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Procedimiento : 2006/0058(NLE)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0320/2007

Textos presentados :

A6-0320/2007

Debates :

PV 11/10/2007 - 3
CRE 11/10/2007 - 3

Votaciones :

PV 11/10/2007 - 6.5
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0428

Acta literal de los debates
Jueves 11 de octubre de 2007 - Bruselas Edición DO

3. Acuerdo CE/Estados Unidos sobre los servicios aéreos (debate)
PV
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  Presidenta. – El siguiente punto es el informe (A6-0320/2007) del señor El Khadraoui, en nombre de la Comisión de Transportes y Turismo, sobre la propuesta de Decisión del Consejo y de los representantes de los Gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea reunidos en el seno del Consejo, sobre la conclusión del Acuerdo de transporte aéreo entre la Comunidad Europea y sus Estados miembros, por una parte, y los Estados Unidos de América, por otra [8044/3/07 – COM(2006)0169 – C6-0210/2007 – 2006/0058(CNS)].

 
  
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  Jacques Barrot, Vicepresidente de la Comisión. − Señora Presidenta, Señorías, señor El Khadraoui, el Parlamento Europeo ha desempeñado un importante papel político y nos ha ayudado a firmar el primer Acuerdo de transporte aéreo entre Europa y los Estados Unidos el pasado 30 de abril en Washington.

Con su apoyo al Acuerdo el pasado 14 de marzo, antes incluso de que se pronunciara el Consejo de Ministros Transportes, el Parlamento desempeñó un papel clave para que podamos modernizar en profundidad el marco que regula la aviación transatlántica y brindar nuevas posibilidades a los ciudadanos europeos. El Acuerdo entrará en vigor el próximo mes de marzo y las compañías europeas y norteamericanas se preparan para ofrecer nuevos enlaces trasatlánticos. El Comité Mixto, que tiene como objetivo gestionar este Acuerdo, se reunió ya en junio, y se reunirá de nuevo en noviembre para asegurar que se aplique sin tropiezos e iniciar los trabajos sobre temas importantes, como la competencia o la seguridad.

Al pronunciarse hoy formalmente sobre el Acuerdo, han defendido ustedes una serie de puntos clave, que comparto por completo. Han destacado la importancia de un acuerdo de segunda etapa para hacer posible el acceso al mercado norteamericano y, en particular, las inversiones europeas en los Estados Unidos. Han subrayado ustedes la importancia de la convergencia reglamentaria, en especial en materia de seguridad, para llegar al concepto de «punto de referencia único para la seguridad». Han resaltado la importancia de la dimensión medioambiental y, en particular, del comercio de emisiones de CO2. Han destacado, por último, la importancia de informar y consultar al Parlamento Europeo.

Sus prioridades políticas son también las mías. Celebro el acuerdo entre nuestras dos instituciones en asuntos que son políticamente delicados, tanto para Europa como para los Estados Unidos.

Celebro también enormemente que el Parlamento Europeo, a través de su diálogo continuo con el Congreso y la Administración norteamericanos, deje oír la voz de los europeos en los Estados Unidos. Tendremos que trabajar juntos sin descanso en temas que plantean dificultades con Washington. La Asamblea de la Organización de la Aviación Civil Internacional celebrada en Montreal en septiembre, fue una decepción. Como saben, la Unión Europea y sus vecinos europeos, es decir, 42 Estados, tuvieron que emitir una reserva sobre la resolución relativa al comercio de emisiones de CO2, pues nuestra postura es opuesta a la de los Estados Unidos y el resto del mundo.

La Cámara de Representantes adoptó asimismo una enmienda destinada a restringir las posibilidades de control extranjero de las compañías norteamericanas. Aunque esta enmienda todavía no ha sido votada por el Senado, ensombrece el desarrollo de las negociaciones para llegar a un acuerdo de segunda etapa, que se iniciarán la primavera próxima. El Parlamento Europeo ha sensibilizado al Congreso y la Administración sobre este asunto, como también he hecho yo, y debemos seguir empleando toda nuestra energía en evitar un movimiento que no va en el sentido de una normalización del sector de la aviación.

Pero si estos acontecimientos demuestran las dificultades que hay que superar, no conviene olvidar lo esencial. Ahora tenemos una base de trabajo sólida entre europeos y norteamericanos para hablar en condiciones de igualdad. No era así hace seis meses. Por tanto, debemos aprovechar estos logros, resultado de cuatro años de trabajo.

Señora Presidenta, Señorías, señor El Khadraoui, les garantizo mi total disponibilidad para alcanzar los objetivos políticos que nos hemos fijado tanto en el Parlamento Europeo como en el Consejo, y les comunico mi enorme satisfacción por la unidad europea en torno a este tema.

 
  
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  Saïd El Khadraoui, ponente. (NL) Señora Presidenta, señor Vicepresidente de la Comisión, Señorías, cuando esta tarde demos finalmente luz verde al Acuerdo de transporte aéreo entre la UE y los Estados Unidos no sólo estaremos marcando el final de un procedimiento que ha durado muchos años y que ha avanzado con grandes dificultades, sino que también marcaremos el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del transporte aéreo y las consecuencias —aunque no son del todo predecibles— podrían ser inmensas.

Al mismo tiempo, sabemos que ésta es solo una fase intermedia y que todavía queda mucho trabajo por hacer para conseguir el mercado transatlántico de la aviación más o menos integrado al que aspiramos. Algunos diputados creen que ya hemos hecho demasiadas concesiones a los estadounidenses en esta primera etapa. Consideran que el espíritu negociador se irá diluyendo, especialmente dado que las aerolíneas de los Estados Unidos ya disfrutan de un derecho de cabotaje de facto para volar de un Estado miembro a otro, algo que nosotros no podemos hacer en territorio estadounidense.

Las dos partes consiguen lo que llamamos la quinta libertad del aire, que ofrece a las aerolíneas estadounidenses la oportunidad de volar a África o Asia a través de Europa. Lo contrario también es posible, pero es menos importante teniendo en cuenta la ubicación geográfica de los Estados Unidos. Asimismo, a partir de marzo del año próximo, se eliminarán las restricciones que siguen existiendo en relación con el acceso a determinados aeropuertos: basta con pensar en Heathrow, que sólo dos aerolíneas estadounidenses pueden usar en la actualidad.

En algunos sentidos, por tanto, no existe un equilibrio real, pero, por otro lado, señor Comisario, el acuerdo constituye obviamente un paso hacia delante y una mejora con respecto a la situación actual. En primer lugar, el acuerdo pone fin a la incertidumbre jurídica creada a raíz de las sentencias dictadas por el Tribunal de Justicia en 2002, que manifestaban que el Acuerdo bilateral de «cielos abiertos» en vigor contiene elementos que son ilícitos y que deben ser objeto de modificación. En segundo lugar, los consumidores notarán la diferencia. Mientras que, hasta ahora, sólo las compañías nacionales y las aerolíneas estadounidenses han podido volar desde los Estados miembros a los Estados Unidos, en el futuro todas las compañías europeas podrán volar desde cualquier punto en Europa a cualquier punto en los Estados Unidos, con la posibilidad de continuar el vuelo hasta, por ejemplo, México o América del Sur. Ahora bien, sin duda esto conllevará una mayor oferta para los consumidores y, probablemente, también precios más bajos.

En tercer lugar, con la creación de un Comité Mixto —al que también usted se ha referido, señor Comisario— con representantes de las dos partes, estamos creando una institución que abordará cuestiones relacionadas con el Acuerdo, así como cuestiones relativas a la normativa social, medioambiental y de seguridad, etc. Por tanto, se trata de un instrumento que podría impulsar la confianza y la comprensión de las dos partes. Esto es muy importante porque, en paralelo a la apertura de este mercado transatlántico, es esencial, por supuesto, que las normativas se vayan armonizando gradualmente y se adecuen unas a otras a un nivel superior.

Conforme las autoridades lo vayan aceptando y se vayan viendo los beneficios de la estrecha cooperación, los estadounidenses también estarán más dispuestos a hacer nuevas concesiones en relación con el acceso a su mercado nacional. Después de todo, todavía quedan muchas cuestiones por resolver, a las que ya se ha referido. Me refiero al cabotaje, al derecho de establecimiento para las líneas aéreas europeas, las normas relativas al control y la propiedad, y a todo tipo de restricciones que siguen existiendo.

Sabiendo, por tanto, que las negociaciones para la segunda fase empezarán muy pronto —de hecho, el próximo verano—, es necesario que la Comisión piense en una buena estrategia de negociación. ¿Qué es lo que queremos lograr realmente? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Cómo podemos convencer a los estadounidenses de que den nuevos pasos? ¿Qué concesiones pueden hacerse todavía sin que esto suponga una desventaja para nosotros? No es necesario que le diga, señor Comisario, que el contexto es muy problemático. El año que viene hay elecciones presidenciales. En los Estados Unidos existe un sentimiento general de desconfianza, que llega hasta el Congreso, a la hora de permitir que terceras partes controlen sectores estratégicos como la aviación. Los sindicatos estadounidenses también temen perder el control que tienen sobre el sector por las interferencias del exterior, principalmente porque se piensa que podrían tener éxito y porque se asume que las aerolíneas europeas están mejor organizadas y podrán hacerse más fácilmente con parcelas del mercado. Por supuesto, también tenemos las elecciones europeas.

También están los problemas existentes actualmente. Se refiere al intento de nuestro homólogo estadounidense, el congresista Oberstar, de interpretar de manera diferente varios elementos del Acuerdo. Sin embargo, una vez dicho esto, como ponente y como Parlamento, vamos a darle luz verde esta tarde. Vamos a votar favorablemente sin reservas. Por supuesto, seguiremos los preparativos con atención. Esperamos poder participar muy de cerca, como ha ocurrido en el pasado. Contamos con que así sea.

 
  
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  Reinhard Rack, en nombre del Grupo del PPE-DE. (DE) Señora Presidenta, este Parlamento, y en particular mi Grupo, el PPE-DE, votará a favor de este acuerdo hoy con una amplia mayoría, porque en última instancia hemos logrado un buen resultado provisional.

Sin embargo, se trata solo de un resultado provisional; como han dicho tanto el Vicepresidente Barrot como nuestro ponente, el señor El Khadraoui, todavía tenemos cuestiones importantes que resolver en relación con el Acuerdo de «cielos abiertos»: cuestiones como el cabotaje, el derecho de establecimiento, la propiedad, las ayudas estatales y otros asuntos.

Aparte del hecho de que hemos conseguido un resultado provisional razonablemente positivo, el acuerdo pone de manifiesto varios puntos débiles en nuestro sistema. Éstos también se han señalado. Para el futuro, debemos realizar esfuerzos para que nuestro Parlamento —como nuestros homólogos en el Congreso de los Estados Unidos, quienes, se podría argumentar, se han arrogado una serie de derechos para sí mismos en los últimos siglos— tenga más oportunidades de ejercer influencia en el fondo de este acuerdo. Esta vez, hemos logrado hacer progresos, en cierta medida, amañando el sistema, interviniendo antes de que se pronunciara el Consejo, pero a largo plazo, necesitamos mejores normas para dar forma al contenido.

En este punto, me gustaría llamar la atención —otra vez— sobre una cuestión importante en el transporte aéreo, especialmente entre Europa y los Estados Unidos. Las disposiciones de seguridad y los controles son importantes para que los viajeros se sientan tranquilos al usar este modo de transporte. Sin embargo, las medidas de seguridad no debería malinterpretarse ni usarse como pretextos que solo causen inconvenientes a los viajeros sin incrementar realmente su seguridad. Por ese motivo, por enésima vez, ¡es necesario cambiar las normas sobre el transporte de líquidos a bordo!

 
  
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  Brian Simpson, en nombre del Grupo del PSE. – Señora Presidenta, en primer lugar, quisiera disculparme ante usted, ante el Vicepresidente de la Comisión y ante sus Señorías, porque tras mi intervención tendré que abandonar la sala para conceder una entrevista. No es mi costumbre hacerlo así, y pido disculpas por ausentarme durante el resto del debate.

Quisiera expresar mi agradecimiento por su informe a mi colega, el señor El Khadraoui, así como prevenirle de que tal vez pudiera batir mi récord, el de ponente que por más tiempo ha prestado sus servicios en la historia parlamentaria, si continúa trabajando en este informe concreto. Seamos francos. El matrimonio constituido entre la Unión Europea y los Estados Unidos bajo la forma inicial del Acuerdo de Transporte Aéreo para la aviación civil es un matrimonio de conveniencia, en el que la UE representa al novio deseoso, y los Estados Unidos a una novia muy reacia. Ahora, llegados al punto de consumar el matrimonio, descubrimos que la novia estadounidense considera que su novio europeo no es demasiado atractivo y, viendo que ya ha conseguido de él lo que quería en el día de su boda, ya no tiene ni que molestarse en consumar el matrimonio, puesto que el Representante Oberstar vigila a la pareja, escopeta en mano.

Existen grandes diferencias entre la UE y los Estados Unidos en cuanto a la política sobre aviación y, por lo que a mí respecta, no me sorprendería escuchar, en las semanas y en los meses venideros, que las negociaciones sobre la segunda fase del acuerdo se han roto porque los Estados Unidos no están dispuestos a variar su posición sobre asuntos clave. Lo que me temo es que el novio europeo esté tan desesperado por consumar este matrimonio de conveniencia que, de nuevo, cedamos ante una novia reacia. ¿Qué hay de las cuestiones del régimen de comercio de los derechos de emisión y la seguridad, donde la UE y los Estados Unidos son mundos aparte? ¿Qué hay de la propiedad extranjera de las compañías aéreas de los Estados Unidos, o de las aplicaciones recíprocas de la quinta libertad? ¿Qué hay de las listas de pasajeros y de la protección establecida en el Capítulo 11? Todas éstas son cuestiones que nos dividen y, aunque acepto que existe voluntad para sentarse a negociar, lo es siempre, así parece, en los términos que los estadounidenses nos dictan.

Deseo lo mejor para todos en sus esfuerzos, y el Grupo del PSE votará a favor. Sin embargo, espero sinceramente que las negociaciones resulten fructíferas y que se alcance próximamente un acuerdo más equilibrado, recíproco y justo, pero cuestiono si realmente ocurrirá así, debido a la actitud de los Estados Unidos, y me pregunto si el camino que estamos siguiendo no conducirá a que este matrimonio de conveniencia termine en un divorcio al estilo de Las Vegas.

 
  
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  Sarah Ludford, en nombre del Grupo ALDE. – Señora Presidenta, intervengo en sustitución de mi colega, la señora in ’t Veld.

Muestro mi admiración ante el conocimiento de otras personas sobre los aspectos técnicos del presente acuerdo. En calidad de diputada al PE en representación de Londres, que incluye el importante aeropuerto de Heathrow, estoy ciertamente alentada por el hecho de que este acuerdo dará a los pasajeros más ventajas producto de la competencia y que, en tal medida, es beneficioso que se haya concluido.

Deseo abordar los aspectos del acuerdo relativos a la seguridad, que del informe entiendo que se dejan, en gran medida, a la reglamentación por parte del Comité mixto. Estoy de acuerdo con la buena acogida que realiza el informe de la cooperación entre las autoridades de la UE y de los EE.UU. competentes en materia de seguridad aérea. Sin embargo, como manifiesta el informe, las medidas de seguridad deberían basarse en una evaluación adecuada de los riesgos y no deberían resultar excesivas o carentes de coordinación, además de que debería respetarse la intimidad de los ciudadanos europeos y estadounidenses a la hora de intercambiar datos personales de los pasajeros entre la UE y los EE.UU.

Sus Señorías serán conscientes de la considerable controversia que rodea al Acuerdo sobre el registro de nombres de los pasajeros (PNR). El Parlamento Europeo se ha expresado enérgicamente sobre el hecho de que no ha desempeñado el papel de importancia que hubiera deseado en dicho acuerdo. Ciertamente, la opinión de los Supervisores Europeos de Protección de Datos es la de que las garantías han resultado debilitadas considerablemente en virtud del nuevo acuerdo, en comparación con acuerdos previos, y que éste deja pendientes cuestiones de importancia, además de que presenta imperfecciones.

Mientras que el Comisario Barrot acogió con satisfacción el papel fundamental que el Parlamento ha desempeñado en la modernización del marco regulador para otros aspectos del sector de la aviación, me temo que tenemos que expresar nuestra decepción por no haber alcanzado el resultado que pretendíamos en la cuestión de la intimidad y en garantizar el cumplimiento de la salvaguardia de los datos personales. En virtud del Acuerdo sobre el PNR, los datos se conservarán durante 15 años, lo que opino que es excesivo, y es precisamente lo que el presente informe manifiesta que no deseamos. Los Estados Unidos podrán tener acceso a información delicada, e incluso podrán utilizarlos en casos de comisión de pequeñas infracciones, lo que no es luchar contra el terrorismo.

Con todo, aun recibiendo con agrado el conjunto de este acuerdo, me temo que tendré que decir que las aspiraciones del presente informe (que las medidas de seguridad deberían valorarse adecuadamente en función de su contribución para combatir el riesgo, que no deberían ser excesivas y que deberían proteger la intimidad), no han sido aseguradas en el ámbito del intercambio del registro de nombres de los pasajeros.

 
  
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  Eva Lichtenberger, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señora Presidenta, señor Comisario, ésta no ha sido la primera vez que se han enfrentando a un socio negociador muy difícil, por decirlo suavemente, ya que, según su experiencia, aquél asume desde el principio que Europa siempre cederá, en todos los casos. Como antes, si uno lee el documento puede ver que es claramente favorable a los Estados Unidos. Todavía está por ver si la Unión Europea sale beneficiada en algo, ya que un comité mixto no es más que una oportunidad; no es ningún buen resultado, especialmente dado que los Estados Unidos ya están cuestionando los resultados. No veo que haya un equilibrio y hay muy pocas preocupaciones por nuestras exigencias. La comparación realizada por el anterior orador sobre el extraño matrimonio de conveniencia viene muy al caso.

Las cuestiones relativas a la seguridad de la aviación, la protección medioambiental y los derechos de propiedad siguen sin resolverse. En cuanto a la seguridad, todavía no hemos logrado lo que necesitamos. En cuanto a la protección de datos en particular —la protección de los ciudadanos europeos frente a medidas excesivamente celosas—, todavía no hemos logrado el resultado que necesitamos y que tenemos que conseguir. Además de esto, la contribución de la aviación a nuestro incumplimiento del objetivo de Kyoto sigue siendo enorme.

Con el actual ritmo de crecimiento, Europa se enfrentará a dificultades importantes, a menos que tengamos un acuerdo común con los Estados Unidos y no veo indicios de que esto sea así en este momento. Como mucho, veo que se están dando los primeros pasos, pero Europa debe tener mucha más confianza en sí misma y hablar con una única voz en este proceso de negociación, porque lo que ha ocurrido hasta el momento nos ofrece oportunidades.

Sin embargo, todavía no hemos recogido los beneficios y puedo decir con confianza que el Parlamento Europeo y la Comisión de Transportes y Turismo controlarán con detenimiento los resultados de este comité mixto.

 
  
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  Georgios Toussas, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (EL) Señora Presidenta, Señorías, en el centro de la política exterior de la UE en materia de transporte aéreo se encuentra la creación de un espacio de aviación abierto entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Esta política beneficia plenamente a los intereses del capital. Se está usando para crear, mediante presión y amenazas, dos o tres grupos empresariales monopolísticos en el sector de la aviación en la UE, que se quedarán con el grueso del transporte aéreo internacional, mientras que el resto de líneas aéreas —las que queden— serán de carácter regional y sus actividades se verán restringidas al ámbito nacional de los Estados miembros. La gran presión y las amenazas experimentadas por el personal de Alitalia, Olympic Airlines y otras empresas aéreas en los Estados miembros son un ejemplo de lo que está ocurriendo. Los conflictos fueron evidentes en las negociaciones con los Estados Unidos. El acuerdo resultante y las señales de fricción pueden deducirse de las subvenciones estatales concedidas a Airbus y Boeing, la prevención de sabotajes en vuelos domésticos estadounidenses y la negativa del Gobierno de los Estados Unidos a permitir la participación e incluso la compra de empresas de aviación estadounidenses por parte de compañías europeas.

El acuerdo muestra el nivel de compromiso entre la UE y los Estados Unidos. Dicho acuerdo dista mucho de satisfacer las necesidades de los ciudadanos; contribuirá a incrementar la tasa de concentración mediante compras y fusiones de aerolíneas. En todos estos ámbitos, siguen existiendo varios problemas con respecto a la protección de los datos personales y del medio ambiente.

Por estos motivos, votaremos en contra de un Acuerdo sobre el transporte aéreo entre los Estados Unidos y la Unión Europea.

 
  
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  Luca Romagnoli, en nombre del Grupo ITS. – (IT) Señora Presidenta, Señorías, la reciprocidad es un valor importante en las relaciones interpersonales y mucho más en las relaciones entre Estados, incluso en las comerciales. De hecho, intenté introducir unas pocas enmiendas al informe El Khadraoui y he intentado sin fortuna sensibilizar a nuestros colegas de la Comisión frente a este punto y a otros.

En una época en la que las comunicaciones son cruciales y cuando las comunicaciones por aire ofrecen oportunidades de viaje nunca antes imaginadas, los acuerdos sobre transporte aéreo entre naciones son claramente necesarios y deseables. Sin embargo, lo que no está claro es por qué en este informe —como en todos los demás actos aprobados por la Unión Europea—, parecemos incapaces de exigir reciprocidad, lo que también significa unas condiciones de competencia equivalentes. Deberíamos razonar como ciudadanos, especialmente nosotros los diputados, dado que la nuestra es la única institución de la UE que está realmente dotada de un mandato popular directo.

Por tanto, si el Parlamento desea demostrar una capacidad independiente en el intento de orientar las políticas de otras instituciones, tendría que demostrar en sus actos y en sus codecisiones, ya de por sí limitadas, que no se deja dominar fácilmente por intereses no europeos. Éste es el caso del informe del señor El Khadraoui, que, por otro lado, es excelente en muchos aspectos, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecerle su trabajo. Sin embargo, como en muchas otras ocasiones, el informe carece de la capacidad de decir claramente que, si queremos que haya una competencia libre, deben existir unas condiciones de cabotaje absolutamente iguales y se deben cumplir una serie de normas sociales y medioambientales. La reciprocidad tampoco se aplica con respecto a la seguridad o los derechos de los pasajeros.

Asimismo, el informe reconoce que el sector de la aviación tiene numerosos efectos negativos que contribuyen al cambio climático. Por tanto, no entiendo por qué mis compañeros no apoyaron la enmienda que presenté sobre el efecto perjudicial de los compuestos contenidos en las estelas de vapor de los aviones y la probabilidad de que estos efectos aumenten con el crecimiento de la aviación y que, por tanto, pedía que la aviación se incluyera en el sistema europeo de comercio de derechos de emisión.

Por último, en cuanto a la aplicación de la legislación social internacional, las compañías aéreas europeas y estadounidenses no parecen estar en pie de igualdad y, por tanto, tampoco hay derechos bilaterales. Todo esto, creo, es suficiente para justificar un voto en contra del informe.

 
  
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  Georg Jarzembowski (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, Vicepresidente de la Comisión, Señorías, me gustaría rechazar los puntos planteados por la señora Lichtenberger y el señor Romagnoli en sus intervenciones. Por supuesto, no existe una reciprocidad total de derechos, pero, comparado con la situación anterior, éste es un acuerdo equilibrado y, por ese motivo, votaremos a favor. Si consideran que éste no es un acuerdo equilibrado, entonces voten en contra, pero estamos de acuerdo con el ponente en que se trata de un primer paso equilibrado y que habrá un segundo paso. Yo, por supuesto, apoyo al ponente en su demanda —como ha dicho mi compañero el señor Rack— de que avancemos con celeridad hacia esta segunda fase.

Sencillamente, deberíamos aprovechar lo que acabamos de acordar. Por tanto, insto a las aerolíneas europeas a que utilicen las nuevas oportunidades que les ofrece este acuerdo en relación con sus derechos de propiedad y control y que emprendan operaciones de licencia y apliquen políticas de marca y participen en parte en el programa del Gobierno estadounidense. No deberían esperar a la segunda fase; deberían usar la primera fase ahora para que, cuando entremos en la segunda fase de las negociaciones, podamos beneficiarnos de la experiencia inicial e identificar ámbitos en los que siguen existiendo deficiencias relativas a los derechos de nuestras empresas europeas en el mercado estadounidense.

También debemos pedir a la Administración y a nuestra propia Comisión que aprovechen las oportunidades ofrecidas por este acuerdo y, por ejemplo, que acuerden un control de seguridad único con carácter permanente. Esto puede lograrse a través del Comité Mixto y en cooperación con el Gobierno estadounidense y podemos mostrar a los ciudadanos que este acuerdo es beneficioso para ellos, especialmente si no tienen que someterse a un segundo control de seguridad en los aeropuertos.

Mis colegas y yo quisiéramos dar las gracias a la Comisión por su positiva cooperación en este caso, pero debemos insistir en que se produzca una cooperación igual de positiva en la segunda fase del proceso. Quiero advertir a los estadounidenses de que adopten la moción del señor Oberstar, ya que si pretenden socavar este acuerdo con todas sus enmiendas unilaterales, reaccionaremos con contundencia. Por tanto, digamos a los estadounidenses que continuaremos con agrado las negociaciones entre el Congreso y el Parlamento Europeo, pero que no debemos socavar el acuerdo con su interpretación sesgada.

 
  
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  Ulrich Stockmann (PSE). – (DE) Señora Presidenta, Comisario, en primer lugar, me gustaría dar las gracias al ponente por su clara descripción de la situación y la posición adoptada.

Primero, los aspectos positivos, que ya han sido mencionados por el orador anterior. Con el Acuerdo de «cielos abiertos» entre los Estados Unidos y Europa finalmente tenemos la oportunidad de establecer rutas aéreas desde la Unión Europea a través de los Estados Unidos hacia terceros países como México o Sudamérica. También ofrece la oportunidad de que cualquier aerolínea basada en la Unión Europea vuele desde cualquier punto en la UE hacia cualquier punto en los Estados Unidos sin ningún tipo de restricción en cuanto a la capacidad o los precios, y estoy de acuerdo con el orador anterior: hay que aprovechar estas oportunidades.

En el ámbito de las inversiones en aerolíneas estadounidenses, también se han logrado progresos con este acuerdo. El Acuerdo de «cielos abiertos» da, por tanto, el primer paso importante hacia un Espacio Abierto de Aviación sin restricciones por ninguna de las dos partes. Por tanto, puede crear nuevas rutas aéreas útiles y más puestos de trabajo.

Por otro lado —como ya se ha dicho—, debe quedar claro que éste es solo el primer paso y no puede considerarse como un acuerdo final. Esperamos que la Comisión, en una segunda fase, negocie cuestiones sin resolver como el cabotaje, el derecho de establecimiento, la propiedad o las ayudas estatales con los Estados Unidos. El Comisario ya ha explicado claramente el conflicto potencial que existe, pero espero que el trabajo en el comité para las relaciones transatlánticas avance de tal modo que finalmente podamos tener derechos recíprocos que puedan aplicarse y un Acuerdo de «cielos abiertos» que sea digno de ese nombre.

Paralelamente, el comité debería presionar para que se incluyan los vuelos procedentes de los Estados Unidos en el comercio de derechos de emisión, porque sabemos que no conseguimos mucho en la reunión con la OACI, tal como ha mencionado. Por supuesto, debería hacerse hincapié en nuestra exigencia de un control de seguridad único.

 
  
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  Presidenta. – Señorías, me gustaría dar la bienvenida y ceder la palabra al señor Georgiou, que es nuevo en esta Cámara.

 
  
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  Georgios Georgiou (IND/DEM). – (EL) Señora Presidenta, durante estos últimos años he observado que los europeos han intentado desesperadamente firmar un acuerdo en el sector del transporte aéreo con los Estados Unidos. A pesar de una gran voluntad por nuestra parte, también he notado la reticencia de los estadounidenses. Si quiere lograr un acuerdo importante, debemos alertar a los europeos del hecho de que deben estar preparados para entregar un cheque en blanco. Señora Presidenta, estos acuerdos, no obstante, no se refieren simplemente a maquinaria, intereses y empresas. Estos acuerdos se refieren a personas; personas que viajan desde Europa a los Estados Unidos. Algunos son griegos, que son tratados de modo diferente al resto de europeos. Tienen mucho que decir de las dificultades que han tenido que sufrir para conseguir un visado estadounidense y lo que tienen que soportar cuando llegan y son sometidos a controles y registros, como si fueran terroristas en potencia. Sin duda, entenderá lo estresante que esto resulta, al menos para los griegos, quienes, en cualquier caso, son parte de Europa.

Señora Presidenta, si estos acuerdos firmados entre gobiernos o parlamentos no llegan al corazón y al alma de los pueblos y ciudadanos de Europa, tendrán una duración excepcionalmente breve y serán completamente ineficaces. Me gustaría que esto se incluyera en nuestras instrucciones cuando volvamos a intentar negociar. Los acuerdos deberían basarse en los principios de igualdad, honestidad y reciprocidad.

 
  
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  Jim Higgins (PPE-DE). – Señora Presidenta, en primer lugar, acojo con satisfacción el principio en el que se basa el acuerdo. Cuando concluyan las negociaciones, el acuerdo entre los Estados Unidos y la UE constituirá un avance fundamental e histórico. Para las compañías aéreas de la UE significa un mayor número de vuelos transatlánticos a los Estados Unidos. Es también positivo desde el punto de vista de los pasajeros, pues aumenta el número de compañías aéreas y la competencia, y se reduce el precio de los billetes de avión. En Europa hemos asistido ya a la repercusión positiva que las compañías aéreas de bajo coste suponen sobre el sector de la aviación en cuanto al enorme incremento del número de pasajeros.

Rindo homenaje a los negociadores de la UE por llevar a cabo de manera satisfactoria unas negociaciones tan arduas. Éstas todavía no han concluido, y están costando una buena dosis de paciencia y diplomacia, pero ojalá que cuando ello ocurra, el resultado neto, que tanto se habrá hecho esperar, merezca la pena. Espero sinceramente que puedan superarse los problemas del tratado que continúan pendientes.

Estoy de acuerdo con todos los oradores anteriores por lo que respecta a los problemas planteados. Tenemos que trabajar duro para asegurar que éste sea un acuerdo igualitario para ambas partes y que, finalmente, hayamos dejado la bandera europea en lugar alto al insistir en que, todo lo que ellos pretenden, lo pretendemos nosotros también. Creo que las restricciones impuestas por las autoridades de los Estados Unidos en relación con la solicitud de información personal por motivos de seguridad no son razonables en absoluto. De hecho, debemos asegurar que esto no disuada a los pasajeros de la UE de viajar a los Estados Unidos, porque si no resolvemos este problema concreto, constituirá un elemento disuasorio importante.

Voy a tornarme ahora muy parcial y provinciano, pues tengo otro problema, que es el de que el primer aeropuerto transatlántico internacional de Irlanda era el aeropuerto de Shannon. Durante mucho tiempo, fue la puerta de entrada a Europa para muchos, pero la escala obligatoria en Shannon desaparecerá ahora, en virtud del presente acuerdo, lo que, de hecho, minará la viabilidad de dicho aeropuerto y repercutirá muy negativamente sobre la región Centro-Oeste, que se encuentra en gran desventaja frente a otras. Sin embargo, ello no representa un problema para Europa, sino para el Gobierno irlandés. Una vez más, para concluir, la UE necesita encarecidamente un acuerdo, y los pasajeros necesitan un acuerdo, pero no a cualquier precio.

 
  
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  Jacques Barrot, Vicepresidente de la Comisión. − Señora Presidenta, quiero dar las gracias a todos los diputados que han intervenido. En primer lugar, quisiera decir, en respuesta a su ponente, el señor El Khadraoui, que, a pesar de todo, se puede afirmar que la primera fase ha concluido con un acuerdo equilibrado. Además, existe el compromiso de los Estados Unidos de negociar la segunda fase. Existe incluso una obligación de iniciar las negociaciones en un plazo de sesenta días tras la aplicación provisional. La parte europea dispone de medidas de retorsión. Podremos dar marcha atrás en algunas concesiones si la segunda fase no satisface los intereses europeos. No cabe duda de que éste es un punto importante.

La Comisión ha lanzado ya un debate con los Estados miembros en el marco del Comité especial de negociación para definir la estrategia de negociación para la segunda fase. Ha insistido usted, y también el señor Jarzembowski, en la necesidad de definir una buena estrategia de negociación. Evidentemente, tengo la intención de asociarles, de asociar al Parlamento, para que podamos negociar con la mayor eficacia.

Lo cierto es que, como ha dicho el señor Jarzembowski, las compañías europeas disponen hoy de unas oportunidades que hay que aprovechar. Este Acuerdo hace posible una ampliación de la gama de servicios y una reducción de los precios, crea empleo y nos permite emprender ya una coordinación de las medidas que pueden afectar al pasajero —problemas de seguridad y protección y, a plazo, el concepto de «punto de referencia único para la seguridad»así como, evidentemente, en materia de medio ambiente.

Quiero responder a la señora Ludford que el PNR no forma parte del Acuerdo aéreo. Cualquier decisión o medida en el marco del PNR habrá de ser compatible con los términos del Acuerdo. Pero el tema del PNR debe revisarse en su contexto, y mi colega Frattini es consciente de sus preocupaciones al respecto. Es cierto que han insistido mucho en el problema de la seguridad y es cierto también que es absolutamente necesario entablar un diálogo en el marco del Comité Mixto del Acuerdo para ofrecer soluciones positivas. Las dos partes trabajan por mantener un elevado nivel de protección que no penalice ni a los servicios aéreos ni a los pasajeros. El Transportation Security and Coordination Group debe aportar, apoyándose en este Acuerdo, respuestas concretas a sus preocupaciones, de las que he tomado muy buena nota.

Quisiera decir unas palabras también sobre dos problemas que deberían ir mejorando y solucionarse: el problema de la seguridad y el problema del medio ambiente. Con respecto al problema del medio ambiente, obviamente queremos que el reto del cambio climático se aborde desde un enfoque integrado y global. Así mismo, como he dicho y lo repito ahora, en Montreal, en la Organización Internacional de la Aviación Civil, defendimos todos juntos el sistema de intercambio de cuotas de emisión, que representa el recurso a las herramientas del mercado y nos parece la solución más eficaz. Por el momento, hemos tropezado con la negativa de los Estados Unidos y también de algunos países asiáticos. No obstante, creemos que ello no impide una cooperación. Como saben, en el proyecto Cleansky, mantenemos una cooperación con los Estados Unidos que avanza. La iniciativa AIRE (Iniciativa de Interoperabilidad Atlántica para Reducir las Emisiones) es interesante. Trata de los nuevos procedimientos de aterrizaje, que también nos permiten mitigar las consecuencias de la emisión de CO2.

Lo que quisiera decir, señora Presidenta, Señorías, es que evidentemente necesitamos llevar a buen puerto la segunda fase. Será necesaria una gran presión, un compromiso sin fisuras de los europeos, para llevar a término esa segunda fase, que es muy importante, puesto que nos permitiría realmente concluir este Acuerdo de cielo abierto.

Estén seguros de que el Parlamento tendrá una gran participación en una negociación que se presenta en verdad difícil, pero que, como ya he dicho, se abrirá a su debido tiempo, dado que sólo firmamos la primera parte del Acuerdo a condición de que hubiera esta segunda fase. En todo caso, agradezco al Parlamento su apoyo, que me parece muy amplio y sólido y que necesitaremos para perfeccionar el Acuerdo y llevar a buen puerto la segunda fase.

 
  
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  Presidenta. – Se cierra el debate.

La votación se celebrará mañana a las 11.00 horas.

 
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