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Procedimiento : 2011/2522(RSP)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

RC-B7-0041/2011

Debates :

PV 20/01/2011 - 11.1
CRE 20/01/2011 - 11.1

Votaciones :

PV 20/01/2011 - 12.1
CRE 20/01/2011 - 12.1

Textos aprobados :

P7_TA(2011)0026

Acta literal de los debates
Jueves 20 de enero de 2011 - Estrasburgo Edición DO

11.1. Pakistán: asesinato del Gobernador del Punjab Salman Taseer
Vídeo de las intervenciones
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  Presidente. – El punto siguiente es el debate sobre las siete propuestas de resolución sobre Pakistán(1).

 
  
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  Marietje Schaake, autora. – Señor Presidente, en Pakistán se está produciendo una lucha fundamental y el extremismo que hemos visto tiene que acabar, especialmente la abusiva legislación relativa a la blasfemia. Esta está conduciendo a un clima de miedo e intolerancia, y, en los peores casos, al extremismo.

La lucha contra el extremismo no es una tarea fácil, motivo por el que el Gobierno pakistaní y todos aquellos ciudadanos que están de acuerdo en que la intolerancia y el extremismo son inaceptables necesitan nuestro apoyo. Tenemos que seguir erradicando el terrorismo.

El Gobernador Taseer fue asesinado violentamente por pura intolerancia a manos de un guardia de su propia cuadrilla de seguridad, una persona que debería haberlo protegido. Su hija, Shehrbano, escribió una carta que se publicó en The New York Times, de la que me gustaría extraer algunas citas, porque creo que Shehrbano llega hasta el fondo del asunto y es muy conveniente utilizar sus palabras en memoria de su padre.

Del autor del asesinato, dice lo siguiente: Puede que el señor Qadri y sus partidarios hayan talado un gran roble ese día, pero lamentablemente se equivocan si piensan que han logrado acallar la voz de mi padre o las voces de millones de personas como él que creen en la visión laica del fundador de Pakistán, Mohammed Ali Jinnah. Shehrbano continúa: Hay quienes dicen que la muerte de mi padre fue el último clavo que cerraba el ataúd de un Pakistán tolerante. Que las voces liberales de Pakistán ahora se acallarán. Sin embargo, hemos enterrado a un hombre heroico, pero no la valentía que él inspiró en otros.

Otros han seguido en su condena de la legislación relativa a la blasfemia, incluso políticos conservadores. Hemos de apoyar esa conducta aquí en el Parlamento Europeo. La hija del Gobernador Taseer fue a Smith College y estudió política europea y derechos humanos, pero demasiadas personas en Pakistán se educan en madrazas. Tenemos que asegurarnos de que la generación joven tenga oportunidades y aprenda cómo convivir en la sociedad diversa que es Pakistán.

 
  
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  Tomasz Piotr Poręba, autor.(PL) Señor Presidente, varias semanas después de que la coalición gobernante en Pakistán estuviera al borde del desmoronamiento, el país se vio sacudido por el tiroteo, a plena luz del día, del Gobernador del Punjab. Salmaan Taseer era gobernador de la provincia más rica y más poblada del país, y también era un político importante del partido gobernante. Murió porque tuvo la fuerza moral y la valentía de exigir la liberación de la mujer cristiana Asia Bibi, a quien se ha sentenciado a muerte por blasfemia. El asesinato del Gobernador, perpetrado por uno de sus propios guardias de seguridad e inspirado por extremistas musulmanes, no es solo otro ataque contra un político de alto rango en Pakistán y la prueba del nivel extremadamente bajo de seguridad allí. Es, principalmente, testimonio de la decadencia cada vez más visible del país —de Pakistán— hacia una situación en la que parte de las fuerzas armadas, la judicatura y la élite política apoyan, tanto abiertamente como en secreto, una política de concesiones a los extremistas políticos y religiosos islamistas.

Ayer, en esta Cámara, debatimos el tema de la persecución de cristianos. Hoy, hemos adoptado una resolución sobre esta materia. Me parece que las posibilidades de actuación son lo bastante amplias como para que la señora Ashton y su servicio ejerzan una presión diplomática y política sobre las autoridades pakistaníes, que deben por fin comenzar a luchar contra el extremismo religioso.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola, autora. – Señor Presidente, fue espeluznante, aunque lamentablemente no fue sorprendente, recibir la noticia del asesinato del Gobernador Taseer. Yo conocía personalmente a Benazir Bhutto y el Ministro Shahbaz Bhatti se ha convertido en un buen amigo mío. Lo que une a estas tres personas es su asombrosa valentía como críticos visibles y que se hacen oír de la legislación relativa a la blasfemia y el mal uso que hacen de ella los grupos extremistas.

Verdaderamente, el gobierno de Pakistán ha tomado varias medidas importantes para mejorar los derechos de las minorías, por ejemplo, asignando una cuota mínima en los empleos públicos. El gobierno también ha formado un comité para examinar todas las leyes discriminatorias, incluida la legislación relativa a la blasfemia. Sin embargo, el trabajo todavía no ha terminado. Aunque se hayan dado varios pasos importantes, mientras haya una laguna jurídica, como la existente en la actual legislación relativa a la blasfemia, tan enorme que permita a los terroristas y extremistas hacer avanzar su propia agenda, cuesta creer en un auténtico compromiso con la democracia.

Espero que, con esta resolución, podamos expresar nuestra solidaridad continua con el gobierno de Pakistán en la lucha contra el terrorismo y contra la propagación del extremismo.

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg, autora.(PL) Señor Presidente, hace ocho meses exactamente, el día 20 de mayo, el Parlamento Europeo adoptó una resolución sobre la libertad religiosa en la República Islámica de Pakistán. Hoy, este tema se ha vuelto a plantear en nuestra Cámara de nuevo, como resultado de la sentencia de muerte de motivación religiosa dictada contra Asia Bibi, de 45 años de edad, y el asesinato del Gobernador del Punjab, Salmaan Taseer, que se había pronunciado públicamente en defensa de ella.

Resulta que la situación que describíamos hace ocho meses no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado todavía más. En Pakistán, hoy, se puede perder la vida tanto por la llamada blasfemia religiosa como por la libertad de expresión —en este caso, una declaración pública sobre una sentencia judicial—. El asesinato del señor Taseer muestra cuán delicada es la situación a la que nos enfrentamos. El Pakistán está dividido por la religión hasta tal punto que en ambos lados —cristiano y musulmán— está muriendo gente, incluidos los representantes de las élites locales. El apoyo público a la enmienda del Código Penal de Pakistán y, en particular, del artículo 295 C, que estipula la pena capital por blasfemia, también puede entrañar el riesgo de muerte.

No obstante, deberíamos exigir valentía a los políticos pakistaníes y, en particular, a la oposición, por ejemplo, la Liga Musulmana de Pakistán, que está bloqueando la reforma gubernamental del código. También podemos apoyar el trabajo del Ministerio de Asuntos de Minorías y ayudar al gobierno del Primer Ministro Gilani en cuestiones como la mejora de la calidad del periodismo y la cobertura de los medios de comunicación, y el nivel de los materiales educativos en las escuelas, por ejemplo. Hoy, el Parlamento Europeo no está interfiriendo en los asuntos internos de Pakistán, sino que solo está llamando la atención sobre el artículo 20 de la Constitución de Pakistán de 1973 y la libertad de religión que este contempla.

 
  
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  Marie-Christine Vergiat, autora.(FR) Señor Presidente, me gustaría iniciar este discurso diciendo que he leído con mucho interés la resolución común sobre Pakistán y, en particular, sobre el asesinato del Gobernador Taseer. Ofrece un extraño contraste con la resolución que adoptamos esta mañana sobre las minorías cristianas.

Todos los aquí presentes estamos comprometidos, o eso espero, con la protección de la libertad de expresión, conciencia y religión. Lo que debería preocuparnos asimismo son todas aquellas personas que son víctimas de persecución por sus elecciones religiosas, incluso cuando deciden cambiar de religión y también cuando no creen en Dios.

Si queremos combatir el fundamentalismo, sea del tipo que sea, entonces debemos tratar a todas las víctimas de este fundamentalismo de la misma manera. Ninguna religión es, o ha sido jamás, invulnerable a lo que denominaré desviaciones intolerables. Simplemente recordemos la matanza de indígenas americanos, particularmente en el Caribe y en América Latina. Acordémonos del triste período de las cruzadas, la Inquisición o las guerras de religión entre católicos y protestantes. Recordemos el antisemitismo que tuvo efectos tan devastadores durante el siglo XX y que sobrevive de manera más o menos latente en una serie de países de la UE.

Toda religión tiene su propia forma de fundamentalismo y las primera víctimas de este a menudo son los moderados religiosos de esas mismas confesiones. Desde esta perspectiva, el asesinato del Gobernador del Punjab, Salmaan Taseer, es un clásico ejemplo. A este hombre lo asesinaron porque era un modelo de tolerancia y porque se atrevió a condenar la legislación relativa a la blasfemia vigente en su país y al mal uso de dicha legislación por parte de ciertos grupos extremistas en casos como el de Asia Bibi, una cristiana condenada a muerte por blasfemia en virtud del Código Penal de Pakistán.

Lo que es incluso más inaceptable es la alabanza de su asesino por parte de grupos fanáticos. No olvidemos que la legislación relativa a la blasfemia se aplica principalmente a los musulmanes, que afecta a todas las minorías religiosas y, en particular, a las mujeres, pero también a los activistas sindicales, los periodistas y los abogados, y que a personas pertenecientes a todos estos grupos también se las priva frecuentemente de sus libertades fundamentales, cuando no se las obliga a esconderse.

Por tanto, es hora de que la Comisión y el Servicio de Acción Exterior cambien su política, y me gustaría que usted, Comisario, proporcione una valoración precisa del acuerdo con Túnez y el acuerdo con Pakistán sobre democracia y derechos humanos, y desearía que Túnez nos sirviera de lección, que le sirviera de lección a usted.

 
  
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  Jean Lambert, autor. – Señor Presidente, creo que todos desearíamos transmitir nuestro pésame a la familia y los amigos de Salmaan Taseer, el Gobernador del Punjab nombrado por el Gobierno de Pakistán, y hoy aquí estamos recordando su claro apoyo a Asia Bibi —una postura que él sabía era controvertida y verdaderamente peligrosa—.

Con toda la razón, estamos consternados por su asesinato y la reacción ante este de una parte de la población de Pakistán, pero no deberíamos olvidar, tampoco, que muchas personas han llorado su muerte y lo han hecho en público como un acto público. Este es un acto que deberíamos estar elogiando, al igual que, por ejemplo, la acción emprendida por la autoridad reguladora de los medios de comunicación contra ciertos medios por la cobertura que dieron al presunto asesino.

Sin embargo, como sabemos, la legislación relativa a la blasfemia en Pakistán pone en riesgo la vida de los ciudadanos pakistaníes, ya sean musulmanes, cristianos o de otras creencias, como muchos oradores han señalado esta tarde. Somos conscientes de que Pakistán es una democracia joven, que está haciendo frente a conflictos en sus fronteras y que se ha enfrentado al desastre de las inundaciones recientes, así como al terremoto ocurrido esta misma semana. Sabemos que el gobierno está esforzándose, pero también reconocemos que necesita nuestro apoyo en cuanto al desarrollo de la democracia dentro de Pakistán, particularmente en la batalla política contra el extremismo y a favor de los derechos humanos universales, y es nuestro papel como parlamentarios democráticos apoyar a todos aquellos que están trabajando por un cambio positivo y darles la voz que otros les negarían.

También estamos pidiendo que el gobierno de Pakistán actúe, entre otras cosas para eliminar las reservas al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos —que ratificó con numerosas reservas— y así lo hemos reclamado en la reciente visita de nuestra delegación a Pakistán. Asimismo, queremos que el gobierno siga esforzándose por modificar la legislación relativa a la blasfemia porque es una legislación que se utiliza de manera más impropia que propia.

 
  
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  Tunne Kelam, en nombre del Grupo PPE. – Señor Presidente, todos condenamos rotundamente el brutal asesinato del Gobernador del Punjab el día 4 de enero. Este asesinato se cometió en el contexto de que el señor Taseer se opuso a la bien conocida legislación relativa a la blasfemia que ha servido de justificación jurídica para la persecución y represión de otros grupos religiosos.

Al expresar nuestra preocupación por el aumento de la influencia de los extremistas en Pakistán, también nos damos cuenta de que los musulmanes moderados y el Gobierno pakistaní, del que el señor Taseer era un miembro influyente, han sufrido una grave pérdida y les transmitimos nuestro pésame.

Nos preocupa que los abogados jóvenes alabasen al asesino, pero también observamos que una mayoría abrumadora de la sociedad pakistaní ha condenado este asesinato. Es importante que varias autoridades religiosas influyentes hayan pedido la enmienda de la legislación relativa a la blasfemia, petición que también nosotros hacemos. Deseamos a las autoridades pakistaníes todo el éxito posible a la hora de redoblar sus esfuerzos para luchar contra el extremismo allí.

 
  
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  Mitro Repo, en nombre del Grupo S&D.(FI) Señor Presidente, el asesinato de Salmaan Taseer básicamente refleja la intolerancia religiosa que predomina en la sociedad pakistaní. Taseer era una de esas personas poco comunes que se atrevían a pronunciarse en contra de la legislación de Pakistán relativa a la blasfemia. Había pedido al Presidente que indultase a Asia Bibi, una mujer cristiana condenada a muerte por blasfemia, y también la había visitado en la cárcel. El destino de un ciudadano que se opone a la injusticia es duro y cruel en el Pakistán actual. ¿Correrá Asia Bibi la misma suerte si se la indulta? ¿También la asesinarán?

También podríamos preguntarnos si un Estado como Pakistán debería gozar de los beneficios comerciales que ofrece la Unión Europea. El Parlamento debería hacer del respeto de los derechos humanos un elemento fundamental cuando la UE debata el reglamento por el que se introducen preferencias comerciales autónomas con carácter urgente para Pakistán.

 
  
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  Kristiina Ojuland, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, el asesinato del Gobernador Salmaan Taseer no es solo una tragedia personal sino una tragedia para la democracia en Pakistán.

Todos los casos e incidentes lamentables que se han esbozado en la resolución constituyen en conjunto un indicio amedrentador de la renuencia de la sociedad pakistaní a avanzar hacia la laicización, y del aumento del extremismo religioso.

¿Cómo puede Pakistán denominarse siquiera una democracia cuando la libertad de religión que otorga la Constitución se ignora completamente aplicando una legislación relativa a la blasfemia, a la que tanto se oponía el difunto Salmaan Taseer?

Quisiera que la Unión Europea considerase las repercusiones de la aplicación de una legislación tan inhumana en las relaciones con Pakistán. Este país se vería beneficiado en muchos aspectos si revocase la legislación relativa a la blasfemia y las penas que se han basado en dicha legislación. Yo también esperaría del gobierno de Pakistán que reforzarse las medidas que se han tomado para luchar contra la propagación del extremismo violento.

La violencia provoca violencia y estoy bastante segura de que Pakistán no puede permitirse la escalada de una guerra civil declarada con agrupaciones extremistas como los talibanes.

 
  
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  Ryszard Czarnecki, en nombre del Grupo ECR.(PL) Señor Presidente, una vez más, estamos hablando de Pakistán, y una vez más tenemos un problema y un asesinato político. En efecto, estamos hablando de este tema una vez más. Hubo una resolución sobre Pakistán hace un par de meses. El problema se ha vuelto a plantear y es una especie de patata caliente. Me parece que es necesario, aquí, decir algo sobre la tolerancia inaceptable que se está mostrando hacia aquellos imanes musulmanes que hacen llamamientos públicos en Pakistán —en Peshawar por ejemplo— a cometer asesinatos, ofreciendo, por ejemplo, recompensas financieras a los autores. Tales situaciones se han producido y las autoridades pakistaníes no han reaccionado ante ellas. Habría que decir claramente que, en cierto sentido, su pasividad y su falta de reacción implican que son corresponsables de esta situación.

 
  
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  William (The Earl of) Dartmouth, en nombre del Grupo EFD. – Señor Presidente, por hacer una declaración personal, pasé mucho tiempo con Salmaan Taseer cuando ambos teníamos veintitantos años. De hecho, éramos amigos. Salmaan me escribió al Parlamento para convidarme a alojarme como invitado personal suyo en la casa del Gobernador en el Punjab. Aquella carta llegó después del asesinato del Gobernador Taseer.

Salmaan era un hombre con encanto, carisma y una enorme inteligencia. También era muy capaz y eficiente. Representaba la mejor tradición de Pakistán: un musulmán devoto pero de ningún modo un fundamentalista. Como se ha dicho, Salmaan apoyó firmemente a una dama cristiana a la que se había sentenciado en virtud de la legislación relativa a la blasfemia. Salmaan pagó por ese apoyo con su vida. Fue un asesinato político.

Pakistán no solo es un gran país en desarrollo. Es un país con más de 20 cabezas nucleares. He venido aquí hoy, ante todo, a expresar mi profundo dolor, pero también debo manifestar mi preocupación —toda nuestra preocupación— por Pakistán.

 
  
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  Thomas Mann (PPE).(DE) Señor Presidente, la muerte violenta del Gobernador del Punjab, Salmaan Taseer, que siempre fue un defensor de la tolerancia religiosa, pone ante los ojos del mundo el fortalecimiento de las fuerzas extremistas. Decenas de miles de personas se manifestaron en las calles después de esta atrocidad, haciendo una marcha no en contra del asesinato sino en apoyo a la persona que lo cometió. El señor Taseer se pronunció con vehemencia en contra de la legislación relativa a la blasfemia, que establece la pena de muerte para los blasfemos. Apenas recientemente, como ya han mencionado algunos de mis compañeros diputados, la cristiana Asia Bibi ha sido condenada a muerte por haber insultado supuestamente al profeta Mahoma.

Como miembro moderado del partido político PPP, Salmaan Taseer era una de las voces más firmes contra el extremismo. Su muerte debilita el gobierno, que ya está luchando por su supervivencia política tras la retirada de un socio de la coalición. Solo hay 3 millones de cristianos en Pakistán, país que tiene una población total de 160 millones de habitantes. ¿Qué destino le aguarda a esta minoría siempre pacífica?

Europa debe intervenir aquí y la delegación para las relaciones con los países del Sudeste Asiático, de la cual soy Vicepresidente, continuará dando su pleno respaldo al movimiento defensor de los derechos humanos. Este asesinato debe investigarse minuciosamente y al autor y sus cómplices se los debe llevar ante la justicia.

 
  
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  Justas Vincas Paleckis (S&D).(LT) Señor Presidente, sí, la situación en Pakistán es particularmente complicada, debido tanto a factores internos como externos, y, por tanto, sucesos como un asesinato político por motivos religiosos, y de una figura tan importante, inmediatamente conmocionan a todo el país y al conjunto de la sociedad. Después de tales conmociones, los sucesos en el país pueden dar un giro peligroso hacia el fortalecimiento del fanatismo religioso y la restricción de los derechos humanos. Nuestra resolución debería ayudar a garantizar que, no obstante, cambien las circunstancias y que, incluso en esta situación, el Gobierno pakistaní todavía pueda encontrar la fuerza necesaria para seguir el camino del refuerzo de los derechos humanos y de la oposición al fanatismo religioso. Debemos prestar un apoyo significativo a dichos avances, así como, sin duda, a la independencia y protección de la judicatura en casos complejos relacionados con la blasfemia.

 
  
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  Csaba Sógor (PPE).(HU) Señor Presidente, he expresado mi apoyo firme en varias ocasiones cuando se trataba de emprender una acción enérgica en defensa de los derechos humanos en las relaciones de la UE con terceros países. Lo hago de nuevo en relación con los sucesos ocurridos en Pakistán, ya que tal posición transmite el mensaje de que Europa no abandona a aquellos que levantan la voz en apoyo a la tolerancia, la libertad de religión y la igualdad de trato de las minorías. Somos muy conscientes de que la persecución de cristianos existe en muchos países. No solo en Pakistán habría una necesidad de dirigentes como el difunto Salmaan Taseer. Por esta razón, la Unión Europea debe aprovechar todas las oportunidades para expresar la importancia de sus valores comunes con una única voz a través del Servicio Europeo de Acción Exterior. Uno de esos valores comunes es la libertad de religión. Si no nos pronunciamos en contra de las atrocidades cometidas contra los cristianos u otras minorías religiosas, tampoco podemos tomarnos en serio nuestra propia fe.

 
  
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  Sergio Paolo Francesco Silvestris (PPE). (IT) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, Europa no puede permanecer impotente ante lo que está sucediendo en Pakistán. El asesinato del Gobernador del Punjab, el señor Taseer, es un acto trágico y atroz en una situación que ha empeorado enormemente durante los últimos meses.

La división entre cristianos y musulmanes cada vez es más clara, pero la legislación relativa a la blasfemia todavía es la causa de muchos actos que vulneran las libertades fundamentales. A cualquier persona que se oponga o que simplemente exprese su desaprobación respecto de esta norma, como hizo el Gobernador del Punjab, se la elimina.

El Gobernador está muerto porque era un moderado y por sus puntos de vista moderados, por su valentía al expresar su oposición a esta norma y a otras que vulneran las libertades fundamentales. Por esta razón, si Europa no emprende una acción clara y firme, corre el riesgo de dejar aislados a quienes están luchando con valor por algo que nosotros deberíamos apoyar.

 
  
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  Pino Arlacchi (S&D). – Señor Presidente, permítame pronunciar tan solo unas pocas palabras de crítica sobre la manera en que algunos sectores del público europeo y también algunos sectores de este Parlamento están tratando el tema de Pakistán y su lucha contra el terrorismo.

Observo muchos ejercicios de crítica contra Pakistán y veo una indiferencia ante el esfuerzo que el Gobierno pakistaní y la sociedad civil están realizando para combatir el extremismo. Todo el mundo debería tener muy claro que el 90 % o más de la población pakistaní está en contra del terrorismo y que está pagando un precio muy alto por ello.

La muerte del Gobernador Salmaan Taseer ha sido condenada por una abrumadora mayoría de la población y también por los eruditos religiosos más destacados. Los musulmanes moderados y todas las autoridades gubernamentales también han sufrido una gran pérdida, algo que todo el mundo debería reconocer plenamente.

 
  
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  Anneli Jäätteenmäki (ALDE).(FI) Señor Presidente, la libertad de religión es uno de los derechos humanos fundamentales. Sin embargo, se está vulnerando en todo el mundo casi a diario. No es nada menos que una intolerancia implacable.

La legislación relativa a la blasfemia se remonta a los tiempos de la dictadura militar que ostentó el poder en Pakistán en los años ochenta. No es aceptable que la legislación se utilice para perseguir a las minorías religiosas y condenar a muerte a docenas de personas cada año. La UE debería actuar con decisión y coherencia para persuadir a las autoridades pakistaníes de que revoquen esta cruel legislación.

 
  
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  Charles Tannock (ECR). – Señor Presidente, cuando se enterró al Gobernador Salmaan Taseer, me dio la impresión de que toda esperanza de un Pakistán moderado y estable se enterrase con él. Este repugnante asesinato de un servidor público ilustrado y entregado a su trabajo se desencadenó por su defensa de la reforma de la draconiana legislación de Pakistán relativa a la blasfemia. En particular, el Gobernador defendió el caso de una mujer cristiana que actualmente espera su ejecución —por mucho que les cueste creerlo— después de que se la haya declarado culpable de difamar el islam.

En este Parlamento llevamos mucho tiempo pidiendo la reforma o abolición de esta maldita legislación relativa a la blasfemia, que con frecuencia se invoca contra las minorías religiosas de Pakistán. Este asesinato subraya la creciente radicalización de la sociedad pakistaní. Jinnah, si estuviera vivo hoy, estaría horrorizado.

Pocos políticos relevantes se atrevieron a seguir el camino de Salmaan Taseer y proponer una reforma de la legislación relativa a la blasfemia y todavía muchos menos serán capaces de hacerlo ahora. Tendrán miedo. En cambio, los fanáticos y radicales violentos —incluidos, me temo, juristas destacados— alabaron al asesino y pidieron su liberación. Parece que ellos están ganando la batalla de las ideas en Pakistán. Como resultado, el terrorismo nacional está aflorando y observamos este fenómeno de nuevo la semana pasada.

¿Puede la UE mantener ahora una relación estratégica con un país tan inestable, habida cuenta particularmente de nuestras generosas concesiones en materia de comercio y ayuda?

 
  
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  Seán Kelly (PPE). – Señor Presidente, aquí estamos hablando de una doble tragedia: en primer lugar, la ejecución de un hombre inocente y, en segundo, el hecho de que la haya perpetrado alguien que se suponía tenía que cuidar de él, su guardaespaldas. Puedo identificarme con la familia y compadecerla en particular, porque hace solo una semana, tuvimos una experiencia similar en circunstancias diferentes, en las que una chica irlandesa preciosa de 27 años de edad que estaba pasando su luna de miel en Mauricio fue asesinada en su propia habitación cuando sorprendió a unos empleados que estaban robando en su habitación. La estrangularon, la tiraron a la bañera e intentaron simular que fue un suicidio. Las circunstancias son diferentes pero el resultado es el mismo: una persona inocente muerta.

Asimismo, hace unas semanas, formé parte de la delegación de la UE y Estados Unidos para América y allí nos reunimos con el Ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán. Me dio la impresión de ser una persona muy razonable, sensata e imparcial, e hizo hincapié en que la religión trata de la tolerancia y que deberíamos intentar que ese mensaje llegue a los extremistas y los fundamentalistas.

 
  
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  Jaroslav Paška (EFD). (SK) Señor Presidente, lo que es particularmente alarmante del asesinato del Gobernador del Punjab, Salmaan Taseer, es el trasfondo de este acto violento.

El hecho de que este asesinato se produjese con la aprobación silenciosa de los líderes espirituales pakistaníes, y que los abogados locales apoyasen al asesino, significa que el asesinato por motivos de intolerancia religiosa se tolera en la sociedad pakistaní. La legislación pakistaní relativa a la blasfemia hace posible perseguir a las minorías religiosas con la amenaza de la pena de muerte, como le ha ocurrido a Asia Bibi, madre de cinco hijos que está esperando su castigo en la cárcel.

Por consiguiente, verdaderamente no podemos permanecer indiferentes ante lo que está sucediendo. Nuestra presión sobre la administración pakistaní es bastante legítima y espero una respuesta similar de todas las fuerzas libres y democráticas del mundo entero. No podemos tolerar actualmente —en el tercer milenio— un comportamiento brutal propio de la Edad Media perpetrado por opresores que abusan de la religión.

 
  
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  Csanád Szegedi (NI).(HU) Señor Presidente, Señorías, en primer lugar, debo señalar que la situación en Pakistán es bastante inquietante no solo en este caso, sino también en general. Los problemas de Pakistán no pueden considerarse como algo lejano, ya que de sobra sabemos que los problemas que surgen en la región de Asia Central, ya sean problemas económicos, problemas étnicos o incluso la cuestión de la emigración, tarde o temprano terminan haciendo sentir sus efectos en la zona de la Unión Europea. Así pues, existe la necesidad muy real de que abordemos el problema de Pakistán. Este país carga con dos problemas en particular: por un lado, los ataques continuos por parte de Afganistán y la India, y, por el otro, la cuestión que tiene la mayor importancia para nosotros en esta sesión, los extremistas musulmanes, de los que Salmaan Taseer también fue víctima. Por esta razón, pido al Parlamento Europeo que garanticemos a Pakistán nuestro apoyo, de manera que la situación pueda llegar a una conclusión satisfactoria lo antes posible.

 
  
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  Monica Luisa Macovei (PPE). – (RO) Señor Presidente, el asesinato del Gobernador Salmaan Taseer, un hombre entregado a su trabajo y una voz a favor de la tolerancia y los derechos de las minorías en Pakistán, pone de manifiesto una vulneración de los derechos humanos de enorme magnitud. El ejercicio del derecho a la libertad de expresión y religión en Pakistán está penado jurídicamente con el encarcelamiento o incluso la muerte. Salmaan Taseer pagó con su vida en defensa no solo de la libertad religiosa, sino también de la vida y libertad de los demás. Debemos apoyar a aquellos que luchan con valentía y arriesgan su vida por los derechos humanos y la democracia. Instamos a las autoridades de Pakistán a que castiguen a los criminales y sus cómplices, y a que se deshagan de la legislación relativa a la blasfemia.

 
  
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  Gerard Batten (EFD). – Señor Presidente, el asesinato del Gobernador Salmaan Taseer es verdaderamente un crimen brutal y trágico. Al parecer, lo mató un extremista islámico porque abogaba por modificar la legislación relativa a la blasfemia. El asesinato es una tragedia para Pakistán, pero ¿qué significa para Occidente?

En lugar de hacer todo lo que podamos por impedir que el fundamentalismo islámico ahonde sus raíces en Europa, lo aplacamos y lo apaciguamos. La sharia ahora se reconoce en algunos tribunales del Reino Unido. Hay barrios de centros urbanos en los que se aplica el mandamiento de facto de la sharia. Europa, cuna del Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Industrial y las maravillas de la era científica moderna, ahora se achanta ante una ideología del siglo VI.

Los gobiernos tienen miedo de enfrentarse a dicha ideología por corrección política y por el poder económico de algunos países islámicos. Debemos apoyar los elementos moderados y progresistas en países como Pakistán; pero, sobre todo, debemos afirmar que la sharia y el fundamentalismo islámico no tienen cabida en una democracia moderna, occidental y liberal.

 
  
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  Cristian Dan Preda (PPE).(RO) Señor Presidente, en primer lugar, me gustaría decir que, por mi parte, condeno el asesinato brutal del Gobernador de la provincia del Punjab. Era una figura destacada de la vida política de Pakistán conocida por su lucha valiente contra el extremismo, la intolerancia y el fanatismo. Hace siete meses, apoyé aquí la necesidad de revisar urgentemente las disposiciones relacionadas con los delitos contra las religiones establecidas en la llamada «legislación relativa a la blasfemia».

Quisiera recordarles que las posibilidades para el abuso que ofrece esta legislación crean un ambiente de intolerancia que estimula la violencia por motivos religiosos y también fomenta la discriminación, la intimidación y la persecución de las minorías religiosas. El caso de Asia Bibi, que de hecho culminó con el asesinato del Gobernador Taseer es simbólico a este respecto. Creo que las autoridades pakistaníes deben demostrar mediante la acción su compromiso declarado de luchar contra el extremismo en este país aboliendo la legislación relativa a la blasfemia. Por tanto, me gustaría reiterar el llamamiento a las voces de la razón en Pakistán que ha iniciado la hija del difunto Gobernador del Punjab, Shehrbano Taseer.

 
  
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  Miroslav Mikolášik (PPE). (SK) Señor Presidente, desearía comenzar expresando mi compasión para con los ciudadanos de Pakistán y mi dolor por la pérdida de una figura política tan importante como Salmaan Taseer.

Me preocupa que haya personas de ciertas creencias y grupos religiosos, incluidos los cristianos, que siguen estando perseguidos en el país, por ejemplo, el caso bien conocido de la mujer que, sobre la base de la sharia y de una legislación relativa a la blasfemia, de hecho está esperando a ser ejecutada. El hecho de que sigan existiendo grupos extremistas islamistas justo dentro de los servicios de seguridad pakistaníes no contribuye a la estabilidad del país y, claramente, socava la confianza en que el país se rija por la legislación de un Estado de Derecho. Espero que el proceso de reforma avance en el país y, por tanto, me gustaría hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas, incluidas las instituciones religiosas, para que presten un mayor apoyo a la moderación, la tolerancia y el respeto mutuo entre las comunidades.

 
  
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  Michael Gahler (PPE).(DE) Señor Presidente, en muchos sentidos, Pakistán es un país frágil. Lo es políticamente porque el gobierno no es lo bastante fuerte como para aplicar de manera efectiva su línea moderada de estabilización política y económica, y porque la ofensiva del ejército contra los extremistas en las zonas fronterizas está provocando, de hecho, que aumente la resistencia. Es económicamente frágil porque la crisis financiera mundial y las inundaciones devastadoras ocurridas en el país han retrasado varios años su desarrollo. Es socialmente frágil porque las estructuras sociales, durante décadas, no se han desarrollado de tal manera que permitieran a amplios sectores de la sociedad participar del desarrollo económico.

Desde la Unión Europea debemos entablar un diálogo con la clase política de allí para fomentar que se reconozca la necesidad de un cambio económico y social fundamental para que se pueda ofrecer a los ciudadanos perspectivas que les resulten más prometedoras que las alternativas del extremismo y el fundamentalismo.

 
  
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  Bernd Posselt (PPE).(DE) Señor Presidente, los regímenes más odiosos y violentos jamás conocidos fueron los regímenes antirreligiosos de los jacobinos, los nazis y los comunistas en Europa. Por esta razón, no creo que resulte de ayuda que la señora Vergiat ataque a las religiones con términos tan generalizadores. Sin embargo, el hecho sigue siendo que, a menudo, se hace un mal uso de las religiones con fines ideológicos, algo que tenemos que combatir. Este es el caso de Pakistán, por ejemplo.

Por otro lado, debemos recordar que Pakistán se creó sobre la base de criterios religiosos cuando la India se dividió. Es un país que no tiene ninguna historia, sino que lo establecieron como un Estado musulmán las potencias coloniales británicas cuando se retiraron de la región. Por esa razón, deberíamos entender que se trata de un Estado islámico. Sin embargo, debemos insistir en que este país debería organizarse con arreglo a líneas tolerantes y que la libertad religiosa debería mantenerse. A los cristianos se los debe tratar con un mayor respeto del que se les ha tenido hasta la fecha y la UE tiene que mostrar un mayor vigor a la hora de estar a la altura de su papel como defensora de este grupo. Después de todo, si Europa no defiende a los cristianos del mundo, ¿quién lo hará entonces?

 
  
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  Sari Essayah (PPE).(FI) Señor Presidente, más de uno de nosotros aquí ha descrito cómo Salmaan Taseer era alguien que defendía a las mujeres vulnerables y a los representantes de las minorías religiosas, tanto con palabras como con acciones. Luchó contra la injusticia en general. Taseer era partidario del Estado democrático y se pronunció en contra de la dura legislación de Pakistán relativa a la blasfemia, diciendo que la promulgaron seres humanos y, por tanto, estos podían enmendarla.

Varios de los aquí presentes ya se han referido a cuán enérgicos fueron su defensa de una mujer cristiana a la que se había condenado a muerte y sus intentos por anular la sentencia de esta mujer. Todos estos actos en nombre de la justicia fueron su perdición. La UE debería apoyar a las fuerzas de Pakistán que buscan reformas, porque no todo el mundo en este país apoya a los fundamentalistas. En su política exterior, la UE debería por tanto considerar prudentemente su posición con respecto a la situación de Pakistán.

 
  
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  Štefan Füle, Miembro de la Comisión. – Señor Presidente, este debate es una prueba más de que la Unión Europea se encuentra horrorizada por el asesinato brutal del señor Salmaan Taseer, Gobernador de la provincia pakistaní del Punjab, en Islamabad el día 4 de enero. La Alta Representante Ashton condenó rotundamente el asesinato en su declaración del día 4 de enero. Instó a las autoridades pakistaníes a llevar ante la justicia a los autores de este crimen. Este asesinato es tanto más angustiante cuanto que, sobre la base de los informes disponibles, se relaciona con la defensa categórica que el señor Taseer hizo de una mujer cristiana, Asia Bibi, que fue condenada a muerte conforme a unas acusaciones de blasfemia cuestionables.

Cabe señalar que, el día 12 de noviembre de 2010, la Alta Representante Ashton expresó su profunda preocupación por la sentencia de muerte dictada contra la señora Asia Bibi. La Alta Representante instó a Pakistán a abolir la pena de muerte y respetar los derechos humanos, al amparo de las garantías de los convenios internacionales en los que el país es parte.

La Unión Europea ha mencionado repetidamente la aplicación continua de la legislación relativa a la blasfemia como parte de este diálogo sobre derechos humanos con el gobierno de Pakistán. Somos conscientes de que la legislación relativa a la blasfemia en su forma actual da pie al abuso y a menudo se ha aplicado contra las minorías religiosas. También somos conscientes de que se han utilizado acusaciones falsas como instrumento para resolver controversias particulares o para obtener ganancias personales.

Nos alentaron los pasos anteriores dados por el gobierno de Pakistán para modificar más aspectos controvertidos de la legislación. Lo ideal, por supuesto, sería que la legislación relativa a la blasfemia se revocara por completo. Es lamentable que, en el caso del asesinato del señor Taseer, haya habido un apoyo público generalizado al asesino. Nos preocupa que no solo se hayan emitido fatuas contra el señor Taseer sino también contra otras figuras públicas que se han pronunciado a favor de una reforma de la legislación relativa a la blasfemia. La incitación impune al odio y la violencia no debería permitirse.

El gobierno de Pakistán tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos y contamos con que haga todo lo posible por garantizar su seguridad. Se teme que el asesinato del señor Taseer refleje un aumento del extremismo y la intolerancia en Pakistán. Tenemos que afrontar la situación y considerar detenidamente cómo debemos reaccionar, sabiendo que el gobierno y, más generalmente, las instituciones democráticas de los estados siguen enfrentándose a retos de enormes proporciones. Permítanme ser muy claro a este respecto: no hay otra alternativa que continuar fortaleciendo las fuerzas democráticas y progresistas de la sociedad civil de Pakistán.

La Constitución de Pakistán protege explícitamente los derechos de las minorías y, en consecuencia, el gobierno tiene que hacer frente al extremismo no solo en las zonas fronterizas sino también en las calles de las ciudades pakistaníes. Tenemos que hacer continuo hincapié en la educación en nuestra cooperación para el desarrollo y hay que hacer más por promover la tolerancia dentro del sistema educativo, especialmente hacia las minorías. Somos muy conscientes de la situación vulnerable de las personas pertenecientes a minorías religiosas en Pakistán; esto no solo atañe a los cristianos sino también a los hindúes, chiíes, ahmadíes y otros. La Unión Europea debería defender la causa común de estos y no solo la de un grupo o religión en particular, ya que esto haría el juego a quienes desean agravar las divisiones entre cristianos y musulmanes.

Seguiremos centrándonos en la necesidad de proteger plenamente el derecho de toda persona a la libertad religiosa en Pakistán o en cualquier otra parte.

 
  
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  Presidente. – Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar en breve.

Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)

 
  
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  Cristian Silviu Buşoi (ALDE), por escrito. – Me gustaría expresar mi profunda indignación ante el asesinato del Gobernador de la provincia pakistaní del Punjab, Salmaan Taseer, el día 4 de enero de 2011, por haberse pronunciado en contra de la legislación del Pakistán relativa a la blasfemia. De acuerdo con los valores de nuestras sociedades occidentales, el asesinato se considera el peor crimen individual. Por tanto, es difícil comprender cómo alguien puede cometer un asesinato a modo de represalias. La libertad de conciencia y la libertad de religión son tan importantes como la libertad de expresión, que puede dar lugar a conflictos entre estas libertades. Sin embargo, cualquier definición que los gobiernos den de lo que se considera blasfemia es una restricción inaceptable de la libertad de expresión. Una sociedad moderna debería considerar legítimas todas las opiniones personales expresadas de manera inofensiva. Además, si Pakistán ha de llegar a ser una sociedad tolerante, semejantes actos bárbaros motivados por el fundamentalismo religioso han de condenarse. Este incidente es un recordatorio más de que la libertad de expresión sigue ausente en algunas regiones del mundo. Dada la historia de su país, fue un acto valiente que Salmaan Taseer se pronunciase en contra de la legislación relativa a la blasfemia y a favor de la libertad de expresión. Es lamentable que, en última instancia, esto le costara la vida.

 
  

(1) Véase el Acta.

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