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Textos presentados :

RC-B6-0512/2006

Debates :

PV 27/09/2006 - 9
CRE 27/09/2006 - 9

Votaciones :

PV 28/09/2006 - 7.6
Explicaciones de voto

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Miércoles 27 de septiembre de 2006 - Estrasburgo Edición DO

9. Situación en Darfur (debate)
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día se procede a las declaraciones del Consejo y la Comisión sobre la situación en Darfur.

 
  
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  Paula Lehtomäki, Presidenta en ejercicio del Consejo. (FI) Señor Presidente, Señorías, la Unión Europea está preocupada por los recientes acontecimientos de Sudán, en especial el deterioro de la seguridad y la situación humanitaria en Darfur. La Presidencia, junto con el Alto Representante de la UE, Javier Solana, ha trabajado muy de cerca con los socios de la UE y la comunidad internacional para intentar establecer unos objetivos comunes y cooperar con el fin de construir una paz duradera en Darfur. Además, el señor Pekka Haavisto, que fue nombrado Representante Especial de la UE para Sudán en verano de 2005, sigue controlando la situación general del país y la coordinación de la acción europea, y participa en las conversaciones con Sudán en su calidad de representante de la UE.

El Acuerdo de Paz de Darfur, firmado en mayo por el Gobierno sudanés y las tropas rebeldes de Minni Minnawi, el Movimiento de Liberación de Sudán, se consideraba una oportunidad para la paz. Se esperaba que ese acuerdo de paz pusiera fin al largo conflicto de tres años, que se ha cobrado casi 300 000 vidas y ha provocado el exilio de más de dos millones de personas. Sin embargo, cuatro meses después, la seguridad y la situación humanitaria en la región se deterioran rápidamente. Los ataques violentos en pueblos y campos de refugiados, dentro y fuera del país, han aumentado, sobre todo en los últimos meses. El Gobierno sudanés ha reforzado su presencia militar en Darfur. Tanto las tropas del Gobierno sudanés como los rebeldes están incumpliendo los acuerdos de alto el fuego. Debido al deterioro de la seguridad, se han disparado las cifras de refugiados y personas que necesitan ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, cada vez es más difícil que la ayuda humanitaria llegue a su destino, y como mucho llega solo a un 50 % de quienes la necesitan.

Si se hubiera aplicado el Acuerdo de Paz de Darfur y prácticamente no se ha conseguido ningún progreso, habría tenido un impacto inmediato en la vida de unos seis millones de darfurianos. Permitiría que los refugiados volvieran a sus casas y a la vida normal. Permitiría que la agricultura avanzara, lo que ayudaría a asegurar un suministro de alimentos, y que se crearan escuelas y centros sanitarios, y ayudaría a garantizar las necesidades básicas de la vida, por mencionar solo algunas ventajas. Todo ello depende de que mejore la seguridad.

Para que el Acuerdo de Paz de Darfur sea viable y se pueda aplicar, debe incluirse en el proceso de paz a los grupos que no han firmado el pacto. Para mejorar la seguridad, es vital que las partes implicadas en el conflicto se comprometan a cumplir el alto el fuego y que exista un seguimiento de ese alto el fuego. La UE ha pedido reiteradamente a las partes implicadas en el conflicto que cumplan las obligaciones que les imponen el Acuerdo de Paz y el Acuerdo de Alto el Fuego Humanitario firmado en Yamena en 2004. La Unión Europea, y en concreto su representante especial, el señor Haavisto, también han trabajado para intentar implicar a quienes no forman parte del Acuerdo en el proceso de paz, y persuadirles de que firmen el Acuerdo de Paz de Darfur.

La Unión Europea está preocupada por los efectos del conflicto de Darfur en el proceso de paz de Sudán en general. El conflicto tendrá serias repercusiones en la estabilidad regional del África austral y la región del Cuerno de África, especialmente en Chad y la República Centroafricana.

Para apoyar el proceso de paz de Darfur, en 2004 se creó la Misión de la Unión Africana en Sudán (AMIS). La UE ha ayudado a la AMIS desde el inicio de su operación a través del Fondo de Apoyo a la Paz para África. En conjunto, la ayuda financiera de la Unión para la operación AMIS ha sumado unos 242 millones de euros. Además, la Unión ha proporcionado material, ayuda logística y de planificación y apoyo, así como personal. Los Estados miembros también han ofrecido ayuda a la operación con importantes aportaciones bilaterales.

La AMIS, la primera operación para el mantenimiento de la paz de la historia de la Unión Africana, ha realizado un excelente trabajo en circunstancias extremadamente difíciles. No obstante, su capacidad y sus recursos son insuficientes para hacer frente a los enormes retos que presenta Darfur. A pesar de las inmensas sumas de dinero de la UE, la operación ha tenido también graves problemas financieros. Por eso, es evidente que la única solución posible y realista para mantener la paz en Darfur es una operación de las Naciones Unidas.

La UE apoya firmemente la Resolución 1706 adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 31 de agosto. Dicha resolución amplía el mandato de la operación de mantenimiento de la paz UNMIS en el sur de Sudán para que abarque Darfur, para continuar el trabajo empezado por la AMIS. La principal tarea de la operación de las Naciones Unidas sería apoyar la implementación del Acuerdo de Paz de Darfur. La protección de la población civil y el seguimiento del alto el fuego serían elementos esenciales en el mandato de la operación. Como principal defensor de la AMIS, la Unión Europea está muy preocupada por el hecho de que el Gobierno sudanés no haya aceptado la operación de las Naciones Unidas en Darfur.

La operación de las Naciones Unidas es vital para mejorar la seguridad de Darfur y para poner en práctica el Acuerdo de Paz de forma que sea sostenible. Pero Darfur no se puede dejar en un «vacío de seguridad». Por ese motivo, la UE adopta un punto de vista positivo respecto a la decisión tomada por la Unión Africana en Nueva York el 20 de septiembre para que el mandato de la AMIS se amplíe hasta fin de año. La UE se ha comprometido a proporcionar ayuda a la AMIS también durante esa «fase de transición». La UE sigue insistiendo en que el Gobierno sudanés debería aceptar que la AMIS pasara a ser supervisada por las Naciones Unidas, de conformidad con la Resolución 1706 de dicho organismo.

En más de una ocasión, la Unión ha expresado su preocupación sobre este tema y lo ha discutido con el Gobierno sudanés. La UE también ha instado a otros agentes internacionales a que tomen medidas para convencer al Gobierno sudanés de la utilidad y la necesidad de la operación de las Naciones Unidas para el proceso de paz en Sudán en general. Con este objetivo en mente la Presidencia finlandesa, el Alto Representante de la UE, Javier Solana, el Alto Representante Especial de la UE, Pekka Haavisto, y los Estados miembros debatieron el tema con detenimiento cuando se reunieron durante la Semana Ministerial de la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York.

A la UE le inquietan las violaciones de los derechos humanos que se perpetran en Darfur. En concreto, mujeres y niños han sido víctimas de violencia física, incluso violaciones. La Unión respalda el trabajo del Ponente Especial de la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas para mejorar la situación de los derechos humanos. La UE ha recordado varias veces al Gobierno sudanés que tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos contra todas las formas de violencia y garantizar el respeto por los derechos humanos.

La UE es uno de los principales proveedores de ayuda en el trabajo de reconstrucción posterior a la guerra civil del Sudán. En la Conferencia de Donantes de Oslo sobre Sudán celebrada en abril de 2005 la Comisión y los Estados miembros conjuntamente prometieron una ayuda considerable para cubrir las necesidades inmediatas y el inicio de la reconstrucción. Cuando el proceso de paz de Darfur empiece en serio, la UE estará dispuesta a ayudar también a la reconstrucción de Darfur. La Unión aportará además ayuda humanitaria considerable a Sudán y Darfur.

Es importante que la UE desempeñe un papel destacado y activo en Sudán y Darfur. La situación en Sudán y Darfur es uno de los problemas más cruciales en relación con África y la Política Exterior y de Seguridad Común, y ocupará los primeros puestos de la agenda durante la Presidencia finlandesa de la UE. El tema se planteará también en todas las principales conferencias y reuniones con terceros países, incluidas las reuniones de alto nivel.

Si no se toman medidas adecuadas, la región de Darfur corre el riesgo de verse atrapada en una nueva espiral de violencia. Y eso es algo que no podemos permitir.

 
  
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  Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. (FR) Señor Presidente, señora Lehtomäki, todo el mundo es consciente de ello, nos encontramos en un momento crítico en Darfur.

La tragedia humanitaria continúa, e incluso se agrava, ocasionando más muerte y sufrimiento. Darfur puede recaer en cualquier momento en una guerra generalizada, con consecuencias imprevisibles e incalculables, tanto para la estabilidad del país como de toda la región. La paz en el sur de Sudán podría peligrar. Varios países vecinos, como Chad, la República Centroafricana, Uganda, incluso más allá, como Somalia y la República del Congo, podrían sufrir el efecto de rechazo. Aunque nos encontramos en el apogeo de esta crisis, todavía queda una oportunidad para evitar lo peor y recuperar la paz y la estabilidad.

La Comisión considera positiva la decisión tomada por la Unión Africana de ampliar su mandato hasta el 31 de diciembre. De este modo, se evitará un vacío de seguridad en Darfur en un momento en que la violencia se desencadena de nuevo y el proceso lanzado por los acuerdos de paz de Abuja está estancado.

No obstante, lamentamos que el Gobierno sudanés no haya aceptado todavía la Resolución 1706 del Consejo de Seguridad, que define el marco para la eventual transferencia de responsabilidades militares de la Unión Africana a las Naciones Unidas. Dicha transferencia, hay que recordarlo, fue decidida por la propia Unión Africana el pasado mes de marzo y la Comisión la considera esencial para devolver la paz a Darfur. Es importante, pues, convencer a Jartum de que la acepte. No se logrará la paz en Darfur sin el acuerdo de Jartum, y menos aún en contra de Jartum. Jartum ha denunciado esta transferencia alegando la existencia de un complot occidental. En ocasiones ha hablado también de un complot sionista.

No tiene ningún fundamento. No hay un plan de la comunidad internacional para atentar contra la soberanía del régimen de Sudán ni mucho menos para derrocarlo. Esto demuestra la urgencia de reanudar pronto, por una y otra parte, un diálogo desapasionado sobre Darfur y la cuestión de la transferencia, a fin de resolver los malentendidos que todavía pueda haber al respecto. Este es el principal objetivo de la intensa actividad diplomática actual, en la que participa la Comisión.

Recordemos que el objetivo de la transferencia de responsabilidades de la Unión Africana a las Naciones Unidas es devolver la seguridad y la estabilidad a Darfur, así como proteger a los civiles y permitir a las organizaciones humanitarias llevar a cabo su trabajo. ¿Hay que recordar que en los últimos meses murieron asesinados 13 trabajadores humanitarios? La transferencia es esencial para recuperar el clima de confianza entre los protagonistas y permitir el relanzamiento serio del acuerdo de paz de Abuja, conseguir que firmen los no signatarios, apoyar la aplicación concreta del acuerdo y no poner en peligro la estructura resultante del acuerdo de paz norte-sur. Todos estos aspectos redundan también en el interés de Jartum.

Las actuales sobrepujas verbales, así como la intensificación de los combates, son un callejón sin salida. Los extremistas que piensan que pueden ganar apostando por la peor hipótesis y la radicalización se equivocan. Se equivocan gravemente. Ese enfoque solo puede volverse contra ellos. Las conclusiones del último Consejo de Asuntos Generales han transmitido un mensaje muy claro y firme, tanto a los rebeldes como a Jartum, sobre sus responsabilidades.

La Comisión considera que todavía existe una posibilidad de frenar la escalada y un espacio para el retorno a un verdadero diálogo. Pero es importante actuar con celeridad, antes de que ese espacio se cierre. Con este ánimo y con voluntad de escucha, el Presidente Barroso de la Comisión Europea y el Comisario Michel, tienen intención de visitar próximamente Jartum para reunirse con el Presidente Bachir a fin de conseguir que avance el proceso de transición de la Unión Africana a las Naciones Unidas y relanzar el proceso de paz de Abuja.

 
  
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  Michael Gahler, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, las personas que han conseguido sobrevivir en Darfur se encuentran en una situación desesperada, dado que las milicias de Janjaweed siguen atacando y destruyendo pueblos, torturando, violando y obligando a alistarse a ellas diariamente. Las organizaciones de ayuda internacional ya no pueden llegar a algunas zonas de Darfur.

El Gobierno sudanés debería asumir la obligación de proteger a sus propios ciudadanos, pero sus intenciones son precisamente opuestas, y su última ofensiva militar constituye un incumplimiento del proceso de paz de Darfur. Quiero expresar mi temor de que lo que el Gobierno probablemente desea hacer es seguir con su estrategia de destrucción y expulsión hasta el final.

En esta situación, es absolutamente vital que la comunidad internacional ponga en práctica la Resolución 1706 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que abrió el camino para el despliegue de hasta 25 000 soldados de las Naciones Unidas. La Unión Africana, que ha hecho todo lo que ha podido, también está a favor de que intervengan las tropas de las Naciones Unidas pero, por supuesto, es importante que hasta que esto ocurra reciban todo el apoyo posible, como ha sido hasta la fecha. Debo decir que, en mi opinión, francamente, no es esa la mejor de las soluciones, porque las tropas de las Naciones Unidas deberían estar allí ahora mismo.

Y deben asumir una responsabilidad especial no solo los miembros del Consejo de Seguridad sino también, y sobre todo, aquellos poderes que pueden ejercer un veto, dado que su responsabilidad es para con el mundo en general, y no deben guiarse solo por sus propios intereses nacionales.

Con esto en mente quisiera realizar un llamamiento especial a China que, el 11 de septiembre, junto con la UE, confirmó que, y citaré en inglés:

(EN) «Los líderes insistieron en que el traspaso de las operaciones de la UE a las Naciones Unidas favorecerá la consecución de la paz en Darfur.»

(DE) Por lo tanto, pedimos a China que utilice su influencia en Sudán para que se acepte sin demora el estacionamiento de tropas de las Naciones Unidas en Darfur.

 
  
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  Glenys Kinnock, en nombre del Grupo del PSE. – (EN) Señor Presidente, he de decir que en las declaraciones del Consejo y de la Comisión detecto un elemento bastante preocupante de complacencia. No se puede hablar de trabajar con el General Bashir y esperar a que en el futuro podamos convencerle. He venido siguiendo la situación en Sudán durante muchos años y puedo afirmar que eso no sería realista en este momento concreto.

El futuro de la población de Darfur pende ahora de un hilo, tanto como pendía antes del acuerdo sobre el mantenimiento de la fuerza pacificadora de la Unión Africana hasta el 30 de septiembre de 2006. El Gobierno de Jartum no rinde cuentas a nadie. Está impidiendo abiertamente el acceso humanitario a unos tres millones de personas en Darfur. ¿Qué va a hacer la comunidad internacional? Usted no nos está diciendo qué va a hacer para exigirle cuentas al Gobierno de Jartum.

Dentro de tres meses, o incluso antes, la fuerza de las Naciones Unidas tiene que estar lista para su despliegue, ya que la UA comenzará a retirarse. La confusión sobre el futuro de la Unión Africana es muy grave: carece de financiación suficiente, esta sometida a una tensión excesiva y le resulta muy difícil operar. Hay que desplegar cuanto antes una fuerza de las Naciones Unidas, con un mandato más enérgico que el que tiene ahora, y ha de tener capacidad para proteger a la población vulnerable y traumatizada de Darfur, que actualmente se halla bajo esa terrible amenaza.

Los sudaneses no han cumplido ningún plazo. Su estrategia genocida sigue progresando. Ya no hay ningún alto el fuego que controlar. Carece de sentido hablar del acuerdo de paz: se ha acabado. En 1994 dijimos «nunca más» después de Ruanda, y a lo que nos enfrentamos ahora es el primer genocidio del siglo XXI, a menos que pongamos término a esta complacencia y hagamos algo.

Usted ha hablado de los actores centrales. Hay actores clave: China, Rusia y la Liga Árabe también son cómplices de esto.

Un último aspecto importante: usted no ha hablado de la necesidad de imponer una zona de exclusión aérea. Existen 13 resoluciones de las Naciones Unidas, cada una de las cuales exigía una zona de exclusión aérea. Ni por un momento ha llegado a implantarse jamás. ¿Qué va a hacer el Consejo y qué va a hacer la Comisión para garantizar que esos aviones Antonov dejen de sobrevolar los poblados de Darfur, lanzando bombas sobre la población civil inocente? Les ruego que recapaciten seriamente acerca de la imposición de una zona de exclusión aérea. ¿No cabría contemplar la utilización de los aviones franceses que se hallan actualmente en el vecino Chad para controlar el espacio aéreo e impedir que los sudaneses aterroricen a la población de Darfur?

 
  
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  Marielle de Sarnez, en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señor Presidente, desde hace ahora tres años y ante la mirada de una comunidad internacional impotente, Darfur es víctima de una terrible tragedia.

Como usted ha dicho, el conflicto ha provocado la muerte de 300 000 civiles. Dos millones de personas se han desplazado en el interior de Darfur, lo que representa un tercio de la población; 200 000 han atravesado la frontera para huir a Chad. Tres millones de personas dependen exclusivamente de la ayuda internacional para su alimentación. Cada día, niños y familias sufren agresiones, traslados, asesinatos. La crisis humanitaria se agrava. En la mayor parte de Darfur, las organizaciones humanitarias tienen prohibido prestar ayuda a unas 350 000 personas que necesitan medicamentos y alimentos.

A causa de la malnutrición y la falta de agua, se multiplican en los campos las epidemias de cólera y de hepatitis E. También los miembros de las ONG son víctimas de este conflicto: doce de ellos han muerto asesinados en los dos últimos meses.

El acuerdo de paz firmado en Abuja el pasado 5 de mayo no ha permitido, por ser insuficiente, el cese de la violencia; al contrario, ha provocado un recrudecimiento de los abusos. Los combates y las masacres de civiles se han reanudado. Desde el mes de mayo, 100 000 personas han tenido que huir de la violencia. Se han desplegado de nuevo en la región miles de soldados del ejército sudanés y se han reanudado los bombardeos aéreos. Durante ese tiempo, más de dos millones de personas intentan sobrevivir, acorraladas en campos, rodeadas por sus enemigos y regularmente atacadas. Cientos de mujeres son violadas cada mes tan pronto salen del campo y caminan algunos metros para buscar madera para calentarse o alimentarse.

El único trabajo que tenían esos millones de personas consistía en cultivar la tierra; hoy se encuentran privadas de ese derecho elemental y se ven reducidas a cultivar, cuando pueden, algunas decenas de metros cuadrados alrededor de los campos, corriendo el riesgo de ser atacadas por los mismos que han destruido sus aldeas.

Todos dependen al 100 % de una ayuda internacional que no es especialmente generosa. Algunos meses, las raciones alimenticias se reducen a la mitad porque han fallado las subvenciones, porque los donantes no han acudido a la cita. Esos campos, Señorías, son verdaderas cárceles a cielo abierto. No tenemos derecho a seguir indiferentes ante lo que pasa en Darfur.

Europa tiene una obligación humanitaria, política y moral de imponer la paz en esta parte del mundo. No puede haber una solución militar a la crisis de Darfur. Urge reabrir un espacio de negociación y trabajar por un acuerdo político en el que participen plenamente todas las partes afectadas. Es una condición indispensable para que la población de Darfur apoye el proceso de paz. Dicho acuerdo deberá prever la representación de los habitantes de Darfur en los distintos niveles de gobierno, una garantía real de desarme de las Janjaweed y una garantía de retorno seguro a sus tierras para los dos millones de desplazados y los 200 000 refugiados.

Pedimos también que se garantice a los responsables humanitarios un acceso libre y protegido a todas las zonas de conflicto, y hacemos un llamamiento a la Comisión y al Consejo para que la Unión Europea aumente de forma significativa su ayuda humanitaria.

Pedimos también que el Gobierno sudanés ponga fin a su ofensiva armada y acepte, desde ahora, la decisión del Consejo de Seguridad de desplegar una operación de mantenimiento de la paz de la ONU, a fin de poner fin a la violencia.

Ahora es cuando Darfur necesita a Europa. No tenemos derecho, aquí, en el Parlamento Europeo, a no dar la espalda a esta cuestión.

 
  
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  Marie-Hélène Aubert, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, por desgracia, en lo que respecta a Darfur, se suceden las resoluciones y las declaraciones desde hace ahora varios años, al con escaso o nulo resultado.

Como se ha recordado, los atropellos continúan, la violencia de duplica y las mujeres y los niños son las primeras víctimas de esos crímenes y atrocidades. Esta situación es absolutamente intolerable. Ante ella, parece crecer el sentimiento de impotencia o fatalidad, pero tenemos el deber de movilizarnos ahora para conseguir progresos reales sobre el terreno. De hecho, cuando más tiempo pasa, más se cree el Gobierno de Jartum en la impunidad y más se dice que, al final, manteniéndose en sus trece y ganando tiempo, conseguirá sus fines.

Si queremos actuar, parece que hay tres prioridades que cumplir. En primer lugar, lo más urgente es el acceso a los refugiados, pues en este preciso instante miles de personas sufren hambre y violencia y nadie tiene acceso a ellas: hay que desbloquear esta situación con urgencia.

La segunda prioridad es la lucha contra la impunidad. Es intolerable que a pesar de las declaraciones y el vago deseo de sanciones, al final no se haya hecho nada. Los criminales y los que se enriquecen considerablemente siguen actuando como si no pasara nada, y poco se ha hecho al respecto.

La tercera y última prioridad, por supuesto, es la intervención, lo antes posible, de una fuerza de las Naciones Unidas que pueda reforzar a la de la Unión Africana, que con todo desempeña un importante papel que hay que consolidar.

Admito que ahora nos vemos obligados a pedir a China y Rusia que desempeñen un papel positivo en este asunto, cuando todos sabemos que China y Rusia no son probablemente un ejemplo del ideal en materia de respeto de los derechos humanos o de las poblaciones afectadas por tales conflictos. Además, al mismo tiempo, hay que llamar al diálogo general, como ha recordado la oradora anterior.

Por último, tres palabras sobre el papel que desempeña el petróleo en este asunto. No escondamos la cara. Sabemos muy bien que el recurso petrolero aviva los conflictos, suscita la codicia, permite comprar armas y acarrea también el bloqueo, en particular de China –que tiene intereses muy importantes en la zona– y de todos aquellos, y las grandes potencias en particular, que buscan de forma cada vez más febril recursos petroleros a los que pueda acceder fácilmente.

Tendremos que integrar, pues, la problemática del acceso al recurso petrolero en un marco mucho más amplio, europeo e internacional.

 
  
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  Vittorio Agnoletto, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señor Presidente, Señorías, la situación política y humanitaria en Darfur empeora de un día para otro. Según Jan Egeland, coordinador de las Naciones Unidas para la ayuda de emergencia, la situación humanitaria se ha deteriorado desde 2004: regiones enteras de Darfur se han quedado sin personal humanitario porque el Gobierno de Jartum impide que los organismos internacionales accedan a ellas.

La persecución de la población civil por el grupo Janjaweed, una banda armada financiada y apoyada por el Gobierno central sudanés, tiene actualmente todo el cariz de un genocidio. La comunidad internacional no puede quedarse parada mirando, ahora que las fuerzas enviadas por la Organización para la Unidad de África para proteger a la población civil prácticamente han fracasado. Su falta de credibilidad política y militar está más allá de toda duda. Por ese motivo apoyamos la intervención de las Naciones Unidas según la Resolución 1706 del Consejo de Seguridad, que el Gobierno sudanés desprecia tenazmente.

Las tropas de mantenimiento de la paz que propone la Resolución 1706 deben desplegarse ahora para proteger a cientos de miles de mujeres, hombres y niños que durante demasiado tiempo han sufrido los ataques de Janjaweed, aunque en las resoluciones anteriores de las Naciones Unidas se pedía, justamente, su disolución.

Por supuesto, sería aún mejor que el Gobierno sudanés aprobara el despliegue de las fuerzas de las Naciones Unidas; espero que lo haga y también creo que los países de la Liga Árabe deberían ejercer una presión más eficaz sobre Jartum para que acepte la resolución de las Naciones Unidas. Pero, a la vez, sería inaceptable cualquier tipo de veto sudanés contra las Naciones Unidas: hay cientos de miles de vidas inocentes en juego, y debemos hacer algo por ellos.

De lo contrario, se pondría en duda la credibilidad del conjunto de la comunidad internacional. Por lo tanto, es esencial que las Naciones Unidas puedan enviar su personal humanitario a toda la región de Darfur; si no, será imposible distribuir la ayuda humanitaria de forma adecuada.

Sudán debe darse cuenta de que tiene que cooperar con las Naciones Unidas para ser plenamente aceptado por la comunidad internacional.

 
  
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  Eoin Ryan, en nombre del Grupo UEN. – (EN) Señor Presidente, sin duda esta tarde hay unanimidad en esta Cámara acerca de lo que hay que hacer con relación a Darfur.

Trescientas mil personas han sido asesinadas y dos millones y medio, expulsadas de sus hogares. Solo durante el último mes, 50 000 personas han sido expulsadas de sus casas. Realmente se trata de una catástrofe humana a escala gigantesca. La única solución consiste en crear una fuerza suficiente de las Naciones Unidas con un mandato muy nítido. La única forma que tenemos de conseguir eso es mediante una diplomacia activa. ¿Cómo es posible que se tarden 30 días, un espacio de tiempo tachado en esos momentos de excesivo, para reunir una fuerza de las Naciones Unidas en el Líbano, y que en el caso de Darfur, sin embargo, estemos hablando de ello durante tres años? Eso se debe a que este problema no nos preocupa tanto como debiera.

Sí, la gente echa la culpa al Gobierno sudanés, y con razón. Sus delitos han sido descritos por otros oradores, así que no voy a volver sobre ellos. Se escuda, por razones comerciales, detrás de los Gobiernos de China, Rusia, la India y Malasia, que han manifestado que protegerían al Gobierno sudanés y que vetarían las sanciones contra ese país. Tenemos que presionar a estos Gobiernos para asegurar que no permitan que eso ocurra. Ellos y todos los demás tienen que participar en el intento de detener lo que está ocurriendo en Darfur. Se trata de una rotunda catástrofe.

Necesitamos una fuerza pacificadora de las Naciones Unidas de 20 000 soldados por lo menos sobre el terreno en Darfur si queremos pararla. La fuerza actual de 7 000 hombres de la Unión Africana está mal equipada y, teniendo en cuenta que la zona que están patrullando tiene la extensión de Francia, resulta casi imposible que la controlen. Se necesita una fuerza adecuada de las Naciones Unidas y además con carácter de urgencia y con un mandato apropiado.

Sudán precisa una solución política muy pronto. Las Naciones Unidas y la UE tienen que actuar. Hemos de detener el genocidio y hacer cuanto esté en nuestras manos para facilitar la paz en la región. Se ha tenido en el olvido durante demasiado tiempo, constituye una indignidad absoluta y no se puede permitir que el Gobierno de Jartum siga quedando impune. No puede escudarse detrás de otros países que afirman que vetarán cualquier acción que se adopte contra Sudán. Hemos de actuar para garantizar que se ponga coto a lo que está sucediendo.

 
  
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  Andreas Mölzer (NI).(DE) Señor Presidente no hay dudas al respecto: la crisis de Darfur es el resultado de la política de arabización del Gobierno, así como de su voluntad de armar a las milicias que participan en la guerra civil del sur de Sudán.

Los resultados de esa política pueden verse, como ya se ha dicho en este debate, en las innumerables muertes y los millones de personas que han sido expulsadas de su casa, dejando franjas de terreno despobladas. A pesar de eso, el presidente Omar al Bachir denuncia que es una mentira que los árabes sudaneses estén atacando a los africanos negros sudaneses, y dice que las organizaciones de los derechos humanos que condenan el presente estado de las cosas lo hacen solo con la esperanza de atraer más donaciones.

Es evidente, pues, que Sudán preferiría que le dejaran solo con su guerra civil. Lo más que podemos esperar es que acepten la extensión del mandato de una misión de paz para la Unión Africana, aunque quienes la conocen por dentro dicen que no solo está mal equipada y poco motivada sino que está también, simple y llanamente, completamente desbordada.

Aunque el despliegue de los «cascos azules» de las Naciones Unidas promete un éxito mucho mayor, se rechaza por considerarlo una neocolonización. Quizás, pues, se podría poner fin a este genocidio si hubiera un acuerdo para enviar una fuerza de paz multinacional compuesta por africanos y musulmanes, en otras palabras, una intervención conjunta de las tropas de la Unión Africana y las Naciones Unidas.

 
  
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  Simon Coveney (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, Darfur sigue constituyendo una crisis humanitaria. Más de un cuarto de millón de personas inocentes han sido asesinadas desde 2003, y otros dos millones y medio han sido desplazadas. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado la resolución 1706 el mes pasado, donde reclama el despliegue de más de 22 000 efectivos de pacificación en la región. Sin embargo, el Gobierno de Sudán sigue oponiéndose a dicha fuerza, acusando a las Naciones Unidas de una práctica neocolonial manipulada por Washington. Eso es absurdo y no pasa de ser un juego político del Gobierno sudanés con la vida de la gente.

El mandato de la misión de la Unión Africana en Sudán ha sido ampliado de forma que las Naciones Unidas disponen ahora de tres meses para alcanzar un acuerdo con el Gobierno sudanés acerca de la necesidad de una fuerza multilateral más eficaz para proteger a la población civil. No obstante, en el caso probable de que Sudán continúe resistiéndose a los esfuerzos de las Naciones Unidas, estas deberán adoptar una postura más firme. Las Naciones Unidas tendrán que estudiar, por ejemplo, la intervención militar acogiéndose al capítulo 7, dada su responsabilidad de proteger a la población civil cuando las autoridades nacionales se vean incapaces de proteger a su población del genocidio, crímenes de guerra, limpieza étnica o crímenes contra la humanidad.

El Gobierno sudanés no ha mostrado voluntad alguna para proteger a las personas desplazadas en el interior del país. De hecho, existen pruebas contundentes que indican que ha apoyado y patrocinado ataques contra campos de refugiados. De momento, resulta esencial prestar ayuda a los 7 000 soldados de la fuerza de la Unión Africana y las Naciones Unidas han accedido a prestar apoyo logístico y material. La Liga Árabe ha prometido finalmente cierto apoyo económico y los Estados miembros de la UE también tienen que ser generosos en este apartado.

La UE tiene la responsabilidad de hacer de Darfur una prioridad constante de las Naciones Unidas. Hay que ejercer mayor presión sobre China y Rusia, concretamente, para que desempeñen un papel más positivo en Sudán. En Darfur han muerto más civiles que en Iraq y Afganistán juntos. Todos tenemos las manos ensangrentadas por culpa de la lenta respuesta internacional a lo acontecido hasta la fecha. Esta es la resolución más dura que hemos conocido sobre Darfur, pero lo que hace falta es actuar. Espero que, dentro de un año, no estemos hablando de otros 100 000 muertos.

 
  
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  Elena Valenciano Martínez-Orozco (PSE). – (ES) Señor Presidente, en estos momentos en que aún queremos, aunque no sé si podemos, mantener nuestras esperanzas en el acuerdo de paz firmado el pasado mes de mayo, somos testigos del deterioro de la situación humanitaria en la región, que ya han descrito muchos de mis colegas.

El Parlamento Europeo se pronuncia una vez más sobre la situación en Darfur y, en mi caso, para unir mi voz a la de las víctimas: la población civil, las mujeres y los niños y las niñas de Darfur.

Desde que estalló el conflicto armado hace tres años, se vienen sucediendo los llamamientos cada vez más desesperados de las agencias humanitarias. Ha sido completamente en vano. Los más de 50 000 muertos, dos millones y medio de desplazados internos y 500 000 refugiados, cuentan mejor que nadie la tragedia de una región en conflicto.

Mi Grupo, en su resolución, introdujo nuestra grave preocupación por la violación de los derechos de los niños y de las niñas y por las violaciones generalizadas de las mujeres como arma de guerra. Lamentablemente esto no ha quedado recogido en la resolución de compromiso, como si no importara.

Se cuentan con nombre y apellido los cientos de miles de niños muertos, desaparecidos, abusados sexualmente, secuestrados, desplazados, usados como soldados y luego abandonados, etc. y que, además, no tienen acceso a la ayuda humanitaria.

Todos somos culpables, no solamente el Gobierno de Jartum y las facciones militares o guerrilleras. La impunidad es total a pesar de que Sudán había ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y su protocolo opcional sobre los niños en conflictos armados.

Tenemos también datos concretos que indican que el pasado mes de agosto más de 200 mujeres fueron agredidas sexualmente en un solo campamento, de lo que nos venían avisando ya las organizaciones humanitarias. Estos datos siguen hablando de la espiral infernal en la que Darfur se está hundiendo y en la que, una vez más, el cuerpo de las mujeres y de las niñas es el campo de batalla elegido muchas veces por los soldados y los guerrilleros.

En otro campamento de desplazados, por hablar de cosas que están sucediendo hoy, las mujeres en lugar de ser protegidas han sido violadas y se les prohíbe llegar...

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  Fiona Hall (ALDE).(EN) Señor Presidente, la situación en Darfur es extremadamente grave. El Gobierno de Sudán está volcando sus tropas en la región y la ampliación por tres meses del mandato de la Unión Africana no supone sino un respiro.

La población de Darfur sigue bajo la amenaza de que la supuesta seguridad esté garantizada únicamente por el Gobierno sudanés, sin ninguna protección internacional. Los miembros al Parlamento que visitamos Darfur en 2004 pudimos ver con nuestros ojos casas arrasadas llenas de vainas de proyectil vacías. Eso era lo único que quedaba de un poblado bombardeado por el Gobierno sudanés en aras de la seguridad.

La semana pasada misma, un avión Antonov del Gobierno sudanés bombardeó pueblos en el norte de Darfur. Si no existe presencia internacional en Darfur se producirá una masacre total, a pesar de todas las lamentaciones y proclamas de «nunca más» después de Ruanda.

Esa es la razón por la que es tan crítica la presencia de la fuerza de las Naciones Unidas, autorizada por la resolución 1706. No existe ninguna tarea más urgente para la diplomacia internacional que trabajar con Rusia y China para aislar a Sudán e imponer la presencia de las Naciones Unidas en Darfur.

La declaración UE-China del 11 de septiembre fue alentadora, pero hay que desarrollarla. Quiero preguntar al Consejo qué pasos va a dar para conseguirlo. Por su parte, la Unión Africana ha afirmado que resulta absolutamente necesaria una fuerza de las Naciones Unidas con predominio africano.

Ante una situación humanitaria cada vez peor, cada vez más lugares han pasado a ser zonas vetadas a las ONG debido a los combates en curso. Al mismo tiempo, el número de personas que dependen de la ayuda humanitaria ha aumentado casi hasta los 3 millones. Este mes se han notificado más de 30 nuevos casos de cólera. Sin una paz verdadera, el esfuerzo humanitario sucumbirá y cientos de miles de personas que huyeron de sus casas para salvar la vida se verán de nuevo enfrentadas a la muerte.

 
  
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  Angelika Beer (Verts/ALE).(DE) Señor Presidente, Señorías, no es necesario que repita lo que ya se ha dicho sobre la situación en Darfur en toda su pavorosa crueldad.

Lo que sí quiero decir ahora es que no estoy muy convencida de lo que han dicho la Presidencia, la señora ministra o, incluso, el Comisario Frattini. Mientras los responsables de la Unión Europea, con lo que me refiero a ustedes, los que están en el Consejo y la Presidencia, no pueden ni siquiera darse cuenta de que lo que ocurre en estos momentos es un genocidio, y mientras solo hablan de cómo vamos a desempeñar nuestro papel en la reconstrucción una vez conseguida la paz, etcétera, etcétera, me pregunto por qué no lo llaman por su nombre, ya que lo más importante es poner fin a este genocidio, que es lo que está ocurriendo allí, y, una vez conseguido esto, podremos seguir con el trabajo de reconstrucción.

Hay que ser claros, al menos dentro de la Unión Europea; el dilema del Consejo de Seguridad es que China y Rusia están impidiendo que se haga algo. Es evidente, pues, que hay que abolir el derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Ningún país del mundo debe poder utilizar un veto para permitir que continúe el genocidio.

En segundo lugar, y eso es algo que los europeos podemos hacer, debemos explicar en detalle que, a la vista de tan trágicas circunstancias, la denominada soberanía del Estado sudanés indudablemente es negociable. Se trata de la seguridad humana, de la protección de la vida humana, que es el bien último, y no de la supuesta soberanía de un Estado no democrático, brutal y fallido.

Recordemos solamente los debates que celebramos sobre el envío de tropas al Congo y después al Líbano; ahora estamos hablando de unos 22 000 soldados. No podemos acoger con aplausos la noticia de que habrá una prórroga hasta diciembre, y esperar que para entonces hayamos encontrado 22 000 soldados para una fuerza de las Naciones Unidas; eso no funcionará. Significaría que, hasta diciembre, seguiríamos siendo espectadores pasivos de un genocidio y solo entonces empezaríamos a intervenir, sin haber hecho nada al respecto hasta el momento. ¡Europa no puede adoptar una política así!

 
  
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  Tobias Pflüger (GUE/NGL) (DE) Señor Presidente, la situación de la provincia sudanesa de Darfur es obviamente de lo más terrible. Las personas son sacadas de sus hogares, brutalmente, en lo que Jean Ziegler describía como una «tragedia espantosa», pero es muy fácil decir que hay que enviar tropas, como dice la resolución de las Naciones Unidas. Todos sabemos lo que dice esa Resolución de las Naciones Unidas; dice que el Gobierno sudanés, como es habitual, debe dar su consentimiento, y eso es precisamente lo que el Gobierno sudanés no va a hacer. Esto significa que lo que se necesita en estas circunstancias es una solución política en vez de la petición de tropas o de preparativos para su despliegue como oímos de la OTAN.

La participación de la Unión Europea en esto es realmente como el Consejo y la Comisión la han descrito. Es muy fácil decir que queremos tropas. El problema es que hay ciertas normas básicas que deben cumplirse, y, en efecto, dicen que el Gobierno en cuestión debe dar su consentimiento, y este no lo ha hecho. Quiero subrayar una vez más lo que ha dicho la diputada al Parlamento Europeo del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea; en concreto, en el sur de Sudán hay ciertos intereses económicos que desempeñan un papel esencial en este conflicto, ya se ha hecho referencia al petróleo, y esto implica no solo a China, sino también, sin duda alguna, a ciertos Estados europeos, como el país del que yo vengo, ya que también Alemania está muy implicada debido a los planes para construir allí una importante línea férrea. La petición de ayuda para las personas suena maravillosamente bien, y sin duda la apoyo, pero debería ser realista y comportar que se ofreciera más ayuda humanitaria de verdad.

 
  
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  Jana Hybášková (PPE-DE).(CS) Señor Presidente, señor Comisario, preferiría no hablar en señal de protesta tanto por su ineptitud como por la nuestra. Sin embargo, China necesita minerales, petróleo, mercados, agua y tierra. Lo que estamos viendo es la colonización china de África. El Gobierno sudanés, socio o parte constitutiva de Al Qaeda, hogar de Osama durante mucho tiempo, aliado incondicional de Al Turabi, practica literalmente la limpieza étnica, violando y dejando embarazadas a decenas de miles de mujeres en la causa de la arabización y la pertenencia a la Liga de los Estados Árabes. Los rusos suministran las armas. La misión de la Unión Africana ha llegado al límite. Nuestra gloriosa intervención africana deja dos millones de personas en el exilio y medio millón de muertos.

Quisiera preguntar al Consejo y a la Comisión ¿qué hacen para ayudar a poner en marcha inmediatamente una misión de las Naciones Unidas aceptable de conformidad con el Capitulo VII? ¿Qué acciones están llevando a cabo para poner en práctica finalmente la zona de exclusión aérea que se pedía en 13 resoluciones completamente inútiles? ¿Qué están haciendo para poner fin a la impunidad de todos aquellos que violan y matan a ciudadanos completamente inocentes? Como miembro de la comisión de investigación del Parlamento, me avergüenzo de haber asumido más responsabilidad cuando visité Darfur y Abéché, y sin embargo hoy lo único que puedo hacer es cotorrear, con perdón de la expresión. Señor Comisario, imagínese mirando a los ojos a una joven que lleva a su hijo en brazos y preguntándole por el nombre del niño. Ella no puede responderle y solo le dice que no lo sabe, porque el niño nació de una violación. ¿Cómo cree que se sentiría?

 
  
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  Ana Gomes (PSE).(PT) El Gobierno de al Bachir ha sido el principal perpetrador de la estrategia de genocidio contra los habitantes de Darfur. La UE no puede hacerse ilusiones sobre este tema. La Comisión, el Consejo y los miembros europeos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas deben plantar cara urgentemente a Sudán enviando fuerzas de las Naciones Unidas a la región de Darfur con un mandato firme conforme al Capítulo VII de la Carta. No puede haber más excusas ni dilaciones. El Gobierno sudanés debe ser castigado si persiste en frustrar los esfuerzos de la comunidad internacional en Darfur. Con la mayor urgencia, deben congelarse las cuentas bancarias, y hay que impedir a los miembros del Gobierno sudanés y a otros, ya identificados por la Corte Penal Internacional como los cabecillas de las atrocidades, que viajen.

Si China y Rusia siguen dando largas al asunto en cuanto al embargo de Jartum, la UE debe aliarse con los Estados Unidos y declarar un embargo comercial, sobre todo de armas y petróleo, y congelar completamente las transacciones financieras con el Gobierno sudanés. También se requieren urgentemente medidas militares. Debería gestionarse desde la región más oriental de Chad una zona de exclusión aérea para bloquear al ejército del aire sudanés e impedir que ataque a la población de Darfur, como yo y otros miembros de esta Cámara pudimos comprobar cerca de Al Fashir en septiembre de 2004.

Hay que enviar inmediatamente una fuerza multinacional a la zona oriental de Chad para proteger a los refugiados, preparar a la fuerza de las Naciones Unidas en Darfur, controlar la frontera entre Chad y Sudán y recuperar una cierta estabilidad en la zona. La estabilidad también se ve amenazada por la escalada de las tensiones en Somalia debido a la intervención etíope instigada por el Gobierno Bush, que ha tenido unos resultados desastrosos y ha reforzado los Tribunales Islámicos de Mogadiscio.

Finalmente, la UE no debe permanecer callada respecto al papel de China, Rusia y la Liga Árabe en el apoyo de la estrategia de genocidio de Jartum. Tras la consagración del principio de la responsabilidad de proteger por parte de las Naciones Unidas, Moscú, Pekín y las capitales árabes se cubren de vergüenza al intentar ocultar las lecciones de Ruanda, Bosnia y el Congo bajo la alfombra cuando se trata de Darfur, donde una población musulmana está siendo masacrada por musulmanes.

 
  
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  Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE). – (ES) Señor Presidente, cuando en agosto el coordinador de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas, Jean Egeland, nos recordó que la situación de Darfur era la peor desde 2004, estaba recordándonos también, una vez más, que hace tiempo que ha llegado la hora de resolver esta situación.

La ONU insiste, es verdad, en que tiene que mandarse una misión de las Naciones Unidas al terreno, pero también es verdad, como se ha dicho, que la oposición del Gobierno sudanés lo hace más difícil. Sin embargo, tal y como el International Crisis Group tantas veces recuerda, es nuestra obligación aplicar lo que se llama la responsabilidad de proteger. Tenemos la responsabilidad de proteger y no podemos inhibirnos de ella.

Tres cosas muy concretas se pueden hacer respecto a Darfur: la primera, de una forma muy directa, aplicar sanciones dirigidas directamente a cualquier actor, incluido el Gobierno, que en estos momentos viole el alto el fuego o que ataque directamente operaciones humanitarias y, como también se ha dicho de una forma específica, y lo subrayo, a la población civil, particularmente a las mujeres.

En segundo lugar, la Unión Africana puede y debe emplearse aún más a fondo, para hacer que las diferentes partes acepten al menos parte del acuerdo de paz de Darfur, pero para ello es necesario también contar con el apoyo de los socios internacionales, entre ellos la Unión Europea.

Por último, y esto es lo más importante, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe acelerar el proceso de envío de fuerzas de las Naciones Unidas al terreno, bajo, precisamente, el estatuto o el mandato claro del capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas. De lo contrario, difícilmente pararemos esta masacre.

 
  
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  Filip Kaczmarek (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, Darfur es una catástrofe humanitaria. Esta trágica región está en una situación de crisis y debemos prestarle toda nuestra atención y tomar medidas rápidas, como dijo el señor Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, hace tan solo unos días. Sería difícil no estar de acuerdo con su opinión. Todo el mundo sabe que la región ha estado en guerra continua desde 2003. Como consecuencia, han muerto 300 000 personas y hay más de 2,5 millones de desplazados.

En las últimas semanas las organizaciones humanitarias que trabajan en Sudán han accionado la alarma. Tres millones de habitantes de Darfur dependen de la ayuda humanitaria internacional, incluyendo suministro de alimentos, ayuda médica y refugio. Está siendo casi imposible proporcionar esa ayuda debido a la escalada del conflicto en la zona. Tan solo desde principios de mayo en Darfur han muerto doce cooperantes internacionales, más que los que fueron asesinados en los dos últimos años.

Aunque la Unión Africana debe seguir en la zona hasta finales de año, es evidente que por sí sola no puede poner fin a la guerra. Deberíamos recordar que se trata de un fuerte contingente de 7 000 hombres mal equipados y mal financiados, que deben abarcar una superficie equivalente a la de Francia. Aunque recibiera el refuerzo de 4 000 soldados más, sería incapaz de ayudar a los millones de civiles que están siendo atacados en la región o garantizar la seguridad de las organizaciones internacionales y proteger a los refugiados.

En la actualidad se están considerando varias soluciones al problema. Desde el despliegue de fuerzas de las Naciones Unidas sobre el terreno, pasando por un apoyo considerable de las Naciones Unidas para la Unión Africana en términos de logística y equipo, hasta el compromiso de la OTAN de resolver el conflicto. En mi opinión, una cosa está clara. Los países africanos y sus dirigentes deberían implicarse mucho más en la búsqueda de una solución a este apremiante problema. Tienen experiencia, están familiarizados con la zona y han establecido allí firmes contactos. Por lo tanto, deberíamos animar a nuestros colegas africanos a que se comprometan con más ahínco en la búsqueda de una solución a este conflicto.

 
  
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  Marie-Arlette Carlotti (PSE).(FR) Señor Presidente, todo el mundo dice que «Darfur está al borde del precipicio». Las partes involucradas en el conflicto siguen matando y violando. La población civil es su víctima cotidiana. Los trabajadores humanitarios abandonan la zona bajo la presión de los actos de intimidación e incluso de los asesinatos, pues han sido trece los muertos en las últimas semanas. El conflicto amenaza a toda la subregión, extendiéndose a Chad y a la República Centroafricana. Todo parece dispuesto hoy para el asalto final. Todo está listo para la masacre. El Gobierno juega al gato y al ratón con la comunidad internacional. Un juego muy cruel que se cobra cada día centenares de vidas humanas.

Desde 2004, la Unión no ha escatimado esfuerzos económicos y ese compromiso ha contribuido, sin duda, a impedir la carnicería. Pero hoy es indispensable un compromiso político más firme. La prioridad es el envío, lo antes posible, de una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas conforme a la Resolución 1706, con el mandato de recurrir a la fuerza si es necesario para proteger a los civiles.

Sin embargo, la única manera de proteger a la población consiste en actuar rápidamente, aquí y ahora: obligando a las autoridades sudanesas a interrumpir la ofensiva en curso y aplicar el acuerdo de paz a Darfur; reforzando el mandato de las fuerzas de la Unión Africana que están sobre el terreno, que efectivamente no representan un escudo suficientemente sólido para proteger a la población civil, y dotándolas de los medios materiales necesarios; instaurando sin demora, como han dicho mis colegas, la zona de exclusión aérea prevista en la Resolución 1591 de las Naciones Unidas. Y si los llamamientos a la razón no bastan, pues bien, pasemos a las sanciones: embargo petrolero, orden de detención internacional, sanciones individualizadas contra los responsables de atrocidades y, en particular, las 51 personas cuyo nombre figura en la lista remitida al Tribunal Penal Internacional. Señorías, este Parlamento no permitirá que se produzca, en silencio y casi ante sus ojos, el primer genocidio del siglo XXI.

 
  
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  Mario Mauro (PPE-DE).(IT) Señor Presidente, Señorías, el objetivo de mi intervención es rasgar el último velo de hipocresía que envuelve la postura del Gobierno de Jartum.

En el año 2000, visité Sudán junto con los miembros de este Parlamento que también se sientan en la Asamblea ACP-UE. La señora Kinnock y yo pudimos hablar con Ibn al Turabi, que estaba en prisión; era un viejo compañero de armas de Omar al Bachir, una de las principales figuras del fundamentalismo islámico del país y uno de los hombres que habían organizado la hospitalidad de Osama bin Laden en Sudán.

Ya entonces, en el año 2000, nos describió en qué consistía la estrategia de «arabización» del Gobierno de Jartum. Era una estrategia para arabizar, y quiero decir justamente esto: no islamizar, sino arabizar, una zona habitada por quienes en muchos documentos oficiales del Gobierno sudanés eran denominados los «monos de Darfur», en otras palabras los habitantes de Darfur.

Bien, si Europa reconoce esto, significa una vez más que no debemos simplemente seguirle el juego al Gobierno de Jartum pidiendo que medie entre bandos hipotéticamente opuestos, porque no hay bandos opuestos. No hay guerra civil en Darfur: solamente asesinos y víctimas. Solo hay asesinos que actúan de acuerdo con los hombres que dan las órdenes en Jartum, que los utilizan para perseguir una ideología demente que ya no solo es probable que comporte un genocidio, sino que ratificará un genocidio que dura desde hace ya mucho tiempo.

Por lo tanto, es crucial que las instituciones de Europa adopten medidas de emergencia, como las que acaba de describir ahora mismo la señora Carlotti, para aceptar a bordo a toda persona que se preocupe por las vidas de una generación.

 
  
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  Karin Scheele (PSE).(DE) Señor Presidente, el acuerdo de paz de Darfur se firmó en mayo de 2006, y desde entonces no se ha cumplido ni uno solo de los plazos que en él se establecen. No hay menos lucha ni menos violencia contra la población civil; sino al contrario, ambas han ido en aumento. Las violaciones, que se llevan a cabo sistemáticamente, se utilizan como arma de guerra, y en los últimos tres meses se ha registrado un fuerte aumento en la cifra de violaciones. El Gobierno sudanés sigue oponiéndose a la misión de las Naciones Unidas, que tendría bastantes más recursos, tropas y poder que la actual misión de paz de la Unión Africana, que en general es ineficaz. Por mucho que sea de agradecer la ampliación de la misión de paz africana a 11 000 soldados y agentes de policía en la zona occidental de Sudán, el apoyo continuo y colectivo por parte de la Unión Africana a las tropas de las Naciones Unidas demuestra que no se trata más que de una medida de transición.

Es evidente que el Gobierno sudanés ya está planeando enviar sus propias tropas para proteger la región. Amnistía Internacional advierte que «la perspectiva de verse pronto “protegidos” por los mismos soldados del Gobierno que les han expulsado de sus casas y les han maltratado está sembrando el pánico entre la población». Las organizaciones de ayuda que trabajan en la región temen que tendrían que cerrar por completo sus operaciones si las tropas del Gobierno se enfrentaran de nuevo a las bandas de rebeldes secesionistas que aún no han firmado el tratado de paz de Abuja.

Por lo tanto, pedimos al Gobierno sudanés que cumpla el Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas y acepte la presencia en Darfur de una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas del tipo que establece la Resolución 1706 del Consejo de Seguridad.

Sudán está al borde de la catástrofe. Hay que hacer todo lo posible para impedir otro genocidio en el continente africano.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. TRAKATELLIS
Vicepresidente

 
  
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  Patrick Gaubert (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, Señorías, como me han dicho dos supervivientes sudaneses, hay que romper el silencio que sufren las víctimas del genocidio.

Hoy, en nombre de esas víctimas mudas del genocidio en curso en Darfur, vengo a lanzarles una súplica, un grito de angustia. Me dirijo a ustedes como diputado, pero también como presidente de una ONG internacional muy implicada en Darfur.

Pertenezco a una generación que se había jurado, después del Holocausto, que nunca más sucedería algo así. Nos repetimos «nunca más» y una vez más hay que hablar de ello. ¿Vamos a esperar a que todas las poblaciones hayan sido exterminadas para llorarlas? ¿A partir de cuántos muertos vamos a intervenir? ¿Hay un umbral mínimo de personas deportadas para intervenir? De hecho, creo que hay víctimas que jamás gozarán de la menor consideración. Darfur forma parte de ellas. Kofi Annan ha declarado que Darfur era el infierno. Pero es un infierno hasta un punto inimaginable para poblaciones torturadas por las milicias genocidas a sueldo de un Gobierno ilegítimo.

¿Vamos a añadir a lo que es un crimen en sí mismo el crimen de la indiferencia? ¡No! Los verdugos deben saber que no les dejaremos ir, porque no podemos decir que no sabíamos. Sabemos, pero no actuamos. Europa tiene un importante papel que desempeñar. Europa debe influir con todo su peso, mostrarse más ofensiva y exigir el cese de los atropellos y las masacres, exigir el despliegue de los cascos azules para proteger a la población civil en Darfur. Esto solo se puede conseguir con un trabajo diplomático y una movilización internacional muy fuertes. Por una vez, el ejército puede intervenir de un modo positivo a fin de interponerse entre los asesinos y los asesinados. Debemos exigir una solución para las milicias, debemos reclamar la entrega de la ayuda humanitaria.

Démonos prisa, como han dicho algunos de mis colegas antes que yo, porque asistimos realmente al primer genocidio del siglo XXI.

 
  
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  Panagiotis Beglitis (PSE).(EL) Señor Presidente, Señorías, señor Comisario, por desgracia la guerra del Líbano y el conflicto de Oriente Próximo han acaparado el interés internacional y las noticias a expensas de los trágicos acontecimientos de Darfur, donde se está viviendo una crisis humanitaria, genocidio, limpieza étnica y guerra criminal.

Tenemos la Resolución 1706 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que pedimos que se aplique. Con la Resolución 1701 en el Líbano hubo una acción internacional a favor de que se aplicara en su totalidad. Cinco resoluciones después, sin embargo, en la Resolución 1706, por desgracia, en relación con su aplicación no encontramos más que indiferencia internacional e hipocresía internacional. Unas normas distintas para esta importante crisis humanitaria que, en definitiva, también deteriora nuestros principios y valores comunes europeos.

Creo, señor Comisario, que la Unión Europa tiene básicamente una responsabilidad moral, y no solo una responsabilidad estratégica y política, de tomar iniciativas. Las resoluciones burocráticas del Consejo de Ministros por sí solas no bastan. El 20 de octubre tenemos la cumbre. Lo que hace falta también por parte de ustedes es que la Unión Europea tome una iniciativa en el Consejo de Seguridad, que exista una postura común de todos los miembros del Consejo de Seguridad sobre la resolución del problema, la aplicación, por fin, de la Resolución 1706, y, dado que debemos hablar con honestidad, existe la obligación de tomar iniciativas respecto a China. China es uno de los países responsables de la prolongación de este impasse, de esta crisis. La Liga Árabe tiene la misma responsabilidad. Por eso hay que tomar iniciativas contra la Liga Árabe, la conferencia islámica, China, Rusia e incluso los Estados Unidos. Las insulsas declaraciones del señor Bush y el Congreso estadounidense no bastan y, finalmente, señor Comisario, debe aplicarse el acervo del Derecho internacional en relación con el derecho a una intervención internacional cuando se pisoteen los derechos humanos.

 
  
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  Józef Pinior (PSE). – (PL) Señor Presidente, todos hemos sido testigos de los crímenes contra la humanidad cometidos en suelo sudanés durante los últimos tres años. Incluyen genocidio, crímenes de guerra y limpieza étnica. Mientras nosotros observamos inútilmente desde nuestras torres de marfil, el Estado sudanés se niega a cumplir la obligación básica que debe asumir cualquier Estado, es decir garantizar la seguridad de la población de un territorio determinado. Desde Bruselas y Estrasburgo contemplamos los acontecimientos que ocurren en Sudán, a pesar de que la Unión Europea expresó una protesta política y moral contra los crímenes de esta naturaleza. Cada una de las sucesivas ampliaciones fue anunciada con el mismo toque de rebato: ¡nunca más, nunca más permitiremos esos crímenes contra la humanidad, nunca más permitiremos una limpieza étnica, nunca más toleraremos el genocidio!

En las declaraciones efectuadas hoy por los representantes de la Unión Europea, no he detectado un compromiso de este tipo para garantizar que la Unión Europea haga realmente todo lo que está en sus manos para detener esa matanza generalizada en Sudán. ¿Qué medidas deberían tomarse? En las próximas semanas, la Unión debería centrarse en ejercer una presión efectiva sobre el Gobierno de Jartum, para asegurar que acepte el despliegue de las tropas de paz de las Naciones Unidas en territorio sudanés. Si ese esfuerzo no tiene éxito, y si el Gobierno de Jartum sigue negándose a tolerar la presencia de las tropas de paz de las Naciones Unidas en su territorio, quizás deberíamos aumentar el apoyo logístico y material proporcionado a la misión de la Unión Africana en Sudán. Si todo eso no tiene ningún impacto en lo que está ocurriendo en Sudán, deberíamos considerar la idea de pedir a las fuerzas de la OTAN que garanticen que la misión militar de la Unión Africana se encuentre en situación de garantizar la paz y la seguridad en todo el territorio de Sudán.

 
  
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  Paula Lehtomäki, Presidenta en ejercicio del Consejo. (FI) Señor Presidente, Señorías, ese debate ha sido excelente, fuerte. Puedo asegurarles que el Consejo no contempla la situación de Sudán y Darfur con apatía. Todos estamos de acuerdo en que los acontecimientos ocurridos son muy preocupantes, y que debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos ahora y en el futuro para mejorar la seguridad y la situación humanitaria en Darfur. Constantemente hacemos todo lo que está en nuestro poder, o al menos una buena parte. Estamos manteniendo un contacto diplomático activo con las diversas partes y los terceros países con el fin de conseguir la máxima ayuda posible para que se cumpla la Resolución de las Naciones Unidas, y para poder ejercer más presión sobre el Gobierno sudanés. El Representante Especial Pekka Haavisto tiene un papel importante que desempeñar en Sudán, asegurar que todas las partes se comprometan en este proceso de paz, ya que de lo contrario no habrá paz duradera.

Es muy importante y un signo positivo que la Unión Africana, a través de su operación AMIS, se haya comprometido firmemente en la resolución de esa crisis. Esa dedicación ha recibido el apoyo de la Unión Europea, y así sigue siendo, ya que la UE presta apoyo a la operación AMIS en forma de logística, ayuda material, asistencia en planificación y otras medidas similares. La Unión Africana ha decidido aumentar sus fuerzas de paz, es decir, su operación AMIS, con unos 4 000 soldados adicionales, lo que significa que habrá un total de 11 000 soldados estacionados en la región.

Cuando la operación de las Naciones Unidas esté finalmente en marcha en la zona, la forma más fácil de promover su aceptación por parte del Gobierno sudanés podría ser que estuviera formada por soldados africanos y asiáticos. También debemos recordar que los demás países vecinos de la región tienen reservado un papel importante cuando se trata de cuestiones fronterizas y problemas de refugiados.

La situación de los derechos humanos en la zona es muy preocupante, como se ha dicho en este debate. La Unión Europea ha destacado esas cuestiones relacionadas con los derechos humanos incluyéndolas en el orden del día del Consejo de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, ahora en curso. En relación con el tema del genocidio, y el uso de este término en concreto, deberíamos recordar que la Corte Penal Internacional lo está investigando en la actualidad, y que la Unión Europea apoya el trabajo que hace.

No hay una sola llave para la solución de Darfur y Sudán. Es muy importante que avancemos por todas las vías que se abren ante nosotros de forma eficaz, coordinada y con gran alcance, con espíritu de cooperación.

 
  
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  Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. – (IT) Señor Presidente, Señorías, estoy totalmente de acuerdo con las conclusiones expresadas por la Ministra, que representa a la Presidencia.

No creo que nadie en esta Cámara tenga ninguna duda respecto al alcance catastrófico de la tragedia de Darfur, de la misma forma que no se puede dudar de que se trata de un genocidio. Pero el debate de hoy aborda un problema político mucho más general que es de extrema importancia para este Parlamento y para las instituciones de la Unión Europea en general: el papel de la Unión como promotor y defensor de los derechos fundamentales fuera de sus fronteras.

A menudo nos preguntamos si la Unión Europea puede y debe (yo personalmente creo que puede y debe) ser un abanderado mundial de los derechos fundamentales, principalmente del respeto por la dignidad humana, una dignidad humana que se ha destruido de raíz en la tragedia de Darfur. Pero para que pueda desempeñar ese papel, el gran debate político que debemos abordar es cómo puede Europa llevar esos valores más allá de sus fronteras, y defenderlos cuando hay otras partes, como el Gobierno sudanés, que toleran y fomentan el fundamentalismo y los excesos más violentos y horribles cometidos por la milicia. Bien, muchos de ustedes han dicho en términos muy claros: «Vayamos con las tropas y las armas a ejecutar el Artículo 7; enviemos un ejército militar que pueda usar la fuerza para poner fin a esa situación catastrófica».

Soy muy consciente de que esa es una de las opciones que ofrecen los tratados internacionales, pero después recuerdo que, cuando defendemos los derechos humanos en el mundo, nosotros los europeos hemos hablado muchas veces de garantizar el denominado principio de propiedad: en otras palabras, no podemos decidir aquí en Estrasburgo o Bruselas sobre la vía correcta que debe seguir otro país o continente, y simplemente imponerla. Debemos trabajar con las instituciones locales y, desde mi punto de vista, la primera parte de la solución será trabajar con la Unión Africana, consolidando su papel y asegurando que obtenga la ayuda práctica que necesita. No queremos que Europa guarde las distancias en un momento dado y de repente, al instante siguiente, despliegue tropas y armas, y desempeñe un papel que, en cualquier caso, correspondería a la Unión Africana consolidar y reforzar.

Como acaba de indicar la Presidencia, ese es el primer paso. El segundo paso de esta vía será proporcionar ayuda logística sobre el terreno. Es un trabajo que nosotros, la Unión Europea y sus instituciones, podemos hacer, y la Comisión también puede proporcionar ayuda económica. ¿Cómo podemos garantizar que la ayuda humanitaria llegue realmente a su destino: la población que sufre y los trabajadores de las ONG sobre el terreno que están arriesgando su vida? La asistencia logística sobre el terreno es, pues, otra área en la que nosotros, la Unión Europea, podemos marcar la diferencia.

El tercer paso, que realmente no ha recibido el respaldo suficiente de algunas personas, es cómo trabajar con la Liga Árabe. Señorías, entramos nos enfrentamos a las susceptibilidades de los países islámicos o árabes en muchas partes del mundo. En algunos casos, son nuestros aliados incondicionales, como en la lucha contra el terrorismo, por ejemplo. En otros casos, se muestran tan extremadamente susceptibles, que es aconsejable que lleguemos a acuerdos antes de intervenir.

¿Cuál es la diferencia entre Darfur y el Líbano? La diferencia es que en el caso del Líbano había un acuerdo, y las tropas acudieron como tropas de paz porque tanto el Gobierno libanés como el Gobierno israelí así lo aceptaron. El Gobierno sudanés, en cambio, sigue rechazando la idea. ¿Creen que sería posible intervenir de forma unilateral sin otorgar un papel fuerte a la Liga Árabe? ¿No creen que, sin un papel fuerte para la Liga Árabe, una acción de este tipo enviaría una señal extremadamente negativa a esa inmensa población, que por desgracia tiene las ideas más fundamentalistas del mundo? ¿No provocaría eso un refuerzo de los extremistas y fundamentalistas, que entonces tendrían más argumentos en su arsenal de propaganda?

Así pues, la tercera parte de la solución es la Liga Árabe. Trabajamos para animar a la Liga Árabe a distanciarse del Gobierno de Sudán y retirarle su consentimiento y apoyo; como saben, esto ocurre hasta cierto punto, pero debemos avanzar más en esa línea.

Y existe también otro punto que alguien ha mencionado: ¿qué ocurrirá si el Gobierno de Jartum no escucha a la comunidad internacional? Siempre he opinado que la acción militar solo debe usarse como último recurso, aunque la intervención humanitaria esté justificada en virtud del Artículo 7 del Tratado.

Hay otras vías intermedias. En este contexto, he oído que alguien hablaba de una zona de exclusión aérea; es una medida que se podría explorar, adoptar y proponer. ¿Se dan cuenta de que, si proponemos pasar a la acción según el Artículo 7 del Consejo de Seguridad, China, nos guste o no, utilizará probablemente su veto y no ocurrirá nada? Me pregunto, pues, si no sería mejor trabajar en una iniciativa –que quizás no resolvería el problema pero ayudaría– como la de impedir que los aviones sobrevuelen la zona y maten a las personas con bombas y ataques aéreos. Es otra posibilidad concreta.

Terminaré mi intervención con dos observaciones. En primer lugar, el presidente Barroso y mi colega Louis Michel irán a Jartum. Enviarán a las esferas más altas del Gobierno sudanés un mensaje firme en el que se explique que la Unión Europea tiene intención de tomar firmes medidas diplomáticas, además de actuar sobre el terreno para ayudar a las personas que sufren. El mensaje se referirá al aislamiento a que se consignaría Sudán si siguiera negándose a escuchar a la comunidad internacional. El aislamiento de Sudán sería particularmente devastador para el propio Sudán: quedar aislado del resto de la comunidad internacional no sería bueno para los intereses de Jartum; así, pues, Señorías, quedaría eliminada la excusa del Presidente al Bachir para mantener una actitud tan negativa.

Otro punto muy importante que abordará la actuación de la Comisión es el papel de mujeres y niños. Aquí en Europa hablamos siempre de este tema: nos preocupamos por las víctimas del tráfico humano y la prostitución forzada, y hemos elaborado incluso una hoja de ruta europea para los derechos de los niños. Por supuesto, no podemos cerrar los ojos a los derechos de las mujeres y los niños de fuera de Europa en un caso tan trágico como el de Darfur.

Personalmente, pues, espero que este Parlamento se mantenga firme en sus medidas sobre Darfur precisamente en lo que se refiere a la protección especial para mujeres y niños, que, como siempre, son las víctimas que más riesgo corren.

 
  
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  El Presidente. – He recibido 6 propuestas de resolución de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento(1).

El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana, jueves, a las 12.00 horas.

 
  

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