El Presidente. Declaro reanudado el periodo de sesiones del Parlamento Europeo, interrumpido el jueves 8 de septiembre de 2005.
2. Aprobación del Acta de la sesión anterior: véase el Acta
3. Presentación de documentos: véase el Acta
4. Peticiones: véase el Acta
5. Declaraciones por escrito (artículo 116): véase el Acta
6. Curso dado a las posiciones y resoluciones del Parlamento: véase el Acta
7. Composición de las comisiones y delegaciones : véase el Acta
8. Firma de actos adoptados en codecisión: véase el Acta
9. Acogida de los observadores rumanos y búlgaros
El Presidente. La primera cosa que deberíamos hacer hoy es dar la bienvenida a nuestros colegas rumanos y búlgaros; lo voy a hacer expresamente en la declaración dirigida al Pleno que haré inmediatamente después de aprobar el orden del día. Por el momento, solo puedo decirles a nuestros colegas: dobre doshli y bun venit.
10. Orden de los trabajos
El Presidente. Vamos a aprobar el orden del día del presente período parcial de sesiones y del período parcial de sesiones de octubre I, tal como lo estableció la Conferencia de Presidentes en su reunión del pasado jueves, día 22 de septiembre, de conformidad con los artículos 130 y 131 de nuestro Reglamento.
Lunes, martes y miércoles:
No se ha presentado ninguna propuesta de modificación.
Jueves:
El Grupo del Partido Popular Europeo y, si estoy bien informado, solo él –y no el Grupo Liberal, como en un momento se me había comunicado–, solicita que se sustituya el debate sobre Túnez por el tema de las minorías en Voivodina.
Me lo confirma el señor Watson.
De acuerdo, es entonces únicamente el Grupo del Partido Popular el que ha formulado la propuesta.
Por otra parte, el Grupo del Partido Socialista en el Parlamento Europeo ha solicitado que sea el debate sobre Uzbekistán el que se sustituya por el tema "Minorías en Voivodina".
Señor Schulz, acláremelo, por favor.
Martin Schulz (PSE). – (DE) Señor Presidente, lo que usted acaba de exponer es el resultado de la Conferencia de Presidentes y de los posteriores debates entre los Grupos. Sin embargo, hace apenas unos minutos, hemos mantenido el señor Watson, el señor Poettering y yo mismo acabamos de mantener una breve conversación, en esta Cámara, y hemos acordado recomendar que el tema de Uzbekistán se trate en el período parcial de sesiones de octubre y pasar a debatir ahora la situación en Voivodina (interrupción), mientras que el debate sobre Túnez se pospondría.
(El señor Cohn-Bendit interviene sin micrófono)
El Presidente. Aparte del señor Cohn-Bendit, conviene que los demás también se enteren de lo que estamos discutiendo.
(Risas)
Entonces, de lo que se trata es de sustituir el tema de Uzbekistán por Voivodina, a propuesta del Grupo Socialista.
¿El Grupo del Partido Popular mantiene su propuesta?
Hans-Gert Poettering (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, nuestro interés principal era proceder a un intercambio y retirar el tema de Túnez del orden del día para sustituirlo por el de la Voivodina, pero como también seguimos considerando importante alcanzar resultados con los que todos podamos estar de acuerdo en cuestiones relacionadas con los derechos humanos como las citadas, proponemos que se mantenga el tema de Túnez en el orden del día y se debata la cuestión de la Voivodina en lugar del debate sobre Uzbekistán, tal como ha señalado el señor Schulz. Uzbekistán se incorporaría, entonces, al orden del día del próximo período parcial de sesiones y podemos estar seguros de que una amplia mayoría lo apoyará. Permítame añadir, para la información de los miembros de mi propio Grupo, que nuestra propuesta tenía por objeto asegurarnos de que el tema de Voivodina se aborde esta semana.
El Presidente. Entonces, retira su propuesta.
Miércoles 12 y jueves 13 de octubre de 2005:
No se ha propuesto ninguna modificación.
(El orden de los trabajos se queda así establecido)
Ahora, si me permiten, voy a dar solemnemente la bienvenida a nuestros colegas, en el marco de una declaración que voy a leer a continuación.
11. Prioridades de trabajo del Parlamento
El Presidente. Señoras y señores diputados, en efecto, debemos hoy dar nuestra más cordial bienvenida a los observadores de Bulgaria y Rumanía, que ya se sientan en nuestro Parlamento.
Su presencia nos recuerda que en mayo del año pasado la quinta ampliación de la Unión Europea quedó inconclusa a la espera de que Rumanía y Bulgaria concluyesen ese proceso de adhesión.
También es bueno recordar que nuestro Parlamento dio su dictamen conforme al Tratado de Adhesión de estos países, que está siendo ratificado por los Estados miembros, y creo que hoy podemos decir que todos esperamos que la fecha de adhesión sea, efectivamente, la prevista, el 1 de enero de 2007. Estoy seguro de que nadie ahorrará esfuerzos, que todos haremos lo que esté en nuestras manos, también Rumanía y Bulgaria, para conseguir que sea una realidad.
Hoy quiero decir a nuestros nuevos colegas que esperamos con interés sus contribuciones a nuestros debates, y les deseamos el mayor éxito en su trabajo parlamentario.
Pero, señoras y señores diputados, la llegada de nuestros colegas búlgaros y rumanos se produce en un momento especialmente difícil para la Unión Europea. En lo cotidiano, las Instituciones funcionan normalmente, nada ocurre de anormal en la vida normal de la Unión; pero el proyecto de Europa sufre una crisis de identidad que no nos deberíamos ocultar.
Para algunas voces que hemos escuchado estos últimos días, la Unión Europea podría prescindir de una visión de su futuro, y bastaría con que la Unión mejore el funcionamiento de sus mercados y se siga ampliando. Para algunos, esto sería suficiente. Sin embargo, en mi opinión, el problema es más profundo. El problema tiene que ver con el sentido político del proyecto europeo y con su dimensión geográfica. Hoy, ambos aspectos, el sentido político y la dimensión geográfica, se encuentran en un impasse y el Parlamento Europeo debe contribuir poderosamente a salir de él. Nuestra Institución debe contribuir poderosamente a salir de esta situación.
Señoras y señores diputados, hace poco más de un año les expuse las prioridades de nuestro trabajo parlamentario. Pero, créanme, difícilmente podíamos haber imaginado entonces, en septiembre del año pasado, cuál sería nuestra actual circunstancia. Difícilmente podríamos haber imaginado la situación en la que hoy nos encontramos. Por ello creo que conviene revisar qué ha ocurrido en este año y replantear nuestros objetivos para el año parlamentario que ahora empieza.
En efecto, permítanme que nos preguntemos colectivamente qué hemos conseguido de lo que nos propusimos hace un año y cómo abordar el año parlamentario que ahora empieza en esta fase crítica de la construcción europea.
También hace un año acogíamos a nuevos colegas. Hace un año acogíamos a los colegas de 10 Estados miembros nuevos y entonces nos preguntábamos, en la alegría de la reunificación, si íbamos a ser capaces de trabajar juntos, de juntar culturas parlamentarias tan diferentes; si íbamos a ser capaces de superar el reto, único en el mundo, de trabajar en veinte lenguas diferentes, que no son suficientes todavía para reflejar la diversidad lingüística de la Unión. Creo que un año después, un año intenso desde todo punto de vista, podemos decir que este reto ha sido superado y que el Parlamento de la Unión ampliada funciona satisfactoriamente. Quiero agradecerles a todos su contribución a este éxito.
También hace un año les anunciaba mi determinación de concluir el asunto complejo y sensible del Estatuto de los diputados. Recordarán que todo el mundo coincidió en que esta era una prioridad, y fui muy animado a intentar encontrarle una solución. Pues bien, hoy podemos decir: misión cumplida.
Gracias a la contribución inestimable de la Presidencia luxemburguesa, el Consejo expresó en julio su conformidad con el texto aprobado por el Parlamento, que firmaré el próximo miércoles. Se trata de un acuerdo muy importante para nuestra Institución, cuya ausencia había emponzoñado durante mucho tiempo nuestra imagen pública.
Ahora quiero señalarles que, desde el punto de vista de nuestras normas de funcionamiento, tenemos que fijarnos dos objetivos: la reglamentación relativa a los asistentes parlamentarios y la reforma del Reglamento financiero para que la Unión pueda gestionar sus recursos de forma más eficaz. Hay un amplio consenso al respecto. Sin perjuicio de una buena gestión, la Unión necesita una norma financiera que le permita funcionar más eficazmente.
Ya tenemos un proyecto que la Comisión nos ha remitido. Y les propongo que nos fijemos como objetivo que este nuevo Reglamento financiero entre en vigor junto con el presupuesto del año 2007.
También hace un año se perfilaba la investidura de la nueva Comisión y entonces, lo recordarán, atravesamos un periodo de turbulencias. Pero hoy creo que podemos decir que el Parlamento Europeo ha ganado en madurez, en legitimidad, en credibilidad y en visibilidad ante la opinión pública. Y también que nuestra colaboración con la Comisión está asentada sobre bases firmes.
Después de esa investidura agitada, negociamos un Acuerdo marco entre el Parlamento y la Comisión. Un Acuerdo que nos permite avanzar sustancialmente en materia de información y de control democrático. También me felicito por ello. Y en su aplicación, la Conferencia de Presidentes recibirá dentro de dos días al señor Barroso para conocer directamente los planteamientos que la Comisión ha anunciado para este curso.
También hace un año el trágico final de los rehenes de Beslán ensombreció nuestra sesión plenaria. Entonces insistí en la necesidad de impulsar el espacio europeo de seguridad y de justicia, fomentando activamente una estrategia antiterrorista. Pero un año después la barbarie terrorista sigue activa. Londres ha sido la última víctima en territorio europeo, pero Iraq lo es todos los días.
Hoy la amenaza terrorista es mayor y no desaparecerá de inmediato. Pondrá a prueba la capacidad de la sociedad europea para hacerle frente desde el respeto a nuestros valores democráticos. Por ello, el equilibrio entre libertad y seguridad formará parte permanente de nuestro debate. Lo fue ya en la pasada sesión plenaria, cuando escuchamos al Ministro Clarke, y lo seguirá siendo en el futuro.
Por otra parte, todos somos conscientes de que el terrorismo borra la distinción entre asuntos internos y política externa y que hoy, nos guste o no, aparece directamente relacionado con los problemas de la inmigración. Por ello, debemos combatir el terrorismo junto con nuestros vecinos y socios del mundo islámico, especialmente del Mediterráneo y de Oriente Próximo.
Señoras y señores diputados, permítanme que me detenga aquí un momento para decirles que una de las grandes cuestiones del futuro de la Unión Europea es su relación con el mundo musulmán. Quizá la más importante. Les propongo que utilicemos la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea, que ahora preside el Parlamento Europeo, para desarrollar positivamente esta relación, evitando que la amenaza terrorista y las tensiones generadas por la inmigración deriven en una islamofobia que sería el mayor éxito de los terroristas.
También hace un año les hablaba de dos cuestiones que entonces eran fundamentales y que hoy son todavía más importantes. Me refiero, ustedes lo saben, al Tratado Constitucional y a las perspectivas financieras. En ambos casos el Parlamento ha hecho lo que nos propusimos hacer.
En lo que respecta al Tratado Constitucional, fuimos la sede de un gran debate que terminó con un apoyo mayoritario al Tratado. Trece países lo han ratificado, pero los «noes» de Francia y Holanda han inducido, como saben, al Consejo a establecer un período de reflexión al que luego me referiré.
En materia de perspectivas financieras hemos sido capaces de elaborar una propuesta ambiciosa y razonable a través de una comisión ad hoc que permitió la coordinación de todos los puntos de vista involucrados. De esta manera nuestro Parlamento tiene una posición propia con la que poder analizar las que hagan las demás instituciones. Nosotros sabemos lo que queremos y lo hemos dicho. Con respecto a nuestra posición, deberemos valorar las de la Comisión, que también conocemos, y las del Consejo, que estamos esperando. Porque, ciertamente, el Consejo no fue capaz de llegar a un acuerdo. Y mucho me temo que ello no se debió a los problemas de la Constitución, sino a una preocupante carencia de espíritu comunitario y a una creciente devaluación de la idea de solidaridad europea.
Señoras y señores diputados, hasta aquí hemos llegado siguiendo este camino. ¿Qué más y cómo debemos hacer a partir de ahora?
En mi opinión, lo más urgente, lo más importante, por lo menos lo más urgente, son las perspectivas financieras. Y es bueno recordar que un acuerdo en el Consejo es una condición necesaria, pero no suficiente, para que la Unión disponga de este marco financiero plurianual.
Se lo he dicho a los miembros del Consejo en varias ocasiones: de nada serviría un acuerdo entre ustedes si este no puede ser asumido por el Parlamento, porque se trata de un acuerdo interinstitucional del que somos parte las tres Instituciones.
Desde aquí insto al Consejo a hacer sus deberes y a llegar a un acuerdo durante la Presidencia británica, porque después será demasiado tarde, o mucho más complicado.
La Presidencia británica, en el brillante discurso con el que inició su mandato, parecía tener ideas para conseguir un acuerdo sobre una mejor estructura del gasto comunitario. El Parlamento Europeo recuerda que es urgente convertir en realidad esas ideas.
Mientras tanto nosotros debemos continuar trabajando en los programas legislativos. Ya sé que elaborar esos programas sin conocer los recursos asignados a cada programa de gasto complica nuestro trabajo, pero no lo hace imposible. Debo comunicarles que la Comisión y el Consejo me han pedido, insistentemente, que sigamos trabajando en esos programas legislativos, porque son imprescindibles para ejecutar el presupuesto de 2007. En los próximos días la Conferencia de Presidentes deberá decidir cómo hacerlo y pedir a las comisiones competentes que actúen de forma coordinada de acuerdo con sus directrices.
Señoras y señores diputados –permítanme una cierta solemnidad, aprovechando la presencia del Viceprimer Ministro británico a quien agradezco la dedicación al Parlamento– la Unión necesita las perspectivas financieras para el periodo 2007-2013. Pero necesita todavía más, es imprescindible para la Unión, un presupuesto que pueda ser ejecutado a partir del 1 de enero de 2007. No tenerlo sería dramático.
Por ello, desde ahora, es preciso prever la posibilidad de que tengamos que empezar a elaborar el presupuesto anual de 2007 antes de que haya un acuerdo sobre las perspectivas financieras. Esa posibilidad existe. Y desde ahora quiero asegurar que el Parlamento asumirá sus responsabilidades, según prevén los Tratados, para garantizar que la Unión, con o sin perspectivas financieras, tenga un presupuesto ejecutable para 2007.
Sería una situación novedosa, pero llegado el caso deberíamos afrontarla con normalidad democrática. Y luego está la otra gran cuestión de fondo: el futuro de la Unión y su relación con el Tratado Constitucional.
Como ustedes saben, el Consejo ha acordado un periodo de reflexión hasta la primavera que viene; digo bien, periodo de reflexión. No se trata de una pausa, palabra que verán que no aparece para nada en las conclusiones del Consejo. Estuvo, pero no está en las conclusiones finales. Y de hecho, otros países han seguido con sus procesos de ratificación, después de ese Consejo, incluido, por referéndum, Luxemburgo.
Pero es evidente que, mientras reflexionamos, durante algún tiempo vamos a seguir trabajando con lo que tenemos: el Tratado de Niza. No hay ninguna crisis de funcionamiento cotidiano. No hay ningún vacío legal. Es una obviedad decirlo. Pero en política enunciar obviedades a veces tiene sentido. No es un simple recuerdo inútil y, cuando se recuerda esta obviedad, hay que decir a continuación que los problemas de futuro para los que el Tratado Constitucional proponía una solución subsisten. Los problemas subsisten.
Y la solución a los problemas institucionales de la Unión no es una mera cuestión de decorado. Hacen falta instituciones adecuadamente diseñadas para permitir trabajar eficazmente.
Todo el mundo ve ahora que no existía, ni existe, ningún plan B, alternativo al Tratado Constitucional. No hay plan B, pero entre todos hemos acuñado el plan D: «D» de democracia y debate. Y, precisamente, democracia y debate es lo que define la esencia de un Parlamento.
Por ello, este Parlamento en el que tuvo lugar el último gran debate democrático sobre la Unión con las intervenciones de los señores Juncker y Blair, este Parlamento que vivió ese gran momento de la democracia parlamentaria tiene que continuar en esa línea y, por qué no, invitar a los Jefes de Estado y de Gobierno de los países en los que los resultados de los referéndums fueron especialmente significativos para continuar ese debate tan brillantemente iniciado.
Por otra parte, la Comisión de Asuntos Constitucionales trabaja en la elaboración de un informe sobre este periodo de reflexión y en su momento nos presentará propuestas.
Señorías, recordarán que hace un año consideraba que las ratificaciones iban a ser un momento decisivo para hablar de Europa a los europeos. La gran ocasión para hablar de Europa a los europeos, decía, y la verdad es que nunca pensé que fuera a ser tanto la ocasión de hablar de Europa a los europeos.
Tras lo ocurrido, debemos fomentar en toda Europa una gran conversación entre europeos, descentralizada, por supuesto, en colaboración con los Parlamentos nacionales, por supuesto, pero también con todas las expresiones de la sociedad civil. Tenemos el tiempo necesario. Hagámoslo, quizá con menos pasión que durante las campañas de los referéndums, pero con más y mejor información.
Acabo de recibir una carta del Presidente Barroso, y he mantenido reuniones de trabajo con la Vicepresidenta aquí presente, en la que nos propone trabajar juntos en este ámbito. Y, por supuesto, lo vamos a hacer, tanto con la Comisión como con el Consejo, porque todos estamos convencidos de que la Europa que vamos a construir no será ni tecnocrática ni burocrática y por ello el Parlamento tiene que desarrollar toda su razón de ser.
Ahora permítanme que vuelva a nuestra tarea legislativa. Creo que nuestro balance es positivo. Pero hemos de poner más en relieve el valor añadido que tiene Europa para los europeos y tendremos ocasión de hacerlo cuando debatamos la Directiva REACH –la clase de directiva, por cierto, que la Comisión anuncia que nunca más volverá a enviar– la Directiva sobre servicios, sobre el tiempo de trabajo, seguridad aérea, tráfico ferroviario.
Y también los asuntos de seguridad y de justicia. Y también Turquía, porque hace un año nos propusimos pronunciarnos sobre Turquía. Lo hicimos.
Nuestra postura tuvo un impacto político cierto. Y este miércoles volveremos a estudiar el estado de la situación en la víspera de la apertura de negociaciones. Estamos, sin duda, ante un momento histórico, y el Parlamento deberá pronunciarse sobre el Protocolo al Acuerdo de Asociación UE-Turquía que ha suscitado los problemas que todos conocemos y en cuya solución trabaja la Presidencia británica.
Señoría, este Parlamento es imprescindible para definir el equilibrio entre libertad y seguridad en la lucha antiterrorista. Si Europa tiene que tener una política antiterrorista que defina de nuevo la relación entre libertad y seguridad, este Parlamento tiene que estar plenamente presente.
Así lo preveía el Tratado Constitucional, con importantes avances en cuanto al papel de nuestro Parlamento en este ámbito. Pero, sin Tratado Constitucional, es positivo que en el último Consejo informal de Ministros del Interior, el Consejo y la Comisión hayan estado de acuerdo en dar plena participación al Parlamento en la definición de este equilibrio. Si así fuera, y espero que así sea, creo que sería una excelente muestra de colaboración entre las tres Instituciones y la mejor manera de definir una política antiterrorista plenamente asumida por la sociedad europea.
Para acabar, permítanme hacer una referencia a la cuestión de la calidad y la pertinencia de la legislación europea. Qué legislación producimos, qué calidad tiene, sobre qué temas trata, es pertinente, está bien hecha; el better regulation es un asunto de moda. No es un asunto nuevo, cada Comisión anuncia su voluntad de simplificar el acquis communautaire. Creo que es la tercera vez, por lo menos, que las comisiones anuncian que así va a ser.
Pero está la actualidad, y el Presidente de la Comisión ha anunciado recientemente su intención de retirar varias decenas de propuestas legislativas. Desde el punto de vista formal, he recordado a la Comisión su obligación, según nuestro Acuerdo marco, de informar al Parlamento antes de retirar dichas propuestas y de hacerlo sin que esta obligación de informar sea un mero trámite y quede vacía de contenido. No sabemos todavía qué textos son, seguro que el Presidente Barroso nos informará de ello, pero debo advertir desde ahora que según cual sea el estado de avance de su tramitación en el Consejo y en el Parlamento, su retirada podría plantear problemas jurídicos que el Parlamento desea resolver positivamente. Eso sobre la forma.
Sobre el fondo, es cierto que a veces la Unión Europea trata muchas cuestiones con mucho detalle. Pero además de procurar no legislar con excesivo detalle, también sería bueno preguntarse si en el edificio europeo no faltan algunas vigas maestras para garantizar la solidez del conjunto. Sin duda, son necesarias medidas para simplificar la legislación, evaluar su impacto y analizar cómo se transponen los textos. Por ejemplo, me informan de que hay hoy 56 directivas que regulan el etiquetado de los productos. Si fuera cierto que hay 56 directivas que regulan el etiquetado de los productos en Europa, sería necesario consolidar este cuerpo legislativo.
Desde esta perspectiva, la Presidencia británica ha convocado una Cumbre extraordinaria para finales de octubre, en la que tendré el honor de representar a nuestra Institución, cuya participación ha ido creciendo, y creo que ello debe satisfacernos.
Todavía no conocemos el orden del día de esa Cumbre, pero es seguro que la cuestión del famoso modelo social europeo será uno de los asuntos principales a debate. Ese modelo social, que para algunos no existe y para otros es pluriforme, es un objeto prioritario de nuestro debate. Porque no es otro que el debate relativo a la respuesta de la sociedad europea a la globalización económica. Algo trascendental para el futuro de nuestra sociedad.
Para ello serán muy importantes los trabajos de nuestras comisiones y también el debate que celebraremos en el Pleno en presencia del Primer Ministro británico, que vendrá aquí a debatir con el Parlamento en vísperas de esa Cumbre.
Por otra parte, debo decirles que a lo largo de todos mis viajes de este año he constatado que la política exterior de la Unión ha dejado de ser el ámbito exclusivo de los Gobiernos; que en todos mis desplazamientos a terceros países constato que la diplomacia parlamentaria gana en madurez y en responsabilidad, en particular, gracias a la excelente cooperación con el Consejo y la Comisión. Y también debo decirles que en todas partes me expresan la necesidad de Europa y con frecuencia se lamentan de que su presencia sea insuficiente. Quizá los no europeos sienten más la necesidad de Europa que nosotros mismos.
Señoras y señores diputados, analizando la democracia que nacía en América, una democracia como la que ahora pretendemos construir, supranacional, Tocqueville decía que las naciones, al igual que los hombres, solo llegan a un destino más grande a través del diálogo y del debate político. Quiero invitarles a hacer vivir este espíritu en el debate sobre el futuro de Europa, en nuestros Estados respectivos y en las Instituciones europeas.
(Aplausos)
Hans-Gert Poettering, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, quisiera empezar dando una afectuosa bienvenida, en nombre de nuestro Grupo, a nuestros amigos de Bulgaria y Rumanía y asegurarles que esperamos con agrado poder iniciar lo que va a ser un proceso de aprendizaje mutuo. Quienes ya formamos parte de esta Cámara tendremos mucho que aprender de Bulgaria y Rumanía en lo que respecta al desarrollo de los acontecimientos en esos frentes, mientras que ellos, en su calidad de nuevos observadores, tendrán mucho que aprender sobre nuestra manera de trabajar. Una actitud comprensiva por ambas partes nos permitirá alcanzar éxitos que todos podamos compartir.
Señor Presidente, usted ha hablado de una crisis de identidad y, por mi parte, acojo con satisfacción la oportunidad de pasar revista a la situación actual que nos brinda su intervención. También se ha referido a la Constitución. Por mi parte, tengo el profundo convencimiento de que la única respuesta posible frente a esta crisis de identidad en la que nos encontramos inmersos en Europa es que consigamos expresar los valores que nos unen –incluso por encima de las divisiones políticas– en forma de normas constitucionales europeas. Por esto no debemos dejar aparcada nuestra Constitución –y ahora pienso sobre todo en su segunda parte, donde se describen dichos valores–, sino que esta debe mantenerse en el programa de trabajo, pues lo cierto es que necesitamos esos valores y de ellos depende nuestro futuro común. Por esto no debemos permitir que la respuesta negativa de Francia y los Países Bajos se convierta en la última palabra. Por supuesto, habrá que establecer un calendario adecuado y decidir con prudencia el momento propicio para avanzar, un aspecto que tendremos que considerar conjuntamente con la Comisión. Ninguno de nosotros debe permitir que cunda la impresión de que la Constitución de algún modo ya no figura en el programa de trabajo; ahora mismo también estamos reflexionando sobre la manera de plasmar de forma tangible esta Constitución y sus elementos fundamentales.
Pienso que también sería una buena idea –y creo que el Presidente comparte esta línea de pensamiento– invitar de vez en cuando a los Jefes de Gobierno a esta Cámara, independientemente de cuál sea el país que ocupe la Presidencia, a fin de entablar con ellos un debate sobre el futuro de Europa.
Evidentemente, nos inquieta que una parte numerosa de la población considere esta Europa nuestra como algo muy distante. Señora Vicepresidenta Wallström, no cabe duda de que en parte se trata de una cuestión de relaciones públicas, que por consiguiente forma parte de sus responsabilidades, pero el quid de la cuestión es en el fondo la labor legislativa que desarrollamos, por lo que en nombre de nuestro Grupo quiero manifestar que el planteamiento de la Comisión –cuando recomienda que se legisle menos– en principio es acertado. Sin embargo, lo que hagamos debe ser bueno; debemos «legislar mejor». La Comisión aborda estas cuestiones desde el punto de vista correcto, pero le ruego que no soslaye los procedimientos convenidos en el Acuerdo interinstitucional, pues ese camino no lleva a ninguna parte. Si bien podemos aceptar el fondo de lo que desea conseguir, le recomiendo encarecidamente que se atenga a los procedimientos de consulta del Parlamento Europeo antes de adoptar resoluciones formales. Si desea adoptar ya una decisión este próximo martes, para ello no basta con que el Comisario Verheugen –y se me escapa por qué ha de ser él– informe hoy de forma oficiosa a los Grupos; al contrario, se requiere un diálogo institucional constructivo entre la Comisión y el Parlamento Europeo.
Uno de los aspectos más importantes que habrá que considerar es, sin duda, el de la competitividad de Europa. Estamos de acuerdo con el señor Barroso en que el debate sobre la Constitución no debe distraernos de este tema, que es esencial, junto con el de cómo vamos a construir una Europa social. También es necesario que entablemos un diálogo más estrecho con los Parlamentos nacionales, pues sería una tragedia para la Unión Europea que entre ellos y nosotros surgiera una división. Si deseamos conducir la Unión Europea hacia un futuro luminoso, tenemos que encontrar la forma de hacerlo conjuntamente.
Quisiera referirme igualmente –y con esto terminaré, entre otras cosas porque veo que acaba de llegar el Viceprimer Ministro, en su calidad de Presidente en funciones del Consejo– al tema de cómo debemos proceder en el ámbito de la información y de la lucha contra el terrorismo. Hemos tenido noticia de que algunos Gobiernos desean abordar esta cuestión exclusivamente mediante la adopción de resoluciones marco, lo que equivaldría a una exclusión del Parlamento Europeo. El Ministro del Interior británico, el señor Clarke, ha manifestado que la Presidencia británica del Consejo está dispuesta a aceptar la participación de esta Asamblea si logramos presentar un texto definitivo en un plazo razonable. En nombre de mi Grupo, puedo decirle que eso es lo que pretendemos, ya que es necesario luchar contra el terrorismo. Se lo puedo asegurar. Sin embargo, también queremos que el Parlamento participe, para así poder contar con un marco legislativo adecuado y que no lo establezcan solo los Gobiernos nacionales por su cuenta. Por esto espero que el Consejo, la Comisión y esta Asamblea mantengamos una buena colaboración, pues si no lo hacemos, la Unión Europea se encontrará en dificultades aún mayores. Estamos colaborando en aras del futuro de la Unión Europea y esa es una obligación que compartimos.
(Aplausos)
Martin Schulz, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, quiero darle las gracias por lo que acaba de decir sobre la orientación general de nuestros trabajos durante el próximo año. Doy una cordial bienvenida a nuestros amigos de Rumanía y Bulgaria, cualquiera que sea su filiación política, en particular a quienes pertenecen a mi propio Grupo, pero también a aquellos que defienden ideas distintas, con la esperanza de que mantengamos una buena colaboración en esta Cámara por el bien de la Unión Europea. A la vez les pido que trabajen y debatan con empeño en esta Cámara, pues la Unión Europea también lo necesita.
La democracia europea se desarrolla en este Parlamento, así que permítanme que enlace con lo que acaba de decir mi buen amigo el señor Poettering. Estoy completamente de acuerdo en que no podemos aceptar la forma en que hace circular la información la Comisión, anunciando, a través del Comisario Verheugen, al Frankfurter Allgemeine Zeitung las cuestiones que se propone retirar, tras lo cual, un día después, el señor Barroso comunica a la prensa internacional lo que él se propone retirar, sin que el Parlamento haya sido informado oficialmente hasta la fecha, a pesar de que la Comisión está obligada a hacerlo en virtud del Acuerdo interinstitucional.
El Parlamento sin duda tiene derecho a saber qué está ocurriendo en los pasillos secretos del poder dentro de este edificio. Habría habido ocasión de comunicar esta información el jueves pasado, en la Conferencia de Presidentes, donde el señor Barroso podría haberlo hecho. Evidentemente, había sido invitado, pero comunicó que no podría asistir. Luego tuve noticia de que el motivo era que el señor Poettering tampoco asistiría. Bueno, me dije, si el señor Poettering no está, no habrá nada que hacer. Y esta mañana, al leer los periódicos, me he enterado de dónde estaba el señor Barroso el jueves pasado, el día en que su ausencia era inevitable. El Presidente del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos puede indignarse de que no se nos haya informado, pero esto se podría haber hecho el jueves pasado, de no ser porque el señor Poettering y el Presidente Barroso habían acudido a una reunión organizada por los laboratorios de ideas del Partido Popular Europeo en Lisboa. Uno no debe quejarse de la Comisión cuando uno mismo se encarga de que no se respeten las citas destinadas a informarnos.
No dirijo estas observaciones al señor Poettering, pues eso no es tarea suya. Le compadezco un poco, pero no siento lo mismo por el Presidente de la Comisión. Señora Comisaria Wallström, puede decirle al señor Barroso de mi parte que no estoy dispuesto a aceptar que el Presidente de la Comisión informe a la prensa internacional de sus intenciones, pero no al Parlamento Europeo. ¡Esto es inaceptable!
Tampoco me parece aceptable que el Presidente de la Comisión declare en una rueda de prensa convocada con motivo de su regreso de vacaciones –y debieron ser unas vacaciones muy largas, pues hacía mucho que no tenía ninguna noticia de él– que no tiene sentido centrarse en la Constitución, que de todos modos tiene un largo período por delante, y que ha llegado el momento de centrarnos en otras cosas, ¡y esto en boca de una persona cuya tarea es luchar por esa misma Constitución!
Me pregunto cuál es la actitud del Presidente de la Comisión con respecto a los países que han ratificado la Constitución o a los que están en vías de hacerlo. ¿Qué cabe esperar que piensen ante semejante Presidente de la Comisión?
No tengo nada que objetar contra el fondo de dicho argumento y no cabe duda de que debemos legislar mejor y retirar las normas que resulten superfluas. Estoy plenamente de acuerdo con ello, pero permítame que deje bien claro, señor Presidente, que el programa de trabajo que usted acaba de anunciar para el año próximo no puede pasar de la misma forma que los precedentes. Todo gira en torno a la cooperación entre las instituciones europeas, en particular entre la Comisión y el Parlamento, pero a la vista de ello, por mi parte espero de la Comisión que llegue a un compromiso con el Parlamento y lo erija en foro de debate sobre el futuro de Europa, en lugar de optar por una conferencia de prensa o una de sus sesiones informativas en Bruselas.
Es la única forma de que lleguemos a alcanzar algún acuerdo, en particular sobre las perspectivas financieras. Permítame que le recuerde que, entre las cifras del Parlamento –es decir, nuestras propuestas– y las que no se adoptaron en la Cumbre, me refiero al compromiso del 1,07 % que se presentó allí, media una brecha de varios miles de millones, pero entre las exigencias que plantea la Comisión con respecto a las perspectivas financieras y lo que en realidad desea el Consejo media un enorme abismo que duplica de nuevo esa cifra. Cualquier Presidente de la Comisión que deseara aplicar su ambicioso programa tendría que haber montado un escándalo tras el fracaso del acuerdo sobre las perspectivas financieras y haberlo denunciado como el camino hacia la ruina de la Unión Europea.
Lo que critico, señor Presidente, es la ausencia excesivamente prolongada de la Comisión del debate sobre las perspectivas financieras y sobre la Constitución. Al tiempo que apoyamos sinceramente sus propuestas, esperamos igualmente que la Comisión –y en particular su Presidente– regrese pronto al terreno de juego.
(Aplausos)
Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, en nombre de mi Grupo quisiera dar la bienvenida al Presidente en ejercicio del Consejo, el señor Prescott, que a todas luces prefiere disfrutar de la compañía de antiguos colegas a asistir a la comilona de su partido en Brighton.
Yo también doy la bienvenida a nuestros nuevos amigos de Rumanía y Bulgaria. Lamento que se hayan unido a nosotros en unos tiempos no muy felices. Europa está de capa caída: su Constitución ha sufrido un revés, su presupuesto está paralizado, su economía está estancada. Busca una nueva brisa para levantar velas.
Antes, los Parlamentos esperaban que fuera la Comisión quien tomara la iniciativa: como guardiana de los Tratados, como motor de integración e impulsora de ideas. Este Parlamento debe desafiar a los Estados miembros. ¿Está Alemania dispuesta a aplicar reformas? ¿Se enfrentará Italia a su déficit? ¿Apoyará Tony Blair sus bonitas palabras con una plena participación británica en los proyectos europeos? ¿Y mostrarán París y La Haya que son capaces de liderar a sus ciudadanos? Ahora, más que nunca, el Parlamento y la Comisión deben trabajar juntos para rescatar el proyecto europeo, para unir a la Unión.
Hace cinco años, en Lisboa, los Estados miembros acordaron una agenda. Hace cinco meses, en Bruselas, la Comisión estableció una nueva estrategia de fomento del empleo y el crecimiento. ¿Cuántas semanas hemos de esperar hasta que haya consenso en el Consejo y, cuando lo logremos, hasta reunir la valentía suficiente para llevarlo a la práctica?
Hemos leído algo acerca de una purga del arsenal legislativo, que sin duda ya hace tiempo que tendría que haberse producido. Pero permítanme unas palabras sobre el proceso: hacer cumplir mejor la legislación, es incumbe a la Comisión y al Tribunal; menos leyes nuevas y más enfocadas, esto también es competencia de la Comisión. Sin embargo, las decisiones sobre la abolición de directivas y la mejora de las que son deficientes implican un proceso que requiere la participación del Parlamento, por lo que esperamos poder intervenir en la retirada o la reescritura de las leyes.
(Aplausos)
Señora Comisaria Wallström, nuestra participación es su responsabilidad. Nuestra aprobación es su legitimidad.
Me temo que no vaya a estar usted de acuerdo con el presupuesto bajo la Presidencia británica. Pero aproveche su gira pública por Europa junto con el señor Barroso para conseguir el acuerdo de las capitales nacionales sobre la financiación de las necesidades de la Unión. Necesitamos más campeones como Airbus. No los tendremos con un tope del 1 %. Debemos invertir en la mejora de las cualificaciones, asegurar la formación permanente, fomentar la investigación y el desarrollo; no habrá forma de conseguirlo con un 1 %. Señora Comisaria Wallström, emprenda ahora la gira que tendría que haber llevado a cabo en junio. Marque la pauta o los Estados miembros lo harán por usted.
La Constitución Europea lleva las bonitas firmas de Presidentes y Primeros Ministros. Sin embargo, algunos de nuestros ciudadanos se negaron a ratificarla. Posiblemente, la receta no sea del todo correcta. Posiblemente, la gente sospecha que se firmó de mala fe. De lo que no hay duda es que sus firmantes muestran muy poco respeto por las instituciones que han creado. De momento se encuentra congelada. De forma que sí, señor Barroso, permítanos enderezar las políticas, lo que probablemente significa colocarlas en el centro.
No obstante, por lo que a la Constitución respecta, no se dé prisa por llevar a cabo los ritos funerarios. Parafraseando a Mark Twain, puede que los rumores sobre su muerte sean exagerados. Aprovechemos este periodo de reflexión para convocar a Chirac y a Balkenende a esta Cámara para que nos explican qué piensan hacer; celebremos audiencias con aquellos que todavía no han ratificado la Constitución; confrontemos a los Estados miembros con sus responsabilidades. Mostremos juntos que nuestra Unión satisface las necesidades de sus ciudadanos: reforzando la seguridad sin amenazar la libertad; sentando las bases para la creación de más empleos sin minar la solidaridad; aumentando el valor añadido europeo sin reducir la identidad. Si este es nuestro programa, en algún momento a partir de ahora nuestras instituciones y planes institucionales volverán a contar con el apoyo de nuestros ciudadanos y la entrega que se merecen.
(Aplausos)
Daniel Marc Cohn-Bendit, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, Señorías de Rumanía y Bulgaria, todo el mundo les ha saludado calurosamente, nuestro Grupo les saluda calurosamente y, como ven, llegan en el momento justo. De hecho, su situación es peculiar. Este Parlamento está visiblemente furioso, al menos si creemos a los presidentes de Grupo que se han expresado en contra de la Comisión, contra tal o cual persona.
Señor Borrell, ha dicho usted que cuando el señor Blair habló aquí fue un gran momento para la democracia. ¿Qué pasó? Habló, se marchó y desde entonces la Presidencia no ha dicho nada. «Ellos» ya no existen en absoluto, no se sabe qué hacen: no es un gran momento para la democracia.
(Dirigiéndose al señor Watson, que le pregunta: «¿Y la Presidencia francesa?»)
No hablamos de la Presidencia francesa, de momento tenemos una Presidencia británica. Existe una Presidencia británica que debe presidir las actividades y que no lo hace. Tenemos derecho, como Parlamento que somos, a señalar que no hace nada. Es lo mínimo que puede hacer un Parlamento. Punto y aparte.
Quisiera decir ahora algo muy simple. Si el señor Barroso piensa esto o aquello de la Constitución, que venga a decirlo al Parlamento. Lo discutiremos con él, le echaremos la bronca. Que venga a hablar de la Constitución al Parlamento. Si el señor Barroso considera que hay leyes que retirar, ¡que venga a decirlo! Y, a este respecto, señor Poettering, no puede decir que, en cuanto al contenido, está de acuerdo con el señor Barroso: no sabemos lo que quiere el señor Barroso. Puede decir que, en la forma, está de acuerdo, pero, en cuando al fondo, personalmente, no sé qué quiere hacer la Comisión.
Con respecto a «legislar mejor», pongamos el ejemplo de la señora Reding, que quiere hacer una televisión en Europa, una televisión a la Berlusconi, con publicidad por todas partes. ¿Es eso «legislar mejor»? No, es «legislar peor», y no lo queremos. Conocemos su contenido. Que la señora Reding venga a proponer su nueva directiva sobre la televisión, y verán que lo que quiere la Comisión jamás obtendrá una mayoría en este Parlamento.
Por tanto, las cosas son muy sencillas. La Comisión presenta propuestas y formula ideas. Se va de vacaciones, se plantea algunas cuestiones serias, vuelve y formula ideas. Que venga al Parlamento a proponer sus ideas. Cuando se tiene una directiva, se vota: se acepta o no se acepta. Cuando se quiere retirar una directiva, se vota la propuesta: se acepta o no se acepta.
Tomamos las cosas de una por una y, ya se trate de mejorar la normativa, o de una normativa neoliberal, una normativa socialista o ninguna normativa en absoluto, lo que importa es el contenido.
Estoy harto de esas personas que no paran de proponer cosas en el espacio europeo sin saber a quién dirigirse. Queremos una Comisión que proponga leyes europeas. Queremos un Parlamento. Queremos un Consejo que se ocupe de sus asuntos: cuando hay una Presidencia, que presida las actividades sin dedicarse a otras distracciones. Si al señor Blair le gusta jugar al cricket y tomar té, es libre de hacerlo, pero como Presidente tiene otras cosas que hacer. Debe hacer propuestas para que Europa avance y, por el momento, Europa no avanza, y ello se debe a esta Presidencia.
(Aplausos)
Francis Wurtz, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FR) Señor Presidente, señor Prescott, señora Wallström, junto con mi Grupo se sumo con mucho gusto a todos los mensajes de bienvenida que se han dirigido a los observadores de Rumanía y Bulgaria. Pero si no queremos que nuestras palabras se queden en votos piadosos, debemos tener el valor de asumir todas las consecuencias de nuestras decisiones. En efecto, la perspectiva ya próxima de la entrada de esos dos países en la Unión Europea, que mi Grupo siempre ha apoyado plenamente, no hace sino más urgente y decisivo un auténtico cambio de rumbo de la política europea en materia económica, monetaria, presupuestaria, fiscal y comercial. Con 15 Estados miembros era necesaria, con 25 o 27 Estados miembros resulta esencial.
Señor Presidente, ha hablado usted de crisis de identidad. Creo que tiene razón. Para superarla, las decisiones políticas deben primar sobre las necesidades del mercado, porque si en nombre de la competencia internacional nos contentamos con adaptarnos a la mundialización tal como es hoy, simplemente dejará de haber lugar para las cuestiones sociales o para la solidaridad. Con el desempleo masivo, el aumento rápido de la precariedad laboral, la pobreza a gran escala y las escandalosas desigualdades que conocemos, sería políticamente irresponsable y socialmente explosivo quedarse con las ideas fijas en la libre competencia, la restricción del gasto público, el dumping social y fiscal y, como guinda, la tacañería presupuestaria. Nosotros, como representantes elegidos de nuestros conciudadanos, tenemos el deber de testimoniar el profundo malestar que, de un modo u otro, se expresa de una punta a otra de Europa. ¿Qué puede hacer el Parlamento en los próximos meses para enviar a los europeos las señales positivas que esperan? Avanzaré tres propuestas.
En primer lugar, se nos juzgará por cómo votemos sobre toda una serie de proyectos de directiva. Esta semana, sobre el proyecto encaminado a liberalizar totalmente el transporte ferroviario. En las próximas semanas, la profundamente simbólica directiva Bolkestein, que el señor Barroso se ha cuidado mucho de echar al cesto con las demás. Después vendrán los textos sobre los transportes regionales, los servicios portuarios y el tiempo de trabajo, sin olvidar el dictamen que deberemos emitir sobre las negociaciones de la OMC y, en particular, sobre el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios. Si queremos responder a las expectativas, sería inteligente que adoptáramos, en cada uno de esos casos, una actitud claramente antiliberal y muy exigente con respecto a los servicios públicos,.
En segundo lugar, deberíamos tomar algunas iniciativas políticas importantes sobre grandes temas de civilización. Un solo ejemplo: la guerra y la paz. Para expresar nuestro rechazo a la guerra y, con más razón, la implicación de países europeos en semejante aventura, invitemos al Parlamento a la señora Cindy Sheehan, la madre de un soldado estadounidense muerto en Iraq cuyo grito de dolor, de verdad y de humanidad conmueve a la opinión pública a un lado y otro del Atlántico.
En tercer lugar, por último, e indisociablemente de los dos primeros temas, contribuyamos a conceder a nuestros conciudadanos su libertad de expresión. Organicemos debates con todos los medios, pero auténticos debates, sin censura, en los veintisiete Estados miembros de la Unión ampliada, sobre qué debería cambiar en la Unión para insuflar nueva vida al sueño europeo.
Nigel Farage, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señor Presidente, doy la bienvenida a nuestros amigos de Rumanía y Bulgaria. Serán recibidos con los brazos abiertos por este imperio europeo expansionista.
Les diría lo siguiente: aunque no sean ustedes diputados electos, serán tratados como miembros de pleno derecho de la elite política europea. Tendrán derecho a generosísimas dietas, contarán con un servicio de coger y asistirán a una serie interminable de desayunos, almuerzos, cenas y cócteles. Después de todo esto, y con unos cuantos kilos de más, el plan es que regresen a sus países de origen y cuenten a la gente que todo va bien con este club en el que han aceptado ingresar.
Como dijo Marx –me refiero a Groucho Marx, no a Karl Marx–, «yo no entraría en ningún club que tuviera socios como yo». Por lo que se refiere a la UE, se trata de un consejo muy acertado, porque este es un club cuyas cuentas no han sido aprobadas con respecto a los últimos diez años. Se trata de un club, como ya han escuchado antes en boca de los líderes de los Grupos, que trata a los votantes de Francia y los Países Bajos con absoluto desprecio, puesto que intenta imponer las disposiciones de una Constitución que debería estar muerta. Es un club que les quitará hasta sus derechos de autogobierno y, tristemente, está empezando a parecerse cada vez más al sistema político del que acaban ustedes de deshacerse. Oirán abucheos de aquellos que viven de esta Unión Europea y que ganan aquí mucho más de lo que nunca llegarían a merecer en el sector privado.
Ustedes están aquí como observadores, así que echen un vistazo alrededor. ¿Qué estamos haciendo hoy aquí? Menudo sinsentido que nos estemos gastando 200 millones de euros al año del dinero de los contribuyentes en la excursión mensual a Estrasburgo. Fíjense mañana, así como el miércoles y el jueves, en el sistema absolutamente ridículo de votación que tenemos aquí, y se darán cuenta de que, por mucho que el señor Barroso hablara la semana pasada de desregulación, menos legislación y de sesenta actos legislativos que pretenden retirar, en el corto periodo de tiempo transcurrido desde el 1 de julio, cuando los británicos asumieron la Presidencia del Consejo, se han aprobado unos 2 000 instrumentos legislativos.
Les ruego que se fijen y de vuelta a su país cuenten la verdad a la gente. Todos los diez Estados miembros que se adhirieron el año pasado celebraron referendos en sus países. Tengo entendido que no hay intención de celebrar referendos en Rumanía ni en Bulgaria. ¿Es que sus ciudadanos no se merecen por lo menos la oportunidad de votar en un referendo y celebrar un debate? ¿No sería un enorme error histórico apremiar a sus ciudadanos a ingresar en esta Unión Europea fracasada sin contarles antes la verdad? A los británicos se les mintió hace treinta años acerca de este club europeo. Sus ciudadanos se merecen algo mejor.
(Aplausos por parte del Grupo IND/DEM)
Brian Crowley, en nombre del Grupo UEN. – (EN) Señor Presidente, quisiera dar las gracias al Viceprimer Ministro Prescott y a la Comisaria Wallström por su presencia hoy aquí. También quiero dar las gracias al señor Cohn-Bendit por dedicarme, como siempre, tanta atención.
Lo que hemos visto hoy aquí es la capacidad de una institución como la nuestra de levantar la voz con grave preocupación y mostrarse incapaz de aportar solución alguna. Porque, al fin y al cabo, si realmente queremos dar respuesta a lo que ocurre en la Unión Europea hoy, primero debemos reconocer que, por mucha crisis que podamos percibir, la gente ahí fuera no lo ve como una crisis. Para el 90 % de la población, la Unión Europea no refleja una imagen positiva que sea importante para ellos. Es vista como un ente intervencionista, excesivamente oneroso, superior a todo lo demás y, además, indiferente ante las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos.
Es importante ser realistas cuando consideramos el número de cuestiones que nuestra organización puede abordar con arreglo a sus normas. Hoy he oído hablar aquí del error del Presidente Barroso al mencionar que la Comisión iba a retirar cierto número de directivas, o que se iba a reducir el número de directivas en vigor. El Presidente de nuestro Parlamento ha dicho hoy aquí que existen 56 directivas distintas relacionadas con la venta y la producción de bienes y servicios. Existen 16 directivas distintas relacionadas con la compra, la comercialización y la presentación de fertilizantes destinados a la venta. No hay duda de que todas ellas pueden refundirse en una única directiva. Quizás haya una diferencia lingüística y de interpretación y, lo que el Presidente de la Comisión quiso decir es consolidación, o codificación, como ocurre en todos los Gobiernos.
No existe razón alguna por la que cualquier institución no deba autoexaminarse con todo rigor para determinar cuáles son las cuestiones más importantes a las que debe enfrentarse y cómo mejorar la legislación y hacer que sea más relevante para los ciudadanos.
Los desafíos a que nos enfrentamos hoy no se refieren a un futuro lejano, ni tampoco a las ideologías fracasadas del pasado. Los desafíos a los que hoy nos enfrentamos consisten en garantizar que podamos crear una estructura adecuada para Europa en el siglo XXI. La financiación es una cuestión esencial y hay que llegar a un acuerdo sobre las perspectivas financieras. Los Estados miembros deben efectuar una aportación al presupuesto central para garantizar que podamos ayudar a los países que más lo necesitan, y para garantizar que podamos seguir impulsando a Europa como un centro dinámico, innovador y creativo.
También debemos intentar asegurar que, de esta forma, no vayamos a tirar al bebé junto con el agua del baño. Ha habido quien, en el pasado reciente, han tratado de vincular la Política Agrícola Común a las perspectivas financieras. Eso ha sido un error, y se espera que ahora se abandone esa posición. Asimismo es importante que nosotros, en este Parlamento, consideremos nuestra función con responsabilidad y que, cuando no nos guste o estemos en desacuerdo con la legislación, no aplacemos la decisión, tal y como hicimos con la Directiva de las invenciones implementadas en ordenador, como estamos intentando hacer con la Directiva sobre servicios, y como hemos hecho con muchas otras directivas propuestas en el pasado. Nuestra tarea como legisladores es legislar. Ello requiere decisiones difíciles, lo que significa que habrá diferencias entre nosotros en esta Cámara. Esas diferencias no son de carácter personal, sino que surgen a raíz de lo que consideramos la mejor visión para el futuro.
Finalmente, cuando hablamos de un espacio de libertad, seguridad y justicia, es la justicia lo que debería primar por encima de estos objetivos e ideales porque, a menos que podamos garantizar a la gente que sus derechos y libertades individuales estén protegidos, habremos fracasado en nuestro primer deber como legisladores, a saber, garantizar que las leyes que aprobamos no solo protejan el bien común, sino que además no vayan en detrimento de la minoría.
Jean-Marie Le Pen (NI). – (FR) Señor Presidente, Señorías, también yo quisiera saludar a los nuevos colegas rumanos y búlgaros. Ellos devolverán, espero, a la lengua y la cultura francesas un poco del lustre que ha perdido aquí con las sucesivas ampliaciones, en particular con la adhesión de los países del norte de Europa y de Europa Central y Oriental. No olvido notables excepciones, como nuestro difunto colega el polaco Filip Adwent.
Doy la bienvenida, en particular, a nuestros cinco colegas y amigos del Partido de la gran Rumanía, Romania Mare, y a nuestro colega búlgaro del partido Attack. Llegan como observadores al Parlamento Europeo en un momento en que, el próximo 3 de octubre, Turquía va a iniciar las negociaciones de adhesión, cuando esta ha sido una de las causas del rechazo de la Constitución, y sin haber reconocido a la república de Chipre, e incluso, sin querer hacerlo. Pienso que, con un 10 % de su población de origen turco, Bulgaria es especialmente sensible a este acontecimiento capital.
Que nuestros colegas sepan que pueden contar con nuestro apoyo en el Parlamento Europeo para defender la Europa de las patrias frente a la mundialización destructora y la oleada de migrantes. Observo con interés el golpe de gracia que el señor Barroso, Presidente de la Comisión Europea, acaba de dar a la difunta Constitución europea. Como demócrata racional, ha aprendido las lecciones de los referendos francés y neerlandés para enterrar ese texto liberticida. Por una vez, el Derecho se aproxima a la moral. La opinión de los pueblos prevalece sobre la de los tecnócratas, a pesar de las presiones de todo tipo ejercidas por las grandes conciencias profesionales.
Por lo que respecta a las perspectivas financieras 2007-2013, la batalla franco-británica sobre el cheque y el presupuesto de la PAC puede durar, salvo que se aumente el presupuesto comunitario por encima del 1 % del PIB para satisfacer las necesidades de los PECO. En este asunto denunciaremos cualquier repliegue o paso atrás del señor Chirac y del Gobierno francés con respecto a la PAC. Los británicos, como fieles aliados de los norteamericanos, solo tienen dos objetivos durante su Presidencia semestral: encarrilar la adhesión de Turquía y asegurar que se apruebe la famosa directiva «Bolkestein» sobre los servicios. Nos opondremos a ambos.
El señor Chirac se ha dirigido a la Comisión Europea, de modo desvergonzado, para pedirle que intervenga en el asunto Hewlett Packard, con sus 1 240 despidos forzosos. Se ha humillado públicamente y Francia con él. En efecto, la Comisión no tiene que intervenir en la gestión interna de las empresas. Lo normal es que la defensa de los intereses económicos y sociales franceses se decida en París y no en Bruselas y Ginebra.
Solo las elecciones presidenciales francesas de 2007, que llegan tras el acontecimiento fatal del 29 de mayo de 2005, marcarán una auténtica ruptura con el eurointernacionalismo y el espíritu de renuncia. Una ruptura que esperan todos los europeos sinceros. Será el retorno de las ideas nacionales y del patriotismo económico al servicio del pueblo. Teniendo el temible privilegio de la anterioridad, creo poder ser su portavoz más convincente en esta materia en Francia y en Europa.
Margot Wallström, Vicepresidenta de la Comisión. (EN) Señor Presidente, permítame comenzar sumándome al Presidente Borrell y a otros que han dado la bienvenida a nuestros amigos de Bulgaria y Rumanía como observadores. Este será un paso muy importante respecto a la colaboración en los preparativos finales para la adhesión. La Comisión continuará apoyando activamente sus esfuerzos y esperamos trabajar con ustedes. Permítanme añadir también que he seguido los informes sobre las inundaciones y sus efectos en sus países durante el verano. Espero que sean conscientes de la solidaridad que sentimos y sepan que daremos respuesta a cualquier petición de ayuda que puedan formular.
Deseo hacer dos comentarios; en primer lugar sobre la Constitución, porque es importante que todo el mundo aprecie el papel de la Comisión en este asunto. Desde el principio, la Comisión no solo apoyó la Constitución, sino que también participó activamente en el trabajo de la Convención. Sobre este tema se discutió cada semana en la Comisión. La Constitución sigue contando con nuestro apoyo. Todos estamos de acuerdo en que posiblemente no se trate de un documento perfecto, pero lo apoyamos y hemos participado activamente en su elaboración.
Tras los resultados negativos de los referendos en Francia y los Países Bajos, todos sabemos que es improbable que la Constitución vaya a ser ratificada por todos los Estados miembros en un futuro inmediato. Ello no significa que no vayamos a seguir elaborando activamente la agenda política con el fin de alcanzar resultados concretos para los ciudadanos de Europa. La Comisión continuará garantizando que nos centremos en nuestras prioridades políticas y que avancemos efectivamente. También debemos aprovechar este periodo de reflexión para entablar un diálogo con los ciudadanos. Esta es la única forma de garantizar que podamos obtener su pleno apoyo para una nueva Constitución. Queremos llegar a un entendimiento común con los Estados miembros sobre el camino a seguir, con la ayuda del Parlamento Europeo. Por esta razón, ya incluso antes del verano empezamos a preparar lo que llamamos el «plan D», por debate, diálogo y democracia. En nuestro seminario de la semana pasada debatimos una serie de ideas muy concretas sobre cómo podríamos entablar ese tipo de diálogo con los Estados miembros. Debe tratarse de una agenda muy amplia, con el objetivo de continuar el diálogo más allá de la presente legislatura del Parlamento y la Comisión. No se trata únicamente de una operación de rescate de la Constitución, sino que también debe ser una nueva forma de compromiso con los ciudadanos. El Presidente Barroso y yo presentaremos nuestras ideas preliminares sobre este plan D el miércoles ante la Conferencia de Presidentes. También se está preparando una comunicación para el Consejo y el Parlamento, y espero que a finales de esta semana esté lista una versión formal para que sus Señorías tengan oportunidad de opinar sobre ella.
La semana pasada, el Presidente Barroso envió una carta al Presidente Borrell en la que le proponía que concibiéramos iniciativas en que la Comisión y el Parlamento puedan cooperar, además de proponer que nuestros respectivos servicios se reúnan los antes posible para discutir dichas iniciativas.
La mejor forma de superar la crisis actual consiste en convencer a los europeos de la importancia de Europa. Por lo tanto, nuestra preocupación primordial es cumplir nuestras prioridades políticas. Nuestros objetivos de prosperidad, solidaridad y seguridad todavía son válidos e incluso más relevantes que nunca. Están en sintonía con lo que desean los ciudadanos de Europa al preguntarles en las encuestas del Eurobarómetro: más y mejores puestos de trabajo, preservar la cohesión social y territorial, gestionar los recursos de nuestro planeta de forma sostenible y reforzar la seguridad en Europa y el mundo en su conjunto.
En segundo lugar, sobre el tema de «legislar mejor», ante todo quiero agradecer al Parlamento su cooperación en la suscripción de un nuevo acuerdo marco. Dado que se trata de mi responsabilidad, tendré especial cuidado en asegurarme de que nos atengamos al acuerdo marco. Por esta razón he estudiado los acontecimientos que dieron lugar a las críticas y al descontento de algunos diputados acerca de la cuestión de mejorar la legislación.
Esta cuestión ha estado sobre el tapete en nuestras instituciones durante mucho tiempo. Desde 2003 hemos estado trabajando juntos para mejorar el proceso legislativo. El año pasado se firmó un acuerdo interinstitucional con el objetivo de simplificar y mejorar la normativa comunitaria.
Esta Comisión se comprometió de nuevo firmemente a mejorar la legislación al inicio de su mandato, y dicha mejora en todos los niveles también se ha convertido en un puntal central de la revisada Estrategia de Lisboa. Mi colega, el señor Verheugen, ha mantenido informada a esta Cámara con regularidad sobre el planteamiento de la Comisión y, echando un vistazo al calendario, observo que por lo menos en diez ocasiones, incluidas las audiencias preliminares, la Cámara ha sido informada acerca del programa para la mejora de la legislación, además de la información general facilitada en entrevistas y otras ocasiones.
Se trata de un planteamiento basado en tres pilares que incluye: la revisión de la legislación pendiente, con vistas a la retirada de propuestas que no cumplan los criterios, el ejercicio de simplificación y la mejora de los métodos para preparar nuevas propuestas legislativas, incluidas las evaluaciones de impacto.
Mañana la Comisión discutirá y aprobará los resultados del ejercicio de revisión y presentará la lista de propuestas legislativas que considera que deberían retirarse. Es la primera vez que la Junta de Comisarios ha tenido la oportunidad de decidir sobre ello. Ha sido un ejercicio minucioso y extenso, y proponemos eliminar aproximadamente un tercio de las 183 propuestas pendientes. Esto se hará con respeto absoluto por las disposiciones pertinentes del Acuerdo marco revisado. De conformidad con el artículo 12 del acuerdo marco, el Comisario Verheugen presentará nuestra propuesta al Parlamento antes de que se haga pública; se presentará aquí mañana en su totalidad, inmediatamente después de que la Comisión la haya discutido.
Con referencia al artículo 32 del acuerdo marco, nuestra propuesta, que en estos momentos es una decisión política, se considera una notificación previa a las demás instituciones y, en consonancia con la práctica común, el acto jurídico de retirada tendrá lugar dentro de tres meses. Este ejercicio ha sido anunciado desde hace tiempo, y la Comisión ha estado abierta para discutir tanto de métodos como de objetivos. No creemos que pueda considerarse que ninguna de las declaraciones comunicadas a la prensa por los Comisarios a título individual o por el Presidente vaya a debilitar la prerrogativa de la Comisión de actuar colegiadamente o los compromisos contraídos ante las demás instituciones. Si lo desean, puedo proporcionarles la lista entera, donde se detallan todas las ocasiones en las que se presentaron a esta Cámara estas propuestas en distintos foros, ya fuera en las comisiones o en forma de decisiones.
Acepto que siempre existe espacio para mejorar la comunicación y la confianza entre nuestras dos instituciones. Quisiera reiterar mi compromiso personal de mantener el alto grado de prioridad de este objetivo para la Comisión. No dejaré escapar ninguna oportunidad para recordar a mis colegas que las propuestas deben presentarse en primer lugar en esta Cámara.
(Aplausos)
El Presidente. Muchas gracias, señora Vicepresidenta de la Comisión.
Ha solicitado la palabra la señora Berès. Por favor, indique el artículo del Reglamento al que se acoge.
Pervenche Berès (PSE). – (FR) Señor Presidente, quisiera intervenir con respecto al orden del día simplemente para llamar su atención sobre nuestro método de trabajo. Lamento que un texto legislativo de una importancia absolutamente esencial para la financiación de nuestra economía –que es un texto, repito, de naturaleza legislativa–, esté inscrito para hoy en el orden del día a partir de las 19.30 horas. Pienso que habría que ponerlo en otro día y en otra hora. Comprendo la importancia de estos momentos de respiro, de debate político, pero creo que también es necesario que el Parlamento trate de forma razonable su labor legislativa.
El Presidente. Gracias por su observación sobre el desarrollo de nuestros trabajos, pero no podemos sino seguir el orden que hemos aprobado.
Se cierra el debate.
PRESIDENCIA DEL SR. MAURO Vicepresidente
12. Intervenciones de un minuto sobre asuntos de importancia política
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede a las intervenciones de un minuto sobre asuntos de importancia política.
Marianne Thyssen (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, hoy es el Día Europeo de las Lenguas. Celebramos la diversidad lingüística que forma parte de nuestro patrimonio cultural y que enriquece a las sociedades. Desde niña conozco el proverbio que dice: «El número de lenguas que hablas es el número de veces que eres humano». Al parecer, este proverbio también es conocido en el sitio de la Comisión en Internet, en el que el Comisario Figel realiza una declaración. Este hecho debería alentar a esta Asamblea a dar todo su apoyo a programas efectivos destinados a promover la enseñanza de lenguas al mayor número posible de personas.
Sin embargo, también deberíamos comprender que el cumplimiento de las normas internas en materia de diversidad lingüística es una expresión de respeto por cada ser humano y contribuye al funcionamiento democrático de nuestra institución. Por esto, a pesar de que no me queda mucho tiempo, me parece importante destacar ante sus Señorías dos cuestiones.
En primer lugar, debemos seguir haciendo cuanto esté a nuestro alcance para ofrecer a quienes trabajan en nuestra Cámaras, tanto diputadas y diputados como funcionarios, la oportunidad de asistir a cursos de idiomas y, en segundo lugar, debemos alentar a nuestros funcionarios a que continúen cumpliendo la letra y el espíritu de nuestras normas lingüísticas internas. Hagamos lo que hagamos, no debemos caer en el ejemplo que nos ha dado el Consejo en vista de…
(El Presidente interrumpe a la oradora)
Catherine Stihler (PSE). – (EN) Señor Presidente, el transporte público es importante para todas nuestras comunidades locales. En Escocia, los transbordadores prestan un servicio esencial a algunas de las comunidades más periféricas y vulnerables de la Unión Europea. Esta semana daré la bienvenida al Parlamento Europeo a una delegación que representa a los sindicatos CalMac, que se reunirá el miércoles con el Comisario de Transportes.
En la actualidad, estos servicios de trasbordo están siendo sacados a concurso en comunidades donde constituyen la única vía de transporte que conecta a las comunidades insulares con el resto del país. De acuerdo con las últimas propuestas de la Comisión relativas a las obligaciones de servicio público de transporte terrestre, se dará flexibilidad a las administraciones públicas con respecto a los procedimientos de licitación y se las facultará para adjudicar ciertos servicios directamente a operadores internos. ¿Por qué, entonces, se trata de forma distinta a los transbordadores esenciales para la supervivencia que a los trenes, tranvías y metros? En las comunidades insulares periféricas de Escocia no hay trenes, ni tranvías ni metros. La postura de la Comisión parece contradictoria, y pido que la clarifique. Los servicios de transbordadores vitales son demasiado importantes para ignorarlos.
Sophia in 't Veld (ALDE). – (EN) Señor Presidente, me gustaría participarle la preocupación que me causa un nuevo ejemplo de escandaloso discurso homófobo en uno de los Parlamentos nacionales de la UE. En el presente caso se trata del Parlamento de Letonia, en el que se debate la aplicación del artículo 13 –relativo a la legislación europea contra la discriminación– así como una propuesta de prohibición constitucional de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Tengo que decir que ni siquiera George Bush se atreve a ir tan lejos.
Me gustaría hacer un llamamiento a nuestros homólogos del Parlamento letón a que lleven a cabo su debate con dignidad, a que condenen los discursos llenos de odio y a que recuerden que Letonia, al igual que los demás Estados miembros, es signataria de la Carta de los Derechos Fundamentales. Asimismo ha ratificado la Constitución europea que prohíbe la discriminación por motivos de orientación sexual.
Mary Lou McDonald (GUE/NGL). – (EN) Señor Presidente, Señorías, como posiblemente ya sepan, el Ejército Republicano Irlandés ha tomado una nueva iniciativa para contribuir a la paz en Irlanda. La valiente decisión adoptada este día para eliminar de forma verificable y definitiva su arsenal supone un avance importante dentro del proceso de paz en Irlanda.
La enormidad de lo que ha hecho el IRA no debe subestimarse ni subvalorarse. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para hacer un elogio del IRA por haber asumido estos riesgos, cuando otros han rehuido sus responsabilidades.
Ahora, los Gobiernos británico e irlandés cargan con la enorme responsabilidad de aplicar por fin todos los aspectos del acuerdo de Viernes Santo en temas como la igualdad, los derechos humanos, la policía, la desmilitarización y, por supuesto, la representación de Irlanda del Norte en el Oireachtas. El Partido Unionista Democrático, uno de cuyos miembros es diputado a este Parlamento, debe reincorporarse al proceso de paz. Ahora no queda ninguna excusa para no sentarse...
(El Presidente interrumpe a la oradora)
Dariusz Maciej Grabowski (IND/DEM). – (PL) Señor Presidente, la firma del acuerdo para construir un gasoducto submarino a través del Báltico estuvo acompañada de instantáneas de un caluroso abrazo entre el Presidente ruso Putin y el Canciller alemán Schröder. Estas muestras de afecto tuvieron lugar sobre el telón de fondo de dos importantes amenazas para la paz y la seguridad de la economía mundial. Me refiero al terrorismo internacional y al aumento de los precios y la inestabilidad que sufren los mercados de materias primas para la producción de energía. Todos sabemos que esta situación requiere una cooperación a escala mundial. Lamentablemente, justo en un momento en que la Unión Europea debería dar ejemplo de sabiduría colectiva y solidaridad entre países, el canciller Schröder y el Presidente Putin anuncian a bombo y platillos que lo único que les preocupa es promover los intereses egoístas de Alemania y Rusia. El hecho de que no se informara ni consultara a los países por cuya zona económica marítima va a discurrir dicho gasoducto constituye una muestra de la consideración que otorgan ambos países al Derecho internacional del mar.
Estamos firmemente convencidos de que el acuerdo para la construcción del citado gasoducto se concibió en detrimento de varios Estados miembros de la Unión Europea. Polonia, los países bálticos y otros países se verán obligados a someter sus suministros de energía al control ruso. Este acuerdo parece indicar asimismo una clara asociación…
(El Presidente interrumpe al orador)
Ryszard Czarnecki (NI). – (PL) Señor Presidente, solo faltan quince meses para que comience el primer nuevo septenio presupuestario de la Unión. A pesar de las normas y acuerdos de la Unión, todavía no tenemos un anteproyecto de presupuesto. La Unión navega a la deriva en medio de un océano presupuestario, por decirlo así. Cada mes de retraso genera tensiones e inquietudes innecesarias y una desconfianza entre los antiguos y los nuevos Estados miembros.
Al no presentar un presupuesto, la Unión está enviando un mensaje equivocado a sus futuros Estados miembros y a sus socios externos. Se presenta como una entidad débil, carente de visión para el futuro y de la voluntad política de colaborar con espíritu solidario con vistas a la construcción de dicho futuro. La situación no hace pensar en un estado de tablas, para utilizar un término del ajedrez. Más bien indica un jaque mate a la idea de una Europa verdaderamente unida y no dividida en una Europa de primera clase y otra de segunda, según su riqueza o su patrimonio histórico.
Insto al Consejo y a la Presidencia británica a que se aseguren de que los trabajos presupuestarios concluyan lo antes posible.
Zdzisław Zbigniew Podkański (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, Polonia es miembro de la Unión Europea desde hace casi dos años, pero las perspectivas para los agricultores polacos se degradan continuamente, en lugar de mejorar.
Los productores de bayas de Polonia representan un 50 % de la producción europea y, no obstante, están al borde de la quiebra. Lo mismo sucede con los productores polacos de patatas, que son los principales productores de este cultivo en la Unión, y con los productores de cereales y de plantas textiles. Dentro de poco los productores de carne de porcino, de leche y de remolacha azucarera se encontrarán en la misma situación y permítanme que les recuerde que Polonia es el tercer mayor productor de remolacha azucarera de Europa. Los diputados a esta Asamblea comprenden la situación, pero no puede decirse lo mismo de la Comisión Europea, que acostumbra a hacer caso omiso del Parlamento y a despreciar las decisiones que este adopta. Así sucedió, por ejemplo, en el caso del informe sobre la producción de fécula.
La reforma prevista del mercado del azúcar supondrá una reducción de más del 42 % del precio de la remolacha azucarera, con lo cual su cultivo no resultará rentable. La Unión Europea parece preocuparse más por los productores de bayas de China y Marruecos y por los productores de azúcar brasileños que por los agricultores y productores de los nuevos Estados miembros. Cabe preguntarse por qué la Comisión Europea y el propio Comisario llevan a cabo una política que resulta perjudicial para los agricultores de los Estados miembros, y por qué se ignoran las decisiones que aprueba el Parlamento Europeo.
Antonio Masip Hidalgo (PSE). – (ES) Señor Presidente, tomo la palabra, con mandato de los señores Pittella, de Italia, y Madeira, de Portugal, para pedir a la Presidencia en ejercicio del Consejo que, en las propuestas sobre perspectivas financieras que ha de presentar, retome los criterios que la Comisión propone sobre las regiones afectadas por el efecto estadístico, respecto a la necesidad de apoyarlas sin discriminaciones vergonzantes entre ellas, pues, como ya he dicho en este mismo Pleno, el 9 de marzo, es una cuestión de dignidad, de hacer comprensible la política europea, de hacerla igualitaria, equilibrada y democrática, fiel a sus raíces y a sus ambiciones.
Marian Harkin (ALDE). – (EN) Señor Presidente, quiero darle las gracias por darme la oportunidad de decir unas cuantas palabras en este día de auténtica importancia histórica para Irlanda. En el mes de julio de este año, el IRA pidió a sus unidades que abandonaran las armas y hoy se comprueba si esas palabras se han hecho realidad. No cabe duda de que aún queda camino por delante, pero en mi opinión hemos cruzado el Rubicón.
Habrá que superar escollos; en ambos bandos hay enemigos de la paz que intentarán hacer descarrilar este proceso. Por ello es necesario prestar un apoyo masivo a los constructores de la paz, a las personas normales que en la vida cotidiana comienzan a generar confianza y buscan un futuro común. Rendimos homenaje a todos aquellos que, en ambos bandos y en ninguno, han contribuido a que llegáramos a esta meta. Quiero aplaudir aquí, en el Parlamento Europeo, el papel tan positivo y útil que ha desempeñado la Unión Europea en este proceso.
Por último, en este día recordamos a las víctimas y a sus familias, cuyas vidas han sido destrozadas. Este día llega demasiado tarde para ellos, pero los demás esperamos que se trate de un comienzo.
Mirosław Mariusz Piotrowski (IND/DEM). – (PL) Señor Presidente, hace poco hemos tenido noticia de la firma de un acuerdo entre Alemania y Rusia relativo a la construcción de un gasoducto en el norte de Europa que atraviesa el mar Báltico. Es evidente que no se trata solo de un acuerdo económico significativo, sino que también reviste una dimensión política igualmente importante. Polonia y los países bálticos han sido dejados de lado, con gran perjuicio para los intereses nacionales de unos países que forman parte de la misma estructura, o sea, de la Unión Europea. Una vez más, la política económica y la política exterior común de la Unión han demostrado ser mera palabrería y numerosos comentaristas y políticos ya comparan este acuerdo que se acaba de firmar con el Pacto Ribbentrop-Molotov de 1939.
Pido a Alemania que cumpla los procedimientos que son vinculantes para todos los Estados miembros y que aclare esta situación. Solicito asimismo que se transmita al Parlamento Europeo la información difundida.
Zbigniew Zaleski (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, Europa es capaz de mostrar su solidaridad, como lo hizo con ocasión de los trágicos sucesos acaecidos en Portugal. Sin embargo, los dirigentes europeos se comportan en ocasiones de forma egoísta, como cuando los señores Chirac, Schröder y Putin se reunieron en Kaliningrado, una parte curiosa del territorio ruso. Posteriormente, los señores Schröder y Putin actuaron de forma egoísta al firmar el acuerdo para construir el gasoducto. Se afirma que su finalidad es garantizar el abastecimiento energético de Alemania, pero la cosa no se acaba ahí. El señor Schröder está apoyando la política de «divide y vencerás» que aplica el señor Putin, lo cual equivale a debilitar a la Unión. El Parlamento Europeo debería salir en defensa de Europa y denunciar este acto como lo que realmente es.
Europa necesita que se adopten decisiones que trasciendan los intereses locales. Nunca alcanzaremos la integración si no adoptamos políticas de cohesión. Sería como intentar construir una casa de ladrillo sin mortero.
Panagiotis Beglitis (PSE). – (EL) Señor Presidente, en los últimos días hemos recibido informaciones sumamente preocupantes de organizaciones no gubernamentales turcas dedicadas a la defensa de los derechos humanos acerca del procesamiento y condena de periodistas turcos.
No me refiero únicamente al caso del escritor Orhan Pamuk, sino también al del periodista Emin Karaca, que fue sentenciado a cinco meses de cárcel por infringir el apartado 2 del artículo 301 del Código Penal recientemente revisado. Me refiero igualmente a otros casos de periodistas procesados en virtud del mismo artículo.
En vista de esta situación, pido al Parlamento Europeo y, en particular, a su Presidente que adopten una iniciativa inmediata dirigida al Primer Ministro turco, señor Erdogan, y al Presidente de la Asamblea Nacional turca, señor Arinc, para pedir que cesen dichos procesamientos y se respete la libertad de expresión, y dirigida a la Presidencia británica y a la Comisión Europea…
(El Presidente interrumpe al orador)
Marios Matsakis (ALDE). – (EN) Señor Presidente, aunque soy firme partidario de utilizar una lengua de trabajo común para las comunicaciones, acepto y respeto el derecho de cada diputada y diputado al Parlamento Europeo a hablar y escuchar su propia lengua nacional. Sin embargo, lo que no puedo aceptar es que más de un año después de la adhesión de los diez nuevos Estados miembros, al menos una comisión parlamentaria no tenga servicios de interpretación para las lenguas de algunos nuevos Estados miembros y los diputados de esos países no puedan participar en las los debates de esas comisiones utilizando su lengua materna oficial. Está claro que esta situación supone una desventaja desleal los afectados. Este estado de cosas no es aceptable y le pido que confirme a esta Cámara, en este día de la libertad lingüística, que se pondrá remedio a esta lamentable situación lo antes posible y que no volverá a suceder una vez más cuando los dos próximos Estados miembros se adhieran a la UE en un futuro próximo.
Kathy Sinnott (IND/DEM). – (EN) Señor Presidente, una cuarta parte del PIB de Irlanda se genera en la construcción. Podríamos decir que Irlanda es un país en construcción. Sin embargo, en muchas de la poblaciones que rodean a las ciudades de mi circunscripción, las casas se construyen sin pensar en los servicios públicos, en el suministro suficiente de agua o el alcantarillado, en elementos importantes de infraestructura social. Los niños pasan toda su vida escolar en barracones. A menudo no existen campos deportivos ni guarderías y muy pocos comercios. Las aldeas rurales se están convirtiendo a marchas forzadas en ciudades dormitorio sin ningún sentido de comunidad. ¿Es esto aceptable en Europa? ¿Encaja esto con el desarrollo rural? Necesito respuestas para los habitantes de Watergrass Hill, Glenville y otras poblaciones, personas que luchan con la vida en flamantes bloques de viviendas carentes de alma.
María Panayotopoulos-Cassiotou (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, quisiera aprovechar que hoy se celebra el Día Europeo de las Lenguas para manifestar la inquietud que me produce que no se enseñe su lengua materna a los hijos de nacionales de Estados miembros que se han desplazado y establecido en otros Estados miembros de la Unión, con lo cual estos niños olvidan su lengua de origen y, con ella, su identidad cultural.
La asimilación lingüística de que son objeto estos niños y jóvenes europeos en su nuevo lugar de residencia, especialmente aquellos cuya lengua materna no está tan extendida como otras lenguas europeas que hablan millones de ciudadanos europeos, no contribuye a mantener la diversidad lingüística que la Unión Europea afirma desear mantener.
Pido a la Comisión que haga un seguimiento de la aplicación de la Directiva 77/486/CEE del Consejo, de 25 de julio de 1977, relativa a la escolarización de los hijos de los trabajadores migrantes, en el marco de la nueva estrategia en materia de plurilingüismo…
(El Presidente interrumpe a la oradora)
Alfredo Antoniozzi (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, hoy se celebra en Europa una fecha importante: el Día Europeo de las Lenguas. Se trata de una manifestación instituida en 2001 y en la que participa la Unión Europea y sobre todo el Consejo de Europa, que ha previsto actos en toda Europa.
Hoy acogemos aquí a los nuevos colegas rumanos y búlgaros y, con ellos, a partir de enero de 2007, el búlgaro y el rumano pasarán a formar parte de la familia lingüística comunitaria, lo que elevará las lenguas oficiales de veinte a veintidós.
Para nosotros, los europeos, la lengua es sinónimo de cultura, de historia y, por tanto, de un enorme patrimonio histórico y cultural. Mi reflexión es: ¿no sería oportuno promover al fin, como Parlamento Europeo, una reforma constructiva del régimen lingüístico de las instituciones comunitarias? La llegada de nuevas lenguas, y en especial de las que pasarán a formar parte de nuestra labor cotidiana, me llena de alegría, desde luego, pero me preocupan enormemente el caos y la falta de normas escritas, como me ha confirmado la Comisión Europea.
Magda Kósáné Kovács (PSE). – (HU) Señor Presidente, un hombre ha muerto. Muchos lo consideraban un vengador sin piedad, pero lo que buscaba era justicia, no venganza. Actuaba movido por la convicción de que si una persona que ha cometido delitos puede dejar atrás su pasado sin consecuencia alguna, ese pasado regresará para envenenar tanto el presente como el futuro. Simon Wiesenthal ha muerto.
Era un ser humano y, como tal, en ocasiones cometió errores. Pero no podía aceptar que Europa, ese nuevo mundo que está construyendo un futuro común basado en valores comunes, ya hubiera estado unida en otra ocasión en el pasado. Unida en la idea de la superioridad racial, en la condena, el ostracismo y el odio. Ha fallecido un anciano de 96 años. El legado que nos deja es la conciencia de que nunca debemos permitir que Europa vuelva a unirse en el desprecio por otros seres humanos y su asesinato. Recordémosle en nuestros trabajos a fin de garantizar que la unidad de la nueva Europa se base en la igualdad de trato y de oportunidades. En su memoria, pedimos a la comisión parlamentaria que en el apartado 13...
(El Presidente interrumpe a la oradora)
Nikolaos Sifunakis (PSE). – (EL) Señor Presidente, quisiera informar al Pleno de un asunto sumamente grave.
En estos momentos, las autoridades turcas se encuentran en la fase final de la construcción de una presa. Esta presa, cuya terminación está prevista para el 15 de noviembre, es decir, dentro de menos de 50 días, inundará y provocará la pérdida definitiva de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Asia Menor en la actualidad.
Me refiero a Allianoi, un centro termal romano situado a 18 kilómetros de la ciudad de Bergama.
El sitio arqueológico de Allianoi está formado por todo un conjunto de baños que, según parece, completaban la célebre Bergama Asklepion.
Creo que el Parlamento Europeo se debería pronunciar sobre esta pérdida y en vista de que la respuesta de la Comisión no fue satisfactoria, propongo que el Presidente del Parlamento escriba al Presidente turco para solicitar el cese de los trabajos finales de la presa, con el fin de evitar que se pierda para siempre una parte del patrimonio cultural europeo.
Avril Doyle (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, me gustaría hacer una observación en presencia del Comisario McCreevy y sus colegas sobre la propuesta de reforma del régimen del azúcar presentada por la Comisión. En contra de lo que generalmente se cree, el consumo mundial de azúcar ya supera la demanda.
La Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas prevé que el consumo mundial de azúcar alcanzará 145 millones de toneladas en 2004 y 2005, y que la producción será de 143 millones de toneladas. Se dice que el consumo mundial de azúcar alcanzará 149 millones de toneladas el año próximo, mientras que se espera que tan solo el consumo por habitante de China aumente a medio plazo de los 10 kg actuales al nivel de la UE, a saber, 35 kg. En Brasil, el consumo per cápita ya es de 50 kg. Además, la disponibilidad de agua de riego en los países en vías de desarrollo y en otras partes disminuye y este fenómeno obligará al abandono del cultivo de la caña de azúcar, que es un cultivo que requiere mucha agua. Será un factor del efecto inevitable que tendrán sobre los hábitos de consumo de caña de azúcar los incrementos previstos del consumo de gasohol a medida que suba el precio del petróleo y se generalicen las tecnologías alternativas basadas en biocombustibles. El azúcar puede convertirse en un producto básico cada vez más estratégico, pues el mundo deberá hacer frente a un incremento de la demanda a largo plazo.
Marta Vincenzi (PSE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, intervengo a propósito de la situación en el Sahara occidental. El pasado mes de agosto, el Frente Polisario liberó a los últimos prisioneros de guerra marroquíes, lo que constituye un hecho positivo, que ha contado con la aprobación del Secretario General de las Naciones Unidas, del Presidente Bush y de toda la comunidad internacional.
Sin embargo, no está sucediendo lo mismo con los presos en las cárceles marroquíes: la condición física de las decenas de presos saharauis en huelga de hambre son ya críticas, como ha denunciado Amnistía Internacional. Entre ellos hay mujeres y hombres defensores de los derechos humanos. Europa no puede permanecer en silencio, debe poner en marcha una iniciativa resuelta para conseguir la liberación de los defensores de los derechos humanos y para que Marruecos, los saharauis que han permanecido en el Sahara occidental y los refugiados lleguen a un acuerdo para vivir en paz colaborando en la creación de la nueva República democrática árabe-saharaui y no vivan ya en el exilio o en la cárcel.
Christopher Beazley (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, yo también deseo dar la bienvenida a nuestros colegas rumanos, en particular en mi Grupo, del Partido Democrático de Rumanía, de la Alianza Democrática de los Húngaros en Rumanía y del Partido Conservador Rumano. Es evidente que estos observadores aprenderán la forma en que trabajamos, que puede resultar bastante compleja, pero creo igualmente que nosotros deberíamos aprender de la historia de Rumanía. Rumanía sufrió el fascismo bajo la Guardia de Hierro y el comunismo bajo el régimen de Ceausescu.
No obstante, por conveniencia política, muchos han olvidado que Stalin invadió ilegalmente Besarabia con la complicidad de Hitler. Miles de personas perdieron la vida o tuvieron que exiliarse, y esa parte de Rumanía fue sometida. Algunos capítulos de la historia de Europa Central y Oriental se han olvidado y tenemos que examinarlos. No debemos hacer de ello una obsesión, pero tenemos que sacar conclusiones y mirar al futuro. Antes del comunismo y del fascismo, Rumanía gozaba de una gran prosperidad, con la compañía petrolera anglo-rumana e importantes inversiones francesas.
Peter Skinner (PSE). – (EN) Señor Presidente, diversos diputados de distintos países y tendencias políticas apoyan a John Packwood, que puede ser extraditado de España a Marruecos, cosa que no podría ocurrirle a un ciudadano español. Se trata sin duda de una violación del principio de igualdad de trato para los ciudadanos de la Unión Europea que consagra el Tratado. Es un trato discriminatorio y pido con toda firmeza a la Comisión y al Presidente que se opongan a ella presentando alegatos ante el Gobierno español antes de la fecha de extradición.
Es preciso incoar un proceso que puede llegar hasta el Tribunal de Derechos Humanos, pero esto también se rechaza porque el asunto se está llevando a toda prisa. Es un hombre desesperado que se halla en una situación desesperada y que necesita toda nuestra ayuda. Le ruego que intervenga en este caso.
Tunne Kelam (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, el 15 de septiembre un avión de combate ruso que llevaba cuatro misiles entró en el espacio aéreo lituano y se estrelló cerca de la ciudad de Kaunas. Formaba parte de un grupo de seis cazas que escoltaban el vuelo de un avión espía ruso de San Petersburgo a Kaliningrado. Se trata de un incidente sumamente grave dentro de la larga serie de violaciones del espacio aéreo de Finlandia y de los países bálticos por parte de aviones rusos. En vísperas de la cumbre entre la UE y Rusia me gustaría preguntar a la Comisión cómo encaja la violación sistemática de las fronteras de los Estados miembros de la UE por parte de aeronaves rusas con los valores comunes en los que oficialmente se basa la cooperación entre la UE y Rusia. ¿Acaso la integridad de la frontera oriental de la UE no forma parte de nuestra política exterior y de seguridad común?
En cuanto a Kaliningrado, ¿no interesa a todas las partes empezar a buscar formas de desmilitarizar este último vestigio de la Guerra Fría en Europa?
Ljudmila Novak (PPE-DE). – (SL) En 1940, bajo la amenaza de la guerra, Italia arrebató al territorio de Eslovenia las obras de arte de Istria, Koper, Izola y Piran creadas en esas localidades por encargo de la Iglesia y de particulares. Eran obras realizadas por maestros italianos.
Al igual que Yugoslavia en tiempos pasados, el Estado esloveno ha realizado intensos esfuerzos en nombre de sus propietarios para lograr la devolución de dichas obras de un valor inestimable. Italia no se ha tomado en serio el asunto y rechaza todos los esfuerzos realizados por la parte eslovena para llegar a una solución diplomática del problema.
Por ese motivo, el Ministerio de Asuntos Exteriores envió una nueva nota verbal el 22 de septiembre del año en curso en la que reiteraba su petición de una solución diplomática de esta disputa. Italia está obligada por los convenios internacionales a devolver todo lo que sustrajo del territorio ocupado y, por tanto, esperamos con razón que dichas obras de arte se devuelvan a Eslovenia.
El Presidente. El debate queda cerrado.
13. 25º aniversario de "Solidaridad" y su mensaje para Europa
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate sobre la declaración de la Comisión: «25º aniversario de “Solidaridad” y su mensaje para Europa».
Al presentar este debate, me parece importante destacar que la contribución de «Solidaridad» al devenir de la Europa unida se califica como la posibilidad y la oportunidad para una generación de ser educada en la libertad: sin duda, Occidente ha hecho mucho por los países del Este europeo sometidos al yugo soviético, pero quizás «Solidaridad» haya hecho mucho más por Occidente y por una generación de occidentales.
Charlie McCreevy, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, los históricos acontecimientos del mes de agosto de 1980 pusieron en marcha el proceso que puso fin a la Guerra Fría y que condujo a la reunificación de Europa. La acción encabezada entonces por «Solidaridad» es un símbolo de la importancia que tienen para todos los europeos los valores comunes de libertad y solidaridad.
Gracias al valor y la firme voluntad de los dirigentes de «Solidaridad» y a la inspiración que infundieron en tantos otros, la influencia de la huelga de los trabajadores de los astilleros de Gdansk no se detuvo en las fronteras polacas, sino que inyectó nueva savia en numerosos brotes de disidencia y democracia que florecían en toda Europa Central y Oriental, y que permitieron la unificación de nuestro continente.
Como señaló el Presidente de la Comisión en Gdansk el 31 de agosto, el nombre de «Solidaridad» fue una buena elección para el sindicato nacido de la huelga de Gdansk. Este nombre transmitía fuerza, firmeza y lucidez. Hoy en día, Solidaridad es uno de los seis títulos de la Carta Europea de los Derechos Fundamentales. El recuerdo de los acontecimientos de agosto de 1980 enriquece esta palabra en significado y emoción.
«Solidaridad» luchaba por la libertad y esa libertad se asocia hoy también estrechamente a la solidaridad como un valor fundamental común de los europeos. No puede haber Europa sin solidaridad. «Solidaridad» es un símbolo lleno de significado para recordar esta alianza a las generaciones futuras de europeos.
La Comisión se sintió orgullosa de participar en los actos conmemorativos que tuvieron lugar en Gdansk hace tres semanas para celebrar el 25º aniversario de aquellos acontecimientos históricos, a invitación del Gobierno polaco y de los diputados a esta Cámara. La Comisión escuchará los puntos de vista de esta Cámara y puedo asegurarles que apoyará las iniciativas encaminadas a conmemorar el 31 de agosto.
Jacek Emil Saryusz-Wolski, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (PL) Señor Presidente, el movimiento «Solidaridad» tuvo tres significados. En primer lugar, para Polonia, significó la liberación del modelo extranjero soviético. En segundo lugar, para Europa Central y Oriental, significó el fin de la división de Europa llevada a cabo en Yalta al final de la Segunda Guerra Mundial. De este modo, la parte de Europa que había sido separada del resto por el comunismo pudo recuperar su lugar dentro de la corriente principal de la historia política de nuestro continente. Por ello, los acontecimientos que tuvieron lugar en los astilleros de Gdansk, la caída del Muro de Berlín y la revolución de Kiev son otras tantas etapas del trayecto de Europa hacia la libertad.
En tercer lugar, para Europa Occidental, Solidaridad significó el redescubrimiento del auténtico significado de los valores que habían desaparecido de la vida pública a resultas de la realpolitik. Me refiero a valores como la libertad, la solidaridad, la democracia y la dignidad de la persona. Gracias a Solidaridad, muchas personas de Europa occidental comprendieron que los valores fundamentales que Solidaridad había reavivado tenían que pasar a formar parte del tejido de la Europa reorganizada y reunificada.
El mensaje y la importancia de esos acontecimientos trascienden la experiencia de un solo país. Revisten un significado mucho más universal y un carácter paneuropeo. Su mensaje es el de la unidad europea. Si reconocemos que el Plan Schuman es la premisa fundamental en la que se basa la integración europea, las reivindicaciones de los astilleros de Gdansk deben considerarse precursoras de otra importante fase de dicho proceso. En su mensaje de septiembre de 1981 dirigido a los trabajadores de Europa Central y Oriental, los activistas de «Solidaridad» hablaban del destino común que une a todos los europeos de la parte oriental de nuestro continente. Veinticinco años más tarde, la misma expresión se incluyó en el preámbulo del Tratado constitucional, referida, esta vez, a la Unión Europea tras la ampliación.
El movimiento «Solidaridad» pone de manifiesto la importancia de la solidaridad como fundamento de cualquier sistema basado en la confianza y la unidad. La solidaridad, en el sentido de compartir mutuamente las cargas, tiene una expresión sumamente práctica por lo que se refiere a la Unión Europea. Significa solidaridad financiera en relación con la seguridad y solidaridad en la política exterior. Solo mostrando dicha solidaridad alcanzaremos la unidad europea.
Józef Pinior, en nombre del Grupo del PSE. – (PL) Señor Presidente, en los meses de julio y agosto de 1980, los trabajadores de Lublin, en la costa báltica, y en muchas otras ciudades se declararon en huelga. A finales de agosto, dicho movimiento se había convertido en una huelga general que se extendía por todo el país. El movimiento estaba dirigido y organizado por un Comité de Huelga Intercentros y por Lech Wałęsa en los astilleros de Gdansk. Los trabajadores e intelectuales se rebelaron a favor de la libertad, la justicia social y la dignidad. Las consignas de libertad, igualdad y fraternidad volvieron a figurar en las pancartas europeas, igual que lo habían hecho doscientos años antes en París.
El 31 de agosto se firmó un acuerdo en los astilleros de Gdansk. En dicho acuerdo, las autoridades estatales aceptaban las 21 exigencias formuladas por los huelguistas. De este modo nació el Sindicato Independiente y Autónomo «Solidaridad». La huelga general y las actividades de «Solidaridad» se convirtieron en fuente de esperanza para los trabajadores de todo el mundo que luchaban por sus derechos, por una sociedad justa y por un mundo mejor. «Solidaridad» puso en marcha una reacción en cadena en toda Europa oriental que acabó conduciendo a una revolución democrática y pacífica y a la victoria de la democracia y los derechos humanos. Asimismo marcó el principio del fin del sistema totalitario y de la división de Europa, simbolizado por la caída del Muro de Berlín.
Veinte años después, aquí, en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, en el centro político de una Europa unida, es justo rendir homenaje a los trabajadores polacos y a todos aquellos que se rebelaron contra la opresión y la injusticia y participaron en la creación del sindicato «Solidaridad». Merecen especial crédito aquellos que continuaron actuando de manera autónoma tras la promulgación de la ley marcial en Polonia. Quisiera rendir homenaje a todos los pueblos de Europa Central y Oriental, a los que debemos admirar por su lucha a favor de la democracia, de los derechos humanos y de la soberanía nacional.
Señor Presidente, no estábamos solos en esa lucha. Recordamos la ayuda que recibió Solidaridad del movimiento sindical internacional, de la sociedad civil de Europa occidental y de los Gobiernos democráticos. ¡Gracias, Europa! Y también debemos dar las gracias a todos los europeos que se pusieron del lado de «Solidaridad» y apoyaron nuestra lucha por la libertad y la democracia cuando estábamos presos o habíamos sido forzados a pasar a la clandestinidad. La Unión Europea debería estar orgullosa de este legado, orgullosa de haber dado tamaña muestra de fraternidad. La fraternidad es un puntal de la unidad europea.
En su programa, esto es, en las 21 reivindicaciones de Gdansk y también en el programa de la República Autónoma, «Solidaridad» presentó una visión de una sociedad y un país unidos por la libertad, en los que se respetaran los derechos humanos y se impusiese la justicia social. Esta visión sigue vigente. El programa de «Solidaridad» todavía puede servir de inspiración a escala mundial y también europea, a medida que Europa hace frente al desafío de crear una economía eficaz y una sociedad justa.
En el mundo actual, «Solidaridad» significa la negativa a tolerar la pobreza y la opresión en ninguna parte del mundo. Exige que la Unión Europea contribuya a eliminar la pobreza de la faz de la tierra. En el siglo XXI, el mensaje de «Solidaridad» exige una política exterior de la Unión Europea que fomente activamente la democracia y los derechos humanos, y que apoye a quien sufren actualmente persecución por formar parte de una minoría.
Bronisław Geremek, en nombre del Grupo ALDE. – (PL) Señor Presidente, en nombre del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, quisiera empezar rindiendo homenaje a los trabajadores polacos que pusieron en marcha el proceso de liberación y unificación de Europa. Estoy emocionado y agradecido de que tanto el Parlamento Europeo como la Comisión Europea aprecien la importancia de los acontecimientos que tuvieron lugar en suelo polaco hace veinticinco años.
Los trabajadores polacos hicieron suyo el mensaje del Papa polaco, quien les instaba a no tener miedo. Fueron los trabajadores polacos quienes actuaron en nombre de su país, que anhelaba la libertad. De esa manera demostraron que quienes creían que el proletariado no tiene patria estaban equivocados. Los trabajadores actuaron en nombre de la libertad y se enfrentaron a un régimen y a un sistema que decían representarlos. Formularon exigencias políticas y pidieron libertad y la creación de un sindicato libre que les representase. También exigieron libertad de expresión, libertad de información y un Estado que no estuviese controlado por los funcionarios del Partido Comunista. Todas estas exigencias expresaban algo crucial para la esencia misma de Europa, pues eran exigencias de libertad.
También es cierto que cuando los trabajadores de los astilleros de Gdansk actuaron para mejorar su condición y la de sus familias, sabían que su situación era resultado de un régimen que les era ajeno y que les había sido impuesto. Se trataba de un régimen que la nación polaca nunca había aceptado. El logro más asombroso de ese movimiento masivo de diez millones de trabajadores, agricultores e intelectuales fue una revolución pacífica. Fue un movimiento que abarcaba a toda la sociedad polaca y que equivalía representaba una rebelión contra el totalitarismo. Un principio que sigue valiendo la pena suscribir también en el mundo actual es el de la renuncia al uso de la fuerza. Se trataba de un movimiento inspirado en valores. Estamos orgullosos de que la palabra solidaridad haya pasado a formar parte del lenguaje de la política. Es una palabra muy importante para nosotros, una palabra auténticamente polaca y que representa la contribución de Polonia a la idea de Europa.
Señor Presidente, estoy convencido de que la unificación de Europa comenzó en Gdansk, que el Este y el Oeste se unieron gracias al movimiento que iniciaron los trabajadores de los astilleros de Gdansk y que muchos otros países siguieron el camino que marcaban Polonia y «Solidaridad». «Solidaridad» inspiró el renacimiento de países y el levantamiento de los pueblos por la libertad. Nos sentimos orgullosos de ello, pero sobre todo nos sentimos solidarios con aquellos que llevaron la libertad a Georgia a través de la revolución rosa y a Ucrania a través de la revolución naranja.
Esperamos que este ejemplo de cambio no violento de régimen a través de la negociación, que permitió que los ideales europeos se hicieran realidad, siga vigente en el mundo actual. Estoy seguro de que para Europa es importante que la Unión Europea busque su propia identidad; en este momento la Unión debería aspirar a trazar el camino que siguieron las personas que trabajaron por la libertad de Europa. Fueron esos hombres y mujeres quienes pusieron fin a la Guerra Fría e hicieron posible la unificación de Europa.
(Aplausos)
Milan Horáček, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, señoras y señores diputados de Polonia, resulta más que simbólico que en este día no solo demos la bienvenida a los observadores de Bulgaria y Rumanía, sino que también recordemos la gran victoria que obtuvo «Solidaridad» hace veinticinco años. Me complace que la Comisión haya tenido algo que decir acerca del movimiento «Solidaridad» en el momento actual. Cabría pensar que ha habido ocasiones de mayor significación actual y que las celebraciones de las últimas semanas ya han rendido suficiente homenaje a la historia, pero el debate de hoy demuestra lo contrario. Cuando me sumé a las celebraciones en Varsovia y Gdansk hace tres semanas, volví a tomar conciencia de cuán significativo es en realidad para nuestro propio tiempo ese acontecimiento histórico revolucionario.
La legendaria huelga de «Solidaridad» que conmemoramos ahora forma parte de nuestro legado vivo y no ha perdido nada de su importancia en estos veinticinco años. Fueron los oprimidos política y socialmente, y los desfavorecidos quienes, con su valor, lograron poner fin a los regímenes totalitarios comunistas en Polonia y, a partir de ahí, en otros países de Europa Central y Oriental; su ilimitado deseo de reformas está en boca de todos. Pero sobre todo rendimos homenaje a la memoria de las víctimas de esos regímenes totalitarios y recordamos a los oprimidos, detenidos, muertos a tiros durante las huelgas de protesta, condenados y ejecutados tras juicios organizados con fines propagandísticos. Cabe citar a un hombre: el padre Jerzy Popiełuszko en representación de todos ellos.
Los años 1953, 1956, y 1968 son significativos en la historia de la Alemania del Este, de Polonia, de Hungría y de Checoslovaquia, pero «Solidaridad» impulsó y reforzó los movimientos a favor de los derechos civiles de Europa Central y Oriental, como la Carta de los 77, que abogó por los derechos humanos políticos tradicionales, la campaña pacifista «convirtamos las espadas en arados» en la antigua Alemania Oriental y el movimiento ecologista «Dunakör» en Hungría. Todo lo cual significa que, sin «Solidaridad», el Muro de Berlín no habría caído.
Hablo en nombre de esta Asamblea cuando digo que el debate era importante para quienes apoyaron al movimiento «Solidaridad» en Polonia; debate en el que participaron nuestros amigos Adam Michnik y Jacek Kuroń, así como Bronisław Geremek y Janusz Onyskiewicz, que actualmente son diputados al Parlamento Europeo, y les estamos muy agradecidos por la forma en que, veinticinco años atrás, pusieron las piedras angulares de una Europa unida en paz, libertad y democracia, una Europa guiada por principios sociales y ecológicos.
(Aplausos)
Jonas Sjöstedt, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (SV) Señor Presidente, en otoño del 1980, cuando tenía 15 años, viajé a Polonia por primera vez en mi vida. Éramos un grupo de jóvenes suecos que colaborábamos con el movimiento independiente de estudiantes y alumnos de Polonia. Se trataba de un movimiento juvenil que, en la práctica, formaba parte de «Solidaridad» y de la enorme movilización positiva que «Solidaridad» representaba en la sociedad polaca de aquel tiempo. Esa visita me abrió los ojos. Las libertades y derechos que yo, adolescente sueco, daba por sentados, eran algo por lo que mis coetáneos polacos debían luchar arduamente. Polonia era una sociedad que sufría escasez de bienes y una evidente opresión política y, para la mayoría de los polacos, la vida era difícil. En esa época, «Solidaridad», con sus reivindicaciones de libertad, democracia y derecho de autodeterminación nacional, representaba la esperanza de un futuro mejor. Era un movimiento progresista, y no solo porque reclamaba la democratización de la sociedad polaca. Era un sindicato que luchaba por aumentos salariales, por el incremento de las pensiones, por una mayor influencia de los trabajadores en el lugar de trabajo y la mejora de la atención sanitaria y del cuidado infantil. Se trataba de un movimiento realmente progresista que fue reprimido cuando los militares asumieron el poder con el apoyo de la Unión Soviética. A pesar del régimen militar, nada pudo aplastar las exigencias y esperanzas que simbolizaba «Solidaridad».
De hecho, en varias ocasiones, la organización espontánea por parte de los trabajadores, junto con la reivindicación de sindicatos independientes, han sido determinantes para la oposición a las dictaduras en los países dominados por la Unión Soviética después de la guerra. «Solidaridad» y la oposición polaca constituyeron una –tal vez la más importante– de las sucesivas rebeliones contra la opresión. En Berlín oriental en 1953, en Budapest y Poznan en 1956 y en Praga en 1968, la oposición democrática fue sometida por medio de la violencia. Muy a menudo fueron los trabajadores –con su organización y sus reivindicaciones de justicia y democracia– quienes se encabezaron las manifestaciones.
Actualmente, Polonia es una democracia política entre otras democracias políticas. Desde la caída del Muro de Berlín se han realizado enormes progresos en ámbitos de vital importancia. Uno de los factores importantes que subyacen a este fenómeno –un factor tal vez absolutamente crucial, de hecho– fue la oposición de «Solidaridad» al régimen anterior. Esos acontecimientos han conducido a un futuro mejor, no solo para Polonia, sino para toda Europa. Al mismo tiempo, aún queda mucho por hacer si se piensa en las reivindicaciones sociales planteadas por «Solidaridad» en lo que respecta a la participación de los trabajadores y a la mejora del nivel de vida.
Polonia es actualmente una sociedad donde muchas personas viven mal y con un nivel muy alto de desempleo. Paralelamente, muy pocas personas están organizadas en sindicatos y los trabajadores a menudo tienen que luchar para que se escuche su voz. Para intentar cambiar esta situación se requiere un movimiento sindical fuerte y bien organizado.
Wojciech Roszkowski, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, el 25º aniversario del nacimiento de «Solidaridad» en Polonia no es tan solo una ocasión para conmemorar ese acontecimiento que marcó el principio de la unificación de Europa. También es una oportunidad para recordar una verdad fundamental acerca de las actividades de los pueblos y de las naciones y de los cimientos morales y políticos de la Unión Europea.
La consigna que inspiró a millones de miembros de ese sindicato en 1980 y 1981, y también durante el período de la ley marcial, era: «No puede haber libertad sin “Solidaridad”». Sabíamos perfectamente que «Solidaridad», con S mayúscula, se basaba en la solidaridad entre seres humanos. Eso fue lo que permitió su éxito y, de hecho, también su supervivencia. También es cierto que los políticos y las sociedades occidentales hicieron suya esa consigna cuando apoyaron al pueblo polaco en su lucha por la soberanía nacional y la democracia. Esa consigna nos recuerda, por lo tanto, las campañas «Dejad que Polonia sea Polonia» y «Solidaridad con “Solidaridad”», así como la ayuda material que el sindicato, sus activistas y millones de polacos recibieron de ciudadanos occidentales.
Tienen que creerme, Señorías, cuando les digo que la solidaridad política, moral y material que nos mostraron los pueblos occidentales contribuyó a mantener vivas nuestras esperanzas y nos hizo sentir que nuestros esfuerzos no eran inútiles y que no estábamos solos. Hablo por experiencia propia.
Hoy quisiera aprovechar esta intervención en el Parlamento Europeo para manifestar mi sincero agradecimiento a todas esas personas de buena voluntad que se mostraron solidarias con nosotros. En su acepción más amplia, las lecciones de solidaridad, con y sin S mayúscula, siguen vigentes. «No puede haber libertad sin “Solidaridad”» significa igualmente que la libertad no es un fin en sí misma. La libertad económica es indispensable, pero despojada de solidaridad solo permite que el rico se enriquezca más y que el pobre se empobrezca y esto afecta a cada una de las economías de la Unión Europea.
La libertad puede convertirse fácilmente en anarquía o en un nuevo tipo de opresión si carece una dimensión moral. La libertad sin solidaridad equivale a voluntariedad. Tarde o temprano daña al individuo o a la sociedad. Destruye familias y sociedades. Quienes intentan imponer la libertad sin solidaridad y sin derechos fundamentales, como el derecho a la vida, a la justicia y a la honestidad, ignoran los derechos de los demás y socavan a la comunidad. Y en última instancia ponen en peligro la propia libertad.
(Aplausos)
PRESIDENCIA DEL SR. ONYSZKIEWICZ Vicepresidente
Ryszard Czarnecki (NI). – (PL) Señor Presidente, el movimiento «Solidaridad» de Polonia nació hace un cuarto de siglo. Este movimiento pacífico y no violento demostró ser tan eficaz como el dirigido por el gran Mahatma Ghandi algunos decenios antes. El movimiento de Ghandi acabó conduciendo a la independencia de la India, mientras que «Solidaridad» logró que Polonia recuperara su soberanía y los polacos, su libertad. Pero «Solidaridad» contribuyó decisivamente a la consecución de otras muchas cosas. Condujo a la revolución pacífica en Europa Central y Oriental. Nueve años después de lo que se ha designado como la irrupción de «Solidaridad», Checoslovaquia vivió su Revolución de Terciopelo, a la cual siguió la caída del Muro de Berlín. Sin embargo, los orígenes de estos acontecimientos pueden situarse en 1980 en Gdansk, en Polonia.
«Solidaridad» no fue únicamente un sindicato con diez millones de afiliados, que representaba a casi un 40 % de la población adulta de mi país, sino también un movimiento a favor de las libertades democráticas, de elecciones libres, de la libertad de prensa y religiosa. No puedo ser imparcial porque soy polaco, pero aun así, creo firmemente que «Solidaridad» marcó un hito decisivo en la historia común europea del siglo XX.
Hoy, veinticinco años más tarde, quiero rendir homenaje a «Solidaridad» en mi calidad de polaco y europeo. Fue en gran parte gracias a ese movimiento que mi país y sus vecinos alcanzaron su libertad. Nuestra libertad no es lo que podría haber sido. Todavía tenemos que superar numerosos problemas económicos y sociales, pero lo más importante es que ahora gozamos de verdadera libertad y estamos en condiciones de poner en orden nuestra casa. Permítanme que manifieste mi agradecimiento a los millones de trabajadores de mi patria, cuyos esfuerzos nos permitieron alcanzar esta posición de privilegio. Polonia y toda Europa tienen una deuda de gratitud con vosotros. Todos estamos en deuda con «Solidaridad».
Alojz Peterle (PPE-DE). – (SL) Acojo con sumo agrado la atención que dedican la Comisión Europea y el Parlamento Europeo a «Solidaridad», sin el cual no estaríamos celebrando el derrumbe del totalitarismo comunista ni la histórica ampliación de la Unión Europea. No puedo ignorar en esta ocasión el recuerdo de hasta qué punto el fenómeno de «Solidaridad» vino a reforzar las esperanzas de los demócratas eslovenos, ni la importancia que tuvieron para nosotros en ese momento las palabras de Juan Pablo II cuando dijo: «No tengáis miedo».
Cuando manifestamos nuestro reconocimiento a «Solidaridad» y recordamos con especial reverencia a quienes pagaron con su vida el anhelo de libertad y democracia, tenemos presente que «Solidaridad» no es una pieza de museo, sino una fuente de inspiración, un concepto y un camino hacia delante muy necesario, sin el cual la evolución europea y mundial resulta inconcebible.
Estamos erigiendo un monumento a «Solidaridad», pero no lo archivamos, pues deseamos que continúe desarrollándose. Existe una necesidad evidente de solidaridad entre generaciones, entre los interlocutores sociales, entre los países más desarrollados y los menos desarrollados en los ámbitos de la seguridad, la ayuda en caso de catástrofes, etcétera. Creo firmemente que nuestra calidad de vida futura dependerá de que se cumpla este principio fundamental. Considero que tras su irrupción histórica, necesitamos otro período de Solidaridad.
Jan Marinus Wiersma (PSE). – (NL) Señor Presidente, las personas que, como yo, nacimos en tiempos de paz en los Países Bajos tras la Segunda Guerra Mundial, debemos asumir un cierto grado de modestia. Considero que este es el momento adecuado para que quienes no han vivido bajo el yugo comunista rindan homenaje a aquellos que se rebelaron, en particular en Polonia, contra un régimen que todos considerábamos censurable. Fue un capítulo muy especial de la historia de Polonia y me alegra que lo conmemoremos hoy aquí, en este Parlamento en Estrasburgo. Aunque constituya una parte importante de la historia de Polonia, la conmemoración no va dirigida únicamente a los polacos, ya que el ejemplo de Solidarność –«Solidaridad»– generó numerosos debates y movimientos y tuvo enormes repercusiones fuera de Polonia.
Yo diría que incluso pasados veinticinco años, «Solidaridad» sigue siendo una expresión familiar también en mi país, en los Países Bajos. Lo extraordinario fue que los trabajadores de unos astilleros de Gdansk organizaran una protesta, se pusieran en huelga, pero también que gozaran del apoyo de un grupo de destacados intelectuales dispuestos a correr el riesgo de oponerse al régimen en Polonia. Creo que, de hecho, fue uno de los mejores ejemplos que ha podido ofrecer el movimiento sindical tal como lo conocemos en Europa, el movimiento sindical democrático que también ha tenido una enorme importancia en nuestros países por lo que respecta a la libertad, la conciencia política y la emancipación.
Pienso que también ha sido fuente de inspiración para muchos, no solo en los países de Europa Oriental, sino también en el oeste de Europa y la fortaleza moral de los huelguistas de Gdansk, que se enfrentaron de ese modo al régimen comunista, ha asombrado a menudo a la gente, también y no en último lugar en los Países Bajos.
Ahora sabemos, con el beneficio de la experiencia pasada, que la labor de ««Solidaridad» constituyó asimismo el principio del fin de una magnífica revolución en la historia de Polonia, ahora podemos afirmar que Polonia por fin ha encontrado el lugar que le corresponde, como un país libre dentro de Europa. Y en mi opinión, esa Polonia es también la que debe ocupar el centro de atención. La lucha de Polonia por la libertad, y su historia enriquecen a nuestro continente; la historia del fontanero polaco resulta aún más conmovedora a la vista de ese papel histórico.
Aunque «Solidaridad» sigue existiendo en Polonia y en el corazón del pueblo polaco, como ha vuelto a quedar de manifiesto hoy, también merece ser recordado como un magnífico ejemplo europeo.
Erik Meijer (GUE/NGL). – (NL) Señor Presidente, los socialistas de los siglos XIX y principios del XX consideraban que el ideal era una sociedad humana basada en la igualdad para todos y en su solidaridad mutua, que las personas no estuviesen sometidas al Estado o a su patrón, y que fuesen libres de adoptar sus propias decisiones y organizar la sociedad de abajo hacia arriba.
Sabían que en una sociedad en la que un grupo oprime a otro, nadie –ni siquiera los opresores– puede ser libre. Esta convicción habría llevado sin duda a esos antiguos socialistas, incluido su gran pensador Karl Marx, a aplaudir la protesta de los trabajadores polacos de los años setenta y ochenta del siglo XX. Cualquier régimen autoritario que escatime salarios y prestaciones sociales a la vez que favorece a un pequeño grupo de personas merece caer derribado por protestas masivas.
Normalmente, las protestas de los trabajadores van dirigidas contra el afán de lucro de las grandes empresas o contra un Gobierno que se considera de derechas. Evidentemente no sucedió así en Polonia, donde el Estado se basaba en el socialismo, en el legado intelectual de Marx, en la propiedad colectiva de los medios de producción y la igualdad entre todas las personas. Ese Estado no era producto de la lucha de la clase trabajadora, sino del modo en que los vencedores se repartieron las esferas de influencia militar al acabar la Segunda Guerra Mundial.
La experiencia real de la población en ese momento era absolutamente lo contrario de lo que los socialistas dicen querer alcanzar. Ese fue uno de los motivos por los que, a mediados de los años ochenta, intervine como orador en una reunión celebrada en los Países Bajos para manifestar nuestra solidaridad con el sindicato independiente ilegalizado en Polonia. Nunca he compartido la idea de que los trabajadores deberían conformarse con sus dirigentes cuando estos se autodenominan socialistas o comunistas.
Entretanto, personas que sostienen opiniones sumamente divergentes hablan del legado de «Solidaridad», tanto dentro como fuera de Polonia. Para unos representó el regreso a la Polonia conservadora de la era de Pilsudski durante el período de entreguerras; para otros, constituyó un paso necesario hacia la sustitución de la caricatura de socialismo concebida tras 1945 por una verdadera democracia socialista.
Por el momento, parece estar imponiéndose la primera opinión; por mi parte, a la vez que no lamento ese resultado, considero que la resistencia contra un régimen inaceptable es un derecho inherente de todos los pueblos y «Solidaridad», un ejemplo estimulante.
Jan Tadeusz Masiel (NI). – (PL) Señor Presidente, Señorías, «Solidaridad» hizo posible mi presencia en esta Cámara y le estaré eternamente agradecido por ello y por no haberme visto condenado a pasar toda la vida tras el Telón de Acero. De no haber sido por «Solidaridad», el Muro de Berlín habría tardado más en caer o puede que incluso siguiera en pie. Los checos, los eslovacos y los húngaros habían realizado anteriores intentos de derribar a ese sistema diabólico, pero fueron los polacos y el Papa polaco quienes acabaron consiguiendo desmantelar los acuerdos alcanzados en Yalta. Hoy quiero dar las gracias a los países de Europa occidental y a los Estados Unidos por su apoyo. Sin embargo, hay que recordar que Stalin no fue el único culpable. Churchill y Roosevelt traicionaron a la mitad de Europa y la entregaron a los soviéticos en Yalta, con la esperanza de lograr así paz y tranquilidad, y una vida más fácil para ellos.
El ejemplo de «Solidaridad» nos muestra cuántos años pueden tardar ser necesarios para corregir ciertos errores. Ahora la Unión va a iniciar negociaciones con Turquía, con el consentimiento del Parlamento. Temo que esto pueda ser el principio de su fin y lo lamento mucho, pues estoy a favor de una Europa común. Debemos mostrar solidaridad con el mundo entero, pero no traicionar a Europa en nombre del internacionalismo.
Timothy Kirkhope (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, el hecho de que la izquierda acaba de perder las elecciones en Polonia potencia la intensidad de este debate. Felicito al señor Saryusz-Wolski y a la Plataforma Cívica, así como al Partido Ley y Justicia, por su victoria en las elecciones generales del día de ayer, y estoy convencido de que Polonia tiene un brillante futuro bajo esta nueva dirección.
Lech Wałęsa es la personificación más prominente de «Solidaridad» y su éxito. Hace poco estuvo en Bruselas para ser aclamado por esta Cámara con ocasión de este importante aniversario. Ha recibido numerosos galardones de países y organizaciones de todo el mundo en reconocimiento de su valor y su visión, siendo tal vez el mayor de ellos su elección a la Presidencia de Polonia tras la caída del comunismo.
Gran Bretaña siempre ha sentido una afinidad especial con Polonia, como se puso de manifiesto a principios de los años ochenta, cuando Polonia atravesaba tiempos muy difíciles. Fue un Ministro conservador de Asuntos Exteriores, Malcolm Rifkind, quien acudió a Varsovia y se convirtió en el primer político occidental en entrevistarse con representantes de «Solidaridad», cosa que enfureció al régimen comunista. Esta reunión fue un símbolo de los profundos lazos que existen entre Gran Bretaña y Polonia. En Gran Bretaña nunca olvidamos a Polonia durante todos esos terribles años, ni dejamos de creer que la democracia y la libertad acabarían por imponerse y que Polonia volvería a ocupar su honroso lugar dentro de la familia europea.
Es fácil olvidar a qué velocidad ha avanzado Europa desde esos días oscuros y de lo que era la vida bajo el yugo de la tiranía comunista. Por ello es tan importante que nunca olvidemos, y ahora que Polonia ocupa su lugar en la Unión Europea desde el año pasado, podemos estar seguros de que no olvidaremos a quienes sufrieron ni a quienes les hicieron sufrir. «Solidaridad» simbolizaba entonces, al igual que ahora, la esperanza en el futuro, la firme voluntad de las personas de mejorar su vida y las de su familia, y la fe inquebrantable en el poder del espíritu humano. Los sistemas políticos pueden subyugar las voluntades y destruir la individualidad, pero nunca lograrán aplastar el deseo de ser libres. Todos haremos bien si aprendemos las lecciones que nos enseña la historia de «Solidaridad».
Athanasios Pafilis (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, permítame decir para información de los oradores precedentes que los astilleros de Gdansk, donde se celebró el 25º aniversario de las huelgas de «Solidaridad» de 1980, tenían 6.000 trabajadores. Ahora que los astilleros se han privatizado, dos terceras partes de la plantilla fueron despedidas durante la década de 1990.
Ahora bien, el señor Walesa y Solidaridad no organizaron ninguna huelga, puesto que fueron ellos quienes despidieron a esos trabajadores. En la ciudad de Gdansk, que sus Señorías han convertido en símbolo, reina la pobreza. La tasa de desempleo es superior al 15 %. En la Polonia «libre», los trabajadores agrícolas, la base, viven en condiciones muy duras. El nivel de vida se está desplomando. Catorce años después de la caída del socialismo, los polacos consumen menos, incluso menos alimentos básicos, que en 1980. Todos los logros sociales se han ido erosionando. El capital extranjero está saqueando el país. Los agricultores están desapareciendo y se están creando nuevos latifundios.
Esta evolución demuestra, por consiguiente, que «Solidaridad» fue el Caballo de Troya de la restauración del capitalismo en Polonia. Los dirigentes engañaron a los trabajadores. Propusieron reivindicaciones a favor de los trabajadores, los engañaron y los condujeron hasta esta situación. Tenían el apoyo económico y político de los Estados Unidos y de los Gobiernos de otros países capitalistas, que actualmente obtienen enormes beneficios de su capital y siembran la pobreza entre el pueblo polaco.
Para información de los oradores precedentes, las consignas de Walesa de supuesta libertad y solidaridad con los trabajadores les llevaron a caer –empobrecidos, subyugados y privados de derechos– en manos de los capitalistas.
Por lo que respecta a la democracia en Polonia, permítanme que les cite tan solo un dato: la participación votó en las últimas elecciones europeas fue de un 20 %. Eso es lo que piensan de la Unión Europea.
Zbigniew Zaleski (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, quisiera decir al orador que me ha precedido que esos trabajadores y otros no desearían de ningún modo volver atrás y regresar a la época anterior a «Solidaridad».
Son pocos los acontecimientos que uno quisiera recordar con orgullo y satisfacción, especialmente en esta Cámara. En mi opinión, la solidaridad es un concepto que merece un lugar muy especial en todas las enciclopedias. No resulta fácil mostrarse solidario. A menudo es necesario sacrificar los propios intereses, los intereses nacionales e incluso otros superiores. La Unión Europea no es una unidad cohesiva como pueden serlo una nación, un grupo étnico o un grupo político. Por esto requiere un esfuerzo de solidaridad. Solo gracias a la determinación y la solidaridad de los trabajadores, estudiantes, agricultores, académicos y, en ocasiones, de algunos mandos de la policía y el ejército que se negaron a ser intimidados, junto con la solidaridad mostrada en el extranjero, fue posible obligar a abandonar el poder a los dinosaurios que se aferraban a él. Eso permitió a las personas corrientes decentes restablecer unos valores dignos de respeto.
Si somos capaces de reconocer la importancia del movimiento «Solidaridad» y de aprender esa lección histórica, estaremos en condiciones de poder esperar que se apliquen las medidas aprobadas en esta Cámara. También podremos esperar que poco a poco se vaya configurando ese órgano coordinado al que se designa como la Unión.
Europa es demasiado compleja y diversa para que ese objetivo se pueda alcanzar sin solidaridad. Hay que fomentar la solidaridad en esta Asamblea, en la Comisión y mediante programas educativos y culturales. Debe echar raíces en todos los europeos. Al mismo tiempo, debemos desarrollar una solidaridad más amplia, que podríamos denominar supracontinental, con el fin de contribuir a resolver los problemas con los que se enfrenta la humanidad. Permítanme que insista en que, sin solidaridad, no puede haber futuro para Europa ni para el conjunto de la humanidad.
En su versión de 1980, la solidaridad comenzó en Świdnik y Lublin, y nos ha permitido debatir hoy sobre valores fundamentales en esta Cámara.
La solidaridad europea contemporánea deberá garantizar que, dentro de otros 25 años, las diputados y diputados puedan referirse en términos parecidos al Parlamento y la Comisión actuales y reconocerles el mérito de haber desempeñado un papel de primer orden en el proceso histórico en el que todos estamos participando.
Anna Ibrisagic (PPE-DE). – (SV) Señor Presidente, hoy conmemoramos el 25º aniversario del sindicato polaco «Solidaridad» y debatimos su mensaje para Europa. Recordamos los días y los meses en que el pueblo polaco ya no pudo aguantar más y los trabajadores polacos se pusieron en huelga en Gdansk. Recordamos la lucha que puso en marcha mucho más que un mero combate por la libertad de Polonia. Puso en marcha un combate por la libertad de toda Europa oriental. La primera piedra del Muro de Berlín no cayó allí, sino en Gdansk. Sin embargo, a menudo olvidamos que la huelga y la solidaridad en Gdansk estuvieron precedidas por años de rebelión de los polacos contra el comunismo. Muchos lucharon por la libertad, por separado y de distintas maneras, pero no existía una fuerza conjunta que uniese a todos los polacos en torno a una misma idea. Solo con la llegada de un Papa polaco al Vaticano comprendieron los polacos que su legado espiritual les unía y que existían fuerzas capaces de conducirles hacia la independencia y la autonomía. Y así fue.
En aquel tiempo yo misma vivía en la Yugoslavia comunista y recuerdo con toda claridad las imágenes que nos llegaban de Gdansk. Me resultaba incomprensible que alguien pudiera llegar a creer que era posible derribar el comunismo. Cuando, casi veinte años después de Gdansk, el pueblo de Serbia protestó contra el régimen de Milosevic, algo habían aprendido de «Solidaridad». Habían aprendido que los regímenes totalitarios no duran eternamente, sino que de hecho pueden derrumbarse. También habían aprendido que la democracia siempre debe nacer desde dentro y que un pueblo unido que lucha por su libertad forzosamente habrá de alcanzar la victoria. El mensaje más importante para Europa ya lo había emitido «Solidaridad». Señorías, el señor Sjöstedt de Suecia, que pertenece a un partido cuyo dirigente aún sigue denominándose comunista, ha hecho una intervención en la que ha rendido tributo a «Solidaridad», un movimiento que luchó en concreto contra el comunismo. Este también es un mensaje que «Solidaridad» envía a Europa, a saber, que Europa no tolera las dictaduras, comunistas ni de ningún otro tipo, ni tampoco, de hecho, ningún sistema totalitario o de esclavitud. El futuro de Europa reside en la libertad y esta es algo que todos defendemos, de manera muy especial hoy cuando manifestamos nuestro respeto y gratitud hacia las gentes de Polonia y de Europa oriental que lucharon por una Europa libre durante las décadas de 1980 y 1990.
Bogusław Sonik (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, «Solidaridad» fue un experimento excepcional llevado a cabo por una comunidad desarrollada sobre la base de unos valores comunes y de la confianza en la libertad.
En agosto de 1980, los trabajadores polacos exigieron la libertad de prensa y de culto y, sobre todo, la libertad de crear sindicatos libres, así como el fin de las persecuciones basadas en las convicciones de las personas. Millones de polacos dijeron «no» al comunismo y ese fue el principio del fin de la dictadura comunista. Instamos a los países de Europa oriental a que se comprometiesen en la lucha a favor de las libertades civiles, que cual incluía la construcción de una sociedad civil. Lo hicimos con firmeza y fortalecidos por la convicción de que es posible conquistar la libertad pese a todas las limitaciones manifiestamente políticas. Millones de individuos se comprometieron en solidaridad con la existencia de su propio país, una nación que fue libre durante dieciséis meses hasta el 13 de diciembre, cuando la dictadura comunista del general Jaruzelski sofocó ese movimiento mediante un golpe de Estado. Pero no era posible ahogar o quebrantar nuestro espíritu y continuamos viviendo como gentes libres. El comunismo quedó herido de muerte en los astilleros de Gdansk en agosto de 1980 y recibió el golpe de gracia nueve años más tarde en 1989.
En nuestra lucha contamos con la ayuda de otras naciones europeas. Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido nos apoyaron. Eso nos insufló coraje y fe en nuestra fortaleza, y quiero aprovechar esta ocasión para expresar mi gratitud a quienes estuvieron a nuestro lado en aquellos momentos. Gracias a ustedes sobrevivimos, sabiendo a ciencia cierta que Europa pensaba en nosotros y que no nos habían olvidado.
¿Hasta qué punto pueden movilizar los ideales de la solidaridad los corazones y las conciencias en la actualidad? Ahora mismo, reflexionar sobre «Solidaridad» significa recapacitar acerca de la naturaleza de Europa. Europa es algo más que una economía y un mercado. Representa asimismo los valores que hacen grande a la Comunidad Europea. Europa es una familia de naciones edificadas sobre un legado cristiano. «Solidaridad» se creó sobre los principios cristianos y aspiraba a despertar lo mejor de los valores humanos en la gente. Me refiero a asumir la responsabilidad por los demás y estar dispuesto a ayudar a quienes lo necesitan. La ética de «Solidaridad» podría contribuir a la creación de una visión contemporánea de Europa, capaz de suscitar el interés del mundo. Reflexionar acerca de Solidaridad ahora también significa pensar en la manera de hacer frente al egoísmo nacional en los veinticinco Estados miembros de la Unión. Estoy seguro de que puede lograrse.
Creo en una Unión Europea imbuida de solidaridad, una Unión capaz de ser competitiva, pero al mismo tiempo capaz de manifestar solidaridad con los pequeños y los débiles. Creo en una Unión que mantenga alto el estandarte de «Solidaridad» y de la libertad y que sirva de inspiración para quienes carecen de ellas.
(Aplausos)
Tunne Kelam (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, hace 25 años los trabajadores e intelectuales polacos lograron crear una alternativa ciudadana democrática a las rígidas estructuras comunistas. «Solidaridad» puso en marcha el proceso por el cual los países de Europa Oriental alcanzaron la verdadera liberación de la esclavitud totalitaria. El otro pulmón del mismo país europeo, por citar al Papa Juan Pablo II, comenzó a respirar y a llevar oxígeno y respeto por sí mismos a decenas de millones de europeos del Este.
Polonia es un símbolo de Europa. Fue la primera víctima de la alianza entre Hitler y Stalin, que lanzaron conjuntamente la Segunda Guerra Mundial. La nación polaca sufrió estas dos dictaduras en su peor versión. No es una casualidad que la victoria de los trabajadores de Gdansk haya abierto el camino a la reunificación de Europa.
Creo que el mayor logro de «Solidaridad» fue su capacidad de unir a todos los sectores de la sociedad. Esto no habría sido posible sin una renovación moral, sin la dimensión espiritual que encarnaría, recordaría e inspiraría el Papa polaco. El importante mensaje de la victoria de «Solidaridad» sigue siendo cómo encontrar fuerza y equilibrio en la apasionada búsqueda de justicia y los eternos valores espirituales de Europa.
Si escuchamos este mensaje probablemente podamos superar la crisis de identidad europea, de la que se ha hablado hoy, pues «Solidaridad» se ha convertido en parte de nuestra identidad europea. Tenemos la oportunidad de decidir si deseamos celebrar el 31 de agosto como un día de libertad y solidaridad, pero también debemos recordar otra fecha de significación europea: el 23 de agosto, la fecha en que se firmó el Pacto germano-soviético de 1939, pues debemos conmemorar a las víctimas tanto del comunismo como del nazismo. Solo entonces el famoso lema «Nunca más» se aplicará igualmente a las víctimas del comunismo.
(Aplausos)
El Presidente. He recibido cuatro propuestas de resolución(1), presentadas sobre la base del apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.
El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el miércoles a las 12.00 horas.
DECLARACIÓN POR ESCRITO
(ARTÍCULO 142 DEL REGLAMENTO)
Filip Andrzej Kaczmarek (PPE-DE). – (PL) «Solidaridad» no es solo parte de la herencia de Polonia. Junto con sus valores y su carácter, debería pasar a formar parte de la herencia de toda Europa y, de hecho, del mundo entero. Por eso es importante que «Solidaridad» llegue a ser un elemento permanente de nuestra conciencia europea. Como manifiestan nuestras resoluciones, los trabajadores de Gdansk inauguraron hace veinticinco años un nuevo capítulo de la lucha europea por el pan y la libertad. Fueron los trabajadores de Poznan, la ciudad de donde procedo, quienes en verdad iniciaron la lucha 49 ańos atrás. El 28 de junio de 1956, docenas de ellos murieron a manos de los comunistas. Murieron por exigir pan y libertad. Afortunadamente ni sus muertes, ni las de los trabajadores que perecieron en diciembre de 1970, fueron en vano.
«Solidaridad» tiene un significado global porque fue un movimiento pacífico y victorioso a la vez. La historia de «Solidaridad» inspira optimismo y confianza, ya que demostró que hasta un régimen comunista totalitario podía derrocarse sin recurrir al uso de la fuerza. Sería maravilloso que los métodos y los valores de «Solidaridad» se convirtieran en un medio eficaz de lucha pudieran luchar por la libertad, la dignidad y los derechos humanos para todas las personas que viven bajo regímenes opresivos. «Solidaridad» demostró que tiene sentido aspirar a una vida mejor y que la perseverancia y la fe en los propios principios acaban dando fruto. Estoy seguro de que la Unión Europea de 25 Estados miembros no existiría hoy si Lech Walesa y sus compañeros no hubieran actuado como lo hicieron hace 25 años.
14. 1º Acceso a la actividad de las entidades de crédito, 2º Adecuación del capital de las empresas de inversión y las entidades de crédito
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A6-0257/2005) del señor Radwan, en nombre de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa al acceso a la actividad de las entidades de crédito y a su ejercicio (COM(2004)0486 C6-0141/2004 2004/0155(COD)), y sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la adecuación del capital de las empresas de inversión y las entidades de crédito (COM(2004)0486 C6-0144/2004 2004/0159(COD)).
Charlie McCreevy, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, para empezar me gustaría dar las gracias a Alexander Radwan y a la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios por la excelente labor que han realizado en este asunto. Permítanme destacar que los trabajos sobre la Directiva sobre la adecuación del capital constituye un muy buen ejemplo de la eficiente cooperación entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión. Si tenemos en cuenta la complejidad de estos temas, creo que ha sido un auténtico logro.
Un marco moderno y aceptado para la supervisión tanto de las entidades de crédito como de las empresas de inversión reviste gran importancia para la estabilidad financiera del mercado europeo y para la igualdad de condiciones, no solo dentro de la Unión Europea, sino en toda la comunidad financiera mundial frente a los países que siguen igualmente el proceso del Acuerdo de Basilea II.
Hemos elaborado nuestra propuesta, que ha sido objeto de amplias consultas, en estrecha colaboración con los Estados miembros y el sector financiero. Está en consonancia con lo dispuesto en el Acuerdo de Basilea II, pero tiene en cuenta, en su caso, aspectos específicamente europeos. Incluso se integrarán las últimas propuestas relativas al tratamiento de las actividades relacionadas con la negociación.
Esta propuesta establece un marco jurídico para las actividades financieras en la UE. Mejora el régimen de supervisión vigente, que se basa primordialmente en la adecuación preceptiva del capital. El nuevo régimen cuenta con una sólida base apoyada en tres pilares. En primer lugar, contempla una adecuación preceptiva del capital más sensible al riesgo, lo que concuerda más con las prácticas de los propios bancos; en segundo lugar, prevé una mejora del proceso de revisión de la supervisión para asegurar un encaje más preciso de estos nuevos requisitos, y, en tercer lugar, postula requisitos de publicación que mejoran la transparencia y la disciplina del mercado. Esta propuesta constituye un paso hacia un planeamiento más sofisticado y refinado de la supervisión y la gestión de riesgos.
Si adopta esta propuesta, la UE será la primera organización internacional que aplique la nueva normativa del Acuerdo de Basilea II. Será un paso importante hacia la mejora de la supervisión bancaria y fomentará una mayor eficacia de los mercados financieros europeos.
Permítanme ahora abordar la cuestión de la comitología. Como todos sabemos, este debate está vinculado con la cuestión más amplia de las competencias del Consejo y del Parlamento Europeo en los procedimientos de comitología. Tenemos que asegurarnos de que el proceso legislativo no se detenga. No creo que los ciudadanos y el sector puedan comprender que importantes propuestas legislativas como la que debatimos hoy sean rehenes de un tema como la comitología, por importante que esta sea.
Tenemos que encontrar una forma pragmática para llevar a buen puerto, en el plano legislativo, disposiciones en materia de comitología de la Directiva sobre la adecuación del capital. Acojo con agrado los esfuerzos realizados por el Parlamento Europeo y el Consejo para llegar a un acuerdo al respecto. Creo que todos estamos de acuerdo en que la aprobación en primera lectura de esta Directiva interesa a las tres instituciones, y en que es lo que desea igualmente el mercado.
La comitología es una cuestión de carácter general, por lo que debemos considerarla en su contexto general. La Comisión presentó en 2002 una propuesta para modificar la Decisión sobre la comitología de 1999, seguida de una propuesta modificada en 2004. Esta propuesta ya tenía en cuenta importantes elementos que exigía el Parlamento Europeo, en especial que el Parlamento Europeo y el Consejo tuvieran las mismas competencias en los procedimientos de comitología.
En gran parte fue gracias a la insistencia del Parlamento, y del ponente en particular, que el Consejo comenzara a examinar la Decisión sobre comitología sobre la base de la propuesta revisada de la Comisión.
Me complace la iniciativa que ha tomado la Presidencia de crear un grupo de «Amigos de la Presidencia» para lanzar el debate de la propuesta de Comisión que estudia el Consejo. Este es un importante paso adelante. El Parlamento Europeo debe confirmar urgentemente si mantiene su apoyo a la propuesta de la Comisión y, en caso contrario, indicar con claridad lo que desea conseguir. La Comisión está dispuesta a cooperar tanto con el Parlamento como con el Consejo para llegar lo antes posible a una conclusión satisfactoria de este delicado asunto.
Permítanme hacer unas pocas observaciones más concretas. Comprendo que el Parlamento Europeo desee dar un carácter mucho más urgente a la cuestión de sus competencias para supervisar el ejercicio de las competencias de ejecución de la Comisión. Pero la introducción de una cláusula de suspensión, que entraría en vigor el 1 de septiembre de 2007, nos daría un plazo demasiado breve. Existe el grave peligro de que una reducción tan drástica de la duración de la cláusula de suspensión envíe un mensaje equívoco y peligroso al mercado en el sentido de que es poco probable que se adopten las medidas de ejecución necesarias.
El Consejo ya ha indicado que puede aceptar un período de al menos dos años. A la vista de los debates celebrados, la Comisión estima que este es un período viable. La introducción de un período tan reducido para las competencias de ejecución –mucho más breve que el período normal de cuatro años– pone de relieve claramente que es necesario encontrar urgentemente una solución sólida, duradera y equilibrada para la supervisión de las competencias de ejecución de la Comisión por parte de los dos órganos de la autoridad legislativa. Todas las instituciones deben colaborar para llegar a esta solución lo antes posible. La Comisión señala a este respecto que, en el primer semestre de 2007, las primeras cláusulas de suspensión contempladas en el denominado proceso Lamfalussy comenzarán a suspender las competencias de ejecución de la Comisión correspondientes a dos Directivas: la Directiva sobre conglomerados financieros el 11 de febrero de 2007 y la Directiva sobre el abuso del mercado el 12 de abril de 2007.
Si bien la Comisión respetará los compromisos que asumieron el entonces Presidente de la Comisión, Romano Prodi, y mi predecesor en el cargo, Frits Bolkestein, cuando el Parlamento Europeo aprobó el proceso Lamfalussy, también comprende que una renovación de sus competencias de ejecución para dichas directivas resultaría problemática en ausencia de una solución global para la cuestión de la comitología. Este hecho debería impulsar a todas las instituciones a dar pasos adelante. La falta de acuerdo no solo arruinaría el espíritu de cooperación entre las instituciones, sino que también sería perjudicial para el ulterior desarrollo de un mercado integrado de servicios financieros, el cual se basa en gran parte en la existencia de competencias ejecutivas dentro del contexto de la legislación marco acordada a través del procedimiento de codecisión. Me gustaría añadir asimismo que otros ámbitos políticos se verían afectados por la falta de acuerdo en materia de comitología.
Antes de terminar me gustaría repetir mi llamamiento tanto al Parlamento como al Consejo para que colaboren de forma constructiva para alcanzar una solución. Por su parte, la Comisión contribuirá en la medida de lo posible a que no desaparezca la urgencia que se da actualmente a esta cuestión. La Comisión reconoce desde hace mucho que es necesario encontrar una solución y creo que las condiciones actuales son las correctas para alcanzarla.
Quedo a la espera de sus comentarios.
Alexander Radwan (PPE-DE), ponente. – (DE) Señor Presidente, Señorías, señor Comisario, por una vez no es una mera formalidad que comience dando las gracias a mis compañeros, a los ponentes alternativos y a todos los miembros de nuestra comisión por haber hecho posible el trabajo conjunto en torno a esta directiva con espíritu constructivo. Quiero dar las gracias también a la Comisión por haber colaborado con nosotros a lo largo de los últimos años –ya que la propuesta no ha nacido de un día para otro– y permitir que fuéramos avanzando. Creo que puede ser un buen ejemplo de cómo podemos trabajar conjuntamente en el futuro en la elaboración de las leyes.
Esta tarde quiero mencionar, desde un principio, un punto negro en este panorama favorable. Estoy de acuerdo con el presidente de nuestra comisión en que estamos elaborando normas que van a tener efectos de largo alcance para el sector financiero en Europa y para las pequeñas y medianas empresas y, en nombre de nuestro presidente, quisiera recordarle, señor Presidente y también a la Mesa, que esta Asamblea posee plenos poderes legislativos en este ámbito. Si repasa los órdenes del día de esta semana, tal vez pueda encontrar otro tema, otra posición, en relación con los cuales adoptemos actos legislativos bajo el procedimiento de codecisión, a menos que en verdad considere que todo lo que vamos a debatir esta semana es de alta prioridad. Me refiero asimismo al informe Doorn, que también se refiere a los plenos poderes legislativos del Parlamento.
En el examen de la presente directiva, el Parlamento siempre ha insistido en que nos parece importante que determinados ámbitos sean compatibles con el Acuerdo de Basilea. Este es un acuerdo internacional. Siempre hemos considerado importante el sector de la pequeña empresa. Siempre nos ha parecido importante que, dentro de este marco reglamentario, existieran disposiciones especiales para los bancos pequeños, con el fin de que no queden excluidos de la competencia; consideremos, por ejemplo, la aplicación parcial o la petición del informe de que los bancos que opten en el futuro por el Método estándar, no se vean discriminados negativamente por los órganos de supervisión nacionales. Otro ejemplo que puedo citar es el de la «granularidad» aceptada en el Acuerdo de Basilea y que está presente en la propuesta de la Comisión pero no en la resolución del Parlamento, y que no debe volver a introducirse por la puerta trasera. Quiero señalar que es un aspecto que debe ser incorporado a la legislación de cada país por los Parlamentos nacionales y quedar integrado en las prácticas de supervisión.
La directiva incluye una serie de novedades que alterarán la supervisión financiera en Europa; por ejemplo, el sistema de supervisión principal, en virtud del cual un organismo de supervisión puede invalidar a otro a la hora de aprobar calificaciones internas, y que nos sitúa en el camino hacia un mercado europeo. Otro ejemplo, acerca del cual ha habido un consenso amplio en esta Asamblea, ha sido la publicación de calificaciones, que tiene especial importancia para las pequeñas y medianas empresas, y agradezco al Consejo que finalmente aceptara el compromiso propuesto por el Parlamento al respecto. La exposición intergrupos ha sido objeto de prolongadas discusiones. Por mi parte, desde un principio he mantenido que los préstamos internos de los bancos deberían merecer idéntico trato sobre la base de los riesgos que implican, dado que el documento versa sobre el riesgo más que sobre la competencia. Puesto que ya existen diferentes estructuras en Europa no deberíamos prescribir otras con ese objeto, puesto que no estamos en condiciones de decir que una sea mejor que otra. Sin embargo, deberíamos sopesar sus méritos. También en este caso hemos llegado a un compromiso, de manera que hemos logrado un buen resultado en los aspectos de fondo. La comitología constituye un punto débil y continuará siéndolo. Deseo subrayar que la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios ha respaldado siempre el proceso Lamfalussy de comitología, en la creencia de que es adecuado e importante desde el punto de vista de la rápida adopción de una legislación que responda a las necesidades del mercado, pero siempre hemos considerado el antiguo acuerdo Lamfalussy pensando en una futura constitución y previendo un mecanismo de avocación. No es necesario abrir ahora un nuevo debate sobre la Constitución, pero si en el futuro recurrimos a la comitología de Lamfalussy en la elaboración de otras directivas, tendremos que alcanzar un nuevo acuerdo sobre el tema para garantizar los derechos del Parlamento dejando sentado que, cuando hagamos delegación de los mismos, también «avocarlos», con lo cual me refiero a un escrutinio más adecuado, mayores posibilidades de definición y también a la retirada general del poder delegado si las cosas comienzan a torcerse.
Puesto que no podré hacer uso de la palabra cuando se debata el informe Doorn, permítanme que manifieste brevemente que hay un ámbito que ha quedado excluido de su resolución. Sin embargo, la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios va a ser responsable en el futuro de las Normas Internacionales de Contabilidad. Pero a mi entender, aun cuando mañana no vamos a decidir sobre ello, dicho acuerdo debería incluir el Convenio internacional sobre las Normas de Contabilidad. No resulta aceptable que, en el futuro, los organismos internacionales definan normas y que estas se deban aplicar sin haber sido examinadas por esta Asamblea. Permítanme que les recuerde que hace algún tiempo recibimos la visita de algunos miembros del Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad, que nos informaron de que estaban trabajando en normas para las PYME. No vamos a aceptar estas normas sin el examen pertinente y lo digo también para que lo tenga en cuenta la Comisión. Espero que hayamos emprendido el camino acertado y a la Presidencia le diría que espero que asuma los compromisos que hemos planteado hoy. Soy optimista, no solo en lo referente a la fecha de la cláusula de suspensión, sino también por lo que respecta a los considerandos, a nuestras posibilidades de lograr un compromiso satisfactorio esta semana y de conseguir nuestro propósito de que el texto se apruebe en la primera lectura. Las noticias que me llegan de muchos Estados miembros indican que ya han empezado a actuar en esta línea y creo que vamos por buen camino para conseguirlo. Ahora todo depende del Consejo.
Harald Ettl (PSE), ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la Comisión de Asuntos Jurídicos acoge con agrado el compromiso que logrado negociar el ponente. La autora de la opinión de nuestra comisión expresa su apoyo a la mayoría de los objetivos y la necesidad de actualizar las previsiones a fin de tener en cuenta el notable progreso realizado en cuanto a las técnicas de evaluación del riesgo y la gestión de los servicios financieros, al tiempo que propone enmiendas que pueden contribuir a simplificar el sistema de requisitos para el capital propio. Algunas de las enmiendas se refieren a la discreción nacional, que ha de suprimirse en beneficio de una mayor armonización reglamentaria en el mercado interior. Quisiera añadir que muchas de estas supresiones han sido recomendadas a los órganos de supervisión nacionales.
La ponente de opinión considera también que ha fue del todo acertado adoptar el apartado 2 del artículo 47 del Tratado CE base para esta propuesta. Dado que la directiva constituye el instrumento más apropiado para conseguir los objetivos deseados, se respeta el principio de subsidiariedad, lo mismo que el principio de proporcionalidad, puesto que la directiva se limita a hacer lo estrictamente necesario.
Quisiera añadir algunos comentarios sobre comitología no solo desde la perspectiva de la Comisión de Asuntos Jurídicos, sino también de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, respecto de los cuales me pronunciaré luego. Dado que los mercados financieros y los bancos están sujetos a cambios muy rápidos y se ven obligados a desarrollar constantemente nuevos productos y combinaciones de estos, la legislación relativa a la banca y la supervisión bancaria también tiene que poder admitir un ulterior desarrollo. No debemos permitir que el Acuerdo de Basilea II degenere en un marco en el que cada uno elija los instrumentos financieros que le apetezcan, sino que jamás se debe perder de vista la necesidad de proteger a los acreedores, a los inversores y a los consumidores. El diálogo entre legisladores, supervisores y bancos, tanto a escala nacional como europea, a que se hace referencia en el procedimiento Lamfalussy, también puede contribuir a mantener una supervisión adecuada a la correspondiente función. Ampliaré este punto en otro momento.
José Manuel García-Margallo y Marfil, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (ES) Señor Presidente, señor Comisario, bienvenido a esta casa. Mi papel en este debate consiste exclusivamente en dar fe de lo ocurrido en este Parlamento en materia de comitología y apoyar con toda firmeza la posición del ponente, mi colega señor Radwan.
Los problemas en materia de comitología empezaron hace ya algunos años, cuando la Comisión hizo llegar al Parlamento el plan de acción de servicios financieros que contemplaba la rápida puesta en marcha de cuarenta y tantas medidas en materia de servicios financieros.
Se nos decía entonces que el procedimiento legislativo ordinario era demasiado lento para adaptarse a la velocidad de los mercados financieros. Intervine aquí para decir que en la gran mayoría de los casos el culpable de este retraso no era el Parlamento, sino el Consejo.
El siguiente paso se da en el informe llamado Lamfalussy, por la persona que dirigió su elaboración, que, para dar una solución, para adaptar la velocidad del procedimiento a la velocidad de los mercados, proponía escindir las normas en dos niveles. Primer nivel: principios generales, directrices básicas. Segundo nivel: normas jurídicas concretas. Nivel uno, codecisión. Nivel dos, exclusión total del Parlamento. Se nos pedía la renuncia a las prerrogativas que constituyen los privilegios, la normativa básica de cualquier Parlamento europeo.
Es normal que el Parlamento Europeo hiciese notar su recelo. Queríamos simplemente estar en la misma posición que el Consejo. En caso de extralimitación, en caso de que el mandatario no se ajustara al contenido del poder del mandato, queríamos una revocación, lo que se llama «call-back».
No fue posible en aquel momento, porque los Tratados no lo permitían, y estuvimos esperando la Constitución. Llegamos a una situación transitoria —subrayo transitoria—, y por eso apelo aquí a la cláusula de caducidad a la que ha aludido el señor Radwan. Hasta entonces será necesario llegar a un acuerdo en el que se armonicen los dos objetivos: rapidez en el procedimiento legislativo y respeto a los poderes del Parlamento, poderes que, como en el caso de cualquier Parlamento, han sido arrancados con dificultad a lo largo del tiempo. Por último, quiero justificar nuestro recelo recordando a un político español conocido por su habilidad y capacidad para hacer trampas en las normas, que decía «haga usted la ley, déjeme usted a mí hacer el reglamento». Ese es el peligro que a nosotros nos preocupa.
PRESIDENCIA DEL SR. DOS SANTOS Vicepresidente
Harald Ettl, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, permítame que comience por agradecer al ponente la voluntad de cooperación que ha demostrado, que ha permitido solventar las principales preocupaciones de los socialdemócratas. Creemos que la supervisión bancaria se tiene que acordar a escala internacional y debe ser del mismo tipo en toda la Unión, y sobre todo, que el capital propio exigido por ley a los bancos se tiene que ajustar de manera más rigurosa para tener en cuenta los riesgos comerciales. Solo así será posible mejorar la seguridad de los ahorradores en y proteger sus ahorros frente al riesgo de que quiebre su banco.
Los bancos modernos gestionan los activos de particulares y custodian sus cuentas, al tiempo que actúan como sus agentes y asesores en los mercados financieros. La rentabilidad económica de la financiación que ofrecen y del capital que invierten depende de que mantengan su competitividad. La financiación que ofrecen desempeña un papel importante en el ulterior desarrollo de la Unión a través de su infraestructura, de la construcción de viviendas, de los ayuntamientos, de la industria energética y, no en menor medida, de sus pequeñas y medianas empresas. El Acuerdo de Basilea II contiene unos puntos de referencia objetivos para evaluar los riesgos inherentes a la concesión de dicha financiación, junto con los costes del capital propio asociados y los intereses que se cobran a los deudores.
Este cuadro se completa con la aprobación de mis enmiendas relativas a la simplificación de las líneas de crédito para las PYME y la responsabilidad de las autoridades regionales y locales en el cálculo del elemento de riesgo. En resumen, el Acuerdo de Basilea II no debería traducirse en una mayor dificultad de acceso a la financiación o un mayor coste de la misma. Los bancos también tienen una responsabilidad económica y no se debe utilizar indebidamente el Acuerdo de Basilea II como una excusa para actuar en contra o a expensas de los deudores.
El Acuerdo de Basilea II está pensado para crear un terreno de juego equitativo para la competencia entre los grandes grupos bancarios y las cajas de ahorro y las entidades de crédito que operan a escala regional y por esa razón he procurado lograr la mayor objetividad posible en el tratamiento de los denominados préstamos interbancarios. No quiero dejar de subrayar la doble responsabilidad que tienen actualmente los organismos nacionales de supervisión en lo referente al control de la aplicación de unos métodos de evaluación del riesgo más precisos por parte de los bancos y al apoyo a aquellos que operan en más de un país, cuando las autoridades de supervisión de ambos países mantienen una cooperan.
Por último, pero no por ello menos importante, quisiera volver sobre el asunto de la comitología. Las normas en materia de información y transparencia que el Parlamento exige para la aplicación del Acuerdo de Basilea II de hecho se dan por sentadas en la legislación moderna y esto debería reflejarse también en el derecho a la retirada. Al Consejo le pedimos una garantía de que, en un plazo de dos años como máximo, se habrá cerrado un acuerdo sólido que permita que el Parlamento continúe ejerciendo sus derechos y responsabilidades democráticos.
Wolf Klinz, en nombre del Grupo ALDE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la presente directiva tiene por objeto la aplicación del Acuerdo de Basilea II en la Unión Europea y proporcionar así una base de mayor estabilidad a los mercados financieros. Se puede mejorar la eficacia de la supervisión bancaria y asignar mayor peso al elemento de riesgo. La directiva vendrá a imponer igualmente unas normas mínimas para los negocios de alto riesgo.
En la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios hemos debatido a fondo el Acuerdo de Basilea II y analizado unas 900 enmiendas, junto con toda una serie de enmiendas de transacción que el ponente, señor Radwan, ha elaborado con el señor Ettl y conmigo mismo. En este contexto, quiero expresar mi agradecimiento por la colaboración tan constructiva y plena de confianza que hemos mantenido. En las subsiguientes discusiones a tres bandas, el Consejo aceptó muchas de las enmiendas del Parlamento y logramos obtener varias concesiones y compromisos, como resultado de los cuales el fondo técnico del Acuerdo de Basilea II se puede considerar equilibrado. En mi calidad de liberal, me siento especialmente satisfecho de haber conseguido elaborar unas normas capaces de garantizar unas condiciones de competitividad justas para los diferentes grupos en el sector bancario.
Se trata de un paquete que los liberales y los demócratas pueden respaldar abiertamente. No obstante, incluye dos enmiendas sobre préstamos e hipotecas islámicos y otra sobre las empresas energéticas que no podemos apoyar, puesto que el Acuerdo de Basilea II no está pensado para que se utilice como un medio para establecer salvaguardas especiales para determinados sectores de la industria o crear condiciones especiales para ellos. Aun así, como Grupo vamos a votar a favor de todo el paquete.
Nuestro Grupo fue el que introdujo las enmiendas relativas a la cartera de negociación. Consideramos muy positivo que el buen y rápido trabajo realizado por la Comisión haya permitido su adopción en el marco de la votación sobre el Acuerdo de Basilea II, garantizando así una aplicación coherente en este ámbito.
En el debate sobre Basilea II se ha tocado por supuesto el tema de la comitología, acerca del cual ya han expresado su opinión todos los oradores. Ninguno de nosotros discute la importancia y utilidad del procedimiento de comitología; esta permite que pueden entrar en vigor rápidamente las normas de aplicación de actos fundamentales, pero no se debe permitir que este procedimiento socave las prerrogativas del Parlamento, cuya mejora prevé el Tratado Constitucional. Por incierto que sea el futuro de ese Tratado, los asuntos del Parlamento siguen teniendo importancia y siguen siendo relevantes. Como no podía ser de otra manera, las negociaciones con la a tres bandas sobre la comitología resultaron especialmente problemáticas. La presión que, por nuestra parte, ejercimos durante semanas obligó al Consejo a crear un grupo de trabajo denominado «amigos de la Presidencia», al cual se ha referido el Comisario McCreevy, reconociendo por primera vez la necesidad de un nuevo acuerdo interinstitucional y de empezar a actuar. Pero no podemos contentarnos con simples promesas. Lo que queremos es una fecha concreta para un nuevo acuerdo interinstitucional que refuerce nuestros derechos.
Proponemos al Consejo el 1 de enero de 2008 como fecha para la cláusula de revisión y quedamos a la espera de su respuesta, que confiamos sea favorable.
John Whittaker, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señor Presidente, la adecuación del capital es útil para evitar la quiebra de los bancos, pues impone a los accionistas una mayor parte del coste de la quiebra. Las propuestas internacionales del Acuerdo de Basilea II, que esta Directiva aplica, pretenden lograr una mejor adecuación entre capital y riesgo que la simple proporción del 8 % de bienes de capital que contempla el Acuerdo de Basilea I. Sin embargo, ningún capital bancario que no cubra la totalidad de los activos de riesgo puede constituir una protección contra la quiebra. Los importes mínimos de capital contemplados en cualquier normativa son arbitrarios.
Como ha destacado el señor Radwan, otros problemas radican en el grado de distribución de riesgos entre los distintos bancos de un grupo bancario que deberían implicar una reducción del capital reglamentario, así como la dificultad para definir la división de responsabilidades entre los supervisores nacionales. No existen respuestas objetivas a estas controvertidas cuestiones. Por ese motivo cuestiono la competencia de este Parlamento en este terreno. Es ridículo que nos inmiscuyamos en las minucias de esta Directiva, en vista de su complejidad e importancia. Pero así es como trabaja el Parlamento, y de todos nosotros, los diputados, al margen de si tenemos o no experiencia en los arcanos de la regulación bancaria, se esperan cientos de juicios motivados sobre cuestiones que en muchos casos no tienen respuesta objetiva.
El ponente recomienda que, debido a la duda, esta Directiva sea revisada en el futuro. El sector bancario no necesita dicha revisión. Los bancos se dedican a calcular el riesgo y la incertidumbre. Si añadimos más incertidumbres respecto a la normativa futura, no les ayudaremos a planificar ni a defender los intereses de sus clientes y accionistas.
En última instancia, el resultado es que no existe una cuantía correcta de capital preceptivo. Si tenemos en cuenta este hecho a la hora de legislar, llegaremos a normas mucho más sencillas, y los diputados a este Parlamento podrán ahorrarse el ridículo ejercicio de votar cientos de enmiendas.
Eoin Ryan, en nombre del Grupo UEN. – (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias al ponente, el señor Radwan, por su oportuno informe.
El sector de los servicios financieros se ha vuelto muy sofisticado por lo que se refiere a la gestión de riesgos, por lo que el marco regulador debe estar a la altura de los tiempos. Estoy muy satisfecho con el informe que debatimos hoy. Reconoce que las obligaciones garantizadas son un producto de los mercados de capitales mundiales y no tan solo un producto europeo o nacional. Creo que cualquier otra alternativa sería perjudicial para el desarrollo del sector, que tiene un importante potencial comercial.
Según un estudio efectuado por JP Morgan, el Acuerdo de Basilea II podría aumentar el número de emisiones de obligaciones de alto rendimiento, y en particular de obligaciones garantizadas. Esto resultaría ventajoso para Irlanda, porque las emisiones de obligaciones garantizadas irlandesas gozan de la máxima calificación crediticia. Por ello, es importante que el Acuerdo de Basilea II mantenga las prácticas actuales del mercado en materia de obligaciones garantizadas.
Los bancos prestan dinero desde hace mucho tiempo y en ocasiones tendemos a creer que están plenamente preparados para los riesgos tradicionales, como los riesgos de crédito y de mercado. Sin embargo, los bancos se enfrentan a riesgos operativos cada vez más impredecibles, que son difíciles de gestionar. Con arreglo al Acuerdo de Basilea II será indispensable aplique un análisis de riesgos a las operaciones de servicios financieros. Sería interesante saber cuánto gastarán las entidades de servicios financieros de la UE en el análisis de riesgos tras la introducción del Acuerdo de Basilea II. Por ello apoyo la propuesta de revisar este Reglamento una vez transcurridos cuatro años.
Sin embargo, no sería sensato, al mismo tiempo, subestimar la importancia de la gestión de riesgos en los ámbitos tradicionales de los riesgos de crédito y de mercado. El entorno económico actual necesita cada vez más un análisis pormenorizado de los efectos que tendría una recesión y otros trastornos financieros sobre las economías nacionales y la comunitaria. En virtud de las normas del Acuerdo de Basilea II, el sector bancario deberá invertir en el desarrollo de sistemas informáticos capaces de elaborar modelos exhaustivos para analizar el riesgo de crédito. La manera en que se prestan los servicios financieros ha cambiado y lo seguirá haciendo. Sin embargo, el éxito de la gestión de riesgos no puede basarse únicamente en una respuesta obligatoria a las normativas, sino que exige comprender perfectamente lo que es bueno para las empresas y el nivel de mejores prácticas.
Hans-Peter Martin (NI). - (DE) Señor Presidente, para muchas pequeñas y medianas empresas, Basilea II es cuestión de vida o muerte. Ese acuerdo, que tanto debate ha suscitado, les preocupa mucho. Creo que deberían tener plena confianza en el ponente. Aunque con su informe haya conseguido muchas cosas, en el breve tiempo de que dispongo quiero comentar un aspecto, y es que si realmente se quiere que haya una competencia leal entre las fuentes de crédito, y quizá también entre quienes recurren a ellas, todo dependerá de lo que se acuerde en esta Cámara. Es una suerte que solo nos encontremos en la fase de la primera lectura. Sin embargo, creo que la enmienda 140, que es un intento de introducir más transparencia exigiendo a las instituciones crediticias que proporcionen –a las PYME y a otras empresas que soliciten préstamos– aclaraciones por escrito de cómo han llegado a sus decisiones de calificación, será esencial para que no se distorsione aún más el mercado. Luego tendremos que esperar y ver qué obtenemos: un nivel adecuado de transparencia o una regulación excesiva. Sería bueno que pudiéramos establecer un plazo de referencia, al menos en segunda lectura. Yo estoy plenamente a favor de una cláusula de suspensión, respecto a la cual ya se ha dicho todo, y espero que el informe del señor Radwan termine aprobándose en una versión que mantenga el equilibrio que el ponente busca.
John Purvis (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, yo también quiero felicitar al señor Radwan por la forma en que ha conducido esta compleja directiva hasta esta fase avanzada.
Todos esperamos que el Consejo de Ministros sea capaz de dar los pasos necesarios para llegar a un acuerdo en primera lectura. Sin duda, la Presidencia puede hacer un esfuerzo supremo y comprometerse a llegar a una conclusión sobre la cuestión de la comitología en un plazo aceptable para todas las partes. Se han acordado tantas cosas relativas a temas técnicos complejos que sería realmente una lástima –o mejor dicho, un bochorno absurdo– no cerrar el agujero que queda. Sin duda es razonable que el Parlamento aspire a asumir un papel dentro del proceso legislativo que sea equivalente al del otro órgano del poder legislativo, el Consejo. Eso es lo que esperan nuestros electores. De hecho, la mayoría de ellos creen que ya es así. Todo lo que pedimos es que el Consejo examine esta aspiración con diligencia.
El sector financiero necesita seguridad jurídica a tiempo y no nos perdonará fácilmente –ni al Parlamento ni al Consejo– si contrariamente al sentido común permitimos que esta importante Directiva no sea adoptada por lo que a los ojos del mundo exterior podrían parecer sutilezas interinstitucionales .
Permítanme pasar ahora a algunas consideraciones de carácter internacional. Casi todas las compañías bancarias, de seguros o de gestión de activos de Europa se verán afectadas por este nuevo régimen y tendrán que asumir los gastos que implicará el ajuste de sus sistemas. En los Estados Unidos, por su parte, solo los bancos internacionales de mayor tamaño tendrán que cumplir esta normativa. Las ventajas competitivas probablemente llevarán al menos a algunos competidores de medianas dimensiones a adoptar igualmente el Acuerdo de Basilea II. Sin embargo, incluso las entidades financieras de menor tamaño deberán cumplirlas y soportar un coste financiero considerable para hacerlo, mientas que sus competidores estadounidenses, como las empresas de gestión de activos, no tendrán que hacerlo. ¿Cómo piensa la Comisión garantizar la igualdad de condiciones en el mercado mundial para nuestras entidades financieras de todo tipo y tamaño?
Pervenche Berès (PSE). – (FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, se nos propone un acuerdo en primera lectura sobre un texto que no puede ser más complejo, en cuyo marco se aprobarán sin problema 304 enmiendas. Es decir, si el Parlamento sabe trabajar con inteligencia cuando debe.
Dicho esto, lo que está en juego en este texto, todo el mundo lo sabe, es absolutamente inmenso. El texto establece el equilibrio entre un enfoque sensible al riesgo y un enfoque que es sensible a los desafíos reales en términos de competencia, tanto dentro como fuera de la Unión Europea.
Haré tres observaciones. La primera es que, con respecto al contenido de este texto, todos los aspectos que nos permitan evaluar y tener más en cuenta los riesgos en que incurre del sector bancario –y más globalmente del sector de las entidades financieras– son pasos en el sentido correcto, siempre que vayan acompañados de una razonable consolidación y, sobre todo, de la institución de mecanismos de supervisión eficaces. Es todo el debate que hemos mantenido sobre la dimensión de los bancos, las consolidaciones en el interior de los grupos y la evaluación de los riesgos. Creo que, detrás del modo en que se ha gestionado este asunto, la cuestión de saber cómo se implanta un supervisor principal a escala europea sigue siendo totalmente esencial y tendremos que volver sobre ello en los próximos años.
Unas palabras sobre las PYME. Me atrevo a esperar que la solución propuesta vaya en la dirección correcta y que no conduzca, por el contrario, a la escasez de créditos para las PYME. El debate está abierto, pero personalmente tengo mis dudas al respecto.
El segundo punto, y mi colega el señor Purvis acaba de hablar de él, se refiere a las relaciones internacionales. Sé, señor Comisario, que les concede usted una gran importancia y, con toda franqueza, desde que seguimos este asunto me ha chocado el desequilibrio existente en el modo de enfocar la integración, la apropiación, de los Acuerdos de Basilea II. Sabemos el papel que han desempeñado los norteamericanos en la definición y en las negociaciones de Basilea II, pero vemos hoy un gran interrogante en cuanto al calendario y el ámbito de aplicación de este Acuerdo al otro lado del Atlántico. Detrás de todo esto hay un desafío en términos de competencia para nuestras economías que no podemos ignorar y contamos con su vigilancia para que esto no se convierta en una situación que genere discriminaciones para la Unión Europea.
El último punto que quiero tratar se refiere a la cuestión de la comitología, de la cual han hablado mis colegas. En primer lugar, el Comisario nos ha dicho: «No secuestremos estos acuerdos porque los mercados no lo comprenderían». Pero los mercados, como sabe, hacen lo que quieren. Hoy nos dirán: «Debéis adoptar absolutamente este texto. Si no lo hacéis, será una catástrofe». Y, mañana, cuando no estén conformes con el modo en que usted haya aplicado el nivel I del Acuerdo, vendrán a vernos y se alegrarán mucho de que exista un Parlamento en el que se pueda revisar si las medidas de comitología han suficiente o insuficientemente aplicadas. Por tanto, no escuchemos demasiado a lo que tengan que decirnos los mercados y hagamos nuestra labor legislativa. Mi último comentario será para expresar mi satisfacción de que la Presidencia británica haya creado un Grupo de Amigos de la Presidencia. Creo que es un buen modo de llegar a un acuerdo. Lamento simplemente que el Consejo no esté aquí para participar en esta importante discusión en el debate entre las instituciones.
Nils Lundgren (IND/DEM). - (SV) Señor Presidente, la Directiva sobre la adecuación del capital actualiza un conflicto recurrente de objetivos en la cooperación comunitaria, un conflicto de objetivos que todos tenemos motivos, en principio, para analizar y debatir antes de adoptar una postura.
Por un lado, existen a menudo buenos motivos para introducir normas comunes de alcance comunitario para que el mercado interno funcione eficazmente. La divergencia de normas entre los Estados miembros en ámbitos cruciales comporta elevados costes y, por tanto, menos prosperidad. Eso también vale para el mercado financiero.
Por otro lado, existen buenos motivos para no obligar a los Estados miembros a adoptar normas comunes que terminen formando parte de nuestro acervo comunitario y que, por tanto, impidan a los distintos países tomar la iniciativa y desarrollar sistemas normativos. Gran parte de la dinámica de nuestras economías se basa en la competencia institucional entre países a la hora de crear instituciones eficientes y capaces de promover el crecimiento. El frecuente uso de expresiones como buenas prácticas y evaluación comparativa refleja el conocimiento de este importante proceso.
Lamentablemente, esta Cámara apenas presta atención, si es que le dedica alguna, a la competencia institucional. Ahora bien, en lo que respecta a Basilea II, estamos hablando de un mercado totalmente mundial que engloba a un grupo de protagonistas muy bien informados y capaces de actuar en cualquier momento. En ese mercado existe poco margen para adoptar posiciones especiales a escala comunitaria. En lo que respecta a Basilea II, cada país debería funcionar de manera independiente dentro del marco de la cooperación entre los bancos centrales. Realmente no hay motivos para mezclar a la Unión Europea y al Parlamento Europeo en ese proceso. No es competencia nuestra.
Por último, permítanme que me sume a otros oradores que han lamentado el hecho de que este Parlamento trate de utilizar el informe que hoy nos ocupa como elemento de la constante lucha de poderes institucionales que libran las instituciones de la Unión Europea. La Lista de Junio no quiere contribuir a fortalecer el poder de esta Cámara.
Ieke van den Burg (PSE). - (NL) Señor Presidente, entiendo que yo también puedo utilizar el tiempo de uso de la palabra del señor Goebbels. Como varios diputados han hablado ya del contenido del informe que hoy nos ocupa, no voy a decir mucho al respecto; pero sí quiero decir algo sobre el procedimiento, no sin antes desahogarme confesando una cosa.
Para los legos, se trata de un expediente técnico e impenetrable con unas 800 enmiendas; un documento de 10 centímetros de grosor como mínimo. Con razón se preguntarán ustedes qué es lo que pretende Bruselas. ¿Dónde está la indignación, dónde los artículos críticos en la prensa? Una vez más, no se trata de proteger a los trabajadores contra el cáncer de piel causado por una exposición excesiva al sol, un tema sobre el cuál todos tienen una opinión y que, en el anterior período parcial de sesiones, fue objeto de denuncia desde todas partes.
No, esta vez se trata de la protección del capital invertido. ¿Se trata, pues, de un objetivo totalmente diferente y más noble? ¿Se trata de algo en lo que Europa puede implicarse de lleno? No hay indignación selectiva. Por suerte, en lo que a mí respecta puedo asegurarles que no tengo nada en contra de este informe, pero en el futuro no apliquemos dobles raseros cuando se trata de proteger a los trabajadores.
Ahora quiero centrarme en el informe. Me alegro y me enorgullece también que hayamos logrado preparar este complejo informe, que incluye nuevas normas sobre la cartera de negociación, con tanta rapidez y eficiencia en nuestra Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, por lo que todos los implicados merecen ser felicitados. Esta firmeza es algo que los Estados Unidos, en particular, siguen con una mezcla de asombro y envidia. Es lo que necesitamos para que Europa sea competitiva y atraiga inversiones en materia de crecimiento y empleo; es lo que importa para la Estrategia de Lisboa.
Pero la forma en que estamos abordando el asunto, con tantas enmiendas y anexos técnicos, no es algo que me atraiga mucho, ni creo que así vayamos a conseguir legislar mejor. Para la legislación que regula los mercados financieros hemos desarrollado un método de trabajo más inteligente que se denomina «procedimiento Lamfalussy». De acuerdo con ese procedimiento, las instituciones de la Unión Europea adoptan la legislación marco, mientras que los detalles técnicos se delegan en los diferentes comités en el proceso de comitología y a los grupos europeos de supervisores que, a su vez, delegan en los operadores del mercado y otras partes interesadas, pero manteniendo con ellos una relación muy estrecha basada en el diálogo y la consulta.
Esto no solo es necesario para aliviar la carga que soportan las empresas, sino también para permitir una respuesta mucho más flexible y adecuada ante la evolución de unos mercados dinámicos. Soy una firme defensora de este planteamiento y creo que podemos utilizarlo para encontrar soluciones eficaces y una mejor legislación también en otros ámbitos.
Paradójicamente, todavía no hemos aplicado el método Lamfalussy a esta directiva sobre la adecuación del capital, pero ahora lo estamos decidiendo todo, incluso los anexos y las fórmulas matemáticas, al nivel de los legisladores como grupo. En su lugar nosotros preferiríamos que, una vez entrada en vigor la directiva, la posibilidad de inyectarla ese dinamismo y flexibilidad se vinculara a unas condiciones y a un determinado horizonte temporal.
Quiero dejar claro que no es, y recalco el no, porque nos opongamos al método, sino porque todavía falta una condición fundamental en el procedimiento Lamfalussy, y me refiero al derecho de avocación del Parlamento. Creo que debo decir eso en voz alta una vez más, que es precisamente lo que hemos pretendido hacer en esta directiva para ejercer presión y conseguir el derecho de avocación formal. No nos importa cómo se haga. El problema volvió a plantearse en 1999, antes de que se reunieran las convenciones para modificar el tratado, y ahora hay que encontrar una solución estructural al problema. La pelota está en el tejado del Consejo y esperamos que los Ministros del ECOFIN dejen claro a sus homólogos de Asuntos Generales y Asuntos Exteriores la necesidad de encontrar una solución, venga de donde venga. Pienso que ese debería ser el mensaje fundamental del actual debate.
Astrid Lulling (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, me sumo gustoso a los agradecimientos dirigidos al ponente, que al final ha sabido demostrar suficiente capacidad para escuchar y llegar a un acuerdo, que no satisface a todos pero sí a muchos de nosotros. El carácter extremadamente técnico de esta directiva no puede hacernos olvidar su objetivo fundamental; la aplicación de los Acuerdos de Basilea II a escala comunitaria es absolutamente esencial para el sector bancario en Europa.
Junto con otros colegas he luchado por oponerme a una lógica de armonización extrema en el ámbito de los créditos hipotecarios, y celebro que hayamos ganado la batalla. El mercado de los créditos hipotecarios, que es una idea alemana, está en plena expansión, sobre todo desde la introducción del euro; con un importe del orden de 1,6 billones de euros, constituye el mayor segmento de crédito privado. Ahora bien, el mantenimiento de las disposiciones inicialmente previstas habría puesto fin abruptamente a esta actividad, que abarca las principales plazas financieras de la Unión: Londres, Dublín, París y Luxemburgo.
Los bonos garantizados son uno de los raros productos europeos que los norteamericanos nos envidian; no hagamos de ellos un instrumento abocado al desuso aplicando criterios demasiado restrictivos que impidan a los bancos hacer de ellos un uso que responda a su finalidad.
Con respecto a los bonos hipotecarios, que se encuentran entre los instrumentos financieros más seguros y gozan de las cotizaciones más altas, nadie habría comprendido que pusiéramos rumbo a un estado de inflexibilidad y no dejáramos ningún margen para la normativa nacional. Por ello, la definición de los bonos hipotecarios y el umbral de cobertura han sido finalmente adaptados para que sean compatibles con las disposiciones legales vigentes. Esta decisión se imponía, aunque lamento que, en términos de impagos dados perdidos, la directiva vaya mucho más allá de lo que es necesario, con tipos muy superiores a las pérdidas efectivamente absorbidas por las entidades de crédito.
Concluiré con dos observaciones. En primer lugar, observo una vez más que el enfoque de la consolidación y la armonización conduce a un callejón sin salida. No confundamos la necesidad de un marco común con el igualitarismo. En segundo lugar, el diálogo con los sectores interesados financieros puede conducirse con plena transparencia y para satisfacción de todos.
Gunnar Hökmark (PPE-DE). - (SV) Señor Presidente, en primer lugar quiero dar las gracias al señor Radwan y felicitarle por el excelente, complejo e importante trabajo que ha hecho.
Si hay algún ámbito donde se demuestre la importancia de la cooperación europea, es precisamente este, donde estamos creando un gran mercado financiero. A mi colega diputado sueco que ha intervenido antes quiero decirle que, si no hemos tenido cooperación europea, tampoco deberíamos tener la oportunidad de ejercer un control democrático y parlamentario sobre la legislación adoptada en ese ámbito. Ahora los mercados financieros son estables, eficientes y previsibles. La directiva implicará asimismo una evaluación de riesgos más flexible que –y esto es importante recordarlo– es básicamente buena para los consumidores y las empresas de Europa. Lo importante, como ya se ha dicho en esta Cámara, es que eso conlleva también unas normas básicas idénticas en el mercado mundial y en relación con el mercado estadounidense. Ahora bien, también es importante porque comporta unas normas básicas idénticas en otro sentido, gracias a lo cual veremos nuevas instituciones financieras desarrollarse en unos mercados financieros dinámicos. Al igual que hemos sido testigos de la convergencia de los bancos y las compañías de seguros en las últimas décadas, ahora veremos la aparición de nuevos productos y nuevas estructuras.
Por tanto, es importante que en la práctica esta directiva no dificulte el desarrollo dinámico del mercado, sino que permita el desarrollo y la competencia en igualdad de condiciones de nuevos tipos de empresas. El seguimiento de los mercados precisamente en este sentido será una tarea importante para la Comisión, así como para los debates aquí en el Parlamento. Me complace que hayamos podido adoptar unas normas de transición que brinden a las autoridades nacionales la oportunidad de consolidar ese desarrollo, pero una vez la directiva entre en vigor y sus normas sean aplicables, una de las tareas del Parlamento y de la Comisión será garantizar una apertura al cambio que acepte positivamente la variabilidad de los mercados financieros. De lo contrario, en Europa seremos menos competitivos. Por eso es una tarea importante.
Andreas Schwab (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, para las pequeñas y medianas empresas de Europa, Basilea II se ha convertido en sinónimo de complicación de la obtención de créditos a medida que la situación se hace más problemática. La aceptación de Basilea II en su forma original habría sido una señal muy negativa para la situación económica actual de Europa y, por tanto, quiero agradecer al ponente de nuestro Grupo, el señor Radwan, el dificilísimo trabajo que ha tenido que hacer al respecto. Considero que esta directiva, tal como se presenta en su informe para la Comisión de Asuntos Monetarios y Económicos, nos proporciona un medio excelente para disipar los temores de las pequeñas y medianas empresas.
El segundo punto que quiero comentar es el mismo que ya ha planteado la señora Berès. No es frecuente que ella y yo estemos de acuerdo en algo, pero en esta ocasión y en este tema, sí que lo estamos. Es sorprendente que el sector bancario estadounidense, del que se deriva originalmente esta directiva, esté ahora demorando su aplicación en los bancos estadounidenses más pequeños. Aunque soy un firme creyente en la relación transatlántica, me parece que hemos de tener cuidado para que la armonización económica en Europa no nos lleve por caminos diferentes a los que siguen al otro lado del Atlántico. Solamente seremos el espacio económico más fuerte del mundo si cambiamos al mismo ritmo que ellos.
Permítanme concluir manifestando mi acuerdo con lo que el señor Radwan ha dicho sobre la comitología. El mensaje que ha de llegar a los muchos ciudadanos europeos que se quejan de falta de claridad sobre quién decide qué en Europa, es que aquí en el Parlamento Europeo se toman las decisiones de índole política y por eso apoyo la cláusula de suspensión que va a aplicarse durante dos años. En 2007 habrá tres directivas más que habrán pasado por el procedimiento de Lamfalussy: la Directiva sobre responsabilidades relacionadas con los prospectos, la Directiva sobre el abuso del mercado y la Directiva sobre conglomerados financieros. Las tres pasarán por dicho proceso y las tres, o así lo creo, deben comportar claridad y estabilidad a los mercados financieros. Ahí es donde el Parlamento Europeo puede desempeñar su papel importante y, por tanto, acojo con satisfacción esta directiva en la forma en que la ha presentado el señor Radwan.
Jean-Paul Gauzès (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, en primer lugar quisiera felicitar al señor Radwan por la calidad de su informe en un ámbito muy técnico pero fundamental para la actividad bancaria. El proyecto de directiva establece o actualiza los principios de seguridad general del sistema bancario, en particular en materia de solvencia de las entidades de crédito.
Dos aspectos concretos merecerán en el futuro una reflexión más profunda: la división de los riesgos, a fin de controlar razonablemente la proporción de los fondos propios reglamentarios validados por una sola firma y la armonización de las normas relativas al control interno para tener en cuenta las circunstancias de los grupos bancarios transfronterizos. A este respecto, habría deseado –y presenté enmiendas en este sentido– que la dimensión europea se tuviera más en cuenta en los préstamos transfronterizos dentro de un grupo y la supervisión sobre una base consolidada. No obstante, admito que el proyecto de directiva, tal como ha sido modificado por el Parlamento, ha logrado el mejor equilibrio actualmente imaginable, de forma realista, entre las responsabilidades de las autoridades reguladoras del país de origen y las del país de acogida para los grupos bancarios que realizan actividades transfronterizas.
Me parece que las propuestas de la Presidencia del Consejo preservan de forma pragmática los derechos legítimos del Parlamento, dada la lamentable ausencia de Constitución. Por su parte, los bancos han movilizado desde hace varios años medios humanos, financieros y técnicos para cumplir el plazo. Por tanto, el plazo legal debe mantenerse, cualesquiera que sean las preguntas que formulen los estadounidenses. Es importante que la directiva pueda entrar en vigor en la fecha prevista. Por ello, espero que el Parlamento adopte el proyecto que se le presenta y que se llegue a un acuerdo en primera lectura.
Paul Rübig (PPE-DE). - (DE) Señor Presidente, Señorías, quiero empezar por decirle a la Comisión que el trabajo empieza aquí. Es posible que el señor Radwan haya elaborado un informe excelente, pero lo que importa es que el Comisario Verheugen centre su atención en la cuestión de cómo aplicar mejor esta directiva en Europa, cómo prevenir las insolvencias y promover la creación de empresas. La tarea del Comisario Kovács consiste, a mi entender, en reflexionar sobre cómo podrían las empresas en el futuro pasar a pérdidas y ganancias más partidas menores –los tipos en Estados Unidos, por ejemplo, son sustancialmente más elevados– y cómo podrían trasladar las pérdidas a ejercicios futuros y posteriores. Ahí es donde la Comisión debe intervenir creativamente, teniendo en cuenta la competencia, porque este proyecto de Basilea debe tratar, al fin y al cabo, de racionalización y reforma; su finalidad es ahorrar costes en lugar de generar otros nuevos y por eso recomiendo también aquí las evaluaciones comparativas y las buenas prácticas.
Charlie McCreevy, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias a los diputados a la Cámara por sus comentarios tan constructivos sobre instrumento legislativo de tanta importancia y, como ya dije al principio, felicito al señor Radwan y a los ponentes alternativos por su labor, y a la comisión parlamentaria por el trabajo tan profundo, intenso y técnico que ha realizado sobre este tema sumamente complejo.
Estoy de acuerdo con los oradores que han destacado la importancia de esta Directiva. Lo que será positivo para las entidades financieras, será bueno para el crecimiento económico, el empleo, la economía y una mayor estabilidad financiera. A veces algunos sectores del público ven las cuestiones relacionadas con los bancos y las entidades financieras con cierto cinismo y consideran que estos cobran intereses excesivos y hacen grandes beneficios a su costa. Sin embargo, de no ser por los bancos y las entidades de crédito, no podría haber grandes éxitos económicos. Por ello nos interesa a todos –incluidos los diversos agentes e interesados– disponer de un sector financiero bien regulado y que los riesgos se evalúen correctamente. Y también es importante para los impositores. Esta es la otra cara de la actividad crediticia, ya que si nadie depositara su dinero en los bancos, estos no tendrían dinero para prestar. Por esta misma razón es importante igualmente para los accionistas e inversores. También lo es para el personal de las entidades financieras. Por consiguiente, lo que será positivo para el sector bancario será bueno para todos nosotros.
Un estudio reciente calcula que si se aplicase la propuesta de Directiva los bancos reducirían su adecuación del capital entre 80 000 y 120 000 millones de euros. Asimismo se dice que esta Directiva reducirá más del 50 % la adecuación del capital para los préstamos a las PYME. Este Parlamento ha presentado enmiendas a nuestras propuestas que mejoran aún más las normas para los préstamos a los particulares y las PYME. Algunos oradores han mencionado el tema de las hipotecas islámicas. Necesitamos normas para asegurarnos de que ese tipo de préstamos no aprovechen las lagunas existentes y sorteen cualquier regulación.
El señor Ryan y la señora Lulling han preguntado sobre los bonos hipotecarios o las obligaciones garantizadas con activos. Observo que la flexibilidad que introducen las enmiendas del Parlamento reducirá aún más las restricciones obligatorias para las denominadas obligaciones garantizadas, lo que positivo para los mercados.
Otros miembros de esta Cámara –concretamente la señora Berès y el señor Purvis– han preguntado sobre la igualdad de condiciones entre Europa y los Estados Unidos. En primer lugar, me gustaría señalar que los bancos pequeños y medianos norteamericanos han solicitado que se extiendan a ellos las ventajas del Acuerdo de Basilea II, y me parece que los Estados Unidos harán durante el mes próximo propuestas a tal fin.
En segundo lugar, en lo relativo a la igualdad de condiciones, todos los grandes bancos norteamericanos que compiten directamente con los bancos europeos que operan a escala mundial quedarán incluidos en el marco de Basilea.
Tomo nota, no obstante, de lo que han dicho el señor Purvis y la señora Berès, no solo sobre este tema, sino también sobre otros ámbitos relacionados con los Estados Unidos. Sé que la señora Berès se interesa especialmente por este tema y lo tendré en cuenta.
Casi todos los oradores han mencionado la cuestión general de la comitología. Corresponde al señor Radwan el honor de haber situado este tema en la primera línea del debate y de haberlo ampliado igualmente a otros ámbitos.
Por lo que respecta la comitología, observo con satisfacción que el ponente avanza una propuesta útil y constructiva, y espero que podamos llegar a una conclusión efectiva, no solo para esta Directiva, sino también en otros ámbitos, con la cooperación de los distintos agentes.
También me complace informar a sus Señorías de que la Comisión está en condiciones de dar su pleno apoyo al compromiso alcanzado en relación con estas enmiendas. El paquete presentado ante el Pleno es un compromiso equitativo que tiene en cuenta las deliberaciones entre el Consejo y el Parlamento, y que también gozará del firme apoyo del sector bancario. Además, las soluciones que propone son equilibradas y respetan las intenciones iniciales que la Comisión tenía para este instrumento legislativo.
El Presidente. El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el miércoles a las 12.00 horas.
15. Auditoría legal de las cuentas anuales y de las cuentas consolidadas
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe del señor Doorn, en nombre de la Comisión de Asuntos Jurídicos, sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la auditoría legal de las cuentas anuales y de las cuentas consolidadas, por la que se modifican las Directivas 78/660/CEE y 83/349/CEE [COM(2004)0177 C6-0005/2004 2004/0065(COD)] (A6-0224/2005).
Charlie McCreevy, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias al señor Doorn y a la Comisión de Asuntos Jurídicos por la excelente labor que han hecho en este expediente. Una colaboración eficiente entre las instituciones debería permitir adoptar esta propuesta en una única lectura.
La auditoría legal de las cuentas anuales es un tema de gran importancia para Europa. Algunos escándalos recientes han puesto de relieve la necesidad de responder a nuevos desafíos. A fin de modernizar la auditoría legal, la Directiva revisada clarificará las obligaciones de los auditores, su independencia y su ética. Para ello será necesario igualmente aplicar las normas internacionales en materia de auditoría y establecer criterios para la creación de una sólida supervisión pública de la profesión de la auditoría. Debemos contar con buenos auditores en la UE, pues es en beneficio de todos, de las propias empresas, de los inversores y ahorradores, tanto grandes como pequeños. Y de este modo aumentará la confianza económica.
Permítanme decir unas cuantas palabras sobre la limitación de la responsabilidad de los auditores. Esta cuestión ha surgido durante los debates sobre esta Directiva, aunque no figuraba en la propuesta original de la Comisión. Los auditores se muestran precavidos antes de realizar nuevas auditorías por que tienen miedo de asumir una responsabilidad ilimitada. Soy consciente de las ventajas de actuar a nivel de la UE, pues podría tener consecuencias para el mercado interior. Tengo la intención de trabajar activamente par ver lo que puede hacerse a este respecto. Como primer paso encargaré en breve un estudio.
Las enmiendas propuestas tienen en cuenta los debates celebrados en el Consejo, y cuentan con el firme apoyo del sector de la auditoría. Las soluciones que propone el ponente resultan, además, equilibradas y respetan las intenciones iniciales de la Comisión para este acto legislativo. Así pues, apoyamos firmemente el resultado.
Al igual que con el informe precedente, la comitología constituye una vez más el único tema pendiente. La situación es muy similar a lo que se ha dicho hace unos momentos en el marco del informe del señor Radwan acerca de la Directiva sobre la adecuación del capital. Me remito a las declaraciones que hice en ese contexto, a fin de no tener que repetirme.
Las competencias de ejecución son muy importantes para la Octava Directiva sobre el derecho de sociedades. Numerosas cuestiones técnicas y adaptaciones exigen la existencia de competencias en materia de comitología. Así lo confirmó el Consejo cuando manifestó su apoyo al compromiso general sobre el paquete de enmiendas. El Comité de Representantes Permanentes consideró que una cláusula de suspensión que pudiera suspender los poderes de ejecución podría ser perjudicial para una aplicación eficaz de esta Directiva. Por ello pedí al Parlamento que considerara detenidamente las consecuencias de dicha cláusula de suspensión.
La Comisión comparte las inquietudes expresadas por el Consejo. No obstante, también reconoce que el Parlamento tiene razón cuando señala que su papel dentro de la supervisión del ejercicio de la autoridad delegada debe adaptarse a su posición dentro del procedimiento de codecisión. A la espera de una solución global par la cuestión de la comitología, la Comisión comprende que el Parlamento desee limitar a tiempo la autoridad delegada. Para la Comisión es indispensable que dicho período tenga una duración suficiente para aplicar correctamente la Directiva. Tengo entendido que el ponente propondrá una cláusula de suspensión de dos años a partir de la entrada en vigor de la Directiva y a más tardar el 1 de abril de 2008. Sin embargo, dicha cláusula no se aplicaría al artículo 26 relativo a las normas internacionales en materia de auditoría. La Comisión puede aceptarlo. Esta solución concordaría con la solución que figura en el informe del señor Radwan sobre la propuesta de Directiva sobre la adecuación del capital. Asimismo, la Comisión pide al Consejo que se muestre flexible, pero sobre todo que considere prioritaria la revisión de la Decisión sobre la comitología de 1999.
Bert Doorn (PPE-DE), ponente. - (NL) Señor Presidente, Señorías, como ponente sobre la octava directiva, puedo informarles de que hemos elaborado un paquete interesante en las negociaciones con el Consejo y la Comisión. Por ejemplo, hemos conseguido ampliar el margen para las soluciones nacionales en los comités de auditoría, que son comités supervisores en el seno de las empresas. Hemos dicho una vez más que la gobernanza empresarial es un asunto que debe negociarse en el ámbito de los Estados miembros y que resulta inaceptable que, desde el ámbito europeo, se impongan soluciones radicales a este respecto.
Hemos conseguido que la rotación de los auditores sea lo normal y la rotación de las sociedades auditoras la excepción. Hemos conseguido también reducir la carga administrativa que soportan las pequeñas y medianas empresas en algunos ámbitos, y la Comisión se ha comprometido a presentar un informe sobre responsabilidades antes de finales de 2006. El Comisario McCreevy ha dicho hace un momento que «quiere emprender un estudio en un futuro próximo», pero nosotros acordamos que habrá un informe sobre la mesa antes de finales de 2006, y yo también espero que nos dé su palabra de que así será; nos gustaría asimismo intercambiar opiniones al respecto en esta Cámara.
Los regímenes de responsabilidad constituyen un problema debido a las grandes diferencias existentes entre los Estados miembros, pero tendremos que buscar soluciones. Con todo, se trata de un instrumento legislativo vital que, en mi opinión, se ha vuelto algo más pragmático en los últimos seis meses y también más práctico en su aplicación, que, después de todo, es lo que se pretende.
Existe otro gran obstáculo que hay que negociar, en concreto la comitología, como ha indicado usted ya, señor Comisario. A este respecto, hemos decidido apoyar la coherencia con el informe Radwan, pues creo que están en juego los mismos intereses.
Además, con respecto al comentario que hace un momento ha hecho un diputado –«No quiero entrar en los juegos de poder entre las instituciones»–, quiero repetir que no me parece que sean juegos de poder, sino simplemente una forma moderna de legislar. Nosotros tenemos que redactar la legislación marco y delegar los detalles en la Comisión y en los expertos, pero eso solo puede hacerse si el Parlamento tiene derecho de avocación. Eso es lo más importante.
Recuerdo que justo antes del referendo neerlandés sobre la Constitución que, como ustedes ya saben, no tuvo éxito, apareció un largo artículo en uno de los periódicos neerlandeses bajo el título «Los funcionarios de Bruselas tienen el poder». En realidad se refería a los comités ejecutivos que desarrollan a puerta cerrada todo tipo de legislación propuesta en esta Cámara. Ese es un ejemplo típico que aumenta el creciente desagrado de los ciudadanos con Bruselas, donde se hacen todo tipo de cosas a puerta cerrada.
Por tanto, creo que si hablamos de comitología, y me alegro de que el Consejo haya anunciado que pretende emprender iniciativas, habrá que hacer mucho para mejorar las cosas. En este sentido, apoyo la cláusula que fija el 1 de abril de 2008 como fecha de la «suspensión», como también se estipula en el informe Radwan. Sin embargo, quiero añadir que en lo que se refiere al artículo 26 sobre la aprobación de las normas internacionales de contabilidad, debemos hacer una excepción, porque implican, desde el punto de vista de esta cláusula de suspensión, acuerdos internacionales. No hace falta decir que, cuando se introduce una nueva norma sobre comitología, también es necesario aplicar el derecho de avocación a este tipo de normas de contabilidad.
Para finalizar, quiero agradecer a mis colegas de la comisión su colaboración tan constructiva. Creo que nuestras negociaciones de los últimos seis meses han sido muy útiles. Quiero agradecer también a la Comisión y al Consejo su actitud tan constructiva, y decir que podemos estar muy satisfechos con los resultados conseguidos.
Andreas Schwab, en nombre del Grupo PPE-DE. - (DE) Señor Presidente, señor Comisario, en primer lugar permítanme agradecer al señor Doorn el excelente trabajo que ha realizado con la ayuda de muchas comisiones. Creo que este informe representa un buen compromiso en un asunto tan complicado. Sobre todo por el número de diputados presentes en esta Cámara, es evidente que se trata de un instrumento legislativo altamente técnico, pero me parece que hará un gran servicio a la competitividad europea, tanto interna como externa. Se trata de un ámbito delicado que exige una legislación muy clara.
Por supuesto, tiene que haber compromisos; uno de ellos, mencionado por el señor Doorn, tiene que ver con la rotación. Se trata, básicamente, de que desaparezca la rotación externa; los Estados miembros tienen ahora otra alternativa. Algunos de ellos pueden conservar la rotación externa que han tenido hasta ahora. Mi instinto me dice que no habría que permitir a los Estados miembros que solicitaran la rotación externa, pues no creo que fomente la competitividad.
Como mi tiempo de uso de la palabra es limitado, quiero centrarme en la propuesta del Comisario McCreevy de estudiar los posibles efectos de la responsabilidad limitada en lo que respecta al mercado interior de las sociedades auditoras. La introducción de la responsabilidad limitada concedería a Europa una clara ventaja como centro de actividad empresarial y, por tanto, me complace que el Comisario McCreevy haya aceptado realizar ese estudio, que tendrá que concluir pronto, es decir, antes de finales de 2006.
Los Estados miembros que quieran especificar límites de responsabilidad disponen de toda una serie de soluciones; por ejemplo, responsabilidad proporcional, límites superiores o una combinación de ambas cosas. Lo que esta Cámara quiere de la Comisión es que los Estados miembros puedan adoptar sus propias decisiones en materia de responsabilidad y que nosotros, en Europa, consigamos unas normas armoniosas en lugar de armonizadas.
Por tanto, como el señor Doorn ha dicho todo lo que debía decirse sobre comitología y estoy de acuerdo con él, les agradezco su atención y espero que la directiva salga adelante.
Antonio Masip Hidalgo, en nombre del Grupo PSE. – (ES) Señor Presidente, me parece que el proyecto sobre auditorías puede considerarse un ejemplo de colaboración entre los distintos Grupos del Parlamento Europeo y entre este y las demás Instituciones: el Consejo y la Comisión.
El ponente se ha esforzado por implicarnos en la elaboración del texto y en sus reuniones con el Consejo y la Comisión, para que este proyecto contribuya a la homogeneización de legislación europea en un ámbito tan importante como el de las auditorías, que tanta preocupación ha causado en la opinión pública tras los escándalos de Enron y Parmalat. Será, en todo caso, un marco de mínimos, dejando hoy por hoy la competencia a los Estados en aquello en lo que dispongan de mayor capacidad, experiencia y proximidad para realizar las inspecciones.
Entre los puntos más polémicos de la propuesta de la Comisión Europea cabe destacar la rotación de firmas, auditores y socios, con el fin de reducir las posibilidades de convergencia de intereses entre auditores y auditados.
Tras muchos esfuerzos hemos conseguido abrir la puerta a la rotación de firmas, y no solo de socios, al permitirse a cada Estado adoptar como alternativa la rotación de firmas auditoras, es decir, la rotación externa.
Se han aceptado enmiendas en materia de independencia. Espero que el futuro nos demuestre su utilidad, pues son la garantía de una necesaria confianza en los mercados.
El proyecto mantiene la misma responsabilidad para los auditores que para otros profesionales. En mi opinión, ha de garantizarse la igualdad de trato en esta materia y la seguridad de los ciudadanos y de los clientes. Sin embargo, no les oculto mis dudas sobre el estímulo que debería suponer la nueva normativa para conseguir un aumento del número de grandes empresas de auditoría, evitando los problemas de oligopolio que condicionan el sector y a los que se ha referido el señor Comisario.
Con el caso Enron desapareció Arthur Andersen y de las llamadas cinco grandes solo quedaron cuatro. Un nuevo escándalo que hiciera perder la confianza depositada en otra gran empresa de auditoría podría ser fatal, no solo para la empresa afectada, sino también para la estabilidad del sistema. Por eso, he abogado desde un principio por no dejarlo todo al autocontrol de las propias firmas de auditoría y por apoyar el control realizado por las autoridades públicas, dado que no solo está en juego la viabilidad de una empresa, sino también la salud del sistema financiero.
Reitero mis felicitaciones al señor Doorn.
Wolf Klinz, en nombre del Grupo ALDE. - (DE) Señor Presidente, Señorías, espero que la directiva sobre los auditores contribuya a restaurar la confianza en los resultados al final del ejercicio y el funcionamiento de los mercados, hecho añicos por los escándalos destapados en los últimos años. Probablemente aporte seguridad a los inversores, la seguridad que una vez disfrutaron, y más competitividad a las empresas europeas. Si se comparan los puntos principales de la opinión redactada por la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios y la versión final que el señor Doorn, su ponente, nos ha presentado tras las negociaciones de la troika, vemos que se superponen en gran medida, por ejemplo con respecto a la rotación, los costes incurridos por las pequeñas y medianas empresas, y la responsabilidad. Celebro la propuesta de que la Comisión realice un estudio sobre la cuestión de la responsabilidad para finales de 2006 y estoy de acuerdo con lo que el señor Schwab ha dicho al respecto.
Me hubiera gustado escuchar un mensaje más positivo sobre otras dos cuestiones importantes, la creación de comités de auditoría y la prestación de otros servicios diferentes a los de auditoría. La Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios ha acogido con satisfacción el requisito de crear comités de auditoría y ha apoyado las ideas de la Comisión. En conjunto, el informe del señor Doorn representa un paso en la dirección correcta y le agradezco el trabajo que ha hecho como ponente. La votación que vamos a celebrar es crucial para concluir con éxito el procedimiento rápido y, por tanto, los mercados recibirán dentro de poco la señal que esperan con impaciencia.
Asimismo, me alegro de que el señor Doorn aborde en su informe la cuestión de la comitología, aunque esperaba que la fecha para la cláusula de suspensión fuera el 1 de enero en lugar del 1 de abril de 2008.
No obstante, me sorprende que resulte difícil de aceptar el enfoque propuesto de aplicar las normas internacionales de auditoría, conocidas como NIA. Aquí también el Parlamento ha de aferrarse a su derecho de avocación. Aunque la señora Wallis, ponente alternativa de mi Grupo en la comisión competente, recomienda que aprobemos este informe, me abstendré de votar a causa de las reservas que acabo de explicar.
Giuseppe Gargani (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, mi intervención tiene por objeto, ante todo, resaltar, más allá de la retórica o las frases rutinarias, el importante trabajo realizado por el señor Doorn; además, como he dicho en comisión y quisiera repetir aquí, en mi opinión el trabajo efectuado es inteligente, equilibrado y trascendental.
Considero que la directiva es realmente importante, porque existe un problema de seguridad de los mercados, que los escándalos han puesto aún más de manifiesto. No obstante, hace tiempo que había surgido la necesidad de una directiva como la que llevamos adelante, que resulta ser un éxito en primera lectura y que establece el equilibrio que habíamos alcanzado en el Parlamento.
Hay nuevas garantías para los ahorradores, en los que debemos centrar nuestra atención, como en el caso de los consumidores, dado que la relación financiera entre los bancos, las emisiones y los ahorradores sigue siendo un elemento fundamental para la estabilidad social de un país.
Agradezco también al ponente la inteligente solución que ha encontrado para la rotación de las sociedades de auditoría. Mi país está muy de acuerdo con esta solución y muy satisfecho con ella, y hablo por mi propia experiencia, desde luego, pero creo que los demás países han llegado a la misma conclusión. Este es otro aspecto en que hay que reconocer el equilibrio alcanzado por el señor Doorn y sus colegas. El acuerdo en torno a las medidas de ejecución da una medida, justamente, de la importancia que el Parlamento puede y debe tener para lograr la difícil operatividad que requiere la directiva.
En conclusión, estoy de acuerdo con todas las observaciones positivas que se han expresado ya; me complace mucho declarar formalmente que el informe ha sido provechoso, y el ponente y yo lo sometemos a esta Cámara.
Arlene McCarthy (PSE). – (EN) Señor Presidente, la primera vez que debatimos la cuestión de la gobernanza empresarial después de recibir el informe del grupo de alto nivel fue en el marco de los escándalos de Enron y WorldCom. Expertos del sector contable de la UE afirmaron que «eso nunca podría haber sucedido en Europa», pero entonces se produjo el escándalo de Parmalat, que contaba con un comité de auditoría –al igual que Enron– formado por eminentes expertos independientes. El problema es que no mostraron ninguna independencia de criterio para enfrentarse a unos socios comerciales y a la dirección de la empresa por sus prácticas fraudulentas.
Los comités de auditoria preceptivos nunca han sido la respuesta, con arreglo a esta propuesta, que más bien pretende cambiar la cultura y la práctica de la auditoría. Gracias al pragmatismo de nuestro ponente, el señor Doorn, y a la eficaz colaboración con la Comisión y la Presidencia, ahora contamos con un instrumento comunitario flexible que incrementará la calidad y la coherencia de las auditorías en toda Europa, al tiempo que respetará las disposiciones nacionales vigentes en materia de derecho de sociedades.
Un enfoque basado en amenazas y salvaguardias conducirá a un régimen mucho más sólido y eficaz en la UE. Dicho enfoque resultará mucho mejor que el sistema basado en las normas Sarbanes-Oxley, que quizá faciliten el encarcelamiento de los culpables, pero que no mejoran la ética, la independencia y la supervisión pública de las estructuras de control de cuentas.
La eliminación de la obligación de crear un comité de auditoría y su sustitución por la propuesta de encargar esas funciones a una organización que cumpla las normas y objetivos de auditoria y que pueda aplicar los requisitos de forma transparente fue una decisión sensata. Asimismo me complacen los compromisos alcanzados en torno del tema de la rotación de la empresa de auditoría y de la cuestión relativa a los trabajos no relacionados con la auditoría.
Sin embargo, tenemos que resolver el tema de la comitología. La Comisión y las sucesivas Presidencias, incluida la británica, han redoblado sus esfuerzos por mejorar la regulación a base de una legislación comunitaria de mayor calidad y agilizando su transposición y aplicación. El Parlamento debe intervenir en este programa de mejora de la legislación, y debe tener derecho, en su calidad de órgano colegislador, a que la legislación técnica que vote esta Cámara pueda ser objeto de escrutinio y seguimiento.
Y tiene igualmente un papel que desempeñar en su transposición y aplicación. Me complace la iniciativa de la Presidencia y las propuestas de hacer avanzar la reforma de los procedimientos de comitología adoptados en 1999 a fin de poder desempeñar un papel en la mejora de la legislación y del procedimiento reglamentario, y espero que las enmiendas que presentará el Parlamento en este ámbito sean aceptadas a fin de que realmente podamos desempeñar nuestro papel en el proceso de cooperación.
Paul Rübig (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, Señorías, dada la importancia de este asunto para la competitividad de la industria europea, la Comisión de Industria, Investigación y Energía le ha dedicado mucha atención. Sobre todo para las empresas que cotizan en Bolsa, es muy importante que se dé la máxima prioridad a los derechos de los accionistas cuando se designan los auditores. Aquí es donde, sobre todo, entran en juego las sensibilidades nacionales.
Por supuesto, hay que tener en cuenta la cuestión de los costes. Pueden ser altísimos, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas que desean cotizar en bolsa, que adoptan las medidas necesarias y que se esfuerzan por ser tan transparentes como deben, y, por tanto, pido que la responsabilidad limitada se trate con las entidades aseguradoras, para que los auditores puedan actuar con la debida responsabilidad.
Andrzej Jan Szejna (PSE). - (PL) Señor Presidente, los últimos escándalos han minado la confianza de los consumidores e inversores. Podría mencionar los casos de Enron o Parmalat, por ejemplo. La magnitud de esos escándalos ha sido alarmante y han desvelado varios tipos de fraude. La iniciativa de la Comisión Europea constituye una respuesta acertada a la situación.
El proyecto de la Comisión sobre las auditorías legales es resultado de muchos años de trabajo e incorpora las recomendaciones de 2000 y 2002. La presente directiva sustituirá a la octava directiva de 1984 relativa a los auditores legales, que contiene únicamente los principios de la acreditación de auditores, pero no hace referencia alguna al procedimiento de auditoría, supervisión o control de calidad externo. El nuevo proyecto de directiva describe las obligaciones de los auditores legales y establece una serie de principios éticos. El objetivo es garantizar la profesionalidad y la independencia de los auditores legales, lo cual implica su honestidad, competencia profesional, honradez, confidencialidad profesional y responsabilidad general.
Ahora bien, la propuesta de la Comisión sobre el principio de rotación de auditores y sociedades de auditoría es otra cuestión muy discutida que debe añadirse a la lista de aspectos polémicos. En general, el principio de rotación merece nuestro apoyo, ya que garantiza la independencia y favorece una evaluación objetiva. Los aspectos negativos de la rotación son sus costes adicionales, la pérdida de conocimientos técnicos y el consiguiente riesgo de cometer errores. Las sociedades de auditoría deben rotar al menos cada siete años y convendría que la distancia entre contratos fuera como mínimo de dos años. Es preciso hacer todo el esfuerzo posible para garantizar una competencia saludable, reducir el riesgo de fraude y prestar servicios de alta calidad.
Al parecer, los procedimientos presentados en el informe constituyen una respuesta equilibrada y razonable a la necesidad de garantizar tanto la calidad de las auditorías como la independencia de los auditores.
Para concluir, quiero hacer hincapié en que debemos tratar de restablecer la confianza en el mercado y, además, fortalecer los derechos de los accionistas, para que las inversiones sean más seguras y las empresas europeas más competitivas.
Charlie McCreevy, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias a sus Señorías por sus aportaciones y por la gran labor que están llevando en torno a esta Directiva tan importante.
Probablemente debería haber dicho desde un principio que he sido auditor y que aún pago mi cuota anual al Instituto Irlandés de Auditores Públicos, si bien, como he dicho a numerosas personas, yo no confiaría demasiado en las cuentas que pudiera elaborar actualmente para nadie. Me parece que debía haberlo dicho desde el principio.
El señor Doorn y otros han planteado la cuestión de la fiabilidad de las auditorías, un tema que me interesa mucho personalmente. He pedido a mis servicios que estudien esta cuestión con carácter urgente. En breve encargaremos un estudio para poder presentar nuestros resultados antes de que termine 2006. Esa es nuestra intención y esperamos poder cumplir fácilmente este calendario.
Asimismo se planteó la cuestión de los comités de auditoría. A menudo, los comités de auditoría resultan necesarios para ayudar a que los auditores puedan cubrirse las espaldas contra posibles presiones por parte de la dirección de la sociedad. El Parlamento Europeo y el Consejo sostienen que es necesario dejar todo el margen que sea posible a los Estados miembros de la UE para que creen su propio sistema de comités de auditoría de sociedades autorizadas, siempre que lleven a cabo todas las funciones que contempla nuestra Directiva. Hemos sido flexibles en este aspecto para tener en cuenta, en la medida de lo posible, estas preocupaciones.
Quizá, como ha señalado la señora McCarthy, podemos tener el mejor sistema normativo del mundo o al menos podemos creer que tenemos el mejor sistema normativo del mundo, pero dicho sistema nunca evitará que se produzca un escándalo o un fraude si varias personas se ponen de acuerdo para intentar llevar a cabo una actividad fraudulenta, independientemente de que exista o no un sistema normativo, y tenemos que recordar, que en los Estados Unidos tienen un sistema normativo desde hace tiempo y que este impidió ninguno de los escándalos del otro lado del Atlántico ni ningún sistema normativo basado absolutamente en principios podrá hacerlo. Ningún procedimiento de control de cuentas del mundo y ningún mecanismo de control interno pueden garantizar al 100 % que nunca se producirá un caso de fraude o delito financiero. Sin embargo, debería permitir, en el plazo más breve posible, saber lo que está ocurriendo. Para las empresas y para todo el mundo es de suma importancia tener confianza en la profesión de la auditoría, confianza en la independencia de los auditores, en la clase de normas que deben cumplir y en la ética de la profesión.
Me temo que tengo que aceptar, en mi calidad de antiguo miembro de esa profesión, que los escándalos de los últimos años han hecho que el público pierda la confianza en la profesión contable y de auditoría. Me parece que no hace falta decir que corresponde a la profesión recuperar esa confianza y que los diversos cambios introducidos, tanto dentro de la profesión, como ahora por parte de las instituciones europeas, al igual que probablemente hagan los Estados miembros, permitan a la gente volver a creer en las normas de la profesión de la auditoría.
Una vez más, como ya he dicho, se ha planteado la cuestión de la comitología, al igual que lo hizo en el debate precedente, y repito que la Comisión puede aceptar propuesta de suspender las competencias de ejecución tras dos años, excepto en el caso del artículo 26, para esta Directiva.
Quiero dar las gracias a sus Señorías por sus detalladas contribuciones.
El Presidente. El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el miércoles a las 12.00 horas.
16. Protocolo al Acuerdo de pesca de atún CE/Comoras (2005 2010)
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe de la señora Fraga Estévez, en nombre de la Comisión de Pesca, sobre la propuesta de Reglamento del Consejo relativo a la celebración del Protocolo por el que se fijan las posibilidades de pesca de atún y la contrapartida financiera previstas en el Acuerdo entre la Comunidad Económica Europea y la República Federal Islámica de las Comoras sobre la pesca en aguas de las Comoras, para el período comprendido entre el 1 de enero de 2005 y el 31 de diciembre de 2010[COM(2005)0187 C6-0154/2005 2005/0092(CNS)] (A6-0260/2005).
Joe Borg, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, antes de exponer la posición de la Comisión en este expediente, permítame dar las gracias a la Comisión de Pesca y, muy especialmente, a la ponente, la señora Fraga Estévez, por la excelente labor que ha llevado a cabo en un plazo tan ajustado.
Me complace poder presentar a sus Señorías el proyecto de propuesta para la celebración del protocolo por el que se establecen las oportunidades de pesca de atún y la contribución financiera en el marco del Acuerdo CEE-Comores.
Como saben sus Señorías, la Comunidad mantiene una relación desde hace largo tiempo con la zona pesquera de las Comores. El primer acuerdo pesquero con este país se remonta a 1988. Aunque se trata del acuerdo atunero de menor envergadura, su importancia se debe a la ubicación estratégica de sus caladeros en el Océano Índico, así como a las posibilidades de pesca obtenidas.
El nuevo Protocolo, que fue rubricado el 24 de noviembre de 2004, abarca un período de seis años, del 1 de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2010. El Protocolo concede oportunidades de pesca para 40 atuneros cerqueros y 17 palangreros de superficie, y contempla una contribución financiera de 390 000 euros anuales. El acuerdo es de beneficio mutuo para ambas partes y recoge una serie de elementos nuevos, entre los que destacan los siguientes: En primer lugar, una cláusula de exclusividad, que prohíbe la existencia de licencias privadas u otros acuerdos privados fuera del ámbito del Acuerdo. En segundo lugar, la obligación de establecer un sistema de seguimiento de buques para reforzar las inspecciones realizadas en los buques que faenan en aguas de las Comores. En tercer lugar, una cláusula social de aplicación a los marineros locales contratados por buques comunitarios. En cuarto lugar, normas relativas a la presencia a bordo de observadores, y en quinto y último lugar, el ajuste de la distribución del coste del Acuerdo entre la Comunidad y los armadores en una proporción situada entre 65/35 % y 75/25 %, que ya se aplica en otros acuerdos atuneros en el Pacífico. Este aumento de la cuota de los armadores en el coste del Acuerdo se aplicará progresivamente a todos los acuerdos atuneros de la Comunidad, como se exige en la reforma de la Política Pesquera Común.
Creo que estos nuevos elementos introducidos mediante el diálogo con las autoridades de Comores y que coinciden con los principios que figuran en los nuevos Acuerdos de asociación en materia de pesca garantizarán que el Acuerdo con las Comores contribuya a una pesca responsable y sostenible en las aguas de este país.
Esta labor contempla igualmente el establecimiento de objetivos anuales y plurianuales, la distribución de parte de la compensación financiera –un 60 %–, los objetivos que se desean alcanzar y los criterios y procedimientos que permitan evaluar los resultados anuales obtenidos de conformidad con el artículo 7 del Protocolo.
Permítanme ahora abordar las enmiendas. En cuanto a la enmienda 1, la Comisión considera que no es necesaria, ya que pronto se pondrá en marcha el procedimiento par adoptar el nuevo acuerdo marco, el Acuerdo de asociación en materia de pesca.
Respecto a las enmiendas 2, 3 y 5, la Comisión coincide plenamente con su espíritu. No obstante, la Comisión ya transmite este tipo de información de conformidad con los acuerdos interinstitucionales vigentes y, en particular, con el Acuerdo marco entre la Comisión y el Parlamento Europeo. Por consiguiente, la Comisión considera que estas enmiendas resultan superfluas.
Por lo que se refiere a la enmienda 4, me gustaría recordar las disposiciones comunitarias básicas relativas al mandato de la Comisión para negociar en nombre de la Comunidad. El Consejo ha autorizado a la Comisión a negociar acuerdos y arreglos pesqueros entre la Comunidad y las Comores. En vista de ello, la renovación periódica no requiere un nuevo mandato cada vez que se negocia.
La Comisión no puede aceptar la enmienda 6. La Comisión ha entablado un diálogo permanente con el sector en el marco de un grupo sectorial especial. Este grupo se reúne periódicamente para deliberar sobre las próximas negociaciones y otras cuestiones técnicas. Además se invita a expertos de los Estados miembros para que estén presentes durante las negociaciones de los acuerdos o protocolos de pesca.
Carmen Fraga Estévez (PPE-DE), ponente. – (ES) Señor Presidente, estoy segura de que este Pleno, al igual que la Comisión de Pesca, respaldará la firma de este Acuerdo de pesca entre la Unión Europea y las Comoras que da continuidad a protocolos anteriores y que permitirá faenar a 57 barcos comunitarios hasta el año 2010.
Este Acuerdo es también un paso más en el nuevo modelo de acuerdos de asociación destinados a fomentar una cooperación aún mayor y una mayor implicación en el desarrollo del sector pesquero del tercer país. No obstante, aun respaldando los principios que animan este modelo, debemos insistir en que dista mucho de ser claro.
En primer lugar, es el primero que llega al Parlamento en el que, de modo unilateral y sin que medie petición del tercer país, la Comisión ha decidido subir, de 25 a 35 euros, es decir un 40 %, el canon que pagan los armadores por tonelada pescada, y sin haberles consultado. La Comisión se defiende diciendo que la subida estaba prevista en las conclusiones del Consejo de Ministros de 2004, pero lo que todos dedujimos de aquellas conclusiones fue que se emprendería una subida gradual de los cánones, cuando la realidad ha sido una escalada por decreto y bastante brutal.
Este Parlamento, al igual que el sector, se encuentra con una política de hechos consumados, llevados a cabo por los negociadores de la Comisión por su cuenta y riesgo, y sin que tengamos oportunidad de examinar dichas decisiones más que a toro pasado, cuando llega a nuestra comisión –por cierto cada vez con más retraso– el Protocolo firmado y rubricado.
Nuestra Institución no puede estar de acuerdo con perpetuar esta situación de oscurantismo. Por ello, en mi informe propongo que los armadores puedan estar ahora presentes en la comisiones mixtas con el fin de que puedan, al menos, estar informados en tiempo real de lo que se prepara para ellos.
Por lo que se refiere al Parlamento, aprovecho para pedir de nuevo -y me dirijo esta vez al Consejo, que está ausente- que un miembro de la Comisión de Pesca esté presente como observador en las negociaciones. Sinceramente, no entendemos su oposición, ya que un observador no puede interferir en las decisiones, pero, en cambio, estaríamos mejor informados, lo que no puede tener nada de malo, a no ser que los negociadores tengan algo que ocultar.
Igualmente grave, esta vez presupuestariamente hablando, es que, en contra de las conclusiones del Consejo, alguno de estos acuerdos, como el que hoy nos ocupa, no está respetando la obligada diferenciación entre lo que se paga como contrapartida financiera por las posibilidades de pesca y lo que se paga como ayuda al desarrollo.
Desde el punto de vista de la transparencia presupuestaria, esta situación es inaceptable. Además, la Comisión es claramente consciente de ello y ha reconocido ante la Comisión de Pesca que incumple esta obligación. Pero no da la más mínima explicación de lo que le ha llevado a hacerlo, al menos en este caso.
Por último, señor Presidente, en aras de esta necesaria simplificación y después de un encomiable periodo de paciencia de este Parlamento, ha llegado el momento de exigirle a la Comisión que presente su modelo para los acuerdos regionales y, en particular, el acuerdo tipo atunero.
Como es sabido, la flota atunera solicita licencias de pesca a cada país de la zona para poder seguir los bancos de atún que atraviesan los distintos caladeros. En la actualidad ello obliga a embarcar a un número apreciable de marineros de cada uno de los países, lo que convierte a cada buque en una ONU en miniatura, con, a veces, insuperables problemas de lenguas, costumbres, tradiciones e incluso espacio, por no hablar del coste.
Es una situación totalmente absurda a la que se suma la falta de concreción de algunos de los aspectos más pragmáticos, como es la propia definición de qué es una marea o, por ejemplo, la mecánica de las transmisiones electrónicas. Puede que sea normal que a los negociadores se les escapen estos detalles, pero si uno se pone por un momento en la piel de un patrón de pesca se da cuenta de que al final su principal preocupación son las cuestiones administrativas y de personal más que la propia pesca.
Señor Presidente, solicitando, desde luego, la aprobación de este acuerdo fundamental para el suministro europeo de atún, así como para el sector pesquero de Comoras, desearía que se tomaran en consideración las observaciones aquí formuladas.
Helga Trüpel (Verts/ALE), ponente de opinión de la Comisión de Presupuestos. - (DE) Señor Presidente, señor Comisario Borg, quiero empezar volviendo a hacer hincapié en que la política de pesca que, por supuesto, es tan importante en la Unión Europea, es un ejemplo clásico de la necesidad de reconciliar los intereses económicos y las necesidades del medio ambiente. La Unión Europea se ha fijado el objetivo de proteger las poblaciones de peces y de contribuir a su recuperación, además de evitar la sobreexplotación y promover los intereses económicos de la industria pesquera. Para ello es fundamental que haya transparencia y, teniendo eso en cuenta, la Comisión de Presupuestos ha presentado las dos enmiendas a las que quiero dedicar esta intervención.
El presente acuerdo expira en 2010 y, como es nuevo, lo importante es si realmente se realizará una evaluación posterior que se presentará ante esta Cámara a tiempo de adoptarse nuevas disposiciones y de negociar un nuevo Acuerdo. Esta Cámara insiste en que se notifiquen debida y puntualmente cuando estén disponibles los datos de dicha evaluación, y me gustaría que usted, Comisario Borg, se comprometiera claramente a informar a esta Cámara y a encargarse de que reciba los datos de cualquier evaluación que se lleve a cabo dentro de los plazos establecidos.
Del mismo modo, estamos hartos de que las propuestas de acuerdos lleguen a esta Cámara meses después de que la pesca haya comenzado. Asimismo, espero que diga con claridad si va a cambiar esa práctica y si se empezará a notificar e informar a esta Cámara a su debido tiempo.
Dorette Corbey, en nombre del Grupo del PSE. - (NL) Señor Presidente, quiero dar las gracias a ambas ponentes, cuyo informe he leído con gran interés. El atún es un pescado muy apreciado, saludable y rico en aceite Omega 3, que es tan importante. Lo importante es que la especie del atún sobreviva a la pesca de modo que los futuros pescadores puedan capturar atún y los futuros consumidores puedan disfrutarlo.
El contenido de los acuerdos de pesca es vital para las pesquerías europeas, los países en desarrollo y sobre todo también para los peces. Aunque como nuevo miembro de la Comisión de Pesca, me perdí los debates sobre las Comoras, me gustaría hacer un par de observaciones.
La primera se refiere a la pesca justa y a las verdaderas asociaciones. El acuerdo sigue un mecanismo que fue muy beneficioso para la Unión Europea. Por cada euro invertido, la Unión Europea obtenía 5,7 euros. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de las Comoras, un país golpeado por la pobreza. Por tanto, estoy un poco sorprendida por el hecho de que la señora Fraga rechace el aumento de las contribuciones de la Unión Europea y de los pescadores. Después de todo, ha sido un mecanismo muy beneficioso. Solo mediante verdaderas asociaciones, en lugar de beneficios económicos unilaterales, podrá lograrse una mayor cohesión en materia de cooperación para el desarrollo, pesca e investigación científica.
Apoyo totalmente el deseo de la Comisión de Desarrollo de destinar los fondos de pesca a los pescadores locales. Me gustaría que hubiera especificaciones más detalladas sobre la población local que trabaja en los barcos.
En segundo lugar, con respecto a la pesca sostenible, los consumidores han de tener la oportunidad de comprar pescado sostenible, atún sostenible, certificado por los PMMO o un organismo similar. El pescado sostenible es, sobre todo, pescado que no se está pescando en exceso. Para ello necesitamos ciertos datos, y también se necesita estrechar la vigilancia y la inspección. El artículo 7 del Protocolo estipula que la Unión Europea debe contribuir a garantizar la sostenibilidad futura de la pesca de atún.
Tengo algunas preguntas. ¿Me puede garantizar el Comisario que «en el futuro» significa lo antes posible? ¿Qué medidas adoptará usted para garantizar a corto plazo que el atún indopacífico sea también atún sostenible? ¿Qué capacidades tiene que desarrollar el Gobierno de las Comoras para poder garantizar una pesca sostenible de atún y qué ayuda le está ofreciendo la Unión Europea a este respecto?
La pesca sostenible implica también pescar sin la captura accidental de especies de peces amenazadas. Tiburones, tortugas y delfines corren el riesgo de ser rodeados y atrapados. El patudo y el atún aleta amarilla son especies amenazadas que se capturan en las mismas redes. ¿Conoce usted, señor Comisario, las cantidades de patudo y de atún aleta amarilla que pueden encontrarse en la región de las Comoras? ¿Cuándo se publicarán los resultados de los estudios que la Unión Europea ha encargado y qué nivel de ayuda va a conceder la Unión Europea al Grupo de trabajo de capturas accidentales de la Comisión del Atún del Océano Índico?
Carl Schlyter, en nombre del Grupo Verts/ALE. - (SV) Señor Presidente, las Comoras están muy lejos de aquí y lo que hacemos allí es un secreto. No llega a debatirse aquí. Pero si las imágenes de la televisión de las Comoras llegaran a nuestras casas, el Parlamento nunca aprobaría este acuerdo. Compramos los derechos de pesca al Gobierno, pero aquellos a quienes realmente quitamos el pescado, es decir, a los pescadores de los pueblos, no tienen influencia alguna y rara vez reciben compensaciones suficientes. Ni los Parlamentos nacionales ni el Parlamento Europeo tienen influencia digna de mención y eso se presenta como un hecho consumado. A solo diez meses de la entrada en vigor del acuerdo se nos brinda la oportunidad de expresar nuestra opinión. Este Parlamento ha solicitado cambios en muchas ocasiones. Ya va siendo hora de retomar el control democrático de esos acuerdos, que guardan más relación con el colonialismo trasnochado que con el comercio y la democracia modernos. Por tanto, celebro la propuesta de obtener más información. Quiero dar las gracias a la Comisión por la mayor cofinanciación de quienes utilizan el acuerdo, de manera que se reduzca la carga que soportan nuestros contribuyentes, pero lamento el hecho de que se esté ampliando el acuerdo para incluir varias toneladas al año. Creo que las pequeñas comunidades pesqueras del país asociado deben tener derecho de veto sobre los acuerdos. Mi Grupos votará en contra de este acuerdo, que favorece a los pescadores de la Unión Europea en detrimento de sus colegas más pobres del sur.
Hélène Goudin, en nombre del Grupo IND/DEM. - (SV) Señor Presidente, los acuerdos de pesca de la Unión Europea con terceros países han sido objeto de duras críticas por parte de más de una organización dedicada al desarrollo, como el Comité Sueco de Cooperación en materia de Desarrollo Internacional (Sida). Es cierto que se han reformado los acuerdos, pero la crítica de los acuerdos de cooperación actuales está totalmente justificada.
Las Comoras ocupan un lugar estratégico y, por tanto, según la ponente, un acuerdo de pesca con esa república insular complementaría los acuerdos actuales de la Unión Europea con terceros países. En otras palabras, son los pequeños intereses de la Unión Europea los que hay que proteger, en lugar de los supuestos intereses de los pescadores indigentes de las Comoras. La Unión Europea explota su presunción de poder para garantizar intereses económicos a corto plazo. El acuerdo sobre el atún con las Comoras no es especialmente amplio, pero la cuestión de los acuerdos de pesca es importante en principio. No estaría mal que los costes de los acuerdos de pesca recayeran totalmente en las partes que deciden hacer uso de ellos. ¿Por qué los contribuyentes europeos deben pagar unos acuerdos de pesca que favorecen a las flotas de solo unos pocos países de la Unión Europea? La ponente cree que los armadores pagan demasiado por estos acuerdos. La Lista de Junio cree, por el contrario, que este asunto no es competencia de la Unión Europea y que los acuerdos no deben pagarse en ningún caso con los recursos de la Unión Europea.
La Presidencia del Reino Unido y la Comisión han establecido que las cuestiones de desarrollo en África constituyen un ámbito político prioritario. No obstante, existe una voluntad limitada de reformar en serio la contraproducente política europea en materia de agricultura, comercio y pesca. Al parecer, se pretende aumentar la ayuda sin hacer nada con respecto a los problemas estructurales que hacen más difícil la erradicación de la pobreza en los países en desarrollo.
Manuel Medina Ortega (PSE). – (ES) Señor Presidente, los oradores que me han precedido no se han molestado siquiera en ir a visitar los países con los que firmamos acuerdos de pesca; yo sí lo he hecho: he estado en las Comoras, he vivido con su población, he visto cómo viven y he visto la importancia que tiene este Acuerdo para el desarrollo económico de estas islas. Por ello, me parece que ya está bien de decir tonterías sin tener ninguna preparación.
Estoy totalmente de acuerdo con la ponente sobre este tema. Creo que es un Acuerdo importante para nosotros y para la población de las Comoras y, por tanto, apruebo su redacción.
El Acuerdo ayuda a mantener la estabilidad del sector aquí y contribuye al desarrollo de esos países. Se trata de la transición de unos primeros acuerdos exclusivamente comerciales a unos acuerdos con los que estamos ayudando a esos países a desarrollarse.
La estructura actual de los acuerdos ayuda al desarrollo de estos países. Podríamos hacer más, probablemente, si contáramos con una mayor participación de los pescadores y de los armadores. Las propuestas que ha hecho la Comisión de Pesca en este sentido son razonables y las apoyo firmemente; nos ayudarían a eliminar los trámites burocráticos.
Necesitamos, además, una política general con respecto a toda esta zona del Índico, en la que, aunque la presencia en el aspecto cerquero es importante, la presencia general de la Unión Europea es muy pequeña en comparación con la explotación de los recursos por países asiáticos, como Taiwán, Japón o la República de Corea, que sí están explotando esos recursos en perjuicio de la población.
La explotación de la Unión Europea es muy moderada y, desde luego, me uno a la ponente en la protesta contra una especie de discriminación, en virtud de la cual en los acuerdos con la zona sur son los pescadores los que tienen que pagar, mientras que en los acuerdos con la zona norte no se produce ese aumento de los cánones que ahora nos quieren imponer. En todo caso, el Acuerdo es importante para nosotros y para los países de esta zona y, desde luego, me gustaría que se prosiguiera en esta línea con relación a otros aspectos.
Habría motivos, quizás, para oponerse a ello dadas las consideraciones que he expuesto antes, pero creo que la Unión Europea tiene la obligación de seguir profundizando en este tipo de relaciones. Estos países, y concretamente las Comoras, necesitan desesperadamente nuestra presencia. Las Comoras son tres pequeñas islas perdidas en el Océano Índico, no tienen realmente una gran posición estratégica, están en el Canal de Mozambique, sus ciudadanos están afectados por todas las enfermedades posibles –el dengue, la malaria, la fiebre amarilla y otras–, y, precisamente, el gran problema que tienen estas islas es la ausencia de elementos para el desarrollo.
Creo que el Acuerdo pesquero es algo que podrá y deberá ayudar, a condición de que impliquemos mucho más a nuestros marinos y a nuestros pescadores en el desarrollo económico de estas islas, en su propio beneficio y también en beneficio de la Unión Europea.
Joe Borg, miembro de la Comisión. Señor Presidente, quiero comenzar dando las gracias a todos los oradores por sus comentarios. Voy a comentar una serie de aspectos, empezando por el planteado por la señora Fraga con respecto a los cánones de licencia. El reequilibrio de los costes no es algo nuevo. Si analizamos la evolución de esta variable desde mediados de la década de 1980, encontramos que hasta mediados de la de 1990 la proporción de reparto era de 80 a 20. Luego, desde mediados de la década de 1990 hasta nuestros días, dicha proporción ha pasado a ser de a 25.
Puedo afirmar que la decisión de la Comisión de aumentar el canon de atún pagado por los armadores está justificada por varios motivos, incluida la necesidad de aumentar la responsabilidad financiera de los armadores comunitarios y garantizar una contribución justa al Estado costero. Según se refleja en las conclusiones del Consejo de julio de 2004, esta contribución debe ser justa, equilibrada y no discriminatoria.
La proporción de 35 a 65 ya se ha aplicado en todos los acuerdos sobre el atún firmados en el Pacífico, incluido Kiribati, las Islas Salomón y los Estados Federados de Micronesia, y los Estados miembros afectados no han formulado ninguna objeción a esto.
Llegado el momento de la renovación del Protocolo CE-Seychelles el pasado mes de septiembre, la Comisión había anunciado ya al grupo externo del Consejo que se proponía aplicar la proporción de 35 a 65. Durante las negociaciones, las Seychelles pidieron a la Comisión posponer esta modificación para evitar distorsionar la competencia según el Acuerdo de Tanzania, que pronto entrará en vigor y en cuya fase inicial, la proporción aplicable seguirá siendo de 25 a 75. El Acuerdo CE-Seychelles mantuvo por consiguiente la proporción de 25 a 75, pero se acordó una fórmula según la cual la transición hacia la proporción de 35 a 65 será efectiva en un futuro próximo.
La armonización de la proporción de 35 a 65 en otros acuerdos pesqueros se implantará en 2006. La misma proporción de 35 a 65 se implantará en los demás acuerdos pesqueros en la zona, los de Mauricio y Madagascar, que se negociarán en 2006.
Además, la Comisión se propone mantener una reunión con el sector atunero a finales de 2005 con el fin de debatir todos los temas de importancia.
Asimismo, subrayo y repito que existe un diálogo constante con el sector, dentro del marco del grupo sectorial especial, y voy a procurar que dicho diálogo se intensifique aún en mayor medida. También veré qué se puede hacer para minimizar en lo posible los retrasos a la hora de efectuar los pagos a terceros países.
En cuanto al punto suscitado por la señora Corbey, me permito apuntar que todos los acuerdos son sometidos además a una evaluación de la salud de las poblaciones de peces. Citaré el reciente acuerdo con Marruecos, en el que la Comisión demostró la seriedad con que asume sus obligaciones al realizar antes una evaluación científica, de acuerdo con la nueva política sobre los acuerdos de cooperación pesquera. El acuerdo se ciñó a lo que podría denominarse «la población excedentaria». En otras palabras, la pesca que puede capturarse de manera sostenible por encima de lo que los pescadores locales puedan capturar. El acuerdo solo cubre, por tanto, dichas poblaciones excedentarias de peces dentro de los límites de la sostenibilidad. Esta política está siendo adoptada y aplicada a todos los acuerdos de cooperación pesquera.
Agradezco al señor Schlyter su apoyo en lo referente al reequilibrio de los costes. También doy las gracias al señor Medina Ortega por su apoyo respecto del nuevo acuerdo de cooperación pesquera y procuraré que se haga todo lo posible para limitar la burocracia innecesaria. Quiero expresarle además mi agradecimiento por sus opiniones que dimanan de su experiencia directa en la pesca en las Comoras y el Océano Índico.
Respondiendo a la señora Goudin, este acuerdo prevé un segmento de desarrollo bajo el cual la Unión no solo se beneficia de los derechos de pesca, sino que se obliga a prestar asistencia al sector pesquero de las Comores. Este es un elemento nuevo de los acuerdos de cooperación, que se está incorporando en todos los acuerdos con terceros países.
El Presidente. El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.
17. Orden del día de la próxima sesión: véase el Acta