INFORME con una propuesta de Recomendación del Parlamento Europeo destinada al Consejo sobre la creación de una capacidad de respuesta rápida de la UE

1.12.2010 - (2010/2096(INI))

Comisión de Desarrollo
Ponente: Iva Zanicchi

Procedimiento : 2010/2096(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento :  
A7-0332/2010
Textos presentados :
A7-0332/2010
Debates :
Textos aprobados :

PROPUESTA DE RECOMENDACIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO DESTINADA AL CONSEJO

sobre la creación de una capacidad de respuesta rápida de la UE

(2010/2096(INI))

El Parlamento Europeo,

–   Visto el artículo 196 del Tratado de Lisboa, en el que se dispone que «la Unión fomentará la cooperación entre los Estados miembros con el fin de mejorar la eficacia de los sistemas de prevención de las catástrofes naturales o de origen humano y de protección frente a ellas» y que «la acción de la Unión tendrá por objetivo [...] favorecer la coherencia de las acciones emprendidas a escala internacional en materia de protección civil»,

–   Visto el artículo 214 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que establece que las acciones de la Unión en el ámbito de la ayuda humanitaria han de tener por objeto prestar «asistencia y socorro a las poblaciones de los terceros países víctimas de catástrofes naturales o de origen humano» y que dichas acciones «se llevarán a cabo conforme a los principios del Derecho internacional y a los principios de imparcialidad, neutralidad y no discriminación»,

–   Visto el Consenso Europeo sobre la Ayuda Humanitaria, firmado conjuntamente en diciembre de 2007 por los Presidentes del Consejo de la Unión Europea, del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea, y el Plan de Acción presentado por la Comisión en mayo de 2008 para la aplicación del Consenso,

–   Vistas las conclusiones del Consejo de diciembre de 2007, en las que se invitaba a la Comisión a hacer el mejor uso posible del mecanismo comunitario de protección civil y a seguir reforzando la cooperación entre los Estados miembros,

–   Vistas las directrices sobre la utilización de recursos militares y de la defensa civil para las operaciones de socorro en caso de catástrofe (directrices de Oslo), revisadas el 27 de noviembre de 2006,

–   Vista la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo de 23 de febrero de 2009 titulada «Estrategia de la UE en apoyo de la reducción del riesgo de catástrofes en los países en desarrollo»,

–   Vista la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo de marzo de 2008 titulada «Refuerzo de la capacidad de reacción de la Unión Europea en caso de catástrofes» (COM(2008)0130), y la Resolución del Parlamento Europeo de 19 de junio de 2008 sobre el refuerzo de la capacidad de reacción de la Unión Europea en caso de catástrofes[1],

–   Visto el informe de Michel Barnier de 9 de mayo de 2006 titulado «Por una fuerza europea de protección civil: Europe Aid»,

–   Vista la Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de febrero de 2010, sobre el reciente terremoto en Haití[2],

–   Vista su Resolución, de 21 de septiembre de 2010, sobre la prevención de catástrofes naturales y de origen humano,

–   Vista la propuesta de Recomendación destinada al Consejo, de 23 de marzo de 2010, sobre la creación de una capacidad de respuesta rápida de la UE, presentada de conformidad con el artículo 121, apartado 1, del Reglamento por Anneli Jäätteenmäki, Charles Goerens, Louis Michel, Marielle De Sarnez y Frédérique Ries en nombre del Grupo ALDE (B7 0228/2010),

–   Visto el artículo 121, apartado 3, de su Reglamento,

–   Vistos el informe de la Comisión de Desarrollo y la opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores (A7-0332/2010),

A. Considerando que cada vez son más frecuentes en todo el mundo las catástrofes que causan considerables daños humanos, económicos y ambientales y que dichas crisis se sucederán con mayor intensidad y frecuencia y se extenderán a otras partes del mundo, principalmente por el impacto del cambio climático; y que la Unión Europea está realizando importantes esfuerzos para responder a estas crisis,

B.  Considerando que la multiplicación y la mayor frecuencia de las intervenciones, tanto en el interior como en el exterior de la Unión Europea, junto con la situación económica mundial y las restricciones presupuestarias, ponen de manifiesto la necesidad de que las operaciones obtengan los máximos resultados con el menor coste,

C. Considerando que la puesta en común de recursos entre los 31 Estados miembros que participan en el mecanismo comunitario de protección civil (UE-27, Noruega, Liechtenstein, Croacia, Islandia) o en el marco de una cooperación reforzada entre los Estados miembros, puede ser muy valiosa tanto en el plano operativo como financiero,

D. Considerando que en los últimos cinco años el presupuesto de la Comisión destinado a catástrofes humanitarias, y en concreto el de la DG ECHO, no sólo se ha mantenido congelado sino que ha disminuido ligeramente en términos reales,

E.  Considerando que en los últimos años se ha avanzado hacia una respuesta más coherente de la UE a las catástrofes gracias, en especial, al paulatino reforzamiento del mecanismo de protección civil, a la mejor interacción y coordinación entre la protección civil y la ayuda humanitaria y al reconocimiento de que un enfoque integrado de la gestión de catástrofes no sólo requiere acciones de respuesta, sino también de prevención y preparación,

F.  Considerando que la respuesta de la Unión Europea al terremoto de Haití no sólo puso en marcha una intervención de ayuda humanitaria que fue rápida, significativa y a gran escala, sino que también activó el mecanismo de protección civil, que, por primera vez, desplegó inmediatamente dos módulos (una unidad de purificación de agua y una unidad médica avanzada) financiados por una acción preparatoria de 2008 relativa a una capacidad de respuesta rápida de la UE,

G. Considerando que las experiencias de las últimas crisis siguen demostrando la necesidad de mejorar la respuesta de la UE a las catástrofes por lo que se refiere a la eficacia, la coordinación y la visibilidad, y que estas catástrofes han puesto en evidencia una vez más la necesidad imperativa de crear una capacidad europea de reacción rápida (fuerza europea de protección civil),

H. Considerando que la capacidad de la UE para proteger las vidas y los bienes de los ciudadanos es crucial para su credibilidad,

1.  Formula las siguientes recomendaciones destinadas al Consejo:

a)  Reconoce que la inclusión de la protección civil y la ayuda humanitaria en la cartera de un único comisario responsable de la ayuda humanitaria y la respuesta a las situaciones de crisis genera mejores sinergias dentro de la Comisión y contribuye a reforzar la coherencia de la respuesta global de la UE a las catástrofes;

b)  Pide que se refuerce en la DG ECHO la integración entre las metodologías de trabajo relativas a la protección civil y a la ayuda humanitaria, al tiempo que se preservan las respectivas características específicas, manteniendo una distinción y demarcación claras entre ellas, con el fin de maximizar las sinergias y la complementariedad; solicita también que el personal militar y civil y los agentes humanitarios que intervengan en catástrofes u operaciones humanitarias actúen bajo los principios de neutralidad, independencia e imparcialidad;

c)  Reitera que el uso de recursos de protección civil, cuando se despliegan en una crisis humanitaria, debe basarse en las necesidades existentes y debe ser complementario y coherente en relación con la ayuda humanitaria, de acuerdo con el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria y de conformidad con las directrices de las Naciones Unidas (directrices de Oslo), especialmente con el fin de garantizar el respeto de los principios humanitarios de neutralidad, humanidad, imparcialidad e independencia;

d)  Insiste en que la asistencia de la UE en caso de catástrofes naturales o provocadas por el hombre se dirija, en la medida de lo posible, a prestar ayuda a la economía local, por ejemplo adquiriendo alimentos producidos a nivel local o regional y facilitando a los agricultores los materiales necesarios para relanzar la economía rural;

      e)   Pide al Consejo y a la Comisión que precisen los dispositivos de cooperación y coordinación entre el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) y la Comisión para la gestión de respuestas a gran escala a catástrofes sucedidas fuera del territorio de la Unión Europea;

f)   Propone que se desplieguen esfuerzos localizados de coordinación, en cooperación con el gobierno nacional del Estado afectado y por medio de los representantes de la UE y de los Estados miembros sobre el terreno, con el fin de garantizar una respuesta específica y competente en favor de las localidades afectadas;

g)  Insta al Consejo a que atribuya una elevada prioridad al fortalecimiento de la capacidad de respuesta de la UE a las catástrofes, en especial a la vista de los debates sobre la creación de una fuerza de protección civil de la UE, y a que dé curso a las peticiones reiteradas del Parlamento Europeo de aplicar las propuestas formuladas en el informe Barnier, publicado en 2006;

h)   Pide que se cree con carácter inmediato una fuerza de protección civil de la UE suficientemente equipada con los recursos técnicos y tecnológicos necesarios;

i)   Pide también, en el contexto de las operaciones posteriores a las catástrofes naturales, una mejor coordinación entre las agencias humanitarias y los mecanismos de protección civil de los Estados miembros y la DG ECHO, y la posible fuerza europea de protección civil;

j)   Insta a la Comisión a que desarrolle con los gobiernos nacionales, las entidades locales y los organizaciones de la sociedad civil en los países beneficiarios programas dirigidos a organizar las capacidades de las comunidades locales de prevención y de gestión de la respuesta a las catástrofes;

k)  Alienta al Consejo a adoptar, a propuesta de la Comisión y de conformidad con el procedimiento legislativo ordinario, medidas dirigidas a aumentar la previsibilidad y la capacidad de planificación anticipada del actual mecanismo de protección civil de la UE, que en la actualidad se basa en contribuciones voluntarias ad hoc de los Estados miembros; propone que entre estas medidas estén dispositivos que han sido probados en la acción preparatoria de la UE, como los recursos a nivel de la UE, la puesta en común voluntaria de recursos, la cartografía de las capacidades, la identificación de hipótesis y el desarrollo de nuevas actividades de formación;

l)   Solicita asimismo que se elaboren presupuestos realistas en los que se consignen cantidades destinadas a las catástrofes naturales o la acción humanitaria, basados en la experiencia reiterada de gasto de años anteriores;

m) Considera que la fuerza de protección civil de la UE debe aprovechar la experiencia del mecanismo europeo de protección civil, optimizando los instrumentos disponibles para reforzar su eficacia y visibilidad y poniendo en común de modo voluntario los recursos logísticos y humanos, ya sea en términos de formación para la respuesta en caso de catástrofe o en términos de gestión de catástrofes mediante el desarrollo de iniciativas entabladas en el marco de acciones preparatorias, de modo que pueda garantizar la prestación de asistencia de emergencia en un plazo de 24 horas desde que se produce la catástrofe;

n)  Recomienda que la fuerza de protección civil de la UE se base en los siguientes principios:

- fundamentarse en una evaluación de las necesidades con la participación de todos los operadores humanitarios

- ser de carácter civil

- operar bajo bandera de la UE

- respetar el derecho humanitario internacional

- respetar el carácter voluntario de la participación de los Estados miembros en el dispositivo previsto

- basarse en el principio de reparto de la carga

- estar abierto a las contribuciones de terceros países

- reconocer la función global de las Naciones Unidas en la coordinación internacional de la ayuda fuera del territorio de la Unión Europea

- organizarse de forma preventiva en función de hipótesis;

o)  Considera, especialmente en lo relativo a las operaciones de ayuda humanitaria y tomando como base la experiencia adquirida en las intervenciones en Haití y Pakistán, que la UE debe actuar siempre que sea posible bajo el paraguas coordinador de las Naciones Unidas, centrándose en aquellas áreas de intervención en las que puede aportar mayor valor añadido;

p)  Considera que la fuerza europea de protección civil podría consistir en el compromiso por parte de algunos Estados miembros de facilitar módulos de protección civil, definidos de antemano y listos para intervenir de inmediato en operaciones de la UE coordinadas por el MIC; que la mayoría de estos módulos, que están ya disponibles a nivel nacional y por tanto no ocasionarían costes adicionales importantes, se mantendrían bajo su control, y que el despliegue de dichos módulos en situación de reserva («standby») constituiría el núcleo del sistema de protección civil de la UE para responder a las catástrofes en el interior y en el exterior de la Unión;

q)  Considera que la UE podría financiar módulos complementarios de protección civil para cubrir determinadas necesidades específicas en las que se han identificado deficiencias y respecto a las cuales el nivel europeo podría aportar valor añadido, al tiempo que destaca la importancia que revisten el aumento de la financiación del transporte y el desarrollo de módulos de transporte en situación de reserva («standby»);

r)   Destaca la necesidad de desarrollar un enfoque global y proactivo para responder a las catástrofes, de forma que se coordinen los diferentes instrumentos de acción de que disponen la UE y sus Estados miembros, como los dispositivos (civiles y militares) de gestión de las crisis, la ayuda financiera y el desarrollo de políticas sociales y ambientales; considera, en este mismo contexto, que debe gestionarse más eficientemente la transición entre la respuesta a las catástrofes y las consiguientes operaciones de reconstrucción; recuerda la propuesta de crear un Cuerpo Europeo de Voluntarios para la Ayuda Humanitaria, de conformidad con las disposiciones del Tratado de Lisboa (artículo 214, apartado 5) y, al hilo de la celebración del Año Europeo del Voluntariado 2011, insta a la Comisión Europea y al Consejo a colaborar con el Parlamento Europeo en la elaboración de las normas y procedimientos para regular el funcionamiento de dicho Cuerpo tan pronto como sea posible, especialmente a la luz de iniciativas análogas emprendidas por algunos Estados miembros;

s)  Recuerda al Consejo que el uso de medios y capacidades militares en la respuesta a las catástrofes, especialmente en lo que se refiere a la asistencia en las áreas de la logística, el transporte y las infraestructuras para el apoyo de las operaciones humanitarias, debe tener carácter excepcional y que debe emplearse como «último recurso» y siempre de conformidad con los acuerdos vigentes, como el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria y las directrices de Oslo sobre la utilización de los medios militares y de defensa civil en el socorro internacional en casos de catástrofe;

t)   Reconoce que los recursos de defensa militares y civiles deberían utilizarse en última instancia para hacer frente a las catástrofes, de conformidad con el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria y las directrices de Oslo; recuerda que los medios militares representan a menudo una importante contribución a la respuesta a las catástrofes, junto con la protección civil y la ayuda humanitaria, y señala que los recursos militares pueden ser necesarios para colmar lagunas críticas en las capacidades (en particular en lo que se refiere al transporte estratégico, los recursos especializados, la ingeniería pesada y el transporte en general); destaca, por tanto, la necesidad de desarrollar una estrategia global y de mejorar las sinergias entre las capacidades civiles y militares y de determinar aquellas áreas en las que los Estados miembros podrían aunar sus esfuerzos y capacidades a nivel de la UE con el fin de contribuir a la respuesta de la UE ante las catástrofes, un factor que revestiría una importancia particular en momentos económicamente difíciles;

u)  Destaca la necesidad de desarrollar las capacidades civiles de la UE de forma que tengan una disponibilidad permanente y sean operativas con independencia de las estructuras militares, así como de definir aquellas áreas en las que, con este fin, los Estados miembros podrían aunar sus esfuerzos y capacidades en el plano de la UE;

v)  Insta al Consejo y a la Comisión a cooperar en la aplicación de un plan de acción en materia de visibilidad que incluya medidas concretas para aumentar la visibilidad de la respuesta de la UE en caso de catástrofe;

w) Alienta la utilización del sistema del Programa Europeo de Vigilancia de la Tierra (GMES) para hacer un seguimiento de las áreas potenciales de crisis, de forma que permita mejorar la preparación de las tareas de ayuda humanitaria, al tiempo que destaca la importancia fundamental que reviste la creación de un mecanismo de seguimiento de los esfuerzos desplegados por la UE y de evaluación de la ayuda prestada;

x)  Alienta la elaboración de presupuestos de investigación y de capacidades industriales (por ejemplo, en lo que se refiere a la disponibilidad de imágenes por satélite en el marco de la iniciativa GMES) con el fin de mejorar las fases de gestión de catástrofes;

y)  Invita al Consejo a que considere las anteriores recomendaciones cuando estudie la próxima comunicación de la Comisión sobre el refuerzo de la capacidad de reacción de la Unión Europea en caso de catástrofes, anunciada por la Comisión Europea, y cuando extraiga de ella las conclusiones que corresponda;

2.  Encarga a su Presidente que transmita la presente Recomendación al Consejo y, para información, a la Comisión.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Introducción:

La multiplicación en los últimos años de grandes catástrofes fuera de la Unión Europea, causadas tanto por la naturaleza como por el hombre, ha hecho aumentar las voces que piden una mayor eficacia de la actual capacidad de respuesta de la UE en caso de catástrofes. Si bien esta capacidad no ha dejado de evolucionar desde la creación en 2001 del mecanismo comunitario de protección civil, la ponente considera que se debe hacer mucho más para garantizar la coordinación, la coherencia y la visibilidad de la respuesta de la UE.

Esta necesidad de una respuesta más coherente también fue puesta de relieve en la última Comunicación de la Comisión sobre «Refuerzo de la capacidad de reacción de la Unión Europea en caso de catástrofes», de marzo de 2008. Esta Comunicación debía suponer un primer paso en la senda hacia una respuesta de la UE exhaustiva e integrada. Incluía un plan de acción con varias actuaciones concretas para establecer paulatinamente una coordinación más integrada entre los distintos instrumentos de respuesta en caso de catástrofes.

Desde entonces, uno de los mayores pasos hacia una respuesta más integrada ha sido la inclusión de la protección civil y la ayuda humanitaria en la cartera de un único comisario. Aunque es demasiado pronto para evaluar los resultados, no cabe duda de que esta reordenación de competencias crea oportunidades para una mayor coherencia y coordinación de la respuesta de la UE en caso de catástrofes. Sin embargo, dos años después de la publicación de la Comunicación de la Comisión de 2008 aún no se han llevado a la práctica muchas de las actuaciones del plan de acción y la respuesta de la UE a las últimas crisis ha puesto de manifiesto las limitaciones del sistema existente.

La ponente considera que ya es hora de reconocer la importancia política de reforzar la capacidad de respuesta de la UE y de movilizar todos los recursos necesarios para alcanzar este objetivo. A este respecto, la ponente lamenta que se hayan dejado de lado en gran medida muchas propuestas concretas incluidas en el informe Barnier de 2006 sobre el establecimiento de una fuerza europea de protección civil o que sólo se hayan logrado avances limitados.

Dado que la decisión de elaborar un informe de propia iniciativa tuvo su origen en la situación vivida en Haití, este informe se limita a la dimensión exterior de la capacidad de respuesta de la UE en caso de catástrofes.

Experiencia de las últimas crisis, con especial atención al caso de Haití

La respuesta de la UE al terremoto de Haití, que combinaba, en particular, la activación del mecanismo de protección civil de la UE, el uso de medios militares y el despliegue de una respuesta de ayuda humanitaria significativa y a gran escala mostró con claridad la complejidad de los instrumentos y procedimientos existentes.

Aunque la ponente reconoce que la respuesta de los Estados miembros y de las Instituciones de la UE fue rápida y a gran escala, la gestión de la crisis también puso de manifiesto una serie de desafíos en materia de eficacia, coordinación y visibilidad.

· El desafío de la eficacia

Por lo que se refiere a la ayuda humanitaria, debe reconocerse que la respuesta fue extremadamente rápida y efectiva, con un rápido despliegue sobre el terreno de los expertos ECHO y la asignación de financiación humanitaria inmediata (3 millones de euros) en 24 horas. Esta respuesta se completó posteriormente con nuevos recursos por un valor total de 120 millones de euros.

El mecanismo de protección civil de la UE se activó el mismo día del terremoto y la asistencia prestada a través del Centro de Control e Información fue muy significativa, con equipos de búsqueda y rescate urbano, equipos médicos y provisión de suministros, refugios y saneamiento de agua.

Aunque en el caso de Haití el sistema funcionó razonablemente bien, el despliegue de la asistencia de protección civil de la UE se vio retrasado inevitablemente por los mecanismos del actual sistema, que se basa en contribuciones voluntarias ad hoc que están sujetas a distintos procedimientos decisorios. Una de las principales fallas del sistema es la imposibilidad de garantizar por adelantado que los medios más importantes estarán disponibles y que se evitarán carencias graves.

Entre las experiencias positivas que se han adquirido en Haití está el hecho de que, por primera vez, la Comisión Europea pudiese desplegar directamente una unidad de purificación de agua (a cargo de por Francia) y una unidad médica avanzada con quirófano (a cargo de Italia), que se mantenía en situación de reserva gracias a un dispositivo financiado por una acción preparatoria relativa a una capacidad de respuesta rápida de la UE (presupuesto 2008).

La ponente considera que los alentadores resultados de la acción preparatoria de 2008 deben seguir siendo evaluados y que debe desarrollarse la idea de un conjunto de medios que los Estados miembros ponen voluntariamente en común y que se mantienen en situación de reserva para su despliegue inmediato en operaciones de la UE. En este contexto, la ponente desea recordar al Consejo y a la Comisión la siguiente recomendación del informe Barnier: «Únicamente una organización preventiva y la puesta en común de los recursos existentes pueden dar lugar al nacimiento de una fuerza europea de protección civil».

La crisis de Haití también ha mostrado que el despliegue de medios militares puede ser extremadamente útil como complemento de las labores de socorro. Convendrá explorar el modo de aumentar la eficacia de un uso apropiado los medios militares en la respuesta en caso de catástrofe.

A este respecto, la ponente considera que el uso de medios y capacidades militares como parte de una respuesta bajo dirección civil en caso de catástrofe natural debe seguir regida, en todos los casos, por las directrices existentes, como el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria y las directrices de Oslo sobre la utilización de los medios militares y de defensa civil en el socorro internacional en casos de catástrofe (actualizadas en noviembre de 2006).

· El desafío de la coordinación

Dada la magnitud de las crisis y el número de actores implicados, el proceso de coordinación tras el terremoto constituyó un reto considerable, desde el punto de vista tanto operativo como estratégico y político.

Como ya se ha dicho, el proceso de coordinación a través del Centro de Control e Información fue muy eficaz en Haití, pero hubo (y sigue habiendo) casos de asistencia nacional que se presta sin coordinación previa.

En el contexto de Haití, ECHO y el Centro de Control e Información realizaron evaluaciones conjuntas de las necesidades, pero resultó difícil intercambiar información y organizar evaluaciones conjuntas de las necesidades con los Estados miembros durante la fase de socorro inmediato. Esta situación dio lugar a varios flujos de informes que adolecían de solapamientos y que complicaron la adecuada movilización de los medios de socorro disponibles. Como ya se ha comentado, el proceso de coordinación dentro de la Comisión se vio facilitado por la reciente inclusión de la protección civil y la ayuda humanitaria en la misma Dirección General. Esta reordenación de las competencias propició que los servicios consultaran más entre ellos y generó oportunidades de evaluaciones conjuntas y un mayor intercambio de información.

En este contexto, es importante recordar que «cuando los recursos de protección civil se despliegan en respuesta a una crisis humanitaria, su utilización debe regirse por el objetivo de atender a las necesidades, y debe ser complementaria y coherente con la ayuda humanitaria», como se establece en el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria.

La crisis de Haití se produjo, además, en un momento de transición institucional, con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y los debates sobre la creación de un Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE). En relación con la gestión de la crisis de Haití, se ha recibido información sobre los esfuerzos realizados para poner en práctica el espíritu del Tratado de Lisboa mediante una mayor interacción entre los servicios de la Comisión y el Consejo.

Sin embargo, inmediatamente después del terremoto hubo un período de confusión sobre quién debía encabezar la coordinación de la acción global de la UE. Dada la magnitud de la crisis, la coordinación de la asistencia de la UE se encomendó finalmente a la Alta Representante/Vicepresidenta Ashton, en estrecha coordinación con la Comisaria Georgieva, encargada de la ayuda humanitaria, la protección civil y la cooperación internacional.

Se espera que en el futuro el SEAE cree una respuesta única en caso de crisis, que requerirá la racionalización de las plataformas de crisis existentes. También habrán de delimitarse mecanismos claros de coordinación entre los servicios de la Comisión y la Secretaría del Consejo por lo que se refiere a la coordinación y el uso de medios militares en la respuesta a una catástrofe.

· El desafío de la visibilidad

También se ha destacado la falta de visibilidad de la respuesta de la UE como una de las principales carencias de las intervenciones de la UE en Haití. La misma crítica se hizo a la respuesta de la UE en el caso de las inundaciones de Pakistán en julio y agosto de 2010.

La ponente considera que deben establecerse acuerdos y procedimientos claros que garanticen una doble visibilidad (tanto de los Estados miembros como de la Unión Europea) en los medios de protección civil desplegados por los Estados miembros a través del mecanismo de protección civil de la UE. El primer y fundamental requisito para esa doble visibilidad será, no obstante, la disposición política de los Estados miembros para poner en común la información y los medios de que disponen bajo la bandera unificada de la UE en vez de bajo su bandera nacional.

En relación con la cuestión de la visibilidad, la ponente considera asimismo que se debe prestar más atención a mejorar el control y la comunicación global en torno a la respuesta en caso de catástrofe. Debe garantizarse un flujo continuo de información, en el que los datos sigan actualizándose incluso después de fase de emergencia.

El control del uso de los presupuestos así como la información sobre los resultados debe ponerse a disposición de la opinión pública europea para demostrarle que la ayuda ha sido real, concreta y que se ha administrado correctamente.

Conclusiones

Este breve análisis de la experiencia adquirida en Haití demuestra la necesidad de nuevas reformas de la capacidad de respuesta de la UE en caso de catástrofe. En este contexto debe destacarse asimismo que para aumentar la eficacia y la rapidez de la respuesta a las situaciones de emergencia se necesitará una sólida voluntad política de las diferentes partes implicadas.

Aunque últimamente se han realizado esfuerzos para reforzar la coherencia y la coordinación entre las dimensiones de protección civil y ayuda humanitaria de la respuesta de la UE, los progresos hacia la creación de una fuerza europea de protección civil han sido mínimos. La ponente considera que ya es hora de avanzar en este ámbito, en especial mediante la puesta en práctica de varias de las propuestas concretas del informe Barnier de 2006 (Hacia una fuerza europea de protección civil).

PROPUESTA DE RECOMENDACIÓN DESTINADA AL CONSEJO B7 0228/2010 (23.3.2010)

presentada de conformidad con el artículo 121, apartado 1, del Reglamento

sobre la creación de una capacidad de respuesta rápida de la UE

Anneli Jäätteenmäki, Charles Goerens, Louis Michel, Marielle De Sarnez, Frédérique Ries

en nombre del Grupo ALDE

El Parlamento Europeo,

–   Vistos la responsabilidad que, a nivel mundial, incumbe a la Unión Europea de proporcionar ayuda y asistencia humanitaria rápidas y los considerables esfuerzos que despliega la Unión Europea en todo el mundo,

–   Vista la necesidad de mejorar la coordinación y la puesta en común de la asistencia humanitaria existente, en las 24 horas siguientes a una catástrofe,

–   Visto que, tras el reciente terremoto en Haití, la Comisión desplegó con éxito, por primera vez, dos módulos puestos a disposición a título de una acción preparatoria relativa a una capacidad de respuesta rápida de la UE, establecida con el apoyo del Parlamento,

–   Vistas las propuestas contenidas en el informe «Por una fuerza de protección civil europea: Europe Aid», elaborado por Michel Barnier, en 2006,

–   Visto el artículo 121, apartado 1, de su Reglamento,

1.  Formula la siguiente recomendación al Consejo:

     que pida a la Comisión que presente al Parlamento, tan pronto como sea posible, propuestas para establecer una fuerza de protección civil de la UE basada en el Mecanismo de Protección Civil de la UE y que permita a la Unión reunir los recursos necesarios para prestar una primera ayuda humanitaria de urgencia en las 24 horas siguientes a una catástrofe;

     que tenga en cuenta que un mecanismo de respuesta rápida europeo debe

•   tener un carácter civil y/o humanitario

•   poder ser movilizado en cualquier momento y lo más rápidamente posible

•   operar bajo bandera de la UE

•   respetar el derecho humanitario internacional

•   estar abierto a la cooperación con otros organismos participantes en la acción humanitaria

•   estar dispuesto a cooperar con el sistema de las Naciones Unidas

•   estar abierto a las contribuciones de terceros países

•   respetar el carácter voluntario de la participación de los Estados miembros en el dispositivo previsto

•   procurar permanentemente mantener el nivel de recursos humanos y materiales disponibles para ser movilizados en cualquier momento

•   basarse en el principio de reparto de la carga;

     que pida a la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y a la Comisaria de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis que desempeñen un papel de liderazgo en la coordinación de la respuesta de la Unión a las situaciones de crisis, utilizando las competencias instauradas por el Tratado de Lisboa para coordinar la respuesta de la Unión a futuras crisis con mayor eficacia la respuesta de la Unión a futuras crisis, sobre la base de lo que ya se ha logrado.

2.  Encarga a su Presidente que transmita la presente Recomendación al Consejo y, para información, a la Comisión.

OPINIÓN de la Comisión de Asuntos Exteriores (28.10.2010)

para la Comisión de Desarrollo

sobre la creación de una capacidad de respuesta rápida de la UE
(2010/2096(INI))Ponente: Renate Weber

SUGERENCIAS

La Comisión de Asuntos Exteriores pide a la Comisión de Desarrollo, competente para el fondo, que incorpore las siguientes sugerencias en la propuesta de resolución que apruebe:

1.  Recuerda el papel crucial del Alto Representante/Vicepresidente en la coordinación de las operaciones de la UE en terceros países y regiones; destaca que la estructura y los métodos de trabajo del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) deben dirigirse a garantizar la coherencia y la homogeneidad de la acción de la UE en situaciones de crisis; pide, por tanto, al Consejo que conceda a la Alta Representante/Vicepresidenta un mandato permanente que le permita activar una célula de crisis que reúna a representantes de todos los servicios competentes de la Comisión y del Consejo y de todas las capacidades de planificación de la UE (MIC, CMPD, EMUE, CCPE) para coordinar la respuesta de la Unión en caso de catástrofe, a fin de emprender los trabajos con rapidez sin necesidad de recurrir al Consejo de forma sistemática; propone que esta célula de crisis cuente con el apoyo de un equipo integrado por expertos civiles (CRT, MIC), militares y conjuntos civiles-militares (EMUE, CCPE) que pueda convocarse en las primeras horas de una crisis y reciba también la asistencia de los servicios de información SitCen y SatCen;

2.  Hace hincapié en la necesidad de una coordinación óptima entre los mecanismos de la UE de respuesta a las catástrofes y otros instrumentos de la Unión —especialmente en lo que se refiere a las misiones civiles o militares (por ejemplo, agrupaciones tácticas) de la política común de seguridad y defensa (PESD)—, que son ya operativos actualmente y podrían intervenir para hacer frente a una catástrofe; destaca, asimismo, que la respuesta de la UE podría basarse también en las fuerzas multinacionales disponibles (por ejemplo, el Mando Europeo de Transporte Aéreo (EATC) en Eindhoven podría desempeñar un papel en la coordinación de las capacidades de transporte estratégico de los Estados miembros);

3.  Reconoce que los recursos de defensa militares y civiles deberían utilizarse en última instancia para hacer frente a las catástrofes, de conformidad con el Consenso Europeo sobre Ayuda Humanitaria y las directrices de Oslo; recuerda que los medios militares representan a menudo una importante contribución a la respuesta a las catástrofes, junto con la protección civil y la ayuda humanitaria, y señala que los recursos militares pueden ser necesarios para colmar las lagunas críticas en las capacidades (en particular en lo que se refiere al transporte estratégico, los instrumentos especializados, la ingeniería pesada y el transporte en general); destaca, por tanto, la necesidad de desarrollar una estrategia global y de mejorar las sinergias entre las capacidades civiles y militares y de determinar aquellas áreas en las que los Estados miembros podrían aunar sus esfuerzos y capacidades a nivel de la UE con el fin de contribuir a la respuesta de la UE ante las catástrofes, un factor que revestiría una importancia particular en momentos económicamente difíciles;

4.  Pide, por consiguiente, a la Alta Representante/Vicepresidenta y a los Estados miembros que realicen esfuerzos sustanciales para explorar las posibles sinergias de doble uso civil y militar de las capacidades de transporte estratégico en el sector aéreo; se felicita, en este mismo contexto, de la cooperación entre el Centro de Control e Información (MIC) y la Célula de Planeamiento de Movimientos de la UE (EUMPC) en la respuesta de la Unión a la catástrofe de Pakistán; pide a los Estados miembros que incrementen de forma sustancial las capacidades de transporte aéreo agrupadas en el Mando Europeo de Transporte Aéreo (EATC), garantizando al mismo tiempo el doble uso civil y militar de dichas capacidades; se congratula, en este sentido, de la propuesta de la Presidencia belga de establecer un cuerpo multinacional de helicópteros en el marco del EATC para su uso tanto para tareas civiles como militares;

5.  Alienta al Consejo a proseguir los actuales debates sobre la mejora de la previsibilidad del Mecanismo de Protección Civil de la UE, y pide la inmediata creación de una Fuerza de Protección Civil de la Unión, tal como propuso el Informe Barnier ya en 2006;

6.  Destaca la necesidad de desarrollar un enfoque global y proactivo para responder a las catástrofes, de forma que se coordinen los diferentes instrumentos de acción de que disponen la UE y sus Estados miembros, como los dispositivos (civiles y militares) de gestión de las crisis, la ayuda financiera y el desarrollo de políticas sociales y ambientales; considera, en este mismo contexto, que debe gestionarse más eficientemente la transición entre la respuesta a las catástrofes y las consiguientes operaciones de reconstrucción; recuerda la propuesta de crear un Cuerpo Europeo de Voluntarios para la Ayuda Humanitaria, de conformidad con las disposiciones del Tratado de Lisboa (artículo 214, apartado 5) y, al hilo de la celebración del Año Europeo del Voluntariado 2011, insta a la Comisión Europea y al Consejo a colaborar con el Parlamento Europeo en la elaboración de las normas y procedimientos para regular el funcionamiento de dicho Cuerpo tan pronto como sea posible, especialmente a la luz de iniciativas análogas emprendidas por algunos Estados miembros;

7.  Recuerda las actuales estructuras, capacidades e instrumentos desarrollados en el marco de la PESD después de los Consejos Europeos de Helsinki y Feira, al tiempo que señala que los dispositivos de gestión de las crisis (incluidos los equipos de intervención civil) podrían financiarse con cargo al presupuesto de la política exterior y de seguridad común (PESC) de la UE; aboga, por tanto, por el desarrollo de una capacidad de respuesta rápida que no se solape con las actuales estructuras y capacidades en el marco de la PESC, sino que sea un complemento de las mismas;

8.  Recuerda la necesidad de respetar el cometido de coordinación que incumbe a las Naciones Unidas, así como de reconocer la contribución que prestan otros actores internacionales.

RESULTADO DE LA VOTACIÓN FINAL EN COMISIÓN

Fecha de aprobación

28.10.2010

 

 

 

Resultado de la votación final

+:

–:

0:

39

8

2

Miembros presentes en la votación final

Gabriele Albertini, Pino Arlacchi, Franziska Katharina Brantner, Frieda Brepoels, Elmar Brok, Arnaud Danjean, Mário David, Marietta Giannakou, Ana Gomes, Andrzej Grzyb, Takis Hadjigeorgiou, Anneli Jäätteenmäki, Tunne Kelam, Andrey Kovatchev, Eduard Kukan, Vytautas Landsbergis, Sabine Lösing, Ulrike Lunacek, Kyriakos Mavronikolas, Alexander Mirsky, Annemie Neyts-Uyttebroeck, Raimon Obiols, Kristiina Ojuland, Ria Oomen-Ruijten, Pier Antonio Panzeri, Vincent Peillon, Alojz Peterle, Hans-Gert Pöttering, José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra, Nikolaos Salavrakos, Jacek Saryusz-Wolski, Werner Schulz, Adrian Severin, Charles Tannock, Zoran Thaler, Geoffrey Van Orden, Kristian Vigenin, Graham Watson

Suplentes presentes en la votación final

Christian Ehler, Kinga Gál, Georgios Koumoutsakos, Barbara Lochbihler, Norbert Neuser, Vittorio Prodi, Potito Salatto, Judith Sargentini, Marietje Schaake, Traian Ungureanu, Renate Weber

RESULTADO DE LA VOTACIÓN FINAL EN COMISIÓN

Fecha de aprobación

9.11.2010

 

 

 

Resultado de la votación final

+:

–:

0:

20

0

0

Miembros presentes en la votación final

Thijs Berman, Corina Creţu, Nirj Deva, Charles Goerens, Catherine Grèze, András Gyürk, Eva Joly, Filip Kaczmarek, Gay Mitchell, Norbert Neuser, Bill Newton Dunn, Maurice Ponga, Birgit Schnieber-Jastram, Michèle Striffler, Alf Svensson, Eleni Theocharous, Ivo Vajgl, Anna Záborská, Iva Zanicchi

Suplente presente en la votación final

Judith Sargentini