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Procedimiento : 2006/2173(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0468/2006

Debates :

PV 14/03/2007 - 9
CRE 14/03/2007 - 9

Votaciones :

PV 15/03/2007 - 5.5
CRE 15/03/2007 - 5.5
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0076

Acta literal de los debates
Miércoles 14 de marzo de 2007 - Estrasburgo Edición DO

9. Relaciones euromediterráneas - Construcción de la zona de libre comercio euromediterránea (debate)
Acta
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  La Presidenta. De conformidad con el orden del día se procede al debate conjunto sobre la asociación euromediterránea, que incluirá lo siguiente:

– las declaraciones del Consejo y la Comisión sobre las relaciones euromediterráneas y

– el informe (A6-0468/2006) del señor Arif, en nombre de la Comisión de Comercio Internacional, sobre la construcción de la zona de libre comercio euromediterránea (2006/2173(INI)).

 
  
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  Gernot Erler, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, Señorías, me complace poder hablarles hoy sobre el tema de las relaciones euromediterráneas y poder estar con ustedes para el debate sobre el informe de la Comisión de Comercio Internacional relativo a la construcción de la zona de libre comercio euromediterránea. El informe del señor Arif contiene la mayoría de los puntos de interés sobre el tema de las relaciones entre la UE y los países del Mediterráneo.

En interés de la UE es conveniente que la región del Mediterráneo sea segura, políticamente estable y esté bien desarrollada, no solo por motivos históricos y geográficos, sino también dados los acontecimientos actuales, incluido el aumento del peligro de terrorismo y los estrechos vínculos económicos. Prácticamente a diario se nos recuerda que las regiones del norte de África y Oriente Próximo todavía no han encontrado la estabilidad política y económica.

El proyecto de resolución de su Asamblea no se anda con rodeos a la hora de señalar los principales problemas subyacentes a esta situación.

El conflicto de Oriente Próximo ha dejado su huella en la vida política, económica y social, y tendrá una influencia duradera sobre la región. Un considerable aumento de la población de los Estados de la costa meridional del Mediterráneo, junto con un desarrollo económico que no puede mantener el mismo ritmo, han hecho que en estos países haya cada vez más personas que no tienen acceso a la educación ni al trabajo. Los jóvenes, sobre todo, al ver que no tienen posibilidades en sus propios países, tratan de emigrar a Europa o se convierten en presa fácil de los proselitistas de «soluciones simples» en forma de ideas radicales; y en ocasiones ambos casos se dan simultáneamente. Los Gobiernos de determinados Estados del Mediterráneo se retraen ante las reformas necesarias y niegan a su pueblo la oportunidad de la participación política.

Sin embargo, el proyecto de resolución reconoce que el Proceso de Barcelona ha conseguido, y cito: «progresos importantes en la región… mediante la creación de vínculos políticos, económicos, sociales y culturales entre el norte y el sur del Mediterráneo».

El Proceso de Barcelona no pudo resolver el conflicto de Oriente Próximo, pero en aquel momento no se pretendía que lo hiciera, y añade valor de otro modo que no debería infravalorarse, ya que es uno de los pocos foros en los que Israel y sus vecinos árabes se reúnen en la misma mesa de forma regular. «Barcelona» les proporciona un techo bajo el que tener la oportunidad del intercambio práctico y la cooperación incluso en aquellas ocasiones en las que tienen sus diferencias políticas, y depende de los propios países participantes decidir en qué medida quieren aprovechar esa oportunidad.

Permítanme ponerles dos ejemplos. En marzo de 2006, los representantes palestinos e israelíes participaron constructivamente en la reunión de altos funcionarios de la asociación euromediterránea y el Comité Euromediterráneo pese a las disputas provocadas por el resultado de las elecciones en los territorios palestinos.

El segundo ejemplo se refiere a que en la reunión especial de altos funcionarios de la asociación euromediterránea y el Comité Euromediterráneo del 22 de febrero de 2006, celebrados para tratar la «disputa de las caricaturas», la parte árabe y la UE presentaron propuestas constructivas. También en este caso cabe destacar que estuviesen presentes las delegaciones israelí y árabe.

De ahí se deduce que, incluso si no se consiguen las ambiciosas metas formalmente establecidas en 1995 en la Declaración de Barcelona –entre ellas la creación de un espacio común de paz y estabilidad, el establecimiento de una zona de prosperidad general y el desarrollo de una estrecha asociación en asuntos sociales, culturales y humanos– el Proceso de Barcelona seguirá siendo un instrumento que no podemos dejar de lado.

El hecho es que, pese a todos sus defectos, puede ayudar a la región del Mediterráneo a pasar de ser un «mar de confrontación» a ser un «mar de cooperación», tal como lo denominaba el ex Ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer.

El Proceso de Barcelona es lo que garantiza que no solo puedan reunirse los representantes de los Gobiernos y los miembros de la elite académica, sino que gente corriente y los miembros de la sociedad civil de ambos lados del Mediterráneo también puedan acercarse unos a otros, y la «Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el diálogo entre culturas» contribuye a conseguir esto con un compromiso que deberá intensificarse aún más en el futuro.

Quisiera añadir que una institución importante en el campo de la cooperación euromediterránea es la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea (APEM), establecida ya en 2003 con la intención de que ejerciese una influencia cada vez mayor en la promoción de las estructuras democráticas y los derechos humanos en todos los países de la asociación euromediterránea.

En la cumbre en ocasión del décimo aniversario del Proceso de Barcelona fue evidente que, pese a las diferencias de opinión sobre el alcance y la forma que debería adoptar, la UE y los países del Mediterráneo siguen ansiando una estrecha colaboración. El programa de trabajo para los próximos cinco años adoptado por la cumbre contiene objetivos específicos en todas las áreas del Proceso de Barcelona, no solo en cooperación política, económica y cultural, sino también en inmigración, y existen las condiciones para una continua cooperación.

Lo que quisiera decir a esta Asamblea es que no puede haber estabilidad sin avance económico; todos lo sabemos, y esto se aplica también al contexto de la asociación euromediterránea. Por ese motivo, los Ministros de Exteriores de la asociación euromediterránea reiteraron en su cumbre celebrada en Tampere a finales de noviembre de 2006, el hecho de que la creación de una zona de libre comercio euromediterránea sigue siendo una meta compartida por todos los agentes de dicha asociación. ¿Es razonable perseguir de forma tan persistente un objetivo acordado hace diez años o se trata de una prueba de obstinación?

En primer lugar permítanme decir que me parece que la fecha de 2010 se ha convertido en un símbolo de la importancia que otorgan los socios de la asociación euromediterránea a la zona de libre comercio, mientras que, por encima de esto, son muchas las cosas que han sucedido en el frente económico para hacer que una zona de libre comercio parezca una propuesta viable. Las zonas de libre comercio bilaterales bajo los auspicios de los acuerdos de asociación vigentes entre la UE y la práctica totalidad de los países del Mediterráneo –con la única excepción de Siria en la actualidad– de están desarrollando de forma satisfactoria.

El objeto es que progresivamente los países del Mediterráneo se integren más a la economía europea. La Presidencia alemana del Consejo hará todo lo que pueda por respaldar a la Comisión, de forma que las actuales negociaciones cobren impulso y se puedan hacer nuevos avances, especialmente en áreas como la progresiva liberalización de la prestación de servicios y el derecho de establecimiento; la liberalización progresiva del comercio de productos agrícolas, los productos agrícolas procesados y los productos pesqueros, además de la creación de un mecanismo para la resolución de disputas y la convergencia de las leyes con especial énfasis en la aproximación de la legislación técnica.

El objeto de esto es facilitar más el acceso de los países del Mediterráneo al mercado interior de la UE, ya que esta es su socio comercial más importante al representar más del 50 % de sus exportaciones. Por supuesto, esto conlleva el avance en la aplicación del acuerdo de asociación que he mencionado previamente, que traerá consigo otros retos, planteando, entre otros aspectos, si las operaciones empresariales de los socios del Mediterráneo son competitivas. Entre los propios países del Mediterráneo, el proceso de integración ha avanzado considerablemente con el Acuerdo de Agadir, vigente desde 2004, y que pretende crear una zona de libre comercio en torno al Mediterráneo. Una forma en la que la UE promueve esta cooperación entre el norte y el sur es prestando apoyo económico a su secretaría. Esperamos que pronto sean más los países que se unan a Egipto, Jordania, Marruecos y Túnez al adherirse al Acuerdo de Agadir.

Las liberalizaciones y las reformas económicas no pueden evitar tener un efecto sobre la situación socioeconómica de un país, y precisamente el modo en que afectan estos cambios depende principalmente de cómo se controlan los cambios estructurales necesarios y que se haga con un objetivo final en mente. La UE proporciona apoyo práctico a los países del Mediterráneo para llevarlos a cabo, por ejemplo habiéndoles proporcionado durante varios años, como parte del Proceso de Barcelona, sumas considerables de dinero para la reestructuración y la modernización del empleo y la formación, además de para la modernización de las infraestructuras de transporte.

Los programas de apoyo regional de la UE, como Euromed-Market, ANIMA y Euromed-Innovation, ayudan a mejorar las condiciones de inversión e iniciativas empresariales, y por lo tanto refuerzan el sector privado, mientras que concretamente las pequeñas y medianas empresas pueden recurrir al Mecanismo Euromediterráneo de Inversión y Cooperación (FEMIP) del Banco Europeo de Inversión, un instrumento de apoyo bien dotado y probado que no solo respalda estos programas, sino también los proyectos ambientales, los relacionados con las infraestructuras y los educativos.

Como sabrán, el gran obstáculo que deben superar las economías de los mercados en desarrollo es el de convencer a los inversores de que les espera un entorno estable y que merece la pena. Esto se hace especialmente importante dada la urgente necesidad de inversión extranjera y dado que los países del Mediterráneo necesitan nuestro apoyo concreto para hacer frente a esto, ya que nos lo han pedido en numerosas ocasiones.

Por este motivo me complace especialmente que el grupo de trabajo ad hoc sobre inversiones se celebre el 23 de abril, durante la Presidencia alemana, en el que los socios de la asociación euromediterránea se reunirán para identificar los problemas más acuciantes y buscar modos de mejorar el flujo de inversiones hacia la región del Mediterráneo.

Para concluir, quisiera destacar a esta Asamblea que yo, al igual que ustedes, considero que el crecimiento económico descontrolado no lo es todo, sino que también deben tenerse en cuenta las dimensiones social y ambiental, y esto también se aplica a las relaciones de la UE con el Mediterráneo, por ello la Presidencia alemana celebrará atractivas conferencias sobre ambos temas, con destacados participantes.

Por lo tanto, a finales de esta semana, nuestro Ministro de Exteriores, el señor Steinmeier, inaugurará en Berlín la Conferencia Euromediterránea sobre el empleo y el diálogo social. El espacio compartido de seguridad y prosperidad que persigue el Proceso de Barcelona no puede tener una existencia sostenible sin un diálogo social efectivo y nuevos empleos; en esta situación, es más probable que exista un mayor riesgo de desequilibrio en la estabilidad social como consecuencia de los altos niveles de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y las menores posibilidades de desarrollo económico y social en los Estados del extremo sur del Mediterráneo.

En segundo lugar, el 19 de abril de 2007, también en Berlín, se celebrará una conferencia sobre eficiencia energética y energías renovables. Una política energética orientada al futuro es indispensable si se pretende que el desarrollo económico sea sostenible y si se quiere utilizar los recursos de forma prudente. Los ministros de los vecinos del sur y el este de la UE, conjuntamente con los representantes del sector empresarial y las instituciones financieras internacionales, debatirán cómo conseguir un suministro de energía seguro y sensible con el medio ambiente en la zona euromediterránea.

Como pueden ver, nuestras actividades son totalmente acordes con el proyecto de resolución, y es evidente que queremos conseguir, de una vez por todas y simultáneamente, los tres objetivos principales del Proceso de Barcelona: la creación de un espacio común de paz y estabilidad, el establecimiento de una zona de prosperidad general a través de la asociación económica y la creación no solo de una zona de libre comercio euromediterráneo para 2010, sino también de un ambiente de diálogo entre las culturas a través de la cooperación en asuntos sociales, culturales y humanos.

En interés de todos, no deberíamos ceder en nuestros esfuerzos por conseguir este objetivo. Todos nosotros –Gobiernos, Parlamentos u otras personas en puestos de responsabilidad política– tenemos un papel que hacer y, aunando nuestras fuerzas, podremos conseguir grandes logros.

Muchas gracias por su atención.

(Aplausos)

 
  
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  Peter Mandelson, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, todo debate sobre las relaciones euromediterráneas constituye ante todo un debate acerca de un reto político compartido. En la actualidad, la región mediterránea y Europa forman un espacio económico y estratégico en construcción. Estamos cimentando nuestra futura colaboración económica en un momento en que redescubrimos nuestro patrimonio cultural y político común, ya que deseamos volver a desempeñar un papel clave en la creación de un espacio de estabilidad, paz y prosperidad.

La vasta región euromediterránea alberga dos entidades interdependientes: la Unión Europea con sus 27 Estados miembros y la región mediterránea con sus más de 250 millones de habitantes. Desde el punto de vista político, somos socios interdependientes que intentan instaurar la paz en Oriente Próximo y en todo el Mediterráneo, y que se esfuerzan por promover el pluralismo y la democracia.

Desde el punto de vista económico, somos interdependientes: las relaciones comerciales euromediterráneas son sanas y cada vez más intensas. Las exportaciones de los países mediterráneos a la UE de 27 Estados miembros han crecido a un ritmo anual medio del 10 % entre 2000 y 2006. Las importaciones desde los 27 Estados miembros también han aumentado, aunque a un ritmo inferior del 4 %. El excedente comercial de la UE se ha reducido de manera substancial, de tal modo que la balanza comercial prácticamente se equilibró en el año 2006.

No obstante, nuestra interdependencia se manifiesta de muchas otras formas: en materia ambiental, por ejemplo, compartimos más de 46 000 kilómetros de costa mediterránea y nos enfrentamos conjuntamente a los desafíos vinculados al cambio climático, el agua y la descontaminación del mar. Asimismo, somos interdependientes en el ámbito energético, gracias a los flujos de recursos de petróleo y gas que tienen su origen en el Mediterráneo y transitan por él. Por otro lado, nuestra interdependencia es demográfica, dada la necesidad de diálogo con los países de África del Norte acerca del modo de abordar la cuestión de la migración legal e ilegal. Por último, somos interdependientes en el terreno cultural debido a la necesidad imperiosa de iniciar un diálogo exhaustivo entre las distintas culturas y religiones.

En respuesta a esta interdependencia, la Unión Europea ha puesto en marcha la Política de Vecindad y el Proceso de Barcelona, unos marcos complementarios y coherentes para la política y la cooperación. Dentro de estos marcos contamos con los acuerdos de asociación y los planes de acción en materia de vecindad que se han firmado con casi todos los países de la región. El acuerdo más reciente, firmado con Egipto, se aprobó en el Consejo de Asociación UE-Egipto celebrado el 6 de marzo.

La zona de libre comercio euromediterránea, como ya se ha mencionado, va tomando forma poco a poco y servirá de punto de contacto entre un mundo cada vez más globalizado y el regionalismo integrador y abierto de Europa. Partimos de nuestro comercio liberalizado de productos con vistas a liberalizar el comercio de servicios y el establecimiento de empresas de forma que se fomente la necesaria integración económica regional.

Se han creado una serie de instituciones euromediterráneas activas, como la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea. El año 2007 será sin duda un año importante para nuestras relaciones con una región sometida a un cambio importante, que ha depositado grandes esperanzas en Europa y considera prioritario establecer una relación estrecha con la Unión.

Durante el año 2007 entrará en funcionamiento el Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación. El trabajo con nuestros socios se ve animado por la convicción de que los cambios deben proceder del interior de la sociedad para ser duraderos.

En el contexto de la Política de Vecindad, la implementación gradual de reformas políticas y económicas está abriendo camino a un acercamiento entre Europa y los países mediterráneos.

Si queremos a ayudar a nuestros vecinos a poner en práctica ambiciosos programas de reforma, tendremos que ofrecerles algún atractivo. Ya les hemos propuesto intensificar nuestras relaciones comerciales. Podríamos plantearles además una relajación de las formalidades para la concesión de visados. Las propuestas contenidas en la Comunicación de la Comisión exigen una fuerte voluntad política y compromisos económicos y financieros del mismo calibre.

La contribución del Parlamento Europeo será vital de cara a garantizar que Europa mantenga una política coherente en lo que respecta a la región, así como para generar el apoyo político y financiero necesario para implementar con éxito las políticas de cooperación en la región mediterránea.

En el contexto del Proceso de Barcelona, las Presidencias alemana y portuguesa, como ya se ha comentado, colaborarán estrechamente con la Comisión para desarrollar la acción emprendida en la Cumbre de Barcelona de noviembre de 2005.

Entre las actividades previstas para 2007 se incluyen las siguientes: una conferencia sobre asuntos sociales que se celebrará en marzo en Berlín a fin de incluir una dimensión social a nuestra asociación; una conferencia sobre migración, organizada por la Presidencia portuguesa durante el segundo semestre y que será la primera conferencia de este tipo en la región que ofrecerá un foro para el debate de enfoques conjuntos orientados a luchar contra la inmigración ilegal y gestionar la inmigración legal de manera más eficaz; una conferencia sobre investigación y educación universitaria, durante la cual la Comisión anunciará la creación de becas para los estudiantes universitarios de la región; y, por último, una reunión ministerial sobre el comercio euromediterráneo, organizada por la Presidencia portuguesa en Lisboa, destinada a evaluar nuestro progreso hacia el objetivo de crear una zona de libre comercio euromediterránea.

El año 2007 también será importante porque en el transcurso del mismo se definirán e implementarán planes de acción de gran alcance concebidos para ayudar a crear un futuro mejor en la región: el plan Horizon 2020, cuya finalidad es descontaminar el mar Mediterráneo; el plan de acción de Estambul sobre el papel de la mujer en la sociedad, aprobado en noviembre de 2006; la aplicación práctica del programa de Tampere, aprobado durante la conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores euromediterráneos; y el plan de acción para la implementación de la zona de libre comercio, que es el asunto tratado en el informe del señor Arif, en el que voy a centrarme ahora.

Felicito al ponente y a aquellos diputados que han contribuido a que esta propuesta de resolución sea relevante y completa. En la resolución se señala que los resultados del Proceso de Barcelona no han estado a la altura de lo esperado en lo que respecta a la liberalización del comercio y a la integración económica, al tiempo que se destaca la complejidad de la tarea y los condicionamientos socioeconómicos, de carácter estructural y vinculados al contexto internacional actual, que caracterizan a esta región vecina de la Unión Europea.

En efecto, los resultados desiguales desde el punto de vista de la prosperidad que se derivan de la creación de una ZLC no se puede atribuir siempre al propio proceso o a sus puntos débiles, sino que en ocasiones se debe a una serie de condicionamientos estructurales inherentes a esta región, que han impedido en cierto modo que el proceso de integración económica desarrolle todo su potencial.

No obstante, a pesar de dichos condicionamientos, se ha registrado un aumento del comercio a partir de la liberalización al amparo del Proceso de Barcelona: las exportaciones de los socios mediterráneos a la UE se han duplicado desde 1995; las exportaciones de la UE han aumentado un 60 % y el déficit comercial bilateral de los países mediterráneos ha disminuido del 20 % al 10 % en el mismo período. La creación de una ZLC euromediterránea sigue siendo un objetivo del Proceso de Barcelona y de nuestra Política Europea de Vecindad.

En ambos contextos se han desarrollado diferentes iniciativas con el fin de profundizar y apoyar la liberalización en el sentido de una mayor liberalización aduanera y de la eliminación de medidas no arancelarias.

Desde la reunión ministerial sobre comercio celebrada en Marrakech el año pasado se han emprendido nuevas negociaciones en los ámbitos de la agricultura, los servicios y las inversiones. Por otro lado, los planes de acción en el marco de nuestra Política Europea de Vecindad establecen una serie de acciones prioritarias, en particular en relación con la eliminación de las barreras reglamentarias y no arancelarias.

Desde el principio, el Proceso de Barcelona ha previsto una serie de medidas paliativas complementarias a la creación de la ZLC euromediterránea. Entre ellas se incluyen las siguientes: un desmantelamiento arancelario asimétrico; un enfoque gradual en lo que se refiere a la liberalización: por ejemplo, se acaba de acometer la liberalización del sector agrario una vez que ha transcurrido un período prudencial desde la liberalización industrial; y por último, la prestación de importantes ayudas para las reformas estructurales y económicas, así como para el desarrollo rural sostenible, anteriormente a través del programa MEDA y en la actualidad mediante el nuevo instrumento de la PEV.

Nuestra prioridad sigue siendo el impulso del desarrollo sostenible y la competitividad en la región mediante la eliminación de los obstáculos al comercio y el fomento de la integración regional, las inversiones, la convergencia en torno a las normas del mercado interior de la UE, la investigación y la innovación, así como el refuerzo de las infraestructuras y redes de la región. En resumen, esto implica trabajar en pro de la prosperidad común a que aspira el Proceso de Barcelona y nuestra PEV. Haremos todo lo posible por garantizar que este objetivo se haga realidad.

Señorías, en el meollo de las relaciones con nuestros socios mediterráneos se encuentra nuestro profundo e intenso deseo de promover las seguridad, el crecimiento y la estabilidad en la región. No obstante, también existe la persistente convicción de que estamos participando en un proyecto aún más ambicioso: la construcción de una región y la afirmación de nuestros valores y objetivos comunes. La Comisión Europea confía en que el Parlamento Europeo haga frente a estos enormes retos con la ayuda de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea. Espero con interés seguir colaborando con ustedes.

(Aplausos)

 
  
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  Kader Arif (PSE), ponente. – (FR) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, me complace –máxime después de lo que acabo de escuchar– presentarles hoy este informe.

Confirma el hecho de que la política mediterránea de la Unión es una prioridad para nuestra institución y debe seguir siéndolo. El informe que les presento analiza los resultados de más de doce años de cooperación establecida en los objetivos de la Conferencia de Barcelona, y avanza algunas propuestas para la creación de una zona de libre comercio euromediterránea mutuamente provechosa. Esta labor de varios meses se ha llevado a cabo gracias a una estrecha cooperación con distintos expertos, ONG, representantes gubernamentales de los países mediterráneos y, por supuesto, mis colegas del Parlamento Europeo. Permítanme agradecerles su cooperación.

Este buen entendimiento colectivo, alimentado por el trabajo constructivo de los ponentes alternativos –a los que doy las gracias de todo corazón–, me ha permitido, creo, llegar a un texto equilibrado, que refleja todas las preocupaciones y cuestiones planteadas. Este espíritu, este equilibrio general, respaldado por la votación en comisión, debe guiar la votación de mañana en el Pleno.

Antes de nada, debemos constatar un hecho. Aunque cada parte del mundo tiene sus características específicas, las relaciones entre la Unión y la orilla sur del Mediterráneo están marcadas por el peso de la historia, una historia de conflictos, falta de entendimiento e inestabilidad, una historia agitada, incluso trágica.

Por esta razón, he intentado redactar este informe desde una perspectiva eminentemente política. En la Cumbre de Barcelona de 1995 nació una esperanza. La voluntad política declarada era crear una asociación global entre la Unión Europea y los países de la cuenca mediterránea con el objetivo de hacer de esta región un espacio común de paz, estabilidad y prosperidad. Pero debemos constatar, hoy, que los resultados no están a la altura de las expectativas ni de esa esperanza.

Desde entonces vivimos en un contexto político inestable: la guerra en el Líbano, la ausencia de perspectivas de paz en Oriente Próximo, unas relaciones complejas desde el 11 de septiembre de 2001 entre el mundo occidental y los países árabe-musulmanes y unas relaciones tensas entre los socios del sur. A esto hay que añadir la idea –a mi juicio equivocada– de que Europa no da prioridad a su relación con la orilla meridional del Mediterráneo.

A esta lista de preocupaciones se puede añadir el temor a que la filosofía de Barcelona y la nueva política de vecindad preconizada por la Unión Europea se debiliten. Sería el fin de la convergencia y la introducción de la divergencia alimentada por la competencia entre países.

El contexto es también el de una asimetría en los tres ámbitos de la economía, la sociedad y la demografía. Esta llamativa asimetría entre las dos partes de la zona de libre comercio, es decir, la Unión y los países mediterráneos, es igual de chocante entre los países de la orilla meridional y, finalmente, dentro incluso de algunos de esos países, entre las regiones costeras y urbanizadas y dentro de los territorios rurales.

Ante este conjunto de dificultades, es necesaria una voluntad política fuerte, pero también debemos ser realistas. Por esta razón, y dados los retrasos en ocasiones importantes en la realización de las reformas económicas y políticas necesarias para la creación de un verdadero mercado euromediterráneo, considero necesario revisar la fecha de 2010 para la entrada en vigor de esta zona de libre comercio.

Las consecuencias de una zona de este tipo y los cambios que provocará requieren más prudencia por parte de todos los socios, especialmente por tratarse de socios desiguales. En la perspectiva de la creación de esta zona de libre comercio, el tema principal debe seguir siendo el objetivo de un comercio al servicio del desarrollo y de la reducción de la pobreza, especialmente en esta región, en la que el 30 % de la población vive con dos dólares al día y el desempleo masivo y la inmigración descontrolada constituyen el único horizonte para una juventud cada vez más numerosa.

Nuestra prioridad ha de ser la creación de un auténtico espacio socioeconómico euromediterráneo, integrando el conjunto de las cuestiones sociales y ambientales en la dimensión económica.

Por esta razón estoy a favor de una zona de libre comercio que se desarrolle de forma progresiva, gestionada, gradual y concertada. Por otra parte, debe adecuarse a las realidades socioeconómicas de cada país.

No se puede proceder a la apertura de los mercados en detrimento de los países del sur, a riesgo de debilitar aún más cierto número de sectores clave, hoy sensibles, a raíz de una lucha competitiva.

Todos sabemos que su agricultura no es competitiva y está poco diversificada, con una mayoría de pequeñas explotaciones, cuyas estructuras deben modernizarse, y que requiere de nuestra parte una detenida reflexión sobre una forma de política agrícola integrada, centrada en la seguridad alimentaria.

Sabemos también que son países en los que se ha desarrollado una industria de baja tecnología y bajo valor añadido, a la que habrá que ayudar con inversiones en el ámbito de la formación y la investigación, pero también mediante la modernización de las estructuras de producción; sabemos que no hay que presionar a estos países para que abran de repente sus mercados de servicios, y que hay que mantener los servicios públicos fuera del marco de las negociaciones.

Habrá que velar por todo esto, pues de lo contrario habremos obrado a favor del efecto contrario del desarrollo que deseamos y en detrimento del bienestar social de las poblaciones afectadas. Por ello, me parece imperativo garantizar a nuestros socios el derecho a controlar el ritmo de su apertura comercial y de su estrategia de desarrollo.

Resulta, pues, indispensable reforzar globalmente la competitividad de las economías de los países mediterráneos a fin de garantizar su diversificación económica, su integración efectiva en el comercio mundial y el reparto equitativo de los beneficios esperados; mantener un sistema asimétrico basado en preferencias comerciales y en el uso continuo de instrumentos de gestión en el lado de la oferta; atraer las inversiones, pues hay muy pocas en esta zona; garantizar un espacio de inversión estable y prever redes regionales euromediterráneas de infraestructuras y transportes; trabajar por el acercamiento político y económico de los países del euromediterráneos meridionales para favorecer una intensificación real de la cooperación y la integración.

Para concluir, quiero resaltar la imperiosa necesidad de una renovación de la voluntad política de todos los socios y del retorno a una verdadera cooperación que sea una de las prioridades de la Unión, que son condiciones indispensables para el relanzamiento y el éxito del Proceso de Barcelona y de un espacio socioeconómico euromediterráneo. Sin esto, la zona de libre comercio puede convertirse en el símbolo del desencuentro euromediterráneo. Para mi generación es urgente pasar al momento de la reconciliación, es el reto que debemos superar, Señorías. Garantizar la estabilidad y el desarrollo de esta zona es garantizar el desarrollo de la democracia y de nuestra estabilidad.

 
  
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  Antonio Tajani (PPE-DE), ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores. (IT) Señora Presidenta, Señorías, la Comisión de Asuntos Exteriores ha aprobado por amplia mayoría una opinión sobre el informe Arif, que se centra sobre todo en cuestiones políticas y por lo tanto también trata el tema más amplio de la situación mediterránea.

La Comisión de Asuntos Exteriores ha tratado principalmente seis puntos. El primero tiene que ver con el compromiso político de crear una zona de libre comercio destinada a garantizar la paz, la democratización, el respeto de los derechos humanos, la igualdad de género y la promoción del diálogo entre culturas y religiones.

El segundo punto tiene que ver con la necesidad urgente de que la Unión Europea trabaje para la creación de un espacio de seguridad y estabilidad en toda la región; esto debe incluir que se mantenga la plena soberanía de Líbano y un compromiso con la coexistencia pacífica entre el Estado de Israel y el Estado palestino. En tercer lugar, también observamos la necesidad de conceder apoyo financiero para la reconstrucción de estas zonas, que han pasado tiempos verdaderamente terribles con conflictos violentos e incluso la guerra. Por supuesto esperamos que la creación de una zona de libre comercio sea el primer paso hacia el cese de las guerras de terrorismo en Oriente Próximo.

El cuarto punto destaca la necesidad de fomentar las reformas políticas, democráticas y socioeconómicas en los países socios de la UE, de forma que se pueda crear un espacio de prosperidad compartida, especialmente dado el aumento de la presencia china sobre todo en África.

En su quinto punto, la Comisión de Asuntos Exteriores insiste en la necesidad de establecer finalmente un banco euromediterráneo independiente del Banco Europeo de Inversión, de forma que se pueda responder a la constante y creciente demanda de préstamos y financiación por parte de nuestros socios.

El sexto y último punto tiene que ver con el sensible tema de la inmigración. La Comisión de Asuntos Exteriores demanda acuerdos con sus socios para controlar los flujos migratorios también en el origen, de forma que se impida que los individuos que podrían hacer peligrar la estabilidad de la Unión Europea y también dañar la imagen de los países de los que proceden se escondan entre el gran número de trabajadores que buscan empleo en Europa y que pueden constituir un importante recurso para nuestro continente.

 
  
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  Jean-Claude Fruteau (PSE), ponente de opinión de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. – (FR) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, en primer lugar deseo felicitar al ponente, el señor Arif, por sus excelentes análisis.

Desde el punto de vista agrícola, si la apertura de los mercados brinda hoy perspectivas reales de desarrollo económico a un lado y otro del Mediterráneo, es importante que esa tendencia se base en la experiencia de las poblaciones locales y los agentes sobre el terreno. Es indispensable que el proceso se lleve a cabo de forma mesurada, producto por producto, y siguiendo un calendario progresivo, a fin de tener en cuenta las pequeñas explotaciones, que son tanto las más frágiles como las más numerosas y las más aptas para desarrollar una agricultura multifuncional que respete los recursos naturales y del desarrollo local.

Esta labor reguladora pasa por el refuerzo de las preferencias comerciales sobre la base de una relación asimétrica en beneficio de los países más vulnerables. Pasa también por medidas de acompañamiento que ayuden a estos últimos a modernizar sus estructuras de producción y contribuyan al desarrollo de sinergias mediante la cooperación técnica y financiera entre profesionales, así como mediante políticas de etiquetado comunes.

 
  
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  Vito Bonsignore, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (IT) Señora Presidenta, Señorías, la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea (APEM) se reunirá finalmente dentro de unos días. El objetivo es revitalizarla con el fin de otorgar una dimensión parlamentaria al diálogo y la cooperación en el Mediterráneo.

La postura del Parlamento Europeo se expresa de forma completa en la propuesta de resolución común, de la que me gustaría destacar tres puntos: el llamamiento para la creación del Banco de Desarrollo Euromediterráneo, la demanda de una mayor atención a las cuestiones ambientales y energéticas, y sobre todo la cuestión de la condición de la mujer.

Esperamos que las instituciones de la Unión Europea aúnen sus fuerzas, y pedimos a la Comisión que respalde de forma activa los informes del Parlamento Europeo y a su Presidente, el señor Poettering, que revitalice la APEM. Creo que este apoyo debe ser especialmente notorio en Túnez, a través de su participación en el más alto nivel.

El debate sobre la zona de libre comercio merece hoy especial atención, ya que somos conscientes de que, si se crea, podrá dar un resultado práctico a las actividades políticas y parlamentarias. Nos adherimos al Proceso de Barcelona para que la acción en el Mediterráneo fuese más efectiva. Somos conscientes de que actualmente hay retrasos en la consecución de los objetivos previstos.

La Unión Europea no ha podido cumplir sus ambiciones, y por ese motivo el proceso de integración euromediterránea se está convirtiendo en la nueva política de la UE y en su prioridad. Somos conscientes de que el mundo ha cambiado, así que necesitamos adaptar nuestra estrategia sin escatimar la acción: necesitamos mejorar el comercio entre el norte y el sur y contribuir a desarrollar el comercio del sur hacia el sur. Necesitamos buscar medidas prácticas y visibles para avanzar en este sentido.

La Comisión Europea, de acuerdo con las demás instituciones, debería elegir y llevar a cabo un importante proyecto simbólico. El Presidente Barroso, la Comisaria Ferrero-Waldner y el Comisario Mandelson cuentan con toda la información que necesitan para plantear una propuesta. Es esencial que consigamos la paz en la zona, con la cooperación de todas las partes interesadas –desde Israel hasta los palestinos, y desde Siria hasta Irán– con el apoyo activo de la Unión Europea en su nueva labor y con la intensa actividad del Cuarteto. La Unión Europea debería ser menos tímida y más atrevida: necesitamos llegar a la conferencia de paz lo antes posible.

 
  
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  Pasqualina Napoletano, en nombre del Grupo del PSE. (IT) Señora Presidenta, señor Comisario, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Señorías, desde mi punto de vista el informe Arif es un informe histórico para el Parlamento Europeo. Este trata la dimensión comercial de las relaciones euromediterráneas de una forma novedosa y concienzuda. Sin embargo, los Grupos políticos han decidido seguir el informe con un debate y una resolución; el debate trata sobre el informe, por supuesto, pero pretende hacer un balance sobre esta política.

No oculto el hecho de que estamos un poco preocupados por las posibilidades de trabajar en asociación con los países del Mediterráneo, ya que la política de vecindad, que debería haber otorgado a estas relaciones una dimensión conscientemente continental, corre el peligro de fragmentar esta política. Respetamos enormemente y valoramos el trabajo que está haciendo la Comisión en la negociación de los planes de acción país por país, pero quisiéramos señalar que los planes de acción son tan solo una parte de esta política y que problemas importantes como el empleo, la lucha contra la pobreza, el medio ambiente y la recuperación del Mediterráneo, no solo como un espacio físico sino también como un espacio ambiental, cultural, político y económico, requieren un planteamiento más amplio, una política multilateral y una inversión política más importante por parte de la Unión Europea.

Por ese motivo quisiéramos pedir al Consejo y especialmente a la Presidencia alemana, que ha mostrado una gran sensibilidad por este expediente, que den un nuevo paso adelante, esperamos que con el apoyo de la asamblea parlamentaria, que se reunirá en Túnez la próxima semana. Me gustaría recordar que la asamblea parlamentaria es el único foro político en el que el norte y el sur pueden dialogar, además del único foro político en que israelíes y palestinos siguen conversando.

 
  
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  Philippe Morillon, en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señora Presidenta, nuestros colegas, el señor Bonsignore y la señora Napoletano, acaban de recordarlo: a finales de semana, los representantes de los pueblos ribereños de las dos orillas del Mediterráneo se reunirán en ese foro felizmente transformado en Asamblea Parlamentaria en el que se esfuerzan, desde su fundación, por desarrollar relaciones de confianza cuya importancia, señor Presidente en ejercicio del Consejo, ha destacado usted con razón.

Será nuestra primera reunión plenaria desde la tragedia libanesa, en la que Europa permaneció, en mi opinión, demasiado tiempo callada, interviniendo al final de forma dispersa por iniciativa de tal o cual Estado miembro. Sin embargo, sabemos muy bien que se esperaba precisamente a la Unión, heredera de los valores humanistas y culturales que conocemos y respaldada por su potencia económica y su dimensión demográfica, para que desempeñara un papel de interposición, primero, y de mediación después. Entonces quizás no había llegado el momento aún de dejar oír la voz de la Unión, y tal vez ahora los tiempos sean más propicios para hacerlo.

El señor Solana, nuestro Alto Representante, se encontraba anteayer en Beirut. Ayer fue recibido ayer por el rey Abdalá de Arabia Saudí; hoy, debía reunirse con el Presidente sirio, Bachar el Asad.

Quiero creer que estas gestiones alentarán la esperanza nacida de las recientes iniciativas diplomáticas, que por fin permiten augurar un apaciguamiento. Apaciguamiento en el Líbano, tras la reunión entre el Primer Ministro y el jefe del Parlamento; apaciguamiento en Palestina, tras el acuerdo celebrado en La Meca entre Al Fatah y Hamás; primeros síntomas de apaciguamiento en todo Oriente Próximo tras la primera Conferencia internacional de Bagdad, el pasado sábado.

Con estos auspicios, en Túnez debemos seguir desarrollando la diplomacia parlamentaria, que espero permita acercar a nuestros colegas israelíes y palestinos, que casi no han tenido, desde nuestro último pleno, hace un año, la ocasión irremplazable de reunirse e intercambiar puntos de vista para ayudar a vencer esa enfermedad del miedo recíproco que tanto han tenido que sufrir sus dos pueblos.

 
  
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  Adriana Poli Bortone, en nombre del Grupo UEN. – (IT) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, el refuerzo de la política de vecindad con el sur debe ser una prioridad estratégica. El Proceso de Barcelona ha marcado una fase importante de nuestras relaciones con los países del Mediterráneo y continúa haciéndolo.

Los pesimistas nos dirán que los resultados no han estado a la altura de las expectativas, que la cooperación económica desde el sur hacia el sur todavía está en su fase inicial, y que aún estamos lejos de conseguir ningún resultado importante en la gestión común del frente de la inmigración. Por supuesto podríamos haber hecho mucho más, pero realmente no habríamos conseguido lo que hemos conseguido sin la conferencia de Barcelona y sin el proceso posterior.

Lo que se ha conseguido ha sido un diálogo político en profundidad entre las dos partes en una gran variedad de materias. Esto se demuestra en los frecuentes Consejos de Ministros euromediterráneos y la celebración de una serie de acuerdos de asociación entre la Unión Europea y sus socios, que podrá considerarse como una base para el desarrollo de una integración económica más exhaustiva. La nueva política de vecindad proporciona instrumentos para una colaboración más estrecha en la región del Mediterráneo. Los planes de acción nos permiten que nuestras acciones sean más específicas y adaptarlas más a las necesidades de cada socio. Sin embargo, estos planes no deben ser una alternativa al Proceso de Barcelona, sino instrumentos adicionales que harían posible aplicar y conseguir los objetivos de Barcelona de forma más efectiva.

Se trata de cuestiones comunes que cambian con el tiempo y a medida que surgen nuevas necesidades, y requieren un planteamiento común en interés de todas las partes interesadas de la región. Estas incluyen la posibilidad de integrar gradualmente los mercados energéticos euromediterráneos con el fin de realizar programas energéticos conjuntos y desarrollar fuentes sostenibles de energía, dentro de un marco de cooperación activa que también pretende garantizar el suministro energético, la diversificación de estas fuentes de energía, la promoción de la eficiencia energética, el desarrollo de nuevas tecnologías, los programas de investigación y el desarrollo de proyectos conjuntos en este campo.

Resultado de todo ello ha sido una mejor comprensión mutua, que debería conducir a un contacto más amplio y abierto, y a una oportunidad de corregir cualquier error que se haya cometido, de forma que el resultado que todos podamos compartir sea la estabilidad, la paz, la democracia y el progreso.

 
  
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  Hélène Flautre, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señora Presidenta, entre los aspectos clave de las relaciones euromediterráneas y de todas las resoluciones y declaraciones al respecto figuran el proceso de paz en Oriente Próximo, la lucha contra el terrorismo, la cooperación en materia de política de asilo e inmigración y la promoción de la democracia y los derechos humanos. Pero entre las declaraciones y los modestos resultados obtenidos, la diferencia es enorme.

En Oriente Próximo, la Unión Europea tiene muchas dificultades para apoyar una aplicación realmente imparcial del Derecho internacional. La retórica hasta ahora desarrollada por la Unión Europea en materia de respeto de los derechos fundamentales en el marco de la lucha contra el terrorismo está en entredicho desde el informe Fava sobre la inmigración. Un efecto muy directo de la política de la Unión Europea es encerrar a los migrantes y los refugiados en las zonas de origen o de tránsito, violando sus derechos fundamentales. Por último, los mediocres resultados en materia de democratización y derechos humanos tropiezan cada día con los nombres de los defensores de los derechos humanos –periodistas, oponentes políticos o también presos de conciencia y sindicalistas– que se pudren en las cárceles.

En Túnez, donde se reunirá la Asamblea Parlamentaria Eeuromediterránea, la APEM, para su sesión plenaria, todos los proyectos financiados por la Unión Europea a favor de la sociedad civil están bloqueados. Ni un solo periodista puede expresarse libremente. La Liga tunecina de derechos humanos, el sindicato de periodistas y otras asociaciones siguen sin poder celebrar sus congresos. El señor Abou, abogado y defensor de los derechos humanos, cuya liberación pedimos ya en junio de 2006, acaba de comenzar su tercer año en prisión.

Señorías, sabemos que la participación de las sociedades civiles en el proceso y el control democrático y parlamentario de las políticas euromediterráneas son la clave para el relanzamiento de una dinámica virtuosa, una dinámica por la paz, una dinámica por el desarrollo sostenible y por los derechos humanos.

Por tanto, la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea debe hacer todo lo que esté en su mano por apoyar, promover e implicar a las redes y los actores de la sociedad civil en sus trabajos y por desarrollar una capacidad real independiente y autónoma de los Gobiernos, una capacidad para evaluar, tomar la iniciativa y hacer propuestas en el marco de la política euromediterránea.

 
  
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  Luisa Morgantini, en nombre del Grupo GUE/NGL. (IT) Señora Presidenta, Señorías, quisiera felicitar al señor Arif por su informe complejo y bien estructurado. En el minuto de que dispongo trataré una única cuestión: no será posible conseguir los objetivos y resultados del Proceso de Barcelona si no tratamos el conflicto palestino-israelí de forma rápida y decisiva.

Estamos en 2007. Los territorios palestinos han estado ocupados desde 1967, lo que significa 40 años de privación de libertad y justicia, y 40 años de violaciones de las resoluciones de las Naciones Unidas y de los derechos humanos. Como ha dicho la Presidencia alemana, lo que hace falta es diálogo, y toda iniciativa para promoverlo será bienvenida. Hacen falta negociaciones que permitan llevar a una resolución del conflicto, de forma que palestinos e israelíes puedan vivir juntos en seguridad mutua.

La iniciativa árabe y la constitución del Gobierno de unidad nacional son oportunidades que deben aprovecharse sin más demora para sentar de nuevo a palestinos e israelíes a la mesa de negociación en el marco de una conferencia internacional. Debemos hacer que esa conferencia sea posible si queremos que el Proceso de Barcelona se componga no solo de declaraciones retóricas, sino de medidas reales y prácticas en un Mediterráneo de relaciones y comercio. Por ello creemos que necesitamos una política de verdadera asociación en la libre circulación de bienes y personas.

 
  
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  Derek Roland Clark, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señora Presidenta, mi partido está a favor del libre comercio y del establecimiento de buenas relaciones. Sin duda esto es lo que desean los europeos para los países mediterráneos y esta mañana el Presidente en ejercicio, el señor Steinmeier, ha expresado la opinión de que la UE debería actuar efectivamente en los ámbitos que los ciudadanos desean que lo haga. Además, los ciudadanos tienen derecho a preguntar cómo se gasta su dinero, incluidos los 5 350 millones de euros destinados a la asociación euromediterránea durante el período anterior a 2007. Teniendo en cuenta las demás peticiones de recursos, puede que pongan en duda la utilidad de esto, en especial ahora que decidimos añadir fondos para la lucha contra el cambio climático. Se va a gastar mucho dinero en este terreno persiguiendo riesgos imaginarios, ya que las pruebas científicas son muy dudosas y además están desacreditadas por el modo acientífico, emotivo y teatral en el que se presentan.

Si esto me define como un hereje, espero no sufrir el destino de Abdel Kareem, sentenciado a cuatro años de prisión en Egipto por criticar a su Gobierno y a los radicales violentos de su país.

Considerando que hoy se nos ha pedido que apoyemos la acción de la UE contra el horrendo régimen de Mugabe, puede que quienes administran los fondos de Euromed se planteen el hecho de que parte de ese dinero se destina a países que dan refugio a grupos importantes que aún no han renunciado a la violencia.

 
  
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  Philip Claeys, en nombre del Grupo ITS. (NL) Señora Presidenta, el problema de la inmigración es muy importante, y se le ha prestado muy poca atención durante los debates sobre la asociación euromediterránea. Dado que los países de dicha asociación generan el mayor número de inmigrantes en la mayor parte de los Estados miembros europeos, es lógico que las cosas se traten en el marco de la asociación euromediterránea, y que haya un mayor debate sobre determinados problemas específicos. Por ejemplo, existe el problema de la inmigración ilegal, de las personas que buscan asilo que han llegado hasta el final, pero que solo son readmitidos con grandes dificultades en sus propios países, en algunos casos socios de Euromed. Por otra parte, necesitamos hablar sobre la cooperación que deberíamos poder esperar del otro lado del Mediterráneo para dificultar este tipo de inmigración ilegal y desanimarla.

También debemos incluir en la agenda de nuestros socios de Euromed y de Europa el problema del aumento del fundamentalismo islámico. Otro tema preocupante es la deficiente integración en Europa de muchos inmigrantes y, también en este caso, sus países de origen deben hacer algo con relación a problemas como por ejemplo el de los inmigrantes que adoptan la nacionalidad de su país anfitrión mientras quieren o incluso tienen que conservar su nacionalidad original, lo cual debería debatirse.

El Comisario Mandelson ha hablado hace unos instantes de mantener y controlar la inmigración legal. Creo que es hora de que nos arriesguemos y digamos que no necesitamos más inmigración y que la idea de las personas que encuentran dificultades para asentarse regresen a su lugar de origen debería dejar de ser un tema tabú.

 
  
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  José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra (PPE-DE). – (ES) Señora Presidenta, creo que tenemos que felicitarnos todos por celebrar este debate en vísperas de la Conferencia de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea de Túnez y, al mismo tiempo, aprobar esta resolución, adoptada por el conjunto de los Grupos políticos del Parlamento y por la Comisión de Comercio Internacional.

Celebro las palabras que ha pronunciado el señor Comisario diciendo que estamos ante un reto político conjunto. Junto a los aspectos comerciales, energéticos, hídricos, culturales o migratorios, creo que hay un problema fundamental que subyace a este debate, el problema político.

Creo que como Unión Europea tenemos que estar muy atentos a la próxima Cumbre de la Liga Árabe, que se va a celebrar a finales de este mes en Riad, donde se va a proponer un nuevo plan para la región. Considero que la Unión Europea, a través de sus instituciones, señor Comisario, debería estar muy atenta para tratar de hacer llegar nuestros comentarios y nuestros puntos de vista sobre el particular.

También hemos de estar muy atentos al dato de la activa posición que está manteniendo la diplomacia saudí, las visitas de la Secretaria de Estado de los Estados Unidos y otros dirigentes internacionales, la convocatoria que ha tenido lugar en la Meca el otro día entre el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina y los responsables de Hamás, con vistas a conformar un Gobierno de unidad nacional, y la visita del Presidente de Iraq.

Por lo tanto, señora Presidenta, creo que está muy bien conjugar todos los factores que configuran la política euromediterránea de la Unión Europea –tomando en consideración todas las posibilidades que permiten los instrumentos de la nueva política de vecindad y especialmente los importantes recursos financieros de los que disponemos–, pero, creo, señor Comisario, que hay que dar una prioridad a la política, y en este sentido, creo que las decisiones que se tomaron en la última Cumbre de Barcelona, y en concreto el código de conducta sobre el terrorismo, deberían ser un factor esencial que gravitase sobre los trabajos de la nueva Cumbre de la Liga Árabe a finales de este mes en Riad.

 
  
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  Carlos Carnero González (PSE). – (ES) Señora Presidenta, Señorías, vamos a mandar un mensaje de optimismo, porque cada vez que hablamos del Mediterráneo parece que todo está negro en la región y no es así. Claro que tenemos muchos problemas, pero tenemos, también, muchas oportunidades. En realidad el Mediterráneo es el «test» para ver si somos capaces de aprovechar las oportunidades. Por ejemplo, con los conflictos. Por ejemplo, Oriente Próximo, pero ahí tenemos que activar una conferencia internacional de paz Madrid II, aprovechando las ventanas que se están abriendo, como la aceptación a medias de la iniciativa de la Liga Árabe o las propias reuniones de esta instancia que van a tener lugar dentro de poco.

Tenemos el problema de la pobreza, que está en la base de la inmigración y también del desarrollo, lógicamente, pero tenemos la Ronda de Doha que hay que reactivar, los acuerdos multilaterales, los acuerdos de asociación, y los Objetivos del Milenio para hacerle frente.

Tenemos el problema de la energía, del medio ambiente, del cambio climático, pero también tenemos el Proceso de Barcelona que se ocupa de estas cuestiones.

Tenemos que luchar contra el terrorismo, pero hay un código de conducta contra el terrorismo aprobado en Barcelona+10.

Tenemos la democracia y los derechos humanos, pero hay acuerdos de asociación, acuerdos también de aplicación de los planes de vecindad que se pueden utilizar en ese sentido.

Por tanto, hay problemas y oportunidades al tiempo. El Mediterráneo no es el vientre blando y problemático de la Unión Europea. Es parte de la solución de muchos de nuestros problemas. Por eso, hay que relanzar y fortalecer el proceso euromediterráneo: desde un punto de vista político, económico, social, ambiental, humano y cultural. Poner en marcha las conclusiones de Barcelona+10 y conseguir que la política europea de vecindad no parcialice el Proceso de Barcelona.

Esta región tiene solución como región. No alentemos a que cada país busque una solución individual, que es imposible, que es mala para la gente, y que, además, es mala para la Unión como asociado.

Por lo tanto, creo que la asociación entre iguales que son necesariamente asimétricos es una buena base para trabajar y es la base del Proceso de Barcelona, que tiene un diálogo político, que enmarca un diálogo económico, como se subraya claramente en el informe tan magnífico de Kader Arif y en la resolución que vamos a aprobar.

La Asamblea Parlamentaria Euromediterránea que se va a reunir en Túnez va a ser en ese sentido un elemento fundamental y este Parlamento, que estuvo en su creación, tiene que seguir estando en su máximo desarrollo.

 
  
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  Gianluca Susta (ALDE). (IT) Señora Presidenta, Señorías, en primer lugar permítanme dar las gracias al señor Arif por el modo en que ha llevado a cabo la preparación del proyecto de informe que vamos a votar.

Seis mil años después de que las primeras civilizaciones se asentasen en el Mediterráneo, esta parte del mundo sigue siendo centro de tensiones, oportunidades y problemas que deben gestionarse con cuidado. Hace 12 años, con la declaración de Barcelona, la Unión Europea y los 12 países del Mediterráneo que se beneficiaban del programa MEDA establecieron las bases para un verdadero pacto político, cuyo objetivo –la creación de una zona de libre comercio– formaba parte de un objetivo más general que era crear un espacio de paz y estabilidad. La consecución de este objetivo significa estabilizar Oriente Próximo y encontrar una solución al problema Palestino, guiándose por el principio de «dos pueblos, dos Estados». Esto es fundamental si queremos liberalizar las relaciones no solo entre estos países y la Unión Europea, sino también entre ellos mismos.

El informe Arif muestra cómo acometer la creación de una zona de libre comercio en el que el deseo de competitividad de Europa pueda reconciliarse con las expectativas de los pueblos del norte de África y Oriente Próximo, y en el que los esfuerzos de la Unión Europea no se malgasten en la defensa egoísta de los intereses propios.

 
  
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  Tokia Saïfi (PPE-DE).(FR) Señora Presidenta, en primer lugar quisiera felicitar a mi colega, el señor Arif, por el excelente informe que ha elaborado y que presenta hoy. Como han dicho mis colegas, a finales de esta semana la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea se reunirá en Túnez. El trabajo realizado por la APEM a lo largo de los últimos tres años allanan el camino a una perspectiva política cada vez más constructiva, pero el conflicto de Oriente Próximo sigue siendo el problema número uno. La APEM celebrará una reunión extraordinaria en El Cairo sobre esta cuestión el próximo mes de junio.

Los políticos de las dos orillas del Mediterráneo reunidos en la APEM tienen la voluntad de contribuir a una paz duradera. Pero el hecho es que Europa debe ser más activa en este conflicto y restablecer imperativamente la ayuda financiera a los palestinos, como recomienda el Banco Mundial en su último informe.

Por lo que respecta a la creación de zonas de libre comercio, Europa y sus socios deben redoblar sus esfuerzos. La Unión Europea debe alentar las reformas emprendidas en el sur utilizando eficazmente el nuevo instrumento de vecindad y apoyar el Fondo Euromediterráneo de Inversión y Asociación, el FEMIP, y su necesaria transformación en un auténtico banco de desarrollo sostenible dedicado al Mediterráneo. Por su parte, los países del sur deben responsabilizarse de la asociación y trabajar por una mayor integración regional a fin de crear una zona de prosperidad mutuamente beneficiosa.

La Unión Europea y sus socios están llamados, pues, a actuar para superar el reto de una liberalización comercial ambiciosa y eficaz. Con este espíritu, Europa debe contribuir también a reducir una de las principales causas de los desequilibrios, es decir, el desempleo en los países del sur del Mediterráneo. Cada año, cuatro millones de jóvenes de los países del sur acceden al mercado del trabajo sin encontrar un empleo. Al mismo tiempo, el desequilibrio comercial a favor de Europa asciende a varias decenas de miles de millones de euros. Esta situación se agrava cada año; no se corresponde con una lógica de libre comercio, es fuente de una pauperización creciente y factor de descontento.

Para terminar, todos juntos debemos intensificar el diálogo entre civilizaciones en una región que posee una riqueza histórica y humana excepcional. La baza cultural es sin duda la más importante, pues es en el corazón de los hombres y mujeres donde nacen los deseos de guerra o de paz.

 
  
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  Jamila Madeira (PSE). (PT) Para empezar quisiera das las gracias al señor Arif por el informe completo que tenemos ante nosotros, que hará una importante contribución a este debate.

La cooperación euromediterránea, en su planteamiento del Mediterráneo, debería aplicar en todo momento los Objetivos de Desarrollo del Milenio en su conjunto. Como han dicho otros oradores, la pobreza cero en esta región no es una idea utópica, sino que está al alcance de nuestras manos. En este contexto, el principal objetivo de la propuesta que presentaré en Túnez el próximo fin de semana en calidad de vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos, será la creación de un plan específico para la reestructuración administrativa, social y económica que conduzca a una lucha efectiva contra la pobreza, ya sea en términos absolutos o relativos, en el Mediterráneo.

En 2010 podríamos conseguir un espacio próspero compartido por 750 millones de ciudadanos, justo al otro lado de nuestra frontera. De hecho, la estabilidad política de esta zona es fundamental no solo para la UE, sino también para el mundo. Todos somos conscientes de las sensibilidades de los distintos Estados miembros a estas cuestiones y de la responsabilidad de la Presidencia del Consejo de tenerlas en cuenta. El señor Mandelson nos ha dicho exactamente eso al expresar su compromiso innegable como representante de la Comisión.

Sin embargo, sabemos que con un sólido compromiso técnico y político de la Comisión, ninguno de los agentes implicados ayudarán en este sentido. Como mínimo, convertirán los planes de acción que hemos estado negociando en simples palabras huecas y demandarán un planteamiento estrictamente individual.

Señor Mandelson, el desarrollo de esta zona y su estabilidad política están en nuestras manos. Sigue estando claro que debemos cumplir nuestro papel en la asignación de nuevos instrumentos sociales y financieros para ofrecer un apoyo mayor y totalmente inequívoco a los microcréditos y para que nuestro compromiso inquebrantable de hacer que esta asociación –y los acuerdos que la componen– funcione. Debemos mantener nuestros valores de forma inequívoca.

 
  
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  Ignasi Guardans Cambó (ALDE). – (ES) Señora Presidenta, el Proceso de Barcelona proclamó un proyecto absolutamente ambicioso al que, como queda muy bien descrito en este informe, le queda mucho por recorrer. Está todavía cojo en muchos de sus aspectos. Sin duda, la creación de una zona de libre comercio en el Mediterráneo era un corolario esencial de lo que se pretendía con ese Proceso de Barcelona.

Hay que felicitarse por esta resolución y felicitar a su autor por haber sido capaz de pasar, más allá de grandes declaraciones políticas, a un diagnóstico realista, sensato, constructivo sobre cuál es la situación y cuáles son las dificultades que encuentra. Muchas veces hay demasiada poesía en alguna de nuestras resoluciones: no es el caso de esta.

De todas las cosas interesantes que comenta, quiero subrayar solo una, la necesidad de reforzar el comercio sur-sur. La necesidad de que la Comisión Europea se implique directamente en el esfuerzo por reforzar el comercio sur-sur. Ahí está el Acuerdo de Agadir, que necesitamos ampliar, y esa es la base de los firmantes, pero necesitamos hacer objetivo propio el refuerzo de ese comercio sur-sur, sin el cual será imposible progresar en esta dirección.

 
  
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  Edward McMillan-Scott (PPE-DE). (EN) Señora Presidenta, felicito al ponente por presentar este informe al Pleno.

La cuestión del comercio en el Mediterráneo es, por supuesto, sumamente importante e histórica; el Comisario ha estado acertado al reflexionar sobre la dimensión más amplia de nuestras relaciones con las orillas meridionales de este mar. En realidad, me preocupa bastante el hecho de que, tal y como ha mencionado, se acabe de firmar un acuerdo con Egipto a pesar de la represión tan considerable existente en ese país, el más importante en la región.

A finales de enero intenté visitar en prisión al doctor Ayman Nour, uno de los dos parlamentarios encarcelados en El Cairo, que de hecho se hallan en la misma prisión. Esto pone de manifiesto, en cierto modo, la incapacidad de la Unión Europea para defender los principios que se supone representamos en este Parlamento. Menciono esto porque, como ya se ha comentado, este fin de semana se va a celebrar una reunión de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea en Túnez y, como Vicepresidente de esta Cámara, tengo el privilegio de trabajar sobre este expediente.

Uno de los elementos sobre los que podríamos empezar a pensar en el contexto de dicha Asamblea es la evolución de un Parlamento más real. Soy Presidente de un grupo de trabajo que se ocupa de la financiación y organización de la APEM y no hay duda de que en la reunión de Túnez se presentarán diferentes propuestas de reforma. No obstante, uno de los temas que hasta ahora no hemos podido impulsar es la creación de familias políticas en la Asamblea, de manera que se normalice el debate político al margen de cuestiones importantes, aunque existenciales, como la de Oriente Próximo, y se dé prioridad a otras más mundanas, pero de gran relevancia, como el medio ambiente, el comercio, el transporte, en suma, tantas cuestiones cotidianas que, en mi opinión, deberían captar la atención de nuestros esfuerzos conjuntos por dar sentido a nuestras relaciones en el Mediterráneo.

De este modo podríamos empezar a restar importancia a los partidos radicalizados islámicos que son objeto de tanta atención en esa parte del mundo.

 
  
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  Béatrice Patrie (PSE).(FR) Señora Presidenta, la inmigración es una cuestión difícil en el marco del Proceso de Barcelona; es un fenómeno complejo que debe tratarse desde todas las perspectivas y no solo desde la perspectiva de la seguridad, que demasiado a menudo es la que prevalece.

Demasiado a menudo, en efecto, Europa ha impuesto los temas del plan de trabajo euromediterráneo dando preferencia, en una suerte de batiburrillo de asuntos, al terrorismo, las armas de destrucción masiva, el tráfico de drogas y la inmigración. Debemos abandonar este enfoque: los flujos migratorios y los intercambios de población son una necesidad económica y un recurso humano para los países de acogida. A este respecto, quisiera formular tres propuestas. Hay que abrir vías legales de inmigración y luchar contra los canales de inmigración ilegal, que explotan la miseria y generan una nueva forma de esclavitud moderna. Hay que reforzar la dimensión política de la cooperación, ya que la democracia, el respeto de las libertades fundamentales, el estatuto de la mujer y la gobernanza contribuyen poderosamente al desarrollo y también a frenar la expansión de la pobreza a otras zonas.

Para terminar, es primordial establecer una cooperación práctica entre las autoridades encargadas a ambos lados del Mediterráneo de la gestión de los flujos migratorios, y a este respecto acojo con agrado la iniciativa europea Frontex, cuyos recursos es preciso incrementar.

 
  
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  Francisco José Millán Mon (PPE-DE). – (ES) Señora Presidenta, en los últimos años la Unión Europea ha prestado especial atención al Este del continente. Pensemos en los Balcanes, en la quinta ampliación, en los cambios políticos en Ucrania y en Georgia o en las no siempre fáciles relaciones con Rusia. Por otro lado, a menudo hemos tendido a reducir las relaciones con el Mediterráneo al conflicto de Oriente Próximo. Sin embargo, hemos de prestar atención prioritaria a toda la cuenca mediterránea y conseguir que sea un espacio de paz, prosperidad, libertad y estabilidad.

Se trata de países vecinos, con múltiples y antiguas relaciones con los Estados de la Unión Europea y que tienen graves problemas. Por ejemplo: insuficiente desarrollo democrático e institucional y escaso crecimiento económico, incapaz de proporcionar empleo a una población joven que aumenta. Son países de origen y de tránsito de inmigración ilegal.

Pues bien, toda esta problemática de nuestros vecinos repercute ya en los países de la Unión. Somos interdependientes. Por ello, en beneficio de todos, hemos de cooperar e incrementar nuestras relaciones económicas y comerciales, incluido el establecimiento en su momento de una zona de libre cambio.

Nuestros vecinos deben saber también efectuar importantes reformas para afrontar sus problemas. El inmovilismo no traerá la estabilidad. Son necesarias reformas políticas, sociales, económicas. Estas también para traer la imprescindible inversión extranjera. Con este objetivo es necesario un aumento sustancial del comercio sur-sur.

Lamentablemente, la Cumbre de 2005, que marcó los 10 años del Proceso de Barcelona, fue una ocasión perdida para testimoniar, especialmente ante la opinión pública de los países mediterráneos, la necesidad de cooperar con la Unión Europea. El nivel de representación de los países de la ribera sur fue decepcionante. Pero hemos de proseguir nuestros esfuerzos. Los 12 000 millones de euros de la política europea de vecindad son una cifra modesta si la comparamos con otras cantidades del presupuesto de la Unión y si tenemos en cuenta las enormes necesidades de los vecinos del sur. A sus ciudadanos cada vez les resulta más difícil resignarse ante el contraste entre la prosperidad de la vecina Europa y las graves carencias que ellos padecen.

En suma, las relaciones euromediterráneas deben constituir una prioridad para la Unión Europea. Ambas partes saldrán beneficiadas de ello.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Vicepresidente.

 
  
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  Panagiotis Beglitis (PSE). – (EL) Señor Presidente, en primer lugar quiero felicitar al ponente, el señor Arif, por su excelente análisis y las propuestas que contiene su informe.

Está claro que no debemos adoptar una visión maniqueísta del Proceso de Barcelona. No obstante, debemos ser sinceros y realistas. Hoy, doce años después de la Declaración de Barcelona, creo que los resultados son negativos y que, lamentablemente, estamos lejos de aplicar los objetivos que se establecieron en noviembre de 1995.

Creo que en la actualidad la Unión Europea no tiene una estrategia mediterránea fiable e integrada que le permita ejercer una función fundamental en todo Oriente Próximo y el Magreb, y existe un motivo concreto para ello: el Comisario Mandelson ha dicho que la política de vecindad es complementaria de la política euromediterránea de la Unión Europea. Permítanos discrepar. Creo que uno de los motivos por los que la cooperación euromediterránea no está avanzando y tiene resultados negativos es precisamente debido a la política de vecindad europea. Hemos convertido a los socios estratégicos de terceros países del Mediterráneo en vecinos. Estamos pasando de una asociación estratégica a una estrategia de vecindad. No se trata solamente de un problema de semántica; se trata de un problema de ausencia política fundamental de la Unión Europea en la zona en su conjunto.

Quisiera añadir algo más: con la política de vecindad europea hemos suprimido básicamente la dimensión política, económica y social regional de la cooperación euromediterránea, que es fundamental para la presencia de Europa en la zona.

 
  
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  Simon Busuttil (PPE-DE). – (MT) Como ha dicho acertadamente el Comisario Mandelson, el Mediterráneo constituye un reto común para todos nosotros. Creo que el señor Comisario ha dado en el clavo al decir que si no entendemos que nos enfrentamos a un reto común ni siquiera podremos comenzar a hacerle frente, y mucho menos superarlo.

Creo que la estrategia que aplicamos para construir Europa también debe aplicarse al Mediterráneo. Por tanto, necesitamos reforzar más la cooperación y la integración económica, y entonces lo demás vendrá prácticamente de forma automática. Con el fin de reforzar la cooperación económica, obviamente debemos aumentar nuestros esfuerzos por conseguir nuestro objetivo de una zona de libre comercio para 2010. Sin embargo, no podemos limitarnos a hacer un esfuerzo por conseguir una zona de libre comercio sin tener en cuenta las consecuencias negativas que esto tendría para varios sectores, incluido el empleo, la calidad de vida, el desarrollo social y el medio ambiente. Para minimizar estas consecuencias, debemos contraer más compromisos, tanto en el plano financiero como en el de un mayor acceso para los países del Mediterráneo, por ejemplo a través de la iniciativa del Banco Mediterráneo. Francamente, estoy de acuerdo con esta iniciativa y espero ver cómo mejora este aspecto en el futuro próximo. A través de esta iniciativa, no solo deberíamos ayudar económicamente, sino también transmitir un importante mensaje político.

Hay un importante número de otras cuestiones que no tengo tiempo para tratar en profundidad. La inmigración y los recursos acuáticos de la región se incluyen entre estas. Es un hecho de sobra conocido que sin agua la vida no puede continuar, y sin embargo existe una urgente falta de inversión a largo plazo en este sector. Asimismo, la mejora de las relaciones en el Mediterráneo requiere mucha paciencia y perseverancia de nuestra parte. Pese a los retos a los que nos enfrentamos, soy optimista respecto a que conseguiremos construir una zona de prosperidad, del mismo modo que construimos Europa ladrillo a ladrillo después de la guerra. Ahora debemos seguir siendo pacientes y perseverar.

 
  
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  John Attard-Montalto (PSE). – (MT) Es cierto que el Proceso de Barcelona era demasiado ambicioso. Sin embargo, también es cierto que durante muchos años no hemos otorgado al Mediterráneo la importancia que merecía. Pero ahora parece como si de pronto quisiésemos compensar el tiempo perdido, motivo por el que probablemente este proyecto era demasiado ambicioso. Me ha complacido enormemente escuchar al Comisario Maldenson dando una imagen positiva de la situación del Mediterráneo con tanta elocuencia y llamando la atención sobre varios factores importantes, incluidas las exportaciones y el comercio.

Ahora bien, si examinan el informe, la imagen que refleja es muy distinta. Existen problemas en todos los sectores. La economía, la industria y el desarrollo son solo algunos ejemplos. Sin embargo, definitivamente hay cuestiones como la energía y la inmigración sobre las que estamos tratando de encontrar soluciones conjuntamente, de modo que convivir juntos de forma más constructiva. En conclusión, quisiera limitarme a decir que, sin duda, es esencial que confiemos unos en otros. Si la confianza es correspondida a ambos lados del Mediterráneo, sin duda podremos comenzar a construir y seguir edificando los elementos positivos que nos unen.

 
  
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  Gernot Erler, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, afortunadamente no he de agotar los cinco minutos de que dispongo. Tengo la sensación de que existe un consenso generalizado sobre este punto –consenso sobre la necesidad de acoger el informe del señor Arif con gran respeto y gratitud– además de una opinión firme de que, mientras no exista una alternativa al Proceso de Barcelona para tratar de construir un espacio de paz y estabilidad, este, por sí solo, no puede hacer todo lo que hace falta en la región con respecto a la política de paz, y de hecho no se concibió para este fin. También quisiera señalar la amplia labor que ha dedicado la Presidencia del Consejo para conseguir que se reanudase el proceso de paz formal y para retomar las negociaciones dentro del marco del «Cuarteto».

Asimismo hay un acuerdo general sobre la necesidad de que no abandonemos el objetivo de contar con una zona de libre comercio en funcionamiento para 2010, pero es precisamente por el hecho de que esto solamente puede conseguirse si finalmente se establece un marco de libre comercio basado en la capacidad de competir que debemos tener clara la importancia de la Política Europea de Vecindad, con sus planes de acción concretos, y la utilidad que puede tener la transferencia de la experiencia adquirida con ella al Proceso de Barcelona. Este es el comentario que quería hacer a modo de conclusión. De hecho, existe una estrecha colaboración entre la actual Presidencia del Consejo y la próxima, la portuguesa, y, lejos de querer oponer en modo alguno a estas distintas regiones, a la hora de tratar con el sur, queremos recurrir a la experiencia adquirida –y que seguiremos adquiriendo– en el este de Europa, ya que aquí radica la gran oportunidad de que el Proceso de Barcelona haga un avance positivo.

 
  
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  Peter Mandelson, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, doy las gracias a todos los diputados que han intervenido por sus comentarios y sugerencias con respecto a las relaciones euromediterráneas. Esto demuestra el interés y la importancia que este Parlamento otorga a la asociación y a su futuro, al igual que la Comisión.

El debate ha vuelto a confirmar la relevancia de la zona de libre comercio euromediterránea y, en particular, su potencial en lo que respecta al fomento no solo del comercio norte-sur, sino también del comercio sur-sur, como se ha señalado durante este debate, siempre y cuando se lleve a cabo con tiento.

A pesar de las dificultades y contratiempos del proceso de paz en Oriente Próximo, el Proceso de Barcelona sigue registrando avances notables. El conflicto en curso no ha debilitado nuestra opinión acerca de la necesidad de la asociación euromediterránea y la Política Europea de Vecindad. Desde la Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores celebrada en mayo de 2005 en Luxemburgo hemos logrado alcanzar una serie de conclusiones conjuntas en todas las reuniones ministeriales euromediterráneas. Esta es la prueba de nuestra voluntad política común de impulsar y promover el Proceso de Barcelona.

Varios diputados han planteado el tema de la migración. En este sentido, haré referencia a la reunión ministerial euromediterránea sobre migración prevista para noviembre de 2007, durante la cual deberá acordarse un proyecto de plan de acción en relación con los tres asuntos especificados: migración legal, migración ilegal y desarrollo.

Lo que sucede en África del Norte y en Oriente Próximo reviste gran importancia para el futuro de Europa. Donde hoy hay dudas, tratemos de crear las oportunidades del mañana: basando nuestra asociación en el respeto; reiterando nuestro compromiso con una región muy próxima a nuestros hogares y que resulta fundamental para Europa; y, por último, asegurándonos de que la política venga acompañada siempre de la acción práctica.

 
  
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  El Presidente. Para cerrar el debate se han presentado siete propuestas de resolución(1) de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Alessandro Battilocchio (NI), por escrito. – (IT) La idea de crear una zona de libre comercio constituye una verdadera oportunidad de crecimiento para los países de la región mediterránea. Reforzar el papel del Mediterráneo es de hecho uno de los principales objetivos que debe perseguir toda la Comunidad Europea, ya que esta región se encuentra en el centro de una importante mezcla de culturas distintas y de un fuerte interés económico a escala mundial.

En este contexto, la cumbre de Barcelona de 1995 dio lugar a un ambicioso marco de cooperación entre las dos orillas del Mediterráneo, basado en la consecución de tres objetivos principales para la creación de un espacio común de prosperidad a través de:

- el diálogo político y la seguridad;

- el uso de la asociación económica;

- la cooperación en cuestiones sociales, culturales y humanas.

Para que su intervención sea efectiva, la UE debería incrementar la asistencia técnica y financiera al respaldar actividades económicas en el ámbito local, crear un marco para el desarrollo económico y social a largo plazo, regular la zona de libre comercio con el fin de prevenir que se generen desequilibrios entre los distintos mercados laborales, e introducir un Código de conducta aplicable a las empresas.

La promoción del desarrollo en el Mediterráneo significa fomentar el diálogo entre distintas culturas, dando forma a un espíritu de paz y comprensión mutua, además de respeto por los derechos humanos.

 
  
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  Bogdan Golik (PSE), por escrito. – (PL) Quisiera expresar mi apoyo a la idea de la asociación euromediterránea y al establecimiento de una zona de libre comercio euromediterránea para 2010, tal como se anunciaba en la Declaración de Barcelona. Como miembro de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, quisiera llamar la atención sobre determinados aspectos de la liberalización del comercio de productos agrícolas en los países de la asociación euromediterránea. Desde mi punto de vista, los mercados entre la Unión Europea y el lado meridional y oriental del Mediterráneo deberían abrirse de forma gradual y programada, y las negociaciones sobre el acceso a los mercados deberán realizarse individualmente y de forma independiente para cada producto, teniendo en cuenta las características especiales del sector agrícola de los países afectados. Es importante garantizar que productos sensibles como la fruta y las hortalizas, el azúcar, el alcohol etílico y el concentrado de tomate queden excluidos de la liberalización prevista. La Unión Europea también debe asegurarse de conservar la posibilidad de invocar determinadas cláusulas de exclusión a las que podría recurrir para contrarrestar cualquier posible amenaza que represente un exceso de importaciones de bajo coste. También es importante animar a los países de la asociación euromediterránea a que mejoren la calidad de los productos exportados y que cumplan las normas de calidad y fitosanitarias que requiere la UE.

 
  
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  Dominique Vlasto (PPE-DE), por escrito. – (FR) El proyecto de zona de libre comercio euromediterránea se ha retrasado, lo que hace improbable su conclusión en 2010. Sin embargo, es urgente reanudar las iniciativas en esta parte del mundo, en la que la Unión debería estar mucho más presente.

Nuestra máxima prioridad debería ser adoptar, a través de la Política Europea de Vecindad, un enfoque más selectivo, país por país. No porque el interés sea colectivo el enfoque ha de ser de conjunto. Hay que desarrollar una cooperación a medida, para que cada país se potencie económicamente lo bastante para participar en la zona de libre comercio. Hay que abrir esa cooperación a las entidades territoriales de las dos orillas, a fin de establecer lazos sólidos en todos los niveles políticos.

Nuestro segundo objetivo debe ser dinamizar el comercio sur-sur, pues sigue siendo insuficiente. Gracias a sus ampliaciones, la Unión tiene una pericia única que compartir con los países socios para ayudarles a prepararse en ámbitos clave de su transición económica, como la educación, la investigación, la formación, la preparación de los agentes económicos y las administraciones y la aproximación de las legislaciones.

Solo apoyando en primer lugar la creación de un verdadero mercado común mediterráneo se podrá establecer la zona de libre comercio euromediterránea.

 
  

(1)Véase el Acta.

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