El Presidente. Estaba previsto que hoy dedicásemos una declaración y un minuto de silencio en memoria de la tragedia de Auschwitz-Birkenau y creo que debemos seguir haciéndolo.
Señoras y señores diputados, hoy es un día de triste recuerdo para toda la humanidad. En efecto, un día como hoy en 1945 los soldados del Ejército Rojo liberaban el campo de exterminio nazi cuyo nombre ha quedado grabado en la memoria colectiva de la humanidad. Ha quedado grabado en nuestra memoria colectiva como el nombre del horror absoluto, del mal, en su más extrema realización, del crimen planificado, industrializado y documentado.
Nos sorprende todavía a todos hoy cómo eso pudo ocurrir. Pero ocurrió. Es inimaginable, pero fue real. Hoy, una delegación de este Parlamento, compuesta por los presidentes de todos los grupos políticos, la más numerosa de las delegaciones que acudirán a Auschwitz, participará en la Ceremonia de Homenaje a esas víctimas, junto con antiguos detenidos, Jefes de Estado y de Gobierno de numerosos países y algunos de los soldados que liberaron el campo. De esta manera, rendiremos homenaje a las víctimas, pero, por encima de todo, recordaremos ese mal que llevó a la muerte a millones de judíos por el simple hecho de serlo, a minorías étnicas, a homosexuales y a prisioneros políticos de diversas nacionalidades. Es un mal que nos afecta a todos. Por supuesto a las víctimas y a sus descendientes, pero también a los que no estuvimos, a los que no pueden recordar porque no lo conocieron. Auschwitz tiene que llevar a nuestras mentes la batalla del recuerdo contra el olvido, la batalla de la memoria contra lo que quisiéramos que nunca hubiese ocurrido, porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
El Holocausto es un gran problema de toda la humanidad. No sólo un problema del nazi asesino y del judío víctima. Tiene sus raíces profundamente hundidas en algunas de las características que han asomado, muchas veces, su horrible imagen en la historia humana. Hoy, 60 años después, tenemos que seguir luchando contra todo lo que lo hizo posible: el racismo, el antisemitismo, la xenofobia, el odio interracial, la indiferencia de parte de nuestra sociedad, que cree que eso no va con ella, hasta que se da cuenta de que sí, de que también le afecta, pero entonces es demasiado tarde.
Por eso, y para no olvidarlo, hoy votaremos también una resolución sobre la memoria del Holocausto y del antisemitismo.
Señoras y señores diputados, tenemos la obligación de trabajar todos los días, no solamente cuando la magia de las cifras redondas, 60 años, ¿por qué a los 60 sí y a los 59 no? aviva el recuerdo, todos los días, para que los valores de nuestra Constitución -la paz, los derechos humanos, el respeto y la tolerancia-, todo lo contrario de lo que se vivió en Auschwitz, se propaguen y defiendan en las escuelas, en el trabajo, en la escalera, en la calle, en el bar, en la permanente convivencia de unos con otros. Recordar Auschwitz nos da una ocasión para defender los valores de nuestra Constitución y, aprovechando esta oportunidad, para defender la dignidad humana, tan terriblemente mancillada en ese lugar.
Señoras y señores diputados, les invito a recogerse en un minuto de silencio.
(La Asamblea, puesta en pie, guarda un minuto de silencio)
El Presidente. Señoras y señores diputados, cumplido este momento de recogimiento en memoria de las víctimas de Auschwitz, procede suspender la sesión.
(La sesión, suspendida a las 9.10, se reanuda a las 10.00 horas)
PRESIDENCIA DEL SR. VIDAL-QUADRAS ROCA Vicepresidente