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Textos presentados :

RC-B6-0351/2007

Debates :

PV 25/09/2007 - 5
CRE 25/09/2007 - 5

Votaciones :

PV 26/09/2007 - 6.4

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0412

Acta literal de los debates
Martes 25 de septiembre de 2007 - Estrasburgo Edición DO

5. Juguetes peligrosos fabricados en China (debate)
Acta
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  Presidenta.- − El punto siguiente es la declaración de la Comisión sobre los juguetes peligrosos fabricados en China.

Intervendrán dos Comisarios.

 
  
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  Günter Verheugen , Vicepresidente de la Comisión. – (DE) Señora Comisaria, Señorías. Los juguetes no son un producto como cualquier otro. Se destinan al grupo de consumidores más vulnerable de todos, y por consiguiente está perfectamente claro que los juguetes deben tener las normas más estrictas en lo relativo a la seguridad infantil. Aquí se han suscitado toda una serie de cuestiones graves a raíz de las últimas campañas de retirada de productos de un fabricante estadounidense, que ha llevado a cabo por su propia iniciativa esta retirada de productos defectuosos del mercado.

Ante todo quisiera decir que los dos casos que se trata se refieren a productos no autorizados en el mercado europeo de acuerdo con la normativa de la UE. Naturalmente, los juguetes con pintura que contenga plomo están prohibidos en Europa desde hace mucho tiempo, mientras que no lo están en los Estados Unidos. Los juguetes con piezas magnéticas u otras piezas peligrosas que se desprendan fácilmente también están prohibidos en Europa, como es lógico, desde hace mucho tiempo. Lo que tenemos aquí no es por consiguiente un problema de falta de legislación (aunque más adelante me referiré a esto, porque será preciso introducir algún cambio), sino un problema de aplicación y cumplimiento de la legislación vigente.

Los productos que manejamos a diario no pueden ser seguros en un 100 %. El mejor legislador del mundo no es capaz de garantizar que no se produzcan fallos durante la fabricación. El mejor legislador del mundo no puede garantizar que las cadenas de suministro, organizadas actualmente a nivel mundial, carezcan de fallos en cualquiera de sus eslabones. Tampoco puede el mejor legislador del mundo evitar que existan motivaciones delictivas o fraudulentas en el comercio.

Les recuerdo el caso en que murieron tres personas en Grecia por usar una plancha de vapor defectuosa. Aquella plancha no solamente llevaba la marca europea CE, sino también un símbolo alemán específico de seguridad. Y sin embargo el aparato no era seguro, probablemente porque se trataba de una falsificación. Ningún legislador del mundo hubiera podido hacer nada para impedirlo. Es responsabilidad del fabricante y de quienes tienen que hacer que el fabricante cumpla las normas existentes: las autoridades de vigilancia del mercado de los Estados miembros. No existe un sistema europeo de vigilancia del mercado, esta responsabilidad corresponde exclusivamente a los Estados miembros.

Quisiera señalar que aquí nos enfrentamos en realidad con un problema que guarda una relación muy estrecha con la globalización económica. Esto significa que en la actualidad nos tenemos que enfrentar con cadenas de suministro a escala mundial. Se trata de empresas que funcionan bajo la presión de los costes, lo que significa que tienen que someter constantemente a sus proveedores a esta misma presión, para poder reducir constantemente los precios. Existe un riesgo elevado de que todo esto se realice en algún momento a expensas de la seguridad.

Éste es el motivo por que decimos siempre que a medida que la cadena de suministro se vuelve más internacional y más extensa, las empresas tienen una mayor responsabilidad a la hora de hacer que cada uno de los eslabones individuales de la misma respete las normas vigentes. No sucedió así, por ejemplo, en el caso de la pintura con plomo de los juguetes producidos por el fabricante estadounidense. Un proveedor chino suministró una pintura que no era la correcta. Esta es la verdad del caso.

La responsabilidad de las empresas es lo primero de todo. Las empresas son responsables de que sus productos cumplan las normas europeas en vigor. A continuación viene la responsabilidad de los Estados miembros, que tienen que conseguir que la vigilancia del mercado funcione correctamente. Y después nos corresponde la nuestra como legisladores europeos. Tenemos que mantener actualizada nuestra legislación e identificar oportunamente los posibles riesgos, incorporando las medidas correspondientes a la normativa.

Por este motivo la Comisión inició hace más de dos años una revisión exhaustiva de la actual Directiva sobre la seguridad de los juguetes. Esta Directiva es una de las primeras que se elaboraron con arreglo al «nuevo enfoque». Es evidente que mercado del juguete ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años, por lo que la nueva Directiva incluirá toda la gama de riesgos y aspectos peligrosos detectados recientemente, garantizado su prevención mediante unas normas muy estrictas, por ejemplo respecto al uso de sustancias químicas en los juguetes. La Directiva será presentada al legislador a finales de año.

A comienzos de este año ya les habíamos presentado un paquete completo de medidas dirigidas a reforzar la vigilancia del mercado mediante una mejor protección de la marca CE. Permítanme hacer aquí un comentario sobre la marca CE. Esta marca significa que el fabricante (ya se trate de un fabricante europeo o de un fabricante no europeo que desea vender en Europa) garantiza absolutamente que su producto cumple por entero las normas vigentes en Europa. El fabricante reconoce dicha garantía mediante la marca CE. Ése es el significado de la misma.

En toda una serie de casos, el fabricante no está autorizado a utilizar el símbolo CE basándose en su propia declaración y en sus propios ensayos, sino que debe ser certificado por un organismo independiente, especialmente cuando exista peligro para los usuarios si el producto no funciona correctamente. La certificación de un organismo independiente es ahora obligatoria en todos estos casos. Se ha mejorado de manera importante el funcionamiento de estos organismos, denominados organismos de evaluación de la conformidad. Hemos presentado las propuestas apropiadas, que están a disposición de ustedes como legisladores europeos.

En relación con los juguetes tenemos que tomar una decisión sobre una cuestión muy difícil para la Comisión y para ustedes como legisladores: ¿queremos que cada juguete individual que salga al mercado sea certificado por un organismo independiente, o preferimos dejar que sean los fabricantes quienes los garanticen mediante la marca CE, asumiendo también la responsabilidad correspondiente? – a lo que tengo que añadir que los fabricantes deberán estar en condiciones de demostrar en todo momento y con la documentación completa, de conformidad con las normas actuales, que han estado utilizando legalmente la marca CE. ¿O queremos ir hacia una tercera vía, definiendo en la nueva Directiva determinados tipos de juguete para los que se estipule la certificación por un organismo independiente?

No quiero ocultar que siento una gran afinidad por esta última solución. Me gustaría ponerles un ejemplo: ¿qué hacemos con todos los juguetes que contienen circuitos integrados? Si los niños se los meten en la boca, los circuitos integrados son un objeto peligroso. Tiene que haber por consiguiente una garantía de que estos componentes de los juguetes no supongan bajo ninguna circunstancia una amenaza para los niños. Si no queremos quitarles a los niños sus consolas de juegos – y no creo que haya nadie que lo quiera hacer – la única alternativa sería que fuera obligatoria la certificación de un organismo independiente sobre este punto. Las ideas de la Comisión van en esta dirección, y espero recoger en este debate alguna idea sobre las opiniones del Parlamento en esta materia.

El último punto que desearía mencionar es una petición dirigida a los fabricantes y a las organizaciones de consumidores. Los fabricantes debe ser conscientes de que las presiones sobre los costes, por grandes que sean, no les eximen de la responsabilidad de controlar exhaustivamente cada elemento individual de su proceso de producción y de su cadena de suministro. Cuanto más internacional se vuelve la producción y las cadenas de suministro, tanto mayor es la responsabilidad de las empresas que actúan en el mercado.

Por otra parte, sería un éxito notable para las organizaciones de consumidores lograr concienciar a la gente de que lo barato no siempre equivale a lo bueno. No es únicamente una cuestión de seguridad, sino también de calidad, porque cuántas veces no habremos visto – incluso con los regalos de Navidad – cómo un juguete se rompe la primera vez que el niño juega con él. ¡Puede que haya sido barato, pero no era bueno! Lo barato no siempre quiere decir bueno, ni siempre quiere decir seguro. Esto significa que el consumidor tiene que ser consciente de que el precio del producto tiene una relación directa con su calidad y seguridad. En relación con esta mentalidad de precios bajos, que se está extendiendo al menos en algunos Estados miembros, diré que el tema me preocupa cada vez más.

Para concluir, estoy en condiciones de afirmar que la actual legislación europea es en cualquier caso mejor que la de otras partes del mundo, pero que puede mejorarse y está siendo mejorada, y que cuando se trata de juguetes se deben aplicar y se aplican las normas más estrictas.

 
  
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  Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señora Presidenta, para mí es realmente un honor y un placer comparecer aquí ante el Vicepresidente Verheugen para dirigirme al Parlamento sobre la crítica cuestión de los productos peligrosos y la seguridad de los productos. Como ven, la Comisión se mantiene unida para abordar este problema, y satisfecha por expresarles su posición desde dos puntos de vista complementarios.

Nuestra sociedad y economía abiertas ofrecen a los ciudadanos opciones que resultaban inasequibles o inimaginables hace tan solo una generación. Éste constituye un avance considerable, pero viene acompañado de un desafío, como hemos podido ver en los últimos meses. Me refiero, por supuesto, a la preocupación sobre la seguridad de los productos y, más concretamente, de los juguetes infantiles. Los ciudadanos necesitan saber que su seguridad se encuentra bien apuntalada por normas sólidas, autoridades eficaces y enérgicas, y comercios responsables.

Comenzaré esta breve exposición con unas palabras sobre la ley y su ejecución, que resulta crucial. Creo que el marco regulador actual para la seguridad de los productos de consumo en la UE es, fundamentalmente, sólido, y se verá reforzado por la propuesta pendiente de la Comisión sobre las Directivas «de nuevo enfoque». Concretamente, me refiero a la Directiva sobre seguridad general de los productos, con su sistema de alerta rápida para los productos peligrosos (RAPEX), que alude a un marco fundamentalmente sólido. Contamos ya con el marco jurídico para ocuparnos de los productos peligrosos fabricados en China o en cualquier otra parte. El reto de asegurar un mercado interior de mercancías seguras recae, principalmente, en la ejecución efectiva del presente marco jurídico y, si releemos la directiva detenidamente, este poder de ejecución pertenece a los Estados miembros. Las autoridades de vigilancia del mercado pertenecientes a los Estados miembros y los controles aduaneros tienen el deber de asegurar que los productos peligrosos no lleguen al mercado o que, en su caso, sean retirados o recuperados. Los Estados miembros deben contar con sanciones eficaces, proporcionadas y disuasorias aplicables a las infracciones, y como manifiesta el artículo 7 de la Directiva sobre seguridad general de los productos, ello es, realmente, responsabilidad de los Estados miembros.

Ciertamente, la aplicación de la ley por parte de las autoridades públicas es tan sólo complementaria al hecho de que los comercios respeten sus obligaciones jurídicas y éticas, como el Comisario Verheugen ha manifestado hace unos minutos. Es responsabilidad de los fabricantes, importadores y distribuidores asegurarse de que proveen al mercado de productos seguros y de que toman las medidas necesarias cuando advierten un riesgo para la seguridad del consumidor.

Comentaré brevemente ciertas recuperaciones de productos que se han llevado a cabo recientemente, y que, sin duda, constituyen nuestra principal preocupación. Acerca de la problemática de estas recuperaciones recientes de productos peligrosos, la Comisión se mostraría más preocupada por el silencio que por la actividad, pues la transparencia cimienta la confianza. Ésa es la razón por la que no puedo más que animar a las autoridades nacionales a que potencien su vigilancia e informen a la Comisión sobre las mercancías peligrosas, y a que no mantengan silencio, por una u otra razón, como puede ser el no querer inquietar a la población antes de las Navidades o, simplemente, tratando de abordar el problema en silencio.

Ciertamente, continúan planteándose interrogantes. ¿Notifican los operadores económicos los problemas con suficiente rapidez, y se encuentran sus auditorías internas a la altura de las circunstancias? ¿Cómo podemos asegurar una intervención más temprana y eficaz por parte de las autoridades de vigilancia del mercado y realizar un mejor seguimiento de las recuperaciones de los productos? No obstante, las recuperaciones recientes de productos han mostrado que pueden y deben llevarse a cabo mejoras en la cadena completa de suministro del producto, que abarque, entre otras cosas, el diseño del producto, la provisión de gestión del contratista, los controles de los procesos de fabricación y las pruebas de ensayo del producto final.

Quisiera hablar sucintamente sobre las relaciones con China y los Estados Unidos. La Comisión también pone en tela de juicio que China esté haciendo lo suficiente. Durante mi reciente visita a China, mi principal mensaje fue que Europa no transige, ni transigirá, en cuanto a la seguridad del consumidor. Es algo en lo que hice hincapié y sobre lo que obtuve el compromiso de las autoridades chinas para conseguir objetivos de avance específicos. No existe ningún argumento suficiente del mercado que pueda rivalizar con la seguridad de los productos y de las vidas de los ciudadanos, y estoy dispuesta a amonestarles duramente si son incapaces de cumplir los objetivos. En octubre espero recibir el informe de las autoridades chinas, y estoy realmente haciendo todo lo posible para demostrarles que no dudaré en tomar las medidas oportunas si no son capaces de cumplir con lo establecido.

La cooperación constructiva con China ha producido ya sus resultados —retirada de licencias de exportación de ciertos productos que no alcanzan los estándares—. Debo decir que he estado cuatro días en el país, durante los cuales se llevaron a cabo recuperaciones de licencias de los dos principales fabricantes de juguetes, lo que sitúa a Europa muy por delante en comparación con otros países desarrollados que afrontan problemas similares. Como saben, el 16 de septiembre, el grupo de trabajo establecido por el Presidente de los Estados Unidos emitió un informe con medidas bastante similares a las que Europa ha asumido ya para garantizar la seguridad de las mercancías. Estamos también en contacto con las autoridades estadounidenses de seguridad de los productos de consumo y con los responsables políticos con vistas a reforzar mutuamente nuestros mensajes al Gobierno chino. He hablado ya con la presidenta de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor (IMCO), la señora McCarthy, acerca de los resultados de la visita que realizaron a los Estados Unidos. La próxima semana me encontraré allí y verificaré cómo podríamos cooperar. El objetivo es dar una señal inequívoca a China. Las garantías de seguridad adecuadas no funcionarán como moneda de cambio en las relaciones con un bloque económico u otro; son condición sine qua non para el acceso a ambos.

Quisiera concluir con los próximos pasos que prevemos dar. La Comisión se compromete a realizar todos los esfuerzos para asegurar que los juguetes vendidos en la campaña navideña no den lugar a sorpresas desagradables, y este compromiso es muy claro. Quizá necesitemos una especie de pacto navideño con los productores, los importadores y todas las autoridades de los Estados miembros, que deben garantizar una puesta en práctica enérgica, así como con las organizaciones de consumidores. A mediados de noviembre, la Comisión pondrá al día de manera regular al Parlamento sobre estos progresos, en particular sobre la conclusión del ejercicio de evaluación que examine las fortalezas y las debilidades del mecanismo de seguridad de los productos de consumo actualmente en vigor; así como tras la Cumbre UE-China que se celebrará próximamente, a finales de noviembre. A comienzos del mes que viene, el día 3, se celebrará un encuentro en Bruselas de todas las autoridades nacionales, en el cual compararemos nuestros puntos de vista sobre cómo se aplican las directivas sobre seguridad en todo el territorio. Hemos mantenido ya negociaciones extensas con todos los fabricantes de juguetes, incluido Mattel, relativas al intercambio de prácticas. Como informé recientemente a la Comisión IMCO, no es el momento para reacciones irreflexivas. Junto con el Vicepresidente Verheugen y algunos de mis colegas Comisarios, aseguraremos la respuesta necesaria, proporcionada y apropiada a los problemas que han aflorado a la superficie respecto a la confianza pública en la gobernanza de la seguridad global de los productos.

Aunque el Comisario Verheugen fue realmente muy exhaustivo en su exposición, permítanme decir que, en cuanto a la revisión del también llamado paquete de «nuevo enfoque», el hecho de tomar en especial consideración la salud y la seguridad de los ciudadanos europeos requiere que conservemos el sistema específico y fructífero establecido por la Directiva sobre seguridad general de los productos. Para finales de año, presentaremos el primero de los informes que tenemos la obligación de presentar cada tres años de acuerdo con dicha Directiva, y verán que este mecanismo es realmente eficaz, y que se basa en la colectividad, la solidaridad y la proporcionalidad. Estoy convencida de que su punto de vista es, también, que se exija anteponer la seguridad a soluciones simplificadas y unitarias, y a considerar de modo favorable el proyecto de Reglamento propuesto originariamente por la Comisión.

Tenemos que ser conscientes también de que esto no está ocurriendo por primera vez. Si comparan cómo hemos ido superando todos los acontecimientos desagradables que tienen lugar en el mercado en relación con a la seguridad alimentaria, podemos realmente potenciar nuestra comparación institucional y hacer todo lo que esté en nuestra mano sobre la seguridad de los productos porque, en este mundo globalizado, sencillamente, no podemos ser una isla. Tenemos que ejercer nuestro control y asegurar a los ciudadanos europeos que la atención de las autoridades comunitarias es la misma en todas partes, y que complementa los esfuerzos de los Estados miembros.

 
  
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  Malcolm Harbour, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señora Presidenta, hay un proverbio japonés que dice (y recalco «japonés», que no «chino» en el contexto de esta cuestión): «Un problema es una montaña de tesoros».

Creo que el problema de Mattel ha centrado la atención realmente sobre la importante labor que realizamos en este Parlamento y, en particular, la de mis colegas de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor, sobre lo que se considera, tradicionalmente, una materia bastante árida, concerniente a la regulación de los productos, la vigilancia del mercado y la evaluación de la conformidad. Pues bien, ahora el público sabe el porqué de su importancia, y espero que continúe centrando su atención en ello.

Quiero agradecer a los dos Comisarios su asistencia hoy, pero quizá recordarles, antes que nada, que se presentó una pregunta oral que, en mi opinión, ellos han anticipado y que han abarcado la mayoría de nuestras preguntas, aunque creo también que les llevamos cierta ventaja. Mañana verán la resolución sobre la que votamos, que adopta un amplio enfoque sobre la seguridad de los productos, y más concretamente de los juguetes, en el contexto global.

Hay diversas cuestiones dirigidas a ambos Comisarios. Me complace que el Comisario Verheugen haya confirmado que tendremos aquí la Directiva sobre la seguridad de los juguetes hacia finales de año, algo que hemos estado solicitando. Me complace también que haya desvelado una parte del modo de pensar y le invitamos a que quizá lo comparta un poco más con nosotros, pues no se nos ha aclarado suficientemente la dirección a la que se dirige. Quizás esté hablando sobre ciertas normas diferenciadas para ámbitos específicos. Simplemente, le recomendaría prudencia al respecto; por ejemplo, no estoy del todo convencido de que un juguete que contenga un microchip vaya a resultar más peligroso que una bicicleta, pero le dejaré reflexionar sobre ello.

Permítanme, únicamente, enfatizar algunos de los puntos sobre los que queremos dirigir nuestra atención. En primer lugar, la gran decepción de esta mañana ha sido que no se encuentre aquí presente ningún miembro del Consejo, ya que tienen un papel decisivo que desempeñar, como sabemos, en la valoración y la conformidad de los productos.

En segundo lugar, estoy de acuerdo con la estimación de ambos Comisarios de que los fabricantes y productores deben soportar la mayor parte de la responsabilidad de la gestión de una cadena de suministro en la que lleven a cabo controles de calidad y garanticen que su producción mantiene la estabilidad de los elevados niveles de calidad del producto.

Finalmente, creo que los consumidores tienen derecho a una mayor y mejor información. No puedo entender por qué somos tan reacios a indicar a los consumidores dónde se fabrican los productos. En este momento, el Consejo está retrasando una propuesta en determinados ámbitos. Creo que la industria del juguete debe, en realidad, mirar seriamente hacia un adecuado marcado de seguridad de los productos que elabora y gestiona, de manera que los consumidores tengan realmente la certeza, cuando vayan a comprarlos estas Navidades, de que adquirirán juguetes seguros y de buena calidad.

 
  
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  Evelyne Gebhardt, en nombre del Grupo del PSE.(DE) Señora Presidenta, creo que a todos los efectos en la Unión Europea hemos alcanzado unos niveles de seguridad muy elevados en materia de productos. Estoy de acuerdo con el señor Verheugen cuando dice que no podemos conseguir el 100 % de seguridad, pero en Europa aspiramos a tener el máximo nivel de seguridad posible y aún no hemos alcanzado este objetivo. Todavía nos queda mucho por hacer para que este objetivo se convierta en una realidad. Estas campañas de retirada de productos (no se trata únicamente de Mattel, ha habido otras en los últimos meses), ponen de manifiesto que en la Unión Europea existe una gran necesidad de actuar para garantizar que la seguridad del producto alcance su nivel más elevado posible.

A los tres meses de las Navidades, como es lógico vigilamos atentamente los juguetes, porque tienen que ser especialmente seguros. Nuestros hijos son nuestro futuro, y por eso tenemos que prestar una atención especial a su seguridad. De ahí que estemos molestos por lo mucho que está tardando la Comisión Europea en revisar la Directiva sobre los juguetes. Espero que sea cierto que la Directiva se revisará a finales de año, o incluso antes, de forma que podamos actualizarla completamente. También estoy muy interesada en conocer las propuestas que se van a presentar, porque es algo que hasta ahora no ha estado nada claro.

Hay otro punto que es muy importante, a saber, la aplicación de esta norma. Los Comisarios también han hablado de ello, porque constituye un auténtico problema. El lunes tuve la oportunidad de ir a un organismo de certificación para enterarme de cuáles eran los problemas. Uno de los que más se han destacado es que la marca CE no da todo lo que promete. Tenemos que trabajar en esto, y por esta razón pedimos que exista además un etiquetado adicional de seguridad, especialmente para los juguetes, de forma que también sea posible garantizar esta última.

No basta con realizar inspecciones cuando los productos ya están en las tiendas; hay que hacerlas antes. Necesitamos que las inspecciones se realicen más tempranamente y que sean obligatorias en los casos necesarios, y muy especialmente en el caso de los juguetes.

Un tercer y último punto: hay que mejorar el sistema RAPEX. Si examinamos la cifras comprobaremos que la actividad en este ámbito varía considerablemente de un Estado miembro a otro. Creo al respecto que tenemos que hacer un llamamiento a los Estados miembros para que mejoren y promuevan este sistema, de forma que realmente seamos capaces de llevar a cabo las retiradas y prohibiciones de productos que sean necesarias.

 
  
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  Toine Manders, en nombre del Grupo ALDE. – (NL) Señora Presidenta, me alegro de que haya dos Comisarios presentes. Es una prueba de la enérgica estrategia adoptada en relación con el reciente problema de Mattel. Se trata desde luego de un problema doble, lo que ahora también queda demostrado por el hecho de que es menos grave en lo referente a China, y por el hecho de que también Mattel ha cometido un error. Como he dicho, se trata de un problema doble. Creo por encima de todo – y quisiera repetir aquí las palabras de Clinton – que los políticos deben pensar primero y actuar después. Éstas fueron las palabras del Presidente Clinton durante un mítin electoral el pasado año, en el que también dijo que no debemos ponernos nerviosos cuando se aprieta un botón, como en el caso de los juguetes. En esta ocasión yo también soy culpable. Cuando sucede algo, los políticos nos ponemos nerviosos y queremos enseguida medidas más estrictas y reglamentos más severos. Creo que primero debemos pensar y después actuar. Por suerte, esto es lo que hemos hecho con nuestra resolución.

Esto me lleva al segundo punto, que es que el problema de Mattel tiene también una consecuencia positiva; concretamente que vamos a estudiar de forma explícita la importancia de la marca CE, una marca de calidad que denota seguridad, y la forma en que podemos mejorarla.

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el Comisario Verheugen sobre el hecho de que nunca se puede lograr el 100 % de seguridad; sin embargo, siguiendo con lo que ha dicho la señora Gebhardt, debemos al menos aspirar a conseguir este 100 % de seguridad. El producto que lleva la marca CE hace pensar en un 100 % de responsabilidad, lo que naturalmente es de gran importancia para el consumidor. Si lleva la marca CE, el consumidor sabe que si algo no funciona con el producto adquirido, siempre podrá reclamar al fabricante o al importador.

La resolución sobre la que votaremos mañana, señora Presidenta, se refiere a este tema en particular. Me parece que hemos elaborado una excelente resolución; la vigilancia – y aquí estoy totalmente de acuerdo con la Comisaria Kuneva cuando dice que no necesitamos más legislación, sino más bien aplicar la legislación existente de forma más eficaz y eficiente – admite mejoras. No podemos dejar que sean los Estados miembros quienes lleven a cabo el control en terceros países. Creo que una estrategia coordinada europea en colaboración con los Estados miembros es esencial para lograrlo, y espero que la Comisión hará esfuerzos en esta dirección.

Además de esto, señora Presidenta, los consumidores deben conocer claramente las marcas existentes. Tenemos la marca CE y, con esta resolución, estamos pidiendo además una marca de seguridad para los juguetes, o al menos una que sustituya a todas las marcas nacionales existentes. El objetivo no es crear un abanico de marcas, que sólo sirven para que el consumidor termine por no ver el bosque a causa de los árboles y no sea ya capaz de decidir claramente, por lo que considero que si hiciéramos esto no acertaríamos. Las cosas tienen que quedar más claras, con menos y mejores reglamentaciones. Creo que esto es de la máxima importancia. Por consiguiente, espero que podamos introducir estas marcas de forma voluntaria, y que sea el mercado quien lo exija. Si vamos a crear obligaciones, la autoridad que ejercemos implica asumir los controles, y creo que el mercado y el consumidor preferirán sobre todo la seguridad y un sistema de etiquetado claro. Siempre que ello sea así, mi grupo y yo estaremos plenamente satisfechos con la decisión. Esperamos con interés la revisión de la Directiva relativa a los juguetes mencionada por usted.

 
  
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  Hiltrud Breyer, en nombre del Grupo Verts/ALE. (DE) Señora Presidenta, inspecciones y una selva de símbolos nuevos – nada de esto tiene que ver con lo que es realmente la clave del problema. ¡Las inspecciones están bien, pero las leyes son aún mejor! No necesitamos más seudoseguridad, ni más acciones seudopolíticas para cubrir las apariencias, sino mejores leyes y mejores normas. Las sustancias CMR, carcinógenas, mutágenas o reprotóxicas no han sido eliminadas aún de los juguetes infantiles. Los juguetes no pueden convertirse en trampas tóxicas para los niños. El veneno no debe llegar a manos de los niños, ni siguiera en pequeñas cantidades.

Señor Verheugen, me parece intolerable la forma en que disculpa sus propios fracasos reprendiendo a los fabricantes y a los consumidores. Sabemos que la base legal, la Directiva sobre los juguetes, no ha ofrecido a los niños durante años ninguna protección frente a los juguetes tóxicos. La Comisión lo sabe. Puede verlo en su propio informe de 2004, donde se le propina una buena bofetada. Dice en blanco y negro que la Directiva de los juguetes ha fracasado. Desde el año 2001 hemos estado enviando recordatorios sobre la revisión de esta Directiva y han sido archivados una y otra vez. No es verdad que el plomo esté prohibido en los juguetes. ¡El plomo como tal simplemente no ha sido prohibido por la Directiva de los juguetes! ¿O quizás puede la Comisión explicarnos por qué no ha iniciado ninguna campaña legal de retirada del productos, y por qué ha sido una campaña voluntaria de retirada por iniciativa del fabricante de los juguetes?

No deberíamos hacer que el consumidor siga creyendo que tenemos el problema bajo control. Necesitamos una mejor protección. Esto significa claramente que tenemos que cambiar los fundamentos y sustituir las normas inexistentes por leyes y prohibiciones claras. Es completamente absurdo que se permita que sustancias carcinógenas lleguen a manos de los niños. Por lo tanto, aquí los mejores controles no nos sirven para nada. Lo que tenemos que hacer ahora es endurecer las leyes y después realizar mejores controles. ¡No queremos que nuestros hijos se envenenen mientras juegan!

 
  
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  Eva-Britt Svensson, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (SV) Señora Presidenta, en el debate sobre la retirada de los juguetes en cuestión se ha dicho varias veces que la responsabilidad de que haya juguetes peligrosos en el mercado corresponde al país de fabricación, en este caso a China. Lamento que el debate no se haya centrado más en la responsabilidad en que incurren las empresas, Mattel en este caso, que externalizan la producción en países como China. No quiero concentrar mis críticas en esta empresa concreta, porque son muchísimas las que externalizan su producción. Lo hacen porque quiere que sus precios sean lo más bajos posible. Quieren aumentar sus beneficios.

Pero tenemos que debatir mucho más a fondo la responsabilidad que corresponde a estas empresas. Pretenden reducir sus costes al máximo y al mismo tiempo no asumir ninguna responsabilidad respecto a la seguridad de los consumidores ni de sus empleados que manejan estos productos peligrosos. Tenemos que presionar a las empresas para hacerlas entender que como consumidores exigimos productos seguros en los que podamos confiar. Exigimos también que los productos se fabriquen en condiciones de trabajo dignas, sin riesgos para la salud y la seguridad de los empleados.

Es evidente que resulta especialmente trágico cuando son los niños los afectados por los productos peligrosos. Ciertamente debemos unirnos para poner fin a esta situación.

 
  
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  Bastiaan Belder , en nombre del Grupo IND/DEM.(NL) Señora Presidente, la Unión Europea y China son socios comerciales mutuamente importantes. Esto significa que China debe responder de la calidad de los productos suministrados. La Unión Europea no debe aceptar prendas de vestir o juguetes que no sean seguros. La Unión no debe dejar que sus intereses económicos en China tengan prioridad sobre los intereses del consumidor europeo. Este debate demuestra una vez más que el consumidor europeo demanda no solamente precios bajos, sino sobre todo calidad y seguridad, como también ha indicado el Comisario Verheugen. Y ello es todavía más cierto cuando es la seguridad de los niños la que está en juego.

En este debate desearía referirme no sólo a los importadores, sino también y especialmente a los fabricantes chinos. La seguridad no es sólo un problema cuando los productos llegan a Europa. La preocupación por la seguridad debe ser un principio orientador desde los primeros eslabones de la cadena de producción. Después de todo, la seguridad no es un lujo ni una conveniencia, ni aquí ni en China. Invito al Consejo y a la Comisión a transmitir este mensaje a nuestros socios comerciales chinos de forma clara y enérgica, y las palabras de la Comisaria Kuneva me hacen confiar en que efectivamente se transmitirán; deseo que tenga mucha perseverancia en esta difícil tarea.

 
  
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  Luca Romagnoli, en nombre del Grupo ITS. (IT) Señora Presidenta, Señorías, China conocía y conoce los peligros de muchos de sus productos, no solamente los juguetes. China nos ha asegurado en muchas ocasiones que la inmensa mayoría de sus productos son conformes con las normas europeas, pero los consumidores confían mucho poco en los productos chinos.

El informe de la Comisión sobre productos peligrosos de 2006 destaca el incremento de las infracciones de la seguridad constatado en los juguetes, secadores de pelo y encendedores. Los juguetes son, efectivamente, los productos con un mayor número de irregularidades, y China es el país de origen donde se producen más infracciones. La Comisaria Kuneva ha advertido de que si China no responde a las demandas de la UE, el siguiente paso será la prohibición de importar determinados productos chinos.

Creo que debemos reforzar las barreras aduaneras, porque la UE no sólo debería proteger a los consumidores y a su industria, no sólo debería apoyar la libre competencia mediante la igualdad de oportunidades de acceso al mercado, sino que también debería actuar por motivos sociales y medioambientales en relación con algunos aspectos extremadamente especulativos de la industria china.

Necesitamos controles no sólo sobre la calidad final de los productos, sino también una etiqueta de origen clara y, antes de autorizar la circulación de los productos chinos en el mercado interior, comprobar los niveles de seguridad y las condiciones de fabricación de los productos en los lugares de origen; de otro modo, las instituciones serán cómplices de las catástrofes medioambientales, explotación social y competencia desleal generadas por la industria china.

 
  
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  Jim Allister (NI). – Señora Presidenta, es incontestablemente cierto que Mattel debería haber procedido a la recuperación de estos juguetes peligrosos, pero se plantea una serie de cuestiones que vienen al caso.

En primer lugar, y a pesar de nuestra legislación sobre protección al consumidor, no fue la UE o cualquier agencia de la UE la que percibió el peligro, sino la propia empresa matriz estadounidense. ¿No nos está diciendo esto algo importante acerca de la eficacia y la fiabilidad de nuestros propios medios de protección?

En segundo lugar, imponemos sobre nuestra propia industria autóctona, en todas las esferas, normas y requisitos severos, que abarcan desde la salud y la seguridad, a la emisión de CO2; sin embargo, abrimos nuestras puertas de par en par a las mercancías chinas, que son producto de condiciones de producción lamentables, no llegan a alcanzar ni remotamente lo que exigimos en nuestras propias fábricas, y proceden de plantas de producción que arrojan emisiones sin reparar en las consecuencias para el futuro. ¡No es de extrañar que hayamos forzado a tanta industria manufacturera a desplazarse al Lejano Oriente! Pero, lo que yo pregunto es ¿con qué beneficio neto a escala global? Para hacer justicia tanto a los trabajadores como a los consumidores de Europa, ya va siendo hora de que aportemos cierto sentido común y orden a nuestro enfoque. Si no hubiésemos diezmado nuestra propia industria manufacturera por medio de una normativa punitiva, entonces quizá ahora no tendríamos tanta dependencia de China y de sus mercancías de pésima calidad.

 
  
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  Marianne Thyssen (PPE-DE).(NL) Señora Presidenta, Comisarios, la reciente campaña de retirada de un fabricante de juguetes sirvió de toque de atención, y por buenas razones. Ahora nos corresponde a nosotros solucionar este problema de forma racional y bien argumentada. Si después de muchos años de esfuerzos por lograr un alto nivel de protección del consumidor, también en relación con la seguridad de los productos, seguimos enfrentándonos a veces con casos en que se fabrican, importan e introducen en el mercado productos que no cumplen las normas, ésta no es desde luego una situación ideal. Sin embargo, quizás no sea posible evitar completamente que esto suceda. A pesar de todo, los ciudadanos y los consumidores europeos pueden estar seguros de que seguiremos realizando los máximos esfuerzos para poner remedio a estos problemas.

En el caso que ha sido la causa inmediata de este debate, los productos en cuestión son juguetes procedentes de China. No obstante, quisiera hacer un llamamiento para que no nos limitemos a este caso, ni al hecho de que proceden de China, porque también otros países introducen productos no seguros en el mercado. Algunas veces también los fabricamos nosotros. Es mejor llegar a acuerdos eficaces que iniciar campañas proteccionistas. Y tampoco nos debemos centrar exclusivamente en los juguetes, aunque uno de cada cuatro productos donde se han detectado defectos es un juguete. Tenemos que conseguir que se garantice la seguridad de los productos a nivel general. No tenemos que diseñar una nueva estrategia como tal; más bien debemos tapar los huecos del sistema actual. Estamos trabajando en esta dirección, con las propuestas incluidas en el paquete de medidas del mercado interior de mercancías. Quisiera que quedase claro para todos que estas propuestas se prepararon con el fin de permitir el mejor funcionamiento del mercado interior. En estas propuestas siempre incluimos como objetivo un alto nivel de protección del consumidor, y ahora se puede apreciar conveniencia de hacerlo. Por lo tanto, el mercado interior y la protección del consumidor no son temas contrapuestos sino plenamente congruentes, y éste es el camino por el que debemos seguir.

Señora Presidenta, sólo tengo una pregunta para la Comisión: en nuestra resolución conjunta estamos pidiendo que se realice un estudio para analizar si es posible una marca de seguridad voluntaria además de la marca CE. Quisiera preguntar a los Comisarios cuál es su respuesta a esta solicitud.

 
  
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  Erika Mann (PSE).(DE) Señora Presidenta, Comisarios, Señorías, me he estado divirtiendo buscando «juguetes» y «China» en Google. Les recomiendo que lo hagan ustedes también. Saldrán listas enteras de proveedores, toda la industria y los fabricantes chinos, y podrán ver todas las cosas que se pueden comprar allí. El 80 % de los juguetes chinos acaban en el sitio Web de la Comisión y, viceversa, el mercado europeo importa de China el 80 % de los juguetes. Si consideran conjuntamente ambos porcentajes, se pueden imaginar el alcance del problema que estamos tratando aquí.

Naturalmente, hay que tener en cuenta, por un lado, que nos hallamos ahora en un contexto internacional en que la economía mundial está cada vez más interrelacionada y hay puestos de trabajo que dependen de los suministros chinos. También hay que decir, por otro lado, que la red de este tipo de industrias a nivel mundial sólo funciona si existe confianza. Y la confianza depende de determinados aspectos que es preciso proteger.

La confianza aumenta cuando existe competencia leal. Y la competencia leal existirá si tenemos la seguridad de que los chinos, y también los fabricantes y sus suministradores, son capaces de realizar todas las comprobaciones necesarias para exportar sus productos a Europa con arreglo a los criterios del mercado europeo, y que tienen los conocimientos técnicos necesarios para ello.

Sin embargo, la confianza y la competencia leal solamente surgirán si los países productores, y en este caso concretamente el Gobierno chino, garantizan que nuestras normas medioambientales, sociales y laborales se introducen gradualmente en China hasta alcanzar el mismo nivel que aquí, porque de otro modo lo que tendremos será una competencia desleal.

Y la competencia desleal influye siempre sobre la capacidad de país para realizar controles. Esto lo podemos comprobar en que según todos los datos la mayor parte de los problemas que tenemos con los juguetes peligrosos de China no provienen necesariamente de los fabricantes de las principales marcas, sino de los que intervienen en unas cadenas de distribución poco seguras. Por lo tanto, los chinos tienen que reforzar bastante más esta tarea de control.

Señores Comisarios, también nosotros, como es lógico, tenemos que poner orden en nuestra casa, y creo que parte del problema estriba en la confusión que reina en Europa. No quisiera repetir lo que mis colegas diputados han dicho ya, sino enumerar algunos puntos relacionados con la Comisión de Comercio Internacional, en particular la responsabilidad que tienen los importadores europeos de establecer controles en las fronteras, la necesidad de emprender campañas legales de retirada de productos, y el problema general de cuándo procede recurrir a prohibiciones y restricciones de las importaciones y en qué condiciones. Pronto habrá dificultades – al menos en determinados sectores como el textil – dado que las cláusulas de salvaguardia que tenemos actualmente están a punto de expirar. Tendremos nuevos problemas, al menos en ese sector.

 
  
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  Frédérique Ries (ALDE). (FR) Señora Presidenta, ¿qué podremos aprender del asunto Mattel? Para empezar, tengo que hacer para una observación inicial que desde luego es una digresión, pero que como se ha dicho antes tiene su importancia. Si esta odisea comercial tiene un final feliz, se deberá en parte al sentido de responsabilidad de los directivos de la empresa, que tomaron las decisiones adecuadas: una retirada masiva y una campaña de comunicación.

En segundo lugar, quisiera felicitar a la Comisaria Kuneva, que ha estado a la altura de nuestras expectativas al ordenar el uso eficaz del sistema RAPEX, el cual naturalmente puede ser afinado aún más, y al enviar un mensaje enérgico a las autoridades chinas.

En tercer lugar quisiera expresar mi frustración. En realidad, el asunto Mattel es casi la historia de un destino anunciado: el de la vigilancia de los productos etiquetados CE en la Unión Europea, en este caso juguetes, pero no son los únicos productos afectados. En 2004, durante el debate acerca de la Directiva sobre el diseño ecológico de los productos, tanto yo como otros que están aquí esta mañana – veo a Karin Scheele, Peter Liese, Claude Turmes – criticamos la presencia en el mercado europeo de otros productos peligrosos que llevan la marca CE.

Nuestra resolución conjunta implica ciertamente posibilidades interesantes: la revisión de las directivas existentes, la mejora de la cooperación, en este caso con China, la asignación de más recursos a las autoridades aduaneras y a las autoridades nacionales de vigilancia. Los dos Comisarios que están hoy aquí han insistido sobre este aspecto esencial. Ojalá hubiera estado aquí esta mañana alguien del Consejo: nos hubiera venido bien su presencia.

Para concluir, si Europa desea proteger la salud y la seguridad de los consumidores, debe identificar y perseguir judicialmente a los estafadores, pero también prohibir la comercialización de productos destinados al consumo que contengan sustancias peligrosas como las CMR y los perturbadores endocrinos.

 
  
  

PRESIDE: ADAM BIELAN
Vicepresidente

 
  
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  Heide Rühle (Verts/ALE). (DE) Señor Presidente, me complace la importancia que la Comisión está dando al tema de hoy. El hecho de que hayan intervenido dos Comisarios demuestra claramente que por fin hasta la Comisión entiende que debemos actuar en este tema. Sin embargo, subsisten algunas incertidumbres respecto a las declaraciones, cuando se hace referencia en primer lugar a la responsabilidad de los Estados miembros y de los fabricantes. Sin duda los Estados miembros tienen buena parte de responsabilidad, porque en muchos de ellos la vigilancia del mercado ha sido reducida en los últimos años. Ésta es la respuesta equivocada a los desafíos de la globalización. Por otro lado, todo esto no basta.

La revisión de la Directiva sobre la seguridad de los juguetes es urgentemente necesaria. Cuando se piensa que esta campaña de retirada es ya la cuarta desde noviembre de 2006, surgen preguntas como las siguientes: ¿quién se encarga realmente de controlar estas campañas de retirada? ¿qué resultados están logrando las sanciones impuestas por los Estados miembros y la legislación sobre responsabilidad de importadores y productores? Necesitamos revisar urgentemente la Directiva sobre seguridad de los juguetes para que tenga plenamente en cuenta los nuevos desafíos. Esta Directiva no es una respuesta a estos nuevos desafíos.

Tenemos que abordar temas como la legislación sobre acciones colectivas. Señor Verheugen, se ha referido usted correctamente al hecho de que tenemos que explicar a los consumidores que la calidad también es importante y que los precios tienen que reflejar la calidad. Pero también me pregunto, como es lógico, por qué los consumidores ya no tienen a su alcance la opción, por ejemplo mediante una ley europea sobre acciones colectivas, de obligar a introducir también aquí cambios en materia de costes.

Me gustaría insistir en el tema de la marca CE. Hemos discutido esto en detalle desde todos los puntos de vista, y conocemos bien los fallos y las limitaciones de esta marca CE. Creo que es un error sugerir a los consumidores que la marca CE es una indicación clara de que el producto es seguro. La marca CE es principalmente una declaración de que la etiqueta cumple las normas europeas. Puede referirse a determinadas partes del producto o al producto completo, pero no es una indicación general de la seguridad del producto. Aquí existe un fallo que debe ser eliminado urgentemente con la nueva Directiva sobre la seguridad de los juguetes.

 
  
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  Kyriacos Triantaphyllides (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, el 65 % de los juguetes importados en la Unión Europea están hechos en China. En agosto, una determinada empresa juguetera estadounidense retiró del mercado mundial aproximadamente 18 millones de juguetes fabricados en China.

El problema son los elevados niveles de plomo en las pinturas utilizadas en estos juguetes. Esto plantea la grave cuestión de qué clase de futuro queremos para nuestros hijos. En sus esfuerzos desesperados para reducir sus costes de producción, las multinacionales hacen caso omiso de los costes que están haciendo soportar a la sanidad pública.

La Comisaria Kuneva ha declarado que tiene intención de revisar la legislación sobre juguetes. La felicito por esta iniciativa, pero al mismo tiempo lamento que la Comisión vuelva otra vez a cerrar la puerta del establo después que el caballo se ha escapado, en vez de prevenir estos lamentables incidentes.

 
  
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  Andreas Mölzer (ITS). (DE) Señor Presidente, cuando se habla de sustancias tóxicas en los baberos de los niños, y en los vestidos y juguetes infantiles, o de baterías que pueden explotar, está claro que nuestros sistemas de control no funcionan correctamente. Casi todos los fabricantes europeos hacen fabricar al menos una parte de sus producción en China o en otros países de salarios bajos, donde se utilizan materiales baratos con el fin de obtener mayores beneficios que compensen las subidas de los precios de las materias primas y de los salarios. Naturalmente es responsabilidad de los importadores velar por el cumplimiento de los requisitos legales, lo que depende por tanto de las normas y de los controles.

Tenemos un problema de mentalidad que puede ser peligroso, cuando con unas simples palabras desplazamos la responsabilidad hacia los fabricantes, que prefieren pagar multas a lanzar campañas de retirada de productos. En mi opinión, es aquí por donde tendría que empezar la UE, aumentando quizás las multas en los casos en que no se difunda la información y se retiren los productos de forma inmediata. Además de esto, considero que la marca CE debería ser algo más que una mera autorregulación de la industria.

 
  
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  Robert Sturdy (PPE-DE). – Señor Presidente, vivimos y trabajamos en una economía de mercado global, y no podemos esperar poner en práctica una legislación que interfiera con ello. Comisaria Kuneva, no tengo nada que añadir a lo que usted ha dicho ya. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que ha manifestado —mis felicitaciones—; ahora, solo cabe asegurar que se lleve a la práctica.

Por lo que respecta al Comisario Verheugen, siento decir que la responsabilidad termina por recaer en alguien, y que resulta muy fácil que la Comisión siga pasando la responsabilidad a los Estados miembros, o a quien guste, pero en realidad, la legislación que debe ponerse en práctica es la que establece este Parlamento. Por lo tanto, creo que es responsabilidad de su departamento asegurar que los productos que llegan a la Unión Europea sean, al menos, tan seguros como los que producimos en su interior. Al señor Breyer, miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, que tan acertadamente habla sobre legislación, le digo lo siguiente: de poco sirve establecer la legislación en la Unión Europea si todo lo que hacemos es importar productos que no cumplen las mismas normas que las que estamos proponiendo en su interior. Por ejemplo, hemos aplicado la legislación sobre barómetros, pero ¿cuántos niños suelen ingerir barómetros? Y, sin embargo, hemos puesto fin a su producción. Hace unos diez minutos, hemos detenido la producción de azúcar en la Unión Europea, y sin embargo decimos que tenemos que apoyar a Tate & Lyle, que lo importa. Tenemos problemas como la fiebre aftosa y la fiebre catarral ovina introduciéndose en la Unión Europea porque vivimos en un mercado global y, sin embargo, no estamos haciendo cumplir suficientemente la legislación en los puertos de entrada de las importaciones para garantizar la seguridad de los productos.

Claro que vivimos en un mercado global, y lo último que deseo es ver una legislación que imponga trabas al comercio. Tenemos que aceptar el hecho de que los productos van a llegar desde el resto del mundo, pero deben cumplir normas idénticas. Quiero garantizar la seguridad de los miembros de mi circunscripción —los hijos, los nietos de las personas que me han elegido— cuando van a comprar sus juguetes de Navidad, para asegurar y garantizar que no van a morir debido a alguna pintura elaborada con plomo.

Les dejo con una última reflexión. Como agricultor, he podido ver los efectos producidos por la pintura con plomo que el ganado ha lamido y que ha estado ahí durante años y, sencillamente, mata a las reses de una manera lenta y muy desagradable. Asegure y garantice, Comisario, que mis hijos, mis nietos y los de mis electores se encuentren seguros.

 
  
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  Anna Hedh (PSE). (SV) Señor Presidente, como madre de niños pequeños, creo que este asunto tiene una gran importancia. Para ser sincera, cuando compro juguetes para mis hijos no siempre pienso en los productos químicos que pueden llevar o con qué normas de seguridad son conformes. Para mí es algo obvio que los juguetes que compro en Suecia, Bruselas o Estrasburgo son seguros. Quizás pensarán ustedes que soy ingenua, pero no creo que sea la única. Hace tres semanas hice limpieza en el cajón de los juguetes de mi hija y saqué varios de ellos, y pregunté a algunos vecinos de mi calle qué pensaban acerca de este tema a la hora de comprar juguetes. Todos dijeron que, siempre que los artículos se vendiesen en tiendas de juguetes y llevasen la etiqueta CE, tenían plena confianza en ellos.

De forma que nuestros consumidores tienen una falsa sensación de seguridad. Ahora somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad de lograr que esta sensación de seguridad deje de ser falsa. Insto por tanto a la Comisión a que revise cuanto antes la Directiva sobre la seguridad de los juguetes. ¿Hay algo más prioritario que nuestros hijos? Entre otras cosas, tenemos que garantizar que los juguetes no contengan sustancias carcinógenas. Tenemos que prohibir todas las sustancias carcinógenas y cualquier otro tipo de tóxicos. Muchas de estas sustancias se acumulan en el organismo. Los niños expuestos a las mismas las mantendrán en el cuerpo para el resto de su vida. Esta responsabilidad no puede quedar en manos de los padres. Nosotros no tenemos la experiencia necesaria. ¿Quién compraría un juguete a sabiendas de que contiene sustancias carcinógenas?

Tenemos que modificar y reforzar el sistema de etiquetado CE. Los consumidores creen actualmente que la marca CE significa que un producto es seguro, pero para que ello fuera así tendríamos que tener un régimen avanzado de vigilancia del mercado y un sistema de control uniforme. Tenemos que conseguir asimismo que los comerciantes y proveedores de productos no seguros asuman complemente su responsabilidad. También creo que es conveniente revisar el sistema RAPEX. Después de hablar con las organizaciones suecas de defensa del consumidor, considero que se trata de un instrumento muy importante y que se utiliza de forma correcta. No obstante, no estará completo hasta que todos los países e la UE lo usen y contribuyan plenamente al mismo.

Para concluir quisiera insistir una vez más en que nuestros consumidores son prioritarios, porque sin la seguridad de los consumidores no podremos tener un mercado interior próspero.

 
  
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  Danutė Budreikaitė (ALDE). – (LT) Señor Presidente, Señorías, al crear el mercado interior, la UE está poniendo en práctica la libre circulación de mercancías de forma prioritaria y con la máxima eficacia. La UE está aplicando las directivas basadas en el nuevo enfoque con el fin de proteger al consumidor. La Directiva relativa a la seguridad de los juguetes es una de ellas. Los fabricantes de la UE son responsables de la seguridad de los productos que fabrican. ¿Pero son responsables los importadores de la seguridad de los productos?

La situación en el mercado de juguetes europeo y global es muy diferente. El pasado mes de agosto, el fabricante estadounidense de juguetes Mattel retiró del mercado 19 millones de juguetes fabricados en China. Los juguetes de Mattel también se venden en la UE. Durante el año 2006, la mitad de todos los productos vendidos en la UE que fueron considerados peligrosos habían sido fabricados en China.

Se deberían aplicar idénticos requisitos de seguridad no sólo a los fabricantes de la UE, sino también a los exportadores de terceros países que pretendan vender sus productos en el mercado interior europeo. Creo que los fabricantes que transfieren su producción de la UE a China pueden hacer mucho para influir en este asunto, y deben asumir la plena responsabilidad. No pueden limitarse simplemente a utilizar la mano de obra barata de China, sino que deben además tratar correctamente a sus consumidores, a los ciudadanos de sus países.

Invito a la Comisión a revisar cuanto antes la Directiva relativa a la seguridad de los juguetes, a introducir criterios claros en esta materia mediante el control del etiquetado CE y a proteger a nuestros hijos de los juguetes peligrosos importados en el mercado de la UE.

Por otro lado, en relación con el tema de las certificaciones oficiales, creo que los fabricantes e importadores deberían perder obligatoriamente su certificación cuando se compruebe que los productos que ponen en el mercado no son seguros, es decir, cuando dejen de ser merecedores de confianza.

 
  
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  Carl Schlyter (Verts/ALE) . – (SV) Señor Presidente, compramos juguetes a nuestros hijos para que se diviertan y para estimular su desarrollo. Los padres confían unánimemente en que la sociedad protegerá a los niños, pero la legislación actual permite que pongamos bombas tóxicas en sus manos. El señor Verheugen dice que está prohibido el plomo en los juguetes, pero lo cierto es que la legislación autoriza una ingesta de 0,7 microgramos diarios. Por otro lado, la legislación deja en manos de la industria el modo de aplicar las normas de seguridad, y aquí es donde cesa la protección de nuestros hijos.

La norma dice que los datos de toxicidad de 1985 son suficientes. Los propios expertos de la Comisión propugnan una actualización. La norma dice que el total de la ingesta puede provenir de los juguetes. Los expertos dicen que un máximo del 10 %, lo que implica un criterio diez veces más estricto. La norma supone que ningún niño puede ingerir más de 8 miligramos de un único juguete. Los expertos piensan que esto es absurdo. La norma exige únicamente que se compruebe un juguete de cada categoría, y no cada producto. Los expertos piensan que esto es absurdo.

Los propios expertos de la Comisión consideran que la protección actual es un desastre, y esto no es más que el comienzo. Treinta y cuatro aromas prohibidos en los cosméticos están permitidos en los juguetes. Sustancias carcinógenas, mutágenas y tóxicas para la reproducción que están prohibidas en los cosméticos se permiten en los juguetes. También los alergénicos se permiten en los juguetes. La Comisión ha tenido conocimiento de este problema desde hace diez años. Ahora exigimos legislación, una norma que proteja a nuestros hijos sobre el papel y en la vida real. ¿Por qué la industria y los gobiernos reciben la documentación y el Parlamento no?

 
  
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  Françoise Grossetête (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, el 65 % de los juguetes distribuidos y vendidos en Europa están fabricados en China, y la presencia de nuestros dos Comisarios demuestra lo importante que es el problema. No es sólo una cuestión de seguridad, sino un problemas de salud que afecta a un grupo específico de consumidores, a nuestros hijos. Y cuando se trata de los niños pequeños, el problema es aún más grave.

No podemos comprometer la seguridad, especialmente cuando los productos van destinados a los niños pequeños. Me preocupa especialmente el fracaso de los Estados miembros en la aplicación de los controles necesarios.

Sabemos que muchos productos fabricados en China son peligrosos, pero esto no se refiere sólo a los juguetes, sino también a los textiles y ahora a los vehículos. Se trata por tanto de un problema grave, y la Comisión Europea deberá abordarlo en la forma que convenga.

Por ese motivo estoy a favor de endurecer las normas de seguridad – la famosa marca de seguridad CE – para que podamos reducir el riesgo de que los productos originarios de China contengan sustancias peligrosas. Me refiero principalmente a los productos químicos, sobre los que tanto hemos discutido.

Es una cuestión de responsabilidad empresarial, aunque Mattel ha demostrado que hizo frente a su responsabilidad. La responsabilidad de los Estados miembros es aún más importante, porque me preocupa profundamente lo que pueda suceder con las ventas por Internet. ¿Cómo podemos estar seguros de que los juguetes retirados por Mattel no se pondrán en venta a los consumidores europeos a través de Internet? ¿Qué controles tenemos?

La información al consumidor es importante: los consumidores deben ser conscientes de los riesgos que supone adquirir estos productos y deben darse cuenta de que los precios bajos y los productos baratos no van de la mano de la salud y de la seguridad.

También es importante que introduzcamos controles en los centros de producción, realizados de forma independiente y autónoma, y que evitemos que estas existencias de productos defectuosos invadan el mercado y provoquen más daños.

 
  
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  Karin Scheele (PSE). (DE) Señor Presidente, el Comisario Verheugen ha dicho que el asunto que hoy nos ocupa es ante todo un problema de incumplimiento de la normativa existente. Esto sólo es verdad en parte. En el Parlamento Europeo no podemos dejar de enviar el mensaje claro a los Estados miembros de que no se pueden pedir unas leyes europeas cada vez más estrictas y después no invertir lo suficiente a nivel nacional para garantizar su aplicación.

Se ha dicho que en el sector del juguete debemos aplicar las normas más estrictas que sea posible. Aquí es donde es preciso revisar la Directiva sobre la seguridad de los juguetes, que está en vigor desde hace mucho tiempo. Cuando se revise esta Directiva espero una postura clara, en el sentido de aplicar las normas más estrictas y de prohibir las sustancias clasificadas como carcinógenas, mutágenas y tóxicas para la reproducción. Espero que en el Parlamento Europeo adoptaremos hoy esta misma actitud en las decisiones que tomemos.

No es sólo este debate sobre los juguetes el que pone de manifiesto que la marca CE es engañosa, sino también las numerosas conversaciones que hemos mantenido en nuestros países con nuestros conciudadanos. Tal como yo lo veo, confiamos en que se incluirá, o bien una indicación del origen, o bien como mínimo un determinado nivel de calidad. Creo que, como parte de la revisión, deberíamos intentar nuevamente no confundir tanto a nuestros ciudadanos.

Y debo decir sin rodeos que tampoco entiendo el tema del etiquetado de seguridad voluntario. En Europa y en la Unión Europea tenemos que conseguir una mayor conformidad, pero carece de sentido desarrollar un etiquetado específico como recompensa por haber estado cumpliendo durante mucho tiempo con la normativa existente. Soy profundamente escéptica a este respecto y creo que sería mejor dedicar nuestra atención a controlar la aplicación de una normativa más estricta.

 
  
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  Dirk Sterckx (ALDE). (NL) Señor Presidente, Comisarios, como Presidente de la Delegación para las relaciones con la República Popular de China, quisiera decir que la cooperación entre la Comisión Europea y China tiene sin duda una importancia excepcional, y que estamos siguiendo las actividades de la Comisión en este punto lo más cerca posible. No obstante, quisiera conocer también las actividades de nuestros colegas chinos en su país. Puedo decirles que una delegación china se encuentra aquí esta semana por casualidad, para participar en la reunión interparlamentaria que se celebrará mañana y pasado mañana, y también que uno de los puntos del orden del día es precisamente la seguridad de los productos y la forma en que podemos cooperar más eficazmente en este ámbito. Si el Comisario desea sugerir algún punto adicional para incluir en el orden del día – y ya hemos recibido a este respecto un memorándum de la Comisión – naturalmente recibiremos con agrado estas sugerencias, porque tenemos claro la gran importancia que tiene la cooperación, particularmente entre China y Europa. Quisiera señalar que el Comisario ya ha hecho esfuerzos en este sentido durante el verano, y que para el mes de octubre se prevé una continuación de los mismos. Respecto a la colaboración dentro de nuestro sistema RAPEX, en el que intercambiamos información con las autoridades chinas de AQSIQ, su funcionamiento deberá ser lo más fluido posible. Sin embargo, no se puede llegar a una situación en la que seamos nosotros – es decir, las instituciones, los gobiernos – quienes asumamos la responsabilidad de los productos. Si controlásemos cada producto, los fabricantes podrían decir «que lo hagan, así podremos saber lo que tenemos que sacar al mercado». La responsabilidad debe seguir siendo del fabricante, como en el caso Mattel. Los fabricantes deben garantizar que sus productos son seguros mediante la investigación y los controles. Además de esto, tenemos que velar por que tales controles se lleven a cabo de la forma más eficaz posible, en Europa y en China, y comprobar lo que está sucediendo mediante inspecciones puntuales.

 
  
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  Andreas Schwab (PPE-DE). (DE) Señor Presidente, señor Vicepresidente, señor Comisario, Señorías, ciertamente estamos teniendo un debate muy calmado esta mañana. Me parece bien, pero se trata de un tema muy difícil. Tenemos tres problemas con los productos de consumo, y con los juguetes en particular, que ya han sido debatidos ampliamente. En primer lugar, la vigilancia del mercado; y efectivamente usted, Comisario Verheugen, ha aludido al hecho de que en nuestro mercado interior una plancha llevaba indebidamente dos etiquetas de seguridad distintas. Esto ya es malo en sí, pero aún es peor el que un Estado miembro descubriese la plancha y no informase a los demás Estados miembros hasta casi un año después. Aquí hacen falta cambios, especialmente en el Consejo.

En segundo lugar está el tema de la responsabilidad del importador, que ya ha sido debatido. Sólo me resta apoyar lo que se ha dicho aquí.

Sin embargo, creo que el problema fundamental – y éste es mi tercer punto – reside en el hecho de que a nivel europeo tenemos estrategias distintas. Tenemos por un lado la Directiva relativa a la seguridad general de los productos (DSGP), que se aplica a todos los productos de consumo, y tenemos por otro lado el nuevo enfoque. Esta variedad de estrategias respecto a los productos de consumo no está aún completamente a prueba de fallos en todos sus aspectos. De ahí mi convicción de que necesitamos una marca CE que aplique el nuevo enfoque como base para la seguridad y para la introducción de nuevos productos en el mercado, y que necesitamos ampliar la certificación a todos los fabricantes del mercado interior europeo y del mundo entero, la cual debe ser voluntaria, ofreciendo a los fabricantes europeos la posibilidad de mejorar sus niveles generales de calidad para la competencia global, porque el mercado interior europeo es el mayor del mundo en cuanto a productos de consumo, mayor que el de los EE.UU. y mayor que todos los demás en este tipo de productos. Esta solución – de carácter voluntario, con un principio básico regido normativamente por una reglamentación a nivel europeo – ofrece al consumidor la seguridad de saber lo que el certificado significa respecto a un producto. Aquí tenemos por tanto una solución acorde con el mercado interior, pero que contempla también la globalización.

Otro punto respecto a los juguetes. Hay muchos tipos distintos de juguetes. Para mí está totalmente claro que un osito, que los niños se llevan a la boca, tiene lógicamente que cumplir distintas condiciones que un teclado de ordenador, y debemos tener en cuenta esta diferenciación al aplicar la legislación. De ahí mi invitación a los Estados miembros: estudiemos la posibilidad de hacer que la marca CE sea básica para todas las mercancías que circulan en el mercado interior y que exista una certificación adicional y voluntaria para los productos de consumo.

 
  
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  Béatrice Patrie (PSE).(FR) Señores Comisarios, Señorías, la retirada de varios millones de juguetes fabricados en China por parte de la empresa estadounidense es significativa por tres motivos. En primer lugar, confirma la necesidad urgente de una revisión de la Directiva sobre los juguetes de 1988. En segundo lugar, este acontecimiento demuestra la necesidad de un mayor control y vigilancia del mercado, de hacer obligatorio el uso de la marca CE y de garantizar que sea realmente fiable. Finalmente, hacemos bien en cuestionar los fallos del actual modelo de globalización del comercio, y en preguntarnos cómo es posible que el principal fabricante de juguetes del mundo no fuera capaz de trabajar con subcontratistas fiables.

La Unión Europea debe estar muy alerta para que en todos los países con los que ha suscrito acuerdos de asociación, cooperación y libre comercio se respeten tanto las normas de salud y seguridad como las normas laborales básicas de la OIT.

 
  
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  Jorgo Chatzimarkakis (ALDE).(DE) Señor Presidente, agradezco ante todo al Vicepresidente Verheugen y la Comisaria Kuneva su presencia aquí y su contribución al debate.

Si la política comercial y económica tiene una función realmente importante es la relacionada con la seguridad de nuestros hijos. Los juguetes de los niños se han vuelto cada vez más económicos en las últimas décadas, y cuanto más barato es el juguete mayor es la probabilidad de que no esté fabricado en la UE. Tengo que decir, incluso como liberal, que existen dudas razonables de que los padres sepan siempre lo que es bueno para sus hijos a la hora de comprar juguetes. La oferta es enorme e inabarcable. Los juguetes de calidad producidos en Europa, como Lego, Playmobil, Märklin, los trenes de madera Brio o los juguetes de plástico Wader son también más caros, como es natural.

La competencia requiere que las personas puedan y quieran asumir su responsabilidad. ¡Y quienes compran para sus hijos los juguetes basura más baratos y sin certificación no la quieren asumir! Debemos analizar también si la Comisión debe lanzar una campaña de información para este tipo de padres. ¡Sí, estoy a favor del libre comercio, pero no a cualquier precio! Como europeos observamos determinadas normas y, como se ha comentado aquí repetidamente, tenemos que aplicarlas de una forma más clara.

Quisiera a este respecto destacar de nuevo la campaña «Fabricado en …». A la vista de lo que está sucediendo, quizás haya llegado el momento de introducir la denominación de origen obligatoria, al menos para los juguetes. Conozco los esfuerzos de la Comisaria Kuneva en este sentido y sólo puedo animarla a que continúe. La etiqueta del producto debe ser de un tamaño suficientemente grande. Aunque no está en nuestras manos cambiar las condiciones de producción en China, esto serviría al menos para proporcionar a los ciudadanos un nivel suficiente de información sobre este tema.

 
  
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  Nickolay Mladenov (PPE-DE). (BG) Señor Presidente, Comisaria Kuneva, Comisario Verheugen, colegas diputados, quisiera empezar donde acabó el orador anterior.

Creo que en este Parlamento todos estarán de acuerdo en que el consumidor mejor protegido es el consumidor informado. Si la seguridad de los productos vendidos en el mercado es una prioridad para todos nosotros, la seguridad de los juguetes infantiles es doblemente importante, porque los niños son el grupo de consumidores más vulnerable.

Todos quisiéramos ver en el mercado únicamente juguetes seguros, y por consiguiente confiamos en la marca CE. La mayoría de los fabricantes de fuera de la Unión Europea han comprendido que los importadores europeos no van a seguir corriendo el riesgo de sacar al mercado productos que no sean conformes con esta marca. Al mismo tiempo, nuestros ciudadanos creen firmemente que es una garantía de calidad, y especialmente una garantía de seguridad.

Es en este sentido, señor Presidente, en el que el reconocimiento del significado preciso de la marca CE tiene una especial importancia para todos nosotros. Varias encuestas demuestran por desgracia que muchos consumidores, especialmente los de los nuevos Estados miembros, no están familiarizados con el auténtico significado de esta marca. Por consiguiente, quiero hacer un llamamiento a la Comisión:

que organice una campaña de sensibilización pública, una vez que el Parlamento Europeo haya tomado una decisión acerca del nuevo enfoque, destinada a informar a los ciudadanos europeos sobre el significado real de la marca CE, porque una de las mejores formas de proteger los derechos de los 500 millones de consumidores del mercado europeo es mejorar su nivel de información, y porque el consumidor informado es el consumidor mejor protegido.

 
  
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  Joan Calabuig Rull (PSE). – (ES) Señor Presidente, la retirada de los juguetes peligrosos en agosto y en septiembre provocó alarma social. Pero yo creo que no debemos contribuir al alarmismo porque, en general, los juguetes que se venden en Europa seguramente son los más seguros del mundo. Sin embargo, la realidad nos demuestra que hemos de mejorar las normas europeas que protegen la seguridad, especialmente la de aquellos productos que tienen un contacto directo con los consumidores, como los juguetes o también los productos textiles.

La situación creada debe generar un mayor impulso a la vigilancia de los mercados, la inspección y la prohibición o retirada de los productos peligrosos. Pero, en ocasiones, se da toda la prioridad a la elevación de los márgenes de beneficio, generando una presión creciente a las empresas e incrementando los riesgos. Debemos exigir a China que aumente la seguridad, pero es imprescindible cooperar con ellos para conseguir estos objetivos.

Ante la campaña de Navidad, cuando se compran millones de juguetes en Europa, es necesario que todas las autoridades implicadas, desde la Comisión a las autoridades locales, y también las empresas productoras y comercializadoras, actúen responsablemente, extremen las precauciones y se comprometan a garantizar la seguridad de los juguetes. Todos estamos muy interesados en ofrecer transparencia, seguridad y confianza a los consumidores europeos.

 
  
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  Zuzana Roithová (PPE-DE) . (CS) Señora Comisaria, tenemos que devolver a los padres la confianza en el mercado europeo. Puesto que está en juego la salud de los niños, queremos actuar rápidamente, y por ello estamos debatiendo la forma de hacerlo.

Señorías, no creo que necesitemos una nueva ley ni tampoco una nueva marca cada vez que surge un problema. Lo que debemos hacer en primer lugar es convencer a los países para que pongan a prueba sus mecanismos de seguridad para los productos. En segundo lugar, tenemos que negociar con los terceros países para conseguir que también ellos introduzcan normas de seguridad para los productos que exportan a nuestra Unión.

El análisis que la Comisión nos presentará próximamente expondrá los fallos que existen en los Estados miembros en cuanto al control de la seguridad de los productos. Quizás entonces sepamos por ejemplo la razón por la que Dinamarca y Austria admitan productos más peligrosos que Alemania, a pesar de contar con las mismas leyes.

Señora Comisaria, me alegro de que haya comenzado a negociar con el gobierno chino de una forma tan decidida. Ésta es por fin la dirección correcta, y espero que los demás Comisarios seguirán su ejemplo.

Volviendo ahora a Europa, invito a la Comisión a que dedique su atención a la forma de evitar el mal uso de la etiqueta, que induce a creer a los ciudadanos que están comprando un producto inofensivo. Una nueva etiqueta no resolverá este problema. Simplemente necesitamos sancionar adecuadamente el mal uso de la actual etiqueta CE. De esta forma, y sin incurrir en costes importantes, los fabricantes mejorarán su control de calidad interno y desaparecerán del mercado otros productos peligrosos, y no sólo los juguetes. En la legislación eslovaca, por ejemplo, se han incluido importantes sanciones en relación con los juguetes, pero en la República Checa no existe la misma situación. En cualquier caso, se supone que los países imponen multas en virtud de su legislación general cuando se facilita falsa información sobre juguetes, calzado u otros productos.

Éste es el motivo por el que solicito a la Comisión que vele por que los Estados miembros asuman sus responsabilidades de una vez por todas.

 
  
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  Elisa Ferreira (PSE).(PT) El tema que estamos debatiendo hoy ha estado en el orden del día desde que el gigante estadounidense Mattel retiró 21 millones de juguetes peligrosos. Hoy deseo felicitar a la señora Comisaria por su promesa de actuar con firmeza. Espero únicamente que tome medidas eficaces antes de que la combinación del euro fuerte y las próximas Navidades inunde el mercado europeo de juguetes de importación peligrosos.

Sin embargo, necesitamos respuestas claras a dos preguntas. Primeramente, si no se hubiera producido el asunto Mattel, ¿puede asegurarnos la Comisión que la seguridad del consumidor europeo hubiera merecido su atención? ¿Qué lecciones concretas extrae de todo ello la Comisión sobre el significado de la marca CE, sobre la transferencia de la responsabilidad del control a los productores e importadores y, en general, sobre la eficacia de los mecanismos de aplicación de las leyes en el mercado europeo?

En segundo lugar, no se trata de un problema a corto plazo. Lo que está sucediendo con los juguetes sucede también con los textiles y con muchos otros productos. Las estrictas normas de la Unión Europea en relación con el medio ambiente, la salud y la calidad están siendo vulneradas constantemente en la práctica por las importaciones, la subcontratación y la deslocalización de las empresas europeas. ¿Cómo pretende superar la Comisión esta contradicción fundamental que presenta el mercado global de nuestros días? Gracias.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) Los juguetes son productos muy sensibles que afectan a la salud humana desde una edad temprana.

La noticia de que el fabricante de juguetes estadounidense Mattel está retirando tres millones de juguetes chinos del mercado, a causa de los elevados niveles de plomo y el desprendimiento de pequeños imanes, me ha preocupado como defensora a ultranza de la protección del consumidor, y al mismo tiempo me la llevado a pedir iniciativas legislativas. El problema de los imanes de pequeño tamaño, sobre el que tengo que decir que plantea un nuevo riesgo para la seguridad que debería ser abordado inmediatamente en la Directiva sobre la seguridad de los juguetes, tiene que ser sometido sin demora al Parlamento Europeo.

Respecto al sistema Rapex, es necesario explicar sus objetivos de forma que sean comprendidos por todos los Estados miembros sin distinción. Hay que decir claramente que el principal objetivo del Rapex consiste en notificar el riesgo que plantea un determinado producto peligroso o los canales detectados por los que entran productos peligrosos en el mercado único, algo que exige mucho tiempo. La experiencia demuestra que la marca de conformidad CE no proporciona la certeza suficiente de que el producto en cuestión sea realmente seguro. En el caso de los juguetes, la situación se complica más aún por el hecho de que el fabricante no tiene que emitir una declaración de conformidad. La marca CE es para las autoridades de supervisión la única indicación de que se ha comprobado la conformidad, lo que equivale de hecho a la seguridad.

En el debate sobre si es deseable apoyar o eliminar el uso de la marca CE yo soy partidaria de mantenerla, siempre que se controlen sus condiciones de concesión y su utilización por las autoridades de supervisión de los Estados miembros. Debo señalar que el público consumidor está empezando a percibir esta marca como un pasaporte técnico para todos los productos que entran en el mercado único europeo. Al elaborar el paquete de medidas legislativas relacionadas con la revisión de las directivas del nuevo enfoque, denominado «paquete sobre los productos», en el que he participado intensamente como uno de los ponentes alternativos del Grupo PPE-DE, es preciso analizar con mayor detalle la necesidad de introducir nuevas marcas para los productos, como la marca de calidad K-markt que ya está siendo utilizada, o nuevas marcas que supondrían una carga excesiva para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, y que podrían confundir al consumidor final. Creo que entre todos podremos crear instrumentos eficaces para garantizar que este año los niños reciban para Navidad únicamente juguetes seguros.

 
  
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  Daciana Octavia Sârbu (PSE). – (RO) Señor Presidente, la reciente retirada voluntaria de productos peligrosos fabricados en China plantea graves cuestiones acerca de la correcta aplicación de la legislación europea sobre protección del consumidor.

Estos productos llevaban la marca CE, lo que facilitaba a exportación de los juguetes al mercado europeo por parte de los fabricantes chinos. Muchos consumidores no entienden el significado de esta marca, creyendo que el símbolo garantiza que los productos hayan sido fabricado en Europa. No obstante, abandonar la marca CE no es una solución viable, porque supone una ventaja para los fabricantes europeos en el marco del comercio internacional. Es preciso encontrar una etiqueta complementaria de la actual, acompañada de inspecciones obligatorias y de sanciones drásticas para quienes hagan mal uso de la marca CE.

Para evitar que sigan apareciendo en el mercado productos potencialmente peligrosos, es importante que las autoridades nacionales de protección del consumidor mejoren sus medidas de control y que investiguen el cumplimiento de la legislación de la UE. Además de esto, las autoridades nacionales deberían garantizar a los consumidores el derecho a recuperar su dinero cuando hayan comprado productos peligrosos.

 
  
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  Bogusław Sonik (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, casi todos los problemas relacionados con la retirada de juguetes de fabricación china se han centrado en unos niveles excesivos de plomo. Una solución a corto plazo de este problema consiste en la retirada post factum de todos los artículos que sean motivo de preocupación. Pero esta solución sólo es eficaz a corto plazo y puede tener consecuencias trágicas, como el suicidio del director de una de las empresas que fabrica los juguetes.

Una solución mucho mejor y con más futuro consiste en establecer un límite de seguridad para la cantidad de plomo en los juguetes y en otros productos. El sistema anterior estaba basado en la fórmula de recomendación, que posee una eficacia mínima, como puede comprobarse por las notables discrepancias entre los distintos Estados miembros respecto a los niveles permisibles de plomo. Tenemos que introducir límites realmente obligatorios, válidos para todos los países de la UE.

Por otro lado, a pesar de que soy un gran defensor del sistema RAPEX, opino que lo más importante cuando se trata de la seguridad de los juguetes importados es concentrarse en las acciones coordinadas al nivel del conjunto de la Comunidad.

Quisiera señalar de paso que la UE debería llevar a cabo un control exhaustivo de todos los productos importados de China. El tema de los juguetes es tan sólo uno de los elementos de una problemática más amplia.

Quisiera aprovechar este debate para llamar la atención sobre algo que parece haberse olvidado. No escucho muchas voces que hablen de la seguridad de los niños en China. En ese país los niños son explotados a menudo y suelen trabajar en condiciones inhumanas. El trabajo de los niños, que frecuentemente tienen menos de diez años, está generalizado, por ejemplo en las fábricas de ladrillos. Se trata de una cuestión de gran actualidad, especialmente ante la proximidad de los Juegos Olímpicos. De acuerdo con un informe de la Confederación Internacional de Sindicatos, se permite a las fábricas de artículos conmemorativos de estas Olimpiadas que vulneren la legislación laboral, llegando a explotar como esclavos a niños de corta edad. Aunque organizaciones internacionales como la Alianza Juego Limpio están prestando atención a las condiciones de las fábricas de souvenirs para las Olimpiadas del próximo año, soy de la opinión que el Parlamento Europeo debería adoptar una postura sobre este tema.

 
  
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  Christel Schaldemose (PSE). – (DA) Señor Presidente, quisiera decir a ambos Comisarios que estoy de acuerdo con su opinión de que tenemos un problema con la vigilancia del mercado. Esto representa actualmente uno de los puntos débiles del mercado interior. Las iniciativas de los Estados miembros relativas a la vigilancia del mercado simplemente no son lo bastante eficaces. Por ejemplo, en mi propio país, Dinamarca, ha habido un recorte en la financiación asignada a la inspección de la seguridad de los productos en general. Solicito urgentemente que se utilicen todos los fondos disponibles al objeto de presionar la los estados miembros para que se esfuercen más en el terreno de la vigilancia del mercado. Es absolutamente crucial que la garanticemos y que la reforcemos.

Sin embargo, la mera vigilancia del mercado no es suficiente. Necesitamos también mejores normas, sobre las que estamos trabajando en estos momentos; entre éstas se incluirá el paquete de medidas relativas a los productos en el mercado interior, y posteriormente la Directiva sobre los juguetes. Hacen falta normas mínimas en relación con la vigilancia del mercado. Tenemos que imponer unos requisitos más estrictos a los fabricantes e importadores, y sancionar en los casos de incumplimiento de las normas aplicables al mercado. Pero estamos trabajando en ello, y espero que se podrán aplicar pronto.

 
  
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  Corien Wortmann-Kool (PPE-DE). (NL) Señor Presidente, está bien que hagamos oír nuestra voz como Parlamento en medio de la polémica que está teniendo lugar en los medios de comunicación, dado que la seguridad de los productos afecta directamente a nuestros ciudadanos y a nuestros hijos.

Señor Presidente, mi actitud ante este tema es positiva, porque el comercio internacional contribuye a una mayor prosperidad, tanto aquí como en el resto del mundo. China es un socio comercial importante. Por este motivo debemos desarrollar contactos estrechos y relaciones comerciales justas que beneficien a China y también a nuestros ciudadanos europeos. Por consiguiente, no podemos ni debemos tolerar que los productos de nuestros socios comerciales incumplan las normas de seguridad que hemos definido en nuestra legislación. Aproximadamente la mitad de las alertas sobre productos peligrosos de importación se refieren a productos chinos, no sólo a juguetes, sino a dentífricos, lociones corporales, camas, tintes para el cabello, comida para perros y gatos y hasta a marcapasos.

Señor Presidente, en Europa tenemos que mejorar nuestros sistemas de normas e inspecciones y realizar los esfuerzos adecuados para que en China y en los demás países de fabriquen productos seguros. Ésta es evidentemente una de las responsabilidades de los propios fabricantes, que no pueden limitarse a buscar el precio más bajo, pero también es responsabilidad de nuestro Comisario de Comercio señor Mandelson. Me parece digno de elogio que estén presentes aquí dos Comisarios, pero hagan por favor que también el Comisario Mandelson dé una mayor prioridad a la seguridad de los productos en el orden del día de las conferencias sobre comercio, porque es aquí donde podemos lograr que se apliquen las medidas y donde debemos luchar por conseguirlo. Está claro que también debemos ofrecer asistencia técnica, pero la seguridad de los productos debería ser un aspecto esencial de los acuerdos comerciales, por ejemplo con China. En caso necesario tendremos que aplicar incentivos o, dicho de otro modo, sancionar.

Así pues, Comisaria Kuneva, adopte también una postura firme en nuestras relaciones comerciales; involucre al Comisario Maldelson, que lamentablemente no ha mostrado hasta ahora mucho interés por este tema.

 
  
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  David Martin (PSE). – Señor Presidente, una de las primeras intervenciones que realicé en este Parlamento, hace veintitrés años, fue sobre la entonces propuesta de una Directiva sobre la seguridad de los juguetes. Recibo con satisfacción los planes actuales para reforzar dicha Directiva. Pero aclarémoslo: casi con toda seguridad, el problema de Mattel habría surgido con o sin el refuerzo de la Directiva sobre la seguridad de los juguetes.

Creo que necesitamos tres cauces de actuación, que otros colegas han mencionado esta mañana: en primer lugar, tenemos que presionar a los fabricantes para que presten un mayor interés en su cadena de suministro y, en su caso, aplicar sanciones a aquéllos que no presten dicho interés; en segundo lugar, necesitamos que la Comisión unifique a los Estados miembros para asegurar inspecciones más firmes en Europa con el fin de asegurar un control aduanero adecuado y la aplicación de la actual legislación de la Unión Europea.

Finalmente, respecto a China, sabemos que no responde a las preocupaciones sobre seguridad y salud, pero sí que responde a las amenazas de tipo económico. Deberíamos considerar la prohibición del uso del marcado «CE» en todos los productos procedentes de China hasta que se establezcan uno o varios centros de acreditación y testado de calidad claramente independientes en China. Solo entonces podremos tener cierta confianza en las mercancías procedentes de ese país, y únicamente a través de una acción así responderá China.

 
  
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  Bernadette Vergnaud (PSE). (FR) Señor Presidente, Comisarios, Señorías, este verano Mattel retiró 20 millones de juguetes fabricados en China, reabriendo con ello el debate sobre el valor de la marca CE y sobre las sanciones contra los operadores que no cumplen las normas europeas. ¿Qué hace falta para que la UE reaccione? Brasil ya ha prohibido las importaciones. Los Estados Unidos y Canadá han iniciado una investigación. En cuanto a nosotros, seguiremos debatiendo.

La Comisión debe emprender acciones. Esto significa lo siguiente: revisar la legislación europea sobre juguetes antes de Navidad, insistiendo en la necesidad de la máxima armonización; lograr que los fabricantes cumplan con las normas de seguridad, así como con la legislación de tipo social y medioambiental – ¿por qué no introducir una etiqueta europea para reforzar la marca CE?; analizar la eficacia de los controles, sancionando a los fabricantes en caso necesario; clarificar las responsabilidades de fabricantes e importadores; intensificar la vigilancia mediante una auténtica colaboración aduanera entre los Estados miembros.

Está en juego la responsabilidad y credibilidad de la UE a los ojos de los consumidores. ¿Cómo podemos animar a los consumidores a tener una imagen positiva de Europa si no somos capaces de restablecer su confianza?

 
  
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  Anne Ferreira (PSE). (FR) Señor Presidente, Comisarios, Señorías, en todo el mundo existen numerosos fabricantes y directivos de empresa poco escrupulosos que comercian en el marco de la OMC. No se preocupan del medio ambiente ni de la salud de sus empleados y clientes, ni les importa que estos últimos puedan ser los niños.

Para ellos lo único que importa son los beneficios. No se trata únicamente de empresas chinas, ni venden únicamente juguetes. Hay que hacerles frente con instrumentos y legislación capaces de poner fin a sus prácticas fraudulentas y criminales.

Tenemos que reconocer los puntos débiles de nuestros sistemas de control y cuestionar el significado de la marca CE en los productos comercializados en Europa. Esta marca debería significar que los productos cumplen la legislación europea y no que pueden cumplirla, lo que resulta desorientador para los consumidores. La marca CE carece de sentido si no se basa en la auténtica seguridad de los productos. Esto es lo que piden los consumidores europeos, al igual que piden que se ponga su salud por delante de los intereses del mercado. Para lograrlo, la Unión Europea debe ser más firme en sus negociaciones con la OMC.

 
  
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  Genowefa Grabowska (PSE). – (PL) Señor Presidente, lo que estamos haciendo hoy es reaccionar ante una situación crítica, porque nos preocupa la vida y la salud de nuestros hijos. En la propuesta de resolución nos estamos centrando principalmente en la seguridad del producto, en este caso de un juguete. Lo que queremos es que este producto se fabrique de acuerdo con las normas europeas. Queremos mejor control, queremos productos seguros, porque los consumidores europeos, cualquiera que sea su edad, deben sentirse seguros. Pero ésta no es la única reacción posible.

Colegas diputados, un juguete no es solamente un producto del mercado, y no puede verse solamente bajo el prisma de la seguridad y del precio. Un juguete es algo más que los otros productos – configura los pensamientos del niño, contribuye a su desarrollo, influye en su educación – por lo que invito a la Comisión a que, cuando revise la Directiva relativa a la seguridad de los juguetes, tenga presente también estos aspectos.

Señor Comisario, aprovechemos esta resolución para dar la nuestros hijos algo más que un producto chino que refleje la cultura popular norteamericana. Nuestros hijos deberían poder elegir entre una mayor variedad de juguetes, incluyendo algunos que tengan un espíritu europeo. Se lo merecen.

 
  
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  Mia De Vits (PSE).(NL) Señor Presidente, Comisario, Señorías, una partida de juguetes importados de China resulta ser insegura. Esto requiere cooperación con las autoridades chinas. Es necesario actuar en el inicio de la cadena de producción, donde ocurre todo esto. Las multinacionales no están libres de culpa, ya que invierten en el país debido a su mano de obra barata. Espero que la Comisión adopte un política para los productos que sea completa, de alta calidad y segura, basada en estas recomendaciones. Apoyo cuanto han dicho mis colegas diputados respecto a realizar una revisión rigurosa de la legislación sobre la marca CE, definiendo la responsabilidad de los importadores y facilitando la imposición de sanciones a quines infrinjan las normas. Mattel ha reconocido que cometió un error, y espero por lo tanto que la Comisión le reprenderá severamente. Es preciso llegar a un acuerdo en el marco de la OMC para luchar contra los productos inseguros de China o de otras partes, incluyendo los destinados a la reexportación. Se requiere un mayor nivel de cooperación transfronteriza por parte de las autoridades de supervisión del mercado y de aduanas. Esto es algo que requiere voluntad política y recursos financieros. Si para la seguridad laboral y alimentaria ya se han arbitrado soluciones, ¿por qué no encontrarlas también para la seguridad de los productos?

 
  
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  Roberto Musacchio (GUE/NGL).(IT) Señor Presidente, Señorías, en estos últimos años la estrategia relativa al «libre» comercio ha sido completamente ideológica: el dogma único de la globalización, del laissez-faire. Ahora nos encontramos luchando con problemas como el de los productos peligrosos, especialmente preocupante porque se trata de juguetes.

¿Existe un problema con China? ¡Sí! El relativo a las normas de garantía que debe respetar. Pero en cambio estamos pensando en una marca de garantía eficaz que sea complementaria a la marca CE, e incluso en la posibilidad de una etiqueta de reconocimiento para los productos no europeos, la etiqueta «made in».

Existe sin embargo un problema con las multinacionales occidentales que hacen fabricar sus productos en China o en otras partes, y que tienen la responsabilidad principal de la seguridad y del control, lo cual incluye a los juguetes; también existe el problema de que los productos declarados como fabricados en Europa deben estar fabricados realmente en Europa. No podemos pedir a China que respete los derechos laborales y las normas medioambientales, como es su obligación, y ocultar el hecho de que nuestras multinacionales son responsables de incumplimientos de este tipo.

 
  
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  Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, este debate ha sido realmente interesante y profundo, por lo que les doy las gracias a todos ustedes. Ha planteado muchas dudas y medidas concretas, que, en cierto modo, ya habían sido previstas por la Comisión. Me satisface decir esto, porque, como podemos confirmar, se ha trabajado mucho en estas medidas junto con el Parlamento.

En mi opinión, independientemente de cualquier señal que podamos dar, como la resolución elaborada por ustedes, las propuestas de la Comisión o el intento de intervenir aplicando indicadores de la Comisión para comparar cómo trabajan los diferentes Estados miembros sobre el terreno, solamente podremos lograr nuestros objetivos si existe una visión común para el futuro, una visión basada en sociedades abiertas y el libre mercado, y, sobre todo, ya que nos referimos a los consumidores, si no comprometemos la seguridad del consumidor.

Finalmente, me gustaría repetir, una vez más, que para mi esto tiene máxima importancia y que no transigiré con respecto a esta cuestión.

Algunos de ustedes han mencionado el sistema RAPEX. El sistema RAPEX funciona 24 horas al día y 7 días a la semana, lo que significa que no se produce ningún retraso en la notificación a través del mismo. Me gustaría que hablasen con sus comunidades locales para promocionar el RAPEX, porque a través de estas notificaciones ya hemos evitado, de varias maneras, la llegada al mercado de mercancías peligrosas. Es muy importante insistir en que, al retirar las mercancías, los operadores económicos están cumpliendo una obligación en virtud de la legislación europea. No se trata de una cuestión de buena voluntad: se debe a que la seguridad general de los productos existe en la legislación europea. La pintura con plomo del caso Mattel se detectó por primera vez en el transcurso de las pruebas realizadas en nombre del distribuidor europeo. Por lo tanto, nunca deberíamos subestimar la eficiencia de nuestro sistema RAPEX. También estamos ampliando el RAPEX-China, que es muy importante.

Antes de terminar, me gustaría informarles de que yo pregunté a Mattel qué había hecho con los juguetes retirados del mercado. Pensaba sobre todo en Internet y en cómo esas mercancías se podrían conseguir a través de Internet. Quiero decirles que todos los juguetes han sido destruidos y que esta información ha sido confirmada por Mattel.

Creo que todos nosotros deberíamos cumplir nuestras obligaciones y que esta es la única forma de que la Comunidad pueda avanzar.

 
  
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  Günter Verheugen , Vicepresidente de la Comisión. (DE) Señor Presidente, Señorías, antes que nada aclarar dos hechos. En primer lugar, las normas europeas sobre calidad y seguridad del producto se aplican a todos los productos, independientemente de dónde estén fabricados. Da lo mismo que un producto se fabrique en China o en Europa, si se introduce en el mercado europeo se aplican las mismas normas al 100 %, porque no se hace ninguna distinción. Se trata de algo evidente.

En segundo lugar, lo repetiré una vez más: evidentemente también la antigua Directiva relativa a los juguetes prohibía la importación de juguetes peligrosos. Los juguetes retirados por Mattel no cumplían la normativa europea y no se podían comercializar en Europa.

Me referiré ahora a los dos problemas graves y complejos que han desempañado un papel esencial en este debate. Ante todo la Directiva relativa a la seguridad de los juguetes. La Comisión de la que formo parte anunció la revisión de la Directiva para comienzos de 2005. ¡Para comienzos de 2005! Desde entonces ha estado incluida en el programa legislativo de la Comisión. Dicho programa legislativo ha sido debatido en este Parlamento. No he oído a ningún miembro del Parlamento solicitar que la Directiva relativa a la seguridad de los juguetes fuese aplicada con mayor antelación. Tampoco hubiera sido posible. Se trata de un mercado tan complicado y de una extensión tan enorme, que no se puede abarcar en poco tiempo.

Nuevamente lo garantizo: esta nueva Directiva sobre la seguridad de los juguetes estará vigente a finales de año. La consigna política a los funcionarios que están trabajando en ella es: definir las normas más estrictas que sea posible en relación con la seguridad de los juguetes, las «más estrictas que sea posible». Esto incluye expresamente, por ejemplo, – ya que varias personas lo han mencionado aquí – el hecho de que he dado instrucciones, hace mucho tiempo y no solamente ahora, de que las sustancias químicas carcinógenas, mutágenas y reprotóxicas no puedan ser utilizadas en los juguetes. Existen aún más de 900 de estas sustancias. Todo lo anterior son decisiones que ya han sido tomadas.

Después está el tema de la vigilancia del mercado y de la marca CE. Yo diría, señor Sturdy, que realmente no es correcto criticar a la Comisión por el hecho de que respetemos la división de funciones consagrada por la ley entre las instancias europeas y los Estados miembros. La vigilancia del mercado es responsabilidad exclusiva de los Estados miembros. Lo que podemos hacer – y lo estamos haciendo – es reforzar y mejorar la cooperación, pero no podemos asumir esta responsabilidad.

Se han hecho aquí diversas peticiones relativas a la forma en que podemos mejorar el sistema. Celebro mucho estas peticiones porque definen exactamente lo que la Comisión les propuso a ustedes a comienzos de este año respecto a la reforma del mercado interior. Se pedía que los Estados miembros fuesen obligados a realizar la vigilancia del mercado internamente y en las fronteras exteriores, y esto es exactamente lo que contienen nuestras propuestas. Los Estados miembros estarán obligados a asignar los recursos adecuados – se incluye en nuestra propuesta. Los Estados miembros estarán obligados a intercambiar la información relevante de forma inmediata – se incluye en nuestra propuesta. Y por último, se ha pedido que se impongan penalidades y sanciones severas a los que infrinjan las normas – y esto también se incluye en nuestra propuesta.

Por consiguiente, invito a ustedes, el Parlamento Europeo, y al Consejo que no está presente aquí, a debatir sin demora las propuestas de la Comisión formuladas a comienzos de año y a aprobarlas. Con ello habremos dado cumplimiento a la mayor parte de las acertadas peticiones que han sido formuladas hoy aquí.

(Aplausos)

 
  
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  Presidente.- − He recibido cinco propuestas de resolución(1) de acuerdo con el artículo 103, apartado 2 del Reglamento.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar el 26 de septiembre de 2007.

Declaraciones por escrito (Artículo 142)

 
  
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  Małgorzata Handzlik (PPE-DE), por escrito. (PL) Señor Presidente, la circulación de mercancías es un sistema autoregulable. Los juguetes peligrosos hechos en China son un problema para todos nosotros. Muchos millones de ellos han salido de Asia y han entrado en Europa y en EE.UU. ¿Quién es el responsable de ello? ¿El fabricante? ¿El subcontratista? ¿El importador? ¿Todos ellos? ¿O ninguno de ellos?

En la época actual de creciente globalización, ningún error puede ser más grave que pensar que los problemas de los demás no nos afectan.

La UE está tratando de enfrentarse a estos desafíos y ha elaborado por consiguiente una reglamentación sobre la comercialización de productos. Hasta finales de año se habrá propuesto igualmente una revisión de la Directiva sobre la seguridad de los juguetes.

En mi opinión, el problema de la comercialización de productos está relacionado con una serie de cuestiones que deben ser puestas de relieve:

- información al consumidor sobre los productos que adquiere; la buena información es la mejor protección para el consumidor,

- vigilancia del mercado por parte de los Estados miembros,

- mejor cooperación entre los países,

- un nuevo enfoque de la marca CE como símbolo de producto seguro que cumple los requisitos de la UE.

Estas son solamente algunas de las muchas propuestas para mejorar la situación actual relativa a la comercialización de productos y protección del consumidor. Estamos iniciando un largo camino que concluirá en un mercado en el que no existan productos descontrolados y peligrosos. Queda mucho trabajo por hacer, pero la legislación de la UE es la vía adecuada que nos permite confiar en que el futuro estará libre de los peligros provocados por los artículos de uso diario, y en que ni nosotros ni nuestros hijos nos veremos amenazados por ellos.

 
  
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  Gábor Harangozó (PSE), por escrito. – La seguridad del consumidor genera grandes preocupaciones entre nuestros ciudadanos cuando se pueden identificar amenazas que ponen en peligro a los más vulnerables: nuestros hijos. Por lo tanto, deberíamos hacer frente a estas preocupaciones de forma rápida y transparente, dado que no se puede transigir cuando es la seguridad del cliente la que está en juego. En efecto, la Unión Europea debería garantizar plenamente el respecto de sus estrictas normas a la hora de importar mercancías procedentes de países con unas normas de producción de menor calidad, como es el caso de China. En este sentido, el papel del RAPEX, el sistema de intercambio rápido de información relativa a productos de consumo no alimentarios (incluyendo juguetes peligrosos), es sumamente importante, dado que el flujo de importaciones de países como China es enorme. Así pues, necesitamos informes detallados y regulares, y facilitar a nuestros socios los requisitos necesarios de seguridad del consumidor, para que puedan aplicar procedimientos de trazabilidad eficaces a los productos potencialmente peligrosos. La confianza de los consumidores es esencial y, por lo tanto, tenemos que concentrarnos más en la prevención, en los mecanismos de reacción rápida y en la ejecución efectiva de los requisitos de las normas de la Unión.

 
  
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  Ian Hudghton (Verts/ALE), por escrito. – La reciente retirada del mercado de millones de juguetes del fabricante estadounidense Mattel por motivos de seguridad, incluido el posible contenido en plomo, ha hecho saltar las alarmas en todo el mundo. Esta cuestión nos preocupa a todos, porque es la seguridad y la salud del público lo que está en juego. Una Directiva actualizada es fundamental para proteger nuestros intereses nacionales y la salud de los niños.

Quiero pedir a la Comisión que emprenda acciones con respecto al problema de los productos peligrosos y que analice un planteamiento regulador alternativo. Las autoridades chinas deben emprender acciones apropiadas para mejorar sus normas de producción, aunque es igualmente importante la obligación de las empresas de juguetes, que encargan productos al Lejano Oriente para beneficiarse de unos costes menores, de garantizar que se cumplan las normas de seguridad. La seguridad de los productos es una cuestión de salud pública y este tema exige atención inmediata.

 
  
  

PRESIDE: HANS-GERT PÖTTERING
Presidente

 
  

(1)Véase el Acta

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