INFORME sobre las reformas en el mundo árabe: ¿qué estrategia debe seguir la Unión Europea?

3.4.2007 - (2006/2172(INI))

Comisión de Asuntos Exteriores
Ponente: Michel Rocard

Procedimiento : 2006/2172(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento :  
A6-0127/2007

PROPUESTA DE RESOLUCIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO

sobre las reformas en el mundo árabe: ¿qué estrategia debe seguir la Unión Europea?

(2006/2172(INI))

El Parlamento Europeo,

–   Vistas las orientaciones y estrategias de la Comisión y el Consejo respecto de los distintos países del mundo árabe,

–   Visto el informe provisional sobre la Asociación estratégica de la UE con el Mediterráneo y Oriente Próximo, que el Consejo Europeo adoptó en diciembre de 2006,

–   Vista la Estrategia europea para el mundo árabe presentada en 2003 por el Alto Representante de la UE,

–   Vistos la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo titulada «Una Europa más amplia - Relaciones con los países vecinos: un nuevo marco para las relaciones con nuestros vecinos del Este y del Sur de Europa» (COM(2003)0104), su documento de orientación sobre la política europea de vecindad (COM(2004)0373), su propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el que se establecen las disposiciones generales relativas a la creación de un Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación (COM(2004)0628), su Comunicación al Consejo sobre las propuestas de la Comisión de planes de acción con arreglo a la Política Europea de Vecindad (PEV) (COM(2004)0795), y los planes de acción para estos países, y su Comunicación relativa a la consolidación de la Política Europea de Vecindad (COM(2006)0726,

–   Vista la prioridad política de la Presidencia europea de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea, formulada el 21 de abril de 2005, a saber, intensificar el diálogo sobre los derechos humanos con los Parlamentos de los países socios,

–   Vistas las Resoluciones de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea aprobadas en las reuniones del 21 de noviembre de 2005 en Rabat y del 27 de marzo de 2006 en Bruselas,

–   Vistos los informes sobre el desarrollo humano en el mundo árabe publicados en 2002, 2003 y 2005 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y, en especial, el de 2004, titulado «Hacia la libertad en el mundo árabe»,

–   Vistas sus Resoluciones previas sobre la política mediterránea de la Unión Europea y, muy especialmente, la de 12 de febrero de 2004 sobre un nuevo impulso a las iniciativas de la UE en el ámbito de los derechos humanos y la democratización en colaboración con los socios mediterráneos, el Programa de Trabajo Quinquenal adoptado en la Cumbre Euromediterránea de Barcelona, así como su Resolución de 27 de octubre de 2005 sobre el proceso de Barcelona renovado,

–   Vistas la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos,

–   Visto el artículo 45 de su Reglamento,

–   Visto el informe de la Comisión de Asuntos Exteriores (A6-0127/2007),

A.  Considerando que el concepto de «lo árabe» entendido como cemento de la identidad aparece como una característica común, y reivindicada como tal, a los pueblos y Estados de una extensa zona geográfica que se extiende del Magreb al golfo Pérsico pasando por el Mashreq y Oriente Próximo,

B.  Considerando que «lo árabe» se encuentra, no obstante, en distintas realidades, tanto políticas (monarquías, repúblicas árabes, o incluso en el Estado hebreo y la Autonomía Palestina), como religiosas (musulmanes suníes incluidos los wahabíes―, alauíes, drusos y chiíes, cristianos de diferentes confesiones) y sociológicas (grandes ciudades, zonas rurales, montañas, pueblos nómadas), pero que implica —de manera transnacional— parámetros comunes,

C.  Considerando que la visión europea del mundo árabe se limita generalmente a un enfoque basado en las relaciones bilaterales entre Estados, o incluso a nivel subregional, y que conviene redinamizar la estrategia global de la UE con respecto al mundo árabe no solamente basándose en las organizaciones regionales existentes (Liga Árabe, Consejo de Cooperación del Golfo, Unión del Magreb Árabe) así como en los instrumentos y estructuras existentes (Euromed, Programa Meda, acuerdos de asociación, Política Europea de Vecindad), sino también reforzando el apoyo a los actores no estatales en la región,

D.  Considerando que la estrategia para el mundo árabe presentada en 2003 por el Alto Representante de la UE fue en gran medida un resultado de los riesgos y amenazas que surgieron a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001,

E.  Considerando que hoy en Europa, para salvar la distancia existente entre ambas orillas del Mediterráneo, mejorar las políticas de integración en los Estados miembros de la UE y superar prejuicios y estereotipos, resulta necesaria una mayor y más profunda compresión de la pluralidad social y la diversidad cultural del mundo árabe,

F.  Considerando que las convulsiones generadas por el final de la guerra fría y del orden bipolar fomentaron a la vez las veleidades emancipadoras de las sociedades árabes, así como las ambiciones por parte de algunos gobiernos árabes y de fuerzas económicas y sociales de participar activamente en el juego de la universalización y la multipolaridad,

G.  Considerando que la sociedad civil y las fuerzas vivas en el mundo árabe, por largo tiempo amordazadas, se hacen oír cada vez más y reivindican más atención y responsabilidades así como un papel político creciente,

H.  Considerando que una serie de intelectuales, en particular, Samir Kassir en Consideraciones sobre la desdicha del mundo árabe o Guy Sorman en Los hijos de Rifaa, se han expresado sobre estas cuestiones,

I.   Considerando que las experiencias previas de «renacimiento árabe», entendidas como intentos reformadores, han estado condenadas generalmente al fracaso y que el nacionalismo oficial ha supuesto un freno considerable a todo proyecto destinado a crear la unidad árabe,

J.   Considerando que la Declaración final adoptada por la Cumbre del Consejo de la Liga Árabe celebrada en Túnez los días 23 y 24 de mayo de 2004 recoge, entre otras cosas, el compromiso con la reforma y modernización de sus Estados miembros a través de la consolidación democrática y la participación política,

K. Considerando que redunda en interés común de los países árabes y de sus socios europeos que se lleven a cabo una serie de reformas políticas, económicas y sociales con el fin de redinamizar la cooperación, la estabilidad, la democratización, el aumento del nivel de vida y la reducción de las disparidades sociales en la región en su conjunto,

L.  Considerando que son los avances en la liberalización política y económica y los progresos en el respeto de los derechos humanos y en materia educativa los que contribuirán a una mayor estabilidad en estos países y que, por el contrario, el inmovilismo no es una garantía de auténtica estabilidad,

M. Considerando que las contribuciones de las Naciones Unidas y, en particular, de las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones y del PNUD, durante estos últimos años y lo más cerca posible de los distintos componentes de las sociedades árabes, no piden sino encontrar plasmación en políticas concretas y reales,

N. Considerando que las relaciones de Europa con las autoridades de los países en cuestión llevan demasiado tiempo basándose exclusivamente en la búsqueda de la estabilidad y de la asociación estratégica, sin tener en cuenta el respeto de los derechos humanos por parte de las autoridades, socavando con ello los esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil por reformar las diversas sociedades desde el interior,

O. Considerando que es importante crear un marco en el que el diálogo entre los diversos elementos integrantes de las sociedades árabes pueda desenvolverse libre y abiertamente, para así desencadenar desde dentro un auténtico proceso de reformas,

P.  Considerando que la Carta Árabe de los Derechos Humanos, adoptada en 1994, constituye la expresión del deseo de garantizar el respeto de los derechos humanos en el mundo árabe y que al mismo tiempo es de lamentar la manera en que están formuladas algunas de sus disposiciones, que se prestan a libre interpretación,

Q. Considerando que el movimiento arabista, tal y como fue concebido por sus fundadores, es un proyecto que ha inscrito la secularización de las sociedades entre sus objetivos; considerando que la vía contemporánea del islam político no parece estar dando las respuestas adecuadas a los problemas de la reforma política; preocupado por el hecho de que las dificultades con que se topa la reforma política alimentan el islamismo radical y su discurso de odio contra los judíos; recordando que la moderación del islamismo depende tanto de la solidez del contexto institucional en el que evolucionan como de las oportunidades que éste ofrece de influir en la elaboración de las políticas,

1.  Está convencido de que la identidad árabe no es en modo alguno incompatible ni con el concepto de modernidad ni con el emprendimiento de reformas serias; considera que la impotencia como fundamento mismo del sentimiento de «desdicha árabe» puede superarse en el marco de una asociación renovada, basada en la comprensión y la confianza mutuas, el respeto de las prácticas sociales y culturales, y la credibilidad del prójimo; recuerda que la occidentalización de las sociedades árabes no es la vía más idónea a tal efecto y que los conceptos de democracia, derechos humanos y Estado de Derecho son valores universales que innumerables autoridades y gobiernos musulmanes han declarado compatibles con el islam;

2.  Se congratula de la citada Comunicación de la Comisión sobre el refuerzo de la Política Europea de Vecindad (PEV); considera la PEV como una herramienta fundamental para promover las reformas en los países vecinos del sur y del este de la UE; expresa su decepción por el importe propuesto para el instrumento de gobernanza, por entender que debería ser mayor para garantizar su eficacia;

3.  Considera, habida cuenta de los límites inherentes a las estrategias bilaterales y específicas llevadas a cabo por la UE respecto a los países socios durante las últimas décadas, que conviene volver a dar, en el marco de la racionalización de la acción exterior de la UE, un nuevo impulso a la asociación de la UE y de los Estados miembros con el mundo árabe en su conjunto, velando al mismo tiempo por dirigirse a sectores de cooperación bien específicos, y actuando en cooperación con las estructuras políticas existentes, como la Liga Árabe o el Consejo de Cooperación del Golfo, o incluso la Unión del Magreb Árabe si esta institución encontrara una nueva vitalidad; insiste en que el compromiso con las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos reformistas a nivel regional debería ser parte de este esfuerzo, así como una cooperación específica con las organizaciones políticas que promuevan la democracia por medio de la no violencia;

4.  Señala que la debilidad del proceso de reformas en el mundo árabe se debe también a las dificultades y las controversias entre algunos de los países árabes; opina que la UE debería hacer todo el esfuerzo posible por facilitar la integración política y económica de los países; observa que, para llegar a tener una auténtica influencia, la UE no debería manifestar ningún sentimiento de superioridad ni dar la impresión de estar dando lecciones, sino más bien hacer del diálogo euro-árabe un auténtico diálogo entre iguales;

5.  Opina que, si bien es importante que la relación euro-árabe contemple la necesaria lucha contra el terrorismo, es vital para la eficacia y el contenido de dicha relación que la mencionada lucha no oscurezca ni retarde otros temas de interés común, es decir, en particular, el desarrollo económico y social, el empleo, el desarrollo sostenible, la buena gestión de los asuntos públicos, sin olvidar la lucha contra la corrupción, el desarrollo y consolidación de una auténtica sociedad civil fuerte como promotora de avances en el sistema democrático y de la tolerancia, la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, la conservación del patrimonio cultural mundial, el diálogo intercultural, la buena gobernanza, medios de comunicación libres y equitativos, la participación política y la promoción de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, la libertad de conciencia, incluida la religiosa, la libertad de expresión y de asociación, la lucha contra la tortura y la abolición de la pena de muerte, así como el rechazo de la intolerancia y del fundamentalismo, con el fin de conseguir una verdadera zona de paz y prosperidad compartida;

6.  Pide a los países árabes que luchen contra toda impunidad e implanten mecanismos de justicia transicional para hacer justicia a las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos y juzgar a los responsables de estos crímenes; en el mismo espíritu, pide a los países árabes que ratifiquen el Estatuto de Roma por el que se crea la Corte Penal Internacional, y que firmen la Convención Internacional sobre las desapariciones forzosas;

7.  Se congratula de la existencia de marcos de diálogo entre la Unión Europea y el mundo árabe, así como de los numerosos proyectos e iniciativas de cooperación instaurados mediante el proceso de Barcelona, la asociación estratégica para el Mediterráneo y Oriente Próximo y la cooperación con el Consejo de Cooperación de los Estados árabes del Golfo;

8.  Destaca el papel desempeñado por la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea (APEM) como instancia democrática que agrupa, en torno a los tres pilares del proceso de Barcelona, a parlamentarios de ambas orillas del Mediterráneo; aboga por un refuerzo especial de la cooperación entre la APEM, la Comisión y el Consejo de la Unión Europea; reitera la disponibilidad y la voluntad de la APEM, en su calidad de institución parlamentaria del proceso de Barcelona, de aportar su contribución a la resolución del conflicto árabo-israelí;

9.  Considera necesario seguir promoviendo el tercer pilar del proceso de Barcelona, a saber, la cooperación humana y social, para superar los estereotipos y malentendidos que impiden un acercamiento franco y profundo entre los pueblos de ambas orillas del Mediterráneo; pide a los actores de la asociación euromediterránea, y en particular a los gobiernos, que apoyen el trabajo de la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el diálogo entre las culturas, dotándola de recursos importantes para que se consolide su red de redes, que agrupa a más de 1 200 organismos y asociaciones que trabajan a favor del diálogo en sus respectivas sociedades;

10. Pide a la UE y a sus Estados miembros, así como a toda la comunidad internacional, que desarrollen unas relaciones equilibradas con los países de la región; señala que los apoyos y las condenas unilaterales de solo algunos países pueden derivar en polarización y complicar aún más la ya muy compleja situación del mundo árabe;

11. Opina que la búsqueda de nuevos interlocutores en el mundo árabe no debe incluir a aquellas personas, organizaciones o Estados que permitan las actividades terroristas y nieguen el derecho del Estado de Israel a existir;

12. Señala que Europa se percibe a menudo como parcial en el conflicto árabo-israelí y que toda profundización de la relación euro-árabe depende de la energía y del talento con que Europa consiga reconciliar su deber y su responsabilidad históricos respecto al Estado de Israel y al pueblo judío con su responsabilidad de desempeñar un papel más activo y eficaz privilegiando el respeto del Derecho internacional y humanitario para conseguir una solución duradera al conflicto y, en particular, la creación de un Estado palestino que conviva en paz y seguridad con el Estado de Israel;

13. Entiende que una de las debilidades inherentes al diálogo euro-árabe estriba en la falta de legitimidad que caracteriza a veces a los interlocutores políticos árabes incluso dentro de sus países respectivos, en particular, debido a sus escasos logros democráticos, económicos y sociales;

14. Pide, por consiguiente, que Europa conceda también un apoyo político visible a los protagonistas civiles, asociativos y religiosos, en especial a las organizaciones políticas que promuevan la democracia liberal por medio de la no violencia, a excepción de las fuerzas sectarias e incluyendo en su caso a los laicos y a los islamistas moderados que Europa ha alentado a participar en el juego democrático, teniendo en cuenta tanto las percepciones culturalistas como el pragmatismo político; entiende que el éxito de dicho apoyo depende inexorablemente de una comprensión exhaustiva de la evolución y las estructuras políticas y sociales y de la capacidad de actuar con arreglo a la dinámica política local; considera que el relanzamiento del diálogo intercultural requiere la afirmación de un denominador común humanista y universal que trascienda los dogmas y los comunitarismos, de conformidad con las propuestas sobre el diálogo de civilizaciones y todas las iniciativas de las Naciones Unidas en la materia;

15. Afirma resueltamente, por tanto, la necesidad de que la Unión Europea mantenga un amplio diálogo cultural, promoviendo en sus interlocutores árabes los valores de referencia de la Unión (Estado de Derecho, derechos humanos, democracia, etc.), pero sin dejar de tener en cuenta las diferentes percepciones culturales y políticas;

16. Constata los escasos progresos realizados en términos de liberalización de los intercambios comerciales interárabes así como en lo relativo al refuerzo del sector privado; pide a la Comisión y al Consejo que redoblen sus esfuerzos con el fin de fomentar el desarrollo sostenible y equitativo de los países árabes, a fin de reducir las desigualdades, mediante políticas de carácter estructural y social que limiten los efectos socialmente perjudiciales de las reformas económicas; apoya la integración económica de los países árabes, en particular, por lo que se refiere a los mercados esenciales como la energía o las telecomunicaciones, con el fin de generar una dinámica de desarrollo favorable a otros sectores, estableciendo al mismo tiempo políticas paralelas de incentivo a las reformas combinadas con condiciones técnicas y políticas precisas y limitadas; acoge favorablemente los esfuerzos por crear una Zona Euromediterránea de Libre Comercio y se congratula por el Acuerdo de Agadir, que promueve el comercio intrarregional; desea que se suscriba lo antes posible el Acuerdo de Libre Comercio entre la UE y el Consejo de Cooperación del Golfo;

17. Constata que, en lo que se refiere a las reformas políticas y al avance de la democracia, las situaciones en el mundo árabe son muy diversas y que, por consiguiente, no cabe establecer modelos únicos;

18. Espera por parte de los países árabes que aún no lo hayan hecho que se comprometan más con la libertad religiosa o con el derecho de personas y colectivos a profesar libremente sus creencias y su fe; en este sentido, los testimonios de los millones de musulmanes que viven en Europa deberían ayudar a los países árabes a aplicar en su territorio uno de los principios constantes de las relaciones internacionales, a saber, la reciprocidad;

19. Destaca que el apoyo al desarrollo de la sociedad civil y al respeto de los derechos fundamentales, en particular, la libertad de expresión y la libertad religiosa, no puede confundirse con la elección de regímenes ni con las modalidades de elección de los dirigentes; subraya que debe acompañarse la evolución de la región respetando la voluntad de los pueblos y teniendo en cuenta las diferencias culturales, históricas y políticas; señala que esas voluntades pueden diferenciarse de los modelos comúnmente aceptados en Europa, por lo que una asimilación forzosa a los mismos puede ser contraproducente; destaca, por último, que para que los cambios sean legítimos, han de ser adoptados y apoyados por los pueblos de que se trate;

20. Espera en particular una mayor sensibilización respecto al papel de la mujer y de su emancipación en la sociedad civil y política;

21. Pide a la Liga Árabe que revise y clarifique diversas disposiciones de la Carta Árabe de los Derechos Humanos y que elabore mecanismos que permitan controlar la observancia de dicha Carta en los Estados signatarios de la misma;

22. Recuerda que el refuerzo de la democracia y del Estado de Derecho, así como el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, figuran entre los objetivos de la política exterior de la Unión, y que por eso mismo es justo y coherente desear aplicar una política de derechos humanos ambiciosa basada en el respeto de la cláusula de derechos humanos y democracia de los acuerdos y en un diálogo político estructurado y en profundidad en este terreno; recuerda asimismo que los Estados árabes han ratificado el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, por lo que se han comprometido a hacer respetar estos derechos en sus respectivos territorios;

23. Pide a la Comisión que favorezca aún más en el mundo árabe el respeto del principio del Estado de Derecho y el movimiento de la reforma del Derecho, que debería acometerse sobre la base de los valores dimanantes del sistema universal de derechos humanos, reforma política destinada a legalizar la acción de oposición, y ello a partir de las instituciones existentes sin generar un cuestionamiento brutal, en la línea de los planes de acción de la Política Europea de Vecindad, así como de las decisiones adoptadas en el marco del proceso de Barcelona; alienta a la Comisión a aprovechar plenamente las posibilidades que ofrece el Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos para apoyar los movimientos de reforma política y de la sociedad civil en la región;

24. Pide a la Comisión, en este sentido, que brinde un apoyo adecuado al conjunto de los actores del movimiento reformista en el mundo árabe ―que asocia tanto a los actores estatales como a los de la sociedad civil―, y que apoye asimismo la creación de instituciones árabes comunes, especialmente parlamentarias; pide también a la Comisión que desarrolle un mecanismo formal regular de concertación y seguimiento, con la Liga de Estados Árabes, al más alto nivel, y por subsidiariedad, en el conjunto de los ámbitos de interés común; aboga por la celebración regular de cumbres entre la Unión Europea y la Liga de Estados Árabes destinadas a la elaboración de agendas y áreas de trabajo comunes;

25. Señala la importancia y fomenta el papel de nuevos medios de comunicación en la difusión de los valores democráticos en el mundo árabe y en la creación de una esfera pública panárabe caracterizada por el debate y la confrontación de las ideas; destaca en este sentido la necesidad de iniciar la retransmisión de los programas de Euronews en árabe y en farsi;

26. Pide a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que promuevan los intercambios de estudiantes, profesores, académicos e investigadores entre la UE y los países árabes y que faciliten dichos intercambios a través de un sistema de concesión de visados más flexible y adaptado;

27. Pide a la Comisión que promueva, por todos los medios a su alcance, la investigación universitaria y científica en el mundo árabe, y que favorezca la instauración de una política del libro ambiciosa que persiga la edición, publicación y traducción de obras científicas y literarias a precios accesibles para todos los públicos;

28. Pide a la Comisión que apoye las iniciativas destinadas a luchar contra la corrupción en el mundo árabe, en especial la instauración de normas transparentes para el nombramiento de funcionarios estatales;

29. Considera que, como en el caso reciente de la Conferencia de París III para el Líbano, la ayuda financiera de la Unión Europea puede ser el instrumento más válido y eficaz para una presencia visible de la Unión Europea y de sus Estados miembros mediante un apoyo estratégico y condicionado a las reformas en el mundo árabe, dentro del respeto de los acuerdos existentes y de todas las realidades políticas a nivel estatal o inferior;

30. Encarga a su Presidente que transmita la presente Resolución al Consejo y a la Comisión, a la Liga Árabe, al Consejo de Cooperación del Golfo, así como a los Gobiernos y a los Parlamentos de los países árabes.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

El mundo árabe ante las reformas, el papel de la Unión Europea: incitar, comprometer, acompañar

Samir Kassir, intelectual y periodista político libanés, publicó poco antes de su infeliz asesinato en junio de 2005 una obrita estimulante, incisiva y sin concesiones, titulada Consideraciones sobre la desdicha árabe. Hay, evidentemente, una desdicha árabe. Rebrota en cada uno de los países miembros de esta extensa comunidad, afecta también a su organización interna y a las relaciones que puede tener con el mundo exterior, en particular, con la Unión Europea, su socio y vecino más importante y cercano.

Conviene en primer lugar analizar detenidamente la situación actual del mundo árabe ante la comunidad internacional y la Unión Europea. A continuación hemos de preguntarnos si existe realmente una comunidad árabe y, en ese caso, debemos delimitarla mejor en sus perfiles y en su funcionamiento. Sólo entonces será pertinente mencionar una posible estrategia de apoyo europea con respecto al mundo y a las sociedades árabes.

1. El mundo árabe en la comunidad internacional y la Unión Europea

Hay una determinada ambigüedad en la manera en que los árabes hablan de sí mismos y de su comunidad. Las referencias verbales a la unidad árabe son frecuentes, pero hasta nueva orden los Estados árabes siguen siendo, cada uno por su cuenta, los únicos amos de su diplomacia y de su acción exterior. En efecto, para algunos, la referencia a la unidad árabe es un proyecto en primer lugar cultural.

Existe, sin embargo, una presencia y una influencia internacional del mundo árabe nada desdeñables. Y queda claro que existe ahora una opinión pública árabe, ampliamente animada por medios de comunicación comunes. Es necesario plantearse el problema de la visión del mundo árabe por parte de la Unión Europea a partir de esta realidad.

1.1. La presencia internacional del mundo árabe        

       Esta presencia se lleva a cabo principalmente de dos maneras: la existencia y la actividad de la Liga de Estados Árabes, y la celebración episódica de reuniones particulares limitadas a los Estados árabes.

       La Liga de Estados Árabes fue fundada en 1945 por seis Estados, a los que se unió Yemen tres meses más tarde. En la actualidad son 22, incluida la Autoridad Palestina. Es la más antigua de las organizaciones regionales surgidas desde la creación de las Naciones Unidas. Reúne una vez al año a los Jefes de Estado árabes y dos veces al año a su Consejo de Ministros. Las decisiones se toman por unanimidad. Han ido adquiriendo importancia, además del Consejo de Jefes de Estado, el Consejo de Defensa y el Consejo Económico. El Secretario General, elegido por cinco años y cuyo mandato es renovable, administra el funcionamiento de la Liga y de sus comisiones permanentes, y garantiza una diplomacia de influencia.

       La Liga de Estados Árabes goza de reconocimiento internacional. La Unión Europea y sus Estados miembros reciben al Secretario General y lo visitan oficialmente. Conviene tener en cuenta a tal efecto la visita llevada a cabo en febrero de 2006 por Amr Moussa a las instituciones europeas en Bruselas, y, en particular, al Parlamento Europeo. A veces percibida como un remanente de la guerra fría, cabe reconocer, no obstante, que sus dirigentes actuales han logrado modificar la imagen de la Liga, que ha ganado de esta forma en credibilidad, o incluso en legitimidad, con respecto a los temas principales que ocupan y preocupan el mundo árabe, entre los que se encuentran en primer plano los conflictos y la inestabilidad en Oriente Próximo.

       Por otra parte, los grandes momentos de la vida común del mundo árabe son las conferencias de Jefes de Estado. La Liga los organiza, no los inspira. Estas conferencias revelan a menudo las cuestiones extremadamente importantes que dividen a esta comunidad.

       Entre las más destacadas cabe recordar la de 1964, que creó la Organización para la Liberación de Palestina; la de 1976, que convierte a la OLP en un miembro de pleno derecho de la Liga; la de 1978, que decidió la expulsión de Egipto tras los acuerdos de Camp David y el traslado de la sede de El Cairo. En 1982, se celebró en Fez (Marruecos) la primera cumbre árabe que abordó el problema israelo-palestino desde un punto de vista político y con la perspectiva de abrir un día negociaciones. En 1990, se readmite a Egipto y se reinstala la sede en El Cairo.

       En enero de 2004 se celebra en Sanaa la primera cumbre árabe consagrada a la democracia y a los derechos humanos. También en 2004, en marzo, la Secretaría General de la Liga toma la iniciativa de publicar un documento titulado Causas de la reforma árabe, visiones y ejecución. Cabe destacar que el pacto de defensa colectiva, incluido en las normas de la Liga, nunca se ha aplicado, ni durante la crisis del canal de Suez ni en ninguna de las guerras entre árabes e israelíes.

       En cambio, no sólo no puede obviarse la existencia de una Carta Árabe de Derechos Humanos, aprobada en 1994, sino que su importante reactualización durante el año 2003 supuso tanto un acontecimiento significativo como un apoyo real a las fuerzas democráticas en los distintos países.

       Por último, si bien los países árabes pretenden hacer converger sus votos en las Naciones Unidas, están todavía muy lejos de conseguirlo.

1.2. La Unión Europea y el mundo árabe

       En los discursos de los responsables de la Unión Europea son frecuentes las referencias al «mundo árabe». En cambio, no resulta sorprendente que nunca se empleen expresiones como la «nación árabe» o la unidad árabe.

       En realidad, mantenemos relaciones puramente protocolarias y muy distantes con la Liga de Estados Árabes y con su Secretario General, pero nunca se han plasmado en algo concreto.

       El resultado es que la política práctica de la UE se lleva a cabo por relación directa con cada uno de los Estados árabes. Para nosotros, el mundo árabe se ha desintegrado. Conocemos el Magreb, pero la total desaparición de la «Unión del Magreb Árabe» ha permitido en este ámbito un predominio absoluto de las relaciones bilaterales. Y tratamos de manera distinta a Iraq, a Siria, al Líbano y a los países de la Península Arábiga.

       Cabe observar, no obstante, por parte de la Unión Europea una voluntad creciente y constante —al menos es lo que se refleja en los sucesivos documentos de estrategia de estos últimos años— de fomentar los procesos de integración regional y subregional en el mundo árabe. Así sucede con los mecanismos del proceso de Barcelona, donde, por medio del programa MEDA y en adelante a través del nuevo instrumento financiero de la política de vecindad, la Unión Europea se esfuerza por favorecer —bien es verdad que con un éxito momentáneamente limitado— los proyectos transversales y transnacionales Sur-Sur. Lo mismo ocurre por lo que se refiere a la profundización de las relaciones, en particular, económicas, de la UE con el Consejo de Cooperación del Golfo.

       El principal problema estriba, no obstante, en el enfoque culturalista y a menudo etnocéntrico con el cual la UE intenta promover los incentivos para el cambio. Los objetivos subyacentes a dicho planteamiento son muy encomiables y generalmente irrecusables: desarrollo de la democracia y de la buena gestión de los asuntos públicos, promoción y respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, estabilidad política nacional y regional para una fructífera cooperación, un desarrollo económico controlado y una prosperidad compartida. Debe tenerse cuidado, no obstante, con no transformar las condiciones técnicas y políticas, legítimas en sí y que acompañan a las políticas de incentivo para las reformas, en condicionalismos ciegos que afecten a los mecanismos del poder y hagan poco caso de culturas y legitimidades diferentes de las nuestras y que a largo plazo alcanzan escaso éxito.

2. ¿Existe una verdadera comunidad árabe?

2.1. Historia, intentos de reforma y arraigo de las autonomías nacionales

       Según Samir Kassir, la historia árabe se lee como una acumulación de diversidades culturales. El resultado es que aún hoy en día esta herencia a veces proporciona los referentes y las legitimaciones para los sistemas de ideas más contrarios. Se sabe hasta qué punto el mundo árabe se caracteriza por la fragmentación, siempre recurrente a pesar de las veleidades e intentos, utópicos o realistas, de unidad total o parcial, y ello en la historia más reciente: unidad sirio-egipcia, UMA, Comisión sobre la Unidad Económica Árabe de 1957, ambiciones del partido Baas, sueños de Libia. Durante mucho tiempo el nacionalismo ha navegado viento en popa como única y verdadera antorcha de todo proyecto reformista, en detrimento de la relación interárabe o del panarabismo, percibidos más bien como un freno.

       Parecería, no obstante, que, aun asumiendo la forma de distintas realidades, «lo árabe», entendido como cemento de identidad y regulado por parámetros propios, aparece como una característica común a los pueblos y a las poblaciones árabes del conjunto de la zona geográfica que se extiende del Magreb a Iraq. Generalmente percibida como un dato sobre todo de carácter cultural, algunas sociedades civiles emergentes reivindican cada vez más este concepto de «lo árabe» —como instrumento político—, como testimonian, por ejemplo, la creación de medios de comunicación modernos que contribuyen activamente al nacimiento de una esfera pública panárabe, o también los excelentes informes anuales del PNUD sobre el desarrollo árabe, resultado de un trabajo crítico y constructivo de introspección científica de las sociedades árabes sobre ellas mismas.

2.2. Intercambios, interacciones y universalización

Durante mucho tiempo limitadas, o incluso inexistentes, las perspectivas de integración económica en el mundo árabe conocen actualmente un nuevo dinamismo y los primeros ejemplos resultan alentadores. Por ello, conviene observar que, a pesar de los índices aún muy bajos, el comercio interárabe se ha duplicado en los veinte últimos años; las exportaciones —a pesar del maná del petróleo, que falsea los datos— también han aumentado, aunque la base industrial sigue estando aún muy poco diversificada. Se observa la transición desde una economía comercial muy vertical (preponderancia de Europa en los intercambios comerciales) a un principio de subregionalización; de este modo, el 58 % de las exportaciones de los países del Golfo van hacia otros países del Golfo, y lo mismo ocurre con el 57,2 % de los intercambios comerciales en el Magreb.

       Desde el punto de vista cultural, los progresos son notorios. La globalización y la multipolaridad no han evitado al mundo árabe. De ahora en adelante, las sociedades árabes dejan oír su voluntad de emancipación y reivindican un papel político a su medida. Sin por ello negar la diversidad cultural, ahora es cierto que los derechos y los valores humanistas y universales se aceptan cada vez con más frecuencia, incluso por innumerables autoridades musulmanas, que los han declarado compatibles con el islam.

3. Por una estrategia europea de apoyo a la evolución árabe

Pueden señalarse algunas orientaciones importantes que son objeto de una exposición más pormenorizada en el proyecto de resolución político adjunto.

3.1. A pesar de las derrotas, el siglo XX aportó al mundo árabe numerosos logros merced a los cuales las sociedades árabes pueden participar en el progreso del mundo. El renacimiento árabe no rima obligatoriamente con occidentalización, sino más bien con la aceptación de los valores democráticos como patrimonio común de la humanidad. El diálogo cultural puede ser útil y fértil en este sentido.

3.2. Es verdad que las reformas tienen como objetivo la apropiación por parte de las sociedades árabes de su destino, pero estas reformas deben emprenderse mediante un proceso de apropiación. No se trata en modo alguno de llevar a cabo cuestionamientos fundamentales, sino verdaderamente de generar dinámicas autónomas y autóctonas en distintos sectores de la sociedad (justicia, administración, educación, enseñanza superior e investigación…) sobre la base de las instituciones existentes y en el marco de programas de cooperación como, por ejemplo, la Política Europea de Vecindad combinada con sus planes de acción.

3.3. Se requiere un esfuerzo urgente por ambas partes para poner fin a las ambigüedades que fomentan una lógica culturalista de confrontación y ello con el fin de desarrollar relaciones ordinarias entre Estados y sociedades civiles normales. Si, por una parte, no es aceptable ninguna concesión sobre el acervo internacional en sus distintas formas, como, por ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas o las normas de la OMC, en cambio sería valiente y saludable para Europa distinguir perfectamente entre sus percepciones culturales y el pragmatismo político. Sin renegar en absoluto de su deber y de su responsabilidad históricos respecto de Israel, queda claro que la relación euro-árabe ofrecerá mayor rentabilidad, credibilidad y legitimidad cuanto más diversifique Europa el ámbito de sus interlocutores árabes, prestando, en particular, una atención y un apoyo político visible a los protagonistas civiles, asociativos y religiosos, incluidos los islamistas no radicales a los que alentó a participar en el juego democrático. Asimismo una distinción más clara entre el respeto de los derechos humanos y de la libertad de expresión, principios universales intangibles, y el cambio de los mecanismos de devolución del poder, mucho más vinculados a la historia y a las tradiciones locales, ayudarían a mejorar el diálogo.

PROCEDIMIENTO

Título

Reformas en el mundo árabe: ¿qué estrategia debe seguir la Unión Europea?

Número de procedimiento

2006/2172(INI)

Comisión competente para el fondo
Fecha del anuncio de la autorización en el Pleno

AFET

6.7.2006

Comisión(es) competentes(s) para emitir opinión
  Fecha del anuncio en el Pleno

 

 

 

 

 

Opinión(es) no emitida(s)
  Fecha de la decisión

 

 

 

 

 

Cooperación reforzada
  Fecha del anuncio en el Pleno

 

 

 

 

 

Ponente
  Fecha de designación

Michel Rocard
3.5.2006

 

Ponente(s) sustituido(s)

 

 

Examen en comisión

 

30.01.07

22.03.07

 

 

Fecha de aprobación

27.3.07

Resultado de la votación final

+:

–:

0:

60

5

6

Miembros presentes en la votación final

Roberta Alma Anastase, Robert Atkins, Christopher Beazley, Panagiotis Beglitis, Bastiaan Belder, Vito Bonsignore, Elmar Brok, Marco Cappato, Simon Coveney, Véronique De Keyser, Giorgos Dimitrakopoulos, Hélène Flautre, Hanna Foltyn-Kubicka, Michael Gahler, Jas Gawronski, Bronisław Geremek, Maciej Marian Giertych, Ana Maria Gomes, Alfred Gomolka, Richard Howitt, Jana Hybášková, Anna Ibrisagic, Jelko Kacin, Ioannis Kasoulides, Helmut Kuhne, Vytautas Landsbergis, Willy Meyer Pleite, Eugen Mihăescu, Francisco José Millán Mon, Philippe Morillon, Pasqualina Napoletano, Baroness Nicholson of Winterbourne, Vural Öger, Ioan Mircea Paşcu, Tobias Pflüger, João de Deus Pinheiro, Bernd Posselt, Michel Rocard, Raül Romeva i Rueda, Libor Rouček, Katrin Saks, José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra, Jacek Saryusz-Wolski, György Schöpflin, Hannes Swoboda, István Szent-Iványi, Antonio Tajani, Charles Tannock, Inese Vaidere, Geoffrey Van Orden, Ari Vatanen, Kristian Vigenin y Josef Zieleniec

Suplentes presentes en la votación final

Laima Liucija Andrikienė, Giulietto Chiesa, Konstantin Dimitrov, Alexandra Dobolyi, Árpád Duka-Zólyomi, Kinga Gál, David Hammerstein Mintz, Milan Horáček, Anneli Jäätteenmäki, Gisela Kallenbach, Tunne Kelam, Evgeni Kirilov, Jaromír Kohlíček, Miloš Koterec, Marios Matsakis, Antonyia Parvanova, Rihards Pīks y Aloyzas Sakalas

Suplente(s) (art. 178, apdo. 2) presente(s) en la votación final

 

Fecha de presentación

3.4.2007

Observaciones (datos disponibles en una sola lengua)

...