Carolina Punset (ALDE), por escrito. – Las praderas de «Posidonia oceanica» son el bosque mediterráneo más importante por extensión, funciones de fijación de CO2, gran biodiversidad albergando más de 400 especies de alevines en su mayoría pescables o por su gran capacidad de oxigenación. El gran problema de este bosque de plantas acuáticas de tan alto valor ecológico es que no está a la vista y sus efectos positivos sobre la costa sólo los apreciamos cuando desaparecen. La población de rivereña no deja de aumentar, impactando negativamente en esta pradera tan importante para el mantenimiento del buen estado de nuestro mar. Pero, sin embargo, ese crecimiento y desarrollo no va a acompañado de medidas de protección. El simple acto de anclar cualquier embarcación de recreo, cada vez más frecuentes, destruye irreversiblemente una porción de hasta un metro cuadrado de superficie de posidonia, que tardará 100 años en cubrirse, velocidad de crecimiento imposible de competir con el uso que el ser humano hace de la costa. Las medidas a impulsar por la Comisión, como fondeos ecológicos que compatibilicen el uso recreativo con la preservación de la biodiversidad, debería ser incluidos en la revisión de la normativa ambiental y de uso del suelo en la franja costera mediterránea.