Beer (Verts/ALE).–(DE) Señor Presidente, Señorías, estamos debatiendo sobre la situación de los derechos humanos en Irán, por primera vez desde las recientes elecciones a esta Cámara. Este debate ha sido provocado por la profunda inquietud ante el deterioro de la situación, inquietud de la que se hizo eco el Consejo en octubre.
Parece que las informaciones sobre el creciente número de sentencias de muerte que se imponen no son más que la punta del iceberg. Apenas tenemos oportunidades para controlar realmente lo que está ocurriendo. Cuatro meses después de las elecciones parlamentarias en Irán nos hallamos en una situación en la que se restringen deliberadamente las pequeñas libertades ganadas y los avances realizados en los últimos años, como la libertad de movimientos de las mujeres, periodistas, alumnos y estudiantes, y en la que el Parlamento iraní rechaza sistemáticamente las propuestas del Gobierno que pretenden mejorar el Estado de Derecho, como las relativas a la igualdad de género.
En este contexto quiero señalar que las mejoras anunciadas –también hemos recibido muchísimas cartas del Embajador de Irán en Bruselas– no bastan por sí solas. Es cierto que cabe acoger con satisfacción todo progreso, por pequeño que sea, hacia la mejora de la situación de los derechos humanos para los afectados y quienes están en peligro; sin embargo, para ser franca debo señalar que no me satisface en absoluto que se anuncie la propuesta del Gobierno sobre la suspensión de las lapidaciones y nada más.
Debemos luchar para garantizar que las lapidaciones no solo se suspendan, sino que se prohíban efectivamente. En mi opinión, las declaraciones según las cuales se ha presentado en el Parlamento iraní, el Majlis, una propuesta sobre la suspensión de las penas de muerte impuestas a menores no son suficientes. Después de todo, esto significa, en general, que la pena de muerte continuará siendo legítima y legal, y esa no puede ser la postura de esta Cámara. Por lo tanto, en este caso también acogemos con satisfacción el avance, pero de momento este progreso difícilmente casa con nuestras ideas de democracia y Estado de Derecho.
En esta legislatura, el Parlamento Europeo ha creado, por primera vez en su historia, una delegación interparlamentaria para las relaciones con la República Islámica de Irán. A pesar del deterioro de la situación de los derechos humanos o quizás precisamente debido a ese deterioro, hemos creado y apoyado esta delegación. En esta Cámara queremos hacer uso de los pocos instrumentos de que disponemos para ofrecer ayuda y para establecer relaciones con el Parlamento iraní. El Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea ha asumido la presidencia de esta delegación y, a pesar de todos los problemas, espero que se llegue a una cooperación entre esta Cámara y el Majlis. Debemos esforzarnos por promover el diálogo, de forma que quienes luchan por la democracia en Irán escuchen la firme manifestación de apoyo de Europa.