Esteban González Pons (PPE). – Señor presidente, Europa limita hoy al norte con el populismo y al sur con los refugiados ahogados en el mar, al este con los tanques de Putin, al oeste con el muro de Trump, en el pasado con la guerra, en el futuro con el brexit. Europa está hoy más sola que nunca, pero los ciudadanos no lo saben. Europa, sin embargo, por eso, es la mejor solución, y nosotros no sabemos explicárselo a los ciudadanos.

La globalización nos enseña que Europa hoy es inevitable, la única alternativa. Pero el brexit nos enseña también que Europa es reversible, que se puede caminar hacia atrás en la historia. Aunque fuera de Europa hace mucho frío. El brexit es la decisión más egoísta que se ha tomado desde que Winston Churchill salvó Europa con sangre, sudor y lágrimas de los ingleses. Decir brexit es la forma más insolidaria que hay de decir adiós.

Europa no es un mercado, es la voluntad de vivir juntos. Dejar Europa no es dejar un mercado, es dejar los sueños compartidos. Se puede tener un mercado común pero, si no se tienen sueños comunes, no tenemos nada. Europa es la paz que vino después del desastre de la guerra. Europa es el perdón entre franceses y alemanes. Europa es la vuelta a la libertad de Grecia, España y Portugal. Europa es la caída del muro de Berlín. Europa es el final del comunismo. Europa es el Estado del bienestar, es la democracia. Europa es los derechos fundamentales. ¿Podemos vivir sin todo eso? ¿Podemos renunciar a todo eso? ¿Por un mercado vamos a dejar atrás todo eso?

Yo espero que la próxima cumbre de Roma hable menos de lo que Europa nos debe y hable más de lo que nosotros le debemos después de todo lo que nos ha dado. La Unión Europea es la única primavera que nuestro continente ha vivido en toda su historia.

Yo soy de aquellos, señor Tusk, que, el día en que la primera ministra May anuncie el brexit, empezarán a soñar con la mañana en que los ingleses vuelvan a casa.