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Procedimiento : 2005/0099(CNS)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0017/2006

Textos presentados :

A6-0017/2006

Debates :

PV 13/02/2006 - 11
CRE 13/02/2006 - 11

Votaciones :

PV 14/02/2006 - 7.9
CRE 14/02/2006 - 7.9
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2006)0053

Acta literal de los debates
Lunes 13 de febrero de 2006 - Estrasburgo Edición DO

11. Disposiciones mínimas para la protección de los pollos destinados a la producción de carne (debate)
Acta
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  El Presidente. De conformidad con el orden del día, procedemos al debate del informe de Thijs Berman, en nombre de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, sobre la propuesta de Directiva del Consejo por la que se establecen las disposiciones mínimas para la protección de los pollos destinados a la producción de carne (COM(2005)0221 - C6- 0190/2005 - 2005/0099(CNS)) (A6-0017/2006).

 
  
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  Markos Kyprianou, miembro de la Comisión. (EL) Señor Presidente, Señorías, en primer lugar quisiera empezar expresando mi agradecimiento a los miembros de las comisiones que han examinado este asunto y evidentemente también al ponente, el señor Berman, por su valiosísimo trabajo y por todos los esfuerzos que ha realizado para concluir esta iniciativa de manera positiva.

Soy consciente de que cuando las propuestas llegan a la fase decisoria, a veces no satisfacen plenamente a todas las partes. Algunos desearían que se avanzase más en una dirección, quizás con la impresión de que no se ha llegado suficientemente lejos, mientras otros tal vez piensen que deberíamos ser más conservadores y que ya se ha ido demasiado lejos. No obstante, aun así creo que la presente propuesta, en su redacción actual, con muchas de las enmiendas presentadas, es una propuesta lógica que establece un equilibrio entre la necesidad de mejorar, por un lado, el trato dado a los animales, su bienestar, especialmente en el sector de los pollos, a la vez que tiene en cuenta el coste y la carga financieros que puede suponer para la industria y para las empresas del sector.

No deberíamos subestimar, sin embargo, en primer lugar, la estrecha vinculación entre un trato adecuado de los animales y la salud de los mismos, un aspecto particularmente importante cuando se están debatiendo las medidas que se van a adoptar para combatir la gripe aviar, que ya ha llegado a la Unión Europea, si bien solo ha afectado a las aves salvajes. Al contrario, si aseguramos un trato adecuado de los animales, todas las medidas de protección y todas las precauciones que adoptemos serán mucho más eficaces. Ha mejorado mucho la supervisión y la detección de los problemas sanitarios que se pueden plantear, lo cual, evidentemente, se traduce, desde un punto de vista práctico, en menos enfermedades y menos muertes de animales, menos pollos inviables en tales circunstancias y, por consiguiente, menos pérdidas y costes más bajos. Por lo tanto, aunque a primera vista pueda parecer un gasto para los empresarios, para los productores y para los agricultores, en realidad es un beneficio que se traducirá en un ahorro y reportará beneficios financieros a los productores.

Además, quisiera añadir brevemente que el Banco Mundial publicó hace poco un informe que establece los beneficios financieros de la aplicación de una política de bienestar para los animales y ofrece una prueba de que estas políticas también reportan beneficios financieros.

El segundo punto que quiero comentar es, evidentemente, el tema de la ayuda a los productores. Es especialmente importante que estos no tengan que hacerse cargo de todo el gasto, aunque los consumidores europeos están dispuestos a pagar más si saben que determinados productos se han obtenido aplicando políticas a favor del bienestar y el trato adecuado de los animales. El etiquetado –voluntario inicialmente; más adelante presentaremos un informe sobre el etiquetado obligatorio– brindará a los productores la oportunidad de sacar el máximo partido del cumplimiento de una política bien acogida por los ciudadanos europeos y, según se desprende de nuestros estudios e investigaciones, podrán cobrar un poco más, ya que los consumidores europeos están dispuestos a pagar más. También existe, naturalmente, una estrategia general con una diversidad de varias propuestas, el plan estratégico para el bienestar animal, aprobado recientemente por la Comisión y que se va a presentar al Parlamento para su debate. Aunque la presente propuesta se haya anticipado a la relativa al plan de acción, está en consonancia con los principios, la filosofía y las propuestas del mismo.

Por último, quisiera mencionar el tema bien conocido de la Organización Mundial del Comercio. Sé que los productores europeos a menudo pueden tener la impresión de que se encuentran en desventaja con respecto a terceros países. Se están realizando esfuerzos constantes por establecer condiciones de bienestar y de trato apropiado de los animales en el mercado internacional. No resulta fácil, pero lo estamos impulsando. La reciente adopción por parte de la Organización Mundial de Sanidad Animal de principios relativos al trato adecuado de los animales constituye un primer paso en esa dirección y vamos a intensificar los esfuerzos en ese mismo sentido.

No obstante, habida cuenta del altísimo nivel de sensibilidad de los consumidores europeos, creemos que el etiquetado podría suponer una ventaja para los productores europeos. Seguir políticas de bienestar animal no será desventajoso para ellos. Al contrario, una actuación de ese tipo les proporcionará acceso al amplísimo mercado de consumidores europeos.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SRA. KAUFMANN
Vicepresidenta

 
  
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  Thijs Berman (PSE), ponente. (NL) Señora Presidenta, espero que esta semana esta Asamblea dé un paso importante hacia la agricultura europea sostenible. La Unión Europea tiene que respetar y plasmar en forma de ley las cinco libertades del animal, a saber, las de no pasar sed ni hambre y no sufrir desnutrición, incomodidades, dolor, lesiones ni enfermedades, la libertad de tener un comportamiento normal y la ausencia de miedo y angustia. La presente directiva recoge estas libertades y no lo hace de manera prematura.

Son sobre todo y ante todo los consumidores y ciudadanos europeos quienes exigen que se respete a los animales y quienes –en un número cada vez mayor de países– están dispuestos a pagar un precio razonable a cambio. Es positivo que la Comisión presentara, hace tres semanas, el plan de acción para el bienestar animal. Los acuerdos y normas de este tipo deben ser de ámbito europeo; de lo contrario, los Estados miembros empezarán a competir entre sí a expensas del bienestar animal.

En este momento, la principal preocupación del consumidor europeo en materia de bienestar animal se refiere a los pollos de engorde. Una inquietud alimentada por los informes sobre el hacinamiento en las granjas de pollos y ciertos métodos de crianza destinados a acelerar todavía más el crecimiento, en lugar de fortalecer la estructura ósea, el corazón y los pulmones. Demasiados animales sufren lesiones en las piernas y el pecho debido a la mala calidad de la paja. Con mi informe y las enmiendas asociadas, la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural transmite un mensaje claro a la Comisión y al Consejo en pro del bienestar animal y de ciertos requisitos de calidad, pero también en pro de cierta flexibilidad con respecto al avicultor. En mi informe también he intentado establecer dos principios que no figuraban aún en la directiva.

En primer lugar, la selección genética, la cría de animales con vistas a obtener determinadas características, no debería comportar en ningún caso una disminución, o un riesgo de disminución, del nivel potencial de bienestar de una especie animal. Este principio debe ser una piedra angular de cualquier directiva en materia de bienestar animal.

En segundo lugar, el bienestar animal no debería tratarse como una cuestión secundaria frente a los criterios socioeconómicos. A la luz de este principio tiene sentido someter la calidad de los gallineros al cumplimiento de determinados criterios. Criterios que los buenos avicultores han seguido durante mucho tiempo, ya que reducen las tasas de mortalidad y, por tanto, aumentan la producción. Como ya ha señalado el Comisario Kyprianou, el bienestar animal redunda en favor de los intereses económicos de los avicultores.

La directiva también prevé controles profesionales diarios del bienestar y la salud, que constituyen una medida preventiva importante contra las enfermedades animales, especialmente en el momento actual. Aun así, las aves de corral necesitan más espacio del que a menudo se les ofrece. La enmienda que hemos presentado con la señora Jeggle especifica que el número máximo de aves de corral por metro cuadrado en los días inmediatamente anteriores a su transporte al matadero se debe reducir a 38 kilos por metro cuadrado y a 34 kilos para 2013.

Muchos Estados miembros de la Unión ya están por debajo o se aproximan a ese límite. No apoyo las enmiendas que propugnan densidades todavía más bajas. Aunque los expertos creen que el bienestar animal se ve más amenazado cuando se supera la densidad de 30 kilos por metro cuadrado, no se trata de un límite absoluto por encima del cual sea inevitable el desastre. Por encima de los 30 kilos por metro cuadrado, todo depende de la buena gestión y en ella puede confiar precisamente la Asamblea. Por esto la aplicación de las normas a los avicultores debe ser flexibles. Las exigencias en materia de calidad y las sanciones van de la mano, pero deberían ser proporcionadas y fomentar la mejora de la gestión. No tiene ningún sentido aumentar la severidad de las multas o su duración más allá de lo estrictamente necesario.

Quienes se oponen a la directiva afirman que la competencia mundial impide aplicar normas de este tipo en materia de bienestar animal y alegan que Europa está sujeta a exigencias más estrictas que los demás países. De hecho, no es así. Brasil, que es nuestro mayor competidor en el sector de la avicultura, ya hace todo lo que exige la presente directiva. Aunque Europa cerrara sus fronteras a los animales maltratados, la carne brasileña seguiría entrando sin dificultad.

Por consiguiente, el sector europeo tendrá que plantearse una reducción de los costes y, por lo tanto, un aumento de la escala de producción o bien la producción de carne fresca de gran calidad cerca del consumidor europeo. La directiva fomenta algo que, como se puede observar, ya se está convirtiendo en una tendencia, aunque esto no significa que la Comisión no deba incluir el bienestar animal en el orden del día de la Organización Mundial del Comercio y hacerlo con mayor firmeza que en la actualidad. He preguntado a la Comisión con respecto a esta cuestión. ¿Qué posibilidades ofrece el GATT en lo que respecta al bienestar animal? En el artículo 20 de dicho Acuerdo se dice que las restricciones de las importaciones para proteger la vida o la salud de los humanos, los animales o los vegetales están justificadas por razones éticas. Tenemos que presionar en esa dirección.

Europa necesita pruebas concretas para que sus ciudadanos recuperen la confianza en la Unión Europea. El desarrollo sostenible es uno de los ámbitos en los que la Unión puede ganar puntos. El bienestar animal forma parte del mismo y por esto debe empezar a aplicarse pronto la presente directiva.

(Aplausos)

 
  
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  Åsa Westlund (PSE), ponente de opinión de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. (SV) Señora Presidenta, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria acoge con evidente satisfacción la propuesta de la Comisión respecto a las normas comunes que rigen la crianza de los pollos destinados a la producción de carne, especialmente porque la propuesta incluye claras mejoras con respecto a la protección de los animales, pero también porque pretendemos promover un mercado interior eficaz.

El gran problema que plantea la propuesta de la Comisión es que se queda corta desde el punto de vista de la protección de los animales. Por ejemplo, según las conclusiones a que ha llegado el Comité Científico de Salud y Bienestar Animal, en las que se basa nuestra decisión, la densidad de población debe ser inferior a 25 kilogramos si se desean evitar lesiones importantes y un sufrimiento innecesario. De acuerdo con ello, muchos diputados han presentado enmiendas precisamente sobre temas de densidad de población y el sistema de puntuación para la pododermatitis. Estas modificaciones son necesarias si queremos garantizar la protección de los animales.

En el Parlamento Europeo debemos tomarnos en serio la opinión de los expertos y demostrar al Consejo que queremos que la propuesta de la Comisión sea más rigurosa en lo que respecta a la protección de los animales. Esto es lo más importante ahora, tal vez más que los detalles de nuestras enmiendas. Por ello espero que mañana la mayoría de la Asamblea vote a favor de estas enmiendas que, como he dicho, obtuvieron un apoyo considerable en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Una amplia mayoría, tanto de la derecha como de la izquierda, votó a favor de las mismas.

 
  
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  María Esther Herranz García, en nombre del Grupo PPE-DE. (ES) Señora Presidenta, tengo que felicitar al señor Berman y agradecerle su trabajo, porque su posición política ha sido muy constructiva y realista y nos ha permitido alcanzar un equilibrio entre los diferentes puntos de vista expuestos por los colegas.

Este proyecto de informe, adoptado por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural sobre esta nueva directiva para el bienestar de los pollos para engorde, es equilibrado, porque tiene en cuenta las prácticas de producción de la mayor parte de los Estados miembros.

El punto clave de este informe es el relativo a las densidades, como ustedes saben. Por las informaciones que he ido recogiendo, las densidades previstas en el informe de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural son más que aceptables en la mayor parte de las regiones europeas, pero podrían plantear algún inconveniente en determinadas zonas muy concretas de la Unión.

Como ponente, he intentado plasmar la opinión de la mayoría y, desde luego, en cuanto a las enmiendas, les anticipo que no tengo intención de apoyar la mayor parte de ellas. Sí me parece, no obstante, que la enmienda 42 responde a una preocupación política muy justificada, que es la de extender a las importaciones de terceros países unos mínimos estándares aplicados ya en la Unión Europea.

En cuanto a la enmienda 44, que suprime la puesta en marcha de un etiquetado para la carne sometida a la nueva directiva de bienestar, tengo que decirles que se contradice con la necesidad de aportar un valor añadido a esos productos para conceder mayor visibilidad a los esfuerzos que han realizado los productores europeos.

La Unión Europea viene produciendo en estos años una normativa abundante para mejorar el bienestar de los animales y atender una de las preocupaciones manifestadas por la opinión pública europea. De esta forma hemos conseguido mejorar considerablemente, a costa a veces de poner en riesgo la rentabilidad del sector, la protección de las gallinas ponedoras, de los terneros o de las cerdas para cría.

Hay que reconocer que este esfuerzo debería traducirse en una mejora de la calidad de los productos para el consumidor europeo, calidad que tiene que ir acompañada por una política eficaz en materia de etiquetado.

Sin embargo, apoyar las enmiendas que se han presentado, que en su mayor parte endurecen la normativa inútilmente, traerá problemas de adaptación en algunas regiones.

 
  
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  Marc Tarabella, en nombre del Grupo del PSE. – (FR) Señora Presidenta, este asunto concuerda con la idea de que la Unión Europea debería distinguirse de sus competidores desde el punto de vista del bienestar animal.

En este asunto, quisiera, antes que nada, felicitar al ponente, el señor Berman, que ha intentado encontrar un equilibrio entre posiciones que eran demasiado dispares. Hay que señalar que ha primado un criterio sobre todos los demás, el de la densidad de población. Deberíamos condenar la propuesta de la Comisión que recomienda el registro automático de determinados datos, lo que parece difícil de plantear y de amortizar para los pequeños productores. Pero volvamos a la densidad de población, que es el principal criterio empleado.

Un primer enfoque económico de la región valona demuestra que, para un edificio de 1 000 metros cuadrados, sobre la base de una renta media de 72 céntimos de euro por kilo, la pérdida de ingresos anuales se cifraría en un 55 % para una densidad de 30 kg por metro cuadrado y en un 24 % para una densidad de 38 kg por metro cuadrado. Esta pérdida de renta estimada es insoportable para el sector. La desaparición programada de muchos productores de Europa y una demanda de los consumidores estancada o en alza beneficiarán necesariamente a las importaciones procedentes de países que distan mucho de aplicar nuestras normas, incluso de tenerlas en cuenta. El bienestar animal saldría perdiendo en general.

Por tanto, si bien soy sensible a los argumentos del ponente en el sentido de que la agricultura europea debe avanzar hacia una agricultura sostenible, quiero destacar, para terminar, dos elementos fundamentales. En primer lugar, avanzar hacia una mayor calidad conlleva un coste adicional para los productores europeos. Es conveniente marcar con una etiqueta y resaltar esta diferencia, de forma que pueda practicarse un precio diferente y se explique la razón de dicho precio, que deben estar dispuestos a pagar los encuestados del Eurobarómetro, que son también consumidores. La distribución masiva tiene un papel decisivo que desempeñar a este respecto.

En segundo lugar, y para acabar, es esencial que hagamos todo lo posible por que la Comisión Europea, con la ayuda de organizaciones internacionales como el Consejo de Europa o la Organización Mundial de la Salud Animal, consiga imponer en la OMC una mayor aceptación de las medidas destinadas al bienestar animal.

 
  
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  Jan Mulder, en nombre del Grupo ALDE. (NL) Señora Presidenta, permítame que comience felicitando al señor Berman. Puede que sea su primer informe, pero creo que ha realizado un trabajo muy minucioso. En cuando al informe en sí, aunque por un lado debo reconocer que no conozco a nadie en esta Asamblea que se oponga al bienestar de los animales –todos estamos, evidentemente, a favor del mismo–, no obstante tengo mis dudas con respecto a esta propuesta, ya que creo que se puede mejorar.

En primer lugar, impone las mismas normas en toda la Unión Europea, y me imagino que en un clima frío como el de Finlandia o en un clima totalmente distinto como el de Italia, se deberían aplicar normas muy diferentes en lo que se refiere a las densidades de población. Es muy posible que la situación ya sea distinta en la práctica. La Comisión no tiene en cuenta para nada este aspecto y, como ha señalado el orador anterior, todavía no se ha presentado un análisis económico. Es fácil decir que el bienestar de los animales no debe quedar relegado a un segundo puesto por detrás de las prioridades socioeconómicas, pero sigue habiendo personas que tienen que ganarse la vida con esto; ¿cuáles son las consecuencias concretas para ellas? ¿Tiene la Comisión alguna idea?

Evidentemente, lo más importante es un código de conducta, como han señalado muchos oradores anteriores, incluido el Comisario, aunque no ha conseguido convencerme del todo. Sin embargo, si queremos destacar lo que se designa como aspectos no comerciales, no es demasiado razonable presentar otra nueva propuesta en medio de los debates en el seno de la Organización Mundial del Comercio, sin tener la seguridad de que los importadores la cumplirán. ¿Por qué la Comisión no plantea el tema de un código de conducta a los supermercados y otros grandes importadores, cuanto antes mejor?

¿Qué sentido tiene decirles a los productores europeos que tienen que cumplir tales y cuales normas, mientras se permite que diversos supermercados importen productos procedentes del resto del mundo sin restricciones, sin que la Comisión exija que se realicen controles de ningún tipo? Solo realizamos controles de salmonella o similares, pero nunca controlamos el bienestar de los animales. Es lo que debería hacer la Comisión y lo que falta por completo en la propuesta.

 
  
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  Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringdorf, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señora Presidenta, el ponente ha escrito en su exposición de motivos que «todo buen agricultor respeta a sus animales». Parece evidente que debe de haber algunos que aún no están a la altura, pues de lo contrario no tendríamos que legislarlo. Creo que el problema también se debe a que muchas de las personas que se dedican al engorde de pollos ya no son agricultores, sino más bien industriales, para quienes el respeto a la vida resulta irrelevante para la tarea de obtener unos beneficios de su capital. Puedo decir al señor Berman que la única conclusión que podemos sacar visto el modo en que se ha enfocado la cría de animales es que la principal preocupación no ha sido su bienestar, sino cómo se podrían utilizar para obtener el máximo beneficio posible.

La mera visión de esos corrales basta para demostrar la necesidad urgente de una legislación al respecto. En eso estamos de acuerdo. No obstante, pienso que tenemos que procurar que la directiva y el reglamento no acaben conduciéndonos a apoyar y promover ese tipo de producción industrial. De hecho, uno de los problemas es que esos corrales a menudo son saludables en apariencia, pero solo porque están protegidos por medio de la medicación y de inoculaciones profilácticas, que a la vez que previenen un brote, permiten que proliferen las variantes que actualmente nos preocupan o que determinan que la gripe aviar resulte especialmente temible. Por esto resultan especialmente problemáticas las medidas preventivas que se están adoptando en la actualidad para los animales criados en libertad, pues las buenas condiciones en las que se les mantiene son las que les permiten desarrollar una mayor resistencia a las enfermedades.

Tenemos que procurar que no se acabe penalizando a las personas equivocadas y también debemos asegurarnos de que los mercados especializados a los que se destinan esos animales, que la gente acepta a un precio más alto, no se hundan y los agricultores se vean perjudicados.

 
  
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  Kartika Tamara Liotard, en nombre del Grupo GUE/NGL. (NL) Señora Presidenta, aunque en conjunto el informe del señor Berman logra un equilibrio adecuado entre la importancia del bienestar animal y los intereses del sector agrícola, quisiera decir que los intereses de los pollos deberían tenerse más presentes en el caso de las densidades de población.

Por lo tanto, pido a sus Señorías que cuando acudan a votar mañana y se sientan incómodos y apretados en el ascensor lleno, se imaginen a otras diez personas metidas en el ascensor y mantengan esa sensación durante un minuto, y piensen que un pollo de engorde industrial tiene que soportar esas condiciones durante toda su pobre vida. Les invito a que mañana tengan presente esa imagen cuando presionen su botón para votar.

Mañana tenemos la oportunidad de dar un paso importante hacia una Europa más favorable para los animales. Aprovechemos la oportunidad, no solo en pro del bienestar de los animales, sino también por el bien de nuestra propia humanidad.

 
  
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  Jeffrey Titford, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señora Presidenta, he aquí un informe rutilante que se extiende a lo largo de 48 páginas. Es todo un exponente de jerigonza burocrática y verdades de Perogrullo. Los autores nos han obsequiado con estas obras maestras porque «la inspección regular de los establecimientos por parte de las autoridades de control competentes en materia de bienestar de los animales entrañaría una carga considerable para las explotaciones y un peso excesivo de las autoridades. También incrementaría de forma sustancial los costes. Estos pueden limitarse mediante la realización de inspecciones irregulares al azar». Dejaré que sus Señorías aprecien la enjundia de esta perla particular en su propio tiempo de intervención.

Este Parlamento produce a menudo joyas como esta, elaboradas por personas que probablemente no tienen la menor idea de cómo son las cosas en la vida real, donde la gente real tiene que intentar poner en práctica todas estas normas nuevas y encima arreglárselas para obtener beneficios. Los autores de este informe no solo quieren que se imponga de este nuevo régimen a los productores de carne de pollo de los 25 Estados miembros, sino que también dejan claro que esperan que países de fuera de la UE hagan lo mismo. Yo sugiero un poco de consideración.

Vengo de un país que ya cuenta con un nivel muy alto de bienestar e higiene animal, que son objeto de un control estricto. No necesitamos una dictadura burocrática supranacional que nos diga cómo cuidar de nuestros pollos. Los autores de este informe han puesto un huevo y sugiero que lo hagan revuelto.

(Aplausos del Grupo IND/DEM)

 
  
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  Janusz Wojciechowski, en nombre del Grupo UEN. (PL) Señora Presidenta, el reglamento que estamos debatiendo hoy establece normas estrictas para la cría de pollos de engorde y su bienestar. Estas normas son necesarias. En la Unión Europa deberíamos procurar garantizar que los animales reciban un trato lo más humano posible. Esto es especialmente cierto en el caso de los animales criados para la producción de carne, como los pollos de engorde.

Deberíamos ahorrarles sufrimientos innecesarios para garantizar un trato humano y por respeto a las normas de nuestra civilización. Deberíamos hacerlo también en interés de nuestra propia salud. Existe un amplio cuerpo de estudios que demuestran que la carne de los animales criados en condiciones deficientes y sometidos a un estrés constante sencillamente es menos saludable. No obstante, ahora se plantea un problema de carácter bastante distinto. El reglamento impone unas normas exigentes a los productores de pollo de la Unión Europea, pero no se aplica a los importadores. Cumplir unas normas exigentes resulta caro, con lo cual la carne de nuestros productores no puede competir con la de productores de fuera de la Unión. Están exportando al mercado europeo carne de aves de corral criadas en países donde el cumplimiento de esas normas rigurosas no está garantizado. Muchos productores de carne de pollo europeos están al borde de la quiebra porque se han vuelto menos competitivos debido que tienen que cumplir las estrictas normas de la Unión Europea.

Deberían imponerse las mismas normas a las importaciones y a la carne producida en la Unión, no solo por el bien de los pollos de engorde, sino también en beneficio de sus productores y sobre todo por el bien de los consumidores. La Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural ha aprobado una enmienda presentada por el Grupo Unión por la Europa de las Naciones que solicita que la Comisión Europea garantice que estas normas exigentes también se cumplan en el caso de la carne importada.

Creo que este debería ser un principio general que debería aplicarse no solo a las aves de corral, sino a todos los productos agrícolas. Hay que exigir que los productores y los importadores de la Unión cumplan las mismas normas.

 
  
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  Jean-Claude Martinez (NI).(FR) Señora Presidenta, evidentemente todos estamos a favor de proteger los pollos destinados a la producción de carne de la barbarie de las granjas de tipo «campo de concentración». Aquí mismo he denunciado muchas veces a las granjas industriales de la vergüenza, en las que se han quemado vivos hasta 80 millones de pollitos machos para calentarlas. He denunciado las condiciones de sacrificio mediante aturdimiento eléctrico de los pollos. De hecho, los pollos no quedan totalmente aturdidos, de modo que se les sumerge vivos en agua caliente: los escaldan para poder desplumarlos.

Por ello todos estamos de acuerdo en que hacen falta normas. Pero, cuando los ganaderos europeos leen la directiva, ¿qué ven? El pollo de granja es objeto de dos visitas médicas al día, efectuadas por un veterinario que debe hallarse por lo menos a 3 metros de distancia del pollo; la zona en que se hallan los pollos debe estar iluminada con una luz no parpadeante de 50 lux, 20 lux o 100 lux –nadie lo sabe con certeza–, medida al nivel del ojo del ave; la temperatura interior de la granja no debe superar en más de 3 ºC la temperatura exterior medida en la sombra; la cama del pollo debe tener 5 centímetros de profundidad; se requiere un certificado para criar pollos y para castrar pollitos de menos de 10 días de edad; hay que examinar la almohadilla plantar y limitar la concentración de pollos a una densidad de 28, 30, 35 o 42 kilogramos por metro cuadrado, pero sin precisar si se trata de un kilo de peso vivo o de peso metabólico.

Mientras tanto se sacrifican miles de pollos en Nigeria y la gripe aviar va a acabar con 1 100 millones de pollos africanos. Todo esto porque no se han encontrado los 800 millones de euros que habrían permitido administrar a cada pollo africano las dos vacunas necesarias, a razón de 40 céntimos de euro la dosis. Podría yo añadir a esto un toque de humor negro. Ante este exceso de precauciones para el pollo blanco mientras los niños negros mueren de lepra, sida y tuberculosis, el pequeño africano acabará por decir: yo, cuando sea mayor, no seré bombero, ¡seré pollo de granja en Europa!

Mientras tanto, las granjas bretonas, por ejemplo, se deslocalizan a Brasil –país líder en la cría de aves–, donde no solo no está protegido el pollo, sino tampoco los niños, que son tratados como esclavos para mantener en funcionamiento las granjas brasileñas, por no hablar de los platanales, donde chiquillos de ocho años se duermen agotados sobre cartones y entran en contacto con productos fitosanitarios que les producen vértigo, y todo ello por dos dólares estadounidenses al día. Entonces, a cada cual su jerarquía. Algunos eligen los pollos blancos, yo elijo a los niños africanos, a los niños asiáticos. He aquí a dónde lleva la sinrazón cuando se quiere actuar con buenas intenciones y con esta directiva estamos haciendo el estúpido.

 
  
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  Elisabeth Jeggle (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, señora Comisaria, Señorías, yo también quiero empezar agradeciendo muy sinceramente al ponente, el señor Berman, el trabajo que ha realizado. Todos los años se sacrifican en la Unión Europea cerca de 5 000 millones de pollos criados para la producción de carne y el gran reto que plantea ese informe es lograr un equilibrio entre la necesaria protección de los animales y la protección de los puestos de trabajo en las explotaciones avícolas.

Es indudable –o al menos así piensan los criadores de pollos destinados a la producción de carne– que tenemos que presentar una propuesta conjunta para mejorar y armonizar las condiciones en las que se crían estos animales en la UE.

Yo también apoyo el informe, pero sabemos que los productores operan, incluso hoy, con unos márgenes de beneficio muy estrechos. Si les imponemos unas normas más estrictas en la Comunidad, se enfrentarán sobre todo al problema de las importaciones de terceros países, cuyas normas de producción son mucho menos estrictas que las nuestras. Por consiguiente, propongo que se introduzcan normas de etiquetado vinculantes, fundamentadas en el cumplimiento de unas normas de protección eficaces, vinculantes y armonizadas en toda Europa.

En segundo lugar, pido que en las futuras negociaciones de la OMC se exija la aprobación de disposiciones que regulen la cría y producción de pollos destinados a la producción de carne y otros productos agrícolas. La estricta normativa de la UE en materia de producción alimentaria debe ser una ventaja para los productores europeos. Aunque queremos que nuestros animales estén protegidos, no podemos permitir que, al mismo tiempo, nuestros criadores se encuentren en una situación de desventaja.

La amenaza actual de la gripe aviar nos recuerda también la importancia de que la producción de pollos de engorde se realice en unas condiciones seguras, en cantidades adecuadas y sobre una base económica sólida.

 
  
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  María Isabel Salinas García (PSE). – (ES) Señora Presidenta, el bienestar de los animales en las explotaciones ganaderas ha sido tradicionalmente una cuestión de ética. En la actualidad, debido a las múltiples crisis alimentarias, se ha convertido también en una cuestión de salud pública. Por ello se hacía muy necesaria y urgente una regulación específica sobre esta materia. Yo creo que eso es algo en lo que, a lo largo del debate, estamos todos de acuerdo.

Pero, para afrontarla, debemos tener los pies en el suelo. Tenemos que hacer una propuesta viable y creíble, no limitarnos a hacer un brindis al sol, que dé una imagen de incoherencia con las cifras que maneja en la actualidad el Consejo.

Por eso creo que el informe del ponente, señor Berman, que felicito, combina una verdadera preocupación por el bienestar de los animales, atento siempre a datos científicos, con la necesaria flexibilidad en su aplicación que hace posible que los productores puedan aceptar las medidas propuestas y adaptarse a ellas. Por un lado, se proponen medidas que impiden la práctica que implica un sufrimiento inútil y gratuito del animal, y establece, en el punto más discutido y controvertido —el de la densidad de cría—, unas cifras creíbles, aplicables, que suponen un importante avance en la materia y que serán defendibles ante el Consejo. Creo que debemos realizar —y así lo hemos hecho en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural— un ejercicio de responsabilidad.

Por otro lado, es una propuesta que mantiene la necesaria flexibilidad respecto a los productores, que haga que esta regulación de mínimos sea realmente aplicable en los países de la Unión, y no conlleve —como suele pasar— innecesarios cierres de explotaciones.

En efecto, creo que se da la firmeza requerida para imponer la normativa con una aplicación gradual de sanciones y una estimación de los costes para los productores con la intención de que no recaigan sobre estos —como casi siempre— las cargas que se derivan de la directiva.

En conclusión, pido el apoyo para el informe Berman, tal como el ponente lo presenta y tal como ha sido apoyado en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. Creo que se trata de una propuesta mesurada, ponderada y equilibrada, que tiene en cuenta los intereses de todas las partes, algo no siempre fácil. Es indiscutible que su aprobación tendrá repercusiones positivas para la calidad del producto final, es decir, para el bienestar de los consumidores europeos.

 
  
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  Carl Schlyter (Verts/ALE). – (SV) Señora Presidenta, ningún otro animal sufre tanto como los pollos criados para la producción de carne. Son, con diferencia, los que soportan las peores condiciones de vida. Los crían para que adquieran un tamaño extremadamente grande y, de este modo, la quinta parte de ellos sufren lesiones en las articulaciones. Separados de sus madres desde que nacen, alojados en espacios muy reducidos y sometidos a un gran estrés, no dejan de sufrir en ningún momento a lo largo de sus cortas vidas.

El señor Berman ha tratado de lograr un buen equilibrio de medidas, pero la Comisión de Agricultura antepone, lamentablemente, los intereses a corto plazo. Ese sesgo tiene que corregirse con las propuestas que ha presentado la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Es preciso mejorar las condiciones, tanto para nuestros consumidores como en interés de la salud de los animales. Quiero dar las gracias entre otros al señor Jørgensen por su constructiva cooperación.

Según el Eurobarómetro, la cuestión de la protección de los animales que la mayoría de los europeos quiere abordar pasa precisamente por mejorar las condiciones de los pollos criados para la producción de carne. Hoy, el Parlamento tiene que escuchar sus voces. Votemos, pues, a favor de las propuestas del Grupo de los Verdes/Alianza Verde Europea y a favor de las propuestas presentadas por el señor Jørgensen y el resto de los que formamos la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Sin esas mejoras, el sector perderá toda su credibilidad y correrá el peligro de desaparecer debido a la escasa confianza de los consumidores y no a las importaciones competitivas.

 
  
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  Albert Jan Maat (PPE-DE). – (NL) Señora Presidenta, yo también quiero felicitar al ponente por el rigor con que ha hecho su trabajo.

Quiero dejar bien claro que el Partido Demócrata-Cristiano (CDA) está a favor del bienestar de los animales y lo considera importante. Acogemos también con satisfacción el nuevo programa de acción presentado por nuestra Comisaria. Pero no olvidemos que si bien es evidente que los ciudadanos europeos no tienen una opinión demasiado buena sobre el bienestar de los animales en Europa –solo Dios sabe por qué, puesto que en Europa es donde se aplican las normas más estrictas del mundo–, su conducta como consumidores es a menudo muy diferente, y ahí está el problema.

Eso significa que aunque introduzcamos unas disposiciones más estrictas en Europa, al mismo tiempo podemos estar abriendo las compuertas a las importaciones si no se les imponen restricciones. Se nos puede decir que no cometamos ese error en la Organización Mundial del Comercio y que Europa no hace todo lo que debería hacer, aunque haga mucho. Podríamos alcanzar un acuerdo sobre las importaciones y las cuotas de importación. Podríamos alcanzar un acuerdo sobre el etiquetado. Podríamos acordar también que Europa se comprometiese a apoyar a los que emprendan proyectos especiales, como los pollos de corral en los Países Bajos y la «etiqueta roja» en Francia. Se les debería poder apoyar con incentivos adicionales, para que los consumidores compren sus productos. El CDA prefiere esta forma de trabajar, porque de lo contrario produciremos más legislación europea, que posiblemente los consumidores aplaudan como ciudadanos, pero respecto a la cual posiblemente también exhiban una conducta de compra diferente en el momento en que entren en un supermercado.

Es fundamental que lo que desean los ciudadanos se refleje también en su conducta como consumidores. Por eso somos tan críticos con este informe. Votaremos a favor de la enmienda 42, gracias a la cual, al menos, se hará algo con las importaciones, y apoyaremos también todo el contenido de este informe que tenga que ver con un mejor reconocimiento basado en el etiquetado de la carne.

Pero mientras no existan garantías de que las importaciones puedan someterse a los mismos criterios, mientras sigamos perjudicando a los criadores europeos y dificultando aún más las cosas para el bienestar de los animales en Europa, nos resultará extremadamente difícil votar a favor de este informe.

 
  
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  Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) La cría y el engorde de pollos es un sector rentable y próspero de la ganadería europea. Hace unos meses nadie hubiera puesto en duda esta afirmación. Pero hoy, los productores avícolas se enfrentan a una nueva amenaza después de la gripe aviar: la legislación vigente.

Esta propuesta de directiva, que antepone el bienestar de los animales a los intereses de la industria y a los argumentos económicos, pone en peligro la competitividad del sector. Los aspectos relacionados con el bienestar de los animales son un elemento que en efecto hay que tener en cuenta. Pero no debemos excedernos con la imposición de unas normas demasiado estrictas que coloquen a nuestros criadores en una situación de gran desventaja competitiva y pongan en peligro su sustento. Esas personas no pretenden ser crueles con sus animales, solo quieren ganarse la vida haciendo lo que saben hacer. Por tanto, no se pueden adoptar unas normas demasiado estrictas. Además, las excesivas restricciones previstas podrían causar graves tensiones en los mercados interiores, porque países no europeos como Brasil, que no tienen que cumplir disposiciones tan estrictas, podrían vender sus productos avícolas en los mercados de la Unión Europea a unos precios significativamente más bajos. La mayoría de los consumidores medios, al menos en los nuevos Estados miembros, escogen el producto más barato porque sus ingresos no les permiten pagar un precio más alto por los alimentos básicos, y no porque no les preocupe el medio ambiente o el bienestar de los animales. Basándose en consideraciones profesionales, económicas y de bienestar de los animales, la densidad de población aceptable sería de 34 kilogramos de peso vivo por metro cuadrado, con un límite máximo de 42 kilogramos por metro cuadrado. No se pueden aceptar cifras menores a esas en el informe.

Confiemos en los conocimientos especializados de los productores avícolas, puesto que ninguno de ellos conseguirá buenos resultados con animales enfermos, lo que significa que ellos son los primeros interesados en realizar una actividad económica racionalizada, teniendo en cuenta consideraciones relativas al bienestar de los animales. ¡No les dificultemos tanto la tarea como para verse obligados a abandonar del todo la cría de pollos!

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. McMILLAN-SCOTT
Vicepresidente

 
  
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  Mojca Drčar Murko (ALDE). (EN) Señor Presidente, ¿merece la pena elaborar leyes con el propósito de aliviar el dolor de unas pobres criaturas que solo van a vivir seis semanas? Mi respuesta es sí, y no solo por el bien de los animales: esto tiene que ver con cuestiones de salud humana.

Los aspectos económicos de la producción industrial de pollos de engorde se han tenido en cuenta correctamente. No obstante, el caso también afecta a los límites de la descodificación y manipulación seguras del material genético de los animales.

Deberíamos haber reflexionado hace mucho tiempo sobre las dimensiones de la producción industrial de pollos de engorde, no solo por motivos de bienestar animal, sino también por los efectos imprevistos y no intencionados sobre el material genético –desde el punto de vista de la resistencia y la reproducción, por ejemplo– de los animales que nos proporcionan alimento y los efectos subsiguientes en nosotros.

El peligro de un brote de gripe aviar está asociado al problema de las medidas de control, y estas medidas no consisten únicamente en vacunas. Una de sus fuentes es la cría intensiva de pollos, que tampoco es ideal. Acojo con satisfacción este primer instrumento legislativo de la UE de este tipo.

 
  
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  James Nicholson (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, este es un informe muy útil que lleva mucho tiempo tramitándose. Ha conseguido establecer el mejor equilibrio que cabía esperar, porque reconozco que este no es un terreno fácil para equilibrar los distintos intereses.

Hace dos semanas, una planta de procesado de aves de corral en Irlanda del Norte cerró, con la pérdida de más de 400 puestos de trabajo, por no mencionar el resto de puestos de trabajo en las granjas y en las fábricas de piensos compuestos. La razón aducida fue que no podían seguir compitiendo con las importaciones baratas de Asia y América del Sur.

Creo que no existe eso que llaman alimentos baratos. Si los alimentos son baratos, es que no cumplen las normas. Por lo tanto, tengo que preguntarme: ¿se produce la carne de pollo de acuerdo con las normas vigentes, al margen de las normas más estrictas que se proponen?

Apoyo la parte del informe que afirma, en la enmienda 17, que debemos insistir en las mismas normas en terceros países y en la Unión Europea. De momento esto no pasa de las palabras. Estamos atando las manos a nuestros productores y agricultores a base de exigencias burocráticas, mientras permitimos que otros inunden nuestros mercados con alimentos que no cumplen nuestras normas.

Esto va más allá de la producción avícola: ocurre en el sector porcino y también en la industria de carnes rojas. Todos tienen el mismo problema. Me complace que se establezcan normas más estrictas, pero quiero que se haga lo mismo en todas partes. Debemos dejar que elijan los consumidores. Debemos contar con un etiquetado adecuado de los alimentos; debe ser claro para que independientemente del lugar donde compren los consumidores, estos puedan elegir claramente lo que quieren comprar. Deben conocer la procedencia de los alimentos. En muchos casos, los supermercados de la Unión Europea están empeorando las normas forzando la rebaja de los precios de los alimentos. Como he dicho anteriormente, no existe eso que llaman alimentos baratos; los alimentos baratos son alimentos que no cumplen las normas.

 
  
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  David Martin (PSE).(EN) Señor Presidente, yo también acojo con satisfacción este informe y quisiera dar las gracias a la Comisión y al ponente por ciertas medidas que demuestran que la UE sigue estando dispuesta a tomar la delantera mejorando activamente y fomentando cuestiones de bienestar de los animales.

La propuesta parte de la base de que las normas vigentes en el tratamiento de los pollos para la producción de carne son actualmente muy deficientes en algunas zonas de la Unión Europea, y eso se demuestra en trastornos dolorosos de las patas, agrandamiento del corazón, síndrome de la muerte súbita, quemaduras por amoníaco en las garras, etc. Acojo con satisfacción las propuestas de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, pero sigo creyendo que pueden mejorarse y por ese motivo también he suscrito las enmiendas presentadas por la señora Jørgensen. En particular necesitamos más medidas respecto a la densidad de población, a los períodos de descanso ininterrumpidos –un mínimo de seis horas en la oscuridad– y en cuestiones como la práctica inhumana de cortar el pico.

Dicho eso, incluso si solo llegamos hasta la propuesta presentada por el señor Berman, sería un gran paso adelante para el bienestar animal, pero también será un gran paso adelante para los consumidores. Los consumidores se preocupan por las condiciones en las que se produce su carne de pollo y se preocupan por la salud de los pollos que comen. Los pollos bien criados darán mejor carne cuando estén en el plato.

Por último, quiero abordar la cuestión de los costes. He examinado las distintas estimaciones de lo que esto costaría a la industria. Aunque tome la cifra más alta, si se añade al coste por ave, estamos hablando de un penique británico por pieza. No van a ser las medidas a favor del bienestar animal las que resten competitividad a nuestra industria. Admito que la industria se enfrenta a verdaderos retos procedentes de lugares como Tailandia y Brasil, pero existen otros factores –el coste de la mano de obra y otros– con los que no podemos competir. No son las normas de bienestar animal las que marcarán la diferencia respecto a la supervivencia o no de nuestra industria, así que no utilicen la competencia como motivo de rechazo de estas normas de bienestar animal.

 
  
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  Ioannis Gklavakis (PPE-DE).(EL) Señor Presidente, yo también quiero felicitar al señor Berman por su informe. Quiero dejar claro desde el principio que estoy a favor de una vida digna para los animales, para todos los animales en general y para los pollos en particular. En un plano más general, creo que eso demuestra nuestra humanidad hacia todos los seres que habitan este planeta.

Pero tenemos que aceptar, como ya se ha dicho antes, que todo ello aumenta el coste de producción en la Unión Europea. Por otro lado permitimos, por supuesto, las importaciones de pollos de terceros países; permitimos todo tipo de importaciones salvo de armas. Al actuar así, estamos haciendo que los criadores europeos tengan que cerrar sus explotaciones avícolas. Eso es perjudicial en dos sentidos: tanto para los criadores de pollos, un colectivo frente al que debemos mostrarnos solidarios, como para los pollos, porque llegará el día, dentro de unos años, en que se importarán productos avícolas de terceros países producidos sin las debidas garantías de una vida digna para los animales. Salvo que queramos ser hipócritas, tenemos que encontrar la manera de controlar las condiciones de vida de los pollos en países terceros; de lo contrario, no deberíamos permitir las importaciones.

El etiquetado, al que ha hecho referencia el señor Kyprianou, es una idea muy buena; creemos que es una idea excelente y la queremos implantar en este sector, pero tenemos que pensar también en subvencionar a los criadores de pollos por los costes relacionados exclusivamente con las medidas que nosotros les impongamos. De lo contrario, acabaremos con nuestros criadores y los pollos que importemos se habrán criado en unas condiciones mucho peores. Además, no es ningún crimen que protejamos a los criadores de pollos, un colectivo que está pidiendo nuestra solidaridad.

 
  
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  Karin Scheele (PSE). – (DE) Señor Presidente, la cría de pollos para la producción de carne es uno de los métodos de crianza más intensivos y que resulta problemático desde el punto de vista del bienestar y la salud de los animales. Hoy debatimos por primera vez unas disposiciones mínimas sobre la protección de los pollos criados para la producción de carne; hasta ahora solo existían las disposiciones generales de la Directiva relativa a la protección de los animales de granja. Por tanto, acogemos con satisfacción esta iniciativa de la Comisión y también el informe del señor Berman, y quienes hayan seguido el debate, con críticas e intervenciones en todos los sentidos, han llevado a cabo un difícil ejercicio.

El artículo 1 de la propuesta de la Comisión se puede enfocar de una manera positiva. Según dicho artículo, los Estados miembros son libres de adoptar disposiciones más estrictas, pero las que se proponen en la directiva son deficientes en algunos aspectos, siendo la cuestión más debatida hoy la densidad de población permitida, medida en kilos de peso vivo por metro cuadrado. La Comisión afirma haberse basado en el informe que el Comité Científico de Salud y Bienestar de los Animales elaboró en 2000; pero eso en realidad no es así, porque en dicho informe se dice expresamente que la densidad de ocupación no debe sobrepasar los 25 kg por metro cuadrado si se quieren evitar problemas más graves para el bienestar de los animales. En el artículo 3 de la Comisión se estipulan 30 kg por metro cuadrado de peso vivo.

Apoyo la enmienda 53 del señor Jørgensen, el señor Bowis y el señor Sacconi, que propone mantener la densidad de población en 25 kg por metro cuadrado y que esa densidad pueda aumentarse hasta un máximo de 30 kg por metro cuadrado si el propietario cumple una serie de condiciones.

 
  
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  Neil Parish (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, yo también acojo con gran satisfacción el informe del señor Berman y le agradezco toda la labor que ha realizado en torno al mismo. Creo que las estrictas normas de bienestar animal no solo son buenas para los pollos, sino también para los agricultores y consumidores. Lo que tenemos que hacer es conseguir un equilibrio satisfactorio, y creo que él ha avanzado en esa dirección. No solo se trata del número de pollos por metro cuadrado; también se trata de las condiciones atmosféricas en las naves y si hay paja o algo en ellas para que los pollos disfruten de unas condiciones un poco mejores durante sus cortísimas vidas.

Cuando los consumidores vayan al supermercado a comprar pollo, este ha de estar claramente etiquetado. Uno de los problemas es que a menudo se puede ir a un supermercado en cualquier parte de la Unión Europea y comprar un pollo sin estar totalmente seguro de su procedencia y de las normas a cuyo amparo se ha producido.

El Comisario ha dicho que a los consumidores les gusta comprar pollos sujetos a buenas condiciones de bienestar. Sí, es cierto, pero han de estar claramente etiquetados. Del mismo modo, el Comisario debe ser consciente de que gran parte de la carne de pollo importada que entra en Europa llega en estado parcialmente cocinado. De ese modo consigue evitar algunos aranceles de la UE. Entonces va directamente a los alimentos procesados para que cuando vayamos a comprar nuestro sándwich de pollo a una gasolinera de autopista, probablemente esté hecho con carne de pollo importada y no tengamos ni idea de qué tipo de normas ha cumplido.

La enmienda 17 al artículo 5 pide que la Comisión introduzca un sistema de etiquetado claro para la carne importada en la Unión Europea después de que la legislación haya estado en vigor durante seis meses. Insto a la Comisión a que lo haga. Cuando Europa introduzca normas más estrictas –como creo que debe hacer–, tenemos que estar seguros de que cualquier otra cosa que entre en Europa cumpla las mismas normas estrictas.

 
  
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  Ambroise Guellec (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, el bienestar animal es, sin duda, una noble causa; la suscribimos, y felicitamos también al ponente, el señor Berman, por su labor. Añadiré simplemente que el bienestar de los granjeros es también una noble causa y, a nuestro juicio, una causa prioritaria. Ahora bien, este sector está ya gravemente amenazado por la competencia no europea. Hace un momento he oído decir a un diputado que no se están produciendo cierres de explotaciones, pero eso no es cierto, pues este fenómeno ya está ampliamente difundido en el territorio europeo. Citaré simplemente mi región, Bretaña, que representa el 35 % de la producción francesa de pollos de engorde y sobre todo cuenta con 18 000 puestos de trabajo, 11 000 de ellos en el sector agroalimentario. Es una región en la que se registran actualmente cierres de explotaciones.

Evidentemente, si se intensifican las distorsiones de la competencia actuales –que ya de por sí son muy graves–, asistiremos a una llegada masiva de productos procedentes de terceros países y a la caída de nuestras exportaciones. Por supuesto, está muy bien eso de decir que «elaboren productos de alta calidad», pero sabemos que la adaptación y la reestructuración son empresas muy arriesgadas y en todo caso requieren mucho tiempo.

Se ha dedicado mucho trabajo a esta cuestión, pero aún así sigue habiendo auténticas lagunas en las justificaciones de este texto. Mencionaré los umbrales, que parecen un concurso de virtudes con umbrales fijados en el nivel más bajo posible; asimismo, los indicadores de evaluación de los concursos de cría; y por último, el estudio de impacto de las repercusiones en términos de eliminación de granjas y puestos de trabajo en el sector.

Para terminar, quisiera formular una pregunta al Comisario Kiprianou. Señor Comisario, en el contexto actual de amenaza de la gripe aviar, que está a las puertas de Europa, incluso ya dentro de Europa, ¿cómo afrontar la paradoja entre unas normas europeas de bienestar animal muy exigentes, por una parte, y por otra las necesarias medidas nacionales de confinamiento de las aves de corral? Le agradeceríamos una respuesta.

 
  
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  Markos Kyprianou, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quisiera dar las gracias a sus Señorías por este debate tan interesante. Quizás debería haber citado antes a Mahatma Ghandi: «La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que trata a sus animales». Gracias a Dios, en la Unión Europea tenemos un nivel de civilización muy elevado. El mayor número de cartas y quejas que he recibido de ciudadanos europeos se refieren al bienestar animal, especialmente a los pollos de engorde. Por lo tanto, esta propuesta refleja las opiniones de los ciudadanos europeos. Se basa en la ciencia, pero también en consultas con todas las partes implicadas durante tres años para tener en cuenta todas sus opiniones y preocupaciones. Es un compromiso. A algunos les gustaría que hubiéramos ido más lejos y hubiéramos dicho que es una propuesta insuficiente. Otros dicen que hemos ido demasiado lejos. Es un paso hacia la protección del bienestar de los animales, pero también tiene en cuenta los intereses de los productores.

Sin duda, la competitividad es importante, pero sabemos que los costes que suponen para la producción las normas de bienestar de los animales son muy reducidos, entre 2,5 y 8 céntimos por ave. Son los demás costes los que afectan a la competitividad. Pero no creo que los productores europeos puedan competir sobre la base del coste. Deberían competir sobre la base de la calidad. Tengo aquí algunas fotografías de la dermatitis causada por la cría intensiva y no creo que ningún consumidor europeo quisiera comerse estas aves; lo que ocurre simplemente es que no lo saben. Por lo tanto, el conocimiento y la educación son la mejor política, junto con el etiquetado, que es muy importante. Tenemos cartas; tenemos el Eurobarómetro. Los ciudadanos europeos están dispuestos a pagar más, siempre que estén al tanto, y estamos trabajando en ello.

Respecto a la cuestión de la gripe aviar, las mejores prácticas en materia de bienestar animal nos ayudan a aplicar medidas preventivas de manera más eficaz, para proteger a la industria y a las aves de la gripe aviar. Si es más fácil detectar animales enfermos, será más fácil controlar la situación, y por lo tanto estas propuestas sobre el bienestar animal y la protección contra la gripe aviar son compatibles.

Respecto a las enmiendas, por falta de tiempo haremos circular una lista completa de las que han sido aceptadas y las que no. Ruego que esta lista se incluya en el Acta literal de esta sesión(1). Muchas de las enmiendas han sido aceptadas porque son compatibles con la filosofía de la propuesta. Otras no pueden aceptarse, principalmente por motivos técnicos o porque las disposiciones ya están incluidas en la legislación vigente. Todas las propuestas de este tipo que tienen en cuenta las condiciones climáticas, los tipos de producción, la formación del personal y el modo en el que deberían realizarse los controles pueden aceptarse.

Una de las cuestiones más sensibles ha sido la densidad. Pensamos que la propuesta representa un compromiso razonable. Cumple las normas, mejora la situación y establece condiciones y controles. Por lo tanto, preferiríamos que el Parlamento aceptara la propuesta de la Comisión respecto a ese punto y no podemos aceptar esa enmienda.

Respecto al etiquetado obligatorio, pensamos –y estamos de acuerdo con el señor Parish en que es muy importante– que seis meses es un período más bien corto. Sería muy difícil elaborar un informe sustancial con propuestas específicas, por lo que necesitamos más tiempo para hacerlo.

Por último, respecto a la cuestión de los costes, no todo puede medirse en términos monetarios, pero sé que es un aspecto muy importante. El bienestar animal es una parte muy reducida de los costes de producción. He mencionado con anterioridad que en uno de los casos estudiados por el Banco Mundial, con la adopción de un número muy reducido de mejoras en el trato de las aves, una granja consiguió ahorrar 320 000 dólares al año. Creo que eso demuestra que la adopción de políticas de bienestar animal es simplemente un gasto a corto plazo; a la larga supone un beneficio y los productores obtienen ganancias económicas.

Quiero dar las gracias de nuevo a sus Señorías por su apoyo a esta propuesta, que es un gran paso hacia la mejora del bienestar de los animales en la Unión Europea.

 
  
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  El Presidente. El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar el martes a las 12 horas.

Declaración por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Richard Corbett (PSE).(EN) Es inaceptable que los pollos que nos comemos sean efectivamente objeto de tortura durante toda su corta vida. Apoyo la propuesta de introducir unas densidades de población menores para los pollos de engorde, y voy a votar a favor de las enmiendas que he suscrito con otros para rebajar todavía más los niveles.

También es acertado tratar esta cuestión a escala europea. Con demasiada frecuencia, las disposiciones sobre el bienestar animal de este tipo se ven frustradas en el plano nacional con el argumento de que «si lo hacemos solos, pondremos a nuestros productores en situación de desventaja competitiva y la producción sencillamente se trasladará a Estados miembros menos escrupulosos». Al introducir la misma norma en todo nuestro mercado único europeo, mitigamos ese problema de un plumazo, garantizamos la igualdad de condiciones para nuestros productores y protegemos a nuestros pollos en todos los 25 países.

 
  
  

Anexo – Posición de la Comisión

Informe Berman (A6-0017/2006)

La Comisión puede aceptar las enmiendas 1, 2, 7, 16, 20, 22, 24, 30, 32, 37, 39, 40, 41, 45, 55, 60 y 67.

Las enmiendas 4, 11, 12, 13, 14, 18, 19, 25, 26, 27, 28, 34, 35, 38, 56 y 57 pueden aceptarse en parte.

La Comisión no puede aceptar las enmiendas 3, 5, 6, 8, 9, 10, 15, 17, 21, 23, 29, 31, 33, 36, 42, 43, 44, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 53, 54, 58, 59, 61, 62, 63, 64, 65, 66 y 68.

 
  

(1)Posición de la Comisión sobre las enmiendas del Parlamento: ver Anexo «Posición de la Comisión»

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