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Acta literal de los debates
Miércoles 13 de abril de 2005 - Estrasburgo Edición DO

24. Discriminación en perjuicio de trabajadores y empresas de los nuevos Estados miembros en el mercado interior de la UE
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  El Presidente. De conformidad con el orden del día se procede a la pregunta oral a la Comisión sobre la discriminación contra los trabajadores y las empresas de los nuevos Estados miembros en el mercado interior de la UE, formulada por el señor Protasiewicz y otros, en nombre del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata- Cristianos) y de los Demócratas Europeos (B6-0173/2005).

 
  
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  Protasiewicz (PPE-DE). (PL) Señor Presidente, Comisario, faltan menos de tres semanas para que haga un año de la ampliación de la Unión Europea. Para millones de ciudadanos de Europa Central, la ampliación significó la realización de su sueño sobre una Europa común gobernada por unos principios justos y con las mismas oportunidades para todos.

Cuando se preparaban para la ampliación, los nuevos países abrieron sus mercados, y permitieron la entrada de empresas, productos, servicios y trabajadores occidentales. A menudo todo eso ocurrió en un ambiente de debate interno acalorado y a pesar de las fuertes protestas de muchos grupos, sobre todo los que representaban a los trabajadores. Porque temían perder sus puestos de trabajo y argumentaban que los mercados nacionales debían protegerse de una competencia occidental injusta. Sin embargo, nosotros creíamos que por encima de todo la pertenencia a la Unión Europea significaba formar parte de un mercado común donde se garantizara la libertad de llevar a cabo actividades económicas en cualquier lugar del territorio de la Unión. Al mismo tiempo, estábamos convencidos de que los tratados europeos establecían unas normas justas para todos los actores, independientemente de su país de origen. Desafortunadamente, durante los últimos 11 meses ha habido numerosos ejemplos de discriminación contra empresarios de los nuevos países que querían ejercer una actividad económica en alguno de los países de la denominada antigua Unión y también contra sus empleados.

Los casos más flagrantes de discriminación están teniendo lugar en los Países Bajos, Austria e Italia. Los sistemas legales de dichos países permiten a las compañías y a los trabajadores ser tratados de forma distinta según si vienen de los denominados antiguos quince o de los nuevos diez. Un ejemplo concreto es la necesidad impuesta a estos últimos de solicitar permisos para expatriar trabajadores incluso antes de empezar la actividad económica. Es un procedimiento muy largo que puede durar hasta seis semanas en Austria, y se impone solo a las empresas y los trabajadores de los nuevos países. Las entidades económicas de los antiguos Quince no tienen la obligación de presentar solicitudes de este tipo. Solo tienen que informar a las correspondientes autoridades y entregar una única hoja informativa y una lista de los trabajadores expatriados. Pueden empezar a prestar sus servicios inmediatamente sin ningún retraso innecesario. Si las autoridades quieren efectuar comprobaciones, pueden hacerlo cuando el trabajo ya está en marcha, sin interferir en la actividad económica de la empresa. Es un ejemplo claro de discriminación consentida por la ley nacional, que comporta una violación de las condiciones necesarias para la competencia justa en el mercado común de la Unión.

También en algunos otros países, aunque no hay unas disposiciones discriminatorias formales, la administración y los funcionarios se comportan de tal forma que, en la práctica, es imposible que las empresas de los nuevos Estados miembros ejerzan su actividad libremente.

Tengo conmigo unas cuantas quejas de empresarios que han recibido un trato especialmente desafortunado, a pesar de haber cumplido todos los requisitos formales. El tipo de tratamiento de que han sido objeto tanto los propietarios de las empresas como sus trabajadores en el curso de su actividad incluye llevar marcas en las manos, haber sido esposados, ser perseguidos por perros e incluso ser arrestados sin motivo que lo justificara. Lamento tener que decir que Alemania y Francia son países donde este tipo de tratamiento se impone muy a menudo.

Por lo tanto, me gustaría preguntar al Comisario qué medidas tiene previsto tomar la Comisión para asegurar el cumplimiento de las disposiciones del Tratado en relación con la igualdad de trato para empresas y ciudadanos. ¿Ha llevado ya a cabo la Comisión una auditoría de las disposiciones de los Estados miembros de cara a asegurar la igualdad de condiciones para las entidades económicas de los nuevos Estados miembros? Si es así, ¿cuál ha sido el resultado? Si no, ¿cuándo se llevará a cabo esa auditoría de las disposiciones legales y prácticas para evitar la discriminación?

También me gustaría llamar su atención hacia una opinión compartida por una gran mayoría de mis colegas diputados. Creemos que, a menos que la Comisión se implique activamente en la lucha contra la discriminación de las empresas y los trabajadores de los nuevos Estados miembros, no conseguiremos los objetivos económicos de la Estrategia de Lisboa.

En resumen, quiero decir que confío en que la Comisión Europea sea consciente de esta situación. La presencia del Comisario Verheugen hoy en esta Cámara en calidad de Vicepresidente de la Comisión me da motivos para esperar que ese sea el caso.

 
  
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  Verheugen, Vicepresidente de la Comisión. (DE) Señor Presidente, si hay alguien en esta Cámara que conoce cuáles son los problemas de los nuevos Estados miembros, ese soy yo, porque durante años he sido responsable de la ampliación, de modo que no tienen que explicarme nada al respecto.

Volviendo al caso que ha mencionado su Señoría, la Comisión ha recibido quejas en relación con un Estado miembro en concreto, que ha sido acusado de incumplir la ley comunitaria al exigir permisos de trabajo a los trabajadores de los nuevos Estados miembros que son enviados a dicho Estado miembro. Por lo tanto, la Comisión ha tomado las medidas necesarias contra este Estado miembro, ha intentado iniciar un procedimiento por infracción contra el mismo, y se asegurará de que se corrija la situación.

La Comisión no sabe nada de otras quejas. En concreto, no ha habido quejas relacionadas con la libertad de establecimiento, como usted ha mencionado, que, por cierto, no se implantó hace poco, el 1 de mayo de 2004, sino más bien hace mucho tiempo, a mediados de los años noventa. Si conoce casos de discriminación en relación con la libertad de establecimiento, la Comisión le agradecería que le comunicara dicha información. Las únicas quejas oficiales recibidas por la Comisión tienen que ver con la libertad de establecimiento en un solo Estado miembro, y ya se han tomado las medidas necesarias para resolverlo.

 
  
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  Handzlik, en nombre del Grupo del PPE-DE. (PL) Señor Presidente, Señorías, el principio de la igualdad de trato para las entidades de los diversos Estado miembros es una de las piedras angulares de la Unión Europea. Hoy discutimos unos casos de discriminación contra empresarios y trabajadores de los nuevos Estados miembros en los mercados de la vieja Europa. Quiero preguntar si es correcto que la administración francesa pregunte a los empresarios polacos que quieren prestar servicios en Francia en qué aspecto creen que son mejores y por lo tanto pueden justificar que se les permita operar en Francia. He llevado a cabo una amplia investigación, y he descubierto que en la mayoría de los casos los empresarios de las PYME de los nuevos Estados miembros pocas veces se quejan a las correspondientes autoridades por la discriminación que soportan. Los recursos de que disponen esos empresarios son limitados, y toman la decisión consciente de no comprometerse en procedimientos jurídicos largos y costosos. Simplemente, temen una mayor persecución por parte de los países anfitriones, dado que el empresario medio se encuentra en una posición muy débil cuando debe luchar contra todo el aparato del Estado.

Una de las tareas que nos han confiado nuestros electores es defender a las víctimas de la discriminación. Por lo tanto, somos guardianes de los principios fundamentales de la Unión, y haríamos bien en preguntarnos en qué condiciones podría llegar a encontrarse Europa si no combatimos antes la discriminación. Hay dos temas de crucial importancia para el futuro de la Unión. Uno es la Estrategia de Lisboa, y el otro es el proyecto de la directiva de servicios. Todos comprendemos que la discriminación paraliza el mercado interior y le impide funcionar correctamente, lo que a su vez no nos permite cumplir los objetivos de la Estrategia de Lisboa. Por lo tanto, nos conviene asegurar que el mercado interior se convierta realmente en una entidad económica única sin discriminación. Y no podremos conseguirlo si se erigen numerosas barreras nacionales.

En resumen, quiero dejar claro que los casos de discriminación en el mercado interior debatidos hoy en esta Cámara son obstáculos lamentables para nuestros esfuerzos conjuntos de integración. Si permitimos que estos obstáculos sigan ahí, todos sufriremos las consecuencias.

 
  
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  De Rossa, en nombre del Grupo del PSE. – (EN) Señor Presidente, necesitaría dos horas para detallar los problemas a que se enfrentan los trabajadores emigrantes para entrar y trabajar en Irlanda. Tenemos fama de ser uno de los países más generosos a la hora de permitir el acceso desde los diez nuevos Estados miembros. Eso es cierto. Hay muchos buenos empresarios en Irlanda que tratan bien a sus trabajadores. Lamentablemente hay empresarios irlandeses que tratan terriblemente mal a los trabajadores de los diez nuevos países. Tenemos casos de trabajadores a los que se les pide que trabajen 12 horas al día, siete días a la semana, por un euro la hora. Tenemos situaciones, de las que la Embajada de Polonia tiene constancia, en que delante de ella se forman colas de personas que acuden llorando porque han sido despedidas de modo fulminante por empresarios que saben que hay una cola de trabajadores polacos esperando ocupar sus puestos de trabajo.

El caso concreto que quiero plantear esta tarde se refiere a un hecho real, no en un Estado miembro, sino en un país candidato: una empresa turca que contrata trabajadores turcos en Irlanda y que se dedica a estafar sistemáticamente a sus empleados. Ha transferido fondos que pertenecen a esos trabajadores a un banco neerlandés, cuya cuenta controla. Se sospecha que esta empresa es la propietaria de dicho banco.

Quiero que el señor Comisario investigue ese caso. Quiero que la Comisión se ponga en contacto con las autoridades irlandesas para descubrir por qué ha tenido que ser un diputado al Parlamento el que revele los hechos, a pesar de que tenemos un departamento responsable de la investigación de atentados contra el Derecho laboral. Tenemos 21 inspectores que abarcan todo el país, un número lamentablemente pequeño. Necesitamos al menos 100.

También me gustaría que la Comisión investigase si Gama –la empresa a la que me refiero– está implicada en el blanqueo de dinero y si saca ilegalmente dinero que pertenece a los trabajadores fuera de Irlanda, a un banco de los Países Bajos que, según se dice, también le pertenece.

Quiero que se investigue esto. No basta con que nos demos mutuamente golpecitos en la espalda y digamos que estamos haciendo cosas estupendas, creando competencia, garantizando que las personas tengan trabajo, cuando esas mismas personas están siendo explotadas de forma lamentable. No es suficiente. La Comisión debe asumir su responsabilidad de garantizar el cumplimiento de la legislación europea.

 
  
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  Grabowski en nombre del Grupo IND/DEM.(PL) Señor Presidente, Comisario, Señorías, en el caso de los países económicamente más atrasados, como España, Portugal, Grecia e Irlanda, que se adhirieron a la Unión más tarde, la Unión adoptó una política coherente para fomentar el desarrollo de las empresas y la competitividad. Una parte de esta política implicó facilitar el acceso al mercado de la Unión, lo que a su vez provocó un aumento de la balanza comercial en los países en cuestión. Ese fue uno de los factores clave del rápido aumento de puestos de trabajo, ingresos fiscales para los países, inversión y, como resultado, un rápido desarrollo económico. Un acceso más fácil a los mercados comunitarios permitió a los países atrasados reducir significativamente las diferencias entre ellos y los países más desarrollados. Y yo digo, Señorías: ¿los antiguos países comunistas que aspiran a la Unión Europea, han disfrutado de las mismas oportunidades? La respuesta es no. En vez de demostrar un espíritu de solidaridad y ofrecer ayuda, la Unión ha explotado su propia fuerza y su gran ventaja. También se ha aprovechado de la sumisión y la corrupción de los dirigentes y ha retrasado la adhesión para conseguir nuevas concesiones. El ejemplo más claro de esta política fue la balanza comercial negativa entre Polonia y la Unión Europea, que superó los 10.000 millones de euros anuales. Los nuevos puestos de trabajo y los beneficios se crearon en la Unión, no en Polonia, pero fue Polonia quien tuvo que sufrir un aumento del desempleo y la pobreza. ¿Qué ha significado para las empresas polacas la apertura de su mercado a las empresas de la Unión? ¿Qué ha supuesto para ellas la adhesión a la Unión? En primer lugar, ha significado la competencia desleal de las empresas que gozan de ventajas tecnológicas y de capital. En segundo lugar, ha significado que las empresas, los bancos y las instituciones financieras polacas hayan sido compradas por empresas de la Unión a cambio de una miseria. A menudo las empresas extranjeras no han pagado impuestos ni han invertido en Polonia. Y aún peor, han transferido sus beneficios fuera del país. En tercer lugar, ha significado que los polacos han tenido que hacer grandes sacrificios para modernizar sus empresas y asumir unos costes considerables para cumplir los requisitos, las normas y los reglamentos de la Unión. En cuarto lugar, ha significado aceptar unos procedimientos administrativos y burocráticos pesados y caros, y consentir además la implantación de unos sistemas fiscales que han hecho que las empresas polacas sean menos competitivas y tengan más costes laborales. El IVA es un ejemplo. En quinto lugar, ha significado aceptar cuotas, límites y restricciones en la producción impuestas por la Unión en sectores relativamente competitivos y modernos como el de la construcción naval, o en sectores que elaboran productos de gran calidad, como el de la alimentación.

Ha pasado casi un año desde que Polonia se adhirió a la Unión, y resulta que a pesar de todas las restricciones y dificultades que ha encontrado en su camino, las empresas polacas han conseguido ser competitivas, exportar y trabajar mejor. Y lo mismo ha ocurrido con las personas. La reacción de los Gobiernos y las administraciones locales de los Estados miembros ha sido recurrir a otras medidas para limitar el acceso de las empresas polacas a los mercados de la Unión. Ejemplos de esas medidas son las normas sobre la prestación de servicios, que es el sector del mercado responsable del 70 % del PNB bruto, a la vez que ha creado casi un 100 % de nuevos puestos de trabajo. Las restricciones impuestas a las empresas polacas y a los trabajadores que emplean en el sector de la construcción son otro buen ejemplo. Y para empeorar las cosas, esas disposiciones restrictivas las aplican unos funcionarios locales excesivamente celosos. Podríamos escribir un libro sobre la persecución que han soportado las empresas polacas. No se realiza un seguimiento de las quejas presentadas ante las autoridades locales. No es de extrañar que nos digan que esos mismos funcionarios celosos nunca se interesan por aquellos casos en los que los trabajadores polacos cobran menos de lo que debieran cobrar o son contratados ilegalmente, o cuando realizan trabajos poco atractivos. La pregunta que surge de todo ello es ¿qué es la Unión Europea y a qué aspira?

¿Todos aquellos lemas sobre la solidaridad, eliminar las diferencias, acelerar el desarrollo y el mercado común, no eran más que aire?

Polonia y los demás antiguos Estados comunistas no pueden dar nada más a la Unión Europea. Han dado todo lo que podían dar. Por este motivo los empresarios polacos van a defender su país y nosotros, los diputados polacos de este Parlamento, vamos a trabajar con ellos codo con codo. Pedimos un cambio y decisiones firmes para eliminar los casos de discriminación y sus causas. Nuestras demandas son razonables. Lo único que queremos es igualdad de oportunidades y juego limpio para todos. Lucharemos hasta que ganemos nuestro caso, ¡aunque ello signifique la caída de la Unión Europea!

 
  
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  Szymański en nombre del Grupo UEN. (PL) Señor Presidente, Comisario, me gustaría empezar dando las gracias al señor Protasiewicz por abordar este tema. El señor Protasiewicz representa a la misma circunscripción que yo y, de hecho, hay aquí cuatro oradores de la Baja Silesia, lo que la convierte en una especie de abanderada de la causa. Realmente tiene valor, y me satisface.

La ampliación no solo comportó muchos beneficios económicos para los nuevos Estados miembros, sino también unos enormes beneficios económicos para la Unión en conjunto, sobre todo en cuanto a posibles beneficios. Y así fue porque los nuevos países ofrecían unos impuestos algo más bajos y una mano de obra algo más barata, a la vez que se creaba el marco legal para realizar actividades económicas gracias a la integración. Esos países ofrecen pues oportunidades para la Unión Europea, no amenazas, como han insinuado algunos oradores. Por este motivo nos alarma esta situación en la que los empresarios polacos, checos y húngaros deben afrontar obstáculos situados deliberadamente en su camino por las administraciones para perjudicar su actividad económica en el territorio de la antigua Unión. Lamentablemente, los diez países se ven afectados. Cerrar el mercado común a esos empresarios implica actuar en detrimento de los nuevos países. También en detrimento de la integración, porque deteriora el nivel de confianza de los ciudadanos de Europa en el proceso de integración. Pero, lo que es más importante, va en detrimento del bienestar de Europa. Todos tenemos en mente el conflicto por los impuestos y la política social. No apoyaremos el punto de vista socialista de que la competencia entre sistemas sociales o fiscales equivale al dúmping y perjudica al bienestar de los europeos. O bien adoptamos un planteamiento pluralista respecto a la fiscalidad y la política social en Europa, o bien perderemos terreno respecto a socios comerciales situados más lejos que los nuevos países. Me refiero a China e India.

Podemos decidir mantener alejados a los empresarios polacos y de otros países, pero hay que recordar que ello hará que Europa se sumerja aún más en el lodo del estancamiento económico. En vez de presentar ideas vagas para la armonización de los diversos aspectos de la legislación económica y fiscal, la Comisión Europea debería centrarse en la finalización de la tarea básica que está pendiente desde hace 50 años, es decir lograr el mercado común.

 
  
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  Belohorská (NI). (SL) El telón de acero cayó hace quince años, y los ciudadanos de la Europa del Este esperaban sinceramente convertirse en miembros de pleno derecho, sobre todo después de haber satisfecho determinados criterios económicos.

¿Cuál es la realidad de hoy? El señor Verheugen, junto con muchos otros diputados, ha hablado aquí compasivamente de los problemas ocasionados por los despidos de Alstom, y ha mencionado el destino de 250 empleados. Apreciado señor Verheuguen, usted más que nadie debería saber que en Eslovaquia no son cientos, sino miles, los empleados que se han quedado sin trabajo debido a las reformas que hemos llevado a cabo para poder ser miembros de la Unión Europea. Para conseguir este objetivo, los eslovacos hicieron grandes sacrificios. Creo que nadie lo lamenta y todos nos alegramos cuando hace un año nos convertimos en miembros de pleno derecho. Al menos entonces lo veíamos así.

¿Cuál es la realidad de hoy? Creo firmemente que eran los antiguos quince miembros, y no nosotros, quienes no estaban preparados para la ampliación. La libre circulación de productos en dirección hacia el Este se ha hecho realidad: hoy nuestras tiendas son tan bonitas como las suyas, y esto está bien; los eslovacos ya no necesitamos ir a Occidente para comprar productos exclusivos.

¿Pero cómo están las cosas en cuanto a la libre circulación de personas? Aunque la discriminación basada en la nacionalidad está prohibida, habría que dar preferencia y ofrecer empleo a los trabajadores de los nuevos Estados miembros frente a los trabajadores de terceros países. A excepción de tres países, todos los demás han impuesto disposiciones transitorias que van de 2 a 7 años, con opción a reconsiderar el tema después y, en consecuencia, esos períodos incluso se podrían ampliar. Eso aumenta aún más la incertidumbre de los empleados. Sabemos perfectamente que, si están en Occidente, nuestros ciudadanos – miembros muy cualificados de la generación más joven, educados y multilingües – ganan salarios más altos, pero en condiciones sociales humanamente indignas. Eso es lo que le pido: por favor, preste también atención a eso.

 
  
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  Kohlíček, en nombre del Grupo GUE/NGL. (CS) Señor Presidente, Señorías, todos sabemos que tanto los trabajadores como las empresas de los nuevos Estados miembros son víctimas de la discriminación. Esta discriminación empieza con la forma como actúan las empresas de los antiguos Estados miembros y otros países desarrollados, como si nunca hubieran oído hablar de la legislación laboral cuando trabajan en países de Europa Central. Algunos supermercados checos, por ejemplo, son conocidos por las condiciones laborales medievales de sus cajeras, y normalmente la gente recibe el despido durante el período de prueba de tres meses. Hay muchos otros casos de abusos de este tipo, y vale la pena mencionar la prohibición de los sindicatos que, por supuesto, no es oficial y no está escrita en ninguna parte.

Las cadenas de tiendas comerciales también adoptan actitudes típicamente coloniales hacia sus proveedores, y ya se han criticado en varias ocasiones los largos períodos de pago, los gastos por publicidad, los honorarios de estantería y los precios extremadamente bajos que imponen. Estas prácticas son comunes en los países de la Europa Central y del Este, y también es normal que se asigne poco espacio a los productos de los proveedores locales, que se les exijan depósitos monetarios antes de empezar a suministrar los productos, y que tengan que suministrar productos a cualquier hora del día, siete días a la semana.

Por lo tanto quedan muchos problemas por resolver en relación con las condiciones de trabajo en los nuevos Estados miembros. Pero al mismo tiempo los trabajadores de los nuevos Estados miembros encuentran extremadamente difícil que se les reconozcan sus cualificaciones cuando llegan a los antiguos Estados miembros, a pesar de que hay acuerdos internacionales sobre este tema. Las enfermeras cualificadas de la República Checa y de Eslovaquia suelen trabajar como enfermeras en prácticas en los antiguos Estados miembros, y cobran en consecuencia, aunque estén más que cualificadas para estos trabajos. De la misma forma, es raro que nuestros obreros cualificados hayan pasado alguna prueba reconocida por el Estado, y esto significa que están clasificados como trabajadores no cualificados en cuanto a sus salarios, independientemente del trabajo que hagan. Así ocurre en el sector de la construcción.

El reconocimiento de las cualificaciones universitarias también es un problema importante y la legislación actual deja mucho que desear al respecto. Por ejemplo, las tres leyes vigentes en la República Checa sobre este tema están lejos de ser perfectas. Ya es hora de que se haga algo sobre este estado de cosas y, por lo tanto, pido a la Comisión Europea y al señor Verheugen que presenten una propuesta sobre las medidas legislativas adecuadas. Gracias por su atención.

 
  
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  Brejc, Mihael (PPE-DE). (SL) Gracias. En esta Cámara el Presidente Barroso ha resaltado la importancia de la Estrategia de Lisboa y la urgente necesidad de establecer la libre circulación de servicios, una de las últimas características principales del mercado interior de la Unión Europea. Por una parte, pues, existe un deseo claro de eliminar barreras para conseguir el mejor funcionamiento posible del mercado interior, mientras que, por otra parte, nosotros, los nuevos Estados miembros, hemos observado que nuestras empresas no suelen tener una igualdad de oportunidades. Por ejemplo, hay restricciones para la empresa corporativa en el mercado interior en el área de la producción y la instalación de maquinaria y equipos, en el área de las construcciones de metal, la construcción de obra, la decoración, el procesado de piedra natural, etc.

Comisario, usted ha dicho que conoce las dificultades de los nuevos Estados miembros. Pero hoy no hablamos de esas dificultades, sino más bien de las dificultades de los antiguos Estados miembros. Ha dicho que la Comisión tomará medidas contra las infracciones. Por supuesto nos gustará saber cuándo va a ocurrir eso, y cuáles serán los resultados de esas medidas. El alcance de la conducta discriminatoria es evidentemente muy amplio, mientras que la eficacia de quienes deberían asegurar la adhesión al acervo comunitario es pobre.

Tengo la sensación, Comisario, de que los nuevos Estados miembros de la Unión Europea estaban mucho más preparados para la adhesión a la UE y para su ampliación que las instituciones europeas. Me gustará oír su opinión al respecto.

 
  
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  Golik (PSE).   (PL) Señor Presidente, quiero empezar felicitándole con afecto por su elección y por su primera aparición como vicepresidente. Comisario, el resultado del debate de hoy no podría haber llegado en mejor momento para los muchos empresarios y ciudadanos que creen que todo el mundo tiene los mismos derechos en la UE ampliada, y que quieren vender su activo más valioso, es decir su propia mano de obra en los antiguos Estados miembros. Sin embargo, hay muchas personas que ya no quieren trabajar en la Unión Europea. Estas personas ya lo han intentado, pero han sido discriminadas, y han tenido que enfrentarse con Gobiernos y autoridades locales que infringen la ley. Esas infracciones adoptan la forma de controles excesivamente entusiastas, a menudo con perros y policías, o arrestos durante los que se les marcan las manos y les esposan. Es una violación de sus derechos personales. Esas empresas y personas nunca van a querer volver a trabajar o prestar sus servicios en los antiguos Estados miembros. ¿Es así como tiene que ser el mercado de los servicios y la mano de obra en la Europa unida? Como representantes de nuestros electores, tenemos el deber de defender sus derechos en la UE. No he escuchado ni un solo caso de personas que hayan sido tratadas de esta forma en Polonia, aunque hay miles de empresas extranjeras trabajando en ese país, y una gran parte de la industria y la mayoría de los bancos están controlados por capital extranjero. Las organizaciones polacas, los empresarios, los ministros y las embajadas reciben regularmente información sobre casos en los que las empresas y los ciudadanos polacos que prestan servicios como subcontratistas en empresas europeas han sido objeto de discriminación. El caso de la empresa Apola, con sede en Poznan, es un ejemplo importante de dicha discriminación, y uno de los muchos que han llegado a mi conocimiento. Los empleados y los representantes de la compañía fueron intimidados, arrestados y perseguidos por la policía francesa y las autoridades de la región de Gard. En muchos casos, esta conducta se deriva del hecho de que los funcionarios son humanos, o más bien inhumanos, y no conocen suficientemente bien las normas. No guardamos ningún rencor general contra los países o los Gobiernos en este sentido, pero el tema debería debatirse en esta Cámara, y por este motivo el debate de hoy debe ir acompañado de una resolución en la que se condenen esas violaciones de la ley. Finalmente, quiero resaltar un caso más de discriminación basada en la nacionalidad. Se refiere a los nuevos requisitos impuestos por la Comisión Europea, que solo se aplican a las enfermeras y comadronas polacas. Resulta que ahora tienen que haber trabajado como mínimo cinco de siete años para obtener un certificado que confirme su cualificación, sin el cual no pueden trabajar como enfermeras o comadronas en la UE. Los ciudadanos de los demás 24 Estados miembros solo tienen que haber trabajado tres de cinco años. Además de privar a esas enfermeras y comadronas de la oportunidad de trabajar y de sus derechos adquiridos, esos requisitos, que están consagrados en la legislación europea, son un insulto para su dignidad profesional. Durante varias semanas he estado esperando una respuesta de la Comisión sobre este tema, y varios cientos de miles de enfermeras y comadronas esperan una respuesta a la petición que presentaron al Parlamento Europeo.

 
  
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  Libicki (UEN).   (PL) Señor Presidente, Señorías, la economía de la UE se encuentra en una mala situación; la economía francesa y alemana son las más afectadas, y parece ser que más o menos todo el mundo tiene la culpa de este estado de cosas. Los Estados Unidos tienen la culpa por el tipo de cambio del dólar excesivamente bajo, el Lejano Oriente por utilizar esclavos como mano de obra, y los nuevos Estados miembros por intentar una política económica competitiva y realmente sana. Incluso se han inventado nuevas palabras que son ejemplos clásicos de la jerga orwelliana. Para reiterar el comentario del seńor Szymanski, por ejemplo, se utiliza la palabra dúmping con todas sus connotaciones negativas en vez de hablar tan solo de competencia económica sana.

Aunque el proyecto de Directiva Bolkestein tenía muchos méritos, todos los defensores de lo que se conoce como «economía social» se sintieron agraviados cuando se presentó. Tan solo hicieron falta unos murmullos enojados procedentes de París y Berlín para que este excelente proyecto de directiva fuera rechazado. Por supuesto, hay otros planteamientos posibles, y uno de ellos es la discriminación. De hecho es mucho más evidente, como han observado los anteriores oradores, que han presentado una larga lista de personas y empresas que la han sufrido.

El Comisario Verheugen es muy admirado en Polonia, y eso es algo que quiero resaltar, pero me deja atónito con su afirmación de que tan solo ha recibido una queja referente a un país. En mi calidad de Presidente de la Comisión de Peticiones, he redactado una larga lista de casos de discriminación, y la he presentado al Comisario Verheugen, a la Presidencia neerlandesa y al Comisario Bolkestein. Considero lamentable que los comisarios sean incapaces de intercambiar dicha información entre ellos. Si el Comisario Verrheugen, que es extremadamente popular en Polonia, como ya he dicho, dice que no sabe nada del tema, entonces ya no sé qué decir. Si no tiene lugar ningún intercambio de información dentro de la Comisión ¿a quién tenemos que presentar esta información?

La Estrategia de Lisboa y el Pacto de Estabilidad y Crecimiento pretendían convertir la economía de la UE en la economía líder mundial, pero no lo han conseguido. Ahora escuchamos declaraciones enigmáticas donde se dice que el objetivo es simplemente convertir la economía de la UE en una de las principales economías mundiales, aunque existe una diferencia fundamental entre los dos objetivos. Esta Cámara ha escuchado muchas quejas sobre el cierre de la planta de celofán de Bridgwater en el Reino Unido, cuya producción se está trasladando a Kansas. Esta es la opción que tenemos, Señorías: o bien permiten a las empresas trasladar su producción a Polonia, a la República Checa o a Eslovaquia, o bien se trasladarán a Kansas o al Lejano Oriente.

La solidaridad interna y la competencia externa tenían que ser los cimientos sobre los que se iba a construir Europa. No se ha conseguido ni la una ni la otra, y lo considero lamentable. Como dice un refrán de los indios americanos, si descubres que tu montura es una yegua vieja en vez de un mustang, debes desmontar inmediatamente.

Les insto a que dejen de montar una yegua vieja en forma de economía social ineficiente de la Unión Europea, con Francia y Alemania indicando el camino con ineficiencia.

 
  
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  Czarnecki, Ryszard (NI).   (PL) Señor Presidente, Señorías, en la actualidad existen dos Europas, una UE antigua y de clase alta, y una UE nueva de clase baja. La primera es desconsiderada, corta de miras y da muy poco valor a la competitividad. En otras palabras, está cortando la rama en la que se asienta. La segunda podría haber recibido una invitación oficial para cenar en la mesa de la UE, pero en realidad está siendo discriminada. Si su objetivo es enfrentar a esas dos Europas, una contra otra, deben seguir el curso de acción que han iniciado. Siento curiosidad por ver el resultado de los referendos constitucionales en la República Checa y Polonia. No tiene nada que ver, les oigo decir. Oficialmente no, pero ¿cómo pretenden persuadir a los ciudadanos de los nuevos Estados miembros de la UE de que no tiene nada que ver? Están pidiendo a los parientes más jóvenes de la UE que apoyen la Constitución para una Europa unida, y a la vez les advierten de que se mantengan alejados del mercado de la UE unida. Es una actitud muy corta de miras, y aquellos países, Gobiernos, sociedades y empresas que la subscriben están fomentando el euroescepticismo en Europa. En vez de eliminar las antiguas divisiones, están creando otras nuevas. Ni siquiera podemos consolarnos con la idea de que son unos países o unos sectores determinados los que se comportan con egoísmo, porque es la misma estupidez a que estamos acostumbrados, con todas sus desastrosas consecuencias tanto en términos políticos como económicos. Es un curso de acción muy poco prudente, entre otras cosas, para los consumidores de los antiguos Estados miembros de la UE.

Señorías, ya es hora de que sentemos la cabeza.

 
  
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  Fjellner (PPE-DE). (SV) Señor Presidente, como hemos escuchado hoy en esta Cámara, hay bastantes ejemplos de que aún es más fácil que un martillo cruce el Báltico, pongamos por caso, que un carpintero lo acompañe y clave el clavo. Por lo tanto, me complace el proyecto de Directiva sobre servicios gracias a la cual pronto podremos hablar de cuatro libertades –libertad de circulación de productos, de servicios, de personas y también de capitales, y no, como ahora, de solo tres. Con el Tratado actual, varias de las cosas que, por ejemplo, ocurren en mi propio país, Suecia, como la discriminación expresa y aprobada por el Estado contra personas de los nuevos Estados miembros, son completamente inaceptables.

Permítanme que les ponga un ejemplo muy breve pero por desgracia estremecedor y lejos de ser el único, sobre la forma como los sindicatos y las autoridades a la vez niegan el acceso de los nuevos Estados miembros de la UE al mercado interior. El caso sueco empezó con una autoridad local que tenía que construir una escuela y, dado que cumplieron las normas europeas del concurso público, se contrató a una empresa de construcción letona (LP-Bygg). Pronto acudió el sindicato de los trabajadores de la construcción, y bloqueó el acceso a la obra, interrumpiendo el trabajo, llevando pancartas y gritando «Iros a casa, iros a casa». Según ellos, el motivo era que la empresa letona era responsable de firmar un convenio colectivo específicamente sueco y que el letón no era válido, a pesar de que pagaba mejor que el sueco. Se había tomado la decisión: los letones tenían que irse. La empresa recurrió a las autoridades, y el Tribunal del Mercado Laboral, donde el sindicato tiene su sede, obviamente adoptó una postura favorable al sindicato. Nuestro Ministro de Empleo – y hasta hace poco dirigente del movimiento sindical – también adoptó una postura favorable al sindicato. Y en momentos como ese me avergüenzo de ser sueco.

Hace exactamente una semana, la empresa letona se vio obligada a presentar una solicitud de quiebra. Como consecuencia, ahora tenemos niños sin escuela, contribuyentes con impuestos adicionales y letones sin empleo. Todo ello para que el cártel del mercado laboral sueco pueda seguir funcionando. Reforzado por sus éxitos ahora el sindicato, con el apoyo del Gobierno, lleva a cabo una campaña por todo el país exigiendo que todas las personas que «no tengan aspecto de sueco normal lleven tarjetas de identificación claras».

Es inaceptable y me pregunto qué tiene intención de hacer la Comisión para detener la ola de racismo y proteccionismo que está invadiendo Europa.

(Aplausos)

 
  
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  Geringer de Oedenberg (PSE).   (PL) Señorías, en muchas ocasiones anteriores se ha hecho referencia en esta Cámara a los problemas relacionados con la discriminación de trabajadores y empresas de los nuevos Estados miembros en el mercado interior de la UE. Yo misma llamé la atención de la Cámara sobre el tema hace siete meses, pero lamento decir que nada ha cambiado desde entonces. Por este motivo hemos escuchado a tantos diputados de los nuevos Estados miembros hablar hoy de nuevo de flagrantes violaciones de la legislación de la UE en este sentido. Además de los denominados períodos transitorios que se impusieron a los 10 nuevos Estados miembros, los antiguos Estados miembros imponen cada vez más obstáculos legales y administrativos en nuestro camino. Estas prácticas limitan la libertad de establecimiento y la libertad de prestar servicios, y a ambas tiene derecho cualquier entidad que esté legalmente registrada en la Unión Europea y ambas se enmarcan en el Tratado. Existen pruebas de muchísimos casos de disposiciones discriminatorias, contrarias a la legislación de la UE, incluidas en la legislación nacional de los antiguos Estados miembros. La ferviente oposición expresada por países como Francia, Bélgica y Alemania durante los debates sobre la liberalización de los servicios, como se detalla en la Directiva Bolkestein, es una prueba más de los intentos de discriminar a las empresas de los nuevos Estados miembros. Me parece asombroso que unos países que aceptaron la ampliación de la Unión Europea y la integración con los países de la Europa del Este y Central, sabiendo que el objetivo de esta integración era crear una unidad socioeconómica única y poderosa, ahora se opongan a los esfuerzos por conseguir este objetivo. Ese no es el tipo de UE a favor del cual votamos en los referendos celebrados antes de la ampliación de este año. Por lo tanto, pido a la Comisión Europea que tome medidas y dé a conocer su opinión sobre el tema, y también que haga lo necesario para detener esas prácticas discriminatorias contra los nuevos Estados miembros.

 
  
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  Verheugen, Vicepresidente de la Comisión. (DE) Señor Presidente, Señorías, permítanme reiterar que la Comisión ha recibido quejas oficiales solo en relación con un único Estado miembro. La Comisión no puede tomar medidas basándose en rumores procedentes de aquí o de allí; si hay que actuar, hay que presentar quejas formales. Todos los diputados de esta Cámara conocen estas normas.

Y a aquellos diputados que hoy han hablado de cientos de casos de discriminación, lo único que puedo decirles es que deberían aconsejar a quienes creen que han sido discriminados que presenten una queja formal. La Comisión hará un seguimiento de todos los casos concretos, como es su obligación.

Y sinceramente les pido que no lancen acusaciones contra mí por el hecho de que la Comisión no haya tenido en cuenta ninguna otra queja aparte de la que se ha presentado contra ese único Estado miembro. Les pido que no duden de la veracidad de lo que les digo. Si les digo que hemos recibido quejas dirigidas a un único país, es porque esa es la verdad. Comprueben, pues, que quienes crean que han sido discriminados acudan a los canales adecuados, y entonces se tomarán medidas. La Comisión ya ha tomado las medidas necesarias para con este Estado miembro contra el que se ha presentado una queja. No he dicho que haríamos algo; ya lo hemos hecho, y el resultado final es que los problemas en cuestión se están resolviendo.

 
  
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  El Presidente. El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.

 
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