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Poniedziałek, 26 września 2005 r. - Strasburg Wersja poprawiona

11. Priorytety w pracy Parlamentu
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  El Presidente. Señoras y señores diputados, en efecto, debemos hoy dar nuestra más cordial bienvenida a los observadores de Bulgaria y Rumanía, que ya se sientan en nuestro Parlamento.

Su presencia nos recuerda que en mayo del año pasado la quinta ampliación de la Unión Europea quedó inconclusa a la espera de que Rumanía y Bulgaria concluyesen ese proceso de adhesión.

También es bueno recordar que nuestro Parlamento dio su dictamen conforme al Tratado de Adhesión de estos países, que está siendo ratificado por los Estados miembros, y creo que hoy podemos decir que todos esperamos que la fecha de adhesión sea, efectivamente, la prevista, el 1 de enero de 2007. Estoy seguro de que nadie ahorrará esfuerzos, que todos haremos lo que esté en nuestras manos, también Rumanía y Bulgaria, para conseguir que sea una realidad.

Hoy quiero decir a nuestros nuevos colegas que esperamos con interés sus contribuciones a nuestros debates, y les deseamos el mayor éxito en su trabajo parlamentario.

Pero, señoras y señores diputados, la llegada de nuestros colegas búlgaros y rumanos se produce en un momento especialmente difícil para la Unión Europea. En lo cotidiano, las Instituciones funcionan normalmente, nada ocurre de anormal en la vida normal de la Unión; pero el proyecto de Europa sufre una crisis de identidad que no nos deberíamos ocultar.

Para algunas voces que hemos escuchado estos últimos días, la Unión Europea podría prescindir de una visión de su futuro, y bastaría con que la Unión mejore el funcionamiento de sus mercados y se siga ampliando. Para algunos, esto sería suficiente. Sin embargo, en mi opinión, el problema es más profundo. El problema tiene que ver con el sentido político del proyecto europeo y con su dimensión geográfica. Hoy, ambos aspectos, el sentido político y la dimensión geográfica, se encuentran en un impasse y el Parlamento Europeo debe contribuir poderosamente a salir de él. Nuestra Institución debe contribuir poderosamente a salir de esta situación.

Señoras y señores diputados, hace poco más de un año les expuse las prioridades de nuestro trabajo parlamentario. Pero, créanme, difícilmente podíamos haber imaginado entonces, en septiembre del año pasado, cuál sería nuestra actual circunstancia. Difícilmente podríamos haber imaginado la situación en la que hoy nos encontramos. Por ello creo que conviene revisar qué ha ocurrido en este año y replantear nuestros objetivos para el año parlamentario que ahora empieza.

En efecto, permítanme que nos preguntemos colectivamente qué hemos conseguido de lo que nos propusimos hace un año y cómo abordar el año parlamentario que ahora empieza en esta fase crítica de la construcción europea.

También hace un año acogíamos a nuevos colegas. Hace un año acogíamos a los colegas de 10 Estados miembros nuevos y entonces nos preguntábamos, en la alegría de la reunificación, si íbamos a ser capaces de trabajar juntos, de juntar culturas parlamentarias tan diferentes; si íbamos a ser capaces de superar el reto, único en el mundo, de trabajar en veinte lenguas diferentes, que no son suficientes todavía para reflejar la diversidad lingüística de la Unión. Creo que un año después, un año intenso desde todo punto de vista, podemos decir que este reto ha sido superado y que el Parlamento de la Unión ampliada funciona satisfactoriamente. Quiero agradecerles a todos su contribución a este éxito.

También hace un año les anunciaba mi determinación de concluir el asunto complejo y sensible del Estatuto de los diputados. Recordarán que todo el mundo coincidió en que esta era una prioridad, y fui muy animado a intentar encontrarle una solución. Pues bien, hoy podemos decir: misión cumplida.

Gracias a la contribución inestimable de la Presidencia luxemburguesa, el Consejo expresó en julio su conformidad con el texto aprobado por el Parlamento, que firmaré el próximo miércoles. Se trata de un acuerdo muy importante para nuestra Institución, cuya ausencia había emponzoñado durante mucho tiempo nuestra imagen pública.

Ahora quiero señalarles que, desde el punto de vista de nuestras normas de funcionamiento, tenemos que fijarnos dos objetivos: la reglamentación relativa a los asistentes parlamentarios y la reforma del Reglamento financiero para que la Unión pueda gestionar sus recursos de forma más eficaz. Hay un amplio consenso al respecto. Sin perjuicio de una buena gestión, la Unión necesita una norma financiera que le permita funcionar más eficazmente.

Ya tenemos un proyecto que la Comisión nos ha remitido. Y les propongo que nos fijemos como objetivo que este nuevo Reglamento financiero entre en vigor junto con el presupuesto del año 2007.

También hace un año se perfilaba la investidura de la nueva Comisión y entonces, lo recordarán, atravesamos un periodo de turbulencias. Pero hoy creo que podemos decir que el Parlamento Europeo ha ganado en madurez, en legitimidad, en credibilidad y en visibilidad ante la opinión pública. Y también que nuestra colaboración con la Comisión está asentada sobre bases firmes.

Después de esa investidura agitada, negociamos un Acuerdo marco entre el Parlamento y la Comisión. Un Acuerdo que nos permite avanzar sustancialmente en materia de información y de control democrático. También me felicito por ello. Y en su aplicación, la Conferencia de Presidentes recibirá dentro de dos días al señor Barroso para conocer directamente los planteamientos que la Comisión ha anunciado para este curso.

También hace un año el trágico final de los rehenes de Beslán ensombreció nuestra sesión plenaria. Entonces insistí en la necesidad de impulsar el espacio europeo de seguridad y de justicia, fomentando activamente una estrategia antiterrorista. Pero un año después la barbarie terrorista sigue activa. Londres ha sido la última víctima en territorio europeo, pero Iraq lo es todos los días.

Hoy la amenaza terrorista es mayor y no desaparecerá de inmediato. Pondrá a prueba la capacidad de la sociedad europea para hacerle frente desde el respeto a nuestros valores democráticos. Por ello, el equilibrio entre libertad y seguridad formará parte permanente de nuestro debate. Lo fue ya en la pasada sesión plenaria, cuando escuchamos al Ministro Clarke, y lo seguirá siendo en el futuro.

Por otra parte, todos somos conscientes de que el terrorismo borra la distinción entre asuntos internos y política externa y que hoy, nos guste o no, aparece directamente relacionado con los problemas de la inmigración. Por ello, debemos combatir el terrorismo junto con nuestros vecinos y socios del mundo islámico, especialmente del Mediterráneo y de Oriente Próximo.

Señoras y señores diputados, permítanme que me detenga aquí un momento para decirles que una de las grandes cuestiones del futuro de la Unión Europea es su relación con el mundo musulmán. Quizá la más importante. Les propongo que utilicemos la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea, que ahora preside el Parlamento Europeo, para desarrollar positivamente esta relación, evitando que la amenaza terrorista y las tensiones generadas por la inmigración deriven en una islamofobia que sería el mayor éxito de los terroristas.

También hace un año les hablaba de dos cuestiones que entonces eran fundamentales y que hoy son todavía más importantes. Me refiero, ustedes lo saben, al Tratado Constitucional y a las perspectivas financieras. En ambos casos el Parlamento ha hecho lo que nos propusimos hacer.

En lo que respecta al Tratado Constitucional, fuimos la sede de un gran debate que terminó con un apoyo mayoritario al Tratado. Trece países lo han ratificado, pero los «noes» de Francia y Holanda han inducido, como saben, al Consejo a establecer un período de reflexión al que luego me referiré.

En materia de perspectivas financieras hemos sido capaces de elaborar una propuesta ambiciosa y razonable a través de una comisión ad hoc que permitió la coordinación de todos los puntos de vista involucrados. De esta manera nuestro Parlamento tiene una posición propia con la que poder analizar las que hagan las demás instituciones. Nosotros sabemos lo que queremos y lo hemos dicho. Con respecto a nuestra posición, deberemos valorar las de la Comisión, que también conocemos, y las del Consejo, que estamos esperando. Porque, ciertamente, el Consejo no fue capaz de llegar a un acuerdo. Y mucho me temo que ello no se debió a los problemas de la Constitución, sino a una preocupante carencia de espíritu comunitario y a una creciente devaluación de la idea de solidaridad europea.

Señoras y señores diputados, hasta aquí hemos llegado siguiendo este camino. ¿Qué más y cómo debemos hacer a partir de ahora?

En mi opinión, lo más urgente, lo más importante, por lo menos lo más urgente, son las perspectivas financieras. Y es bueno recordar que un acuerdo en el Consejo es una condición necesaria, pero no suficiente, para que la Unión disponga de este marco financiero plurianual.

Se lo he dicho a los miembros del Consejo en varias ocasiones: de nada serviría un acuerdo entre ustedes si éste no puede ser asumido por el Parlamento, porque se trata de un acuerdo interinstitucional del que somos parte las tres Instituciones.

Desde aquí insto al Consejo a hacer sus deberes y a llegar a un acuerdo durante la Presidencia británica, porque después será demasiado tarde, o mucho más complicado.

La Presidencia británica, en el brillante discurso con el que inició su mandato, parecía tener ideas para conseguir un acuerdo sobre una mejor estructura del gasto comunitario. El Parlamento Europeo recuerda que es urgente convertir en realidad esas ideas.

Mientras tanto nosotros debemos continuar trabajando en los programas legislativos. Ya sé que elaborar esos programas sin conocer los recursos asignados a cada programa de gasto complica nuestro trabajo, pero no lo hace imposible. Debo comunicarles que la Comisión y el Consejo me han pedido, insistentemente, que sigamos trabajando en esos programas legislativos, porque son imprescindibles para ejecutar el presupuesto de 2007. En los próximos días la Conferencia de Presidentes deberá decidir cómo hacerlo y pedir a las comisiones competentes que actúen de forma coordinada de acuerdo con sus directrices.

Señoras y señores diputados –permítanme una cierta solemnidad, aprovechando la presencia del Viceprimer Ministro británico a quien agradezco la dedicación al Parlamento– la Unión necesita las perspectivas financieras para el periodo 2007-2013. Pero necesita todavía más, es imprescindible para la Unión, un presupuesto que pueda ser ejecutado a partir del 1 de enero de 2007. No tenerlo sería dramático.

Por ello, desde ahora, es preciso prever la posibilidad de que tengamos que empezar a elaborar el presupuesto anual de 2007 antes de que haya un acuerdo sobre las perspectivas financieras. Esa posibilidad existe. Y desde ahora quiero asegurar que el Parlamento asumirá sus responsabilidades, según prevén los Tratados, para garantizar que la Unión, con o sin perspectivas financieras, tenga un presupuesto ejecutable para 2007.

Sería una situación novedosa, pero llegado el caso deberíamos afrontarla con normalidad democrática. Y luego está la otra gran cuestión de fondo: el futuro de la Unión y su relación con el Tratado Constitucional.

Como ustedes saben, el Consejo ha acordado un periodo de reflexión hasta la primavera que viene; digo bien, periodo de reflexión. No se trata de una pausa, palabra que verán que no aparece para nada en las conclusiones del Consejo. Estuvo, pero no está en las conclusiones finales. Y de hecho, otros países han seguido con sus procesos de ratificación, después de ese Consejo, incluido, por referéndum, Luxemburgo.

Pero es evidente que, mientras reflexionamos, durante algún tiempo vamos a seguir trabajando con lo que tenemos: el Tratado de Niza. No hay ninguna crisis de funcionamiento cotidiano. No hay ningún vacío legal. Es una obviedad decirlo. Pero en política enunciar obviedades a veces tiene sentido. No es un simple recuerdo inútil y, cuando se recuerda esta obviedad, hay que decir a continuación que los problemas de futuro para los que el Tratado Constitucional proponía una solución subsisten. Los problemas subsisten.

Y la solución a los problemas institucionales de la Unión no es una mera cuestión de decorado. Hacen falta instituciones adecuadamente diseñadas para permitir trabajar eficazmente.

Todo el mundo ve ahora que no existía, ni existe, ningún plan B, alternativo al Tratado Constitucional. No hay plan B, pero entre todos hemos acuñado el plan D: «D» de democracia y debate. Y, precisamente, democracia y debate es lo que define la esencia de un Parlamento.

Por ello, este Parlamento en el que tuvo lugar el último gran debate democrático sobre la Unión con las intervenciones de los señores Juncker y Blair, este Parlamento que vivió ese gran momento de la democracia parlamentaria tiene que continuar en esa línea y, por qué no, invitar a los Jefes de Estado y de Gobierno de los países en los que los resultados de los referéndums fueron especialmente significativos para continuar ese debate tan brillantemente iniciado.

Por otra parte, la Comisión de Asuntos Constitucionales trabaja en la elaboración de un informe sobre este periodo de reflexión y en su momento nos presentará propuestas.

Señorías, recordarán que hace un año consideraba que las ratificaciones iban a ser un momento decisivo para hablar de Europa a los europeos. La gran ocasión para hablar de Europa a los europeos, decía, y la verdad es que nunca pensé que fuera a ser tanto la ocasión de hablar de Europa a los europeos.

Tras lo ocurrido, debemos fomentar en toda Europa una gran conversación entre europeos, descentralizada, por supuesto, en colaboración con los Parlamentos nacionales, por supuesto, pero también con todas las expresiones de la sociedad civil. Tenemos el tiempo necesario. Hagámoslo, quizá con menos pasión que durante las campañas de los referéndums, pero con más y mejor información.

Acabo de recibir una carta del Presidente Barroso, y he mantenido reuniones de trabajo con la Vicepresidenta aquí presente, en la que nos propone trabajar juntos en este ámbito. Y, por supuesto, lo vamos a hacer, tanto con la Comisión como con el Consejo, porque todos estamos convencidos de que la Europa que vamos a construir no será ni tecnocrática ni burocrática y por ello el Parlamento tiene que desarrollar toda su razón de ser.

Ahora permítanme que vuelva a nuestra tarea legislativa. Creo que nuestro balance es positivo. Pero hemos de poner más en relieve el valor añadido que tiene Europa para los europeos y tendremos ocasión de hacerlo cuando debatamos la Directiva REACH –la clase de directiva, por cierto, que la Comisión anuncia que nunca más volverá a enviar– la Directiva sobre servicios, sobre el tiempo de trabajo, seguridad aérea, tráfico ferroviario.

Y también los asuntos de seguridad y de justicia. Y también Turquía, porque hace un año nos propusimos pronunciarnos sobre Turquía. Lo hicimos.

Nuestra postura tuvo un impacto político cierto. Y este miércoles volveremos a estudiar el estado de la situación en la víspera de la apertura de negociaciones. Estamos, sin duda, ante un momento histórico, y el Parlamento deberá pronunciarse sobre el Protocolo al Acuerdo de Asociación UE-Turquía que ha suscitado los problemas que todos conocemos y en cuya solución trabaja la Presidencia británica.

Señoría, este Parlamento es imprescindible para definir el equilibrio entre libertad y seguridad en la lucha antiterrorista. Si Europa tiene que tener una política antiterrorista que defina de nuevo la relación entre libertad y seguridad, este Parlamento tiene que estar plenamente presente.

Así lo preveía el Tratado Constitucional, con importantes avances en cuanto al papel de nuestro Parlamento en este ámbito. Pero, sin Tratado Constitucional, es positivo que en el último Consejo informal de Ministros del Interior, el Consejo y la Comisión hayan estado de acuerdo en dar plena participación al Parlamento en la definición de este equilibrio. Si así fuera, y espero que así sea, creo que sería una excelente muestra de colaboración entre las tres Instituciones y la mejor manera de definir una política antiterrorista plenamente asumida por la sociedad europea.

Para acabar, permítanme hacer una referencia a la cuestión de la calidad y la pertinencia de la legislación europea. Qué legislación producimos, qué calidad tiene, sobre qué temas trata, es pertinente, está bien hecha; el better regulation es un asunto de moda. No es un asunto nuevo, cada Comisión anuncia su voluntad de simplificar el acquis communautaire. Creo que es la tercera vez, por lo menos, que las comisiones anuncian que así va a ser.

Pero está la actualidad, y el Presidente de la Comisión ha anunciado recientemente su intención de retirar varias decenas de propuestas legislativas. Desde el punto de vista formal, he recordado a la Comisión su obligación, según nuestro Acuerdo marco, de informar al Parlamento antes de retirar dichas propuestas y de hacerlo sin que esta obligación de informar sea un mero trámite y quede vacía de contenido. No sabemos todavía qué textos son, seguro que el Presidente Barroso nos informará de ello, pero debo advertir desde ahora que según cual sea el estado de avance de su tramitación en el Consejo y en el Parlamento, su retirada podría plantear problemas jurídicos que el Parlamento desea resolver positivamente. Eso sobre la forma.

Sobre el fondo, es cierto que a veces la Unión Europea trata muchas cuestiones con mucho detalle. Pero además de procurar no legislar con excesivo detalle, también sería bueno preguntarse si en el edificio europeo no faltan algunas vigas maestras para garantizar la solidez del conjunto. Sin duda, son necesarias medidas para simplificar la legislación, evaluar su impacto y analizar cómo se transponen los textos. Por ejemplo, me informan de que hay hoy 56 directivas que regulan el etiquetado de los productos. Si fuera cierto que hay 56 directivas que regulan el etiquetado de los productos en Europa, sería necesario consolidar este cuerpo legislativo.

Desde esta perspectiva, la Presidencia británica ha convocado una Cumbre extraordinaria para finales de octubre, en la que tendré el honor de representar a nuestra Institución, cuya participación ha ido creciendo, y creo que ello debe satisfacernos.

Todavía no conocemos el orden del día de esa Cumbre, pero es seguro que la cuestión del famoso modelo social europeo será uno de los asuntos principales a debate. Ese modelo social, que para algunos no existe y para otros es pluriforme, es un objeto prioritario de nuestro debate. Porque no es otro que el debate relativo a la respuesta de la sociedad europea a la globalización económica. Algo trascendental para el futuro de nuestra sociedad.

Para ello serán muy importantes los trabajos de nuestras comisiones y también el debate que celebraremos en el Pleno en presencia del Primer Ministro británico, que vendrá aquí a debatir con el Parlamento en vísperas de esa Cumbre.

Por otra parte, debo decirles que a lo largo de todos mis viajes de este año he constatado que la política exterior de la Unión ha dejado de ser el ámbito exclusivo de los Gobiernos; que en todos mis desplazamientos a terceros países constato que la diplomacia parlamentaria gana en madurez y en responsabilidad, en particular, gracias a la excelente cooperación con el Consejo y la Comisión. Y también debo decirles que en todas partes me expresan la necesidad de Europa y con frecuencia se lamentan de que su presencia sea insuficiente. Quizá los no europeos sienten más la necesidad de Europa que nosotros mismos.

Señoras y señores diputados, analizando la democracia que nacía en América, una democracia como la que ahora pretendemos construir, supranacional, Tocqueville decía que las naciones, al igual que los hombres, sólo llegan a un destino más grande a través del diálogo y del debate político. Quiero invitarles a hacer vivir este espíritu en el debate sobre el futuro de Europa, en nuestros Estados respectivos y en las Instituciones europeas.

(Aplausos)

 
  
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  Hans-Gert Poettering, im Namen der PPE-DE-Fraktion. Herr Präsident, liebe Kolleginnen und Kollegen! Ich möchte zunächst im Namen unserer Fraktion den Beobachtern, den Kolleginnen und Kollegen aus Bulgarien und Rumänien ein herzliches Wort des Willkommens sagen und ihnen versichern, dass wir uns darauf freuen, gegenseitig voneinander zu lernen. Wir, die wir schon hier sind, werden von Bulgarien und Rumänien viel lernen und erfahren müssen, wie es dort weitergeht. Aber auch unsere neuen Beobachter, die Kolleginnen und Kollegen werden von unserer Arbeit viel lernen müssen. Wenn wir gegenseitig Verständnis füreinander haben, werden wir auch gemeinsam erfolgreich sein.

Herr Präsident, Sie haben von der Identitätskrise gesprochen, und ich begrüße die Bestandsaufnahme, die wir heute aufgrund Ihrer Rede vornehmen können. Sie haben auch von der Verfassung gesprochen. Ich bin zutiefst davon überzeugt, dass wir auf diese Identitätskrise, in der wir uns in Europa befinden, nur eine Antwort geben können, wenn es uns gelingt, die Werte, die uns – auch zwischen den verschiedenen politischen Gruppierungen – verbinden, tatsächlich in europäisches Verfassungsrecht umzugestalten. Deswegen darf unsere Verfassung – gerade mit Blick auf ihren Teil II, der die Werte beschreibt – nicht ad acta gelegt werden, sondern muss auf der Tagesordnung bleiben, weil wir diese Werte brauchen, und weil diese Werte die Grundlage für unsere gemeinsame Zukunft sind. Deswegen darf auch dieses Nein in Frankreich und in den Niederlanden auch nicht das letzte Wort sein. Wir müssen natürlich den richtigen Zeitrahmen finden und unterscheiden, wann wir voranschreiten. Darüber sollten wir gemeinsam mit der Kommission nachdenken. Es darf weder bei der Kommission noch im Parlament der Eindruck entstehen, dass die Verfassung sozusagen nicht mehr auf der Tagesordnung stehe. Wir denken jetzt darüber nach, wie wir diese Verfassung und ihre wesentlichen Elemente verwirklichen können.

Ich würde es auch für eine gute Idee halten – und ich glaube, Herr Präsident, Sie denken in die gleiche Richtung –, dass wir von Zeit zu Zeit unabhängig von den einzelnen Präsidentschaften der Europäischen Union Regierungschefs in dieses Parlament bitten, um mit ihnen eine Debatte über die Zukunft Europas zu führen.

Uns bedrückt natürlich, dass die Bürgerinnen und Bürger dieses Europa vielfach als sehr entfernt sehen. Das ist zweifellos, Frau Vizepräsidentin Wallström, auch eine Aufgabe der Öffentlichkeitsarbeit, die ja in Ihrer Verantwortung liegt. Im Kern ist es aber eine Frage der legislativen Arbeit, die wir tun. Deswegen sage ich für unsere Fraktion: Der Weg der Kommission ist im Grundsatz richtig, dass wir weniger Gesetzgebung machen. Aber das, was wir machen, muss gut sein, „bessere Rechtsetzung“. Der Ansatz der Kommission ist richtig. Aber ich fordere Sie auch dringend auf: Gehen Sie nicht den falschen Weg, indem Sie die Verfahren, auf die man sich gemäß der interinstitutionellen Vereinbarung geeinigt hat, umgehen. Ich empfehle Ihnen sehr, ehe Sie formelle Beschlüsse fassen – inhaltlich stimmen wir ja dem zu, was Sie wollen –, sich an die Verfahren der Konsultation mit dem Europäischen Parlament zu halten. Wenn Sie am kommenden Dienstag schon Ihre Entscheidung treffen wollen, reicht es nicht, dass Herr Verheugen – ich weiß gar nicht, warum es Herr Verheugen ist – heute informell die Fraktionen informiert, sondern hier bedarf es des konstruktiven institutionellen Austausches zwischen der Kommission und dem Europäischen Parlament.

Einer der wichtigsten Punkte wird sicher die Frage der Wettbewerbsfähigkeit Europas sein. Wir stimmen zu, wenn Herr Kommissionspräsident Barroso sagt, dass wir über diese Frage wegen der Verfassungsdebatte nicht hinweggehen dürfen. Die Frage der Wettbewerbsfähigkeit Europas ist zusammen mit der Frage, wie wir das soziale Europa gestalten, der ganz zentrale Punkt. Dazu gehört auch, dass wir mit den nationalen Parlamenten in einen stärkeren Dialog eintreten, denn es wäre eine Tragödie für die Europäische Union, wenn sich ein Gegensatz zwischen dem Europäischen Parlament und den nationalen Parlamenten entwickeln würde. Wir müssen nach gemeinsamen Wegen suchen, wie wir die Europäische Union in eine gute Zukunft führen.

Ich möchte noch die Frage ansprechen – und damit will ich abschließen, auch weil ich den stellvertretenden Premierminister in seiner Eigenschaft als Ratspräsident hier sehe –, wie wir in der Frage der Daten und der Bekämpfung des Terrorismus weitergehen sollten. Wir hören, dass es einige Regierungen gibt, die in diesen Fragen nur Rahmenbeschlüsse erlassen wollen, das heißt, das Europäische Parlament wäre ausgeschlossen. Der Innenminister Großbritanniens, Charles Clarke, hat gesagt, dass die britische Ratspräsidentschaft bereit sei, das Europäische Parlament einzubeziehen, wenn wir innerhalb eines überschaubaren Zeitraums zu Ergebnissen kämen. Ich erkläre für unsere Fraktion: Wir wollen wegen der Notwendigkeit der Bekämpfung des Terrorismus in überschaubarer Zeit zu Ergebnissen kommen. Das sage ich Ihnen zu. Wir wollen aber auch, dass das Europäische Parlament eingebunden wird, dass wir einen vernünftigen Gesetzgebungsrahmen haben, und dass dies nicht nur durch die nationalen Regierungen gemacht wird. In diesem Sinne hoffe ich, dass der Rat, die Kommission und wir als Parlament gut zusammenarbeiten, denn wenn wir nicht zusammenarbeiten, dann wird diese Europäische Union in noch größere Schwierigkeiten kommen. Es ist unsere gemeinsame Verpflichtung zu sagen: Wir arbeiten gemeinsam für die Zukunft der Europäischen Union.

(Beifall)

 
  
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  Martin Schulz, im Namen der PSE-Fraktion. Herr Präsident! Vielen Dank für Ihre Rede zur grundsätzlichen Ausrichtung unserer Arbeit im kommenden Jahr. Ich richte an die Kolleginnen und Kollegen aus Rumänien und Bulgarien und aus allen Fraktionen ein herzliches Wort des Willkommens. An meine Freundinnen und Freunde aus meiner Fraktion ein besonders herzliches Wort des Willkommens, aber auch an alle Andersgläubigen ein Wort des Willkommens und des Wunsches auf gute Zusammenarbeit zum Wohle der Europäischen Union hier in diesem Hause. Aber auch ein Wort der Bitte um harte parlamentarische Arbeit und harte parlamentarische Auseinandersetzung, denn die braucht die Europäische Union auch.

Dieses Haus ist der Ort der europäischen Demokratie. Da erlaube ich mir, meinen lieben Freund Hans-Gert Poettering auch gleich einmal beim Wort zu nehmen. Jawohl, ich teile seine Auffassung: Wir können nicht hinnehmen, dass die Kommission auf dem Obergefreiten-Dienstweg handelt nach dem Prinzip: Wir teilen einmal der Frankfurter Allgemeinen Zeitung durch Herrn Verheugen mit, was wir zurückziehen wollen. Am nächsten Tag sagt Herr Barroso der internationalen Presse Bescheid, was er zurückzieht, und das Parlament ist bis heute nicht offiziell informiert, obwohl die Kommission nach der interinstitutionellen Vereinbarung dazu verpflichtet wäre, das Parlament zu unterrichten.

Aber das Parlament hat sicherlich auch Anspruch darauf zu wissen, was denn in den geheimen Gremien dieses Hauses so alles passiert. Am vergangenen Donnerstag, in der Konferenz der Präsidenten, wäre ja Gelegenheit dazu gewesen. Herr Barroso hätte uns ja unterrichten können, er war ja eingeladen. Er hat gesagt, er könne nicht kommen. Mir ist dann mitgeteilt worden, er käme nicht, weil Herr Poettering nicht da sei. Na ja gut, habe ich gesagt, das ist auch klar: Wenn Herr Poettering nicht da ist, dann macht es auch keinen Sinn! Nun darf ich heute der Presse entnehmen, wo Herr Barroso am vergangenen Donnerstag war, an dem er nicht kommen konnte. Hier regt sich der Vorsitz der EVP-Fraktion auf, wir würden nicht unterrichtet. Am vergangenen Donnerstag hätten wir unterrichtet werden können, wenn nicht Hans-Gert Poettering zusammen mit José Manuel Durão Barroso in Lissabon eine gemeinsame Veranstaltung der Think-Tanks der EVP besucht hätte. Man sollte sich nicht hier bei der Kommission beschweren, wenn man selbst dafür sorgt, dass die Zeiten, die dafür vorgesehen gewesen wären, um uns zu unterrichten, nicht eingehalten werden.

Damit meine ich nicht Herrn Poettering, das ist nicht seine Aufgabe. Für ihn habe ich Verständnis, aber für den Kommissionspräsidenten habe ich kein Verständnis. Ich nehme nicht hin – und das richten Sie, Frau Wallström, Herrn Barroso aus –, dass der Kommissionspräsident der internationalen Presse mitteilt, was er tun will, aber dem Europäischen Parlament nicht. Das ist nicht akzeptabel!

Ich kann auch nicht akzeptieren, dass ein Kommissionspräsident, dessen Aufgabe es wäre, für diese Verfassung zu kämpfen, in einer Pressekonferenz anlässlich seiner Wiederkehr aus dem Urlaub sagt – er war ja lange in Urlaub, der Herr Kommissionspräsident; ich habe jedenfalls lange nichts von ihm gehört –: Es habe keinen Zweck, sich auf die Verfassung zu konzentrieren. Wir müssten uns jetzt mit anderen Dingen befassen. Im Übrigen werde die Verfassung so schnell ohnedies nicht kommen.

Ich frage mich, welche Haltung der Kommissionspräsident eigentlich den Staaten gegenüber einnimmt, die die Verfassung ratifiziert haben, und denen gegenüber, die gerade im Ratifizierungsverfahren sind. Was sollen diese Staaten eigentlich von diesem Kommissionspräsidenten denken?

Ich kritisiere nicht den Inhalt. Es ist richtig, dass wir eine bessere Gesetzgebungsarbeit leisten müssen, und dass Überflüssiges zurückgezogen werden sollte. Damit bin ich absolut einverstanden. Aber ich sage noch einmal in aller Klarheit, Herr Präsident: Das, was Sie in Ihren Arbeitsvorschlägen für dieses vor uns liegende Jahr angekündigt haben, kann nicht mehr so ablaufen wie bisher. Es kommt darauf an, dass die europäischen Institutionen kooperieren. Besonders kooperieren müssen Kommission und Parlament. Aber dann erwarte ich von der Kommission auch, dass sie auf das Parlament zugeht und das Parlament zum Ort der Debatte über die Zukunft Europas macht, und nicht die Pressekonferenz bzw. das Briefing der Kommission in Brüssel.

Nur so werden wir auch bei der Finanziellen Vorausschau zu einer Einigung kommen. Ich will einmal daran erinnern, dass zwischen den Zahlen des Parlaments, also unseren Vorschlägen, und denen, die beim Gipfel nicht verabschiedet worden sind, also den 1.07%, die dort als Kompromiss auf dem Tisch lagen, etliche Milliarden klaffen. Aber zwischen der Anforderung der Kommission an die Finanzielle Vorausschau und dem tatsächlichen Willen des Rates klafft noch einmal doppelt so viel Geld. Ein Kommissionspräsident, der sein eigenes ambitioniertes Programm realisieren will, hätte nach der gescheiterten Finanziellen Vorausschau einen Aufschrei machen müssen. Er hätte sagen müssen: So richtet man die Europäische Union zugrunde!

Was ich kritisiere, Herr Präsident, ist, dass es in der Finanziellen Vorausschau und bei der Verfassung eine viel zu lange Abwesenheit der Kommission von der Debatte gegeben hat. All die Punkte, die Sie vorgeschlagen haben, unterstützen wir von ganzem Herzen, aber wir hoffen, dass die Kommission wieder ins Spiel zurückfindet, vor allen Dingen ihr Präsident.

(Beifall)

 
  
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  Graham Watson, on behalf of the ALDE Group. Mr President, on behalf of my Group, I would like to welcome President-in-Office Prescott, clearly keener to enjoy the company of former colleagues than to join his party's bean feast in Brighton.

I, too, welcome our new friends from Romania and Bulgaria. I am sorry that they join us at a less than happy time. Europe is in the doldrums: its Constitution has suffered a setback, its budget in stalemate, its economy stagnating. It seeks a fresh breeze to lift its sails.

Previously, Parliaments looked to the Commission to take the lead: as the guardian of the Treaties; as the motor of integration, the initiator of ideas. This Parliament must challenge the Member States. Is Germany ready to reform? Will Italy deal with its deficit? Will Tony Blair back up his fine words with full British participation in Europe's projects? And will Paris and The Hague show leadership of their people? Now more than ever, Parliament and Commission must work together to rescue the European project, to unite the Union.

Five years ago in Lisbon, the Member States agreed an agenda. Five months ago in Brussels, the Commission set out a new strategy for jobs and growth. How many weeks must we wait for consensus in the Council, and when we reach consensus, for the courage to carry it through?

We have read of a bonfire of regulations, doubtless long overdue. But permit me a word on process. Better enforcement of laws: that is for the Commission and the Court. Fewer, more focused new laws: that is for the Commission, too. But decisions to scrap directives and to improve scrappy directives are a process involving Parliament, and we expect a say in withdrawing or re-writing laws.

(Applause)

Commissioner Wallström, our involvement is your accountability. Our approval is your legitimacy.

I fear you will not agree the budget under Britain's Presidency. But use your public tour of Europe, together with Mr Barroso, to get agreement in national capitals for the financing the Union needs. We need more champions like Airbus. We will not have those with a cap of 1%. We need to invest in upskilling; to provide for lifelong learning; to boost research and development – no way on 1%. Commissioner Wallström, do now the tour you should have done in June. Set the agenda or the Member States will set it for you.

Europe's Constitution bears fine signatures of presidents and prime ministers. Yet some of our citizens declined to sign it off. Arguably the recipe is not quite right. Possibly, people suspect it was signed in bad faith. Certainly its signatories show precious little respect for the institutions they have established. For the present, it is in cold storage. So, yes, Mr Barroso, let us get the politics right, and getting them right probably means getting them centre.

But, where the Constitution is concerned, do not rush to perform the burial rites. To paraphrase Mark Twain, rumours of its death may be exaggerated. Let us use this period of reflection to call Chirac and Balkenende before this House to tell us how they propose to proceed; hold hearings with those who have not yet ratified; confront the Member States with their responsibilities. Together, let us show that our Union meets the needs of its people: enhancing security without threatening liberty; building the foundation for jobs without undermining solidarity; gaining EU added value without diminishing identity. If this is our agenda, some time from now our institutions and our institutional plans should once again command from our citizens the support and dedication they deserve.

(Applause)

 
  
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  Daniel Marc Cohn-Bendit, au nom du groupe Verts/ALE. Monsieur le Président, chers collègues de Roumanie et de Bulgarie, tout le monde vous a salués chaleureusement, notre groupe vous salue chaleureusement et, vous le voyez, vous arrivez au bon moment. En fait, votre situation est étrange. Visiblement, ce Parlement est furieux, en tout cas si on en croit les présidents de groupe qui se sont exprimés contre la Commission, contre untel ou untel.

Monsieur Borrell, vous avez dit que le moment où M. Blair a parlé ici a été un grand moment de démocratie. Que s'est-il passé? Il a parlé, il est parti et, depuis, la Présidence est aux abonnés absents. "Ils" n'existent plus du tout, on ne sait pas ce qu'"ils" font: ce n'est pas un grand moment de démocratie.

(Se tournant vers M. Watson qui l'interpelle: "Et la Présidence française?"),

Il n'est pas question ici de la présidence française, pour le moment, la Présidence est anglaise. Il existe une Présidence anglaise, elle doit présider et elle ne le fait pas. On a donc le droit, en tant que Parlement, de faire remarquer qu'elle ne fait rien. C'est la moindre des choses de la part d'un parlement. Point à la ligne.

Je voudrais à présent dire une chose très simple. Si M. Barroso pense ceci ou cela de la Constitution, qu'il vienne le dire au Parlement. On va en discuter avec lui, on va lui passer un savon. Qu'il vienne parler de la Constitution au Parlement. Si M. Barroso estime qu'il y a des lois qu'il faut retirer, qu'il vienne le dire! Et, à ce sujet, Monsieur Poettering, vous ne pouvez pas dire que, sur le contenu, vous êtes d'accord avec M. Barroso: nous ne savons pas ce que veut M. Barroso. Vous pouvez dire que, sur la forme, vous êtes d'accord, mais sur le fond, personnellement, je ne sais pas ce que veut faire la Commission.

Concernant le "mieux légiférer", better regulation en anglais, prenons l'exemple de Mme Reding qui veut faire une télévision en Europe, une télévision à la Berlusconi, de la publicité partout. Est-ce cela "mieux légiférer"? Non c'est mal légiférer et on n'en veut pas. On en connaît le contenu. Que Mme Reding vienne proposer sa nouvelle directive sur la télévision, et vous allez voir que ce que veut la Commission n'obtiendra jamais une majorité dans ce Parlement.

Les choses sont donc très simples. La Commission propose, elle a des idées. Elle part en vacances, elle se lave la tête, elle rentre, elle a des idées. Qu'elle vienne au Parlement proposer ses idées. Quand on a une directive, on la met aux voix: elle passe ou elle ne passe pas. Quand on veut retirer une directive, on vote la proposition: ça passe ou ça ne passe pas.

On procède une à une et qu'il s'agisse de better regulation, de neoliberal regulation, de socialist regulation ou de pas de regulation du tout, ce qui importe c'est le contenu.

J'en ai assez de ces gens qui n'arrêtent pas de proposer des choses dans l'Espace européen sans qu'on sache à qui s'adresser. Nous voulons une Commission qui soit une Commission qui propose des lois européennes. Nous voulons un Parlement. Nous voulons un Conseil qui s'occupe de ses affaires: quand il y a une présidence, qu'elle préside sans s'occuper d'autre chose. Si M. Blair aime jouer au cricket et boire du thé, libre à lui, mais en tant que président, il a autre chose à faire. Il doit faire des propositions pour que l'Europe avance et, pour l'instant, l'Europe n'avance pas, à cause de cette Présidence.

(Applaudissements)

 
  
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  Francis Wurtz, au nom du groupe GUE/NGL. Monsieur le Vice-premier ministre, Madame la Vice-présidente de la Commission, Monsieur le Président, je me joins volontiers, avec mon groupe, à tous les voeux de bienvenue qui viennent d'être adressés aux observateurs et aux observatrices de Roumanie et de Bulgarie. Mais, si l'on ne veut pas qu'il s'agisse de voeux pieux, il faut avoir le courage d'assumer toutes les implications de nos choix. La perspective désormais proche, que mon groupe a d'ailleurs pleinement soutenue, de l'entrée de ces deux pays dans l'Union européenne, ne rend en effet que plus urgent et plus décisif un véritable changement de cap de la politique européenne en matière économique, monétaire, budgétaire, fiscale et commerciale. À quinze, il était nécessaire, à vingt-cinq ou vingt-sept, il devient vital.

Monsieur le Président, vous avez parlé de crise d'identité. Je crois que vous avez raison. Pour en sortir, les choix politiques doivent primer sur les exigences du marché, car si, au nom de la compétition planétaire, nous nous contentons de nous adapter à la mondialisation telle qu'elle est aujourd'hui, il n'y a tout simplement plus de place ni pour le social, ni pour la solidarité. Avec le chômage de masse, la précarité galopante, l'ampleur de la pauvreté, les inégalités criantes que nous connaissons, il serait politiquement irresponsable et socialement explosif d'en rester aux idées fixes sur la libre concurrence, la restriction des dépenses publiques, le dumping social et fiscal et, cerise sur le gâteau, la pingrerie budgétaire. Nous qui sommes les représentants élus de nos concitoyens, nous avons le devoir de témoigner du profond malaise qui, sous une forme ou une autre, s'exprime d'un bout à l'autre de l'Europe. Que peut entreprendre le Parlement ces prochains mois pour envoyer aux Européens les signaux positifs qu'ils attendent? J'avancerais trois propositions.

En premier lieu, nous allons être jugés sur nos votes sur toute une série de projets de directive. Dès cette semaine, celui visant à libéraliser totalement les transports ferroviaires. Dans les prochaines semaines, la très emblématique directive Bolkestein, que M. Barroso s'est bien gardé de jeter au panier avec les autres. Puis viendront les textes sur les transports régionaux, les services portuaires, le temps de travail, sans oublier l'avis que nous aurons à donner sur les négociations à l'OMC, et notamment sur l'accord général sur le commerce des services. Nous serions avisés d'adopter, dans chacun de ces cas, une attitude clairement antilibérale et très exigeante sur les services publics, si nous voulons répondre aux attentes.

En deuxième lieu, nous devrions prendre quelques initiatives politiques marquantes sur de grands sujets de civilisation. Un seul exemple: la guerre et la paix. Pour exprimer notre refus de la guerre, et à plus forte raison de l'implication de pays européens dans une telle aventure, invitons au Parlement Mme Cindy Sheehan, cette mère américaine d'un soldat mort en Irak dont le cri de douleur, de vérité, d'humanité émeut l'opinion de part et d'autre de l'Atlantique.

En troisième lieu enfin, et indissociablement des deux premiers volets, contribuons à libérer la parole de nos concitoyens. Oui organisons des débats, mais des débats vrais, sans tabou dans les vingt-sept États membres de l'Union élargie sur ce qui devrait changer dans l'Union pour redonner vie au rêve européen.

 
  
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  Nigel Farage, on behalf of the IND/DEM Group. Mr President, I welcome our friends from Bulgaria and Romania. They will be warmly received by this ever-expanding European empire.

I would say this to them: although you are not elected, you will be treated as full members of the European political elite. You will be entitled to the very generous daily allowance; you will find the chauffeur service at your disposal; there will be an endless round of breakfasts, lunches, dinners and drinks receptions. After all that, with your expanded waistlines, the plan is that you go back to your home countries and tell people that all is well with this club that you have agreed to join.

As Marx said – and I mean Groucho Marx, not Karl Marx – 'I wouldn't join any club that would have me as a member'. As far as the EU is concerned that is pretty sound advice, because this is a club whose accounts have not been signed off for the last ten years. This is a club, as you heard from the group leaders earlier, that is treating the voters of France and the Netherlands with absolute contempt as it tries to impose the provisions of a Constitution that should be dead. It is a club that will take away your very rights to govern yourselves and, sadly, is increasingly beginning to resemble the very political system from which you have just escaped. You will hear barracking from those who live on this European Union and who earn far more here than they would ever be worth in the commercial world.

You are here as observers, so just have a look around. What are we doing here today? What a nonsense that we are spending EUR 200 million a year of taxpayers' money on the monthly jaunt to Strasbourg. Have a look tomorrow and on Wednesday and Thursday at the absolutely farcical voting system here and realise that whatever Mr Barroso said last week about deregulation, less regulation and the sixty legislative acts they intend to withdraw, there have been some 2 000 legislative instruments passed in the short period since 1 July, when the British took over the Presidency of the Council.

Please look and go back and tell your people the truth. The ten Member States that joined last year all had referendums in their countries. I understand there is no intention to hold referendums in Romania and Bulgaria. Do not those people deserve the chance at least to vote in a referendum and have a debate? Would it not be a huge, historic mistake to railroad those people into this failing European Union without first telling them the truth? The British people were lied to 30 years ago about this European club. Your people deserve better than that.

(Applause from the IND/DEM Group)

 
  
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  Brian Crowley, on behalf of the UEN Group. Mr President, I would like to thank Deputy Prime Minister Prescott and Commissioner Wallström for their presence here today. I would also like to thank Mr Cohn-Bendit for devoting so much attention to me, as always.

What we have seen here today is the ability of an institution such as ours to raise our voices in grave concern and yet come up with no solution. Because, ultimately, if we really want to respond to what is occurring in the European Union of today, we must first recognise that, whatever crisis we may perceive, the people out there do not see it as a crisis. For 90% of the people, the European Union does not represent a positive image of relevance to them. It is seen as being interfering, over-burdensome, over-arching and, indeed, uncaring when it comes people's everyday concerns.

It is important to be realistic when we consider the number of issues that our organisation can address within its rules. I heard talk here today of how wrong it was of President Barroso to mention that the Commission was going to drop 'x' number of directives, or that it was going to reduce the number of directives in force. The President of our own Parliament said here today that there are 56 different directives dealing with the sale and production of goods for supply and for services. There are 16 individual directives dealing with the purchase, marketing and presentation of fertiliser for sale. Surely, they can all be brought into a single directive. Maybe there is a difference in language and interpretation and that what the President of the Commission meant to say was consolidation, or codification, which happens in every single government.

There is no reason why every single institution should not take a hard look at itself to determine what the most important issues to be tackled are and how legislation can be improved and made more relevant to the people.

The challenges facing us today are not about the distant future, or even the failed ideologies of the past. The challenges for us today are to ensure that we can create a proper structure for Europe in the 21st century. Funding is a core issue and there must be agreement on the financial perspective. Member States must make a payment towards the central budget to ensure that we can assist those countries most in need, and to ensure that we can continue to drive forward Europe as a dynamic, innovative and creative centre.

We must also try to ensure that, in so doing, we do not throw out the baby with the bathwater. There have been those who in the recent past have sought to link the common agricultural policy to the financial perspective. That was a mistake and it is to be hoped that there will now be a retreat from that position. Likewise it is important that we in this Parliament view our role responsibly and that, when we do not like or agree with legislation, we do not flunk the decision – as we did with the computer-implemented inventions directive, as we are trying to do with the services directive, and as we have done with many other proposed directives in the past. Our role as legislators is to legislate. That requires tough decisions. That means that there will be differences between us in this House. Those differences are not of a personal nature, but in what we see as the best vision for the future.

Finally, when we speak about an area of freedom, security and justice, it is justice which must be first and foremost among those aims and ideals, because, unless we can guarantee people that their individual rights and freedoms are protected, then we will have failed in our first duty as legislators, namely, to ensure that the laws that we pass not only protect the common good, but do not adversely affect the minority.

 
  
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  Jean-Marie Le Pen (NI). Monsieur le Président, Mesdames, Messieurs, je voudrais à mon tour, last but not least, saluer nos nouveaux collègues roumains et bulgares. Ils vont, je l'espère, redonner à la langue et à la culture française, un peu du lustre qu'elle a perdu ici au fur et à mesure des élargissements successifs, en particulier avec l'adhésion des pays d'Europe du nord et d'Europe centrale et orientale. Je n'oublie pas les notables exceptions comme notre regretté collègue, le Polonais Filip Adwent.

Je souhaite en particulier la bienvenue à nos cinq collègues et amis du parti de la grande Roumanie, România Mare, et à notre collègue bulgare du mouvement Attaka. Ils arrivent comme observateurs au Parlement européen, au moment où la Turquie va, le 3 octobre prochain, débuter ses négociations d'adhésion, alors que celle-ci a été l'une des causes du rejet de la Constitution, et sans avoir reconnu la République de Chypre, et même, sans vouloir le faire. Je pense qu'avec 10 % de sa population d'origine turque, la Bulgarie est particulièrement sensible à cet évènement capital.

Que nos collègues sachent qu'ils peuvent compter sur notre soutien au Parlement européen pour défendre l'Europe des patries, face au mondialisme destructeur et à la déferlante migratoire. Je relève avec intérêt le coup de grâce que M. Barroso, Président de la Commission européenne, vient de porter à la défunte Constitution européenne. En démocrate conséquent, il a tiré des leçons des référendums français et néerlandais, pour enterrer ce texte liberticide. Pour une fois, le droit rejoint la morale. L'avis des peuples est supérieur à celui des technocrates, malgré les pressions de toutes sortes exercées par les grandes consciences professionnelles.

En ce qui concerne les perspectives financières 2007-2013, la bataille franco-britannique sur la ristourne et le budget de la PAC risque de durer, sauf à augmenter le budget communautaire au-delà de 1 % du PNB, pour satisfaire les besoins des PECO. En cette affaire, nous dénoncerons tout repli ou recul de Chirac et du gouvernement français sur la PAC. Les Britanniques, en fidèles alliés des Américains, n'ont que deux objectifs durant leur présidence semestrielle: mettre l'adhésion de la Turquie sur les rails et faire adopter la fameuse directive services, dite Bolkestein. Nous nous opposerons à l'un et à l'autre.

M. Chirac s'est adressé à la Commission européenne, toute honte bue, pour lui demander d'intervenir dans l'affaire Hewlett Packard, avec ses 1240 licenciements secs. Il s'est fait humilier publiquement et la France avec lui. La Commission n'a pas à intervenir en effet dans la gestion interne des entreprises. Il est normal que la défense des intérêts économiques et sociaux français se décide à Paris et non à Bruxelles et à Genève.

Seule l'élection présidentielle française de 2007, arrivant après le coup de tonnerre du 29 mai 2005, marquera la véritable rupture avec l'euromondialisme et l'esprit de renoncement. Rupture qu'attendent tous les Européens sincères. Ce sera le retour des idées nationales et du patriotisme économique au service du peuple. Ayant le redoutable privilège de l'antériorité, je crois pouvoir en être le porte-parole le plus convaincant en France et en Europe.

 
  
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  Margot Wallström, Vice-President of the Commission. Mr President, let me begin by joining President Borrell and others who have welcomed our friends from Bulgaria and Romania as observers. This will be a very important step towards helping the final preparations for membership. The Commission will continue to actively assist your efforts and we look forward to working with you. Let me also add that I have followed the reports about the floods and their effects in your countries during the summer. I hope you are aware of the solidarity we feel and know that we will respond to any requests for assistance you may have.

I wish to make two comments, firstly on the Constitution, because it is important for everybody to see the role of the Commission in this matter. From the very beginning, the Commission not only supported the Constitution, but was also actively involved in the work of the Convention. This was discussed every week at the Commission. We continue to support the Constitution. We all agree that it might not be a perfect document, but we support it and we have worked actively on it.

After the negative referendums in France and the Netherlands, we all know it is unlikely that the Constitution will be ratified by all Member States in the foreseeable future. That does not mean that we will not continue to work actively on the political agenda in order to deliver concrete results for the citizens of Europe. The Commission will continue to ensure that we work on our political priorities and deliver on them. We must also use this period of reflection to engage in a dialogue with citizens. This is the only way to ensure that we can gain their full support for a new Constitution. We want to find a common understanding with Member States on the way forward, with the help of the European Parliament. That is why even before the summer we started to draw up what we call 'Plan D' for debate, dialogue and democracy. At our seminar last week, we discussed a number of very concrete ideas on how we could engage in that kind of dialogue with Member States. It has to be a very broad agenda aimed at continuing the dialogue beyond the lifetime of the current Commission or Parliament. This is not only a rescue operation for the Constitution, but must also be a new way of engaging with citizens. President Barroso and I will present our preliminary ideas on this Plan D to the Conference of Presidents on Wednesday. A communication to the Council and Parliament is also being prepared and I hope that a formal version of this will be ready later this week to give you an opportunity to react to it.

Last week President Barroso sent a letter to President Borrell proposing that we identify initiatives where the Commission and Parliament could cooperate and also that our respective services meet as soon as possible to discuss such initiatives.

The best way to overcome the current crisis is to convince Europeans of the relevance of Europe. Therefore, our primary concern is to deliver on our policy priorities. Our objectives of prosperity, solidarity and security are still valid and indeed are more relevant than ever. They are in tune with what people in Europe want when we ask them through the Euro-barometer polls – more and better jobs; preserving social and territorial cohesion; managing the earth's resources in a sustainable way; and reinforcing security in Europe and the world as a whole.

Secondly, on the subject of better regulation, I first of all want to thank Parliament for its cooperation on the signing of a new framework agreement. Since this is my responsibility, I will be taking great care to make sure that we abide by the framework agreement. That is why I have studied the events which prompted criticism and unease on the part of Members of Parliament over the question of better regulation.

Better regulation has been on the agenda of our institutions for a long time. Since 2003, we have been working together on better law-making. An interinstitutional agreement was signed that year, aimed at simplifying and improving Community regulation.

This Commission made a renewed and strong commitment to better regulation at the beginning of its mandate, and better regulation at all levels has also become a central plank of the revised Lisbon Strategy. My colleague, Mr Verheugen, has kept this House regularly informed about the Commission's approach and, having looked at the calendar, I see that there have been at least ten occasions, including the preliminary hearings, on which this House has been informed about the agenda on better regulation, in addition to the general information provided in interviews and on other occasions.

It is a three-pillar approach which includes: screening of pending legislation with a view to withdrawing proposals which do not meet the criteria; the simplification exercise; and the upgrading of methods for preparing new legislative proposals, including impact assessments.

Tomorrow, the Commission will discuss and endorse the results of the screening exercise and put forward the list of legislative proposals it considers should be withdrawn. It is the first time that the whole college has had the opportunity to decide on that. It has been a thorough and extensive exercise and we propose to withdraw about one-third of the 183 pending proposals. This will be done in full respect of the relevant provisions of the revised framework agreement. Pursuant to Article 12 of the framework agreement, Commissioner Verheugen will submit our proposal to Parliament before it is made public – it will be presented here in full tomorrow, immediately after the Commission has discussed it.

With reference to Article 32 of the framework agreement, our proposal, which is a political decision at this stage, is intended as prior notification to the other institutions and, in line with established practice, the legal act of withdrawal will be taken in three months' time. This exercise has been long announced and the Commission has been open both on the methods and the objectives. We do not believe that any of the statements released to the press by individual Commissioners or by the President can be seen as undermining the prerogative of the Commission to act as a college or the commitments made to the other institutions. If you wish, I can provide the full list, detailing the series of occasion when these proposals were presented to this House in different forums – whether in the committees or in the form of decisions.

I accept that there is always scope for improving communication and trust between our two institutions. I would like to reaffirm my personal commitment to keeping this objective high on the Commission agenda. I shall not miss any opportunity to remind colleagues that it is here that proposals should first be presented.

(Applause)

 
  
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  El Presidente. Muchas gracias, señora Vicepresidenta de la Comisión.

Ha solicitado la palabra la señora Berès. Por favor, indique el artículo del Reglamento al que se acoge.

 
  
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  Pervenche Berès (PSE). Monsieur le Président, je voudrais intervenir sur l'organisation de l'ordre du jour simplement pour attirer votre attention sur la méthode de travail qui est la nôtre. Je regrette qu'un texte législatif d'importance absolument essentielle pour le financement de notre économie, qui est un texte, je le répète, de nature législative, soit inscrit aujourd'hui à l'ordre du jour uniquement à partir de 19 h 30. Je pense qu'il aurait fallu le mettre un autre jour et à un autre moment. Je comprends l'importance de ces moments de respiration, de débat politique, mais je crois qu'il faut aussi que notre Parlement traite de manière raisonnable son travail législatif.

 
  
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  El Presidente. Gracias por su observación sobre el desarrollo de nuestros trabajos, pero no podemos sino seguir el orden que hemos aprobado.

Se cierra el debate.

 
  
  

PRESIDENZA DELL'ON. MAURO
Vicepresidente

 
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