El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede a la Declaración del Consejo sobre el programa de la Presidencia luxemburguesa.
Tiene la palabra el Presidente en ejercicio del Consejo, señor Juncker, Primer Ministro de Luxemburgo, a quien quiero reiterar la tristeza con la que el Parlamento ha conocido la noticia del fallecimiento de su Alteza Real, la Gran Duquesa Josefina Carlota de Luxemburgo, Princesa de Bélgica.
Juncker,Consejo. (FR) Señor Presidente, señor Presidente de la Comisión, señora Comisaria, Señorías, debo decir que siempre experimento un gran placer al venir a Estrasburgo, ciudad europea por excelencia, una ciudad que simboliza la reconciliación entre Francia y Alemania, punto de encuentro de tantas ambiciones europeas e intersección de tantos sueños continentales.
Además del placer que siento de estar aquí, hoy tengo el honor de presentar al Parlamento Europeo, a los representantes electos de los pueblos de Europa, las prioridades de la Presidencia luxemburguesa de la Unión Europea. La Presidencia luxemburguesa sucede a la de nuestros amigos neerlandeses. Quiero rendir un sentido homenaje a su trabajo, a su tenacidad, a sus innegables éxitos. La Unión Europea realizó importantes progresos bajo la Presidencia neerlandesa. Cuando llegue a su término, quisiera poder decir lo mismo de la undécima Presidencia luxemburguesa, que ha comenzado hace apenas unos días.
La experiencia de nuestras Presidencias anteriores puede ser sin duda valiosa, pero las Presidencias se suceden y tienen características diferentes. Cuando presidí por primera vez, en 1985, el Consejo de Ministros, las Comunidades Europeas contaban diez Estados miembros; cuando lo presidí en 1991, había doce ministros en torno a la mesa; cuando asumí la Presidencia en 1997, éramos quince, y hoy somos veinticinco Estados miembros. En veinte años, el número de Estados miembros se ha duplicado con creces.
La mecánica de toma de decisiones se ha hecho desde entonces más compleja, como es natural. Pero, a pesar de ello, qué alegría, qué felicidad ver hoy entre los miembros de la Unión Europea a los países de la Europa Central y Oriental, que un funesto decreto quería apartar de nosotros para siempre.
La experiencia de nuestras diversas Presidencias y la observación de las Presidencias sucesivas de los demás me han enseñado dos cosas. En primer lugar, la Unión Europea solo avanza verdaderamente si quienes la presiden no sitúan sus intereses nacionales en el centro de sus preocupaciones, sino que los sustituyen por el interés común, que es la mejor definición del interés de todos. En segundo lugar, la Unión Europea solo encuentra su verdadera coherencia, incluso su armonía, si todos respetamos, en su espíritu y en su letra, el método comunitario y el equilibrio institucional entre las tres instituciones.
La Comisión no es un juez de línea que vigile únicamente el respeto de las normas del mercado interior. Debe ser la organizadora del juego, la inspiradora y la fuerza motriz del equipo. Por su parte, el Consejo no es el terreno de juego de los intereses nacionales exclusivamente, por más justificados que estén, sino un taller de entendimiento. Por lo que respecta al Parlamento, su lugar no es el del espectador en las gradas. Es un agente privilegiado, porque está legitimado por el sufragio universal.
Por consiguiente, me verán a menudo en sus despachos, en sus reuniones, en sus pasillos de Bruselas y Estrasburgo. Lo digo por mí, lo digo por mis Ministros, lo digo por todos aquellos que están al servicio del Parlamento y, por tanto, al de ustedes. Juntos debemos velar por la ratificación en buenas condiciones del nuevo Tratado Constitucional. Es cierto que el proyecto de Constitución no es perfecto, pero no debemos compararlo con la perfección; debemos juzgarlo a la luz de lo que Europa necesita para seguir siendo un ejemplo para el mundo en el futuro. Hagamos hoy lo que debemos hacer para que este sea el caso el día de mañana, y ratifiquemos el Tratado. Tengamos presente que el Tratado es un texto que no es ni de izquierdas ni de derechas. Su contenido será el fruto de nuestras convicciones, de nuestra voluntad, de nuestra ambición. Si nuestra voluntad y nuestra ambición son perfectas, la aplicación del nuevo Tratado, que quizás sea imperfecto en la teoría, probablemente sea un perfecto acierto en la práctica.
La ratificación del Tratado no será fácil en todas partes y, a este respecto, en este contexto, tengo una preocupación esencial: no utilicemos las dificultades que pueden plantear las ratificaciones parlamentarias y mediante referendo como pretexto para frenar el ritmo de la acción y evitar la toma de decisiones. No aplacemos las decisiones más difíciles para después del primer referendo, y más adelante para después del segundo referendo, y más allá para después del tercero, y así sucesivamente. En el momento de pedir su aprobación a los pueblos y a los parlamentos de Europa, demostrémosles que Europa funciona, que Europa avanza, que decide, que Europa sabe asumir sus responsabilidades. Si la Unión Europea actúa enérgicamente podrá ganarse a los que dudan; si no hace nada, puede sembrar la duda en los espíritus que ya estaban convencidos.
Señor Presidente, cuando la nueva Presidencia asume sus funciones suele reinar una atmósfera solemne, pero este año se ha visto ensombrecida por la terrible tragedia del maremoto en el sudeste asiático. Las imágenes tremendamente impactantes de los muertos, de los heridos, de las destrucciones, planearon como una sombra gigantesca sobre el final del año 2004 y el comienzo del 2005. Durante mucho tiempo recordaremos este drama, y quisiera que, más allá de la ayuda de urgencia inmediata, fuéramos solidarios de forma duradera con los pueblos castigados y las regiones devastadas de Asia. Quisiera asimismo que tomáramos mayor conciencia de que la miseria que vemos hoy en Asia no debe hacernos olvidar la pobreza, el subdesarrollo, el hambre y la muerte de inocentes en otros lugares. Nuestros corazones deben estar allí donde las cámaras de televisión ya no están o no han estado nunca.
(Aplausos)
Señor Presidente, la estrategia europea de seguridad nos pide que promovamos la paz, la democracia y la estabilidad, luchando contra las causas profundas de la inseguridad en el mundo.
La utilización coherente e integrada de todos los instrumentos de la Unión será especialmente necesaria en los Balcanes Occidentales, en Oriente Próximo, en nuestras relaciones con Rusia y con Ucrania, así como en nuestras relaciones transatlánticas.
El futuro de los Balcanes, región aún traumatizada por su pasado reciente, debe inscribirse en la perspectiva europea. La apertura de las negociaciones de adhesión con Croacia en marzo de 2005, tan pronto se confirme su plena cooperación con el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia, demostrará a todos los países de los Balcanes que sus esfuerzos de democratización serán recompensados y pueden dar más frutos.
Para los demás países de la región, el marco general de la acción de la Unión Europea seguirán siendo las orientaciones de la Agenda de Salónica, que describe la perspectiva europea ofrecida a los países de los Balcanes Occidentales. La Presidencia proseguirá las negociaciones con Albania sobre un acuerdo de estabilización y de asociación. Otro hito crucial en la región será la revisión a mediados de 2005 de la aplicación de la política normativa en Kosovo. Prestaremos especial atención a la evolución de la situación en Kosovo. Soy de la opinión de que, cualquiera que sea su estatuto, el futuro de Kosovo está en la Unión Europea.
La Federación de Rusia es un socio estratégico de la Unión Europea y sigue siendo un factor importante de seguridad y estabilidad en Europa. Ahora bien, la situación de nuestras relaciones con nuestro vecino ruso es hoy insatisfactoria. Haré todo lo posible para remediar este estado de cosas, pero sin renunciar a nuestras exigencias fundamentales. Confío en que podré contar con el apoyo del Parlamento Europeo en este esfuerzo.
En la Cumbre Unión Europea/Rusia del próximo 10 de mayo en Moscú, la Presidencia se esforzará por llegar a un paquete equilibrado en los cuatro espacios comunes definidos en la Cumbre de San Petersburgo y basado en valores comunes e intereses compartidos.
La Unión Europea entablará estrechas relaciones con el nuevo Presidente de Ucrania, en particular en el contexto de la aplicación de la política europea de vecindad. Tenemos todo el interés del mundo en que nuestra vecina Ucrania sea estable y próspera, esté fuertemente anclada en la democracia y firmemente decidida a seguir vía de la modernización. La Presidencia preparará minuciosamente la Cumbre entre la Unión Europea y Ucrania, que está previsto que tenga lugar durante la Presidencia británica.
Hablaré ahora de las relaciones transatlánticas. El mundo y la estabilidad necesitan una cooperación transatlántica que funcione. En este momento, las relaciones transatlánticas no son malas, pero tampoco son particularmente buenas. Sin embargo, dejar las cosas como están no es una opción que responda a las expectativas existentes a ambos lados del Atlántico. Por consiguiente, hemos de mejorar la calidad de nuestras relaciones en el interés de unos y otros. Lo haremos en las dos Cumbres que mantendremos con el Presidente Bush, la primera en febrero, a petición del Presidente estadounidense, y la segunda en junio. No nos centraremos en las diferencias que algunos de nosotros hayamos podido tener en un pasado reciente con los Estados Unidos, sino que intentaremos ponernos de acuerdo en torno a una serie de cuestiones prácticas a las que debemos dar respuestas no menos prácticas. Las relaciones transatlánticas no estarían completas sin Canadá, y me complace que durante mi Presidencia esté previsto celebrar una Cumbre con Canadá, en la que conversaremos entre amigos sobre asuntos de importancia mutua.
La misma observación vale, en el otro extremo del mundo, para nuestros amigos japoneses.
Por último, me gustaría decir, señor Presidente, unas palabras sobre Oriente Próximo. Con la elección el 9 de enero del Presidente Abbas a la cabeza de la Autoridad Palestina, así como con la perspectiva de la retirada israelí de la Franja de Gaza, se ha abierto una oportunidad para relanzar el proceso de paz y acelerar la aplicación de la Hoja de Ruta. Ahora hay que aprovechar esa oportunidad. En este contexto, me gustaría expresar mi apoyo a la Conferencia sobre Oriente Próximo prevista para el mes de marzo de 2005 en Londres. Constituirá, no lo dudo, un paso esencial hacia la consolidación del proceso de paz.
El proceso de ampliación de la Unión Europea se inscribirá, bajo la Presidencia luxemburguesa, en la línea de las decisiones adoptadas por el Consejo Europeo del pasado mes de diciembre. Comenzaremos las negociaciones de adhesión con Turquía en el mes de marzo. En cuanto a Bulgaria y Rumanía, espero que el Parlamento emita en abril su conformidad con la adhesión de estos dos países, lo que nos permitirá firmar los Tratados de adhesión ese mismo mes.
Señor Presidente, no conseguiremos acercar la Unión Europea a los ciudadanos si seguimos siendo incapaces de responder a las justificadas expectativas de estos en materia de seguridad interior. El nuevo Tratado Constitucional allana el camino a la abolición definitiva de la «excepción de Justicia y Asuntos de Interior», es decir, la plena integración de este ámbito en el proyecto europeo mediante una aplicación rigurosa del método comunitario. Bajo nuestra Presidencia, las actividades en materia de Justicia y Asuntos de Interior se inscribirán en este marco, y nuestra base de trabajo será el excelente programa de La Haya, adoptado por el Consejo Europeo el pasado mes de noviembre.
Para garantizar que el espacio de libertad, seguridad y justicia se haga realidad, tenemos que pensar en clave europea antes que en clave nacional. Debemos promover el rápido desarrollo de una cultura de seguridad europea. Esta exigencia vale, en particular, para la lucha contra la delincuencia grave y el crimen organizado. Hacer avanzar el espacio de justicia, seguridad y libertad es, a nuestro entender, una tarea esencial, incluso existencial. Por supuesto, habrá que optimizar primero la cooperación operativa entre los Estados miembros. Por ejemplo, debemos asegurar un intercambio de información rápido y fluido entre los servicios de policía y las autoridades judiciales de los Estados miembros. Este principio de disponibilidad constituirá un avance capital en la cooperación entre los servicios de policía. La Presidencia comenzará sin tardanza los trabajos a tal fin. Desea asimismo consolidar el espacio judicial europeo, que se fundamenta principalmente en el reconocimiento mutuo, así como en la aproximación de las legislaciones. Velaremos en especial por hacer avanzar las negociaciones sobre la orden europea de obtención de pruebas, así como las relativas a la posible creación de un registro judicial europeo. La seguridad europea saldrá reforzada con ello. No lo hará ni debe hacerlo en detrimento de las libertades públicas, pues estas libertades forman parte del modo europeo de coexistencia.
La lucha contra el terrorismo debe ser una prioridad permanente. Celebro, en este sentido, la iniciativa española de reunir en marzo a los Jefes de Estado y de Gobierno en Madrid. Por su parte, la Presidencia hará especial hincapié en la lucha contra la financiación del terrorismo.
Por lo que se refiere al capítulo del asilo y la inmigración, la Presidencia se centrará en tres puntos: la intensificación de la cooperación con los países de origen y de tránsito; la adopción de un enfoque armonizado en materia de política de retorno y readmisión; y el comienzo de las actividades de la Agencia europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores el 1 de mayo.
Señor Presidente, Señorías, a menudo hacemos referencia, y con razón, a la Europa de los ciudadanos. No debemos hacernos ilusiones. Si no conseguimos hacer de la Unión Europea un espacio de trabajo y bienestar para todos, los ciudadanos se distanciarán de Europa, de su Unión y del proyecto político en que esta se basa. Para evitar este riesgo y para que Europa recupere su capacidad económica y social, lanzamos hará pronto cinco años la estrategia de Lisboa. Queríamos, y seguimos queriendo, hacer de la Unión Europea la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de asegurar un crecimiento económico sostenido, con más y mejores puestos de trabajo y una mayor cohesión social, respetuosa con el medio ambiente y los recursos naturales.
Tras cinco años de éxitos cualificados, ha llegado la hora de la revisión intermedia, cosa que haremos en el Consejo Europeo de primavera. Lo primero será aclarar la finalidad de la estrategia que hemos de aplicar. La estrategia de Lisboa –una denominación que en mi opinión no dice nada para la mayoría de las personas– es de hecho una estrategia para la competitividad, el crecimiento, la cohesión social y la protección del medio ambiente. Debería basarse en sólidos cimientos de bienestar sostenible para los europeos. Debemos actuar hoy para garantizar mañana el acceso de todos al modelo social europeo, que no debe mitificarse, sino que debería seguir siendo, o mejor dicho, volver a ser una realidad viva para todos. Si queremos garantizar un modelo social europeo intacto, habrá que reformarlo para que pueda ser una respuesta a la crisis del crecimiento, al subempleo, al debilitamiento del tejido social, a la pérdida de competitividad y de productividad, al declive de la demografía y al envejecimiento de la población.
Es natural que a los europeos no les gustan las reformas: les dan miedo, no comprenden las razones subyacentes. Hay que explicarles, pues, que las reformas que proponemos están destinadas a garantizar la supervivencia y la viabilidad del modelo social europeo. Hay que convencerles de que aplazar las reformas resultaría más caro: hay que demostrarles que tenemos razón para actuar y que sería un error resignarnos. Se trata, en suma, de revitalizar a Europa.
El paso siguiente, cuando procedamos a la revisión intermedia, consiste en mantener unidos los tres pilares de la estrategia: la económica, la social y la medioambiental. Sé muy bien que Europa tiene un problema de competitividad, que en buena medida es la causa de sus mediocres resultados en términos de crecimiento y empleo. Hay que aumentar la competitividad, por supuesto. Pero no es un fin en sí misma, no un beneficio neutro, autosuficiente. No, la competitividad que debemos buscar ha de permitirnos realizar un crecimiento más fuerte y sostenible y estar encaminada a una mayor cohesión social y un medio ambiente más armoniosamente equilibrado.
(Aplausos)
Entonces, por favor, no comencemos un debate absurdo e infructuoso sobre si es necesaria más competitividad y por tanto menos cohesión social, o más cohesión social y menos cohesión medioambiental. Si Europa quiere ser fuerte, necesita las tres cosas, y esas tres cosas están unidas: mayor competitividad, mayor cohesión social y un medio ambiente natural más equilibrado.
(Aplausos)
Digo sí a la competitividad, digo no al abandono de nuestras ambiciones sociales y ecológicas. Digo sí, por ejemplo, a la apertura de los mercados de servicios, pero digo no al dumping social, un factor que algunos querrían favorecer.
(Aplausos)
Se trata, en suma, señor Presidente, de reflexionar sobre el método adecuado para garantizar el éxito de la estrategia.
Tras cinco años de navegar sin rumbo entre éxitos y fracasos, la cuestión no es saber qué debemos hacer, puesto que a fin de cuentas lo sabemos, sino cómo vamos a hacerlo. Es fundamental que hagamos realidad el espacio europeo del conocimiento, incrementar el esfuerzo de investigación, mejorar los sistemas educativos y fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Esto es lo que debemos hacer, pero ¿cómo conseguirlo?
En Europa tenemos demasiados procesos. Tenemos las grandes orientaciones de política económica, las directrices sobre el empleo, la estrategia de desarrollo sostenible, la estrategia del mercado interior, la carta sobre las pequeñas y medianas empresas, el proceso de Colonia, el de Cardiff y un largo etcétera. Muy a menudo, todos estos procesos se estancan en procedimientos burocráticos que no llevan a ninguna parte. La Unión Europea se parece más a una oficina de estudios –una oficina de estudios que no se utilizan– que a una fábrica de ideas prácticas que luego se ponen en práctica.
(Aplausos)
Debemos cambiar esta situación racionalizando nuestra estrategia. Nuestra estrategia es esencialmente europea, pero su aplicación debe ser ante todo nacional. Quisiéramos que la estrategia siguiera siendo esencialmente europea. Debe ser ampliamente revisada cada dos años, o preferiblemente cada tres años. No podemos cambiar de estrategia cada seis meses, de Consejo Europeo en Consejo Europeo, al albur de las sucesivas Presidencias y sus inspiraciones del momento. La estrategia debe ser de largo alcance.
Queremos que la aplicación nacional se acelere y se intensifique. Propondremos que los Estados miembros elaboren programas de acción nacionales, que deberían concebirse de común acuerdo con los interlocutores sociales y presentarse a los Parlamentos nacionales, que, junto con los organismos comunitarios, vigilarían su aplicación. Estos programas nacionales tendrían en cuenta las especificidades nacionales y regionales y deberían permitir evaluar por separado el ritmo y la intensidad de las respectivas reformas nacionales, facilitando así el calibrado de los resultados alcanzados en un momento dado.
Esto por lo que se refiere a la estrategia y la forma en que debe aplicarse. Volveremos a debatirlo juntos, el Parlamento, el Consejo y ambos con la Comisión, que pronto nos presentará su informe resumido.
Señor Presidente, Señorías, la reorientación parcial de la estrategia de Lisboa nos invita también a una reflexión sobre el Pacto de Crecimiento y Estabilidad. Perdón, sobre el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
(Risas)
En realidad, yo habría preferido la primera fórmula.
(Aplausos)
Pero dado que en 1996 Europa estaba gobernada por nuestros viejos amigos –y no por los que ustedes creen–, el orden que se aprobó fue el segundo.
(Risas y aplausos)
Comenzamos la revisión del Pacto bajo la Presidencia neerlandesa y quisiéramos concluirlo bajo la Presidencia luxemburguesa. Vamos a reformar el Pacto, o más bien vamos a ajustar sus medidas de aplicación. Permítanme explicarles esto exponiendo primero lo que no vamos a hacer.
La Unión Económica y Monetaria necesita estabilidad. Por consiguiente, no vamos a eliminar la estabilidad ni de nuestro discurso ni de nuestra práctica. La estabilidad es un elemento fundamental del pacto en que se basa el euro. Prometimos una moneda estable. Seguirá siendo estable y seguirá siendo fuerte. De esto se desprende, para que quede claro, que la Presidencia no propondrá neutralizar o inmunizar ciertas categorías de gastos presupuestarios aplicables con arreglo al Pacto. Por consiguiente, los criterios básicos –3 % de déficit, 60 % de deuda– seguirán siendo aplicables.
Ahora bien, para mí está claro que hay que introducir cambios, entre otras cosas, en particular, para que el Pacto pueda ajustarse mejor al ciclo económico. En períodos de fuerte crecimiento económico, los Estados miembros de la zona del euro deben estar obligados a asignar los excedentes presupuestarios prioritariamente a la reducción de la deuda y del déficit. Enriqueceremos la dimensión preventiva del Pacto con una dosis importante de estabilidad adicional.
Sin embargo, en los períodos de débil crecimiento, los Estados miembros de la zona del euro deberán disponer de un mayor margen de maniobra para responder con respecto al presupuesto. Este margen de maniobra será tanto más amplio cuanto más consecuentes hayan sido los esfuerzos de reducción del déficit y de la deuda durante las fases de expansión económica. Si durante los períodos de débil crecimiento, un Estado entra en situación de déficit excesivo, esta situación y las consecuencias derivadas de ello, en particular con respecto al calendario para la corrección, se juzgarán a la luz de criterios de evaluación objetivos.
Hay que evitar a todo precio los juicios políticos arbitrarios, que podrían conducir a evaluaciones diferentes en función del tamaño del país. Desde este punto de vista, Luxemburgo siempre sale perdiendo.
(Aplausos)
Señor Cohn-Bendit, tendremos un debate como es debido en su momento, en comisión, sin demasiados testigos, sobre la comparación que podría hacerse entre Francia, Alemania y Luxemburgo en materia de fiscalidad. Es un debate interesante y muy instructivo para los que miran a Luxemburgo de un modo un tanto superficial, debo decirlo.
(Aplausos)
Les invito, en lo concerniente al Pacto, a un debate sereno. Les prevengo contra las soluciones extremas. Digo no a los que quieren sustituir la estabilidad por una flexibilidad sin límites y sin condiciones y digo no a los que quieren erigir en dogma inmutable el Pacto tal cual. Necesitamos más estabilidad y más flexibilidad para tener en cuenta el ciclo económico.
Señor Presidente, sin duda le sorprendería si no mencionara el debate que vamos a mantener sobre las perspectivas financieras. No detallaré ante ustedes los elementos constitutivos de este expediente, que admito que es difícil, puesto que ustedes los dominan mejor que yo. Simplemente, quisiera decir esto: nosotros, la Presidencia luxemburguesa, vamos a hacer todo lo posible para llegar antes de finales de junio a un acuerdo sobre las perspectivas financieras.
Pero no me hago ilusiones. Los Estados miembros se han atrincherado en sus posiciones y será difícil sacarlos de esas posiciones a tiempo, es decir, ahora mismo. Si no conseguimos ponernos de acuerdo en torno a una posición común bajo la Presidencia luxemburguesa, el 1 de enero de 2007 nos encontraremos será imposible de responder al desafío de la Unión Europea ampliada desde el punto de vista político, legislativo y técnico.
Por consiguiente, ninguna institución, ningún Estado miembro tendrá interés en jugar la prórroga. La ausencia de un acuerdo en junio no será un fracaso de la Presidencia –esto me preocupa muy poco–, sino el fracaso de Europa. Así pues, decidamos, decidamos pronto, decidamos ahora.
(Aplausos)
Evitemos a Europa un largo debate que se prolongaría durante dieciocho meses o incluso más, que multiplicaría los contenciosos y alimentaría los conflictos entre Estados miembros y entre instituciones. Cuento, señor Presidente, con su Parlamento para hacer avanzar la toma de decisiones sobre las perspectivas financieras. Trabajaremos con ustedes, porque su aprobación es necesaria. No se verán ustedes ante hechos consumados, se lo garantizo.
Esto es, señor Presidente, lo esencial de nuestro programa. Las Presidencias se suceden, pero Europa por fortuna permanece. Queremos servir a Europa con firmeza y con pasión, con esa firmeza y esa pasión que exigen las distancias largas y las grandes ambiciones.
(Grandes aplausos)
El Presidente. Los aplausos que ha recibido hacen esperar una Presidencia luxemburguesa muy positiva. Así lo desea el Parlamento.
Barroso,(PT) Señor Presidente, Señorías, el semestre que acaba de empezar abordará una serie de hitos importantes que determinarán si la UE podrá cumplir el objetivo de alcanzar un alto nivel de prosperidad, solidaridad y seguridad para los ciudadanos.
Gran parte de lo que la Comisión podrá cumplir durante los próximos años vendrá determinado por las decisiones iniciales que se tomarán durante esta legislatura y por la capacidad de resolver cuestiones difíciles y obtener resultados prácticos. Por lo tanto, quiero destacar, desde la perspectiva de la Comisión, la particular importancia de esta Presidencia de Luxemburgo en este primer semestre de 2005. En consecuencia, la Comisión presentará el programa para el período 2004-2009 ya el 26 de enero. Esperamos que las otras instituciones puedan estar de acuerdo con este programa para que no pase a formar parte únicamente del programa de la Comisión, sino forme parte del programa para toda la Unión, anticipando así las disposiciones de la Constitución Europea, y podamos entonces empezar inmediatamente a trabajar con el espíritu de la Constitución.
Luxemburgo tiene la responsabilidad de presidir el Consejo durante este período crucial. Creo que es un privilegio para nosotros tener al Primer Ministro Juncker como Presidente del Consejo durante este periodo, dada su inestimable experiencia como Jefe de Gobierno, su profunda convicción europeísta y su bien conocida capacidad por resolver situaciones complicadas. Desde un punto de vista personal, me complace trabajar con mi amigo Jean-Claude Juncker.
(EN) Señor Presidente, hemos oído hablar a la Presidencia sobre sus expectativas y prioridades. Permítanme comentar brevemente tres de los principales temas que estarán en la agenda de la Presidencia luxemburguesa. Hay muchos otros, pero quisiera centrarme en estos tres.
El primero es el examen intermedio de la Estrategia de Lisboa. Europa se enfrenta a retos muy importantes, la mayoría de los cuales ya se señalaron en Lisboa en 2000. Pero hoy podemos decir que los retos de la globalización y el envejecimiento de la población hacen aún más clara la necesidad de adaptarse a situaciones cada vez más difíciles. La prosperidad de Europa se ve amenazada. Para afrontar esta amenaza necesitamos un mayor crecimiento y más empleo. Si seguimos por el camino del bajo y cada vez menor crecimiento económico, pondremos en entredicho todas nuestras políticas, pero sobre todo nuestra capacidad para garantizar la solidaridad y la seguridad y para conservar y mejorar el modelo europeo. Como se destaca en el Informe Kok, para que las prioridades de Lisboa sean más eficaces, debemos replantearlas, racionalizarlas y jerarquizarlas. El exceso de prioridades hace que no haya ninguna prioridad. El crecimiento y el empleo deben ser nuestras prioridades.
La Comisión está elaborando un informe que presentará sus puntos de vista sobre el examen intermedio de la Estrategia de Lisboa y propondrá directrices para medidas futuras. A estas alturas de la elaboración de este informe, hay dos elementos que me parecen contar con un consenso particular. El primero es la economía del conocimiento. Regresar al crecimiento requerirá una importante inversión en conocimiento. Las empresas no pueden ser más competitivas si no cuentan con trabajadores mejor preparados. Solamente las personas bien formadas pueden garantizar una elevada productividad. Esto requiere un esfuerzo sin precedentes en el terreno de la investigación, del desarrollo, de la educación y de la formación. Será necesario un esfuerzo especial para implicar a los jóvenes en esta inversión en conocimiento. Una mayor productividad generará un mayor crecimiento, que a su vez creará más empleos. No considero que el conocimiento sea exclusivamente un instrumento para otros objetivos: el conocimiento es por sí mismo un objetivo importante y un vehículo para la autorrealización.
El segundo punto de consenso que puedo destacar en esta fase tiene que ver con al coherencia en la aplicación, el problema del cumplimiento. La coherencia entre las medidas nacionales y europeas constituye un factor esencial para el éxito. Esto significa una mejor ejecución de los objetivos acordados en común, que a su vez implica más responsabilidad y una mayor capacitación en el plano nacional para cumplir los objetivos comunes. En este sentido, el informe de la Comisión también pondrá de manifiesto de forma clara la importancia de garantizar la asunción de responsabilidad por parte de los Estados miembros sobre la Estrategia de Lisboa revisada. En general, debo destacar que el examen intermedio de la Estrategia de Lisboa es, en primer lugar, una agenda para la modernización. Que tengamos éxito depende de nuestra capacidad para establecer una asociación efectiva entre nuestras instituciones y nuestros ciudadanos para realizar esta reforma.
(FR) Me gustaría exponerles ahora nuestra visión de las perspectivas financieras. La Presidencia luxemburguesa ha decidido, con razón, hacer todo lo posible por intentar alcanzar un acuerdo sobre las perspectivas financieras antes de finales de junio de 2005. Con razón porque la ausencia de acuerdos a su debido tiempo provocaría importantes dificultades para la preparación de los programas afectados.
Sin embargo, me parece importante recordar, en este momento en que puede iniciarse una negociación final, algunos hechos destacados: no se puede hacer más Europa con menos recursos financieros. La propuesta de la Comisión no ha caído del cielo; es el resultado de compromisos aprobados por la Unión en sucesivos Consejos Europeos. Hoy, la Comisión no pide que se den a la Unión recursos financieros para nuevos proyectos, sino que se le den recursos financieros para compromisos ya contraídos; los Estados miembros deben cumplir los compromisos que ya han contraído.
(Aplausos)
Permítanme recordar algunas cuestiones en las que creo que la Unión no puede transigir. La primera de estas es la cohesión. Señorías, sin solidaridad no hay Unión. Quizá sea otra cosa, pero no una Unión. La ampliación ha tenido consecuencias importantes en materia de solidaridad. La Unión cuenta con nuevas regiones cuyo desarrollo está atrasado, mientras que algunas de las antiguas regiones menos prósperas siguen necesitando apoyo. La solidaridad financiera es, pues, tanto más necesaria cuanto que las regiones atrasadas tienen las mayores posibilidades de aumento de la competitividad y creación de empleo. No podemos decepcionar a los nuevos miembros de la Unión Europea, que tienen derecho a la solidaridad activa de toda la Unión.
En segundo lugar, no se puede olvidar la cuestión de la competitividad. A propósito de la estrategia de Lisboa he dicho que una inversión masiva en investigación y educación es esencial. En efecto, el gasto a escala europea da muy a menudo más fruto más que el gasto sin coherencia a escala nacional. Añadiré también las redes transeuropeas a la lista de prioridades, dado que la infraestructura que conecta a Europa todavía está en declive.
El tercer aspecto crucial de las perspectivas financieras es el de la seguridad. El programa de acción acordado por el Consejo Europeo tiene importantes implicaciones financieras. El denominado «programa de La Haya» tiene implicaciones financieras. Significa más acción a escala europea, de modo que la carga financiera y la seguridad colectiva pueda compartirse mejor entre los Estados miembros. Los ciudadanos europeos esperan de nosotros que seamos capaces de trabajar juntos. Un Estado miembro por sí solo, incluso el más poderoso, no puede garantizar las mejores condiciones de seguridad sin participar en un esfuerzo conjunto a escala europea. En resumidas cuentas, no podemos hacer más Europa con menos dinero. Oigo reclamar de tanto en cuanto una congelación de los presupuestos comunitarios por debajo del nivel del presupuesto de 2006. Ha de quedar claro a este respecto: esto significaría que Europa reniega de sus compromisos.
Quiero decir claramente que la Comisión no quisiera tener nada que ver con una Europa que se retracta, con una Europa mediocre, con una Europa que rebaja sus objetivos. Por ello, celebro que la Presidencia luxemburguesa vaya a hacer todo lo posible por alcanzar un acuerdo de compromiso durante su mandato. Algunos dirán que esto será difícil, incluso improbable. Creo sinceramente que cuanto más lo posterguemos, más difícil será. Por esta razón, apoyamos a la Presidencia luxemburguesa en esta tarea difícil, pero sumamente importante.
En cuanto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, acogemos con agrado el hecho de que una de las prioridades de la Presidencia luxemburguesa sea velar por que la vigilancia presupuestaria multilateral contribuya más a una Unión Económica y Monetaria fuerte, sana y próspera. Estos principios constituyen el fundamento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y es preciso que el Pacto se respete y funcione como es debido. No olvidemos que la moneda única es uno de los mayores logros de Europa. Recuerdo que, antes de la entrada en vigor del euro, ciertos expertos, economistas y, sobre todo del otro lado del Atlántico, decían que Europa nunca sería capaz de tener una moneda fuerte debido a la falta de solidaridad y de cohesión política. Hoy en día, algunos dicen que nuestra moneda es quizás demasiado fuerte, pero no demasiado débil. La moneda única es, pues, un éxito histórico de Europa. No pongamos en peligro ahora este gran éxito.
(Aplausos)
A finales de 2003, la Comisión inició un proceso de reflexión sobre la experiencia acumulada para identificar cambios y mejoras posibles en la aplicación del Pacto que pudieran resultar útiles para lograr una mayor eficacia. Convencida de que el interés común exige que todos respeten cada una de las normas, la Comisión ha estado en contacto con distintos organismos europeos responsables para reflexionar juntos y explorar juntos las vías que parecen más prometedoras, como las que propusimos en nuestra comunicación de septiembre de 2004. El impulso que dé la Presidencia será decisivo para que surja un consenso. Esperamos que este consenso se produzca ya en el Consejo Ecofin del 18 de enero. La Comisión podrá avanzar así propuestas prácticas para mejorar la aplicación del Pacto, y ello a tiempo para los debates en el Consejo Europeo de marzo.
(EN) Durante los próximos seis meses se pondrá a prueba la capacidad de la Unión Europea para regresar al crecimiento. Deberá aportar los medios financieros que exijan sus opciones políticas. Debe funcionar con mayor cercanía a los ciudadanos y recuperar su confianza, además de reforzar su papel en la escena internacional y relanzar sus asociaciones estratégicas.
En la actualidad existe la gran oportunidad de relanzar el proceso de paz en Oriente Próximo. La Unión Europea puede y debe hacer una mayor contribución en este ámbito. Considero que la Unión Europea desempeñará un papel más importante en la escena internacional.
La Comisión respalda firmemente las medidas de la Presidencia luxemburguesa en este sentido, y cree que este periodo es crítico y que nuestras instituciones tendrán que cooperar aún más estrechamente para obtener resultados.
(Aplausos)
Poettering (PPE-DE), en nombre del Grupo. – (DE) Señor Presidente, señor Presidente del Consejo Europeo, señor Presidente de la Comisión, Señorías, hoy damos la bienvenida a la Cámara a los Presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión, y deduzco que el Presidente del Consejo Europeo también estará presente cuando la Comisión desvele su programa en Bruselas el 26 de enero. Lo veo como un símbolo espléndido para la cooperación cada vez mayor entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión. Las futuras Presidencias deberían tomar esto como un ejemplo a seguir.
Aunque estuvimos muy contentos de ver al Presidente de la Comisión y al Presidente del Consejo en Asia, visitando Yakarta en señal de solidaridad de la Unión Europea, quiero hacer hincapié en que, por necesaria que sea la solidaridad con las zonas afectadas, no hemos de pasar por alto los grandes problemas que existen en África y otras partes del mundo. Tenemos que considerar de qué manera podemos, en la medida de nuestras posibilidades, aplicar medidas preventivas en forma de un sistema de alerta temprana, también en Europa, como por ejemplo en el Mediterráneo.
Le apoyamos firmemente, señor Presidente del Consejo, en lo que ha dicho sobre el método comunitario. Puede que Luxemburgo sea pequeño desde el punto de vista geográfico, pero es un Gran Ducado y, por lo tanto, un gran país, y las Presidencias de los Estados del Benelux siempre han sido excelentes. Le deseamos mucho éxito; también para el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos la Constitución tiene la máxima prioridad.
En Bruselas vamos a mantener conversaciones en profundidad sobre la Estrategia de Lisboa, aunque hacer que la economía europea sea competitiva no es un fin en sí mismo, dado que una economía fuerte es la mejor garantía de una buena política social. Consideramos que la competitividad consiste en la creación de más puestos de trabajo en Europa mediante el crecimiento y unas mejores condiciones para las empresas europeas. Para nosotros, esto es política social en el verdadero sentido de la palabra. En lugar de poner la ecología y la protección del medio ambiente en contra de la economía, necesitamos un equilibrio razonable entre ellas.
También le deseamos éxito a usted y a su Presidencia en la gestión de la perspectiva financiera. A aquellas señoras y señores –en este caso, sin duda, todos eran señores– que escribieron cartas abogando a favor del límite del 1 % les diremos que no se puede ampliar Europa y, a continuación, negar a los nuevos Estados miembros de la UE el dinero que es una muestra de nuestra solidaridad, y que necesitan para conseguir alcanzar nuestros niveles. Para ello, es preciso que la Unión Europea disponga de la financiación necesaria. Ha mencionado usted los tratados que hay que firmar, pero ¿de qué manera, en ausencia de un acuerdo en junio y de algún éxito en la planificación financiera a medio plazo, podremos afrontar la adhesión de nuevos Estados a la Unión Europea? Nos alegra mucho que sea Reimer Böge, un miembro muy competente de nuestro Grupo, quien redacte el informe para esta Cámara.
También se ha referido al Pacto de Estabilidad. Le estoy muy agradecido por lo que ha dicho, y estoy de acuerdo con cada una de sus palabras. En esencia, lo que ha dicho se reduce a la necesidad de una mayor flexibilidad. Lo que pasa con la flexibilidad es que son aquellos Estados que han adoptado medidas los que más flexibilidad tienen. Para ir al grano, cuanto menos endeudado está un Estado, más flexible puede ser cuando llegan tiempos difíciles para la economía, lo que también quiere decir que hay que hacer lo que haga falta para reducir el déficit cuando las cosas van bien para la economía, puesto que sabemos que las deudas de hoy siempre terminan convirtiéndose en impuestos mañana, y una carga para los ciudadanos en su conjunto, en particular para la generación más joven.
(Aplausos)
Permítanme que diga algo brevemente sobre cuestiones de política exterior, algunas de las cuales ha abordado usted, y –tal como lo entiendo– el Presidente de la Comisión está plenamente de acuerdo con lo que ha dicho. Nuestro apoyo a Ucrania solo está empezando y tendrá que ser una responsabilidad continuada.
Si me refiero ahora a Palestina, donde acaban de celebrarse elecciones, queremos un Israel seguro y un Estado palestino seguro. El papel de la Unión Europea no tiene que ser –contrariamente a lo que nos dicen no pocos representantes de alto rango de Oriente Próximo– una mera cuestión de prestar ayuda económica, sino que ha de implicarnos, como intermediarios de buena fe, contribuyendo a llevar la paz a Oriente Próximo.
En cuanto a las relaciones transatlánticas, les deseo a usted y, naturalmente, al Presidente de la Comisión, un gran éxito en la visita del Presidente Bush, que marcará el comienzo de una nueva era de buenas relaciones con los Estados Unidos de América. En la Unión Europea no podemos tener dos grupos de Estados, cada uno con su propia manera de mantener relaciones con los Estados Unidos de América. Los europeos tenemos que unirnos en torno a una posición fundada en una asociación con nuestros amigos estadounidenses y, de este modo, como usted ha dicho, señor Presidente del Consejo, el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos le apoyará con decisión y entusiasmo, y le deseamos mucho éxito durante su Presidencia.
(Aplausos)
Goebbels (PSE), en nombre del Grupo. – (FR) Señor Presidente, Señorías, los socialistas aspiramos a una Europa de la excelencia. Para nosotros, la política de Lisboa constituye el mejor camino que conduce a la competitividad europea, el fundamento de una buena vida, de hecho de una vida mejor, para nuestros conciudadanos. Esto es lo que se llama cohesión social.
La Unión Europea debe dejar de lamentarse de que se diga que Europa está quedándose rezagada con respecto a otras regiones del mundo. Si Europa no fuera ya competitiva, ¿cómo es posible que la Unión se lleve la parte del león del comercio mundial? En 2003, por ejemplo, la Unión acaparaba el 40 % del comercio mundial de mercancías y el 45 % del comercio mundial de servicios, más que los Estados Unidos, Japón y China juntos. Por supuesto, algunas de nuestras industrias sufren la competencia de países en que los salarios son bajos, pero no haremos mejores productos desmantelando nuestro modelo social.
Me gustaría decir a determinados colegas conservadores y liberales lo siguiente: la protección del derecho al trabajo proporciona a los trabajadores una sensación de seguridad e incluso de bienestar. En otras palabras, este es un factor importante de la productividad de los trabajadores y, por tanto, de la competitividad de las empresas. No hay conflicto, sino complementariedad. Son palabras textuales del señor Biltgen, presidente del Partido Social-Cristiano de Luxemburgo, un eminente miembro del Partido Popular Europeo...
El Presidente Juncker encabeza un Gobierno de coalición del Partido Social-Cristiano y los socialistas, y esto es una referencia para revitalizar a la Unión sobre la base de un amplio consenso político. Los socialistas europeos depositan muchas esperanzas en esta Presidencia luxemburguesa, en primer lugar para relanzar Lisboa y hacer de ella un instrumento real de progreso, sobre todo a escala de los 25. A este fin, hay que reorientar el marco macroeconómico hacia una política de crecimiento y estabilidad. La estabilidad es un bien público, que se trata de defender en el interés de los más humildes de nuestros conciudadanos. Pero nunca habrá estabilidad sin un crecimiento económico fuerte. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento debe convertirse en un instrumento que proporcione los medios para luchar contra los déficit públicos y permita modelar una política económica acorde con los ciclos económicos. Hace falta disciplina fiscal en períodos de fuerte crecimiento económico y más flexibilidad en períodos de recesión.
Al evaluar el estado de las finanzas públicas de cada país, la Comisión debe apreciar también la calidad del gasto. Hay que prohibir la práctica de recurrir a préstamos para financiar el gasto corriente; los préstamos han de reservarse para la inversión para preparar el futuro. No puede haber más Europa con menos dinero. Una Unión de 455 millones de ciudadanos no puede desarrollarse con un presupuesto limitado, en 2005, al 1,004 % del PNB europeo.
Relanzamiento de Lisboa, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento «inteligente» y unas perspectivas financieras que abran realmente nuevas perspectivas a Europa: esas son las tareas hercúleas a que se enfrenta la Presidencia luxemburguesa. Al mismo tiempo, pedimos a la Unión que no olvide a los desamparados de este mundo. Si la comunidad internacional es capaz de aligerar la deuda de Iraq en un 80 %, y si quiere aliviar la deuda de los países golpeados por el tsunami, también debe ser capaz de condonar la deuda que aplasta cualquier posibilidad de desarrollo en los países del mundo en vías de desarrollo.
(Aplausos)
Watson (ALDE), en nombre del Grupo. – (EN) Señor Presidente, esta es la undécima primera Presidencia luxemburguesa. Señor Presidente en ejercicio del Consejo, su Presidencia se ha puesto muy alto el listón a sí misma y ha de cumplir grandes expectativas de otros.
Al ser simultáneamente Presidente en ejercicio del Consejo Europeo y del Consejo Económico y Financiero, se encuentra usted en una posición única para alcanzar un acuerdo en torno a uno de sus mayores y más delicados objetivos: las perspectivas financieras para 2007-2013. A los Liberales y Demócratas nos complace observar que en el programa de su Presidencia usted afirma que «todo progreso hacia la construcción europea requiere recursos financieros suficientes». Esperamos que sus deseos no se vean limitados por demandas dogmáticas de limitar el presupuesto de la Unión al 1 % para la próxima década. Nosotros no derrochamos los impuestos de los ciudadanos europeos e insistimos en que cada euro se gaste bien y se rindan cuentas de él como es debido. Sin embargo, también nosotros reconocemos que la Unión Europea tiene ambiciones justificadas, ya sea para desarrollar una estrategia de seguridad coherente, una política de desarrollo generosa o una política efectiva de ayuda regional y cohesión social. Todo esto tiene un coste y no deberíamos limitar nuestras ambiciones políticas regateando en torno a lo que, después de todo, es un presupuesto relativamente modesto. Le deseo mucho éxito en el logro de un acuerdo en junio, ya que temo que es poco probable que el planteamiento de sus sucesores respecto a esta cuestión, al igual que en otros temas, propicie un consenso.
Mi Grupo le pedirá que especifique nuevas disposiciones para el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que respalda a la moneda única. Como «míster Euro» tiene usted el derecho y la obligación de defender el euro y la zona del euro. Si se permite que Francia y Alemania se salgan con una simple reprimenda por rebasar el límite de déficit durante varios años consecutivos, si se absuelve a Grecia de falsear su verdadera situación fiscal para conseguir la rápida entrada en la zona del euro y si Italia sigue siendo irresponsable con su presupuesto mientras tiene una deuda pública de más del 100 %, ¿quién confiará en estas normas? El Pacto de Estabilidad necesita un ajuste, pero también precisa que se cumpla, con mecanismos de seguimiento adecuados como los que emplea el FMI. Vigilaremos que usted y sus colegas del Consejo están atentos y sean fieles a sus compromisos.
Su mandato coincidirá con el examen intermedio de la tan cacareada y poco respetada Agenda de Lisboa. Esta está en grave peligro de atascarse. Su compromiso de relanzamiento a mitad de camino dará resultado si usted consigue completar el mercado único, obtiene más financiación para la investigación y promueve un clima favorable al espíritu empresarial. Pero no trate de ser todo para todos. El mercado de trabajo estructural es esencial para Lisboa. Tampoco debería subestimar usted el reto que supone aplicar las Directivas vigentes. Su propuesta de que los Gobiernos nacionales respondan antes sus homólogos, además de los Parlamentos nacionales y la opinión pública, es positiva, y hay que confiar a la Comisión la labor de supervisar las medidas necesarias sin miedo a poner en la picota a los rezagados.
Mi Grupo también celebra su compromiso de adoptar el método comunitario en cuestiones de justicia y asuntos de interior, tan importantes para nuestros ciudadanos. También compartimos sus ambiciones en relación con la ampliación. Pronto habrá nuevas adhesiones, ya que en breve se incorporarán Bulgaria y Rumanía. Croacia es un país candidato con el que tendrá usted que entablar negociaciones. Para que quede claro, con respecto a Croacia esperamos que el General Gotovina se entregue o sea entregado a La Haya para que responda a las acusaciones de que es objeto. Croacia no puede eludir este problema. Como ha dicho el señor Poettering, no podemos ignorar los acontecimientos trascendentales que se han producido en Ucrania en los últimos dos meses. Como órgano colectivo de instituciones, debemos promover la apertura de este país y revisar las relaciones bilaterales a la luz de las nuevas circunstancias. Esta es una tarea de su Presidencia.
En conclusión, a medida que la Constitución entra en la fase de ratificación puede que haya tres referendos durante su mandato, y debe usted hacer todo lo que esté en su mano para que sean favorables. Si se permite que fuerzas políticas en España agiten el fantasma de la autonomía regional, si el debate en Francia se ve enturbiado por la adhesión de Turquía y si en Gran Bretaña la financiación de la UE protagoniza el debate sobre el Tratado Constitucional, todo podría venirse abajo. Deje estos asuntos donde tienen que estar y asegúrese de que Europa consigue la Constitución que necesita.
(Aplausos)
Cohn-Bendit (Verts/ALE), en nombre del Grupo. – (FR) Señor Presidente, hoy acabo de descubrir una vez más que demócrata-cristiano en un país no quiere decir lo mismo que demócrata-cristiano en otro país, le felicito...
(Interrupción del señor Poettering: «¡Lo mismo pasa con los Verdes!»)
Lo mismo pasa con los Verdes, pero en este momento me dirijo al Presidente de la Unión y no al presidente de los Verdes europeos. ¡Esa es la diferencia, señor Poettering!
Ha dicho usted una cosa muy interesante. Si constituye usted realmente un grupo de trabajo con el señor Barroso para examinar el proceso de Lisboa, yo estaría muy interesado en participar para intentar que todos sigamos la misma partitura. De hecho, estamos de acuerdo con usted y en desacuerdo con el señor Barroso; la competitividad debe ir de la mano del crecimiento sostenible, de la solidaridad social y de la responsabilidad medioambiental. El señor Barroso había olvidado tres de estos cuatro elementos, y por eso es necesario un grupo de trabajo entre la Comisión y el Consejo para que todos cantemos siguiendo la misma partitura. Estamos de su parte, señor Presidente en ejercicio del Consejo.
Por lo que se refiere a las perspectivas financieras, todo el mundo está de acuerdo una vez más. Parafraseando a Víctor Hugo, quisiera decirle que dejar a los Estados tacaños gobernar Europa equivale a dejar que el huracán gobierne el océano. Eso no lo queremos. Hemos podido comprobar que, cuando el huracán gobierna el océano, todo se hunde. Si los Estados tacaños –y digo esto de Estados y Gobiernos que me son muy cercanos– se imponen con su 1 %, Europa llevará las de perder. Estamos, pues, de su parte, señor Presidente del Consejo, para luchar contra toda tentativa de reducir el presupuesto europeo. Reducir el presupuesto europeo equivale, de hecho, a dejar que Europa se hunda.
Quisiera decirle una cosa más, que es muy importante, con respecto a la educación. Me refiero al debate iniciado abierto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos con el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA). Cuando se habla de educación, hay que tener la valentía de decir qué funciona y qué no funciona en los Estados miembros. No solo hay que hablar de la necesidad de educar, sino decir también que en Europa hay sistemas educativos, sistemas de enseñanza, que son contraproducentes, reaccionarios e ideológicos.
Para terminar, quisiera decir que el décimo aniversario del Tratado de Dayton y de Srebrenica cae en el periodo de su Presidencia. Pido, pues, a Europa que tome medidas para revisar el Tratado de Dayton, que quizá fuera necesario en su momento, pero que es inadmisible con una Constitución ahora en vigor en Bosnia y Herzegovina. Por ello, con ocasión del décimo aniversario de Srebrenica, le pido que adopte, en nombre de Europa, una iniciativa para revisar el Tratado de Dayton.
Liotard (GUE/NGL), en nombre del Grupo. – (NL) Señor Juncker, ante todo desearía darle las gracias por su presentación. Quiero desear éxito a la Presidencia luxemburguesa y más sabiduría de la que ha mostrado su predecesora neerlandesa, aunque ya ha dado un pequeño paso en falso con su observación sobre la Constitución. Le ruego que sea imparcial y deje que los ciudadanos se formen su propia opinión.
Mi primera pregunta es breve. Hace seis años que se introdujo el euro. En ese momento, en 1999, el desempleo en Europa era del 9 % y ha seguido siendo el mismo hasta la fecha, mientras el crecimiento económico se ha desacelerado. Le pregunto lo siguiente: ¿no cree que ya es hora de que sometamos el euro a una revisión en profundidad, para la que usted podría tomar la iniciativa? Lamento la ausencia en sus planes de la continuación del debate, iniciado bajo la Presidencia neerlandesa, sobre el control de las epizootias. ¿Las ha pasado usted por alto?
De acuerdo con su lista de prioridades, existen muchos malentendidos en torno a la Directiva de servicios. ¿A qué clase de malentendidos se refiere exactamente y quién, a su entender, se deja engañar por ellos? ¿Es la Comisión, el Parlamento o los miles de trabajadores que ya han dejado oír su desaprobación por esta Directiva de servicios? De su deseo de reconsiderar la propuesta desde una perspectiva más objetiva, tal como lo describe, ¿debo deducir que comparte mi punto de vista de que la Directiva de servicios es un documento extremadamente vago que mi compatriota, el Comisario Bolkestein, ni tan siquiera hubiera tenido que presentar? ¿Tiene la Presidencia luxemburguesa propuestas concretas para la modificación de la propuesta de la Comisión relativa a la Directiva de servicios? De no ser así, le invito a que viaje conmigo por los Países Bajos. Podrá conocer estos importantes servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, que la Directiva pone en peligro. También puedo presentarle a esos proveedores de servicios comerciales, incluyendo la cafetería De Tevreden Roker (El Fumador Satisfecho) y el club Picobello Escort Service, los cuales estarán sin duda encantados de participar activamente en Luxemburgo, o en cualquier otro lugar con respecto a este asunto. Para mí, este tipo de servicios son expresiones de la cultura neerlandesa y gracias a la Directiva de servicios, podremos imponerlos a todo el mundo.
Habrá notado usted que estas últimas palabras pretendían ser una provocación, pero quiero pedirle con toda seriedad que acepte mi invitación. De esta manera podremos celebrar el debate tan extremadamente necesario sobre la Directiva de servicios que parece estar ausente de demasiados lugares decisivos de Europa.
Knapman (IND/DEM), en nombre del Grupo. – (EN) Señor Presidente, el discurso del señor Juncker rezuma toda la pasión que puede reunir un funcionario.
Señor Juncker, usted afirma que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento será su máxima prioridad, pero sus anteriores declaraciones no hacen más que ilustrar las incoherencias. Pese a que reconozco que usted ha desempeñado un papel fundamental en la negociación de las disposiciones originales del pacto, recientemente ha declarado que se ha echado por tierra la credibilidad del pacto y que este estaba muerto. ¿Sigue opinando lo mismo?
También ha afirmado que tiene una oportunidad para llegar a un acuerdo rápido en torno al presupuesto de la UE, incluido el reembolso británico de unos 4 000 millones de euros al año. ¿Es así, señor Juncker? Fueron necesarios cinco años para negociar este reembolso. Si sus comentarios reflejan la verdad y logra usted alcanzar un acuerdo para junio, quiere decir que el señor Blair ha aceptado en principio renunciar al reembolso. ¿Es eso cierto? ¿Exactamente con qué miembro del Gobierno británico está usted negociando? ¿Llegará esto a conocimiento del electorado británico para las elecciones generales del Reino Unido, que probablemente se celebrarán en mayo?
Por último, el Partido por la Independencia del Reino Unido, y concretamente mi colega el señor Farage, ha llamado la atención sobre las actividades delictivas de más de un Comisario. En breve y de forma regular les daremos más datos al respecto. ¿Se manchará usted asociándose con ellos o expresará su inquietud y la apremiante necesidad de un cambio?
Angelilli (UEN), en nombre del Grupo. – (IT) Señor Presidente, el programa de la Presidencia luxemburguesa está repleto de asuntos cruciales para el futuro de Europa, entre ellos las prioridades en el frente económico, la Estrategia de Lisboa, la reforma del Pacto de Estabilidad y la aprobación de las perspectivas financieras hasta 2013.
Lo primero que quiero comentar es que dentro de poco se procederá a la evaluación intermedia del estado de aplicación de la Estrategia de Lisboa. Para aumentar las posibilidades de éxito, en el programa hay que responsabilizar a cada uno de los Estados miembros de la consecución de los objetivos prefijados. A este respecto, considero realmente útil la propuesta de nombrar a un responsable a escala nacional de la aplicación de la estrategia.
En segundo lugar, por lo que respecta la revisión del Pacto de Estabilidad, esta misma mañana se ha destacado la necesidad de una reforma que, sin eludir los criterios de Maastricht ni renunciar al compromiso de reducción de la deuda, proponga una interpretación más flexible del Pacto en situaciones de recesión. Estoy convencida asimismo de que para relanzar el crecimiento y la competitividad de Europa se podrían excluir del cómputo del déficit algunos tipos específicos de inversiones.
En tercer lugar, espero que, antes de junio logremos de verdad aprobar las perspectivas financieras hasta 2013 para que sea posible el pleno uso de los recursos desde comienzos del período en cuestión. Espero sobre todo que dichas propuestas, las propuestas del Consejo y de la Comisión sobre temas tan importantes, sean adecuadas y previamente debatidas por el Parlamento Europeo, que, recordamos, es la única institución europea que representa directamente la soberanía popular.
Por último, espero que, durante la Presidencia luxemburguesa, se cree finalmente una Agencia europea de protección civil, para que se puedan afrontar las calamidades naturales de forma adecuada, apuntando sobre todo a la prevención.
Martin, Hans-Peter (NI). – (DE) Señor Presidente en ejercicio del Consejo, muchos son los que en esta Cámara hace tiempo que quieren verlo sentado enfrente de donde se encuentra ahora, y yo soy uno de ellos. El programa de trabajo que ha presentado es enorme, pero también tiene usted la reputación de hacer milagros, y es al trabajador milagroso que habita en usted a quien quiero recurrir, pidiéndole que también preste atención al Estatuto de los diputados. Necesitamos urgentemente un Estatuto justo y creíble de este tipo. En algún lugar entre su país y el mío debe hallarse no solo el problema, sino también la solución. Se nos dice que el Gobierno alemán no quiere un Estatuto antes de las próximas elecciones, pero, al mismo tiempo, el modelo alemán –en cuanto a la remuneración de los diputados en lugar de ingresos complementarios y grupos de presión– podría servir de base para un acuerdo de este tipo. Hay que poner fin a la avaricia impropia. Esta Cámara tiene que dejar de ser el parlamento de los insaciables, o de lo contrario se perjudicará gravemente a la democracia, que es lo que este lugar representa.
El Presidente. Si el señor Presidente en ejercicio del Consejo no desea contestar a las preguntas muy concretas y precisas que se le han hecho ahora, vamos a seguir con el debate.
Spautz (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Presidente de la Comisión, Señorías, la Presidencia del Consejo luxemburguesa en este primer semestre de 2005 es muy probablemente la última de su género que vamos a ver. En el marco de la Constitución Europea, cuando mi país sea el siguiente en asumir la Presidencia, la Presidencia del Consejo de Jefes de Estado o de Gobierno habrá sido reformada para siempre. De ahí se deduce que una última Presidencia –que es lo que es esta– tiene que ser buena, y sus éxitos deben resistir el paso del tiempo.
Las tareas más enormes y difíciles para nuestra Presidencia de 2005 tienen que ver con la política financiera; su orden del día está dominado por la determinación del marco financiero para el período que va de 2007 a 2013 y por una interpretación más flexible del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Hay que negociar la dotación financiera para la Unión ampliada de manera que no se obstruya una definición ambiciosa de la política europea mediante limitaciones presupuestarias a escala nacional.
Los 450 millones de habitantes de Europa esperan que la Unión Europea pueda actuar efectivamente, y no vamos a poder cumplir sus expectativas discutiendo décimas y centésimas de puntos porcentuales, por lo que es vital que la Presidencia luxemburguesa logre la difícil proeza de dar a la planificación financiera de la UE una dimensión europea. De este modo, actuaría en interés de todos los europeos y de una Unión que no solo se está ampliando a sí misma, sino que también, y al mismo tiempo, está beneficiando a sus ciudadanos al apoyar sus políticas en una base financiera adecuada y suficiente; de lo contrario, las próximas rondas de ampliación estarán fuera de su alcance.
Durante los próximos seis meses conviene que se reinterprete el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en consonancia con la situación económica. En realidad, es una cuestión de sentido común económico, así como de las exigencias de una política de empleo dinámica en Europa, que requieren que se adapte para tener en cuenta las realidades del ciclo de crecimiento. Lo cierto es que el pacto trata tanto de crecimiento como de estabilidad, y no se puede permitir que una rigidez excesiva obstaculice el crecimiento en lugar de fomentarlo.
La Estrategia de Lisboa se enfrenta a su examen intermedio el 22 de marzo de este año, cuando se evaluará lo que se ha conseguido hasta ese momento y se fijarán nuevas prioridades. La Presidencia luxemburguesa del Consejo propone que, en 2010, todos los Estados miembros hayan puesto en marcha reformas concretas y demostrables en cada uno de los ámbitos en que la Estrategia de Lisboa exige que se tomen medidas. Dicho esto, el entorno económico de la UE también va a sufrir cambios durante los próximos cinco años. Europa no es la única en el mundo en luchar por mejorar su desempeño y ser más competitiva y, por lo tanto, la agenda de la reforma de Lisboa deberá aplicarse con éxito en 2010. La Presidencia de Luxemburgo lo sabe muy bien y se esforzará por garantizar que su comunicado abra la puerta a una fase en la que se realicen verdaderos progresos.
Por último, me importa mucho que se diga algo, en este debate, sobre los acontecimientos que marcan una época en Ucrania, que es un Estado europeo que, en el último mes, ha demostrado su deseo de ser uno de nosotros, y su capacidad de enriquecer a la familia europea con sus convicciones y su experiencia. Si tiene que ocurrir, que sea durante la Presidencia luxemburguesa cuando se empiece a completar el mapa de Europa; hemos de tener en cuenta que Eslovaquia, Polonia, Hungría y Rumanía tienen un vecino cuyos habitantes ven su futuro junto a todos nosotros en Europa.
(Aplausos de la derecha)
Swoboda (PSE). – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, permítanme que empiece con un breve comentario. Considero que el Estatuto es una cuestión demasiado importante para que sea un juguete para demagogos y, así pues, quiero pedirle que ignore las arengas que se han pronunciado y siga adelante con lo que prevé hacer con todo su esfuerzo y concienzudamente, abordando esta cuestión y encontrando una solución.
Su intervención, señor Presidente en ejercicio del Consejo, ha sido muy buena y quiero felicitarle por conseguir un buen equilibrio entre economía y sociedad y, en particular, por dar prioridad al empleo y al crecimiento. Si puedo ser sincero, es un ejemplo para muchos y no solo para los Jefes de Gobierno demócrata-cristianos.
Sin embargo, quiero también respaldar lo que ha dicho sobre los aspectos de política exterior. Dos países de nuestro entorno –Ucrania y Palestina– han celebrado elecciones importantes en las últimas semanas. En ambos casos, la Unión Europea se ha empeñado muy activamente en lograr que se produzcan cambios mediante elecciones democráticas, abiertas y transparentes, y Europa, tal como ha dicho, tiene que aferrarse a ello. No hay que decepcionar a quienes, hasta cierto punto, hemos motivado para que se armen de valor para lograr cambios y a quienes hemos ayudado para que sea así de manera transparente.
No se desanime, señor Presidente en ejercicio del Consejo, puesto que tiene razón al decir que el desarrollo que estamos promoviendo y respaldando en Ucrania no es un desarrollo en contra de Rusia, sino que tenemos de todas maneras que intentar trabajar juntos con Rusia en la búsqueda de soluciones. Ucrania no tiene que convertirse en moneda de cambio entre la Unión Europea y Rusia. Naturalmente, Rusia ha de reconocer que se han producido cambios que puede que le sean desagradables, pero que son los propios ciudadanos quienes los han elegido. Si ahora hay que continuar estos cambios hasta cierto punto en contra de Rusia, no será en beneficio de Ucrania, ya que es demasiado variada y diversificada, y sabemos que son estas partes que están en cierta medida alineadas con Rusia las que son los motores económicos de Ucrania.
De modo similar, en Palestina es necesario que sigamos participando y que continuemos prestando apoyo político, moral y económico, tal como lo hemos venido haciendo durante años, al tiempo que adoptamos siempre una postura crítica al no haberse podido demostrar claramente hacia donde iba a parar el dinero. Hemos logrado muchos cambios e introducido un cierto grado de transparencia, incluida la manera en que se administra Palestina. Esto es lo que hemos conseguido y continuaremos haciéndolo si nos metemos de lleno en ello y, como se ha dicho, no nos limitamos a suministrar fondos, sino que también ayudamos al pueblo palestino a conseguir un Estado propio. La única manera de garantizar la seguridad en Oriente Próximo es que allí exista tanto un Israel seguro dentro de sus propias fronteras como un nuevo Estado palestino. Incluso si la política exterior no es una de las prioridades de su Presidencia desde el primer momento, no podemos abandonar a la gente que hemos ayudado a conseguir cambios; también nos interesa a nosotros, por el bien de la estabilidad y de nuestro propio continente, ayudarles a alcanzar la auténtica meta política.
(Aplausos de la izquierda)
Ek (ALDE). – (EN) Señor Presidente, quisiera saludar a la Presidencia y felicitarla por sus prioridades. Me gustaría plantear cuatro preguntas.
(SV) La UE se enfrenta a desafíos de gran importancia durante los próximos seis meses. Naturalmente, el examen intermedio del proceso de Lisboa es una de las cuestiones primordiales. Es hora de que los dirigentes europeos empiecen a actuar. Agradezco la declaración de la Presidencia de que el crecimiento económico es importante, pero que los otros dos pilares de la estabilidad también son necesarios, en concreto el desarrollo social y medioambiental. Ahora bien, lo que es necesario explicar no es simplemente que pretende usted mejorar el proceso de Lisboa, sino la manera en que tiene la intención de hacerlo.
La otra cuestión se refiere al ámbito energético. Es cierto que un medio ambiente mejor y una mayor autosuficiencia son muy importantes e implican crecimiento económico. La producción de biomasa crea puestos de trabajo en distritos y regiones con un bajo crecimiento económico y puede contribuir a la mejora del ambiente y a la estabilización de la producción de energía. ¿Cómo pretende combinar la reforma a medio plazo de la política agrícola con las políticas energética e industrial?
Mark Twain dijo una vez que «todo lo que uno necesita en esta vida es ignorancia y confianza, y entonces el éxito está asegurado». Naturalmente, este no es el caso. Es necesario fortalecer la política de investigación y necesitamos una economía basada en el conocimiento. ¿Qué va a hacer la Presidencia para asegurar una consecución más rápida del objetivo del 3 % con respecto a las ayudas a la investigación?
Por último, el cuarto aspecto. No se ha dicho nada sobre lo que puede que sea el proceso legislativo más importante que está en curso, concretamente la Directiva REACH sobre productos químicos. Tenemos la oportunidad de crear una norma mundial si combinamos la propuesta de la Comisión con una mejor viabilidad. La incertidumbre es muy onerosa tanto para la industria como para el medio ambiente. ¿Cómo pretende trabajar con REACH?
Finalmente, quiero felicitarle por la excelente presentación de las prioridades y espero que, durante los próximos seis meses, logre alcanzar los objetivos que ha establecido.
Turmes (Verts/ALE). – (FR) Señor Presidente, señor Presidente del Consejo, celebro las palabras claras y valientes de la Presidencia luxemburguesa con respecto a la política de desarrollo sostenible.
Más que sus predecesoras, la Presidencia luxemburguesa intenta mantener un equilibrio entre las políticas económicas, sociales y medioambientales. Aboga por una cosa muy sencilla, y es que en materia de política de crecimiento, las políticas sociales y medioambientales son un punto de partida y no de llegada. Espero que este espíritu presida la política de la Presidencia luxemburguesa en el Consejo Europeo y en los respectivos Consejos sectoriales, y estoy seguro de que sus propuestas sobre los grandes ámbitos de trabajo, las perspectivas financieras, la reforma del Pacto de Estabilidad y la revisión del proceso de Lisboa, se guiarán por este espíritu de desarrollo sostenible.
Señor Presidente del Consejo, espero también que encuentre usted la energía necesaria para convencer al Consejo Europeo de que Europa debe seguir siendo la fuerza motriz del proceso de Kioto. Es imperativo que, después del éxito de Kioto, la Unión Europea defina ahora un marco a largo plazo para la política sobre el cambio climático, es decir, con los objetivos para el periodo 2020-2050. Esto es lo que esperan nuestros ciudadanos y los agentes económicos. ¿Qué orientaciones seguirán los agentes económicos en Europa al invertir en sectores clave como la energía y el transporte si no hemos establecido un marco claro para las futuras políticas en este terreno?
Volviendo sobre la estrategia de Lisboa, usted ha señalado que abarca tres ámbitos, a saber, las cuestiones medioambientales, sociales y económicas. Han sido las ambiciosas políticas de los últimos decenios en materia de medio ambiente las que han hecho de Europa un líder mundial de las tecnologías medioambientales y las energías renovables. Espero que revisen ustedes el capítulo V del informe Koch para asegurar que la economía europea se beneficie de estas políticas ambiciosas.
La agenda de Lisboa debe incluir también una política social ambiciosa. La Comisión impulsa una amplia liberalización, sobre todo como la que se propone en la Directiva Bolkestein, y me alegro de que usted, señor Juncker, haya criticado esa Directiva. Espero que la Presidencia luxemburguesa aproveche también las críticas expresadas en el Consejo de Competitividad para abrir un debate sobre esta Directiva y, en su caso, controlar su desarrollo y forzar a la Comisión a presentar una directiva sobre los servicios de interés general. Creo que reinará la confusión en torno a la Directiva Bolkestein mientras no se haya aclarado la cuestión de los servicios de interés general.
Me complace mucho que esta Presidencia se proponga armonizar las políticas en el ámbito social, medioambiental y económico, pues esto es bueno para Europa.
(Aplausos)
Portas (GUE/NGL). – (PT) Señor Presidente, la tragedia del maremoto no debe ser menos importante para los dirigentes mundiales y para Europa que el 11 de septiembre. El maremoto asiático debe servir de acicate para las prioridades más apremiantes del mundo: la prevención y la lucha contra el hambre y las enfermedades.
Por lo tanto, quiero formular cuatro preguntas. En primer lugar, ¿cree usted que los 450 millones de euros anunciados para la reconstrucción van a debilitar programas que se habían previsto para Asia (como es el caso de 150 millones de euros de los 450 millones de euros anunciados)? En segundo lugar, ¿tiene la intención de respaldar la cancelación de la deuda de los países afectados por el maremoto o defiende simplemente una moratoria? En tercer lugar, ¿los tratará como a Iraq o peor que a este país? Por último, el Comisario Michel ha propuesto al último Consejo un objetivo más ambicioso que el 0,7 % para el desarrollo. ¿Va a reconsiderar usted esta propuesta, o va a echarla por la borda para siempre?
Bonde (IND/DEM). – (DA) Mi estimado señor Juncker, normalmente las Presidencias luxemburguesas de la UE se encuentran entre las mejores, quizá por el hecho de ser un país pequeño sabe que no puede monopolizar los planes sino que tiene que servir a todo el mundo. Estoy seguro de que continuará esta tradición, y también le pido a usted y al Consejo que trate a defensores y opositores de la Constitución de la misma manera. Nuestros edificios aquí están llenos de muestras favorables al voto del «sí»: carteles con el «sí», insignias y globos, cuya presencia se ha decidido –y pagado con nuestro presupuesto común– antes de que haya votado el Parlamento. Sin embargo, no será hasta esta tarde cuando conozcamos el resultado, y no cabe duda de que habrá votos a favor y en contra de la Constitución. Aquellas personas que están a favor no pueden robar los tributos de los contribuyentes para promover un punto de vista definido. Los referendos nos pertenecen a todos, y los votantes tienen derecho a una información equilibrada y no a propaganda pagada con impuestos.
El lunes por la noche, los servicios de organización de las sesiones decidieron enviar algunos millones de euros a los partidos supranacionales de la UE, los cuales están todos a favor de la Constitución de la UE. Más de 150 diputados al Parlamento Europeo no obtendrán ninguna parte de estos recursos. Esto es contrario al principio de igualdad y, por lo tanto, es ilegal. Le pido que aborde el asunto en el Consejo de manera que el reglamento relativo a los partidos se derogue o se complemente con disposiciones para aquellos que no quieren pertenecer a un partido supranacional pero que quieren participar en actividades europeas, suministrando información, como por ejemplo la relacionada con la Constitución. ¿Cómo garantizará que los recursos de la UE utilizados por los defensores del «sí» los puedan utilizar en igualdad de condiciones los defensores del «no»? ¿Puedo, por último, pedirle que nos indique que va a respetar usted el resultado de los referendos, tanto si es «sí» como si es «no»?
Bielan (UEN). – (PL) Señor Presidente, Señorías, no cabe duda de que la tarea más ambiciosa a que se enfrenta la Presidencia luxemburguesa será la conclusión de negociaciones sobre las perspectivas financieras para 2007-2013. Será sin duda una tarea extremadamente compleja, pero no me cabe duda de que se tiene que hacer todo lo que esté en nuestro poder para alcanzar un compromiso sobre el presupuesto en junio de este año a más tardar. De lo contrario correremos el riesgo de sufrir grandes retrasos, por ejemplo, en la elaboración de programas de ayuda regionales, y esto puede querer decir que los fondos de la UE no lleguen a los Estados miembros en enero de 2007.
Naturalmente no solo es crucial la fecha en que alcancemos un compromiso, sino también la naturaleza del mismo. El señor Barroso ha dicho con razón que no podemos tener más Europa por menos dinero. La Unión Europea dejará de existir sin solidaridad, y por este motivo no podemos consentir que la política de solidaridad y la ayuda a los nuevos Estados miembros dejen de formar parte de las prioridades presupuestarias de la UE. Hay que tener en cuenta que a menos que se aborden las brechas existentes en el desarrollo económico de la UE ampliada, no será posible alcanzar las metas de la Estrategia de Lisboa. Por consiguiente, es necesario garantizar que se asignen fondos para la política de cohesión en el futuro presupuesto de la UE, puesto que redunda en interés de toda la Comunidad.
Señor Presidente en ejercicio del Consejo, no cabe duda de que la visita del Presidente Bush a Bruselas será el acontecimiento más significativo que tendrá lugar durante los seis meses de la Presidencia luxemburguesa. Será la primera vez que un Presidente de los Estados Unidos visite las instituciones europeas. Espero que esta visita simbólica contribuya a mejorar las relaciones transatlánticas, que últimamente han sido algo tensas. A menos que cooperemos estrechamente con los Estados Unidos, nos costará responder a un gran número de desafíos mundiales.
Señor Presidente en ejercicio del Consejo, acojo con satisfacción sus comentarios sobre las relaciones con Ucrania. La Unión Europea tiene que sacar sus propias conclusiones de los acontecimientos del año pasado en uno de sus países vecinos. El pueblo ucranio ha demostrado que comparte nuestros valores europeos, y que desea integrarse en la UE. Por lo tanto, hay que ofrecerle una asociación que permita, en última instancia, desembocar en su ingreso.
Vanhecke (NI). – (NL) Señor Presidente, como bien sabe, hace poco las instituciones europeas –y creo que de modo desastroso– han cortado el nudo gordiano con respecto a la posible adhesión de un país no europeo, Turquía, a la Unión Europea. Una cuestión de este tipo amenaza con cambiar la propia naturaleza de la Unión tal como la conocemos, e incluso pone básicamente en peligro el futuro de la cooperación europea tal como la conocemos. Ante todo, se trata de una cuestión en la que una amplia mayoría de nuestro electorado, nuestros ciudadanos, están muy distanciados de la posición adoptada por las instituciones europeas oficiales.
Lamento, por lo tanto, el fracaso de la Presidencia luxemburguesa de aprovechar la oportunidad, ante todo, para pedir respeto de la voluntad política de la mayoría de nuestros ciudadanos y, en segundo lugar, como Estado miembro pequeño, pedir respeto para ese otro pequeño Estado miembro que es Chipre, que se ve ninguneado y juzgado erróneamente por parte de los dirigentes turcos de la manera más arrogante e inaceptable. A mi entender, se trata de una oportunidad perdida y que solo ensancha el enorme abismo entre nuestros ciudadanos por un lado y la política europea por otro.
Galeote Quecedo (PPE-DE).–(ES) El señor Juncker ha descrito una agenda muy ambiciosa para estos seis meses; esta agenda supone una gran oportunidad, pero también una gran responsabilidad para Luxemburgo y, en particular, para su Primer Ministro, que atesora tanta experiencia como capacidad y a quien deseamos mucho éxito en esta difícil tarea.
Quisiera hacer algún comentario sobre el mayor reto de esa Presidencia, que, a mi juicio, es la reforma de las perspectivas financieras, que usted, señor Juncker, ha mencionado de pasada. Probablemente sea lo que trascienda, lo que permita valorar estos seis meses.
Es evidente que el éxito o el fracaso no dependen solo de la gestión de la Presidencia, pero, ciertamente, en este tiempo el Gobierno luxemburgués tendrá que poner en juego toda su capacidad de convicción, y me congratulo de que usted haya afirmado esta mañana que hará primar el interés general, porque, como usted mismo ha recordado, llegar a julio sin un acuerdo sería el anuncio del caos financiero en la Unión Europea.
La Presidencia tendrá que buscar compromisos para prosperar; desde mi punto de vista, esos compromisos han de sustentarse en dos fundamentos: por una parte, la vigencia del principio de cohesión, como ha acreditado el Consejo con el que ha finalizado la Presidencia sueca, y, por otra, el equilibrio en el reparto de cargas.
Espero que esta Asamblea pueda conocer en estos seis meses los costes que supone para los miembros de los quince Estados el esfuerzo de la ampliación, porque desde la objetividad de las cifras es posible hacer propuestas que los ciudadanos europeos, en cada Estado miembro, puedan entender y asumir.
Y refiriéndome a la ciudadanía, y más allá de lo que fijan los Tratados, quisiera preguntarle a la Presidencia: ¿qué papel reserva al Parlamento Europeo, que va a pronunciarse en mayo, en esta negociación?
Désir (PSE). – (FR) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Presidente de la Comisión, recientemente ha afirmado usted, señor Juncker, y lo ha repetido hace un momento, que para usted la competitividad no sería ni el Santo Grial ni el no va más, en particular con respecto a de la revisión intermedia de la estrategia de Lisboa.
Ha señalado usted que los objetivos sociales y los objetivos del desarrollo sostenible no deben contraponerse a los objetivos relativos a la competitividad. Mi Grupo acoge con agrado esta declaración, porque creemos que lo cierto es lo contrario, es decir, que la defensa del modelo europeo es una fuerza motriz de la competitividad en nuestro continente. En efecto, pensamos que hace falta una Europa de la excelencia que apueste por la inversión en la investigación, en la innovación, en la formación de los trabajadores, en la calidad de las infraestructuras, de las redes transeuropeas y de los servicios públicos, y en la calidad del trabajo y de las relaciones sociales. Por lo tanto, estamos de acuerdo con usted en este punto, y hemos notado a veces una ligera diferencia con el enfoque adoptado por el Presidente de la Comisión. Esperamos que él sea igual de claro en sus declaraciones, especialmente con respecto a las cuestiones sociales.
No obstante, las intenciones que usted ha puesto de manifiesto se verán sometidas a una serie de pruebas. Mencionaré tres de ellas, empezando por el presupuesto europeo. Estamos de acuerdo con usted en la necesidad de no dejar que este debate se atasque, que avance con rapidez. Se propone usted desempeñar un papel de estimulador, de intermediario, de acelerador, pero quisiéramos que esa aceleración del compromiso en torno a las perspectivas financieras no se produjera a expensas de un presupuesto acorde con las necesidades de la Unión Europea. En este punto, estamos de acuerdo con el señor Barroso: es necesario un presupuesto que permita garantizar la cohesión y la solidaridad, la inversión en el futuro y en la investigación, la inversión en las redes transeuropeas. El proceso no debiera acelerarse a expensas del resultado final.
La segunda prueba será la directiva sobre los servicios de interés general, que ya ha sido mencionada hoy por una serie de oradores, en particular por el señor Turmes. Estamos extremadamente preocupados –y creo que usted mismo es consciente de este riesgo– por la ampliación del ámbito de esta directiva, que amenaza a muchos servicios de interés general, y por el principio del país de origen, que amenaza al derecho al trabajo en muchos países; pienso en particular en la aplicación de los convenios colectivos.
La tercera prueba tiene que ver, más en general, con la agenda social europea. En este sentido, nos gustaría que hubiera un compromiso claro por su parte con respecto otros miembros del Consejo relativo a la revisión de la Directiva sobre el tiempo de trabajo y la supresión de la cláusula de desvinculación y, por último, relativo a una propuesta de revisión de la Directiva sobre los comités de empresa europeos.
Polfer (ALDE). – (FR) Señor Presidente, desde el 1 de enero, Luxemburgo ejerce su Presidencia por undécima vez. La experiencia adquirida y su excelente preparación, que he observado con mis propios ojos, serán de gran ayuda para superar los desafíos que le aguardan, empezando por la terrible catástrofe de Asia, que ha demostrado la urgencia de coordinar la ayuda humanitaria sobre el terreno y que debería alentarnos a crear lo antes posible el cuerpo voluntario europeo de asistencia humanitaria, que prevé la Constitución.
Otros expedientes le esperan. Solo citaré tres. En primer lugar, el proceso de Lisboa, que ha llegado a mitad de camino. Este proceso ha de clarificarse y requiere que se seleccionen sus prioridades; en pocas palabras, hay que hacerlo más inteligible. Por consiguiente, estoy totalmente a favor de los tres propósitos que ha señalado usted.
La segunda cuestión es la de las perspectivas financieras. Sin duda sería bueno que fuera la Presidencia luxemburguesa la que diera los últimos retoques, pero muchos están todavía indecisos entre el 1 % y el 1,24 %, por no hablar del 1,14 %, y así sucesivamente, y hay mucho dinero en juego.
Por último, habrá que modificar el Pacto de Estabilidad y encontrar el equilibrio necesario entre la rigidez y la flexibilidad para asegurar que no se comprometa la estabilidad. Señor Presidente, espero sinceramente que sus éxitos estén a la altura de los esfuerzos realizados por muchas personas.
Evans, Jillian (Verts/ALE). – (EN) Señor Presidente, quisiera desear al Primer Ministro Juncker una Presidencia positiva y productiva, y me complace ver cómo un pequeño país próspero e independiente preside la Unión Europea. Luxemburgo es uno de los seis Estados miembros que es más pequeño que mi país, Gales, y constituye un ejemplo de lo que podría conseguir un Gales independiente.
El documento de prioridades trata de mantener el equilibrio esencial entre la política económica, social y medioambiental. Quisiera mencionar la campaña permanente contra la discriminación, con la esperanza de que se consiga un verdadero avance en el Instituto Europeo de Género y en la Directiva refundida sobre igualdad. No hay mejor ejemplo del fracaso de las políticas de igualdad que la diferencia salarial entre hombres y mujeres. Treinta años después de que se haya aprobado la legislación sobre este tema, un informe publicado esta semana por el sindicato GMB en el Reino Unido indica que en Anglesey, en mi circunscripción, la remuneración a jornada completa de una mujer representa tan solo el 59 % de la retribución de un hombre. Es un escándalo que hay que abordar y espero que se dé prioridad a las cuestiones de igualdad.
Blokland (IND/DEM). – (NL) Señor Presidente, ante todo quiero expresar mis condolencias al señor Juncker por el fallecimiento de la Gran Duquesa Josefina-Carlota. Le deseo a usted y al pueblo de Luxemburgo fortaleza para sobrellevar esta pérdida, y que Dios esté con ustedes.
La Presidencia de Luxemburgo se enfrenta a la pesada tarea de reformar el Pacto de Estabilidad y la aplicación de las conclusiones del informe Wim Kok. La propuesta de la Comisión de tener debidamente en cuenta el clima económico en el Pacto de Estabilidad ofrece, en mi opinión, una base para llevar a cabo reformas suficientes. La aplicación del pacto se beneficia de una clara toma de decisiones. Todavía son necesarias sanciones claras. Fue en otoño de 2004 cuando el señor Kok presentó su informe sobre la Estrategia de Lisboa; su conclusión es tan clara como previsible: los Estados miembros tienen que introducir reformas estructurales. Por lo tanto, quiero preguntar al señor Juncker de qué manera podemos esperar que su Presidencia haga algo al respecto. Puesto que Luxemburgo siempre ha sido un gran campeón de las necesarias reformas, tengo grandes esperanzas.
Por último, con respecto al Estatuto de los diputados, ¿puede el Parlamento esperar de la Presidencia que se tome finalmente una decisión sobre este tema en los próximos seis meses?
Belohorská (NI).(SK) Gracias, señor Presidente. Deseo a la Presidencia luxemburguesa todos los éxitos posibles. Esto nos beneficiará a todos. Son ustedes el segundo país que asume la Presidencia de la UE ampliada de los 25. Son un Estado fundador de la Unión Europea y también son un ejemplo de cómo un país pequeño puede fijar el ritmo y dictar las condiciones a los países grandes. El Presidente de la Comisión Europea, el señor Barroso, ha llamado la atención en su intervención de hoy sobre la creciente presión financiera que se ejerce en los nuevos Estados miembros, refiriéndose a las regiones atrasadas. Quiero señalar que estos diez Estados miembros también tienen una gran riqueza. Se ha despojado a muchas de estas regiones de decenas y cientos de jóvenes ambiciosos, científicos, médicos, quienes durante los últimos quince años han partido para la vieja Europa y están contribuyendo al éxito de su economía. Quiero señalar a la Presidencia luxemburguesa que no queremos ser solo receptores de caridad. Considero que es una oportunidad para que haga usted participar a los diez nuevos Estados miembros. Tras la ratificación del Tratado Constitucional, Europa creará nuevas instituciones. Le invito a que tome medidas para garantizar que se da al Este de la Unión Europea el derecho de alojar a una institución europea importante. Estoy convencido de que esta idea podría ser un éxito. Prueba de ello es que la reunión Bush-Putin tendrá lugar en mi pequeño país, Eslovaquia.
Brunetta (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, la reforma del Pacto de Estabilidad y la reforma de las perspectivas financieras son dos caras de la misma moneda. Estas reformas han de encontrar una filosofía común y una solución común: más crecimiento, más competitividad y más recursos para los Estados miembros. Todo esto quiere decir más bienestar y más cohesión.
Permítame, señor Juncker, que sea franco con usted. Con respecto al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, las cosas que ha dicho son totalmente aceptables, pero ya están previstas en el actual sistema de regulación: los estabilizadores automáticos, su relación con el crecimiento o la recesión, la relación entre más flexibilidad con respecto al déficit y el carácter virtuoso de la dinámica de la deuda, son cosas ya previstas. No es lo que necesita ahora la Unión Europea: quizás convendría ser más ambiciosos. Digo más ambiciosos, pero ello no quiere decir menos rigurosos, simplemente más atentos a las exigencias estratégicas de nuestra Unión.
Si es cierto que hay que relanzar una estrategia virtuosa a escala europea mediante inversiones, infraestructuras, investigación y seguridad –en resumen, para alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre de Lisboa–, entonces es preciso que lleguemos a un acuerdo sobre las modalidades de acción: sin hipocresías, sin ardides, sin oportunismos. Para el Pacto hace falta una regla de oro europea, por llamarla de alguna manera, acompañada de las oportunas garantías y controles. Las perspectivas financieras precisan un presupuesto de la Unión más fuerte, no más débil, más orientado a las inversiones previstas en los objetivos de Lisboa y menos a las limosnas. Señor Juncker, señor Barroso, ¿seremos capaces de ello? Depende de nosotros. La responsabilidad es de todos nosotros, pero por favor sin hipocresías.
Dührkop Dührkop (PSE).–(ES) Señor Juncker, quisiera centrar mi breve intervención en las perspectivas financieras, que, de los retos que se han comentado aquí, quizás sean el más difícil de los que deberá afrontar esta Presidencia.
Al exponer sus prioridades dice usted que asume las razones que hacen necesario alcanzar un acuerdo político sobre las perspectivas financieras en junio, para posibilitar el término de los procedimientos legislativos bajo Presidencia británica, haciendo converger las diferencias nacionales.
Le deseamos suerte, porque, por un lado, está la ampliación que acabamos de acometer, con diez nuevos Estados miembros cuyos datos económicos van a hacer necesario un enorme esfuerzo financiero de solidaridad en aras de la cohesión social y económica, para proteger, como ha subrayado usted en su intervención, el modelo social europeo.
Por otro lado están los contables, miopes, que solo saben aplicar el criterio de la no superación de un cierto límite de gasto. Esperamos que con su experiencia y con la colaboración del Parlamento Europeo, su Presidencia consiga dar amplitud de miras al Consejo, para hacerle ver que es una irresponsabilidad intentar hacer -y vuelvo a emplear esta frase tan manida- más Europa con menos recursos. Pero también es necesario hacerle ver al Consejo que la política presupuestaria, señor Juncker, se enfrenta a desafíos mucho más importantes que los de mantener el gasto por debajo de un porcentaje de la renta nacional bruta.
Sigamos construyendo Europa entre todos y con medios suficientes, como está previsto en los Tratados, para no defraudar a sus ciudadanos.
Mote (NI). – (EN) Señor Presidente, la nueva Presidencia puede tener la certeza de que cientos y miles de ciudadanos británicos lucharán con uñas y dientes contra el proyecto de Constitución Europea, y que millones de nosotros votaremos en contra cuando llegue la hora.
No tenemos nada en contra de los ciudadanos de Europa: nuestra discrepancia solo es con el sistema de gobierno unitario llamado Unión Europea. La UE es la antítesis de la democracia parlamentaria responsable que los británicos inventaron hace más de 700 años. Durante los últimos 30 años se nos ha intentado imponer la inversión de la relación entre el Estado y el individuo mediante el engaño, la negación y la tergiversación. Pero ahora entendemos plenamente en qué consiste realmente la UE. Puede que no nos vayamos durante su Presidencia, pero no lo dude: seguro que nos iremos.
Oomen-Ruijten (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, el talante de mi intervención será más bien diferente de la del anterior orador. Voy a empezar agradeciendo a la Presidencia luxemburguesa, no solo el excelente programa que ha presentado, sino también el estilo, contenido y nivel de compromiso que se manifiestan en él. En los próximos meses, no cabe duda de que la Presidencia luxemburguesa tendrá hecha su tarea, y albergamos grandes esperanzas al respecto. Existen grandes desafíos que exigen una respuesta y que Europa ha de cumplir.
Quiero sacar a colación uno de estos desafíos, en concreto el de la creación de más y mejores puestos de trabajo, pero también la sostenibilidad y la cohesión social. Por lo tanto, voy a repetir al señor Goebbels y al señor Cohn-Bendit que los socialistas y los verdes no tienen el monopolio al respecto. La cohesión social es en gran medida uno de los principios de los demócrata-cristianos, y siempre voy a seguir dedicándome, como sé que lo hará mi Grupo, a asegurar que se mantenga la cohesión social. Por este motivo me alegra que no solo el Presidente del Consejo, sino también el Presidente de la Comisión y el presidente de mi Grupo lo hayan mencionado.
Quiero decir unas palabras sobre Lisboa y quiero comentar una serie de puntos. En primer lugar, mientras el objetivo de lo que realizamos en Lisboa era correcto, y el resultado que queremos lograr es excelente, olvidamos que, cuando todos aquellos Jefes de Gobierno regresaron a casa, nadie asumió ninguna responsabilidad ni obligación por este proceso. Lo que importa más que cualquier otra cosa en estos momentos, además de todas las nuevas medidas que hay que tomar, es que las personas sean responsables. Entonces se podrán realizar planes nacionales a escala europea.
Me gustaría concluir con un lamento que viene del fondo de mi corazón. He observado que hemos llegado a unos acuerdos sobre el libre mercado que, con posterioridad, tanto los Estados miembros como la Comisión Europea han incumplido abiertamente, en cuanto a las cualificaciones, la movilidad, etc.
(Aplausos)
Titley (PSE). – (EN) Señor Presidente, la Estrategia de Lisboa está tan llena de grandes ideas que a menudo se habla muy poco –y, en realidad, hoy se ha hablado muy poco– de cosas sencillas como la mejora de la calidad de nuestra propia legislación. Lo que ocurre es que la Unión Europea podría incrementar de un dos a un seis por ciento su productividad si su marco normativo fuera de los mejores del mundo. Por consiguiente, una prioridad de la Presidencia luxemburguesa debería se la de animar a la Comisión a que destinara verdaderos recursos a la labor de consulta en una etapa temprana de elaboración de sus propuestas y para comprobar si su competitividad es la adecuada.
También es necesario que dediquemos tiempo a examinar la legislación vigente y comprobar si ha tenido el efecto que reclamábamos. A menudo aprobamos textos legislativos, pero no examinamos cuáles han sido sus repercusiones reales. ¿Se cumple y se aplica debidamente la legislación vigente? A mí me da la impresión de que, en la Unión Europea de los 25, la aplicación de la normativa debería tener una prioridad más alta que la que ha tenido hasta ahora. Me complace que la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor haya hecho suya mi sugerencia de que elaboremos un informe de propia iniciativa que examine precisamente estas cuestiones.
También hoy hemos oído hablar bastante de la Europa social, pero hemos de asegurar que la Europa social se aplique a todo el mundo y no simplemente a aquellos que tienen empleo. Son demasiados los ciudadanos que están inactivos económicamente y, por lo tanto, tenemos que invertir en políticas activas de mercado laboral que permitan que las personas vuelvan a trabajar y, seguidamente, en políticas que ayuden a las personas a conservar el empleo. Si no lo logramos, habremos fracasado en nuestra Estrategia de Lisboa.
Por último, pido a la Presidencia luxemburguesa que tome nuevas iniciativas en relación con la parte norte de Chipre, para que podamos asegurar que en esa parte del país se produzca una regeneración económica efectiva.
Kirkhope (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, quiero empezar deseando al señor Juncker y a su país mucho éxito en su Presidencia. Señor Presidente en ejercicio del Consejo, asume usted el liderazgo de la Unión en un período crucial. El proceso de ratificación de la Constitución está en marcha, el proceso de Lisboa todavía no avanza suficientemente y el futuro de las relaciones transatlánticas es fuente de preocupación. En marzo, el Consejo Europeo llevará a cabo la revisión intermedia del proceso de Lisboa. Lo hará con el informe Kok como telón de fondo, cuya evaluación de la falta de progreso ha sido categórica. Pido a la Presidencia que no se distraiga con los cantos de sirena de aquellos que insisten en que la preservación del «modelo europeo» es la prioridad política más importante. Está claro que no lo es. Si el proceso de Lisboa está en una situación tan desesperada es precisamente porque muchos Gobiernos no han sabido asir el mango de la reforma radical.
Los Estados Unidos siguen obteniendo mejores resultados que nosotros y los desafíos competitivos de Asia, en especial de China y la India, aumentan sin que por lo visto haya ninguna respuesta urgente de las capitales nacionales de nuestra Unión. La Presidencia tiene que ser clara y contundente en su apoyo a la reforma económica, a favor de una mayor flexibilidad del mercado laboral, de políticas fiscales más competitivas y de la reducción de las barreras al crecimiento del empleo, en particular la regulación excesiva que domina todas nuestras economías. Con un alto nivel de desempleo en toda Europa, los ciudadanos esperan medidas prácticas que les permitan reincorporarse al mundo laboral.
La reforma será difícil y estará plagada de riesgos, pero como se demostró en el Reino Unido bajo el mandato de Margaret Thatcher en los años ochenta y en España con el señor Aznar en los años noventa, con un enfoque decidido a favor de la reforma económica se obtienen resultados . Una fiscalidad baja, mercados laborales flexibles, menos burocracia y la firme decisión de inclinar la balanza a favor de los creadores de riqueza es la única vía de escape del declive económico relativo. Naturalmente, todo esto es odioso para los socialistas, pero es positivo para todos nuestros ciudadanos. Esperamos ansiosos el Consejo de Primavera en marzo para dar la vuelta a los fracasos de los últimos tiempos y situar a Europa firmemente en un mercado libre y en la vía marcada por las empresas.
Sakalas (PSE). – (EN) Señor Presidente, toda la cuestión de los niños ha estado ausente en las políticas y programas de la UE. Sin embargo, ahora los derechos de los niños se mencionan en la Constitución y en la Carta de los Derechos Fundamentales. Es importante avanzar hacia una política horizontal europea relativa a los niños. Los niños no se pueden defender. Por lo tanto, es nuestra obligación hacerlo. Todos los días conocemos casos de niños que pasan hambre, mueren o sufren abusos de todas las formas posibles.
Sin embargo, en su programa no menciona usted una verdadera estrategia sobre los derechos de los niños, conforme a la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que ha sido ratificada por la mayoría de países europeos. Los niños son fáciles víctimas del tráfico de seres humanos. El informe publicado recientemente por el Grupo de Expertos sobre el tráfico de seres humanos tiene una fuerte dimensión relacionada con los derechos humanos. Pido encarecidamente a la Presidencia luxemburguesa que impulse esta cuestión, incluido un instrumento legal específico para fomentar y proteger los derechos de los niños que ha sido víctimas del tráfico de seres humanos.
La Presidencia luxemburguesa ha manifestado que es una prioridad establecer una directiva sobre la devolución de los solicitantes de asilo. Es importante que incluya un apartado concreto destinado a proteger los derechos de los niños y que los niños no acompañados no sean devueltos a sus países de origen sin evaluar qué es lo que más les interesa. No se ha logrado integrar los derechos de los niños en la política de desarrollo de la Unión Europea. Pido a la Presidencia luxemburguesa que aborde esta omisión sin demora, reclamando una comunicación sobre los derechos de los niños y la nueva cooperación al desarrollo, y respaldando las referencias a los derechos de los niños con carácter prioritario. Le ruego además que revise la declaración sobre política de desarrollo.
La aplicación de nuevas directrices para proteger a los niños en zonas de conflicto sigue siendo motivo de preocupación. Para garantizar que se avance en este tema, es esencial que la Presidencia luxemburguesa impulse este proceso ultimando y poniendo en práctica un plan de acción.
En resumen, es crucial que los derechos de los niños sean una prioridad para la Presidencia luxemburguesa y que se incluyan en las conclusiones de la Presidencia.
Saryusz-Wolski (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, he observado dos defectos en el programa de la Presidencia luxemburguesa, y quiero formular dos preguntas con respecto a los mismos. El documento que expone las prioridades de la Presidencia luxemburguesa menciona por su nombre a 27 países y regiones de fuera de la UE y, sin embargo, no menciona ni una sola vez a Europa del Este ni a Ucrania. Dicho de otro modo, el programa carece de dimensión oriental. Sería de algún modo alarmante si esto reflejase los puntos de vista e intenciones de la Presidencia de Luxemburgo con respecto a la nueva democracia europea que ha surgido ante nuestros propios ojos y en nuestra mismísima puerta. Los comentarios efectuados ante esta Cámara sobre Ucrania han sido muy prudentes. No suponen que se van a tomar medidas que equivalgan a la responsabilidad que Europa tiene para con Ucrania, y que plantea un imperativo moral y político.
Si tuviéramos que contentarnos con el antiguo plan de acción, que se basaba en la política de vecindad, haríamos demasiado poco y cometeríamos una equivocación. Este plan se elaboró para una Ucrania de una época diferente, antes de que tuviera lugar la «revolución naranja», dando esperanzas y un modelo para la transformación política pacífica. Los acontecimientos en Ucrania merecen una reacción de Europa, no meras palabras e instrumentos desfasados. El tiempo transcurre más deprisa y, de manera diferente, en Europa Central y Oriental. Tenemos que actuar ahora para garantizar que la democracia no solo es victoriosa sino duradera y una fuente de esperanza para otros.
Por lo tanto, ¿qué hacer? Conviene revisar el antiguo plan de acción y ampliarlo más allá de la política de vecindad, y hacer una nueva oferta. Las relaciones de la UE con Ucrania tienen que progresar a un nuevo nivel, y hay que ofrecer al país un acuerdo de asociación y la perspectiva de adhesión. No tenemos que frustrar las esperanzas europeas de Ucrania ni entregar como parte del pago nuestros valores fundamentales, como la libertad, la democracia y la solidaridad, por petróleo y gas.
Al apoyar la democracia en Ucrania también vamos a respaldar las ambiciones democráticas de los ciudadanos de Belarús, Rusia y los otros países del espacio postsoviético. Es una oportunidad para el cambio político que beneficiará a la Unión Europea en todos los aspectos. La era de Yalta, de la Doctrina de Brezhnev y el Muro de Berlín, ha terminado. Necesitamos una política valiente basada en nuestros valores y no en nuestros intereses económicos, y promover la democracia, los derechos humanos y el derecho de las naciones a la autodeterminación. La forja de unas relaciones más abiertas con una Ucrania democrática es tanto un gran reto como una gran responsabilidad para la Presidencia luxemburguesa. Le deseo mucho éxito.
Juncker,Consejo. (FR) Señor Presidente, tengo dos posibilidades. Respondo a los treinta diputados que han intervenido, a riesgo de extenderme mucho, o respondo solamente a algunos de ellos, a riesgo de parecer muy descortés hacia los demás. Intentaré ser breve para seguir siendo cortés.
El señor Goebbels, que ha seguido de cerca mi evolución durante muchos años, me cree totalmente incapaz de ello, y en este punto estamos de acuerdo.
(Risas)
Señor Presidente, varios oradores se han referido a la Agenda de Lisboa, en particular los presidentes de Grupo y otros diputados, como el señor Swoboda y la señora Oomen. Parece que estamos bastante de acuerdo con respecto a la necesidad de respetar la sinergia fundamental en que se basa la estrategia de Lisboa, y que recibió un impulso útil con las conclusiones del Consejo Europeo de Gotemburgo.
Se ha convertido en una costumbre que el señor Cohn-Bendit se refiera indistintamente a autores de un lado u otro del Rin, y hoy ha citado a Víctor Hugo. Con respecto a la Agenda de Lisboa, yo quisiera citar a Pascal, que decía que le gustaban las cosas que van de la mano. Esto es cierto en muchos ámbitos de la vida y es cierto también para la estrategia de Lisboa. No se pueden separar los distintos elementos que hacen que la estrategia de Lisboa sea tan efectiva, y me refiero a su efectividad teórica, no al entusiasmo con que se aplica.
Algunos de ustedes han aludido, en el marco de la estrategia de Lisboa, a las necesarias reformas estructurales que habría que efectuar. Soy miembro del Consejo Ecofin desde 1989, creo. Desde entonces, semana tras semana, mes tras mes, se me dice que hay que hacer reformas estructurales. Sin embargo, pocos son capaces de decir exactamente en qué deberían consistir esas reformas estructurales. Por lo general tengo la impresión de que los que dicen que hay que hacer reformas estructurales piensan en realidad en el desmantelamiento del Estado social.
(Aplausos)
Por este motivo, se dice muy a menudo, cuando se evocan las reformas estructurales, que hay que reformar los mercados de trabajo, que hay que flexibilizarlos. Creo que eso es cierto, pero creo también que las empresas europeas podrían ser más flexibles. Creo que quienes deciden, y que muy a menudo toman decisiones por los demás, tendrían interés en mostrarse más flexibles para adaptar las herramientas de que disponemos a las necesidades actuales.
Por mi parte no creo que haya que dar a los europeos la impresión de que bastaría con reformar los mercados de trabajo, desmantelar la legislación social vigente y suprimir los amortiguadores que constituyen los derechos de los trabajadores para ser más competitivos. Este sería un enfoque muy corto de vista, con consecuencias evidentes; no ganaríamos en competitividad y perderíamos el apoyo de la mayoría de los europeos, y en particular de los trabajadores. Por tanto, quisiera prevenirles contra este tipo de discursos simplistas que no nos llevan a ninguna parte.
Varios de ustedes han declarado que sus respectivos Grupos apoyarían el Pacto de Estabilidad, y esto ha hecho que el debate resultara sumamente interesante. Me explico. El señor Goebbels, por supuesto, ha expresado el apoyo de su Grupo parlamentario, el de los socialistas. Si le he entendido bien, el señor Cohn-Bendit se mueve hacia una clara convergencia de intereses e ideas con respecto a esta cuestión. En cuanto al señor Poettering, ha comunicado el apoyo del Grupo del Partido Popular Europeo. Han bastado, pues, cinco minutos de Presidencia luxemburguesa para que los socialistas, los liberales, los demócrata-cristianos y todos los demás se pusieran de acuerdo en torno a la orientación general que debería seguir la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Lo celebro, y en este sentido la Presidencia luxemburguesa será, en este punto, muy fácil; esto yo no lo sabía antes de la sesión de hoy.
Hablaré brevemente de la Directiva relativa a la liberalización de los servicios, con respecto a la cual creía haber aclarado mi punto de vista. No rechazaremos esta Directiva, ya que de hecho podría generar puestos de trabajo si la redactamos de forma acorde con la situación. No obstante, quisiera que, en un esfuerzo común, elimináramos de esta Directiva lo que presenta un riesgo de dumping social y que se ha deslizado en el texto si uno lee entre líneas. Sé muy bien que nuestro debate sobre esta Directiva está viciado por la confusión, porque los riesgos potenciales que encierran algunas de sus disposiciones no son evidentes. Quisiera, pues, que la Comisión, el Consejo y el Parlamento examinasen este proyecto de directiva línea por línea, buscando los riesgos de dumping social. Si todo el mundo me dice, incluido el señor Bolkestein, que la intención no es vulnerar las reglas que protegen nuestros mercados de trabajo, deberíamos ser capaces de eliminar el riesgo de dumping social –un riesgo que a mi juicio está muy presente en lo que concierne a esta Directiva– en un esfuerzo de lectura común, si esa es nuestra intención general. Dicho esto, incluso si tuviéramos la posibilidad de hacerlo, la Directiva no sería adoptada en su forma actual durante la Presidencia luxemburguesa, ya que ha de ser modificada en varios aspectos.
(Aplausos)
El Estatuto de los diputados será adoptado antes de que termine la Presidencia luxemburguesa.
(Aplausos)
Señor Mote, ha dicho usted que le gustaría abandonar la Unión Europea porque representa todo a lo que usted se opone y que usted rechaza. Debo decirle que no puedo estar de acuerdo con uestes en este punto. La Unión Europea representa todo lo que yo apoyo, porque apoyo el entendimiento entre los pueblos y la solidaridad europea, una solidaridad que no debe verse amenazada por una mala reforma de las perspectivas financieras, encaminada a destruir los instrumentos de la solidaridad. La Unión Europea representa todo lo que apoyo, porque apoyo la paz. Hemos sufrido lo indecible en Europa debido a la división entre los pueblos. Incluso si quiere usted abandonar la Unión Europea, no puede dejar de apoyarla.
(Aplausos)
Barroso,Comisión. (FR) Señor Presidente, no volveré sobre los temas que hemos examinado ya en nuestro debate. Las prioridades de la Presidencia luxemburguesa están claras. La Comisión las apoya y va a colaborar leal y constructivamente con la Presidencia, todos los Estados miembros y el Consejo para obtener resultados importantes durante un semestre que consideramos decisivo.
De todos modos, me gustaría abordar una cuestión que no se ha mencionado en nuestros discursos iniciales, pero que ha planteado al menos un diputado, y es la cuestión de legislar mejor. Nosotros también apoyamos la prioridad que la Presidencia luxemburguesa desea conceder a la acción encaminada a mejorar la calidad de la legislación, y esta prioridad figura en efecto en el programa de la Presidencia. El informe Cox destaca que la calidad de la legislación es uno de los factores decisivos para mejorar el entorno económico. No obstante, quisiera decirles que, al margen del entorno económico, legislar mejor es también un factor decisivo para mejorar la comprensión y la confianza de los ciudadanos europeos en la integración europea.
Legislar mejor no es solo una cuestión de competitividad, sino también de ciudadanía. La percepción que tiene la opinión pública de la labor de la Unión Europea está marcada a menudo por críticas a su carácter burocrático, intervencionista, alejado de la realidad. Hay que simplificar la legislación de forma sistemática y operativa, y el acervo comunitario debe ser más fácil de entender. Las evaluaciones de impacto son un factor determinante para preparar mejor las decisiones políticas importantes. Una legislación más sencilla y mejor preparada, estas son las dos condiciones para una mejor comprensión y, por tanto, una mayor aceptación de la legislación por parte de nuestros conciudadanos.
Pero debo subrayar por otra parte que la aplicación se ha convertido en un aspecto crítico. Si la Unión Europea y sus Estados miembros son incapaces de garantizar la transposición rápida de las directivas y el respeto del acervo comunitario, la credibilidad de la acción de la UE estará en entredicho.
Por su parte, la Comisión prestará una atención renovada a las violaciones del Derecho comunitario y al tratamiento de las infracciones.
Para terminar, permítanme decirles, con respecto a la revisión de la estrategia de Lisboa, que no hay que ver divisiones donde no las hay. Creo que todos estamos de acuerdo en reconocer que la competitividad económica, el medio ambiente y las conquistas sociales son muy importantes para Europa. No sucede lo mismo con la competitividad a escala mundial, ámbito en que se pueden introducir mejoras con respecto a nuestros competidores. Creo francamente que en materia de medio ambiente y de conquistas sociales no tenemos mucho que aprender ni que hacer para alcanzar a nuestros competidores, pero en materia de competitividad, por ejemplo en lo que se refiere a la investigación y desarrollo, nos queda mucho por hacer.
Si comparamos a Europa –incluso la Europa de los Quince antes de la ampliación– con los Estados Unidos y Japón con respecto, por ejemplo, a las inversiones en investigación en el ámbito de las nuevas tecnologías, veremos que la Europa de los Quince solo invierte una tercera parte de lo que invierten los Estados Unidos y un 30 % menos de lo que invierte Japón. De modo que la inversión en investigación y en innovación a favor del crecimiento en Europa merece ser una prioridad, y actualmente estamos trabajando con la Presidencia luxemburguesa y todos los Estados miembros para que esto sea así, es decir, que la atención se centre más en las cuestiones más apremiantes. Estoy absolutamente seguro de que, durante esta Presidencia, todos estaremos en condiciones de aprobar una estrategia de Lisboa renovada, que tendrá más fuerza y podrá garantizar la renovación del modelo social europeo en versión modernizada, para garantizar la prosperidad de nuestros conciudadanos.
(Aplausos)
El Presidente. El debate queda cerrado.
Declaración por escrito (art. 142)
Figueiredo (GUE/NGL). – (PT) Este programa de la Presidencia apenas alcanza a no ser una completa decepción ya que, de todas formas, no esperábamos mucho de su contenido. Lamentamos que haya pasado por alto algunas cuestiones fundamentales. El programa no alude para nada al desempleo, aunque ha empeorado. No se compromete a hacer balance del euro en los 12 Estados miembros de la zona del euro, a pesar de los crecientes problemas en la mayoría de estos países, en particular, teniendo en cuenta la sobrevaloración de la moneda. No se compromete a exigir una revisión de la liberalización del comercio del textil y de la confección, o al menos al uso de cláusulas de salvaguardia para los productos más sensibles. No hace referencia al 60º aniversario de la derrota del fascismo.
En cuanto a la Estrategia de Lisboa, no llega a las conclusiones adecuadas sobre el impacto de la situación actual; lejos de ello. Sigue el mismo camino de liberalizaciones y privatizaciones, de hacer que los puestos de trabajo sean menos seguros y de ataques contra los servicios públicos. Igualmente, no propone revocar el pacto de estabilidad y crecimiento y substituirlo por un pacto de progreso social y puestos de trabajo, en consonancia con los objetivos del pleno empleo, el desarrollo económico sostenible y la cohesión social y económica.