Volver al portal Europarl

Choisissez la langue de votre document :

  • bg - български
  • es - español
  • cs - čeština
  • da - dansk
  • de - Deutsch
  • et - eesti keel
  • el - ελληνικά
  • en - English
  • fr - français
  • ga - Gaeilge
  • hr - hrvatski
  • it - italiano
  • lv - latviešu valoda
  • lt - lietuvių kalba
  • hu - magyar
  • mt - Malti
  • nl - Nederlands
  • pl - polski
  • pt - português
  • ro - română
  • sk - slovenčina
  • sl - slovenščina
  • fi - suomi
  • sv - svenska
 Índice 
 Texto íntegro 
Acta literal de los debates
Jueves 27 de octubre de 2016 - Estrasburgo Edición revisada

Cambio de la hora de verano a la hora de invierno (debate)
MPphoto
 

  Xabier Benito Ziluaga, en nombre del Grupo GUE/NGL. – Señor Presidente, hablamos hoy de la costumbre de cambiar la hora dos veces al año; una costumbre establecida ya por una Directiva europea en 1981, como ha recordado recientemente el Gobierno de España al Parlamento de las Islas Baleares, que esta semana votó a favor de mantener el horario sin ningún cambio.

Como dato curioso, Roosevelt se refirió a este cambio como «el horario de la guerra», porque se estableció en el período de las guerras mundiales, con el objetivo de ahorrar en carbón. Desde luego, ahora mismo, a mitad de legislatura europea, si se sigue reeditando la gran coalición —como está sucediendo en España—, atrasar el reloj una hora nos va a parecer bastante poco. Y no digo esto de casualidad, sino porque este cambio de horario se hace con un objetivo, que es el ahorro de energía o la eficiencia energética.

A todo esto, ya tenemos una Directiva de eficiencia energética que, como recordarán, revisamos recientemente y que, por muy poco, no incluyó objetivos vinculantes para los países. Y, además de esto, los Gobiernos de los Estados miembros tampoco hacen los esfuerzos suficientes por aplicar estas medidas de eficiencia energética, que es de lo que se trata, al fin y al cabo. Y esta debería ser una cuestión primordial por motivos económicos y para frenar el cambio climático.

Ahora bien, tenemos que pensar: ¿de verdad esta medida ahorra energía? Este argumento se basaba más en la antigua industria pesada, pero la realidad actual es que los sectores industriales más demandantes de energía pueden estar funcionando veinticuatro horas seguidas, por lo que el ahorro no se nota tanto —vuelvo a repetir, esta Directiva es de 1981—. La realidad actualmente es que la comunidad científica no está del todo de acuerdo con el ahorro que se está produciendo con esto, que podría ser del 5 % o hasta de un escaso 1 %.

Algunos estudios incluso dicen que este ahorro podría producirse únicamente en los primeros días posteriores al cambio de hora, y luego volverse a unos consumos parecidos a los de antes de cambiar la hora. La realidad cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas es que el ahorro de energía que las familias hacen por la mañana lo podrían estar gastando a su vez por la tarde. Y esto también es importante, porque oscurecemos la luz natural en los momentos de ocio y tiempo libre de la mayoría de las personas, y esto hay que ligarlo con la necesidad de horarios más dignos y coherentes para conciliar y terminar la jornada laboral más temprano, disfrutando de la vida con luz.

Por cierto, hay 50 millones de personas afectadas por pobreza energética en Europa, y de esto no se debate en esta Cámara. Según la OMS, el hecho de que los hogares no puedan permitirse la calefacción provoca más enfermedades, muertes e incluso peligro de incendios. Creo que esto también es una cuestión importante que debatir en esta Cámara.

Creemos que se debería estudiar si el ahorro en la actualidad resulta suficiente, pero sobre todo, no debemos perder el tiempo. Hay muchas personas que no tienen garantizado el acceso a la luz por sus costes y hay muchas formas de impulsar el ahorro de energía que no se debaten ni se aplican en la Unión Europea, ni en los Estados miembros.

 
Aviso jurídico - Política de privacidad