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 Indice 
 Testo integrale 
Acta literal de los debates
Martes 11 de septiembre de 2018 - Estrasburgo Edición revisada

Debate con Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, sobre el futuro de Europa (debate)
MPphoto
 

  Esteban González Pons, en nombre del Grupo PPE. – Señor presidente, señor primer ministro, yo también hablo una lengua del sur, con acento del sur y dolor del sur. La última vez que tuvimos la suerte de escucharle fue en julio de 2015. Le noto muy cambiado. Entró usted y salió de esta Cámara con el aplauso de los populistas y de los eurófobos. Lo recordará usted perfectamente, y nosotros también. Hoy, al entrar, le hemos aplaudido todos.

Grecia se encontraba entonces inmersa en una crisis económica y social sin precedentes. Era un país al borde del desahucio. Lo recuerda usted perfectamente, y nosotros también. Los europeos estuvimos a su lado, estuvimos al lado de los griegos cuando nos necesitaron, estuvimos al lado de los griegos cuando los mercados financieros le cerraron el grifo del dinero a su Gobierno. Cuando el resto del mundo le dio la espalda al pueblo griego, su familia europea le tendió la mano. Y juntos logramos salir adelante. Juntos lo hemos hecho. No era fácil, pero lo hemos hecho juntos. Usted lo recordará perfectamente, y nosotros también.

No seré yo quien le reste méritos a su Gobierno, señor Tsipras. Su Gobierno ha sido actor imprescindible y necesario, como lo fue el del presidente Samaras. Pero su intervención de hoy —déjeme que le diga— ha pecado de triunfalismo y de personalismo. Y ha omitido, no sé si casual o intencionadamente, algunos claroscuros que todavía pesan sobre su gestión.

La salida de Grecia del programa de rescate es un éxito que todos aplaudimos, pero, si alguien merece ser aplaudido, no es su Gobierno, son los ciudadanos griegos, porque han sufrido y han luchado más que nadie para sacar su país adelante. Los griegos son admirables, y su dolor ha sido admirable. Le he oído hablar de los méritos de su Gobierno, pero no le he oído hablar de los méritos de su pueblo, no le he oído hablar de los méritos de los ciudadanos griegos. Los ciudadanos griegos votaron por seguir en Europa y en el euro, mientras algunos de sus ministros luchaban contra molinos de viento. Seguro que usted aún lo recuerda, y nosotros también.

Este relato de éxito que hoy nos ha contado sobre Grecia está incompleto si omitimos la contribución europea, pero no la de los gobiernos y las instituciones, sino la de los ciudadanos europeos. Usted ha jugado hoy a confundir la Unión Europea con el neoliberalismo, con la troika, con los especuladores, con los mercaderes de dinero. Y, sin embargo, esa Unión Europea que, según usted, se ha convertido en más tecnocrática y en más nacionalista ha sido la salvación de su Gobierno y la salvación de su país.

Tanto han criticado desde su partido las políticas de estabilidad, que debería usted reconocer que, gracias a las políticas de estabilidad, países como Grecia, Portugal, España o Irlanda están hoy saliendo de la crisis. No están peor, están mejor que estaban económica y socialmente. Usted sabe que no fue la Europa de los bancos y las corporaciones la que sacó a Grecia del abismo, señor Tsipras, sino la Europa de los contribuyentes, que cada mañana se levantan a trabajar. Han sido ahorros de jubilados, asalariados y pequeños empresarios de toda Europa los que han hecho posible el rescate de Grecia. Seguro que usted lo recuerda perfectamente, y nosotros también.

Europa no es solo un mercado. Europa son valores y principios, es apego a la democracia, la justicia y el Estado de Derecho. Europa es solidaridad, es comprensión, es apoyo, es ayudarnos los unos a los otros cuando lo necesitamos y no tirar piedras al techo de cristal, como debería ocurrir con la crisis de los emigrantes, no solo en Grecia, sino en todos los Estados del sur, tal como ocurrió este verano cuando los incendios arrasaron Grecia, y el pueblo griego tuvo toda nuestra solidaridad.

Europa, señor Tsipras, es hacer honor a la palabra dada, es sentarnos a la misma mesa, es vernos como aliados y como amigos, nunca como enemigos. Justo lo contrario de lo que hizo su Gobierno al inicio de su mandato, cuando precisamente usted estuvo aquí —se acordará y nosotros nos acordamos también—, cuando se perdió un tiempo precioso criticando a la familia europea y entregándose al peor populismo económico. Seguramente usted recordará que se han perdido 100 000 millones de euros por la irresponsabilidad de su ministro, el señor Varoufakis, su famoso ministro estrella. Usted se acuerda de él seguramente, y nosotros también.

Afortunadamente, eso es el pasado. Le veo cambiado, señor Tsipras, muy cambiado, y me alegro. Se han dado pasos positivos, pero queda mucho camino por recorrer y algunas dudas por despejar. Nos preocupa que, casi un mes después de salir del programa de rescate, los mercados sigan desconfiando de sus políticas económicas. Entienda que nos preocupe. Nos preocupa que el crecimiento continúe estancado y que las previsiones no sean muy optimistas, y entienda que nos preocupe. Nos preocupa que siga habiendo sombras de clientelismo en la contratación pública griega, y entienda que nos preocupe. Nos preocupa que casi 500 000 jóvenes griegos hayan tenido que abandonar Grecia, y entienda que nos preocupe. Nos preocupa que unas próximas elecciones cambien su estilo político y la vuelta a la oposición signifique para su partido la vuelta al populismo. Y entienda que nos preocupe, porque nosotros, como ya le hemos demostrado, somos su familia.

Hay muchas lecciones que aprender de la crisis, señor Tsipras. Sabemos que hay cosas que se podían haber hecho mejor y otras que tal vez convendría no haber hecho. Ahora usted tiene dos opciones: continuar por el camino de las reformas que acaba de emprender o volver al populismo y al radicalismo. En su mano está, y esperamos lo mejor de usted y de su Gobierno. Se equivocó en 2015 cuando estuvo aquí, como el tiempo y los hechos han demostrado. Confío en que esta vez sepa elegir la opción acertada. Porque el populismo no es ni de derechas ni de izquierdas, es populismo y siempre lo será. Recuerde una cosa: la extrema derecha es tan peligrosa como la extrema izquierda, al menos para los demócratas. Espero que usted lo recuerde, porque nosotros no nos vamos a olvidar.

 
Ultimo aggiornamento: 6 dicembre 2018Note legali - Informativa sulla privacy