19. Estado de integración regional en los Balcanes occidentales
El Presidente. De conformidad con el orden del día se procede al debate sobre las declaraciones del Consejo y la Comisión relativas al estado de integración regional en los Balcanes occidentales.
Schmit,Presidente en ejercicio del Consejo. (FR) Señor Presidente, Señorías, el Consejo no deja de prestar gran atención a las relaciones entre los Balcanes occidentales y la Unión Europea, que además sigue abogando con firmeza por la estabilización y la asociación de esta región vecina. Desde el punto de vista de la estrategia europea de seguridad, esta región es altamente prioritaria para la Unión Europea, como testimonian, entre otras cosas, además de los aspectos civiles, una presencia policial y militar de la Unión Europea en los Balcanes occidentales.
El futuro de esta región se halla en la Unión Europea. La cumbre de Salónica del 21 de junio de 2003 destacó claramente la vocación europea de los Balcanes occidentales. Si el compromiso de la Unión a favor de los Balcanes occidentales no dejar lugar a equívocos, corresponde a los países de la región hacer buen uso de él. Los países en cuestión deben demostrar, mediante políticas y actos concretos, su voluntad y su capacidad de convertirse, llegado el momento, en candidatos a la adhesión a la Unión Europea, con vistas a unirse a ella algún día. La Unión seguirá apoyándolos activamente en sus esfuerzos de reforma política e institucional. Ello exige sin duda cierta perseverancia y un compromiso decidido por ambas partes, ya que todavía quedan notables desafíos que superar.
Sin embargo, pueden ser superados y dominados, ya que ello redunda en interés de los pueblos de los Balcanes occidentales, que sin duda han vivido tiempos infelices, hacer frente a estos desafíos. Redunda también en interés de la Unión Europea allanarles el camino hacia Europa, ya que nuestro objetivo primordial debe ser la paz y la estabilidad del continente europeo.
El proceso de estabilización y asociación sigue siendo el marco general del camino europeo de los países de los Balcanes occidentales hacia una futura adhesión. Este proceso tiene por objeto ayudar a los países de la región a implantar de forma duradera la paz, la democracia, la estabilidad, la prosperidad y el respeto de los derechos de las minorías. Estos objetivos son los mismos que los del proyecto europeo, que ha sabido reconciliar a naciones enemigas tras la más terrible de las guerras, permitiéndoles construir un futuro común. Es importante señalar que este mismo ideal, esta misma visión, se ha visto enriquecida por la experiencia de la última ampliación. Esta mañana acabamos de tomar una decisión muy importante, es decir, el Parlamento acaba de tomar una decisión muy importante sobre esta cuestión, en este caso en relación con Bulgaria y Rumanía.
Cada año, el Consejo procede a un examen tanto de los progresos realizados por los países del proceso de estabilización y asociación como de los problemas no resueltos, sobre la base de los informes anuales de la Comisión. Este examen es un ejercicio importante, que nos recuerda que los Balcanes occidentales están haciendo progresos en el camino hacia la Unión Europea. Tal como se acordó en la cumbre de Salónica, la Unión concluyó por vez primera en 2004 acuerdos de cooperación europeos con los países de la región. Estos fueron presentados por la Comisión al mismo tiempo que los informes sobre las cooperaciones y el proceso de estabilización y asociación. Estas cooperaciones, que se inspiran en las cooperaciones para la adhesión de los países candidatos, sirven de planes de trabajo individualizados, adaptados a las situaciones específicas de cada país. Indican las acciones concretas que deben emprenderse de forma prioritaria. La Comisión y el Consejo siguen los progresos de la aplicación de estas cooperaciones.
Por tanto, el enfoque de la Unión con respecto a los Balcanes está ya muy individualizado y basado en el principio de los méritos propios de cada país. Todos los participantes en la cumbre de Salónica aceptaron el hecho de que la rapidez de los avances de los países de la región hacia una futura adhesión dependerá del ritmo con que implanten las reformas necesarias y cumplan los criterios de Copenhague y del proceso de estabilización y asociación. Los que obtengan mejores resultados avanzarán más rápido. En la actualidad, solo dos países tienen un acuerdo de estabilización y asociación con la Unión Europea, a saber, Croacia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia. Croacia es el primer país de la región que se ha convertido en país candidato.
El proceso es, pues, general, pero sigue el enfoque de «cada país según sus propios méritos». La perspectiva de la adhesión, que es la única garantía de que el desarrollo de estos países sea una realidad para todos, se aplica de acuerdo con este enfoque.
Con ocasión de la última revisión del proceso de estabilización y asociación por parte del Consejo en mayo de 2004, el Consejo acogió con satisfacción los progresos realizados en la región. Pudo constatar una estabilización duradera de la situación en materia de seguridad. Pero a pesar de los éxitos registrados en los últimos años, no cabe excluir definitivamente, por desgracia, la posibilidad situaciones descontroladas, actos violentos o la puesta en tela de juicio de los valores fundamentales en los que se basa la construcción europea. Por esta razón, debemos mantenernos especialmente atentos y vigilantes ante la posible evolución de los acontecimientos. La paz y la estabilidad no pueden considerarse garantizadas en la región. El legado de un oscuro pasado, en el que hizo estragos un nacionalismo destructor, no ha desaparecido por completo.
Para esta región, 2005 será un año en el que se presentarán oportunidades importantes. Así, el Consejo seguirá de cerca la aplicación continua del acuerdo marco de Ohrid en la Antigua República Yugoslava de Macedonia, que ha solicitado a la Unión Europea convertirse en país candidato. La evolución política en Albania, en particular en la perspectiva de las elecciones legislativas que tendrán lugar este verano, merece toda nuestra atención.
Por lo que se refiere a Serbia y Montenegro por un lado, y Bosnia y Herzegovina por otro, el Consejo debería emitir su opinión en el curso de este primer semestre del año, entre otras cosas sobre la conveniencia de negociar un acuerdo de estabilización y asociación. Continúan las negociaciones en torno a un acuerdo de este tipo con Albania y el Consejo deberá ocuparse más adelante, este mismo año, sobre la base del dictamen de la Comisión, de la solicitud de adhesión de la Antigua República Yugoslava de Macedonia.Con respecto a Kosovo, la revisión de mediados de 2005 ofrecerá una primera oportunidad de evaluar los progresos realizados en materia de respeto efectivo de las normas dictadas por las Naciones Unidas. Del resultado positivo de esta evaluación dependerá el avance hacia un proceso encaminado a determinar, mediante el diálogo y la cooperación entre todas las partes, el futuro estatuto de Kosovo. Finalmente, por lo que se refiere a Croacia, la conferencia intergubernamental sobre las negociaciones de adhesión se convocará de común acuerdo una vez que el Consejo haya confirmado –y espero que sea pronto–que Croacia coopera plenamente con el Tribunal de La Haya.
Esta cooperación sin reservas con el Tribunal es una exigencia ineludible para todos los países de los Balcanes occidentales. Hay que decir que en los últimos tiempos se han hecho progresos reales, pero es preciso que haya nuevos avances.
Las iniciativas de la Unión Europea para promover la integración regional de los Balcanes occidentales, en particular en lo que se refiere a la infraestructura, la educación, el retorno de los refugiados, la lucha contra la delincuencia y los intercambios culturales, son realmente esenciales en este terreno.
La cooperación regional, al favorecer la integración económica de la región, es un instrumento importante para promover la reconciliación, favorecer las reformas y, sobre todo, mejorar la situación económica y social en la región. En algunas zonas de los Balcanes occidentales existe un desempleo endémico, que ha alcanzado niveles sin precedentes y se debe en gran medida a la falta de inversiones privadas. Este es uno de los principales factores no solo de inestabilidad social, sino también de inestabilidad política. Por consiguiente, el Consejo concede especial importancia a la promoción de la cooperación regional, que es un elemento clave de la cooperación por la estabilización y asociación. En su revisión de este proceso, en mayo de 2004, el Consejo expresó su satisfacción por las significativas mejoras observadas en materia de cooperación regional, en particular en los ámbitos de las infraestructuras, el comercio y la energía.
La Comisión lleva a cabo, en el marco del programa CARDS, proyectos de asistencia en los ámbitos mencionados en la pregunta y, particularmente en el caso de Croacia, a través de los instrumentos de preadhesión, que son especialmente importantes a este respecto. Así, el objetivo del reglamento CARDS es, entre otras cosas, ejecutar proyectos de reconstrucción, suministrar ayuda para el retorno de los refugiados y para la estabilización de la región, pero también alentar la cooperación regional. Actualmente, el Consejo está debatiendo el nuevo instrumento financiero de ayuda de preadhesión propuesto por la Comisión. A partir de 2007, este debería ser el marco de la asistencia de la Unión Europea a los países candidatos y candidatos potenciales, que incluyen a los Balcanes occidentales.
Rehn,miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, agradezco al Parlamento y al ponente, el señor Samuelsen, la resolución sobre los Balcanes occidentales, una resolución que mira al futuro, y el compromiso del Parlamento y de su Comisión de Asuntos Exteriores con la región. Actualmente, la mayoría de los países de los Balcanes occidentales están logrando avances palpables en sus relaciones con la Unión Europea. Sin embargo, todavía hay muchas cuestiones por abordar y los avances han de consolidarse y reforzarse.
Los años 2005 y 2006 serán cruciales para los Balcanes occidentales en relación con la Unión Europea. Nos encontramos en un momento realmente decisivo. Tenemos que superar ciertas cuestiones a corto plazo para poder centrarnos en el desarrollo económico y social a largo plazo. Las cuestiones inmediatas más cruciales se refieren a la conclusión de la labor del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y a la solución del futuro estatuto de Kosovo.
Como ex diputado al Parlamento Europeo siempre he estado orgulloso del gran historial de esta Asamblea en materia de defensa del respeto de los derechos humanos y de las obligaciones internacionales asociadas, así como del apoyo al sistema multilateral basado en las Naciones Unidas. Por este motivo, celebro en particular los puntos de vista del Parlamento expresados en los apartados del 37 y 46, donde se subraya la plena cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, el Tribunal de La Haya. Este apoyo a los derechos humanos, al Estado de Derecho y el multilateralismo basado en las Naciones Unidas han motivado que la Unión Europea considere la cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia una condición para sus relaciones con los países de la región. Este otoño, probablemente en noviembre, la Comisión presentará el paquete de ampliación e informará con más detalle sobre los avances logrados por los países de la región.
Permítanme ahora aprovechar la oportunidad para esbozar nuestra posición actual con respecto a estos países. Si nos fijamos en Albania, comparto la preocupación expresada en la resolución del Parlamento sobre el clima político, en particular en el contexto de las elecciones parlamentarias de este verano. Hace poco he escrito al Primer Ministro Nano para hacer hincapié en que la Comisión solo podrá proponer la conclusión de las negociaciones sobre el Acuerdo de Estabilización y Asociación si este verano las elecciones parlamentarias se celebran de acuerdo con las normas internacionales. También hay que cosechar éxitos tangibles en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
Bosnia y Herzegovina aborda activamente las prioridades que fijamos en el informe de viabilidad a finales de 2003. Una vez el país logre avances significativos en todos los ámbitos prioritarios, podremos recomendar el inicio de negociaciones en torno al Acuerdo de Estabilización y Adhesión. Espero poder hacerlo el próximo mes.
En cuanto a la cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, se ha avanzado notablemente, y esta tendencia ha de reforzarse para llegar a la plena cooperación. Para el inicio de las negociaciones sobre el Acuerdo de Estabilización y Asociación la reforma de la policía es una condición especialmente importante para Bosnia y Herzegovina.
El Alto Representante y la Unión han ayudado mucho a impulsar la estabilidad y la reforma en Bosnia y Herzegovina. Sin embargo, creo que el país está listo para asumir más responsabilidad sobre su propio futuro. Si Bosnia y Herzegovina cuenta con autoridades democráticamente responsables, preveo el cierre gradual y paulatino de la Oficina del Alto Representante. A medida que nos aproximamos al décimo aniversario de los Acuerdos de Paz de Dayton, realmente ya va siendo hora de pasar de la era de Dayton a la era de Bruselas.
Me ha decepcionado que Croacia no haya sido capaz de garantizar la plena cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia a mediados de marzo. Como ustedes saben, en diciembre el Consejo Europeo decidió que las negociaciones sobre la adhesión solo podrían iniciarse el 17 de marzo si existía una plena cooperación con el Tribunal de La Haya.
Esto se refiere a la voluntad y la capacidad de las estructuras estatales de Croacia para respetar el Estado de Derecho y las obligaciones internacionales. Ahora Croacia debe demostrar que coopera plenamente con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Que quede claro: el futuro de Croacia está en la Unión Europea. Mediante la aprobación del marco de negociación la Unión Europea ha hecho lo necesario para iniciar las negociaciones. La Unión Europea está lista cuando Croacia esté lista.
Permítanme volver a la Antigua República Yugoslava de Macedonia. En febrero, el Presidente Barroso y yo nos reunimos con el Primer Ministro Bučkovski, cuando nos entregó las respuestas del país al cuestionario de la Comisión. Mis servicios están actualmente analizando las 13 000 páginas –45 kilos– de respuestas.
Esperamos que el Gobierno logre más avances en su agenda de reformas, para consolidar el Estado de Derecho y aplicar el Acuerdo Marco de Ohrid. Me preocupan los informes de la OSCE sobre la repetición de las irregularidades en las últimas elecciones municipales. Las autoridades deben responder ahora con decisión y garantizar que las futuras elecciones puedan celebrarse de conformidad con las normas internacionales. En función de la evolución política, de los avances de las reformas jurídicas, políticas y económicas y de la calidad técnica de las respuestas, nuestro objetivo es aprobar la opinión para finales de este año.
Ayer la Comisión adoptó una decisión positiva sobre el Estudio de Viabilidad para Serbia y Montenegro. Ahora consideramos que el país está suficientemente preparado para negociar un Acuerdo de Estabilización y Asociación con la Unión Europea.
Tenemos que dar a cada país el mismo trato en cada una de las fases; hemos de utilizar la misma vara de medir en la misma fase para cada país. Negociar un Acuerdo de Estabilización y Asociación es muy distinto a negociar la adhesión a la Unión. Plantearemos más exigencias a medida que Serbia y Montenegro avancen en el proceso.
Para alcanzar esta fase, Serbia y Montenegro tienen que hacer esfuerzos especiales. Me complace el acuerdo celebrado la semana pasada sobre la Constitución, que garantiza la legitimidad del Parlamento de la Unión de Estados. Me complace que por fin el país haya avanzado notablemente en la cooperación con el Tribunal de La Haya. Hasta la fecha una docena de personas acusadas de crímenes de guerra han tomado el avión a La Haya. Convendría redoblar los esfuerzos hasta que ninguno de los demás acusados siga en libertad. Las negociaciones sobre la adhesión no pueden ni siquiera plantearse hasta que el país coopere plenamente con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Ahora que se aproxima el décimo aniversario de Srebrenica, que es en julio, hay que llevar ante la justicia a Radovan Karadzić y a Ratko Mladić.
Este es el inicio de la vía europea para Serbia y Montenegro. El país ha conseguido mucho en los últimos años. Ha llegado la hora de avanzar, de compensar los progresos significativos y de mostrar a los ciudadanos de Serbia y Montenegro que el cumplimiento de las obligaciones internacionales cruciales les acerca a la Unión Europea.
Kosovo ocupará un lugar destacado en los próximos meses, y a mediados de 2005 se examinarán las normas, a lo que probablemente sigan los debates sobre el futuro estatuto de Kosovo.
En estos momentos nos centramos en ayudar a las autoridades de Kosovo a avanzar en la aplicación de las normas de las Naciones Unidas, especialmente el Estado de Derecho y los derechos de las minorías. Una vez decidido el estatuto, seguiremos apoyando los avances de Kosovo hacia su integración en Europa.
La Comisión tiene previsto presentar la próxima semana una Comunicación sobre «Un futuro europeo para Kosovo». Emitirá una señal clara a los líderes y los ciudadanos de Kosovo de que la Unión Europea está plenamente comprometida con su futuro europeo. También esperamos que los líderes kosovares demuestren una actitud constructiva, lo que incluye reunirse con los líderes serbios que les han tendido una mano.
Belgrado también ha de trabajar constructivamente para resolver la cuestión. En el Estudio de Viabilidad de Serbia y Montenegro hemos dejado claro a Belgrado que las aspiraciones comunitarias del país están vinculadas a una resolución satisfactoria del estatuto de Kosovo.
Para resumir, aunque existen dificultades y escollos en el camino de los Balcanes occidentales a Europa, actualmente la mayoría de los países avanzan de forma constante. Los países que luchan por reformar economías anticuadas y construir sociedades modernas basadas en el respeto de los derechos humanos y el Estado de Derecho tienen que ocuparse, al mismo tiempo, del legado de la guerra.
En este contexto quiero subrayar la importancia de la cooperación regional. Unas buenas relaciones de vecindad y la cooperación económica regional son la verdadera esencia de la Unión Europea. Son el catalizador de la estabilidad, la reconociliación y la normalización de las relaciones políticas.
Este es un desafío principal para los países de la región y la Unión Europea. Es una demanda exagerada, pero estoy segura de que vamos por el buen camino. Cuanto menos necesitemos centrarnos en la estabilidad y la seguridad, tanto más podremos canalizar nuestros recursos al desarrollo económico y social, como se subraya con acierto en el informe Samuelsen.
Pack,en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la política exterior de la Unión Europea debería centrarse en el sudeste de Europa, y la Unión Europea tendría que adoptar medidas coherentes para llevar a término lo iniciado a mediados de la década de 1990. Sin embargo, hasta la fecha estas medidas han sido muy escasas. El objetivo de este informe era permitirnos ejercer cierta presión sobre el Consejo y la Comisión, y hoy hemos descubierto que esta línea de acción ha tenido éxito, al menos en esta fase del juego. Me ha complacido gratamente oír al Comisario decir hace unos momentos que la Comisión, a largo plazo, tiene previsto presentar una comunicación sobre Kosovo, y el señor Schmit también ha dicho que el Consejo intentaría garantizar que este mayor interés existente por esta región se refuerce con acciones.
Sin embargo, al mismo tiempo debemos preguntarnos qué medidas van a adoptar los propios países. Los dos oradores anteriores ya han aludido a la necesidad de que Albania garantice a largo plazo que las próximas elecciones se celebren como es debido y que los resultados no se manipulen de ninguna forma. El Gobierno albanés también debe asumir de una vez por todas la gobernanza en serio, luchando contra la corrupción y aplicando la legislación. Todos sabemos que Macedonia debe presionar en relación con el proceso Aarhus para que sus albaneses, que constituyen el 25 % del conjunto de la población, se encuentren en igualdad de condiciones que otros ciudadanos. Hasta que no ocurra esto, será imposible que Macedonia actúe como fuerza estabilizadora en la región.
La Comisión y el Consejo han tenido que presionar durante cierto tiempo a los políticos locales de Bosnia y Herzegovina para modificar el Acuerdo de Dayton y así establecer una comunidad que funcione. El país nunca podrá entrar en la Unión Europea en su estado actual. Todavía hay muy poca cooperación con el Tribunal de La Haya y aún no han regresado suficientes refugiados a la Republika Srpska.
Volviendo sobre Serbia, Montenegro y Kosovo, la confederación entre Serbia y Montenegro está muy lejos de ser sólida, y es preciso adoptar una decisión pronto sobre si debería seguir existiendo o disolverse. Belgrado y Pristina han de colaborar bajo los auspicios de las Naciones Unidas y la Unión Europea para encontrar lo antes posible una solución a la cuestión de Kosovo, y no hay motivo para no encontrarla, dado que todos los países afectados desean entrar en la Unión Europea. Espero que Croacia pueda convencer a la misión de seguimiento de que está cooperando al máximo.
Todos los países mencionados afrontan grandes problemas con respecto a sus sistemas judiciales y la lucha en contra de la corrupción, y además carecen de capacidad administrativa. Hemos de aprobar medidas para ayudarles a este respecto, y de hecho deberíamos ayudar a todos estos países de forma más comprometida y coherente. Tendríamos que permitirles acceder a instrumentos de preadhesión, para que puedan desarrollar economías nacionales que funcionen y democracias que funcionen. Todos nos beneficiaríamos de esto, especialmente los jóvenes de los países en cuestión.
Swoboda, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Comisaria, Señorías, hoy una mayoría aplastante ha votado a favor de la entrada de Bulgaria y Rumanía en la Unión Europea. No cabe duda alguna de que sufrimos algo parecido a una fatiga de ampliación, tanto entre los diputados a esta Cámara, incluso algunos de los que han votado a favor, como entre el público. Últimamente ha sido una tarea muy exigente debatir las rondas siguientes de la ampliación, pero el Consejo, la Comisión y el Parlamento han de trabajar juntos para explicar al público que es la única forma de estabilizar esta región. Asimismo, hemos de dejar claro que los fenómenos negativos en estos países propician un mayor riesgo de que surjan varios problemas como la delincuencia transfronteriza, la corrupción o nuevos brotes de conflictos étnicos, y que este riesgo solo puede eliminarse si los países tienen una clara perspectiva de la integración europea. Estoy muy agradecido a la Presidencia y a la Comisión por haber hecho hoy hincapié en esta cuestión.
Ahora debemos centrar nuestra atención firmemente en esta región, en particular en vista de las decisiones que hoy hemos adoptado, y agradezco al Consejo que haya dado con una solución dirigida a ayudar a Croacia. Esta solución incluye un seguimiento riguroso de los pasos adoptados por el país con vistas a entregar a Gotovina al Tribunal de La Haya, y espero que ambas partes empiecen sin demora a aplicarla, ya que ello nos permitiría iniciar próximamente negociaciones con Croacia. Croacia ha hecho grandes progresos con los anteriores Gobiernos, y existe una gran posibilidad de que el Gobierno actual sirva de baliza o fuerza motriz, dependiendo de qué analogía se prefiera, para el resto de la región. Por tanto, todo acuerdo que alcancemos con Croacia no debería considerarse un ataque en contra Serbia u otro país, ya que pretendería beneficiar al conjunto de la región.
Por supuesto, estoy seguro de que a todos nos complacería que Serbia, Montenegro y Kosovo entraran juntos y en perfecta armonía para formar un país. Sin embargo, en vista de todo lo ocurrido, sobre todo en cuanto a Kosovo se refiere, esto es bastante improbable. Por lo tanto, opino que es preciso encontrar la forma en que estos países, o en cualquier caso Kosovo, puedan encontrar la independencia al mismo tiempo que mantener sus vínculos históricos y étnicos existentes. Independientemente de si se toma la Comunidad de Estados Independientes como modelo o si se establece otra forma de cooperación, quiero pedir al Consejo y a la Comisión que sean todo lo imaginativos que puedan cuando desempeñen esta tarea, ya que es esencial que lleguemos a una solución seria al problema de Serbia y Montenegro, y al de Kosovo, antes de finales de 2006. Puedo asegurarles que esta Asamblea les apoyará si presentan buenas propuestas.
Samuelsen, en nombre del Grupo ALDE. –(DA) Señor Presidente, es cierto que en esta región siguen existiendo numerosos problemas, un hecho que han resaltado los oradores del Consejo y la Comisión y a quienes agradezco sus comentarios. Pero también es cierto que esta región ofrece muy buenas perspectivas, incluida su integración en la Europa actual.
Citaré un ejemplo basado en Dinamarca. La última ampliación abrió los ojos a un gran número de daneses, que empezaron a ver a Europa no solo como un club económico reservado a los ricos, sino como un club político basado en un conjunto de valores comunes con capacidad para convertirse en una fuerza motriz del desarrollo de las democracias y la seguridad. Recientemente hemos podido observar cómo uno de los partidos daneses que desempeña un papel crucial en el debate de la Unión Europea, el Partido Socialista Popular, ha pasado de ser euroescéptico a ser eurófilo. Además, ese cambio de postura se ha producido claramente a la vista de los acontecimientos relacionados con la ampliación.
El siguiente desafío importante lo plantea la región que hoy nos ocupa. Como hemos comprobado hace poco, es evidente que siguen existiendo problemas en Albania, Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Serbia y Montenegro, Kosovo y Croacia que han obligado a posponer las negociaciones de adhesión. Sin embargo, es importante insistir en las perspectivas que tienen esos países en términos de Europa, porque son precisamente esas perspectivas las que pueden aportar la fuerza motriz que necesitan. Además, es muy necesario que el resto de Europa demuestre que ese es un ámbito fundamental para la cooperación europea.
Nos estamos adentrando en un año muy interesante. Será el año en el que lograremos encontrar –con suerte, lo antes posible– una solución positiva para Croacia. No hay duda de que será también el año en el que estaremos más cerca de resolver el problema que rodea al nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia o de Macedonia, y cabe esperar que sea también el año en el que estaremos más cerca de resolver la cuestión del futuro estatuto de Kosovo.
Aprovecho esta ocasión para agradecerles su cooperación en relación con esta Resolución y su elaboración. Se ha convertido en un mecanismo útil que contribuirá a mantener no solo la presión y el impulso que forman ahora parte de los avances, sino también el compromiso que debe demostrar la Unión Europea si quiere encontrar una solución a los problemas de la región. Solo así podremos iniciar en serio el proceso, con el apoyo de todas las partes implicadas y la sensación de que ese proceso nos llevará a alguna parte.
Lagendijk, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (NL) Varios oradores que han intervenido en este debate, al igual que una serie de informes y declaraciones de la Comisión y el Consejo, insisten en que los países de los Balcanes occidentales son futuros miembros de la Unión Europea, aunque en el clima social actual eso sea más fácil de decir que de conseguir. Se ha dicho en el debate de esta mañana sobre Rumanía, y el señor Swoboda lo ha repetido en su intervención, que la ampliación produce ya un cierto hastío. Mucho me temo que ese hastío acabará afectando en particular a nuestra política respecto a los Balcanes. Sigo convencido de que – por muy impopular que resulte y recalco esta idea aquí una vez más – la Unión Europea necesita una estrategia para los Balcanes. Ayer, la Comisión Internacional para los Balcanes, entre cuyos miembros se encuentran numerosos expertos y personalidades interesantes, presentó un informe sobre I quote from that report. los Balcanes occidentales en el que se dice que, aunque la guerra haya terminado, el olor de la violencia sigue flotando en el aire. Al viajar por cualquier país de los Balcanes, esa es la situación actual, lo que significa que la Unión Europea simplemente no puede pensar que de momento esos países no nos convienen y que es mejor olvidarnos de ellos. En esta nueva estrategia, en esta estrategia para los Balcanes aspirantes a la adhesión, hay dos factores importantes.
En primer lugar –lo repetiré, aunque sea evidente–, el desarrollo social y económico actual de la región es desastroso y constituye la causa principal de inestabilidad. Con unas cifras de desempleo tan elevadas, es prácticamente imposible que los jóvenes puedan labrarse un futuro al acabar los estudios. Eso provoca un aumento de la criminalidad, la inseguridad y la inestabilidad y se crea una situación que deja mucho que desear. Si algo tiene de bueno la Unión Europea, es su afán por estrechar los lazos económicos entre esos países y entre ellos y la Unión Europea.
Un segundo elemento que hay que tener presente es el cumplimiento de las condiciones básicas en lo que respecta a los derechos humanos y los derechos de las minorías. Aunque como portavoces de los Balcanes teníamos posturas diferentes sobre esto en relación con Croacia, en mi opinión ha quedado demostrado que el hecho de que Consejo estableciera como requisito la cooperación con el Tribunal de La Haya para iniciar negociaciones ha influido de forma positiva tanto en Bosnia y Herzegovina como en Serbia. Celebro que el Consejo se mantuviera firme en este requisito de cooperación con el Tribunal, y le felicito por ello.
Pasaré ahora a hablar sobre un asunto que nos preocupa a todos: Kosovo. Acabo de visitar esa región y estoy convencido de que el documento sobre los estándares y lo sucedido hasta ahora seguirá su curso. Tengo plena certeza de que se acabará celebrando un debate en torno al estatuto. Un debate en el que Europa debe tomar la iniciativa, lo quiera o no, por que tenemos el control de la situación. Tenemos la recompensa para Serbia y Kosovo en nuestras manos. El debate sobre la independencia de Kosovo tiene que celebrarse bajo toda una serie de condiciones que ya resultan evidentes: no a la separación, no a la cooperación con Albania o Macedonia y respeto a la minoría serbia.
Mantenerse al margen sin hacer nada, y actuar como si a Europa le resultara demasiado difícil abordar el problema de los Balcanes por el momento, es un planteamiento inadmisible. La pasividad conducirá a una situación intolerable y peligrosa de la que debemos librarnos a nosotros mismos y a los países balcánicos.
Meijer, en nombre del Grupo GUE/NGL. –(NL) En el decenio de 1990 pensamos que podríamos resolver los problemas de la antigua Yugoslavia con el establecimiento de protectorados, el envío de administradores externos y de soldados a la región y el regreso obligatorio de los refugiados a zonas donde había ya una mayoría étnica diferente. Ese modelo estadounidense conduce al estancamiento y obliga a las personas a adoptar actitudes inmaduras, dispuestas a esperar hasta que esos extranjeros entrometidos se marchen. La alternativa a este estancamiento es la búsqueda de una solución pacífica y democrática que emane de los propios ciudadanos, para lo cual hay que tomarse en serio el modo en que los ciudadanos de Kosovo, Montenegro, las diferentes entidades que conviven en Bosnia o las dos grandes zonas lingüísticas de Macedonia, por ejemplo, ven su futuro y cómo quieren llamarse. Los Estados y los grupos de población enfrentados en el decenio de 1990 siguen rechazando el dominio de sus vecinos, pero sí quieren cooperar con la apertura de fronteras. A esto puede contribuir el rápido inicio de las negociaciones de adhesión a la Unión Europea, empezando con Croacia y Macedonia. Es preciso que ahora Europa se dedique a buscar, sin prejuicios, soluciones reales conjuntamente con todos los implicados.
Belder, en nombre del Grupo IND/DEM.–(NL) Señor Presidente, Bosnia y Herzegovina es un bomba de relojería a punto de estallar, según han reconocido claramente fuentes de EUFOR, la misión militar de la Unión Europea en ese país. Casi diez años después de Dayton, el conflicto étnico entre las antiguas partes enfrentadas sigue librándose con la misma furia en el escenario político. La imagen que la delegación ad hoc de este Parlamento obtuvo la semana pasada de la situación actual en Bosnia y Herzegovina, en Sarajevo y Mostar, no fue en absoluto una imagen reconfortante, pero sin duda fue totalmente realista. Eso pone de manifiesto una vez más la utilidad de la misión EUFOR en la región.
Aunque cabría esperar una contribución conciliadora de las comunidades religiosas en Bosnia y Herzegovina, ocurre todo lo contrario, según informes de los representantes del Consejo, la Comisión y EUFOR. Insto al Consejo y la Comisión a que sigan recordando a las autoridades eclesiásticas y al Reis al-Ulema la gran responsabilidad que tienen en esto. El arresto reciente de unos ciudadanos bosnios en Chechenia no augura nada bueno y constituye un ejemplo del peligro del extremismo religioso sobre el que fuentes de EUFOR han estado llamando nuestra atención.
Una parte de la visita de la delegación ad hoc a Sarajevo consistió en la inspección de campos de minas. Consejo y Comisión, solo la limpieza de esos campos de muerte puede hacer posible la transición a una existencia pacífica. Les pido, pues, que inviertan por esta vía más en el futuro de Bosnia y Herzegovina.
Aylward, en nombre del Grupo UEN. – (EN) Señor Presidente, todos sabemos muy bien que los últimos años han sido muy tristes para la región de los Balcanes y para las numerosas personas que han perdido a sus familias y a sus seres queridos a causa de las guerras que ha habido allí. En la fase final de esta guerra se produjo el ataque de la OTAN sobre Kosovo y la caída del régimen.
Yo apoyo decididamente las políticas de la Unión Europea, que se han aplicado para ayudar a reconstruir las economías de la región de los Balcanes occidentales. La Unión Europea tiene razón en gran parte cuando trata a los Balcanes como una región única. Políticamente esta es una cuestión muy sensible con respecto a la futura relación entre la Unión Europea y los Balcanes occidentales. Por supuesto, la Unión Europea es actualmente el donante singular más importante de ayuda económica a la región de los Balcanes. El dinero se utiliza para mejorar las infraestructuras básicas en el ámbito del transporte, el medio ambiente, la energía y las telecomunicaciones.
La ayuda de la Unión Europea también se destina a mejorar la eficacia de las instituciones públicas, centrándose en particular en la judicatura, las fuerzas policiales y la administración pública. Sin embargo, esto no significa que la Unión Europea no critique algunos acontecimientos políticos en la región de los Balcanes. La Unión Europea sigue reclamando la entrega de los sospechosos de crímenes de guerra al tribunal internacional de La Haya. No obstante, recientemente se han producido numerosos acontecimientos positivos en la región de los Balcanes. Doy la bienvenida a la decisión del Gobierno estadounidense de retirar sus tropas de Bosnia y de entregar el control del mantenimiento de la paz a las fuerzas de la Unión Europea.
Es evidente que existe una amplia estabilidad política en la región. Sabemos que debemos vigilar muy de cerca los desarrollos políticos en esa región y defiendo el llamado proceso de estabilización y asociación.
Estoy a favor de que esos países se conviertan en miembros de la Unión Europea si cumplen los criterios de Copenhague en cuanto al respeto del Estado de Derecho y la promoción de los derechos humanos. La Unión Europea como entidad política conoce y cumplirá sus obligaciones a este respecto.
Papastamkos (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, los Balcanes occidentales han sido siempre un terreno para poner a prueba la eficacia de las acciones exteriores de la Unión Europea.
Hasta la fecha, la política comunitaria se ha caracterizado por su carácter fragmentario, la adopción de medidas aisladas, la falta de coordinación y el caso omiso del potencial de desarrollo de la zona. En mi opinión, los desafíos que plantea la formulación de una política europea más productiva en relación con los Balcanes occidentales son los siguientes:
En primer lugar, adoptar medidas capaces de fortalecer la confianza, la cohesión social y la seguridad.
En segundo lugar, vincular las ayudas europeas y las perspectivas europeas de los Balcanes a una serie de estrictos requisitos en materia de reforma política, administrativa y judicial.
En tercer lugar, elaborar un plan estratégico avanzado y cohesivo para el desarrollo de los Balcanes, que tenga como objetivo intermedio un crecimiento sostenible e integrado y, como objetivo último, la convergencia con la Unión Europea. En dicho plan se articularán las prioridades de cada país, se buscarán ámbitos de cooperación y beneficio mutuo, se establecerán prioridades y líneas de actuación, se definirán y cuantificarán requisitos en los sectores básicos y se asignarán los recursos necesarios para su ejecución.
En cuarto lugar, apoyar la integración económica regional, prestando especial atención a las infraestructuras transfronterizas y a las redes transeuropeas.
En quinto lugar, impulsar la política de cooperación regional mediante el establecimiento de un diálogo político estructurado, de acuerdo con el precedente establecido por la Conferencia Europea sobre los Países de Europa Central y Oriental antes de su adhesión.
Por último, la enmienda del señor Samuelsen, así como otras enmiendas similares sobre la denominación de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, me parecen inaceptables por las razones expuestas en la declaración conjunta del grupo parlamentario Nueva Democracia, de la cual se ha hecho llegar una copia a todos los diputados al Parlamento Europeo. Creo que, a modo de pequeña muestra de responsabilidad política e institucional, convendría que todos los diputados al Parlamento Europeo y los miembros de las demás instituciones de la Unión Europea utilizaran los nombres oficiales, los nombres de Naciones Unidas, tal como ha hecho el Comisario Rehn.
Beglitis (PSE). – (EL) Señor Presidente, la iniciativa del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea, en virtud de la cual se proponen una serie de enmiendas relacionadas con la denominación de la Antigua República Yugoslava de Macedonia y se solicita que la Unión Europea reconozca al país por su nombre constitucional, me lleva a manifestar de entrada mi postura en este asunto.
Quiero declarar con absoluta rotundidad que esa iniciativa está en conflicto directo con las resoluciones aprobadas por Naciones Unidas y con las decisiones adoptadas por la Unión Europea y sus instituciones, incluido el Parlamento Europeo. Esa iniciativa pasa por alto todo concepto de solidaridad con un Estado miembro de la Unión Europea, con Grecia, una de las partes implicadas en el proceso de negociación que se ha emprendido en el marco de las Naciones Unidas para buscar una solución digna y mutuamente aceptable, un compromiso lógico y respetable. A pesar de que todos nosotros, también mi grupo, hemos denunciado la acción unilateral de los Estados Unidos en relación con el reconocimiento de la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional, ahora vienen ellos a confirmar y aceptar la decisión unilateral de ese país de reconocer a la Antigua República Yugoslava de Macedonia por su nombre constitucional. Esa postura plantea un verdadero problema, en un momento en el que tendríamos que estar debatiendo la formulación de una estrategia comunitaria integrada y común para hacer frente a las principales amenazas y desafíos que plantea la reaparición de la inestabilidad y los enfrentamientos en la región de los Balcanes occidentales. Esa sería, sin duda alguna, una aportación importante a la defensa de los intereses europeos y a la mejora de las perspectivas comunitarias de los países de la región. El conflicto y la guerra de los Balcanes deberían hacernos a todos más prudentes, responsables y realistas.
Grecia ha sabido aprender las lecciones de la historia reciente del conflicto de los Balcanes y se ha convertido en un factor de estabilidad con sus iniciativas de paz y cooperación. Es el país europeo que más inversiones ha realizado en la Antigua República Yugoslava de Macedonia, con lo que ha contribuido a crear más de 20 000 puestos de trabajo. Ha demostrado que posee un verdadero sentido de la responsabilidad, un enorme realismo y una voluntad de compromiso en el seno de las Naciones Unidas para resolver el problema del nombre y encontrar un compromiso lógico que no atente contra la dignidad de ninguno de los dos países. Por este motivo, insto a mis honorables colegas del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea y al ponente, señor Samuelsen, a retirar sus enmiendas, al menos por ahora. Asimismo, ruego al Presidente en ejercicio del Consejo y al miembro de la Comisión que adopten una postura al respecto.
Drčar Murko (ALDE).– (SL) Gracias, señor Presidente. Hablaré acerca de la Antigua República Yugoslava de Macedonia desde el punto de vista geoestratégico del proceso de extensión de la Unión Europea hacia el sudoeste. La posición geográfica de este país en la inestable región balcánica resulta extremadamente importante para la Unión, en especial teniendo en cuenta que aún no se ha completado el estatuto constitucional del vecino Kosovo, que está siendo testigo de una delicada reforma constitucional basada en el acuerdo marco de Ohrid.
Ese acuerdo marco es un documento constitucional basado en el principio de la diversidad cultural. En él, el grupo nacional mayoritario de macedonios eslavos expresa su deseo de compartir el poder a todos los niveles, tanto nacional como local, con el grupo nacional minoritario de macedonios albanos. Por lo tanto, la importancia del acuerdo para la estabilidad de la situación tiene que medirse aplicando los criterios de un punto de inflexión social.
La reforma de las relaciones sociales básicas está avanzando en paralelo a la reforma económica. Para garantizar su continuidad, el país necesita que existan perspectivas claras de unas relaciones más estrechas con la Unión Europea, al tiempo que requiere nuestra ayuda para consolidar su nueva identidad. La pregunta formulada por el ponente Samuelsen de si no es hora ya de que la Unión Europea considere la posibilidad de reconocer a ese país por su nombre constitucional, la República de Macedonia, guarda relación con esto. Gracias.
Kusstatscher (Verts/ALE).–(DE) Señor Presidente, no hay duda de que todas las naciones y grupos étnicos de los Balcanes, que tienen sus esperanzas puestas en la Unión Europea tras una larga historia de sufrimiento, son europeos. No obstante, si se analiza más de cerca la situación, se puede apreciar, por desgracia, que en muchos de estos Estados balcánicos sigue funcionando el «amiguismo». Las reformas prometidas existen únicamente sobre el papel, siendo los principales culpables de ello los antiguos miembros de la nomenklatura. Apenas se emprenden iniciativas importantes para combatir la corrupción y las grandes diferencias entre ricos y pobres no paran de acrecentarse. El índice de analfabetismo sigue aumentando en algunas zonas y la situación de las minorías, en particular de los romaníes, deja mucho que desear. Las elecciones se manipulan recurriendo a los sobornos e incluso, en ocasiones, a la violencia.
Es preciso que todas las instituciones comunitarias examinen con más detenimiento la realidad y que no permitan que los que practican el «amiguismo» les engañen. Creo que tenemos que tomarnos el tiempo que sea necesario para estudiar la situación en mayor profundidad antes de aprobar la adhesión de esos países a la Unión Europea.
Posselt (PPE-DE).–(DE) Señor Presidente, en contra de lo que se declara en estos documentos, Croacia no pertenece a los Balcanes occidentales. Es un país de Europa Central y el único, aparte de Suiza y Liechtenstein, que todavía no pertenece a la Unión Europea. Considerando que cumple todos los criterios de la adhesión, debemos iniciar de inmediato negociaciones con él.
Sin embargo, en la zona de los Balcanes queda todavía mucho trabajo por hacer. En Bosnia y Herzegovina hay que emprender una reforma constitucional que la convierta en una federación poderosa constituida por tres naciones con igualdad de derechos, y hay que poner fin a la dictadura de Lord Ashdown. Antes de que acabe el año, se debe entregar a Kosovo un plan de trabajo claro para la independencia, aunque sujeto a una serie de condiciones. Cualquier otro planteamiento sería totalmente ajeno a la realidad.
Serbia y Montenegro deben permitir que se vigile muy de cerca el respeto a los derechos humanos. En este sentido, me preocupa que la decisión tomada esta semana por la Comisión se haya basado en demasiados malentendidos.
En lo que respecta a Macedonia, hay que encontrar una solución definitiva al problema del nombre y, a pesar del enorme respeto que siento por los diputados griegos, les rogaría que abandonaran su estrechez de miras en este asunto. En Alemania, Franconia forma parte de Baviera, y también tenemos a Frankfurt, pese a lo cual nadie se atrevería jamás a sugerir que Francia debe llamarse República de París, ya que de lo contrario podría reclamar territorios a Frankfurt o Franconia. Pero nos encontramos en el siglo XXI, un siglo en el que ya no hay cabida para ese tipo de tonterías.
Tenemos que dejar claros los límites de la Unión Europea. El señor Langen pertenece a las filas de aquellos que andan siempre repitiendo que la Unión Europea se vera sobrepasada si permite la adhesión de Turquía, pese a que el sudeste de Europa es a todas luces europeo. Hemos de centrar nuestras energías en el proceso de estabilización del sudeste de Europa y Croacia, un país de Europa Central con tantas razones para ser considerado parte de los Balcanes como la preciosa ciudad bohemia de Kaden an der Eger, o como Munich o Altenkirchen en Siegerland. Croacia pertenece a Europa Central y debe integrarse en Europa. Su adhesión, además, contribuiría a estabilizar la región vecina de los Balcanes.
Pahor, Borut (PSE).–(SL) Gracias, señor Presidente. Retomaré la cuestión donde la ha dejado mi estimado colega, señor Posselt.
Estoy de acuerdo con los numerosos informes derivados de la Resolución, la cual, por tanto, contará con mi apoyo. No obstante, creo que en ella no se hace hincapié en el hecho fundamental de que la instauración de la paz no significa necesariamente que se vayan a solucionar los importantes y complejos problemas de coexistencia que afrontan los pueblos de esa región. Sería una gran equivocación pensar que en la región ya existen Estados democráticos plenamente constituidos y que, a partir de ahora, se desarrollará un rápido proceso de modernización e integración en la Unión Europea.
En mi opinión, convendría que la Unión Europea asumiera un mayor grado de responsabilidad e iniciativa con el fin de garantizar el establecimiento pacífico, mediante acuerdo, del estatuto fundamental de algunos Estados de la región, sin recurrir a la fuerza y, lo que es más importante, con carácter permanente.
Por ejemplo, el Acuerdo no reformado de Dayton constituye un obstáculo para el desarrollo de Bosnia y Herzegovina, el estatuto de Kosovo no se ha negociado aún, la mayoría de los serbios y montenegrinos desean vivir en países independientes, etc. Considero que se trata de problemas importantes que merecen una respuesta más seria de la que podemos ofrecer en este momento.
Prodi (ALDE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, a la hora de hablar de los Balcanes, no podemos pensar en lograr un acuerdo estable si no es en la Unión Europea. No obstante, la integración europea solo puede lograrse con un gran impulso popular. Asimismo, en los Balcanes dicha integración solo puede ser el resultado de un verdadero proceso político de reconciliación, junto con el proceso penal en el Tribunal de La Haya, que es verdaderamente importante pero que por sí mismo no puede garantizar que todo el mundo sepa quién hizo qué en la guerra de principios de la década de los 90.
El escenario que hoy estamos tratando puede representar la restauración de la situación en la que estalló la violencia y en la que se pueden enfrentar ahora víctimas y verdugos. Estos profundos enfrentamientos son la única forma de pasar página para que nadie la pueda reabrir.
Se trata de un paso necesario en la construcción de una democracia, porque esta implica el respeto y la confianza mutuos. La Unión necesita una gran firmeza orientada al futuro y no debe permanecer atrapada en el pasado.
Ibrisagic (PPE-DE).–(SV) Señor Presidente, Señorías, en dos minutos no da tiempo para decir gran cosa, sobre todo en un asunto de tanta envergadura como es el de los Balcanes occidentales. Trataré, por tanto, de referirme a una serie de aspectos comunes a todos los países de la región y a nuestra actitud hacia ellos.
Los Balcanes occidentales constituyen una zona afectada no solo por la guerra y la destrucción, sino también por 50 años de comunismo. Quienes han vivido una guerra saben lo fácil que es empezarla y lo difícil que resulta ponerle fin. Aquellos que han vivido bajo el comunismo son conscientes además de la gran cantidad de tiempo que conlleva la instauración de la democracia. En todos estos países de los que hoy hablamos existe una especie de división: en Croacia, entre las fuerzas democráticas y no democráticas; en Bosnia, entre la Federación y la República Srpska, y en Serbia y Montenegro, entre los albanokosovares y los serbios. A la hora de iniciar conversaciones con estos países y de imponerles diferentes requisitos, debemos tener presente esa división y tratar de ayudar a las fuerzas democráticas que existen en los Balcanes occidentales, las cuales no son siempre tan poderosas o tan auténticas como creemos. Cuando hablamos, por ejemplo, de los procesados por crímenes de guerra en la República Srpska o en Serbia que hacen cola para venir a La Haya, pocos saben en este Parlamento que esas personas y sus familias reciben por ello de las autoridades una gran cantidad de dinero. Cuando hablamos acerca de la participación voluntaria de Macedonia en las negociaciones relativas a su cambio de denominación, pocos en este Parlamento saben que esa es solo una cara de la verdad, ya que en las negociaciones participan representantes griegos, pero no representantes macedonios para que puedan manifestar su opinión sobre dicha cuestión.
Asimismo, quiero recordar también que todas las decisiones de este Parlamento son interpretadas y analizadas minuciosamente tanto por las fuerzas negativas como positivas de la región. Por tanto, debemos extremar la prudencia a la hora de enviar señales a los ciudadanos de estos países, ya sea en relación con las demandas de regreso de los refugiados a Kosovo, el cambio de nombre de Macedonia o la futura pertenencia de Croacia a la Unión Europea. Hagamos lo que hagamos, tenemos que apoyar a los que luchan por un desarrollo pacífico y democrático, e imponer sanciones a quienes lo obstaculizan.
Howitt (PSE). – (EN) Señor Presidente, hace poco he estado en Bosnia y Herzegovina y he visto los comienzos de EUFOR, la misión de mantenimiento de la paz de la Unión Europea.
Aún quedan amargas enemistades entre grupos bosnios, croatas y serbios del país. A pesar de que hay hasta 10 000 personas implicadas en los crímenes de guerra, solo se han formulado 34 acusaciones públicas. El camino a Bruselas no puede recorrerse si no se respetan las normas de justicia de la Unión Europea. Por este motivo, el Parlamento Europeo tiene razón hoy cuando insiste en la plena cooperación con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia por parte de Bosnia y Herzegovina, Croacia y Serbia.
Actualmente, Europa invierte 25 veces más dinero y 50 veces más tropas per cápita en Kosovo que en Afganistán. A la Unión Europea le beneficia económica y políticamente integrar a los Balcanes occidentales, y este es su destino histórico.
La perspectiva de la ampliación de la Unión Europea ha ayudado a los países de Europa Oriental a transformarse. Tenemos que abrigar esperanzas y trabajar para garantizar que ocurra lo mismo con los países del sudeste de Europa, para que también puedan unirse a nosotros en este Parlamento y en nuestra Unión.
Schmit,Presidente en ejercicio del Consejo. (FR) En primer lugar, me gustaría felicitar al Parlamento por haber tomado la iniciativa de celebrar este debate. En efecto, como el Comisario y yo mismo hemos destacado, la situación en los Balcanes occidentales reviste un interés capital para la Unión. Observo que de hecho no tenemos una alternativa importante a la perspectiva europea.
La perspectiva europea es el único instrumento de que disponemos para convencer a estos países de que cambien, hagan reformas, encuentren la vía de Europa –lo que quiere decir, en primer lugar, la vía a los valores europeos–, encuentren el camino de la reconciliación. No es absurdo decir a estos países que encuentren el camino de la reconciliación, pues nosotros mismos dimos ejemplo de esa reconciliación hace sesenta años.
Creo, por tanto, que la llamada «fatiga de ampliación» es un hecho y que los ciudadanos ponen en tela de juicio estos constantes movimientos hacia la ampliación, hacia nuevas adhesiones. Pero hay que explicarles que redunda en interés de cada uno de nosotros alcanzar la paz, la estabilidad y el desarrollo económico en esta región.
Alguien ha citado las tasas sin precedentes de desempleo endémico en Kosovo y en Bosnia. Nos enfrentamos a una situación que a primera vistaparece imposible de resolver. ¿Por qué hay desempleo? Hay desempleo porque no hay desarrollo económico. No hay desarrollo económico porque no hay inversión privada y no hay inversión privada porque no hay confianza ni seguridad: nadie quiere invertir en regiones cuyo futuro y desarrollo son inciertos.
Tenemos pues una misión fundamental: consolidar la seguridad, aportar seguridad, convencer a estas poblaciones de que su futuro está en la seguridad, en la reconciliación, en el respeto de los derechos de las minorías. Creo que así podremos desencadenar una dinámica positiva, que es en primer lugar una dinámica económica. En efecto, mientras no haya despegue económico en la región, no habrá realmente una paz estable. Es una misión importante para la Unión Europea. Doy las gracias una vez más al Parlamento por haber afirmado y recordado que es urgente actuar en esta región a través de todas las vías que se han mencionado y descrito.
Por último, admito que hay un riesgo de extremismo. Aquí en Europa tenemos un posible foco de extremismo radical, en particular de extremismo islamista. A este respecto también, hemos de prevenir, y la única manera de asegurar la prevención es el diálogo: hay que demostrar que esta parte de Europa pertenece a Europa, que comparte los valores europeos, incluso si comprende a personas de fe musulmana. Creo, pues, que damos hoy es una señal importante, y hemos de seguir dando esta señal durante los próximos años.
Rehn,miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero unirme al Ministro Schmit y felicitar al Parlamento por haber tomado la iniciativa de celebrar este debate. Es muy importante que en estos momentos cruciales celebren ustedes este debate para ayudar a que los Balcanes occidentales sigan estando en la Agenda de la Unión Europea y de la comunidad internacional, que tienen muchas otras cuestiones que abordar. Por tanto, es importante que hablemos de los Balcanes occidentales e intentemos mejorar nuestras políticas en esa región.
Una de las cuestiones planteadas por varios oradores en este debate ha sido la fatiga de la ampliación y creo que este es un gran desafío. Hemos de convencer a los ciudadanos de la Unión Europea de que emprendan con nosotros el camino de la ampliación. Por tanto, nuestros próximos pasos han de ser graduales y gestionarse cuidadosa y prudentemente. También es importante subrayar que la ampliación es en sí misma una política de seguridad. Las reformas jurídicas y políticas, así como el desarrollo económico estimulado por la perspectiva de la Unión Europea, reducirán la inestabilidad y el conflicto, por ejemplo en los Balcanes occidentales. Necesitamos mantener un diálogo y explicar esta cuestión a nuestros ciudadanos para garantizar que los miedos injustificados no secuestren el futuro de los Balcanes occidentales.
Intentaré responder a dos cuestiones que se han planteado concretamente aquí; la primera se refiere al nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia y la segunda cuestión guarda relación con la complejidad constitucional de Serbia y Montenegro. En cuanto a la cuestión del nombre, la Comisión apoya los esfuerzos de las Naciones Unidas por alcanzar una solución de mutuo acuerdo entre Grecia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
Esperamos que las últimas propuestas del facilitador de las Naciones Unidas, el señor Nimetz, contribuyan a este objetivo. Una solución de esta cuestión bilateral contribuiría claramente a la estabilidad regional en los Balcanes occidentales en un momento delicado.
En cuanto a Serbia y Montenegro, la Comisión ha elaborado deliberadamente un enfoque de doble vía para responder a la compleja estructura de la Unión Estatal de Serbia y Montenegro. Esto permite a ambas repúblicas y a la Unión de Estados avanzar en sus correspondientes ámbitos de competencia. La Unión de Estados es principalmente responsable de asuntos de política exterior y de seguridad, mientras que las repúblicas son responsables de la mayoría de los aspectos de la política económica y de las relaciones comerciales. Gracias a este enfoque de doble vía, hace poco hemos podido firmar el acuerdo comercial bilateral de textiles con Serbia, que es importante para la inversión y el empleo en esa república.
Este otoño informaremos sobre los avances de Serbia y Montenegro a través de este enfoque en el informe anual de la Comisión sobre el proceso de estabilización y asociación. El marco constitucional debe respetarse, pero al mismo tiempo no debe dificultar los avances del país en su camino hacia Europa, si cumple otras condiciones para la preadhesión y después quizá la adhesión.
Por último, uno de los mayores desafíos que afrontamos a la hora de afinar nuestras políticas relacionadas con los Balcanes occidentales y a la hora de acercar los países a la Unión Europea, es la debilidad de los Estados en esta región. Son en su mayoría Estados débiles. Si el Estado no puede garantizar la satisfacción de las necesidades diarias básicas de su población, sin duda no puede alcanzar los niveles europeos. Es así de sencillo.
Por tanto, debemos encontrar mejores formas de construir instituciones en la región, por ejemplo el enfoque de la creación de Estados miembros que defiende con razón el informe de la Comisión Internacional sobre los Balcanes, publicado ayer.
Quiero dar las gracias al ponente, el señor Samuelsen, a la Comisión de Asuntos Exteriores y al Parlamento, y espero con interés colaborar con ustedes en pro de la estabilidad, el progreso y la prosperidad en los Balcanes occidentales.
El Presidente. Para concluir este debate, he recibido una propuesta de Resolución, presentada de conformidad con el artículo 103 del Reglamento.
El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.