El Presidente.– De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe de la señora Díez González, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre el Plan de Acción de la Unión Europea contra el terrorismo (2004/2214(INI)) (A6-0164/2005),
el informe del señor Mayor Oreja, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre la prevención, preparación y respuesta a los ataques terroristas (2005/2043(INI)) (A6-0166/2005),
el informe del señor Lambrinidis, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre la protección de infraestructuras críticas en el marco de la lucha contra el terrorismo (2005/2044(INI)) (A6-0161/2005),
el informe del señor Borghezio, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre la lucha contra la financiación del terrorismo (2005/2065(INI)) (A6-0159/2005),
los informes del señor Duquesne, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre el intercambio de información en relación con delitos graves, incluidos los actos de terrorismo (10215/2004 – C6-0153/2004 – 2004/0812(CNS)) (A6-0162/2005),
el intercambio de información y la cooperación sobre delitos de terrorismo (decisión) (15599/2004 – C6-0007/2004 – 2004/0069(CNS)) (A6-0160/2005)
y el intercambio de información y la cooperación relacionada con delitos de terrorismo (2005/2046(INI)) (A6-0165/2005),
el informe del señor Alvaro, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre la prevención, investigación, descubrimiento y represión de la delincuencia y las infracciones penales, con inclusión del terrorismo (8958/2004 – C6-0198/2004 – 2004/0813(CNS))(A6-0174/2005)
y de la pregunta oral del señor Florenz al Consejo y a la Comisión sobre la capacidad de la Unión Europea para responder a las amenazas para la salud pública del bioterrorismo (B6-0243/2005 y B6-0244/2005).
Rosa Díez González (PSE), ponente. –(ES) Señor Presidente, efectivamente hoy es un día importante. Este debate global coloca una vez más al Parlamento en la vanguardia política de la lucha contra el terrorismo. Somos una cámara política y este es un debate político sobre las medidas europeas que han de tomarse para defender los derechos humanos y derrotar al terrorismo, y un debate que tiene también una voluntad de hacer pedagogía democrática.
Estamos convencidos de que para ser eficaces en la lucha contra el terrorismo, Europa debe tener, también en esta materia, una política común que supere la colaboración cada vez más estrecha y más eficaz entre los países de la Unión -de la que España y Francia son un buen ejemplo-, y de esta, de la Unión, con terceros países; una política que dé respuesta a las inquietudes de los ciudadanos y que pueda ser promovida como modelo en todo el mundo.
Derrotar al terrorismo requiere, en primer lugar, confiar en la supremacía de la democracia. Derrotar al terrorismo requiere estar dispuesto a utilizar todos los instrumentos del Estado de Derecho, todos, pero ni uno más que los que el Estado de Derecho nos proporciona. Derrotar al terrorismo requiere combatir la impunidad y anular la legitimación de los actos terroristas. Derrotar al terrorismo requiere mantener vivo en la memoria y en el corazón el recuerdo de sus víctimas.
El terrorismo, señorías, es totalitarismo, es fanatismo. El terrorismo persigue destruir las sociedades libres y plurales. El terrorismo es incompatible con la democracia. Por eso, afirmo que solo una democracia fuerte, vigorosa, comprometida será capaz de derrotarlo.
En esta Cámara y en esta materia hemos estado más de una vez en la vanguardia. Aquí se aprobaron, el 6 de septiembre de 2001, días antes de que volaran las Torres Gemelas, dos recomendaciones: la orden de detención y entrega, y la definición común del delito de terrorismo, que pudieron ser adoptadas por el Consejo en diciembre de ese mismo año gracias a que nosotros, el Parlamento Europeo, habíamos hecho a tiempo los deberes. Es verdad que hay algunos países de la Unión que aún no las han transpuesto a su legislación y otros que no lo han hecho adecuadamente. Por eso se pide en el informe, del que soy ponente, que se realice una urgente evaluación, pero esas dos decisiones son ejemplo de hasta qué punto los ciudadanos europeos necesitan un Parlamento capaz de situarse en la vanguardia de las decisiones políticas.
Europa es un modelo de democracia y de respeto a los derechos humanos. Esa es nuestra vocación, ese es el sentido de nuestra Unión política. Por eso, para defender y promover la democracia, para garantizar el respeto de los derechos humanos es por lo que combatimos el terrorismo, porque sabemos que el terrorismo es enemigo de la democracia. Por eso, proponemos una política europea que combata el terrorismo para garantizar el respeto de los derechos humanos colectivos e individuales, el derecho a la vida, a la libertad de expresión, a la libertad de movimiento, a la libertad ideológica o a la libertad religiosa: una política europea que combata el terrorismo para hacer compatible la seguridad colectiva con la libertad y la dignidad individual.
No les voy a cansar con los detalles de cada una de las recomendaciones del informe. Todas ellas son vanguardistas, pero todas ellas son posibles. Solo se requiere voluntad política y todas ellas son necesarias. Desde el reforzamiento de la figura del coordinador europeo para la lucha contra el terrorismo al impulso para la creación de la figura del fiscal europeo.
Quiero destacar la recomendación de que se institucionalice el reconocimiento europeo a las víctimas del terrorismo. También resulta políticamente relevante nuestro compromiso de promover la definición internacional del delito del terrorismo, algo cada vez más necesario si queremos, como ha propuesto Kofi Annan en la Agenda de Madrid, que estos crímenes sean perseguidos y castigados en todo el mundo.
Por último, quiero llamar la atención sobre una recomendación verdaderamente ambiciosa: la petición a los Estados miembros de que promuevan la imprescriptibilidad de los delitos de terrorismo, expresando así la reprobación de la comunidad internacional, que considera que figuran entre los crímenes más graves y más inadmisibles contra la humanidad.
Para terminar, señorías, sé que es un paso pequeño el que hoy damos, pero es un paso importante. Y me siento orgullosa de haber contribuido a que el Parlamento Europeo se sitúe, una vez más, a la cabeza en la lucha contra la impunidad de los criminales y en la vanguardia de la defensa de los derechos humanos. Agradezco a todos mis colegas, de todos los Grupos políticos, sus aportaciones a este largo debate. Gracias a todas ellas, esta Cámara va a proponer al Consejo iniciativas proactivas que cambien la dinámica del pasado. Este conjunto de iniciativas tiene por objeto diseñar una política europea capaz de intervenir para evitar, dentro de lo posible, atentados terroristas.
Me siento orgullosa también como socialista, como vasca, como española y como europea, de que este Parlamento haga un nuevo reconocimiento a la memoria de las víctimas del terrorismo.
El Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, volvió a confirmar su compromiso el pasado sábado en un acto de entrega de diplomas a la guardia civil, al afirmar que todas las víctimas estarán siempre en la memoria. Para todos los demócratas, ese compromiso, el recuerdo efectivo de las víctimas, es el que debe hacer imposible una sociedad como la que los terroristas han perseguido con sus crímenes.
Europa sabe de totalitarismos y sabe de la importancia de mantener viva la memoria para evitar que se repita la historia. Primo Levi nos lo explicó muy bien en un magnífico libro. "Comprender -decía Levi- es imposible, pero conocer es necesario y recordar es un deber".
El Presidente.–Quisiera dar la bienvenida a nuestro antiguo colega, el señor De Vries, que está siguiendo el debate desde los escaños del Consejo.
Jaime Mayor Oreja (PPE-DE), ponente. –(ES) Señor Presidente, quiero, en primer lugar, agradecer la presencia del Comisario Frattini en la mañana de hoy y del coordinador de la lucha antiterrorista del Consejo, señor Gijs de Vries. Al mismo tiempo, también quiero mostrar mi agradecimiento a todos los eurodiputados que han trabajado y colaborado, en ocasiones desde la discrepancia y en otras ocasiones desde la coincidencia, en este informe sobre prevención y respuesta frente a los atentados terroristas y quiero agradecer muy especialmente a mi buena amiga Rosa Díez y a mi buen amigo Antoine Duquesne su colaboración y las aportaciones que han hecho a este informe.
En estos breves minutos quiero ser muy sintético y resumir especialmente las razones y objetivos que me impulsan a presentar este informe hoy en el Parlamento Europeo. ¿Qué he querido aportar hoy en esta institución con este informe? Simplemente, lo poco que he podido aprender, mi limitada y modesta experiencia en lo que ha significado la lucha contra una organización terrorista, durante más de veinticinco años, en mi país, España, y en el País Vasco.
Por eso, pienso que lo más importante en el día de hoy es que reconvirtamos la tradicional manera de combatir el terrorismo en la Unión Europea, que suele ser a través de un listado exhaustivo de medidas, en lo que, entiendo, debe ser un proyecto político europeo.
Me preguntarán cuál es la diferencia entre un listado exhaustivo de medidas y un proyecto político. Les diré que un proyecto político es mucho más ambicioso que un listado de medidas. Un proyecto político siempre es el fruto, la consecuencia, de una prioridad, de un acento y, sobre todo, de una adecuada y correcta mentalización. Y un proyecto político tiene, sobre todo, la capacidad de ser resumido y comprendido simultáneamente por una opinión pública que entiende el esfuerzo de un político para reconvertir ese listado de medidas en un proyecto político.
Permítanme que les diga que los últimos resultados en Europa nos confirman que necesitamos un número limitado de proyectos políticos, porque no puede haber infinitos proyectos políticos. Tiene que haber unos pocos proyectos políticos, que sean comprendidos por los ciudadanos europeos y capaces de afrontar los problemas de los europeos. Y, en mi opinión, uno de ellos es, indudablemente, el terrorismo.
El terrorismo no se puede combatir genéricamente. No se puede mentalizar a las fuerzas y los cuerpos de seguridad luchando genéricamente contra el terrorismo. Se combate un tipo de terrorismo, una determinada organización. Es verdad que se debe combatir siempre con los mismos principios de libertad, de respeto de los derechos humanos, de lo que Europa significa, pero, en cada caso, debemos saber encontrar un proyecto político determinado, concreto, y siempre se debe saber concretar, determinar y acotar la organización que se combate; entre otras cosas, como decía antes, porque es la única manera de estimular a las fuerzas y cuerpos de seguridad para que, cuando combatan una organización, tengan y pongan toda la energía posible frente a ella.
¿Cuál es el aliado principal de una organización terrorista? Su carácter difuso: nunca se sabe dónde empieza y dónde termina; no se sabe en qué estructura social se apoya, qué Estados, en ocasiones, están detrás de ese grupo. Pero siempre tiene un soporte social, y una de las claves para combatir el fenómeno terrorista es saber concretar y delimitar hasta dónde llega la organización, cuál es el entramado social que la sostiene.
Por eso - y lamento algunas enmiendas en esa dirección -, lamento que no nos atrevamos a llamar a la organización que tenemos enfrente los europeos, que es una organización islamista, radical, o que dice defender el islam, o Al Qaeda, por su nombre. Es fundamental llamarla por su nombre, porque es la única manera de combatir una organización: que seamos capaces de decir qué es lo que tenemos enfrente, en estos momentos, en la Unión Europea.
El principal riesgo que tiene la Unión Europea es la parálisis, la inacción, tener claros los principios, los valores, estar sustancialmente de acuerdo, pero sin hacer un proyecto político común europeo para abordar esta gran cuestión que va a afectar al presente y al futuro, y que parezca que sea un problema de otros: que lo hayan tenido los norteamericanos el 11 de septiembre, hace unos años, o que lo haya tenido específicamente España, por unas causas determinadas, el pasado 11 de marzo, pero eso no es lo que, en mi opinión, debemos hacer.
En definitiva, con un recuerdo a las víctimas y diciendo que siempre deben estar en el centro de nuestro debate, en el foco de nuestra principal atención, vuelvo a insistir en que, en este tema, tenemos toda la fortaleza moral con ellas para afrontar de raíz esta cuestión tan fundamental para nuestro futuro.
Stavros Lambrinidis (PSE), ponente. – (EL) Señor Presidente, Comisario, en la lucha contra el terrorismo, el miedo es el peor enemigo. Paraliza a la población y afecta a su sensación de seguridad, permitiendo así que los terroristas ganen la batalla. También reduce la resistencia de la población y fuerza a los Gobiernos a tomar medidas de supresión de derechos, que con frecuencia infringen libertades fundamentales. Así también ganan los terroristas. Por lo tanto, la mejor forma de limitar ese terror es que los europeos estemos preparados para evitar los atentados terroristas y sus consecuencias y –si finalmente se produce un atentado– que estemos preparados para hacer frente a sus repercusiones de la mejor forma posible, es decir, reduciéndolas tanto para la población en su conjunto como para las víctimas.
¿Por qué debemos hacer esto conjuntamente, y no por separado?
En primer lugar, porque el terrorismo no tiene fronteras, como tampoco las tienen con frecuencia nuestras infraestructuras críticas. No podemos afrontar cada uno por nuestra cuenta un problema que tiene repercusiones paneuropeas.
En segundo lugar, porque nos hemos comprometido con esta Europa, no solo mediante lazos económicos, sino también a través de vínculos de solidaridad. En concreto en el caso del terrorismo, en la nueva Constitución Europea del 25 de marzo de 2004 declaramos que necesitamos trabajar juntos. Pero, ¿qué es lo que debemos hacer juntos? En la prevención y en la protección de infraestructuras críticas, les diría que es extremadamente importante que el Parlamento apruebe, a propuesta de la Comisión, un programa para proteger infraestructuras críticas. Los Estados miembros, en colaboración con las entidades que explotan las infraestructuras, que en general son entidades privadas, deben definir cuáles son esas estructuras críticas utilizando un método europeo armonizado. Tenemos que analizar su sensibilidad y evaluar las amenazas, lo que significa que debemos intercambiar información sobre estos sistemas. Por ejemplo, mi país podría tener información sobre una posible amenaza para otro país. Es preciso que encontremos soluciones para su protección, así como que reaccionemos adecuadamente si se produce un ataque. Al mismo tiempo, tenemos que proteger la confidencialidad, de forma que los propietarios de esas infraestructuras puedan intercambiar información anticipadamente. Por decirlo de otro modo, deben poder advertirse mutuamente sobre posibles atentados. Además, tenemos que garantizar la financiación. Y, sobre todo, debemos proteger las libertades fundamentales en este proceso. El fin no justifica los medios. Debemos proteger un calendario reconocible y alcanzable y un control independiente europeo en lo que respecta al apoyo de ese calendario para la prescripción de infraestructuras. No podemos limitarnos a desembolsar dinero sin un calendario.
¿Qué podemos hacer para gestionar crisis? En este ámbito, es preciso que creemos una fuerza de protección civil europea y que garanticemos la financiación europea para sus actuaciones. Ese es el mayor coste. Es posible tener una base de datos que nos permita coordinarnos en toda Europa –si en un país se produce un desastre, sabríamos qué otros países pueden ayudar y con qué fuerzas– pero eso cuesta dinero. Es preciso que colaboremos con organizaciones no gubernamentales y autoridades locales. Todas tienen un papel si se produce un desastre, ya sea un ataque terrorista o una catástrofe natural. Todos los sistemas de alerta temprana deben unificarse en ARGUS. Debemos disponer de un centro de gestión de crisis, coordinación, seguimiento y tratamiento de información en Europa.
También debemos consultar a las autoridades nacionales con experiencia. Digo esto porque, con los Juegos Olímpicos que tuvieron lugar en Grecia en 2004, organizamos lo que probablemente fue la mayor operación de protección civil y protección de infraestructuras de la historia del mundo. La Comisión Europea no puede organizar un programa tan amplio sin consultar con autoridades como las griegas.
¿Qué no deberíamos hacer juntos? No queremos alertas verdes, rojas o naranjas a escala planetaria. No queremos crear un clima de pánico. Si lo hacemos, estaremos creando lo que desean los terroristas: el miedo que mencionaba al principio de mi intervención. Tampoco deseamos guerras preventivas contra el terrorismo. Se trata de guerras contra Estados nacionales o de guerras contra derechos fundamentales. En estos momentos, muchos países se sienten tentados a limitar los derechos fundamentales, supuestamente para poder luchar contra el terrorismo. Tampoco queremos abordar el terrorismo únicamente con medios policiales. Ese no es ni debe ser el método para luchar contra él. Tampoco deseamos que se demonice a terrorismos concretos, porque de esa forma les convertimos en héroes, ni queremos que se ignore a las víctimas. Es preciso que recordemos a estas personas. Los terroristas quieren lo contrario: que nos olvidemos de ellos.
Gracias por escucharme y gracias a todos mis colegas por aprobar este informe de forma unánime en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. Espero que juntos consigamos grandes éxitos en el futuro.
Mario Borghezio (IND/DEM), ponente. – (IT) Señor Presidente, Señorías, las medidas enumeradas en el programa de La Haya, sobre todo en relación con el blanqueo de dinero, la financiación del terrorismo y el intercambio de información entre los países de la Unión Europea, deben ejecutarse pronto y efectivamente. Esta es uno de los objetivos que se propone en mi informe. Este objetivo ha de alcanzarse dentro respetand de la privacidad de los datos personales –un punto sobre el cual muchos diputados han insistido en este debate– a fin de reforzar la libertad, la seguridad y la justicia en la Unión Europea, que están gravemente amenazadas por el terrorismo internacional.
El terrorismo se financia prioritariamente mediante el tráfico de armas y de drogas, y es evidente que las transacciones realizadas por los grupos que controlan este tipo de tráfico implican a entidades bancarias y financieras oficiales. Por tanto, las medidas para prevenir y atajar la financiación del terrorismo deben centrarse en estas entidades. Desde este punto de vista, acogemos con gran satisfacción el compromiso formulado en nombre de la Comisión por el Comisario Frattini –a quien agradecemos su informe– de presentar de inmediato al Parlamento Europeo una propuesta de reglamento sobre la trazabilidad de las operaciones financieras. Esta iniciativa, que agradecemos a la Comisión, nos parece práctica, expedita y efectiva.
Hay además otro tema igualmente sustancial, el de la cooperación judicial. ¿Cómo es posible que un magistrado –y en Italia hay muchos comprometidos enérgica y eficazmente en la acción de lucha contra el terrorismo– pueda actuar sin un instrumento adecuado de cooperación e intercambio de información? Este es un problema aún sin resolver.
No quiero infravalorar las preocupaciones expresadas por muchos diputados sobre el problema de la protección de los datos personales, pero hay una exigencia prioritaria: aplastar las centrales terroristas que amenazan a los ciudadanos. Pues bien, hay que reflexionar atentamente sobre la necesidad de cooperación en el intercambio de los datos, sobre la exigencia de un instrumento que permita en tiempo real, con medidas e intervenciones eficaces, prevenir el terrorismo, para evitar después lágrimas de cocodrilo por los cientos de muertos en los atentados o, peor aún, en atentados terroristas con armas biológicas.
Es evidente que la organización y el desarrollo operativo de las redes terroristas presuponen una evolución constante de los medios y las metodologías, que incluyen también las infiltraciones. Desde este punto de vista, y a pesar de tener en enorme estima el trabajo y la abnegación de las organizaciones sin ánimo de lucro, he considerado necesario resaltar el peligro real, ya documentado por muchas investigaciones, de infiltraciones en las organizaciones caritativas sin ánimo de lucropor parte de grupos terroristas. Es preciso que estas organizaciones garanticen la máxima transparencia en la gestión de los fondos, que utilicen exclusivamente cuentas corrientes bancarias oficiales y canales financieros legales y hagan públicos sus planes presupuestarios; esto también protege a las organizaciones sin ánimo de lucro, que son fuente de un orgullo para la sociedad civil europea.
No olvidemos, además, la aplicación de las recomendaciones del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional), que revisten una gran importancia en la elaboración de nuevas normas para las transferencias bancarias, absolutamente necesarias para poder identificar el origen y los destinatarios, que no deben esconderse tras la pantalla de sociedades fantasmas. Quisiera concluir recordando el problema, aún totalmente sin resolver, de los paraísos financieros y fiscales, dentro y fuera del territorio de la Unión Europea, que hoy pueden ofrecer una pantalla de protección a organizaciones terroristas internacionales que amenazan la seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos europeos.
Antoine Duquesne (ALDE), ponente. –(FR) Señor Presidente, el terrorismo es un fenómeno amorfo y polifacético que ha golpeado duramente a Europa y, por desgracia, va a seguir representando una amenaza importante para nuestras democracias si no llegamos a un consenso muy amplio para combatirlo, si no existe una voluntad firme de cooperación entre nosotros y si no adoptamos una estrategia de conjunto para erradicarlo.
No basta con responder, hay que anticipar y llevar la iniciativa. Ante todo, el terrorismo debe ser condenado unánimemente en el plano político y, para ello, Europa tiene que dotarse de medios eficaces.
Por tanto, estoy encantado con los cinco informes sobre los que vamos a votar hoy, porque cada uno de ellos desarrolla acciones muy concretas contra esta plaga de nuestro mundo, y me tranquiliza la convicción que comparto con la señora Diéz González, el señor Mayor Oreja, el señor Lambridinis y el señor Borghezio. Espero que estos informes se adopten, si no por unanimidad –que sería lo ideal– al menos por una muy amplia mayoría.
Para prevenir la amenaza terrorista y luchar eficazmente contra la gran delincuencia, el intercambio de datos y de información es un elemento esencial. Pero para que el intercambio de información funcione bien, es urgente poner orden y coherencia en las normativas que conocemos y comprobar, mediante una evaluación a fondo, que aporten un valor añadido real. Debemos evitar el sacrificio de la seguridad en el altar de la eficacia, velando al mismo tiempo por no obstaculizar la eficacia en nombre de tópicos amables.
Para que quede claro: cuando se trata de combatir el terror, no es la guerra librada democráticamente, con decisión y respetando el Derecho, la que representa un peligro. El peligro reside en la ausencia de toda reacción. A este respecto, pienso que la propuesta de decisión del Consejo es útil, porque refuerza la cooperación vertical asociando a Europol y Eurojust y asegura el análisis. En cuanto a la propuesta sueca, es útil, porque permite intercambios bilaterales muy rápidos en el marco de una cooperación horizontal entre los servicios de los Estados miembros. En mi opinión, estas propuestas se complementan recíprocamente.
Las enmiendas aprobadas en comisión refuerzan la eficacia de las medidas, en particular al permitir la transmisión de datos relativos a los antecedentes penales, al favorecer el intercambio espontáneo de información útil, al fijar plazos para el intercambio de información, al obligar a motivar posibles negativas a facilitar información, al prever la presentación de un informe anual al Parlamento o también al otorgar al Tribunal de Justicia la competencia de interpretación. Además, por primera vez, proponemos un conjunto coherente de medios de control que establece un grado de protección de los datos en el tercer pilar equivalente al del primer pilar, en particular con la creación de una autoridad común de control. Sobre esta base, podremos explicar por fin a los servicios de policía con toda sencillez y de forma muy concreta, por ejemplo en la forma de un código, cuáles son las buenas prácticas. Esto permitirá echar a un lado las objeciones que muy a menudo sirven de pretexto para justificar la inacción.
Aunque únicamente se nos pide nuestra opinión, tomamos la iniciativa formulando propuestas concretas. Si la votación es ampliamente favorable, como sucedió en comisión, el Consejo y la Comisión no podrán hacer oídos sordos y no tener en cuenta nuestras propuestas, que a mi juicio son equilibradas. Tenemos un papel político muy importante que desempeñar, y estoy convencido de que el señor Frattini y el señor De Vries tendrán en cuenta y transmitirán lo que decimos.
Debemos responder también con urgencia a otros expedientes fundamentales, como el registro de antecedentes penales europeo y la lucha contra la financiación del terrorismo, ya que el dinero le es indispensable. De ahí la importancia de normas para combatir el blanqueo de dinero e identificar a los titulares de cuentas bancarias que financian la gran delincuencia.
Señorías, como he dicho, el terrorismo tiene muchas facetas. La amenaza más grave hoy es la violencia de los grupos terroristas amorfos que erróneamente se arrogan el derecho de invocar el islam. Pero también hay otras amenazas. En nuestra lucha debemos velar por identificar bien nuestros blancos; debemos estar atentos a los vínculos entre terrorismo y gran delincuencia. Debemos implantar también un sistema de alerta precoz, reforzando la cooperación entre los servicios de información y garantizando mejor la protección de los lugares más amenazados.
También hay mucho que hacer en materia de prevención. No caigamos en la trampa de las coartadas que alegan los terroristas para justificar lo injustificable. Pero es cierto que hacen referencia a problemas que a menudo existen realmente y requieren soluciones y que constituyen terreno abonado para los que se ven llevados por la desesperanza y por tanto son susceptibles de abrazar la locura terrorista. La prevención supone también hacer uso de la pedagogía para mostrar claramente el peligro de determinados discursos, y requiere una pedagogía de la democracia para recordar la importancia del debate tolerante y del respeto de las opiniones de otros.
Debemos tener también la capacidad para reaccionar bien cuando se produce una catástrofe. En ese caso, la solidaridad debe ser la orden del día: una solidaridad política específica que movilice todos nuestros medios y energías, tanto para ayudar como para tomar medidas enérgicas contra tales actos.
Hay que pensar aún más en las víctimas del terrorismo. Hay que asociarlas al proceso para responder a sus preocupaciones, pero también para mostrarles que hay que esforzarse para que estos desastres no se produzcan nunca más.
Señor Presidente, Señorías, nuestra mejor arma frente a la barbarie es nuestra pasión por la libertad y la democracia, basadas en los derechos humanos. Una vez más, si tomamos la iniciativa y nos mostramos unánimes, podremos derrotar a quienes sueñan con destruir los ideales en que se fundamenta Europa.
Alexander Nuno Alvaro (ALDE), ponente. –(DE) Señor Presidente, señor Comisario, señor De Vries, Señorías, el señor Duquesne ya ha explicado detalladamente la necesidad de tomar medidas para frenar, combatir y prevenir el terrorismo en Europa y en todo el mundo.
En el contexto de los informes que hoy debatimos, y en concreto del que yo soy responsable, el informe sobre la retención de datos, quiero recordar a la Cámara lo que el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha dicho sobre la guerra contra el terrorismo: que los Gobiernos deben analizar constantemente si todos los recursos que utilizan y todas las medidas que aprueban, con independencia de su legitimidad, ponen en peligro lo que pretenden proteger. En algunos casos, eso que se pone en peligro puede ser la existencia de una sociedad libre; en otros, puede ser el derecho a la intimidad.
Estoy totalmente de acuerdo con los ponentes de la oposición – y quiero aprovechar esta oportunidad para darles las gracias– en el sentido de que no estamos radicalmente en contra de las propuestas hechas por los Gobiernos del Reino Unido, Irlanda, Francia y Suecia. Sin embargo, quisiéramos insistir en que las medidas que conllevan significativos recortes de los derechos fundamentales, que –como todos los estudiantes de derecho aprenden en su primer curso en cualquier universidad europea– deben estar debidamente justificadas, deben basarse en una evaluación de necesidades que apoye las medidas en cuestión. Esa evaluación no debe limitarse a identificar una necesidad de tomar medidas, sino que también debe subrayar los beneficios de conservar datos procedentes de las redes públicas de telecomunicaciones –Internet, las líneas terrestres, los teléfonos móviles y los SMS – que podrían estar relacionados con cualquiera de los 450 millones de ciudadanos.
El principal problema que quisiera volver a analizar en este contexto es el del método procedimental. Agradezco la comunicación que hemos recibido. Sin embargo, debo decir, con la mejor voluntad del mundo, que los procedimientos pueden mejorarse mucho. El informe sobre el que van a votar hoy se basa en un borrador de abril del año pasado. Desde entonces, la propuesta del Consejo ha sido objeto de varias enmiendas. La propuesta más reciente es del 24 de mayo. Desde entonces, la Comisión se ha encargado de introducir sus propias propuestas. Dado que el Parlamento no tiene información actualizada sobre las mismas, al no haber participado en las últimas conversaciones, hasta el punto de que ha recibido un nuevo documento a través de canales oficiales, no se puede esperar que expresemos un entusiasmo desbordado por la cooperación con otras instituciones en este ámbito. Quizá debamos reflexionar sobre la forma de mejorar la cooperación interinstitucional si queremos tener éxito en la lucha contra el terrorismo.
Para hablar brevemente sobre el informe en sí mismo, en la versión antigua –y es muy posible que en la nueva también se den los mismos problemas– hemos identificado defectos técnicos relativos a los medios de aplicación. Es una cuestión de crear bases de datos concebidas para almacenar tantos datos como sea posible y necesario conservar; es cuestión de evaluar con qué facilidad se pueden encontrar formas de sortear las disposiciones incluidas en la actual propuesta y hasta qué punto puede y debe ser fácil o difícil para la industria en cuestión realizar los cambios estructurales exigidos –y esta es la clave económica de la cuestión– sin necesidad de compensación. Es posible que algunas de las nuevas propuestas establezcan normas distintas sobre este último punto, pero desde luego en la versión en la que hemos tenido que basar nuestras deliberaciones no había ninguna disposición sobre compensaciones.
La otra cuestión que tuvimos que analizar era de carácter jurídico: ¿hasta qué punto es compatible el sistema propuesto con el derecho al respeto de la intimidad y la vida familiar definido en el artículo 8 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos? ¿En qué medida es compatible el almacenamiento de datos de todos los ciudadanos europeos con los derechos fundamentales consagrados en nuestras constituciones nacionales, como el derecho a decidir sobre la revelación y el uso de los datos personales, como en Alemania, y el derecho a la confidencialidad de las conversaciones telefónicas, que supongo que existe en todos los Estados miembros? ¿Cuál será el primer país en el que la decisión marco se declare inconstitucional, si es que llega a aprobarse?
Otro aspecto es el mensaje político que se transmite en la justificación del primer documento, que afirma que el sistema debe diseñarse deliberadamente para incluir a quienes nunca han estado bajo sospecha con el fin de alcanzar el objetivo de luchar contra el terrorismo y la delincuencia organizada de la forma más completa y eficaz posible. Quizás se podría buscar una solución alternativa entre las demás opciones disponibles. Tenemos el Convenio sobre Ciberdelincuencia, que propone formas para alcanzar un equilibrio razonable entre el almacenamiento y la protección de los datos, como la utilización de la congelación de datos o un sistema de retención de datos. Este Convenio propone varias soluciones que todavía no se han puesto en práctica en ningún país. Llegados a este punto, uno empieza a preguntarse si el deseo de tomar medidas rápidas no triunfó sobre la reflexión racional en este caso, sobre todo dado que el Consejo revisó su mandato el 25 de marzo del año pasado, exactamente dos semanas después de los terribles sucesos de Madrid.
Espero que el mensaje que estamos mandando desde aquí se interprete correctamente. Estamos dispuestos a colaborar, pero también queremos que se escoja el procedimiento correcto. Como muestra el informe, creemos, y los servicios jurídicos también lo creen, que esta cuestión debe formar parte del primer pilar del Tratado de la Unión Europea, es decir, debe ser uno de los ámbitos en los que nuestro Parlamento participa en la toma conjunta de decisiones y no es un mero órgano consultivo. Quizá se pueda tener en cuenta eso y quizá entonces se nos conceda el mismo nivel de respeto que nosotros concedemos a las demás instituciones en el curso de nuestro trabajo.
Karl-Heinz Florenz (PPE-DE), autor. –(DE) Señor Presidente, señor Presidente de la Comisión, en el contexto de este debate yo estaría muy interesado en conocer hasta qué punto se está centrando la Unión Europea en general y el Consejo en particular en el problema del bioterrorismo. No tengo ninguna duda de que el mejor mecanismo preventivo es una buena política exterior que funcione bien. Por desgracia, eso no ha sido plenamente comprendido por parte del electorado europeo en las últimas semanas, y sin duda somos parcialmente responsables de ello.
Sea como sea, no podemos cerrar los ojos al hecho de que probablemente tendremos que enfrentarnos al problema del bioterrorismo. Esperamos que no se llegue hasta ese punto, pero quisiera que la Comisión y el Consejo me informaran de cómo se están preparando para esa eventualidad. También quisiera conocer cómo han progresado esos preparativos durante el último año y durante los últimos meses desde el nombramiento de un coordinador común europeo. Si los rumores son ciertos –y espero que no sea así– esa cooperación ha sido penosa en la zona que rodea a mi país, así que quisiera saber qué pasos están dando la Comisión y el Consejo para abordar este problema con resolución. No hay duda de que esta es una misión europea y de que la dimensión europea le aporta un valor añadido. Espero con interés los comentarios de la Comisión.
Franco Frattini,Vicepresidente de la Comisión. (IT) Señor Presidente, Señorías, abordaré juntas las numerosas y delicadas cuestiones planteadas por los ponentes, a quienes he escuchado con gran atención y agradezco vivamente que hayan destacado aspectos de extraordinario interés para la vida democrática de Europa.
Considero que el terrorismo es realmente la nueva dictadura del siglo XXI, una dictadura que trata de limitar nuestras libertades y atacar los derechos fundamentales de las personas –el derecho a la vida y a la integridad física–, y por eso estoy de acuerdo con su planteamiento. Es necesaria una respuesta que parta de una acción europea y una gran cooperación internacional. No se trata de una respuesta de emergencia: hay que considerar el terrorismo una amenaza permanente, que requiere una estrategia y, sobre todo, como muchos han dicho, acciones concretas.
Sobre esta base, justamente el pasado viernes, en Luxemburgo, el Consejo aprobó el plan de acción propuesto por la Comisión, que contiene algunas propuestas nuevas y, a mi entender, eficaces, que se aplicarán en los próximos meses y que se suman a las medidas ya en curso. Como ha afirmado con razón el señor Mayor Oreja, se trata de elementos de una única estrategia, no una lista de medidas. Será un proyecto político en el cual, evidentemente, el Parlamento, el Consejo y la Comisión deben y pueden trabajar juntos.
Creo que uno de los principios fundamentales es que la lucha contra el terrorismo no significa limitar la libertad de las personas. ¡Al contrario! Sería un error político capital que las libertades fundamentales de los ciudadanos tuviesen que ser también víctimas del terrorismo, en el sentido de ser sacrificadas o incluso eliminadas. Por tanto, el equilibrio entre las acciones de prevención y represión, por un lado, y la garantía de las libertades y derechos fundamentales, por otro, centra la atención de todos los informes.
Permítanme ahora formular algunas breves observaciones sobre los informes presentados. La señora Díez González tiene razón sin duda cuando destaca la importancia de disponer de un plan de acción que permita, en particular, el seguimiento de la acción realizada por los Estados miembros para aplicar las medidas decididas. Sería realmente una paradoja que, después de definir una estrategia, faltasen elementos de control de la aplicación de las medidas contempladas en la propia estrategia. Por tanto, el plan de acción y la aplicación del mismo serán para la Comisión una prioridad. Como muchos de ustedes saben, uno de los elementos que caracterizan el plan de acción aprobado el viernes en Luxemburgo es justamente la creación de un instrumento de seguimiento permanente.
La Comisión se propone elaborar periódicamente –yo considero que cada seis meses– un informe, que por supuesto se hará público, sobre las modalidades y la calidad de la aplicación de todas las medidas por parte de los Estados miembros. Por ejemplo, en lo que respecta a algunos puntos citados en el informe de la señora Díez González, estamos elaborando una comunicación sobre los explosivos, los detonadores y las armas de fuego, y una segunda comunicación que se referirá a la radicalización y el reclutamiento de los terroristas. Junto a estas medidas, propondremos claramente, en muy breve plazo, algunas propuestas sobre el problema de la financiación del terrorismo –y volveré sobre este tema– con especial referencia a algunas organizaciones que rodean y apoyan el terrorismo. Trabajaremos desde luego para poner a punto del denominado sistema ARGUS, que muchos de ustedes conocerán. Estoy seguro de que este sistema permitirá la conexión en red de todos los sistemas de alerta rápida existentes en la Comisión. La intención es crear una red europea que permita un intercambio inmediato de información –yo diría que en tiempo real– entre todos los Estados miembros en caso de un ataque terrorista.
El informe del señor Mayor Oreja resalta, sin duda con razón, la importancia de reforzar el intercambio de información, la cooperación con terceros países, el diálogo con la sociedad civil, un aspecto fundamental, y la ayuda y el apoyo a las víctimas del terrorismo, otro aspecto sobre el que la Comisión trabajará intensamente. Creo que esta temporada de trabajo, que hoy inaugura el Parlamento con los informes presentados, deberá tener cada vez más en cuenta a las víctimas del terrorismo, además, po supuesto, de los autores de los actos terroristas.
Creo que la clave del éxito de esta estrategia es el principio de inclusividad: todos los agentes, públicos y privados, de la sociedad deben poder participar en el debate democrático sobre el terrorismo. Creo que una información adecuada a la opinión pública, no amenazadora ni dramatizadora, pero clara, puede ser una respuesta tranquilizadora. Si comunicamos a los ciudadanos que existen medidas concretas y que juntos las estamos poniendo a punto, creo que los ciudadanos podrán sentirse tranquilizados por el hecho de que las grandes instituciones de Europa están trabajando y seguirán trabajando activamente.
Por lo que respecta a la protección de las infraestructuras sensibles, señor Lambrinidis, aprecio mucho su informe. Una de las principales amenazas terroristas se cierne sin duda sobre las infraestructuras, y precisamente en este sector resulta indispensable la colaboración entre instituciones públicas, todos los niveles gubernamentales y el sector privado. La Comisión tiene previsto presentar al Parlamento, antes de finales de año, una propuesta de programa europeo para la protección de las infraestructuras sensibles. Uno de los puntos del programa consistirá en la posibilidad de dar acceso a una información inmediata y oportuna, una especie de alerta precoz, en caso de peligro de atentado terrorista.
Les comunico que justo en este momento se está celebrando en Bruselas un importante seminario sobre este tema, en el que participan 150 representantes de los 25 Estados miembros. Este encuentro ofrece una respuesta positiva: hay un amplio consenso sobre los principales elementos del futuro programa. Nosotros organizaremos en septiembre un segundo seminario europeo público, para presentar después, antes de finales de año, un auténtico programa. En este contexto, dispondremos una financiación de 1,5 millones de euros para estudios relativos a prácticas de excelencia para el intercambio de información entre los Estados miembros sobre las normas de seguridad dedicadas a las infraestructuras sensibles. Es evidente que cada Estado miembro deberá invertir en las estructuras existentes en su propio territorio.
Por lo que respecta a la financiación del terrorismo, tema abordado en el informe del señor Borghezio, estoy de acuerdo en los principales puntos expuestos. En cuanto al denominado sector sin ánimo de lucro, la Comisión está elaborando una especie de código de conducta europeo, para afrontar la vulnerabilidad de dicho sector que, en algunas ocasiones –como ya se ha descubierto–, funcionaba apoyando directa o indirectamente a organizaciones terroristas. Pero para hacerlo pedimos una gran colaboración del propio sector sin ánimo de lucro y de la sociedad civil, que, como nosotros, está interesada en erradicar a todos aquellos que ayudan de algún modo a la acción terrorista. También por lo que respecta a la financiación del terrorismo, pensamos ciertamente en un mejor intercambio de información entre las autoridades nacionales. Estamos valorando este aspecto, sobre el cual está en preparación una comunicación de la Comisión.
Hay otro aspecto muy delicado también: la rastreabilidad de las transacciones financieras. Es evidente que, a falta de los instrumentos necesarios para seguir el recorrido de las transacciones financieras, carecemos de un instrumento efectivo para combatir la financiación del terrorismo. Por tanto, en relación con este aspecto, queremos proponer al Parlamento y al Consejo, este verano, un proyecto de reglamento relativo a la de la información y los instrumentos que se utilizarán para rastrear las transacciones financieras.
Están también los tres informes del señor Duquesne, que abordan un tema que me interesa especialmente: la relación entre la acción contra el terrorismo y la protección de los datos personales. Creo que las enmiendas presentadas para completar y mejorar la propuesta sueca deben apoyarse. Se trata de enmiendas que tienen en cuenta la importante conferencia celebrada hace unos días en Polonia y que subrayan la importancia del derecho de toda persona a la protección de sus datos personales, incluso cuando tenemos que hacer frente al terrorismo. Esto significa encontrar un equilibrio: nadie puede pensar en renunciar a la prevención y la lucha contra el terrorismo, pero los derechos fundamentales de la persona deben preservarse.
Comparto el pensamiento del señor Duquesne con respecto al papel de Europol y Eurojust. Es importante conceder a estos organismos la posibilidad de acceder a un amplio espectro de información, para que puedan desarrollar efectivamente la actividad de intercambio y coordinación propia de Europol, como se desprende del nuevo mandato sobre la actividad de dicho organismo, recibido hace pocos días por su nuevo director.
El principio del respeto de los derechos fundamentales es un tema que aborda el señor Alvaro, y yo mismo he hablado de ello varias veces. El principio de la conservación de los datos personales debe responder a exigencias reales. No se pueden conservar datos personales si dicha conservación no responde a objetivos determinados y por un tiempo definido, ni se puede permitir el acceso a estos datos si no es a las autoridades competentes de policía e investigación que tengan derecho a acceder a ellos por ley. Estamos preparando una disposición en la materia sobre la base de un fundamento jurídico que, a mi entender, es más correcto que el existente y que expuse el viernes al Consejo de Ministros de Justicia y Asuntos Interiores. Al final de este verano presentaré el texto propiamente dicho.
El último tema en el que deseo detenerme rápidamente es el bioterrorismo. El ponente sabe que la Comisión dispone de algunas competencias, pero no de todas. Puede ocuparse de la seguridad de los productos alimentarios, del comercio de medicamentos, de la coordinación entre los Estados miembros, de la protección civil y de la financiación de la investigación. No es poco. Pero corresponde a los Estados miembros adoptar las medidas concretas para la acción práctica de prevención y posible reacción en caso de atentado terrorista. Como saben, a raíz del atentado bioterrorista de 2005, con trazas de ántrax, se creó un comité del alto nivel para la seguridad en el ámbito de la salud pública, con un programa efectivo de cooperación para la prevención y la respuesta rápida. La colaboración actual funciona, y podemos comunicarles la existencia de un instrumento que puede dar, a cualquier hora del día y de la noche, una alerta rápida en caso de ataque biológico, químico o con agentes radiológicos. Muchas acciones de la Comisión mejorarán el nivel de preparación y prevención: estamos llevando a cabo ejercicios de simulación de posibles atentados bioterroristas, dos de los cuales tendrán lugar este año para evaluar concretamente el nivel de prevención y de respuesta rápida.
Estamos elaborando además directrices para gestionar los diagnósticos médicos en caso de difusión de agentes por bioterroristas; estamos preparando cursos de formación junto con Europol y estamos apoyando los planes nacionales de emergencia a fin de disponer de un número adecuado de vacunas y de una asistencia urgente. Como saben, el señor Kyprianou inauguró, hace apenas una semana, un importante Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades. En todos estos temas seguiremos alentando a los Estados miembros.
Hay dos propuestas finales y concretas que quiero recordar: en primer lugar, la definición de un nuevo programa europeo para la salud y la protección de los consumidores, en cuyo marco queremos aumentar el nivel de las financiaciones destinadas a la prevención y la respuesta rápida en caso de emergencia sanitaria. Hemos propuesto además el reembolso, en el marco del Fondo de Solidaridad, de los gastos generados por emergencias sanitarias, hasta 1 000 millones de euros. En segundo lugar –y concluyo–, señalaré una iniciativa importante que hemos calificado de programa marco. Se trata de un programa, previsto y aprobado para el próximo presupuesto comunitario, destinado a la preparación y la prevención en materia de seguridad. Incluirá, por supuesto, fondos que se asignarán en caso de eventuales atentados bioterroristas.
(Aplausos)
Jaime Mayor Oreja (PPE-DE), ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores. –(ES) Señor Presidente, quiero, en esta brevísima intervención, subrayar la importancia del intercambio de información para combatir este tipo de terrorismo al que nos estamos refiriendo.
Por eso es tan acertado el informe del señor Duquesne que pone el acento en esta importantísima cuestión. Hay que atreverse a llamar por su nombre la organización que combatimos y estamos, sin duda, ante una serie de grupos fundamentalistas que no son el islam, pero que dicen defender el islam.
Por eso creo que es tan importante la información, porque es un fenómeno emergente del que desconocemos casi todo, y en este tipo de fenómeno es esencial la información. Desconocemos, sin duda, su manera de actuar y, sobre todo, desconocemos su sentido del tiempo. No son como otras organizaciones, que tienen un sentido del tiempo como el nuestro. Por eso es tan importante que seamos capaces de trabajar en el conocimiento del soporte social de estas organizaciones, sabiendo que son capaces de morir y de sacrificar sus vidas en estos atentados, cosa que no se produce con otro tipo de organizaciones.
Por eso es tan importante que sepamos poner el acento en el intercambio de información de las propias policías nacionales y no solo con Europol. El proyecto europeo ha de tener la habilidad suficiente para favorecer el intercambio de información entre policías nacionales, que son los que están trabajando especialmente en este fenómeno.
Por eso, el Consejo, la Comisión y este Parlamento tienen que crear el mayor número de foros para intercambiar información entre todos los policías que trabajan en esta delicada y difícil cuestión.
István Szent-Iványi (ALDE), ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores. – (HU)Uno de los mayores y más complejos retos a los que se enfrentan las democracias liberales es el terrorismo internacional. El terrorismo ataca sobre todo nuestra seguridad, pero también pone en peligro de una forma fundamental nuestra libertad. Debemos encontrar fórmulas para defendernos del terrorismo y proteger nuestra seguridad, pero garantizando al mismo tiempo que nuestros derechos civiles y humanos y nuestra libertad no sean víctimas de esa lucha. El informe del señor Duquesne afronta este dilema, y le felicito por ello, porque sabe que, por una parte, un intercambio rápido y eficaz de información es clave para este problema, pero también que, al mismo tiempo, precisamente debido a ese intercambio de información, surgen dudas sobre la protección de los datos personales. A este respecto, el señor Duquesne hace una sugerencia muy buena –que yo apoyo– de que se cree un organismo para supervisar la evolución de todo el proceso. Sin embargo, hasta que pongamos en práctica estas nuevas medidas, tenemos que basarnos en las disposiciones legales vigentes en los países que proporcionen la mayor protección a los datos personales de sus ciudadanos.
Por segunda vez, proponemos que los países que todavía no son miembros de la Unión, pero que son candidatos, participen en este intercambio de información –al menos estudiemos como una opción su posible inclusión. Estamos hablando de países que pronto serán miembros de la familia europea y de los países vecinos afectados por esta cuestión. Por último, recomendamos y pedimos a los Estados miembros de la Unión Europea que ratifiquen cuanto antes los distintos acuerdos y tratados internacionales relativos a la lucha contra el terrorismo. Por desgracia, muchos Estados miembros no han ratificado todavía varios de esos acuerdos internacionales y, por lo tanto, no disponemos de medios unificados para luchar con eficacia contra el terrorismo.
Antonio López-Istúriz White (PPE-DE), ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos. –(ES) Señor Presidente, señor Comisario, en estos momentos, luchar contra el terrorismo, prevenirlo y borrarlo de la faz de la Tierra debe constituir el único objetivo prioritario de las políticas de esta Unión Europea.
Nunca debemos olvidar el día 11 de marzo, cuando España y Europa fueron cobarde y cruelmente atacadas por representar el paradigma de las libertades que, desde esta Cámara, intentamos siempre salvaguardar. Ese día, el 11 de marzo, cambiaba la historia de España, de Europa y, con ella, de la Unión Europea. Desde ese momento, se hacía necesario reconocer que el terrorismo no es una realidad uniforme, homogénea o monolítica.
Por el contrario, este atentado evidenció que son muchos los tipos de terrorismo que existen; por tanto, los medios para luchar contra los distintos tipos de terrorismo no deben ser genéricos, sino específicos y adecuados a cada uno de ellos. Desde este punto de vista, no se combate igual el terrorismo de Al Qaeda que el terrorismo de ETA o el terrorismo del IRA. Y, desde luego, no se combate negando su existencia, como hacen algunos colegas aquí, en el Parlamento Europeo, eliminando cualquier mención de Al Qaeda en los documentos contra el terrorismo de este Parlamento Europeo. Si hay una lección que yo he aprendido de la Historia es que quien la niega, está condenado a repetirla.
Para que nuestra lucha sea eficaz, debemos basar nuestros esfuerzos en mecanismos de prevención, y coincido absolutamente con el Comisario. La lucha no debe basarse exclusivamente en mecanismos de reacción; es evidente que la mejor forma de combatirlos es prevenirlos. Dicha prevención, y coincido absolutamente con el señor Mayor Oreja, se debe basar en el intercambio bilateral y rápido de información entre los servicios especializados de los Estados miembros, en facilitar la transmisión sistemática de información a Europol y a Eurojust y en la creación de registros, como el registro de penados europeos, que facilite las labores de investigación.
Ninguna dificultad debe obstaculizar la eficaz protección de la libertad y el derecho a la vida. La defensa de la vida y de la libertad deben ser siempre nuestras prioridades en este combate.
Angelika Niebler (PPE-DE), ponente de opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. –(DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, yo redacté la opinión sobre la retención de datos en nombre de la Comisión de Industria, Investigación y Energía, y también quisiera ceñirme en mi intervención a ese tema.
Antes de empezar, sin embargo, permítanme dar las gracias al ponente y a todos los que participaron en su elaboración por su trabajo. Desde luego, es incuestionable que las democracias de la Unión Europea deben hacer frente a la amenaza de la delincuencia y del terrorismo y participar en el esfuerzo para derrotarlos. La propuesta de la Comisión sobre la retención de datos almacenados y tratados podría contribuir a la consecución de ese objetivo, pero no lo hará en su forma actual. La propuesta de directiva marco ha sido objeto, con razón, de un intenso fuego cruzado en esta Cámara. Permítanme que me refiera a algunos de los problemas.
La propuesta no responde a la pregunta clave de hasta qué punto es realmente necesaria y conveniente la retención de datos. Lamentablemente, no contiene pruebas creíbles de que las medidas propuestas sirvan realmente para mejorar nuestra capacidad colectiva para luchar contra la delincuencia y el terrorismo. Sin embargo, sin esas pruebas, es totalmente imposible justificar los profundos efectos de este tipo de almacenamiento de datos sobre las personas y las empresas.
Sé que la Comisión está trabajando actualmente en una propuesta propia. Sin embargo, le ruego –y de hecho escribí personalmente al Comisario Frattini para hablarle de esta cuestión– que encargue una evaluación independiente de las consecuencias, elaborada con el fin de averiguar si los beneficios de las medidas propuestas justifican su coste.
Permítanme también añadir unas palabras sobre el actual proceso. En lo que respecta a las disposiciones procedimentales, me hubiera gustado que el Parlamento participara de otra forma en esta sensible cuestión. La protección de datos, que afecta realmente a todas las personas y a todas las empresas, exige un procedimiento legislativo apropiado. De conformidad con el Tratado CE, ese procedimiento debe incluir la plena participación del Parlamento Europeo.
Todo esto me lleva a la conclusión de que la propuesta de directiva marco debe ser revisada exhaustivamente teniendo en cuenta las críticas formuladas por el Parlamento Europeo.
(Aplausos)
PRESIDENCIA DEL SR. ONESTA Vicepresidente
Manuel Medina Ortega (PSE), Ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos. –(ES) Señor Presidente, el debate que nos ocupa es muy importante y quiero comenzar felicitando a los ponentes, en especial a mis colegas el señor Mayor Oreja y la señora Díez González, por sus informes. El informe de la señora Díez González, en particular, es de una gran ambición y pretende colocar el nivel de protección de los ciudadanos contra el terrorismo en un ámbito muy elevado.
Creo que una de las realizaciones del Estado moderno ha sido la protección de los ciudadanos contra cualquier tipo de delincuencia. En estos momentos, nos encontramos con un tipo de delincuencia muy especializado, el terrorismo, y esto exige no solo una actuación de las instituciones del Estado, sino, además, la cooperación en el ámbito internacional.
En lo que a nosotros nos afecta, creo que la cooperación en el marco de las instituciones europeas es fundamental y, en este aspecto, quiero recordar la importancia que tiene para los ciudadanos de Europa la pronta ratificación de la Constitución Europea, ya que establece un marco para la lucha contra el terrorismo que empieza por el reconocimiento, como derecho fundamental, del derecho a la vida y a la integridad física de las personas y continúa con la consagración de un espacio de libertad, seguridad y justicia. Conviene leer estos textos -parece que algunos ciudadanos de la Unión no los conocen todavía.
La cláusula de solidaridad del artículo I-43 de la Constitución Europea establece que "la Unión y los Estados miembros actuarán conjuntamente con espíritu de solidaridad si un Estado miembro es objeto de un ataque terrorista o víctima de una catástrofe natural o de origen humano."
Además, dice que "la Unión movilizará todos los instrumentos de que disponga, incluidos los medios militares puestos a su disposición por los Estados miembros, para:
a) - prevenir la amenaza terrorista en el territorio de los Estados miembros,
- proteger las instituciones democráticas y a la población civil de posibles ataques terroristas,
- prestar asistencia a un Estado miembro en el territorio de este, a petición de sus autoridades políticas, en caso de ataque terrorista;
b) prestar asistencia a un Estado miembro en el territorio de este, a petición de sus autoridades políticas, en caso de catástrofe natural o de origen humano."
Además, la Constitución Europea establece un mecanismo de cooperación entre los Estados miembros.
Por tanto, mi conclusión, señor Presidente, es que, en este momento, los ciudadanos de Europa esperan de nosotros, de los políticos europeos, que impulsemos el proceso de ratificación de la Constitución Europea al efecto de que pronto tengamos instrumentos adecuados para luchar contra esta lacra.
Agustín Díaz de Mera García Consuegra, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (ES) Señor Presidente, mi primera palabra es de felicitación a los seis ponentes, que han asumido un trabajo muy complicado en la difícil tarea de combatir el terrorismo, de producir una reflexión común para combatir el terrorismo, desde la legalidad y desde el respeto de los derechos humanos y de la protección de los datos. Felicito, con nombres y apellidos, a Rosa Díez, a Jaime Mayor, a Stavros Lambrinidis, a Antoine Duquesne, a Mario Borghezio y a Alexander Nuno Alvaro.
Mi intervención tiene que ver con un compromiso acreditado, modesta pero firmemente acreditado, en la lucha contra el terror y en el amparo y la protección de las víctimas. Señor Presidente, las víctimas deben ser oídas, deben ser escuchadas, deben ser respetadas y deben ser amparadas, y todo eso debe hacerse con medios.
Con el terror no hay concesiones. Los delitos del terror no prescriben nunca y deben ser perseguidos en cualquier parte del mundo.
Pero, señor Presidente, llevado por mi compromiso con las víctimas, he presentado una enmienda al informe del señor Borghezio: la nº 4, que tiene que ver con las formas de financiación del terrorismo.
En mi país existe el llamado "impuesto revolucionario" exigido por la organización terrorista ETA. Es la mayor forma de extorsión que conoce la Unión Europea; es una forma de extorsión que consiste en escribir a empresarios vascos y pedirles la financiación para sus actividades delictivas y criminales. Se estima que esta financiación está en torno a los doce o quince millones de euros anuales. Si eso se cortocircuita y se hace imposible, la banda terrorista no podría sobrevivir.
Hay tres tipos de reacciones frente a este fenómeno: los que pagan, los que se marchan del país y los que no pagan y les cuesta muy caro. La Audiencia Nacional tiene establecidas causas y procesamientos por estos delitos. Por eso, esta mañana miro y suplico especialmente a la señora Roure para que tome en consideración lo que estoy diciendo, porque es muy importante el apoyo del segundo Grupo mayoritario de la Cámara y del resto de los Grupos de la misma. Les pido y les ruego encarecidamente que acepten y apoyen esta enmienda, que estaría dispuesto a modificar utilizando otros términos más asumibles, como "forma de extorsión que la organización terrorista ETA denomina impuesto revolucionario", por ejemplo, pero estoy hablando de solidaridad con los empresarios vascos y los empresarios españoles que padecen y sufren esta forma de extorsión.
Finalmente, señor Presidente, y con ello concluyo, me dirijo al señor Gijs de Vries: la amenaza persiste. Y el señor DeVries, que sabe que la amenaza persiste, debe contar con los medios necesarios no solo para hacer informes estratégicos, sino para tener una oficina que pueda combatir eficazmente el terror.
(Aplausos de la derecha)
Martine Roure, en nombre del Grupo del PSE. –(FR) Señor Presidente, en primer lugar, deseo felicitar a los ponentes y a todos los miembros de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, cuya aportación a este trabajo y a este debate ha sido particularmente improtante.
Debemos mostrar nuestra firme voluntad acordando una respuesta común a la lucha contra el terrorismo, porque las organizaciones terroristas no respetan las fronteras cuando cometen sus crímenes. Por ello, creemos que la única respuesta eficaz al terrorismo es una respuesta a escala europea.
El plan de acción de la Unión Europea contra el terrorismo debe ser la herramienta política básica de la Unión en este terreno. Hemos de ser ambiciosos y aportar respuestas concretas a los problemas que subyacen al terrorismo y al fundamentalismo. Dicho esto, no podemos limitarnos únicamente a una política de seguridad, porque el terrorismo es la negación de las libertades ciudadanas.
Por ello, debemos oponer al terrorismo ante todo la protección y la promoción activa de los derechos fundamentales. Esta prioridad del Programa de La Haya debe ocupar también un lugar central en nuestra política. Hemos de promover los valores de la democracia y la solidaridad para luchar contra las causas del terrorismo. Debemos combatir las situaciones de extrema pobreza y exclusión social, que demasiado a menudo crean un caldo de cultivo para los puntos de vista extremistas. En la Unión debemos luchar contra la discriminación, el racismo y la xenofobia. Del mismo modo, sería inaceptable que la lucha contra el terrorismo favoreciera nuevas formas de discriminación.
Debemos encontrar asimismo un medio de coordinar las políticas internas y externas de la Unión Europea para combatir el terrorismo. Es necesario favorecer el diálogo con terceros países, en particular con vistas a estimular el codesarrollo. Ninguna persona debe verse impulsada a tomar medidas desesperadas debido a su situación precaria.
Es más, la seguridad en los transportes desempeña sin duda un papel importante en la lucha contra el terrorismo, pero ha de conseguirse respetando el derecho a la intimidad de los ciudadanos y protegiendo sus datos personales. A este respecto, debemos continuar nuestro trabajo con la adopción de medidas legislativas y operativas, incluida la orden de detención europea, que constituye un instrumento fundamental.
La tercera directiva sobre el blanqueo de capitales, que también abarca la financiación del terrorismo, nos dará también los medios para luchar contra las redes de apoyo al terrorismo. Pedimos, por tanto, el refuerzo de Europol y Eurojust, a fin de que puedan coordinar realmente la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada en Europa.
No obstante, debemos ofrecer asimismo a los ciudadanos garantías acerca de la protección de su vida privada, cosa que solo será posible si la conservación de los datos se contempla como instrumento del primer pilar, a fin de garantizar la protección de los datos personales. Por desgracia, este proceso se ha vistro frenado por la falta de voluntad política de los Estados miembros de hacer realmente efectivas las decisiones europeas.
A modo de conclusión quisiera decir que la razón siempre ha sido víctima del odio, de la violencia y del miedo. Vivimos una era de fundamentalismo, acompañado de fanatismo y terrorismo. El mundo parece inflamado política y económicamente, y en la Unión tenemos el deber absoluto de devolver la confianza en la democracia y luchar contra todas las injusticias, que son terreno abonado para la violencia.
Ignasi Guardans Cambó, en nombre del Grupo ALDE. –(ES) Señor Presidente, no estoy seguro de si hablo en nombre del Grupo ALDE o en nombre propio —más bien creo que hablo en nombre propio.
En todo caso, está claro que este es un debate importante. Llegan hoy aquí, hasta esta Cámara, varios informes, cada uno de ellos con su propia trayectoria en comisión que, en conjunto, dan una imagen bastante completa de la importancia que este Parlamento atribuye a este debate.
Han sido informes por los que hay felicitar a sus ponentes y hay que felicitarse también de que hayan sido capaces de entender la necesidad de aceptar un gran número de enmiendas que los han enriquecido y que han matizado, en algunos casos de forma muy importante, alguna de las afirmaciones que contenían los textos originarios. En todo caso, hoy quedará claro el compromiso de este Parlamento con una lucha contra el terrorismo absolutamente contundente en términos policiales, en términos de eficacia judicial, pero, al mismo tiempo, tremendamente respetuosa con los derechos humanos, con la protección de datos, con las garantías sin las cuales esa lucha contra el terrorismo no tiene sentido, una lucha que toma en consideración a las víctimas del terrorismo, las tiene en cuenta desde el respeto —evidentemente no pone en sus manos la decisión política, no es lo que les corresponde, pero sí les corresponde lógicamente tener una voz y ser directamente escuchadas— y que, sin justificar en absoluto el terrorismo ni a aquellos que se inmolan o son capaces de asesinar indiscriminadamente, sin justificarlo en ningún caso, sí es una política antiterrorista que aborda las causas que pueden llegar a permitir que alguien sea terrorista.
No podemos decir que el terrorismo nace como si viniera directamente de Marte. Hay situaciones que provocan que haya gente que esté dispuesta a matar, y eso no exime de responsabilidad a los individuos que lo hacen, pero sí nos obliga, como responsables políticos, a examinar por qué, qué situaciones concretas son las que están detrás de esas conductas.
Por tanto, el equilibrio entre esa lucha contundente, ese examen de la realidad tal como es, el respeto a los derechos humanos, todo eso es realmente un equilibrio real que en estos informes, si pasan de ser informes a convertirse en acción política, puede producir resultados importantes.
Quedan algunas enmiendas vivas, y alguna la he presentado yo mismo en nombre de mi Grupo —en este caso sí—, de las que destacaría fundamentalmente dos.
En primer lugar, hablamos de terrorismo de raíces múltiples y, por tanto, mencionar al islam, aunque solo sea para decir "mire usted, el islam, en el fondo, nos parece bien, pero nos preocupan los terroristas islámicos" es mezclar terrorismo e islam. Por tanto, proponemos la supresión de toda referencia al islam en este documento, porque sino podríamos hacer una lista de quiénes son los potenciales terroristas. No la hemos hecho, y sería muy peligrosa porque siempre nos dejaríamos a alguien fuera. Por tanto, no mezclemos terrorismo e islam aunque solo sea para introducir una cláusula que dice "en el fondo el islam es bueno", que es lo que parece que intentan hacer estos informes si no se aprueba esta enmienda.
En segundo lugar, proponemos la supresión de toda referencia a la Corte Penal Internacional. Creemos que este empieza ahora su andadura, y complicar su funcionamiento con un debate sobre las competencias en materia antiterrorista solo perjudica su función. Por tanto, dejemos ese debate fuera del que hoy nos ocupa, ya tiene su propio cauce, y atengámonos a lo que hoy funciona.
Finalmente, querría decir al señor Gijs de Vries, que tenemos el honor de tener entre nosotros, que lo importante es convertir todo esto en acción política y en medidas concretas.
Johannes Voggenhuber, en nombre del Grupo Verts/ALE. –(DE) Señor Presidente, con los siete informes que debatimos hoy, el Parlamento está intentando alcanzar una posición común general sobre el terrorismo y organizar la lucha contra el mismo.
Se trata de una tarea de enormes dimensiones. Permítanme especificar lo que conlleva. Implica ganar una batalla contra adversarios que dejan a un lado todas las cualidades humanas, que incumplen todas las normas y todas las leyes, que no tienen en cuenta fronteras nacionales ni morales, que no conocen reserva alguna y que persiguen fanáticamente el objetivo criminal de abolir la libertad humana. Nuestro objetivo es ganar esta guerra sin sacrificar nuestra propia decencia, sin dejar a un lado nuestra humanidad, sin traicionar nuestras propias leyes y sin poner en peligro la libertad personal dentro de nuestro propio territorio.
Esa es nuestra tarea y es increíblemente complicada. Durante siglos, se han creado normas comunes, incluso para la guerra, pero ahora nos enfrentamos a adversarios que nos acechan entre las sombras, imperceptibles, y que trascienden todas las fronteras. Eso hace que resulten esenciales una resolución firme y un enfoque común, pero también requiere que nos demos cuenta de que no debemos dejar que nuestra sensibilidad hacia las necesidades y los derechos de las personas muera al oír la palabra «terrorismo», ni debemos dar carta blanca para el uso de cualquier instrumento en la guerra contra el terrorismo. El señor Alvaro, uno de los ponentes, ha abordado esta cuestión. Creo que es especialmente importante recalcar que no parece que las disposiciones de este borrador protejan de forma suficiente los derechos fundamentales, la democracia ni el Estado de Derecho.
Sin embargo, hay otro aspecto que nos sitúa frente a una situación totalmente nueva. Todo el informe González se basa en la hipótesis de que la Constitución Europea va a entrar en vigor. Se basa en los cimientos de la Carta de Derechos Humanos, la codecisión parlamentaria, los procesos legislativos abiertos, la cláusula de solidaridad, el derecho a decidir sobre la revelación y el uso de los datos personales, el control parlamentario, el control judicial y la desaparición de la estructura de pilares en favor de una Europa unificada. No estamos hablando de buenos deseos ni de un sueño que puede estar a punto de derrumbarse ante nuestros ojos. No, se trata de un requisito previo absoluto, imperativo e indispensable para este paquete de medidas y su legitimidad y para la defensa de los derechos fundamentales.
Sin este requisito previo, sin la Constitución Europea, no podemos aprobar este catálogo de medidas, porque no hay ninguna garantía de que se mantendrá el equilibrio entre justicia, seguridad y libertad. A esto se añade que, respecto de la conversión de Europol en una agencia y de la transferencia del Coordinador Antiterrorista al personal de la Comisión, todavía no hay nada más sobre la mesa que nuestra solicitud –ningún consentimiento, ninguna explicación– y queda claro que corremos el riesgo de desestabilizar ese equilibrio y poner en peligro la libertad de nuestros ciudadanos.
Giusto Catania, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señor Presidente, Señorías, la primera frase del documento estratégico de defensa nacional aprobado por los Estados Unidos en marzo de 2005 dice: los Estados Unidos y el mundo están en guerra. Este es el presupuesto ideológico que ha conducido en los últimos años a la teorización de la guerra preventiva, la violación de las libertades individuales, el final de la protección de los datos personales y la obsesión por la seguridad.
El terrorismo es un crimen gravísimo que debe condenarse y combatirse. No obstante, no puede combatirse con medios militares y, por tanto, considero que Europa debe distanciarse de ese enfoque. Debemos analizar atentamente la espiral de guerra y terrorismo: la respuesta militar ha fortalecido al terrorismo, no podemos eludir este tema. En Afganistán, la ocupación militar ha generado un aumento exponencial de la producción de opio, que está financiando a Al Qaeda. En Iraq, la guerra ha alimentado la fuerza de los grupos terroristas, no todos de inspiración religiosa, razón por la cual hay que eliminar la obsesión antiislámica de algunos informes que está examinando este Parlamento.
Esta obsesión refleja también una subordinación cultural a los Estados Unidos. En efecto, el Presidente Bush ha pedido a los regímenes islámicos que limiten, controlen y registren todas las donaciones efectuadas por musulmanes a las organizaciones de beneficencia. No obstante, no podemos considerar que las organizaciones sin ánimo de lucro, como hace algún ponente en esta Cámara, constituyen la principal fuente de financiación del terrorismo. Debemos evitar ecuaciones demasiado simplistas, como la que equipara el terrorismo a la inmigración o el terrorismo al islam.
El terrorismo debe ser combatido y vencido: el objetivo es noble, pero las modalidades son demasiado a menudo impropias y a veces criminales. El terrorismo es un delito contra la humanidad, pero creo que no es necesario especificar un Tribunal Penal Internacional para juzgar tales delitos, entre otras cosas porque al mismo tiempo es inaceptable que las masacres de poblaciones civiles en acciones militares no sean juzgadas por nadie.
Demasiado a menudo la soberanía exime al príncipe de toda responsabilidad penal. Un reconocido jurista dijo una vez que la historia jurídica del Estado occidental consiste en la instilación de su inocencia sobre los actos criminales. Creo que, para combatir el terrorismo, debemos revisar el antiguo proverbio del Derecho según el cual el rey no se equivoca nunca.
James Hugh Allister (NI). – (EN) Señor Presidente, en este debate sobre el terrorismo celebro que el sábado por la mañana, en Belfast, se haya llevado ante la justicia a un miembro del IRA, Terry Davison, acusado del asesinato de Robert McCartney, y que una segunda persona del IRA, Jim McCormick, haya sido acusado de intento de asesinato del amigo del señor McCartney, Brendan Devine.
Quiero felicitar a la policía de Irlanda del Norte por desbaratar una campaña de intimidación continua, orquestrada por el IRA, para iniciar el proceso de aplicación de la justicia en este famoso caso. Confío en que se formularán más acusaciones, ya que esta es la única manera de abordar los procesos de terrorismo.
La misión de las democracias ha de ser la de derrotar al terrorismo, no solo contenerlo o dominarlo. La conciliación «cautelosa» solo está respaldada por los terroristas, quienes entonces exigen más y más. Lo hemos vivido en Irlanda del Norte: nuestro Gobierno toleró neciamente zonas «vedadas» a sus propias fuerzas de seguridad, un nivel aceptable de violencia, el estatuto político para los prisioneros, conversaciones secretas, pactos secundarios, la reestructuración y el cambio de nombre de la policía, la minimización de la importancia a la delincuencia organizada paramilitar y la ignominia final de la liberación anticipada de terroristas al amparo del mal concebido Acuerdo de Belfast. Nada de ello ha funcionado, ya que el último informe de la Comisión Internacional de Control demuestra que aún tenemos un IRA activo que funciona, recluta, entrena y amenaza y que trabaja bajo mano con su socio menor, el Sinn Féin, cuyos diputados, como siempre, están visiblemente ausentes cuando en esta Cámara se debate el tema del terrorismo.
Suplico al resto de Europa que aprenda las lecciones. Sean más rápidos en aprender de lo que ha sido el Gobierno británico, y aprendan la lección de que el terrorismo no puede dominarse ni volverlo inofensivo, sino que hay que derrotarlo con resolución y erradicarlo, incluidas todas sus actividades criminales secundarias.
Frederika Brepoels (PPE-DE).– (NL) Señor Presidente, Señorías, me gustaría empezar dando las gracias a los seis ponentes por sus informes. Como ponente de la oposición de mi Grupo, he intentado hacer una aportación positiva al informe Borghezio sobre la lucha contra la financiación del terrorismo. Tras escuchar todas las intervenciones, queda patente que hay un acuerdo general sobre la necesidad de tomar medidas coordinadas para luchar contra la delincuencia organizada internacional y los medios con los que se financia. El público espera una respuesta europea rotunda. Después de todo, los beneficios de la cooperación europea en este ámbito no dejan lugar a dudas. La localización y la lucha contra la financiación de las redes terroristas o de sus ataques no es tarea fácil, dado que con frecuencia se utilizan cantidades pequeñas de dinero.
Aparte de los abusos cometidos a través del sector financiero regular, con frecuencia las organizaciones benéficas son el coto de caza favorito de los terroristas internacionales. De hecho, estadísticas recientes de la policía belga demuestran que un creciente número de organizaciones sin ánimo de lucro está siendo utilizado para actividades delictivas. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, todo el mundo despertó repentinamente y al menos se abrieron 86 expedientes en nuestro país. Todas las organizaciones implicadas afirman que realizan obras benéficas, pero su única razón de ser es la recogida y canalización de fondos para organizaciones terroristas. Esas estadísticas, pero también los resultados de la investigación del asesinato de Theo van Gogh en los Países Bajos, por ejemplo, demuestran que debemos adoptar con carácter de urgencia medidas preventivas basadas en el intercambio de información, un mejor seguimiento de las transacciones financieras y un incremento de la transparencia de las personas jurídicas. Por eso apoyamos las recomendaciones específicas de este informe, que incluyen la creación de marcos comunes para investigaciones transnacionales, el desarrollo de una red para el intercambio estructurado de información, la mejora de la cooperación con SUSTRANS y la elaboración de normas mínimas para la comprobación de las identidades de clientes.
Por último, también queremos proporcionar a las organizaciones benéficas los fondos necesarios para garantizar una protección más eficaz contra el abuso por parte de organizaciones terroristas. Por lo tanto, esperamos que este informe pueda dar un impulso inicial a la lucha contra la financiación del terrorismo en la Unión Europea de una forma estructural y sostenible.
Wolfgang Kreissl-Dörfler (PSE).–(DE) Señor Presidente, Señorías, estamos de acuerdo en que debemos tomar medidas decididas contra el terrorismo internacional y la delincuencia organizada. Sin embargo, hoy quisiera volver a recalcar que debemos aprobar las medidas correctas.
En mi opinión y en la de mi Grupo, la propuesta sobre la retención de datos almacenados y tratados no es la herramienta apropiada para esa tarea. Dejamos esto totalmente claro con el sentido de nuestro voto en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. Permítanme también felicitar a mi colega el señor Alvaro por su informe.
La protección de los datos personales no está garantizada en la propuesta de la Comisión. Dicha propuesta supondría enormes costes para la industria de las telecomunicaciones europea y los beneficios del almacenamiento no están a la altura del esfuerzo exigido. Hay demasiadas oportunidades de infracción de las normas contra las que la propuesta del Consejo no ofrece salvaguardas. ¿Qué pasaría con los contratos de tarifa plana y el uso de móviles extranjeros procedentes de Brasil o Asia, por ejemplo?
Incluso el BDK, el sindicato que representa a la policía criminal de Alemania, ha recalcado que lo esencial es la calidad de los datos, no necesariamente la cantidad ni el periodo de conservación. En este caso estamos ante una reacción refleja, que simplemente crea la ilusión de una mayor seguridad. No podemos hablar en serio cuando decimos que pretendemos almacenar datos sobre más de cuatro millones de personas generados por el uso de Internet, llamadas de teléfono y mensajes de texto. En caso de duda, solo tenemos que mirar al otro lado del Atlántico, al país que, con frecuencia, traspasa los límites de la razón en sus medidas antiterroristas.
El Congreso estadounidense rechazó un proyecto de ley similar relativo a la retención de datos almacenados y tratados porque consideraba –aunque resulte difícil creerlo– que las medidas propuestas llegaban demasiado lejos. En lugar de eso, se llegó a un acuerdo sobre el mecanismo de «congelación rápida», que quizá sea una solución apropiada. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo en Europa? El Bundestag alemán ha rechazado la propuesta del Consejo. Finlandia también ha advertido de los peligros de la retención de datos. Lo que realmente me saca de quicio es la noticia de que los Ministros europeos de Justicia tienen previsto rechazar la recomendación de nuestra comisión y poner en práctica los planes de la Comisión Europea en materia de retención de datos cueste lo que cueste, sin codecisión parlamentaria.
Tras los referendos de Francia y los Países Bajos, resulta totalmente inverosímil que se intente dejar al Parlamento fuera del proceso de decisión. Esa medida sería verdaderamente peligrosa. No estamos hablando de una única medida destinada a luchar contra el terrorismo, sino de la protección del público y de los derechos de todas las personas que forman esta Unión Europea. Que el Consejo diga en este contexto que va a tomar una decisión unilateral como siempre ha hecho no va a ayudar a que la Unión Europea avance.
De hecho, buena parte de lo que se ha estropeado en la Unión Europea y ha hecho tambalearse la confianza de la gente en la Unión se debe a las políticas, con frecuencia interesadas, llevadas a cabo por los ministros de los Gobiernos nacionales.
Sarah Ludford (ALDE). – (EN) Señor Presidente, voy a comenzar comentando la acción de la UE en el ámbito de la justicia y los asuntos de interior. Está justificada la crítica al Programa de La Haya por hacer hincapié indebidamente en las consideraciones de seguridad a expensas del respeto de los derechos fundamentales. No es la observación de una agitadora de izquierdas, sino una evaluación sobria de la Cámara Alta del Parlamento Británico, la respetable Cámara de los Lores.
Naturalmente, las amenazas a nuestra seguridad son amenazas a nuestra libertad, pero a la inversa también es verdad. Las vulneraciones indebidas de nuestras libertades civiles hacen que estemos menos protegidos como individuos. Apoyo plenamente los esfuerzos de los últimos cuatro años por garantizar que nuestras autoridades competentes se despojen de sus hábitos insulares y burocráticos, y que se permita interactuar a nuestros sistemas judiciales y jurídicos, de manera que los sospechosos de terrorismo no puedan colarse entre las rendijas. Pero según las palabras de los supervisores europeos de protección de datos que se reunieron hace unas semanas: «El terrorismo se utiliza como justificación para nuevas iniciativas, muchas de las cuales tienen que ver con una serie de delitos, algunos de los cuales son considerablemente menos graves. Es importante reconocer que las excepciones de los derechos fundamentales que pueden justificarse para tratar de hacer frente al terrorismo, no se justifican necesariamente cuando se trata de otros delincuentes o actividades.» Esperan, como yo, aplicar la sugerencia, formulada por el Comisario Frattini en una reunión de la Autoridad Común de Control, de que la Comisión se plantee una evaluación previa de la proporcionalidad de todas las medidas que se introduzcan en el futuro, examinando el impacto de la propuesta sobre los derechos fundamentales, incluida la cuestión de la protección de datos personales.
En cuanto al intercambio de información, la norma rectora adoptada en el Programa de La Haya es el principio de disponibilidad. Esto es totalmente razonable, siempre que signifique el fin de esa especie de guerras de posiciones y celos imperdonables entre las agencias que impiden la cooperación, pero está claro que no debe ser malinterpretado para que signifique el abandono de controles estrictos sobre la conservación, la transferencia y el acceso a la información personal.
Me preocupa la posibilidad de que se califique a ciertas personas de terroristas potenciales sobre la base de su raza, su religión o sus opiniones políticas. Los supervisores de protección de datos sostienen que el tratamiento de estos datos debería estar normalmente prohibido.
El otro ámbito donde existe una grave preocupación es el que se refiere a los derechos de los sospechosos de terrorismo. No cabe duda de que se han incumplido las orientaciones del Consejo de Europa sobre la detención de sospechosos sin un juicio justo en el Reino Unido y, probablemente, en otros países de la UE. Se ha producido un deslizamiento a favor de la confianza en pruebas arrancadas bajo tortura y en la entrega a países que incumplen la prohibición en materia de devolución.
Los Estados miembros llevan a cabo una revisión por homólogos de las medidas de lucha contra el terrorismo y la seguridad de unos y otros, pero todavía no se ha conseguido que todos los Estados miembros ni tan siquiera apliquen la Decisión marco de 2002 sobre el terrorismo: la ley que obliga a criminalizar el terrorismo. Mientras sigua dándose el caso de que los Estados miembros no aplican su legislación, creo que es realmente inaceptable que continuemos vulnerando las libertades personales.
Kathalijne Maria Buitenweg (Verts/ALE).–(NL) Señor Presidente, nos encontramos ante un grave dilema y en lo que podríamos llamar el dilema del huevo y la gallina. ¿Debemos consolidar primero la democracia y establecer controles democráticos y judiciales, o debemos dar prioridad a un proceso decisorio eficaz para conseguir el apoyo masivo de la opinión pública a una democracia europea? La respuesta es que necesitamos ambas cosas. Como ya ha dicho el señor Oreja, el terrorismo y la lucha contra el terrorismo constituyen muy buenos ejemplos de cuestiones transnacionales, y por ello debemos colaborar con más eficacia. Pero eso resulta más fácil de decir que de hacer, ya que todos y cada uno de los 25 Estados miembros tienen derecho de veto. Las decisiones adoptadas acaban convertidas en compromisos vagos o, simplemente, no vienen seguidas de medida alguna. En mi opinión, los Estados miembros deben dejar de escudarse en su propia sombra.
Al mismo tiempo, debemos reconocer que el Consejo tiene que tomar decisiones sobre cuestiones muy delicadas que repercuten en los derechos civiles. Esa es otra de las razones por las que su proceso de adopción se rodea de tanto secreto. Pero creo que ha llegado el momento de que el Consejo empiece a celebrar sus reuniones y votaciones en público. Ninguno de esos cambios exigiría una modificación del Tratado. Se trata simplemente de que abra sus puertas. Espero que el Parlamento emprenda una acción conjunta para consultar al Consejo sobre esta cuestión.
Muchos dicen que el terrorismo constituye un ataque contra nuestras libertades fundamentales y que, por tanto, no debemos cometer el error de socavar esos derechos civiles. La intimidad es otro ejemplo citado con frecuencia. Desde luego, la intimidad no es en sí misma sagrada, pero su violación debe ser siempre proporcionada, necesaria, eficaz y verificable. De hecho, la propuesta de almacenar datos sobre el tráfico de comunicaciones es totalmente desproporcionada. Si el Consejo la adopta, el Parlamento acudirá al Tribunal de Justicia. Además, al intentar adoptar esta decisión dentro del tercer pilar, en lugar de hacerlo en el primero, el Consejo está tratando de eludir el control democrático. Una vez más, si deseamos proteger la democracia frente al terrorismo, no debemos jugar con ella.
Kyriacos Triantaphyllides (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, quiero dar las gracias a todos los ponentes por sus informes, pero cuando hablamos de terrorismo, debemos tener especial cuidado en adoptar una posición clara sobre el contenido del término.
La dificultad que experimenta la propia comunidad internacional y las Naciones Unidas para hacer una interpretación totalmente objetiva del terrorismo pone de manifiesto los peligros que nos acechan cuando utilizamos definiciones aventuradas de ese término.
El terrorismo es un delito que condenamos sin reservas, siempre que no se abuse del término para perseguir a los movimientos de liberación y el radicalismo. Lamentablemente, las excesivas medidas adoptadas en el marco del Plan de Acción permiten a las fuerzas conservadoras justificar la adopción de medidas que hacen todo menos defender un clima de seguridad. Al mismo tiempo, debemos tener mucho cuidado con el marco legislativo en el que estamos tratando de encajar el terrorismo, de manera que no se convierta en un pretexto para una intervención militar contraria a los principios del Derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas.
El conjunto de medidas adoptadas por la Unión Europea en su lucha contra el terrorismo se basa principalmente en la necesidad de crear un clima de seguridad. Esa es la prioridad básica que se ha establecido. La adopción de medidas para proteger la coexistencia pacífica y la sensación de seguridad de los ciudadanos de la Unión Europea no reviste una importancia secundaria. Pero en ningún caso se les puede proteger para defender los intereses de las grandes empresas, restringir la libertad de conciencia de los ciudadanos y promover el clima de temor y de inseguridad que se crea como resultado de un exceso de control y una menor protección, por ejemplo, en el ámbito de los derechos humanos.
El Plan de Acción responde ante todo a una determinada interpretación del terrorismo y no trata de resolver sus causas más profundas. Responde sobre todo a las actuales tendencias hegemónicas, pero no aborda, como nosotros pensamos que debiera, sus verdaderas causas, que son el hambre, la pobreza, la injusticia social, la falta de respeto por la dignidad civil y nacional, la discriminación, el racismo, la flagrante violación de los derechos humanos en general y el terrorismo de Estado. Por consiguiente, nos preocupan los esfuerzos encaminados a reforzar este plan en la dirección expuesta y hacia los objetivos a cuyo servicio se encuentra, pues consideramos que en su versión actual no puede ser la solución para crear un espacio de verdadera libertad y seguridad.
Georgios Karatzaferis (IND/DEM). – (EL) Señor Presidente, yo mismo he sido víctima del terrorismo. En la cadena de televisión que dirijo en Atenas, he sido objeto de dos atentados. El incendio resultante destruyó totalmente la cadena y resulta terrible ver como personas rodeadas de llamas intentan salvar la vida. He sufrido también atentados en mi domicilio. Me desplazo en un automóvil blindado con escolta. Duermo con una metralleta Uzi debajo de la almohada. Es terrible saber que en cualquier momento puedes sufrir un atentado.
Pero tenemos que admitir que el terrorismo ya ha obtenido sus primeras victorias contra la democracia. ¿A qué victorias me refiero? A las cámaras de televisión, a la intervención de teléfonos, a la restricción de los derechos humanos y a los pasaportes biométricos que están invadiendo nuestras vidas. Todo ello son victorias del terrorismo en la medida en que restringen la democracia.
Algunos utilizan el terrorismo para imponer un control mundial. Y lo alimentan. Cuando decimos que los terroristas suelen ser fundamentalistas islámicos y luego hay personas que orinan y escupen sobre el Corán, ¿no están alimentando el fundamentalismo islámico? Por ello tenemos que ver esta cuestión desde la perspectiva contraria. De nada sirve observar el terrorismo desde los escaños del Parlamento Europeo. Necesitamos observarlo desde el interior de las cuevas de Afganistán y a través de los ojos de los que habitan en ellas, para poder hacernos con un código de comunicación y resolver esta cuestión. ¿Por qué un príncipe millonario no vive en los casinos de Londres, por qué no vive en las Bahamas y en el regazo, por ejemplo, de hermosas mujeres, pero se va a vivir y a morir en una cueva? Tenemos que ver las cosas de forma realista. ¿Se trata de fanatismo? Esa es la respuesta sencilla. Pero, ¿qué fomenta ese fanatismo? ¿Hemos sido siempre honestos en el pasado? ¿No esclavizamos durante años esas zonas del planeta? ¿No fue nuestro aliado en la caza de los terroristas el culpable de la peor limpieza étnica realizada en siglos y que terminó con toda una raza, los indios nativos norteamericanos? ¿No se basó su progreso en la tortura y la esclavización de los negros?
Posiblemente tampoco nosotros hayamos hecho bien las cosas. ¿Y cuál es nuestra posición actual? ¿No adoptamos una posición unilateral en Oriente Próximo? ¿Qué vamos a cosechar? Ahora decimos que Gaddafi, el responsable de derribar un avión de la Pan American y causar docenas de víctimas, es nuestro amigo porque ha cambiado de política; pero al mismo tiempo acosamos a Castro, que no ha derribado avión alguno. Decimos que el dictador de Pakistán es bueno porque es nuestro amigo, pero decimos que otro dictador es malo y le hacemos la guerra. Por eso tenemos que pensar en lo honestos que somos en el tema del terrorismo. Tenemos que observar lo que está sucediendo. Tenemos que mantener los oídos atentos, pues mientras sigamos tomando aspirinas, tendremos dolor de cabeza. Tenemos que averiguar lo que causa ese dolor de cabeza. Así pues, tenemos que abrir los ojos y poner fin a esta política unilateral. Tenemos que ofrecer mayores incentivos, más oportunidades a esas naciones para que puedan reducir el fundamentalismo, reducir el terrorismo. Esa es la solución.
Frank Vanhecke (NI).–(NL) Señor Presidente, Señorías, en el breve tiempo del que dispongo quiero referirme a tres cuestiones de vital importancia.
En primer lugar, es una vergüenza inaceptable que siga siendo tan difícil y cueste tanto establecer una cooperación concreta e intercambio de información sobre la lucha contra el terrorismo, no solo entre un Estado miembro y otro, sino también entre los Estados miembros y los demás países del Occidente libre. Siendo como soy un euroescéptico bien informado, no creo que pueda existir suficiente cooperación, al menos en este ámbito. Pero lo cierto es que está en juego la seguridad de nuestros ciudadanos.
Hoy sabemos que los atentados del 11 de septiembre se planearon, al menos en parte, en Hamburgo. Sabemos que tras las bombas de los atentados de Madrid se han descubierto células terroristas en toda Europa. Es evidente que el terrorismo trasciende las fronteras nacionales, y lo mismo tiene que hacer nuestra lucha contra él.
En segundo lugar, no es el momento de flaquear; tenemos que llamar a las cosas por su nombre. El terrorismo en Europa es casi exclusivamente islámico. Los expertos norteamericanos nos advierten contra las personas que regresan de Irak y de otras zonas problemáticas, contra los militantes islámicos que se han radicalizado y han aprendido técnicas terroristas en esos lugares. El islam intolerante avanza por Europa y es un estupendo caldo de cultivo para el terrorismo. No todos los musulmanes son terroristas, pero casi todos los terroristas son musulmanes.
En tercer lugar, quiero recordarles que, desde hace muchos años, la ayuda europea a los palestinos se utiliza no solo para que la señora Arafat lleve una vida de lujo en París, sino también para financiar el terrorismo en Israel. No podemos combatir el terrorismo en Europa cuando al mismo tiempo lo financiamos en Israel. Si el uso de los fondos transferidos a Palestina no se hace más claro y más transparente, debemos suspenderlos.
Panayiotis Demetriou (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, hoy hemos escuchado muchas opiniones y propuestas útiles de los ponentes y quiero felicitar a los dos y al Vicepresidente Frattini por los programas que han presentado para luchar contra el terrorismo.
El terrorismo es un término abstracto, pero tiene un fundamento político concreto. Los terroristas son personas que existen, pero al mismo tiempo son invisibles y no se les ve. Por consiguiente, la estrategia mundial contra el terrorismo tendrá éxito cuando hayamos acabado con todos –y repito, todos– los terroristas, o cuando desaparezca el apoyo político que recibe el terrorismo. Lo primero resulta imposible. Lo segundo sí es factible.
Como táctica de guerra o táctica política, el terrorismo constituye el fenómeno más abominable. Los inhumanos atentados terroristas no pueden legitimarse ni justificarse de ningún modo ni por ningún motivo. Pero quienes practican los bárbaros métodos del terrorismo abrazan una causa religiosa o, en ocasiones, una causa social por la que reciben el apoyo moral y político de algunas sociedades. Es a esas sociedades a las que debemos dirigirnos. La Unión Europea está en condiciones de penetrar en esas sociedades y de actuar como catalizador. Ni los árabes ni otros pueblos consideran que Europa sea el gran demonio o el enemigo del pueblo. Ahí es precisamente donde debemos repartirnos los papeles entre la Unión Europea, los Estados Unidos, Rusia y otros países afectados.
Aparte de las palabras de condena de la Unión Europea y la escalada de medidas legislativas y de otro tipo para combatir el terrorismo, tenemos que formular nuestra propia estrategia de comunicación con los elementos moderados de esas sociedades. Estoy convencido de que, con esa estrategia, la Unión Europea podrá dejar sin apoyo a los terroristas. Esa es la única manera no ya de reducir, sino de eliminar el terrorismo y esa es la única dirección que deben tomar la Unión Europea, el Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea.
Edith Mastenbroek (PSE).–(NL) Señor Presidente, quiero dar las gracias a todos los ponentes por el trabajo que han realizado para elaborar los informes que hoy debatimos y que insisten reiteradamente en que la defensa y la promoción de los derechos humanos es la mejor y más importante estrategia para prevenir y combatir el terrorismo. El Comisario Frattini ha dicho que las medidas contra el terrorismo tienen que contribuir de hecho a reforzar los derechos humanos y estoy completamente de acuerdo con él. La defensa y la promoción de valores tan importantes como la democracia, la libertad, el pluralismo y la dignidad humana resultan cruciales en la lucha contra el terrorismo. No cabe la menor duda de que para que eso suceda realmente, tendremos que revisar a fondo gran parte de nuestras políticas, en particular nuestra política exterior.
La radicalización y polarización que con tanta frecuencia alimentan el terrorismo y son alimentadas por él constituyen una amenaza al menos tan importante para la Unión Europea como el propio terrorismo. Los políticos debemos ser conscientes de ello y tratar de mantener los ánimos templados en todo momento. En lugar de provocar miedo innecesariamente, debemos ser realistas y no caer en una histeria que solo aviva las tensiones de las que se alimenta el terrorismo.
En cualquier caso no debemos caer en la trampa de hacer nuestros los extraños argumentos con que los terroristas justifican sus vergonzosos actos. Debemos adoptar medidas que realmente promuevan la libertad de todos los ciudadanos y abstenernos de cualquier medida que aumente la seguridad solo en apariencia. A este respecto, dos de las medidas expuestas en esta Cámara merecen, en mi opinión, una mayor atención.
En primer lugar, la idea de juzgar los casos de terrorismo en la Corte Penal Internacional. Me pregunto qué problemas concretos vendría a resolver esa medida. ¿Tenemos realmente que tratar a los terroristas de la misma forma que a ex dictadores como Milosevic? Lo que sé es que el hombre que asesinó a Theo van Gogh, un conocido cineasta y controvertido columnista y creador de opinión de mi país, los Países Bajos, estaría encantado de poder utilizar la plataforma que dicho tribunal le brindaría. Por ello, me opongo firmemente a esa idea.
Tenemos también el almacenamiento de datos sobre el tráfico de comunicaciones como ejemplo de una medida que, en el mejor de los casos, produce solo una falsa seguridad. No me extenderé más al respecto, pues ya se ha hablado mucho de esto. Es una medida desproporcionada que recorta nuestra libertad, cuando yo creo que en la Unión Europea debemos promover esa libertad. Conlleva ciertos riesgos, pues podemos introducir todo tipo de restricciones en el acceso a esa información, pero, aceptémoslo, cualquier información accesible a través de Internet está al alcance de todos, por bien protegida que esté, de modo que los riesgos que ello implica superan probablemente a sus ventajas. No creo que debamos seguir adelante con esto. En cambio, sabiendo que Internet se está conviertiendo en el mejor medio de comunicación para las personas que desean obtener información sobre terroristas y reclutarlos para terceros, debemos hacer que nuestros servicios de seguridad se especialicen en Internet, participando en lecturas y chats, o en otras palabras, que vigilen activamente lo que sucede en ese medio de comunicación. Eso sí que sería importante.
Saber a posteriori qué sitios web ha visitado una persona después de haber cometido un atentado no me parece la mejor estrategia. Lo que tenemos que evitar es que se cometan atentados. Creo que ese tipo de medida, cuyo fundamento jurídico ha sido objeto de varios debates en esta Cámara y, más aún, la forma en que se ha aprobado esta Decisión, constituye una flagrante violación de la democracia y socava la confianza en la democracia europea, cuyos riesgos se han hecho dolorosamente patentes hace poco.
Sophia in 't Veld (ALDE). – (EN) Señor Presidente, quiero empezar expresando cuánto lamento el «no» francés y neerlandés a la Constitución, puesto que la UE tendrá que luchar ahora contra el terrorismo con una mano atada a su espalda.
Los ciudadanos han dado una señal muy clara en el debate sobre los referendos. Por lo tanto, pido al Consejo que trabaje con el espíritu de la Constitución, o sea, respetando tres principios fundamentales. El primero es el control democrático. Esto quiere decir que el Consejo no debe dar la espalda y marginar al Parlamento Europeo, sino que ha de tener en cuenta sus recomendaciones, aunque todavía no esté obligado a ello. Los otros dos aspectos mencionados por muchos colegas son la proporcionalidad y la efectividad. De nuevo, en estos ámbitos, el Consejo tiene que pensárselo dos veces antes de adoptar ciertas medidas.
Su propio informe sobre la aplicación del plan de acción para la lucha contra el terrorismo demuestra que existen lagunas considerables en la ejecución. Antes de adoptar nuevas medidas tendríamos que examinar su aplicación. En el caso de la revisión por homólogos, por ejemplo, solo diez de cada veinticindo países han presentado hasta la fecha sus informes de aplicación. ¿Cómo podemos adoptar nuevas medidas si ni tan siquiera sabemos si las anteriores funcionan?
Me voy a referir ahora a tres cuestiones concretas. En primer lugar, la conservación de los datos. Ya se ha hablado mucho de ello y vuelvo a pedir al Consejo que actúe con el espíritu de la Constitución y no ningunee al Parlamento Europeo. Tampoco debe pasar por alto las señales emitidas por muchos países; ya se ha citado el ejemplo de los Estados Unidos. Pero voy a añadir a esos ejemplos el caso del Parlamento neerlandés, que quería adoptar una medida similar de retención de datos. Sin embargo, una vez se percató de cómo funcionaría –o mejor dicho, no funcionaría– en la práctica, el Parlamento neerlandés dio marcha atrás, ya que se dio cuenta de que la propuesta de retención de datos no era viable. El Consejo no debe ignorarlo. Es lamentable que el Consejo no esté presente en esta ocasión.
Con los registros de los nombres de pasajeros se han producido también varios incidentes. Se nos prometió una evaluación un año después de que entrará en vigor. Quiero que la Comisión me haga saber cuándo podemos esperar esta evaluación.
En tercer lugar, queremos saber más acerca del SitCen, el Centro de Situación. ¿Qué es lo que está haciendo exactamente, qué tipo de información trata y va a informar al Parlamento Europeo?
Por último, pido al Parlamento Europeo que muestre sus colores. Hemos hablado mucho hoy de la protección de los datos personales y de los derechos fundamentales. Invito al Parlamento a que adopte no solo todos los informes relativos a medidas antiterroristas, sino también el informe Moraes sobre las políticas de lucha contra la discriminación y los derechos de las minorías, ya que los derechos fundamentales son para todos los ciudadanos.
Hélène Flautre (Verts/ALE). –(FR) Señor Presidente, desde mi punto de vista, el desafío a que nos enfrentamos es luchar eficazmente contra el terrorismo respetando al mismo tiempo íntegramente los derechos humanos y las libertades fundamentales. Como ya se ha dicho, tenemos las manos atadas debido al voto negativo aquí en Francia y también hay un problema y una desventaja fundamentales: carecemos de una definición internacional de terrorismo. Por tanto, no tenemos recurso jurídico posible, no tenemos seguridad jurídica, no tenemos garantías y no tenemos protección. Creo que la Unión Europea debería propiciar una definición debidamente reconocida, tanto para ella misma como a escala internacional.
El señor Van Hecke ha propuesto una definición sencilla: terrorista equivale a musulmán. El señor Putin tiene otra: terrorista equivale a checheno. Los chinos tienen otras definiciones. Me parece que estas definiciones increíblemente amplias, abusivas y arbitrarias del terrorismo estamos perdiendo nuestra capacidad de actuar eficazmente en la lucha contra el terrorismo. Creo, por consiguiente, que nosotros, es decir, la Unión Europea, debemos hacer un esfuerzo significativo, y lo más rápidamente posible –en la próxima Asamblea General de la ONU, por ejemplo– para llegar a una definición del terrorismo, que es fundamental y que facilitará asimismo una verdadera cooperación entre los Estados, a escala europea y a escala internacional.
Sylvia-Yvonne Kaufmann (GUE/NGL).–(DE) Señor Presidente, permítame recordar a la Cámara las sabias palabras de Benjamin Franklin, uno de los padres de la Constitución de los Estados Unidos, quien dijo que «los que están dispuestos a renunciar a la libertad fundamental para obtener un poco de seguridad temporal no se merecen ni la libertad ni la seguridad».
Desde los atroces atentados de Madrid sabemos que Europa es un blanco directo para el terrorismo internacional. No cabe duda de que debemos tener en cuenta ese hecho a la hora de formular las políticas públicas. Todas las formas de terrorismo son un delito que amenaza los fundamentos mismos de nuestra democracia y esos delitos tienen que combatirse y acarrear las consecuencias que exige su gravedad. Ahora bien, tenemos que combatirlos con los instrumentos adecuados y no en detrimento de la libertad. Huelga decir que nuestros servicios nacionales de inteligencia deben cooperar más estrechamente. Pero tampoco debemos llegar a la situación de obtener, vincular e intercambiar datos e información de una forma cada vez más indiscriminada hasta llegar al ciudadano transparente en un futuro no muy lejano. No debemos seguir la senda que conduce al Estado orwelliano del Gran Hermano. No debemos poner en peligro los derechos fundamentales de las personas.
Necesitamos una política selectiva que, por una parte, no deje cabida alguna a la tolerancia con el terrorismo y, por otra, se centre en el objetivo de erradicar las diversas causas del terrorismo. Esa es la única manera de cortar de una vez por todas sus líneas de suministro.
Carlos Coelho (PPE-DE). – (PT) Señor Presidente, señor Frattini, Señorías, el terrorismo no es un fenómeno nuevo, pero los trágicos acontecimientos de los últimos años han demostrado su poder de destrucción. La lucha contra el terrorismo es el mayor desafío al que nos enfrentamos en el siglo XXI.
Felicito a todos los ponentes por el esfuerzo y el trabajo que han dedicado a este expediente. No interesa la forma en que surge el terrorismo, dónde ocurre, quiénes son sus autores, cuáles son las justificaciones presentadas o las causas que defienden. Todos los actos, métodos o prácticas terroristas son política y moralmente injustificables, y deben ser condenados con rotundidad y combatidos con firmeza.
Los trágicos acontecimientos del 11 de marzo en Madrid llevaron a la Unión a cuestionarse la eficacia de sus instrumentos y políticas y demostraron la urgente necesidad de adoptar un nuevo enfoque más dinámico, sistemático y eficaz. En ese contexto se creó el cargo de Coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo, y quiero dar la bienvenida al señor De Vries, que está presente hoy en esta Cámara.
Apoyo una estrategia clara de lucha contra el terrorismo que permita mantener el equilibro entre la seguridad colectiva y las libertades individuales. Para ello es necesario, en primer lugar, reforzar la estrategia de prevención, la preparación y la capacidad de respuesta de la UE. Se ha producido un aumento considerable de las fuentes de financiación. Es importante que se mejore el sistema de alertas relativo al intercambio de bienes y la prestación de servicios para asegurar un mejor control de todos los movimientos sospechosos, pero sin interferir con la dinámica normal del mercado.
Al mismo tiempo, debe reforzarse la colaboración entre las instituciones públicas y privadas, sobre todo en el sector de la banca. En tercer lugar, debe reforzarse la capacidad en el ámbito de la información, incluida una mejora imprescindible del intercambio de información con Europol, la prevención y gestión de consecuencias y la protección de las infraestructuras críticas en el ámbito de la lucha contra el terrorismo, lo que implica la formulación de normas de seguridad más estrictas y la solidaridad con cualquier Estado miembro que sea víctima de un atentado terrorista.
Por último, quiero referirme a una cuestión de extrema importancia: la solidaridad con las víctimas del terrorismo. Cuando personas inocentes son asesinadas, secuestradas, torturadas o sometidas a extorsión, chantaje o amenazas, no son ellas las únicas que sufren, sino también todos sus familiares y amigos y toda la comunidad en general.
PRESIDENCIA DEL SR. FRIEDRICH Vicepresidente
Genowefa Grabowska (PSE).–(PL) Señor Presidente, el terrorismo es una enfermedad mortal que se convirtió en una pandemia al final del siglo pasado. Ahora vivimos en un mundo de dos extremos y no me refiero únicamente al mundo de la pobreza y de la riqueza, sino también al mundo del bien y del mal. El bien está representado por la seguridad pública, y el mal por el terrorismo.
Hemos aprendido a realizar investigaciones científicas sobre el terrorismo, a identificar sus distintas formas y a examinar detenidamente sus causas. Nos hemos acostumbrado también a hablar de terrorismo de Estado, terrorismo individual, terrorismo mundial, terrorismo local y fundamentalismo. Pero lo cierto es que solo existe un tipo de terrorismo y es cuando una persona comete un acto de una maldad inconcebible contra otra.
Una de las obligaciones fundamentales de la Unión Europea consagrada en el artículo 29 del Tratado de Maastricht es garantizar a sus ciudadanos un alto grado de seguridad. Lo que debemos preguntarnos es si lo estamos consiguiendo y si nuestros ciudadanos se sienten seguros. Probablemente la respuesta a la segunda de estas preguntas es que no siempre se sienten seguros, porque son muy conscientes de lo que sucedió el 11 de marzo en Madrid y de muchos otros incidentes parecidos.
Los criminales se aprovechan de las ventajas que ofrece la integración y la libre circulación dentro de la UE, donde no existen fronteras interiores. A menudo salen impunes por el hecho de que la UE cuenta con 25 ordenamientos jurídicos y penales distintos. Para poner fin a esta situación, la UE debe crear instrumentos nuevos y más eficaces. El paquete de medidas antiterroristas que debatimos hoy pretende ayudarnos a hacer justo eso. Celebro que el paquete, aparte de las propuestas antiterroristas, inste urgentemente a proteger los derechos humanos. Considera además todos los reglamentos y medidas anteriores, desde TREVI en 1975 hasta el Programa de La Haya, pasando por Viena, Tampere y el Plan de Acción aprobado tras el 11 de septiembre de 2001. Estas medidas han tenido como resultado la introducción de una orden de detención europea, la creación de Eurojust y el nombramiento de un Coordinador Europeo de la Lucha contra el Terrorismo.
No obstante, si queremos obtener resultados, la UE tiene que hacer algo más que limitarse a realizar mejoras constantes y sistemáticas en los instrumentos que utiliza para combatir el terrorismo. Se requieren nuevas medidas que favorezcan una cooperación más estrecha en la búsqueda de una solución a lo que se conoce como megaterrorismo, es decir, el terrorismo que utiliza armas de destrucción masiva. Debemos actuar con mayor rapidez que los terroristas y anticiparnos a sus actos, en lugar de esperar a que se cometan atentados y hacer frente a sus consecuencias. Debemos adoptar medidas más rápidas y eficaces, y los terroristas tienen que saberlo y sentir sus efectos. Se necesitará una cooperación más estrecha a escala internacional, así como la aplicación de lo dispuesto en el artículo 43 de la Constitución europea, es decir, la cláusula de solidaridad que tanta importancia tiene para nosotros.
Por último, quiero decir, como polaca que soy, que me siento sumamente orgullosa de que se haya confiado a Polonia la tarea de proteger las fronteras exteriores de la UE. De este modo podremos hacer nuestra propia contribución a la lucha contra el terrorismo.
Anneli Jäätteenmäki (ALDE).–(FI) Señor Presidente, Señorías, en la lucha contra el terrorismo es importante aunar fuerzas a escala nacional y, al mismo tiempo, estrechar la cooperación entre las instituciones de la Unión. No basta con responder al terrorismo intensificando la cooperación entre los servicios policiales y de inteligencia, aunque eso sea sin duda importante. La lucha contra el terrorismo está estrechamente vinculada a medidas que ya contribuyen a reducir la vulnerabilidad de nuestra sociedad. Un ejemplo es garantizar la seguridad de la actividad industrial e intensificar la cooperación y el intercambio de información entre los servicios de emergencia.
Los atentados terroristas son trágicos y, como su propio nombre indica, tienen como finalidad propagar el miedo y el pánico. Por ello, las sociedades europeas deben fortalecerse desde su interior en lo que se refiere a sus estructuras y su cultura frente a la acción, y convertirse en sociedades que ofrezcan menos posibilidades al terrorismo. La transparencia administrativa y el conocimiento que los ciudadanos tengan de su entorno y de los riesgos, revisten una gran importancia. Por otra parte, debemos poder actuar de forma correcta y eficaz en situaciones de emergencia. Tenemos que reducir la vulnerabilidad de las infraestructuras con medidas enérgicas, así como intensificar el intercambio de información sobre los riesgos evidentes dentro de los sectores administrativos.
Es de vital importancia que la UE realice las investigaciones necesarias para apoyar la lucha contra el terrorismo. Tenemos que asegurarnos de que los servicios de investigación de la Unión en el ámbito de la seguridad interior y exterior mantengan un diálogo suficiente entre ellos. Las medidas antiterroristas tendrán éxito solo si conjugan las mejores competencias europeas, la investigación en los sectores de la defensa y los servicios de emergencia y otros estudios relacionados con la seguridad.
Athanasios Pafilis (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, las decisiones del Consejo y los informes que hoy debatimos pretenden lograr ante todo, con el pretexto de combatir el terrorismo, la creación y la aplicación de un marco institucional más autocrático y la creación y el fortalecimiento de nuevos mecanismos de represión, sistemas de control, etc., cuyo verdadero objetivo no es combatir el terrorismo del que están hablando, sino el creciente movimiento de base y la lucha del pueblo contra el nuevo orden imperialista.
En segundo lugar, al autorizar la guerra preventiva contra el terrorismo, pretenden preparar a la ciudadanía para que acepte nuevas intervenciones y guerras. Resulta revelador que ninguno de estos informes denuncie – al contrario, todos ellos exoneran – el terrorismo de Estado de los Estados Unidos y otros países en Afganistán e Irak, el terrorismo israelí en Palestina, etc. Por ello les preguntamos sinceramente: ¿es o no terrorismo la matanza de 100 000 civiles en Faluya en una semana a manos de militares estadounidenses?
Por último, en la decisión que el Consejo aprobó el pasado mes de noviembre y en el informe Oreja se afirma que los movimientos radicales y las ideologías extremistas son una fuente de terrorismo, lo que significa que los movimientos sociales y de base pueden llegar a considerarse terroristas. Nos da la impresión de que les asusta la creciente lucha de los movimientos de base que han surgido...
(El Presidente interrumpe al orador)
Ioannis Varvitsiotis (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, el compromiso que hemos asumido de combatir todas las formas de terrorismo es incondicional y no negociable, siendo además una de las prioridades del programa de La Haya.
No obstante, la prevención del terrorismo y la lucha eficaz contra él exigen una cooperación sistemática entre los Estados miembros en el ámbito legislativo y de intercambio de información, para bloquear la financiación y proteger el transporte internacional. Por último, necesitamos una política de prevención detallada y continua. Ahora la Unión Europea debe tomar la iniciativa y no limitarse a reaccionar cuando se produce una tragedia.
La principal arma contra el terrorismo es la información. Al haberse convertido el terrorismo en un fenómeno internacional que actúa a escala internacional, nosotros tenemos que recopilar e intercambiar información también a escala internacional y evaluar mejor las amenazas, teniendo siempre en cuenta la necesidad de respetar la intimidad y proteger los derechos y libertades fundamentales que forman parte de nuestra civilización.
Los informes de los ponentes adoptan distintos puntos de vista, pero convergen en los mismos resultados, con los que estoy plenamente de acuerdo. No obstante, creo que la existencia de tantos textos – no solo de estos ocho informes que debatimos hoy, sino de todos los demás que se han adoptado a lo largo del tiempo – genera confusión e ineficacia. Quiero proponer al Comisario Frattini, aquí presente, que los servicios competentes de la Comisión procedan a la integración de todos los textos pertinentes. Estoy seguro de que así se simplificarían y sistematizarían los textos, y se les daría cohesión. Ahora generan confusión y eso es algo que debemos evitar. La confusión no nos permite luchar adecuadamente contra el terrorismo.
Erika Mann (PSE).–(DE) Señor Presidente, señor Comisario Frattini, Señorías, quiero referirme únicamente a una cuestión relacionada con el anuncio que el señor Comisario ha hecho al final de su intervención de que tiene la intención de realizar dos simulacros en un futuro próximo. Le pido que informe de ello al Parlamento a su debido tiempo, porque es muy importante que cooperemos en esta materia.
Yo misma participé, junto con mi colega Jerzy Buzek, en un simulacro realizado el día 14 de enero. Se trató del ejercicio Tormenta del Atlántico, dedicado al terrorismo biológico. Más adelante volvimos a deliberar sobre este tema en el marco de la Nueva Agenda de Defensa, el 25 de abril en Bruselas. Identificamos tres elementos principales, a cuyo debate debemos consagrar más tiempo.
El primero de ellos fue el convencimiento de la necesidad de hacer mucho más intensa que hasta ahora nuestra cooperación. Y no me refiero solo a la cooperación entre los Estados miembros, sino también a la cooperación entre Europa y los Estados Unidos y otros países que deben implicarse. Esa cooperación reviste una enorme importancia, pero por ahora sigue siendo muy esporádica en algunos casos. Tampoco tiene lugar de forma sistemática y su metodología no nos da ningún motivo real para estar satisfechos con el sistema actual. Carece de fiabilidad y transparencia, tanto en términos generales como con relación al Parlamento, y la transparencia es vital si deseamos identificar y corregir los defectos del sistema. Ese es uno de los elementos.
La segunda deficiencia se sitúa en el ámbito de la prevención. Quiero preguntar, refiriéndome concretamente al terrorismo biológico, hasta qué punto hemos avanzado realmente hasta ahora en la prevención en materia de vacunas. En el simulacro realizado en Washington concluimos que la disponibilidad de vacunas varía considerablemente en los Estados miembros de la UE. Eso será una fuente de conflictos, señor Comisario, en caso de que se produzca un atentado, algo que esperamos que no ocurra. Me gustaría escuchar sus comentarios sobre esta cuestión.
La última cuestión que deseo mencionar guarda relación con un aspecto totalmente distinto. En nuestros debates debemos tener siempre mucho cuidado de distinguir entre el fundamentalismo islámico y el islam en general, pues de ese modo haríamos una gran contribución a nuestro debate político.
Alexander Stubb (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, quiero empezar con una observación personal dirigida al Comisario Frattini. Quiero darle las gracias por su labor como Ministro de Asuntos Exteriores de Italia en la CIG constitucional durante el segundo semestre de 2003. En ese momento yo era funcionario de la delegación finlandesa. Hicimos un trabajo excelente, en particular con la «comunitarización» de la justicia y de los asuntos de interior, y por ello espero que saquemos adelante esta Constitución.
Quiero señalar cinco puntos muy breves. En primer lugar, existe un equilibrio muy estrecho entre la libertad individual y la seguridad y conviene tener mucho cuidado cuando las abordamos en relación con el terrorismo. Por este motivo rechazo la iniciativa sobre la retención de datos y apoyo la posición de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior.
El segundo punto es que la lucha contra el terrorismo es un ámbito en que la Unión Europea tiene un valor añadido: es un ámbito en que los Estados miembros no pueden ni podrán actuar solos.
El tercer punto es que también es un ámbito donde hace falta actuar. Si miramos alguno de los sondeos de opinión del Eurobarómetro, vemos que es un ámbito donde la Unión Europea puede trabajar bastante bien.
El cuarto punto es que esto también puede ser nuestro próximo éxito, pero todo depende de si sabemos ponerlo en práctica. Por esta razón pido a la Comisión que dé un fuerte impulso tanto a la Agenda de Tampere como, ahora, a la Agenda de La Haya y haga que los Estados miembros pongan en práctica medidas para continuar la lucha contra el terrorismo.
El quinto y último punto se refiere a la Constitución. El artículo 43 de la Constitución es un artículo fundamental. Trata de la solidaridad. Si un Estado miembro se enfrenta a un ataque terrorista, todos los demás Estados miembros están obligados a ayudar. Esta cláusula de solidaridad, aunque todavía no se ha ejecutado, funcionó muy bien en los atentados de Madrid. Me gustaría mucho que los Estados miembros y la Comisión no se apartaran de este principio.
Marek Maciej Siwiec (PSE).–(PL) Quiero dirigir mis observaciones al Comisario Frattini, que ha hecho una excelente introducción a este debate. Su manera de enfocar la cuestión es totalmente correcta, pero presenta un defecto fatídico. Me refiero a que los preparativos que ha descrito son para una guerra que ya ha tenido lugar. Lo que necesitamos ante todo en la guerra contra el terrorismo es imaginación, mucha imaginación, pues los terroristas no carecen de ella, desde luego. Quiero dar al señor Comisario unos cuantos consejos para ser más imaginativos.
Quiero que conteste a las siguientes preguntas. Si se descubre que un pasajero que viaja a bordo de un avión sufre una enfermedad contagiosa, como por ejemplo, la viruela o cualquier otra, ¿donde aterrizaría el avión? ¿Se han designado aeropuertos en los Estados miembros para ese fin? ¿Qué procedimientos habría que seguir si se encontrara un agente patógeno transmisible entre seres humanos? ¿Qué procedimientos habría que seguir si se encontrara un agente patógeno no transmisible entre seres humanos? Al formular estas y otras preguntas parecidas, debemos recordar que ese es un conflicto del futuro. El terrorismo biológico es un arma que nos exige utilizar la imaginación. Cuento con que la UE desempeñe un papel organizador para consolidar los esfuerzos de los Estados y países.
La segunda y última cuestión que quiero plantear es que los diputados de esta Cámara han condenado con firmeza el terrorismo durante el debate de hoy. Me pregunto qué nombre debemos dar a una institución que hace técnicamente posible las emisiones de una cadena de televisión perteneciente a una organización terrorista de Oriente Próximo. ¿Puede decirse que esa institución apoya el terrorismo?
Tenemos que preguntarnos si las entidades financieras y los medios de comunicación desempeñan un papel en la sombra y crean las condiciones que hacen posible la rápida propagación del terrorismo. Y mientras sucede todo esto, el Parlamento se contenta con condenar el terrorismo.
Timothy Kirkhope (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, el terrorismo nos amenaza a todos. El Reino Unido ha tenido que enfrentarse al terrorismo republicano irlandés del Sinn Féin/IRA durante más de tres décadas y, como ellos mismos dicen, no se han ido, ¿saben?
Hay que ser firmes frente al terrorismo. La debilidad y las equivocaciones simplemente fortalecen a los que pretenden socavar la democracia. Sin embargo, también necesitamos claridad para comprender la amenaza a que nos enfrentamos y las mejores medidas para abordarla. Por este motivo, acogemos con satisfacción las propuestas de mejorar el intercambio de información entre las autoridades competentes, según se contempla en el informe del señor Duquesne.
Como hemos visto, la cooperación bilateral de los Estados miembros, sin estar atados de pies y manos por limitaciones institucionales innecesariamente estrictas, han producido resultados. Equipos de investigación conjunta, sobre los que he tenido el honor de ser el ponente en el anterior Parlamento, han estado trabajando bien en este terreno, tal como se señala en el informe Díez González. Este tipo de respuestas flexibles, concretas, moderadas y adecuadas son buenos ejemplos de lo que se puede conseguir. Pero también es necesario que nos demos cuenta de la naturaleza de la amenaza a que nos enfrentamos. El IRA es diferente de ETA, que a su vez es diferente de Al Qaeda, pero todos son malvados y hay que enfrentarse a ellos y eliminarlos. La falta de claridad no ayuda a nadie y simplemente no entiendo por qué algunas personas de esta Cámara no quieren utilizar el término «organizaciones islamistas fundamentalistas» para describir a Al Qaeda y su calaña.
De modo similar, también celebro el llamamiento, en el informe Borghezio, a examinar la cuestión de esas organizaciones benéficas que son poco más que la cabeza visible de organizaciones para recaudar fondos para el terrorismo. Es lamentable que el Consejo no se haya dignado designar a Hezbolá como una organización terrorista.
Pero sobre todo necesitamos trabajar juntos, intercambiar información, ayudarnos unos a otros para abordar estas amenazas continuas, amenazas indudables a nuestra libertad y nuestra democracia.
(Aplausos)
Nikolaos Sifunakis (PSE). – (EL) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, todos sabemos que el terrorismo es hoy en día una realidad que, lamentablemente, no podemos evitar.
Por desgracia ha dejado de ser el fenómeno marginal que era en el decenio de 1970, limitado por lo general al marco del Estado y a objetivos concretos, para cometer en los últimos años atentados que han dejado un gran número de muertos y utilizar medios tecnológicos avanzados.
La causa de este auge es la perpetuación de problemas políticos y sociales sin resolver. La comunidad internacional no ha dado pruebas de su inquebrantable intención de poner en marcha procesos de cohabitación pacífica en algunas zonas donde existen conflictos provocados por diferencias religiosas, políticas y étnicas.
El terrorismo ha vuelto a surgir donde la comunidad internacional organizada, o parte de ella, impuso soluciones unilaterales por medio de la violencia, dando lugar a la aparición de conflictos nuevos y aún más violentos. Todos sabemos que la violencia no solo no detiene la violencia, sino que la refuerza.
Mientras la cuestión palestina, por citar un ejemplo, siga sin resolverse, el terrorismo se extenderá, alimentando el extremismo que es, en definitiva, la causa fundamental del terrorismo.
Pero el terrorismo no puede combatirse únicamente con medidas judiciales y policiales. Los sistemas integrados de gestión de crisis, el control y el procesamiento informatizado de información sospechosa, la lucha contra la financiación del terrorismo, el intercambio eficaz de información o la aprobación de una definición común de terrorismo constituyen mecanismos de prevención y represión, pero no nos llevan a la raíz del mal.
Hoy, el debate y la votación en el Parlamento Europeo de ocho informes que pretenden combatirlo tienen una gran importancia. Pero todos sabemos que eso no es suficiente. No estamos en condiciones de decir que con esas medidas desaparecerá el terrorismo. La desaparición definitiva de esta plaga trasciende las medidas preventivas y represivas de la Comunidad. La solución estriba en crear unas condiciones de paz, igualdad y prosperidad en el mundo.
Charlotte Cederschiöld (PPE-DE).–(SV) Señor Presidente, señor Frattini, señor De Vries, antes de nada quiero felicitar a los ponentes por las mejoras que han introducido en las propuestas del Consejo para combatir el terrorismo, cuya finalidad es hacer más eficaz la lucha contra el terrorismo de varias maneras excelentes. No obstante, es preciso mantener el equilibrio entre libertades y derechos y mejorar el sistema democrático europeo.
Actualmente, un automóvil tiene casi más derechos que un ser humano, pues el Parlamento Europeo o el Tribunal Europeo de Justicia pueden abolir la legislación financiera que afecta a los automóviles. Estas cuestiones ponen de relieve la necesidad de una nueva Constitución que nos permita luchar mejor contra el crimen y el terrorismo.
La cuestión del almacenamiento de datos ilustra de manera espléndida que el sistema de pilares ha llegado a su fin. Necesitamos un nuevo Tratado que proteja el derecho a la intimidad y se oponga a medidas y obligaciones desproporcionadas. La protección de datos es necesaria en toda la legislación y no, como ahora, solo en una parte de ella. La señora Niebler ha explicado de forma constructiva las críticas del Parlamento Europeo en este ámbito y estoy de acuerdo con lo que ha dicho. No consideramos necesario adoptar las medidas propuestas en el ámbito de la retención de datos.
El Consejo ha actuado de forma provocadora y ha decido aplicar una legislación a la que se opone el Parlamento Europeo. Esa acción debilita nuestra democracia. Y eso es precisamente lo que menos necesitamos en estos momentos. Necesitamos avanzar en la dirección contraria. Necesitamos una democracia fortalecida y una acción más enérgica por parte del Consejo, y espero que en el futuro el Consejo preste mucha más atención al Parlamento Europeo que hasta ahora.
Proinsias de Rossa (PSE). – (EN) Señor Presidente, he observado que el señor Kirkhope no ha calificado al IRA, como tampoco lo ha hecho el señor Allister, de organización católica romana fundamentalista, y tenían mucha razón al no hacerlo. Creo que hubiera sido un grave error empezar catalogando en esta Cámara a organizaciones en una religión u otra. Lo que todos ellos comparten es un deseo de lograr fines políticos con medios antidemocráticos. Esta es la definición básica desde mi punto de vista del terrorismo: utilizar la violencia de forma antidemocrática para alcanzar un objetivo político.
Recordaré al señor Kirkhope y a otras personas que la experiencia en Irlanda del Norte y en todas partes es que al etiquetar a sectores de la sociedad, lo que se hace realmente es aumentar la marginación y favorecer el reclutamiento en las organizaciones involucradas en el terrorismo.
Hay que responder al terrorismo política, económica y socialmente. Desde luego, hay que defender nuestra forma de vida democrática cuando se ve amenazada por la violencia, pero tenemos que hacerlo de manera que no rechacemos ni recortemos los derechos humanos, no solo para la sociedad en general, sino para todos aquellos sectores de la sociedad que están marginados de la sociedad en general. Tenemos que atender a todos nuestros ciudadanos y tratar de integrarlos. Hay que intentar garantizar que logren en la vida lo que se propusieron, y no distanciarlos de nosotros.
Por lo tanto, es extremadamente importante que las medidas que proponemos hoy aquí sean proporcionadas y estén justificadas, y sean eficaces, no solo a la hora de abordar el terrorismo, sino también de garantizar que el terrorismo no prospere. Por consiguiente, tenemos que hacer algo más que simplemente poner en práctica medidas de seguridad.
El último punto tiene que ver con el bioterrorismo. Quiero preguntar a quienes pretenden aumentar el temor al bioterrorismo que reconozcan la realidad del terrorismo. Sus armas preferidas son unos pocos gramos de semtex en un bolso, un automóvil, rifles semiautomáticos o pistolas –observen la experiencia del terrorismo en cualquier lugar del mundo–; estas son las armas que utilizan. No es gas sarín el que provoca la muerte y la destrucción espectacular que necesitan los terroristas para salir en las noticias de las seis.
Piia-Noora Kauppi (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, quiero expresar mi apoyo entusiasta al informe del señor Alvaro. Sería una temeridad si la propuesta del plan de retención de datos se aprobara en su forma actual.
La delincuencia cibernética es una verdadera plaga, que amenaza con comprometer la estabilidad y la seguridad de nuestros sistemas de información. Es necesario identificarla con controles significativos. Sin embargo, cargar a las empresas de telecomunicaciones y a los proveedores de servicios de Internet el coste de almacenar todos los datos que tratan durante un año es una respuesta poco apreciada, un tiro en la oscuridad.
Independientemente de si se registran estas transacciones y comunicaciones, el verdadero delincuente, el que está decidido a evitar que se le detecte fácilmente, sabrá cómo cubrir su rastro. En cualquier caso, dado el volumen de datos que deberían conservarse, en particular datos de Internet, no es probable que el análisis exhaustivo de los datos se realizara a tiempo para que pudiera servir de algo. Hemos visto indicios claros de que no fue por falta de datos que las agencias de seguridad estadounidenses pasaran por alto pistas importantes en el período que precedió a los atentados del 11 de septiembre, sino más bien que carecían de personal para transcribir, traducir y analizar el material. Hay quien argumenta que el coste de la retención de datos debería correr a cargo de los Gobiernos, no de las empresas. Las dos formas son malgastar dinero.
Al margen de las consecuencias financieras negativas, el sistema infringiría la intimidad individual, como han corroborado numerosos colegas. El Convenio Europeo sobre Derechos Humanos nos da unas orientaciones claras, impuestas por el Tribunal de Justicia Europeo, sobre las condiciones en que se pueden almacenar estos datos. El plan de medidas propuesto no establece criterios adecuados que se ajusten al Convenio sobre Derechos Humanos.
Pido a mis colegas que sigan al señor Alvaro para ultimar rápidamente esta propuesta. En otras partes, las propuestas del terrorismo han estado en consonancia con la proporcionalidad, pero no en el informe del señor Alvaro.
Lasse Lehtinen (PSE).–(FI) Señor Presidente, quiero centrar la atención en un detalle que a menudo se olvida al hablar de terrorismo. Los terroristas financian sus actividades por medios tradicionales y con crímenes convencionales. Por eso es también importante la labor policial normal en la lucha contra el terrorismo.
La labor tradicional de la policía sigue titubeando a escala europea. Europol no se ha convertido en una autoridad que opere en todo el territorio de sus Estados miembros, como su nombre indica. Sigue siendo una agencia sin recursos suficientes ni autoridad efectiva. Las fuerzas policiales nacionales ocultan información a las autoridades de otros países, de forma que no existe una verdadera confianza entre los Estados miembros.
El intercambio de información y unos mayores niveles de confianza aumentarían también la transparencia, que es lo que se ha pedido en este debate. En el clima actual, Europol no puede actuar de forma competente. Y, sin embargo, eso es lo que hace falta para proteger otras formas de cooperación europea.
John Bowis (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, me gustaría hablar concretamente sobre la pregunta oral formulada por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Salud Alimentaria acerca del bioterrorismo. Los atentados con carbunco en los Estados Unidos, los atentados en el metro de Tokio y los ataques con armas químicas contra los kurdos han puesto de manifiesto que de no tomar precauciones contra este bioterrorismo, seremos vulnerables ante él.
En 2004, los Estados Unidos y la Unión Europea acordaron adoptar medidas constructivas conjuntas con el fin de mejorar nuestras capacidades en este terreno. Los norteamericanos dieron el primer paso con el proyecto BioShield, y nos gustaría saber lo que está haciendo la Unión Europea.
La Conferencia Mundial de Seguridad señaló en el mes de febrero que Europa estaba sumamente mal preparada para atentados terroristas. En 2001, Europa comenzó a adoptar medidas para prepararse. Su objetivo era crear un mecanismo de intercambio de información, desarrollar un sistema de detección, identificación y diagnóstico de agentes químicos a escala de la UE, constituir reservas de medicamentos y vacunas, crear una base de datos de especialistas sanitarios y ofrecer orientaciones a las autoridades sanitarias sobre cómo responder y ponerse en contacto con organismos internacionales. Pero no todo ha ido bien hasta ahora en lo que se refiere a la vigilancia; hemos creado un sistema de alerta precoz para detectar agentes químicos transportados por el aire, pero su utilidad es limitada, ya que solo funciona con determinadas sustancias y no advertiría la contaminación del agua o los alimentos. No tenemos una reserva de vacunas a escala de la UE, y en la mayoría de los países la legislación en materia de cuarentena está desfasada.
Asimismo, la Unión Europea ha creado el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades cuya misión es, entre otras cosas, «defender a Europa contra el bioterrorismo». Es crucial mejorar este Centro para que sea más eficaz. No podemos aceptar los rumores que hablan de recortes presupuestarios para el Centro, y espero que enviemos un mensaje enérgico a la Comisión y el Consejo.
Luís Queiró (PPE-DE). – (PT) Señor Presidente, señor Comisario, este debate pone de manifiesto que el Parlamento es consciente de la grave amenaza que plantea el terrorismo y que está decidido a adoptar enérgicas medidas para combatirlo. Por eso quiero felicitar a los ponentes.
Existe una amenaza contra nuestra sociedad, contra nuestra forma de vida, contra nuestra libertad, y la única forma de combatir esa amenaza es colaborando plenamente a escala tanto europea como internacional, y adoptando una política coherente, en lugar de una simple lista de iniciativas, como han señalado con toda razón el señor Comisario y el señor Oreja. Por otra parte, los partidarios de una estrategia que pretenda que no somos blancos potenciales del terrorismo no hacen sino engañarse a sí mismos, por dos razones.
En primer lugar, porque esa actitud alimenta la esencia misma del terrorismo, y es infundirnos miedo para que no podamos vivir nuestras vidas; y en segundo lugar, porque es la única manera de ofrecernos una protección práctica contra una amenaza violenta y sumamente real. Pero aunque conocemos el peligro y deseamos hacer algo al respecto, también somos conscientes de que queda mucho por hacer. Eso es lo que sucede con el terrorismo biológico, mencionado hace un momento y que actualmente representa un peligro al que debemos aprender a enfrentarnos y para el cual todavía estamos muy mal preparados.
Esas armas son baratas, pequeñas, fáciles de obtener y tienen una enorme capacidad de destrucción, aparte de que el simple hecho de simular su empleo es suficiente para provocar un pánico generalizado. Por ello Europa debe responder a esos requisitos, ya sea a través de los Estados miembros o por medio de programas comunitarios específicos. Es necesario mantener reservas de medicamentos y vacunas, mejorar los sistemas de detección y alerta rápida, intensificar los mecanismos de protección civil, como los planes nacionales de emergencia, y facilitar una gran cantidad de información.
Esas son, además, las prioridades que ha apuntado también la Comisión. Ahora bien, no debemos olvidar que la UE ha asumido compromisos y que ha llegado el momento de convertir los planes en acciones y, en el contexto de nuestras obligaciones internacionales, especialmente las emprendidas por los Estados Unidos al otro lado del Atlántico en el ámbito de la lucha contra el terrorismo biológico como parte del proyecto BioShield.
Concluiré diciendo, señor Presidente, que el terrorismo, y el terrorismo biológico en particular, no se detiene en las fronteras. Así pues, la lucha contra el terrorismo tampoco debe detenerse en las fronteras.
Geoffrey van Orden (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, en muchos de nuestros países las organizaciones terroristas siguen reclutando, entrenando, recaudando fondos, reuniendo información y, de hecho, cometiendo atentados terroristas. Por otra parte, hay personas que siguen queriendo someter a nuestras democracias a una destrucción masiva. La batalla contra estas organizaciones es constante y por ello no debe tener lugar a los ojos del público. Nuestra obligación de políticos es garantizar que nuestra policía y nuestros servicios de seguridad e inteligencia cuenten con todos los recursos y apoyos posibles para llevar a cabo su difícil y a menudo peligrosa tarea, protegiendo al mismo tiempo las libertades de los ciudadanos respetuosos de la ley.
También es nuestra obligación condenar unánimemente el terrorismo. Con demasiada frecuencia, algunos intentan disculpar o justificar el terrorismo y abusar de los argumentos a favor de los derechos humanos, las libertades civiles o contra la discriminación a fin de ofrecer protección o legitimidad a los terroristas cuya causa favorecen.
Nuestros propios Gobiernos envían mensajes contradictorios cuando negocian y llegan a compromisos con terroristas e incluso sacrifican la reputación de nuestras fuerzas de seguridad y de sus agentes a fin de congraciarse con organizaciones como el IRA Provisional en el Reino Unido.
Los denominados Tigres de Tamil –la LTTE– siguen recaudando fondos en el Reino Unido y otros países europeos para sus actividades. Hezbolá, un grupo terrorista del que se dice que ha participado en un 80 % de los atentados terroristas contra Israel, no figura en la lista de organizaciones prohibidas de la UE.
Es necesario introducir nuevas medidas en nuestro inventario antiterrorista a fin de hacer frente a esta amenaza cambiadiza y que estas medidas formen parte de una estrategia coherente. Sin embargo, a menos que estemos dispuestos a luchar contra el terrorismo en el terreno político y con auténtica decisión, las medidas prácticas no surtirán efecto alguno.
En el Reino Unido contamos con servicios de seguridad sumamente profesionales y experimentados, pero sus esfuerzos se ven socavados porque el Gobierno no adopta las medidas más fundamentales. En un informe publicado el mes pasado sobre el funcionamiento de la legislación antiterrorista en el Reino Unido, Lord Carlisle señalaba que en algunos puertos no se controla a las personas que entran en el país.
Antes que nada debemos hacer lo necesario en nuestros propios países. La UE solo debe intervenir si su participación representa un verdadero valor añadido demostrado y no como medio para ampliar las competencias de las instituciones de la UE a nuevos ámbitos de actividad.
Herbert Reul (PPE-DE).–(DE) Señor Presidente, Señorías, el terrorismo constituye un peligro sumamente grave. Por eso hablamos de él en este debate y por eso se han presentado siete informes sobre el tema. Se trata de un problema que solo podremos resolver conjuntamente con los distintos Gobiernos de Europa.
En este debate he pensado a menudo que los referendos de Francia y los Países Bajos podrían haber obtenido un resultado distinto si algunos votantes hubieran pensado algo más en los problemas que nos preocupan, si se hubiera podido explicar mejor que esos problemas son simplemente imposibles de resolver a menos que Europa actúe unida.
Quizás estos siete informes y los numerosos modelos sean también una indicación de que debemos centrarnos en los aspectos fundamentales si queremos que los ciudadanos entiendan que es necesario adoptar medidas conjuntas y aprueben este planteamiento. No se trata de presentar cada vez nuevas propuestas y nuevos programas –ni de despertar las esperanzas de los ciudadanos al hacerlo– sino más bien de que se den cuenta de que lo que estamos haciendo para luchar contra el terrorismo está dando sus frutos, que el Coordinador Europeo de la Lucha contra el Terrorismo no es la única instancia pública dedicada a esta tarea, sino que colabora con la Comisión para lograr una mayor eficiencia, que Europol y Eurojust se están convirtiendo en instrumentos eficaces y que existe un control democrático.
Es absolutamente imperativo, como señala uno de los informes, que el Parlamento se comprometa a que los instrumentos que adoptemos sean revisados durante su período de vigencia; que se compruebe si han surtido efecto; que conozcamos los efectos que han tenido; que sepamos si podemos suprimir determinadas medidas. ¿Acaso no es más importante centrarse en los aspectos esenciales?
Esto me lleva a un último comentario que me parece de suma importancia. Uno de los temas que hoy nos ocupa por enésima vez –la retención de datos– ilustra perfectamente como se puede hacer un mal uso de la confianza y como se puede perseguir un objetivo esencial con medios inadecuados. Este es un caso en el que se está actuando sin más finalidad que aplacar a la opinión pública con medidas que, en última instancia, no contribuyen en nada a aumentar su seguridad. Si es así, de nada servirá convencer a la opinión pública de que Europa es algo importante y ventajoso y de que acepte los resultados de nuestro trabajo. No me gustaría ser responsable de la imagen que tiene la opinión pública de la Unión Europea. Y lo repito por quinta o sexta vez: esa responsabilidad le corresponde a los Gobiernos nacionales, cuyos arrebatos de hiperactividad están destinados a acallar sus conciencias sin hacer nada para aumentar la eficacia.
Nicolas Schmit,Presidente en ejercicio del Consejo. (FR) Señor Presidente, en primer lugar permítanme dar las gracias a los siete ponentes por su labor ejemplar, que demuestra claramente que debemos adoptar un enfoque global de la lucha contra el terrorismo, un enfoque que englobe muchos ámbitos. Creo que estos siete informes testimonian también el interés que presta el Parlamento a la cuestión de la lucha contra el terrorismo.
Todavía sentimos el enorme impacto de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Esos viles atentados nos afectaron a todos, ciudadanos europeos y ciudadanos del mundo. Fueron ataques contra la democracia, contra los valores que defendemos; por ello, la lucha contra el terrorismo debe ser una lucha sin cuartel, pero también una lucha por la democracia. Sería un error pretender defender la democracia minando sus bases. En muchos discursos que se han pronunciado esta mañana se ha expresado esta preocupación por luchar con más eficacia y expresar claramente la firme voluntad de combatir el terrorismo y las redes terroristas, pero también la preocupación por que esta lucha no ponga en peligro nuestros derechos democráticos y libertades civiles. Nos enfrentamos a un constante acto de equilibrio: tenemos que preservar nuestros derechos y libertades, y al mismo tiempo ser implacables contra todos aquellos que quieren poner en peligro esos derechos y libertades.
Estamos muy lejos de la visión orwelliana del Estado que lo controla todo, pero debemos mantenernos vigilantes si queremos evitar cualquier desviación en esa dirección. Ahora bien, tampoco hay que perder de vista que el terrorismo utiliza todos los medios y todas las nuevas tecnologías, que se ha convertido en un fenómeno global y globalizado, que actúa en red y se sirve de Internet como cualquier otra empresa globalizada. Para hacer frente a esta amenaza, no podemos renunciar a luchar contra este fenómeno privándonos de determinados medios, como la retención de datos.
En este contexto, hay que velar por respetar la vida privada. Es siempre una cuestión de proporcionalidad. Estoy de acuerdo con la idea que se ha expuesto sobre la protección de la vida privada. Sin embargo, no podemos renunciar a determinadas técnicas si queremos seguir siendo eficaces en la lucha contra el terrorismo. A este respecto, Europa debe dar ejemplo. Por otra parte, se observa una tendencia a tomar a la ligera la protección de la vida privada y los derechos individuales. Europa debe mostrar que la lucha contra el terrorismo y el respeto de los derechos pueden ir de la mano, sin sacrificar o descuidar la eficacia de dicha lucha.
He atendido también a las críticas dirigidas a la Unión Europea por lo que respecta a la coordinación y el intercambio de información. Desde que se produjeron esos sucesos, sobre todo los de Madrid, la coordinación ha mejorado mucho, en especial gracias al señor De Vries, a quien se confió la misión de coordinar todas las actividades de la Unión Europea y de sus Estados miembros en el ámbito de la lucha contra el terrorismo. Hay que rendir homenaje a su trabajo y su compromiso.
Por otra parte, he observado que algunos temen que Europa no esté preparada para otros tipos de amenazas aún más espantosas que las que hemos vivido ya con los dos atentados que he mencionado. Hablo del bioterrorismo. Esta amenaza rebasa nuestra imaginación, nuestro entendimiento. Pero es posible. No se puede descartar. Por ello, hay que prepararse para hacerle frente.
Quisiera aprovechar la ocasión para responder a la pregunta del señor Florenz, que ha mencionado precisamente la amenaza del bioterrorismo y del terrorismo nuclear. Está claro que este tipo de terrorismo, que engloba el terrorismo químico, biológico, radiológico y nuclear, representa una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. Sabemos que las redes terroristas muestran un interés persistente por este tipo de sustancias y de armas y que, si una vez consiguieran armas de destrucción masiva, podrían ocasionar daños de una magnitud inédita y minar las bases democráticas de nuestras sociedades.
Por ello, la amenaza del terrorismo biológico, nuclear o químico merece que la Unión Europea le preste toda su atención. Ha hecho usted un paralelismo con la legislación norteamericana en la materia. Es cierto que Europa puede inspirarse en buena medida en lo que se ha hecho en los Estados Unidos, en particular en materia de formación de equipos, constitución de reservas de vacunas, trabajos de investigación y desarrollo sobre contramedidas médicas, etc. Los Estados miembros han tomado ya iniciativas similares. Por su parte, las Instituciones de la Unión han emprendido también este tipo de actividades. Así, la Unión dispone de sistemas de alerta rápida para todos los tipos de atentados terroristas y se creará un punto de acceso central, denominado Argus, en el seno de la Comisión. En virtud de la Directiva por la que se modifica la Directiva por la que se establece un código comunitario sobre medicamentos de uso humano, los Estados miembros tienen hoy derecho a permitir temporalmente la distribución de medicamentos autorizados en respuesta a atentados que ocasionen la propagación de agentes patógenos, toxinas, agentes químicos o radiaciones nucleares. Se está procediendo a la formación anti-QBRN del personal médico.
En el marco de los mecanismos de protección civil, se intercambia información sobre las capacidades de protección civil y los bancos de sangre. En el contexto del Sexto Programa Marco de Investigación y Desarrollo se están llevando a cabo trabajos de investigación muy amplios para afrontar mejor este tipo de acciones. La estrategia del Consejo contra la proliferación de armas de destrucción masiva tiene por objeto impedir el acceso de los terroristas a este tipo de armas, y es lamentable que la Conferencia de Nueva York no haya conseguido ponerse de acuerdo sobre un texto común, puesto que uno de los capítulos de la Conferencia sobre la no proliferación se refería a la amenaza terrorista en estos ámbitos.
En el marco de otra tarea, derivada de la declaración sobre la lucha contra el terrorismo adoptada por el Consejo Europeo de 25 de marzo de 2004, el Consejo y la Comisión aprobaron el 2 de diciembre de 2004 el programa de solidaridad de la Unión Europea ante las consecuencias de las amenazas y los atentados terroristas, que revisa el programa QBRN y lo amplía a todas las formas de terrorismo.
Uno de los principios básicos de la estrategia de la Unión Europea es que la protección contra las consecuencias de los atentados terroristas incumbe principalmente a los Estados miembros. No obstante, la declaración sobre la solidaridad contra el terrorismo, adoptada por el Consejo Europeo de 25 de marzo de 2004, confirma que las instituciones de la Unión Europea y los Estados miembros tienen la firme intención de movilizar todos los instrumentos a su disposición para ayudar a un Estado miembro en su territorio, a petición de sus autoridades políticas. A este respecto, no puedo evitar hacer referencia a una disposición de la Constitución que refuerza el la naturaleza de la solidaridad, en particular en caso de atentados terroristas.
El programa QBRN y su sucesor, el programa de solidaridad, son programas multidisciplinarios, que conjugan medios políticos, técnicos, económicos, diplomáticos, militares y jurídicos. Es bastante complicado, pero ahí está...
En el marco del programa de solidaridad actual, la acción de la Unión Europea contra el terrorismo QBRN se articula en torno a seis objetivos estratégicos que me gustaría recordar rápidamente.
Análisis y evaluación de la amenaza: Europol y el Centro de Situación conjunto de la Unión Europea, SITCEN, han emprendido varios análisis sobre estas amenazas.
Prevención y reducción de la vulnerabilidad: se han adoptado medidas legislativas para mejorar la conformidad a las normas internacionales en materia de bioseguridad.
Detección de atentados de tipo QBRN: la Comisión ha tomado medidas para ampliar y coordinar los sistemas comunitarios de detección, comunicación e información sobre las amenazas químicas y biológicas y la salud humana, animal y vegetal.
Por último, la preparación para atenuar las posibles consecuencias de atentados: la Comisión está evaluando las capacidades en materia de protección civil y de asistencia médica y farmacéutica que los Estados miembros podrían poner a su mutua disposición, y elabora normas sobre el tratamiento de enfermedades asociadas a esas sustancias.
Por su parte, el Consejo ha elaborado una base de datos de los medios militares y las capacidades relevantes para la protección de la población civil contra los efectos de atentados terroristas, incluidos los de tipo QBRN. En el marco de los aspectos de la Política Europea de Seguridad y Defensa en la lucha contra el terrorismo se está examinando la interoperabilidad civil/militar en el ámbito QBRN.
El Consejo está trabajando asimismo en torno a un régimen integrado de gestión de crisis. La cooperación internacional ocupa, evidentemente, un lugar muy importante a este respecto: contempla globalmente los mismos objetivos que el programa de solidaridad, a saber, la puesta en común de información epidemiológica sobre la propagación transfronteriza de enfermedades contagiosas y la cooperación en materia de planes de emergencia, técnicas de detección de los laboratorios, no proliferación, asistencia mutua y coordinación de las reacciones. Los Estados Unidos participan en esos trabajos. Oportunamente se abrirá otro diálogo. Esta cooperación internacional, en particular con los estadounidenses, pero también con todos los demás socios, nos parece extremadamente importante a este respecto.
Quisiera concluir simplemente con esto, antes de que se proceda a las votaciones y que mi colega, el Vicepresidente Frattini, haga uso de la palabra: creo que la Unión Europea se ha comprometido en un proceso global de preparación para la lucha contra todas las formas de terrorismo. La lucha contra el terrorismo –lo he dicho al comienzo y sus informes lo ilustran bien– debe responder a un enfoque global. Sin duda alguna, hay un tema que debe preocuparnos especialmente: impedir que los grupos terroristas recluten miembros en nuestras propias sociedades. En efecto, el reclutamiento en nuestras propias sociedades, en particular entre jóvenes desarraigados y mal integrados en nuestra sociedad, constituye la mayor amenaza terrorista. Esos jóvenes son de algún modo terreno abonado para actos inimaginables e impensables, actos que traducen una especie de desesperación. Por consiguiente, en nuestra estrategia de lucha contra el terrorismo debemos integrar el capítulo social, el capítulo de la integración y el trato dado a esos grupos, en particular los jóvenes procedentes de países musulmanes. Así podremos ganar esta batalla en nuestro propio territorio, en la Unión Europea, y esto es absolutamente vital.
El Presidente. Tengo el placer de dar la bienvenida a nuestro antiguo colega, señor Gijs de Vries, al que le deseo toda la fortaleza que requiere su enorme cometido. Bienvenido al Parlamento Europeo, señor DeVries.
Franco Frattini,Vicepresidente de la Comisión. (IT) Señor Presidente, Señorías, no puedo responder en unos pocos minutos a las muchas e importantes intervenciones que se han realizado en el curso de un debate de casi tres horas.
Solamente quisiera desarrollar algunas brevísimas reflexiones: creo que existe un amplio consenso en torno al hecho de que contra el terrorismo precisamos medidas a escala europea, acciones asociadas a una estrategia europea amplia, medidas proporcionadas, basadas ante todo en la prevención, en la cooperación, también internacional, y en el respeto de los derechos fundamentales de la persona, entre ellos, sin duda y sobre todo, el derecho a la intimidad, que muchos han evocado en esta Cámara.
Hay otro principio que creo que debo subrayar: nadie puede ser sospechoso de terrorismo por razones étnicas o religiosas, porque eso significaría realmente la victoria del terrorismo, que busca el enfrentamiento entre religiones y civilizaciones. Por tanto, aunque es necesario comprender las raíces profundas del terrorismo, no debe haber dudas sobre el hecho de que el terrorismo no puede tener justificación nunca. Debemos conocer las raíces para erradicarlas, nunca para justificarlas. Hay una profunda diferencia entre estos dos conceptos.
Asimismo, debemos prestar plena atención a las medidas decididas a escala europea, es decir, el plan de acción. Probablemente sepan ustedes que muchos Estados miembros no han aplicado aún muchas de las medidas contempladas en el plan de acción. Puedo citar hoy solamente dos ejemplos positivos, los de Dinamarca y Hungría, dos Estados miembros que, en contraste, las han aplicado todas. Creo que deben servir de modelo para los demás Estados miembros de la Unión Europea.
Hay otro principio en el que todos estamos de acuerdo, que es el principio de solidaridad. En primer lugar, solidaridad entre los Estados, y en este punto estoy plenamente de acuerdo con el Presidente en ejercicio del Consejo, el señor Schmidt. Creo que debemos aplicar en lo esencial el principio consgrado en el Tratado Constitucional, que prevé una solidaridad recíproca entre los Estados miembros cuando uno de ellos sea atacado por los terroristas. En segundo lugar, solidaridad con las víctimas del terrorismo, otra de las líneas de acción en las que deberá centrarse Europa.
Se ha hablado mucho de bioterrorismo: la Comisión Europea puede, en primer lugar, incitar a proseguir y reforzar las acciones emprendidas. La Comisión trata de alentar a los Estados miembros a que tomen todas las medidas necesarias para estar suficientemente preparados en caso de atentado bioterrorista, esperando poder contar con el pleno apoyo de este Parlamento para convencer a todos los Estados miembros de que actúen más incisivamente, invirtiendo más recursos, porque la amenaza de un atentado bioterrorista no nos puede y no nos debe coger por sorpresa. Informaremos al Parlamento de todas las medidas que hayamos emprendido, incluidas las simulaciones de ataques terroristas y las acciones de cooperación internacional que estamos llevando a cabo.
En conclusión, señor Presidente, creo que la mejor arma contra el terrorismo es la unidad de acción entre las instituciones, la Comisión, el Parlamento, el Consejo, y la sociedad civil. Debemos explicar a nuestros ciudadanos que solo con la acción unida de las instituciones y la sociedad podrá haber una respuesta realmente europea al desafío de los terroristas, que es un desafío a que nos enfrentamos todos nosotros.