Propuesta de resolución - B9-0329/2021Propuesta de resolución
B9-0329/2021

PROPUESTA DE RESOLUCIÓN sobre la situación en Afganistán

7.6.2021 - (2021/2712(RSP))

tras una declaración del vicepresidente de la Comisión / alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad
presentada de conformidad con el artículo 132, apartado 2, del Reglamento interno

Anna Fotyga, Raffaele Fitto, Assita Kanko, Valdemar Tomaševski, Jadwiga Wiśniewska, Carlo Fidanza, Elżbieta Kruk, Ryszard Czarnecki, Angel Dzhambazki, Bogdan Rzońca, Adam Bielan
en nombre del Grupo ECR

Véase también la propuesta de resolución común RC-B9-0324/2021

Procedimiento : 2021/2712(RSP)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento :  
B9-0329/2021
Textos presentados :
B9-0329/2021
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B9‑0329/2021

Resolución del Parlamento Europeo sobre la situación en Afganistán

(2021/2712(RSP))

El Parlamento Europeo,

 Vistos el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,

 Vista la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la que es parte la República Islámica de Afganistán,

 Visto el Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra,

 Visto el Acuerdo de Cooperación sobre Asociación y Desarrollo entre la Unión Europea y sus Estados miembros, por una parte, y la República Islámica de Afganistán, por otra,

 Vista sus anteriores Resoluciones sobre Afganistán, en particular, la de 13 de marzo de 2019, sobre el proyecto de Decisión del Consejo relativa a la celebración, en nombre de la Unión, del Acuerdo de Cooperación sobre Asociación y Desarrollo entre la Unión Europea y sus Estados miembros, por una parte, y la República Islámica de Afganistán, por otra[1],

 Visto el Comunicado de los enviados especiales y representantes especiales de la Unión Europea, Francia, Alemania, Italia, la OTAN, Noruega, el Reino Unido y los Estados Unidos, de 7 de mayo de 2021, sobre el proceso de paz afgano,

 Visto el Programa Indicativo Plurianual de la UE para Afganistán 2014-2020 en el marco del Instrumento de Cooperación al Desarrollo de la Unión,

 Vista la Conferencia sobre Afganistán celebrada en Ginebra en 2020,

 Visto el informe del secretario general de las Naciones Unidas, de 10 de septiembre de 2018, titulado «La situación en el Afganistán y sus consecuencias para la paz y la seguridad internacionales»,

 Visto el documento titulado «Acción conjunta para el futuro entre Afganistán y la UE sobre cuestiones relativas a la migración»,

 Vistos las Resoluciones 2210 (2015) y 2344 (2017) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el mandato de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en el Afganistán (UNAMA) (Resolución 2513 (2020) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas),

 Visto el artículo 132, apartado 2, de su Reglamento interno,

A. Considerando que, en febrero de 2020, los Estados Unidos y los talibanes firmaron un acuerdo que allanó el camino a la celebración de las primeras conversaciones directas entre los talibanes y representantes de la República Islámica de Afganistán desde 2001;

B. Considerando que, el 14 de abril de 2021, los Estados Unidos anunciaron oficialmente sus planes para poner fin a la presencia militar estadounidense en Afganistán y retirar a los dos mil militares que aún tienen destacados en el país antes de septiembre, lo que coincidirá con el vigésimo aniversario de los atentados terroristas de 2001;

C. Considerando que, tras los atentados del 11 de septiembre, la OTAN invocó el artículo 5 de su Tratado constitutivo —la única vez que la OTAN ha invocado la defensa colectiva— y que, en la actualidad, veinte años después, las naciones aliadas comparten la decisión de retirar sus tropas y concentrar sus esfuerzos en la creación de capacidades y el apoyo al desarrollo de las fuerzas afganas;

D. Considerando que, a cambio, los talibanes se han comprometido a impedir que el territorio que está bajo su control sea utilizado por grupos terroristas y a entablar negociaciones con el Gobierno afgano;

E. Considerando que la situación de la seguridad en todo el país sigue siendo desesperada, con altos niveles de violencia contra la población civil y las fuerzas de seguridad afganas, incluso después de que los talibanes hayan dejado de atacar a las fuerzas estadounidenses;

F. Considerando que la aparición de la amenaza terrorista del grupo conocido como Estado Islámico del Gran Jorasán (ISKP, por sus siglas en inglés), vinculado al Dáesh, ha contribuido considerablemente al continuo deterioro de la seguridad en el país;

G. Considerando que la unidad política afgana sigue siendo frágil, ya que la actitud los talibanes difícilmente permite a la ciudadanía tener la tranquilidad de que el trato que dispensarán a los afganos será diferente de las restricciones extremas que aplicaron brutalmente en la década de los noventa del siglo pasado;

H. Considerando que la COVID‑19 ha ocasionado dificultades humanitarias y económicas, que se suman a la ya de por sí grave situación de pobreza, inseguridad alimentaria y vulnerabilidad climática;

I. Considerando que el Acuerdo de Cooperación sobre Asociación y Desarrollo recoge los principios y condiciones en los que se basará la futura asociación entre la Unión y Afganistán, incluidas las cláusulas sobre elementos esenciales referidas a los derechos humanos, la no proliferación de armas de destrucción masiva, la justicia y el Estado de Derecho, incluida la lucha contra la delincuencia organizada, el blanqueo de capitales y los estupefacientes;

J. Considerando que, desde 2002, la Unión Europea y sus Estados miembros son, considerados conjuntamente, el principal donante internacional de ayuda a Afganistán y a su población y han aportado 17 200 millones de euros en concepto de ayuda al desarrollo y ayuda humanitaria; que la economía afgana todavía se enfrenta a una serie de desafíos, como la corrupción, el bajo nivel de recaudación de impuestos, unas infraestructuras deficientes y un ritmo muy débil de creación de empleo; que el actual programa indicativo plurianual ha sido diseñado para garantizar la máxima flexibilidad, teniendo en cuenta los retos actuales y futuros, con la posibilidad de suspender o reorientar las actividades en caso de que la situación lo justifique;

K. Considerando que desde 2001 muchos Estados miembros de la Unión, socios de la OTAN y países aliados han contribuido a la estabilización y el desarrollo de Afganistán con recursos militares y civiles, sufriendo importantes bajas y pérdidas; que para los intereses de la Unión, la OTAN y sus Estados miembros en materia de seguridad sigue siendo fundamental un Afganistán estable e independiente que pueda mantenerse en pie por sí solo y cerrar sus puertas a los grupos terroristas;

L. Considerando que en 2016 había 2,5 millones de refugiados registrados y entre 2 y 3 millones de afganos indocumentados en Irán y Pakistán; que hay más de 2 millones de desplazados internos en Afganistán, de los que más de 300 000 fueron desplazados en 2018; que muchas de estas personas sufren inseguridad alimentaria, carecen de un alojamiento adecuado o de acceso suficiente a servicios sanitarios y de saneamiento, y no están protegidas, y que muchas de ellas son niños a los que se considera especialmente vulnerables al riesgo de trabajo infantil, abuso sexual o reclutamiento por grupos delictivos y terroristas;

M. Considerando que, desde principios de 2018, más de 450 000 afganos han retornado a Afganistán desde Irán o han sido deportados de este país; que el Gobierno de Pakistán ha anunciado el retorno forzoso a Afganistán de los 1,7 millones de refugiados afganos registrados en el país;

N. Considerando que, según las Naciones Unidas, la corrupción en Afganistán deslegitima al Estado, lo que constituye una grave amenaza para la buena gobernanza y el desarrollo sostenible al impedir el surgimiento de una economía real;

1. Mantiene su compromiso con un proceso de paz integrador, dirigido y percibido como propio por los afganos, con miras a una paz justa, global y duradera que dé respuesta a las necesidades y preocupaciones de todos los afganos; pide, en este sentido, que se acelere el ritmo de las negociaciones y conversaciones de paz y que se siga apoyando al Gobierno afgano en sus esfuerzos por construir un futuro seguro y estable para el pueblo afgano, emprendiendo reformas fundamentales para mejorar la gobernanza y el Estado de Derecho, luchar contra el terrorismo y el extremismo, lograr una paz y un desarrollo sostenibles, construir instituciones democráticas legítimas y garantizar el respeto de los derechos humanos;

2. Insta a que se reanuden inmediatamente, sin condiciones previas, las negociaciones de fondo sobre el futuro de Afganistán, con el objetivo de desarrollar y negociar posiciones de compromiso realistas sobre el reparto del poder que puedan conducir a un gobierno integrador y legítimo y a una solución justa y perdurable que preserve y consolide los avances económicos, sociales, políticos y de desarrollo logrados desde 2001;

3. Subraya que el desarrollo a largo plazo de Afganistán dependerá de la rendición de cuentas, la buena gobernanza, la protección sostenible de la población, incluida la reducción de la pobreza y la creación de oportunidades de empleo, el acceso a los servicios sociales y sanitarios, la educación, y la protección de las libertades fundamentales y los derechos humanos;

4. Mantiene su compromiso con una asociación sólida y duradera con Afganistán, sus instituciones de gobierno y seguridad y su población, incluida la movilización de apoyo internacional para la reconstrucción una vez que se haya alcanzado un acuerdo de paz con arreglo a las condiciones establecidas en los documentos finales de la Conferencia de Ginebra de 2020; manifiesta su inquietud ante la fragilidad y la inestabilidad del Gobierno central y su falta de control sobre gran parte del país, lo que agrava los efectos del conflicto para la población civil;

5. Condena enérgicamente la persistente violencia en Afganistán, de la que los talibanes son responsables en gran medida, y pide a todas las partes que tomen de inmediato las medidas necesarias para reducir la violencia y, en especial, evitar víctimas civiles, con el fin de crear un entorno propicio para alcanzar una solución política; insta a todas las partes a que acuerden inmediatamente medidas que permitan la aplicación efectiva de un alto el fuego permanente y completo;

6. Insiste en que los talibanes y el Gobierno de la República Islámica deben cumplir sus compromisos en materia de lucha contra el terrorismo, en particular impidiendo que Al-Qaida, el Dáesh u otros grupos y personas que recurren al terrorismo utilicen suelo afgano para amenazar o violar la seguridad de cualquier otro país, no dando cobijo a miembros de estos grupos, e impidiéndoles el reclutamiento, el adiestramiento o la recaudación de fondos;

7. Pide a la Unión que apoye los esfuerzos para contrarrestar la tendencia a largo plazo de tensión interétnica, que contribuye a la desintegración del poder central, y que apoye el rico tejido multiétnico de la sociedad afgana;

8. Subraya su apoyo a largo plazo a unas elecciones creíbles, libres, justas y transparentes, que respeten las normas internacionales, y manifiesta su respaldo a las observaciones electorales en el país;

9. Destaca la necesidad de una mayor coordinación y diálogo entre la Unión y los Estados Unidos sobre las políticas para responder a los problemas de Afganistán y esa región del mundo;

10. Pide a Afganistán que pongan en libertad inmediata e incondicionalmente a todos los defensores de los derechos humanos, presos de conciencia y periodistas encarcelados y condenados por el mero ejercicio de su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica;

11. Pone de relieve que el desarrollo a largo plazo de Afganistán dependerá de la rendición de cuentas de quienes ejercen labores de gobierno, la seguridad sostenible de las personas y la protección de las libertades fundamentales y los derechos humanos;

12. Recuerda la profunda influencia que los países vecinos y potencias regionales, en particular China, Irán, India, Rusia y Pakistán, ejercen sobre Afganistán; lamenta que el objetivo final de estos actores regionales no siempre sea la estabilidad y la prosperidad de Afganistán y subraya el papel crucial no solo de estos países, sino también de Turquía y otros actores dispuestos a contribuir a la estabilización, el proceso de paz y el desarrollo futuro de Afganistán;

13. Acoge con satisfacción el mayor protagonismo de las Naciones Unidas en la contribución al proceso de paz y reconciliación de Afganistán, en particular aprovechando la considerable experiencia y conocimientos adquiridos apoyando otros procesos de paz;

14. Insta a la Unión a que redoble sus esfuerzos de diálogo y cooperación con los socios regionales para luchar contra el tráfico de drogas, el blanqueo de capitales, la financiación del terrorismo y la trata de seres humanos;

15. Encarga a su presidente que transmita la presente Resolución al Consejo, a la Comisión, a los Gobiernos y Parlamentos de los Estados miembros, a la Oficina Ejecutiva de la Presidencia, al Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Afganistán y al Parlamento afgano.

 

Última actualización: 9 de junio de 2021
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