÑOR FRIEDRICH
Vicepresidente

 
  
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  Hélène Flautre (Verts/ALE).(FR) Señor Presidente, hace exactamente un año morían en Ceuta y Melilla más de 11 y tal vez incluso 16 inmigrantes a causa de los disparos recibidos. ¿Balas españolas, balas marroquíes? No lo sabemos, no se llevó a cabo ninguna investigación. Todo lo que sabemos hoy es que uno de esos muertos era camerunés, los demás quedaron sin nombre ni rostro.

¿Hemos sacado las enseñanzas de este drama? En absoluto, puesto que en julio murieron otros tres migrantes –en Melilla, creo– y se siguen ejerciendo presiones sobre Marruecos para la firma de un acuerdo de readmisión, a pesar de que todos los días desde esa fecha tenemos la prueba de que se siguen produciendo en el país batidas y deportaciones al desierto, así como violaciones de los derechos fundamentales de los migrantes, incluso de los que tienen papeles del ACNUR.

¿Qué enseñanzas hemos sacado de ese drama? Simplemente, la presión que seguimos ejerciendo sobre Marruecos ha desplazado las trayectorias de los migrantes al Sur, y ese desplazamiento de las trayectorias al Sur entraña recorridos cada vez más peligrosos. Hace algunos años, era absolutamente impensable alcanzar las Canarias con pequeñas embarcaciones de motor. Hoy es una realidad, y son muchos los que la viven. Sabemos cuántas de esas personas llegan a las islas Canarias. No sabemos cuántas partieron de África. ¿Miles, tal vez? ¿Quiénes son, cómo se llaman? ¿Cuántas personas han perecido en aguas territoriales mauritanas o senegalesas?

¿Qué es esta política, y qué le oigo decir en sus entrevistas, señor Frattini? Le oigo decir que quiere una armada europea, con patrullas, aviones, barcos y helicópteros militares; que quiere, en efecto, proteger nuestras fronteras. Esto es lo que leo y le oigo decir, señor Frattini.

Por qué este lenguaje belicoso? ¿Es que hemos declarado la guerra a los inmigrantes? La política de la Unión Europea ha caído en un círculo absolutamente vicioso. Compramos la colaboración de los terceros países para el control de sus propias fronteras, es decir, encerramos a los inmigrantes en sus países.

 
  
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  Willy Meyer Pleite (GUE/NGL). – (ES) Señor Presidente, señor Frattini, señor Rajamäki, las miles de personas que han muerto en el Atlántico y en el Mediterráneo han cometido una equivocación y es haber nacido personas. Si hubiesen nacido mercancías o moneda, a ser posible libra, dólar o euro, la reacción de la Unión Europea hubiese sido otra, muy hospitalaria. Pero, amigos, nacieron personas. Y han cometido el terrible delito de desplazarse de su país huyendo del hambre o de la guerra para intentar vivir en paz. Ese es el delito que han cometido.

Yo les ruego, yo suplico a la Comisión y al Consejo, que no vuelvan a discutir en una misma agenda el terrorismo y la inmigración. Es una afrenta a la civilización. Les ruego y les suplico que no lo vuelvan a hacer. Porque, efectivamente, si lo hacen dan pie a intervenciones como la del señor Le Pen –fascistas, racistas, xenófobas– o a actuaciones como la de países que son europeos aunque no son miembros de la Unión, como Suiza, que son muy hospitalarios con los flujos financieros, con los flujos bancarios, amigo, pero con las personas hasta ponen en riesgo la petición de asilo. Ese no es el mensaje que tiene que dar la Unión Europea. Por lo tanto, creo que hace falta una rectificación fuerte, son personas y se les tiene que dar una respuesta civilizada.

 
  
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  Janusz Wojciechowski (UEN).(PL) Señor Presidente, quisiera plantear la cuestión de los denominados campamentos de trabajos forzados. Uno de esos campamentos salió a la luz pública hace unos meses. Se hallaba en el sur de Italia y lo dirigía una banda criminal internacional que obligaba a trabajar a jornaleros extranjeros, fundamentalmente polacos, llegando incluso a matar a algunos de los que intentaron escapar.

Quisiera también aprovechar esta oportunidad para decir unas pocas palabras de reconocimiento por las acciones de cierta señora italiana que ha decidido espontáneamente ocuparse de la tumba de un trabajador desconocido al que asesinaron allí. Es una señora mayor con pocos ingresos. Su gesto ha salido en la prensa italiana y polaca, y quisiera transmitirle mi mayor gratitud.

Esta realidad es un problema muy serio. Es muy probable que el campamento descubierto no sea el único de este tipo. En efecto, existen muchos indicios en la prensa de que en otros países existen probablemente campamentos similares. Nos corresponde por consiguiente abordar este asunto con carácter prioritario.

 
  
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  Nigel Farage (IND/DEM).(EN) Señor Presidente, la habilidad de controlar las fronteras propias y decidir quién tiene derecho a convertirse en ciudadano del país es una de las características básicas de un Estado nacional y, en este sentido, el Reino Unido tiene mucha suerte porque no formamos parte del continente europeo. Somos una isla, tenemos nuestras propias fronteras naturales y este es el motivo por el que yo y la gran mayoría de la población británica no deseamos que la inmigración se controle a escala europea, pues consideramos que es mucho mejor que la organicemos nosotros mismos. Sin embargo, mientras estoy aquí escuchando estos debates, me sorprende que hablemos tan a menudo sobre la inmigración de terceros países, de personas que entran en la Unión Europea procedentes del exterior, y no hablemos de lo que ocurre entre los Estados miembros.

Por ejemplo, ayer se anunció que dos países europeos muy pobres, Rumanía y Bulgaria, ingresarán en la UE. Bien, está perfectamente claro que si existe la libre circulación de los ciudadanos entre países con niveles de riqueza muy diferentes, ello provocará un gran flujo migratorio; esto me lleva a preguntar cómo el Presidente de la Comisión, el señor Barroso, puede haber decidido que va a nombrar a un rumano nuevo Comisario de Inmigración.

Este debate afecta a lo que es la razón de ser de la UE, y está quedando perfectamente claro que ninguna nación puede controlar sus propias fronteras, decidir su propia política de inmigración y a la vez seguir siendo parte de la Unión Europea. Cuando este argumento se instaure entre la ciudadanía europea, se convertirá en una cuestión potencialmente explosiva, porque de nuevo la clase política de las instituciones de Bruselas y Estrasburgo se dirige en una dirección, mientras que la opinión pública exige que se dirija en la dirección completamente opuesta. Puede que se hayan salido con la suya en las políticas anteriores, pero ello no va a ser así en la cuestión de la inmigración. ¡Están advertidos!

 
  
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  Mario Borghezio (NI).(IT) Señor Presidente, Señorías, la primera decisión adoptada por el nuevo Gobierno del señor Prodi en Italia ha sido legalizar la situación de 500 000 inmigrantes ilegales, y con las políticas de reunión familiar esta cifra alcanzará por lo menos un millón. El Gobierno Zapatero en España ha hecho lo mismo, legalizando a 700 000 inmigrantes ilegales. Los demás países de la Unión Europea tienen por consiguiente derecho a preguntarse cuál puede ser el objetivo de esas medidas, aparte de la demagogia política.

Tenemos que preguntarnos por qué las instituciones europeas nunca se atreven a insistir en que esos Gobiernos afronten sus responsabilidades. En Italia, sin embargo, el Gobierno Prodi ha ido más lejos, modificando incluso el Derecho comunitario al permitir reclamar el asilo político incluso en situaciones que no cumplen los criterios estrictos que aprobamos y que se exigen legalmente para la concesión del asilo político, un aspecto fundamental de las libertades asociadas con los derechos humanos. Los privilegios del asilo político se conceden incluso a inmigrantes que no vienen de países inseguros en los que no se respetan los derechos humanos, o de zonas de guerra. Basta con que hayan solicitado el asilo o, si se han denegado sus solicitudes, que esperen a que acabe el largo procedimiento de recurso.

Estas políticas son contrarias a la estricta política de inmigración que han bosquejado hoy las instituciones europeas, entre otras cosas porque hablamos de ser más estrictos con el principio de asilo. Cabría decir, sin embargo, que esas medidas podrían convertirse en un medio para sortear las reglas, que se han concebido precisamente para mantener el problema bajo control. De manera que digo: ¡gracias, Suiza! ¡Gracias, Christoph Blocker! ¡Viva Suiza! ¡Basta de demagogia en Europa con la inmigración!

 
  
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  Carlos Coelho (PPE-DE).(PT) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Frattini, Señorías, una vez más examinamos en esta Cámara el proceso de creación del espacio de libertad, seguridad y justicia. Debemos reconocer que aunque se ha hecho mucho, todavía queda mucho por hacer. Me refiero a los comentarios favorables realizados por el señor Rajamäki con respecto a la conclusión del expediente del Sistema de Información de Schengen (SIS). Espero que sea posible votar rápidamente a favor de un compromiso en primera lectura que nos proporcione los instrumentos legales que se necesitan para aplicar la segunda generación del SIS.

Quisiera felicitar también a la Presidencia finlandesa por incluir la cuestión de la inmigración entre las prioridades del próximo Consejo Europeo. Con un poco de suerte, el Consejo responderá favorablemente a nuestra solicitud de ampliar el proceso de codecisión para incluir la inmigración legal y la integración. Queremos que haya más legitimidad democrática y un enfoque común europeo de la migración que se base en los principios de cohesión y solidaridad y que abarque la integración de inmigrantes que viven legalmente en Europa.

Señor Rajamäki, me ha gustado oírle hablar de los recientes acontecimientos de las Islas Canarias y el Mediterráneo. Se necesitan medidas prácticas y urgentes en el área de la cooperación marítima operativa con vistas a desarrollar capacidades de vigilancia adecuadas en nuestras fronteras marítimas y establecer equipos de intervención rápida en las fronteras. Acojo con satisfacción especialmente las observaciones del señor Frattini sobre la necesidad de garantizar que a los instrumentos de la Comunidad estén dotados de los recursos necesarios. A Frontex, por ejemplo, no se le debe privar de los recursos financieros que necesita para llevar a cabo su trabajo.

Por último, la política de inmigración debe abarcar la incansable lucha contra la inmigración ilegal y contra la trata de seres humanos, la devolución de inmigrantes ilegales a sus países de origen, la apertura de canales para la inmigración legal y la cooperación y el apoyo al desarrollo de los países de origen. Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, debemos condenar la extraordinaria regularización masiva de inmigrantes, como la sucedida en España en mayo del año pasado.

 
  
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  Enrique Barón Crespo (PSE). – (ES) Señor Presidente, en primer lugar, agradezco al presidente Cavada que haya planteado un debate sobre un tema absolutamente esencial, como es el espacio de libertad, seguridad y justicia. Permítame que me centre en el tema de la inmigración.

Señor Ministro, han pasado siete años desde Tampere. A mí me tocó estar en otra responsabilidad. Allí se inició el trabajo sobre la inmigración y sobre una política común de la misma, y, hoy, el Vicepresidente de la Comisión, señor Frattini, ha hecho una intervención llena de pasión y de datos, planteando esa política.

Creo que este año la Comisión ha empezado a reaccionar seriamente y que a ello ha contribuido la ayuda de una serie de países, sobre todo de los más afectados: los países del Sur.

Ha hecho muchas promesas de futuro. Pero me permitirá el Vicepresidente Frattini que, coincidiendo con él en la necesidad de una política común y de una unidad de mando y de coordinación que él ha asumido en la Comisión, le recuerde también que «obras son amores y no buenas razones».

En el presupuesto del año pasado, cuya liquidación se anuncia, se ha dejado de gastar el 80 % de la partida correspondiente a inmigración.

Recuerdo que, cuando pasó lo que pasó en Canarias, el portavoz del Comisario dijo que no había dinero. Llamo la atención sobre otro hecho y es que el dinero que hace falta no se puede sacar de la cooperación al desarrollo, porque supone «desnudar a un santo para vestir a otro». Creo que eso tiene también su importancia.

Nos ha prometido una política activa de inversiones; creo que, en relación con África, es el «efecto empuje» −que es el que verdaderamente tiene importancia, pues es bastante estúpido pensar que los africanos están leyendo todo el día el Diario Oficial de las Comunidades o los boletines oficiales de todos los países− lo que debe llevarnos a una política común, a unos criterios comunes de inmigración y a una política activa en relación con nuestras necesidades.

Con un criterio constructivo, señor Presidente, es esto lo que tenemos que hacer. Saludo el paso que se ha dado, pero espero que tenga consecuencias serias de cara al futuro.

(Aplausos)

 
  
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  Alexander Alvaro (ALDE).(DE) Señor Presidente, me cuesta decirlo, pero el señor Schulz tiene toda la razón en lo que ha dicho. No creo haber dicho esto en esta Cámara antes, y no me parece probable que lo haga de nuevo, pero ha expresado dónde reside el problema, a saber, en equilibrar la soberanía de los Estados miembros con la capacidad de actuar de la Unión. ¿Cuánto están dispuestos a conceder los Estados miembros, y cuánta capacidad para actuar quieren que tenga la Unión Europea?

Esto se refleja muy bien en el dicho de que el espíritu quiere, pero la carne es débil. Quizás, en este caso, será la Presidencia alemana del Consejo la que envíe la señal que empuje adelante a la Unión Europea, pero tengo que decir que quisiera ver a Finlandia y a Portugal actuando de aceleradores de partículas, porque Alemania, aunque grande, es perezosa; en esto se parece a Francia: país con grandes tradiciones pero nada rápido. Como un buque petrolero, es lenta e inmanejable, y menos innovadora que países como Finlandia, a la que afectan estos asuntos, de manera que le pido que ayude a la Presidencia alemana del Consejo a sopesar dónde se encuentran las principales cuestiones fundamentales. Sobre la cuestión de la inmigración, Günther Beckstein, el Ministro del Interior de Baviera, cometió un error catastrófico cuando reclamó que no sería demasiado esperar que España acogiera 25 000 personas, porque lo que importa no es si es o no razonable esperar eso; la verdadera cuestión es que está en juego la suerte de la gente –gente desesperada– que espera en alta mar.

En lo que se refiere a la emigración en busca de trabajo, el Ministro del Interior federal de Alemania, Wolfgang Schäuble, dejó muy claro que la emigración legal no puede considerarse aisladamente del mercado de trabajo, así que sabemos que tampoco pasa nada en ese frente y, en cuanto a la Agencia de Derechos Humanos que es tan importante para usted, lo que la Canciller Federal alemana, Angela Merkel, tenía que decir sobre ella fue, en efecto, «bueno, sí, muy bien, si no nos queda más remedio al respecto, pero ¿para qué necesitamos una agencia que vigile nuestros derechos fundamentales?» Puede ver, entonces, dónde reside el problema, así que le pido que ponga en juego sus habilidades de acelerador de partículas; permita que Alemania haga un buen trabajo durante su Presidencia del Consejo. De momento, es una perspectiva que me llena de presentimientos.

 
  
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  Raúl Romeva i Rueda (Verts/ALE). – (ES) Señor Presidente, me complace mucho constatar que hay un alto grado de consenso en cuanto a la premisa de partida: que el fenómeno de la inmigración es un fenómeno actual y creciente y que no va a parar a pesar de la voluntad de algunos de poner barreras o muros en el mar.

A partir de aquí, de lo que se trata, como también se ha dicho, es de regular esos flujos migratorios, pero de regularlos a base de política y, más específicamente, de política europea. Porque seamos claros, la gente que viene a Canarias no viene a Canarias, pasa por Canarias, es una puerta de entrada a Europa; parece que algunos compañeros o compañeras de otros países todavía no lo han entendido. No van a Canarias de vacaciones, es una vía para entrar en la Unión Europea. Y aquí es donde tenemos que poner los medios. No podemos dejar únicamente en manos de las autoridades canarias o españolas la responsabilidad de afrontar esta cuestión.

Por ello no entiendo, y aun menos comparto, esas reticencias a utilizar el proceso de la pasarela, a comunitarizar esta cuestión desde un punto de vista de responsabilidad colectiva. No entiendo que haya tanto miedo y tanta reticencia a asumir una versión europea de una cuestión que no tiene otra lectura posible.

Permítame también que añada otra preocupación, la de delegar, la de traspasar, utilizando la política del avestruz, la responsabilidad de gestionar estos flujos a países bien conocidos por su falta de respeto de los derechos humanos, como Marruecos o Libia, por ejemplo.

 
  
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  Ole Krarup (GUE/NGL).(DA) Señor Presidente, muchos de nosotros hemos estado luchando durante años por los principios básicos del Estado de Derecho. En particular hemos luchado por la seguridad jurídica, que por supuesto significa protección en relación con la policía y otras fuerzas del Estado, especialmente para los desfavorecidos de la sociedad. La lucha ha sido, en general, en vano. Nunca ha estado la seguridad jurídica expuesta a amenazas tan serias como lo está hoy. El «espacio de libertad, seguridad y justicia» del Tratado de la Unión Europea es en el mejor de los casos un mito o más bien, quizás, una obra de engaño jurídico-político, que oculta la destrucción sistemática del Estado de Derecho. Además, ninguna de las instituciones de la Unión Europea ha demostrado la capacidad de aplicar el cambio de rumbo que tanto necesitamos. Solo hay espacio para dos mensajes. El primero es que, sin haber cometido crímenes de la escala de los Estados Unidos –con Guantánamo y otros centros de tortura por todo el mundo–, la Unión Europea y los Estados miembros cometen atentados todos los días tanto contra los sospechosos de terrorismo como contra los refugiados que no tienen derechos. El Estado policial «Fortaleza Europa» está peligrosamente cerca. En segundo lugar, las instituciones de la Unión Europea no desean encontrar ninguna explicación a los dos problemas básicos que están en la raíz de los males. La causa más importante que afecta a las dos cuestiones es, pura y simplemente, la desigualdad económica y social en el mundo: la desigualdad que aumenta cada día como fruto directo de la política que aplica la Unión Europea a los países más pobres del mundo, a los que oprime. Esta es la raíz del mal. Solo si se reconoce esto tendrá algún sentido la necesaria política jurídica.

 
  
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  Guntars Krasts, (UEN).(LV) Si siete años después de la adopción de un programa para fortalecer las fronteras exteriores de la Unión Europea a fin de controlar la inmigración clandestina la tarea todavía no está hecha, está claro que la política común de inmigración de la Unión Europea sigue siendo un asunto pendiente. Los argumentos que se esgrimen en defensa de la inmigración incontrolada no resisten las críticas. Los inmigrantes hacen poco por ayudar a estabilizar las tendencias demográficas adversas de Europa, ya que la proporción de parados entre los inmigrantes supera significativamente los niveles medios. El hecho de que los indicadores de desempleo mantengan también la misma tendencia entre los inmigrantes del segundo mundo demuestra que la tarea de integrar inmigrantes no forma parte de las políticas de inmigración de los Estados miembros. En realidad, el mercado de trabajo está a menudo cerrado a los inmigrantes, lo que lleva a los Estados miembros a abrir sus sistemas de seguridad social. A su vez, los inmigrantes de los países «donantes» lo perciben como una invitación.

Quisiera decir algo sobre la política común de inmigración de Europa. A corto plazo, junto con una mejora significativa de los controles en las fronteras exteriores de la Unión Europea, es necesario llegar a un acuerdo sobre una política de inmigración global y estructurada. Esto debe basarse en una evaluación de los mercados de trabajo de los Estados miembros y en su potencial para integrar inmigrantes. A medio plazo, junto a una mejora significativa de la calidad de los programas de ayuda destinados a los países del mundo desarrollado, los Estados miembros deben ser capaces de ponerse de acuerdo en torno a una importante revisión de las actuales políticas de importación y exportación de la Unión Europea, particularmente en la esfera de los productos agrícolas. Gracias.

 
  
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  Patrick Louis (IND/DEM).(FR) Señor Presidente, Señorías, hemos escuchado al señor Frattini quejarse de que no puede proteger las fronteras del sur de Europa, recordando con razón que un clandestino que consigue pasar a España o Italia se encuentra a un día de Lille o Hamburgo, y proponer, como el señor Sarkozy, la completa abolición del derecho de veto. Este es un ejemplo más de cómo se busca en la integración europea la solución a los problemas que plantea. ¿No han abierto la mayoría de los partidos aquí representados las válvulas de la inmigración incontrolada con los acuerdos de Schengen y el Tratado de Amsterdam, al privar a los Estados de sus competencias en la materia?

Hoy, la Comisión congela los acuerdos de readmisión entre Estados, se inmiscuye en las políticas de reagrupamiento familiar y quiere incluso que entren 25 millones de inmigrantes más para frenar el declive demográfico. No, Señorías, no se puede alternar en el poder durante 30 años y explicar en el momento de las elecciones que no se es responsable de la situación actual. Es más, se nos dice que deberíamos ir todavía más lejos en la huida adelante hacia el federalismo. Francamente, si quieren destruir la civilización europea, continúen por esa vía.

 
  
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  Jana Bobošíková (NI).(CS) Hablamos hoy de los avances en el espacio de libertad, seguridad y justicia. Sin embargo, es prematuro hablar de avances cuando la Comisión no puede o no quiere cumplir sus compromisos para 2007 con respecto a la expansión del espacio de Schengen. Me parece inaceptable que ciudadanos de los diez nuevos Estados miembros no puedan circular libremente a través de las fronteras interiores de la Unión Europea en el plazo prometido, a saber, octubre del año que viene. Es inexplicable, desde mi punto de vista, que tengan que someterse al control de la policía de fronteras durante dos o tres años más. La Comisión debería comportarse no como una pandilla de entrometidos, sino como un órgano elegido por este Parlamento y extraordinariamente bien pagado por el contribuyente. Si es incapaz de asegurar las condiciones necesarias para el espacio de Schengen, entonces es incompetente. Si simplemente se ampara en dificultades técnicas y quiere aplazar la libre circulación, entonces no merece nuestra confianza. El señor Barroso y sus Comisarios están entorpeciendo ahora la libre circulación de las personas, que es uno de los pilares de la Unión Europea. Deberían ser conscientes del grado de riesgo que corre la confianza de los ciudadanos en el proyecto Europa en su forma actual.

 
  
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  Timothy Kirkhope (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, aquí estamos de nuevo. El señor Schulz está en lo cierto. He desempolvado mi discurso de 1999, el señor Schulz ha abandonado la Cámara después de su discurso, varias cosas más siguen exactamente igual que hace siete años. Las canas abundan en esta Cámara, y no me refiero a mí, claro está.

Es cierto que las cuestiones son las mismas, y yo mismo creo que la inactividad pragmática es algo de lo que no siempre deberíamos preocuparnos. En este ámbito en particular, en una época de grandes amenazas terroristas –y en 1999 también había amenazas terroristas– se está transmitiendo el mensaje erróneo de que la Presidencia, la Comisión y, lamentablemente, demasiados de los diputados a esta Cámara parecen pensar de vez en cuando que la necesidad más urgente es introducir la «cláusula pasarela» con arreglo al artículo 42.

Siempre he tenido mis reservas acerca de la imposición de un único modelo de justicia en países con sistemas jurídicos distintos que han evolucionado de formas distintas. En el caso del Reino Unido, nuestro sistema de derecho civil es el mayor legado del gran rey angevino Enrique II, desarrollado luego con gran éxito durante más de 800 años. Asimismo, no hemos conocido el Código napoleónico impuesto en gran parte de Europa hace 200 años. Aunque no podemos aplicar ese sistema, nunca hemos querido impedir a los demás que lo hicieran allí donde resultara oportuno.

Por definición, el paso a la armonización está viciado. La decisión en el caso Cassis de Dijon fue uno de los momentos clave en el desarrollo del mercado interior, otorgando preferencia al principio de reconocimiento mutuo por encima de la armonización global.

Está previsto que el Consejo presente su revisión intermedia del Programa de La Haya a finales de año. Como ha dicho Piet Hein Donner, el partero del programa, el primer principio es la aplicación del reconocimiento mutuo como fundamento de la cooperación judicial. El programa se basa en el supuesto de la cooperación. La cooperación debe determinar la dinámica y el desarrollo de la colaboración europea. Considero que se trata de un planteamiento práctico y prudente, que tiene visos de eficacia e insto a la Presidencia y a la Comisión a seguir en esta línea.

 
  
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  Nicola Zingaretti (PSE).(IT) Señor Presidente, Señorías, en un asunto tan delicado tenemos que evitar realmente todo diálogo de sordos. En su lugar es una buena idea empezar fijando algunos puntos de referencia.

El primer punto de referencia es el tema de la inmigración, que es un reto para todos nosotros. Baste pensar en lo que ha pasado este verano: una vez más, decenas de miles de personas han desembarcado en Lampedusa y las Islas Canarias, o mejor dicho, que han arribado a Europa. España, Italia y a veces Chipre y Grecia han sido a menudo simplemente puertas de acceso a través de las cuales estas personas entraban a raudales, ya que no se quedaban junto a las puertas.

Como han señalado el Presidente Borrell Fontelles, el Comisario Frattini y ahora también el Presidente en ejercicio del Consejo, esta es la razón por la que no es solo un caso de emergencia humanitaria o un caso único; sobre todo es un problema estructural, que pone a prueba a toda la Unión Europea y su capacidad para aplicar por fin una política de inmigración europea. Esta política no es necesaria para hacer un favor a ningún Estado miembro particular, sino porque está implicada la Unión en su conjunto.

El segundo punto de referencia es que ni siquiera los que ocupamos puestos de responsabilidad podemos cometer el error de confundir la inmigración con el terrorismo, porque eso por encima de todo hace que los europeos sientan miedo e inseguridad. En vez de ello, deberíamos introducir quizás un paradigma diferente: el de la inmigración y la esclavitud, ya que muchos de esos inmigrantes empiezan a asociarse con eso en determinados Estados miembros.

El tercer punto de referencia es más positivo, sin embargo: tenemos que reconocer que nos enfrentamos a un nuevo reto que tiene que afrontar nuestra civilización. Ese conocimiento está en el meollo del salto cultural y político que la Unión tiene que dar en el tema de la inmigración. No es una cuestión marginal que afecte solamente a unos pocos de nosotros, sino una nueva obligación que la Unión necesita adoptar como uno de los nuevos objetivos del Milenio, y ya hemos explicado claramente lo que esto significa.

Señor Frattini, señor Rajamäki, sabemos que todo esto se encontrará con la resistencia considerable de muchos Gobiernos, pero si este Parlamento tiene un papel que desempeñar, es el de presionar, comprometerse y mandar este mensaje: «Hagamos algo al respecto.» Debemos decir a los Gobiernos que tienen miedo que es también una manera de recuperar la confianza entre la Unión y sus ciudadanos, demostrando que la Unión existe y puede hacerse notar.

 
  
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  Sarah Ludford (ALDE).(EN) Señor Presidente, es falso decir que la UE no puede intervenir de forma eficaz en asuntos como la delincuencia, el terrorismo y las libertades civiles sin una nueva Constitución. Señor Schulz, su demostración de indignación ha sido tan entretenida como siempre, pero es su Gobierno y el de la señora Klamt el que está usando ese pretexto desde Berlín. Nos llegan interminables discursos y conferencias afirmando que el terrorismo, el racismo y la inmigración son desafíos primordiales, que lo son, pero la Comisión todavía no puede decirnos si los Estados han aplicado la ley antiterrorista aprobada hace cinco años, de forma que los Estados simplemente están avanzando con una propuesta aprobada hace cuatro años para hacer frente a los delitos de racismo. No existe ninguna política común de la UE en materia de inmigración.

Hoy el Consejo nos dice que la salvaguardia de los derechos humanos es una prioridad para los Gobiernos de la UE. Si es así, ¿cómo es que los Ministros de Asuntos Exteriores fueron recientemente incapaces de dar una respuesta formal al reconocimiento del Presidente Bush de la existencia de las cárceles secretas de la CIA, de la misma forma que han sido incapaces de hacer nada respecto a Guantánamo durante cuatro años? Este sistema no funciona y no sirve para la lucha contra el terrorismo y la defensa de los derechos humanos. Es una traición a las necesidades de seguridad en el siglo XXI de los que dentro de poco serán 500 millones de ciudadanos.

 
  
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  Sepp Kusstatscher, (Verts/ALE).(DE) Señor Presidente, la inmigración continúa, lo queramos o no; lo único que importa es cómo la manejamos. Europa necesita inmigrantes, y la idea de Europa como una fortaleza con la riqueza dentro y la pobreza fuera es insostenible.

Esta propuesta puede que sea bienintencionada, pero no es buena; es un compromiso entre partidos que carece de suficiente visión. La práctica actual de devolver a los extranjeros del sur de Europa y del norte de África es brutal, inhumana y éticamente indefendible; hemos olvidado cómo actuar de acuerdo con los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Nuestro enfoque de los derechos humanos es altamente hipócrita y hacemos caso omiso de la Convención de Ginebra sobre los Refugiados.

 
  
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  Pedro Guerreiro (GUE/NGL).(PT) Quisiera aprovechar esta intervención de dos minutos sobre la importante cuestión de la inmigración, que dada su naturaleza polifacética requiriría mucho más tiempo, para pedir lo siguiente:

- El fin de las medidas de seguridad represivas que criminalizan a los inmigrantes, que después de todo solo son hombres y mujeres que buscan trabajo y una vida decente;

- El cierre de los centros de detención de inmigrantes y el fin de la política inhumana de deportación;

- Que se intensifique la lucha contra los que tratan con seres humanos y sus cómplices;

- Que se intensifique la lucha contra la xenofobia y el racismo, y contra todas las políticas y puntos de vista distorsionados que alimentan estas actitudes;

- La regularización de trabajadores inmigrantes, garantizando sus derechos laborales y sociales, un requisito previo fundamental para acabar con el espantoso fenómeno de la explotación;

- Una política efectiva de inmigración que incluya específicamente la reunificación familiar;

- Una política que invierta la tendencia actual a concentrar la riqueza en manos de unos pocos a costa de la explotación y la pobreza de millones y millones de seres humanos. Quisiera citar también algunas estadísticas de las Naciones Unidas: Las 691 personas más ricas del mundo tienen una fortuna neta equivalente a 2 200 millones de dólares estadounidenses, que es igual a la riqueza conjunta de los 145 países más pobres. Es más, las 500 personas más ricas tienen en conjunto una renta mayor que la de los 416 millones más pobres. Los 8 millones de personas más ricas del mundo tienen una fortuna neta equivalente al 80 % del PIB de todos los países del mundo.

- En otras palabras, lo que hace falta es una política que utilice los amplios recursos de la humanidad, los medios y los avances de la ciencia y la tecnología para resolver efectivamente los problemas a que se enfrentan los pueblos del mundo. Esta política debe ser diametralmente opuesta a la del neoliberalismo, militarismo y ausencia de respeto por la soberanía de los pueblos y los países.

 
  
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  Mirosław Mariusz Piotrowski (IND/DEM).(PL) Señor Presidente, en el contexto de los problemas relacionados con el proceso de inmigración planteado en la pregunta de hoy, se ha hecho hincapié, entre otras cuestiones, en la falta de confianza mutua entre Estados miembros de la Unión Europea. Esta desconfianza y sospecha afecta casi automáticamente a las relaciones con terceros países, como los Estados Unidos, que es de facto el aliado natural de Europa en la guerra contra el terrorismo. Esta actitud obstaculiza el establecimiento de disposiciones legales claras en estos ámbitos. Limita efectivamente o incluso impide una cooperación eficaz.

Es difícil estar de acuerdo con el punto de vista expresado hoy por el Comisario Frattini, a saber, que la protección de los derechos fundamentales y la lucha contra el terrorismo deberían ir de la mano. Creo que en beneficio de la mayoría de ciudadanos europeos, habría que pensar seriamente en redefinir los derechos fundamentales con vistas a restringirlos. Eso nos permitiría hacer frente a las acciones terroristas de forma rápida y eficiente. Sin duda debemos movernos en esa dirección en interés de la seguridad.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. McMILLAN-SCOTT
Vicepresidente

 
  
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  Jan Tadeusz Masiel (NI).(PL) Señor Presidente, el pasado domingo un pequeño país, Suiza, votó a favor de un tipo de política de inmigración más acorde con las necesidades del país en cuestión y de sus ciudadanos. Como ha señalado el Comisario Frattini, también podría merecer la pena emular las políticas de inmigración adoptadas por Australia y los Estados Unidos. La Unión Europea, sin embargo, ha estado siguiendo una política de inmigración demasiado ambiciosa durante años, en detrimento de los intereses de sus propios ciudadanos.

Nuestras políticas de seguridad, justicia e inmigración deberían fortalecer la ayuda al desarrollo de África. Deberían acabar con la afluencia de musulmanes y, si los factores demográficos o la situación del mercado laboral lo requieren, acoger a cristianos del Este de Europa como Belarús, Ucrania, Georgia, Armenia y Rusia, que no pondrían en peligro la identidad de nuestra civilización cristiana.

 
  
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  Charlotte Cederschiöld (PPE-DE).(SV) A la larga no podremos funcionar sin una política común de inmigración y estrategias comunes. Los Estados miembros son los principales responsables de la integración. Hay que poner fin a la exclusión que tenemos ahora, junto con subsidios en vez de trabajo, y activar la política de integración. El trabajo debe ser la norma, y los subsidios la excepción. En Suecia, el nuevo Gobierno quiere facilitar la contratación de los parados para los empresarios. La política de integración debe combinarse también con medidas encaminadas a combatir la trata de personas y con el desarrollo conjunto de acuerdos con terceros países. Quiero elogiar al señor Frattini por sus esfuerzos en este sentido. Debemos unirnos también para defender los valores humanos en los que se basa la Unión Europea. Un espacio de libertad, justicia y seguridad exige un aumento de la seguridad jurídica y un fortalecimiento de los derechos fundamentales individuales que el Tribunal de Justicia Europeo puede y debe aplicar. Aunque no tenemos estas cosas en el tercer pilar, como tampoco tenemos la protección de datos, hemos visto que se han introducido medidas que interfieren ampliamente en la vida privada. ¿Durante cuánto tiempo cree el Consejo que podemos continuar sin derechos fundamentales y sin un tribunal a escala de la UE que sea competente para revisar los casos? Hay que centrarse ahora en la seguridad jurídica y en los derechos fundamentales. A largo plazo, esto debería ayudarnos a combatir el crimen más efectivamente. La seguridad jurídica y la lucha contra el crimen van de la mano.

 
  
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  Louis Grech (PSE). (MT) Hace algunos meses, en este Parlamento, el Comisario Frattini dijo que no podía avanzar al ritmo que le gustaría. Entendemos y valoramos que haya problemas burocráticos, pero no pueden continuar usándose como excusas y permitir que una situación alarmante se convirtiera en explosiva e incontrolable. Es vergonzoso que la Unión se vuelva tan extremadamente pasiva cuando se encuentra con una situación que es tan delicada, humana y trágica para tantas personas y países, incluidos los Estados miembros. Malta, como Italia, España y otros países, se enfrenta a una carga que ningún país puede soportar por sí solo. Es una crisis que trasciende las fronteras y por consiguiente la solución debe ser europea, mediterránea y africana y, si es necesario, debe implicar también a las Naciones Unidas.

Durante mucho tiempo hemos estado oyendo palabras como movilización, solidaridad y ayuda financiera. Tomemos, por ejemplo, la promesa hecha a Malta de que durante el verano comenzarían las patrullas europeas en nuestras aguas. El verano ha llegado y se ha ido de la misma manera que han llegado los inmigrantes, pero las patrullas no se han dejado ver por ninguna parte. Hasta ahora el resultado ha sido siempre una política de parches que comprende medidas inconexas, y el anuncio esporádico de que hemos encontrado otro medio millón de euros que donar. Es una situación tan crítica que justifica la formulación de un plan de emergencia europeo, y en este contexto creo que el Parlamento Europeo debe tener más competencias y desempeñar un papel más destacado. Hay muchas iniciativas que pueden adoptarse, una de las cuales es el establecimiento de un observatorio basado en un país mediterráneo como Malta, de manera que pueda tener lugar el trabajo de coordinación sobre la inmigración ilegal en la región.

El Consejo y la Comisión tienen que mandar una señal clara y concreta de que consideran realmente este problema como una prioridad, y que están dispuestos a moverse y a actuar para aplicar una política global que aborde no solo las necesidades inmediatas de los Estados miembros afectados, sino también las de los inmigrantes. A menudo son víctimas de la represión política, del crimen organizado o de la pobreza económica. Este plan debe comprender a los países de los que salen estos inmigrantes, y debe abordar los problemas, especialmente los económicos, de los países de origen de los inmigrantes. Cuanto más se agrave la situación, tanto mayor será la pérdida de fe de los ciudadanos en las instituciones europeas.

 
  
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  Sophia in 't Veld (ALDE).(EN) Señor Presidente, necesitamos urgentemente la «cláusula pasarela» para que la toma de decisiones sea más eficaz y democrática. La UE debe hablar con una sola voz y no permitir que los Estados Unidos fijen unilateralmente las características de nuestros esfuerzos conjuntos en la lucha contra el terrorismo. Esto se aplica, por ejemplo, a las negociaciones en torno al acuerdo sobre el registro del nombre de los pasajeros (PNR) para después de 2007, así como a las actividades de la CIA. La semana pasada, los Estados miembros expresaron una condena muy endeble sobre los campos de detención secretos de la CIA, pero me gustaría saber si los europeos van a continuar utilizando la información obtenida en estas cárceles secretas e ilegales.

Respecto de los derechos fundamentales, que de forma sospechosa brillan por su ausencia en este debate, la Comisión obtuvo en 2004 la aprobación del Parlamento Europeo con la condición de que la Comisión se convirtiera en el adalid de los derechos humanos, pero hasta ahora la Comisión se ha comportado con bastante timidez. Por ejemplo, usted condena la homofobia con palabras, pero ¿va a emprender alguna acción, Comisario Frattini, por ejemplo sobre la base del artículo 7, contra las iniciativas y declaraciones homófobas de Gobiernos y Ministros de la UE? ¿Va a poner fin de manera definitiva a la intolerable discriminación contra las parejas homosexuales casadas? Señor Comisario y señores del Consejo, ¿van a proceder con mano dura contra el terrorismo, pero también contra la intolerancia en Europa?

 
  
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  Patrick Gaubert (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, más de 20 000 inmigrantes clandestinos han venido a encallar, poniendo en peligro sus vidas, en las playas de las Islas Canarias, Lampedusa y Malta desde principios de año. No sabemos cuántos otros han perecido ahogados. Y las palabras que he escuchado hace un momento de boca del señor Le Pen sobre esos hombres y mujeres son realmente repugnantes.

Nuestro único objetivo para con esos inmigrantes es poder cubrir las necesidades vitales de sus familias. Esos hombres, a menudo padres de familia, están dispuestos a todo para alimentar a sus hijos, y nada los parará. En vez de estigmatizarlos, hay que poner fin a esos dramas humanos. Por lo tanto, materialicemos estas palabras en acciones y establezcamos rápidamente una verdadera política de inmigración.

En las visitas que he efectuado con mis colegas a los centros de retención administrativa en las fronteras meridionales de Europa, dimos la señal de alarma. Este verano se envió una misión de la agencia Frontex para patrullar las costas españolas y africanas. Es un primer paso positivo. Por desgracia, la falta de medios sigue siendo flagrante.

He aquí algunos ejemplos que se recogen en la resolución de mi Grupo. En primer lugar, la mejora de la seguridad en las fronteras exteriores. Recordemos que, en el espacio Schengen, el reparto de responsabilidades y de la carga financiera es primordial. Reflexionemos pues sobre la creación eficaz de patrullas comunes para las fronteras marítimas, de una policía europea de fronteras o de una red de oficiales de enlace sobre la inmigración.

En segundo lugar, una represión más eficaz de los traficantes de seres humanos y el trabajo clandestino en todos los Estados miembros.

En tercer lugar, asociaciones reales y acuerdos de readmisión con los países de origen. Queremos, en primer lugar, que se adopte lo antes posible la directiva europea sobre el retorno.

Por lo que respecta al codesarrollo, establezcamos sistemas de vigilancia más eficaces. El dinero del codesarrollo debe llegar directamente al pueblo, sin que se desvíe. La ayuda al desarrollo debería ser proporcional a los esfuerzos realizados por los países de origen por impedir que su población emigre ilegalmente. Por último, ¿han controlado la inmigración clandestina los Estados que han efectuado regularizaciones masivas en los últimos años? La respuesta es, por desgracia, negativa. Las regularizaciones masivas no son, como algunos piensan, la solución correcta.

Para terminar, quisiera preguntarle muy cándidamente cuánto tiempo, cuántas reuniones serán necesarias aún para que los 25...

(El Presidente interrumpe al orador)

 
  
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  Stavros Lambrinidis (PSE).(EL) Señor Presidente, señor Comisario, no nos hacía falta una comisión de los servicios secretos de los Estados Unidos para saber que la guerra de Iraq aumentaría, en lugar de reducirlo, el riesgo de terrorismo en Europa y el resto del mundo. Tampoco debería nadie declararse sorprendido en el futuro si resulta que las prisiones secretas, las interpretaciones flexibles de la Convención de Ginebra, la intervención de miles de teléfonos, la desconfianza en cualquier viajero europeo y el trato dado a millones de inmigrantes que viven entre nosotros a base de medidas de represión y no de integración no solo dan argumentos para el reclutamiento de terroristas, sino que son también, fundamentalmente, medidas que socavan el sentido de la seguridad y la democracia en el mismo corazón de Europa.

El Parlamento Europeo no es ingenuo ni romántico en cuestiones de antiterrorismo. Ha solicitado repetidamente medidas severas para combatir todos estos asesinatos. Sin embargo, al mismo tiempo, insiste en la aplicación del Derecho europeo y en la protección de los derechos fundamentales. Sin embargo, la posiciσn equilibrada y fuerte del Parlamento no parece preocupar a determinados Ministros en la Uniσn Europea. La semana pasada en Tampere, algunos Ministros de Justicia insistían en mantener al Parlamento en el papel de ventrílocuo de juguete en estas cuestiones. Por desgracia, entre ellos estaba el Ministro de Justicia griego, que debería tener más cuidado después de la revelación de ayer de que el Gobierno griego había acordado secretamente con los Estados Unidos en 2004 facilitar la transmisión de miles de datos –no sobre ciudadanos griegos, sino europeos– durante y después de los Juegos Olímpicos de Atenas.

En nuestros países, nadie entiende que los Parlamentos nacionales no tengan capacidad de decisión y control en asuntos de policía y justicia. En Europa, sin embargo, parece que algunas personas quieren trazar una línea y decir que la democracia aquí no cuenta.

 
  
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  Lapo Pistelli (ALDE).(IT) Señor Presidente, Señorías, un minuto es muy poco tiempo, de manera que me limitaré a tocar una sola cuestión.

Hablamos de políticas en las que parece claro lo que Europa puede y debe hacer: necesita desarrollar un sistema común de asilo, normas comunes sobre inmigración legal y gestión común de nuestras fronteras exteriores.

Está claro que los esfuerzos nacionales ya no son suficientes, porque simplemente no funcionan. Está claro que la opinión pública apoyaría esta idea alternativa de soberanía europea efectiva, aunque admito que ha habido esta mañana demasiados discursos de miembros italianos o mediterráneos, como si la inmigración fuera puramente nuestro problema, es decir, un problema que afectara solo a los países mediterráneos.

Lo que no está claro, sin embargo, es el título del comunicado de prensa emitido al final de la Cumbre de Tampere: «Los Ministros piden mayor solidaridad y cooperación.» Lo siento, señor Rajamäki, pero ¿a quién si no a ellos mismos se les puede pedir esto? Puesto que todavía no tenemos una Constitución Europea –ya me gustaría tenerla– ¿tiene alguien en el Consejo otra idea diferente que la de aplicar rápidamente la cláusula pasarela? Además, ¿quién se beneficia de este estancamiento institucional? Hoy, por lo menos, creo que una gran mayoría del Parlamento ha dejado muy claro su punto de vista sobre esta cuestión.

 
  
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  Jas Gawronski (PPE-DE).(IT) Señor Presidente, Señorías, hay muchas nuevas amenazas para nuestra seguridad y libertad, y la inmigración incontrolada es sin duda una de ellas.

La mayor y más reciente amenaza, sin embargo, viene del terrorismo, como ha señalado antes el señor Frattini. Como coordinador de mi Grupo en la comisión temporal sobre la CIA, he abordado el problema con mis colegas y todos juntos hemos buscado soluciones. He llegado personalmente a la conclusión de que podemos hacer muy poco –y, por desgracia, hemos hecho muy poco– para descubrir algo nuevo sobre la situación, sobre sus causas y sobre a quién hay que echar la culpa. Ahora debemos concentrarnos en el futuro y en las vías y medios para evitar la repetición de situaciones de ilegalidad que siguen poniendo en peligro nuestra libertad y seguridad.

¿Qué podemos hacer? Podemos encontrar una idea en la pregunta al Consejo que ha originado el debate de esta mañana, en la que se mencionan iniciativas para remediar la falta de confianza entre Estados miembros. Este es un punto importante, verdaderamente crucial. Para combatir el terrorismo en la Unión necesitamos intercambiar más información, incluyendo a nuestros principales aliados y en particular a los Estados Unidos, con los que hemos tenido recientemente algunas dificultades. Debemos intercambiar información en pie de igualdad y sobre la base de la confianza mutua.

Se necesita también un mayor control de las actividades de los servicios secretos de un país cuando operan en el territorio de otro. Los servicios secretos tienen que seguir siendo secretos para operar efectivamente, pero siempre dentro de determinados límites. Nuestra comisión sobre la CIA no tiene poderes de investigación, así que tenemos que insistir en que los Parlamentos nacionales, que en muchos países tienen los poderes necesarios, investiguen cualquier infracción de los derechos humanos y cualquier amenaza a nuestra seguridad y libertad.

Nuestra tarea consistirá en coordinar la investigación para conseguir soluciones compatibles a escala europea.

 
  
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  Hannes Swoboda (PSE).(DE) Señor Presidente, Señorías, aunque algunas personas decidan hacer caso omiso de este hecho, Europa es un continente que atrae inmigrantes. Muchos ciudadanos de este continente nuestro podrían aceptar este fenómeno tranquilamente si sintiera que esa inmigración está hasta cierto punto bajo control y se mantiene dentro de límites razonables. Lo que no pueden aceptar –y eso lo explota por supuesto la extrema derecha, en particular– es el sentimiento de que se enfrentan a una especie de ataque que son incapaces de controlar.

Es, entonces, absolutamente cierto que el Consejo y el Comisario Frattini en particular deberían reclamar abiertamente las acciones que haya que adoptar, para dar a los ciudadanos la sensación de que hay algo como una única política de emigración europea con algunas piedras angulares que garantizan que todo se mantenga bajo control. La solidaridad dentro de Europa forma parte de esto, por supuesto. Puede que algunos países –Alemania y Austria, por ejemplo– estén algo resentidos por los tiempos en que se hallaban en el extremo receptor de un gran número de inmigrantes, particularmente del sudeste de Europa, pero de muy poca solidaridad, aunque esa no es razón para denegar ahora la solidaridad a otros. Nada de eso; en lo que se refiere a este aspecto, tenemos que hacer causa común.

La política de inmigración, sin embargo, debe ir de la mano con una política de integración. Estoy encantado de que el Comisario Frattini haya abordado el tema de los trabajadores sin permiso, ya que a veces ocurre que esos políticos que se exaltan terriblemente con la inmigración toleran, al mismo tiempo, la presencia en Europa de grandes masas de trabajadores ilegales que constituyen una especie de reserva de mano de obra ilegal y que también presionan a la baja sobre los salarios. ¡Eso no puede ser! Es justo exigir que cada uno de los Gobiernos individuales adopten medidas enérgicas para abordar este problema.

(Aplausos)

 
  
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  Gérard Deprez (ALDE).(FR) Señor Presidente, Señorías, visité España a finales del mes de agosto y debo decir que me impresionaron profundamente las terribles imágenes que vi de esos pobres desgraciados que desembarcaban en las costas canarias.

Pero debo decir también que sentí vergüenza, no de lo que hacen los españoles –hacen todo lo que pueden–, sino vergüenza por la falta de solidaridad de los países europeos, que prometieron ayuda a España y no se la han dado. Y vergüenza –señor Comisario, espero que haya leído la prensa española– ante la escasez de medios de Frontex. Era demasiado poco y demasiado tarde.

Señor Rajamäki, es costumbre en los medios europeos deleitarse en las palabras para decir que construimos juntos un espacio común de libertad dentro de una frontera común. Pero, señor Presidente, recuerde a sus colegas que una frontera común se gestiona y se protege en común. Es un escándalo que algunos Estados miembros regateen su solidaridad. Es una vergüenza que un Estado miembro deba mendigar la ayuda de los demás para desempeñar una tarea que redunda en interés de todos.

(Aplausos)

 
  
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  Agustín Díaz de Mera García Consuegra (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, la política equivocada del Gobierno de España está inundando la Unión de «sin papeles». España ya es país de destino y país de tránsito. Nunca más regularizaciones masivas. Tenemos que poder decir cuántos y quiénes pueden vivir con dignidad entre nosotros. ¿Qué podemos hacer? Hay soluciones nacionales y soluciones comunitarias.

En el ámbito comunitario, tenemos que avanzar hacia el objetivo de una política común de inmigración. En este sentido es crucial aprovechar las posibilidades contempladas en el Tratado CE y, concretamente, en el apartado 2 del artículo 67 y aplicar el procedimiento de codecisión a la inmigración legal.

Tendremos, señor Presidente, que poner en práctica políticas como las que siguen: mayor cooperación entre los Estados miembros, igualdad de derechos y obligaciones para todos los inmigrantes, políticas de asociación y de cooperación condicionadas, acuerdos bilaterales entre la Unión y los países de origen, incluyendo cláusulas de readmisión obligatorias.

No, de nuevo no, a los procesos nacionales de regularización masiva, sí a la mejora constante de los medios y al refuerzo de las capacidades de FRONTEX, a la coordinación de los controles en las fronteras marítimas, a la creación de patrullas y equipos mixtos de control fronterizo, al aseguramiento de las fronteras exteriores de la Unión y a la acción exterior de la Unión. Solana y Ferrero a África y al Mediterráno.

Todo ello, además, con el tratamiento humanitario necesario que requiere la inmigración ilegal y que apoyamos sin reservas. Auxilio, atención humanitaria y devolución. Nadie debería permanecer en el territorio europeo al margen de la ley.

Señor Presidente, una protesta para no romper mi tradición. Este es un buen debate, pero es un totum revolutum para no profundizar en nada. Protesto por ello. Aquí se habla de inmigración, se habla de terrorismo, se habla de cláusula pasarela, se habla de delincuencia organizada. Señor Presidente, saquemos provecho de esta lección y hagamos debates monográficos.

 
  
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  El Presidente. Gracias, he tomado nota de sus comentarios. De todas formas, se trata de un debate sobre los avances realizados en el terreno de la libertad, la seguridad y la justicia. Es un debate anual, por lo que lógicamente tiene que ser más bien amplio.

 
  
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  Marie-Line Reynaud (PSE).(FR) Señor Presidente, el Parlamento debe pronunciarse de aquí a finales de año sobre el programa marco de solidaridad y gestión de los flujos migratorios. Yo habría deseado que se asignaran más fondos para este instrumento capital, pero sufrimos las limitaciones de unas perspectivas financieras draconianas. En todo caso, espero que la Comisión no acepte un recorte con respecto a su última propuesta.

Nuestro objetivo debe ser garantizar que el reparto entre los cuatro fondos –refugiados, fronteras exteriores, integración y retorno– sea reflejo de un enfoque equilibrado del tema de la inmigración y no un enfoque esencialmente represivo. Por ello, debemos defender el fondo para la integración, ya que, si el Consejo afirma que la integración puede ser financiada por el Fondo Social Europeo (FSE), este fondo será el único instrumento que verdaderamente financie medidas destinadas a los recién llegados.

Por último, si tenemos un deber de solidaridad para con los Estados especialmente expuestos, tengamos presente que se trata de Fondos Estructurales, que no están concebidos para ser utilizados como fondos de emergencia, ya que las claves de reparto de cada fondo permiten tener en cuenta la diversidad de situaciones.

 
  
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  Ignasi Guardans Cambó (ALDE). – (ES) Señor Presidente, la Unión Europea se está jugando su credibilidad ante millones de ciudadanos. Si la Unión Europea no sirve para proteger de forma común sus propias fronteras, ¿para qué sirve? Hay una única frontera exterior en Europa y es responsabilidad de todos.

Los inmigrantes africanos no entran por el Polo Norte, señor Ministro, ni por las costas del mar Báltico, pero están entrando en Europa, que es la de todos. Solo que cada uno tiene la geografía que tiene, y que Dios le ha dado, que dirían algunos.

No es caridad lo que están pidiendo aquí algunos Estados miembros, es coherencia con el proyecto europeo que tanto llena la boca a todos, que tan fácil es de predicar cuando se habla del mercado interior de servicios financieros o el mercado común de mercancías. En cambio, cuando se trata de fronteras, parece que cada Estado miembro tiene las suyas sin que tengan por eso que responsabilizarse los demás. No es caridad, es coherencia, es responsabilidad con el proyecto europeo, es jugar con la credibilidad de la Unión Europea.

 
  
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  Barbara Kudrycka (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, el señor Rajamäki ha señalado que a finales de este año se dará a conocer un calendario revisado para el acceso de los nuevos Estados miembros al sistema SIS II. De esto se deduce que también se establecerá un calendario revisado para la eliminación de las fronteras interiores. No se sabe cuándo sucederá esto, pero el aplazamiento no se debe a retrasos por parte de los nuevos Estados miembros. Polonia estará preparada para empezar a aplicar el sistema SIS II en marzo de 2007. Lo mismo sucede con los demás Estados miembros nuevos.

Señor Comisario, señor Rajamäki, ¿qué efecto tiene esta situación en la credibilidad de la Comisión con respecto al disfrute por parte de los ciudadanos de un derecho tan fundamental como la plena libertad de circulación en el territorio de la Unión Europea? La Comisión no hace más que grabar lemas sobre la Europa de los ciudadanos y meternos la Europa de los resultados hasta en la sopa. ¿Cómo se atreve, por consiguiente, a paralizar por supuestas razones técnicas el proceso de la plena ampliación del espacio de Schengen y aplazarlo hasta después del año que viene, como ha acordado el Consejo Europeo? ¿Habría que preguntar quizás a expertos de los nuevos Estados miembros para garantizar que la unidad central esté lista a tiempo? Hay que contratar a los mejores programadores y personal de TI para garantizar que así se haga. De lo contrario, la Comisión y usted personalmente, señor Comisario, tendrán que rendir cuentas por esa falta de profesionalidad. No me refiero a las consecuencias financieras, técnicas, políticas y sociales de esta decisión. El Parlamento Europeo controla el progreso de la Comisión en este terreno, junto con cualquier coste producido por el retraso, y continuará haciéndolo así. Animo pues a todos los afectados a considerar los costes y beneficios implicados antes de adoptar la decisión final sobre este asunto.

Felicito al Consejo por cerrar un compromiso sobre el paquete legislativo SIS II. Sin embargo, necesitamos todavía que el Consejo demuestre un fuerte liderazgo y ponga de manifiesto lo que son realmente los denominados problemas técnicos, a saber, una cortina de humo ante la falta de voluntad política por parte de determinados Estados miembros. Después de todo, es el sistema SIS II el que crea algunas oportunidades técnicas y es así una de las condiciones que garantiza que la política común de inmigración pase a ser una responsabilidad compartida por todos los Estados miembros, no solo por los más afectados por la inmigración ilegal y el terrorismo. De lo contrario nunca seremos capaces de hacer frente efectivamente al terrorismo y la afluencia de emigrantes.

 
  
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  Wolfgang Kreissl-Dörfler (PSE).(DE) Señor Presidente, la inmigración en Europa, ya sea por medios legales o ilegales, es una tarea comunitaria por excelencia. En una época de fronteras abiertas, los problemas de la inmigración ya no pueden ser resueltos por los Estados nacionales por sí solos; hay una responsabilidad compartida de la que ningún Estado miembro –ni siquiera Alemania– puede escabullirse. Con vistas a la Presidencia alemana del Consejo, una cosa está clara: no podemos actuar como si la inmigración legal e ilegal estuvieran absolutamente desconectadas, porque se da el caso contrario; una condiciona a la otra. El hecho es que la migración es un fenómeno complejo y tan viejo como el mismo género humano; las deportaciones y los guardas fronterizos no servirán para abordarlo.

Esta es la razón por la que el Consejo de la Unión Europea debe afrontar resueltamente este problema, no solo en interés de Europa, sino también y sobre todo en interés de las personas desesperadas que van en busca de lo que se les dice que va a ser un futuro mejor para que en vez de ello a menudo pierdan sus vidas en el intento. Las cosas que dijo el señor Beckstein, de la CSU bávara, en Tampere son cuando menos vergonzosas, y revelan una vez más lo que este hombre y elementos importantes de su partido creen realmente.

 
  
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  Marco Cappato (ALDE).(IT) Señor Presidente, Señorías, se ha progresado muy poco en el espacio de seguridad y libertad, y sin duda no lo suficiente para una cuestión tan decisiva.

Durante años, el Consejo ha decidido basar sus acciones en el ámbito de la libertad en el reconocimiento mutuo, como si los tribunales, la policía y los servicios secretos de los países individuales de Europa pudieran cooperar necesariamente sobre la base del reconocimiento mutuo. Los hechos han demostrado que solo con este principio no basta: también necesitamos valentía para armonizar determinadas políticas y convertirlas así en políticas europeas, particularmente en cuestiones de libertad.

Seguimos manteniéndonos firmes en algunos puntos: la directiva contra la discriminación, el observatorio sobre el racismo, el marco de decisión sobre derechos procesales y la defensa de la privacidad en la transferencia de datos de los pasajeros aéreos.

En la cuestión de la libertad carecemos de salvaguardias comunes a escala europea; en este terreno, la cooperación entre los Estados miembros no es suficiente.

 
  
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  Hubert Pirker (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Comisario, señor Presidente en ejercicio del Consejo, el problema de cómo enfrentarse a la inmigración ilegal es el mayor reto de los tiempos modernos, aunque tengo que dejar claro que el 99 % de los inmigrantes no son refugiados, sino más bien emigrantes económicos, y es finalmente la Unión Europea y cada uno de sus Estados miembros los que deciden qué emigrantes, y cuántos de ellos, deben aceptarse; este es un asunto muy distinto del asilo, cuyas soluciones necesarias son solo posibles sobre una base comunitaria.

Me complace ver que después de muchos debates se ha allanado el camino para entrar realmente en acción en este frente, y el Comisario Frattini merece que se le elogie por Frontex y otras medidas, pero lo que deberíamos hacer es invertir más en prevención. Ya se han dado realmente los primeros pasos con este fin, pero propongo que pensemos en intensificar la ayuda al desarrollo, en fijar como objetivo y controlar la posibilidad de campañas de información en los medios de comunicación, que deberían suponer un esfuerzo de colaboración con los países de origen y en las que las se informara de los riesgos y consecuencias de la inmigración ilegal mostrando cómo son realmente las cosas para los que llegan en cayucos y pateras y los que emigran ilegalmente en busca de trabajo, y también habría que hablarles de la posibilidad de emigrar legalmente. Esto ayudaría verdaderamente a aliviar muchas necesidades y miserias.

En tercer lugar, tenemos que hacer más por abordar el problema de las personas que trabajan ilegalmente en la Unión Europea y actuar con firmeza. Espero que el Consejo garantice que no haya más legalizaciones masivas, lo que hace más que ninguna otra cosa por atraer más emigrantes a la Unión Europea.

Finalmente, quisiera pedir una vez más a los Estados miembros que abandonen para siempre sus animosidades nacionales en lo que se refiere al asilo, la emigración por motivos de trabajo y la seguridad interior o por lo menos las refrenen y avancen hacia soluciones basadas en la Comunidad, porque lo que piden los nuevos retos es nuevas respuestas europeas.

 
  
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  Inger Segelström (PSE).(SV) Los ciudadanos de la Unión Europea dan una gran prioridad al debate que tenemos ahora. Como han dicho unos pocos oradores en esta Cámara, deberíamos haber resuelto estos fuertes problemas hace tiempo. Esto se aplica a los flujos migratorios que llegan a las Islas Canarias y Malta, la puesta al día de la información para todos los que esperan los permisos de permanencia en la Unión Europea y más apoyo a los que luchan por ser admitidos como nuevos ciudadanos de la UE. Deberíamos haber progresado más en orientar las actitudes de nuestras sociedades y combatir la segregación en la vida laboral, la vivienda y la educación.

En Suecia hemos tenido elecciones hace dos semanas, en las cuales un partido xenófobo ha conseguido escaños en uno de cada tres ayuntamientos. Me preocupa su mensaje de que se ha dejado entrar a demasiados inmigrantes. Hablan de eso, pero no de la responsabilidad que todos compartimos y de la solidaridad que debemos demostrar. La población de la UE envejece rápidamente y hará falta que seamos más. Debemos tener un debate fructífero sobre esto. En el Parlamento debemos obtener poderes más amplios, mayor responsabilidad y un acceso más rápido a la toma de decisiones. Tan solo a través de una política común de la Unión Europea en este terreno podemos conseguir resultados para los ciudadanos de la Unión Europea.

 
  
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  Stefano Zappalà (PPE-DE).(IT) Señor Presidente, Señorías, este verano hemos sido testigos una vez más de desembarcos y naufragios diarios que han supuesto cientos de muertos en aguas europeas.

El flujo continuo de barcos que tratan de alcanzar las costas de la Unión no da signos de amainar; en realidad, aumenta. La situación ha adquirido ahora claramente rasgos de auténtica emergencia, que hay que abordar seriamente. Todavía hoy, tres o cuatro Estados miembros piensan que tienen que abordar esos desembarcos por sí solos. Algo que hemos oído y dicho todos demasiadas veces en esta Cámara es que Malta, Italia y España están haciendo un esfuerzo en beneficio de toda la Unión, pero que se les deja sufrir solos.

La Unión Europea como tal, con sus 25 –y pronto 27– países miembros, debe abordar de una vez y por todas esta situación extremadamente seria de forma conjunta. Hay que abandonar el egoísmo nacional. Es hora de empezar a considerarse la emergencia de la inmigración como un problema que afecta a todos los 25 Estados miembros y no solo a aquellos cuya posición geográfica implica que tengan que recuperar cadáveres del mar todos los días.

A través de los buenos oficios del señor Frattini, que se merece todos nuestros aplausos –y no solo porque sea un amigo–, la Comisión prepara planes de acción específicos y trata de aplicar programas existentes. Es el Consejo, sin embargo, el que tiene que decidirse a abordar una situación que constituye una tragedia humana desde hace algún tiempo. En vez de eso, señor Ministro, el Consejo sigue tomando el pelo a Europa. El Consejo necesita asumir la responsabilidad de mandar una señal enérgica y efectiva para convertir esto en un asunto comunitario.

A este fin, señor Ministro, aprovecharé esta oportunidad para pedir de nuevo que se convoque un Consejo extraordinario de Asuntos Interiores, que deberá celebrarse en la Isla de Malta, pues es uno de los países más afectados y que afronta las mayores dificultades debido a su tamaño. Pediré también una vez más un debate sobre el acuerdo Dublín II.

¡No más palabras vacías, señor Ministro! ¡A través del Consejo, la Unión Europea necesita demostrar que existe realmente!

 
  
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  Genowefa Grabowska (PSE).(PL) Señor Presidente, Lampedusa no es solo un problema italiano. La inmigración no es actualmente un problema tan grande en mi país, Polonia, como lo es en España, Italia, Malta, Grecia o Chipre, pero a cualquiera de nosotros le podría alcanzar una ola de inmigración ilegal. Así pues, la inmigración no es una cuestión local o regional. Afecta al conjunto de Europa y es preciso tratarla a ese nivel. Si la Unión tiene que desarrollar una política común y efectiva de inmigración, esta política debe basarse en las decisiones aprobadas por mayoría. Es hora de suprimir la unanimidad en el Consejo y hacer de la inmigración una política del primer pilar.

Paso ahora al asunto de Frontex. La agencia Frontex tiene su sede en mi país, en Varsovia. Polonia tiene la mayor frontera exterior de la Unión Europea y, sin embargo, por ironías de la historia sus ciudadanos no pueden circular libremente, en estos momentos, por el territorio de toda la Unión porque SIS II no está listo. Me pregunto, señor Comisario, si cuando vayamos a celebrar el 50º aniversario de la Unión en marzo de 2007 estará usted en condiciones de decir cuándo podrán los ciudadanos de los nuevos Estados miembros gozar de la libertad de circulación en todo el territorio de la Unión.

 
  
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  Panayiotis Demetriou (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, permítame resaltar el tema de la cooperación policial y judicial y decir que resulta realmente vital ampliar y profundizar esta cooperación entre los Estados miembros de la Unión Europea. No podemos hablar de combatir eficazmente la delincuencia y el terrorismo a escala paneuropea con los niveles y mecanismos de colaboración actuales en el ámbito policial y judicial. Va siendo hora de que demostremos que nuestras declaraciones y garantías respecto de la mejora y el desarrollo de la cooperación no carecen de sentido.

Se trata del reto más grande a que se enfrenta el Consejo Europeo, que se va a reunir dentro de poco con el propósito de revisar el programa. Si el Consejo Europeo tiene la voluntad de subsanar la incompetencia en la toma de decisiones de Europa, a este respecto solo hay una decisión que adoptar: transferir estos asuntos del tercer pilar al primero. Tiene el poder legal para hacerlo, en virtud del artículo 42 del Tratado Europeo y la «cláusula pasarela». Utilicémosla de una vez.

La semana pasada, la Presidencia finlandesa admitió, entre otras cosas, que la experiencia práctica ha demostrado que los problemas con la actual toma de decisiones en la UE están provocando una disminución del número de iniciativas de cooperación policial. Ha sido efectivamente un reconocimiento bastante honesto. Sin embargo, la constante degradación de la cooperación policial se debe a la falta de decisiones marco europeas que desarrollen y establezcan tal cooperación.

Hay que subsanar esas deficiencias. La escasa credibilidad de la Unión Europea, por lo que concierne a la seguridad de sus ciudadanos, reduce su prestigio. Hemos esperado mucho tiempo a que se aprobara la decisión marco relativa a los derechos procesales mínimos en causas criminales y la revisión de la orden de detención europea. ¿Qué es lo que ha provocado tal retraso? ¿Por qué el Consejo está de brazos cruzados y es incapaz de tomar decisiones? Hemos de dejar de hablar y poner de una vez manos a la obra.

 
  
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  Edith Mastenbroek (PSE).(NL) Señor Presidente, Europa es una bicicleta. Ni que decir tiene que esta cita deja la puerta abierta a todo tipo de comparaciones poco convincentes, porque con el sistema de información de Schengen, un instrumento que nos ayuda, entre otras cosas, a seguir la pista a inmigrantes ilegales, nos comprometemos en una especie de Tour de France político, que implica que todos pedaleemos como locos en la misma dirección. Mientras tanto, hay otros retos, como evitar la inmigración, y la solitaria figura del Comisario Frattini intenta avanzar usando un triciclo. La carta verde es una buena idea, pero por desgracia es un castillo en el aire tal como están las cosas. Quizás el Comisario Frattini nos dirá si el Consejo está dispuesto a dar a estos asuntos un «tratamiento de bicicleta de montaña».

Otra cosa que ha quedado flotando en el aire es la observación de la Presidencia de que la toma de decisiones por mayoría funciona. Lo hace, pero entonces no deja de sorprenderme que el Consejo quiera restringir los derechos de codecisión del Parlamento en lo que se refiere a los datos biométricos. ¿No damos vueltas en bicicleta con suficiente rapidez alrededor del sistema de información de Schengen? ¿Nos dará el Comisario Frattini su opinión al respecto? Espero que lo haga.

 
  
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  Simon Busuttil (PPE-DE). (MT) Recientemente ha habido noticias contradictorias sobre el tipo de cooperación que mantenemos con Libia en materia de inmigración ilegal. Inicialmente, señor Comisario, usted dijo que Libia estaba interesada en participar en las patrullas mediterráneas; oímos después que Libia lo negaba. Más tarde, el «Corriere della Sera» anunció que Italia y Libia habían acordado realizar patrullas conjuntas. Posteriormente, esta noticia también fue desmentida. Después, señor Comisario, usted dijo que la Unión Europea estaba dispuesta a ayudar y prestar asistencia financiera a Libia para animarla a cooperar. ¿Pueden el Comisario y el Consejo aclarar en qué fase se hallan los contactos con Libia y cuál es la situación actual? Lo que es seguro es que en la lucha contra la inmigración ilegal, la cooperación con Libia es necesaria, de la misma manera que es importante que ayudemos a Libia a proteger sus fronteras en el sur del país. Después de todo, no podemos esperar que Libia nos ayude a proteger las fronteras mediterráneas si nosotros no ayudamos a Libia a proteger sus fronteras en el desierto.

 
  
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  Javier Moreno Sánchez (PSE). – (ES) Señor Presidente, resulta manifiesta la necesidad de un gran pacto entre europeos sobre inmigración. Este pacto entre europeos pasa por un pacto entre españoles. El Gobierno lo ha propuesto reiteradamente y el Partido Popular lo ha despreciado, prefiriendo ir tarde a Bruselas a proponer medidas que ya se están llevando a cabo en nuestro país con el apoyo de la Unión Europea.

Permítanme, Señorías, recordar telegráficamente los tres ejes de la política de inmigración del Gobierno español.

En primer lugar, ordenación y gestión eficaz de la inmigración legal ligada a la realidad del mercado laboral. Señorías, el «efecto llamada» lo provoca la economía sumergida; nosotros queremos trabajadores con derechos y obligaciones, no esclavos. La normalización extraordinaria ha sido una medida necesaria y puntual para poner orden al desastre migratorio que nos dejó el Gobierno de Aznar.

En segundo lugar, plena integración social de los inmigrantes legales en la sociedad española.

Por último, firmeza en la lucha contra la inmigración clandestina: todo inmigrante que entra ilegalmente en España es atendido dignamente, pero tiene que volver a su país. Este año, en España, 54 000 inmigrantes ilegales han sido repatriados.

(El Presidente interrumpe al orador)

 
  
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  Jacek Protasiewicz (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, señor Rajamäki, desde la Cumbre de Tampere de 1999 está claro que la Unión necesita un enfoque común de los problemas de la migración, y en particular de la migración económica. A resultas del creciente flujo de inmigrantes y las imágenes alarmantes de las Islas Canarias, conocemos ahora más que nunca la necesidad de una política común europea de emigración para tratar efectivamente este problema.

La inmigración no debería, sin embargo, percibirse simplemente como una amenaza. Europa experimenta sin duda una crisis demográfica. Una inmigración bien gestionada podría ser la respuesta a las consecuencias negativas de un envejecimiento de la población. Quiero recordar a esta Cámara que con la actual tasa de inmigración se prevé que en 2010-2030 habrá en la Unión 20 millones de personas empleadas menos. Las regiones más avanzadas del mundo compiten desde hace mucho tiempo entre ellas para atraer inmigrantes debidamente cualificados, y la Unión no debe permanecer al margen.

La ausencia de una política común de emigración aumenta realmente la probabilidad de que los inmigrantes burlen las normas nacionales. Hemos visto cómo determinados países han respondido a esas prácticas emprendiendo medidas de legalización masiva del estatuto de los inmigrantes ilegales, como el Gobierno socialista decidió hacer recientemente en España. Actuaciones de este tipo no son la solución del problema. De hecho, lo agravan porque incentivan a los traficantes a introducir de contrabando más grupos de inmigrantes a Europa.

Aprovecho esta oportunidad para expresar mi desacuerdo con lo que ha dicho el señor Rajamäki al comienzo de este debate con respecto al efecto positivo de la política de desarrollo para reducir la afluencia de inmigrantes, en particular los de África. No creo que sea útil seguir esa línea de pensamiento, señor Rajamäki. Acepto la necesidad de fortalecer la política de desarrollo, pero me inclino a apoyar el enfoque del Comisario Frattini, a saber, tratar con firmeza a los inmigrantes ilegales y dar prioridad a la gestión común de la emigración económica. Quisiera pedir también que se acelerara el trabajo sobre el proyecto de directiva sobre la admisión, conjuntamente con el trabajo sobre la directiva que regula los procedimientos para devolver inmigrantes a sus países de origen.

 
  
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  Lilli Gruber (PSE).(IT) Señor Presidente, Señorías, abrir las vías de entrada legal teniendo en cuenta las necesidades del mercado en los Estados miembros individuales es, junto con la reducción del trabajo ilegal, una de las prioridades para tratar pragmáticamente el complejo problema de la inmigración. Esto requiere un plan de acción común europeo, un compromiso común y un esfuerzo colectivo.

Para que esto no sea solo una retórica vacía, sin embargo, tenemos que abandonar la hipocresía de las grandiosas declaraciones de principio teóricas y dejar de aprovechar en las reuniones del Consejo la cuestión de la inmigración para fines políticos internos, práctica que es completamente inaceptable e irresponsable. Desde esta perspectiva, aplicar por fin la cláusula pasarela es absolutamente decisivo. Es la única manera de poder actuar efectivamente en un ámbito en que hemos sido negligentes demasiado tiempo.

Estoy de acuerdo con quienquiera que haya dicho que «tenemos que pedalear», pero añadiría que «de otro modo nos caemos». En este caso, sin embargo, nos caeremos todos juntos, al unísono. Por si todavía no nos hemos dado cuenta, estamos todos en la misma bicicleta.

 
  
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  Ioannis Varvitsiotis (PPE-DE).(EL) Señor Presidente, todos hemos entendido que existe una necesidad urgente de que adoptemos un planteamiento común respecto del terrorismo, la delincuencia organizada y la inmigración ilegal. Por lo que respecta a la inmigración, es necesario coordinar las estructuras implicadas en la gestión de los flujos migratorios y simplificar los procedimientos de toma de decisiones utilizando la mayoría cualificada. Hay que hacer especial hincapié en la necesidad de respetar la solidaridad y la distribución equitativa de las cargas entre los Estados miembros, incluidos los que no se hallan sometidos a la presión de la inmigración.

Tenemos que subrayar también la necesidad de cooperar entre todos nosotros en lo referente al control eficaz de las fronteras exteriores. Hay que hacer especial hincapié en una mejor gestión de las fronteras marítimas en Europa mediante la creación de un servicio de guardacostas en el Mediterráneo con el fin de prevenir tragedias humanas y controlar los flujos migratorios.

Por último, es preciso comprender que la legalización masiva unilateral de inmigrantes ilegales no solo no constituye ninguna solución, sino que es causa de mayores presiones por parte de la inmigración y de acontecimientos imprevistos. Los actos unilaterales en el seno de una Comunidad de fronteras interiores abiertas –en la que la interdependencia y las interacciones son inevitables– constituyen un asunto que merece seria atención por nuestra parte.

Son algunas de las medidas sobre las que tenemos que decidir conjuntamente, y no basta con tomar decisiones, sino que hay que llevarlas a la práctica con fervor religioso.

 
  
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  Adeline Hazan (PSE).(FR) Señor Presidente, creo que nos encontramos en un momento clave para el futuro de la política europea de inmigración, una hora de la verdad en la que cada uno y cada una de nosotros debemos percibir claramente lo que está en juego.

¿Qué respuesta concreta da Europa a estos desafíos? Actualmente, hay que decirlo, una mezcla de compasión y represión que no aporta ninguna solución real a la necesidad de protección que los motiva. Recordemos aquí los peligros de una inmigración de usar y tirar, que contemple al inmigrante solo desde un punto de vista utilitario. La hipocresía no ha dejado de reinar desde el primer Consejo Europeo de Tampere, que debía conducir a una comunitarización de las políticas de asilo e inmigración.

Asistimos hoy a una deslocalización de nuestras responsabilidades a nuestros vecinos de la orilla meridional del Mediterráneo, que tienen grandes dificultades para asumir tan pesada carga. Entonces, ¿cómo podemos creer que nos será posible frenar los flujos migratorios, cuando además ya se prevé la llegada futura de refugiados del cambio climático?

Tenemos que abandonar por fin esta política miope y apoyar políticas que reclaman la adopción de medidas.

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  Christine de Veyrac (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, cada día comprobamos de nuevo que se ha hecho indispensable una política común europea de inmigración. A los que lo dudaban, las regularizaciones masivas de extranjeros sin papeles en algunos países europeos han demostrado que entrañan llegadas masivas de nuevos inmigrantes ilegales a nuestro continente. Esta situación tiene repercusiones en todos los países de la Unión Europea, pues, como todo el mundo sabe, el inmigrante regularizado puede circular libremente por gran parte del territorio de la Unión.

Con el ejemplo español hemos tenido la demostración de que, en el espacio sin fronteras en que vivimos, un Gobierno ya no puede decidir solo, sin concertación con sus socios, regularizar a todos los inmigrantes en situación irregular presentes en su territorio. Se ha hecho indispensable una política común y concertada, como por lo demás preveía el proyecto de Constitución Europea, que transfería lo esencial de esta materia a la mayoría cualificada.

Observo que a pesar de los esfuerzos de la Comisión, algunos Estados parecen dar marcha atrás, al rechazar hoy lo que habían aceptado ayer. Es lamentable. Mantener la unanimidad en este terreno es un factor de parálisis e ineficacia. La Cumbre informal de la Unión Europea del próximo 20 de octubre debe decidir medidas potentes y concretas para frenar la inmigración clandestina. No debe contentarse con las grandes declaraciones de buenas intenciones, como sucede con demasiada frecuencia.

Frenar la inmigración clandestina, sí, pero el problema debe abordarse en su raíz. Debemos estudiarlo en concertación con los países de África, en el marco de una verdadera estrategia de codesarrollo, a través de un verdadero intercambio de competencias entre países de inmigración y países de emigración. Pero, sobre todo, la Unión Europea debe ampliar y controlar mejor su política de ayuda al desarrollo, saber a dónde van los fondos, cómo se emplean.

Por último, no olvido el muy corto plazo y los problemas inmediatos, y me gustaría lamentar, como ha hecho el señor Deprez, el comportamiento de los Estados que no han cesado de hablar de ayuda mutua y solidaridad sin pasar jamás de la palabra a los hechos. Ante esta afluencia de inmigrantes ilegales a las Islas Canarias, es nuestro deber ayudar a España y es tarea de los Estados miembros entrar en acción y mostrar solidaridad.

 
  
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  Kinga Gál (PPE-DE). – (HU) Señor Presidente, resulta de vital importancia que se apliquen los principios y valores básicos en los que se fundamenta la Unión Europea, en todas las circunstancias, incluso en el marco de las políticas de los Estados miembros y de la Comunidad. Si se cumplen nuestras aspiraciones en este sentido, nos acercará a salvaguardar la legitimidad democrática de la Unión y a conservar nuestra credibilidad.

Esto también significa que la protección y la promoción de los derechos fundamentales deben recibir el debido apoyo institucional. Esa es la razón por la que considero que es importante que ningún Estado miembro se oponga a la creación de la Agencia de la Unión Europea para los Derechos Fundamentales con el fin de que opere de manera verdaderamente responsable, independiente y eficaz.

No se puede tolerar que un Estado miembro desprecie los valores y principios fundamentales de Europa. Y esto es especialmente cierto en el caso de los nuevos Estados miembros y los que van a acceder ahora a la Unión, en los que muchas veces el Estado de Derecho solo se pone a prueba una vez que se han convertido en miembros.

Por eso no se puede permitir que en Eslovaquia el Gobierno y los funcionarios ofrezcan apoyo oficial, manifiesto o encubierto, a la intolerancia y al extremismo, ni podemos tolerar su resultado inmediato: hacer la vista gorda ante los actos de violencia perpetrados contra las minorías y la población húngara. Es algo que no puede considerarse un asunto interno. Tiene un impacto directo sobre la libertad, la seguridad y la justicia dentro de la UE, lo cual lo convierte en una cuestión europea.

Análogamente, hemos presenciado cómo se ha hecho gala de falta de principios, se han proferido impudicias y mentiras, se ha faltado a los principios fundamentales de Europa y a la responsabilidad y el compromiso con los ciudadanos, presentándolo, sin atisbo alguno de remordimiento, como un acto de valor y heroísmo. Me estoy refiriendo, por supuesto, a los sucesos que han rodeado al Primer Ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány. Esto socava igualmente los cimientos del Estado de Derecho y la credibilidad. Por eso compromete todo lo que construimos conjuntamente en el ámbito de la libertad, la seguridad y la justicia.

La forma en que el Consejo y la Comisión abordan la ampliación del espacio de Schengen ha atentado contra la credibilidad de las instituciones de la Comunidad y la confianza de los ciudadanos de los nuevos Estados miembros en la Unión, sobre todo cuando recientemente se ha anunciado que la ampliación de la zona quedaría pospuesta hasta la segunda mitad de 2008. Sencillamente no lo entendemos, y resulta inaceptable para los nuevos miembros que no puedan adherirse...

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  David Casa (PPE-DE). (MT) Señorías, quisiera comentar un problema al que se enfrenta toda Europa, en especial los países mediterráneos. Todo el mundo ha expresado su parecer; todo el mundo ha proclamado que hay que encontrar una solución. Señorías, la solución la tenemos justo delante de nosotros: debemos crear un mecanismo que garantice que las responsabilidades sean compartidas por todos. Las palabras huecas son inútiles; no sirve de nada afirmar que en esta Unión todos debemos ayudarnos entre nosotros, para luego no mover un dedo cuando llega el momento de la verdad. Carece de sentido pronunciar palabras altisonantes como «solidaridad» y luego no hacer nada. No dejemos que esta Unión, que se creó precisamente para permitir a todo el mundo disfrutar de idénticos derechos, quede reducida a una Europa de documentos, una Europa de resoluciones, una Europa de promesas o una Europa de ensueños. Sé que se están haciendo algunos esfuerzos, pero no son suficientes. Ha llegado el momento de la verdad, es el momento de poner en práctica lo que predicamos y afirmamos que creemos realmente. Estoy seguro de que, con un poco de buena voluntad por parte de todos, alcanzaremos un compromiso que conduzca a una solución duradera para este problema, es decir, la política europea común que tan imperiosamente necesitamos.

 
  
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  Robert Atkins (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, lamento volver a plantear esto otra vez, pero parece ser que nadie en la Presidencia del Parlamento está escuchando. Se nos ha dicho que acudiéramos aquí para las votaciones a mediodía. Estas han quedado pospuestas primero a las 12.05 y luego a las 12.10 horas. Sé que usted es muy eficiente resolviendo asuntos en esta Cámara, pero le pido que informe a la Conferencia de Presidentes acerca del continuo descontento entre los diputados a esta Cámara por los cambios arbitrarios de la hora de la votación, lo que supone un quebranto considerable del funcionamiento de esta Cámara.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente. Hemos celebrado un debate exhaustivo, que ha consumido toda la mañana, sobre un único asunto. Han intervenido 63 oradores. No quiero ser descortés ni con el Consejo ni con la Comisión, pero el señor Ministro ha hablado durante 23 minutos y 49 segundos, y el señor Comisario durante 21 minutos y 19 segundos. Estoy obligado a concederles a ambos la palabra ahora. Espero que sean breves en sus comentarios.

 
  
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  Kari Rajamäki, Presidente en ejercicio del Consejo. (FI) Señor Presidente, quiero dar las gracias al Parlamento por este excelente debate. Lamento, sin embargo, que no dispongamos de suficiente tiempo. Por desgracia, no puedo resumir un discurso de cinco minutos en, digamos, dos minutos, aunque ello sería sin duda posible en el Parlamento finlandés.

La Presidencia es consciente de la naturaleza de la propuesta de Decisión marco sobre la protección de datos personales bajo el tercer pilar –me estoy refiriendo ahora a la propuesta de la señora Roure– y de su importancia para los ciudadanos de Europa, así como del hecho de que el Parlamento Europeo haya participado en las propuestas sobre la Decisión marco relativa a los sistemas de información VIS y SIS II. A este respecto y en nombre de la Presidencia, quiero agradecer al Parlamento Europeo la labor que ha realizado y proclamar que estamos haciendo cuanto podemos para llegar a un acuerdo sobre la propuesta de Decisión marco a finales de nuestro mandato presidencial. En la medida de lo posible tendremos en cuenta la opinión y los criterios del Parlamento Europeo para la labor futura en el contexto de los actos del Tratado, de forma que podamos utilizar un instrumento legislativo adecuado para garantizar unos niveles elevados de protección de los datos personales, estableciendo unas normas comunes para la protección de los datos en los ámbitos propios del tercer pilar.

Los temas de la inmigración y la migración exigen un debate más concreto y espero que dispongamos de la oportunidad para volver sobre ellos de nuevo. La situación en el Mediterráneo ha sido un tema que yo planteé inmediatamente durante la primera reunión del Consejo de Ministros de Interior. Ha figurado en el orden del día y ha sido debatido en cada una de las reuniones y lo volverá a ser.

Es fundamental que podamos ejercer una mayor influencia sobre el desarrollo social y económico y sobre las condiciones generales en terceros países de donde proceden los inmigrantes. En general, nosotros, los Ministros de Interior, preferimos tratar sobre el impacto puramente humano y negativo; en otras palabras, nosotros ponemos la venda sobre la herida. En consecuencia, es muy importante contar con una mejor coordinación de las relaciones externas y los asuntos internos de la UE en colaboración con los terceros países y la Comisión. Esto es algo que también se ha subrayado continuamente en la labor del Consejo de Ministros.

Es igualmente importante que brindemos apoyo a los países que soportan una carga onerosa por culpa de la inmigración ilegal. La iniciativa referente a una mayor solidaridad, propuesta en Tampere, es notable. Puede ayudarnos a progresar, y no simplemente a base de poner dinero. Para contrarrestar esta carga, necesitamos una inversión financiera significativa. Además, precisamos garantías en cuanto a un procedimiento que asegure que los Estados miembros cumplan las normas aprobadas conjuntamente y asuman la responsabilidad por los inmigrantes ilegales y los solicitantes de asilo que entran en su territorio; en otras palabras, que los registren y les concedan un permiso de residencia o que realicen los trámites para su repatriación. Va a ser de suma importancia que se creen sistemas de información a tal fin y que se desarrollen asimismo los sistemas existentes.

Conjuntamente con la Comisión, el Consejo apoya las formas existentes de asistencia, necesaria en la vigilancia costera en el Mediterráneo y otras zonas de cooperación, pero deseo señalar que en la Unión Europea, la responsabilidad en lo referente a las operaciones de ese tipo corresponde a los Estados miembros, que deben tener la debida competencia, capacidades de planificación y facultades de gestión para la operación continuada, así como para operaciones conjuntas. Los países en las fronteras exteriores de Schengen son igualmente responsables de evitar la inmigración ilegal en la zona de Schengen. Queremos apoyar ese planteamiento, así como la labor de la nueva Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea (Frontex).

Es de vital importancia que, cuando subrayemos la importancia de garantizar la protección y la ejecución de la Convención de Ginebra, establezcamos una distinción entre inmigración legal e ilegal. A este respecto, es muy importante que se desarrolle una política de inmigración europea activa y se concrete su gestión cuantitativa y cualitativa, al tiempo que tengamos presente la cuestión de la estabilidad en nuestros mercados laborales. Sin embargo, una política de inmigración europea activa no es lo mismo que inmigración ilegal bajo el control de la delincuencia organizada. Tal como ha dicho el Comisario Frattini, también hemos de tomarnos en serio el hecho de que el mercado de trabajo ilegal y la economía sumergida son responsables del caos humano y económico. Los distintos Estados miembros de la Unión Europea deberían estar actualmente en condiciones de debatir este hecho con un planteamiento franco y abierto. Para que eso ocurra, las autoridades tienen que mostrarse más dispuestas a reconocer el fenómeno del contrabando y el tráfico de seres humanos y redoblar sus esfuerzos para proteger a las víctimas del tráfico humano. La modalidad más aborrecible de delincuencia organizada, el tráfico humano, es un fenómeno europeo, aunque apenas hablemos de ello. Finlandia desea revitalizar este debate, tanto dentro del país como en la Unión Europea.

Es muy importante controlar la forma en que la Unión Europea ampliada responde a las demandas de nuestros ciudadanos y lo que estos consideran aceptable, por una parte, y las exigencias en cuanto a seguridad interior, por otra. A este respecto, considero muy importante mejorar el proceso de toma de decisiones. Resulta de todo punto inaceptable que nos lleve más de un año pensar a quién nombrar como Director de Europol. Igualmente inaceptable resulta que, al tiempo que exigimos controles en las fronteras exteriores y una estrategia fronteriza, estemos dándole vueltas al asunto de qué ciudad debe ser la sede de la Agencia de seguridad de fronteras. Tenemos que ser capaces de implantar un sistema de toma de decisiones que procure una seguridad mejor y con mayor credibilidad.

Por lo que respecta a la bicicleta de montaña que ha sido citada en intervenciones anteriores, quiero decir que Finlandia, lo mismo que Alemania y las demás Presidencias, así como el Comisario Franco Frattini, querría cambiar en esta bicicleta a una marcha más larga y que nos proponemos utilizarla por el bien de la seguridad común y una Europa más segura.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente. Muchas gracias, señor Ministro. Creo que fue el Presidente Jackson de los Estados Unidos quien dijo: «me gusta el ruido de la democracia». Eso es lo que está usted escuchando.

 
  
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  Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. – (IT) Señor Presidente, Señorías, soy consciente de que, en los escasos minutos de que dispongo, va a resultar enormemente difícil responder ni siquiera de forma abreviada a todas las propuestas y observaciones expresadas por quienes han hecho uso de la palabra en las, aproximadamente, dos horas y media de este notable debate.

Señor Rajamäki, usted ha mencionado antes que el debate de hoy se centraba en determinadas prioridades para la Unión Europea, una de las cuales es indudablemente la lucha contra el terrorismo. Hoy no hemos hablado demasiado de ese tema, pero todos ustedes son perfectamente conscientes de que este mismo verano, gracias a una minuciosa cooperación, las autoridades de seguridad en tres países europeos –el Reino Unido, Dinamarca y Alemania– han frustrado algunos ataques terroristas que podrían haber resultado devastadores. El terrorismo continúa siendo la principal amenaza contra nuestra democracia.

A mi juicio, no existe una vinculación entre terrorismo e inmigración, y comparto las opiniones de quienes así lo han manifestado. La inmigración constituye, sin lugar a dudas, una prioridad independiente: constituye un reto, no un peligro para la Unión Europea. Muchos de ustedes han mencionado las políticas de desarrollo conjunto, sobre todo con los países africanos. Puedo decirles que la Comisión, que siempre es bastante ambiciosa a la hora de plantear propuestas, ha sugerido asignar 17 000 millones de euros –una suma considerable– al nuevo fondo europeo para el desarrollo de países como los de África, y que las políticas de desarrollo conjunto que muchos han propugnado se verán beneficiadas en consonancia.

Habrá políticas de desarrollo destinadas a la estabilización institucional, la lucha contra la corrupción y la buena gobernanza. Todas ellas son iniciativas de desarrollo conjunto enfocadas a mejorar su capacidad para prevenir los flujos de inmigrantes, tal como esperan muchos de ustedes.

El señor Barón Crespo ha mencionado el problema de la utilización de los fondos europeos disponibles. Estoy totalmente de acuerdo con el señor Barón Crespo, y hago un llamamiento de nuevo a los Estados miembros para que elaboren proyectos: los fondos europeos solo podrán aprovecharse si los Estados miembros de la UE presentan proyectos. En los últimos años, por desgracia, varios fondos habilitados por la Comisión no han sido utilizados por falta de proyectos. Invito a todos los Estados miembros a que presenten un mayor número de proyectos, de manera que puedan financiarse nuevas iniciativas.

Se ha hablado mucho de la prevención, la protección y las fronteras marítimas, en alusión al Mediterráneo. Vamos a someter a la aprobación de los ministros en Luxemburgo un proyecto para la gestión integrada de la frontera mediterránea. Quiero decir algo a todos los que se han manifestado en términos muy duros, que no comparto, sobre una especie de «armada europea» para declarar la guerra a los inmigrantes. Me gustaría mencionar –y esto va dirigido en particular a la señora Flautre, por quien siento gran estima– que si no hubiera sido por las patrullas en el Mediterráneo y el Atlántico durante este verano, si no hubiera sido por los miles de guardacostas, policías y operativos de seguridad, muchos miles de inmigrantes habrían perecido en alta mar.

El objetivo primordial de los barcos patrulla consiste en salvar la vida de las personas en el mar, y no en emprender la guerra contra los inmigrantes. Así pues, se trata justamente de lo contrario de lo que se ha sugerido: en aras de la seguridad, nos proponemos plantear un sistema que todos los Gobiernos nos han solicitado sea creado.

El tema de los países en las fronteras meridionales del Mediterráneo ciertamente merece un debate a fondo. Con respecto a Libia, solo diré que dicho país ha accedido a entablar conversaciones con la Unión Europea, que iniciaremos concretamente sobre la base, por encima de todo, de una garantía de pleno cumplimiento de las normas sobre la dignidad de la persona y el respeto por el individuo. Se lo hemos exigido a Libia, lo mismo que se lo exigimos a todos los demás interlocutores nuestros de fuera de la UE. Libia ha solicitado ayuda para controlar su frontera meridional: sus 2 000 kilómetros de frontera en el desierto son prácticamente incontrolables, y una de las peticiones que hemos recibido es: «ayúdennos a controlar mejor esta frontera, y nosotros les ayudaremos a controlar a la gente antes de que inicien su desplazamiento y, sobre todo, a erradicar el tráfico de personas», que por desgracia a menudo tiene lugar a través del Mediterráneo.

Tenemos la obligación de iniciar conversaciones con Libia, y hemos de hacerlo sobre la base del respeto mutuo entre la Unión Europea y sus socios no europeos. La Conferencia Unión Africana-Unión Europea sobre inmigración que se va a celebrar en Trípoli constituirá un nuevo gesto para hacer comprender a Libia que no solo queremos que se implique de verdad ese país, sino todos los de África del Norte.

Quiero hacer una par de puntualizaciones finales. La primera se refiere a la solidaridad. Muchas personas han hecho mención de la solidaridad. Creo que hemos de adoptar un enfoque global respecto de la solidaridad, igual que hacemos con la inmigración, ya que hemos de mostrar solidaridad principalmente con las víctimas del tráfico de personas. Ese es el primer tipo de solidaridad que hemos de mostrar.

Luego está la solidaridad que hemos de manifestar hacia los países africanos de origen, así como los países de tránsito, ya que ellos también están expuestos a un flujo, a menudo incontrolado, de personas. Además está la solidaridad entre los Estados miembros dentro de la Unión Europea. No hemos de subestimar la importancia de la solidaridad mutua entre países en la Unión Europea, ya que es una de las modalidades que debe adoptar la palabra «solidaridad». ¿Cómo olvidar que países como Malta o las pequeñas islas de Canarias o Lampedusa no pueden hacer frente por sí solos al flujo incesante de inmigrantes ilegales? Eso también es solidaridad.

Está la solidaridad humana con la gente que llegan a nuestras costas; está asimismo la solidaridad que países muy distantes del Mediterráneo deben practicar con otros rodeados o limítrofes con dicho mar.

El segundo tema es el respeto por la ley. Señorías, no creo que pueda pedírsele a la Unión Europea que legalice algo ilegal, ya que siempre que se viola una ley, una infracción sigue siendo una infracción. Quienes trafican con seres humanos deben ser severamente castigados, sin indulgencia. Si la gente ofrece trabajo de forma ilegal y bajo cuerda y se aprovecha de los trabajadores inmigrantes ilegales, hay que imponer sanciones. Si la gente entra en la UE infringiendo todas las leyes y permanecen en ella de igual modo, la política europea tiene que respetar la dignidad del individuo, pero también tiene que resultar creíble y tiene que repatriar a sus países de origen a quienes hayan infringido la ley; de lo contrario, estaremos dando la impresión de que pueden contravenir la ley y de que no les va a pasar nada.

Por último, mi comentario final hace referencia a nuestra política institucional y constitucional. Hemos hablado mucho de ella: necesitamos visión, tal como han apuntado el señor Schulz y otros muchos oradores, para dirigir y activar los procesos políticos. No puedo imaginarnos yendo por detrás de la sociedad civil; no puedo imaginarnos, como instituciones, esperando a que la sociedad civil nos dé un empujón o incluso muestre su descontento con nuestra capacidad de liderazgo político.

Muchas personas han mencionado la necesidad de dejar de lado los egoísmos nacionales. Creo que se trata de un asunto esencial: si nosotros y los Gobiernos de los Estados miembros entendemos que ni siquiera les beneficia a ellos aferrarse a los egoísmos nacionales, entonces dichos Gobiernos comprenderán que el orgullo nacional, que muchos de nosotros juzgamos importante, no puede defenderse mejor que aunando nuestras políticas comunes.

Defender el orgullo nacional, sosteniendo que la inmigración o el terrorismo solamente pueden abordarse mediante políticas nacionales, no constituye un asunto de defensa del orgullo nacional o de los grandes principios tras la tradición de muchos países; equivale simplemente a no responder a lo que la gente está exigiendo. Es por eso que necesitamos una visión política con valor para avanzar en una dirección diferente.

 
  
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  El Presidente. Quiero dar las gracias a los 63 oradores que han participado en el debate. Asimismo quiero dar las gracias al señor Ministro por su brevedad y al señor Comisario por su apasionamiento.

El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  John Attard-Montalto (PSE).(EN) «Más vale prevenir que curar», dice un refrán popular. Este asunto trata tanto de la prevención como de la cura.

No cabe ninguna duda de que la Unión Europea ha llegado finalmente a entender que los problemas sufridos por Malta y otros países mediterráneos, afectados por el fenómeno de la inmigración, acabarán convirtiéndose al final en un problema de toda Europa. Y esta es la Europa a la que Malta deseaba adherirse. No hay nada más noble que la solidaridad. Sin embargo, algunos critican a la Unión por aportar demasiado poco demasiado tarde. Tal vez tengan razón, pero más vale tarde que nunca. Desde luego, dos barcos para patrullar la extensión que hay entre Gibraltar y Alejandría son insuficientes, pero, por otro lado, la petición de ayuda de Libia para controlar sus 2 000 kilómetros de fronteras terrestres constituye una noticia magnífica, sobre todo para Malta. Eso forma parte de la política de prevención.

El proceso para resolver el fenómeno es mucho más complicado. Mientras no se aborden los endémicos problemas africanos de pobreza, guerras civiles, enfermedad, hambruna, paro, corrupción y deuda internacional, y se corrijan mediante un sistema de buen gobierno y justicia, el problema de la inmigración irregular continuará siendo irresoluble.

No puedo sino criticar a algunos países europeos por porfiar sobre la ayuda financiera a sus socios –Malta, Italia, España y Grecia–, que están haciendo cuanto pueden para aliviar la apremiante situación de los inmigrantes irregulares.

 
  
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  Alessandro Battilocchio (NI).(IT) Conseguir una política común europea en el ámbito de inmigración y asilo constituye, sin duda alguna, una prioridad, aunque los Estados miembros han mostrado por el momento diferentes grados de buena voluntad para abordar el problema.

No obstante, la necesidad de resolver el problema de la inmigración ilegal es, a mi juicio, aún más urgente. A pesar de los repetidos llamamientos de las instituciones en favor de la cooperación, la responsabilidad principal continúa recayendo sobre los Estados miembros ubicados en las fronteras naturales de la Unión Europea. Por tanto, es preciso encontrar urgentemente soluciones prácticas para contener y regular el problema. La coordinación de las fuerzas fronterizas de los distintos Estados miembros resulta útil, pero no es suficiente.

La idea de crear una fuerza de trabajo fronteriza conjunta constituye, desde luego, la solución más adecuada y agradezco a la Presidencia finlandesa que la haya mencionado. Cuando menos, el diálogo con y el apoyo a los países de donde proceden los inmigrantes y los que atraviesan en su camino hacia Europa, resulta absolutamente vital con vistas a cualquier solución eficaz duradera.

Espero que las Presidencias venideras, empezando por Alemania, que recibe un elevado porcentaje de los inmigrantes que se cuelan a través de las fronteras meridionales, aborden el asunto con firmeza y alcancen un consenso sobre el tema, que afecta de cerca a todos los europeos, así como al delicado equilibrio social de la Unión.

 
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