Elena Valenciano (S&D). – Señora presidenta, nuestro papel, en efecto, es pedir que cese la violencia y la represión y que se mantenga una vía de diálogo —que se inició y se ha enfriado— entre el régimen de Ortega y la oposición, la sociedad civil y las organizaciones representantes de los derechos humanos.
Nuestro papel es pedir diálogo. Porque ya será la historia o la psicología la que se encargue de explicar cómo un comandante de la revolución, que valientemente libró a su país de un régimen sangriento como era el de Somoza, se ha convertido en alguien que defiende los intereses de la oligarquía y que reprime a su pueblo. Eso no es a la política a quien le corresponde explicarlo.
Pero la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha hecho recomendaciones que Ortega debe escuchar; la Conferencia Episcopal, también; y la sociedad civil, reunida en esa mesa de diálogo, también. Si Ortega escucha, entonces será posible, probablemente, abrir un camino nuevo en Nicaragua, y serán los nicaragüenses quienes decidan por dónde transita.
Nuestro papel es pedir diálogo, que cese la represión y que se reinicie un nuevo tiempo en Nicaragua.