Propuesta de resolución - B8-0436/2017Propuesta de resolución
B8-0436/2017

PROPUESTA DE RESOLUCIÓN sobre la respuesta de la UE al VIH/sida, la tuberculosis y la hepatitis C

27.6.2017 - (2017/2576(RSP))

tras la pregunta con solicitud de respuesta oral B8‑0321/2017
presentada de conformidad con el artículo 128, apartado 5, del Reglamento

Françoise Grossetête, Claudiu Ciprian Tănăsescu, Urszula Krupa, Frédérique Ries, Kateřina Konečná, Martin Häusling, Piernicola Pedicini, Mireille D’Ornano en nombre de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria

Procedimiento : 2017/2576(RSP)
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B8-0436/2017
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B8-0436/2017
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B8‑0436/2017

Resolución del Parlamento Europeo sobre la respuesta de la UE al VIH/sida, la tuberculosis y la hepatitis C

(2017/2576(RSP))

El Parlamento Europeo,

–  Visto el artículo 168 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE),

–  Vista la Decisión n.º 1082/2013/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de octubre de 2013, sobre las amenazas transfronterizas graves para la salud y por la que se deroga la Decisión n.º 2119/98/CE[1],

–  Visto el Plan de acción de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la respuesta del sector de la salud al VIH en la región europea de la OMS, que aborda la Estrategia Mundial del Sector de la Salud contra el VIH para el periodo 2016-2021,

–  Visto el informe epidemiológico anual 2014 del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) sobre infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH y los virus hematógenos,

–  Vista la revisión sistemática de 2016 del ECDC sobre la prevalencia de la hepatitis B y C en la Unión y en el Espacio Económico Europeo (EEE),

–  Vista su Declaración por escrito, de 6 de octubre de 2010, sobre la hepatitis C[2],

–  Visto el documento de orientación de 2016 del ECDC sobre el control de la tuberculosis en poblaciones vulnerables y a las que resulta difícil acceder,

–  Visto el Plan de acción contra la tuberculosis para la región europea de la OMS 2016-2020[3],

–  Visto el resultado de la reunión informal de los ministros de Sanidad de la Unión celebrada en Bratislava los días 3 y 4 de octubre de 2016, en la que los Estados miembros acordaron apoyar el desarrollo de una política marco integrada de la Unión sobre el VIH, la tuberculosis y las hepatitis víricas,

–  Vista la Comunicación de la Comisión, de 22 de noviembre de 2016, titulada «Próximas etapas para un futuro europeo sostenible – Acción europea para la sostenibilidad», que integra las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible y la gobernanza, en la Unión y en el mundo, y en la que la Comisión declara que contribuirá mediante el «seguimiento, notificación y análisis del avance hacia los objetivos de desarrollo sostenible en el contexto de la UE» (COM(2016)0739),

–  Vista la Declaración conjunta de Riga sobre la tuberculosis y su multirresistencia, realizada en la primera Conferencia Ministerial de la Asociación Oriental en la materia, celebrada en Riga los días 30 y 31 de marzo de 2015,

–  Vista la primera Estrategia mundial del sector de la salud contra la hepatitis vírica, 2016-2021, aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2016, en la que se destaca la función crucial de la cobertura sanitaria universal, y cuyas metas —alineadas con las de los Objetivos de Desarrollo Sostenible— consisten en reducir para 2030 el número de nuevos casos y la mortalidad por hepatitis víricas en un 90 % y un 65 % respectivamente, y, en última instancia, eliminar las hepatitis víricas como problema de salud pública.

–  Visto el Plan de acción de la OMS sobre la respuesta del sector de la salud a las hepatitis víricas en la región europea de la OMS, cuyo objetivo global es la eliminación de la amenaza que suponen las hepatitis víricas para la salud pública en la región europea antes de 2030, reduciendo la morbilidad y la mortalidad asociadas a estas patologías y sus complicaciones, y garantizando un acceso universal y equitativo a los servicios recomendados de prevención, control, atención y tratamiento;

–  Visto el Plan de acción europeo para el VIH/sida de la OMS 2012-2015,

–  Vista su Resolución, de 2 de marzo de 2017, sobre las opciones de la Unión para mejorar el acceso a los medicamentos[4], en la que se insta a la Comisión y a los Estados miembros a que adopten planes estratégicos para garantizar el acceso a los medicamentos vitales y se pide que se coordine un plan para erradicar la hepatitis C en la Unión recurriendo a instrumentos como la adquisición conjunta europea;

–  Visto el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, en particular el ODS 3, que comprende la meta de poner fin a las epidemias del VIH y la tuberculosis para 2030 y combatir la hepatitis,

–  Vista la Declaración de Berlín sobre la Tuberculosis «Todos contra la tuberculosis» (EUR/07/5061622/5, Foro Ministerial Europeo de la OMS, 74415) de 22 de octubre de 2007,

–  Vista la pregunta a la Comisión sobre la respuesta de la Unión al VIH/sida, la tuberculosis y la hepatitis C (O-000045/2017 – B8‑0321/2017),

–  Vista la propuesta de Resolución de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria,

–  Vistos el artículo 128, apartado 5, y el artículo 123, apartado 2, de su Reglamento interno,

A.  Considerando que, según el ECDC, uno de cada siete portadores del VIH desconocen su estado serológico y que el tiempo transcurrido entre la infección por el VIH y el diagnóstico se estima en cuatro años; que los portadores a los que no se les ha diagnosticado el VIH tienen una probabilidad de transmitirlo 3,5 veces mayor que aquellos a los que sí se les ha diagnosticado;

B  Considerando que la Declaración de Dublín sobre la cooperación para combatir el VIH/sida en Europa y Asia Central contribuyó de modo significativo a la definición de un marco de seguimiento armonizado en la Unión y los países vecinos, lo que permite el seguimiento de los progresos realizados en la lucha contra el VIH;

C.  Considerando que existen pruebas sólidas de que la profilaxis de preexposición es eficaz para prevenir la infección, y de que el uso de tratamiento antirretroviral elimina casi por completo el riesgo de transmisión cuando la viremia ha sido reducida a niveles indetectables[5];

D.  Considerando que, aunque las nuevas infecciones por VIH derivadas del consumo de drogas por vía parenteral siguen disminuyendo en la mayoría de los países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo (EEE), en 2015 se atribuyó a dicho consumo un cuarto de todos los nuevos casos de infección por VIH diagnosticados y notificados en cuatro países;

E.  Considerando que en la Unión y el EEE el contagio del VIH por transmisión de padres a hijos y a través de transfusiones sanguíneas ha sido prácticamente erradicado;

F.  Considerando que la tuberculosis y la tuberculosis multirresistente, al ser enfermedades de transmisión aérea, constituyen amenazas transfronterizas para la salud en un mundo globalizado en el que la movilidad de la población va en aumento;

G.  Considerando que la epidemiología de la tuberculosis difiere de un país a otro de la UE y el EEE, y depende, entre otras cosas, de cuánto haya avanzado cada Estado miembro en la vía hacia su erradicación;

H.   Considerando que, del total de 10 millones de muertes anuales que, según los estudios, podría causar la resistencia a los medicamentos hasta 2050, alrededor de la cuarta parte se debería a cepas multirresistentes de la tuberculosis, lo que supondría un coste de al menos 16 700 millones de USD para la economía mundial, y de al menos 1 100 millones de USD para Europa;

I.  Considerando que debe prestarse atención al problema de la coinfección, en particular por tuberculosis y las hepatitis víricas B y C; que la tuberculosis y las hepatitis víricas tienen una elevada prevalencia, evolucionan más rápidamente y causan morbilidad y mortalidad significativas entre los seropositivos;

J.  Considerando la apremiante necesidad de establecer una cooperación transfronteriza e interdisciplinar para hacer frente a estas epidemias;

K.  Considerando que la hepatitis vírica es una de las mayores amenazas para la salud pública a escala mundial, ya que aproximadamente 240 millones de personas padecen hepatitis B crónica[6] y 150 millones de personas, hepatitis C crónica; que dentro de la región europea de la OMS se estima que 11,3 millones de personas padecen hepatitis B crónica y 15 millones de personas, hepatitis C crónica; que, además, la hepatitis B causa cerca de 36 000 muertes, y la hepatitis C, aproximadamente 86 000 muertes en los Estados miembros de la región europea de la OMS cada año;

L.  Considerando que la OMS ha determinado que el consumo de drogas por vía parenteral es una de las principales causas de la epidemia de hepatitis C en la región europea, ya que la mayoría de nuevos casos se diagnostican en consumidores de drogas por vía parenteral (CDVP);

M.  Considerando que, a raíz del aumento generalizado de los niveles nacionales de renta y de los cambios en las condiciones para poder optar a financiación de donantes externos, el acceso a apoyo financiero internacional disponible para programas de salud en la región europea está disminuyendo rápidamente; que ello afecta especialmente a los países de Europa Oriental y Asia Central, que registran los índices más elevados de VIH, tuberculosis y virus de la hepatitis C, lo que pone en grave peligro su capacidad de responder eficazmente a estas enfermedades; que muchos países de la región europea de la OMS siguen dependiendo en gran medida de la financiación externa para financiar sus programas de salud, en especial la ayuda a los grupos vulnerables y las poblaciones afectadas clave;

N.  Considerando que a la Comisión le resultará difícil hacer el seguimiento de los progresos que se realicen para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible por lo que respecta a las hepatitis víricas, ya que con frecuencia no existen datos de vigilancia en los Estados miembros o estos son inadecuados;

O.  Considerando que aún existen incoherencias en el enfoque para luchar contra las hepatitis víricas en la Unión, puesto que algunos Estados miembros no disponen de un plan nacional mientras que otros han asumido importantes compromisos de financiación y han puesto en marcha estrategias y han elaborado planes nacionales para dar una respuesta global al problema de las hepatitis víricas;

P.  Considerando que entre 130 y 150 millones de personas sufren en el mundo una infección crónica por hepatitis C; que aproximadamente 700 000 personas mueren cada año por enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C;

Q.  Considerando que en 2014 se registraron 35 321 casos de hepatitis C en veintiocho países de la Unión y el EEE, con una tasa bruta de 8,8 casos por cada 100 000 habitantes[7];

R.  Considerando que entre 2006 y 2014 aumentó en un 28,7 % el número total de casos diagnosticados y notificados en el conjunto de países de la Unión y el EEE, incremento que tuvo lugar mayormente a partir de 2010[8];

S.  Considerando que la interpretación de los datos relativos a la hepatitis C entre los distintos países se ve dificultada por las diferencias en materia de sistemas de vigilancia, regímenes de detección y programas, así como por los problemas para clasificar los casos como agudos o crónicos[9];

Un marco político de la Unión global e integrado

1.  Pide a la Comisión y a los Estados miembros que desarrollen un marco político global de la UE que aborde el VIH/sida, la tuberculosis y las hepatitis víricas, tomando en consideración diferentes circunstancias y los retos específicos de los Estados miembros y los países vecinos más afectados por el VIH y la tuberculosis multirresistente;

2.  Pide a los Estados miembros y a la Comisión que garanticen el nivel de gasto y movilización de recursos que sea preciso para alcanzar la meta del ODS 3;

3.   Pide a la Comisión y a los Estados miembros que refuercen su colaboración con las comunidades y las personas vulnerables a través de una cooperación multisectorial, recabando la participación de las organizaciones no gubernamentales y garantizando la prestación de servicios a las poblaciones afectadas;

4.  Pide a la Comisión y al Consejo que asuman un protagonismo decidido en el diálogo con los países vecinos de Europa Oriental y Asia Central, asegurando la puesta en práctica de planes para una transición sostenible hacia modelos de financiación nacionales a fin de garantizar la eficacia, la continuidad y la ampliación de los programas de lucha contra el VIH, las hepatitis víricas y la tuberculosis tras la retirada del apoyo de los donantes internacionales; pide a la Comisión y al Consejo que sigan colaborando estrechamente con estos países para velar por que se responsabilicen de su respuesta al VIH, las hepatitis víricas y la tuberculosis, y la asuman como propia;

5.  Pide a la Comisión que aborde con los Estados miembros y las próximas Presidencias del Consejo la posibilidad de actualizar la Declaración de Dublín de modo que se dé la misma consideración al VIH, las hepatitis víricas y la tuberculosis;

VIH/sida

6.  Destaca que el VIH sigue siendo la enfermedad contagiosa que acarrea el mayor estigma social, lo que puede afectar gravemente a la calidad de vida de quienes la padecen; destaca que en 2015 se registraron 30 000 nuevos casos de VIH en los 31 países de la UE y el EEE, sin que haya signos claros de una reducción global;

7.  Pide a la Comisión y a los Estados miembros que faciliten el acceso a tratamientos innovadores, también para las poblaciones más vulnerables, y que se esfuercen por combatir el estigma social asociado a la infección por el VIH;

8.  Subraya que en la Unión y el EEE la vía más frecuente de transmisión del VIH siguen siendo las relaciones sexuales, seguida del consumo de drogas por vía parenteral; subraya la vulnerabilidad de las mujeres y los niños a la infección;

9.  Pide a la Comisión y al Consejo que, además de aumentar la inversión en investigación para encontrar curas eficaces y de desarrollar nuevas herramientas y enfoques innovadores y centrados en el paciente para luchar contra estas enfermedades, garanticen la disponibilidad y asequibilidad de dichas herramientas y aborden con mayor eficacia las coinfecciones, en particular por tuberculosis y hepatitis víricas B y C y sus complicaciones;

10.  Destaca que la prevención sigue siendo la mejor arma para combatir el VIH/sida, pero que dos de cada tres países de la Unión y el EEE indican que los fondos disponibles para la prevención no son suficientes para reducir el número de contagios;

11.  Pide a los Estados miembros, a la Comisión y al Consejo que sigan apoyando la prevención del VIH/sida y su vinculación a los servicios asistenciales a través de acciones y proyectos conjuntos en el marco del Programa de Salud de la Unión y que promuevan medidas de salud pública de eficacia demostrada para prevenir el VIH, por ejemplo: servicios integrales de reducción de daños para drogodependientes, la prevención basada en el tratamiento, el uso de preservativos, la profilaxis de preexposición y medidas educativas eficaces en materia de educación sobre salud sexual;

12.  Pide a los Estados miembros que, atendiendo a las recomendaciones de la OMS, hagan llegar los servicios de pruebas de detección del VIH a las poblaciones clave en las zonas con mayor prevalencia del VIH;

13.  Pide a los Estados miembros que luchen eficazmente contra las infecciones de transmisión sexual que aumentan el riesgo de contraer el VIH;

14.   Insta a los Estados miembros a que ofrezcan las pruebas de detección del VIH de manera gratuita, en especial a los grupos vulnerables, para garantizar la detección precoz y disponer de información más precisa sobre el número de infecciones, que es importante para transmitir información y alertas adecuadas sobre la enfermedad;

Tuberculosis

15.  Destaca que en la Unión Europea, las tasas de tuberculosis son de las más bajas del mundo; resalta, no obstante, que aproximadamente un 95 % de las muertes por tuberculosis se producen en países renta baja y media; subraya, además, que la región europea de la OMS, y en particular los países de Europa Oriental y Asia Central, registra un gran número de casos de tuberculosis multirresistente y que en ella se concentra alrededor de una cuarta parte de la incidencia mundial de esta enfermedad; señala que 15 de los 27 países más afectados por la tuberculosis multirresistente identificados por la OMS se encuentran en la región europea;

16.  Señala que la tuberculosis es la mayor causa de mortalidad entre los infectados por el VIH, siendo la tuberculosis la causa de aproximadamente una de cada tres muertes[10]; destaca que el número de personas que contraen la tuberculosis aumentó por tercer año consecutivo en 2014, pasando de 9 millones en 2013 a 9,6 millones en 2014; resalta que solo se diagnostica uno de cada cuatro casos de tuberculosis multirresistente, lo que es muestra de las grandes deficiencias en la detección y el diagnóstico;

17.  Señala que la resistencia antimicrobiana supone un desafío médico cada vez mayor en el tratamiento de las infecciones y las enfermedades, incluida la tuberculosis;

18.  Recuerda que la interrupción del tratamiento contribuye al desarrollo de farmacorresistencia y a la propagación de la tuberculosis y da lugar a resultados insatisfactorios para ciertos pacientes;

19.  Subraya que, a fin de mejorar la prevención, la detección y el cumplimiento del tratamiento de la tuberculosis, es preciso que la Comisión y los Estados miembros desarrollen programas sobre tuberculosis y presten apoyo financiero para reforzar el trabajo con las comunidades y las personas vulnerables a través de una cooperación multisectorial que ha de integrar a las organizaciones no gubernamentales, en especial en los países en desarrollo; destaca asimismo que la participación financiera de todos los actores en la subvención del tratamiento para la tuberculosis es esencial para la continuidad de la atención sanitaria en este ámbito, porque el coste de los tratamientos puede resultar prohibitivo;

20.  Hace hincapié en la importancia de luchar contra la crisis emergente de resistencia a los antimicrobianos, en particular mediante la financiación de la investigación y el desarrollo de nuevas vacunas, así como de enfoques, diagnósticos y tratamientos innovadores y centrados en el paciente;

21.  Pide a la Comisión y al Consejo que desempeñen con vigor su papel político garantizando que el vínculo entre la resistencia antimicrobiana y la tuberculosis multirresistente quede reflejado en las conclusiones de la cumbre del G-20 que se celebrará en julio de 2017 en Alemania, así como en el nuevo plan de acción de la Unión sobre la resistencia a los antimicrobianos, cuya publicación está prevista para 2017;

22.  Pide a la Comisión y a los Estados miembros que cooperen para establecer medidas transfronterizas destinadas a prevenir la propagación de la tuberculosis mediante acuerdos bilaterales entre países y acciones conjuntas;

23.  Pide a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que refuercen y formalicen la colaboración regional en materia de tuberculosis y tuberculosis multirresistente al más alto nivel político en los distintos sectores, y que se asocien con las próximas Presidencias de la Unión para continuar esta labor;

Hepatitis C

24.  Destaca que en la Unión Europea la principal vía de transmisión de hepatitis víricas es el consumo de drogas mediante inyección como consecuencia del uso compartido de jeringuillas contaminadas y el uso de material de inyección no esterilizado; resalta que la tasa de infección por hepatitis entre los profesionales sanitarios sigue siendo superior a la media a causa de los pinchazos accidentales; recalca que la prestación de servicios de reducción de los daños, en particular el tratamiento sustitutivo con opiáceos y los programa de intercambio de jeringuillas, es una estrategia fundamental para la prevención de las hepatitis víricas, lo que debe incluir asimismo la adopción de medidas para vencer los estigmas y la discriminación; destaca que con frecuencia las pruebas de detección del virus de la hepatitis C y del antígeno de superficie del virus de la hepatitis B no forman parten de los reconocimientos médicos objeto de reembolso; subraya que el virus también puede transmitirse, con mucha menor frecuencia, por vía sexual, o en entornos de asistencia sanitaria o de tratamientos cosméticos debido a prácticas inadecuadas de control de infecciones, o por vía perinatal, de una madre infectada a su bebé;

25.  Destaca que más del 90% de los pacientes no muestra síntomas cuando contrae la enfermedad y ésta se suele descubrir de forma casual en un análisis o cuando comienzan a aparecer los síntomas, lo que explica que se produzca una hepatitis crónica en el 55-85 % de los casos; señala que quienes padecen hepatitis crónica tienen un riesgo del 15-30 % de desarrollar, en un plazo de 20 años, una cirrosis hepática, que es la causa principal del hepatocarcinoma;

26.  Subraya que en el 75% de los casos de hepatocarcinoma, el paciente presenta serología positiva para el virus de la hepatitis C;

27.  Subraya que no existe un protocolo de detección normalizado en los Estados miembros para la hepatitis C, y que se puede estar produciendo una infraestimación en los datos sobre personas afectadas;

28.  Subraya que en abril de 2016 la OMS actualizó sus Directrices para la detección, atención y tratamiento de las personas con hepatitis C crónica, que complementan las orientaciones ya existentes de la Organización con respecto a la prevención de la transmisión de virus por la sangre, entre ellos el virus de la hepatitis C; pone de relieve que esas directrices ofrecen recomendaciones clave en esos ámbitos y analizan consideraciones relativas a la aplicación;

29.  Destaca que la infección por el virus de la hepatitis C puede curarse, especialmente si se detecta y se trata con la combinación adecuada de medicamentos antivirales; señala, en particular, que el tratamiento antiviral puede curar en la actualidad el 90 % de las personas infectadas por el virus de la hepatitis C; resalta que el virus de la hepatitis B puede prevenirse mediante la vacunación y que puede ser controlado, pero que menos del 50 % de quienes padecen hepatitis vírica no son diagnosticados hasta décadas después de infectarse;

30.  Pide a la Comisión y a los Estados miembros que garanticen una financiación sostenible de los planes nacionales para la erradicación de las hepatitis víricas, recurriendo asimismo tanto a los Fondos Estructurales de la Unión como al resto de posibilidades de financiación que esta ofrece;

31.  Pide a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que implanten programas de vigilancia de infecciones armonizados a escala de la Unión que permitan detectar con rapidez brotes de hepatitis vírica, tuberculosis e infección por el VIH, analizar la evolución de la incidencia, aportar estimaciones sobre la carga de la enfermedad y llevar a cabo de forma eficaz un seguimiento en tiempo real de la secuencia de diagnóstico, tratamiento y asistencia, en particular en el caso de grupos vulnerables concretos;

32.  Pide a la Comisión Europea que coordine debates con los Estados miembros sobre los medios de los que conviene dotar a los profesionales de atención primaria (como en lo relativo a la inclusión de las pruebas del virus de la hepatitis C y del antígeno de superficie del virus de la hepatitis B en los reconocimientos médicos, la confección de historias clínicas, las pruebas de seguimiento o los protocolos de remisión de pacientes) al objeto de lograr una mejor tasa de diagnóstico y garantizar que la asistencia se ajuste a las pautas correspondientes;

33.  Lamenta que no se disponga en la actualidad de vacuna contra la hepatitis C, por lo que la prevención primaria y secundaria son cruciales; subraya que, sin embargo, las características propias de la infección y la falta de protocolos de detección dificulta su control en muchos casos;

34.  Pide a la Comisión la puesta en marcha, bajo la dirección del ECDC, de un plan multidisciplinar, coordinado con los Estados miembros, que proceda a la normalización de los protocolos de detección, control y tratamiento y que erradique la hepatitis C en la Unión de aquí a 2030;

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35.  Encarga a su presidente que transmita la presente Resolución al Consejo, a la Comisión, a los Estados miembros, a la Organización Mundial de la Salud y a los Gobiernos de los Estados miembros.