Francesc Gambús (PPE). – Señor presidente, señor comisario, le agradezco... ayer estaba aquí, tarde por la noche; hoy nos encontramos por la mañana...
Mucho ha llovido desde la prohibición de la caza de ballenas en Noruega a principios del siglo XX, una actividad que, de hecho, se remonta al siglo VII, pero, con el tiempo, el interés y la demanda interna de productos balleneros en Noruega ha ido decreciendo.
A pesar de la moratoria que nos dimos entre todos en 1986 a través de la Comisión Ballenera Internacional, en bien de la preservación, Noruega no llegó a aplicarla totalmente nunca y en 1993 retomó la caza de cetáceos con fines comerciales, llegando a capturar —se ha dicho ya esta mañana, en varias ocasiones— en estos últimos años más ejemplares que Japón e Islandia juntos.
Quiero recordar —ayer debatíamos sobre ello— el objetivo 14 de la Agenda 2030: conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible. La Unión debe liderar la consecución de dichos objetivos y, por tanto, también debe ser capaz de controlar que las mercancías que llegan a sus puertos cumplen con todos los requisitos legales.