Estefanía Torres Martínez (GUE/NGL), por escrito. ‒ He votado en contra porque, a pesar de los esfuerzos para conciliar las posiciones de los diferentes grupos, esta iniciativa sigue poniendo el foco más en los síntomas que en los problemas que los originan. Se le da más peso a medidas coercitivas y de control social, que añaden al problema del extremismo violento el del deterioro de nuestras libertades. Como expusimos entre las siete medidas urgentes para combatir el terrorismo que nuestra delegación envió por correo al Presidente Schulz, a la Vicepresidenta Mogherini y a todos los diputados al Parlamento Europeo, las medidas legales o policiales por sí solas no bastan para resolver el problema. La mejor manera de combatir el extremismo es lograr que la gente se sienta parte de una sociedad cohesionada y cultivar las oportunidades económicas y sociales en las comunidades vulnerables, tanto en Europa como en los países que sufren este fenómeno. Hay que reforzar las estrategias que favorecen la cohesión y la inclusión social de las personas de orígenes culturales, étnicos y nacionales diversos, y en especial el papel de la educación como única vía que puede ofrecer alternativas de futuro a la juventud para alejarla del radicalismo y la violencia.