El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A5-0283/2001) del Sr. Andersson, en nombre de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, sobre el acoso en el lugar de trabajo.
Andersson (PSE), ponente. (SV) Señor Presidente, el problema de que trata este informe no es nuevo, pero hace poco tiempo que ha empezado a preocuparnos. Según el Fondo de Dublín, el acoso en el lugar de trabajo es un problema bastante generalizado. El ocho por ciento de los ciudadanos estadounidenses, cerca de doce millones de personas, han experimentado acoso en sus lugares de trabajo durante los últimos doce meses.
¿De qué depende esto y qué se puede hacer? Sabemos, por ejemplo, que la inestabilidad de las relaciones laborales tiene alguna injerencia. Sabemos también que los que sufren acoso son personas más expuestas al estrés. Es sabido que quienes realizan trabajos sometidos a gran tensión también corren un mayor riesgo de sufrir acoso. Se trata, por tanto, de factores relacionados con la vida laboral y con la organización del trabajo.
¿Cuáles son las consecuencias del acoso? Obviamente quien es víctima del acoso no se siente bien, está a menudo enfermo y no acude a su lugar de trabajo. No sólo la víctima del acoso, sino que todo el grupo de trabajadores, funciona peor. Las empresas también sufren las consecuencias del acoso, en forma de menor productividad, menores ganancias y peores condiciones laborales.
Se me ha preguntado por qué la UE tiene que ocuparse de esto y qué relación tiene esta materia con la comunidad. El acoso en los lugares de trabajo es un problema común para todos los Estados miembros, pero que recibe desigual atención en los distintos países. En los últimos años hemos empezado a hablar de más y mejores puestos de trabajo, es decir, de la calidad de la vida laboral. Esta calidad se fundamenta en la salud, en la seguridad y en la organización del trabajo y, en esta perspectiva, el acoso constituye un problema. Desde hace tiempo la UE cuenta con normas relativas a la salud y la seguridad laborales.
¿Qué hay que hacer? Tenemos que empezar por revisar la definición y formular una que sea aceptada por todos. Hay que contar con mejores datos estadísticos. El Fondo de Dublín y Eurostat tienen una importante tarea en esta materia.
También hay que trabajar de acuerdo con el método de cooperación abierta. Los Estados miembros tienen que desarrollar sus leyes y sus reglamentos, debe aplicarse una best practice, es decir, que hay que fijarse en las soluciones de los demás. En el proceso de Lisboa existen también indicadores de calidad.
¿Cómo vamos a legislar? ¿Podemos decir a priori que no se necesitan nuevas normas puesto que en la UE ya se legisla en esta materia, esto es, en materia de salud y de seguridad? Actualmente cuando se discuten la salud y la seguridad no sólo se comprende la salud física sino que también el medio psicosocial, aspecto que cobra cada vez mayor importancia en la vida laboral. Las mujeres corren mayores riesgos en relación con trabajos atípicos, relaciones laborales inestables, etcétera.
En dos puntos del informe se destacan los aspectos legislativos, aunque no se dice si se debe legislar ni cómo hacerlo. Se insta a la Comisión a que en las comunicaciones sobre estrategias comunitarias en materias de salud y de seguridad en los trabajos, sobre mejoras cualitativas de los trabajos y política social y en el Libro Verde sobre responsabilidad social de las empresas se ocupe del acoso y contemple la posibilidad de adoptar iniciativas legislativas. Es posible que la Comisión diga que no se necesitan normas al respecto. En ese caso haremos un análisis, pero creo que es absurdo abandonar a priori la idea de legislar sobre esta materia
Es posible que la directiva marco sobre el ambiente laboral contemple aspectos relacionados con el medio psicosocial, pero quisiéramos una confirmación. Si fuese así, no habría ningún problema, pero, en caso contrario, habría que ampliar el campo de aplicación de esta directiva marco a “nuevas” materias. En este contexto habrá que estudiar también si se necesitan normas o iniciativas legislativas en torno al acoso en los lugares de trabajo.
Permítanme usar un ejemplo de mi país. Tenemos allí una ley marco que señala que el empleador tiene la responsabilidad de actuar en caso de acoso. No se señala en detalle qué se debe hacer, pero está claro que hay una responsabilidad del empleador.
En el punto 24 del informe se insta a la Comisión a publicar un Libro Verde sobre el acoso en los lugares de trabajo y a presentar a continuación un programa de acción. Éste es el punto principal del informe.
Smet (PPE-DE),ponente de opinión de la Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Oportunidades. – (NL) Señor Presidente, permítame antes de nada felicitar al promotor de este informe, el Sr. Andersson: ha abordado un tema nuevo que solamente en algunos Estados miembros está más o menos regulado. Es positivo, tal como muy a menudo sucede, que Europa se adelante en algunos asuntos. Enhorabuena, por tanto.
¿Por qué da ahora la Comisión de Derechos de la Mujer su opinión específica al respecto? Es, por supuesto, un problema que afecta tanto a hombres como mujeres, pero nuestra comisión ha estimado que las mujeres son más a menudo, incluso mucho más a menudo, víctimas de este tipo de vejación, y además, también víctimas de otro tipo de vejación que, incluso muy frecuentemente, termina en vejaciones sexuales, y que, por ello, tenía que cumplir un papel específico y propio. De ahí que nuestra comisión haya dado su propia opinión.
Creo que todos debemos ser conscientes de que se trata de un problema nuevo. Podemos aprender de las medidas que muchos Estados miembros han adoptado en el ámbito de la violencia sexual, ya que no es tan fácil ni tan evidente diseñar una política en el ámbito de la actuación contra la intimidación moral en el lugar de trabajo. No obstante, algunos Estados miembros intentan hacerlo y en muchos de ellos tenemos experiencia en la actuación contra la violencia sexual.
¿Qué podemos hacer? En primer lugar, puede actuarse de forma preventiva, es decir, las empresas deben dejar claro a su personal que no aceptan vejaciones en el lugar de trabajo. Ése es un acto preventivo. En segundo lugar, puede haber una persona de confianza que medie entre las dos partes cuando surja un problema. En una empresa, siempre es preferible llegar en una empresa a una solución a través de la mediación a que una de las dos partes deba acudir a los tribunales. Me inclino por este tipo de soluciones. En tercer lugar, si resulta difícil encontrar una solución, la empresa puede imponer sanciones. En cuarto lugar, en cualquier caso, debe existir la posibilidad de acudir a la vía judicial.
Me parece que éstas son algunas de las cuestiones prácticas de que debemos ocuparnos.
Glase (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, el problema del acoso moral se tendría que haber debatido hace tiempo en el Parlamento Europeo. El debate se ha hecho esperar mucho, pues siempre se planteaba la duda de si era pertinente tratarlo aquí. Algunos miembros de mi Grupo rechazan el informe porque opinan que este no es un tema europeo. La mayoría seguirá mi recomendación y lo votará afirmativamente, ya que en efecto se trata de un tema y un problema de alcance europeo. El acoso moral se da en todos los países de la Unión Europea, en todos los sectores e incluso en las instituciones de la Unión. Es un asunto grave, que a muchos les resulta penoso y el número de casos que permanecen ignorados es, por lo tanto, elevado; nadie desea comentarlo abiertamente y las propias personas afectadas se sienten humilladas, utilizadas y presionadas.
Este calvario tiene a menudo graves consecuencias, no sólo para el estado físico y psíquico de los afectados, sino también consecuencias para la economía nacional que es posible concretar. Enfermedades, costes médicos y de medicamentos, fluctuaciones de personal, reducción de la productividad, pérdida de calidad, deterioro de la imagen de la empresa o el servicio y, como resultado, también pérdida de clientes. Todo esto va unido al acoso..
La dignidad de toda persona no se debería respetar sólo sobre el papel y en las leyes fundamentales, sino también en la convivencia cotidiana. Un poco más de respeto y de equidad y menos egoísmo nos habrían evitado seguramente la necesidad de celebrar un debate sobre el acoso moral. Una norma europea resultaría inadecuada e ineficaz para eliminar todas las causas que conducen al acoso moral. Yo agradezco, por lo tanto, la cooperación del ponente y la incorporación de mis planteamientos al informe.
El eje central de la lucha contra el acoso moral se debería situar en el marco de los Estados miembros y debería promover la participación activa de los interlocutores sociales. Las empresas deberían estar directamente interesadas en que estos sucesos no se produzcan en su organización. Dadas las dificultades para establecer una definición exacta, a la Comisión tampoco le resultará fácil presentar el anunciado Libro Verde. No obstante, el hecho de que en la Unión Europea ya contemos con unos pocos buenos ejemplos en el contexto de la lucha contra el acoso moral debería servirnos para aprender de la experiencia mutua. Un buen reparto de las tareas entre los ámbitos pertinentes también contribuirá a aumentar la necesaria voluntad de actuar y el necesario respeto ante un tema difícil.
De Rossa (PSE). – (EN) En primer lugar quiero expresar, en nombre de mi Grupo, mi agradecimiento al ponente por el presente informe. Es un informe importante porque el acoso en el lugar de trabajo es un problema demasiado frecuente. Mi Grupo apoyará el informe en su totalidad tal como está y no espera ni exige que se suprima ninguna parte de los apartados o de las frases. Es un triste hecho que la Fundación de Dublín haya descubierto que más de 15 millones de personas han denunciado casos de violencia, acoso sexual o acoso moral en el lugar de trabajo. No podemos tolerar que esta situación se mantenga, porque este tipo de acosos puede tener consecuencias funestas y se han dado numerosos casos de personas que se han quitado la vida o que han muerto víctimas de otras personas que habían sufrido percances en el lugar de trabajo. Por consiguiente, creo que es algo que la Comisión y el Parlamento deberían intentar resolver. En Irlanda existe legislación, en el marco de la legislación en materia de salud y seguridad, que garantiza que las grandes empresas deben implantar códigos de conducta para acabar con el acoso.
No obstante, aún no está claro en qué medida las empresas aplican esta legislación. Hace poco me encontré con el caso de un hombre joven recién incorporado a un puesto de trabajo en una empresa estatal que era acosado permanentemente por otros empleados más antiguos, no por mujeres, sino por hombres, que sencillamente no lo querían en ese puesto porque se sentían amenazados por su presencia. No consiguieron obligarle a abandonar su empleo, pero es extraordinario que a estas alturas ocurran estas cosas. Es cierto, como demuestra la Fundación de Dublín, que esta tendencia ha ido en aumento durante los últimos diez años. Es igualmente evidente que, en buena medida, esta tendencia es consecuencia de la inseguridad en el lugar de trabajo y de los cambios que han experimentado los puestos de trabajo. Un empleo típico causa estrés y tensiones que se reflejan en este tipo de actitudes, por lo que apoyo el llamamiento que hace el ponente a la Comisión para que presente una comunicación antes del año próximo, así como un programa de acción antes de finales del año próximo.
Permítame, antes de retomar mi asiento, decir algo sobre un asunto completamente diferente, pero que guarda relación con el trabajo de la Comisión, y es que quisiera pedir a la Sra. Comisaria que pida a nuestros colegas de la Comisión que adopten medidas encaminadas a liberalizar las normas y disposiciones por las que se rige la concesión de ayudas estatales al sector de la aviación, de lo contrario deberemos hacer frente al hecho de que decenas de miles de trabajadores de toda Europa podrían perfectamente perder sus empleos en un futuro no demasiado lejano.
Lynne (ELDR). – (EN) Esto es lo que yo llamo acoso en el lugar de trabajo. No puedo hablar sin tener a personas fumando detrás de mí y eso me produce un ataque de asma y eso es acoso. Felicito al Sr. Andersson por su informe. Es importante para la adopción de medidas a nivel nacional así como europeo porque, como hemos oído, 12 millones de personas son acosadas o intimidadas en el lugar de trabajo cada año. Existen muchas formas de acoso y, como he dicho, fumar en el lugar de trabajo en zonas de no fumadores es una forma de acoso. Además, las consecuencias, tanto físicas como psicológicas, pueden ser devastadoras. El nivel de estrés que producen las intimidaciones y los acosos en el lugar de trabajo es tremendo. Las personas discapacitadas, las mujeres y, en particular, las minorías étnicas lo pasan muy mal. Pueden ser objeto de una doble discriminación y son acosadas sencillamente porque pertenecen a grupos desfavorecidos y discriminados.
Me alegra también que el Sr. Andersson haya hecho referencia a las personas con contratos temporales porque, una vez más, tenemos pruebas de que también ellas sufren intimidaciones. Pero, permítanme pasar rápidamente al motivo por el que el Grupo ELDR ha solicitado una votación por partes de los apartados 8 y 13. Creo que una de las funciones de la Unión Europea es establecer directrices comunes, las mejores prácticas y técnicas de comparación en todos los Estados miembros, pero no creo que necesitemos más legislación vinculante: ese papel le corresponde a los Estados miembros y es una cuestión de subsidiariedad. Por tanto, aunque estoy de acuerdo con gran parte del informe del Sr. Andersson, estoy en desacuerdo con el hecho de que se establezca legislación vinculante y éste es el motivo por el que hemos solicitado la votación por partes.
Lambert (Verts/ALE). – (EN) Señor Presidente, mi Grupo también desea felicitar al Sr. Andersson por su trabajo sobre este excelente informe de propia iniciativa: ha sido una gran noche para este tipo de informes. Como ya se ha dicho, no deberíamos subestimar las repercusiones que el acoso, en sus diferentes formas, tiene sobre las vidas y la salud de las personas y sobre los problemas mentales y psicológicos a largo plazo, como hemos podido oír. Mirando las cifras, si tomáramos como ejemplo este Parlamento, el grupo de personas que sufren acoso equivaldría aproximadamente en porcentaje al Grupo de los Liberales, Demócratas. Hasta ahora es muy poco lo que se ha hecho para combatir el problema del acoso en general, por lo que el presente informe debe ser acogido con especial satisfacción porque permite un debate abierto sobre un problema que con demasiada frecuencia ha sido pasado por alto.
Una encuesta francesa revela además que el 70% de las víctimas del acoso son mujeres y esto es así en todo tipo de trabajos, o sea que no sólo se les paga menos, sino que además son acosadas, y las connotaciones chovinistas y sexistas, que van dirigidas a las mujeres con mayor frecuencia que a los hombres, pueden convertirse a menudo en algo más grave. Por consiguiente, la Comisión debería prestar especial atención a la búsqueda de soluciones a esta situación inaceptable para las mujeres de Europa. El Sr. Andersson tiene razón, los empleadores deben asumir la responsabilidad de prevenir el acoso en el lugar de trabajo, no actuar en connivencia con él ni practicarlo. Puesto que la directiva marco sobre la salud y la seguridad en el trabajo no especifica si los empleadores son responsables o no del ambiente a nivel mental, psicosocial o social en el trabajo, creo que deberían adoptarse medidas para revisar la directiva para que incluya esta definición.
Pérez Álvarez (PPE-DE). - Señor Presidente, yo también quiero comenzar agradeciendo el trabajo del señor ponente, aunque no tengamos una definición del acoso, quizá porque el acoso presenta diversas formas y resulta difícil encontrarla. Ahora mismo la señora Lynne, a la que traslado mi solidaridad y mi simpatía, nos hablaba de una nueva forma de acoso. Puestos a analizar, a mí me parece una definición aceptable la del grupo de trabajo irlandés para la prevención, precisamente, del acoso, que dice que es una conducta inapropiada y repetida directa o indirecta, verbal, física o de otro tipo, que una o más personas dirigen contra un tercero o terceros en el lugar de trabajo y/o en el curso del mismo que pueda considerarse, con razón, que merma el derecho del individuo a la dignidad en el trabajo. Y, por supuesto, que un incidente aislado de un comportamiento como el descrito en la definición puede constituir una afrenta a la dignidad en el trabajo pero, en tanto que incidente puntual y aislado, no sería considerado acoso.
Aceptemos esta definición u otra cualquiera. Lo cierto es que hasta doce millones de personas de la Unión Europea manifiestan haber sido acosados moralmente en los doce últimos meses, que las mujeres revelan ser víctimas del acoso en mayor medida que los hombres, que algunos sectores de actividad parecen especialmente propicios. El acoso repercute en la economía de la empresa, al ser causa de absentismo, de falta de eficacia y de productividad. Para la sociedad, el acoso puede originar costes médicos y psicológicos, bajas por enfermedad, jubilaciones anticipadas, etc. Y, sobre todo, afecta al trabajador y constituye un factor de riesgo al lado de la violencia física y las cuestiones de ergonomía. Queda, por otra parte, mucho por hacer para eliminar riesgos para la salud, tanto de origen físico como químico. Sobre todo, el acoso moral, el hostigamiento -se le dé ésta u otra denominación-, me parece incompatible con la declaración del artículo 1 de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea: "La dignidad humana es inviolable. Será respetada y protegida".
El acoso representa, por lo tanto, un riesgo para la salud pero sobre todo una agresión a la dignidad de la persona. Bienvenida, pues, esta iniciativa dirigida a prevenir e impedir el acoso en la vida laboral, a evitar que el trabajador o la trabajadora lloren de impotencia.
Koukiadis (PSE). - (EL) Señor Presidente, el tema del acoso en el lugar de trabajo está directamente conectado con el respeto de los derechos fundamentales de la persona, como el derecho a la dignidad y a la participación en la vida económica y social en términos de igualdad.
Nuestro colega, el Sr. Andersson, nos ha descubierto con su iniciativa nuevos aspectos que debemos tener en cuenta para conseguir una aplicación esencial de la Carta de los Derechos Fundamentales, así como una aproximación más integrada de la política sobre la calidad en el trabajo. Principalmente debemos aplaudir esta iniciativa porque nos ha dado la oportunidad, sobre un tema que normalmente se subestima y se sitúa ocasionalmente entre nuestros puntos de interés, de ver su gran importancia para obtener un feliz resultado de una serie de políticas, como la política contra la discriminación, contra la exclusión, la política para discapacitados, la política en contra del paro y por la calidad en el trabajo. Sólo cuando los trabajadores se sienten seguros del comportamiento de sus colegas y de sus superiores en el lugar de trabajo, cuando sienten que en lugar de ser reprobados por sus defectos, notan un ambiente laboral que les abrace, entonces todos los grupos, y son numerosos, que han sido víctimas del acoso, preferirán su entrada al mercado laboral y los resultados de su oferta superarán en mucho sus posibles defectos.
Si tenemos en cuenta que según las estadísticas, el número de personas que constituyen tales grupos susceptibles supera el 8%, podemos ver fácilmente la dimensión política. Al mismo tiempo, la formación de grupos correspondientes víctimas del acoso, tiene muchos puntos de partida, desde las mujeres y en las personas discapacitadas hasta los extranjeros y personas de distinta religión. Esto nos indica también la dimensión cualitativa del problema.
Teniendo este informe como punto de partida, debemos hacer un plan de combate de toda la escala de acosos, que empiezan desde simples ironías, desdenes, intimidaciones, humillaciones, y menoscabos, y terminan en acciones más violentas; un plan que se aplique independientemente de si es un acoso descendiente, de superior a inferior, un acoso ascendiente u horizontal. El plan de acción debe contener, aparte de las medidas para prohibir el acoso, también la obligación de los empleadores de imponer un clima de no acoso entre los colegas, acompañado de medidas para animar a estas personas en el trabajo. Y como nadie es malo queriendo, debe estar acompañado de medidas para obstaculizar los prejuicios y las sospechas frente a las personas que forman estos grupos.
Hermange (PPE-DE). - (FR) Señor Presidente, el informe que discutimos hoy afecta a doce o quince millones de personas en Europa, es decir, entre el 8 y el 10% de los trabajadores europeos. Un mal moderno con un triple aspecto. Un aspecto económico, ya que el deterioro de las condiciones de trabajo en los últimos diez años, según el informe de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, se debe a la aceleración del ritmo de trabajo y a las distintas formas de flexibilidad. Un aspecto sociológico, signo del agravamiento del individualismo que domina en nuestra sociedad. Un aspecto psicológico, que convierte el acoso moral en algo particularmente odioso y que a veces permite hundir a una persona sin dejar huellas.
Actualmente existe un gran vacío jurídico en el plano nacional y una gran disparidad en el plano europeo, que una jurisprudencia cada vez más firme contribuye, no obstante, a hacer retroceder. Por esta razón el presente informe, muy documentado y riguroso, constituye una respuesta sumamente alentadora y una señal importante para el medio laboral. Entre las medidas establecidas hace hincapié, sobre todo en el apartado 12, en la necesidad de un diálogo profundo al respecto entre todos los interlocutores sociales y la designación de un defensor externo independiente, como lo preconiza la enmienda que he presentado, que considero una prueba importante de progreso real en este ámbito. Pero corresponde al conjunto de las instituciones europeas proseguir el esfuerzo contra un mal sólidamente implantado, tal como éstas se lo proponen desde la aprobación de la Carta Social Europea. Por eso saludo la propuesta del ponente de solicitar para el año próximo a la Comisión la elaboración de un Libro Verde y la presentación de un programa de acción comunitario. Apoyo asimismo, en nombre de mi Grupo, el hecho de que se tenga en cuenta esta problemática en los intercambios en torno al Libro Verde sobre la responsabilidad civil de las empresas.
Todos debemos apoyar este combate, cada uno a nuestro nivel, persuadidos de que es el conjunto de la sociedad la que recogerá los frutos de un equilibrio social e individual.
Mann, Thomas (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, se calcula que doce millones de personas están expuestas al acoso moral en la UE. El número de casos que permanecen ignorados es mucho más elevado. Se margina a las personas y se las hostiga, se propagan rumores, se les escamotea deliberadamente información, se las convierte en chivos expiatorios. Jefes o compañeros de trabajo, todos pueden convertirse en víctimas o en acosadores. Todavía se subestima por completo la importancia del acoso moral, de manera que apenas se han desarrollado instrumentos eficaces para combatirlo. Las agresiones y depresiones, bajas por enfermedad, despidos y renuncias al empleo, y reestructuraciones de personal como consecuencia del acoso moral suponen un coste anual de varios millones de euros para los sistemas económicos y sociales.
Es necesario hacer un balance común en los quince Estados miembros de la UE. Los enfoques basados en las “mejores prácticas” nos ayudarán a seguir avanzando conjuntamente a partir del intercambio de experiencias, con el fin de diseñar medidas que tengan sentido. Las soluciones deben ser, no obstante, diferenciadas, según las formas de acoso, pero también en función del sexo, la edad y el lugar de procedencia. Jan Andersson ha elaborado un excelente informe. La Comisión de Empleo lo adoptó merecidamente por unanimidad. Se han incorporado casi todas las enmiendas del PPE, como por ejemplo la participación de los interlocutores sociales europeos, con el fin de desarrollar enfoques comunes contra el acoso moral. En la práctica esto significa una gestión activa de los conflictos, una mejor comunicación interna en las empresas y la creación de redes para las personas perjudicadas por el acoso moral. Además, también proponemos que en las empresas se designe a una persona de confianza a quien puedan dirigirse confidencialmente las personas afectadas.
Señora Comisaria Diamantopoulou, contamos firmemente con que la Comisión podrá presentar el año próximo un Libro Verde sobre el tema del acoso moral, que nos permita desarrollar un programa de acción más concreto con el fin de conseguir resultados duraderos.
Diamantopoulou,Comisión. – (EL) Señor Presidente, quisiera felicitar al Sr. Andersson por su excelente informe y expresar mi total acuerdo con que el tema del acoso es un tema excepcionalmente grave, es un peligro en el lugar de trabajo y su repercusión económica y social es muy importante, tanto para el trabajador y para la empresa, como para la economía en conjunto ya que es una de las causas principales de la reducción de la productividad.
Quisiera confirmar al Parlamento que la Comisión tiene pleno conocimiento del problema, por eso es uno de los puntos más importantes de la comunicación sobre la calidad, que hizo la Comisión en junio, y es uno de los temas en los que también examinamos indicadores.
Igualmente, de acuerdo con los instrumentos de los que disponemos, debo recordar que hay necesidad de protección de los interlocutores sociales - y los interlocutores sociales pueden desempeñar un papel muy importante en esta cuestión - les recuerdo la Directiva 89/31/CE, una directiva en la que está claro que en relación con la prevención de peligros en el lugar de trabajo, se deben tener en cuenta también la coerción psicosomática, que no es fácil de definir siempre.
Quisiera hacerles saber que ya funciona un comité consultivo de representantes de los Estados miembros que estudian el tema de la salud y de la seguridad y se ha nombrado un subcomité que analiza particularmente el tema de la violencia en el lugar de trabajo. Este comité completó sus trabajos ayer y ya hay, más generalmente, una definición en cuanto al tema de la violencia en el lugar de trabajo. La propuesta de emprender iniciativas para un Libro Verde sobre este tema no es viable en este momento, y voy a explicar las razones; ustedes saben que la Comisión ha emprendido la iniciativa para la revisión en general de la estrategia para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo. Y este informe va a jugar un papel importante, va a contribuir a este cambio y a la propuesta de una estrategia nueva para la salud y la seguridad y por eso le doy las gracias de una forma especial al Sr. ponente.
El Presidente. – El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar mañana a las 11.00 horas.