El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A6-0027/2006) del señor Papadimoulis, en nombre de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, sobre la propuesta de Reglamento del Consejo por el que se establece un Instrumento de preparación y respuesta rápida a emergencias graves (COM(2005)0113 – C6- 0181/2005 – 2005/0052(CNS)).
Stavros Dimas, miembro de la Comisión. (EL) Señor Presidente, para empezar quisiera dar las gracias al Parlamento Europeo y, en particular, a la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria y a su ponente, el señor Papadimoulis, por el excelente informe que debatimos.
El objetivo de la propuesta de la Comisión de crear un instrumento de preparación y respuesta rápida a emergencias graves consiste en mantener un único marco de financiación para las acciones de protección civil. Actualmente, estas acciones de preparación y respuesta son objeto de varios instrumentos financieros, como el programa de acción o el mecanismo comunitario de protección civil.
Sin embargo, lo más importante es que el instrumento financiero propuesto tenga en cuenta las peticiones del Parlamento Europeo y del Consejo de que se refuerce la capacidad de respuesta en el ámbito de la protección civil en Europa. El fundamento del desarrollo ulterior de la cooperación en materia de protección civil será el fortalecimiento de los trabajos ya realizados y la puesta en marcha de nuevas acciones.
A este respecto debemos destacar dos innovaciones: en primer lugar, proponemos que el coste del transporte de la ayuda se financie en el marco de la protección civil. En numerosas ocasiones nos enfrentamos a situaciones en que la ayuda está disponible pero no hay medios para trasladarla al escenario de los hechos. Debido a ello no se presta ayuda alguna o esta se presta demasiado tarde. Esta es la razón por la que la Comisión propone que la Comisión Europea pueda contratar los medios de transporte necesarios, bien en terceros países, bien a empresas privadas.
El equipo de protección civil encierra un problema similar, ya que en las emergencias que afectan al mismo tiempo a varios países, como los incendios forestales de verano o las inundaciones de primavera o incluso amenazas de atentados terroristas simultáneos en toda Europa, los Estados miembros podrían tener problemas para prestar ayuda a otro Estado miembro debido a que primero debe satisfacer sus propias necesidades. En estos casos, la Comunidad debe estar en condiciones de prestar ayuda a los Estados miembros afectados. Así pues, la Comisión propone la creación de una red de financiación de apoyo a escala comunitaria que permita el alquiler de equipos complementarios.
Las reformas ambiciosas, pero necesarias, como la que debatimos en esta ocasión, exigen a todas luces importantes recursos financieros y, para citar a Demóstenes, «el dinero es la raíz de todo».
La Comisión está segura de que el Parlamento Europeo comprende la importancia de las ventajas que se derivarían de estas reformas, como ilustra el informe objeto de nuestro debate. Una mayor cooperación en el ámbito de la protección civil dará por resultado una mayor protección de los ciudadanos de la Unión Europea y de la población de terceros países. Esta es la única manera de garantizar que la Comunidad pueda prestar una asistencia más coordinada, eficaz y expeditiva a cualquier país afectado por una emergencia grave.
Dimitrios Papadimoulis (GUE/NGL), ponente. – (EL) Señor Presidente, coincido con el señor Dimas en que necesitamos hacer que el modo en que la Unión Europea se enfrenta a las grandes catástrofes naturales, tanto las que afectan a la propia Europa –como inundaciones, sequías o incendios– como las catástrofes naturales que ocurren fuera de nuestras fronteras –como los maremotos o los huracanes en Mississippi y Luisiana–, sea más enérgico y efectivo. Por ello lo que deseamos es hacer más cosas y hacerlas mejor. Si acertamos y respondemos a la exigencia de los ciudadanos europeos de una mejora de su seguridad y calidad de vida, también podemos conseguir economías de escala, porque un mecanismo europeo más eficaz puede permitir ahorrar recursos de cada uno de los Estados miembros.
Me gustaría señalar que el desafío al que nos enfrentamos es la creación de un mecanismo efectivo de protección civil. Si queremos lograrlo necesitamos, aparte de lo que mentó Demóstenes con razón hace más de 2500 años, que el Consejo esté de acuerdo. El Consejo debe aumentar los recursos disponibles. La Comisión y el Consejo están de acuerdo en que necesitamos encontrar la manera de reforzar la ayuda para las emergencias que ocurran fuera de las fronteras de la Unión Europea. Por consiguiente, también tenemos que financiar este instrumento y si ahora realizamos inversiones más inteligentes para fortalecer nuestra cooperación, también podremos evitar grandes pérdidas de vidas humanas y graves daños materiales, con un coste mucho mayor posteriormente para el presupuesto de la Unión.
Quisiera dar las gracias a los ponentes alternativos de todos los Grupos políticos por la excelente cooperación de que han hecho gala en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria y que ha permitido que mi informe y algunas enmiendas a la propuesta inicial de la Comisión se aprobaran casi por unanimidad, con 49 votos a favor y tan solo uno en contra.
Mis enmiendas aprobadas por la Comisión de Medio Ambiente y que se incluyen en el informe se centran en cuatro puntos principales:
El primero es el cambio de fundamento jurídico, que permitirá al Parlamento Europeo situar las cosas en el contexto adecuado y, sobre todo, no limitarse a un papel exclusivamente consultivo, sino participar en el procedimiento de codecisión, de modo que esta institución, que está más cerca de los ciudadanos europeos, tenga igualmente la posibilidad de ejercer una mayor influencia en el proceso decisorio.
El segundo cambio es la inclusión de la prevención en el ámbito de aplicación del instrumento. Huelga decir que la gestión integrada de las situaciones provocadas por catástrofes naturales debe comprender, además de la preparación y las medidas de respuesta rápida, la inversión en prevención. La prevención es uno de los pilares de la solución de este problema y me complace que tengamos sobre esta cuestión la misma opinión que la Comisión y el Consejo.
Lo mismo ocurre con el tercer punto, a saber, la necesidad de ampliar este instrumento y su acción a países situados fuera de la Unión Europea, ya que las catástrofes nacionales no conocen fronteras.
La cuarta enmienda propuesta consiste en incluir la salud pública en el ámbito del instrumento, aspecto de suma importancia en un momento en que existe un grave peligro de que se produzca una pandemia de gripe aviar.
Por último, me gustaría que aprovecháramos la votación de mañana para enviar un claro mensaje, con el mismo grado de unanimidad que alcanzamos en la Comisión de Medio Ambiente, a los ciudadanos europeos y al Consejo, como ya hemos hecho anteriormente mediante una serie de propuestas sobre catástrofes naturales y provocadas por el hombre. Este mensaje es necesario porque nos ayudará a lograr que las tres instituciones colaboren entre sí con vistas a alcanzar en breve un resultado positivo.
Marcello Vernola, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (IT) Señor Presidente, Señorías, quisiera añadir a todo lo que ha dicho el señor Papadimoulis sobre las modificaciones introducidas por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria en la propuesta de la Comisión a través del principio de ampliación del ámbito de aplicación del reglamento a la contaminación marina, que hoy no existen otros instrumentos concretos para gestionar las consecuencias de las catástrofes marítimas.
Después de expresar todo menos un apoyo unánime al trabajo efectuado por el señor Papadimoulis, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria aprobó algunas enmiendas concretas propuestas por mí, entre ellas la que subraya el carácter central de los problemas ambientales en la gestión de las catástrofes y las que piden a la Comisión que preste más atención, en el marco de los distintos mecanismos e instrumentos comunitarios de protección civil, a las regiones aisladas y ultraperiféricas por sus condiciones geográficas, territoriales y socioeconómicas, y que integre las medidas de protección civil en los programas educativos y las campañas de comunicación e información para aumentar la conciencia de la necesidad de prevención, preparación y respuesta rápida ante emergencias graves y para garantizar la participación de la sociedad civil en las medidas preventivas y de respuesta. En otras palabras, tenemos que centrarnos en los jóvenes y en la educación en las escuelas.
La Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria aprobó una última enmienda importante, que resalta la importancia del voluntariado, bien como miembros de organizaciones de voluntarios, bien a título individual, pues pueden prestar servicios vitales en ausencia de los servicios de emergencia, cuya llegada pueda retrasarse en el caso de catástrofes importantes. Creo que, con estas propuestas, el reglamento abarca una panorámica mucho más amplia desde el punto de vista de la gestión de emergencias graves.
Åsa Westlund, en nombre del Grupo del PSE. – (SV) Señor Presidente, gracias, señor Papadimoulis, por su excelente labor en torno a este informe.
Vivimos en una época en que las catástrofes parecen ser cada vez más comunes. Hace unos cuantos años, Irán fue víctima de un terremoto terrible y desastroso. Recuerdo con mucha claridad aquella catástrofe porque cada día pude ver en la televisión que los iraníes no recibían ayuda para sacar a los supervivientes de las ruinas. Hace más de un año, el sudeste asiático fue víctima del desastroso tsunami que provocó un gran número de víctimas entre los ciudadanos de mi país. Algunas informaciones sobre esa catástrofe señalan que algunos Estados miembros procedieron a rescatar a sus propios ciudadanos, pero abandonaron a otros a su suerte.
En todo caso lo cierto es que los trabajos de rescate podrían haber tenido mejores resultados si hubiese habido una mejor cooperación en la UE. También es cierto que la ayuda podría haberse prestado con más eficiencia en aquellas ocasiones en que los Estados miembros de la UE se han visto afectados, por ejemplo, por grandes inundaciones e incendios forestales. Además, este tipo de catástrofes probablemente se harán más frecuentes a medida que avance el cambio climático. De ahí que este instrumento sea tan importante.
Los socialdemócratas hemos subrayado en particular la necesidad de que este instrumento opere tanto dentro como fuera de la UE, en parte porque nuestros ciudadanos se encuentran a menudo fuera de la Unión, pero sobre todo por solidaridad con otras gentes. Consideramos asimismo que es sumamente importante que la UE colabore también con las Naciones Unidas, su socio natural, en este ámbito.
Asimismo hemos presentado una enmienda sobre el presupuesto destinado a este instrumento. Esperamos que todos puedan apoyar esta enmienda, pues señala que es obvio que el presupuesto dependerá del resultado de las negociaciones sobre las perspectivas financieras. También apoyamos al ponente en lo relativo al fundamento jurídico y a la ampliación de este instrumento a las catástrofes que afecten a la salud pública.
Si hay que establecer prioridades en lo relativo a los trabajos en curso sobre el presupuesto, lo más importante para nosotros, socialdemócratas, son los esfuerzos directos y los preparativos para los mismos, tanto dentro como fuera de la UE.
Sajjad Karim, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, el trágico tsunami del sur de Asia despertó, por vez primera, la conciencia pública acerca de la posibilidad de que nuestros hogares y nuestras vidas se vieran amenazados por sucesos extremos similares. Aunque a menor escala, pocas semanas más tarde una gran tormenta sobre Carlisle –una ciudad perteneciente a mi circunscripción electoral–, unida a vientos huracanados y mareas vivas, produjo unas precipitaciones excepcionales, provocando el desbordamiento de los muros de contención y la inundación de 3 000 viviendas y centenares de negocios, ahogando a dos mujeres mayores mientras dormían y obligando a cientos de personas a abandonar sus casas, en algunos casos durante muchos meses.
He sentido la devastación en Carlisle con el mismo pesar que viví las postrimerías del tsunami y el terremoto en el sur de Asia algunos meses más tarde. La UE ha sufrido pérdidas personales en todos estos casos, ya que nuestros turistas en Sri Lanka y Tailandia fueron arrastrados por las aguas y nuestros amigos y familias en Pakistán y Cachemira desaparecieron entre los escombros.
La cara positiva de todo esto ha sido el fortalecimiento de nuestra fe colectiva en la fuerza de la Comunidad en todo el mundo, con la aportación de ayuda y cooperación tanto de los Gobiernos como de los individuos. En esa situación de adversidad ha salido a relucir lo mejor de la naturaleza humana. Pero hasta los mejores desfallecen y en noviembre quedó de manifiesto, al enfrentarse los cachemires a una segunda oleada de muertes causadas por las enfermedades y el desamparo, que no se puede confiar en la comunidad donante para una respuesta decisiva cuando se carece de voluntad política.
El Instrumento de preparación y respuesta rápida de la UE tiene que llenar este vacío y trabajar estrechamente con el sistema de las Naciones Unidas para aprovechar nuestros recursos conjuntos y procurar que cuando nos necesiten nuestros amigos, acudamos en su ayuda. Dado el impacto del cambio climático, tenemos que aceptar que los incidentes extremos van a continuar produciéndose, y además con mayor frecuencia.
En Carlisle tenemos una nueva estrategia para la gestión de las inundaciones, dejando un espacio para el agua, aplicando esquemas piloto integrados para el alcantarillado urbano a fin de investigar cómo gestionar mejor la amenaza de las inundaciones. La prevención es esencial y los temas ambientales, por ejemplo la buena gestión de los recursos naturales como los bosques y los humedales, constituyen instrumentos clave para evitar los desastres, aminorando su impacto sobre la población, sus viviendas y sus vidas.
Independientemente de las estrategias de prevención que se habiliten y por mucho dinero que se invierta, no es realista pensar que sea posible suprimir estas catástrofes. Hemos de aprender de ellas. Es necesario invertir grandes sumas en mecanismos de alerta, mapas de riesgos y campañas de sensibilización pública a fin de garantizar que nuestros ciudadanos sean conscientes de los riesgos.
Hemos de garantizar que los mecanismos de prevención, detención y alerta ante los peligros naturales en Europa y en todo el mundo sean eficaces y sitúen a nuestros ciudadanos –desde Carlisle hasta Cachemira– en condiciones óptimas para prevenir, prepararse y responder a las catástrofes.
En este informe, el Parlamento ha mejorado notablemente la propuesta de la Comisión, convirtiéndolo en algo que puedo recomendar plenamente a esta Cámara.
Satu Hassi, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FI) Señorías, me gustaría dar las gracias al señor Papadimoulis por su excelente labor. Cuando hablamos de la capacidad de la UE para responder a las catástrofes, tenemos que recordar que en las últimas décadas ha aumentado el número de desastres meteorológicos y que se prevé que sigan aumentando debido al cambio climático. Por consiguiente, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es la mejor manera de reducir las inundaciones y tempestades destructivas en el futuro.
Desde 1990, el mundo ha sufrido al menos 20 sucesos meteorológicos calificados de grandes catástrofes, cifra que solo se registró en tres de los veinte años anteriores. Según las estadísticas de las compañías de seguros, desde 1990 los daños anuales provocados por catástrofes meteorológicas se ha duplicado y las indemnizaciones se han cuadriplicado. Los investigadores señalan que las tormentas e inundaciones no solo son más frecuentes, sino también más fuertes. El Fondo Mundial para la Naturaleza publicó hace poco un estudio que muestra que el cambio climático incrementa el número de tormenas que tienen lugar en Europa, sobre todo en el Mar del Norte, las Islas Británicas, los Países Bajos y Francia. Las velocidades máximas del viento podrían aumentar hasta un 15 % al final de este siglo. La experiencia nos indica que en el Reino Unido dicho aumento podría incrementar los daños provocados por las tormentas un 50 %, y que en los Países Bajos un aumento del 6 % de la velocidad del viento podría multiplicar por cinco los daños, debido a la propensión a las inundaciones. En otras palabras, Señorías, tenemos que comprender que la protección del clima es un factor crítico para reducir el número de desastres meteorológicos en el futuro.
Irena Belohorská (NI). – (SK) Señorías, deseo unirme a aquellos que han dado las gracias a nuestro colega, el señor Papadimoulis, y que han alabado su labor en torno a la redacción de este informe. La Unión Europea ha experimentado recientemente un número mayor de catástrofes naturales, tecnológicas e industriales. Estoy de acuerdo con la idea de aunar esfuerzos para prevenir y responder rápidamente a estas catástrofes, y la apoyo plenamente. De hecho, ambas actividades son inseparables, pero no podemos hablar de prevención de una posible catástrofe si no podemos detectarla antes de que tenga lugar. Muchas catástrofes son imposibles de prever y, por lo tanto, no hay prevención posible; por ello solo podemos hacer frente a sus consecuencias.
Me complace que mis enmiendas a este informe hayan sido aceptadas. La principal finalidad de este reglamento es proteger a la población, pero también es necesario indicar el carácter de esta protección, sobre todo de la protección de la salud y la seguridad públicas. Por eso mismo sería conveniente incluir, en virtud del principio de solidaridad, a países terceros en este proceso. Tenemos que recordar que las catástrofes naturales, tecnológicas e industriales, al igual que los atentados terroristas, no conocen fronteras.
Quiero señalar que también es indispensable proteger los intereses financieros de la Comunidad y por ello recomiendo que se modifique el artículo 12 de la propuesta para que diga lo siguiente: «Si los beneficiarios de ayudas financieras no pueden documentar de forma satisfactoria el empleo dado a estas ayudas y, tras ser invitados a ello, no pueden demostrar que las ayudas se han utilizado de conformidad con el presente Reglamento, deberán adoptarse medidas para su devolución. La Comisión deberá, y no solo podrá, interrumpir la ayuda financiera y deberá exigir la devolución de los fondos desembolsados».
Richard Seeber (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, señor Comisario, yo también quiero dar las gracias al ponente por su extraordinario trabajo. El resultado de la votación pone de manifiesto que ha colaborado con todos los Grupos y ha hablado en nombre de toda la Cámara.
También quiero dar las gracias a la Comisión por el enfoque integral que ha adoptado para este ámbito de la respuesta a las crisis y la gestión de las catástrofes naturales. El instrumento de respuesta objeto de examen es, después de todo, tan solo una parte del marco general con el que la Unión Europea intenta superar calamidades o encontrar maneras para responder a las mismas. Hablando de este tema, me gustaría mencionar igualmente que yo también provengo de una región que ha sufrido inundaciones, y que la Comisión concedió el viernes pasado una cantidad considerable para paliar las consecuencias de esta catástrofe. Así que permítanme aprovechar esta oportunidad para expresar mi gratitud a la solidaridad europea.
Lo importante es que cambiemos el fundamento jurídico, como recomienda el ponente. Yo también considero que el artículo 175 es el correcto para establecer un fundamento jurídico adecuado para este instrumento. Asimismo me parece necesario ampliar su ámbito de aplicación a la prevención, la protección civil en terceros países y también la contaminación marítima.
Lo que podemos decir en términos generales es que esto nos brinda la oportunidad de responder a las preocupaciones y preguntas de la opinión pública europea mediante la prestación de asistencia con rapidez y sin obstáculos burocráticos. En este terreno puede aumentar la visibilidad de la Comunidad y debemos utilizar este instrumento para ello. De nada sirve que la UE someta a los ciudadanos a complejos procedimientos burocráticos o los remita a comités que todavía no se han reunido, cuando lo que realmente necesitan es una ayuda rápida y sin obstáculos burocráticos, ayuda que hará mucho más que las costosas campañas de información que no acaban sino embarrancándose.
Me gustaría terminar diciendo que la máxima del estadista francés Talleyrand acerca de la necesidad de no poner demasiado celo resulta muy poco adecuada en este contexto; no puede haber celo excesivo cuando se trata de poner remedio a las consecuencias de catástrofes naturales.
Edite Estrela (PSE). – (PT) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, a mí también me gustaría comenzar dando la enhorabuena al ponente por su excelente informe.
En los últimos años, como ya han dicho otros oradores, se ha producido un aumento del número de catástrofes naturales debido, entre otras cosas, al cambio climático, a los daños infligidos al medio ambiente y a la falta de planificación del uso del suelo. A fin de responder con rapidez y eficacia a las emergencias graves, la UE tiene a su disposición una serie de instrumentos, como este Reglamento que se encuentra en su fase de desarrollo.
Las terribles catástrofes naturales del verano de 2005 –importantes inundaciones en Europa Central, grave sequía en el sur de Europa e incendios que destruyeron miles de hectáreas de bosque en mi país, Portugal, y en España– exigen medidas adecuadas y expeditivas de prevención y respuesta en el ámbito de la protección civil.
En las reuniones de trabajo con las autoridades locales, regionales y nacionales de los seis países afectados por estas catástrofes naturales que visité en mi calidad de ponente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria para el informe de propia iniciativa sobre las catástrofes naturales, siempre se pedía simplificación y flexibilidad; para ayudar a las comunidades, los instrumentos comunitarios de respuesta en caso de emergencia deben simplificarse y las normas de aplicación deben ser más flexibles. También se recomendaba una mayor coordinación a escala europea y, por supuesto, un aumento de las ayudas financieras.
Stavros Dimas, miembro de la Comisión. (EL) Señor Presidente, doy las gracias a sus Señorías por sus intervenciones sumamente constructivas. Sus Señorías han presentado una serie de enmiendas de gran importancia destinadas a reforzar los instrumentos de protección civil a escala europea, y que se refieren a la prevención, la necesidad de mantener la financiación destinada a las operaciones de protección civil en terceros países y a sistemas eficaces de alerta y advertencia tempranas. La Comisión apoya la mayoría de las enmiendas propuestas.
Me gustaría hacer algunos comentarios en especial sobre la prevención. Cabe señalar que algunos de sus aspectos, como la prevención de incendios forestales o de inundaciones, ya son objeto de instrumentos comunitarios especiales de financiación. La Comisión desea evitar interferencias con otros instrumentos financieros ya existentes. Sin embargo, somos conscientes de la necesidad de reforzar los aspectos generales de la prevención en el marco de la protección civil y por ello incluiremos las enmiendas propuestas en la propuesta sobre el instrumento financiero.
Sin embargo, aunque la Comisión puede aceptar la mayoría de las enmiendas presentadas, algunas de ellas podrían dar lugar a problemas y resultan inaceptables en su versión actual.
En primer lugar, la Comisión considera que la sustitución del fundamento jurídico por el apartado 1 del artículo 175 del Tratado resulta superflua para un instrumento para la financiación de la protección civil. Puesto que el Tratado no contempla fundamentos jurídicos concretos para la protección civil, a este fin siempre se ha utilizado el artículo 308 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea. Los instrumentos para financiar medidas de protección civil, el programa de acción y el mecanismo comunitario de protección civil se basan en este artículo. Además, el fundamento jurídico propuesto se refiere a la protección del medio ambiente y la salud pública, mientras que las medidas de protección civil deben abarcar igualmente la protección de personas y bienes, entre ellos el patrimonio cultural.
En cuanto a la integración en el instrumento de financiación de las intervenciones en emergencias que ocurran fuera de la Unión Europea, la Comisión coincide con el Parlamento Europeo en que es necesario mantener este tipo de medidas financieras.
La Comisión ha decidido separar la financiación de las medidas comunitarias internas de las medidas externas mediante la adopción de dos instrumentos jurídicos distintos. De este modo, las medidas en materia de protección civil que se adopten en los países que participan en el mecanismo de protección civil quedan incluidas en el instrumento de financiación de respuesta rápida, mientras que las intervenciones de protección civil en terceros países se financiarán con cargo al instrumento de estabilidad.
En cualquier caso, para que el instrumento de estabilidad constituya una base clara para la financiación de este tipo de medidas fuera de la Unión Europea, será necesario hacer referencia expresa en ellas a la protección civil.
En esta cuestión, la posición de la Comisión difiere de la del informe del Parlamento Europeo. Sin embargo, quisiera recalcar que estas diferencias de opinión no deberían eclipsar nuestros objetivos comunes, que revisten una enorme importancia. Compartimos plenamente la ambición del Parlamento Europeo de crear un instrumento europeo más fuerte para las intervenciones en el ámbito de la protección civil, tanto dentro como fuera de la Unión Europea, y la necesidad de incrementar la financiación. En este punto me gustaría realmente agradecer su apoyo a sus Señorías.
Sin embargo, quiero subrayar que, con los instrumentos, mecanismos y competencias ya existentes, la protección civil y el mecanismo con el que contamos en la Comisión Europea respondieron sumamente bien ante las crisis del año pasado; me refiero a los diversos incendios, por ejemplo, en Portugal, y a las inundaciones en países como Bulgaria y Rumanía. Hemos realizado trece de estas intervenciones y, por supuesto, las dos grandes crisis del sudeste asiático con el tsunami, en la que la Unión Europea fue la primera en enviar representantes a la zona a través del mecanismo de protección civil. La Unión Europea respondió igualmente a la destrucción provocada por el huracán Katrina, al prestar la asistencia que había propuesto tres días antes a las autoridades competentes de los Estados Unidos, por lo que recibimos, por supuesto, la pertinente mención favorable del Consejo Europeo. No resulta ocioso que recordemos y hagamos hincapié en algunas de las cosas que sucedieron, y quiero subrayarlo, con los instrumentos ya existentes. Desde luego necesitamos reforzar la protección civil, como señala el informe del señor Papadimoulis.
Voy a presentar la lista completa con la posición de la Comisión sobre las enmiendas a la Secretaría del Parlamento(1). También deseo dar las gracias de nuevo al ponente y a todas sus Señorías por sus propuestas.
El Presidente. El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar mañana.
Declaración por escrito (artículo 142 del Reglamento)
Véronique Mathieu (PPE-DE). – (FR) La violencia de las recientes catástrofes naturales nos recuerda lo vulnerables que son nuestras sociedades ante los peligros naturales, pues en los últimos 20 años las catástrofes naturales han matado a un millón y medio de personas en todo el mundo. Para enfrentarnos eficazmente a este problema debemos prever, evaluar los riesgos, prevenir, educar e informar al público.
Mediante la creación de la ECHO en 2002, el programa Dipecho en 1996 y el Fondo de Solidaridad en 2002, la UE ha hecho de la ayuda preventiva y de emergencia una de sus principales prioridades. Asimismo decidió, en 2005, crear una estructura europea de coordinación que contaría con un cuerpo europeo de voluntarios para la ayuda humanitaria.
La Comisión propone crear un nuevo mecanismo de respuesta rápida y alerta ante las grandes emergencias para el período 2007-2013, propuesta que nos complace sobremanera. Sin embargo el fundamento jurídico de este mecanismo debería sustituirse por el artículo 174, que prevé el procedimiento de codecisión; y las medidas preventivas deberían extenderse para abarcar la protección civil en terceros países y la contaminación marina. Por último, el presupuesto de este mecanismo debe garantizar que la ayuda de emergencia sea lo más eficaz posible, tanto desde el punto de vista de su flexibilidad como de su capacidad de respuesta, y debe mostrar claramente la solidaridad comunitaria dentro y fuera de la Unión.