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Ciclo relativo al documento : RC-B6-0190/2007

Textos presentados :

RC-B6-0190/2007

Debates :

PV 09/05/2007 - 12
PV 09/05/2007 - 13
CRE 09/05/2007 - 12
CRE 09/05/2007 - 13

Votaciones :

PV 10/05/2007 - 7.7
CRE 10/05/2007 - 7.7
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0178

Acta literal de los debates
Miércoles 9 de mayo de 2007 - Bruselas Edición DO

12. Cumbre UE/Rusia (debate)
Acta
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  El Presidente. El siguiente punto son las Declaraciones del Consejo y de la Comisión sobre la Cumbre UE/Rusia.

 
  
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  Günter Gloser, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, señor Vicepresidente de la Comisión, Señorías, antes de hablar de nuestro tema concreto, deseo comentar algo muy breve sobre el debate anterior. La Presidencia del Consejo, y por tanto también la Unión Europea, respondieron al conflicto especialmente porque afectaba a la soberanía de un Estado miembro de la Unión Europea, y a la vez también para mostrar solidaridad y, como ha señalado la señora Zimmer, ayudar a calmar la situación, y ambas cosas se hicieron oportunamente. Por supuesto, tendremos que seguir haciendo estas cosas.

Hoy, el nueve de mayo, celebramos el Día de Europa, un día simbólico de la integración europea. Desde que Robert Schuman propuso la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero, Europa ha tenido que superar un camino largo y difícil, y creo que lo ha hecho con éxito, para llegar a la existencia de la actual Unión Europea de 27 Estados miembros, una Unión Europea que ha logrado ahora un nivel de estabilidad y prosperidad que es la envidia del mundo, y este logro histórico no habría sido posible sin una visión de largas miras de la política y un enfoque paciente de la estrategia.

Necesitamos ambas cosas a la hora de tratar el tema del desarrollo de relaciones entre la Unión Europea y Rusia, país que para la Unión Europea es con razón un socio y vecino con el que está vinculado por una cooperación estratégica. Con casi ningún otro país mantiene la Unión Europea relaciones tan amplias y profundas como con Rusia. Una de las lecciones fundamentales de la historia europea es que Europa depende de Rusia para su estabilidad y prosperidad a largo plazo; de hecho, en última instancia tampoco podemos hacer frente a los grandes desafíos globales a menos que lo hagamos juntos: desafíos como la guerra contra el terrorismo internacional, al igual que la prevención de la proliferación de armas de destrucción masiva o los peligros del cambio climático global. Una estrecha cooperación entre la Unión Europea y Rusia es también indispensable si queremos salir airosos de conflictos como los de Kosovo, Irán u Oriente Próximo.

En una era de globalización, tanto nuestros intereses comunes como la forma en que dependemos unos de otros son mucho más importantes que lo que nos divide, en el terreno de la energía, por ejemplo, donde a menudo se olvida que Rusia depende de nosotros, que consumimos el 80 % de sus exportaciones de gas, y necesita la cooperación con la Unión Europea si quiere que su economía logre la modernización que necesita con urgencia, y la misma Unión Europea tiene un interés preeminente en fomentar lazos más estrechos con Rusia. A la inversa, el Presidente Putin tiene razón al referirse a la Unión Europea como el socio ideal de Rusia, y por «Unión Europea», por supuesto, entiende los 27 Estados miembros.

Puesto que nuestra cooperación con Rusia se caracteriza por la interconexión y está fundada en la política de los «cuatro espacios» que hemos acordado con ella, la Presidencia alemana de la UE quiere usar la cumbre UE/Rusia del 18 de mayo en Samara para seguir cimentando y ampliando la asociación con Rusia. Con ello no queremos limitarnos a un mero intercambio de opiniones, sino que, por el contrario, la intención es que esta cumbre envíe señales positivas a favor de la profundización de la asociación y cooperación con Rusia, y eso es lo que seguimos impulsando. Sabemos que esta cumbre representa la última oportunidad para iniciar negociaciones, lo cual es necesario, sobre el sucesor del actual Acuerdo de Asociación y Cooperación.

La Presidencia alemana del Consejo sigue trabajando hasta el límite de sus posibilidades, junto con la Comisión, para encontrar una solución de la cuestión primordial de la prohibición rusa de importar productos agrícolas polacos. Tras las numerosas conversaciones mantenidas con participación de la Comisión, Polonia y Rusia, ha llegado el momento de que Rusia comunique el día del final de la prohibición de las importaciones. El comienzo de las negociaciones sobre un acuerdo nuevo y estratégico sería una señal política importante para lograr que ambas partes sigan comprometidas a trabajar para seguir desarrollando su asociación y, a fin de cuentas, no debemos permitir que esto se vea frustrado por un asunto técnico.

Situar las relaciones entre la Unión Europea y Rusia en una nueva base y definir nuevas perspectivas compartidas nos interesa a todos; estoy pensando aquí en cosas como el desarrollo de una asociación energética entre la UE y Rusia sobre la base de reglas y condiciones marco fiables. En Lahti, el pasado mes de octubre, el Presidente Putin prometió que estos principios se incorporarían al nuevo Tratado, y la cumbre UE/Rusia nos brinda una temprana oportunidad, que es muy bienvenida, para hablar con el Gobierno ruso sobre el modo de evitar, en el futuro, puntos de fricción en nuestros tratos con ellos en materia de energía y ser capaces de evitar interrupciones del suministro de energía, con respecto al cual parece importante crear un sistema de alerta temprana.

Como las políticas sobre energía y clima están estrechamente interrelacionadas, el cambio climático y la seguridad son algunos de los temas que deben debatirse en la cumbre. Como ustedes saben, la Unión Europea está dispuesta a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30 % hasta el año 2020, siempre que otros Estados industrializados asuman objetivos similares, y ganar a Rusia para esta causa sería un gran triunfo.

Pero hay que decir que la asociación entre la UE y Rusia versa sobre algo más que las cuestiones energéticas y económicas. Existe un gran potencial para profundizar las relaciones entre la UE y Rusia en educación, investigación y culturas, y ese potencial está lejos de aprovecharse al máximo; en este tipo de ámbitos orientados al futuro, ambas partes pueden beneficiarse de la profundización de su interrelación y vinculación. Dado que esto representa una oportunidad particular para la Unión Europea de guiar la transformación de Rusia ayudándola a adoptar valores europeos, queremos aprovechar la cumbre para promover una cooperación más estrecha en estos espacios con medidas cosas como la intensificación de los intercambios académicos y la cooperación en investigación científica.

Lograr una Europa más segura exige una buena cooperación llena de confianza entre la UE y Rusia. Sabemos que hablar a Rusia de este tema no siempre ha sido fácil en los últimos tiempos, y hemos recibido con preocupación las declaraciones rusas sobre una moratoria del Tratado CSCE; como en el debate sobre el sistema antimisiles, aquí es donde es preciso hacer todo lo posible para evitar una nueva espiral de desconfianza, porque solo a través de la confianza mutua y la cooperación práctica lograremos dotar a Europa de seguridad a largo plazo.

Después seguiremos intentando persuadir a Rusia para que apoye una solución para el futuro estatuto de Kosovo sobre la base del plan Ahtisaari; hacerlo así sería una contribución esencial a la seguridad europea, al igual que lo sería su cooperación constructiva al abordar lo que se llaman los «conflictos enquistados» en Moldova y el Cáucaso Meridional.

Una asociación efectiva incluye el diálogo sobre las cuestiones más controvertidas, y por eso quiero destacar que una de las cosas sobre las que queremos hablar en Samara será el desarrollo interno de Rusia, que, particularmente en los últimos tiempos, ha sido objeto de críticas y preocupación en la UE, especialmente en lo relativo a la situación de los medios de comunicación y la sociedad civil. La actitud implacable de las autoridades rusas ante las manifestaciones de Moscú, San Petersburgo y Nishni Novgorod es tan solo un ejemplo de una tendencia que muchos consideran problemática y no puede aceptarse como tal.

En la quinta sesión de consulta sobre derechos humanos entre la UE y Rusia, que tuvo lugar el 3 de mayo en Berlín, la Unión Europea expresó sus particulares recelos con referencia específica a la libertad de opinión y al derecho de reunión, particularmente a la vista de las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales en Rusia, y también expresó su inequívoca preocupación por la situación de organizaciones no gubernamentales rusas y la sociedad civil tras la entrada en vigor de la ley que regula las actividades de organizaciones no gubernamentales y la ley sobre el extremismo. Los asuntos planteados incluían por supuesto referencias a casos específicos de violaciones de los derechos humanos y la situación en Chechenia, así como el combate contra la tortura y los malos tratos. También en este caso ocurre que no somos críticos porque sí, sino porque nos preocupa mucho cómo están las cosas en Rusia y queremos que el país prospere.

La UE tiene un interés primordial en una Rusia estable y fuerte guiada en su camino de desarrollo por valores europeos sin negar sus propias tradiciones, que implique una relación fructífera con sus propios vecinos, que se caracterice por un diálogo franco y una profunda cooperación y no en la presión, y con esto en mente nuestra Presidencia del Consejo ha estado esforzándose por reducir las tensiones de manera que salgamos beneficiados todos, no solo nosotros, sino también nuestros socios rusos. Ha sido nuestra mediación la que ha puesto fin a la intolerable situación en torno a la embajada de Estonia en Moscú, y mantendremos este diálogo con Rusia, un diálogo que no siempre es fluido en relación con sus vecinos bálticos.

En última instancia, Rusia solo conseguirá modernizarse si se consolidan estos valores y principios asociados a la democracia y al Estado de Derecho, valores y principios que tanto la UE como Rusia han asumido en las Naciones Unidas, el Consejo de Europa y la OSCE. Puesto que la experiencia de Europa ha sido que la gobernanza condiciona el Estado de Derecho y la presencia de una sociedad civil crítica y viva, el futuro desarrollo de Europa en su conjunto depende esencialmente del desarrollo efectivo de una asociación estratégica global entre la UE y Rusia.

Este es un proyecto histórico y que exigirá paciencia estratégica y realismo a ambas partes; este realismo implicará tener una visión de lo que es factible y ayudará a registrar avances paso a paso, lo que, en este ámbito como en muchos otros, no se hará sin problemas, pero ni la Unión Europea ni Rusia tienen una alternativa realista a la necesidad de recorrer este camino de cooperación y asociación, y por tanto es nuestra responsabilidad compartida como europeos hacer exactamente eso.

(Aplausos)

 
  
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  Günter Verheugen, Vicepresidente de la Comisión. (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Señorías, a la vista de la situación un tanto insatisfactoria de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea, la Comisión piensa que es necesario hacer algunos comentarios en este debate sobre principios.

En primer lugar, Rusia es nuestro socio estratégico número uno en Europa. En segundo lugar, estamos muy interesados en que Rusia sea un socio estable y fiable para nosotros, como también queremos serlo nosotros para ella. En tercer lugar, estamos convencidos de que nuestra asociación podrá desarrollarse óptimamente si se apoya por ambas partes en un claro compromiso con la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el esfuerzo constante por hacerlos realidad. En cuarto lugar, nuestros tratos con nuestros vecinos y con otras naciones de fuera de Europa no son ajenos a los valores; al contrario, están basados en los valores que hemos acordado y que hemos sistematizado; por ello Europa se ha convertido en un continente de esperanza para tantas personas que viven fuera de nuestras fronteras y queremos que siga siendo así.

La cumbre se celebra en un momento crucial, en que Moscú, pensando en las elecciones inminentes a la Duma estatal y a la Presidencia, está concentrado en una tranquila transmisión de poderes y por ello las relaciones con Occidente en general y con la UE en particular se encuentran atascadas.

Adoptamos actitudes bastante diferentes en muchas cuestiones de actualidad –el futuro de Kosovo, el escudo antimisiles y las fuerzas armadas convencionales europeas, por ejemplo– y todas estas cuestiones tienen de momento casi la máxima prioridad en nuestros planes, por supuesto, como de costumbre, junto a la seguridad del suministro energético a todos los Estados miembros de la Unión Europea.

Una situación como esta exige que no perdamos de vista los intereses de la Unión Europea a largo plazo en sus relaciones con Rusia, pues no solo somos vecinos con una larga historia compartida a nuestras espaldas, sino que también somos recíprocamente dependientes en muchos ámbitos, puesto que somos con mucho el mayor mercado exportador de Rusia y ella es nuestro principal proveedor de energía; ningún asunto importante de política exterior en Europa puede resolverse sin nuestro mutuo consentimiento y por ello necesitamos un diálogo constante y constructivo en el cual podamos defender nuestros intereses y valores propios trabajando al mismo tiempo a favor del consenso.

En la cumbre seguiremos esforzándonos por entablar negociaciones sobre un nuevo acuerdo entre la UE y Rusia que sustituya al Acuerdo de Asociación y Cooperación actualmente en vigor. Ambas partes deben tener un gran interés mutuo en un acuerdo de este tipo, que puede y debe elevar nuestra relación a un nivel nuevo y más alto, haciendo posible que se desarrollen plenamente.

La Comisión ha trabajado muy arduamente para que los rusos levanten su prohibición de la importación de productos cárnicos y vegetales polacos y quiero señalar, en relación con esto, que la Comisión opina que la prohibición de importación rusa es desproporcionada e injustificada, por tanto lo que ahora esperamos de Rusia es una señal inequívoca y constructiva en el sentido de fijar un calendario claro para el cese total de estas medidas, aunque tenga que realizarse por etapas.

La cumbre no pondrá fin a esa situación, sino que forma parte de un largo desarrollo y seguiremos trabajando a favor del progreso con vistas a la creación de los espacios comunes que acordamos hace tantos años. La cumbre será también una ocasión en la que tendremos que expresar nuestra preocupación por la situación de los derechos humanos y el Estado de Derecho en Rusia. Se ha dicho mucho, en las consultas sobre derechos humanos de la semana pasada entre la UE y Rusia, sobre las restricciones a la libertad de prensa y los ataques a los periodistas, las trabas a las organizaciones no gubernamentales y los políticos de oposición y la situación en Chechenia y el Cáucaso Septentrional; es particularmente significativo que Rusia invite a observadores de la OSCE a las elecciones.

La libertad de opinión, asociación y reunión son piedras angulares de la democracia, y me refiero a la democracia sin más atributos calificativos, y espero que Rusia, como miembro de la familia de las naciones democráticas, garantice estas libertades.

En este punto, quiero decir algo sobre el debate que acaban de mantener ustedes en la Cámara sobre la crisis de las relaciones entre Rusia y Estonia; como muchos oradores han descrito lo que pasó, no necesito repetirlo, pero Estonia, en cualquier conflicto o disputa con Rusia, puede confiar en la solidaridad de sus socios de la Unión Europea y de las instituciones comunitarias, tal como creo que se ha demostrado. Esta solidaridad debe mantenerse en caso de cualquier otra injerencia en los asuntos internos de Estonia, ya sea mediante ataques cibernéticos o peticiones de delegaciones de la Duma de dimisión del Primer Ministro estonio.

Nunca más permitiremos que nadie intente crear divisiones entre la Unión Europea y uno de sus Estados miembros. Lo que resulta evidente en esta crisis es cómo las guerras del pasado europeo proyectan sus sombras sobre nosotros, y como todos los pueblos de Europa tienen su propia experiencia de la historia y su propia manera de superar esas sombras, y solo podemos esperar siempre que lo hagan con respeto por las experiencias de otros porque, donde las opiniones difieren, lo único que realmente ayuda es hablar; ninguna otra cosa sirve.

La cumbre ofrece una oportunidad para insuflar nueva vida en el proceso de adhesión de Rusia a la OMC, un objetivo que sin duda nos interesa a ambas partes y del que la UE es una destacada defensora. En lo que respecta a la energía, nos esforzaremos por lograr un acuerdo sobre la creación de un mecanismo de consulta y alerta temprana que asegure que la información sobre el riesgo de interrupciones potenciales del suministro de energía se intercambie con antelación suficiente para evitar una crisis de suministro, con la implicación de los países de tránsito cuando sea necesario.

La cumbre también debe llegar a un acuerdo sobre el establecimiento de prioridades de acción para responder al cambio climático; es importante que Rusia apruebe y ponga en marcha proyectos de aplicación conjuntos con inversores de la Unión Europea en el marco del Protocolo de Kyoto, y queremos allanar asimismo el camino a nuestra cooperación en la conferencia de Bali en diciembre a fin de lograr que se entablen negociaciones internacionales sobre un amplio acuerdo climático para después de 2012. Nuestro interés común es que países que producen mucha contaminación –los Estados Unidos, China y la India, por ejemplo– deben implicarse en este importante proceso de negociación, de modo que se pueda hacer frente al desafío global.

Rusia es un socio importante de cara a la resolución de asuntos problemáticos de política exterior, y es probable que las conversaciones sobre asuntos internacionales en la cumbre se centren en los temas de Kosovo, Irán y Oriente Próximo, soluciones a largo plazo que dependen de que ambas partes hagan contribuciones importantes en los foros multilaterales pertinentes.

En nuestros tratos con Rusia en calidad de vecina, queremos dejar claro que la República de Moldova y Georgia son vecinas de la Unión Europea y nuestro interés por encontrar soluciones a estos conflictos –calificados de «enquistados»– es mayor que nunca; esto exigirá cooperación por parte de Rusia, la UE y muchos de estos Estados miembros en marcos internacionales, y nuestra esperanza particular es que haya progresos en lo relativo a Transdniéster y Nagorno Karabaj.

Quiero destacar una vez más que la Comisión sigue defendiendo una política de cooperación constructiva con Rusia como socio estratégico y país vecino, una política que debe basarse en intereses y valores comunes. Creemos que redunda en el propio interés racional de Rusia cooperar constructivamente sobre esta base, no solo con la Unión Europea, sino también con sus Estados miembros.

 
  
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  Joseph Daul, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (FR) Señor Presidente, señor Gloser, señor Verheugen, Señorías, ¿podemos ser firmes defensores de nuestros valores y principios y a la vez colaborar estrechamente en asuntos tan cruciales como la energía, el cambio climático, la adhesión a la OMC, la política de visados y la cooperación en nuestra vecindad compartida? La respuesta a esta pregunta no debería variar en función del socio del que estamos hablando cuando debatimos las relaciones de la Unión Europea con él. Sí, en sus relaciones con Rusia, Europa debe adoptar una actitud abierta, centrada en el diálogo, pero también debe transmitir su preocupación –a menudo grave– sobre el tema de los derechos humanos y, en particular, sobre el tema de la libertad de expresión y el trato dado a las minorías.

Hoy, 9 de mayo, conmemoramos el aniversario de la Declaración Schuman. ¿Qué significado tienen estas celebraciones si Europa, en su forma reunificada, es incapaz de defender sus derechos humanistas? En nuestras relaciones con un socio estratégico como Rusia, los últimos acontecimientos en ese país son una fuente de grave preocupación. Por ello, mi Grupo piensa que la actitud de Moscú tras el traslado, por parte de las autoridades estonias, de un monumento soviético es totalmente inaceptable. Este acto por parte de Rusia es una auténtica violación de la soberanía de un Estado miembro de la UE que nos exige reaccionar muy seriamente. Y eso es lo que hemos hecho hoy. Rusia no debe pensar que adoptando esa actitud logrará dividirnos: hoy todos somos estonios.

Además, mi Grupo ha condenado sin reservas la represión de las manifestaciones en Moscú. Denunció el asesinato, a finales de 2006, de la periodista Anna Politkóvskaya, el envenenamiento de Alexander Litvinenko y los repetidos ataques a la libertad de expresión y también a la libertad de prensa. Finalmente, las graves vulneraciones de los derechos humanos en la República chechena, los asesinatos, las desapariciones forzosas, las torturas, la toma de rehenes y las detenciones arbitrarias siguen siendo realidades que la Unión Europea no puede aceptar.

Señorías, en todos estos temas la Unión Europea tiene el deber de hablar sinceramente y obtener explicaciones y, sobre todo, un cambio de actitudes y políticas. Nuestro deber mutuo es crear las condiciones para unas relaciones equilibradas y trabajar por la creación de un entorno geopolítico estable que sea lo más armonioso posible. El mundo ha cambiado. Ya no estamos en una era de guerra fría, sino de cooperación, de aplicación de políticas prácticas. Estas políticas serán sin duda beneficiosas para el crecimiento, la creación de empleo y estabilidad a largo plazo en nuestro continente.

Pido a la Comisión y el Consejo que desarrollen iniciativas comunes con Rusia en un esfuerzo por elevar la seguridad en la vecindad: cogestión de las crisis en Ucrania y Belarús y unión de esfuerzos para resolver los conflictos de Nagorno Karabaj, Moldova y Georgia, garantizando a la vez la integridad territorial absoluta de los Estados. También deseo que se reabran lo antes posible las negociaciones sobre un nuevo acuerdo marco UE-Rusia, siempre que Rusia acceda a comportarse como un auténtico socio. Felicito a la Presidencia alemana por los intensos esfuerzos que está realizando con este objetivo y pido a nuestros socios rusos que dejen de presionar económicamente a nuestros Estados miembros.

Deseo destacar la importancia de la adhesión de Rusia a la OMC en un futuro próximo. Esta adhesión enviará una importante señal de confianza a los inversores, estimulará el crecimiento en Rusia, fortalecerá nuestro comercio y obligará a Rusia a cumplir las normas. Sin embargo, la Unión solamente podrá apoyar este desarrollo si ve que hay mejoras y que las relaciones devienen más tranquilas. ¡No perdamos esta oportunidad!

También quisiera destacar que la cuestión estratégica de las conversaciones energéticas con Rusia es muy importante. Quisiera felicitar al Comisario Piebalgs y al Ministro de Energía ruso por el acuerdo logrado recientemente sobre la reorganización de estas conversaciones. Es nuestro deber y redunda en nuestro interés común garantizar la seguridad del suministro y de la demanda de energía en un contexto de mayor interdependencia. Esta cooperación –insistimos en este punto– debe basarse en los principios establecidos en la Carta de la Energía y, en particular, en el protocolo de tránsito anexo a la misma.

Con estas acciones prácticas para ayudar a los pueblos de Rusia y Europa lograremos superar nuestras diferencias. Mediante el diálogo genuino vamos a hacer frente a los desafíos de la globalización, cuyos principales aspectos resurgirán con más fuerza. Espero que los fortalezcamos mutuamente.

 
  
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  Jan Marinus Wiersma , en nombre del Grupo del PSE. – (NL) Señor Presidente, ¿no es de alguna manera simbólico que sea el 9 de mayo el día que debatimos la relación entre la Unión Europea y Rusia? Es un día de reflexión histórica y, en la Unión Europea, el día en que celebramos el Día de Europa. Concretamente, este año podemos volver la vista a 50 años de cooperación europea, y el 9 de mayo es el día en que Rusia celebra el final de la Segunda Guerra Mundial, una guerra que dividió a Europa, pero que también fue el motivo de la unificación europea. De hecho, el 9 de mayo debería ser un día para reflexionar sobre las experiencias comunes que nos unen y que, además, pueden servir de base para un futuro común.

La situación no es tan brillante, lamentablemente. Si miramos hacia la Cumbre semestral UE-Rusia que se va a celebrar en Samara el próximo viernes, debemos concluir que las perspectivas de un diálogo constructivo, que todos queremos, no son buenas. Hay, por supuesto, bastante de lo que hablar, y seguimos convencidos, como han subrayado los oradores anteriores, de que una cooperación estrecha entre la Unión Europea y Rusia es realmente la única opción viable para el futuro, dados los intereses compartidos en ambos lados de nuestro continente.

Existen también ámbitos en los que hemos unido fuerzas en los últimos años y que queremos mencionar, por ejemplo la importancia de la Corte Penal Internacional de La Haya, las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte y cómo contrarrestarlas, o la cooperación en torno al Protocolo de Kyoto.

Volviendo a las relaciones económicas y de negocios entre Rusia y la Unión Europea, a menudo me llega información de que están desarrollándose de acuerdo con lo previsto. Sin embargo, el futuro de nuestra relación de socios sigue siendo en alguna medida incierta.

Existen aspectos importantes en los que no hemos logrado hacer ningún progreso. Por ejemplo, ¿cómo podemos garantizar las relaciones energéticas claras y transparentes que buscamos? ¿Cómo encajan nuestros valores comunes de democracia y respeto de los derechos humanos en la asociación estratégica UE-Rusia? Son cuestiones de importancia fundamental para nosotros y mi Grupo y no son negociables en el diálogo. Me parece que la Unión Europea debe dejar claro en Samara cuál es nuestra posición, particularmente también en la preparación de las nuevas negociaciones sobre un futuro acuerdo de asociación. A nosotros, como a otros, nos preocupa que esta cumbre produzca menos resultados de lo que habríamos esperado hace poco.

Podría añadir muchísimas otras cosas que también están incluidas en la resolución común. Una cosa que, especialmente en nombre de mi Grupo, quisiera destacar es que la creciente polarización ante las elecciones a la Duma a finales de este año nos llena de temor y preocupación. Para la Unión Europea es crucial subrayar que queremos que las elecciones se celebren en un contexto de libertad y democracia y que es inaceptable que los partidos de la oposición se vean coartados de la forma en que lo están siendo actualmente.

No voy a repetir lo que se ha dicho sobre el asunto de Estonia y, de hecho, apoyo todo lo que los oradores anteriores han dicho sobre el tema. Esperemos que la actitud y comportamiento de Rusia en este asunto no sean sintomáticos y debemos recalcar el hecho de que no aceptaremos que esto se repita.

Hasta 1991, Samara era una ciudad cerrada, porque parte de ella estaba situada en una zona estratégica de la Unión Soviética. Esperemos que esto no sea indicativo de lo que podemos esperar de la reunión de la próxima semana. Pienso que a ambos socios saldrían beneficiados si reconsideramos nuestro interés común, especialmente pensando en la UE, sin pasar por alto los valores en que debe basarse nuestra asociación, en concreto la democracia, los derechos humanos y el respeto de otros países.

 
  
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  Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, en esta misma fecha del año 1945, Europa festejaba el День Победы de Rusia –su Día de la Victoria– y la victoria de la libertad, el Derecho y la dignidad humana sobre las fuerzas del odio nazi. Después nos unimos en una causa común. Ahora, un símbolo de esa misma guerra que nos unió nos ha metido en un conflicto desestabilizador.

Sé que la Comisión aconseja el diálogo para poner fin al enfrentamiento entre Tallin y Moscú en torno a la estatua de guerra rusa. No obstante, «un diálogo es algo más que dos monólogos», como dijo una vez el anterior Embajador de los Estados Unidos en la CSCE, Max Kampelman.

Cuando la intimidación triunfa sobre la negociación, las cosas no pueden seguir su curso normal entre la Unión Europea y Rusia. Por este motivo, mi Grupo ha decidido esta mañana retirar su apoyo a la propuesta de resolución sobre la cumbre UE-Rusia. El problema no es lo que dice, sino lo que no dice. Los rusos necesitan una señal clara de que ya es suficiente.

(DE) Señor Gloser, señor Verheugen, lo que nos han dado son palabras bonitas, nada más que blandas palabras, pero nada de acción.

(Aplausos)

(EN) Permítanme hacerles una propuesta directa: retrasar la cumbre hasta que Rusia esté dispuesta a cimentar una relación constructiva con la Unión y a condenar cualquier forma de violencia contra el personal y los bienes de la UE.

(Aplausos)

Debemos mantenernos firmes al lado de Estonia. Debemos mantenernos firmes al lado de Polonia. La solidaridad democrática es más importante que los tratos bilaterales sobre petróleo y gas.

(Aplausos)

Y no debemos parpadear primero si nos tomamos en serio la necesidad de mantener una cooperación pragmática con el Gobierno de Putin y de lograr un consenso en torno al estatuto definitivo de Kosovo.

El historial de Rusia en materia de derechos humanos preocupa especialmente a los liberales y demócratas. Solo cuando el poder judicial independiente y la libertad de expresión y la democracia dejen de existir como meras citas jugosas y cuando los periodistas, los partidos de la oposición y las ONG puedan funcionar sin miedo al castigo, Rusia habrá demostrado su compromiso con la creación de un espacio común de libertad, seguridad y justicia, como implica su pertenencia al Consejo de Europa y como suscribió en la Cumbre de San Petersburgo.

La detención y el encarcelamiento de las voces de la oposición, ya sean Kaspárov o Jodorkóvsky, no indican precisamente que las cosas están cambiando. Las elecciones a la Duma de diciembre, por no mencionar las elecciones presidenciales del año que viene, serán una prueba de fuego a este respecto, del mismo modo que lo serán las medidas de Rusia en Chechenia, donde la tortura y las detenciones secretas siguen siendo motivo de preocupación.

El diálogo requiere avanzar en materia de seguridad energética, y visto que Gazprom habla más de política que de beneficios, en este ámbito se mantienen las perspectivas de que seguirá la táctica de mano dura. Se lo debemos a Estados miembros como Letonia y Lituania, que han sido víctimas de la política energética; debemos dar una respuesta que sea más nueces que ruido. Eso significa insistir en que los futuros acuerdos entre la Unión Europea y Rusia se vinculen a los principios del Tratado sobre la Carta de la Energía y el Acuerdo de Kyoto para garantizar un futuro más seguro y sostenible.

Sí, hay ciertos signos de progreso en justicia y asuntos de interior, donde estamos negociando acuerdos fronterizos con los Estados bálticos, desplazamientos sin necesidad de visados y la readmisión de inmigrantes ilegales en línea con nuestra estrategia conjunta.

No obstante, los frutos del diálogo constructivo son demasiado pocos y llegan a cuentagotas. El «Día de la Victoria» que se conmemora hoy debería recordarnos que, hace tan solo 60 años, la interdependencia nos ayudó a enfrentarnos a los retos comunes. Y puede hacerlo de nuevo, siempre que tengamos la valentía de actuar.

(Aplausos)

 
  
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  Hanna Foltyn-Kubicka, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, en su calidad de Estado soberano, Estonia tiene todo el derecho a decidir por sí misma cómo interpreta su propia historia. También tiene derecho a trasladar el monumento y las cenizas de soldados soviéticos a un cementerio, que es donde realmente deben estar, y mostrar así el necesario respeto por los muertos. La histérica reacción de Rusia a la decisión soberana del Gobierno estonio es una estratagema cuidadosamente estudiada. Por una parte, el Kremlin quiere ver hasta dónde puede presionar a Europa, mientras que por otra parte provoca conflictos como los de Polonia, Georgia o Ucrania. El objetivo es crear la impresión de una fortaleza asediada para que los rusos cierren filas en torno a Putin. La próxima cumbre de Samara pondrá por tanto a prueba el grado de unificación de Europa. He dicho esto desde esta plataforma muchas veces antes y lo repito: la Unión Europea debe estar unida, debe hablar con una sola voz, debe defender a sus miembros a toda costa y debe hacer frente a cualquier desafío que Putin le plantee.

 
  
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  Daniel Cohn-Bendit, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, si bien pienso que el señor Daul intentaba hacer lo correcto, hay que decir que, simplemente, ha errado el tiro. La cuestión es cómo mantener una relación con un poder político como Rusia, para el que, en esencia, todas las relaciones son tan solo medios para alcanzar un fin. Es posible que Rusia ya no sea la Unión Soviética, pero en muchos aspectos quiere tener las mismas políticas que tenía la Unión Soviética; quiere jugar a política de poder, pero no a política de poder militar, sino de poder económico, y uno de los medios que usa es el suministro de energía.

Esto no significa que no debamos entablar relaciones políticas con Rusia; lo que significa, nada más, es que debemos tomar las cosas como son. Las relaciones políticas con Rusia a través de la Comisión y el Consejo no son un diálogo. Un diálogo es lo que se produce cuando las personas pueden hablarse, cuando pueden viajar, cuando existe un intercambio entre las sociedades civiles. Las estructuras políticas no entablan el diálogo; llevan a cabo negociaciones políticas y no conviene confundir ambas cosas. Creo que el señor Watson ha adoptado el enfoque correcto. ¿Existe alguna posibilidad de que nosotros, desde la Unión Europea, dada la política de poder actual en Rusia, motivada exclusivamente por los intereses de Rusia –y no me refiero con ello a los intereses del país sino de la estructura de poder, del sistema Putin, y del sistema económico–, podamos enviar alguna señal de que este no es el tipo de política que queremos?

Es difícil. No pretendo tener una solución en la mano, pero lo que está claro es que si un ex canciller alemán puede afirmar sin pizca de vergüenza que Rusia es una democracia, esto ejemplifica la debilidad mental que está debilitando tanto nuestra política, porque no somos capaces de ver qué tipo de sistema controla Rusia. Tenemos que mantener relaciones políticas con Rusia o con Arabia Saudí. Ningún político en su sano juicio diría que Arabia Saudí es una democracia perfecta en la que uno puede acabar con una mano amputada si ha cometido algún delito, en contraste con otros Estados islámicos fundamentalistas, donde le pueden amputar las dos manos.

Lo que esto significa es que podremos lograr una relación adecuada con Rusia siempre y cuando aquí en esta Cámara se haya conseguido lograr una adecuada percepción de Rusia, de su política de poder y de la política autoritaria de Putin. Solo entonces podremos hacer lo correcto, y esto no significa que no debamos negociar; lo que significa es que nosotros y los rusos no mantenemos relaciones de amistad.

No quiero tener amistad política con una dirección dictatorial y autoritaria como la de Putin. Podemos y debemos mantener relaciones políticas con Rusia, pero la relación no puede ser de amistad, diciendo: «Vale, Putin, puedes seguir haciendo lo mismo con tu pueblo». Ahí es donde tenemos que decir «no».

(Aplausos)

 
  
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  Esko Seppänen, en nombre del Grupo GUE/NGL.(FI) Señor Presidente, en cierto modo aquí se trata de la cuadratura del círculo, pues algunos Estados miembros de la UE quieren mantener buenas y malas relaciones con Rusia al mismo tiempo. Necesitamos mantener buenas relaciones para recibir gas y petróleo baratos, y malas para la política interior.

Nuestro Grupo quiere que la UE negocie un nuevo acuerdo de asociación con Rusia. Como hay 27 Estados miembros, tendrán intereses diferentes que defender en las negociaciones. Sin embargo, es difícil comprender el nacionalismo que impide a nuestra Comunidad, con quinientos millones de habitantes, gestionar sus relaciones con el vecino inmediato de la UE de alguna forma organizada.

Ciertos Estados miembros no deberían provocar a Rusia confiando en la solidaridad de los demás Estados miembros si al mismo tiempo impiden a otros países promover intereses comunes en relación con Rusia. Europa no debe polarizarse, aunque esta es una tendencia que puede percibirse en esta Cámara. Para nuestro Grupo, la resolución común es aceptable.

 
  
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  Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. (NL) Señor Presidente, quiero comentar la reciente iniciativa de la Comisión a favor de un plan para el mar Negro que desempeña un papel sumamente importante en las relaciones con Rusia y que encierra riesgos más o menos graves, en el sentido de que la iniciativa de la Comisión a favor de una Sinergia del Mar Negro aborda los conflictos enquistados de Transdniéster, Osetia del Sur, Abjasia y Nagorno Karabaj, además de temas como el contrabando de armas y drogas, el tráfico de seres humanos y la migración, todos ellos importantes. Esto significa que esta iniciativa, por parte de la Comisión y el Consejo, que será objeto de un nuevo debate bajo la Presidencia alemana, es buena.

La iniciativa de la Comisión, sin embargo, podría ser vista también a la luz de los intentos europeos de diversificar las fuentes de energía y las vías de transporte. Se nos ha informado de que el Gobierno ruso no está nada contento con el actual plan para el mar Negro presentado por la Comisión. Por cierto, el documento de la Presidencia alemana demuestra –el Frankfurter Allgemeine Zeitung ha publicado un artículo interesante sobre este tema– que la cooperación de Moscú es indispensable si queremos que los planes europeos den resultado. En resumen, a Moscú no le hace ninguna gracia, pero su cooperación es indispensable. ¿Cómo pretenden el Consejo y la Comisión solucionar este dilema geopolítico en Samara?

 
  
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  Jean Marie Le Pen, en nombre del Grupo ITS. – (FR) Señor Presidente, no hace falta decir que los derechos de Estonia deben ser respetados. Dicho esto, los críticos más duros de la Rusia actual son a menudo los que eran más serviles hacia la Unión Soviética.

Durante décadas han negado por una parte el peligro que representaba el imperialismo soviético para la paz y la independencia de nuestras naciones y, por otra, la naturaleza totalitaria del comunismo. Los comunistas, por supuesto, pero también muchos líderes occidentales europeos aclamaban como benefactor de la humanidad al fundador de ese horrendo sistema: Lenin. El señor Giscard d`Estaing y el señor Chirac llegaron al punto de depositar flores frente a su mausoleo. Por el contrario, los anticomunistas que mostraban su solidaridad con los pueblos de Europa y del Este eran demonizados. Este servilismo, me apena decirlo, no desapareció con la URSS. Un gran número de nuestros colegas diputados, como el señor Cohn-Bendit, quieren prohibir por ello al pueblo de Polonia «descomunistizar» su país.

Hoy, Rusia es una nación libre y no menos democrática que la Europa de Bruselas, que está intentando imponer un texto constitucional que fue rechazado en 2005 por los Países Bajos y Francia, por el electorado. Por otra parte, al contrario que el pueblo de Turquía, a quien la misma Europa de Bruselas quiere integrar a la Unión, los rusos son una gran nación europea que está expuesta a las amenazas que penden sobre todas las naciones de Europa: inmigración y descenso de las tasas de natalidad, islamismo y globalización. Podemos estar a la altura de estos desafíos si creamos una Europa diferente, la gran Europa de las naciones, fundada sobre el principio de la soberanía nacional, que se extienda desde Brest hasta Vladivostok.

Hace casi 18 años, la caída del Telón de Acero representó la primera fase en la reunificación de nuestro continente. Hace falta llenar otro vacío: el que durante más de mil años, a ambos lados de la línea de Teodosio, ha separado a los herederos de San Benito en el oeste y los de San Cirilo en el este.

 
  
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  Gunnar Hökmark (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, no hay mejor modo de celebrar el 9 de mayo que dejar muy claro que la Unión Europea defiende a cada uno de sus miembros cuando son objeto de amenazas y acoso.

Este debe ser un tema principal cuando debatamos la próxima Cumbre. No hay ningún otro modo, porque Estonia fue uno de los países pioneros en la transformación de la antigua Europa en la nueva Europa, pacífica y democrática. Todos debemos estarle agradecidos por ello. Pero no es solo eso, porque su libertad e independencia es hoy una parte indivisible de nuestra libertad e independencia. Sin su independencia, nosotros no tenemos independencia. Ese también debe ser un tema principal cuando debatamos las relaciones europeo-rusas.

La próxima Cumbre es importante, pero hay cuatro aspectos que la Unión Europea debe asegurar. El primero es entender que si no se respeta a Estonia, no se respeta a la Unión Europea, y eso erosiona todo tipo de acuerdos que podamos lograr. Debe haber un entendimiento mutuo en todo tipo de debates. De lo contrario, los objetivos que podamos lograr no valdrán ni el papel en el que están escritos.

En segundo lugar, no se puede amenazar y acosar a uno de los Estados miembros y al mismo tiempo desarrollar relaciones con otros. No se pueden lograr acuerdos en materia de energía, comercio y otros ámbitos si no abarcan a todos los Estados miembros con igualdad de derechos y oportunidades. Debemos asegurarnos de que Rusia no piense y no tenga motivos para pensar que puede dividirnos en este sentido suministrando energía a un país mientras acosa a otro.

En tercer lugar, el debate sobre Rusia y Estonia no trata de Estonia. Trata de los acontecimientos políticos en Rusia. Tenemos que asegurar el progreso en Rusia para asegurar el progreso en las relaciones entre la Unión Europea y Rusia. Si no defendemos nuestra independencia, todos perderemos parte de ella.

 
  
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  Reino Paasilinna (PSE).(FI) Señor Presidente, entiendo que el debate sobre Estonia va a celebrarse en el próximo periodo parcial de sesiones en Estrasburgo. Por ello, quisiera centrarme en las cuestiones económicas de la agenda de Samara.

En primer lugar, el objetivo de Rusia es pasar de ser vendedor de materias primas a convertirse en comprador de productos transformados. Antes que nada, hay que invertir en la modernización del sector energético, y Rusia no puede hacerlo sola: necesita nuestra ayuda. En segundo lugar, la industria exportadora necesita alcanzar un nivel internacional, y para eso también necesitará nuestra ayuda. Es más, la infraestructura tiene que modernizarse, y en este terreno también somos los socios naturales.

Estos son los objetivos de Rusia, pero no los logrará con la suficiente rapidez sin la Unión Europea: al contrario, se quedará todavía más rezagada en el proceso de desarrollo internacional. Además, queremos que Rusia asuma nuestros valores comunes, el Estado de Derecho y la democracia. Eso es lo que pedimos, y Rusia necesita un comprador rico, es decir, nosotros. Nosotros necesitamos energía. La dependencia mutua ha aumentado, no ha disminuido.

No creo que la modernización de Rusia llegue a buen puerto sin la sociedad civil y una democracia creciente. ¿Por qué no? Porque la tecnología moderna y la sociedad impulsada por la tecnología de la información exigen una buena dosis de creatividad, y la creatividad no funciona bien si el clima político es problemático o está sometido a una dictadura.

La creatividad, la democracia y la libertad de los medios de comunicación son elementos vitales para el desarrollo de una sociedad moderna, que es justo lo que Rusia quiere. Por lo tanto, sugiero que este conjunto de objetivos se deje muy claro en nuestras relaciones y también en Samara, adonde viaja el Comisario Verheugen, esperemos que con el mensaje de que el desarrollo que Rusia desea es coherente con nuestros objetivos y vital para el éxito de dicho desarrollo.

 
  
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  Toomas Savi (ALDE).(ET) Quisiera llamar su atención sobre el comportamiento de Rusia hacia la Unión Europea en los últimos años. Lo que ocurrió en Estonia, es decir, la retirada del Soldado de Bronce y la exhumación y nuevo entierro de los restos de doce soldados caídos, está en consonancia con las Convenciones de Ginebra y es un asunto interno de Estonia.

La Federación Rusa ha respondido a este hecho con una guerra propagandística, utilizando ataques cibernéticos y aplicando restricciones al comercio. Las declaraciones de políticos rusos han provocado actos de violencia, tanto en Tallin como cerca de la Embajada de Estonia en Moscú, culminando con el ataque físico a nuestro embajador.

La exigencia formulada por la delegación de la Duma rusa que visitó Estonia, a saber, que el Gobierno estonio debía dimitir, es especialmente preocupante. Un comportamiento así no es sino otra señal de la política exterior eurófoba de Rusia, expresada en la opinión del Presidente Putin de que el desmoronamiento de la Unión Soviética en el siglo XX fue la mayor catástrofe geopolítica.

En su discurso de Múnich, Putin se refirió a los intentos de Rusia, pese a la Unión Europea, de establecerse como superpotencia, especialmente en el marco de las relaciones con los nuevos Estados miembros.

Señor Presidente, si la cumbre UE-Rusia se celebra efectivamente en Samara el 18 de mayo, la Unión Europea debe representar allí los intereses de todos sus Estados miembros, es decir, debe hablar con una sola voz.

 
  
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  Inese Vaidere (UEN).(LV) Señorías, hace sesenta y dos años Europa estaba de júbilo, libre de la ocupación nazi, pero para los tres Estados bálticos comenzaba al mismo tiempo un nuevo período de cincuenta años de ocupación soviética, cuyos efectos todavía se sienten hoy.

Actualmente, en Rusia, sucesora de los derechos y deberes de la Unión Soviética, la democracia es objeto de un acoso continuo. Las violaciones de los derechos civiles y la supresión de la libertad de expresión se convierten en el pan de cada día. La política interior de Rusia se vuelve cada vez más agresiva. Lo mismo ocurre con la política exterior rusa, especialmente con respecto a los Estados que desde hace mucho tiempo ha querido considerar parte de su imperio. Este hecho se confirma con la visita de una delegación de la Duma rusa a Estonia, donde exigiendo la dimisión del Gobierno de este país, y con el comportamiento de las fuerzas de seguridad rusas, con cuya bendición fue rodeada y atacada la embajada estonia. Es un hecho que en Estonia sigue habiendo ciudadanos implicados en las actividades del llamado partido paneuropeo ruso, que se oponen activamente a la independencia de los Estados bálticos. Hay chovinistas que se autocalifican de minorías y antifascistas, devaluando con ello esta palabra. Este hecho levanta sospechas con respecto a los objetivos reales de este partido y su función al quebrantar el orden público.

La situación de Estonia, inspirada en Rusia, es una prueba: ¿puede proteger la Unión Europea a su Estado miembro? Si las instituciones europeas, la Presidencia de la Unión Europea y los Gobiernos de los Estados miembros no reaccionan con rapidez y firmeza –y esto incluye recordar a Rusia la necesidad de reconocer los hechos de la ocupación de los Estados bálticos– y si son incapaces de hablar con una sola voz, no debería sorprendernos si se repiten actos de este tipo también en otros Estados. Gracias.

 
  
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  Bart Staes (Verts/ALE).(NL) Señor Presidente, como diputado y ex presidente de la Delegación para las relaciones con Rusia, lamento la débil, mediocre y en ocasiones frágil actitud mostrada por la Unión Europea hacia los líderes rusos. A pesar de que estamos a favor de los derechos humanos o internacionales, de una mayor libertad de prensa, de la libertad de asociación y de reunión, a menudo miramos hacia otro lado o ponemos trabas a la adopción de medidas estrictas. ¿Cómo de suaves son las críticas del Consejo y de la Comisión a la violencia contra las protestas de Otra Rusia en Moscú y San Existen dudas sobre si esto cambiará durante esta cumbre.

Pongamos, por ejemplo, Chechenia. La precaria situación en esa región es, sin duda, un tema de debate en la resolución sobre la que vamos a votar mañana, pero ni abogamos por un verdadero proceso de paz y un diálogo serio con todos los elementos de la sociedad chechena, incluidos los llamados rebeldes, ni nos comprometemos en la defensa de estos objetivos.

Bajo ninguna circunstancia podemos reconocer a la turba que rodea a una figura criminal y corrupta como Kadírov como representantes legales del pueblo checheno. Una de las tareas del Presidente en ejercicio del Consejo y del Comisario durante la cumbre de Samara es plantear cuestiones de este tipo.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. DOS SANTOS
Vicepresidente

 
  
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  Vladimír Remek (GUE/NGL).(CS) Señorías, sin duda nadie discutirá que las relaciones entre la UE y Rusia deberían avanzar en beneficio de ambas partes. Por lo tanto, sería bueno seguir cultivando estas relaciones sobre la base de medidas bien estudiadas y tomadas en frío e imprudentemente.

Si reaccionamos precipitadamente a cualquier mensaje de Rusia, destinado principalmente al escenario político nacional, no demostraremos ni sentido común ni fuerza, sino más bien nuestra propia inseguridad y debilidad.

Negociar con un socio significa no solo sentarse a la mesa de negociación, sino también mantener un diálogo significativo. Las exigencias planteadas por el otro socio antes de intentar resolver los verdaderos problemas de manera sensata no facilitan dichas negociaciones.

Por ejemplo, en caso de resolver –o, más bien, de no resolver– la cuestión de los llamados no ciudadanos en algunos Estados miembros de la UE, no adoptamos el mismo enfoque firme que hacemos al presionar a Rusia. En mi opinión, debemos construir las relaciones con Rusia de manera definitiva sobre bases firmes, sin prejuicios y sin cargas del pasado.

 
  
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  Georgios Karatzaferis (IND/DEM).(EL) Señor Presidente, he escuchado con gran atención a todos los oradores. Sin duda, lo que está ocurriendo en Estonia está mal, y es bueno que la defendamos.

¿Por qué no demostramos el mismo grado de sensibilidad con lo que ocurre en Chipre? También allí un Estado autócrata organizó una invasión, y nadie dice nada. Hace algunos días, los socialistas llegaron a solicitar que se mejorara el estatuto de los invasores. Lo mismo ocurre con China y Taiwán. Taiwán no puede ingresar en la Organización Mundial de la Salud y conseguir las medicinas que necesita. Tampoco en ese caso dijimos nada. Los Estados Unidos de América hicieron lo mismo cuando fueron a Iraq sin preguntarnos y después nos plantearon el grave dilema de «quien no está con nosotros está contra nosotros». De nuevo nos quedamos callados frente a este enfoque fascista por parte del Presidente Bush, y cuando algunos líderes europeos se distanciaron de la invasión, les recuerdo la respuesta que obtuvieron después de que el señor Bush ejerciera su influencia. ¿Necesito recordarles al Presidente Chirac o hablar del Canciller alemán? ¿Por qué adoptamos una visión tan unilateral de las cosas?

¿Cómo podrá Rusia estar satisfecha cuando permitimos que se ubiquen cohetes estadounidenses junto a sus fronteras? ¿No sospecharán? Como decimos en Grecia, llévate bien con tu vecino para que él se lleve bien contigo. ¿Estamos haciendo lo correcto o estamos simplemente complaciendo –al menos de momento– los deseos de los Estados Unidos? Estos quieren que Rusia sea su enemigo y quieren obligarnos a ser sus enemigos. No. Debemos entablar un diálogo, respetar el Estado, respetar el Gobierno y respetar a los ciudadanos de ese país. Creo que cualquier otra cosa se aparta de la democracia.

 
  
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  Dumitru Gheorghe Mircea Coşea (ITS). – (RO) Fără îndoială, relaţia cu Federaţia Rusă nu poate să nu aibă în vedere faptul că 60% din exporturile ruse de petrol şi 50% din exporturile ruse de gaze ajung în Uniunea Europeană. În pofida acestei situaţii, ţin să subliniez necesitatea eliminării din politica Uniunii şi mai ales din politica unor state membre a concepţiei conform căreia Europa este condamnată să fie dependentă de Rusia şi obligată, ca, în schimbul aprovizionării cu energie, să accepte unele compromisuri sau cedări în faţa unor tendinţe hegemonice ale Rusiei, în exterior, sau a încălcării unor drepturi democratice în interior.

Am convingerea că Uniunea Europeană are capacitatea tehnică şi de inovaţie pentru a micşora din ce în ce mai mult nivelul aprovizionării din Rusia. De aceea, relaţia de energie nu trebuie să depăşească limitele cadrului relaţiilor comerciale şi de cooperare tehnică În niciun caz ea nu trebuie să fie privită ca un argument politic în acceptarea de către Uniune a încălcării de către Rusia a unor principii şi valori europene dedicate libertăţii, democraţiei şi toleranţei.

În relaţia cu Rusia, nu trebuie uitat că Europa nu are petrol, dar are principii iar principiile nu se schimbă niciodată pe petrol.

 
  
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  Charles Tannock (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, las relaciones UE-Rusia antes de la próxima cumbre se encuentran en un punto crítico: nos enfrentamos a una grave crisis sobre el traslado de la estatua conmemorativa soviética en Tallin.

Viniendo de Reino Unido, un país que nunca ha tenido que hacer frente directamente a la hegemonía soviética, me resulta fácil cuestionar la sabiduría de la decisión política de trasladar la estatua, y con ella a los soldados rusos caídos, a un cementerio militar. No obstante, sin duda es un derecho soberano del Gobierno estonio que se realizó de manera legal de acuerdo con el Derecho internacional. No es aceptable que Rusia exija la dimisión del Gobierno estonio ni que favorezca la agitación –a través de la agrupación nacionalista extremista Nashi– contra la misión estonia en Moscú. Cuando estuve en Moscú hace algunas semanas, expresé personalmente mi protesta al Viceministro de Asuntos Exteriores por el mismo trato dado al embajador británico, Anthony Brenton, que fue acosado por asistir al mitin de Kaspárov.

Ahora Rusia debe despertarse a la nueva realidad geopolítica de que el llamado «extranjero cercano», donde lleva la voz cantante, ya no existe. Ahora debe respetar la soberanía de estos nuevos países, como Estonia, Ucrania, Moldova, Georgia, etc.

Me considero personalmente amigo de Rusia, y especialmente de su rica cultura, y creo que la UE necesita una Rusia fuerte y unida, como ella nos necesita a nosotros, pero también una Rusia que defienda sus obligaciones internacionales, como miembro de la OSCE y del Consejo de Europa, para respetar la democracia y los derechos humanos, especialmente en Chechenia y en materia de libertad de prensa. Intimidar a sus vecinos no ayuda, especialmente cuando ahora pueden solicitar el apoyo de una UE y una OTAN firmemente decididas a demostrar una solidaridad inquebrantable en cuestiones como la prohibición de carne procedente de Polonia y la cuestión de la estatua de Estonia que estamos debatiendo hoy.

Necesitamos a Rusia, no solo como socio comercial fiable por su petróleo y su gas, sino también por su apoyo a la contención de la proliferación nuclear por parte de Irán y Corea del Norte en el Consejo de Seguridad, la reanudación del proceso de paz árabe-israelí, la búsqueda de soluciones aceptables para los conflictos congelados de Transdniéster y Georgia a Nagorno Karabaj y la contención del régimen despótico de Belarús. También necesitamos que Rusia suscriba una estrategia de limitación de las emisiones como país signatario de Kyoto, puesto que todos nos enfrentamos a los peligros comunes del calentamiento global, y Rusia tiene naturalmente un largo litoral ártico que se vería gravemente afectado por el calentamiento global.

Apoyamos el deseo de Rusia de unirse a la OMC, pues creemos que integrarla en un sistema de comercio multilateral reglamentado permitirá interponer quejas si intenta imponer de nuevo, de manera arbitraria, prohibiciones comerciales, como hizo en el asunto de la prohibición del vino de Moldova y la prohibición del agua mineral de Georgia.

Entiendo las preocupaciones rusas; en efecto, casi han caído en la paranoia con respecto a su futura crisis demográfica –pierden unos 700 000 ciudadanos cada año– y muchos Estados miembros de la UE comparten el mismo reto de cara al futuro. No obstante, también creo firmemente que permitir que Rusia pruebe nuestras debilidades dividiendo a los Estados miembros individuales de la UE no redunda en ninguno de nuestros intereses a largo plazo.

 
  
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  Andres Tarand (PSE). (ET) Quisiera comentar brevemente el artículo 4 de la resolución. Algunos diputados han dicho que la retirada de la estatua de Tallin fue un acto de provocación a Rusia. Debo decir que sí fue un acto de provocación, pero por parte de Rusia. Voy a enumerar las pruebas brevemente.

En primer lugar, los preparativos de Rusia comenzaron hace cinco años, aunque fue hace un año cuando la celebración del Día de la Victoria rusa en la II Guerra Mundial, el 9 de mayo, junto a la estatua de Tallin se transformó en un acto en que corría el vodka y se ondeaba la bandera soviética, todo ello con el fin de provocar enfrentamientos, cosa que hasta cierto punto ocurrió efectivamente. Hasta entonces, la estatua había permanecido allí durante décadas sin ocasionar ningún problema, y si nuestro país vecino no hubiera iniciado actos provocativos en las proximidades del monumento, probablemente seguiría ocupando el mismo lugar en la actualidad.

En segundo lugar, las manifestaciones del 26 y 27 de abril fueron organizadas por empleados de la embajada rusa en Tallin. En los últimos meses se han documentado numerosas reuniones en las que los organizadores de las recientes manifestaciones se entrevistaron con empleados de la embajada rusa, por lo visto para recibir directrices de profesionales en ese terreno a fin de sembrar inestabilidad.

En tercer lugar, las manifestaciones de jóvenes delante de la embajada estonia en Moscú fueron organizadas y equipadas directamente por el Kremlin. Rusia ha ignorado deliberadamente la Convención de Viena y no ha mostrado voluntad de proteger a los diplomáticos estonios que se encuentran en Moscú.

En cuarto lugar, las pistas de múltiples ataques cibernéticos contra sistemas de información de Estonia apuntan directamente al Kremlin y a entidades gubernamentales rusas.

En quinto lugar, se impusieron sanciones económicas contra Estonia. Mientras que hasta ahora Rusia ha exportado el 25 % de su petróleo a través de los ferrocarriles y puertos estonios, la semana pasada trascendió que la línea ferroviaria entre Rusia y Estonia necesitaba reparaciones que no estaban previstas. Esta excusa transparente es, desde luego, una tapadera para esconder el deseo de presionar económicamente a Estonia. Una sanción así también podría tener una repercusión directa en el suministro energético de la Unión Europea. Preguntémonos también quién tenía interés en que se paralizase la línea de tren San Petersburgo-Tallin.

Por último, permítanme dar las gracias a las muchas personas que apoyan a Estonia.

 
  
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  Alexander Lambsdorff (ALDE).(DE) Señor Presidente, el Comisario Verheugen acaba de calificar a Rusia de nuestro socio estratégico número uno en Europa, pero cualquier asociación estratégica está supeditada a la existencia de intereses, objetivos y valores comunes, que en mi opinión brillan por su ausencia en este momento. En todo caso, ¿qué significa una asociación estratégica para los rusos si conlleva esas condiciones? ¿Tienen los rusos algún tipo de idea de lo que realmente implica una asociación estratégica constructiva con la Unión Europea, considerando el modo en que se están comportando con Estonia y teniendo en cuenta lo que ya han hecho en Kosovo y Moldova? ¿Qué clase de plan de política exterior constructiva tienen los rusos?

Usted, señor Comisario, ha exigido a un socio estratégico de la Unión Europea un compromiso claro a favor de la democracia y los derechos humanos, así como un esfuerzo constante por hacerlos realidad. ¿No ha visto las fotos de los manifestantes de Moscú y San Petersburgo? También mantiene conversaciones con los rusos en torno al diálogo sobre derechos humanos, que ahora ha sido retirado de la cumbre principal aduciendo que hablar allí de derechos humanos con los rusos sería demasiado difícil e introduciría demasiada tensión en el orden del día habitual de la cumbre.

Señor Comisario, usted dice que queremos que Rusia sea un socio fuerte. Yo no soy menos amigo de Rusia que el señor Tannock, y quiero que Rusia sea fuerte, pero fuerte en el verdadero sentido de la palabra, una Rusia que respete los derechos humanos, los derechos de las minorías, el derecho de reunión y la libertad de prensa en lugar de una Rusia de cartón piedra cuya fuerza radica en el petróleo y el autoritarismo. Si queremos tomarnos en serio el deseo de que la política exterior europea se base en ciertos valores, lo mínimo que podemos hacer es juntar las dos cumbres, es decir, la cumbre real entre la UE y Rusia y el diálogo sobre derechos humanos entre los dos, que siempre ha tenido lugar pero ahora se ha escondido vergonzosamente quince días antes de la cumbre.

Quisiera ver diálogo. Y la oposición rusa, que estuvo en esta Cámara con nosotros la semana pasada, también es de la misma opinión; también ellos desean un diálogo entre la Unión Europea y Rusia, y espero que ese diálogo dé sus frutos, aunque la experiencia pasada me hace ser escéptico. Voy a concluir diciendo lo mucho que me complace que estemos celebrando este debate en Bruselas y no en Estrasburgo.

 
  
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  Gintaras Didžiokas (UEN). (LT) ¿Cuándo va a entender o reconocer la Unión Europea finalmente que la cuestión de la carne polaca (las exportaciones a Rusia) no es un problema comercial o veterinario, sino puramente político? Del mismo modo, el conflicto inspirado en Estonia no es un problema de traslado de monumentos. Todo esto son armas políticas que se están utilizando para intentar fracturar la solidaridad de la Unión Europea. A algunos países les prometemos un caramelo en forma de beneficios económicos, mientras convertimos en villanos a otros, acusándolos de obstruir el desarrollo de asociaciones. El objetivo es debilitar la Unión Europea.

¿Cuándo entenderán los políticos de la Unión Europea lo que está haciendo Rusia en realidad? Un modo de resistirse a esas tácticas tan intrusivas es hablar inequívocamente con una sola voz. Necesitamos demostrar verdadera solidaridad de la Unión Europea, no simplemente de boquilla. Necesitamos decir claramente a Rusia que la Unión Europea no permitirá que se manipule su unidad, que la Unión Europea no traicionará sus ideales y que Rusia está cometiendo un gran error al intentarlo. Buscamos una asociación civilizada que se base en el respeto bilateral, la democracia y el Estado de Derecho.

 
  
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  Angelika Beer (Verts/ALE).(DE) Señor Presidente, Señorías, quisiera explicar, en relación con tres puntos, por qué mi Grupo no va a apoyar la propuesta de resolución conjunta que se votará mañana. Presentaremos las enmiendas correspondientes. Como portavoz de política de seguridad de mi Grupo, el Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea, quiero afirmar nuestra postura de que ya es hora de que se celebren conversaciones directas. Después de todo, no estamos hablando de una asociación estratégica, sino en el mejor de los casos de acordar y profundizar en una asociación pragmática.

El bloqueo por parte de Rusia de una solución pacífica para Kosovo sin una buena causa en estos tiempos difíciles, blandiendo la amenaza de interponer su veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es igual de inaceptable que su amenaza de retirada del tratado de la CSCE, un elemento importante del control de armamentos y desarme en Europa.

Quisiera plantear una cuestión que me preocupa mucho y que espero que el Consejo y la Comisión se esfuercen por aclarar. Si se va a dar crédito a las versiones de los testigos oculares, los informes escritos de Amnistía Internacional y las voces de otras personas que trabajan localmente –es decir, en Darfur–, tan solo en 2005 Rusia suministró 15 400 millones de euros en armas de guerra a Sudán. De acuerdo con las versiones de los testigos, algunas de estas armas se utilizan en Darfur.

Puede que no sepamos cómo frenar el genocidio de Darfur, pero tenemos que esforzarnos al máximo por intensificar el diálogo y las negociaciones para reforzar los derechos humanos y poner fin al genocidio, así como para garantizar que los Estados miembros dejen de imponer individualmente sus intereses con respecto al petróleo. Pido a todos que no lo permitan y que mostremos a Rusia la tarjeta roja en este caso. Esta situación es inaceptable.

 
  
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  Gerard Batten (IND/DEM).(EN) Señor Presidente, antes he escuchado un comentario de que Rusia es un socio estratégico muy importante, pero ¿realmente conviene que lo sea? Rusia es un Estado delincuente que camina hacia una completa dictadura. Rusia no tiene gran valor internacional, pero posee recursos energéticos y los utiliza hábilmente para maquinar su resurgimiento como potencia mundial. Rusia utiliza esos recursos energéticos para fomentar sus ambiciones geopolíticas internacionales haciendo que Occidente dependa de sus suministros y estableciendo alianzas internacionales con Estados proveedores poco amigos de Occidente.

El Occidente democrático y ávido de energía camina sonámbulo hacia una trampa rusa cuyo cebo es la oferta de recursos energéticos. Miren lo que declaró el Presidente Putin en 2003 a Novaya Gazeta: «Más vale que la Comisión Europea no se haga ilusiones. Por lo que respecta al gas, tendrán que tratar con el Estado ruso». Debería preocuparnos qué tipo de Estado es. Se trata de un Estado en el que los servicios de seguridad se han transformado en una clase gansteril que manda a su antojo; un Estado en el que más de 300 periodistas han sido asesinados para desanimar a los que siguen relatando la verdad. Se trata de un Estado en el que ciudadanos rusos pueden asesinar a un ciudadano británico crítico en suelo británico y permanecer protegidos en Rusia sin temor a la justicia.

La mosca europea no debe aceptar ninguna invitación a la tela de la araña rusa. El Reino Unido debe garantizar su propio suministro energético independiente invirtiendo más en energía nuclear sin dilación.

 
  
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  Jacek Saryusz-Wolski (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, existe una necesidad real de un compromiso constructivo con Rusia, pero no a cualquier precio, ni al precio de la soberanía de la UE o de un Estado miembro. Debemos ir más allá de los amplios mecanismos de cooperación y la mera retórica. Sobre todo, debemos evitar la complacencia y la creación de falsas apariencias. Debemos decir la verdad, y la verdad es que la UE y sus Estados miembros no pueden basarse únicamente en intereses económicos, pasando por alto el deterioro de la situación de la democracia y los derechos humanos en Rusia y sus políticas discriminatorias hacia sus vecinos, entre ellos varios Estados miembros.

Todos deseamos que Rusia sea democrática. Rusia es nuestro socio genuino. Tenemos que crear confianza, pero una confianza basada en el respeto de los valores y obligaciones que contraemos. Sobre todo, Rusia debe darse cuenta de que sus esfuerzos por enfrentar a algunos Estados miembros de la Unión Europea con otros son totalmente contraproducentes. La política de división de la UE no funcionará. La Unión está fundada en el principio de solidaridad. Solidaridad significa «uno para todos y todos para uno». Hoy el «uno» es Estonia. El comportamiento de Rusia hacia Estonia es una de varias prácticas inaceptables utilizadas por Rusia, y puede que haya más en el futuro. La Unión respalda a Estonia y está con ella. El Consejo y la Comisión deben ser más claros, más explícitos y más activos.

Que no quepa la menor duda: si un Estado miembro recibe un trato contrario a todas las reglas de la comunidad internacional en cualquier ámbito –ya sea de discriminación comercial, energética o política–, nuestra Unión en su conjunto intervendrá en su nombre. Nuestro Parlamento es el guardián de esta solidaridad. Se trata de una prueba, no solo para la Unión como proyecto político, sino también para la Política Exterior y de Seguridad Común, y vamos a superar esa prueba.

Si la Rusia quiere ser tratada como agente importante y una gran nación arraigada en Europa, debe aprender a cumplir todas sus obligaciones internacionales que se derivan de su pertenencia al Consejo de Europa, de su adhesión a la Carta de la Energía, de los acuerdos vinculantes en materia de desarme o de las obligaciones –y en este punto hay un interrogante– derivadas de su eventual pertenencia a la Organización Mundial del Comercio. Si queremos desarrollar una cooperación fructífera y significativa con Rusia –y desde luego que lo queremos–, tenemos que inaugurar una nueva era con una nueva Rusia y no volver a la era de la Guerra Fría de tiempos de la Unión Soviética.

 
  
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  Justas Vincas Paleckis (PSE). – (LT) Incluso en el siglo XXI, el papel sigue siendo el elemento fundamental en la construcción de puentes entre naciones. La falta de este elemento y las dificultades para redactar un nuevo documento de asociación y cooperación entre la UE y Rusia son un reflejo de esta sombría realidad. Desde Moscú nos llegan declaraciones en el sentido de que dicho acuerdo es en el fondo innecesario. La crisis provocada en las relaciones estonio-rusas y, por tanto, en las relaciones UE-Rusia, refleja una importante falta de comprensión de que todos los Estados miembros de la Unión Europea son iguales e igualmente soberanos. No obstante, el diálogo es ahora más necesario que nunca, porque la alternativa es una vuelta a las trincheras todavía no olvidadas de la Guerra Fría. Esta opción no beneficiaría a nadie en el ya inestable mundo de hoy. Las difíciles conversaciones de Samara deberían ser un paso adelante hacia una definición más clara y sincera de las posiciones de cada parte y hacia la formulación de reglas de juego políticas acordes con las nuevas realidades.

El documento que estamos examinando subraya con razón que un nuevo acuerdo sería muy importante para profundizar en la cooperación económica y reforzar la seguridad y la estabilidad en Europa. La asociación estratégica con Rusia sigue siendo un objetivo de la Unión Europea, tal y como se subraya en el proyecto de resolución. No obstante, ambas partes tienen que perseguir este objetivo reforzando los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión y renunciando al mismo tiempo a las ambiciones imperiales de gran potencia.

 
  
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  Jeanine Hennis-Plasschaert (ALDE). – (NL) Señor Presidente, «Moscú pone trabas porque se lo puede permitir», rezaba el titular de un artículo reciente de un conocido periódico neerlandés, y es verdad: nos está tomando el pelo. Durante nuestra reciente visita a Moscú me recordaron el hecho de que mientras Europa tiene su verdad, los rusos manifiestan la suya, reforzada, entre otras cosas, por la incapacidad de la Unión para hablar claramente con una sola voz, con lo que al final estamos debilitados e incluso divididos.

Parece que estamos dejando gradualmente de lado la función de ejemplo que podríamos desempeñar en la UE. Nadie lo está haciendo por nosotros; lo hacemos totalmente solos. El señor Putin, apoyado por el rápido crecimiento económico de su país, se está aprovechando de esto. Convierte a la UE en una caricatura cuando le conviene. Una vez más, Rusia es una fuerza con la que hay que contar, y la UE debería saberlo. Rusia se muestra provocadora.

La lista de asuntos controvertidos, que ya han sido mencionados, está aumentando, e incluye los planes estadounidenses de un escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, el anuncio del señor Putin de su intención de suspender el tratado de desarme, importantes cuestiones internacionales como Kosovo, y también Oriente Próximo y Sudán, la política energética como instrumento geopolítico, el déficit democrático, la violación de los derechos humanos, Chechenia, y sin duda, no debemos olvidar la crisis de Estonia y la importante prohibición de la carne polaca. Por último está la soberanía de terceros países. La lista crece, y con ella el grado de desconfianza.

Mientras que los deseos y las expectativas varían, la creciente dependencia mutua y la cercanía de Rusia convierten la fijación de prioridades en una necesidad. A este respecto, es crucial –y esto es al mismo tiempo una petición expresa a la Presidenta del Consejo– que la UE mantenga su unanimidad interna. No debemos dar a Rusia la oportunidad de convertir a la UE en una caricatura. Debemos poner en orden nuestra propia casa. Solo entonces la Unión podrá aprobar políticas eficaces y firmes con respecto a ese país.

 
  
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  Mirosław Mariusz Piotrowski (UEN). (PL) Señor Presidente, hoy todos tenemos claro que el jaleo que monta Rusia con respecto al embargo sobre las exportaciones de carne polaca es de naturaleza puramente política. No cabe duda de que por parte de Polonia se han cumplido todos los requisitos sanitarios.

El Gobierno ruso no tiene voluntad de compromiso, sino que incrementa metódicamente las divisiones en el seno de la Unión Europea. Además, se ha tomado la libertad de interferir en los asuntos internos de Estonia, que es un Estado soberano miembro de la UE. Rusia también aplica este tipo de métodos a otros vecinos que en el pasado fueron satélites soviéticos.

El diálogo y la negociación son valores importantes. Pero en las circunstancias actuales un mandato de negociación en la cumbre Unión Europea-Rusia no solo significaría una vuelta a las prácticas políticas de la guerra fría, sino que sentaría un precedente peligroso para el futuro.

 
  
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  Ria Oomen-Ruijten (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, es absolutamente vital que la Unión Europea avance y profundice las relaciones con Rusia. No obstante, una buena cooperación también implica que los problemas y las diferencias se puedan debatir abiertamente y que los socios estén dispuestos a aprender de esto para mantener viable su relación. En una relación, los canales de comunicación deberían mantenerse abiertos en todo momento. Espero, por nuestro bien, que las negociaciones sobre un nuevo acuerdo de asociación puedan dar comienzo pronto; un nuevo acuerdo que debe basarse en la experiencia de la década pasada y al mismo tiempo debe allanar el camino a un nuevo diálogo en los próximos años.

Tenemos que dejar de proferir declaraciones y en lugar de eso debemos mantener conversaciones en un diálogo estructurado sin evitar –al margen de lo que hagamos por lo demás– los problemas que surjan en el proceso. A Rusia no le faltan: la libertad de los medios de comunicación, el funcionamiento de la democracia, el modo de fijar las normas electorales y de presentación de candidaturas, el estatuto de las ONG y la situación de los derechos humanos –quisiera remitir a la Cámara al informe del Consejo de Europa sobre Chechenia–; todas estas cuestiones deberían estar en el orden del día.

Europa y Rusia también se necesitan mutuamente en el plano internacional; Kosovo es un caso concreto. Rusia no puede emitir su veto y quedarse tan tranquila; esto no interesa a la región. Claro que nosotros también nos necesitamos mutuamente cuando hay que tratar con Irán y Corea del Norte.

Por último, quisiera abordar la tensión entre Estonia y Rusia, porque la tensión no solo está alcanzando niveles elevados en ambos países, sino que ahora, sobre todo debido a la reacción de Rusia, también se ha convertido en un problema europeo. La lista de problemas entre los Estados bálticos y Rusia sigue alargándose. Los problemas están ahí para que se resuelvan, pero lo que falta totalmente es cualquier tacto y prudencia al tratar unos con otros.

Estoy totalmente a favor de una política activa hacia Europa Oriental, pero no es posible adoptar esta política si en la UE no estamos de acuerdo con ella. Por tanto, eso significa que también los Estados miembros bálticos deben apoyarla, así que es inaceptable que nosotros, como Unión Europea, aceptemos medidas en forma de sanciones penales dirigidas contra un miembro de nuestra familia. Sin duda no nos interesa, como tampoco interesa a Rusia, dejar crecer la tensión.

Ahora corresponde finalmente a la Unión Europea mover ficha. El Consejo y la Comisión deben unirse al Parlamento para manifestar al unísono que mientras que la UE rechaza las amenazas a sus Estados miembros, también estamos dispuestos, en la medida de lo posible, a comprometernos a mejorar el diálogo y establecer una cooperación constructiva. La Presidencia alemana ha marcado el tono adecuado a este respecto, y creo que la cumbre constituye una buena oportunidad para avanzar en este terreno.

 
  
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  Józef Pinior (PSE). – (PL) Señor Presidente, la sesión plenaria de hoy tiene lugar en el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Como polaco, quisiera recordar a todos los soldados soviéticos que perecieron durante la guerra contra el fascismo. Todos recordamos sus sacrificios, todos recordamos a aquellos soldados rasos, a los soldados de infantería grises, tal como Bulat Okudzhava los describe de manera tan hermosa en su canción.

En la Unión Europea estamos unidos por el deseo de mantener buenas relaciones con Rusia. Estas buenas relaciones se basan en necesidades económicas, estratégicas y geopolíticas. Al mismo tiempo, Rusia no es un socio fácil para la Unión Europea. Sin duda, no podemos ni vamos a tolerar ninguna manifestación de política neoimperialista como la que Rusia ha mostrado en los últimos días hacia Estonia. Por este motivo debemos apoyar plenamente y mostrar una solidaridad sin fisuras con el Gobierno estonio y los ciudadanos de Estonia en los próximos días.

Señor Comisario, señor Ministro, les recuerdo la carta que Amnistía Internacional escribió a los líderes de la Unión Europea antes de la cumbre de Samara, llamando su atención sobre la necesidad de plantear al Presidente Putin los casos de violación de los derechos humanos, como las restricciones a la libertad de reunión, la libertad de expresión y especialmente la libertad de prensa, así como el creciente número de periodistas asesinados en Rusia. Se trata de problemas que nuestros líderes tienen que plantear directamente al Gobierno ruso en la cumbre de Samara.

 
  
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  Guntars Krasts (UEN). – (LV) La Unión Europea ve a Rusia como un buen socio a largo plazo, pero ¿está utilizando su influencia para animar a Rusia a que se convierta en un vecino democrático y predecible? Desde que Rusia adquirió el estatuto de gran potencia energética, su política interior y exterior está adquiriendo formas cada vez más desagradables. No obstante, la Unión Europea, confrontada con las nuevas políticas de Rusia, no funciona como una fuerza unida, sino como Estados miembros individuales, y en situaciones de conflicto con Rusia se dice a los Estados miembros de la UE que los resuelvan bilateralmente. El ejemplo más reciente de esto es la grave interferencia de Rusia en los asuntos internos de un Estado miembro de la Unión Europea, Estonia, llegando a exigir la dimisión del Parlamento y del Gobierno de Estonia, ambos elegidos democráticamente. La Unión Europea no dejó pasar la oportunidad de guardar silencio, al contrario que el Senado y el Presidente de los Estados Unidos, por ejemplo, que expresaron un firme apoyo a Estonia. La Presidencia de la Unión Europea está intentando convertir este conflicto en una cuestión que se resuelva bilateralmente entre Estonia y Rusia. Puede que se permita a Rusia dividir a la Unión Europea entre Estados pequeños y grandes, Estados nuevos y antiguos, Estados cooperativos y Estados desagradecidos al otro lado de la frontera. La próxima cumbre entre la Unión Europea y Rusia será, en muchos aspectos, una prueba significativa de la capacidad de la Unión Europea para trabajar como unión. Gracias.

 
  
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  József Szájer (PPE-DE). (HU) Rusia es un país europeo con el que compartimos una cultura común y raíces sociales, culturales e intelectuales cuyo origen se remonta a más de mil años atrás. La Unión Europea necesita una Rusia democrática. Lo que la Unión Europea necesita es una Rusia democrática. No obstante, la condición primordial para asociarnos debe de ser la democracia y el Estado de Derecho, así como el respeto incondicional de los principios de la igualdad de derechos.

Esto es incompatible con lo que está haciendo Rusia actualmente a nuestro hermano estonio. Es incompatible con esta injerencia en los asuntos internos de Estonia, violando las normas y el Derecho internacional. Estonia es la Unión, y la Unión es Estonia. No se trata simplemente del problema cuestión de un país, sino del conjunto de la Unión. No se trata simplemente de una cuestión de solidaridad, sino de soberanía.

Señorías, ¿no es absurdo que la Unión se prepare actualmente para una cumbre de alto nivel con los líderes de dicho país y esté hablando de una relación de asociación equilibrada, que pretenda flexibilizar los requisitos para conseguir los visados y apoye la pertenencia a la Organización Mundial del Comercio de un país que se comporta de esta manera con uno de los Estados miembros de la UE, como si pudiera interferirse en sus asuntos internos con impunidad? Esto es inaceptable, y debo decir que una cuestión de principios, una cuestión de principios con respecto a lo cual no nos podemos comprometer.

Por lo tanto, insto a la Comisión Europea y al Consejo a que suspendan los preparativos para la cumbre UE-Rusia hasta que Rusia haya dejado de presionar a Estonia. La Unión debe enviar un mensaje claro. Hasta aquí y no más.

 
  
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  Monika Beňová (PSE).(SK) En 1945 nos liberó el Ejército Rojo. Creo que le debemos cierto respeto y gratitud a cambio.

No obstante, los problemas comenzaron cuando partes de dicho Ejército permanecieron en nuestros países, incluido el mío, bajo toda clase de pretextos nobles como el de «ayuda económica» o «protección», y dichos pretextos acabaron con el tiempo en la instalación de alambradas de espino alrededor de nuestros países y en un atraso tal de nuestras economías que a principios de la década de los noventa tuvimos que comenzar a construirlas desde cero.

El motivo por el que hago esta breve referencia histórica es que cuando hoy hablamos de la cumbre UE-Rusia, tendemos a utilizar muchas frases nobles; no obstante, hemos de tener en cuenta que las ganancias de la Unión Europea en los últimos diez años han sido las pérdidas de Rusia durante el mismo período. Rusia lo sabe perfectamente y desde luego que no le agrada. Si vamos a hablar de una asociación entre iguales con Rusia, más nos vale considerar que la asociación sea verdaderamente entre iguales y no dejarnos engañar por frases bonitas, como ocurrió con las generaciones anteriores a nosotros hace 62 años.

 
  
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  Wojciech Roszkowski (UEN). – (PL) Señor Presidente, las relaciones entre la Unión Europea y Rusia se han hecho más difíciles desde que Rusia volvió a su antigua política imperial, perfectamente ilustrada por los recientes acontecimientos en Estonia. El Gobierno soberano de Estonia tiene el derecho, e incluso el deber, de borrar las huellas de la opresión soviética, y la respuesta de Rusia afea mucho la imagen de este país.

El Kremlin también ha alimentado una campaña de calumnias contra Polonia y, lamentablemente, en Estrasburgo algunos diputados a esta Cámara han sucumbido a ella. Aunque Polonia ha cedido para demostrar buena voluntad, Rusia no ha levantado la prohibición sobre las importaciones de carne polaca, sino que amplía el embargo.

El Presidente Putin quiere incluso dictar un decreto para proteger los emplazamientos de los monumentos fuera de Rusia. ¿Significa esto que la ley de Rusia se extenderá al territorio de la Unión Europea? Este debate ha demostrado que en la cumbre de Samara la Unión Europea debe ser mucho más decidida, especialmente cuando se trate de defender los intereses de todos los Estados miembros, y no solo de unos cuantos.

 
  
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  Christopher Beazley (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, tengo dos preguntas que formular al Ministro Gloser para su respuesta a este debate.

Esta muy claro que en la Cumbre de Samara, suponiendo que siga adelante, el Consejo, la Presidencia –sus colegas– y el Canciller Federal también tendrán que reflejar las opiniones expresadas en este Parlamento. Sin duda las cosas no pueden seguir «como si nada» con la Rusia del Presidente Putin. ¿Podría explicar en su respuesta cómo reflejará la Cumbre nuestra preocupación y nuestra negativa a aceptar que Estonia sea la causa de esta crisis?

Se nos ha dicho que no debemos agravar la crisis, sino tratar de mitigarla. Pero nosotros, la UE, no la hemos iniciado. Si examinan ustedes la transcripción de la película de los llamados «disturbios» en Tallin, verán imágenes de grupos de jóvenes desganados destrozando ventanas y robando artículos de lujo. ¿Qué tiene eso que ver con el respeto por los millones de rusos muertos en la Segunda Guerra Mundial? Sencillamente no podemos aceptar la versión que presenta el Presidente Putin, a diferencia de sus predecesores, Yeltsin y Gorbachov, que comenzaron el movimiento de reforma en Rusia.

Así que, señor Ministro, ¿podría indicar en su respuesta qué gestiones concretas va a realizar la Presidencia durante la Cumbre para subrayar el hecho de que, sin un entendimiento mutuo, no puede haber negociaciones efectivas? No se trata de la cuestión de Estonia, como ya se ha dicho antes: Lituania ha sido atacada por el Presidente Putin, del mismo modo que la República Checa, Polonia y el embajador de mi país. Por lo tanto, ¿podríamos conocer detalles con respecto a las diferencias que habrá en la Cumbre debido al modo en el que el Gobierno ruso ha planteado este problema?

 
  
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  Marianne Mikko (PSE). – (ET) El ataque informático desde Rusia contra la infraestructura de TI de un Estado miembro de la Unión Europea, Estonia, ha durado casi dos semanas. Este ataque cibernético significa que el acceso a las páginas web de los medios de comunicación de Estonia se ha visto totalmente bloqueado o gravemente obstruido. Los piratas informáticos también intentaron bloquear las páginas web de los Ministerios de Estonia. El 3 de mayo, el servidor de la oficina del Primer Ministro recibió 90 000 consultas en una hora. Estonia consiguió eludir el ataque, pero el hecho de que Rusia tolerara la acción es un acto de agresión que exige una respuesta.

Los servicios secretos rusos han utilizado la censura de información como herramienta para manipular a las masas desde la Guerra Fría. En el siglo XXI, una situación en la que es imposible comunicarse con un país a través de Internet es más grave que la rotura de una ventana en la embajada de ese país en Moscú. Acojo con satisfacción el hecho de que se haya añadido a nuestra resolución un artículo contundente de apoyo a Estonia.

El tema de la seguridad del ciberespacio debe debatirse sin duda en la Cumbre de Samara en Rusia. Nuestra estrategia debe ser evitar una guerra cibernética con nuestro socio estratégico, Rusia. La Unión Europea debe considerar un ataque cibernético contra un Estado miembro como un ataque contra toda la Unión Europea. Esto tiene que quedarles muy claro a los rusos.

 
  
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  Jan Tadeusz Masiel (UEN). – (PL) Señor Presidente, dejemos que la cumbre UE-Rusia sea una ocasión para mejorar nuestras relaciones, y que también lo sea para conseguir una integración mayor con la Unión Europea, mostrando solidaridad con Estonia y Polonia. Debemos reconocer los méritos de Rusia cuando corresponda, así como elogiar sus éxitos, pero también criticarla por las injusticias. No debemos tener miedo de enfrentarnos a Rusia cuando la verdad está de nuestro lado. Somos muy críticos con el Gobierno de Belarús, cuando en realidad el Gobierno ruso no es tan distinto. Rusia debe reconocer la ocupación de Estonia, Letonia y Lituania, y en otro nivel la de todos los países del bloque soviético. Insto a los responsables de las negociaciones en la cumbre a que hagan saber a Rusia de una vez que Polonia es un Estado miembro de la Unión Europea, igual que lo es Alemania o Gran Bretaña.

Y por último, señor Comisario, quisiera agradecerle todos sus esfuerzos, aunque hace falta más firmeza. Rusia debe levantar el embargo sobre la carne polaca inmediatamente, y no paso a paso. Le ruego que informe al Presidente Putin de la voluntad de esta Cámara.

 
  
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  El Presidente. He recibido seis propuestas de resolución(1) de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.

El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana a las 11 horas.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Athanasios Pafilis (GUE/NGL), por escrito. – (EL) El debate sobre lo ocurrido en Estonia el 9 de mayo, el día de la victoria antifascista, no solo falta al respeto a la memoria de las decenas de millones de personas que sacrificaron sus vidas para aplastar el fascismo. No es un mero esfuerzo por falsificar y distorsionar la historia. No es la mera invectiva anticomunista que ahora nos es tan familiar de los sirvientes de la barbarie capitalista.

Es una política consciente en apoyo del resurgimiento del fascismo en los Estados bálticos y otros Estados de Europa, en la que el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, los neoliberales y los Verdes caminan todos juntos con el grupo de extrema derecha.

En una diatriba uniforme, los derechistas, los socialdemócratas, los Verdes y Le Pen lanzaron un virulento ataque anticomunista contra la Unión Soviética y el heroico Ejército Rojo. Juntos expresaron su solidaridad para con el Gobierno estonio, que durante años ha sustituido a los fascistas condenando a comunistas y a antifascistas.

Juntos demostraron lo que son los antecedentes históricos y políticos: que el fascismo es un puro hijo del capitalismo. En este debate también se expresó de manera formal, revelando así la naturaleza de la Unión Europea como unión de los intereses del capital.

Además, el fascismo constituye el mismo poder que el capital, solo que sin toga parlamentaria.

Queremos subrayar que cuanto más duden, condenen, resistan y luchen los ciudadanos contra la barbarie imperialista, tanto más aumentará el anticomunismo.

La Historia ha demostrado que los que temporalmente parecen ser muy fuertes resultaron aplastados por la lucha popular.

El 9 de mayo de 1945 siempre será una fecha simbólica.

 
  
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  Alexander Stubb (PPE-DE), por escrito. – (FI) La disputa en torno a la estatua no puede obviarse.

Hoy ha sido el Día de Europa. Estamos celebrando la Unión Europea y el proceso de paz que la integración europea ha traído consigo.

Sin embargo, este día tiene dos caras. Para los rusos, se trata de celebrar la victoria en la Segunda Guerra Mundial. La estatua desplazada es un símbolo de ello. No obstante, para muchos de los actuales Estados miembros de la Unión Europea, la celebración de la victoria y la estatua de Tallin simbolizan el comienzo de un largo período de opresión en la Unión Soviética.

Por tanto, no me sorprende que quisieran retirar la estatua de Tallin. No hace falta ser fascista para querer desplazar un símbolo de una opresión que sigue viva en el recuerdo.

Ya no se trata de una cuestión interna de Estonia. Rusia y la postura que ha adoptado con su «política de vecindad cercana» ha hecho del conflicto en torno a la estatua una cuestión que afecta a toda la UE.

Hablamos mucho de solidaridad. Sería vergonzoso que recurriéramos al orden del día y pospusiéramos el asunto hasta el periodo parcial de sesiones de Estrasburgo. Las normas se han hecho para nosotros, no nosotros para las normas. Si no sabemos resolver esta cuestión de inmediato debido a las normas, entonces quiero que se cambien las normas.

Podemos hablar mucho de solidaridad, pero ahora es el momento de actuar: «Estlands sak är vår sak!»

 
  

(1)fn

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