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Acta literal de los debates
Miércoles 6 de julio de 2005 - Estrasburgo Edición DO

27. Relaciones entre la Unión Europea, China y Taiwán así como la seguridad en Extremo Oriente
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate de las declaraciones del Consejo y la Comisión sobre las relaciones entre la Unión Europea, China y Taiwán, así como la seguridad en Extremo Oriente.

 
  
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  Douglas Alexander, Presidente en ejercicio del Consejo. (EN) Señor Presidente, en los 30 años transcurridos desde que la Unión Europea estableció relaciones diplomáticas con China, tanto la Unión Europea como China y, de hecho, la relación entre ambas, han cambiado notablemente. La relación entre la Unión Europea y China es tan estrecha como nunca antes. Pero, ahora más que nunca, es crucial que la Unión Europea afronte el desafío del crecimiento político y económico de China. Las economías de la Unión Europea necesitan poder responder a la competencia y a las oportunidades que ofrecen China y otras economías emergentes de Asia. La Unión Europea tiene muchos intereses puestos en China y, más ampliamente, en el este asiático, sin duda una región muy importante en el siglo XXI. Es vital que la Unión Europea y China trabajen juntos, con otros socios internacionales, para abordar problemas mundiales.

Los debates actuales entre la Unión Europea y China versan sobre una amplia serie de temas, incluida la seguridad regional, los derechos humanos, el medio ambiente, la educación, la migración, el cambio climático y el transporte. Justo la semana pasada se celebró la Cumbre de la Aviación entre la Unión Europea y China. Todos estos debates benefician a ambas partes. La Unión Europea ya tiene mucha experiencia que compartir y a menudo China aborda los problemas con un nuevo enfoque, del que la Unión Europea puede aprender.

La octava Cumbre chino-europea que tendrá lugar en septiembre en Pekín será una oportunidad para celebrar los 30 años de relaciones entre la Unión Europea y China y para mirar con optimismo a los próximos 30 años. Esta será una oportunidad para que la Unión Europea y China trabajen juntas como socios mundiales sobre problemas mundiales. Estamos deseando aprovechar esta oportunidad para la Unión Europea y China de combinar sus esfuerzos a fin de abordar los retos del cambio climático y de la seguridad energética a través del diálogo y la cooperación práctica.

Por supuesto, existen diferencias entre nosotros, pero es un signo de madurez de la relación que podamos hablar de estas cosas constructivamente, por ejemplo, a través del diálogo entre la Unión Europea y China sobre derechos humanos.

Los derechos humanos son, por supuesto, una parte fundamental de la política exterior de la Unión Europea. La Unión Europea reconoce que China ha progresado bastante en la última década en su desarrollo socioeconómico y celebra los pasos dados para fortalecer el Estado de Derecho y la cooperación con mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas. Pero se necesita mucho más.

La Unión Europea sigue estando muy preocupada por los derechos humanos en China, como la libertad de expresión, la libertad religiosa y la libertad de reunión. Se sigue acosando a periodistas, abogados y miembros de ONG. La pena de muerte se aplica ampliamente; siguen produciéndose numerosas detenciones administrativas y nos preocupa mucho el uso de la tortura. La situación en el Tíbet y Xinjiang sigue sin resolverse. El Consejo aplaude el esfuerzo de China por ratificar el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y espera que con la continuación de esta labor se logren mejoras en la vida diaria de todos los ciudadanos chinos.

Otro asunto sobre el que debaten con frecuencia China y la Unión Europea es Taiwán. En Taiwán también se han producido grandes cambios durante los últimos 30 años. Este país es uno de los tigres asiáticos con más éxito, que el año pasado registró un envidiable crecimiento económico del 5,9 %. Se considera que el PIB per cápita en términos reales es equiparable al de Japón y Hong Kong. Pero allí el cambio no ha sido solo económico, sino también político. Hace 30 años murió Chiang Kai-Shek, sucedido en el poder por su hijo Chiang Ching-kuo. Hasta 1996 Taiwán no tuvo sus primeras elecciones presidenciales democráticas. Ahora Taiwán es una democracia hecha y derecha.

Los Estados miembros de la Unión Europea no mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán. Sin embargo, sus lazos económicos y comerciales son sólidos. Taiwán es, por supuesto, miembro de la Organización Mundial del Comercio. Taiwán y la Unión Europea también mantienen buenas relaciones en otros ámbitos que no sean políticos, como la ciencia, la educación, la cultura y diversos terrenos técnicos.

No obstante, hay otros aspectos de la relación entre China y Taiwán que no son positivos, lo que afecta a la seguridad nacional. En marzo de este año, China presentó su legislación «antisecesión» con la intención, dijo, de detener o impedir los avances taiwaneses hacia la independencia. En gran medida ha codificado la actual política china, pero hace referencia a la firme voluntad de China de lograr una reunificación pacífica y, cosa ya más preocupante, al uso de medios no pacíficos si así lo requieren las circunstancias. La descripción de estas posibles circunstancias es bastante vaga. La Unión Europea respondió reafirmando su adhesión a su política de una China única y su oposición a cualquier uso de la fuerza para resolver esta cuestión.

La Unión Europea ha defendido que la cuestión de Taiwán debería resolverse pacíficamente mediante el diálogo constructivo y ha insistido a ambas partes en que eviten medidas unilaterales que pudieran elevar la tensión. En una declaración a principios de este año, la Unión Europea celebró la aceptación de los vuelos chárter entre Taiwán y China durante el nuevo año lunar. Consideraba que este tipo de cooperación práctica contribuiría a promover el diálogo y la comprensión entre las partes y esperaba que pudieran encontrarse formas de avanzar sobre esta base. Hemos tomado nota del diálogo entre China continental y los líderes de la oposición de Taiwán y esperamos que la primera pueda iniciar pronto un diálogo similar con los líderes electos de Taiwán.

En torno a cuestiones regionales, China y la Unión Europea comparten un interés común con otros en una península coreana estable. Dada su influencia sobre la República Popular Democrática de Corea, China desempeña un papel protagonista en los esfuerzos por lograr una península sin armas nucleares, un papel que respalda la Unión Europea.

La Unión Europea sigue dispuesta a contribuir a la paz y a la seguridad en Asia y la región Asia-Pacífico. Es uno de nuestros objetivos clave. Hablando por un momento en nombre del Reino Unido, nos proponemos aprovechar la Presidencia británica de la Unión Europea para hacer avanzar las cosas en este terreno. La Unión Europea debería tratar de participar activamente en la gestión política de los problemas de seguridad regional. Entre sus preocupaciones actuales, la Unión Europea ha exhortado a reanudar rápida e incondicionalmente las conversaciones a seis bandas y el completo desmantelamiento verificable e irreversible de cualquier programa de armamento nuclear por parte norcoreana.

Debemos seguir examinando formas de fortalecer la contribución de la Unión Europea a los foros regionales, como por ejemplo la ASEM, y como miembro del foro regional ASEAN, el único foro multilateral asiático sobre seguridad regional. También es lógico que la Unión Europea mantenga diálogos estratégicos con otros protagonistas de la región del este asiático. La seguridad de la región no solo debe preocupar a sus habitantes, sino a todos nosotros.

Desde la reforma económica de China, que empezó en 1978, su economía ha crecido, en promedio, casi el 10% anual. En ese tiempo, el comercio chino-europeo ha crecido más del cuádruple. Ahora, la Unión Europea es el socio comercial más importante de China y China es el segundo socio comercial más importante de la Unión Europea, después de los Estados Unidos.

En 2003, China se ha convertido en el cuarto comerciante mayor del mundo, y su comercio exterior sigue creciendo un 37%, un ritmo de crecimiento con el que no puede competir ninguna potencia comercial. China, además, ha superado a los Estados Unidos como máximo receptor de inversiones extranjeras directas de todo el mundo.

China ha hecho esfuerzos notables por estar a la altura de su nuevo papel en el sistema económico mundial. A fin de cumplir sus obligaciones para con la Organización Mundial del Comercio y los compromisos de adhesión, ha recortado los aranceles en general y ha revisado a fondo leyes y reglamentos. Sin embargo, sigue habiendo problemas. El entorno empresarial de China sigue siendo difícil para las empresas extranjeras que operan allí. Por ejemplo, no se aplican con el suficiente rigor las leyes de protección de los derechos de propiedad intelectual. La reunión ministerial de la OMC que se celebrará en Hong Kong este año brinda la oportunidad para que la Unión Europea y China trabajen juntos una vez más a fin de lograr un resultado ambicioso y equilibrado.

Este tremendo crecimiento económico de China ha venido acompañado de cambios también en otros ámbitos. Tan solo a mediados de la década de 1990 la Comisión Europea elaboró sus primeros documentos de estrategia asiática y política hacia China. Estos primeros documentos políticos intentaron definir una estrategia a largo plazo para abordar el rápido desarrollo económico y también político de China. Al mismo tiempo, los compromisos dejaron de ser caprichosos y las cumbres anuales periódicas se convirtieron en la norma. En 1996 se celebró la primera reunión Asia-Europa y dos años más tarde tuvo lugar la primera cumbre entre la Unión Europea y China.

En este contexto de rápidos cambios, el principal marco jurídico de las relaciones entre la Unión Europea y China, el Acuerdo Bilateral de Cooperación Comercial y Económica de 1985, parece decididamente anticuado. La Unión Europea espera con interés la firma de un nuevo acuerdo más acorde con la relación polifacética que disfrutamos hoy. Espero que durante el período de la Presidencia británica de la Unión Europea podamos avanzar en este terreno. Asimismo, intentaremos progresar en otras cuestiones, incluido el cambio climático, por supuesto, esta semana en que los líderes del G8 se reúnen en Gleneagles, y a favor del estatuto de economía de mercado de China.

La seguridad energética es una cuestión que preocupa a todos los países. Es un requisito para el crecimiento económico y el desarrollo. Se considera que los actuales niveles mundiales de producción y consumo energéticos ya tienen un impacto negativo en el clima mundial, y se prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán en las próximas décadas. La Unión Europea y China afrontan un importante desafío doble: garantizar la seguridad energética y combatir el cambio climático.

La Unión Europea reconoce su obligación de reducir sus propias emisiones, a la vez que ayuda a países como China a satisfacer sus crecientes necesidades de forma sostenible. La Unión Europea y China cuentan con una notable experiencia científica y tecnológica reconocida a escala internacional. Por tanto, existen muchas posibilidades para que la Unión Europea y China fortalezcan significativamente su colaboración en este importante terreno.

Por supuesto, la Unión Europea y China tienen diferencias. El acuerdo alcanzado en la conclusión de las recientes negociaciones entre la Unión Europea y China en materia textil demuestra qué puede ocurrir cuando nos sentamos a hablar tranquilamente de esas diferencias y a buscar soluciones satisfactorias para ambas partes. China ha actuado, según ha dicho el Comisario de Comercio, el señor Mandelson, y cito, «como socio responsable y apreciado».

El tiempo de que dispongo hoy para hacer estos comentarios al Parlamento es demasiado corto para abarcar unas relaciones que han evolucionado durante 30 años, pero espero que haya otros que ahora puedan aportar sus reflexiones sobre esta importante y viva relación.

 
  
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  Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero empezar dando la bienvenida al señor Alexander en su nuevo cargo, especialmente aquí en el Parlamento. Mantendremos muchos debates juntos y será un placer trabajar con él.

Me alegro mucho de que se debata sobre este asunto, porque la situación en Asia y también en el este asiático es de hecho una cuestión estratégica importante. Hoy en día, Asia no es solo el continente con la mayor población, sino también el que tiene la tasa de crecimiento económico más elevada y los niveles de gasto en investigación y desarrollo más altos. Los países de Extremo Oriente invierten en su futuro y, sin duda alguna, Asia será el continente que ocupe el centro del escenario mundial en el siglo XXI. Hemos de saberlo y prepararnos para ello.

Por tanto, la seguridad en Extremo Oriente es un tema que afecta directamente a los intereses europeos. Forma parte de la responsabilidad mundial global en materia de seguridad y estabilidad, que es la principal función de la Unión Europea en política exterior. Además, la estabilidad en Extremo Oriente afecta directamente no solo a la prosperidad y al bienestar de nuestros ciudadanos, sino también a los ciudadanos de ese continente. China, Japón y la República de Corea se sitúan entre las seis primeras economías del mundo, si se cuenta a la Unión Europea como un conjunto. También se cuentan entre nuestros principales socios comerciales y son, asimismo, importantes receptores de inversión exterior europea. Japón, por su parte, es además una fuente importante de inversión en Europa, sobre todo en algunos de los nuevos Estados miembros. En pocas palabras, la inestabilidad de la región más dinámica del mundo tendría graves consecuencias que se harían sentir profundamente en Europa.

Por tanto, ¿cuáles son las respuestas europeas y de qué instrumentos disponemos para abordar esta cuestión? Voy a tratar esta cuestión ahora.

Echemos un vistazo a las principales cuestiones que hay en juego en el este asiático. En el futuro a medio plazo hay tres cuestiones políticas principales que dominarán la agenda política del este asiático. En primer lugar, cómo responder al ascenso de China. En segundo lugar, garantizar la estabilidad en la península coreana y, en tercer lugar, la resolución pacífica de las tensiones entre China y Taiwán. La gestión apropiada de estas cuestiones tendrá importantes implicaciones en nuestra seguridad regional y más amplia.

En cambio, el grado de integración económica en el este asiático es también muy impresionante. No obstante, ello no bastará para que el este asiático sea más estable o más pacífico, en particular en la medida en que la República Popular Democrática de Corea siga al margen de la nueva cooperación económica. Además, a diferencia de Europa en la última mitad de la década de 1980, los lazos económicos no han propiciado la mejora de las relaciones políticas. Por el contrario, el crecimiento económico de China y su enérgica política exterior han avivado las preocupaciones en algunos países colindantes por que una China más próspera podría utilizar sus ganancias económicas para satisfacer sus intereses nacionales con más fuerza y dominar la región tanto política como económicamente.

La rivalidad entre China y Japón ha aflorado más pronto y más visiblemente de lo que habían previsto numerosos observadores. Una tendencia en todos los países del este asiático hacia una orientación más nacionalista puede propiciar el uso de los conflictos bilaterales como válvula de escape interior. En China, por ejemplo, en el marco del proceso de alejamiento de los imperativos ideológicos, se ha reavivado el nacionalismo como aglutinante. Tras un cambio generacional en Corea, el anticomunismo basado en la experiencia traumática de la Guerra de Corea ha perdido su atractivo. La nueva dirección, en consonancia con las opiniones de la generación más joven, parece a menudo que considera que una política enérgica con respecto a Corea del Norte amenaza más a la paz que el programa nuclear de este país. En Japón puede observarse un renacimiento nacionalista, que no se basa en un movimiento de la generación joven, sino en el deseo de una elite de cambiar una pretendida «actitud autodenigrante» en Japón. Esta tendencia de los tres países de favorecer las políticas nacionalistas no es una buena señal para resolver los problemas políticos concretos que en los próximos años cobrarán más urgencia. Además, con el ascenso tecnológico de China, las economías, de hecho, pueden pasar de la complementariedad a una competición más intensa y, por tanto, a caldear el clima político en lugar de enfriarlo.

Sin embargo, la elevación de las tensiones no es inevitable. Por ejemplo, la reunión de Yakarta del 23 de abril entre el Primer Ministro de Japón, Koizumi, y el Presidente de China, en la que participé, se celebró específicamente para desescalar la tensión, lo que demuestra que ambas partes saben que podrían sufrir pérdidas económicas debido a la creciente tensión. Por tanto, es una pena que las medidas posteriores hayan complicado en lugar de calmado la situación cuando el viceprimer ministro Wu Yi anuló repentinamente una reunión programada con el Primer Ministro Koizumi. Si se gestiona bien, la rivalidad entre Tokio y Pekín podría generar una competencia constructiva y, de esta forma, abrir la vía para abordar conflictos de larga duración, como atestigua, por ejemplo, el acercamiento entre la India y China, a la que siguió una visita del Primer Ministro Koizumi a Nueva Delhi y el mayor interés de Tokio por el sudeste asiático. A este respecto es muy interesante ver que el ejemplo europeo de superar las hostilidades bélicas y la separación durante la guerra fría se convierte en objeto de gran interés y estudio en el este asiático. Esto nos proporciona una vía que deberíamos utilizar para promover las relaciones con todos los protagonistas regionales.

Vamos a adoptar una serie de medidas concretas para abordar las diferentes cuestiones que tenemos entre manos para expresar claramente las opiniones de Europa a favor de un avance y para manifestar nuestras preocupaciones por la situación. Existe un diálogo político. Es cierto que estamos a punto de celebrar nuestro 30 aniversario de relaciones diplomáticas. Existe también un diálogo de derechos humanos que contempla y trata todas las cuestiones sobre seguridad. De hecho, en la próxima cumbre con China, que se celebrará en septiembre, intentaremos plantear la idea de un acuerdo sobre un marco más exhaustivo y ambicioso, porque el antiguo ya ha dejado de cumplir nuestros objetivos más ambiciosos. Existen 20 diálogos sectoriales con los diferentes Ministros para preparar a China de cara a sus obligaciones comerciales de la OMC y, también, por ejemplo, a sus obligaciones con respecto a los derechos de propiedad intelectual y la protección laboral, que ha mencionado también nuestro colega. La idea general son relaciones de doble sentido totalmente recíprocas.

En cuanto a las tensiones entre China y Japón, hemos aprovechado las últimas reuniones de alto nivel, especialmente la Cumbre entre la Unión Europea y Japón del 2 de mayo en Luxemburgo, para debatir cuestiones de estabilidad en el este asiático en el máximo nivel gubernamental. En este contexto hemos pactado la intensificación de nuestro diálogo político y hemos dicho que las cuestiones sobre energía en particular deberían ocupar un lugar prioritario en nuestra agenda, junto con Japón. Queremos hacerlo, sobre todo con vistas a responder a la preocupación de Japón por un posible levantamiento futuro del embargo de armas de la Unión Europea sobre China. Como primera medida a este respecto, el 6 de mayo celebramos una troika ministerial con Japón paralelamente a la reunión de la ASEM. En nuestro diálogo político con China también abordamos la cuestión de las tensiones sino-japonesas y pedimos moderación y reconciliación.

En cuanto al embargo armamentístico, las conclusiones del Consejo Europeo de diciembre de 2005 estipulan claramente que no debería haber modificación alguna de la cantidad o la calidad de las exportaciones de armas a China. Por tanto, toda posible decisión futura sobre el levantamiento del embargo no debería alterar la situación de la seguridad en el este asiático.

Además, la Unión Europea ha iniciado un diálogo estratégico con los Estados Unidos sobre el este asiático para abordar las preocupaciones relativas a la seguridad de nuestros socios, y se han enviado delegaciones informativas a los Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda para explicar nuestra posición. Estamos ultimando el refuerzo del Código de Conducta sobre exportaciones de armas.

Permítanme decir dos cosas más antes del debate y después responderé a sus preguntas. En cuanto a la ley antisecesión de China, la Unión Europea expresó claramente su preocupación a este respecto en su declaración del 15 de marzo. En dicha ocasión, la Unión Europea reiteró los principios rectores de su política, a saber, adhesión a una política de «una sola China» y a una resolución pacífica de las disputas. También hemos exhortado a ambas partes a que desarrollen iniciativas de diálogo y entendimiento. Hay que decir que nos complace el hecho de que los líderes de la oposición de Taiwán fueran a la China continental. Esperamos que en el futuro todas las partes se impliquen en dichos contactos.

Me refiero de nuevo al programa nuclear de la República Popular Democrática de Corea. Quiero recordarles que la Unión Europea, al igual que la Comisión, es miembro del consejo de la KEDO. Hemos apoyado financieramente y de otras formas esta actividad, ahora suspendida, con vistas a encontrar una resolución pacífica a la cuestión nuclear. Seguimos prestando todo nuestro apoyo a las posibles conversaciones a seis bandas como solución y en numerosas ocasiones hemos dejado muy clara nuestra opinión ante el Gobierno norcoreano. He oído que una delegación parlamentaria va a ir a Corea del Norte. Nos complacerá gratamente escucharles y conocer sus impresiones cuando regresen.

Esto es todo. Hay mucho que decir, porque estas cuestiones, como ya he señalado antes, forman el núcleo de nuestra política mundial del siglo XXI.

 
  
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  Georg Jarzembowski, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente en ejercicio del Consejo, en realidad no nos vendría mal una doble asignación de tiempo de intervención para responder debidamente a los excelentes discursos de quienes han hablado sobre este tema hasta ahora, y por este motivo no tengo otra opción que hablar de forma resumida.

Creo que todos estamos de acuerdo en que las tensiones en Extremo Oriente deben tomarse en serio, bien se trate de las tensiones entre Japón y China, bien de las tensiones entre Corea del Norte y Japón. Se puede ir más lejos, hasta Rusia, si se quiere incluir estas cuestiones como las cuatro islas que han sido ocupadas tras la Segunda Guerra Mundial. Es muy importante que esta Europa nuestra contribuya debidamente, no solo con consideraciones económicas, sino también con consideraciones políticas. Después de todo estamos de acuerdo, y supongo que también el Presidente en ejercicio, en que queremos promover la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho, y que consideramos nuestra labor dirigida a esta finalidad como una base a largo plazo para unas relaciones económicas sólidas.

La Comisaria Ferrero-Waldner ha hecho bien en mencionar el éxito de la cumbre de mayo celebrada entre Japón y la Unión Europea en Luxemburgo, pero a veces tengo la sensación de que los miembros del Consejo y de la Comisión van a Pekín tres veces más que a Tokio. No estaría de más que también visitaran Taipei; después de todo tanto Taiwán como Japón son países con democracias de múltiples partidos, donde los derechos humanos se respetan y prevalece el Estado de Derecho. Nada de esto ocurre en el caso de la República Popular China y solo hay una perspectiva muy lejana de que ocurra. Si queremos demostrar la necesidad de que las democracias cooperen entre ellas, entonces el número de visitas y contactos tendría que equilibrarse más.

Me gustaría mucho que el Consejo nos contara ahora en qué situación se encuentran las deliberaciones continuas sobre el levantamiento del embargo de armas. En esta Cámara insistimos en tres cosas antes de que eso pueda ocurrir. En primer lugar, al igual que usted, esperamos mejoras sustanciales con respecto a los derechos humanos en China. En segundo lugar, es preciso poner fin a la distancia entre Taiwán y China. La amenaza de China contra Taiwán con más de 700 cohetes aparcados en su costa es un punto álgido en el que no deben entregarse armas. Le preguntaría a la Comisaria, quien en mi opinión ha estado bastante esquiva, si el Código de Conducta en materia de exportación de armas va a ser ahora jurídicamente vinculante y, en caso afirmativo, cuándo. Esto también lo consideramos una condición sine qua non si se quiere que haya algún tipo de conversación sobre el levantamiento del embargo de armas.

Hemos de hacer todo lo posible por que los países de Asia lleguen a donde estamos ahora: una situación, sesenta años después de la Segunda Guerra Mundial, de reconciliación de unos con otros. Por este motivo deberíamos animarles a seguir adelante con el mismo proceso de reconciliación, sin el cual no puede haber estabilidad y seguridad.

 
  
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  Glyn Ford, en nombre del Grupo del PSE. (EN) Señor Presidente, intervengo en nombre del Partido de los Socialistas Europeos. Respaldamos esta propuesta de resolución común, ya que creemos que es importante que el Parlamento Europeo hable con una sola voz. Sin embargo, es comprensible que no represente exactamente los puntos de vista de mi Grupo, ni los de los demás Grupos que la han firmado. Es justo lo que indica: una resolución común.

El Extremo Oriente es una región cada vez más importante para el comercio y la ayuda con una globalización cada vez mayor de la economía y la política. Las cuestiones de seguridad nos afectan a todos: en la actualidad, cuando el noreste asiático estornuda todos corremos peligro de coger un resfriado. Quisiera comentar tres aspectos principales.

En primer lugar me referiré al embargo de armas sobre la China, acertadamente impuesto tras los horrores de la Plaza de Tiananmen. No nos equivocamos al albergar ciertos temores sobre el historial de derechos humanos de este país pero, como ha dicho el Consejo, las cosas están avanzando en la dirección correcta. Para nosotros, la falta de una base legal completa para el código de conducta sobre las armas constituye un problema tan importante para el levantamiento del embargo como la situación en la China.

En segundo lugar, con respecto a Corea del Norte, como usted ha dicho, señora Comisaria, mañana partirá una delegación encabezada por Ursula Stenzel, de la que formo parte. Esta será la primera reunión entre una delegación permanente del Parlamento Europeo y la Asamblea Suprema del Pueblo de la República Popular Democrática de Corea.

Este Parlamento ha dejado clara su postura en el pasado y la reiterará en la votación de mañana. La Unión Europea ha aportado 500 millones de euros a la ayuda humanitaria, el desarrollo y la KEDO en Corea del Norte. Cada vez estoy más convencido de que deberíamos tener una política de «sin voz no hay dinero». Trataremos de continuar con nuestros esfuerzos esenciales para hacer que Corea del Norte vuelva a la mesa de negociación, salga del frío y regrese al mundo, pero cuando eso suceda queremos un sitio en esa mesa.

Por último, ningún país está libre de culpa por las actuales tensiones que existen en esta región: los problemas entre China y Taiwán, China y Japón, Japón y Corea del Sur y los de la propia península de Corea. Existe una constante necesidad de aceptar la historia de la región. Puede que los países aprendan de las reconciliaciones históricas que se produjeron aquí en Europa entre franceses y alemanes y alemanes y polacos. Como dijo el Comisario Rehn en un debate anterior, «no existe una paz duradera sin una reconciliación basada en la verdad y la justicia».

 
  
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  István Szent-Iványi, en nombre del Grupo ALDE. – (HU) El Parlamento Europeo se ha declarado favorable al mantenimiento del embargo de armas sobre China por una amplia mayoría. Este embargo debe seguir cumpliéndose mientras persistan los motivos para su imposición. Por ejemplo, mientras varios cientos de personas que participaron en la protesta de la plaza de Tiananmen siguen en la cárcel. Los ejemplos demuestran que las relaciones económicas se desarrollan a pesar del embargo, por lo que claramente no tiene ninguna influencia en ellas, pero es preciso que sirva de indicador con respecto a las relaciones políticas. Personalmente, confío en la posición de la Presidencia británica; según mi experiencia, la postura del Reino Unido es clara e inequívoca en relación con esta cuestión y les alabo por ello.

La otra cuestión importante: Taiwán lleva intentando obtener la categoría de observador en la Organización Mundial de la Salud desde 1997. Su solicitud, por desgracia, ha sido rechazada año tras año, incluyendo este. Y, desafortunadamente, los Estados miembros han participado en el rechazo de su solicitud. No obstante, en mi opinión los 23 millones de habitantes de Taiwán tienen derecho a la seguridad y la protección que la Organización Mundial de la Salud ofrece, pero la realidad es todo lo contrario: también necesitamos el conocimiento y la experiencia y, he de decirlo, los recursos financieros, que Taiwán puede ofrecer. Es totalmente incomprensible que sigan rechazando la petición de Taiwán. No tengo ningún deseo de poner en duda la política de «una sola China», pero esto no tiene nada que ver. Taiwán ya participa en numerosos ámbitos de la cooperación internacional. Por ejemplo, es miembro de la Organización Mundial del Comercio; participa en la cooperación económica en la APEC y es miembro de otras organizaciones internacionales. Al mismo tiempo, organizaciones como la Santa Sede, los Caballeros de Malta, la Cruz Roja, la Media Luna Roja e incluso la Unión Interparlamentaria gozan de la categoría de observador en la Organización Mundial de la Salud. A la luz de esto es totalmente absurdo que Taiwán haya sido rechazado. Le pido a la Presidencia y a la Comisión que convenzan a los Estados miembros para que el próximo año concedan a Taiwán la categoría de observador en la Organización Mundial de la Salud.

 
  
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  Raül Romeva i Rueda, en nombre del Grupo Verts/ALE. (ES) Señor Presidente, efectivamente China desempeña un papel fundamental, tanto en la política exterior como en la política comercial europeas. Por ello, precisamente, es tan importante que la Unión Europea se asegure de que su política con relación a China contribuye a mejorar los estándares sociales, ambientales y de derechos humanos, y de que no pone en riesgo la estabilidad y la seguridad regionales.

En este contexto, coincido en que resultan preocupantes algunas de las acciones que recientemente han protagonizado las autoridades chinas, como, por ejemplo, en relación con Taiwán, la adopción de la ley antisecesión.

Hay que recordar también que la Unión Europea solo podrá aceptar un acuerdo entre China y Taiwán si es el resultado de un diálogo pacífico entre las partes y, especialmente, si es respetuoso con los progresos democráticos hechos por Taiwán.

Por otra parte, como también se ha dicho, respecto al embargo de armas hay que recordar que es preciso mantenerlo intacto, al menos mientras no haya un avance notable en relación con los derechos humanos, lo que incluye también la situación del Tíbet, hasta que se aclare suficientemente lo que ocurrió en Tiananmen y, sobre todo desde mi punto de vista, hasta que el Código de conducta de la Unión Europea se convierta en un texto jurídicamente vinculante.

Por ello, quiero instar al representante del Consejo a que nos alegre este agosto con la adopción de un estatuto jurídicamente vinculante para el Código de conducta, lo cual sería muy celebrado por esta Cámara.

 
  
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  Erik Meijer, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (NL) Señor Presidente, durante mucho tiempo, mi Grupo tuvo una opinión franca de la República Popular China y del Gobierno de la isla de Taiwán. En 1949 ocurrió que el pueblo echó, y con razón, a una antigua e incompetente camarilla de especuladores, incapaz de ofrecer una solución a la pobreza y la injusticia. Huyeron a una isla donde la mayoría de la población no se sentía china y que, hasta 1945, no había pertenecido a China durante largos períodos de tiempo. En esa isla establecieron una dictadura militar e intentaron lanzar ataques contra el continente, y al final la isla perdió el derecho al reconocimiento internacional y quedó fuera de las Naciones Unidas.

Mientras tanto, en el continente se realizaban todo tipo de experimentos interesantes, incluida la industrialización del campo y una profunda reorganización de la agricultura. La llegada de fábricas, ferrocarriles y presas ayudaron al país a avanzar. Por desgracia, durante esos experimentos, como el llamado Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, debido a la inexperiencia se cometieron graves errores que se cobraron muchas vidas. Ese parecía ser el precio que tuvieron que pagar por un futuro próspero.

Actualmente China, dirigida por los herederos de este régimen revolucionario, sigue siendo un país con futuro, pero nuestra línea política ha cambiado completamente. A pesar de disfrutar de un crecimiento exponencial, la República Popular sufre una gran desigualdad, impone la pena de muerte y carece de procesos democráticos y de libertad de asociación. De momento, el modelo recuerda al que acaban de abandonar Corea del Sur y Taiwán.

Taiwán ha pasado de una dictadura militar a una democracia que puede cada vez más compararse con Europa y Japón. Como democracia aspira a convertirse en un Taiwán que no sea chino y, por tanto, independiente. En nuestra búsqueda de una solución a la larga división que durante 56 años ha existido en lo que se conoce internacionalmente como territorio chino, tendremos que tener en cuenta estas novedades. Solo de esta forma podemos ayudar a encontrar soluciones pacíficas para el futuro.

 
  
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  Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señor Presidente, la distensión entre China y Taiwán podría mejorar notablemente la situación de la seguridad en Extremo Oriente, que hoy día parece todo menos segura. El Consejo y la Comisión tienen la tarea urgente de promover una relación más empresarial entre Pekín y Taipei. La sólida situación comercial europea con ambos países no solo ofrece una oportunidad objetiva para ello, sino que también implica que esa acción debe necesariamente redundar en nuestros propios intereses. Una cosa está clara, la intención decididamente prematura del Consejo de levantar el embargo de armas en contra de la República Popular, además de la reciente ley antisecesión china, han aumentado enormemente la tensión en la región. Es difícil decir qué predomina aquí: la falta de pensamiento estratégico o la molesta falta de diálogo directo diplomático en Europa, por no decir de consultas transatlánticas. Espero que el Consejo, bajo la Presidencia británica, abandone este enfoque tan poco seguro. Si la Unión Europea asume su responsabilidad estratégica con respecto a Extremo Oriente, apoyará unas relaciones flexibles entre China y Taiwán.

Tampoco en Taiwán el tiempo se ha detenido. Durante años ha desarrollado su propia identidad nacional y ha sufrido un proceso de democratización impresionante, y ambos constituyen el núcleo del conflicto taiwanés actual. Los taiwaneses también son, comprensiblemente, muy conscientes de los recientes desarrollos en Hong Kong. Es cierto que, al parecer, el Consejo y la Comisión no ignoran a Taiwán desde el punto de vista comercial, pero, por desgracia, lo hacen en un frente diplomático. Por este motivo me complace defender el apartado 9 del proyecto de resolución. Insto a sus Señorías que apoyen la categoría de observador para Taiwán en la Organización Mundial de la Salud y en que concedan a los 23 millones de taiwaneses libres un voto y una cara en los foros internacionales. Así es cómo la Unión Europea puede contribuir a establecer el muy necesario diálogo entre chinos.

 
  
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  Konrad Szymański, en nombre del Grupo UEN. (PL) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Alexander, la proclamación en la República Popular China de una Ley antisecesión constituye un momento crucial para la seguridad en Extremo Oriente. Mediante la aprobación de un anteproyecto que viola descaradamente el derecho internacional, la República Popular China ha dejado claro al resto del mundo que el régimen de Pekín no se está moderando como se había esperado, a pesar de que el país ha permitido a las fuerzas de mercado operar en partes de su economía y Occidente se ha abierto más a establecer contactos con China.

China sabe que los taiwaneses nunca estarán de acuerdo voluntariamente con la unificación, por lo que está haciendo preparativos para un ataque armado contra su democrático y próspero país. Depende totalmente de nosotros determinar el resultado de un proceso que se inició con el gasto en armamentos, seguido de la ley mencionada, que no carece en absoluto de escándalo, y que a su vez ha propiciado que 600 misiles balísticos apunten a Taiwán.

Ya conocemos las reacciones de algunos Estados miembros de la Unión Europea. Mientras siga esta provocación, el Presidente del Estado miembro que comercia más con China, o en otras palabras, Francia, anunció que ya no tenía sentido el embargo a la exportación de armas sobre China y que este embargo era una expresión de hostilidad. El Canciller alemán se ha hecho eco de sus comentarios. Esta es la peor de todas las respuestas, y si siguiéramos este consejo, podríamos suministrar armas a un país que no oculta sus agresivas intenciones contra sus vecinos.

Europa necesita responder de diferente manera a esta «ley antisecesión». Ha de mantener el embargo e intensificar su política de apoyo activo a la posición de Taiwán en el escenario internacional, cooperando estrechamente con los Estados Unidos. Nuestro objetivo hasta ahora ha sido mantener la situación actual, pero la República Popular China la ha socavado unilateralmente.

Si se me permite, quiero hacer un último comentario que se me ocurrió mientras escuchaba el debate, y que no debería tomarse demasiado en serio. Si en el ámbito de la Unión Europea se prohibiera elogiar los sistemas totalitarios, no creo que los diputados de esta Cámara de los países postcomunistas consiguieran estar un solo día fuera de la cárcel, y en este Parlamento habría 50 diputados menos.

 
  
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  Fernand Le Rachinel (NI).(FR) Señor Presidente, Señorías, sabemos que China, por su influencia sobre Corea del Norte, tiene las claves de la paz en esta región del mundo. Pero la actitud cada vez más agresiva de la China comunista hacia Taiwán representa una amenaza tanto más grave para esta paz cuanto que los dirigentes de Pekín disponen de armas nucleares. Desde 1949, estos últimos no han renunciado a anexionarse Taiwán, convertida, gracias al coraje de sus habitantes, en una de las economías más dinámicas del Pacífico y un modelo de democracia en una región en la que los regímenes totalitarios todavía son numerosos.

Esta agresividad no será aplacada por los turbios arreglos a que se consagran algunos dirigentes europeos, en primera línea de los cuales se encuentra el señor Chirac, que ha llegado incluso a invitar a su castillo al dictador comunista chino. Solo una actitud firme y decidida llevará a las autoridades de Pekín a contraer compromisos y en particular a reconocer el derecho a la autodeterminación de los taiwaneses. Mientras no lo hagan, los Estados de la Unión Europea deberán mantener el embargo sobre las armas destinadas a la China comunista. Si nuestros Gobiernos adoptasen otra política, no solo traicionarían los valores de libertad y democracia que no cesan de hacer valer y reclamar, sino que comprometerían gravemente la estabilidad en Extremo Oriente.

 
  
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  Ursula Stenzel (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señora Comisaria, celebro la resolución sobre la seguridad en Extremo Oriente, y en particular el amplio consenso de todos los Grupos que la apoyan. Esto determinará la competencia política de la misión para Corea, que parte mañana y que tengo el honor de presidir. Aunque ya ha habido dos misiones ad hoc, esta, que sigue a la reciente creación de una Delegación Parlamentaria para la Península de Corea, es la primera que va a Corea tanto del Norte como del Sur.

En términos políticos, este viaje es la expresión del deseo del Parlamento de que la Unión Europa influya, como un séptimo partícipe de la negociación, en las conversaciones a seis bandas. También redunda en nuestro interés que Corea del Norte salga de su aislamiento y que pueda recibir de la Unión Europea la ayuda humanitaria que necesita. Su vuelta a la mesa de negociaciones, el desmantelamiento de las armas nucleares existentes y el abandono de los planes de construir nuevas son condiciones indispensables no solo para el acercamiento entre las dos Coreas y para la consiguiente distensión en la región, sino también para su propio acceso a una mayor ayuda de Europa.

Asimismo, tendremos la oportunidad de reunirnos con representantes de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional Popular China, y en este aspecto las declaraciones centrales de esta resolución serán nuestras directrices políticas. Nuestra primera aspiración es que la República Popular China ejerza una influencia considerable sobre la actitud de Corea del Norte con respecto a la fijación de una fecha para reanudar las conversaciones a seis bandas, que posibilitará una solución política. Esta es la finalidad con que nosotros, los parlamentarios europeos, ofrecemos nuestros buenos oficios.

 
  
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  Alexandra Dobolyi (PSE).(HU) Para garantizar que se mantenga la seguridad y que continúe el desarrollo en Extremo Oriente, quiero pedir a los Gobiernos de los países donde siguen persistiendo disputas por cuestiones territoriales que las resuelvan lo antes posible mediante negociaciones bilaterales. Hoy en día, la pervivencia de diferentes opiniones en relación con la Segunda Guerra Mundial es un indicio de que la región sigue necesitando hacer las paces con su historia pasada y digerirla. Un asunto relativo a la seguridad de la región es la ley «antisecesión» aprobada por la República China en marzo de 2005. Me parece importante mantener el statu quo en la región, y apoyo la resolución pacífica de este asunto mediante el diálogo entre las partes, teniendo en cuenta el principio de «una sola China».

Quiero expresar mi consternación por el anuncio de Corea del Norte en febrero de 2005 de que posee armas nucleares y de que se retira del Tratado de No Proliferación Nuclear y suspende indefinidamente las conversaciones a seis bandas. Quiero dejar claro que sigo creyendo que las conversaciones multilaterales a seis bandas constituyen el marco para resolver la cuestión, y que se necesita un acuerdo de principio sobre esta base para garantizar una Península de Corea libre de armas nucleares. Espero que Corea del Norte revise su posición lo antes posible, que dé las debidas garantías internacionales y que regrese al marco del Tratado.

 
  
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  Ģirts Valdis Kristovskis (UEN). (LV) Señorías, señora Comisaria, señores representantes del Consejo, la Unión Europea siempre ha insistido mucho en la promoción de la democracia y del Estado de Derecho, así como en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo. Estos objetivos deberían ser una prioridad estratégica y una necesidad moral para la Europa democrática, orientándose hacia el refuerzo de la sociedad civil y las instituciones democráticas en otros países del mundo. Estos son los aspectos que deberían determinar nuestra valoración de las relaciones entre la Unión Europea, China y Taiwán, así como de la seguridad en Extremo Oriente.

Por ello, les pido con especial insistencia que tengan en cuenta las circunstancias en las que se estableció el embargo de armas a China. No es ningún secreto que, en lo que se refiere al comercio de armas, el embargo a China prácticamente no funciona. Por esta razón, a la hora de evaluar el embargo, no deberíamos considerarlo como un modo de limitar la venta de armas, sino únicamente como un instrumento político de la Unión Europea para valorar el estado de la democracia y de los derechos humanos en China. Así pues, el deseo de levantar el embargo parece indicar que la Comisión ya no se preocupa por cuestiones como la democracia, la libertad, el Estado de Derecho y los derechos humanos en China. ¿Es esto realmente así? ¿No es hipocresía? ¿Realmente no ven la Comisión y los Gobiernos de Francia, Alemania y los Países Bajos, movidos por la búsqueda de oportunidades empresariales, que aún se sigue eliminando a los disidentes, que los seguidores de Falun Gong aún están siendo perseguidos, que la democracia y la libertad están limitadas en Hong Kong; que más de 700 misiles chinos apuntan hacia la democrática Taiwán, y que la autoritaria China aprobó la pasada primavera una ley por la que se arroga el derecho de llevar a cabo un ataque militar contra la floreciente democracia de Taiwán?

Señorías, esta es una ocasión excelente para que el Parlamento haga constar que algunos individuos que ejercen funciones en Europa y algunos representantes de los Estados miembros están aplicando un doble rasero por meros intereses económicos particulares. Están envalentonando a China y mostrándose dispuestos a obviar los ideales democráticos. Esta actitud no solo menoscaba la seguridad en Extremo Oriente, sino que además, en el futuro, podrá volverse contra nosotros como un bumerán y afectar a la seguridad y estabilidad en la propia Europa.

 
  
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  Philip Claeys (NI).(NL) Señor Presidente, el embargo de armas a China se impuso como forma de protesta contra la sangrienta represión de la manifestación estudiantil en la Plaza de Tiananmen en 1989. ¿Se ha producido algún cambio fundamental en China en materia de derechos humanos en los 16 años posteriores? En absoluto. De hecho, en dicha plaza se sigue exhibiendo un gigantesco retrato de Mao Zedong, el mayor asesino de masas del siglo XX.

A fecha de hoy, hay personas en prisión por haber estado entonces en la plaza de Tiananmen. De hecho, no son los únicos presos políticos, ya que la mal llamada República Popular continúa siendo un Estado comunista de partido único, donde no existe ningún tipo de libertad de expresión, de prensa o religiosa.

Por ejemplo, sin ir más lejos, anteayer fue detenido el Obispo Jia Zhiguo, un obispo de la iglesia católica romana clandestina en China. Esta persona ya ha pasado más de 20 años de su vida en prisión. La República Popular China no solo viola los derechos humanos de manera sistemática y continua, sino que además supone una amenaza para la estabilidad regional y, por extensión, para la paz y punto. La llamada ley antisecesión es como un puñal en la garganta de Taiwán.

La Unión Europea está dando una de cal y otra de arena. Por una parte, subraya la importancia de mejorar la situación de los derechos humanos en China, mientras que, por otra, desea levantar el embargo de armas, enviando así el mensaje a las autoridades chinas de que no han de preocuparse demasiado por los derechos humanos. A Taiwán se le reconoce el mérito, como es lógico, de su prosperidad económica y de contar con una auténtica democracia, pero no se deja claro a la República Popular que es del todo inaceptable amenazar la integridad de Taiwán. En estas circunstancias, la asociación estratégica con China no debería convertirse en un fin en sí mismo, mientras que la política «una sola China» sí debería continuar siendo un objetivo en sí mismo.

Si alguna vez Taiwán declara su independencia formalmente, entonces Europa debe reconocerla sin dilación y nuestros Estados miembros deben establecer relaciones diplomáticas con este país.

 
  
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  Manolis Mavrommatis (PPE-DE).(EL) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, representantes de la Presidencia, las visitas regulares a Bruselas y Estrasburgo de los funcionarios chinos y sus reuniones con los representantes del Parlamento Europeo señalan el interés de desarrollar las relaciones entre China y la Unión Europea.

Al mismo tiempo, sin embargo, han salido a la luz las diferencias políticas que lentamente, pero con toda seguridad, están conduciendo a ambas partes a una simbiosis inevitable y armónica, ya que la República Popular China necesita a la Unión Europea y esta necesita a China. Por otra parte, no creo que la presencia de China y de la India en el comercio internacional represente una amenaza, como recientemente ha mantenido aquí, en su primera intervención, el Presidente en ejercicio del Consejo, el señor Tony Blair. Más bien al contrario, se podría mantener que es una muy buena oportunidad para un acercamiento entre los actores de todos los sectores de la cooperación y la rivalidad amistosa; una oportunidad única, en el transcurso de la cual, el acercamiento en todos los niveles aportará soluciones incluso a cuestiones tan delicadas como las que enfrentan a China y Taiwán (que pretende la secesión), el levantamiento del embargo armamentístico contra China por parte de la Unión Europea y los Estados Unidos y, por último, la finalización de las exportaciones indiscriminadas de productos, especialmente en los sectores farmacéutico, electrónico, textil y de ropa.

No es ninguna coincidencia que, debido a los estancamientos que se han producido, los chinos estén intentando llegar a un entendimiento. Las relaciones bilaterales que China ha establecido con diversos Estados en todo el mundo están creciendo y desarrollándose a un rápido ritmo, desde Estados Unidos y Latinoamérica a Europa. ¿Es esto suficiente o resulta necesaria una acción coordinada por parte de la Unión Europea para que estos objetivos sean fines comunes y únicos?

La semana pasada se consiguió uno de estos objetivos principales, como acabamos de oír ahora. Un ejemplo de buena voluntad es la firma por parte del Vicepresidente de la Comisión Europea, Jacques Barrot, del acuerdo de cooperación de «cielo abierto», por el que se incrementan los vuelos entre la Unión Europea y Beijing. Es necesario, por lo tanto, que la Unión Europea acelere los procedimientos para solventar problemas importantes con China. Los vientos que corren en la actualidad alcanzarán velocidades incalculables y, más adelante, tan solo la muralla china podrá poner freno al tifón llamado República Popular China.

Para concluir, deseo a Londres la misma buena suerte para los juegos de 2012 que tuvo Atenas en su día, a pesar de cualquier duda que Londres tuviera en su momento. Mis mejores deseos también porque Gran Bretaña tiene la capacidad, junto con Beijing en 2008, de reforzar aún más las relaciones.

 
  
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  Libor Rouček (PSE).  – (CS) Señorías, los críticos de Europa sostienen a menudo que esta se dedica a mirarse el ombligo y que, mientras toma nota detallada de lo que sucede en países vecinos, hace caso omiso de los problemas en otras zonas del mundo, como sucede con Asia Oriental. Creo que el debate de hoy demostrará exactamente lo contrario, a saber, que somos muy conscientes de los retos que están surgiendo en Asia Oriental, así como de la creciente importancia de China y del papel de Japón, Corea del Norte y Corea del Sur, y por supuesto, de los problemas de seguridad que abundan en Asia Oriental.

En lo tocante a China, estoy completamente de acuerdo con la actual Presidencia del Reino Unido en que es necesario reforzar el diálogo a escala mundial, que Europa y China son socios mundiales y que por lo tanto deben abordar de manera conjunta algunos retos mundiales como la seguridad, la seguridad energética y el cambio climático. También soy de la opinión de que tanto el diálogo como la colaboración quedarán plasmados en el acuerdo marco, y que de hecho este fomentará el diálogo sobre los derechos humanos en lugar de descartarlo. Algunos oradores anteriores ya se han referido a Taiwán y a Corea del Sur. Estos dos países constituyen ejemplos excelentes de la manera en que se puede construir una democracia de manera gradual partiendo de un régimen totalitario y autoritario. En mi opinión, se podría conseguir un resultado similar si potenciáramos el diálogo con China en materia de derechos humanos.

 
  
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  Aloyzas Sakalas (PSE). (EN) Señor Presidente, quizás esta política que estamos examinando sea la mejor en este momento. Para comenzar mencionaré los antecedentes políticos.

Nuestra política se basa en el principio de «una sola China», pero este principio ha privado al pueblo de Taiwán de otro principio fundamental: el de la autodeterminación. Puedo comprender el pragmatismo de la UE, pero este no debería ser selectivo, ya que por ejemplo nunca hemos hablado del principio de «una sola Corea».

Mi siguiente comentario tiene que ver con la compatibilidad de China y Taiwán. Me cuesta imaginar dos Estados bajo un mismo paraguas político con sistemas políticos tan incompatibles. Veo dos opciones: debemos revisar el principio de una sola China y ajustar nuestra política en este sentido, o esperar durante un tiempo indeterminado a que esta se convierta por sí misma en un Estado democrático con un sistema multipartidista que respete el Estado de Derecho y los derechos humanos.

La política propuesta se deriva de la segunda opción, pero en absoluto es la mejor opción.

 
  
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  Douglas Alexander, Presidente en ejercicio del Consejo. (EN) Señor Presidente, para empezar quisiera dar las gracias a sus Señorías por sus amplias y meditadas contribuciones a este importante y oportuno debate. Asimismo quisiera dar las gracias a la señora Comisaria por la generosa bienvenida que me ha dado hoy en este Parlamento. Espero asimismo con interés los numerosos debates que celebraremos en las próximas semanas y meses.

En primer lugar, quisiera responder a algunas de las principales cuestiones planteadas durante la última hora. El señor Jarzembowski ha hablado de la importancia de la reciente reunión celebrada entre la UE y Japón. Claramente celebramos que exista una sólida relación con Japón, y por supuesto también con China, y trabajaremos en ese sentido. Ha hablado acertadamente de la necesidad de seguir impulsando la comprensión y la reconciliación en la región.

El señor Ford ha reconocido la interdependencia que sin duda constituye una de las características de nuestro mundo globalizado. También ha mencionado la cuestión del embargo de armas, al igual que otros oradores, como el señor Szent-Iványi, el señor Romeva i Rueda, el señor Belder y el señor Kristovskis. Por ello les pido que me permitan dedicar unos instantes a abordar los interrogantes que se han planteado.

Por supuesto, como saben sus Señorías, el Consejo Europeo de diciembre de 2003 anunció una revisión del embargo de armas de la Unión Europea, un proceso que actualmente sigue su curso. En junio, el Consejo Europeo también recordó sus conclusiones de los días 16 y 17 de diciembre de 2004, e invitó al Consejo a continuar con su trabajo en función de las mismas. No se fijó ninguna fecha para tomar una decisión. El Consejo también celebró el inicio de un diálogo estratégico sobre Asia con los Estados Unidos y Japón. Esperamos impulsarlo durante nuestra Presidencia.

Todavía no se ha tomado ninguna decisión sobre el levantamiento del embargo de armas a China. La revisión iniciada en diciembre de 2003 está en curso, como he dicho. En sus conclusiones de diciembre de 2004, el Consejo recordó la importancia de los criterios del código de conducta, a los que se han referido hoy varios diputados, incluidas las disposiciones sobre derechos humanos, estabilidad y seguridad en la región y la seguridad nacional de países amigos y aliados.

El señor Szent-Iványi ha planteado también la cuestión de la postura de la Unión Europea sobre la participación de Taiwán en la Organización Mundial de la Salud. Existen dificultades para la adhesión de Taiwán a dicha organización. La OMS es una agencia especializada de las Naciones Unidas para la que la categoría de Estado constituye por lo tanto un requisito esencial. Los beneficios para la salud pública en Taiwán de su estado de observador parecen limitados, puesto que la Organización Mundial de la Salud y Taiwán ya comparten información modo informal. La Unión Europea hizo pública su postura sobre la participación de Taiwán en la Asamblea Mundial de la Salud de 2004. Irlanda emitió una declaración de la Presidencia de la UE que respaldaba firmemente el principio consagrado en la Constitución de la OMS de que el disfrute del máximo nivel posible de salud constituye uno de los derechos fundamentales de todo ser humano. También expresó la esperanza de que todas las partes demuestren su flexibilidad para encontrar mecanismos que permitan participar en estas actividades a los funcionarios médicos y de la salud pública de Taiwán. En la Asamblea Mundial de la Salud de este año, esta cuestión no se sometió a votación en la Comisión General pero entendemos que la secretaría de la OMS y China han firmado recientemente un memorando de acuerdo sobre los intercambios técnicos de esta organización con Taiwán.

El señor Meijer expresó su punto de vista personal sobre Chiang Kai-Shek y sobre su sucesor en Taiwán. Simplemente quisiera reiterar lo que he dicho al principio, que en la actualidad Taiwán es, por supuesto, una democracia plena.

El señor Szymański y la señora Dobolyi han hablado de la ley antisecesión aprobada recientemente en China. Así que permítanme añadir algo sobre las relaciones entre China y Taiwán y la tensión entre las dos orillas del estrecho. La Unión Europea y el Consejo otorgan una gran importancia a la paz y la estabilidad en el Estrecho de Formosa, que son importantes para toda la región e incluso fuera de esta. La cuestión de Taiwán debería solucionarse de forma pacífica, como he dicho, a través de negociaciones pacíficas. Como ya dije al principio, celebramos todo esfuerzo de cualquiera de las partes por reducir las tensiones, como es el caso de los vuelos chárter a través del estrecho y las visitas de los partidos de la oposición taiwanesa. Esperamos que ambas partes puedan encontrar una base mutuamente aceptable para reanudar el diálogo pacífico y evitar las medidas unilaterales, que podrían avivar las tensiones.

Luxemburgo emitió dos declaraciones de la Presidencia este año sobre las relaciones a través del estrecho. En febrero se emitió una declaración que celebraba el acuerdo sobre vuelos chárter directos a través del estrecho durante el Año Nuevo Lunar. La segunda declaración emitida en marzo por la Presidencia luxemburguesa estaba relacionada con la adopción por parte de China de la ley antisecesión, que ha dado lugar a tantos comentarios durante el debate de esta tarde. Esta declaración se hizo eco de las preocupaciones sobre la referencia de la legislación al uso de medios no pacíficos. Pidió a todas las partes que renuncien a cualquier medida unilateral que pudiese reavivar las tensiones y también animó a ambas partes a desarrollar iniciativas que contribuyan al diálogo y a la comprensión mutua.

En su reunión celebrada con el Ministro chino de Asuntos Exteriores, el señor Li, el 17 de marzo, casi inmediatamente después de que se aprobase la ley, el Alto Representante, Javier Solana, expresó las preocupaciones de la Unión Europea sobre determinados elementos de la ley antisecesión. Reconoció aspectos positivos en la ley, respaldando especialmente el llamamiento a la cooperación y el diálogo a través del estrecho, pero dejó claro que las referencias a una posible resolución del problema por medios no pacíficos no estaba en absoluto de acuerdo con la política de la Unión Europea. Aclaró una vez más la postura de la UE: en primer lugar, pleno respaldo a la política de una sola China y, en segundo lugar, resolución de la situación a través del diálogo y medios pacíficos.

La señora Stenzel nos ha hablado de su misión que parte mañana para la península de Corea, a la que también ha hecho referencia el señor Mavrommatis. Quisiera desearles suerte en esta importante labor y espero con interés escuchar un informe completo de su misión cuando vuelvan.

El seńor Rouček ha mencionado la crítica dirigida en ocasiones a la Unión Europea de mirarse el ombligo. Simplemente me gustaría decir a aquellos que opinan de este modo que deberían haber escuchado el calibre y las contribuciones del debate de esta tarde. Por lo tanto, celebro que haya respaldado nuestro enfoque, que reconoce que Europa debe mirar hacia fuera y abordar activamente los retos y oportunidades que ofrece nuestro mundo moderno en proceso de globalización.

El señor Kristovskis y el señor Claeys han planteado acertadamente la cuestión de los derechos humanos en China. Puedo garantizar a ambos diputados que la Unión Europea plantea numerosas cuestiones en materia de derechos humanos al Gobierno chino en el diálogo bianual sobre derechos humanos que se celebra entre la Unión Europea y China, que supone un intercambio regular de alto nivel. La última ronda se celebró en Luxemburgo en el mes de febrero, y la próxima tendrá lugar en Pekín este otoño. La Unión Europea también aborda regularmente a interlocutores chinos sobre cuestiones de derechos humanos, incluso del más alto nivel, al margen de estos diálogos. Asimismo, financia proyectos de derechos humanos en China.

Para concluir quisiera añadir unas palabras. En la actualidad los chinos tienen el objetivo de alcanzar para alrededor de 2050 una renta per cápita comparable a la de los países desarrollados de hoy. El importante desarrollo del poderío económico era en realidad el marco inicial en el que he planteado este debate. Las palabras de la señora Comisaria se han hecho eco de las mías inmediatamente después de mi intervención. Consiga o no este ambicioso objetivo, el desarrollo de sus vínculos económicos y comerciales ya es irreversible. China también acepta la responsabilidad que otorga la fuerza económica. Esta tiene una mayor influencia en el escenario mundial en foros como la OMC, el G8 y las Naciones Unidas. Todo esto es positivo. Muchos de los problemas que nos enfrentamos hoy, como es el caso del cambio climático, que por supuesto será una de las principales cuestiones que se debatirán en Gleneagles durante los próximos días, solamente pueden resolverse mediante una acción conjunta de todos.

El Consejo tiene un especial interés en respaldar la transición efectiva de China para que se convierta en un país estable, próspero y abierto que aplique plenamente los principios del mercado libre y del Estado de Derecho. Por este motivo, la Unión Europea cuenta con una política de fuerte vinculación con China. Esta vinculación es beneficiosa para ambas partes y no se limita exclusivamente a cuestiones de comercio. El programa europeo Galileo prestará servicios globales de por satélite, un t6erreno en que China desea desarrollar vínculos con la Unión Europea. En octubre de 2003 se celebró un acuerdo conforme el cual China se ha comprometido a aportar 200 millones de euros a este programa.

Por supuesto, no pensamos que no haya desacuerdos ni diferencias de opinión. Confiamos en que nuestra relación con China es suficientemente sólida como para que podamos reunirnos para afrontar estos retos en las próximas semanas, meses y años.

 
  
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  Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, son muchas las cosas que se han dicho en este interesante debate. Quisiera dar las gracias a todos los diputados por sus valiosas contribuciones, que han centrado en varios temas.

Con respecto al embargo de armas, mi colega ya ha dicho casi todo. Simplemente quisiera responder al señor Jarzembowski para confirmarle que pretendemos establecer un código de conducta legalmente vinculante. Esto dependerá de los Estados miembros, pero ese es nuestro objetivo.

En lo que respecta a los derechos humanos, varios diputados han dicho que no los hemos mencionado. Eso no es cierto. Al contrario, los derechos humanos están presentes en todos nuestros debates políticos y se les otorga una gran importancia. Hace poco me reuní con el Ministro de Asuntos Exteriores, el señor Li, y también participé en una troika en China. El tema principal en este caso, además del embargo de armas y de algunas cuestiones de comercio, fue la cuestión de los derechos humanos. Dijimos claramente –lo cual quedó registrado– que los chinos deberían seguir avanzando, por ejemplo, con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y liberar a los prisioneros encarcelados tras las protestas de la Plaza de Tiananmen. Por lo menos mantenemos un diálogo sobre derechos humanos en el que se puede hablar claramente de estas cuestiones y es de esperar que posteriormente los chinos tomen medidas.

También quisiera mencionar a Taiwán. La Unión Europea ha defendido la política de una sola China –y se trata de una política unánime–, lo que significa que no reconocemos a Taiwán como un Estado soberano y no mantenemos relaciones diplomáticas ni políticas formales con Taiwán. Sin embargo, sí mantenemos relaciones culturales y económicas. Por lo tanto, no nos corresponde a nosotros, los políticos, sino a altos funcionarios, viajar a Taiwán para intercambiar impresiones. Tampoco respaldamos los esfuerzos de Taiwán por convertirse en miembro de los foros internacionales, ya que esto implica la estatalidad, lo cual no está en consonancia con nuestra política. Sin embargo, sí ha podido incorporarse a la Organización Mundial del Comercio, ya que esta supone que cada miembro es un territorio aduanero distinto, lo cual permite que Taiwán pueda pertenecer a esta organización.

Con respecto a la cuestión entre China y Taiwán, la UE ha sido muy explícita con ambas partes, insistiendo constantemente en una resolución pacífica a través del diálogo, como ya he dicho. De hecho nos complació enormemente, y así lo manifestamos, que los políticos de la oposición viajasen allí. Dijimos que los animábamos a hacer lo mismo con todos los demás políticos.

El tema de las Naciones Unidas, de la diplomacia internacional, es muy importante. Nos encontramos ante una reforma de las Naciones Unidas. China tendrá mucho que decir al respecto. Nos gustaría trabajar de forma muy constructiva.

Quisiera manifestar mi reconocimiento a la señora Stenzel y a otros colegas por esta interesante misión a la República Popular Democrática de Corea. Sería beneficioso para los intereses de todos que se retomasen las negociacines a seis bandas. Si fuese necesario, nosotros estamos siempre disponibles. No es preciso que la Unión Europea participe, pero en caso de que lo sea –así se lo hemos manifestado siempre a todas las partes– sin duda estaremos preparados y dispuestos.

Quisiera agradecerles este debate tan satisfactorio. Debemos aceptar a una China que crecerá con o sin nosotros. Por lo tanto, debemos concentrar todos nuestros esfuerzos en dar forma a este ascenso para asegurar que China se convierta en una sociedad abierta, respetuosa del Estado de Derecho en casa y en el extranjero, además de una potencia que actúa de forma responsable en el ámbito regional y con respecto a la seguridad global, y cabe esperar que en el futuro también lo haga con métodos democráticos. Actualmente ocupa una posición esencial en la cadena de suministro mundial, lo que significa que los importantes intereses de los consumidores y las empresas de la UE también necesitan consolidarse y avanzar. Necesitamos influir en el proceso de reforma de todos los sectores de la sociedad y la economía. Esto lo intentamos en nuestras conversaciones bilaterales, en las conversaciones con la troika, en el marco de las distintas organizaciones internacionales o en las Naciones Unidas.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente.   He recibido cinco propuestas de resolución para finalizar el debate, presentadas de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.

El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar el 7 de julio de 2005.

Declaración por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Filip Andrzej Kaczmarek (PPE-DE).   (PL) La cuestión de la seguridad en Extremo Oriente es de vital importancia, especialmente para aquellas personas que sufren por la falta de la misma en dicha región y de manera cotidiana. Quisiera pedirle a la Cámara que trate de imaginar lo que debe sentir un ciudadano de Corea del Norte, condenado a soportar los caprichos de los gobernantes comunistas; lo que debe sentirse viviendo en Taiwán e intentando llevar una vida normal con los esfuerzos antisecesionistas de la República Popular China, y lo que se debe sentir como tibetano y tener que convertirse en parte de una minoría en su propio país. Es nuestro deber dar nuestro apoyo a aquellos que se encuentren en peligro.

La política de una China única solo es aceptable mientras no se viole el derecho del pueblo taiwanés a la autodeterminación y mientras los ciudadanos taiwaneses no sufran por su aplicación. Puede que la República Popular China sea un tigre económico, pero desgraciadamente, en términos democráticos, es todo menos eso. El principio de integridad territorial sería más fácil de aplicar si el país fuera un Estado democrático con un Estado de Derecho. Sin embargo, hasta que la República Popular China mejore su historial en materia de derechos humanos, cualquier presión que ejerza sobre Taiwán será del todo inaceptable.

Europa ha conseguido superar los efectos políticos de la Guerra Fría, mientras que Asia no ha logrado superar los efectos políticos, económicos y sociales de una guerra real, a saber, la Guerra de Corea. Se puede debatir sobre si Corea del Norte perdió la guerra o no, pero es indudable que los ciudadanos de a pie sí la perdieron. Estas personas tienen derecho a llevar una vida normal, en lugar de vivir en un museo al aire libre del totalitarismo comunista.

 
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