El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate de siguientes los informes del señor Fruteau, en nombre de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural.
María del Pilar Ayuso González (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, mis primeras palabras quiero que sean para felicitar al señor Fruteau por el esfuerzo que ha hecho para mejorar esta propuesta de la Comisión, que supone un giro de 180 grados en la política sobre el sector del azúcar que la Unión Europea ha mantenido desde 1968 y que, además, va a acabar con el cultivo de la remolacha en muchas regiones de la Unión Europea.
Aunque sea repetitiva, quiero hacer mención del desprecio que el Consejo ha manifestado hacia este Parlamento al haber llegado a un acuerdo y haberlo comunicado a los medios de comunicación, antes de tener en cuenta el dictamen del Parlamento. Se ha vulnerado un pacto entre caballeros que siempre ha existido en las instituciones. Con estos gestos antidemocráticos, no nos extrañe luego que los ciudadanos no crean en las instituciones y voten lo que votan y vayan a votar como van a votar.
En cuanto al acuerdo político al que ha llegado el Consejo, este está más cerca de la propuesta de la Comisión que de lo que va a votar mañana el Parlamento Europeo. Solo me voy a referir a los precios. Ustedes han acordado una rebaja del 36 %, cuando la propuesta de la Comisión es del 39 % y en el Parlamento vamos a votar una reducción del 30 %.
También quiero expresar mi disconformidad con la situación de agravio comparativo en que van a quedar los países que tienen una cuota de producción inferior a su consumo y que, por lo tanto, no producen los excedentes que teóricamente obligan a esta reforma. A estos países se los penaliza, mientras se habilita una cuota extra para los grandes productores de azúcar C.
Por último, todos hablan de la producción de biocarburantes como una alternativa a la remolacha que van a sacar del mercado, pero ¿cómo y cuándo van a poner los medios? Supongo que no pensará usted, señora Comisaria, que con un millón y medio de hectáreas para cultivos energéticos y una subvención de 40 euros por hectárea se va a dar respuesta a tantos y tantos agricultores que van a perder su medio de vida.
Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) Señor Presidente, la decisión del Consejo es cruel para los europeos, y también para la industria azucarera húngara, y por tanto no puede aceptarse. El Parlamento Europeo no puede permitir la decapitación de la industria azucarera europea. Si se mantiene este cruel Reglamento del Consejo, dentro de 15 años la producción de azúcar estará limitada a dos Estados miembros de la Unión Europea: Francia y Alemania.
Esto podría evitarse si el excelente, exhaustivo y equilibrado informe del ponente, Jean-Claude Fruteau, se tiene en cuenta, pero incluso la versión propuesta por la señora Fischer Boel sería más beneficiosa para los productores de azúcar europeos.
La posición del Parlamento Europeo es que la reducción de precios debería ser del 30 %, un porcentaje más bajo que el especificado en la decisión del Consejo, y la compensación debería ser más alta, a ser posible del 100 %. También es importante garantizar que el período de transición no exceda los cuatro años. La ayuda basada en la superficie debería estar vinculada a la producción parcial, y esto debería incluirse en una de las condiciones. Esa es mi petición al Comisario.
Una reducción de precios más moderada, junto con las condiciones mencionadas, daría más oportunidades de supervivencia a la producción de remolacha azucarera y a la industria del azúcar en Estados miembros como Hungría. Por desgracia, las cinco fábricas de azúcar húngaras pertenecen a agricultores de remolacha azucarera extranjeros –franceses, alemanes y austriacos–, que pueden decidir limitar la producción a sus propios países. Esto supone un riesgo para un país con una producción económica en un nivel europeo medio, como Hungría. Por eso pido a mis colegas diputados que corrijamos la decisión errónea del Consejo.
Johan Van Hecke (ALDE). – (NL) Señorías, el coste del azúcar, el producto agrícola que actualmente cuenta con más subvenciones en Europa, es tres veces mayor que el precio mundial, una situación injusta e inaceptable, y la razón por la que creo que una reforma exhaustiva era, y es, inevitable.
Una pregunta que surge es si las propuestas de la Comisión van suficientemente lejos. En mi opinión, se está pasando por alto el problema estructural del sector del azúcar, es decir, una sobreproducción general. Se está produciendo mucha más azúcar de la que se consume. Esta situación empeorará cuando los precios caigan, lo que solo beneficiará a los grandes productores y distribuidores. En el análisis final, la industria agrícola se embolsa los ahorros, mientras que los pequeños agricultores reciben menos por sus cultivos de remolacha azucarera. En última instancia, el consumidor acaba pagando el mismo precio por un kilo de azúcar.
En particular, los países pobres están en riesgo de convertirse en las víctimas de esta reforma. El trato preferencial ha creado cultivos de azúcar locales en varios países ACP, a menudo de pequeña escala con una mínima inversión. Esos países no pueden competir sin más apoyo europeo. Por eso es importante que la enmienda Kinnock libere una cantidad anual de 200 millones de euros para los países ACP. De hecho, las otras enmiendas de la señora Kinnock también merecen nuestro apoyo.
Si no conseguimos cumplir los compromisos en el marco del programa «Todo menos armas» perjudicaremos seriamente nuestra credibilidad respecto de los PMD. Además, esta reforma invita a debatir la abolición general de todas las subvenciones a la exportación, como se prometió recientemente en Hong Kong. Concluiré resumiendo que la reforma del azúcar es necesaria, pero no si sienta bien a los grandes productores e indigesta a los agricultores pobres.
Ilda Figueiredo (GUE/NGL). – (PT) Señor Presidente, tal como insistimos en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, estamos muy preocupados por esta reforma del azúcar y por las posiciones que, por desgracia, el Consejo adoptó antes de este debate.
Nuestras propuestas en comisión subrayaban la defensa del principio de soberanía y seguridad alimentaria, y la protección de los agricultores y de la industria en regiones y Estados miembros con dificultades. También hemos defendido un aumento de las cuotas de producción en países en los que hay un déficit de producción en relación con el consumo, como en el caso de Portugal.
Así, hemos propuesto, y continuamos defendiendo, un aumento de las cuotas de producción en la fábrica de Coruche, en Portugal, hasta 120 000 toneladas de remolacha azucarera, para garantizar la viabilidad económica, el empleo y la producción de remolacha azucarera, dadas las buenas condiciones existentes en Portugal y el gran déficit de producción de azúcar en relación con el consumo.
Kathy Sinnott (IND/DEM). – (EN) Señor Presidente, dicen que es mejor dar una caña de pescar que un pescado. Si vamos a cerrar la producción de azúcar en Irlanda y en la UE, podemos y debemos compensar debidamente a los agricultores y productores, aunque no sea más que para acallar la voz de nuestra conciencia.
Pero ¿estamos locos? ¿Por qué estamos cerrando la producción de azúcar cuando necesitamos desesperadamente encontrar alternativas para los carburantes derivados del petróleo? ¿Por qué tenemos que pagar para tener campos vacíos y maquinaria oxidada cuando necesitamos más que nunca la producción de azúcar? El azúcar tiene otros usos además de los dulces.
Por una parte, lanzamos advertencias sobre la desaparición del petróleo y promovemos alternativas; por otra parte, hacemos desaparecer el azúcar, que es una de las alternativas viables. Parece que una mano no sabe lo que hace la otra. ¿Cómo conseguiremos algo de esa forma?
Aunque tenemos previsto nuestro propio paquete de compensaciones, recordemos que terceros países, como la República de Mauricio, están siendo devastados por nuestras reformas azucareras.
Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN).–(PL) Señor Presidente, la liberalización del mercado del azúcar es un problema complejo, y requiere nuestra atención. El Parlamento Europeo demostró su interés en el tema al aprobar una resolución sobre la reforma futura de la organización común del mercado del azúcar el 10 de marzo de 2005. Por desgracia, la Comisión Europea ignoró esta resolución. En julio de 2005, presentó tres propuestas de Reglamento que socavaban el significado de la resolución que la Cámara había aprobado. Se volvió a ignorar al Parlamento el 24 de noviembre de 2005, cuando el Consejo aprobó una versión final de la reforma sin pedir la opinión de la Cámara, y con la oposición de los Ministros de Agricultura polaco y griego. Esto ha conducido a que se nos presenten propuestas que violan el principio de la solidaridad europea, y cuyo objetivo es garantizar que el mercado del azúcar se reforme a costa de los países más pequeños, en particular los nuevos Estados miembros de la UE. Otro objetivo es garantizar que la producción de azúcar europea se concentre en Alemania y Francia.
Las soluciones propuestas perjudicarán a los agricultores y a los trabajadores de la industria azucarera y beneficiarán a las grandes empresas azucareras. El individuo y el principio de asociación han caído en la cuneta en esta reforma. Los nuevos Estados miembros han privatizado sus fábricas de azúcar, pero la gran mayoría de dichas fábricas en Polonia pasaron a manos de extranjeros a un tercio del precio que ahora les pagarán por detener la producción. La situación es similar en muchos otros países.
Por estas y muchas otras razones, sugiero que se rechacen las tres propuestas, y que se prepare una nueva reforma que mantenga la resolución del Parlamento del 10 de marzo de 2005.
Jan Tadeusz Masiel (NI).–(PL) Señor Presidente, soy plenamente consciente de que hay que llevar a cabo, y se llevarán a cabo, reformas mucho más profundas de la política agrícola común. Por desgracia, estas reformas perjudicarán a los agricultores y, como siempre, los nuevos Estados miembros son los que saldrán más perjudicados. Este es otro ejemplo más de los términos injustos con que nos adherimos a la UE.
No es un secreto para la Comisaria que Polonia está en contra de la reforma del régimen del azúcar. Tiene que entender nuestro punto de vista y tenerlo en cuenta. Como ha dicho el ponente, nuestra atención tiene que centrarse en particular en los hombres y mujeres que se ganan la vida en la producción del azúcar. La compensación tiene que estar dirigida sobre todo a los trabajadores de las fábricas de azúcar y a los agricultores, y no a los propietarios de dichas fábricas. Esto es aún más importante ya que la mayoría de fábricas de azúcar en Polonia están bajo control extranjero.
La transferencia de cuotas de producción de un país a otro debería estar prohibida para evitar la especulación. Esta reforma del mercado del azúcar constituye otra oportunidad perdida. En lugar de actuar como expresión de la solidaridad entre los Estados miembros de la UE y los países en desarrollo, resultará en una ayuda insuficiente para los países pobres y en nuevos puntos de discordia entre los Estados miembros.
Czesław Adam Siekierski (PPE-DE).–(PL) Señor Presidente, Comisario, la reforma del mercado del azúcar es urgente, ya que el Reglamento actual que gobierna las cuotas, los precios y las subvenciones a la exportación expira el 30 de junio de 2006. Sin embargo, los cambios que se nos han propuesto son inaceptables.
Mi opinión, así como la de la mayoría de agricultores de remolacha azucarera en Polonia, es que la única palabra que puede usarse para describir estos cambios es «escandalosos». El compromiso político que el Consejo ha alcanzado es intolerable. Los agricultores de remolacha azucarera polacos incluso han afirmado que la reforma del mercado del azúcar de la UE se retrasó a propósito hasta después de la adhesión de los nuevos Estados miembros, para que la producción del azúcar en la UE pudiera revisarse a la baja a su costa. La Comisión Europea ha dicho en repetidas ocasiones que las cuotas C del azúcar desestabilizan el mercado. El panel de la OMC no nos ha tenido en cuenta, y no hemos tenido éxito en nuestro llamamiento. Pero el compromiso alcanzado por el Consejo de Ministros prevé 1,1 millones de toneladas de azúcar C adicionales para los Estados miembros que más producen.
Existe una sorprendente falta de coherencia en las medidas que han tomado la Comisión Europea y el Consejo. A pesar de que las metas de estas instituciones es limitar la producción, han propuesto un aumento para los países que producen grandes cantidades de lo que se conoce como azúcar C. Recibimos varios regalos de Navidad como ese, pero es una pena que Papá Noel no fuera tan generoso con todos los demás países. ¿Cómo explican el Comisario y el Consejo el hecho de que solo unos cuantos países seleccionados vayan a recibir ayuda adicional? ¿Cómo se han seleccionado esos países? Otros países mucho más pobres, incluida Polonia, tendrán que asumir el coste de todos esos regalos de Navidad, que tendrán forma de pagos de reestructuración más generosos. Quiero preguntar al Comisario si la reforma del mercado del azúcar solo trata de regateo, o si está basada en medidas coherentes que vayan a garantizar la competitividad del mercado del azúcar europeo.
Pido al Parlamento que apruebe las enmiendas que he presentado con vistas a mejorar esta reforma del mercado del azúcar, al menos en parte. Esperemos que la Comisión y el Consejo tomen nota de ellas. Aún existe la posibilidad de que lo hagan, y yo se lo agradecería mucho.
Marc Tarabella (PSE). – (FR) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, el debate de hoy y la votación que tendrá lugar pondrán punto final a más de un año de trabajo en esta Cámara. Por otra parte, quiero subrayar el espíritu constructivo del ponente, el señor Fruteau, cuyos informes apoyo. No obstante, más que ser el final de un camino, este momento marca el comienzo de un proceso de desarrollo del sector.
A usted, señora Comisaria, le diré que la tendencia a ver el mercado como la panacea de todas las cosas ha tenido consecuencias devastadoras, aunque hemos contribuido a atenuarlas un poco. Si esta reforma se considera, con razón, inevitable, hay que desconfiar ya de sus efectos. Esto se debe a que tras el acercamiento de las posiciones del Consejo y del Parlamento, dicha reforma se articula en torno a un descenso drástico del precio: un 36 % en cuatro años. Desregular a través de los precios es provechoso para los grandes productores, que pueden seguir creciendo en detrimento del medio ambiente y explotar aún más, fuera de Europa, a una mano de obra mal pagada. También es provechosa para los grandes consumidores, que comprarán el azúcar mucho más barato en el mercado mundial sin repercutir ese descenso en el precio de venta del producto acabado, maximizando así sus beneficios. Esta es su definición de desarrollo, que no debe confundirse con nuestra concepción del desarrollo
Por otro lado, desregular a través de los precios es perjudicial para los pequeños productores de nuestros países y, más aún, de los países ACP y los países menos avanzados, que venderán su azúcar más barato y quizás piensen en cesar la producción, pero sin una fuente de ingresos alternativa que sea viable. Tampoco será provechosa para los pequeños consumidores: en efecto, podemos apostar por que el precio del azúcar no bajará para ellos. Además, en Europa, algunos países cesarán su producción y otros la mantendrán con dificultades, tanto para los productores como para las industrias y sus trabajadores.
Me gustaría, si me lo permiten, introducir un aspecto particular belga en este punto. Celebraría la posibilidad de una reestructuración en el sector de la achicoria para la producción de inulina, que promete un buen futuro. He presentado enmiendas en ese sentido y les agradezco, Señorías, que las hayan aceptado. Por lo que se refiere al Consejo que tiene previsto reunirse en febrero, desearía que prestara más atención a la parte de la ayuda destinada a los agricultores y a las condiciones que deben reunir los industriales que soliciten una ayuda a la reestructuración. Estaré muy atento a ello.
Luciana Sbarbati (ALDE). - (IT) Señor Presidente, Señorías, se ha dicho que el acuerdo en torno a la organización común del mercado del azúcar es un acuerdo histórico y constituye una decisión valiente y audaz en una situación que se ha quedado estancada durante demasiados años. Se ha dicho que era preciso actuar para poder disponer de los fondos que permitieran llevar a cabo esta reestructuración absolutamente imprescindible aunque dolorosa, y para garantizar, no solo que los agricultores afectados reciban una compensación, sino también que este sector sea sostenible a largo plazo. Esta nueva política fomentará el comercio y reforzará la posición de la Unión Europea en las negociaciones que tendrán lugar en la reunión de la OMC en Hong Kong el mes que viene.
Con esta reforma, los países en desarrollo tendrán sin duda en la Unión Europea un mercado atractivo para sus exportaciones de azúcar, si bien, personalmente, opino que saldremos perdiendo mucho en términos de garantías de calidad y salud del consumidor. A este respecto, señora Comisaria, quizás debamos seguir una línea más rigurosa, más prudente y más cauta Por último, con este acuerdo la Unión Europea podrá ofrecer a sus socios ACP ayuda económica para adaptarse a los cambios, pero es probable que termine simplemente protegiendo, como siempre, a Francia y Alemania.
Aunque aprecio enormemente la labor realizada por el ponente y la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, no quiero demorarme sobre los términos del acuerdo, que ahora todos conocen. No obstante, una vez más debo señalar hasta qué punto se ha infravalorado la función del Parlamento Europeo, ya que esta se ha visto eludida con demasiada frecuencia por el Consejo y la propia Comisión
Por ello, si bien espero que se aprueben las enmiendas destinadas a mejorar el texto, quiero expresar cuán defraudada me siento por el hecho de que no se haya tomado una posición más audaz en relación con la PAC a fin de garantizar la independencia energética de la Unión Europea, centrándose, como también mantuvo el Profesor Prodi, en energías alternativas o energías integradas con petróleo, como por ejemplo la energía procedente de biomasa.
Mediante la transformación de biomasa podemos lograr ingresos que compensen con creces las pérdidas derivadas del azúcar. ¿Es consciente de ello la señora Comisaria? ¿Es consciente la Comisión? Pienso que convendría que la Unión Europea invirtiera en el sector de transformación de biomasa, que por cierto es una tecnología que produce hidrógeno de forma directa. De hecho, dos toneladas de biomasa seca producen las mismas calorías que una tonelada de petróleo, pero mientras que el coste potencial de la biomasa es de 200 euros por tonelada, la tonelada de petróleo cuesta 400 euros. Déjenme darles un ejemplo: Italia ahorraría 12 000 millones de euros y Europa 120 000 millones. Con esa suma podríamos aplicar una política que combine los objetivos de reforma con los fines de justicia social, de la mejor manera posible y sin traumas excesivos e inesperados. Podríamos aprobar medidas positivas y sostenibles para el medio ambiente, para los agricultores y los propios productores, sin fomentar una cultura asistencial y, sobre todo, sin perder puestos de trabajo.
Zbigniew Krzysztof Kuźmiuk (UEN).–(PL) Señor Presidente, estamos debatiendo hoy tres informes presentados al Parlamento sobre la reforma del mercado del azúcar. Como representante de un nuevo Estado miembro, Polonia, deseo plantear dos asuntos importantes sobre esta reforma.
En primer lugar, lo que ha hecho necesaria la reforma ha sido la cantidad excesiva de azúcar exportada por dos países, a saber, Alemania y Francia. Estas exportaciones ascienden a casi 2 millones de toneladas. Por ello, Francia y Alemania deberían soportar el coste de esta reforma reduciendo de forma significativa la cantidad de azúcar que exportan. Puesto que Polonia no exporta más que 90 000 toneladas, solo puede ajustar su producción dentro de estos límites.
En segundo lugar, contrariamente a lo que ocurre en otros Estados miembros, en Polonia los límites a la producción de azúcar se han impuesto a las fábricas de azúcar y no a los agricultores. La mayor parte de las azucareras polacas fueron compradas por inversores alemanes y franceses que pagaron unos 200 euros por tonelada de cuota de producción. Los propietarios de estas fábricas se verán indemnizados con una cantidad de 730 euros por tonelada de producción abandonada, lo que significa que recibirán casi cuatro veces más que lo que pagaron. Es más, los bienes industriales, o en otras palabras, los edificios, los terrenos y la maquinaria seguirán en sus manos.
Quisiera exponer estos dos graves asuntos a la Comisión y al Consejo, así como a la Comisaria, que está hoy presente en la Cámara. Todos ellos piensan que han propuesto una idea brillante de reforma del mercado del azúcar.
Duarte Freitas (PPE-DE). – (PT) Señor Presidente, Señorías, señora Comisaria, todos estamos de acuerdo en que este sector necesita una reforma que lo haga sostenible, en consonancia con la última reforma de la PAC y los compromisos internacionales de la Unión Europea. No obstante, a pesar de estos nuevos objetivos, la reforma propuesta por la Comisión ocasionaría serios problemas a los agricultores europeos, entre ellos, y no el menor, la drástica reducción del precio del azúcar.
Apoyo por tanto el informe del señor Fruteau, así como la labor realizada por los diversos Grupos políticos en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, que en mi opinión transmite un mensaje muy claro a la Comisión y al Consejo. Deseo destacar, además de la reducción en un 30 % del precio en la organización común de mercado del azúcar, la enmienda 3, sobre planes de ayuda a los agricultores, que se refiere a la posibilidad de que los Estados miembros sigan recibiendo, al menos en cierta medida, subvenciones vinculadas a la producción. De este modo se evitará que el sector azucarero desaparezca rápidamente en las regiones más amenazadas por esta reforma. Añadiré, no obstante, que la propuesta de la Comisión se ha elaborado teniendo más en cuenta el punto de vista de la industria de transformación que el de los productores agrícolas y más los intereses de los países con mayor excedente de producción que los de los pequeños países que ni siquiera producen suficiente remolacha azucarera para satisfacer el consumo, como es el caso de Portugal.
El pilar de la producción de remolacha azucarera en Portugal es una fábrica que produce unas 70 000 toneladas de las 300 000 que se consumen en el país. En otras palabras, no son los países como Portugal los que desequilibran el mercado internacional con una producción excedentaria. Sin embargo, si mantenemos la posibilidad de que el fondo de reestructuración ayude a aquellos que abandonen una parte de las cuotas, estaremos ayudando al sector azucarero de algunos países como Portugal, y desplazando el apoyo a este sector del ámbito agrícola al ámbito de la transformación.
Por último, deseo poner de manifiesto mi desacuerdo con la manera en que el Consejo ha enfocado este tema desde un punto de vista institucional. Por mucho que se diga que se trata de un acuerdo político y no de una decisión formal, la verdad es que esta no es la mejor manera de avanzar teniendo en cuenta las preocupaciones expresadas por los ciudadanos acerca de la transparencia de las instituciones europeas. No se trata tan solo de aplicar el acuerdo institucional al pie de la letra. También tenemos el deber, como representantes políticos elegidos directamente por los ciudadanos europeos, de exigir respeto por las instituciones, tanto desde un punto de vista ético como político.
David Martin (PSE). – (EN) Señor Presidente, agradezco los informes del señor Fruteau y yo también quiero alabar la forma en que ha realizado su trabajo. Sería justo decir que no opinamos igual en cuanto a la reforma del régimen del azúcar, pero quiero pensar que ahora, al final del proceso, estamos mucho más cerca que al principio.
Al igual que el ponente y los demás oradores, creo que es una lástima que el Consejo haya decidido llegar a un acuerdo político antes de que se haya celebrado el debate en este Parlamento. Creo que es una falta de respeto hacia esta Cámara. Sin embargo, me complace que el Consejo haya reconocido y apoyado la necesidad de acabar con la ayuda artificial al sector del azúcar y hacer que el régimen azucarero europeo sea más competitivo en el mercado mundial, y creo que la reducción del 36 % nos hará cumplir las normas de la OMC. No es tan radical como el 39 % que propone la Comisión, pero creo que nos acerca a dichas normas. El período de aplicación de cuatro años que el Consejo también recomienda ofrece a nuestros productores la oportunidad de adaptarse a las nuevas realidades.
Donde me gustaría ver más acción es en dos ámbitos específicos. Primero, en relación con el azúcar C. Deberíamos tener un compromiso claro para abolir el azúcar C, que es evidente que distorsiona el comercio mundial y podría seguir siendo objeto de conflicto a escala de la OMC. Por eso el jueves apoyaré la enmienda 80, como espero que haga esta Cámara.
Acojo con gran satisfacción la compensación de 7 000 millones de euros que se ha dado a los productores europeos y reconozco que necesitan esa ayuda. Sin embargo, igual que otros oradores en este debate, lamento que no estemos siendo igual de generosos con los productores de los países ACP. Los 18 productores ACP tienen actualmente unos ingresos estables de unos 250 millones de euros al año procedentes del régimen del azúcar. La propuesta de la Comisión era de 190 millones de euros al año entre 2007 y 2013, que era buena pero no suficientemente generosa. El problema es que el acuerdo del Consejo del 16 y 17 de diciembre no llega a los 190 millones de euros que la Comisión propuso y, como autoridad presupuestaria, junto con el Consejo, el Parlamento debe presionar para conseguir los 190 millones de euros al año si queremos que se nos considere sinceros en cuanto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Finalmente, quiero unir mi voz a la de quienes dicen que el uso del azúcar como biocarburante es una alternativa posible y un nuevo mercado potencial para el azúcar. La tecnología existe; debe mejorarse y adaptarse: y para ello hace falta investigación y apoyo técnico, y espero que la Comisión estudie de nuevo el tema de la reforma con más generosidad y haga más para fomentar un uso más amplio del azúcar, como medida medioambiental y como forma de compensar a los productores europeos de azúcar por la pérdida de ingresos con que se enfrentan a causa de estas propuestas.
Mairead McGuinness (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, doy las gracias al señor Fruteau no solo por su trabajo hasta la fecha sino también por aguantar esta sesión maratoniana, y también doy las gracias a la Comisión. Creo que todos deberíamos recibir una palmadita en la espalda. En vez de repetir algunos de los comentarios realizados sobre estas reformas, solo quiero decir que me preocupa un poco la severidad del recorte de precios. Lo había pedido antes con insistencia, como alternativa al uso de la reducción de cuotas como mecanismo para controlar la oferta.
Tengo algunas preguntas concretas para la Comisión. Quizás la Comisaria podría darme una respuesta. En relación con la exacción que se va a deducir de los procesadores, ¿podría decir la Comisión si, en el caso de un país, y me refiero a Irlanda, que cultiva remolacha en 2006, la empresa tiene que contribuir a la exacción de reestructuración ese año? ¿Debería detener la producción en 2007? Es un tema crucial y de la respuesta depende si vamos a cultivar remolacha o no este año, quizás la última temporada para cultivar este producto en Irlanda.
Mi segunda pregunta se refiere a un comentario que la Comisaria ha realizado antes durante el debate cuando ha dicho que el 10% que se está reservando según el programa de reestructuración para los agricultores podría ser aumentado por los Estados miembros en determinadas circunstancias. Quizás la Comisaria pueda indicar cuáles podrían ser esas circunstancias.
Sin utilizar todo mi tiempo, porque todos estamos cansados y quizás exaltados, solo diré, en cuanto al mundo en desarrollo, y comparto la preocupación de otras personas de esta Cámara, que al reformar el azúcar hemos disgustado al mundo en desarrollo, porque les estamos ofreciendo acceso a nuestros mercados a precios mucho más reducidos. Lo que quieren es acceso a precios elevados, porque es la única forma de poder crecer y prosperar. Los que han pedido que así sea deberían pensar en lo que han conseguido ahora con ello.
Finalmente, espero que con las reformas se consiga lo que la Comisaria dice que se va a conseguir: un sector del azúcar competitivo. Aunque, lamentablemente, creo que para Irlanda va a significar la desaparición del sector.
Heinz Kindermann (PSE). – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, el ponente, el señor Fruteau, merece nuestra gratitud por su labor comprometida, que ha contribuido a lograr lo que después de todo se puede considerar un acuerdo aceptable. Por supuesto, no le ayudó el hecho de que el Consejo de Agricultura y Pesca ya hubiera tomado una decisión preliminar. Aunque no tenemos poder de codecisión en ese ámbito, esa decisión solo se puede tolerar a la luz de las negociaciones que tuvieron lugar en la OMC en 2005.
El compromiso que se ha alcanzado ahora sigue siendo un reto tremendo para los países afectados: tanto dentro de la UE como en los países menos avanzados y los socios ACP. Aunque las partes afectadas reciban pagos compensatorios, de una manera o de otra sufrirán pérdidas de ingresos.
En el futuro, muchas regiones de la UE productoras de remolacha azucarera no podrán producir la misma cantidad de remolacha para fines de alimentación, y en algunos casos no podrán producir nada. La Comisión debería seguir los pasos de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural a ese respecto y examinar la posibilidad de incrementar los fondos por hectárea disponible para cultivos no destinados a usos alimentarios.
En mi opinión, las propuestas clave de la Comisión de Agricultura son parecidas a las del Consejo de Agricultura y Pesca. Espero que se apruebe finalmente el acuerdo, ya que facilitará la planificación por parte de los cultivadores de remolacha y hará que la producción de remolacha azucarera se mantenga en la Unión Europea a pesar de los severos recortes.
No obstante, los operadores de las fábricas de azúcar también tienen una parte de responsabilidad. Su tarea consiste en aplicar el régimen de la futura organización de mercado de forma que puedan concebirse soluciones socioeconómicas viables en colaboración con los sindicatos y los representantes del personal.
Hynek Fajmon (PPE-DE). – (CS) Señorías, como sin duda saben, los terrones de azúcar son un invento checo, y por ello, en mi calidad de diputado checo al Parlamento Europeo, me gustaría, si me lo permiten, aportar una serie de comentarios acerca de la propuesta de reforma de la organización común del mercado del azúcar.
Lo primero que quisiera decir es que acojo con satisfacción el hecho de que el Consejo Europeo y la Comisión deseen reformar la política comunitaria relativa al sector del azúcar. En su estado actual, dicha política es realmente absurda y supone un gasto demasiado elevado para los consumidores y los contribuyentes. Esa situación debe cambiar tan pronto como sea posible y es preciso liberalizar y desregular el mercado en su conjunto.
Por otra parte, resulta deplorable que se haya esperado a que la Organización Mundial del Comercio declarara injusta la política comunitaria para llevar a cabo una reforma del régimen del azúcar. Toda la Unión Europea debería reflexionar sobre este hecho. ¿Porqué somos incapaces de liberalizar nuestros propios mercados y porqué son otros países los que deben forzarnos a hacerlo? Después de todo, el libre comercio y el libre mercado han aportado prosperidad a las naciones europeas a lo largo de la historia, mientras que el proteccionismo no trae más que pobreza. Sin embargo, los que abogan por el proteccionismo parecen estar muy representados en esta Cámara. Mi opinión es diametralmente opuesta a sus puntos de vista y no votaré a favor de sus enmiendas. Hay que reformar el régimen del azúcar lo antes posible.
En tercer lugar, deseo referirme a una refinería de azúcar que funcionó en mi ciudad natal de 1890 a 1994. La apertura del mercado del azúcar tras la caída del comunismo en mi país ocasionó su quiebra. La refinería de azúcar de mi ciudad natal, Lysá nad Labem, quebró por su incapacidad de competir con las refinerías de azúcar subvencionadas de la Unión Europea. En la década de 1990, más de 50 refinerías de azúcar de la República Checa se declararon en quiebra o cerraron por esa razón. Los trabajadores de estas fábricas perdieron sus puestos de trabajo y no recibieron ninguna indemnización, al igual que los propietarios de las refinerías y los cultivadores de remolacha azucarera. Ahora ha llegado el turno a los Estados miembros veteranos de la Unión Europea de experimentar el mismo proceso de ajuste del mercado. Las compensaciones propuestas son extremadamente generosas, por lo que este ajuste debería resultar tarea fácil. Por tanto, estoy a favor de la reforma del régimen del azúcar y, de hecho, pienso que podría ir más allá. Nuestra experiencia en la República Checa demuestra que semejante reforma es factible y viable.
María Isabel Salinas García (PSE). – (ES) Señor Presidente, en primer lugar, quisiera destacar el esfuerzo realizado por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural para poder alcanzar un acuerdo de todos los Grupos políticos, cosa nada fácil teniendo en cuenta que la propuesta inicial de la Comisión iba más encaminada a la desaparición del cultivo del azúcar que a su reforma, sin tener en cuenta su coste social. Por tanto, creo que este intenso año de trabajo ha merecido la pena.
En segundo lugar, quisiera felicitar al ponente, el compañero Jean-Claude Fruteau, que en sus tres reglamentos ha plasmado moderación, equilibrio, solidaridad y, sobre todo, la realidad de cara al futuro del sector, no solo de los 21 países productores de la Unión Europea, sino también de los países ACP y de los menos avanzados.
Igualmente quiero sumarme a las muchas críticas oídas en la Cámara por el malestar producido por que el Consejo adoptase un acuerdo político sin esperar el informe del Parlamento. Esperamos que no sea un precedente para futuras reformas.
Por último, después de tanto trabajo, me gustaría referirme al doble lenguaje que algunos diputados han mantenido desde el principio –creo que es bueno recordarlo ahora que hemos llegado al final–, votando a favor del informe Fruteau en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural para después, cuando llegan a su país, dedicarse a criticarlo todo. Algunos nos hemos dedicado a trabajar para alcanzar acuerdos, acercar posturas, para conseguir lo que al final ha sido una realidad. Le pese a quien le pese, creemos que la situación actual es mucho mejor que la del comienzo; no nos gustan las reformas, no nos han gustado nunca, pero hay que reconocer que hemos mejorado la difícil situación inicial.
Creo que ahora es el momento de lanzar un mensaje claro desde este Parlamento Europeo. Señorías, siempre es mejor construir que destruir por sistema. Es preferible hacer las cosas pensando más en las próximas generaciones que en las próximas elecciones, porque el tiempo siempre acaba dándonos la razón y la estrategia de la confrontación sin argumentos que se ha instalado en mi país no conduce a ninguna solución positiva.
Finalizo pidiendo el apoyo al informe Fruteau, que es un buen informe, que podrá mejorar el acuerdo del Consejo y que, si sale reforzado de este Parlamento, nos permitirá seguir avanzando hacia un futuro mejor para el sector.
Ioannis Gklavakis (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, señora Comisaria, el nuevo régimen del azúcar que se está esbozando resultará particularmente desafortunado para los cultivadores. En muchas regiones significará el final del cultivo de remolacha azucarera. El cierre de fábricas azucareras enviará al desempleo a agricultores y trabajadores industriales. Desgraciadamente en mi país ya se han producido las primeras manifestaciones.
Debemos fijarnos como objetivo la supervivencia de nuestros agricultores en sus explotaciones. No necesitamos otro éxodo rural. Si queremos sustituir la remolacha azucarera por cultivos energéticos debemos mostrarnos más generosos con nuestra ayuda. Además, es nuestro deber para con el medio ambiente, porque los cultivos energéticos suponen la protección del medio ambiente, aunque a los países ACP no les irá mejor con el nuevo régimen.
Señora Comisaria, es usted una persona sobria, honrada y capaz. Colabora usted con el señor Fruteau, quien ha elaborado propuestas muy buenas, y con el presidente de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, el señor Daul; introduce mejoras, formula propuestas audaces, demuestra a los que le critican que no está aquí por simple formalidad cuando todo está ya decidido, sino que usted quiere, sincera y constructivamente, escuchar al Parlamento. De esta manera, está usted protegiendo a la Unión Europea, al Parlamento Europeo y a la agricultura comunitaria.
De otro modo, veremos cómo desaparece la agricultura en muchas regiones desfavorecidas de Europa, cómo se abandonan los pueblos y cómo se deteriora el medio ambiente de Europa. Por el amor de Dios, no creo que sea esa su intención.
Thijs Berman (PSE). – (NL) Señor Presidente, la reforma del azúcar constituye ante todo un problema social para los agricultores y trabajadores de Europa y de los países en desarrollo. Si queremos que se instaure la justicia social a escala mundial, hay que abrir el mercado europeo. Esta reforma es inevitable y dolorosa. Si debemos tirarnos al agua al menos hagámoslo bien. La Comisaria consiguió dar un salto enorme, el Consejo ha conseguido un salto más pequeño y esta Cámara querría dar un paso aún menor.
Sin embargo, los trabajadores y agricultores están preocupados y tienen derecho a exigir sólidas garantías sociales. En este sentido, el fondo de reestructuración resulta vital. Gracias a la presión que hemos ejercido, disponemos ahora de un fondo de reestructuración más cuantioso, lo cual es importante. Nos gustaría que el fondo aumentara aún más, pues los trabajadores quieren algo más que el reciclaje. Quieren alternativas de empleo cuando cierren sus fábricas.
El bioetanol podría ser una solución siempre que pueda producirse con poco gasto energético. Es necesario incrementar la financiación para la investigación en este terreno. Solo de esta manera es posible garantizar un futuro social y sostenible para el sector. Solo en esas condiciones puede el sector aceptar esta reforma.
Margie Sudre (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, por una vez pase, expresaré una opinión más bien favorable sobre el proceso actual de reforma de la OCM del sector del azúcar, pero desde la perspectiva muy específica del azúcar de las regiones ultraperiféricas.
En un momento en que la Unión Europea se ha comprometido a reducir su producción de azúcar para ajustarse a las normas del comercio mundial, los departamentos franceses de ultramar se inscriben en una lógica diametralmente opuesta: continuar el desarrollo de su producción para garantizar el mantenimiento y la creación de puestos de trabajo duraderos y preservar el frágil equilibrio de las operaciones, tanto agrícolas como industriales.
Con respecto a las propuestas de la Comisión, puede decirse que Reunión, Guadalupe y Martinica son pioneras en la adaptación de su sector de la caña de azúcar. En primer lugar, porque su producción es muy inferior a las cuotas autorizadas y, por tanto, no participa en la superproducción comunitaria. Después, porque, en los últimos treinta años las fábricas se han ido agrupando progresivamente, hasta el punto de que ya no es posible contemplar ni la supresión ni la disminución de su actividad sin poner en peligro todo el equilibrio del sector.
Hoy, la caña es un producto de valor, íntegramente utilizable en la producción de azúcar, pero también de energía, por la utilización del bagazo o incluso de abono natural. La multifuncionalidad de la agricultura no es solo un proyecto teórico en nuestros departamentos, es una realidad. Es más, precisamente porque han sido pioneros, los departamentos de ultramar no pueden ir más lejos.
Si bien la Comisión Europea y el Consejo se han negado a hacer cualquier concesión financiera adicional a favor de los departamentos, el acuerdo político alcanzado en el Consejo en vísperas de la Cumbre de la OMC en Hong Kong ha autorizado a Francia a establecer dispositivos que permitan la concesión de una ayuda estatal complementaria a los fondos comunitarios.
Es posible prever la compensación del descenso de los precios con cierto margen para el aumento de la producción, lo que devolverá la serenidad y la visibilidad a un sector que ha sufrido dos años de incertidumbre.
Quisiera felicitar al ponente, el señor Fruteau, por sus esfuerzos, y le pido solemnemente, señora Comisaria, que mantenga intactas las disposiciones recogidas en el compromiso del Consejo por lo que respecta al azúcar de los departamentos de ultramar, a fin de garantizar el futuro de este sector.
Iles Braghetto (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, la reforma del azúcar es uno de los expedientes políticos más complejos de la Comunidad. Antes de llegar a un acuerdo político, el Consejo debería haber tomado en consideración el dictamen del Parlamento a fin de reforzar la cooperación entre las instituciones europeas y proporcionar así soluciones acordes con nuestras expectativas y con los desafíos que afrontamos. No obstante, el resultado obtenido es positivo y moderadamente satisfactorio. Pienso que la contribución del Parlamento al establecimiento del acuerdo ha sido crucial.
El informe de propia iniciativa aprobado por la Cámara el pasado mes de marzo contenía una serie de sugerencias decisivas para la elaboración de la nueva propuesta El énfasis que puso esta Cámara en el impacto social de la reforma, al establecer un fondo de reestructuración para la industria, constituye una parte esencial de nuestra posición que se ha tenido en cuenta en el acuerdo. Es sin duda alguna una reforma dolorosa, pero si Europa quiere cumplir sus compromisos internacionales y a la vez garantizar que el sector tenga, a largo plazo, un futuro competitivo y sostenible, esta reforma resulta inevitable.
El acuerdo alcanzado es mucho más equilibrado que la propuesta que la Comisión presentó en junio y proporciona una serie de medidas positivas, como son: la posibilidad de mantener una parte de la ayuda vinculada para aquellos que sigan produciendo, las medidas de apoyo a los cultivadores de remolacha azucarera, la atención prestada a las regiones afectadas por el desmantelamiento de la industria y la creación de un fondo de diversificación. Por tanto, la reforma evitará que se abandone totalmente la producción y las repercusiones sociales y de empleo serán mucho menos desastrosas de lo que temíamos.
Jan Březina (PPE-DE). – (CS) Señor Presidente, señora Comisaria, esta no es la primera vez que el Parlamento ha expresado su opinión sobre la reforma del régimen del azúcar. Yo fui uno de los que votaron a favor de la resolución que aprobamos el año pasado. Entre otras cosas, dicha resolución pedía que se reconsideraran las medidas de reducción de cuotas, en particular en el caso de los nuevos Estados miembros. Me complace que la Comisión haya revisado su estrategia original y haya propuesto una reforma basada en una reducción del precio garantizado del azúcar que satisfaga de igual manera a los productores de azúcar competitivos y a los cultivadores de remolacha azucarera. Mantengo, no obstante, ciertas reservas acerca del informe que se está debatiendo hoy, debido a que preconiza una reducción del precio del azúcar menor del que acordaron los Estados miembros en diciembre. Aquel acuerdo ya fue el resultado de un compromiso que se alcanzó moderando la propuesta más drástica de la Comisión.
En primer lugar, no debemos olvidar que sufrimos una derrota en manos de la OMC. Debemos por tanto cumplir la necesidad de abrir nuestro mercado del azúcar de aquí a 2009. A este respecto, no puedo sino sorprenderme del exceso de atención que se está prestando a los intereses de los países menos desarrollados. Por una parte, estos países querrían que el precio del azúcar se redujera en los mercados no comunitarios, pero por otra parte quieren que los precios se mantengan altos en el mercado europeo al que tienen un acceso privilegiado.
En segundo lugar, deseo subrayar que el hecho de reducir el precio del azúcar durante un período más largo beneficiaría a las empresas menos competitivas y contribuiría a perpetuar distorsiones en el mercado del azúcar. No solo saldrían perdiendo los productores de azúcar competitivos, sino más aún los consumidores europeos que, literalmente, pagarían la mayor parte del coste de una reducción más moderada de los precios. Actualmente, el azúcar cuesta a estos consumidores tres veces más que en otras partes del mundo. ¿Es aceptable que deban seguir subvencionando un amplio sistema proteccionista cada vez que compran un producto que contiene azúcar?
Debemos recordar que el principal propósito de la Unión Europea consiste en retirar obstáculos al comercio mutuo y no en perpetuarlos y reforzarlos. Debemos por tanto demostrar que somos un Parlamento verdaderamente europeo y que no tenemos miedo de aplicar mecanismos de mercado en los ámbitos de la producción y la venta de azúcar, entre otros.
María Esther Herranz García (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, el acuerdo político ya alcanzado por los Ministros de Agricultura −incluida la Ministra socialista española y por el cual ya debería haber sido cesada− será, sin duda alguna, adoptado a finales de mes dentro de los puntos A del orden del día, es decir, sin proceder a debate alguno. Ya no hace falta, todo está debatido.
Desafortunadamente, la discusión que mantenemos hoy en el Parlamento Europeo no tendrá ningún impacto en la decisión final. En adelante, sería deseable evitar que la voz del Parlamento vuelva a ser ninguneada de esta forma tan estruendosa, sobre todo en decisiones con consecuencias económicas y sociales de tanta importancia. Pero, para ello, la Comisión Europea no debe utilizar cualquier excusa que le sirva de coartada para ignorar la opinión del Parlamento, como ha hecho en esta ocasión.
Me gustaría que quedara claro, por si todavía cabe alguna duda, que este informe, que será sometido el jueves a votación, se encuentra muy lejos del acuerdo político alcanzado por los Estados miembros, respecto tanto de los precios del azúcar como de las compensaciones a los agricultores o la libertad de los Estados miembros para mantener una parte de la ayuda acoplada, que en el acuerdo de los 25 en el Consejo, desde luego, no se recoge. El informe del Parlamento reparte de forma más equitativa los esfuerzos de reducción de la producción, al suprimir el cupo adicional del millón de toneladas anteriormente llamadas C.
Éstos son solo algunos de los ejemplos que podemos encontrar si comparamos un texto con otro, pero la lista podría alargarse muchísimo más si procediéramos a un análisis detallado del acuerdo.
En definitiva, no nos gusta la reforma, no nos gustaba la reforma de la Comisión Europea porque era horrible. Sin embargo, el acuerdo que se va a votar en este Parlamento el jueves nos parece el mal menor.
Mariann Fischer Boel , miembro de la Comisión. (ES) Señor Presidente, he escuchado el debate con atención. Su intensidad es un indicio de que hay mucho en juego. Sin embargo, también es un indicio del compromiso con el que sus Señorías se han implicado en el proceso de elaboración de esta nueva reforma.
Hablaré primero de las enmiendas. Creo que he encontrado en ellas muchos puntos comunes con mis propias opiniones. Empezaré con la nueva organización común de mercados que se propone. Sus Señorías han comentado que la red de seguridad es necesaria durante el período de reestructuración que acabará en 2009-2010 para reducir al mínimo las alteraciones de mercado no deseadas. Puedo aceptarlo. Por lo tanto puedo apoyar el contenido de las enmiendas 2, 29 y 54.
Para no fomentar un exceso de producción y la consecuente acumulación de reservas, será necesario fijar el precio de intervención a un nivel considerablemente más bajo que el precio de referencia de la siguiente campaña. La intervención deberá limitarse también a una determinada cantidad máxima. Finalmente, creo que durante el período de reestructuración necesitamos recurrir a todas las herramientas de gestión, incluyendo el almacenamiento privado.
Sus Señorías argumentan también que, siempre y cuando se respeten nuestros compromisos internacionales, deberían o podrían exportarse ciertas cantidades de la cuota de azúcar. En aras del equilibrio del mercado, esta es una idea que puedo compartir, y por lo tanto acepto las enmiendas 20, 39, 49, 51 y 68.
Muchos de ustedes han mencionado el bioetanol. Comparto su análisis de que la producción de energía del futuro debería convertirse en una de las principales salidas de la remolacha comunitaria. Siguiendo esta línea, puedo apoyar las enmiendas 11 y 42, destacando el papel político del bioetanol en el paquete de reformas.
Como ustedes saben, la Comisión está trabajando en una serie de iniciativas políticas. El 1 de febrero adoptaremos una propuesta sobre la promoción de biocarburantes basados en materias primas agrícolas. También sé que el señor Parish trabaja actualmente en una resolución del Parlamento sobre este mismo tema. Creo que debemos celebrar este debate cuando se hayan adoptado esas contribuciones, y no ahora en el contexto de la reforma del azúcar. Debo subrayar que estoy muy interesada en recuperar este debate porque es muy importante.
Comparto la opinión de que necesitamos abordar el problema específico que afecta a los agricultores que practican el cultivo de otoño. Es un problema específico de los países mediterráneos. Para ello se requerirá una ampliación provisional de la cuota sin la exacción de reestructuración para el año comercial 2006/2007. La Comisión puede aceptar así en principio las enmiendas 23 y 69.
Puedo compartir su preocupación en cuanto a los ingresos de los productores de remolacha y aceptar la parte correspondiente de la enmienda 31 referente a la eliminación del 10 % adicional de flexibilidad en el precio del azúcar.
En cuanto al azúcar industrial, puedo aceptar el contenido de la enmienda 43. Hay que evitar las normas estrictas y complejas cuyo cumplimiento sea difícil de controlar.
También hay toda una serie de enmiendas técnicas que ya fueron aceptadas en los debates técnicos sobre la propuesta de la Comisión. Otras enmiendas tratan temas menores que se resolverían mejor en el marco de las normas de desarrollo. No puedo aceptar las demás enmiendas sobre la reforma de la OCM.
Permítanme que pase ahora a la propuesta de reglamento que modifica el Reglamento del Consejo (CE) Nº 1782/2003 por el que se establecen disposiciones comunes aplicables a los regímenes de ayuda directa. Puedo aceptar en principio un aumento de la flexibilidad para los Estados miembros en el contexto de los pagos compensatorios y, por lo tanto, acepto el contenido de las enmiendas 5, 6, 8 y 11, adaptadas según proceda.
Basándome en mi idea de respaldar el desarrollo de la producción de bioetanol en la Comunidad, también puedo aceptar la noción de la enmienda 7, según la cual podría cultivarse en tierras retiradas de la producción remolacha con fines que no sean la producción de azúcar.
La enmienda 4 y la enmienda 13 plantean un sistema de compensaciones basado en la cantidad de azúcar producido a partir de la remolacha de cada agricultor. Estoy a favor del principio de proporcionalidad de esta reforma, por ejemplo, avanzando mayores niveles de compensación a los Estados miembros que deben afrontar una mayor reducción de sus cuotas. Sin embargo, el proyecto propone un sistema que diferenciaría los pagos según el volumen de remolacha producido. Un sistema de este tipo crearía enormes dificultades prácticas para conseguir un valor añadido muy limitado, lo que va en contra del objetivo común de simplificación, y por lo tanto no puedo aceptarlo. Tampoco puedo aceptar las demás enmiendas.
Finalmente, quiero referirme a la propuesta de Reglamento que establece los fondos para la reestructuración. Puedo apoyar la idea que subyace en las enmiendas 4 y 14, según las cuales los productores de remolacha pueden beneficiarse de una parte de la ayuda para la reestructuración. Sin embargo, dado que los diversos Estados miembros presentan unas condiciones muy diferentes, un mínimo del 50 % sería demasiado alto. No olvidemos las numerosas obligaciones que deben resolverse a través de este fondo de reestructuración. Existen algunas obligaciones medioambientales y sociales que son muy importantes. Si tuviéramos que imponer un mínimo del 50 %, habría casos en los que tendríamos dificultades para cumplir con las diversas obligaciones. Por lo tanto no puedo aceptarlo.
Como ya he dicho en mi intervención al comienzo del debate, un mínimo del 10 %, con la posibilidad de que los Estados miembros aumenten este porcentaje, parece mucho más adecuado. Señora McGuinnes, me dirijo específicamente a usted: jamás me atrevería a interferir en las decisiones que deben tomar los Estados miembros para decidir hasta qué punto aceptan este porcentaje de compensación.
Igualmente, puedo apoyar el principio que establece la enmienda 5, y la parte correspondiente de la enmienda 10, en relación con la ampliación de la flexibilidad para las industrias que abandonen la producción de azúcar y pasen a sectores alternativos, como la producción de bioetanol. Lo mismo se aplica a la noción de renuncia parcial de cuota de la enmienda 7.
El elemento social ya está cubierto en la propuesta y los requisitos administrativos adicionales no harían más que entorpecer el proceso de reestructuración. Por lo tanto, opino que las enmiendas 6, 9 y la parte correspondiente de la enmienda 7 no deben aceptarse.
También se han presentado algunas enmiendas de última hora. Estoy a favor de la idea de la enmienda 17. Los agricultores de remolacha azucarera que sigan con la producción en los Estados miembros pero reduzcan considerablemente su cuota de azúcar deberían recibir algún tipo de ayuda estatal durante un período de transición.
Las enmiendas propuestas a las que no me he referido son de menor importancia y por razones técnicas no considero necesario ponerlas sobre la mesa. Esto incluye también las enmiendas de última hora presentadas la semana pasada.
He tomado nota de los comentarios especialmente duros que se han hecho respecto al trato que reciben los países ACP. En realidad, ha sido objeto de un debate muy intenso, pero no hemos olvidado a los países ACP. El recorte de precio previsto no afectará a estos países hasta 2008, dos años después de que se imponga a los agricultores europeos. No olvidemos que después de la plena aplicación de la reforma, los países ACP seguirán beneficiándose de un precio que será el doble del precio del mercado mundial.
La Comisión siempre ha propuesto un plan de acción para los países ACP con 40 millones de euros para 2006. Se espera que esos fondos estén a su disposición en 2006, aunque los precios no se rebajen hasta 2008. Ciertamente 40 millones de euros no son muchos, pero sí suficientes para empezar, y siempre ha habido la intención de proporcionar fondos adicionales considerables para el período restante de 2007 a 2013. Es evidente que el volumen de esos fondos dependerá de la marcha de las negociaciones en curso sobre las perspectivas financieras.
La reforma introduce también varias obligaciones para las empresas que quieran aceptar el fondo de reestructuración. Debo decir que lamento y me siento decepcionada por el hecho de que bastantes diputados, entre otros los diputados polacos, no puedan obviamente estar aquí porque debe quedar completamente claro que las empresas azucareras no pueden, repito, no pueden simplemente cobrar el fondo de reestructuración y abandonar el país. Tienen que proporcionar medidas para los empleados del sector azucarero. Esas normas se refieren a formación o jubilación anticipada, o lo que quieran. Este dinero se va a gastar en cooperación con el Gobierno. Parece que ha habido un completo malentendido en cuanto a esos fondos de reestructuración.
Puedo dar una respuesta a la pregunta de la señora McGuinness sobre la exacción, que es: sí, la única forma de evitar este pago al fondo de reestructuración sería abandonar la producción en 2006/2007.
Finalmente, algunos diputados han criticado que el Consejo acordara una línea política para la reforma del azúcar el 24 de noviembre de 2005. La definición de una línea política en el Consejo de noviembre fue debida a una serie de circunstancias excepcionales. El régimen actual sigue siendo aplicable solamente durante la presente campaña y nuestros agricultores y operadores tienen que tomar algunas decisiones muy difíciles. Tenemos la obligación de proporcionarles, de forma oportuna, unas condiciones aceptables para que puedan tomar sus decisiones.
Hemos perdido en el debate del grupo especial de la OMC sobre el azúcar, y urge cumplir las conclusiones de dicho grupo. Además, debíamos prepararnos para Hong Kong con el fin de poder defender nuestro sector azucarero, de modo que necesitábamos saber lo que teníamos que defender.
No obstante, debo resaltar que esas circunstancias no deberían sorprender a nadie. Desde que presenté mi propuesta de reforma ante este Parlamento el 22 de junio, he dejado absolutamente claro que el Consejo tendría que definir su línea política sobre la reforma del azúcar en el Consejo de noviembre. Lo repetí cuando hablé ante la Comisión de Agricultura el 13 de septiembre de 2005 y cuando escribí una carta de seguimiento a todos los miembros de la comisión el 26 de septiembre de 2005. He actuado con plena transparencia durante todo el proceso para que el Parlamento pudiera desempeñar su papel al máximo.
Pero, para terminar, permítanme decir a aquellos de ustedes que se muestran críticos hoy aquí que debemos reconocer el gran mérito de las comisiones y los diputados a esta Cámara que han realizado aportaciones muy valiosas en los últimos 12 meses. La realidad es que han conseguido influir en la elaboración de la reforma, una reforma que garantizará la sostenibilidad de este sector en Europa y una reforma que nos permite ofrecer una alternativa real a aquellos agricultores y a aquellas regiones que se verán más afectados por la reestructuración. Este es el resultado, y es un buen resultado.
El Presidente. – El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el jueves a las 12 del mediodía.