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Procedimiento : 2005/0270(CNS)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0033/2006

Debates :

PV 15/03/2006 - 14
CRE 15/03/2006 - 14

Votaciones :

PV 16/03/2006 - 9.2
CRE 16/03/2006 - 9.2
Explicaciones de voto
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2006)0094

Acta literal de los debates
Miércoles 15 de marzo de 2006 - Estrasburgo Edición DO

14. Especialidades tradicionales garantizadas de los productos agrícolas y alimenticios - Protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios (debate)
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto de los siguientes informes:

– informe del señor Graefe zu Baringdorf, en nombre de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, sobre la propuesta de Reglamento del Consejo relativo a las especialidades tradicionales garantizadas de los productos agrícolas y alimenticios (COM(2005)0694 – C6-0026/2006 – 2005/0270(CNS) (A6-0033/2006), e

– informe del señor Graefe zu Baringdorf, en nombre de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, sobre la propuesta de Reglamento del Consejo relativo a la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios (COM(2005)0698 – C6-0027/2006 – 2005/0275(CNS)) (A6-0034/2006).

Repito a los oradores que intervienen en este debate lo que he dicho en el anterior, es decir, que tenemos una sesión de noche extremadamente larga y que seré despiadado con el respeto del tiempo de palabra. Por consiguiente, evítenme tener que tomar medidas disciplinarias ateniéndose al tiempo de palabra que se les ha concedido oficialmente. Esta observación no se aplica evidentemente a la señora Kroes, a quien cedo ahora la palabra.

 
  
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  Neelie Kroes, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quisiera comenzar dando las gracias al señor Graefe zu Baringdorf y a los miembros de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural por todo el trabajo que han realizado en relación con ambos informes, el primero sobre la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen y el segundo sobre las especialidades tradicionales garantizadas.

La Comisión aprecia la eficaz organización de su trabajo, que ha permitido la adopción de los informes en un período de tiempo reducido. En mi declaración inicial me refiero a ambos informes, centrándome así en el trasfondo general que ha dado pie a estas propuestas de la Comisión.

En primer lugar, en cuanto al informe sobre la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen, hace ahora casi 14 años la Comunidad Europea estableció un sistema voluntario de indicaciones geográficas para productos agrícolas y alimenticios distintos del vino y los licores. Desde 1993 se han registrado más de 700 nombres. Actualmente hay casi 300 solicitudes pendientes de ser registradas; eso da una idea del éxito de este sistema.

Puede que este éxito explique el interés mostrado por nuestros socios comerciales por esta normativa. Las conclusiones de los recientes debates de sendos grupos especiales de la OMC planteados por los Estados Unidos y Australia nos imponen la obligación de abrir el esquema comunitario a solicitudes y objeciones directas de ciudadanos de terceros países.

Este es la razón fundamental de la propuesta que tienen sus Señorías sobre la mesa: garantizar la conformidad con las conclusiones de los grupos especiales. Basándonos en la experiencia adquirida en la gestión del proceso de registro, nos dimos cuenta de que el sistema actual no sobreviviría a una carga adicional de solicitudes directas de operadores en terceros países. Por ello tuvimos que racionalizar el sistema y hacerlo más eficiente.

Si simplemente nos ajustamos a las normas de la OMC, sin incrementar la eficacia del funcionamiento del sistema, la totalidad del proceso de aprobación podría llegar a un punto muerto. Debo añadir que para evitar cualquier riesgo de nuevas quejas en el ámbito de la OMC, el procedimiento a seguir para las denominaciones de terceros países y de la UE debería ser lo más parecido posible.

A todos nos ha sorprendido el alcance de los cambios exigidos con arreglo a las normas de la OMC. Aunque la Comunidad ganó el debate del grupo especial sobre la importante cuestión de las marcas, perdimos en las cuestiones de procedimiento. También incluimos un claro cambio de política, a saber, la promoción del uso de logotipos comunitarios para reforzar la credibilidad del sistema. No obstante, aparte de esto no existen iniciativas políticas, puesto que el principal objetivo de la propuesta es ajustarse a las conclusiones del grupo especial de la OMC en el plazo previsto.

Las numerosas exigencias y sugerencias de desarrollo político expuestas en las enmiendas aprobadas en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural son cuestiones que merecen más tiempo para ser abordadas de manera adecuada.

Permítanme ahora hablar de la otra propuesta, que tiene que ver con las especialidades tradicionales garantizadas. A pesar del modesto número de productos registrados, algunos productores han mostrado interés por esta normativa. Solo hay 50 nombres registrados como especialidades tradicionales garantizadas, pero hay 19 solicitudes pendientes en el ámbito comunitario y otras que están siendo examinadas en los Estados miembros. Esta normativa no se ha modificado desde su adopción en 1992. Los procedimientos no se diseñaron para 25 ni para 27 Estados miembros, ni para gestionar un número significativo de solicitudes.

Existe una necesidad similar de racionalizar y normalizar el contenido de las solicitudes, para que se adopten procedimientos más eficientes y para que los productores que hacen el esfuerzo de introducir programas de calidad no se decepcionen ante la tardanza de las aprobaciones de varios años.

También considero importante corregir una serie de incoherencias y reflejar avances sustanciales de las normas de redacción jurídica desde 1992. Al mismo tiempo, proponemos simplificaciones, aclaraciones y otras mejoras idénticas a las propuestas para las indicaciones geográficas y las denominaciones de origen.

Por último, queremos dejar claro en esta normativa que se respetan las normas de la OMC y anticiparnos a cualquier crítica.

En conclusión, estas propuestas establecen la conformidad con la OMC e introducen normas internas limitadas pero necesarias con vistas a racionalizar y aclarar los procedimientos. Por lo tanto, podemos sostener los mecanismos y servir mejor a productores y consumidores que confían en las denominaciones. No obstante, especialmente a la luz del plazo de la OMC del 3 de abril de 2006, no propusimos cambios políticos más profundos. Esos se abordarán a su debido tiempo en el marco de una reflexión amplia sobre la política de calidad agrícola.

 
  
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  Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringdorf (Verts/ALE), ponente. (DE) Señor Presidente, me complace que la Comisaria esté aquí para representar a la Comisión en el debate de hoy sobre este informe. Su colega, la Comisaria Fischer Boel, no puede estar presente, pero eso no debería ser óbice para que mantengamos un buen debate.

La Comisaria ha dicho que esto no es el comienzo de un proceso legislativo, sino que se trata simplemente de responder a una petición de la OMC. Los comienzos de un marco legislativo para el aseguramiento de la calidad se produjeron en 1992, hace ya 14 años, pero por supuesto ese no fue el comienzo de la producción de alta calidad en las zonas protegidas de la época. Más bien se daba el caso de que, como sucede con la agricultura biológica, el asunto de los productos en cuestión se había introducido en el mercado hacía mucho tiempo, durante décadas, por parte de los productores y estos habían conseguido la aceptación por parte de los consumidores. Entonces siguió la armonización y las medidas de racionalización, las aclaraciones y las garantías.

Respecto a la política de calidad, solo hay dos ámbitos en la agricultura que se denominan «de calidad». Son el ámbito que debatimos hoy y la agricultura biológica. Todo lo demás entra dentro del concepto de seguridad alimentaria. No obstante, ahora hablamos de la calidad y vamos a centrarnos en ella.

Como ya ha señalado la Comisaria, no se trata de una cuestión insignificante, sino de un negocio de miles de millones de euros. La concesión a las regiones y a las empresas del derecho a proteger indicaciones geográficas, denominaciones de origen o especialidades, crea un verdadero valor añadido. Es comprensible que otros codicien este valor añadido.

La disputa está con los Estados Unidos, en particular, y cuando digo los Estados Unidos me refiero a grandes multinacionales. Estas están estudiando muy detenidamente si los productos que van a estar protegidos como denominaciones de origen pueden incorporarse a sus imperios como marcas comerciales. Del mismo modo que la Coca-Cola, quieren incluir el queso feta, el parmesano, los Spreewälder Gurken (pepinillos de Spreewald), los Karlsbader Oblaten (barquillos de Karlsbad), la Thüringer Rostbratwurst y el Tiroler Speck –de Austria y del Tirol Meridional (Südtiroler Speck)– entre sus marcas comerciales; no porque los consideren especialmente buenos, sino porque se puede sacar dinero de ellos. Por ese motivo ellas también se han sumado al debate en la OMC y ahora estamos presentando nuestra respuesta.

El aspecto positivo del debate es que la OMC ha dicho desde el comienzo, como cuestión de principio, que nuestras normas están en consonancia con las suyas. Lo que no concuerda con sus normas y donde hay que realizar mejoras es en la cuestión del acceso de terceros países a estas indicaciones de calidad protegidas. Vamos a subsanar esta deficiencia y también creo que es razonable.

No obstante, también quisiera señalar que en este punto asoma asimismo otro tipo de deseo. Por ejemplo, los productores de jamón de Parma o tocino tirolés podrían pensar para sus adentros: si compráramos los cerdos en el mercado más amplio, sería más barato que tener que producirlos en la región o estipular que las regiones de las que los obtenemos se ciñan específicamente a ese tipo de producción, porque esto supondría, naturalmente, un incremento de los costes de producción.

No obstante, si no lo hacemos corremos el riesgo, en los debates internacionales en el seno de la OMC –y las multinacionales estarían siempre encima de nosotros con esta cantinela–, de caer en la arbitrariedad, de minar nuestras propias indicaciones cualitativas y así perder, en última instancia, la protección. Si este fuera el caso, sería una cuestión muy dudosa creer que es posible comprar materias primas a precios más baratos, y por esa razón hemos estipulado la existencia de una relación especial entre las regiones a este respecto.

A modo de conclusión, quisiera decir unas palabras sobre el procedimiento. Como también sabe la Comisaria, el Consejo ya ha tomado una decisión. Una vez más, mantenemos aquí un debate a pesar de que ya está todo decidido, y eso es inaceptable. Las cuestiones han de debatirse primero. Espero que también podamos aclarar eso en la Constitución una vez se haya ratificado.

En su día nos planteamos devolver esta cuestión a la comisión de puro enfado, porque una vez más se nos ha pasado por alto y se ha hecho caso omiso de nuestra labor de expertos. No obstante, creemos que esto proyectaría hacia el exterior una falta de unidad por nuestra parte en los procesos de la OMC y permitiría que otros dijeran: mira, no se ponen de acuerdo ni entre ellos mismos. Puesto que estamos a favor de reforzar y asegurar la posición de la UE, lo dejaremos pasar, pero quisiéramos aclarar dónde se encuentran los puntos débiles del Consejo en algunos aspectos y pedimos a la Comisaria Kroes que lo transmita en su papel de Comisaria, para que reconsidere sus decisiones.

(Aplausos)

 
  
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  Giuseppe Castiglione, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (IT) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, las indicaciones geográficas y las especialidades tradicionales de los productos agrícolas y alimenticios constituyen un importante instrumento para el desarrollo y la sostenibilidad de productos de calidad.

En conjunto, considero bastante positivo el trabajo realizado por la Comisión: dado que estaban previstas dos fases de análisis de la solicitud, una nacional y otra comunitaria, era absolutamente necesario garantizar su coordinación.

Estoy convencido de que la mayor responsabilidad confiada por los Estados miembros, los plazos precisos que jalonan el procedimiento y el nuevo régimen de oposición responden a esta exigencia: un reconocimiento más rápido y eficiente, un examen rápido, pero al mismo tiempo dotado de la característica principal de ser completo.

El hecho de que terceros países puedan acceder al sistema europeo de protección de los productos agrícolas exige proteger al consumidor de una asociación errónea entre los símbolos comunitarios y la procedencia efectiva del producto. La indicación del origen del producto en una etiqueta, junto con la diferenciación cromática de los logotipos comunitarios y la autorización para utilizar las menciones de los productos transformados, son novedades que responden a una mayor protección de los consumidores. Por otra parte, considero que estas medidas incitarán a los productores a aprovechar más y mejor las menciones de excelencia, avanzando en la línea de la política de calidad agroalimentaria que promueve la Unión Europea.

Por último, apoyo las enmiendas 48 y 50, cuyo objeto es permitir la colaboración de las autoridades regionales en la fase de comprobación nacional y una protección mayor de las DOP y las IGP respecto de otras fórmulas de protección, como las marcas. Espero que sus Señorías compartan mañana mi punto de vista aprobando estas dos enmiendas.

Para concluir, deseo manifestar mi reconocimiento a la Comisión, que ha tenido a bien remitirse al examen del Parlamento –a este respecto, me sumo a todo lo dicho antes por mi colega– para estos procedimientos y para el reconocimiento de los productos de calidad, respondiendo así a una extendida exigencia de celeridad, pero también y sobre todo a la protección de la excelencia de las zonas rurales europeas.

 
  
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  María Isabel Salinas García, en nombre del Grupo del PSE. (ES) Señor Presidente, como muy bien ha dicho nuestro ponente, creo que la calidad es el gran activo de la agricultura europea.

Ante un mercado global en el que tenemos que competir, cada vez más, por ínfimos costes de mano de obra, escasas exigencias medioambientales y de higiene, es decir, precios más bajos, creo que la calidad debe marcar la diferencia. Para ello, es necesaria −y es en lo que estamos trabajando− una calidad garantizada y certificada por un sistema más sencillo, fácilmente reconocible y que goce de la confianza de los consumidores, tanto en Europa como fuera de ella.

Es imprescindible, además, el reconocimiento de estas calificaciones en el exterior, en la OMC, para establecer así un mercado de productos agrícolas de alta calidad. En ello estamos, y creo que el trabajo que se ha hecho en la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural avala esta postura.

El primer reto que se nos plantea es el de afianzar, aún más, el sistema de nuestros consumidores y productores. Es necesario un sistema más ágil, con plazos y trámites claramente determinados, en el que estén bien asignadas las competencias. Para mí tan importante como la percepción del consumidor es también la del propio sector, al que se le deben mostrar las ventajas económicas de un mercado de alta calidad: la seguridad de un sistema de calificación que controle bien los productos que no cumplen las condiciones fijadas y un procedimiento ágil y no demasiado gravoso.

Creo que el tema que estamos tratando es muy importante, sobre todo para países, como el mío, que son pioneros en la agricultura ecológica. Creo que el tema merece, como he dicho, una reflexión más amplia, que debemos afrontar una vez cumplidas, lo antes posible, las exigencias de la OMC, simplificando el acceso al sistema de productos de terceros países.

En la profundización y reflexión posterior que tendremos en esta Cámara, creo que es imprescindible escuchar al sector y estar atentos a sus necesidades, pensando siempre en la proyección hacia el mercado global de nuestros productos y de nuestra calidad, que son los valores de un sector agroalimentario europeo realmente competitivo.

 
  
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  Jan Mulder, en nombre del Grupo ALDE. – (NL) Señor Presidente, una vez más el señor Graefe zu Baringdorf ha llevado a cabo su tarea de ponente con su entusiasmo habitual y por eso quisiera felicitarle. Coincido con el tenor de sus conclusiones. A la luz del incremento de la liberalización del comercio de productos agrícolas, es necesario que reconozcamos más indicaciones geográficas y denominaciones de origen para productos agrícolas y piensos a escala internacional. Por lo tanto, sus conclusiones están totalmente justificadas.

Lo que también entra en juego en mi opinión es precisamente la definición de indicación geográfica en Europa. El señor Graefe zu Baringdorf ha mencionado el ejemplo del jamón de Parma, que debería provenir de esa región. Siempre me ha extrañado el hecho de que el principal productor de queso Edam sea Alemania, en lugar de los Países Bajos, y creo que esa situación debe cambiar.

Si lo regulamos en la OMC –y me complace que el ponente coincida conmigo en esto– y pedimos a los demás que reconozcan nuestros productos, me parece lógico que nosotros también reconozcamos los suyos. No coincido con el señor Graefe zu Baringdorf cuando dice que actualmente solo hay dos categorías de calidad de los productos agrícolas en la Unión Europea, los que tienen indicaciones geográficas y los producidos biológicamente. Puede que esto sea verdad de momento, pero debemos ir mucho más allá.

Es necesario introducir una marca de calidad europea para los productos agrícolas. Si pedimos a nuestros agricultores que respeten las normas de bienestar animal, los objetivos ambientales y cosas por el estilo, entonces sería muy injusto esperar que esos agricultores compitieran con el resto del mundo, con agricultores que no tienen que cumplir las mismas normas. Puesto que los clientes deben poder distinguirlos en las tiendas, debemos desarrollar una marca de calidad para los productos distintos de los geográficos y biológicos.

 
  
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  Daniel Strož, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (CS) Señor Presidente, señora Comisaria, respecto al tema de una propuesta de Reglamento del Consejo relativo a la protección de las indicaciones geográficas y de las denominaciones de origen de los productos agrícolas y alimenticios, quisiera llamar la atención sobre algo que se dice en el informe Graefe zu Baringford, que es que la propiedad intelectual es la última materia prima que conservan los europeos. Precisamente por esta razón podemos maravillarnos y lamentar el hecho de que hasta ahora no hayamos tenido un plan concreto para desarrollar un sistema específico para la protección de la propiedad intelectual. El nuevo instrumento debe eliminar finalmente las persistentes disputas en la OMC entre la UE y algunos de sus socios comerciales. Una vez resuelta esta cuestión, solo podemos esperar que la Comisión vuelva entonces a la cuestión de las indicaciones geográficas y denominaciones de origen con objetivos conceptuales claros.

Quisiera añadir que las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas constituyen un componente integral de la propiedad intelectual, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Según el Reglamento del Parlamento Europeo, la cuestión de la propiedad intelectual corresponde sin lugar a dudas y exclusivamente a la Comisión de Asuntos Jurídicos. Por lo tanto, es extraño desde un punto de vista procedimental y práctico que la redacción de este informe se encomendara a la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, sin incluir en él ni siquiera una opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos.

 
  
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  Witold Tomczak, en nombre del Grupo IND/DEM. – (PL) Señor Presidente, los objetivos de ambas propuestas de reglamento parecen bien fundados. Es difícil no apoyar un incremento de los ingresos de los agricultores, unas condiciones justas para la competencia y la protección de copias falsas de productos originales. No obstante, existen dudas respecto de si los objetivos establecidos son realistas.

Veamos el resultado hasta la fecha de las soluciones existentes. En el marco de especialidades tradicionales garantizadas, hasta ahora solo se han registrado 15 productos agrícolas y alimenticios en toda la Unión. ¿Realmente es necesario crear procedimientos complejos y aplicar la burocracia para beneficiar a una o varias docenas de productos? ¿Realmente el agricultor-productor ganará algo con ello? En el marco del sistema de protección de las indicaciones geográficas y las denominaciones de origen se han registrado más de 700 nombres en la UE, entre ellos 150 tipos de quesos, 160 tipos de carne o productos cárnicos, 150 tipos de fruta y verduras y 80 tipos de aceite de oliva. Hay 300 nuevas solicitudes pendientes de ser examinadas. ¿No nos encontraremos pronto en una posición ridícula, casi irrisoria, desarrollando esta legislación? Dentro de algunos años tendremos miles de productos originales que querrán conquistar los supermercados de toda la Unión Europea. Como clientes nos agotarán y el coste burocrático resultará ser ineficiente en la tramitación de las solicitudes.

¿No sería mejor abandonar la idea de regular los manjares locales? Si convertimos los manjares en productos de masas, dejarán de ser manjares. Dejemos que sigan siendo una atracción natural de lugares o regiones concretas, pero sin el apoyo de la Unión Europea.

 
  
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  Janusz Wojciechowski, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, en nombre del Grupo UEN quiero felicitar al señor Graefe zu Baringdorf por su excelente informe. Me complace mucho que logremos introducir las simplificaciones necesarias en los procesos de registro de los productos alimenticios locales y que tengamos más productos de este tipo disponibles, o más bien que los conozcamos mejor, puesto que sin duda hablamos de productos tradicionales que llevan en el mercado mucho tiempo.

El verdadero futuro de Europa se encuentra en el apoyo a productos regionales tradicionales que representan los logros de comunidades locales. Es algo en lo que podemos distinguirnos, en lo que podemos superar a otros y gracias a lo cual podemos construir un mercado europeo que sea un mercado común y al mismo tiempo que sea rico gracias a la variedad de las especialidades regionales. Es una gran oportunidad para los productores regionales. No obstante, sobre todo es una buena noticia para los consumidores, puesto que estos productos se elaboran mediante recetas tradicionales y utilizando métodos de generaciones anteriores y que son más sanos y mejores que los productos producidos de forma masiva. También es la mejor manera de afrontar el reto que suponen las empresas biotecnológicas. Quieren obligarnos a consumir sus alimentos producidos de forma masiva, que son fruto de la ingeniería genética.

Debemos ser claros respecto a esta cuestión. Queremos consumir productos sanos, variados y que utilicen métodos tradicionales y regionales, y no queremos que se nos obligue a consumir productos alimenticios elaborados con métodos que engañan a la naturaleza.

 
  
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  Jan Tadeusz Masiel (NI). (PL) Señor Presidente, durante las últimas décadas la Política Agrícola Común ha animado a los agricultores a producir más, independientemente de la calidad. A resultas de ello, ahora tienen dos Mercedes en el garaje y las tiendas están llenas de productos que no son sabrosos ni baratos. Tenemos que pagar más por los llamados productos «biológicos» para comprar lo que deberían ser alimentos normales.

Es hacer gala de cinismo decir que hoy los consumidores dan más importancia a la calidad que a la cantidad. Sencillamente quieren comer de nuevo alimentos que no han visto desde hace mucho tiempo y a los que tienen derecho. Mientras tanto, nosotros nos gastamos la mayor parte de nuestro presupuesto en la Política Agrícola Común, especialmente en los Estados miembros antiguos.

Esperemos que simplificando los procedimientos actuales, estos reglamentos relativos a la protección de las indicaciones geográficas, denominaciones de origen y especialidades tradicionales favorezcan a los agricultores que producen productos sanos y sabrosos.

Quisiera dar las gracias al ponente y a la Comisión por abordar esta importante cuestión. Espero que los agricultores, especialmente los de los nuevos Estados miembros que todavía no han tenido tiempo o dinero para abordar la producción agrícola a escala industrial, se vean recompensados por sus métodos de producción tradicionales. No tenemos los espléndidos métodos de procesado por los que la cocina francesa es conocida, pero tenemos productos y alimentos sanos y sabrosos.

 
  
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  Astrid Lulling (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, señora Comisaria, no hace falta subrayar la enorme importancia que concedemos a nuestro sistema de indicaciones geográficas protegidas (IGP) y denominaciones de origen protegidas (DOP), a su defensa y su respeto dentro de la Unión Europea y fuera de ella.

Tal como están las cosas, tras las reformas reiteradas y, en mi opinión, demasiado frecuentes de la Política Agrícola Común, los productores solo sobreviven en muchas de nuestras regiones gracias a la calidad de sus productos y sus conocimientos técnicos, cosa que los consumidores aprecian cada vez más, por suerte, y están dispuestos a remunerar pagando precios equitativos, que contribuyen así al mantenimiento del empleo en los eslabones anteriores y posteriores de la cadena productiva y, por tanto, al desarrollo rural.

Es un hecho documentado que los Estados Unidos y Australia han tenido el descaro de atacar, en la Organización Mundial del Comercio (OMC), nuestra acertada reglamentación en la materia. Desde 1993 se han registrado más de 700 denominaciones de productos alimentarios. Su valor comercial se cifra en más de 10 000 millones de euros. No puedo por más que mencionar en este punto el registro del Tiroler Speck, especialmente apreciado del señor Ebner, que me ha cedido sus dos minutos de palabra en este debate.

El órgano competente de la OMC ha llegado por fortuna a la conclusión de que nuestro reglamento no contraviene las reglas de la OMC. Solo hace falta que lo adaptemos –de aquí al próximo 20 de abril, por lo que el tiempo apremia– para situar a los nacionales de terceros países en igualdad de condiciones con los ciudadanos de la Unión por lo que respecta a las solicitudes y los derechos de oposición.

Quisiera felicitar al ponente, señor Graefe zu Baringdorf, y agradecerle su excelente colaboración, cosa que no siempre sucede entre miembros de distintos Grupos de este Parlamento. Celebro que con él, nuestro ponente, y otros portavoces de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, entre ellos nuestro presidente, el señor Daul, hayamos conseguido ponernos de acuerdo en torno a unas enmiendas que tiene por objeto la aclaración, la precisión y la simplificación, al mismo tiempo que se mejora mediante un control adecuado el respeto de esta propiedad intelectual de los agricultores, una de las últimas materias primas de los europeos.

Lo que queremos ante todo –con unos plazos concretos: seis meses para el examen de las solicitudes por parte de la Comisión, cuatro meses para presentar oposición– es evitar retrasos perjudiciales para los operadores. Queremos que los símbolos comunitarios, nuestros logotipos, se distingan mediante colores específicos y no puedan ser utilizados por terceros países. Queremos por último que, en caso de anulación del registro de una DOP o una IGP, no se pueda registrar como marca durante cinco años, para evitar cualquier presión económica sobre los productores.

Sé que muchos diputados a esta Cámara han tenido muchas ideas y propuestas para mejorar la legislación, pero pedimos al Consejo –puesto que el tiempo apremia– que al principio solo aplique los cambios que exige la decisión arbitral de la OMC. De acuerdo con...

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  Bogdan Golik (PSE). – (PL) Señor Presidente, quiero felicitar al ponente por dos excelentes informes. También quisiera expresar mi convicción de que son precisamente estos nuevos reglamentos adoptados por el Parlamento los que harán avanzar el desarrollo de la producción de alimentos agrícolas, especialmente la revitalización de las zonas rurales promoviendo sus tradiciones y valores culturales e incrementando el empleo fuera del sector agrario. Creo que un proceso de registro transparente y simplificado y una clara división de competencias entre los Estados miembros y la Comisión supondrán una protección más efectiva para los consumidores y productores, los ciudadanos de la Unión y, sobre todo, para aquellos que fabrican estos productos. Estarán protegidos frente a las falsificaciones, el mal uso de los nombres originales, las copias de listas de ingredientes y otras prácticas fraudulentas utilizadas por personas que quieren sacar beneficios rápidos.

Los reglamentos propuestos contribuyen a garantizar un sistema creíble para proteger la calidad de los productos registrados en los que se confía y cuya popularidad está creciendo en la Unión y en todo el mundo. Ahora estos productos no solo llevarán la etiqueta del productor, sino también la etiqueta de la Unión Europea.

 
  
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  Giusto Catania (GUE/NGL).(IT) Señor Presidente, Señorías, Europa debe ser capaz de garantizar y proteger la calidad de su producción agrícola y alimentaria. Para alcanzar este objetivo, es necesario defender las especialidades tradicionales y las indicaciones geográficas, entre otras cosas frente a los ataques lanzados en la Organización Mundial del Comercio por los Estados Unidos y Australia.

El ponente ha hecho un trabajo excelente de mejora de los dos reglamentos. Tenemos que proteger los productos para influir efectivamente en la mejora de la seguridad alimentaria y en contra de la homogeneización del sabor que se está produciendo a escala mundial. Por desgracia, demasiado a menudo asistimos a fenómenos de falsificación: el principal mercado del sur de Italia, el de Vittoria en Sicilia, se ve invadido cada día por productos falsificados, que se introducen en el mercado como productos IGP, por ejemplo los tomates cherry de Pachino.

Por este motivo, consideramos necesario un etiquetado, que debe incluir la indicación del lugar de origen y de transformación del producto. Sin embargo, debemos reflexionar sobre un punto: demasiado a menudo los que están a favor de las DOP y las IGP están más interesados en la comercialización que en la producción.

 
  
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  Kathy Sinnott (IND/DEM). (EN) Señor Presidente, quisiera dar las gracias al ponente por ayudar a proteger la individualidad regional y la autosuficiencia rural.

Europa tiene productos y alimentos ricos y variados, y sin duda hemos de protegerlos de los absolutistas de la liberalización del comercio. La receta familiar, el sabor local, el producto hecho a mano, la calidad y el carácter único necesitan nuestra protección para mantener la riqueza actual de nuestras regiones.

Pero ¿de qué servirá todo este valioso trabajo si al mismo tiempo permitimos que la modificación genética se infiltre en nuestros cultivos y por tanto en nuestros alimentos y productos? Aquí estamos, intentando proteger la individualidad de los productos y el carácter único de los ingredientes locales. ¿Cómo podemos decir que nuestros ingredientes son locales si todos ellos se modifican en un laboratorio? Esas semillas no son obra de una familia; son semillas Monsanto con un determinado número de lote, exactamente idénticas a millones de otras en todo el globo.

¿Cómo podemos decir que nuestros productos son únicos, que tienen nuestro rico sabor regional o que son de nuestra región? ¿No nos exige la honradez que pongamos en la etiqueta de nuestros productos «Monsanto Corporation, producido en St. Louis, Missuri»? Debemos permitir a las regiones que escojan si quieren productos modificados genéticamente y debemos proteger a las que no los quieren.

No solo debemos apreciar y conservar las especialidades locales, sino también los mercados de los agricultores en los que en ocasiones todavía se venden localmente. Debemos garantizar que al regular la comercialización de alimentos, no eliminemos los mercados de agricultores locales tradicionales que quedan.

 
  
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  Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN). – (PL) Señor Presidente, es bueno que mantengamos un debate conjunto sobre los informes del señor Graefe zu Baringdorf. En uno de los informes, en el punto 5 de la justificación, el texto dice que «el objetivo de las propuestas es simplificar el procedimiento y definir de modo apropiado las competencias de los distintos organismos durante el proceso de examen de la propuesta». Esto, junto con otras anotaciones como las del punto 9, nos permiten abrigar la esperanza de que en los reglamentos finales del Consejo podamos evitar la burocracia y las incoherencias jurídicas. Esto es especialmente importante respecto al reglamento sobre la protección de las indicaciones geográficas y denominaciones de origen para los productos agrícolas y los piensos. Tenemos que recordar que las indicaciones geográficas forman parte del patrimonio de ciertas comunidades locales y de países individuales y que ellos son responsables de su protección.

La protección de las indicaciones geográficas y las denominaciones de origen de los piensos a escala comunitaria deberían cumplir únicamente una función de apoyo e impedir las prácticas deshonestas. No obstante, «únicamente los organismos nacionales tendrán autoridad» para imponer multas a escala nacional, como se refleja en el apartado 3 del artículo 11.

Los productos regionales y los piensos tienen que apoyar el desarrollo regional y ampliar el rango de las atracciones turísticas, incluido el agroturismo. Nadie quiere una Unión en la que todo el mundo se vista de la misma manera en todas partes, coma la misma comida y hable de la misma manera.

 
  
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  James Hugh Allister (NI). (EN) Señor Presidente, acojo con satisfacción estos informes porque proteger las especialidades regionales es correcto y necesario. Las regiones tienen derecho a explotar y proteger dichas especialidades en su propio beneficio económico.

Observo que se calcula que en los Estados miembros en que se hace esto se obtienen unos 5 000 millones de euros al año en términos de valor añadido mediante la promoción de dichas indicaciones geográficas. Sin duda, también existe un efecto dominó en términos de impacto y creación de empleo y de retención de población en zonas rurales.

Lo único que lamento es que hasta la fecha mi región –Irlanda del Norte– no se ha beneficiado de este mecanismo, aunque tengo que decir, partidista que soy, que disponemos de una gran variedad de este tipo de productos.

La ternera del Ulster, que pronto podrán volver a saborear de nuevo todos los europeos cuando se levante la prohibición de la ternera, tiene un sabor y una calidad reconocida, motivo por el cual la etiqueta Greenfield es sinónimo de la máxima calidad. Nuestros panes de trigo y de sosa son manjares que hay que probar, y las manzanas de Armagh Bramley gozan de gran reputación.

Por consiguiente, solicito al Gobierno británico en este debate que aproveche de inmediato las oportunidades que ofrece esta normativa.

En cuanto a dicha normativa, he visto una queja de que el proceso de solicitud es indebidamente arduo y burocrático. Por ello, quiero romper una lanza a favor de que se realice el máximo esfuerzo por simplificar el proceso para que los productos regionales puedan protegerse y promoverse de una manera más rápida, y acojo con satisfacción las palabras de la Comisaria a este respecto.

En el contexto de la OMC, es vital que Europa defienda los derechos derivados de estas normas y no ceda a la presión de terceros países. Estoy totalmente de acuerdo con nuestro ponente en que la UE debe utilizar toda su influencia y sus habilidades diplomáticas para defender las indicaciones geográficas. A la vez que debería animarnos el rechazo de los recientes ataques de Estados Unidos y Australia por parte del Órgano de Solución de Diferencias de la OMC, no podemos permitirnos ningún sentimiento de complacencia.

 
  
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  Agnes Schierhuber (PPE-DE). (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, a mí también me gustaría dar las gracias al ponente por sus excelentes informes, así como a los ponentes alternativos por su cooperación tan eficaz en este asunto.

Considero que ambos informes figuran entre los expedientes más importantes de esta legislatura: especialmente el informe sobre indicaciones geográficas protegidas y denominaciones de origen protegidas. Como ha señalado la Comisaria, ya hay más de 700 productos registrados y 300 procedimientos iniciados. Eso representa un aspecto clave para la agricultura europea y las zonas rurales.

Creo que la propiedad intelectual también es relevante para estos productos y que estos productos contribuyen a la identidad de una región. Si abrimos nuestros mercados a los productos de terceros países, debemos poder condicionar este hecho a que estos países apliquen las mismas normas de calidad y los aspectos sociales que prevalecen en la UE. La cuestión es que vivimos en un mundo global, pero la competencia leal solo es viable si se aplican y se ponen en práctica los mismos requisitos y normas en el seno de la OMC.

No obstante, en términos generales debemos asegurarnos de que el procedimiento implique un escrutinio cuidadoso y de que no se intente igualar a la baja. La calidad tiene un precio. Como dijo ayer Horst Köhler, Presidente de la República Federal de Alemania, los precios más altos en la UE deben ser compensados por una calidad superior. Por citar un ejemplo, en Austria hay 180 000 agricultores que producen. Estos mantienen, como está demostrado, unos 600 000 puestos de trabajo en las fases anteriores y posteriores del proceso productivo. Esto también revela lo importantes que son las empresas agrícolas activas y las granjas familiares productoras para las zonas rurales.

 
  
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  Robert Navarro (PSE).(FR) Señor Presidente, en primer lugar quiero felicitar al ponente y a mis colegas diputados de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural por este informe, que tiene el mérito de insistir en una idea fundamental, y es que la agricultura europea solo sobrevivirá por la calidad. Por consiguiente, la defensa de las etiquetas y de otras denominaciones protegidas, que son las únicas que podrán garantizar a la larga la competitividad de los productos europeos en un mercado globalizado, debe ocupar un lugar central en toda la acción política de la Unión Europea, en particular en foros internacionales como la OMC.

Procedo de una región que cuenta con más de treinta productos protegidos por los regímenes DOP, IGP y ETG. Estas denominaciones representan indiscutiblemente un activo para los productores que se benefician de ellas. Aplicamos esta misma lógica desde siempre en otro sector, que no se contempla directamente en el texto, pero que necesita la protección y el apoyo de Europa. Hablo, por supuesto, del sector vinñicola, que genera decenas de miles de puestos de trabajo en mi región, el sur de Francia, y centenares de miles en toda Europa y que actualmente atraviesa una grave crisis. Si no se hace nada, inclusive a escala europea, Europa corre peligro de perder su alma.

 
  
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  Andrzej Tomasz Zapałowski (IND/DEM). – (PL) Señor Presidente, hoy estamos debatiendo el modo de proteger los productos agrícolas tradicionales especiales.

La normativa habla de un periodo de producción de una sola generación para que un producto se considere elaborado con métodos tradicionales. Se han formulado dudas sobre la enmienda que restringe la definición a los productos que se utilizaban antes de la II Guerra Mundial. Esto discrimina a los países de Europa del Este.

A raíz de la II Guerra Mundial, Polonia perdió la mitad de su territorio y varios millones de personas se desplazaron a tierras que se habían recuperado. Por lo tanto se rompió la continuidad de la tradición. Durante el Gobierno comunista, la producción de productos tradicionales con fines comerciales también fue prohibida. Solo durante la última década, más o menos, después de recuperar la independencia, las comunidades situadas en determinadas regiones han vuelto a los métodos de producción tradicionales y sanos de alimentos, por ejemplo, salchichas y jamones tradicionales polacos. Esto había sido imposible anteriormente.

Otra cuestión muy importante es la de la certeza de si habrá un control de calidad suficiente de los alimentos y si podrá evitarse una situación en la que el suministro creciente de plantas modificadas genéticamente en Europa haga que los productos tradicionales sean alterados. Después de todo, hay países en Europa en los que las plantas modificadas genéticamente se han extendido más allá de todo control y sin duda pronto amenazarán los productos tradicionales debido al cambio de la lista de ingredientes. El registro adjunto de productos clasificados como productos tradicionales también debe extenderse para incluir las preparaciones refinadas.

 
  
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  María Esther Herranz García (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, en el informe sobre denominaciones de origen, indicaciones geográficas y menciones tradicionales que nos presenta la Comisión ejecutiva, se dice que, a la hora de elaborarlo, la intención de la Comisión ha sido clarificar procedimientos y adaptar la normativa comunitaria a una sentencia de la Organización Mundial de Comercio.

La protección de las indicaciones geográficas tiene, desde luego, una gran importancia, porque es fundamental para informar correctamente a los consumidores sobre la calidad, el origen y los métodos de producción de los productos que consumen. Por tanto, parece lógico que haya que evitar confusiones a los propios consumidores y, por ello, no se debería autorizar el uso del logotipo comunitario en productos de países terceros.

Además, los diputados de esta Cámara tenemos la obligación de defender la diversidad y la riqueza del patrimonio gastronómico europeo, que goza, hasta este momento, de una reputación internacional.

Hay que cumplir la sentencia del tribunal de la Organización Mundial del Comercio −de eso no hay duda, para eso está− y hay que modificar el Reglamento para garantizar su conformidad con esas exigencias.

Ahora bien, mientras la propia OMC no recoja en el debate el sistema internacional de indicaciones geográficas y, por tanto, carezcamos de un registro internacional de indicaciones geográficas, no parece muy sensato que las modificaciones de nuestro Reglamento comunitario vayan más allá de lo estrictamente imprescindible.

Además, hay que asegurar que los cambios en el Reglamento no acaben ocasionando retrasos en el registro y causen discriminaciones entre la Unión Europea y países terceros, porque el procedimiento de autorización comunitario requiere cumplir con unos requisitos muy elevados de calidad y seguridad alimentaria. ¿Podría asegurar la Comisión ejecutiva que los productos de países terceros alcanzan esos mismos estándares? Sinceramente, creo que no.

Por lo tanto, en ese sentido, creo que debe apoyarse la enmienda presentada por el PPE−DE y creo, además, que la diferencia de concepto en los Estados miembros sobre los sistemas sanitarios tiene que llevar a que los agricultores y los productores no sean los únicos que paguen la extensión a las denominaciones de origen de la normativa sobre higiene de los alimentos.

 
  
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  Luis Manuel Capoulas Santos (PSE). (PT) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, me gustaría comenzar felicitando a nuestro ponente. El establecimiento de la denominación de origen protegida (DOP), la indicación geográfica protegida (IGP) y la especialidad tradicional garantizada (ETG) es un paso en la dirección apropiada para el desarrollo de las zonas rurales. Ayudará a conservar el patrimonio natural y cultural y a ampliar el abanico de productos de alta calidad a un número creciente de consumidores exigentes y bien informados.

Puedo dar fe de esto por la experiencia de mi país, en el que más de 100 productos han sido objeto de estos acuerdos, y la mayoría de ellos han registrado un éxito comercial razonable. En algunos casos el éxito del mercado representa tanto la rehabilitación de las razas indígenas que estaban abocadas a la extinción y de métodos de funcionamiento que de otro modo habrían estado en peligro o habrían desaparecido.

La idea de las propuestas que tenemos ante nosotros ayudará a mejorar el marco reglamentario existente y ajustarlo a las normas de la OMC, que queremos cumplir. Quiero subrayar que la identificación más clara de los símbolos comunitarios mediante colores, la identificación del origen y del lugar de procesado de productos de terceros países y el hecho de que prevaleciera la decisión de la Comisión, proporcionan una mayor credibilidad al proceso, lo cual comportará unos precios más baratos y menos burocracia.

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE). (EN) Señor Presidente, antes de abordar el tema del debate de hoy, es importante que deje constancia en esta Cámara del hecho de que la industria azucarera irlandesa va a cesar su producción totalmente. Se ha anunciado hoy en Irlanda. Cuando hablamos de la OMC, Irlanda es su primera víctima desde el punto de vista de la producción de remolacha azucarera. Trescientos trabajadores perderán sus empleos y 3 500 agricultores se verán afectados gravemente. ¿Es esto una señal de aviso de lo que está por venir, mientras aumenta el poder de la OMC para determinar nuestra agricultura en Europa? Si hoy se sacrifica la remolacha azucarera, como se ha hecho en Irlanda, ¿qué pasará mañana con la ganadería bovina en la UE?

Respecto a este informe, agradezco al ponente su buen trabajo. No obstante, me temo que a veces hablamos de este tema con gran intensidad –como es debido– pero ignoramos la imagen más amplia de la producción de mercancías en la Unión Europea, que también necesita protección.

Lamento que en Irlanda solo tengamos tres productos registrados con la descripción IGP, pero tenemos cientos de pequeñas empresas alimentarias que podrían acogerse a la protección que ofrece esta normativa. Les insto a que lo hagan. Si queremos hacer frente a los retos desde el punto de vista de la reforma de la PAC y las presiones de la OMC, vamos a necesitar cada vez más especialidades. Tenemos que reconocer que la continuidad de la producción alimenticia en Europa depende de un compromiso con el sector y del reconocimiento de que no cabe esperar la supervivencia a la embestida del acceso ilimitado al mercado de productos de bajo coste producidos fuera de la Unión con unas normas distintas y menos exigentes.

Por supuesto, protejamos y animemos a aquellos que quieren producir especialidades, pero reconozcamos también que la agricultura de la UE produce mercancías de especificaciones muy estrictas que también necesitan protección.

 
  
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  Marc Tarabella (PSE).(FR) Señor Presidente, en primer lugar, también yo quiero felicitar al ponente, el señor Graefe zu Baringdorf, por el notable trabajo realizado con el fin de informar y proteger mejor tanto a los productores y los fabricantes como a los consumidores, sin manifestar por ello un proteccionismo conservador, sino, por el contrario, respeto y reconocimiento por nuestra pericia. Sin embargo, esto no gusta a todo el mundo, y la mejor prueba de ello es la belicosidad mostrada en los Estados Unidos y Australia, que quieren que las indicaciones geográficas se admitan solo de forma excepcional y se limiten a determinados vinos y licores.

La Unión Europea debe defender las indicaciones geográficas con todas sus fuerzas y demostrar una gran destreza diplomática, en particular y ante todo en el marco de las próximas negociaciones para la transposición de las decisiones de Hong Kong. Las indicaciones geográficas constituyen un excelente medio de alcanzar un enfoque cualitativo del comercio internacional. Por desgracia, no se observa ningún signo de consagración duradera de las indicaciones geográficas en el marco de la OMC. La Comisión Europea debe desempeñar un papel importante a este respecto. Seamos conscientes, pues, de que la calidad y el reconocimiento son portadores de esperanza para el futuro de la agricultura europea.

 
  
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  Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringdorf (Verts/ALE). (DE) Señor Presidente, doy las gracias a mis colegas diputados y quisiera transmitir una parte de estas grandes alabanzas a mis colaboradores. Señor Mulder, también me ha complacido su contribución. Estamos de acuerdo en la sustancia, pero también me complace que usted haya alabado mi compromiso. Sin duda, ahora ambos nos llevamos bien y llevamos en esto mucho tiempo; aun así, nos siguen preocupando las cosas y no nos hemos cansado de luchar por lo que creemos apropiado. Cuando se queja de que solo hay dos tipos de indicación de calidad, comparto su crítica. Esto debe extenderse; no solo debemos buscar la seguridad en el sentido de que la gente no muera por comer algo, sino también respetar el placer de comer, al igual que la calidad, el origen y el esfuerzo de generaciones.

Esta combinación de economía de libre mercado y aseguramiento de la calidad es justo lo que necesitamos. Sin duda, la orientación del mercado es positiva, pero necesita combinarse con una apreciación de lo que se está logrando aquí. En respuesta a la pregunta de hace un rato sobre si se trata de una cuestión puramente administrativa, solo puedo decir: no, no es una cuestión administrativa, es un sistema desarrollado durante generaciones que ahora recibe garantías legislativas y administrativas. Eso es muy distinto de que se nos imponga algo.

Si no nos beneficiáramos con esto, no estaríamos celebrando este debate en el seno de la OMC. Es natural que las multinacionales estén al tanto del valor añadido que se está creando aquí, y desde luego es considerable. Entre nosotros, lamentablemente Irlanda –país que he oído mencionar dos veces– todavía tiene que dar buen ejemplo, y le insto a que anime a aquellas de sus regiones que elaboran productos de este modo a que presenten una solicitud. No debe haber omisiones a este respecto. Ese es un aspecto de la información que podemos facilitar, incluso al Parlamento.

También quisiera mencionar la colaboración con la señora Lulling. Puede que no sea la diputada de más edad, pero es la que más tiempo lleva sirviendo entre nosotros. Cualquiera que haya trabajado con ella sabe que no siempre es tarea fácil. Esto no tiene que ver únicamente con la orientación política, sino también con la señora Lulling como persona. No obstante, hemos conseguido presentar enmiendas conjuntas en algunos ámbitos. Aquí me gustaría señalar algunas de las más importantes.

Por alguna oscura razón, el Consejo ha introducido una disposición al efecto de que a cualquier persona natural o jurídica que tenga un interés legítimo puede cancelársele un registro de una denominación de origen o de una indicación de calidad especial. De hecho, puesto que estamos hablando de valor añadido, naturalmente surgirá el deseo de transformar esto en marcas comerciales. Para demostrar que no estamos realizando una actividad comercial, hemos presentado una enmienda conjunta. Quiero pedir a la Comisión que garantice realmente que el Consejo la asuma.

Si se cancela una denominación protegida, no puede transformarse en marca comercial durante un período de cinco años. Esto nos da cierta libertad, y encarece un poco el precio para aquellos que quieren transformar las denominaciones en marcas comerciales y ofrecen a los ciudadanos o las regiones algo a cambio. Debemos proceder con mucho cuidado en este tipo de situaciones. Espero que la Comisaria siga impulsando esta cuestión. Quisiera expresarles mi más sincera gratitud por un debate tan constructivo como el que ha tenido hoy lugar aquí.

 
  
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  Neelie Kroes, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, el ponente ha recibido elogios de bastantes diputados y en nombre de la Comisión quiero sumarme a ellos. Gracias de nuevo por el interesante intercambio de opiniones. Permítanme comentar algunos de los puntos planteados durante este debate.

A modo de comentario general –el señor Graefe zu Baringdorf y el señor Castiglione han mencionado este punto– quisiera subrayar de nuevo que con estas propuestas la Comisión quiere lograr la conformidad de nuestra legislación con las conclusiones de los grupos especiales de la OMC. Este punto incluye numerosos aspectos del procedimiento y elementos de simplificación, para que el sistema pueda apoyar la implementación de los resultados de la OMC. El señor Allister ha mencionado ese punto, que en mi opinión responde a sus preocupaciones.

Respondiendo al señor Mulder, reitero la intención de la Comisión de volver a revisar con más detalle las distintas cuestiones políticas que no están relacionadas con los resultados de la OMC y la cuestión más amplia de la política de calidad de la agricultura en la CE en el próximo año. He aprendido muchas cosas esta tarde, incluido el comentario del señor Mulder sobre el queso Edam. Debo explicar al señor Mulder que el Edam es un tipo de queso que puede producirse en cualquier lugar. Es una norma del Codex. No obstante, el Edam de Holanda del Norte está protegido, y es un producto neerlandés de calidad. Así que ¡coman más queso de Holanda del Norte!

Permítanme comentar más en detalle el intercambio de puntos de vista y abordar algunas de las cuestiones que han planteado sus Señorías. Respecto a los logotipos, los tres establecidos por las normas de la Comisión ya son distintos entre sí. También quiero dejar claro que cualquier ventaja que se conceda a los productores de la CE –y creo que la utilización de un símbolo comunitario es una de estas ventajas– estará igualmente abierta a productores de terceros países. Esa respuesta es para el señor Castiglione y para la señora Herranz García. No obstante, la Comisión está de acuerdo en que hay que seguir estudiando esto, cosa que se llevará a cabo en el marco de una revisión política más amplia que la Comisión pretende realizar tan pronto como esta propuesta se haya implementado.

Varias enmiendas tratan de las obligaciones de los Estados miembros y la Comisión, que ha mencionado el señor Podkański. La Comisión no tiene intención de alterar la distribución actual de competencias entre los Estados miembros y la Comisión.

Las enmiendas 23 y 24 exigen un período de tiempo para que la Comisión examine y publique las solicitudes. Estoy de acuerdo en que la Comisión debe desempeñar sus funciones en un período de tiempo razonable. La señora Lulling y la señora Salinas García han mencionado ese punto. Estoy de acuerdo en que deberíamos tener en cuenta la definición de período de tiempo razonable, lo cual no es fácil, dada la complejidad de las solicitudes. Sin duda, no es realista examinar y publicar todas las aplicaciones en seis meses; doce meses sería un período más aceptable.

Sus enmiendas respecto a los controles reflejan el objetivo de la propuesta de la Comisión, que es garantizar que se entienda claramente que en toda la CE hay autoridades responsables de hacer cumplir las normas comunitarias relativas a las indicaciones geográficas y las especialidades tradicionales. Tampoco cabe duda de que estos controles se realizarán en el marco del Reglamento (CE) nº 882/2004 respecto a los controles oficiales realizados para garantizar la verificación del cumplimiento de la legislación sobre alimentos y piensos.

Quiero mencionar los puntos que únicamente se refieren al informe de las indicaciones geográficas. Son el uso de ingredientes en productos procesados y el origen de las materias primas. Confirmo que sus propuestas relativas al uso de nombres protegidos en relación con los ingredientes para los productos procesados se corresponden con algunas de las preocupaciones de la Comisión. No obstante, las normas generales de etiquetado ya incluyen los casos de información engañosa. Un número mayor de restricciones respecto al uso de nombres registrados para productos procesados supondría un importante cambio político que merece una evaluación adecuada y exhaustiva.

He tomado nota de varias enmiendas respecto al etiquetado de origen u otras condiciones aplicables a las materias primas. La Comisión comparte el objetivo del señor Graefe zu Baringdorf de que no habría que confundir a los ciudadanos a este respecto. Sin embargo, tenemos que ser muy prudentes. Cualquier cambio político en este terreno puede afectar a derechos ya concedidos a los usuarios de ciertas designaciones.

Por último, voy a realizar algunos comentarios sobre el informe de las especialidades tradicionales garantizadas. La normativa actual sobre especialidades tradicionales garantizadas no contempla una definición del término «tradicional». Proponemos la introducción de la obligación de demostrar el uso durante un período de tiempo mínimo de 25 años. Creemos que es un buen compromiso.

Por consiguiente, la Comisión puede aceptar en principio las siguientes enmiendas en el informe sobre indicaciones geográficas: enmiendas 1, 10, 11, 15, 25, 29 y 31. De las enmiendas de última hora presentadas en este periodo parcial de sesiones, la Comisión puede aceptar en principio las enmiendas 41, 43, 49 y 54. En el informe sobre especialidades tradicionales, puede aceptar las enmiendas 6, 10, 13 y 16. La Comisión no puede aceptar las demás enmiendas a estos informes.

 
  
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  El Presidente. – El debate conjunto queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana.

 
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