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Textos presentados :

RC-B6-0051/2007

Debates :

PV 15/02/2007 - 10.1
CRE 15/02/2007 - 10.1

Votaciones :

PV 15/02/2007 - 11.1

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Jueves 15 de febrero de 2007 - Estrasburgo Edición DO

10.1. Diálogo entre el Gobierno chino y los enviados del Dalai Lama (debate)
Acta
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  El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate de seis propuestas de resolución sobre el diálogo entre el Gobierno chino y los enviados del Dalai Lama(1).

 
  
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  Erik Meijer (GUE/NGL), autor. – (NL) Señor Presidente, no es nada bueno que el mundo en general haya aceptado durante tanto tiempo la concepción que China tiene del Tíbet como parte integrante del país. Los tibetanos encarnan su propia cultura en condiciones de vida inhóspitas, aislados y en lo alto de las montañas. Durante mucho tiempo, China ha sido incapaz de resistir la tentación de considerar la región como un último recurso que podría absorber parte de su propia población, tan inmensa.

Es un problema no solo para los habitantes del Tíbet, sino también para los de las regiones vecinas y más accesibles de Xinjiang, hogar de los uigures, que están relacionados con los pueblos de habla turca, como los kazakos, los kirguizos y los uzbekos. Tienen miedo de convertirse en minorías dentro de sus propios países y perder todo lo que tiene valor para ellos. Además, no deberíamos idealizar las condiciones de vida tradicionales de los tibetanos y los uigures. Aunque se piden cambios radicales, esos cambios no deberían venir impuestos desde el exterior y, sobre todo, no deberían servir a intereses exteriores.

Dado que China es el país con más habitantes del mundo y una potencia económica con mucho futuro, es muy poco probable que el Tíbet tenga la oportunidad de desarrollarse como Estado independiente. Todo ello hace que sea muy importante que –cincuenta años después del conflicto principal– tenga lugar una reconciliación en la que los tibetanos puedan conservar, dentro de China, los rasgos más valiosos de su individualidad y ya no corran el riesgo de convertirse en víctimas de la violencia de Estado. En la actualidad, la ideología de progreso que ha prevalecido en China durante casi sesenta años se centra principalmente en el crecimiento económico. Aunque esto tiene sus inconvenientes, ofrece más margen para la tolerancia y el reconocimiento de la diversidad que el que ha habido durante mucho tiempo. Merecería la pena entablar un diálogo sobre la individualidad cultural y el autogobierno dentro de China. Mi Grupo está a favor de todo lo que pueda contribuir a ese diálogo y a una solución pacífica.

 
  
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  Marco Cappato (ALDE), autor. – (IT) Señor Presidente, Señorías, hablo en nombre del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa simplemente para unirme a la petición de reanudar el diálogo, dirigida principalmente al régimen chino, aunque no debemos olvidar que esa petición se dirige también a las instituciones europeas.

Como Parlamento Europeo, en el pasado habíamos propuesto que se nombrara a un representante especial para tratar la cuestión del Tíbet, pero sabemos que hasta la fecha la propuesta no se ha puesto en práctica. En mi opinión, sería una contribución útil y concreta. Existen también otros instrumentos, como una declaración de la Presidencia de la Unión Europea.

Espero que la discusión y el debate no se limiten a una simple invitación al régimen chino, dado que esta petición afecta también directamente a las instituciones de la Unión Europea en su más alto nivel. No debemos tener miedo de ello.

Este Parlamento ha demostrado que no es ingenuo ni utópico insistir en la importancia de las relaciones políticas y comerciales con el régimen chino. En esta Cámara, nadie quiere negar la verdadera importancia de esas relaciones; pero tampoco existe ninguna necesidad de cometer el error opuesto, que sería «envenenar» una línea de acción que es claramente muy popular, no entre las instituciones, sino entre los ciudadanos. La cuestión del Tíbet y la ayuda para el diálogo son asuntos que gozan de un gran apoyo de los ciudadanos de Europa.

Por este motivo, no debemos permitir que una timidez excesiva provocada por otras motivaciones influya en el debate actual, en la atención a los derechos humanos o en la reanudación del diálogo.

 
  
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  Eva Lichtenberger (Verts/ALE), autora. – (DE) Señor Presidente, Señorías, quiero dar las gracias a todos por asistir a este debate sobre el Tíbet, especialmente ahora que hemos llegado a un punto importante, con soluciones para un problema que durante décadas se ha estado consumiendo a nuestro lado. Pero eso solo será cierto si también el Gobierno chino deja de plantear deliberadamente determinados temas como escollos. Por ejemplo, es inaceptable centrar la atención en la cuestión histórica; es decir, plantear si el Tíbet ha sido alguna vez parte de China o no. Es una pregunta totalmente equivocada. En vez de ello debemos mirar hacia el futuro.

Debemos seguir repitiendo que el Dalai Lama y los propios tibetanos luchan por conseguir una autonomía, y no solo sobre el papel, que les permita gozar de libertad cultural y religiosa y tener acceso a la educación. No están cuestionando la política de «una sola China». Conviene resaltarlo una y otra vez, aunque los requerimientos de la embajada china que muchos de mis colegas han recibido seguramente en los últimos días cuenten una historia muy distinta. Puedo asegurarles que sabemos cómo están las cosas. Necesitamos diálogo, y queremos este diálogo. Europa debe apoyarlo, estoy totalmente de acuerdo con el anterior orador. Europa debe conseguir que este diálogo sea mucho más concreto y llevarlo también a escala oficial.

 
  
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  Alexandra Dobolyi (PSE), autora. – (EN) Señor Presidente, acogemos con gran satisfacción el diálogo entre el Gobierno de China y los representantes del Dalai Lama, que merece nuestra continua aprobación y apoyo. Solo mediante un diálogo con voluntad de avanzar podrán hallarse soluciones prácticas que satisfagan las aspiraciones del pueblo tibetano respetando asimismo plenamente la soberanía china y su integridad territorial. No olvidemos que la política de «una sola China» es una posición tradicional de la UE.

No podemos negar nuestro apoyo, pero también tenemos que asegurarnos de que este apoyo tenga efectos prácticos. Un apoyo efectivo debería ofrecerse con motivo del nuevo acuerdo de asociación y cooperación entre la Unión Europea y China. Personalmente no comparto la idea de un representante especial para el Tíbet, pues ya tenemos suficientes medios en nuestras manos para propiciar ese diálogo.

China tiene un importantísimo papel que desempeñar en el mundo. Baste un ejemplo: ayer mismo, China contribuyó decisivamente al éxito de las conversaciones a seis bandas sobre Corea del Norte. Podemos aprovechar esto como un ejemplo y como una lección. Si China puede contribuir positivamente, mediante un diálogo estructurado, a la paz y la estabilidad regional, también podemos contar con ella para un diálogo que ayude a crear un clima de confianza que permita llegar a una solución práctica para el problema del Tíbet.

 
  
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  Marek Aleksander Czarnecki (UEN), autor. – (PL) Señor Presidente, el 26 de octubre de 2006 el Parlamento Europeo aprobó una resolución que condenaba el tiroteo contra mujeres y niños no armados en el paso de Nangpa-la. También pedíamos que los responsables de ese crimen fueran castigados. El incidente provocó protestas en todo el mundo, pero no sirvieron de mucho, porque la situación en la zona sigue siendo la misma. Es cierto que hasta el momento no nos ha llegado ningún informe de nuevos asesinatos brutales, pero esto no significa que la situación haya mejorado.

Me parece que en los tres meses que han transcurrido desde nuestro último debate ha cambiado muy poco en este conflicto tan antiguo. Pero debemos ser coherentes y tener muy presentes los derechos de los seis millones de personas afectadas por los problemas de esta región. Es una región en la que los derechos humanos están siendo violados constantemente, incluso en el siglo XXI. En mi opinión, este problema debería ser una prioridad para el nuevo Presidente del Parlamento Europeo y, por lo tanto, Señorías, para todos nosotros.

 
  
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  Thomas Mann (PPE-DE), autor. – (DE) Señor Presidente, ¿qué sentido tienen las conversaciones bilaterales si no producen resultados concretos? ¿Enmascaran una incapacidad para actuar o contribuyen al menos a la creación de confianza? El Parlamento pide, con razón, la reanudación del diálogo, que se celebró por última vez hace un año, entre los representantes del Dalai Lama y del Gobierno chino. Los puntos del orden del día deberían incluir la eliminación de las represalias, el fin de las violaciones de los derechos humanos, y medidas tangibles para garantizar la autonomía cultural y religiosa del pueblo tibetano.

El diálogo empezó en septiembre de 2002. China lo ha bloqueado durante 12 meses. Los motivos son siempre los mismos: hay que cumplir unas condiciones previas; el Dalai Lama no está interesado en mejorar las relaciones, y pide la independencia del Tíbet. Sencillamente eso no es verdad. Durante años, el interés de Su Santidad no ha sido un Estado independiente, sino una autonomía tibetana. Hay muchos ejemplos de este tipo de situación jurídica incluso en la UE. El Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos apoya cuatro puntos, como casi todos los demás Grupos de esta Cámara. En primer lugar, hay que nombrar a un Representante Especial de la UE para el Tíbet. No basta con que este tema quede relegado a la periferia del diálogo UE-China. En segundo lugar, queremos que la Comisión haga del Tíbet una parte integrante del Acuerdo Marco de Colaboración y Cooperación UE-China. Pedimos que la Comisión informe al Parlamento del avance y de los retrocesos. En tercer lugar, el Consejo debería incluir en su informe anual información sobre la evolución actual del diálogo China-Tíbet. En cuarto lugar, la UE debe elaborar estrategias conjuntas con sus socios internacionales, sobre todo con los Estados Unidos.

Espero fervientemente que los representantes de la República Popular China entiendan el deseo de la comunidad internacional –como acaban de expresar mis colegas– de que China reanude por fin este diálogo con los tibetanos. Al fin y al cabo, lo que más preocupa a los representantes de China durante el periodo previo a los Juegos Olímpicos de 2008 que se celebrarán en Pekín es tener buena prensa.

 
  
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  Laima Liucija Andrikienè, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (LT) Creo que los debates de hoy sobre el diálogo entre el Gobierno chino y los representantes del Dalai Lama son especialmente importantes por varias razones, pero, sobre todo, porque el 17 de enero de este año empezaron oficialmente en Pekín las negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo sobre los fundamentos básicos de asociación y cooperación entre la Unión Europea y China. Más de una vez hemos expresado nuestro apoyo al compromiso del Gobierno de la RPC y Su Santidad el Dalai Lama para resolver la cuestión del Tíbet por medio del diálogo.

Creo que el Parlamento Europeo, que en el pasado ha adoptado más de una resolución sobre el Tíbet, sobre la situación de los derechos humanos en la República Popular China y también sobre el diálogo entre la RPC y los representantes del Dalai Lama, debe instar al Consejo Europeo, a la Comisión y a los países miembros de la Unión Europea a que ayuden activamente a intensificar este diálogo y conseguir resultados. Aunque aún no se han conseguido resultados tangibles en la resolución de esas cuestiones básicas, el Parlamento, en consulta con ambas partes, debería evaluar qué papel adicional podría tener la UE para facilitar una solución de la cuestión del Tíbet mediante la negociación, y debería nombrar a un enviado especial de la Unión Europea para el Tíbet.

Apoyo la postura de la resolución que estamos debatiendo según la cual se insta al Alto Comisionado y al Secretario General del Consejo a incluir información sobre el progreso en el diálogo entre la RPC y los representantes de Su Santidad el Dalai Lama en 2007 y también en años posteriores en el Informe Anual al Parlamento sobre la Política de Seguridad Internacional General.

Creo que el país que en la actualidad ostenta la presidencia del Consejo, Alemania, debería iniciar y aceptar una declaración que muestre cómo podría la Unión Europea ayudar a conseguir una resolución pacífica de la cuestión del Tíbet mediante la negociación.

Para terminar, quiero dar las gracias al señor Thomas Mann y a los demás colegas que iniciaron la resolución que hoy estamos considerando.

(Aplausos)

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg , en nombre del Grupo del PSE. (PL) Señor Presidente, la cuestión de la situación del Tíbet se plantea en el Parlamento Europeo varias veces cada año. Pero hasta el momento las resoluciones que hemos adoptado no han dado resultados concretos. Por desgracia lo mismo ocurre con las consultas que están teniendo lugar entre los tibetanos y el Gobierno chino desde 2002.

El problema del Tíbet sigue sin resolverse. Mientras, más de 1 200 000 de los seis millones de tibetanos han perdido la vida bajo la ocupación china que empezó en 1951. Cada año, unos 3 000 habitantes del Tíbet huyen de su país. Son principalmente niños y jóvenes, que solo pueden recibir una educación tibetana en el extranjero. El pueblo tibetano está siendo discriminado en todos los aspectos de la vida social, desde la educación hasta la atención social, el trabajo, las condiciones de vida y la religión.

Debemos actuar con solidaridad y presionar al Gobierno chino para que se reanude el diálogo lo antes posible y se regule la situación del Tíbet. La Comisión Europea debería plantear el tema de las conversaciones con el Dalai Lama durante las negociaciones del nuevo Acuerdo de Colaboración y Cooperación entre China y la Unión. Por su parte, el Consejo debería definir el papel de la Unión en la resolución del tema del Tíbet, dado que el resultado de las negociaciones entre China y el Tíbet debería quedar reflejado en el informe anual del Consejo al Parlamento sobre la ejecución de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea.

 
  
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  Marios Matsakis, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, el problema del Tíbet dura ya muchos años y, como ya se ha dicho, esta Cámara ha tratado muchas veces en el pasado diferentes aspectos relacionados con él.

Básicamente, el centro de la controversia entre el pueblo del Tíbet y China es la aspiración de los tibetanos a la autodeterminación, en contraste con el temor del Gobierno chino a un posible efecto dominó que conduzca a la desintegración del país.

De hecho, este tipo de problemas son la causa más común de conflictos en todo el mundo. Sin embargo, la historia ha demostrado que la vía que resulta de lejos mejor y más eficaz para resolver esos problemas pasa por negociaciones pacíficas y abiertas, con la condición previa de que todas las partes estén decididas a buscar una solución duradera. La vía alternativa –la del enfrentamiento interminable y del derramamiento de sangre– no conduce a ningún lugar y casi siempre perjudica a ambas partes.

Dicho esto, acogeríamos con plena satisfacción un compromiso tanto del Gobierno de China, sobre todo, como del Dalai Lama de resolver el problema del Tíbet mediante un proceso de diálogo, y deseamos de todo corazón que ese proceso, si sale adelante, lleve a una solución satisfactoria del problema tibetano.

 
  
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  Raül Romeva i Rueda, en nombre del Grupo Verts/ALE.(ES) A pesar de que desde el 2002 ya llevamos cinco rondas de diálogo entre el Gobierno de la República Popular China y los representantes del Dalai Lama, es harto evidente que existen diferencias de fondo que dificultan llegar a un acuerdo definitivo que permita clarificar la situación del Tíbet de un modo que sea satisfactorio para todas las partes, pero al mismo tiempo justo y digno, sobre todo para la población tibetana.

Sin embargo, soy de los que piensan que la responsabilidad de cada una de las dos partes, por no haber llegado a un acuerdo, no es comparable.

El Dalai Lama, como representante temporal del pueblo tibetano, ha manifestado en más de una ocasión su voluntad de diálogo y acuerdo, e incluso ha renunciado a pedir ya la total independencia en favor de una autonomía verdadera que garantice el respeto por la identidad étnica, lingüística, cultural y religiosa del Tíbet.

En este sentido, creo que es el Gobierno chino el que debería dar muestras de mejor voluntad y aceptar al menos la reanudación del diálogo con la voluntad de llegar a un buen acuerdo final.

Por ello, insto a la Comisión Europea, al Consejo y a los Estados miembros a que aprovechen todos los espacios existentes para apoyar una nueva ronda de diálogo sinotibetano, y en especial creo que es fundamental, como se ha dicho, aprovechar las negociaciones sobre un acuerdo marco de colaboración y cooperación Unión Europea-China, iniciadas el pasado 17 de enero, para poner de manifiesto el compromiso comunitario en favor del diálogo y de una solución justa y duradera en relación con el Tíbet.

 
  
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  Koenraad Dillen, en nombre del Grupo ITS. – (NL) Señor Presidente, ocurre a menudo que, en lo que se refiere a los derechos humanos, se aplican a China unos criterios distintos que a los demás países donde es poco probable que se materialicen contratos lucrativos. Es muy lamentable que la norma de esas situaciones parezca ser la de Erst das Fressen und dann die Moral (Primero la comida y después la moral).

Al leer las correspondientes resoluciones, que no reflejan solo las posiciones de los diversos Grupos en relación con este diálogo, sino también la postura de la Europa oficial, yo, como flamenco, tengo algunas reservas.

Los políticos que ayer y anteayer, en el debate del informe Fava, blandían el Derecho internacional e insistían en los derechos humanos –y así debía ser–, ahora de repente hablan de la necesidad de respetar la soberanía de China, y no dicen nada sobre la ocupación ilegal y la posterior anexión del Tíbet, de las violaciones masivas de los derechos humanos, de la cada vez mayor exclusión de los tibetanos de su Gobierno local, ni del programa Namdrang Rangdrik, iniciado en 2005, que obliga a los tibetanos a demoler sus casas y volverlas a construir según unas normas oficiales estrictas.

La línea moralista es que hay que encontrar una solución aceptable para el futuro del Tíbet. Decir esto es hacer de la víctima y del verdugo socios iguales en el diálogo. Una vez más, fue evidente de qué parte está la UE cuando en noviembre de 2005 el Presidente chino, Hu Jintao, fue recibido con gran pompa y solemnidad en toda Europa, aunque en realidad había perpetrado graves violaciones de los derechos humanos cuando era secretario del Partido Comunista del Tíbet entre diciembre de 1988 y marzo de 1992.

El tema del Tíbet demuestra una vez más que la retórica europea muchas veces no es más que un envoltorio moral y que en realidad solo importan los intereses económicos. Debemos seguir teniendo el coraje de denunciar la cobardía y la mojigatería de esta Europa, de esta Europa mercantil que elige ponerse de parte de los opresores en detrimento de pueblos inocentes.

 
  
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  Ján Figeľ, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, gracias por su firme compromiso a favor de los derechos humanos. Espero que sus Señorías hayan advertido igualmente que en la reciente Comunicación de la Comisión y en las conclusiones del Consejo sobre China se ha hecho hincapié en los derechos humanos fundamentales y en los valores universales. Esto refleja el hecho de que esta es y seguirá siendo una importante prioridad para la Unión Europea con respecto a nuestras relaciones globales con ese país.

Compartimos la preocupación expresada en la resolución conjunta con respecto a la situación de los derechos humanos en el Tíbet y en particular a la preservación de la identidad cultural, religiosa y lingüística del pueblo tibetano. Este asunto ha sido abordado a menudo por la Unión Europea en el marco del diálogo bilateral sobre derechos humanos, y también en el más alto nivel político, como en las cumbres bilaterales y en los encuentros de altos funcionarios. El anterior Presidente del Parlamento Europeo, el señor Borrell, también aludió a la cuestión cuando visitó oficialmente China el año pasado.

Con respecto al reciente tiroteo mencionado por el señor Czarnecki, les informo de que se ha hecho referencia formal a este asunto durante la última sesión del Diálogo UE-China sobre derechos humanos, celebrado en Pekín en octubre de 2006, y mediante la posterior gestión de seguimiento en diciembre de 2006. En ambas ocasiones, la UE conminó a las autoridades chinas a llevar a cabo una investigación en profundidad sobre el incidente y rechazó el argumento chino de que los disparos habían sido en defensa propia. Estamos siguiendo de cerca este grave asunto. Estoy de acuerdo con el señor Matsakis en que el derramamiento de sangre no lleva a ningún sitio.

La Comisión siempre ha informado regularmente a esta Cámara sobre su política general respecto al Tíbet, y lo va a seguir haciendo. Tal como recalcó la Comisaria Fischer Boel en esta Cámara en octubre de 2006, la UE siempre ha considerado que la única forma viable de hallar una solución pacífica y duradera de la cuestión del Tíbet pasa por entablar un diálogo entre el Dalai Lama y las autoridades chinas, que esperamos conduzca al reconocimiento de una verdadera autonomía de la región del Tíbet. Por eso hemos seguido muy de cerca y hemos acogido con satisfacción las cinco rondas de conversaciones que ya han tenido lugar entre los enviados especiales del Dalai Lama y el Gobierno chino. A este respecto, existen contactos regulares entre funcionarios de la UE y los dos enviados especiales, el último de los cuales tuvo lugar en noviembre de 2006. En esta misma Cámara existen discrepancias acerca del nombramiento de un enviado especial de la UE. Tenemos dudas sobre la utilidad de tal nombramiento, ya que probablemente no tendría una repercusión real en el proceso ni conseguiría desempeñar un papel relevante en ese diálogo. Lo que hace falta es que las dos partes lo continúen y profundicen en él.

Estamos de acuerdo con sus Señorías en que el diálogo debe ser regular y sustancial, y en que ambas partes deben abstenerse de dar cualquier paso que pueda comprometer la creación de un clima de confianza. Sabemos que la parte tibetana está dispuesta a reanudar cuanto antes las conversaciones, y esperamos que la parte china quiera hacer lo propio. La Unión Europea no escatimará esfuerzos por subrayar la importancia de este diálogo para ambas partes siempre que tenga ocasión para ello.

También quiero expresar mi gratitud por la atención que prestan sus Señorías a este problema y por su apoyo, espacialmente ahora, con esta resolución, pues es de gran utilidad en el proceso.

 
  
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  El Presidente. El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar al término del debate.

Declaración por escrito (Artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Hannu Takkula (ALDE), por escrito. – (FI) Señor Presidente, en primer lugar quiero expresar mi gratitud por esta propuesta de resolución común. Creo que es sólida, imparcial y pertinente. Hay que encontrar soluciones constructivas para esta antigua cuestión del Tíbet.

La propuesta de resolución pretende encontrar una solución a la cuestión del Tíbet que sea compatible con el derecho de China a la autodeterminación y que respete los derechos del pueblo del Tíbet, y este es, en mi opinión, el planteamiento adecuado. Necesitamos un proceso de paz constructivo, pacífico, que reconozca que los ciudadanos tibetanos tienen derecho a su propia cultura y religión. Como ciudadanos de Europa y del mundo, debemos asegurarnos de que se puedan respetar los derechos fundamentales de las personas en todo el mundo. En este sentido, es de esperar que tampoco en el Tíbet se restrinjan los derechos religiosos y culturales de ese pueblo. Esperamos que se pueda establecer un diálogo adecuado entre Tíbet y China, que nos lleve a una solución satisfactoria para ambas partes.

Espero que encontremos soluciones prácticas que también respeten la inviolabilidad regional de China, pero que a la vez satisfagan los deseos del pueblo tibetano. No sé si es mucho esperar, pero la Unión Europea debe trabajar duro para conseguir esa coexistencia pacífica.

 
  
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  Bernd Posselt (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, quiero intervenir en relación con la observancia del Reglamento. Dado que muchas veces nos hemos quejado de la ausencia del Consejo en nuestros debates del jueves por la tarde sobre los derechos humanos, quiero señalar que hoy la Presidencia está representada en la persona de su portavoz para los derechos humanos, el señor Nooke, que en su momento fue activista de los derechos civiles en la antigua República Democrática Alemana. Es todo un éxito. Nos complace en gran manera y me gustaría que, durante el diálogo tripartito, pudiéramos ejercer presión para asegurarnos de que se convierta en una tradición fiable, es decir, que en el futuro la presencia del Consejo –el señor Nooke está hoy aquí en calidad de observador– se convierta en parte integrante de esos debates del jueves por la tarde sobre los derechos humanos. En cualquier caso, señor Nooke, muchas gracias por estar hoy aquí con nosotros.

(Aplausos)

 
  
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  Marios Matsakis (ALDE).(EN) Señor Presidente, la intervención del señor Posselt no ha sido una cuestión de observancia del Reglamento, pero estamos plenamente de acuerdo con él.

 
  

(1)Véase el Acta.

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