Andrés Perelló Rodríguez (S&D). - Señor Presidente, hay que agradecer al señor Eickhout y a los ponentes alternativos el trabajo que han hecho, porque realmente no era fácil legislar sobre gases fluorados habida cuenta de los diferentes intereses que hay en juego y de las diferencias — hay que decirlo— entre los países del Norte y del Sur. Y estos han sido solidarios, especialmente los del Norte con los del Sur. Por tanto, han hecho un buen trabajo y el acuerdo ha sido posible.
Si hablamos de gases fluorados diciendo que, no siendo los más numerosos en cuanto al cómputo de emisiones a la atmósfera, sí son de los más perjudiciales, parece que estemos hablando de algo muy lejano o muy técnico. Pero si decimos que están en nuestras casas, en los frigoríficos, en los aires acondicionados y en algunos aparatos, y que a eso hemos de dar alternativa, la cosa cobra una cierta cercanía.
A esa cercanía es a la que hemos dado respuesta desde el Parlamento con un informe que quizá no es todo lo ambicioso que debería ser, pero es muy realizable. Ahora le toca a la industria —especialmente a la que se quedó rezagada en la anterior Directiva— dar un paso adelante y subirse al tren del desarrollo sostenible de esta Unión. Esta es una última llamada de embarque a la Unión sostenible que todos perseguimos.
Yo agradezco, como decía, esa solidaridad del Norte y del Sur. Porque en el Sur el aire acondicionado no es un lujo —es una necesidad ante las olas de calor que matan personas— y la dependencia del frigorífico es grande por nuestro clima. Y eso se ha comprendido.
Por tanto, ya no hay razones para que los Estados no se pongan ahora manos a la obra y, en vez de hacer como hace el Gobierno de España —recortar la investigación que busca alternativas a estos gases, dejando a su industria desangelada—, se propongan dar alternativas, investigar y acompañar la voluntad de este Parlamento para que pronto desaparezcan esos gases de manera no traumática, sin perjudicar la industria pero sin perjudicar tampoco la lucha contra el cambio climático ni la salud de las personas.