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Procedimiento : 2007/2006(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0291/2007

Debates :

PV 22/10/2007 - 14
CRE 22/10/2007 - 14

Votaciones :

PV 24/10/2007 - 8.22
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0467

Acta literal de los debates
Lunes 22 de octubre de 2007 - Estrasburgo Edición DO

14. Directiva Marco sobre el uso sostenible de los plaguicidas - Estrategia temática sobre el uso sostenible de plaguicidas - Comercialización de productos fitosanitarios (debate)
Acta
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  Presidente. − El siguiente punto es el debate conjunto sobre

– el informe de Christa Klaß, en nombre de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas (COM(2006)0373 – C6-0246/2006 – 2006/0132(COD)) (A6-0347/2007),

– el informe de Irena Belohorská, en nombre de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, referente a la estrategia temática sobre el uso sostenible de plaguicidas (2007/2006(INI)) (A6-0291/2007), y

– el informe de Hiltrud Breyer, en nombre de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, sobre la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la comercialización de productos fitosanitarios (COM(2006)0388 – C6-0245/2006 – 2006/0136(COD)) (A6-0359/2007).

 
  
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  Stavros Dimas, Miembro de la Comisión. (EL) Señor Presidente, permítame manifestar en primer lugar mi agradecimiento al Parlamento Europeo y, especialmente, a las ponentes, Irena Belohorská y Christa Klaß, por la excepcional exhaustividad de su trabajo. Asimismo, también agradezco a la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, a Michl Ebner y a la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, y a Dorette Corbey y la Comisión de Industria, Investigación y Energía, sus informes y la opinión expresada en primera lectura.

En los treinta últimos años, las políticas y las leyes de la Unión Europea en materia de protección de la salud pública y el medio ambiente nos han permitido alcanzar un progreso considerable y reducir notablemente los riesgos de los plaguicidas. No obstante, la legislación actual se centra, por un lado, en la aprobación y la comercialización de productos y, por el otro, en el control de los residuos presentes en los alimentos y los piensos. Entre estos dos centros de atención, ninguna ley abarca el período de uso de los plaguicidas. Sin embargo, ésta es la etapa crucial durante la cual están en riesgo la salud humana y el medio ambiente.

Los programas de control ejecutados en los Estados miembros han constatado rastros de plaguicidas no sólo en los alimentos y los piensos, sino también en el propio medio ambiente, en concentraciones que superan los límites fijados por la legislación europea. Además, ha quedado claro que la cuestión de los plaguicidas preocupa mucho a los ciudadanos europeos. Por consiguiente, debemos redoblar nuestros esfuerzos para reforzar la protección de los ciudadanos europeos y de nuestro medio ambiente. La estrategia temática sobre el uso sostenible de los plaguicidas y la Directiva marco que la acompaña entran dentro de la categoría general de la lucha contra los riesgos para la salud humana y el medio ambiente que presentan los plaguicidas.

Los principales elementos de la propuesta de Directiva marco de la Comisión son los siguientes:

En primer lugar, los Estados miembros elaborarán planes de acción nacionales para fijar objetivos, medidas y calendarios a fin de reducir los riesgos y la dependencia de los plaguicidas.

En segundo lugar, los usuarios profesionales de plaguicidas, en su mayoría agricultores, distribuidores y asesores, tendrán que tener acceso a formación apropiada, con la que recibirán información suficiente sobre los riesgos de los plaguicidas y sobre la utilización de medios alternativos. Asimismo, conviene reforzar la sensibilización del público sobre los riesgos que entraña el uso de plaguicidas.

En tercer lugar, será necesario mantener correctamente y someter a inspecciones regulares los equipos profesionales de pulverización.

En cuarto lugar, se prohibirá la pulverización aérea, aunque los Estados miembros conservarán la opción de hacer excepciones en casos limitados en los que la pulverización aérea sea la única solución viable.

En quinto lugar, se adoptarán medidas especiales para proteger al público en general y a los sectores vulnerables de la población, sistemas hídricos y zonas geográficas, como las pertenecientes a la red Natura 2000. Dichas medidas pueden incluir, entre otras, la creación de zonas barrera o la prohibición o restricción del uso de plaguicidas.

En sexto y último lugar, aunque no menos importante, debemos apoyar las técnicas agrícolas que recurren a dosis bajas de plaguicidas con el fin de permitir la aplicación del control integrado de plagas, que será obligatorio a partir de 2014.

Otras medidas previstas por la estrategia temática se han incorporado o van a incorporarse en breve a otros actos legislativos. Un ejemplo de ello es la propuesta de Reglamento sobre la comercialización de productos fitosanitarios, que reforzará aún más la restricción de sustancias activas perjudiciales que circulan en el mercado, especialmente a través de la evaluación comparativa y la adhesión al principio de sustitución. Se trata de una propuesta de mi colega, el señor Kyprianou, que también estamos debatiendo esta tarde sobre la base del informe elaborado por la señora Breyer.

También tenemos una propuesta de regular la recogida de datos estadísticos sobre productos fitosanitarios, que es de crucial importancia porque establece indicadores para medir el progreso de la reducción de riesgos. La propuesta está siendo debatida por la comisión parlamentaria pertinente.

También se ha propuesto una nueva Directiva que fija las especificaciones básicas de los equipos de pulverización que pueden comercializarse y que se añade a las disposiciones existentes sobre el mantenimiento y la inspección regular de los equipos de pulverización.

En conclusión, señor Presidente, permítame subrayar la suma importancia la gestión integrada de plagas en la propuesta de Directiva sobre el uso sostenible de plaguicidas. Es una medida fundamental de la propuesta de la Comisión y ha sido debatida por las demás subcomisiones parlamentarias.

Nadie duda de que debemos reducir la dependencia de los plaguicidas y utilizar medios alternativos más ecológicos para proteger las plantas y controlar las plagas. La gestión integrada y el control de plagas son el modo más eficaz de alcanzar este objetivo. Por tanto, es especialmente importante que este elemento se mantenga en nuestra propuesta y que sea obligatorio en todos los Estados miembros a partir de 2014.

 
  
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  Markos Kyprianou, Miembro de la Comisión. (EL) Señor Presidente, hoy debatiremos un asunto muy difícil, aunque importante.

En primer lugar, permítanme expresar mi agradecimiento a quienes han trabajado para hacer que sea posible celebrar hoy este debate y, especialmente, a la ponente, la señora Breyer.

El asunto siempre ha sido espinoso. Es necesario alcanzar un equilibrio. Hay que reforzar la protección de la salud y el medio ambiente, al tiempo que se simplifican los procesos y se reducen los costes administrativos para aumentar la competitividad y la innovación. Estoy convencido de que la propuesta de la Comisión contribuirá a alcanzar esas dos metas, ya que complementa el mercado interior al crear un sistema de reconocimiento mutuo flexible de zonas y permitir que los Estados miembros tomen medidas y adopten restricciones en casos de peligro sanitario o ambiental especial, en todo un Estado miembro o en una parte.

Señor Presidente, Señorías, es un hecho que los productos fitosanitarios desempeñan un papel importante en la agricultura, los cultivos, la silvicultura y la horticultura comercial. Ojalá no los necesitásemos, porque ciertamente afectan a la salud humana y animal y al medio ambiente. Por tanto, hemos de garantizar que las normas pertinentes sean efectivas y equilibradas.

La legislación en vigor data de 1991. Sobre la base de un informe de 2001 de la Comisión sobre la función de la legislación y sus posibles mejoras, tanto el Parlamento Europeo como el Consejo pidieron a la Comisión que presentase propuestas de modificación de la Directiva. Me atrevo a decir que nadie duda de la necesidad de actualizar la legislación actual.

Permítame que dé las gracias a los organismos interesados de todos los sectores y que mencione la vital contribución que han hecho en el marco de este anteproyecto de propuesta. Asimismo, la Comisión ha elaborado una evaluación de impacto detallada.

La primera prioridad es, indiscutiblemente, lograr el mayor nivel posible de protección de la salud humana y animal, así como del medio ambiente. Para lograrlo, se adoptarán las siguientes disposiciones: la fijación de criterios estrictos y claros para la aprobación de sustancias activas; la asignación de un papel central a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria en la evaluación de sustancias activas; y la obligación de que los agricultores lleven un registro de su utilización de productos fitosanitarios, que se pondrá a disposición de sus vecinos y del sector hídrico. Las autoridades de los Estados miembros también tendrán que intensificar las inspecciones de la explotación comercial y el uso de los productos fitosanitarios, y la Comisión estudiará y verificará la eficacia de dichas inspecciones. Se prohibirán categóricamente más experimentos con animales. Para promover la agricultura sostenible, las soluciones alternativas más seguras sustituirán a los productos más peligrosos. De esta forma, la propuesta creará un marco más seguro de utilización de productos fitosanitarios en la UE y reforzará las medidas de protección del medio ambiente.

La propuesta hace lo mismo que la Estrategia de Lisboa porque también reducirá los costes administrativos. El procedimiento será más breve y más eficiente, al mismo tiempo que se mantienen los niveles de seguridad y se protege la salud del medio ambiente, lo que a mi parecer es aún más importante.

Los Estados miembros dejarán de trabajar de forma aislada gracias a que las autorizaciones mutuamente reconocidas serán la norma en lugar de la excepción. Así se evitará que el mercado interno se divida en materia de productos fitosanitarios y se pondrá fin a la separación del mercado en relación con los productos agrícolas.

Las modificaciones de las normas sobre protección de datos conducirán a una mayor transparencia y a una competencia más justa sin obstaculizar la investigación y la innovación.

El Reglamento propuesto es una de las claves de la estrategia general de la Comisión en el sector de los plaguicidas. Complementa a la propuesta de Directiva sobre el uso sostenible de los plaguicidas que ya ha analizado mi colega, el señor Dimas.

Por último, permítanme que mencione el gran número de enmiendas presentadas. Apenas sorprende, dado lo complejo del asunto, y quizá todavía no hayamos alcanzado un acuerdo completo en nuestras opiniones. Soy optimista y creo que, en breve, podremos hacerlo en las próximas etapas del procedimiento. Mientras tanto, la Comisión puede aceptar determinadas enmiendas y rechazar otras. Tanto el Parlamento Europeo como sus diputados tienen acceso a la lista completa, con la opinión de la Comisión sobre cada enmienda y la explicación pertinente. No puedo analizar cada enmienda de forma separada aquí porque ciertamente no hay tiempo. Pido que la lista se incluya en el acta de la sesión.

Señor Presidente, Señorías, ojalá tengamos un debate constructivo e interesante.

 
  
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  Christa Klaß (PPE-DE), ponente. (DE) Señor Presidente, comisarios Dimas y Kyprianou, Señorías, acojo con satisfacción la propuesta por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas, presentada por la Comisión, y las observaciones que realizaré hoy aquí se limitarán a esa parte del paquete general de medidas.

Se trata de un ámbito muy amplio en el que sigue siendo necesario un gran ajuste en Europa en aras de los consumidores y usuarios y, especialmente, del medio ambiente. Las diversas normas de la Unión Europea no sólo crean normas de seguridad divergentes, sino que también confunden y distorsionan la competencia.

Afortunadamente, en Europa, los tiempos en que las plagas destruían las cosechas de todo el año pertenecen al pasado. No obstante, hoy nos enfrentamos a nuevos y grandes retos a los que debemos responder con una política sólida en materia fitosanitaria. La población mundial está creciendo y la alimentación va escaseando cada vez más en el mundo. El cambio climático ha alterado las condiciones de la agricultura: aparecen nuevas plagas y las catástrofes naturales diezman las cosechas. En consecuencia, hoy todavía resulta esencial proteger los cultivos, a lo que contribuye el uso de productos fitosanitarios.

En el caso de la protección de las plantas, como de muchas otras cosas, el veneno está en la dosis. Aunque una pastilla para dormir puede ser beneficiosa, muchas pueden ser letales. Debemos velar por que los productos fitosanitarios se usen de forma apropiada y profesional, porque su uso inadecuado es peligroso, y esto se aplica no sólo a la agricultura, sino también a los espacios públicos, como parques ornamentales, recreativos y deportivos, caminos y vías férreas. La información, la educación y el conocimiento en relación con las implicaciones que tiene el uso de plaguicidas, sus beneficios y también sus riesgos conforman los puntos esenciales de la Directiva. Es necesario dar formación y conocimientos a vendedores y usuarios.

Mediante planes de acción nacionales, los Estados miembros han de garantizar el uso sostenible de los productos fitosanitarios. Para ello deben procurar ser coherentes con otras disposiciones comunitarias. La inspección exhaustiva y la utilización segura de maquinaria garantizarán la protección de las plantas reduciendo los riesgos.

La reducción porcentual indiscriminada en toda la gama de productos fitosanitarios autorizados es contraria a los objetivos de buenas prácticas agrícolas y gestión integrada de plagas. Comisario Dimas, necesitamos ambos factores y seguiremos necesitando buenas prácticas agrícolas y gestión integrada de plagas porque necesitamos dinamismo. Además, el estricto Reglamento sobre autorización se ha reducido hasta el absurdo. Los productos con efectos adversos no deben autorizarse; no basta con reducir su uso a la mitad. No obstante, si los productos fitosanitarios han superado un riguroso proceso de autorización, reducir su uso en un determinado porcentaje de forma generalizada carecería de toda lógica. Además, nadie ha podido todavía explicarme con precisión cómo se gestionaría y cuantificaría dicha reducción.

Lo mismo sucede con la protección del medio acuático. El establecimiento arbitrario de zonas barrera estándar cercanas a masas de agua es inútil. En este caso sigue precisándose un planteamiento diferenciado. Hace falta que las zonas barrera se adecúen a la situación geográfica, a las propiedades del suelo y a las plantas que requieren protección. Ya se ha adoptado este tipo de planteamiento en las instrucciones de uso que se adjuntan con los diversos productos fitosanitarios.

Comisario, usted mencionaba la pulverización aérea. En las empinadas terrazas de viñedos del Mosela, de donde yo vengo, o en las plantaciones de arroz del sur de Europa, por ejemplo, no hay otra alternativa. En esos lugares la pulverización aérea es indispensable. No obstante, debe regularse el uso de helicópteros de pulverización. Debe actuarse con especial cuidado en parques ornamentales y recreativos, tanto públicos como escolares, así como en otras zonas similares. En esos casos, el uso de plaguicidas debe ser el mínimo necesario, dándose preferencia a alternativas no químicas. En mi opinión, esto podría significar incluso enviar a toda una clase a quitar las malas hierbas del patio del colegio.

Prohibir completamente los productos fitosanitarios en zonas que albergan especies particulares de flora y fauna no sería coherente con los objetivos de conservación de hábitats. En realidad, los plaguicidas son esenciales para la conservación de esos hábitats. Los productos fitosanitarios son caros y ningún agricultor los utilizará más de lo absolutamente necesario. La introducción de nuevos impuestos distorsiona la competencia en el mercado mundial y tendría como consecuencia la compra de productos más baratos de fuera de la UE, lo que poco ayudaría a la causa de la sostenibilidad.

Queremos la misma protección y normalización en toda la UE. En muchos países, las medidas propuestas llevan tiempo formando parte de las buenas prácticas, y por eso la armonización de las normas que regulan el uso de productos fitosanitarios es imperativa, razón por la cual el planteamiento de la Comisión es el correcto. Ahora es cosa nuestra —y a ello nos invito— poner en marcha una Directiva que mantenga al mínimo la burocracia al tiempo que esté a la altura de nuestras aspiraciones. Pido el apoyo de sus Señorías.

 
  
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  Marie Anne Isler Béguin (Verts/ALE). - (FR) Señor Presidente, me permito intervenir porque no entiendo bien. He participado en los debates en la Comisión de Medio Ambiente sobre estos informes, pero tengo la impresión de que el informe que nos ha presentado la señora Klass no es el que se votó por unanimidad en la comisión, sino más bien su posición personal. Por tanto, quisiera saber si hay una presentación más objetiva de la posición de la Comisión de Medio Ambiente sobre este tan importante informe.

 
  
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  Christa Klaß (PPE-DE), ponente. (DE) Señor Presidente, quiero decirle a la señora Isler Béguin que la votación en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria no fue unánime, que teníamos una opinión totalmente contraria y que la mayoría de mi grupo se opuso a la posición a la que se refiere. He subrayado claramente que apoyo la propuesta de la Comisión.

 
  
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  Irena Belohorská, ponente. (SK) La estrategia temática sobre el uso sostenible de plaguicidas, como documento político no legislativo que acompaña a la Directiva, responde al hecho de que los riesgos del uso de plaguicidas no disminuyen. Los niveles actuales de residuos presentes en los alimentos superan valores aceptables: el 44 % de la fruta está contaminada con plaguicidas y, de ésta, un 5,5 % presenta niveles de residuos por encima del límite máximo. Se encontraron residuos excesivos incluso en la fruta que se vende en el Parlamento Europeo. El objetivo de mi informe es minimizar los peligros y riesgos para la salud y el medio ambiente provocados por el uso de plaguicidas.

En primer lugar, me gustaría destacar que el uso de plaguicidas se vincula a la aparición de tumores malignos o inmunológicos y otras alteraciones neurotóxicas. Por eso me parece sorprendente (por desgracia, en el mal sentido) que la Comisión mencione en su texto sólo de pasada los riesgos sanitarios que presenta el uso de plaguicidas, en particular, por su efecto acumulativo. Las embarazadas, los niños y los fetos conforman el grupo más expuesto a riesgos. Aunque soy partidaria de la protección de las plantas, creo que primero tenemos que proteger la salud de las personas. Claramente, existe una conexión con el cambio climático. El cambio climático traerá más plagas y no podemos continuar incrementando indefinidamente las cantidades de plaguicidas que utilizamos.

Los planes de acción nacionales que contienen los objetivos de los Estados miembros en términos de reducción de riesgos constituyen la parte más importante de todo el proceso. A mi parecer, la propuesta en la que la Comisión rechaza los objetivos de reducción cuantitativa del uso es insuficiente. La frase «para reducir los peligros, los riesgos y la dependencia de los medios químicos de protección de las plantas» carece de precisión y no insta a los Estados miembros a disminuir la cantidad de plaguicidas utilizados.

La estrategia temática es un texto general y no brinda ninguna solución detallada para calcular las cantidades. Sin embargo, mis colegas y yo proponemos lo siguiente para la Directiva: Una reducción del 50 % de las sustancias más peligrosas que son, si se usan en determinadas grandes cantidades, cancerígenas y mutagénicas; el uso de plaguicidas biológicos y los plaguicidas que presentan poco peligro no tienen que reducirse actualmente; el denominado índice de frecuencia de aplicación se utilizará para otros plaguicidas. Deben tenerse en cuenta las características de los Estados miembros y las condiciones que se dan en ellos. Cabe destacar que los indicadores cuantitativos de los planes de acción nacionales no imponen reducciones iguales del uso de plaguicidas en todos los países. Tendrán en cuenta las condiciones geográficas específicas y los sistemas agrícolas del país en cuestión.

Es verdad que una reducción automática de la cantidad no implica necesariamente reducción de riesgos; no obstante, en muchos casos ocurre así. La estrategia temática y la Directiva deben ocuparse de las medidas de protección de los cultivos y de los biocidas. Debe reforzarse la protección del medio acuático de la contaminación por plaguicidas mediante la creación de zonas barrera a lo largo de cursos de agua. Aunque apoyo la prohibición de la pulverización aérea, acepto que es posible conceder una excepción en determinadas circunstancias, a falta de una alternativa más viable. Cuando se efectúen pulverizaciones aéreas, se informará al público en general, por medios adecuados, de la hora y el lugar de la pulverización y de la sustancia utilizada. La estrategia no se dirige contra los agricultores. Creo que todas estas medidas deben adoptarse sin reducir radicalmente los presupuestos de los agricultores, como ha probado la experiencia danesa. Todos tenemos que darnos cuenta de lo importante que es la competitividad para los agricultores, y hemos de velar por que sus productos no se vean sustituidos por productos de agricultores de países en desarrollo.

Para concluir, permítanme expresar mi opinión sobre las enmiendas. No puedo aceptar la enmienda 4, cuyo objetivo es cambiar el nombre de toda la estrategia temática. Aunque deseo que los plaguicidas se usen con cuidado, creo que deberíamos dejar el nombre oficial del documento como está: al fin y al cabo, es un nombre oficial incluido en el Diario Oficial y creo que es adecuado. Asimismo, quiero mencionar las enmiendas 3 y 5, que se ocupan de las zonas residenciales. La enmienda 3 propone la adición del término «urbanas»: para mí, eso significa «zona suburbana» y, por tanto excluye a quienes viven en zonas rurales. El término «zonas residenciales» es vago e impreciso. También propongo modificar lingüísticamente el apartado 8 porque el término inglés «practitioner» es una mala traducción; en francés es incluso «médecin». Voy a terminar, señor Presidente, y para concluir, me gustaría manifestar mi sincero agradecimiento a todos los que han trabajado en este informe.

 
  
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  Hiltrud Breyer (Verts/ALE), ponente. (DE) Señor Presidente, Comisarios, Señorías, tengo el privilegio de presentar un informe que brindará al Parlamento la oportunidad de votar mañana a favor de un avance hacia una mayor protección de la salud, del medio ambiente y de los consumidores. Según el Eurobarómetro, el uso de plaguicidas es la primera preocupación de los consumidores europeos, y la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria lo ha tenido en cuenta.

En Europa se utilizan anualmente más de 220 000 toneladas de plaguicidas, lo que representa un 25 % de su uso mundial en sólo el 4 % de la superficie agrícola del planeta. A nuestro parecer, la erradicación de los plaguicidas de alto riesgo debe constituir el núcleo de este Reglamento. Son plaguicidas con propiedades cancerígenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción o con efectos neurotóxicos, inmunotóxicos u hormonales.

El presente Reglamento constituiría una enorme contribución a la mejora de la seguridad de los plaguicidas, aunque también debemos incorporar normas para los plaguicidas menos peligrosos. Conviene que dejen de comercializarse las sustancias activas descubiertas con mayor frecuencia en concentraciones que superan los límites de residuos de la UE porque, por desgracia, con ello han demostrado que son incontrolables.

Asimismo, nos alegra que el principio de sustitución, que ya cuando se incorporó al Reglamento comunitario sobre productos químicos representaba un paso crucial hacia la mejora de la protección, vaya a consagrarse también en el Reglamento propuesto, porque la sustitución refuerza la competencia en el sector de los plaguicidas. Resulta escandaloso y es puro alarmismo advertir de que vayan a desaparecer del mercado hasta la mitad de los plaguicidas.

Agradezco a la Comisión que haya fijado criterios de sustitución tan rigurosos, ya que los plaguicidas tienen que ser diez veces mejores. No conviene autorizarlos por un período superior a cinco años, precisamente el propuesto por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento. Sin embargo, la propuesta de la Comisión también regula cómo hemos de actuar con los casos de resistencia.

Otra característica fundamental de la propuesta de Reglamento es la mejora de la protección de los grupos de riesgo. Como sabemos, los fetos, los bebés y los niños son especialmente vulnerables a los efectos tóxicos de los productos químicos peligrosos. Por esta razón, me congratulo de que la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria haya propuesto que las decisiones sobre la autorización de las sustancias activas y la evaluación de los riesgos que entrañan se hagan con referencia a los grupos más vulnerables de la sociedad.

Me alegra particularmente poder decirles que también hemos introducido normas sobre etiquetado, puesto que los productos alimentarios que no cumplen la Directiva 2006/215 deben llevar una indicación a tal efecto. Se trata de un paso de gigante hacia una mayor transparencia, porque hay estudios, especialmente un estudio conducido por ONG medioambientales en el supermercado del Parlamento, que han demostrado lo peligrosos que pueden ser los productos, sobre todo los de uso cotidiano. Los valores detectados eran hasta 200 veces superiores a los niveles indicados normalmente para la alimentación de bebés y lactantes.

Más transparencia en aras de esos grupos vulnerables, aunque también de los consumidores y de las personas que viven cerca de una zona agrícola, significa más apoyo a Europa en su conjunto, porque no deben darse más palos de ciego en la cuestión de la trazabilidad. Los ciudadanos deben tener acceso en línea a informes, listas de plaguicidas autorizados, mediciones de residuos y, sobre todo, datos toxicológicos y ecotoxicológicos prácticamente en tiempo real, y los residentes locales deben estar informados de pulverizaciones inminentes a través de un sistema central de información. El pasaporte de plaguicidas permitirá rastrear, a través del mercado mayorista y minorista, qué plaguicida se ha usado y cuándo. Así se creará competencia, y de esta competencia entre productos seguros se beneficiarán, naturalmente, sobre todo los consumidores.

Otro de nuestros objetivos es que este Reglamento garantice normas ambientales elevadas. Por ello, la Comisión de Medio Ambiente se mostró contraria a la división de Europa en tres zonas, que no sigue criterios ecológicos, climáticos ni paisajísticos, sino que es meramente arbitraria. Además, Comisario, la idea no obtuvo el apoyo mayoritario en el Consejo. Como el Consejo, abogamos por mejorar la cooperación voluntaria en Europa en materia de autorización de productos. Permítanme asimismo reiterar que existen fuertes reservas jurídicas porque dentro de estas zonas no hay acuerdos intergubernamentales de conformidad con los cuales sea obligatorio reconocer mutuamente las autorizaciones concedidas a los plaguicidas. Existen en el contexto de la UE sobre la base de los Tratados pertinentes, pero no a nivel zonal.

Los ciudadanos europeos no desean veneno en sus platos. Espero que este Reglamento también mejore considerablemente la posición de Europa desde el punto de vista empresarial, porque será un lugar de consumo del que todos se beneficiarán, no sólo el medio ambiente, los consumidores y la protección de los animales, sino también, y sobre todo, la industria y los agricultores, puesto que recibirán más incentivos a la innovación y ganarán en competitividad.

En conclusión, me gustaría expresar mi más cálido agradecimiento a los ponentes alternativos, que han colaborado en este informe de forma muy cooperativa. Espero que este nuevo Reglamento nos permita darle nuevos bríos a la protección de la salud y del medio ambiente en Europa.

 
  
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  Neil Parish (PPE-DE), Ponente de opinión de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. – Señor Presidente, debemos aceptar la idea práctica de que es necesario producir alimentos en Europa —el mes pasado redujimos la retirada de tierras a cero a fin de devolver el 10 % de la tierra a la producción— y necesitamos las herramientas precisas para llevar a cabo esta tarea.

Deseamos disponer de alimentos y productos fitosanitarios inocuos —y la Comisión aborda esta cuestión de manera acertada— pero esta acción se debe llevar a cabo mediante un sistema basado en el riesgo, similar al que se utiliza para el sistema REACH: si un producto químico es inocuo se puede utilizar, pero, si no lo es, debe ser retirado del mercado. Así es como se debe abordar esta cuestión, de principio a fin.

Las condiciones del clima imponen en gran medida el momento en que se debe fumigar, por lo que es necesario disponer de flexibilidad para fumigar de la forma y en el momento adecuados. Hoy existen sistemas que, mediante satélites, pueden lanzar la fumigación en el momento apropiado y, así, se puede reducir la cantidad de la pulverización y del producto fitosanitario utilizado. Tomemos como ejemplo el año en curso, que ha sido extremadamente húmedo en muchas partes de Europa. En mi país, Gran Bretaña, no se pueden comprar patatas biológicas porque no se pudo fumigar ni evitar las plagas. Por lo tanto, hay muy pocas patatas biológicas en el mercado. Necesitamos disponer de las herramientas adecuadas, y ésta es la razón de que no podamos imponer una reducción basada en porcentajes cada año. Debemos dirigirnos hacia un sistema razonable y basado en los riesgos.

Asimismo, respecto de las zonas barrera de 10 metros, existen —créanme— productos fitosanitarios que se pueden utilizar en los cursos de agua. Existe un producto llamado Roundup que se puede pulverizar en las orillas de un río o un arroyo. ¿Vamos a prohibir su uso en una zona barrera de 10 metros alrededor del arroyo cuando, de hecho, se puede utilizar en sus orillas? Seamos sensatos con esta cuestión. Necesitamos gozar de la seguridad alimentaria, necesitamos producir alimentos y necesitamos alimentos inocuos en Europa. Trabajemos juntos para lograrlo.

 
  
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  Dorette Corbey (PSE), ponente de la opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. (NL) Señor Presidente, creo que un minuto para dos opiniones es muy poco tiempo pero, bueno, trataré de ser lo más breve posible.

Los plaguicidas son útiles y necesarios y, sin esos productos, está haciéndose difícil alimentar a 6 000 millones de personas. Ciertamente, todavía hay mucho por hacer para combatir los efectos perniciosos que tienen en el medio ambiente y la salud. La comercialización de nuevos productos es un proceso largo y siempre caro. Es bueno para la industria que puedan aprobarse de forma más rápida, aunque el Parlamento hace bien en pedir que los Estados miembros tengan derecho a rechazar productos en su territorio.

La industria se está centrando cada vez más en los cultivos más importantes, los «cinco grandes»: el arroz, los cereales, el maíz, la soja y el algodón, porque con ellos pueden recuperar gran parte del coste. Pero, por supuesto, es fundamental que se protejan adecuadamente los cultivos menores, y la Comisión de Industria ha realizado varias propuestas valiosas al respecto, además de otras que tienen como objetivo la introducción de incentivos para fomentar el cambio a productos más sostenibles, que también es muy importante.

Deseo hacer otro comentario sobre el uso de los plaguicidas. La zona barrera obligatoria de 10 metros de separación de aguas superficiales no conviene a algunos Estados miembros. Por tanto, acojo positivamente la enmienda propuesta por el Grupo del PSE en relación con ese punto. Las aguas superficiales constituyen actualmente uno de los criterios de evaluación indispensables para la autorización y en base a los cuales los Estados miembros tienen derecho a establecer una zona barrera para los productos.

En resumen, creo que es una posición equilibrada y viable para el Parlamento.

 
  
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  Manuel Medina Ortega (PSE), Ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos. – (ES) Señor Presidente, la propuesta de la Comisión sobre este informe se basaba en una doble base jurídica: el artículo 37, apartado 2, dedicado a la política agrícola, y el artículo 152, apartado 4, letra b), dedicada a la protección de la salud.

La Comisión de Asuntos Jurídicos ha estudiado estas propuestas. Había una propuesta, por ejemplo, de la comisión competente para el fondo en la que proponía la supresión del artículo 37, apartado 2, e incluir, además, el artículo 175, apartado 1, suprimiendo el artículo 37, apartado 2, manteniendo el artículo 152, apartado 4, letra b), y añadir el 175, apartado 1.

Lo fundamental en la base jurídica es que la discusión se ajuste al objeto y al contenido, y la Comisión de Asuntos Jurídicos, por unanimidad, estima que el artículo aplicable es el artículo 152, apartado 4, letra b), sin necesidad de hacer referencia al artículo 175, apartado 1.

Creemos que está perfectamente claro y que ni hace falta la doble base jurídica que propone la Comisión, ni tampoco la doble base jurídica que propone la comisión competente para el fondo, sino una simple referencia al artículo 152, apartado 4, letra b), ya que la finalidad de esta propuesta de Directiva es la protección de la salud humana.

 
  
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  Anja Weisgerber (PPE-DE), ponente de la opinión de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor. (DE) Señor Presidente, como ponente de la opinión de mi comisión para el informe Breyer sobre el Reglamento relativo a la comercialización de productos fitosanitarios, me gustaría hacer un comentario sobre la propuesta.

En la presente propuesta de Reglamento, es importante que alcancemos un equilibrio entre los siguientes intereses: por un lado está el interés de los consumidores por tener alimentos sanos y sin residuos, en otras palabras, por tener productos fitosanitarios seguros que no pongan en peligro la salud pública y el medio ambiente, y por tener agua potable limpia. Por el otro, los consumidores también están interesados en tener un suministro fiable de productos frescos y asequibles, y prefieren las frutas y verduras del mercado interior antes que las procedentes de terceros países, dado que apenas se controlan los plaguicidas usados en esas zonas.

Nuestros agricultores necesitan determinados productos fitosanitarios para poder luchar contra la resistencia. Sin embargo, no pueden hacerlo sin un cierto número de productos. Al mismo tiempo, quieren productos seguros y sin riesgos. Por eso nosotros también creemos que deben prohibirse las sustancias con efectos cancerígenos demostrados. No obstante, en cuanto a los demás criterios de autorización, tenemos la intención de basarnos en pruebas científicas y fundamentar nuestro planteamiento en valores máximos. Es un término medio equilibrado que protege a nuestros consumidores al tiempo que garantizamos que las frutas y verduras del mercado interior son asequibles y están sometidas a controles adecuados.

En lo que se refiere a la información de los vecinos, si tenemos criterios de autorización rigurosos y un control adecuado de los productos fitosanitarios, no veo por qué debemos iniciar procedimientos burocráticos para alertar a vecinos y a residentes locales sobre el uso de los productos fitosanitarios cuando ni siquiera han pedido información. ¿Qué pueden hacer los consumidores con esa información? En la práctica, ¿cómo van a informar los agricultores a todos sus vecinos y a todos los residentes de la zona antes de utilizar productos fitosanitarios? Por eso me opongo tan firmemente a la propuesta de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, que impondría ese requisito, y también abogo por el rechazo de la cláusula, propuesta por la Comisión, referente a la información del público, porque para tener productos fitosanitarios seguros no necesitamos estos procedimientos burocráticos.

Permítanme hacer una observación muy breve sobre el enfoque zonal. Buscamos una mayor armonización. Éste es también el argumento principal de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor. Las disposiciones propuestas en el informe Breyer tendrían como consecuencia veintisiete zonas de autorización. Nuestro objetivo, a fin y al cabo, es la armonización respetando las opiniones de los Estados miembros, que podrían adaptar esta autorización a sus propias condiciones de uso. Por tanto, insto a la Cámara a apoyar este esfuerzo de armonización y a respaldar la propuesta de división de zonas de la Comisión.

 
  
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  Kyösti Virrankoski (ALDE), ponente de la opinión de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. (FI) Señor Presidente, el asunto que se debate, el uso y la comercialización de plaguicidas sostenibles, es muy importante. Abarca tanto la práctica de la agricultura sostenible como las cuestiones de salud pública. Por tanto, es lamentable que la Comisaria de Agricultura y Desarrollo Rural no esté participando en el debate.

Durante milenios, la humanidad ha tenido que luchar contra plagas, parásitos, malas hierbas y enfermedades de las plantas y los cultivos que han reducido las cosechas y las han hecho inútiles para el consumo humano. En las últimas décadas, la lucha se ha vencido en alguna medida, principalmente gracias a nuevos productos fitosanitarios. No obstante, al mismo tiempo ha habido riesgos para la salud.

Las propuestas de Directiva que tenemos ante nosotros son muy rígidas. En general, la finalidad de la nueva normativa es mejorar la situación en el ámbito de la salud pública. No obstante, no se han presentado ilustraciones analíticas claras de los peligros de las enfermedades de las plantas contra las cuales se utilizan los plaguicidas. Esto constituye un enorme inconveniente porque, en este caso, lo mejor tal vez no sea lo más correcto. Cabe la posibilidad de que la práctica sostenible de la agricultura se retrase en años. La no utilización de plaguicidas no tiene por qué ser una buena opción, ni siquiera en relación con la salud pública.

 
  
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  Ambroise Guellec, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (FR) Señor Presidente, debatimos hoy un expediente importante, complejo y difícil. De hecho, la lucha contra los depredadores y los enemigos de los cultivos representa un problema capital, tanto para la seguridad alimentaria como para la protección y la mejora del medio ambiente.

A este respecto, sigue siendo inevitable un uso razonable de los plaguicidas. No obstante, resulta indispensable efectuar una evaluación justa de los riesgos que presenta su utilización, en especial para la salud humana, y definir los medios para una reducción programada de la misma. El proyecto de resolución sobre la estrategia temática que debe seguirse en este ámbito responde bien, a mi entender, a las cuestiones esenciales que se nos plantean, y quisiera elogiar a nuestra ponente, la señora Belohorská, manifestando la muy buena colaboración que hemos mantenido con respecto a este texto.

Algunas observaciones: el problema central de la gestión de los riesgos no puede desvincularse del de las cantidades de plaguicidas utilizadas. La erradicación de las sustancias tóxicas más peligrosas ha de ser un principio ineludible. Para los demás plaguicidas, debe aplicarse la subsidiariedad. A partir de un marco comunitario común, corresponde a los Estados miembros definir sus propios objetivos, su calendario y los criterios nacionales para la reducción de las cantidades utilizadas. Los planes de acción nacionales permitirán asimismo efectuar los ajustes necesarios a las condiciones específicas de cada país. La protección del medio acuático es otro tema sumamente importante y ha de garantizarse rigurosamente mediante la delimitación de zonas barrera en función de las condiciones locales.

Quisiera decir, para concluir, que el dispositivo que queremos aplicar mantiene la continuidad y la coherencia con la Directiva REACH. Y resumiré el debate con una frase: «tan pocos plaguicidas como sea posible, pero tantos como sea necesario».

 
  
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  Dan Jørgensen, en nombre del Grupo del PSE. (DA) Señor Presidente, los diputados británicos gustan de utilizar la expresión «Una manzana cada día, de médico te ahorraría». ¡Así debería ser! Las frutas y las verduras son normalmente comida sana pero, por desgracia, no siempre. Hay demasiados casos de residuos de plaguicidas que permanecen en frutas y verduras, por supuesto, con consecuencias negativas directas para la salud humana. La cuestión que aquí nos ocupa es, por tanto, muy importante. Por consiguiente, es muy importante que utilicemos esas sustancias de manera sostenible, para poder reducir su uso en los casos en que éste sea excesivo. Se está perjudicando a nuestra naturaleza, nuestro entorno y nuestra salud, y las fuentes de agua subterránea también pueden estar contaminadas.

Por tanto, yo también creo que hay motivos para criticar a la Comisión, especialmente porque usted, señor Kyprianou, es conocido (también en mi país) por su gran preocupación por los intereses de los consumidores y ha hecho muchísimo por proteger el medio ambiente y la salud. No entiendo cómo puede presentarse hoy aquí y defender una propuesta de la Comisión sobre división zonal que obligará a los países europeos a reducir sus niveles de protección ambiental y de protección al consumidor.

Permítanme dar un par de ejemplos de lo que significará aceptar la propuesta que ustedes han presentado. En Dinamarca, están autorizados unos 100 tipos de plaguicidas. Hemos reducido su uso en un 50 % desde principios de los años ochenta. Estoy seguro de que usted compartirá mi opinión de que es una medida muy sensata. Si se aplica su propuesta, tendremos que duplicar el número de plaguicidas permitidos en Dinamarca. ¡Duplicar el número de plaguicidas! La consecuencia probable será que tendremos muchas dificultades para seguir bebiendo nuestras aguas subterráneas, como hacemos en la actualidad.

No considero esta cuestión puramente nacional. Hablo en nombre de todo el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo y, afortunadamente, también en nombre de la gran mayoría que expresó claramente sus opiniones en la votación de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Hay muchos ejemplos. En cada zona única, obviamente sucede que todos los países menos uno estarán obligados a autorizar plaguicidas que actualmente no permiten. Permítanme dar el ejemplo de un cultivo: el maíz. En el Reino Unido, se utiliza un plaguicida para el maíz que contiene unas 15 sustancias activas. En Hungría, se usan 57 sustancias activas y, en Polonia, 37. No obstante, si se aplican las propuestas de la Comisión, todos los países autorizarán plaguicidas que podrían contener hasta 57 sustancias activas, lo que supone que, en el Reino Unido, el nivel se cuadruplicará. El trabajo de la UE no debería ser obligar a los países a utilizar más plaguicidas, puesto que afectará al medio ambiente, a la salud y a las aguas subterráneas. Es evidente que ésa no puede ser la intención.

Espero que respalden lo que hemos propuesto en la Comisión de Medio Ambiente, que también le simplificará la vida a la industria. Está en el compromiso que hemos adoptado en la Comisión de Medio Ambiente: diremos no al reconocimiento mutuo obligatorio de plaguicidas, pero sí a la autorización mutua obligatoria de datos. Además, hablamos no sólo de zonas, sino también de datos de toda Europa. Así, la industria tendrá muchas más facilidades. Al mismo tiempo, estamos dando a los países el derecho a negarse en caso de tener condiciones climáticas que les obliguen a ello.

Por último, en relación con los objetivos de reducción, me gustaría decirle al señor Dimas que resulta óptimo que nos hayamos desprendido de las sustancias más peligrosas, las que causan cáncer, las que afectan al desarrollo infantil, etc. Naturalmente, deseamos retirar esas sustancias del mercado que, además, son completamente innecesarias. Asimismo, creo que debemos ir un paso más allá y establecer también un objetivo de reducción general para todas las sustancias. Por supuesto, eso debe determinarlo cada país de forma individual, pero si lo vinculamos simultáneamente con los objetivos de reducción europeos de aproximadamente un 20 %, creo que estamos siendo ambiciosos. Pese a todo, sigo pensando que, en estos momentos, la posibilidad existe. Sería muy importante para la salud y el medio ambiente en Europa.

Con respecto a la justificación que ha usado la Comisión para no introducir esos objetivos de reducción, hemos añadido un índice de frecuencia de aplicación que tiene en cuenta los puntos que ustedes han destacado.

 
  
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  Anne Laperrouze, en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señor Presidente, señores Comisarios, Señorías, es cierto que algunos Estados miembros han empezado ya a adoptar medidas para reducir los riesgos derivados de los plaguicidas, pero las tendencias en materia de uso de los plaguicidas varían de un Estado miembro a otro. Por ejemplo, algunas sustancias prohibidas en determinados Estados miembros se encuentran sin embargo en sus mercados, en concreto, porque están autorizadas en otro Estado miembro. Conviene, pues, armonizar las normas aplicables al respecto para garantizar unas condiciones uniformes en toda la Unión Europea. El Grupo ALDE está a favor de un encuadramiento riguroso de los plaguicidas, pero teniendo presente que su uso es una necesidad y una realidad.

Hemos presentado algunas enmiendas para hacer el texto más aplicable, manteniendo el principio de fomentar las alternativas más seguras y no químicas. Mi Grupo desea que los objetivos de reducción de los volúmenes utilizados se centren en las sustancias peligrosas. Hemos cofirmado también una enmienda al artículo 4 sobre los planes de acción nacionales que fija un objetivo de reducción de la frecuencia de aplicación a escala comunitaria del 20 % en diez años y, para las sustancias peligrosas, del 50 % en 2013.

Paradójicamente para algunos, mi Grupo ha presentado una enmienda relativa a este mismo artículo 4 que concede a los Estados miembros la posibilidad de optar por un enfoque de reducción basada en el riesgo. De hecho, este enfoque de reducción del riesgo es más acorde con la realidad, pero menos fácil de calcular que un enfoque de reducción por volúmenes. Hemos querido presentar esta enmienda porque deseamos que en los debates entre Instituciones que seguirán al voto en primera lectura se aborde también esta cuestión.

Ahora quisiera abordar algunos puntos concretos. En cuanto a la protección de las aguas, parece más coherente recurrir a acciones adecuadas en función del medio geológico, en vez de fijar una distancia mínima para las zonas barrera. Parece legítimo proteger zonas concretas de vida, como los parques, los jardines de infancia, los alrededores de los colegios, porque, en la proximidad de esas zonas, la utilización de plaguicidas debería limitarse al mínimo necesario, incluso prohibirse, y se debería dar prioridad a los métodos no químicos.

Por lo que respecta al delicado tema de la pulverización aérea, la propuesta de la Comisión Europea tenía mucho sentido: prohibición de principio con excepciones justificadas. No obstante, el texto de la Comisión de Medio Ambiente es aceptable. Aunque entiendo la necesidad de informar al público sobre las pulverizaciones de plaguicidas, pienso que hay que dejar a las autoridades de los Estados miembros la tarea de definir la calidad, la cantidad y el medio de difusión de la información. En efecto, nos encontramos ante una diversidad tal de territorios y enfoques que no me parece creíble pretender uniformizar.

El Grupo ALDE desea, pues, llegar al siguiente equilibrio: no penalizar a ningún actor, ya sea usuario o industrial, sino elaborar una legislación rigurosa y coherente, que permita a los usuarios proteger sus cultivos, a los productores vender productos cada vez menos nocivos y al público consumir productos sanos, pero también vivir en un entorno sano.

 
  
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  Wiesław Stefan Kuc, en nombre del Grupo UEN. (PL) Señor Presidente, los tres informes que se han presentado están vinculados indisolublemente. La Unión Europea intenta hacer lo máximo posible para reducir las repercusiones negativas de los plaguicidas en el medio ambiente e impedir su acumulación en el suelo, el agua y las plantas. En los últimos años se ha hecho mucho por reducir al mínimo esos efectos. Las organizaciones de investigación han desempeñado un papel especialmente importante en esta labor creando preparados modernos que funcionan de forma más selectiva. Sin embargo, cabe recordar que, en años anteriores, la calidad de los plaguicidas era mucho peor, se utilizaban en dosis mucho mayores, varias veces superiores y, como consecuencia, la contaminación de nuestro medio ambiente es resultado de las actividades de años pasados. Por esta razón, además de las nuevas Directivas, debemos complementar la legislación existente con una Directiva sobre la desactivación y la eliminación de plaguicidas obsoletos.

Les ruego que participen activamente en este asunto porque, aunque han pasado algunos años, los problemas, al igual que los riesgos, en lugar de disminuir, siguen aumentando, como se demostró en el último foro de ONG celebrado en Chisinau.

 
  
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  Marie Anne Isler Béguin, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, señores Comisarios, quiero felicitar a la señora Breyer por su excelente resultado, pero no puedo aceptar la defensa de los plaguicidas que he escuchado por otra parte. Es absolutamente indispensable que liberemos nuestro medio ambiente y nuestros cuerpos de plaguicidas peligrosos. Deseo que el Parlamento Europeo apoye, mañana, las posiciones más ambiciosas y no ceda a los últimos cantos de sirena de la industria, en nombre de una economía mortífera. Suprimir los plaguicidas carcinógenos, mutágenos y tóxicos para la reproducción, así como las sustancias que degradan nuestros sistemas nerviosos y endocrinos y las que perjudican nuestro sistema inmunitario, es totalmente saludable.

Celebramos también los esfuerzos de nuestros colegas por conseguir transparencia en la información para los consumidores, víctimas «inocentes» de las sustancias peligrosas. Ya era hora de actuar, señores Comisarios. Insecticidas, fungicidas y herbicidas nunca habían tenido un uso tan sistemático como ahora. Sólo en Francia, la cogestión, si me permiten la expresión, de la política pública de plaguicidas entre el Estado y la industria química ha marginado hasta ahora las expectativas ciudadanas en materia de salud pública y medio ambiente, ignorando los estudios ecotóxicos, ignorando las investigaciones estadísticas, cuando establecen vínculos entre las sustancias químicas y las patologías, ignorando las recientes alertas lanzadas por la profesión médica –y pienso en particular en el denominado llamamiento de París o «Grenelle de l'environnement» en Francia. La industria se afana por minimizar el impacto de los plaguicidas.

Ahora bien, tras la contaminación del agua por el herbicida Atrazin, que todo el mundo conoce, y la diseminación de las poblaciones de abejas, la industria química intenta hacernos olvidar que Francia sigue siendo el mayor usuario de la Unión Europea. Cada año, se vierten en Francia de 70 000 a 80 000 toneladas de plaguicidas al medio ambiente. Por tanto, con el paquete «plaguicidas», y contrariamente a lo que sucedió con REACH, los diputados no dejaremos que se nos desacredite. Las exigencias ciudadanas no se han debilitado, como acredita la masiva correspondencia que recibimos para pedirnos que actuemos pronto y con energía.

Mientras algunos resaltan los peligros de la inhalación de los plaguicidas pulverizados en los huertos del sur de Francia por ejemplo, otros se preocupan por la diseminación de herbicidas en los jardines públicos, hasta el punto de reclamar zonas sin plaguicidas.

 
  
  

PRESIDE: MARTINE ROURE
Vicepresidenta

 
  
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  Jiří Maštálka, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (CS) Señorías, quiero felicitar a la ponente, la señora Belohorská, por su informe referente a la estrategia temática sobre el uso sostenible de plaguicidas.

Creo que la ponente ha conseguido elaborar un documento que contempla, con el equilibrio justo, la necesidad de que la producción agrícola europea sea sostenible y competitiva y el fomento del uso de plaguicidas sólo si sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente son mínimos.

Me congratulo de que el informe incorpore la enmienda sobre el principio de cautela en lo que se refiere tanto a la salud humana como a la protección de las aguas y el ecosistema terrestre, de la que soy coautor.

Como la ponente, la señora Belohorská, yo también lamento que, aunque el resultado más importante que puede esperarse de la estrategia temática es la reducción de los efectos adversos en la salud humana derivados del uso de plaguicidas, la estrategia no se ocupe de ello más que de forma marginal. Creo que en el futuro será la Comisión quien pueda encargarse de completar el trabajo en este sentido.

Desde los ámbitos de la salud y la seguridad en el trabajo, acojo con satisfacción los puntos del informe que subrayan la necesidad de disponer de información adecuada, medios de protección apropiados e inspecciones regulares del equipo de aplicación.

Creo que tenemos ante nosotros un instrumento con muchos mecanismos efectivos concretos para reducir el uso de los plaguicidas y mejorar su seguridad.

 
  
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  Johannes Blokland, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señora Presidenta, en el debate sobre los plaguicidas siempre he intentado adoptar una posición realista y equilibrada entre los problemas ambientales, por un lado, y los intereses de los productores y los consumidores, por el otro. Deseo hablar de varios aspectos de estos informes con más detalle.

Una de las propuestas es que la política ha de basarse en la reducción del uso. Yo tengo muchas reservas al respecto. Ciertamente, puede reducirse la cantidad total de plaguicidas, pero suele suceder que los plaguicidas más usados son los menos peligrosos. En ese caso, los riesgos siguen siendo más o menos iguales.

Considero mucho más positiva la política basada en la reducción del riesgo. Los Países Bajos han venido aplicándola desde el año 2000 y se ha constatado una reducción del riesgo ambiental en un 86 %. Otra desventaja de la reducción de uso es que se dispone de una gama menor de plaguicidas, por lo que se crea resistencia con mayor rapidez.

Otra cuestión es la introducción de zonas barrera en torno a los cursos de agua. En la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria se ha aprobado una enmienda para crear una zona barrera de 10 metros. Para un Estado con tanta agua como los Países Bajos, esos 10 metros son un problema, puesto que implicarían que el 35 % de la superficie agrícola no podría pulverizarse.

Por último, quiero señalar que, indudablemente, no importa sólo la norma, sino también su cumplimiento. Eso es lo que hace falta en la actualidad, como podemos observar en los productos de consumo que nos encontramos habitualmente y que no cumplen la norma, incluso en el Parlamento Europeo.

 
  
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  Andreas Mölzer, en nombre del Grupo ITS. (DE) Señora Presidenta, como todos sabemos, hace tiempo que se supone la existencia de una conexión entre los plaguicidas utilizados en la agricultura o los alimentos modificados genéticamente, por un lado, y diversas enfermedades, por el otro. Cuando llegan a encontrarse por doquier plaguicidas en el agua potable, no cabe duda de que es hora de acelerar las lentas ruedas de molino de la burocracia europea.

Seguimos sin saber cuánto podemos avanzar para lograr el objetivo actual de reducir el uso de productos fitosanitarios. Por supuesto, ya hemos visto otras veces objetivos ambiciosos que al final nunca se cumplen. Sin embargo, creo que la propuesta de sustituir las sustancias cancerígenas dista mucho de ser el gran logro que tanto se proclama; al contrario, creo que es un imperativo inmediato. En realidad, la sustitución de esas sustancias hace tiempo que debiera haberse hecho.

Si pensamos que la UE es responsable de una cuarta parte del uso de plaguicidas en el mundo, aunque sólo posee el 4 % de la tierra cultivable, el problema se hace patente de inmediato. Estas estadísticas también muestran, de forma clara, que nuestros regímenes de ayudas han estado impulsando a la agricultura tradicional en la dirección equivocada.

Por supuesto, existe una sospecha general entre los consumidores —no del todo infundada— de que hay agricultores avispados que intentan eludir los límites máximos establecidos combinando diversos productos fitosanitarios autorizados. Dada la falta de estudios sobre la interacción entre productos, es hora de que se intervenga para poner coto a esas prácticas. Además, es necesario revertir los continuos incrementos de las concentraciones máximas de los últimos años en vista del aumento del peligro que suponen para los grupos de alto riesgo, como los niños.

La importación de productos orgánicos de los confines del mundo no sólo es incoherente con varios objetivos ambientales, además constituye una de las causas de la intensificación de los volúmenes de tráfico y de la perenne acusación a la fallida política de ayudas de la Unión. Por tanto, conviene reconsiderar nuestros regímenes de ayuda, especialmente con vistas a prestar más apoyo a los agricultores europeos que no utilizan plaguicidas. Si, por el contrario, decidimos seguir acosando a los agricultores con obstáculos burocráticos, no hemos de sorprendernos si al final tiran la toalla, frustrados, mientras Bruselas se queda desconcertada mirando cómo su número no deja de menguar.

 
  
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  Jim Allister (NI). - Señora Presidenta, siento la tentación de decir que disponer de un plaguicida político contra las malas hierbas proliferantes que son los reglamentos de la UE nos vendría muy bien. Cuando examino algunas de estas enmiendas y propuestas, como la norma de los 10 metros, me doy cuenta de que son muy exageradas.

Creo que debemos abordar varios hechos. Si no controlamos el uso de plaguicidas en nuestra agricultura, podremos destinar una mayor producción de alimentos a regiones del mundo donde existen menos normas, con el consiguiente menoscabo de la calidad e inocuidad de los alimentos. A algunas personas quizás les interese esto aún más: sin fungicidas ni herbicidas con los que se puedan evitar y eliminar las plagas del césped, muchos campos de golf y petanca se llenarían de malas hierbas y no se podría jugar en ellos.

Sí, se deben controlar los plaguicidas, pero nuestras medidas se deben basar en principios científicos correctos y deben ser prácticas tanto en la explotación agrícola como en la calle. Las rígidas prácticas que rigen el uso de los plaguicidas en mi país son, a mi parecer, adecuadas y, por lo tanto, votaré en contra de estas modificaciones dogmáticas que algunos desean imponer.

 
  
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  Erna Hennicot-Schoepges (PPE-DE). - (FR) Señora Presidenta, señor Comisario, es una pena que no hayan participado los medios agrícolas en este debate, habría sido muy interesante escuchar también la voz de la agricultura, al alba de una reforma de la PAC.

Se trata de garantizar la permanencia de la agricultura europea, la producción de alimentos de calidad en cantidad suficiente, pero también de promover la investigación y proteger los datos. El mayor reto reside, por supuesto, en proteger la salud humana e impedir la persistencia de los productos tóxicos en el agua y el medio ambiente. Pero también hay que preocuparse por la población agrícola, a la que hay que proteger mejor, porque está en contacto directo con estos productos y, muchas veces, los consejos que recibe vienen de los vendedores de plaguicidas, y estos últimos no van a contarles que hay científicos que empiezan a hacerse preguntas sobre la vinculación entre la exposición a los plaguicidas y el constante aumento de determinadas enfermedades, como Parkinson, Alzheimer, cáncer de próstata, tumores cerebrales y malformaciones congénitas, y el efecto de los plaguicidas. Es indispensable, por tanto, establecer normas rigurosas para la admisión en el mercado. Habrá que promover la investigación mediante la protección de los datos, habrá que fomentar también los programas de investigación sobre la lucha biológica; es un ejemplo útil para la innovación. Y habría que conseguir que esos productos tuvieran unos precios asequibles para los agricultores.

Por último, señor Comisario, por lo que respecta a la protección de las abejas, no se han efectuado los ensayos de larga duración previstos por la Directiva 91/414/CEE. Por tanto, no basta con tener textos, también hay que aplicarlos y garantizar su aplicación. Observo que la comercialización es el reglamento más importante, pero, señora Presidenta, me parece que hemos mantenido un apasionado debate en el que la presión de la industria ha sido en ocasiones de una rara indecencia.

 
  
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  Anne Ferreira (PSE). - (FR) Señora Presidenta, señores Comisarios, Señorías, todos los datos sanitarios y medioambientales, que no enumeraré aquí esta tarde, pero de los que disponemos hoy, deben hacer que esta Cámara se muestre firme a la hora de reducir los plaguicidas y regular sus condiciones de uso. Para ello, es indispensable basarse en unos objetivos de reducción cifrados. Los debates que han precedido a la votación en el Pleno han puesto de manifiesto grandes disparidades entre los Estados miembros, tanto en sus prácticas como en sus enfoques políticos, lo que finalmente nos ha llevado a unos compromisos que favorecen la subsidiariedad. No quisiera que nos engañara esta subsidiariedad, que conduce a una flexibilidad y, de hecho, puede servir de pretexto al menor postor político y a una interpretación de mínimos de la voluntad política y ciudadana que se expresa hoy, en especial por lo que se refiere a la exposición de las poblaciones de riesgo, así como a las distancias de las zonas barrera a lo largo de los cursos de agua.

Para que la subsidiariedad en materia de plaguicidas tenga sentido, debe servir a una reflexión más global sobre los problemas agrícolas y medioambientales de cada región europea. Para ello, hay que intensificar la investigación y la transferencia de tecnología, asociar a todas las partes interesadas, agricultores, investigadores, ONG, profesionales de la salud e industrias agroalimentarias, y realizar trabajos de fondo en cada territorio, para que puedan definir juntos las mejores prácticas y alternativas no químicas adecuadas al suelo, el clima y los cultivos. Así se hace ya en unas pocas regiones.

Propongo, pues, a la Comisión que fomente la adopción de este tipo de enfoque y facilite también los intercambios de experiencias entre regiones, al mismo tiempo que controla la correcta aplicación de la legislación comunitaria.

 
  
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  Holger Krahmer (ALDE). - (DE) Señora Presidenta, muchos de mis colegas diputados creen que necesitamos normas estrictas para abordar la cuestión de los productos fitosanitarios, y tienen razón pero, al mismo tiempo, no podemos olvidar las repercusiones que tiene la legislación que adoptamos. El hecho es que los productos fitosanitarios constituyen un elemento importante de la agricultura moderna.

Fíjense, por ejemplo, en el Reglamento sobre la autorización. Estamos en proceso de prohibir grupos enteros de sustancias activas basándonos en criterios de exclusión simplemente por una noción abstracta de peligrosidad. Este planteamiento no tiene en cuenta el riesgo real que supone el uso de esos productos en las explotaciones agrícolas. Nos lleva a prohibir sustancias activas que, en la práctica, no presentan riesgo alguno. En consecuencia, en el futuro no tendremos sustancias activas suficientes para luchar adecuadamente contra las plagas.

Si sólo se usan unas pocas, se creará resistencia con mayor rapidez. Para muchas plagas ya no habrá medios fiables de acabar con ellas. Ésas son probablemente los «nuevos bríos» de los que hablaba la señora Breyer. Cuando se llegue a esa etapa, la seguridad del suministro alimentario europeo tendrá «nuevas debilidades». En lugar de imponer prohibiciones indiscriminadas, debemos crear un procedimiento de autorización fiable que estudie el verdadero riesgo que implica el uso de cada sustancia.

El siguiente ejemplo está sacado de la estrategia temática, en la que abogamos por un objetivo de reducción europeo general del uso de los productos fitosanitarios. Sin embargo, no tiene nada que ver con los riesgos que implica su uso.

La Comisión había fijado objetivos para reducir el riesgo real. Era una buena idea y deberíamos conservarla. Al fin y al cabo, debemos concentrarnos en lo que es posible, es decir, un control eficaz de las plagas acompañado de una gestión de riesgos adecuada. Después de todo, es cuestión de establecer cómo ha de satisfacerse en el futuro la necesidad de materias primas vegetales.

En el pasado, los productos fitosanitarios innovadores han contribuido a que la producción creciese más rápido que la demanda de tierras de cultivo. Nuestro objetivo para el futuro no debe ser invertir esta situación.

 
  
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  Gintaras Didžiokas (UEN). – (LT) No creo que haya una sola persona en esta Cámara, en este Parlamento, que defienda que la ecología, un medio ambiente sano y la salud humana no son importantes. No creo que ningún ciudadano europeo diga eso jamás.

No obstante, Señorías, a la hora de tomar decisiones, de hablar sobre legislación y de elaborar y aplicar normas que cientos de miles de ciudadanos tendrán que cumplir y que, sin duda, repercutirán en las vidas de millones de personas, no podemos basar nuestras decisiones en emociones y buenas intenciones. Tenemos que alcanzar este objetivo de forma equilibrada y razonable. Uno de los objetivos fijados para el sector agrícola europeo es el suministro de alimentos de buena calidad a precios asequibles. La UE es célebre por los elevados niveles de calidad de su producción de alimentos y por la rigurosidad de las normativas sobre agricultura que promulga para sus Estados miembros. Por otro lado, hay presión constante sobre la agricultura de la UE para que sea competitiva y, al mismo tiempo, produzca alimentos de buena calidad.

No podemos pasar por alto estos factores a la hora de debatir la normativa sobre productos fitosanitarios. La opinión expresada por la Comisión Europea y la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural ha satisfecho las expectativas de las partes interesadas. No obstante, las enmiendas propuestas, o las introducidas en el momento del debate en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria han planteado dudas importantes.

Si se aceptan esas enmiendas, las consecuencias podrían ser impredecibles porque implican riesgos, además de para la agricultura y la industria alimentaria, para la propia naturaleza. ¿Significa que los organismos modificados genéticamente entrarán en el mercado de la UE? Las repercusiones en los cultivos tradicionales serán enormes si se excluye del mercado al 90 % de los productos fitosanitarios.

Señorías, una vez más les insto a que basen su decisión en pruebas científicas sólidas y en buenas prácticas, no en rumores ni emociones. Espero que su voto refleje la opinión de las partes interesadas y que el resultado sea equilibrado y correcto, para que no se destruya la agricultura, los ciudadanos de la UE no se queden sin alimentos europeos y millones de personas no acaben en el paro en nombre de la protección ambiental.

 
  
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  Jens-Peter Bonde (IND/DEM).(DA) Señora Presidenta, mañana temprano voy a ir a la tienda a comprar agua embotellada. En muchos países, la gente lo hace porque la polución ha contaminado las aguas subterráneas. El agua está sometida a tratamiento con productos químicos, como si fuese un abrigo sucio. Después, se le aplica cloro y tanto su sabor como su precio son terribles. En Dinamarca tenemos una rica veta de oro subterráneo: agua limpia. La bebemos directamente como agua potable sin enviarla primero a la depuradora. Es más sana que el agua embotellada, sabe mejor y es muchísimo más barata.

No obstante, esto también supone que debemos cuidarla y prohibir la pulverización con plaguicidas en los casos en que el producto pueda llegar a las aguas subterráneas. Por tanto, Dinamarca prohíbe trece tipos de pulverizadores, de los cuales doce se encuentran en el agua subterránea. Queremos continuar esa tradición y, por consiguiente, pido que los demás diputados voten a favor de una enmienda que permita la protección zonal. En reglamentos anteriores ya hemos aprobado la propuesta; ahora debemos hacer lo mismo para impedir que se anule. Por último, hemos recibido el apoyo de una amplia mayoría aquí, en el Parlamento y, asimismo, del Presidente de la Comisión, José Manuel Barroso. Gracias. No hemos recibido apoyo de la Comisaria danesa de Agricultura quien, conjuntamente con la Ministra danesa de Alimentación, Agricultura y Pesca (también del Partido Liberal danés, el Venstre) prefiere apoyar la oportunidad de los agricultores de estropear nuestra agua potable. Es triste que el Consejo Agrícola danés prefiera apoyar al Venstre. Es un ejemplo de cortedad de miras el tratar de obtener rendimientos agrícolas ligeramente superiores y después tener que pagar miles de millones de coronas para purificar las aguas subterráneas. El Tratado dice que quien contamina paga. Lo he propuesto en una enmienda y pido a los demás diputados que apoyen lo que exige el Tratado. Nadie tiene derecho a envenenar la tierra y el agua potable que tenemos en común.

 
  
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  Pilar Ayuso (PPE-DE). - (ES) Señora Presidenta, señores Comisarios, la propuesta de Reglamento que ha elaborado la Comisión Europea para sustituir a la Directiva 91/414/CE logra una mayor armonización de los procedimientos de autorización y, al mismo tiempo, garantiza la protección de los consumidores. Sin embargo, el resultado obtenido en la Comisión de Medio Ambiente no solamente no tiene en cuenta este objetivo de mayor armonización, sino que radicaliza de forma injustificada las medidas de protección del consumidor y del medio ambiente.

El informe parte de una desconfianza total de los modos de producción agrícolas que ya existen en la Unión Europea. Pero el agricultor no es el único perjudicado: lo sería también el consumidor, porque se harán inviables muchos cultivos y esto dará lugar a importaciones, con una merma consiguiente de la seguridad alimentaria.

No se ha valorado suficientemente que la aprobación y el uso de los fitosanitarios ya están sometidos a estrictos controles, tanto de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria como de las autoridades competentes de los Estados miembros.

Además, con esta propuesta pasamos de 1 100 materias activas, autorizadas en 1991, a 148, que se incluyen en el anexo I de esta propuesta. De estas 148, 34 solamente son insecticidas, nematicidas o acaricidas, que son los más necesarios para poder cultivar en la Europa mediterránea, donde el nivel de ataque de los insectos es el más alto de toda la Unión. Los insectos no solamente ocasionan plagas en las plantas, también son transmisores de enfermedades muy graves en el ser humano.

Hay que restablecer la propuesta de la Comisión de dividir la Unión Europea en tres zonas para el reconocimiento mutuo de los productos fitosanitarios. Hay que establecer los criterios de exclusión de sustancias pesticidas basados en auténticos análisis de riesgo. Sin un análisis de riesgo es imposible conocer el alcance de estas sustancias para la salud o el medio ambiente.

Finalmente, quiero recordar que el veneno está en la dosis.

 
  
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  Frédérique Ries (ALDE). - (FR) Señora Presidenta, decía que el debate de esta tarde es de una importancia capital porque, lo que está en juego hoy aquí, es nuestra visión de la agricultura europea para el futuro, y la necesidad de pasar de una agricultura intensiva, que es manifiestamente demasiado contaminante, a una agricultura sostenible, respetuosa de la biodiversidad. Europa debe superar este reto porque, dada la sucesión de escándalos y los riesgos para la salud, la opinión pública es muy desfavorable al empleo de plaguicidas, porque una mayoría de los propios agricultores desean que la Unión les ayude a cambiar de prácticas y no quieren tener que elegir entre su salud y una rentabilidad mayor, y también porque los apicultores de toda Europa piden una legislación severa, que no autorice la comercialización de plaguicidas sin una evaluación pertinente.

Por tanto, es esencial que mañana se confirme el ambicioso voto de la Comisión de Medio Ambiente sobre los tres informes de las señoras Breyer, Klaß y Belohorská. Debemos confirmar la prioridad que se ha dado al capítulo «salud y medio ambiente», así como las medidas específicas para las poblaciones más vulnerables y la aplicación del principio de cautela para las sustancias más peligrosas, confirmar que se alentará el uso de alternativas no químicas, que a partir de ahora la prohibición de las pulverizaciones aéreas será la norma, en resumen, traducir en actos concretos las preocupaciones de los europeos y europeas, que en tan gran número —y la señora Isler-Béguin también lo ha recordado— nos han escrito para exigir una agricultura no dopada para el mañana.

 
  
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  Leopold Józef Rutowicz (UEN). - (PL) Señora Presidenta, el uso de productos fitosanitarios —plaguicidas— es esencial en determinadas circunstancias. En Polonia predominan los minifundios cuyos propietarios, por no disponer de financiación suficiente, ahorran en plaguicidas, por ser éstos caros, lo que a veces tiene como resultado pérdidas provocadas por las plagas.

Yo soy partidario de las acciones que impulsen el uso racional de productos fitosanitarios, incluidos el asesoramiento, la formación, la investigación, las subvenciones destinadas a la modernización de los equipos fitosanitarios, la introducción de productos sustitutivos que contribuyan a proteger el medio ambiente y la salud y que sean compatibles con los intereses de los agricultores, en lugar del uso de plaguicidas.

En los casos en los que hay riesgo de pérdidas de cosechas, la ignorancia y la falta de asistencia adecuada a los agricultores puede conducir al uso no controlado de plaguicidas. Un problema que lleva mucho tiempo con nosotros, pero que no se ha resuelto del todo, es el asunto de la eliminación de los vertederos de plaguicidas muy tóxicos que existen o han existido en los países del antiguo bloque soviético, así como del recultivo del suelo. Están contaminando el agua y el suelo. Estos antecedentes podrían reducir la eficacia de las medidas propuestas en estos documentos.

 
  
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  Urszula Krupa (IND/DEM). - (PL) Señora Presidenta, los productores que se ven obligados a crear alimentos que parecen perfectos están introduciendo plaguicidas que son perniciosos no sólo para el medio ambiente y la economía, sino también para la salud humana. Espero que los documentos que debatimos supongan una mejora de la calidad de los alimentos consumidos y fomenten los métodos de producción orgánica y la utilización de fertilizantes naturales para nutrir el suelo. Además, en relación con la práctica, poco escrupulosa y poco ética, de exportar sustancias con efectos perjudiciales conocidos a países del tercer mundo, quisiera citar un proverbio popular polaco: «No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti». Es una cuestión muy importante, porque los plaguicidas peligrosos vuelven a nosotros en forma de alimentos que los países ricos compran a precios baratos y que destrozan la salud de las personas.

Además de las orientaciones generales, es necesario crear estrategias de desarrollo sostenible de plaguicidas a nivel nacional en las que puedan tomarse medidas apropiadas. Conviene reducir la cantidad de productos fitosanitarios en las zonas de mayor uso de plaguicidas.

 
  
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  Peter Baco (NI). - (SK) Considero muy positivo el que los tres informes exijan que el personal participante en todas las etapas del tratamiento de plaguicidas esté altamente cualificado. Planes de acción, gestión integrada y medidas de importación rigurosas: también son ejemplos de elementos positivos en todos los informes. No obstante, tanto las prohibiciones de pulverización aérea como, en su defecto, las situaciones en que ésta se permitiría deben articularse con precisión y utilizando expresiones claras.

Del mismo modo, la noción de reducción cuantitativa del uso no se define claramente y abre la puerta a demasiados riesgos por su aplicación no selectiva. Por ejemplo, la República Eslovaca aplica, en promedio, menos de un kilo de plaguicidas por hectárea, mientras que otros países llegan a aplicar ocho, lo que implica que hay países en los que realmente debe reducirse el uso de plaguicidas y otros en los que incluso conviene que se incremente. Por eso sugiero que, a la hora de votar, tengamos en cuenta las recomendaciones de la European Crop Protection Association (ECPA) o, si no, en primera lectura, no adoptemos los informes A6-0347/2007 y A6-0359/2007, y mantengamos las equilibradas recomendaciones de la Comisión.

 
  
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  Marianne Thyssen (PPE-DE).(NL) Señora Presidenta, señores Comisarios, Señorías, es hora de que perfilemos la estrategia temática sobre el uso sostenible de los plaguicidas y también es buena idea que demos efecto inmediato a algunas medidas. En vista de las considerables consecuencias para la calidad de los alimentos, la salud pública, el medio ambiente y la sostenibilidad de nuestra agricultura —todas ellas cuestiones preocupantes—, nuestro grupo, además de las ponentes y los ponentes alternativos, ha dedicado mucho tiempo a este paquete de medidas. Me gustaría mencionar cuatro puntos en particular.

En primer lugar, es oportuno seguir reduciendo el uso de los plaguicidas ya que, en la práctica, debe tener menos consecuencias para el medio ambiente y, por este motivo, nos oponemos a una mera reducción de las cantidades. Queremos una reducción de las consecuencias reales basada en una evaluación de riesgos científica.

En segundo lugar, tenemos una opinión similar en relación con las zonas no pulverizables en torno a cursos de agua. De nuevo, estamos a favor de un enfoque basado en los riesgos y creemos que los Estados miembros tienen más capacidad que nosotros para realizar elecciones responsables, basadas en parte en los criterios establecidos en la Directiva marco sobre el agua.

En tercer lugar, me pregunto por qué este Parlamento que, después de todo, defiende un mercado común con un grado elevado de protección del consumidor, la salud y el medio ambiente, se opone a un primer paso hacia la armonización en este ámbito. Estamos a favor de la idea de zonas con reconocimiento mutuo interno propuesta por la Comisión y también queremos que haya reconocimiento mutuo voluntario entre zonas.

Por último, nos oponemos a la disposición general de informar a los vecinos defendida por la señora Breyer en su informe. No sólo es que la información sea innecesaria para una actividad que se regula con gran rigor, también causa temor y frustración innecesarios. A buen seguro que el objetivo no es avanzar hacia una especie de private enforcement, ésa es una sociedad que no queremos y no apoyamos.

 
  
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  Bogdan Golik (PSE). - (PL) Señora Presidenta, el debate de hoy es de enorme importancia para la agricultura europea y la protección del medio ambiente.

Hay muchas personas que defienden el uso de plaguicidas y muchas que lo atacan. Sin embargo, creo que el principio rector de los agricultores debe ser: «cuantos menos plaguicidas mejor, sólo los que sean imprescindibles», y el principio rector de los productores y distribuidores debe ser el de cautela, que ha de considerarse el supremo en lo que respecta a las vidas y la salud de consumidores en todos los casos en que la introducción de nuevos plaguicidas plantee dudas, bien porque haya ambivalencia en los resultados de los estudios científicos, bien porque no haya habido tiempo suficiente para poder decir categóricamente que un determinado producto o sustancia es inocuo para los humanos y los animales.

En el contexto del uso sostenible de plaguicidas, creo que han de adoptarse las siguientes medidas: en primer lugar, la Comisión y los Estados miembros deben proporcionar formación periódica y programas de asesoramiento y educación que estén financiados, al menos en parte, por las empresas que fabrican los plaguicidas. Es necesario que se coordinen el control y la recogida de datos en relación con los efectos perjudiciales de los plaguicidas en la salud humana y en el medio ambiente, incluyéndose programas de investigación a largo plazo y la imposición de sanciones a quienes contaminen. Conviene crear un sistema coordinado de recogida de datos sobre la producción, la importación, la exportación, la venta, la distribución y el uso de plaguicidas, que debe ser accesible al público. Deben fomentarse las prácticas agrícolas que promuevan el uso de dosis bajas de plaguicidas, ya que contribuirán a cambiar el uso general de dichos preparados. Han de introducirse inspecciones apropiadas y ha de prohibirse la importación a la UE de productos alimentarios agrícolas producidos con la ayuda de productos químicos.

 
  
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  Jan Mulder (ALDE).(NL) Señora Presidenta, los productos fitosanitarios siguen siendo fundamentales para la producción agrícola y el suministro de alimentos en Europa. La gran pregunta que se presenta cuando en Europa tomamos medidas especiales es qué tipo de influencia tendrá en las relaciones de competencia con el resto del mundo. Si somos demasiado estrictos en Europa y no podemos imponer las mismas normas al resto del mundo, significa que aquí podemos consumir productos que no podemos producir, lo que me parece erróneo.

Por supuesto, para nosotros es fundamental continuar evaluando los efectos perniciosos, pero no podemos excedernos. Estoy de acuerdo con quienes dicen que debemos concentrarnos en el riesgo y no en reducir la cantidad. Asimismo, las zonas barrera de diez metros serán desastrosas para los Países Bajos y deben excluirse del Reglamento.

Por último, sobre la información a los vecinos, si algo se autoriza, ¿por qué es necesario informar también a los vecinos? Es una norma completamente innecesaria.

 
  
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  Michael Henry Nattrass (IND/DEM). - Señora Presidenta, los plaguicidas británicos fueron controlados estrictamente en 1985. Empresas como Syngenta mantienen que no se debería negar a los agricultores la utilización de las herramientas que necesitan.

Estos reglamentos nos alejan del principio según el cual las normas deben ser adecuadas y tener una base científica. Por ejemplo, actuar sobre las malas hierbas de la calzada cuesta 400 veces más si no se utilizan productos químicos. Las industrias del golf y de los deportes que se juegan en campos arguyen que no es posible mantener el césped sin utilizar plaguicidas. La ECPA indica que la prohibición de los plaguicidas conduciría a un aumento de entre el 65 % y 200 % de las tierras cultivadas, lo que reduciría la productividad. Corbett Farms señala que este año se ha puesto de manifiesto el valor de la fumigación para prevenir las plagas de la patata. Los plaguicidas son caros y, por lo tanto, se utiliza la cantidad mínima necesaria para proteger los cultivos. Las decisiones acerca de cuándo y cómo se fumiga se deben tomar caso por caso. La reducción arbitraria de su uso no puede tener una base científica.

Señora Presidenta, por favor, ponga fin a la plaga de reglamentos de la UE. UKIP votará en contra.

 
  
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  Richard Seeber (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, permítanme que comience expresando mi agradecimiento a las ponentes y a los ponentes alternativos. No hace falta decir que a todos nos preocupa enormemente la protección de la salud y de los consumidores, y se nota en los fuertes sentimientos que suscita este encendido debate entre los diversos miembros de esta Cámara.

No obstante, es importante que decidamos teniendo en cuenta los hechos y que no creemos fantasmas, por así decirlo, que no se atengan a la realidad. Sería muy fácil, especialmente con este paquete legislativo, fijarse en un grupo ocupacional particular y no mirar más allá. Eso sería un craso error. Debemos dejar claro desde el principio que en Europa necesitamos un sector agrícola que funcione, lo que necesariamente entraña el uso de una determinada cantidad de productos fitosanitarios.

Sobre aspectos específicos del informe Klaß, permítanme decir que se necesita un principio sólido para hacer frente a determinados objetivos de reducción, pero creo que el planteamiento cuantitativo adoptado aquí es demasiado rígido. Todos los Estados miembros deben pararse a considerar qué pueden hacer por su parte, porque limitarse a reducir el volumen total y creer que eso limpiará el medio ambiente es absolutamente contrario a la ciencia. En lo que respecta a las zonas barrera, no hay nada malo en la estrategia elegida por la Comisión de tratar la subsidiariedad como elemento esencial. Todos los Estados miembros deben estudiar cómo quieren que se regulen esas zonas. Imponer a ciegas un límite de diez metros en toda la Comunidad sería un error. Intentar encontrar alternativas no químicas en zonas sensibles, como los hábitats de especies raras de flora y fauna, es otro planteamiento que debemos apoyar sin reservas.

En cuanto al informe Breyer, es importante que apoyemos el concepto trizonal. Restringir el ámbito de aplicación de las autorizaciones a Estados miembros sería demasiado limitado. Es necesario tener un cuidado especial en relación con los criterios de exclusión. La prohibición inequívoca de sustancias calificadas como CMR 1 es clara pero, en el caso de las sustancias CMR 2, también estoy a favor de tomar los datos científicos como base de las decisiones de autorización.

 
  
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  Evangelia Tzampazi (PSE). - (EL) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, la propuesta legislativa que tendremos que votar aspira a conseguir un elevado nivel de protección de la salud humana y el medio ambiente estableciendo modelos comunitarios de uso sostenible de plaguicidas y normas para comercializarlos en el mercado europeo.

Creo que, al apoyar la propuesta de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria de reducir el uso de plaguicidas en un 20 % en Europa, estamos enviando un mensaje claro. Tenemos que reforzar las inspecciones sobre el uso racional de plaguicidas y, lo que es más importante, promover la investigación de métodos alternativos y más seguros de proteger las plantas.

Al mismo tiempo, la propuesta de abolición del sistema de zonas y de autorización mutua obligatoria es una posición equilibrada. En vista de las preocupaciones de los agricultores y de la industria, tiene como objetivo permitir a los Estados miembros que así lo deseen aplicar niveles más elevados de protección ambiental en consonancia con sus condiciones locales.

Por último, quisiera mencionar la necesidad especial de proteger el uso secundario. Hago un llamamiento a ustedes, Señorías, para que apoyen la propuesta de crear un fondo europeo de fomento de la investigación. Así garantizaremos la prosperidad de los agricultores y mantendremos nuestros productos nacionales especiales, que forman parte de la tradición agrícola europea e impulsan notablemente la economía agrícola europea.

 
  
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  Marian Harkin (ALDE). - Señora Presidenta, gracias por brindarme la oportunidad de expresar mi opinión acerca de estos tres informes.

En primer lugar, creo que los europeos debemos ser capaces de producir cosechas europeas y frutas y verduras europeas inocuas para el consumo humano. No obstante, debemos lograr este objetivo de una manera equilibrada y sensata, de tal modo que protejamos la salud humana sin penalizar la agricultura.

No deseamos imponer restricciones que tengan consecuencias negativas en la agricultura europea y, al cabo de un tiempo, vernos obligados a importar grandes cantidades de alimentos con todas las consecuencias que esto conllevaría, como el aumento de la distancia que recorrerían los alimentos hasta llegar al consumidor y, por supuesto, el poco control sobre las cantidades de plaguicidas utilizados para la producción de dichos alimentos importados.

En segundo lugar, apoyo la propuesta de que se realice una evaluación basada en los riesgos, basada en datos científicos y que se revele factible para los Estados miembros.

Por último, opino que una zona barrera de 10 metros es una solución «de talla única» que debería ser modificada para que los Estados miembros pudieran adaptarla a las condiciones locales. Como dije antes, ni siquiera el Parlamento Europeo puede legislar de forma única para todas las condiciones climáticas y del suelo existentes en Europa.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE). - (FI) Señora Presidenta, la estrategia temática y la Directiva marco sobre productos fitosanitarios constituyen un desafío y un reflejo del reto fundamental que afronta la política medioambiental de la UE: cómo combinar la protección del medio ambiente con la de la salud de forma eficaz en una política que tenga en cuenta las realidades sociales.

Necesitamos reconocer que el uso de productos fitosanitarios y plaguicidas tiene beneficios económicos importantes. El uso de estas sustancias por parte de expertos es, francamente, un requisito previo crucial para la producción alimentaria en los tiempos modernos. No obstante, al mismo tiempo, las consecuencias adversas de los productos fitosanitarios en el medio ambiente y, en particular, en los cursos de agua, son muy reales. Entonces, ¿cómo podemos usar esas sustancias de forma que siga permitiéndonos beneficiarnos de los plaguicidas pero que, al mismo tiempo, reduzca los efectos adversos?

Vengo de un país en el que la agricultura es una profesión respetada y en la que la agricultura nacional se considera importante. Por otro lado, el medio ambiente es particularmente frágil. Por ejemplo, Finlandia tiene casi 200 000 lagos, cientos de miles de otros cursos de agua y uno de los mares más contaminados del mundo. La contaminación difusa del agua constituye un inmenso problema medioambiental, y los productos fitosanitarios forman parte de ese problema. Es una ecuación difícil, por lo que es justo que la Directiva tenga en cuenta las diferencias entre Estados miembros. Obviamente, necesitamos ciertas normas europeas, pero los remedios aplicados en Finlandia no pueden ser los mismos que en Luxemburgo, por poner un ejemplo.

Por consiguiente, la razón y las cuestiones ambientales nos dictan que debemos concentrarnos en los objetivos y dejar los medios en manos de los Estados miembros. Buen ejemplo de ello son las «zonas barrera», que indudablemente tienen un importante papel que desempeñar en la protección de los cursos de agua. Confío en que las zonas barrera adaptadas a cada situación y coherentes con las propuestas de la Comisión son el camino a seguir. Si ahora decidimos límites precisos aplicando el principio de «talla única», corremos el peligro real de que muchos países salgan de la sartén para caer en las brasas. Tal vez debería decir, más bien, que no se ocuparían del problema de forma flexible o satisfactoria.

 
  
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  Dan Jørgensen (PSE). - (DA) Señora Presidenta, ha habido algunos malentendidos en algunas de las declaraciones de sus Señorías. Por tanto, me alegro de poder hablar por segunda vez. Hay tres malentendidos. El primero está relacionado con un objetivo de reducción: algunos diputados dicen que es, simplemente, imposible. Ha habido diferencias entre los países y no es posible crear un objetivo común europeo de reducción. No, ¡no puede hacerse! Tampoco es eso lo que estamos haciendo. Lo que estamos haciendo es decir que el objetivo común europeo de reducción debe ser el 20 %. No obstante, por supuesto que esto puede ser el 30 % en algunos países y el 10 % en otros. El objetivo nacional de reducción se establecerá sobre la base de planes de acción nacionales. Por tanto, es un error temer este punto. Es esencial decir que tenemos en cuenta que, a veces, un gramo de plaguicida puede ser más peligroso que un kilo de otro. Por tanto, hemos introducido un índice de frecuencia de aplicación como parte de esta obligación de reducción. No me cuesta imaginar que la Comisión tenga también algo que decir sobre esto cuando usted, señor Dimas pueda volver a hablar dentro de unos momentos.

El segundo malentendido tiene que ver con las zonas. Existe la creencia de que no tener las zonas será casi un insulto al mercado interior. ¡Al contrario! Al acabar con esta absurda idea de las zonas y decir que introduciremos gradualmente el uso común de datos estamos diciendo que toda la UE es una zona dentro de la cual compartimos datos. No obstante, es evidente que no podemos hablar de reconocimiento mutuo obligatorio de plaguicidas simplemente porque hay circunstancias geográficas, climáticas y medioambientales distintas en cada país. Creo que casi todos los miembros de esta Cámara que han hablado hoy estarán de acuerdo conmigo en este extremo.

El tercer malentendido fundamental es que destruirá la competitividad de la agricultura. ¡No! En Dinamarca hemos reducido el uso de plaguicidas en un 50 % desde los años ochenta sin ningún efecto en la competitividad agrícola. Los plaguicidas son caros de usar y, por tanto, siempre que se utilicen de forma correcta, cuanto menos se usen, mejor será para la competitividad.

 
  
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  Anders Wijkman (PPE-DE). - (SV) Señora Presidenta, el tiempo es breve y mi intención es sobre todo expresar mi apoyo a la coponente del informe Breyer en el Grupo del PPE-DE, Erna Hennicot-Schoepges. Creo que es muy desafortunado que la mayoría de mi grupo elija desoír los consejos de la señora Hennicot-Schoepges sobre varios puntos importantes, y no apoyar propuestas importantes contenidas en el informe. Por supuesto, estoy de acuerdo en que el requisito de informar 48 horas antes de la pulverización es poco práctica y no funcionaría, pero no es razonable pensar que no necesitamos ningún tipo de exigencia de información. La propuesta de la señora Hennicot-Schoepges aquí, como compromiso, es equilibrada.

Otra cuestión importante son los criterios limitativos para sustancias especialmente delicadas. Ante todo, por supuesto, en nuestra decisión debemos ser coherentes con las decisiones tomadas por el Parlamento en relación con la nueva legislación REACH sobre productos y sustancias químicas. Uno de sus principios fundamentales era eliminar progresivamente las sustancias cuando resultase difícil establecer umbrales de riesgo en caso de sustancias muy preocupantes. Obviamente, en este caso también debemos seguir esa línea, sobre todo por cuanto estamos tratando con sustancias que entran en contacto o son propensas a entrar en contacto con lo que comemos.

Otra cuestión en la que apoyo a la ponente, la señora Breyer, es la propuesta sobre división zonal. Cuando vi la propuesta de la Comisión, inmediatamente me pareció interesante intentar dividir Europa en zonas que sean relativamente similares en términos de condiciones vegetales, clima, etc. No obstante, por desgracia, la división que se sugiere es demasiado arbitraria. No puedo apoyar este planteamiento y creo que los Estados miembros deben tener la oportunidad de mantener el derecho a rechazar distintos preparados aunque los países vecinos les hayan dado luz verde. Me gustaría hablar de otros asuntos, pero se me ha acabado el tiempo.

 
  
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  Esther De Lange (PPE-DE). - (NL) Señor Presidente, cuando salgo de mi pueblo estoy en medio de una zona agrícola única, el corazón verde en medio de grandes ciudades como Amsterdam, Rotterdam y Utrecht. Sigue siendo un terreno agropecuario verde en la actualidad, pero la zona barrera de 10 metros propuesta por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria haría virtualmente imposible explotar la zona, cuando es justamente su explotación agropecuaria lo que la mantiene verde.

La semana pasada la sometí a una prueba, pero apenas pude encontrar ningún trozo de tierra entre las numerosas zanjas de 20 metros de ancho. Cualquiera que conozca un poco los Países Bajos sabrá que esto no sólo se da en el corazón verde. El sector agropecuario neerlandés se caracteriza por la existencia de muchas zanjas entre los pastos, lo que supone que, con las zonas barrera de 10 metros, los Países Bajos perderían 800 000 hectáreas de su terreno agropecuario, el 35 % de la superficie agrícola.

Por tanto, pido a los diputados que no apoyen la propuesta, en vista también de la producción agrícola necesaria en Europa y en el mundo, como ha dicho el presidente de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. Eso no quiere decir que no esté de acuerdo con el objetivo de proteger la naturaleza y la salud pública. Todos compartimos esa ambición. Simplemente creo que puede lograrse mejor con un planteamiento basado en el análisis y la reducción de riesgos.

La alternativa, reducir el uso, ciertamente suena de lo más sencillo —una reducción general del 20 %— pero no proporciona la mejor protección al consumidor porque sólo puede contemplarse en términos de cantidades y no del efecto final. el riesgo final. En ese contexto, me resulta difícil entender las dolorosas contorsiones del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, que está a favor de una reducción general del 20 % y de un enfoque basado en los riesgos.

Quiero hacer dos observaciones finales. Lo único que voy a decir sobre el sistema de autorización es que tres zonas climáticas son preferibles a veintisiete Estados miembros, obviamente teniendo en cuenta las circunstancias nacionales. Por último, pido a la Comisión que no pase por alto los cultivos menores en todos esos ámbitos importantes de disputa.

 
  
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  Françoise Grossetête (PPE-DE). - (FR) Señora Presidenta, ahora, los residuos de plaguicidas están en todas partes: en la alimentación, en el agua, en el aire, en nuestros tejidos, en la leche materna… y están también —y es sin duda lo más preocupante— en el cuerpo de nuestros hijos antes de que nazcan. Sólo empezamos a entrever las preocupantes consecuencias a largo plazo de la omnipresencia de los residuos de plaguicidas: cánceres, trastornos endocrinos, descenso de la fertilidad masculina, descenso de las defensas inmunitarias, enfermedades neurodegenerativas.

Por tanto, sí a la reducción, sí a la reducción rápida y, para ser breve, presto todo mi apoyo a las propuestas que ha efectuado mi colega, la señora Hennicot, sobre el informe Breyer y, también para ganar tiempo, insistiré especialmente en un punto que me parece fundamental, y que es objeto de debate en las filas del PPE: el de la información a las personas que viven en las proximidades de zonas que se van a tratar con plaguicidas. Me parece irracional que una parte de nuestro Grupo recomiende no proporcionar ninguna información a estas personas cuando se traten los terrenos con plaguicidas con el pretexto de que, si las sustancias han sido previamente aprobadas, es que no son nocivas.

Las pulverizaciones aéreas de plaguicidas son corrientes, especialmente en los bosques y la viticultura. Presentan el riesgo de deriva de sustancias hacia zonas habitadas o sensibles, por lo que su uso debe ser rigurosamente regulado. Es esencial que los vecinos, potencialmente expuestos, sean avisados por el agricultor antes de la pulverización. Las personas que padecen enfermedades respiratorias, como el asma, podrían resultar muy afectadas si no hay una información previa. El vector y el soporte de dicha información no tienen por qué generar cargas administrativas adicionales, como dicen algunos de mis colegas. Podría bastar con colocar simples paneles indicativos que mencionen las fechas de pulverización en la proximidad de las viviendas situadas en las zonas de riesgo.

Por último, defiendo el paso a una nueva generación de prácticas agrícolas, respetuosas del medio ambiente, que contribuyan a la modernización del sector agrícola.

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). - (PL) Señora Presidenta, la clave del uso sostenible de plaguicidas es la reducción racional de riesgos. Debemos lograr este objetivo aplicando las orientaciones de la Directiva sobre el uso sostenible de plaguicidas. Cada país estará obligado a preparar su plan de acuerdo con las orientaciones que se darán en la Directiva. Cada país debe poder hacerlo teniendo en cuenta las condiciones y las diferencias locales.

Fundamentalmente, diferimos en el nivel de desarrollo agrícola, repito: el nivel de desarrollo agrícola. Los países que son nuevos miembros de la Unión Europea suelen tener mucho por hacer para equipararse a los demás en cuanto a nivel de desarrollo. Una reducción del uso de plaguicidas en esos países, en comparación con el nivel actual de uso, en el análisis final, será contraproducente para nosotros como consumidores a menos que, al reducir su uso, tengamos en cuenta el nivel actual de uso de esos productos, que es relativamente bajo.

Nuestro paisaje también es distinto. En Polonia hay zonas enormes de bosques que sólo pueden protegerse contra las plagas pulverizándolas desde el aire. Es una obligación para el entorno natural el proteger esos bosques, y es responsabilidad del Parlamento fijar orientaciones para el uso seguro de productos que protegen el entorno natural.

La Directiva dice mucho del nivel de conocimiento de los agricultores como factor más importante de la aplicación del uso sostenible de plaguicidas. Es responsabilidad de todos apoyar la educación y crear las condiciones para que esa información pueda llegar a todos los agricultores. Al presentar una enmienda sobre los derechos nacionales temporales de plaguicidas, estoy defendiendo el mecanismo de sustitución de preparados más antiguos por otros más modernos y seguros lo antes posible. Pido el apoyo de sus Señorías.

Las orientaciones de la Directiva deben fomentar la adopción de medidas nacionales y no desanimar a los Estados miembros ni a los agricultores.

 
  
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  Stavros Dimas, Miembro de la Comisión. (EL) Señora Presidenta, agradezco los comentarios positivos de los oradores de la sesión de hoy. Permítanme exponer brevemente las opiniones de la Comisión sobre determinados asuntos importantes que se han planteado.

Permítanme comenzar con la estrategia temática y, en particular, con los puntos que no trata la Directiva.

En primer lugar, me congratula que el informe apoye la estrategia temática sobre el uso sostenible de plaguicidas. La propuesta de incorporar nueva legislación para afrontar el riesgo del uso de plaguicidas es especialmente buena.

Estoy de acuerdo con la gran importancia que tiene el aumento de la investigación en las repercusiones del uso combinado y acumulativo de los plaguicidas sobre la salud. En mi opinión, el principio de sustitución es vital, elimina del mercado las sustancias más peligrosas y las sustituye por alternativas más seguras, algunas de las cuales no contienen productos químicos.

Por último, el informe Belohorská aprobado por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria presenta determinadas medidas adicionales que son especialmente positivas.

Permítanme abordar específicamente la Directiva marco. Muchas de las enmiendas aprobadas por el Parlamento Europeo realizan aclaraciones útiles y pueden aceptarse. No obstante, otras probablemente tendrán resultados no deseados. En primer lugar, me gustaría comentar las enmiendas básicas que la Comisión puede aceptar plenamente en principio o en parte.

La Comisión acepta parcialmente la propuesta de que los Estados miembros establezcan objetivos individuales en sus planes de acción nacionales para limitar el uso de los plaguicidas más peligrosos. En efecto, la fijación de dichos objetivos es coherente con la intención general de la Directiva de reducir el riesgo del uso de plaguicidas. No obstante, el establecimiento de un objetivo permanente para la reducción del uso de plaguicidas a nivel de la UE, además de los objetivos nacionales, no es necesario y, por tanto, no recibe el respaldo de la Comisión. De hecho, la reducción general de la cantidad de plaguicidas no entraña necesariamente una reducción correspondiente del riesgo: el nivel de riesgo varía de una sustancia a otra. Así, la acción dirigida a limitar el riesgo debe centrarse, principalmente, en las sustancias más perjudiciales.

La Comisión puede aceptar en principio la fijación de una anchura mínima de las zonas barrera que se crearán en campos situados junto a cursos de agua, porque aportará beneficios ambientales adicionales. Ahora bien, la imposición de un límite de diez metros de forma indiscriminada y en todos los casos no parece apropiada. La Comisión preferiría que los Estados miembros tuviesen margen de flexibilidad y fijasen la anchura apropiada de las zonas barrera de conformidad con sus características geográficas propias.

La Comisión también puede aceptar determinadas aclaraciones útiles en otras cuestiones, como la formación técnica y la certificación. No obstante, hay enmiendas que la Comisión no puede respaldar.

En primer lugar, la Comisión está convencida de que la adhesión obligatoria a normas generales comunes sobre gestión integrada de plagas por parte de usuarios profesionales de plaguicidas es una medida fundamental para reducir la dependencia de dichos productos. Tendrá importantes beneficios ambientales en toda la UE y contribuirá al desarrollo de un sector agrícola sostenible y competitivo. Por tanto, no puedo aceptar la eliminación, propuesta en la enmienda 86, de esta medida de excepcional importancia.

En segundo lugar, la Comisión Europea acepta tomar medidas para proteger a las poblaciones vecinas a los campos en los que se efectúe la pulverización aérea. No obstante, considera desproporcionada una prohibición completa del uso de plaguicidas en las zonas denominadas «vulnerables». Debemos dejar alguna facultad de apreciación a los Estados miembros y a las autoridades locales. En caso necesario y en casos excepcionales o inusuales, cuando sólo el uso de plaguicidas sea efectivo, debe permitírseles gestionar los riesgos para la salud humana o la biodiversidad.

En tercer lugar, aunque la Comisión se ha comprometido a estudiar la ampliación del ámbito de aplicación de la Directiva a los biocidas, dicha decisión requiere un análisis riguroso, así como la aplicación de determinados aspectos de la Directiva sobre plaguicidas. Cuando tengamos acceso a más datos gracias al programa de revisión previsto en la Directiva sobre biocidas, podremos gestionar mejor su uso.

En cuarto lugar, la Comisión no puede apoyar la adición de una referencia al apartado 4 del artículo 152 del Tratado, puesto que la Directiva propuesta se centra con claridad en la protección del medio ambiente, qua ya incluye asuntos de salud pública.

En quinto lugar, aunque la aplicación de impuestos y contribuciones cumple el principio de «quien contamina paga», actualmente no hay ningún sistema eficaz para diferenciar tipos impositivos de acuerdo con el riesgo que supone cada plaguicida. Por esta razón, la Comisión prefiere que los impuestos y las contribuciones no se apliquen a nivel comunitario en el momento actual hasta que se haya elaborado un estudio sobre la cuestión.

Señora Presidenta, la Comisión puede aceptar 121 enmiendas de las 166 presentadas; de ellas, 25 pueden aceptarse íntegramente y 96, en principio o en parte. Depositaré en la secretaría del Parlamento una lista completa de las posiciones de la Comisión sobre las enmiendas.

Quiero agradecer una vez más el trabajo de quienes han contribuido al debate de esta noche y, en particular, el de las ponentes. Gracias por su atención.

 
  
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  Markos Kyprianou, Miembro de la Comisión. (EL) Señora Presidenta, comenzaré recordando a los miembros la actual política fundamental de la UE consistente en fomentar y apoyar la alimentación saludable. En efecto, el consumo de frutas y hortalizas es una parte muy importante de la dieta saludable. Es crucial que lo tengamos en cuenta. Por tanto, hoy tenemos dos objetivos. En primer lugar, tenemos que garantizar la producción de frutas y hortalizas, y ésta es una oportunidad de oro para la producción y para el apoyo de la agricultura. En segundo lugar, debemos garantizar que el consumo de frutas y hortalizas sea seguro. Creemos que la propuesta de la Comisión consigue abordar este doble reto de forma equilibrada.

He seguido con notable interés el debate de los diputados. Los argumentos presentados son serios y los tendremos en cuenta oportunamente. Debido a la presión del tiempo, no quiero detenerme en todas las cuestiones, me limitaré a mencionar dos o tres que estimo fundamentales y que se han planteado hoy.

En primer lugar, sobre la protección de grupos vulnerables, estoy de acuerdo en que necesitamos protegerlos, necesidad que se ha tenido en cuenta en el Reglamento propuesto. Además, estamos dispuestos a aceptar la enmienda a la definición de grupos vulnerables, sencillamente porque garantiza una protección aún mayor. Me gustaría hacer un comentario, aunque no está relacionado directamente con el asunto que se debate, se trata de los productos importados: Subrayo que también se controlan sus posibles residuos de plaguicidas, gracias a otro Reglamento relativo a los límites máximos de residuos de plaguicidas. Tenemos normas de inspección que garantizan la protección de los consumidores también en el caso de las importaciones.

De forma más general, los criterios de aprobación conforman una parte muy importante de la legislación. De hecho, el objetivo principal de la propuesta es proteger la salud de los ciudadanos y el medio ambiente, asunto de importancia crucial y que no podemos olvidar. Los criterios de aprobación propuestos son necesarios para cumplir este objetivo, por lo que la Comisión no puede aceptar ninguna desviación en este sentido. Del debate y de algunas de las enmiendas se desprende que el Parlamento Europeo también comparte estos objetivos. Algunas enmiendas conseguirán incluso reforzar los criterios. La Comisión opina que los criterios propuestos deben garantizar un elevado nivel de protección sin hacer la protección fitosanitaria inviable ni disfuncional. En consecuencia, la Comisión no podrá aceptar enmiendas que pudiesen minar esos criterios.

Finalmente, llego al polémico asunto del reconocimiento mutuo, surgido del ensamblaje de las diversas zonas de este sector. Creo que nuestra propuesta se ha entendido mal. En primer lugar, les recuerdo que la nueva propuesta introducirá criterios más estrictos, que se aplicarán por zonas. No hemos de olvidarlo, ya que garantizará niveles más elevados de protección de la salud y el medio ambiente. Al mismo tiempo, hemos de esforzarnos por alcanzar un mercado único, un mercado interno, evitando así la anomalía de tener un mercado único para los productos agrícolas por un lado, y un mercado dividido para los productos fitosanitarios, por el otro. Si se tienen en cuenta algunas características particulares relacionadas con el clima y el suelo, la división en distintas zonas es inevitable. No obstante, la cuestión no es tan sencilla, por eso había previsto posibles malentendidos. Aunque es posible que los Estados miembros actúen para protegerse, durante el procedimiento de decisión que necesita la aprobación del primer Estado miembro de la zona, los expertos de otros Estados miembros podrán participar activamente en el procedimiento de autorización y, al hacerlo, podrán evaluar las circunstancias de toda la zona. En otras palabras, no será un Estado miembro perteneciente a la zona quien tome la decisión de forma aislada y unilateral, también participarán en el procedimiento representantes de los demás Estados miembros, pudiendo presentar sus opiniones y persuadir a otros de las condiciones concretas que dominan en sus países.

Permítanme que destaque el asunto de la protección del agua, otro de los aspectos delicados planteados por varios diputados. La propuesta recoge la necesidad de proteger los recursos hídricos y, especialmente, la Directiva marco sobre el agua. Si de la evaluación de riesgos se deduce que, en zonas vulnerables, con las condiciones de uso propuestas, pueden superarse los límites permisibles, los Estados miembros interesados podrán y deberán rechazar el uso de plaguicidas en esa zona en concreto. Además, si el Estado miembro puede probar que todo su suelo constituye una zona vulnerable, tendrá la opción de no aprobar el producto en cuestión. Por tanto, el procedimiento propuesto por el nuevo Reglamento tiene claramente en cuenta las características especiales y la necesidad de proteger los recursos hídricos. Por este motivo, la Comisión, aunque aprecia los comentarios realizados, no puede aceptar las enmiendas relativas al sistema de autorización zonal.

Como he dicho, se han presentado más de 250 enmiendas, y no hay tiempo para analizarlas en detalle. Observo que sigue habiendo diferencias de opinión, pero estoy seguro de que el procedimiento y el debate nos permitirán encontrar puntos en común.

Miembro de la Comisión –Anexo – Posición de la Comisión

Informe Klass (A6-0347/2007)

La Comisión acepta las enmiendas 2, 3, 6, 17, 26, 49, 52, 53, 60, 61, 66, 68, 76, 94, 95, 97, 103, 105, 106, 107, 108, 109, 111, 115 y 117.

La Comisión acepta en principio o en parte las enmiendas 4, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 18, 19, 20, 21, 24, 25, 27, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 42, 43, 44, 45, 47, 48, 50, 51, 54, 56, 59, 62, 63, 64, 65, 67, 70, 71, 74, 75, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 85, 87, 90, 92, 93, 100, 101, 110, 112, 113, 114, 116, 118, 119, 122, 126, 128, 129, 130, 131, 133, 134, 135, 136, 137, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 146, 147, 148, 149, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 160, 163, 164 y 165.

La Comisión no puede aceptar las enmiendas 1, 5, 16, 22, 23, 28, 29, 30, 32, 37, 40, 41, 46, 55, 57, 58, 69, 72, 73, 77, 84, 86, 88, 89, 91, 96, 98, 99, 102, 104, 120, 121, 123, 124, 125, 127, 132, 138, 139, 157, 158, 159, 161 y 162.

La Comisión se reserva su posición acerca de la enmienda 166.

Informe Breyer (A6-0359/2007)

La Comisión acepta, o acepta modificando su redacción, las enmiendas 9, 11, 20, 22, 26, 29, 31, 32, 33, 36, 41, 43, 45, 49, 51, 56, 57, 64, 67, 75, 78, 79, 82, 84, 92, 93, 96, 102,107, 112, 114, 119, 124, 130, 131, 140, 145, 153, 155, 156, 157, 159, 160, 167, 170, 181, 184, 190, 195, 196, 197, 201, 203, 206, 212, 213, 215, 217, 220, 254, 258, 274, 282, 283, 286 y 301.

La Comisión acepta las enmiendas 4, 5, 6, 7, 10, 14, 18, 19, 21, 24, 25, 27, 34, 39, 46, 50, 53, 54, 59, 61, 62, 63, 66, 76, 77, 80, 87, 89, 94, 95, 98, 99, 100, 108, 109, 115, 116, 121, 122, 123, 133, 134, 136, 149, 163, 169, 175, 176, 177, 180, 183, 188, 189, 193, 199, 209, 218, 225, 233, 243, 244, 248, 251, 252, 268, 279, 284, 290, 296, 297, 300, 302 y 305, en principio o en parte.

La Comisión no puede aceptar las enmiendas 1, 2, 3, 8, 12, 13, 15, 16, 17, 23, 28, 30, 35, 37, 38, 40, 42, 44, 47, 48, 52, 55, 58, 60, 65, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 81, 83, 85, 86, 88, 90, 91, 97, 101, 103, 104, 105, 106, 110, 111, 113, 117, 118, 120, 125, 126, 127, 128, 129, 132, 135, 137, 138, 139, 141, 142, 143, 144, 146, 147, 148, 150, 151, 152, 154, 158, 161, 162, 164, 165, 166, 168, 171, 172, 173, 174, 178, 179, 182, 185, 186, 187, 191, 192, 194, 198, 200, 202, 204, 205, 207, 208, 210, 211, 214, 216, 219, 221, 222, 223, 224, 226, 227, 228, 229, 230, 231, 232, 234, 235, 236, 237, 238, 239, 240, 241, 242, 245, 246, 247, 249, 250, 253, 255, 256, 257, 259, 260, 261, 262, 263, 264, 265, 266, 267, 269, 270, 271, 272, 273, 275, 276, 277, 278, 280, 281, 285, 287, 288, 289, 291, 292, 293, 294, 295, 298, 299, 303, 304 y 306.

 
  
  

PRESIDE: MECHTILD ROTHE
Vicepresidenta

 
  
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  Gyula Hegyi (PSE), por escrito. – Los plaguicidas forman parte del grupo de los productos fitosanitarios más peligrosos, ya que su finalidad es matar y se liberan deliberadamente en el medio ambiente y en los alimentos. Sólo el 1 % de la sustancia plaguicida cumple realmente su función. Por lo tanto, cuando preparamos la legislación acerca del uso y la autorización de los plaguicidas, debemos tener en cuenta los intereses de las diferentes partes. El interés de los agricultores es obtener grandes cosechas y productos de buena calidad con costos bajos. Si alcanzan este objetivo con una cantidad de plaguicida menor, pueden ahorrar costos y obtener productos más sanos. El interés de los ciudadanos es disponer de productos inocuos y baratos y de agua potable sin plaguicidas. Por lo tanto, la utilización de menos plaguicidas más inocuos beneficia a casi todo el mundo.

Si deseamos que se reduzca de manera tangible el uso de plaguicidas en Europa, debemos elaborar planes nacionales para la reducción que aborden las circunstancias locales y que aprovechen las oportunidades locales.

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE), por escrito. Estoy de acuerdo con el asunto central de este informe, ya que mejora la legislación actual que regula los productos fitosanitarios, y, así, hará que los consumidores tengan mayor confianza en los alimentos que consumen, proporcionará directrices más claras respecto del uso de los plaguicidas a las personas que están en contacto directo con estos productos, como los productores, agricultores y proveedores, y, de forma general, regulará el modo en que se producen de forma inocua los productos agrícolas en la UE.

No obstante, es importante señalar que la creciente legislación en esta área sólo será efectiva si se realizan suficientes acciones de control y seguimiento en los Estados miembros. Actualmente, parece ser que, si bien se realiza un seguimiento de los residuos en los productos alimentarios, éste podría no ser adecuado para proporcionar garantías suficientes a los consumidores de tales productos. Se deben llevar a cabo las acciones necesarias a fin de asegurar que, mediante el seguimiento efectivo, se garantiza el cumplimiento de las medidas previstas en esta legislación.

 
  
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  Péter Olajos (PPE-DE), por escrito. (HU) Llevamos muchos meses debatiendo los detalles de este paquete legislativo sobre productos fitosanitarios. Durante este tiempo hemos estudiado numerosos puntos de vista y los hemos incorporado al texto. Como resultado de dicho proceso, creo que el borrador que ahora tenemos ante nosotros se basa, en muchos aspectos, en el compromiso y cumple el mayor número de peticiones posible. No obstante, hay cuestiones que no deben estar sujetas a compromiso. Cuando está en juego la salud de las personas, no puede permitirse que los intereses económicos tengan preferencia. Esta normativa no se ocupa de la competitividad del sector agrícola de Europa, sino de la protección de la salud de los ciudadanos europeos. También hemos visto que las normas actuales de los diversos Estados miembros difieren ampliamente. En mi país, son de las más estrictas. Aunque aquí, en Estrasburgo, hemos estado debatiendo si han de crearse zonas barrera de 5 o 10 metros al lado de los cursos de agua, Hungría ha tenido durante décadas zonas barrera de 50 metros y, en algunos lugares, incluso de 500. Además, aunque el uso de productos fitosanitarios por parte de nuestros agricultores es 15 veces menor que en los Países Bajos, los almacenes de intervención de Europa, cuando todavía existían, estaban a rebosar de maíz húngaro. En vista de todas estas cosas, pido a sus Señorías que mañana utilicen su voto para apoyar la introducción de criterios limitativos estrictos. Sobre la base del borrador de compromiso, se aplicaría a sólo 29 sustancias de más de 600. El precio a pagar no es demasiado grande por garantizar que los compuestos de efectos cancerígenos y tóxicos probados se queden fuera del menú. Aún cuando haya diferencias causadas por situaciones nacionales específicas, a la hora de votar, estamos de acuerdo en este aspecto. Utilicemos nuestro voto, pues, para poder sentarnos a comer con la conciencia limpia.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE), por escrito. (SK) Igual que hay medicamentos para las personas, también los hay para las plantas: es justo que los plaguicidas lleven ese nombre, puesto que son medicamentos de lucha contra enfermedades, plagas y malas hierbas. Por supuesto, deben utilizarse siguiendo normas establecidas, por cuanto su aplicación incorrecta causa fallos orgánicos que se manifiestan en forma de cáncer.

Señorías, nuestro enfoque sobre esta cuestión debe basarse en el análisis científico. No hemos de sucumbir a la histeria sobre los plaguicidas desatada en el Parlamento Europeo. En Europa, se está reduciendo la autosuficiencia alimentaria, con lo que se incrementa la dependencia de la industria agroalimentaria de las reservas mundiales. Debemos recordar que una carestía de alimentos provocaría un incremento de sus precios.

Tras haber consultado con expertos, considero que algunas enmiendas de la Directiva 91/414/CEE y de la Directiva marco sobre el uso sostenible de los plaguicidas presentadas por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria son inviables. Estos componentes nuevos se alejan del principio de legislación centrada y proporcionada basada en un enfoque científico.

Soy consciente de que necesitamos armonizar la legislación europea en materia de plaguicidas para garantizar que los alimentos sean seguros. Dicho esto, no debemos impedir que los agricultores usen las herramientas que necesiten para producir alimentos seguros, nutritivos y asequibles.

No puedo apoyar los informes de Christa Klaß y Hiltrud Breyer en su versión aprobada por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Votaré a favor sólo si se aprueban las enmiendas de mi grupo político, el PPE-DE.

 
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