Enrique Guerrero Salom, en nombre del Grupo S&D. – Señor presidente, señora alta representante, estamos ante una expectativa de cambio. Cambio ampliamente demandado por la población de Sudán, protagonizado fundamentalmente por las mujeres y por algunos sectores de la sociedad que representan la capacidad de ese país para progresar.
Pero esta situación de treinta años de Gobierno autoritario se sobrepone a una situación de crisis humanitaria de primera dimensión. En torno a siete millones de personas están en riesgo de hambre severa en el país. Hay cerca de dos millones de desplazados internos y hay más de un millón de refugiados procedentes de países vecinos. Todo ello en un contexto donde Eritrea, Etiopía, Sudán del Sur, Somalia y Yibuti conforman probablemente la crisis humanitaria más importante del mundo.
Un conjunto de en torno a veinte millones de personas en extrema necesidad. Y es a esa población a la que tenemos que dar respuesta a través de la ayuda humanitaria, pero sobre todo apoyando la consecución de un régimen estable y la consecución de la paz.
Por tanto, apoyo desde mi grupo la posición manifestada por la Comisión —o por la alta representante— de apoyar una transición civil, de no reconocer un Gobierno militar, de seguir empujando a Bashir a la Corte Penal Internacional y de pedir el fin de la represión a doctores, a médicos y a elementos fundamentales para luchar contra la crisis humanitaria.