El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate de seis propuestas de resolución sobre los derechos humanos en el Sáhara Occidental(1).
Karin Scheele (PSE), autora. – (DE) Señor Presidente, aunque creo que el proceso de sacar adelante la resolución sobre derechos humanos en el Sáhara Occidental ha sido tan difícil que todos los que han participado en él deben de estar completamente exhaustos, me complace que esta cámara haya resistido la presión de Marruecos y que el Pleno haya resuelto hoy, casi unánimemente, que este asunto deba seguir en el orden del día en lugar de ser suprimido del mismo, que es lo que decidió ayer la Conferencia de Presidentes. Esto es muy importante desde el punto de vista de la confianza en nosotros mismos y de la imagen que presentamos al mundo de un Parlamento que confía en sí mismo.
Una cosa importante de esta resolución es que pide la liberación de los presos políticos saharauis, entre ellos a la más destacada, Aminatu Haidar, quien, gravemente herida, fue detenida el 17 de junio en El Aaiún y arrojada a la denominada «prisión negra» de allí. El Parlamento adoptó con anterioridad una iniciativa en su apoyo, ya que en julio 178 diputados al Parlamento Europeo firmaron una petición de que fuera liberada. Lo mejor de este texto, sin embargo, es que destaca el auténtico problema, que es que el Derecho internacional todavía no se aplica en el Sáhara Occidental y que no se ha encontrado una solución política a este conflicto.
Me parece muy bien que estemos por lo menos intentando incluir referencias a las materias primas en esta resolución, ya que sabemos que una razón del conflicto en el Sáhara Occidental es la riqueza de la región en materias primas y pescado. El Parlamento tiene también la misión de explicar claramente las razones de este conflicto si quiere ayudar a mejorar la situación.
Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE), autor. – (ES) Quisiera empezar lamentando el incomprensible intento que hemos vivido estas últimas horas de impedir que esta Cámara se pronunciase en relación con un tema tan importante como éste de los derechos humanos en el Sáhara Occidental.
De haber tenido éxito esta iniciativa para impedir el presente pronunciamiento, se habría sentado un precedente claramente preocupante de cara a futuros debates y resoluciones de urgencia sobre otros temas relacionados con los derechos humanos.
Por lo tanto, celebro que, finalmente, haya vuelto la cordura y me felicito por que hoy estemos, no solamente debatiendo, sino también aprobando —espero— una resolución importante.
Una resolución que, además, es urgente, precisamente por algunas de las razones que ya ha mencionado mi colega Karin Scheele y en las que quiero insistir, porque creo que debemos aprovechar esta oportunidad para reclamar, también, a la parte marroquí que desempeñe un rol importante en el proceso de resolución de este conflicto.
En estos momentos, varias personas se encuentran en las prisiones marroquíes en condiciones completamente inaceptables, aspecto que ha sido señalado, criticado y denunciado por informes de Amnistía Internacional y de la Organización Mundial contra la Tortura.
Además, en agosto se produjo la liberación de muchos presos políticos, de centenares de presos de guerra marroquíes, por parte del Frente Polisario. Ése era el momento oportuno para que Marruecos demostrara su buena voluntad en relación con la gestión de este conflicto, haciendo un gesto positivo, liberando a presos e informando acerca del trato que éstos reciben en las cárceles de Marruecos.
Y no se ha hecho así. Por ello, esta Cámara —el Parlamento Europeo— tenía que pronunciarse, por ello, esta resolución es importante y, por ello, es urgente hablar alto y claro, precisamente, en aras de la mejora de las relaciones Unión Europea-Marruecos, para poder solucionar —insisto— no solamente el problema específico de las personas que se encuentran detenidas, sino, de una vez por todas, el conflicto en el Sáhara Occidental.
Simon Coveney (PPE-DE), autor. – (EN) Señor Presidente, me complace y tranquiliza tener la oportunidad de hablar a favor de la resolución común. Quiero dejar muy claro mi rotundo rechazo a los intentos del Presidente del Parlamento y de la Conferencia de Presidentes de dejar a un lado esta propuesta de resolución sobre la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental hasta después de la visita y conclusión de alguna futura delegación de la UE. Se adoptó la decisión de avanzar con esta urgencia en el tema del Sáhara Occidental a través de los canales normales y apropiados. Se han sometido a debate propuestas de diferentes Grupos y se ha acordado un texto común de compromiso, que se somete a la decisión del Pleno. Los intentos de última hora de arrinconar la propuesta de resolución, sin consulta, amenazaron con sentar un precedente peligroso que, a mi juicio, habría dañado seriamente la credibilidad tanto del procedimiento de urgencia como quizá, y de forma más notable, la labor del Parlamento en materia de derechos humanos en general.
En cuestiones de derechos humanos, los aspectos políticos del tema deberían quedar relegados a un segundo término respecto de la necesidad de exponer problemas y críticas –si están justificadas– basadas en hechos fehacientes. El aspecto político del tema del Sáhara Occidental es complejo y quiero centrar mis comentarios, sobre todo, en los derechos humanos, aunque, como es obvio, ambos aspectos se solapan.
Esta moción aplaude y reconoce la liberación de prisioneros de guerra marroquíes, pero exige que las autoridades de Marruecos dejen libres a los defensores de los derechos humanos. También solicita la liberación de los prisioneros políticos saharauis y la colaboración de las autoridades para resolver el problema de los desaparecidos. Hacemos un llamamiento a ambas partes para que colaboren plenamente con la Cruz Roja Internacional en el tema de los desaparecidos desde el inicio del conflicto.
La propuesta de resolución insiste en la protección de la población del Sáhara Occidental en general y en consonancia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sobre todo en el ámbito de la libertad de expresión y de circulación, y exige que cualquier resolución política definitiva se ajuste al Derecho internacional y la pertinente resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Por último, la propuesta exige el acceso libre a todos los territorios del Sáhara Occidental para los observadores independientes, las ONG y los medios de comunicación libres. Me complace apoyar esta propuesta y pido a la Cámara que vote a favor.
Marios Matsakis (ALDE), autor. – (EN) Señor Presidente, en primer lugar quiero añadir mi voz a la de los anteriores oradores y manifestar lo maravilloso que ha sido constatar que los intentos realizados por algunas personas de impedir que el Parlamento aprobara hoy una resolución común sobre el Sáhara Occidental han resultado infructuosos. Que sirva de precedente y de advertencia para el futuro: la hipocresía y las tácticas falsas y pretenciosas jamás deberían constituir un obstáculo a nuestra firme voluntad de expresar la condena de las violaciones de los derechos humanos en cualquier parte del mundo.
Los refugiados gozan de protección por parte de diferentes resoluciones, protocolos y convenciones de las Naciones Unidas. En algunos casos, esta protección es efectiva y en otros muchos sirve para salvar la vida. En otros, por desgracia, la situación no es como debería ser y la población civil inocente padece hambre, malos tratos, enfermedades e incluso la muerte.
Tal es el caso actual de un gran número de refugiados en el Sáhara Occidental. Informaciones fidedignas hablan de que cientos de personas han sido sometidas a un trato inhumano por parte de las autoridades marroquíes en las regiones de las denominadas plazas españolas de Ceuta y Melilla, donde muchos emigrantes han muerto por disparos al intentar entrar en territorio español. Ahora bien, la razón de que exista un territorio español en Marruecos es otra historia. Es una razón similar, supongo, a la de que haya suelo británico en Chipre, o que haya –o haya habido hasta hace poco– suelo francés en lejanos territorios transoceánicos.
Tal vez no haya tocado totalmente a su fin la colonización moderna, pero entonces, ¿quién está dispuesto a hablar de temas tan delicados? Al fin y al cabo, algunas de las antiguas potencias coloniales –sobre las que se nos llama la atención continuamente en esta Cámara– constituyen espléndidos ejemplos de campeones de los principios de la democracia, la libertad y el respeto de los derechos humanos. Esto es así.
Volviendo al asunto objeto de esta resolución, y resumiendo, esta resolución común deja meridianamente claro al Gobierno marroquí, así como a todas las partes interesadas, que no esperamos nada menos que hagan cuanto esté en sus manos para salvaguardar los derechos de los refugiados en el Sáhara Occidental.
Pedro Guerreiro (GUE/NGL), autor. – (PT) Quiero expresar en primer lugar mi regocijo por el hecho de que los intentos de echar por tierra la resolución sobre el Sáhara Occidental hayan fracasado. En nuestra opinión, este debate debería concluir con una muestra de solidaridad con la justa lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui, de conformidad con las resoluciones de las Naciones Unidas. Como señala la propuesta de resolución, una solución justa y duradera debe implicar el fin del dominio colonial del que es víctima el Sáhara Occidental, y la creación de un Estado saharaui soberano, independiente y viable.
A pesar de los arduos esfuerzos, las concesiones unilaterales y los gestos de buena voluntad hechos por el Frente Polisario, legítimo representante de los intereses del pueblo saharaui, como la reciente liberación de todos los prisioneros de guerra, el proceso sigue obstaculizado por la intransigente actitud del Gobierno de Marruecos –aunque este sea el menor de sus crímenes–, que se niega a conceder derechos fundamentales al pueblo saharaui. Por consiguiente, hay que tomar medidas urgentes y efectivas con el claro propósito de completar el proceso de descolonización del Sáhara Occidental. Hay que lanzar asimismo iniciativas para condenar la represión del pueblo saharaui en los territorios ocupados y pedir la liberación de los patriotas saharauis en poder de las autoridades de Marruecos.
Además, hay que asegurar al pueblo saharaui unas condiciones de vida decentes; todos los que están en campos de refugiados requieren una ayuda sustancial en forma de alimentos, tratamientos sanitarios y educación.
Bernd Posselt, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, también a mí me complace que tengamos este debate hoy; que sea un inconfundible cañonazo de advertencia para el Presidente y la Conferencia de Presidentes, ya que en su defecto se hubiera creado un peligroso precedente. El jueves, la Conferencia de Presidentes dijo que en su opinión el Sáhara Occidental era uno de los tres problemas de derechos humanos más apremiantes que teníamos que tratar, y no había disconformidad al respecto ni siquiera el lunes.
Entonces un embajador apareció por aquí y, poco después, resultó que venía una delegación. Esto habría sentado un precedente. El episodio siguiente podría haber sido que un asunto de derechos humanos se hubiera suprimido arbitrariamente del orden del día a raíz de una cena con el señor Putin, y la siguiente vez habría sido a raíz una comida con el cónsul general chino u otra razón por el estilo, y así sucesivamente. Esto es algo que ningún Grupo de esta cámara puede tolerar.
Permítanme que vaya al grano. Soy muy amigo de Marruecos y creo en efecto que ambas partes comparten responsabilidades en este conflicto. Tanto Marruecos como el Sáhara Occidental fueron víctimas del colonialismo, ya que las potencias coloniales trazaron sin más sus fronteras en el desierto con una regla, y esta es la razón por la que la cuestión es problemática y únicamente puede resolverse a través de la negociación y el acuerdo mutuo. Interesa a ambas partes que nuestra delegación pueda hacer su trabajo allí sin trabas ni cortapisas; es verdaderamente lo mínimo y debería darse por supuesto. Es una barbaridad que se pueda amenazar con que puede que no se le permita hacerlo. Aunque respetamos a ambas partes, y queremos aportar nuestro granito de arena al establecimiento de la paz, debe quedar muy claro que la paz solo es posible sobre la base de la ley, que, en este caso, significa el Derecho internacional, con referencia especial a los derechos humanos. No puede haber negociaciones de paz sin respeto incondicional de los derechos humanos o sin que sean liberados todos los presos políticos. Esta es la razón por la que estamos dispuestos a ser socios e intermediarios; esta es la razón por la que nuestros buenos oficios están a disposición de las partes. No vamos a ponernos de uno u otro lado –el Partido Popular Europeo sin duda no va a hacerlo–, pero no vamos a andarnos con remilgos al expresar nuestro punto de vista de que los derechos humanos son derechos humanos, que los presos políticos son presos políticos, y que si hay un auténtico deseo de resolver este espinoso problema, debe hacerse en libertad y sin trabas ni condiciones.
Luis Yáñez-Barnuevo García, en nombre del Grupo PSE. – (ES) Señor Presidente, voy a relativizar un poco las opiniones precedentes, entre las que se encuentran las de buenos amigos míos, con los que comparto muchas cosas de todo tipo: valores, ideas y objetivos.
Mi larga experiencia política, sobre todo en política exterior, me indica que, a veces, no es el que más grita, o el que hace resoluciones más contundentes, el que obtiene mejores resultados. Cuando se toma una determinación, hay que tener en cuenta muchos factores. Estamos discutiendo un tema procedimental, pero nadie ha dicho que lo que se va a ver desde fuera es la hipocresía de la votación en un Parlamento: 600 diputados dicen que tienen que haber debate ¯y yo así lo he votado, y aquí estoy¯, pero luego resulta que solo estamos 20 en el debate, y en la votación habrá 70. ¿Eso tiene realmente valor, o solo nosotros mismos nos creemos la importancia de estos debates los jueves por la tarde? Hay que ser un poco más realista y tener en cuenta todos esos factores.
Estoy de acuerdo con la Resolución conjunta y con el objetivo de apoyar al pueblo saharaui en sus reivindicaciones y, sobre todo, en su reivindicación de la autodeterminación ¯aún no lograda después de treinta años¯, pero también en que este tema siempre hay que balancearlo con el problema de seguridad y de estabilidad que tenemos en la frontera sur de la Unión Europea, y en que hemos de tener en cuenta el factor Marruecos, un país de 30 millones de habitantes, donde está latente el peligro de una involución islámica.
Tenemos que contribuir, con nuestra acción, o con nuestra inacción, a que haya una reforma política y un proceso democrático en ese país.
Alyn Smith, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (EN) Señor Presidente, quiero respaldar incondicionalmente los anteriores comentarios de mi compañero de Grupo, el señor Romeva i Rueda, y expresar mi propio escepticismo por el hecho de que la situación en el Sáhara Occidental continúa tan mal como claramente parece al cabo de todos estos años de angustia y pretendida implicación por parte de Europa. La situación actual sigue siendo tan grave como lo ha sido durante muchos años. El indecoroso y ramplón debate de la Conferencia de Presidentes de ayer fue una muestra de la peor cara de Europa.
Cuando los europeos nos ocupamos de los procedimientos, de la política interna, del análisis de nuestra propia situación interior, aparecemos débiles y divididos. Si tenemos presentes nuestros principios esenciales en cuanto a promoción de la democracia, los derechos humanos, la supresión de la tortura y, sobre todo, la libertad de diálogo, podemos pronunciarnos con una voz rotunda y clara. Esta propuesta de resolución apunta en cierto sentido en esta dirección.
Hemos de tomar partido en torno a la propuesta de resolución que nos ocupa hoy, porque de lo contrario, ¿para qué está este Parlamento? La propuesta es respetable y válida y espero que la delegación de nuestro Parlamento se pronuncie con una voz suficientemente clara sobre esta cuestión cuando visite la región.
Jaromír Kohlíček, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (CS) En África hoy no hay colonias, ni restos de ellas; esa es, por lo menos, la teoría defendida a menudo en el Parlamento por algunos diputados conservadores a esta Cámara. La realidad es por supuesto totalmente diferente. Los dos enclaves de Ceuta y Melilla permanecen bajo dominio colonial, y el Sáhara Occidental, la antigua colonia española de Río de Oro, sigue ocupado por Marruecos desde hace 20 años. En la resolución que se nos presenta, el Parlamento apoya el referendo sobre el futuro del país, que ha estado en la mesa de negociaciones durante bastante tiempo. No olvidemos, Señorías, que será necesario no solo apoyar la realización del referendo propiamente dicho, sino también determinar detalles técnicos como quién tiene derecho a votar.
Apoyo la decisión, anunciada hoy, de acordar que una delegación del Parlamento visite el país el próximo enero. Creo que los diputados que formen parte de la delegación no deben perder de vista el hecho de que se trata de una tierra desértica, que es rica en yacimientos de fosfato, y deben abordar todos los aspectos del problema con representantes del Frente Polisario, el Gobierno de Marruecos y los otros dos países que comparten sus fronteras, especialmente Argelia. Esa es la única manera de que podemos garantizar una visión equilibrada de toda la situación. También sería útil tener en cuenta las opiniones de la Unión Africana.
Es importante establecer las reglas para tomar parte en el referendo. Hay una gran comunidad de inmigrantes procedentes de Marruecos que viven en el país, por ejemplo, mientras que muchos habitantes de la antigua colonia española permanecen fuera del territorio. Esto encierra una serie de cuestiones adicionales, todavía no aclaradas, y creo que cumplir las exigencias establecidas en la resolución puede facilitar el camino para que se aborden esas cuestiones y, a su vez, para que se encuentre una solución del asunto de la descolonización del Sáhara Occidental.
Charles Tannock (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, 1975-1991 fue un período de conflicto sangriento en el Sáhara Occidental entre Marruecos y el Polisario, al que puso fin un alto el fuego auspiciado por las Naciones Unidas, que exigía un referendo sobre la independencia –que he de decir que aún está por celebrar–, supervisado por la MINURSO. La República Árabe Saharaui Democrática cuenta actualmente con el reconocimiento de setenta y seis países.
En 2001, James Baker propuso un periodo de autonomía de cinco años dentro de Marruecos antes de la celebración del referendo, pero el Polisario lo rechazó, concretamente por la cuestión de quién tendría derecho a votar. Por ello, desde el punto de vista jurídico, el Plan de Arreglo de 1991 de las Naciones Unidas permanece vigente. Entretanto, Marruecos ha continuado su represión, incluidas las alarmantes denuncias recientes sobre arrestos arbitrarios, malos tratos de prisioneros en cautiverio e incluso supuestas torturas.
Argelia está disfrutando ahora de los enormes beneficios, caídos del cielo, debidos a los pingües ingresos derivados del petróleo y, por tanto, se encuentra en condiciones de rearmar al Polisario. Eso resulta enormemente peligroso, ya que podría producirse un resurgir de las hostilidades. Hemos de impedir los enfrentamientos y evitar un nuevo estallido de la guerra a toda costa.
Iratxe García Pérez (PSE). – (ES) Señor Presidente, hace unos meses, en este mismo lugar, debatíamos sobre la necesidad de atender, mediante ayuda humanitaria, a la población saharaui. Ya en aquella ocasión aprovechamos para recordar que esta situación es consecuencia de un conflicto político que, hasta el momento, hemos sido incapaces de resolver.
Hoy hablamos de una situación grave y preocupante, relativa a la violación de los derechos humanos de la población saharaui: sus derechos a la libre expresión, a la manifestación y a la libertad de movimiento, que, en estos últimos meses, hemos podido constatar tanto a través de organizaciones de derechos humanos como de los propios medios de comunicación.
Por ello, hoy, desde el Parlamento, hacemos un llamamiento firme a las autoridades marroquíes, para que procedan a la liberación de los detenidos políticos saharauis. Asimismo, consideramos de vital importancia la visita de esta delegación del Parlamento Europeo, para obtener de primera mano la información real sobre la situación que se está viviendo en estos momentos en los territorios del Sáhara.
Sin duda alguna, este conflicto necesita la intervención decidida, tanto de los organismos internacionales como de la Unión Europea, para poner fin a tres décadas de injusticia y sufrimientos. La designación por parte de las Naciones Unidas del nuevo representante para la MINURSO es una buena señal. Ahora es el momento de posibilitar que se den las condiciones para la resolución de este conflicto y que se reconozca la aspiración legítima de los saharauis a determinar su propio futuro.
Señorías, el de hoy no puede ser un debate más, ni la resolución de hoy solo una más de todas las que hemos tenido sobre este tema. Por los derechos humanos y por la justicia social, tenemos la obligación de trabajar en esta dirección.
Olli Rehn, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, la Comisión continúa respaldando plenamente el papel de las Naciones Unidas y sus esfuerzos por encontrar una solución política al conflicto en el Sáhara Occidental.
Compartimos la esperanza de que el nuevo enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas, el señor Van Walsum, así como el nuevo Representante especial, el señor Bastagli, aporten nuevo ímpetu a la búsqueda de una solución política. La Comisión anima a todas las partes implicadas y a la comunidad internacional a que cooperen plenamente con ellos en la consecución de este objetivo.
La Comisión aplaude asimismo la liberación de 404 prisioneros de guerra marroquíes por parte del Frente Polisario. Se trata de una medida muy positiva, que indudablemente ayudará a encontrar una solución.
En cuanto a las recientes tensiones en el Sáhara Occidental, la Comisión hizo un seguimiento de las demostraciones, detenciones, juicios y huelgas de hambre del mes pasado y continúa vigilando la situación.
La Comisión, a través de su delegación en Rabat y en colaboración con los Estados miembros, ha entablado gestiones de alto nivel con las autoridades marroquíes y otras partes implicadas, expresando su preocupación y solicitando información directa acerca de la situación y de las medidas que se van a adoptar. Además, la Comisión continúa trabajando con denuedo en el tema de los derechos humanos, ya que el respeto de los mismos constituye un principio esencial de las relaciones exteriores de la Unión Europea.
Dentro del contexto de nuestras relaciones bilaterales con Marruecos se ha creado una subcomisión de derechos humanos, democratización y gobernanza. La fecha de su primera reunión quedará fijada probablemente en el Consejo de Asociación con Marruecos en noviembre. Esta subcomisión va a permitir a la Comisión abordar el tema de los derechos humanos como un conjunto homogéneo, incluida la libertad de expresión y de reunión.
Estos temas –derechos humanos, democratización, reforma política e institucional– también están contemplados en el plan de acción acordado entre la Comisión y Marruecos dentro del marco de la Política de Vecindad Europea.