Procedimiento presupuestario 2017: texto conjunto (debate)
Ernest Maragall, en nombre del Grupo Verts/ALE. – Señor Presidente, señora Georgieva, desde luego muchas gracias y todas mis felicitaciones, también a los ponentes y a todo el equipo del Comité. Desde luego es un presupuesto elaborado, trabajado con empeño, con sudor —digamos— y con un resultado indiscutible. Pero déjeme decir enseguida que la regla de los dos años a la que se refería el señor Arthuis, de que no tocaba este año llegar a un acuerdo, la hemos roto a un precio, al precio de aceptar un resultado desde luego lejano del planteamiento inicial de este Parlamento y lejano, sobre todo, de la conveniencia o la necesidad de la Unión Europea en su conjunto.
Puede decirse que la política es el arte de conseguir lo posible. De acuerdo. Y seguramente aquí tenemos el máximo posible, en el sentido de que el límite de este «posible» lo marca el Consejo, y lo marca con toda claridad y contundencia —«resources available», como decía la señora Georgieva—. No nos pidan como Parlamento que aceptemos esta lógica, porque si este Parlamento acepta esta lógica, está aceptando ser simplemente cámara de resonancia de decisiones que ya están tomadas por anticipado.
El problema no es para este Parlamento o para mi Grupo; es para la Unión Europea, para los compromisos que hemos tomado como Unión Europea en relación con el cambio climático, la Estrategia Europa 2020, los objetivos de desarrollo sostenible. Todos estos compromisos no se están respetando con este presupuesto.
Los 200 millones aparecidos en el último minuto significan lo que significan para las respectivas partidas —para Horizonte 2020, para COSME, para el Mecanismo «Conectar Europa», para Erasmus—. Hablen ustedes, como yo he hecho esta misma mañana, con el señor Bourguignon, del Consejo Europeo de Investigación, y verán lo que significa en resultado real, en valor real presupuestario.
Lo mismo sucede con los 500 millones de la Iniciativa de Empleo Juvenil que aparecerán —decimos— a lo largo del año, lejos, lejísimos de la continuidad mínima que nos marcaría 6 000 millones para los cuatro años o 1 500 para cada uno de ellos.
Y si a eso le añadimos la cuestión del Código de Conducta, que nos recordaba el señor Tarand, la conclusión es clara: estamos perdiendo también la batalla de la credibilidad, la batalla de la imagen y el respeto. Cuando protegemos actuaciones discutibles de exmiembros de la Comisión, estamos perjudicando en la misma proporción nuestra propia credibilidad institucional.
Last but not least, tenemos presupuesto, pero no tenemos MFP. Vamos a discutirlo en pocos minutos.
Nuestro Grupo ha compartido el esfuerzo y les ha acompañado hasta aquí. No podremos acompañarles, desde luego, en el voto final.