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Acta literal de los debates
Martes 15 de febrero de 2011 - Estrasburgo Edición DO

20. Estrategia energética del Banco Mundial (debate)
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Acta
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  Presidente. - De conformidad con el orden del día, se procede al debate de la pregunta oral formulada a la Comisión por Eva Joly, en nombre de la Comisión de Desarrollo, sobre la estrategia energética del Banco Mundial para los países en desarrollo (O-000020/2011 - B70012/2011).

 
  
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  Franziska Keller, autora. Señor Presidente, en la actualidad 1 500 millones de personas no tienen acceso a la electricidad, aunque el acceso a la energía es un requisito previo para la erradicación de la pobreza en la que viven. El derecho a la energía implica que los suministros de energía consigan un acceso universal y fiable: un acceso equitativo que salve las distancias entre las zonas urbanas y rurales, que sea, al mismo tiempo, asequible. También es fundamental que los países desarrollen un suministro de energía sostenible y seguro, y el más fiable y seguro es un uso descentralizado de energías renovables.

Sin embargo, la energía no solamente tiene que ser segura y fiable; su producción también debe tener en cuenta otras cuestiones, tales como el cambio climático, la deforestación, la degradación medioambiental, la salud humana y la pobreza que causa. Estos problemas no se pueden afrontar con combustibles fósiles. Los combustibles fósiles tienen un impacto desastroso sobre la salud, el medio ambiente y el clima. Al mismo tiempo, la crisis climática está haciendo más daño a quienes viven en una pobreza extrema. Los combustibles fósiles crean contaminación que pone en peligro tanto la salud humana como un medio ambiente saludable, son caros y sus precios van subiendo a medida que agotamos las reservas de petróleo y de gas. Los combustibles fósiles crean una distribución de la energía centralizada, jerárquica e inflexible.

Debemos concentrarnos en las energías renovables. Debemos ayudar a los países en desarrollo a evitar nuestra destructiva trayectoria en materia de combustibles fósiles. Solamente las energías renovables pueden aportar una solución a estos problemas. La energía renovable utiliza recursos que nunca se agotarán y que muchos países en desarrollo tienen en abundancia: el sol y el viento principalmente. Pueden emplearse localmente a una escala muy pequeña y económica, lo que también, en un sentido muy literal, capacita a la gente. Los suministros de energía descentralizados están en manos del pueblo. Son democráticos. No obstante, el Banco Mundial continúa impulsando los fósiles en su estrategia energética. Los recientes incrementos de los préstamos orientados a energías renovables y suficiencia energética siguen siendo minúsculos y no pueden ocultar las preferencias obvias.

Las inversiones en combustibles fósiles también se están produciendo a través de intermediarios financieros que el Banco Mundial no controla lo suficiente. Los informes sobre combustibles fósiles son insuficientes. El Banco continúa realizando importantes inversiones en centrales de carbón, condenando a los países en desarrollo a la energía basada en el carbón durante las próximas décadas. Una revolución energética no es así.

La política energética del Banco Mundial carece de transparencia. Este problema no se debería abordar mediante la definición de requisitos claros que los intermediarios financieros deben satisfacer para poder optar a la financiación multilateral. El 40 % de los préstamos del Banco Mundial al sector privado se transfieren a través de esos intermediarios financieros y una parte importante de estos préstamos se destinan al sector de la energía, en particular, a extractivos. No obstante, a diferencia de las inversiones directas en proyectos del Banco, no existe información a disposición del público con respecto a estas inversiones individuales en subproyectos, lo que hace que resulte muy difícil realizar un seguimiento de lo que ocurre finalmente con los fondos de los intermediarios financieros.

Si analizamos la clase de energía que se considera de baja emisión de carbono, podemos encontrar grandes centrales hidroeléctricas en la estrategia. Estas grandes centrales hidroeléctricas destruyen vastas extensiones de naturaleza y echan a las personas de sus hogares. Esto no es sostenible y esto no beneficia a la población ni a la sociedad. Por otra parte, la captura y el almacenamiento de carbono no hacen que la energía procedente del carbón sea de baja emisión de carbono. El CO2 sigue ahí y nadie puede predecir lo que ocurrirá con el mismo bajo tierra. Ninguno de nosotros puede decir con seguridad que permanecerá ahí, tranquilamente durante los próximos milenios. Esto es adivinación y no investigación, e indudablemente tampoco es política.

Lo mismo ocurre con la energía nuclear. Las minas de uranio producen enormes cantidades de CO2 y nadie sabe qué hacer con los residuos que estamos generando. No es de baja emisión de carbono y no es sostenible. Esta es la razón por la que el Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea votará en contra de la resolución, a menos que se sustituya la redacción relativa a las bajas emisiones de carbono.

No obstante, también vemos algunos puntos positivos en la resolución: por ejemplo, la concentración en energías renovables aisladas de la red para las áreas rurales y la producción local de pequeña escala, junto con la preocupación por el dominio de la orientación a la exportación, las plantas a gran escala y biocombustibles.

Una última palabra: también nos concentramos mucho en el llamamiento para una transferencia de tecnología mejorada. En particular, la transferencia de tecnología no necesitará mucho más que los derechos de propiedad intelectual se dejen intactos. El objetivo primordial sería tratar los derechos de propiedad intelectual de una manera que permita el acceso a la tecnología a precios asequibles. Esto es lo que prometimos en las negociaciones sobre el clima y deberíamos cumplir nuestra promesa.

(La oradora acepta responder a una pregunta formulada con arreglo al procedimiento de la «tarjeta azul» de conformidad con el artículo 149, apartado 8, del Reglamento)

 
  
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  Hans-Peter Martin (NI). – Señor Presidente, no puedo sino felicitar a la señora Keller por lo que ha dicho y por su análisis. No obstante la pregunta es la siguiente. Hemos tenido conocimiento de estos problemas desde hace ya dos décadas. Señora Keller, dado que usted ha tratado el tema más profundamente que la mayoría de nosotros, ¿hay algún punto en particular que le haga ser optimista acerca de que lo que vamos a decidir podría realmente traducirse en un cierto progreso o de que el Banco Mundial apunta ahora por fin en la dirección correcta?

 
  
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  Franziska Keller, autora. Señor Presidente, en efecto, llevamos debatiendo estos temas más de dos décadas y espero sinceramente que el Banco Mundial aprenda de estos debates, dado que todos están de acuerdo en que el futuro está en las energías renovables.

Hemos apreciado un ligero cambio en esta estrategia. Por ejemplo, se ha inclinado un poco más por las energías renovables, pero se trata de un paso pequeño e insuficiente hasta ahora. Todavía existe un dominio importante de las energías fósiles y, por lo que respecta a las energías renovables, se presta demasiada atención a las centrales hidroeléctricas —y no son renovables, no son sostenibles, al menos no para todos—.

Por tanto, espero que este Parlamento pueda declarar con firmeza dónde queremos la política energética europea y la política que promovemos para la energía en todo el mundo. Espero recibir su apoyo para eliminar la redacción relativa a las bajas emisiones de carbono y para avanzar hacia una energía renovable, sostenible y adecuada.

 
  
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  Andris Piebalgs, Miembro de la Comisión. Señor Presidente, creo que yo también he realizado una declaración muy firme. En primer lugar, quiero insistir en que la estrategia energética del Banco Mundial es muy bienvenida, porque este organismo desempeña un papel muy especial en el mundo, en particular por lo que respecta a las cuestiones de desarrollo. Se podría decir que son líderes de la opinión pública y los enfoques para las estrategias de desarrollo. Mi comentario es que deberíamos abordar este tema con total seriedad.

Al mismo tiempo, no deberíamos olvidar un par de elementos que son sumamente cruciales a la hora de estimar nuestra respuesta a la estrategia. En la actualidad todavía hay un número importante de hogares que no tienen acceso a ningún tipo de energía. Es cierto que, a pesar de que llevamos debatiendo el tema durante 20 años, una inversión sustancial en el sector energético o en la provisión de servicios energéticos no ha llegado a cientos de millones de personas, en particular en el África subsahariana. Por tanto, creo que necesitamos entender la escala del desafío.

El segundo punto que debemos tener en cuenta es el crecimiento. Cada uno de los países que están en vías de desarrollo experimentan un inmenso crecimiento de la demanda. Deberíamos responder al crecimiento de la demanda con oferta. Existe un desafío adicional fundamental dada la escala de esto.

El tercer punto —y en esto estoy totalmente de acuerdo con la señora Keller— es la sostenibilidad y la anticipación. Todo lo que haga el sector energético debería ser analizado a la luz de las consecuencias que tiene sobre el cambio climático. Sabemos que el sector energético que existe hoy en día es la causa más importante de los gases de efecto invernadero. Por otra parte, deberíamos analizar también el precio de los combustibles fósiles, porque no debemos olvidar que todavía tenemos por delante el desafío de los precios de los combustibles fósiles. Espero que nos enfrentemos a ello más tarde que pronto, pero definitivamente forma parte de la previsión de la estrategia.

Con respecto a la orientación, esperaría que el Parlamento tenga en cuenta el Libro Verde sobre la política de desarrollo de la UE, en el que el acceso a las energías renovables en los países en desarrollo constituye uno de los pilares centrales de la nueva política de desarrollo de la UE. Si no damos este paso pionero, no podemos esperar convencer fácilmente al Banco Mundial y a los demás de que deberíamos concentrar la inversión en las energías renovables. Creo que somos capaces de gestionar la escala de inversión en energías renovables. Solamente necesitamos tener valentía. Es cierto que exige muchos medios financieros actualmente, pero cualquier estrategia energética exigiría una inversión importante. Por tanto, en previsión de los precios, yo siempre defendería que las energías renovables son definitivamente las que deberían protagonizar cualquier política energética en cualquier parte del mundo.

Nuestro conocimiento de las tecnologías renovables hoy en día ofrece una buena garantía de que realmente podríamos marcar una diferencia en estos países. También pienso que hay mucho potencial por explotar. Sé que la energía hidroeléctrica, por ejemplo, es una fuente de energía bastante desafiante desde todos los puntos de vista, pero, dado el análisis de sostenibilidad medioambiental que se está realizando, creo que la mayor parte de los países también disponen de un fantástico potencial sin explotar en materia de energía hidroeléctrica, lo que respalda el argumento de que la escala —la presa Inga, por ejemplo— es enorme.

Al principio, tenemos que dar ejemplo. Si la UE es capaz y ustedes debaten un informe sobre el Libro Verde relativo a la política de desarrollo de la UE, el Parlamento debería respaldar firmemente el impulso de la política de desarrollo de la UE en esta dirección. Tendremos un argumento mejor para convencer al Banco Mundial para que siga realmente este impulso y para que se concentre más en las inversiones en las centrales eléctricas de carbón. El Banco ha establecido ahora seis criterios como directrices generales para la futura inversión en carbón. El Banco Mundial, bajo la dirección de Bob Zoellick, se mantiene sumamente activo en el debate, por lo que parece que el Banco Mundial es un activo y no algo que debamos temer. Es nuestro aliado, aunque realmente debemos prever un liderazgo europeo en esta cuestión y en el sector de la energía para el mundo en desarrollo.

También me gustaría abordar la cuestión del BEI, porque se mencionaba en la pregunta. El Acuerdo de Cotonú es la base legislativa para la actividad del BEI por un importe de 3 100 millones de euros para los países ACP. Un importante instrumento en este marco es el Mecanismo de Inversión ACP. El mecanismo financia proyectos de infraestructura y proyectos energéticos respetuosos con el clima. Por lo que respecta al sector de la energía, no existe ningún proyecto en el ámbito de los combustibles fósiles. La política general está muy clara —financiar proyectos energéticos respetuosos con el clima basados en la energía eólica, hidráulica o solar—.

En el contexto de la revisión a medio plazo del mandato exterior del BEI —que cubre a los países en proceso de preadhesión, países vecinos y asociados, Asia, Latinoamérica y Sudáfrica—, la Comisión ha presentado una propuesta para activar un mandato adicional de 2 000 millones de euros para 2011-2013, al objeto de respaldar las operaciones de financiación del BEI en materia de mitigación del cambio climático y adaptación en todas las regiones. La propuesta subraya que las propias normas y procedimientos del BEI incluirán las disposiciones necesarias para garantizar que solamente los proyectos sostenibles desde un punto de vista económico, financiero, medioambiental y social sean apoyados en virtud del mandato.

Creo que la UE ya ha dado algunos pasos en la dirección correcta, aunque realmente podríamos hacer más para ofrecer un verdadero liderazgo al mundo, entre otras cosas abordando la estrategia energética del Banco Mundial.

 
  
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  Alf Svensson, en nombre del Grupo PPE.(SV) Señor Presidente, es un tema muy urgente e importante el que se está tratando en esta Cámara, en concreto, la eliminación progresiva de los préstamos para los proyectos de combustibles fósiles. Creo que deberíamos tener la valentía de decir exactamente lo que ha dicho el Comisario Piebalgs, es decir, que el Banco Mundial tiene una estrategia energética muy deliberada. Podemos hablar incluso de incentivos en este sentido y eso es obviamente algo positivo. Por supuesto, esto no es solamente una cuestión de eliminación progresiva, sino también, como se ha dicho, de introducción progresiva.

Quiero insistir en que esto brinda a la UE la oportunidad de realizar inversiones específicas para ayudar a los países en desarrollo, en África, Asia y Latinoamérica. Creo que el señor Comisario ya me ha oído hablar anteriormente sobre las estufas de leña que se encuentran actualmente en cabañas y viviendas normales que están envenenando a la gente. Dos millones de personas mueren prematuramente por culpa de los gases que se encuentran en las viviendas normales.

En este sentido, al igual que los Estados Unidos y algunos de los países europeos, podríamos invertir en estufas solares sencillas, que eliminan al menos el 95 % de los gases. Entonces ya no tendrían que utilizar estiércol, que sabemos que necesitan para el cultivo de sus productos, y ya no tendrían que utilizar carbón negro para la calefacción. Tampoco necesitarían talar bosques que no deberían ser talados en absoluto.

Me gustaría insistir una vez más en que existen oportunidades de hacer algo tangible. A menudo, cuando hablamos de fuentes de energía alternativa, hablamos con ostentación de energía eólica y energía solar y, por supuesto, no deberíamos hacerlo. No obstante, existe una falta de resultados tangibles, a pesar del hecho de que existen oportunidades. No debemos permitir que la UE se quede atrás en estas cuestiones, sino que se implique en el desarrollo de métodos concretos para sustituir los combustibles fósiles que ya no queremos en los países industrializados ni en los países en desarrollo.

 
  
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  Kriton Arsenis, en nombre del Grupo S&D.(EL) Señor Presidente, señor Comisario, en primer lugar quiero darle las gracias a la señora Keller por su excepcional trabajo en este informe. En efecto, todos los que han trabajado en este informe han comprobado lo inviable que resulta la estrategia del Banco Mundial en varios aspectos. Como ha señalado la señora Keller, financia proyectos inviables a gran escala, como los hidroeléctricos y otros muchos proyectos.

Es un hecho que la financiación para fuentes de energía renovables se ha incrementado en un 300 %. No obstante, al mismo tiempo, la financiación de combustibles fósiles ha aumentado en un 430 %. 

El Banco Mundial —y, en mi opinión, esto es un escándalo— no ha tenido en cuenta el impacto medioambiental de los proyectos que financia. Al mismo tiempo, todavía está debatiendo, incluso hoy en día, la posibilidad de poner en marcha la financiación de programas para plantaciones de aceite de palma. No respecta el principio del consentimiento informado previo y libre por parte de la población local para los proyectos que se van a financiar, ni ha integrado (y debería integrar) un análisis del ciclo completo de los proyectos que financia.

Espero sinceramente que este informe, en su versión final tras la votación, envíe un mensaje firme acerca de las reformas medioambientales que el Banco Mundial necesita aplicar internamente.

 
  
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  Charles Goerens , en nombre del Grupo ALDE.(FR) Señor Presidente, según las condiciones de su mandato, el Banco Mundial está obligado a contribuir a erradicar la pobreza en los países en desarrollo. Todos los proyectos financiados por el Banco Mundial deben tener este objetivo. Incluso cuando se financia un proyecto empresarial para invertir en servicios sociales básicos —sanidad, educación, acceso al agua— se debe cumplir este requisito. Si el Banco Mundial convierte la lucha contra la pobreza en una prioridad, podremos estar satisfechos porque estará cumpliendo el cometido que nosotros establecimos.

La pregunta oral que estamos debatiendo expresa serias reservas acerca de la financiación de proyectos relacionados con el carbón o la gasolina. Me gustaría hacer algunos comentarios.

En primer lugar, los términos de referencia de un proyecto financiado por el Banco Mundial deben incluir los criterios de evaluación a aplicar desde el comienzo. Debe quedar claro lo que se debe evaluar y, por consiguiente, los criterios de evaluación necesitan estar integrados durante todo el ciclo de vida del proyecto.

En segundo lugar, el diálogo político entre el Banco Mundial y su socio debe tener en cuenta la gobernanza política y económica, tanto en el país implicado como en relación con el prestamista.

En tercer lugar, cuando sea posible promover energías renovables y los costes sean justificables, necesitamos favorecer esta forma de generar energía.

En cuarto lugar, y aquí tengo que darle las gracias al Comisario Piebalgs por haber abordado ya una de mis preocupaciones en su respuesta a la señora Keller, el Banco Europeo de Inversiones ya tiene en cuenta todos estos factores.

No puedo sino esperar que el Banco Mundial siga el ejemplo de otros que ya han adoptado estas prioridades, como el Banco Europeo de Inversiones. Dado que los 27 Estados miembros de la Unión Europea también son miembros del Banco Mundial, no podemos afirmar que su política no nos influye en absoluto.

Creo que merecería la pena debatir uniendo fuerzas con el Banco Mundial con vistas a resolver las cuestiones planteadas por la señora Keller. Quiero felicitar a la señora Keller por su excelente trabajo.

 
  
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  Marisa Matias, en nombre del Grupo GUE/NGL.(PT) Señor Presidente, antes de continuar, yo también quiero alabar el trabajo que ha realizado mi colega y decir que apoyo plenamente las cuestiones que se han mencionado aquí.

Ahora voy a hacer algo que no había hecho nunca, pero que considero que vale la pena. Tenemos una serie de documentos que contienen un conjunto de supuestos que rara vez se debaten. Es como si fuesen supuestos que no merece la pena debatir. Tenemos la pregunta oral y tenemos una resolución que nos dice varias cosas, incluyendo que los programas de electrificación rural convencional financiados por el Banco Mundial ha fracasado en todo el mundo en su tarea de llegar a las zonas rurales más pobres.

También estamos averiguando que supuestamente se producirá un posible cambio en la estrategia energética del Banco Mundial a mediados de 2011, pero también sabemos que es en los sectores energéticos donde podemos combatir la pobreza de forma muy específica y ayudar a sacar a la gente de la pobreza. Por tanto, instamos al Banco Mundial a que adopte un planteamiento de desarrollo que pueda maximizar los beneficios para los pobres y que nos permita, al mismo tiempo, combatir el cambio climático.

Ya hemos dicho también que los préstamos destinados a los combustibles fósiles continúan jugando un papel predominante en el total de la cartera de energías del Banco Mundial, y que debemos abandonar este predominio. También tenemos la promesa de que este predominio dejará de serlo para 2015 y que se producirá una reducción gradual de la financiación de estos proyectos basados en combustibles fósiles.

Finalmente tenemos una serie de declaraciones, específicamente con respecto a la necesidad de que el Banco Mundial conceda prioridad al acceso a la energía local a pequeña escala. Hay otras muchas que tienen en cuenta el cambio climático.

Dicho esto, quiero editar lo que se ha dicho y que suscribo. Editaré todas las declaraciones que hemos hecho y dejaré solamente dos preguntas finales, porque no vale la pena continuar con simples declaraciones de intención.

La primera pregunta es: ¿por qué no podemos sacar de todo esto una conclusión tan básica como esta? ¿Por qué continuamos permitiendo que quien paga mande? ¿Por qué continúa el Banco Mundial siendo responsable de la estrategia energética mundial? ¿Cuándo vamos a tomar la decisión de que la estratégica energética mundial debería ser objeto de una coordinación mundial cimentada en las Naciones Unidas?

La segunda pregunta que les formulo —y lamento excederme ligeramente de tiempo— es: ¿cuándo vamos a dejar de imponer un modelo de desarrollo a los demás, sea de primera o de segunda generación, es decir, de primera o de segunda mano, al resto del mundo, como si se tratase de un modelo de desarrollo que deberían aplicar todos?

La arrogancia tiene sus límites. Debemos ser más democráticos.

 
  
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  Hans-Peter Martin (NI).(DE) Señor Presidente, en la década de los setenta y comienzos de los ochenta, la ceguera del Banco Mundial ante los problemas medioambientales fue un amplio tema de debate. Entonces se daban los mismos discursos que se están dando hoy aquí, junto con ciertas promesas del Banco Mundial. Se introdujeron cambios para reformar el Banco Mundial, pero desde entonces han transcurrido varias décadas. Por diversas razones, recientemente he visitado varios países a los que generalmente se denomina países en desarrollo. La situación era inaceptable. ¿Qué ha ocurrido con todos los proyectos? ¿Dónde están las centrales solares de los trópicos? ¿Dónde están los bosques sostenibles del Amazonas o de Vietnam? ¿Dónde están los paneles solares y las turbinas eólicas de Kenia?

Allí no hay absolutamente nada. Lo único que ha ocurrido es que el sistema europeo de autogobierno se ha copiado exactamente. Aquellos pueblos se gobiernan a sí mismos y se han puesto en manos de unas cuantas partes interesadas importantes, pero no han experimentado ningún progreso. Después nos sorprendemos cuando los ciudadanos de los países en desarrollo afirman con desesperación: «No quiero seguir viviendo en el Caribe. Quiero trasladarme a los Estados Unidos y entrar en la UE a través de Martinica». Nos sorprende cuando todos los habitantes de los países del Magreb quieren trasladarse aquí. La hipocresía de este debate es totalmente increíble. Tenemos que entender que millones de personas se han radicalizado. Sencillamente han dicho «basta».

Cualquiera que haya visto la propuesta de resolución del Parlamento Europeo tendrá que admitir que no debería haber sido así. Debería haber hablado mucho más alto. Debería haber pedido al Banco Mundial de forma mucho más contundente que emprenda las acciones necesarias. ¿Por qué tenemos todas estas comisiones —la Comisión de Desarrollo, la Asamblea Parlamentaria Paritaria ACP-UE, etc.—, si todo lo que pueden producir es un pequeño trozo de papel incompleto que, en parte, contiene las conclusiones del debate que tuvo lugar a finales de la década de los setenta? Todo esto es vergonzoso.

 
  
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  Filip Kaczmarek (PPE).(PL) Señor Presidente, no tenemos que convencer a nadie de la importancia de la energía para los países en desarrollo. He visto la sorpresa en los rostros de la gente en muchas ocasiones al saber cuánto cuesta la electricidad en África. Probablemente también sea cierto que no tenemos que convencer a nadie de que el Banco Mundial desempeña un papel nada despreciable por lo que respecta a las cuestiones energéticas de los países en desarrollo.

Mi Grupo político, el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-cristianos), ha presentado una serie de enmiendas que se votarán de forma separada de la resolución que estamos debatiendo. Nos parece que algunas partes de la resolución son demasiado críticas con el Banco Mundial. No creo, por ejemplo, que podamos llamar la atención del Banco Mundial sobre el hecho de que considera algunos tipos de energía como energías limpias cuando debería considerarlas negativas o indeseables desde el punto de vista medioambiental. La energía nuclear, por ejemplo, se emplea mucho en los Estados miembros de la Unión europea, y un número de países europeos cada vez mayor que dependen del carbón o del gas están pasándolo mal en cierta medida al tener que limitar sus emisiones, lo que da lugar a costes que se distribuyen de forma muy desigual entre los Estados miembros individuales. Por tanto, tenemos que tener cuidado a la hora de decirle a los organismos externos los tipos de energía que se deberían desarrollar. No obstante, estoy de acuerdo con la idea de que vale la pena respaldar particularmente los proyectos locales que cubren pequeñas áreas, que vale la pena respaldar los proyectos de bajas emisiones y que vale la pena respaldar ideas relacionadas con las fuentes de energía diversificadas y que evitan la dependencia energética.

Nos gustaría que el Banco Mundial invirtiese en energías renovables y en una mayor eficiencia energética, pero debemos tener siempre en cuenta el objetivo fundamental, es decir cómo se supone que el acceso a la energía ayuda a las personas a salir de la pobreza. Queremos matar varios pájaros de un tiro: crear condiciones favorables para el desarrollo, limitar las emisiones e integrar aspectos sociales y medioambientales en los nuevos proyectos energéticos. Son tareas ambiciosas y espero que al Banco Mundial no le den miedo. Al mismo tiempo, sé que el Comisario Piebalgs insiste mucho en el desarrollo de los proyectos energéticos en los países en desarrollo, y puedo confirmar que esto se debate en el Libro Verde y que el Parlamento Europeo debería apoyar esta estrategia.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (S&D).(RO) Señor Presidente, actualmente hay 1 400 millones de personas en el mundo que no tienen acceso a la electricidad, el 85 % de ellas en zonas rurales. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio para erradicar la pobreza para 2015 no se conseguirán debido a la falta de un progreso significativo en la mejora del acceso a la energía. Conseguir este objetivo para 2015 significa que 395 millones de personas tendrán acceso a la electricidad y 1 000 millones de personas tendrán acceso a instalaciones higiénicas para preparar los alimentos. Todas estas medidas exigirán una inversión anual de unos 40 000 millones de dólares estadounidenses en el período de 2010-2015, lo que supone un 0,6 % del PIB mundial.

El acceso universal a la electricidad es uno de los objetivos más importantes establecidos por los gobiernos de los países en desarrollo. Entre las barreras identificadas que impiden la electrificación se encuentran el elevado coste del suministro de electricidad en las zonas rurales y a las viviendas de las zonas periurbanas, la falta de incentivos financieros o fiscales, una capacidad insuficiente para desarrollar y aplicar proyectos de electrificación, junto con una capacidad limitada para generar electricidad.

Las áreas rurales son un caso especial por lo que respecta a los requisitos de energía. En las zonas rurales, no solamente es necesario suministrar la energía necesaria, sino también el proceso para generarla, que también crea empleo y favorece el desarrollo económico y social.

El 11 de febrero de 2011, un informe del Banco Mundial demostró que la producción de energía local a partir de fuentes renovables a un bajo coste de producción es una solución económica más viable a largo plazo. Esto puede desempeñar un papel fundamental para aumentar la seguridad energética de la India, de forma que las importaciones de energía y la influencia de las fluctuaciones del precio del petróleo se puedan reducir. Por tanto, el Banco Mundial podría actuar como socio para los países en desarrollo. Creo que el Banco Mundial debería respaldar los proyectos relacionados con impulsar la eficiencia energética y la producción de energía local a partir de fuentes renovables, así como amplios proyectos que impliquen la electrificación y establezcan interconexiones entre diferentes países.

 
  
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  Zigmantas Balčytis (S&D).(LT) Señor Presidente, en primer lugar me gustaría darle las gracias a la ponente por haber planteado en el momento oportuno una cuestión realmente importante. La pobreza energética sigue siendo un enorme problema y los problemas relacionados evitan que quienes viven en las regiones más pobres del mundo mejoren su calidad de vida, tengan una oportunidad de ganarse un sustento y contribuyan en general a aumentar el crecimiento y la productividad. Este es uno de los factores fundamentales que dificultan el desarrollo social y económico general e impiden que estas regiones salgan de la pobreza.

Como la ponente ha mencionado, las estadísticas son preocupantes: alrededor de 1 500 millones de personas no tienen acceso a la electricidad y más de 2 500 millones de personas continúan utilizando combustible tradicional obtenido a partir de biomasa. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, dos millones de personas mueren prematuramente en todo el mundo, a causa de enfermedades respiratorias cada año debido al uso de este combustible.

Hasta ahora, la estrategia energética anterior del Banco Mundial no ha producido resultados tangibles. Por otra parte, la ayuda para el uso de combustibles fósiles sigue siendo mayor que para las fuentes de energía renovables o limpias. Hasta ahora se ha previsto una inversión significativa en centrales de carbón y esto continúa teniendo sentido en los países pobres que dependen de los combustibles fósiles, que contaminan mucho el medio ambiente.

El acuerdo adoptado por los líderes del G-20 para reducir el apoyo y la financiación para los proyectos de combustibles fósiles, que no deberían recibir ninguna financiación en absoluto a partir de 2015, es un estímulo positivo y acogido con satisfacción. La nueva estrategia también debe evaluar a fondo la cuestión de la supervisión y el control de la financiación, de forma que esta ayuda se utilice para aquellos proyectos energéticos que puedan aportar beneficios a largo plazo y contribuir verdaderamente al desarrollo de estas regiones y a mejorar la calidad de vida de sus poblaciones.

 
  
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  Paul Rübig (PPE).(DE) Señor Presidente, quiero darle las gracias al señor Piebalgs en particular. Como antiguo Comisario de energía, naturalmente sabe todo acerca de nuestra estrategia. Creo que hay mucho por hacer en el campo de la cooperación al desarrollo, en particular con respecto a la ayuda técnica. Europa no solamente debe realizar pagos al Banco Mundial; también debe emprender acciones. Europa y las instituciones europeas deben desempeñar un papel más importante en el Banco Mundial y supondrá un desafío importante garantizar que las empresas familiares puedan recibir el respaldo de la ayuda para el desarrollo, que se puedan promover las pequeñas y medianas empresas dedicadas a generar energía, porque muchas pequeñas empresas juntas pueden conseguir economías de escala y producir una rentabilidad apropiada para la inversión.

Por supuesto, una de las cuestiones más importantes es el almacenamiento de energía. Esto desempeñará un papel fundamental en la cooperación al desarrollo.

 
  
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  Seán Kelly (PPE). – Señor Presidente, supongo que se podría decir que aquellos de nosotros que seguimos aquí a estas horas de la noche probablemente somos alimentados por alguna forma de energía renovable, tal vez energía solar o quizás incluso el poder divino en forma de halo sobre nuestras cabezas.

En cualquier caso, el debate ha sido muy variado, lo que no resulta sorprendente, porque esta es siempre una cuestión conflictiva. No obstante, creo que el señor Comisario ha alcanzado el equilibrio adecuado, probablemente mejor que muchos de nosotros, en términos de hacia dónde vamos y qué es necesario realizar en el futuro. Creo que es necesario precisar algunos puntos. Independientemente de que los países están en el mundo en desarrollo o en el mundo desarrollado, si disponen de recursos de combustibles fósiles —carbón— o energía nuclear, van a utilizarlos. La pregunta es: ¿los financiamos o no? Obviamente en Europa, en los términos de Cancún, Kioto, etc., queremos impulsar la agenda de energías renovables y eso es absolutamente correcto. No obstante, creo que al hacer esto, el señor Martin probablemente tiene razón en el sentido de que necesitamos hablar más alto e impulsar al Banco Mundial a promover y financiar más proyectos de energía renovable de lo que tal vez hagan ahora.

 
  
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  Andris Piebalgs, Miembro de la Comisión. Señor Presidente, esto es muy importante para nuestro debate, aunque sea a estas horas de la noche, porque creo que la estrategia energética del Banco Mundial representa una oportunidad. Es una verdadera oportunidad de responder a los desafíos energéticos.

Si analizamos también lo que dice la Agencia Internacional de la Energía sobre la pobreza energética, sobre la energía renovable, es ciertamente un enorme desafío, pero el Banco Mundial, junto con nuestro liderazgo, podría hacer el cambio necesario. Si nos remontamos un par de años atrás nuestra historia como Unión, nuestro objetivo de energía renovable parecía imposible de satisfacer, aún cuando se trataba de un humilde objetivo del 18 %, si no recuerdo mal. Ahora parece que vamos por el buen camino.

No obstante, en ocasiones es necesario tener valentía y anticiparse a los desafíos reales. El Banco Mundial hace que todo el proceso sea muy abierto. Habrá la semana de la energía del Banco Mundial en Washington. Nosotros también podríamos realizar nuestra contribución al Banco Mundial, que está muy abierto a nuevas ideas. Si somos valientes, esto dotará todavía de una mayor valentía al Banco Mundial. Por eso es importante que acudamos con la mente abierta y que presentemos estas ideas tan ambiciosas al Banco Mundial. De lo contrario, muchas personas podrían intentar evitar este desafío.

Se trata definitivamente de por dónde empezar. Yo diría que deberíamos seguir prestando atención al acceso a la energía, porque el acceso a la energía también significa energía sostenible y eficiente. Las tendencias recientes de los países con los que trabajamos demuestran una enorme urbanización, por lo que, en cierto modo, ha cambiado el patrón de todo el puzzle energético. Esto no solamente significa generación descentralizada, sino también áreas de aglomeración, por lo que la eficiencia energética, por extraño que suene, también debería formar parte de la estrategia.

Es más, es necesario reforzar. Tenemos instalaciones de energía: 200 millones de euros. No se puede hacer demasiado en materia de energía con 200 millones de euros. Necesitamos prever financiación a largo plazo, porque yo creo que la marca distintiva de Europa debería ser la energía renovable. Con esto, y las capacidades del Banco Mundial, realmente podríamos hacer algo importante, no solamente para el suministro de energía, sino también para dar pasos importantes para combatir el cambio climático.

 
  
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  Presidente. - He recibido una propuesta de resolución(1) presentada de conformidad con el apartado 5 del artículo 115 del Reglamento.

Se cierra el debate.

La votación se celebrará el jueves, 17 de febrero de 2011.

 
  

(1)Véase el Acta.

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