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Textos presentados :

RC-B6-0189/2006

Debates :

PV 22/03/2006 - 12
CRE 22/03/2006 - 12

Votaciones :

PV 23/03/2006 - 11.9
CRE 23/03/2006 - 11.9
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Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Miércoles 22 de marzo de 2006 - Bruselas Edición DO

12. Seguridad del suministro de energía en la Unión Europea (debate)
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede a la pregunta oral formulada al Consejo (O-0007/2006 – B6-0009/2006) por el señor Chichester, en nombre de la Comisión de Industria, Investigación y Energía, relativa a la seguridad del suministro de energía.

 
  
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  Giles Chichester (PPE-DE), autor. – (EN) Señor Presidente, me complace formular esta pregunta en nombre de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. Es la continuación de la cuestión que se debatió en enero sobre el tema de la seguridad del suministro de la energía.

El mundo ha cambiado poco desde entonces. Ahora tenemos el Libro Verde de la Comisión y las conclusiones de la reunión del Consejo de la semana pasada. Ambos documentos son muy interesantes y demuestran claramente que muchos de los puntos planteados en el debate anterior han quedado recogidos. Quiero dar las gracias al señor Comisario y felicitar al Consejo por ello. También es positivo que las cuestiones relativas a la energía se encuentren entre las prioridades del programa de trabajo.

Se trata de una cuestión crucial sobre la dependencia de las importaciones de una serie de combustibles. Por lo tanto, nuestra pregunta es qué hará la Comisión para responder como es debido a los acontecimientos y cambios de la situación geopolítica, estratégica y diplomática. No obstante, quiero insistir en que creo que estos aspectos son más bien de la competencia de nuestros colegas de la Comisión de Asuntos Exteriores. Me alegro mucho por algunos de mis colegas que participarán en este debate de formular esas observaciones.

El aspecto más importante que hay que destacar en relación con la seguridad del suministro es la necesidad fundamental de la diversidad: diversidad de combustibles, diversidad de fuentes y diversidad de tecnologías. Esto es absolutamente esencial.

Quiero señalar que me ha decepcionado un poco el Libro Verde –que esperamos debatir en su totalidad y en el momento oportuno– porque quizás no reconoce lo suficiente el papel crucial de la energía nuclear en el suministro de la mayor parte de electricidad en la Unión Europea. El Parlamento ha aprobado recientemente una enmienda con el objetivo de establecer el objetivo ambicioso, aunque realista, de que el 60 % de la electricidad de la Unión Europea proceda de fuentes cuyas emisiones de carbono sean ultrarreducidas o nulas. Esto solo es posible con una combinación de fuentes de energía renovables y energía nuclear. Me ha complacido mucho observar que las conclusiones del Consejo se refieran a «sistemas energéticos eficientes y sostenibles». En ese contexto me viene a la mente la energía nuclear.

No obstante, hay otras fuentes de energía que debemos recordar. Desde la ampliación de la Unión Europea, nuestra dependencia de las importaciones de carbón ha descendido del 50 al 35 % porque un Estado miembro en particular es un importante productor de carbón. No deberíamos ignorar los beneficios y el potencial de la tecnología de carbón limpio cuando tenemos esta importante fuente de energía autóctona.

La propuesta de resolución adjunta a esta pregunta oral insiste, entre otras cosas, en una mayor eficiencia del sector del transporte. Insiste en la importancia de investigar y desarrollar tecnologías energéticas de futuro y busca propuestas para mejorar la eficiencia energética de los edificios.

Hemos formulado cuatro preguntas al señor Comisario y esperamos escuchar oportunamente su respuesta. Queremos saber qué podemos hacer para reducir nuestra dependencia del gas y del crudo importados. Queremos saber qué otras fuentes considera que podríamos desarrollar. Tal vez tenga algunas ideas con respecto a los suministros, la gestión de existencias y las instalaciones de almacenamiento de gas.

Finalmente, esperamos que la Comisión se ponga manos a la obra con la cuestión de la seguridad del suministro, la cuestión asociada del cambio climático y cómo ajustar nuestra política energética en una era posterior a Kyoto para conseguir nuestros tres objetivos de sostenibilidad, competitividad y seguridad del suministro.

(Aplausos)

 
  
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  Hans Winkler, Presidente en ejercicio del Consejo. (EN) Señor Presidente, en primer lugar quiero dar las gracias al señor Chichester por la pregunta. Llega en un buen momento. De hecho, la Presidencia austriaca llevaba exactamente ocho horas de mandato cuando nos llegó la noticia de que la energía era un problema europeo, un problema para todos nosotros, porque el conflicto del gas entre Rusia, Ucrania y Moldova comenzó a las ocho de la mañana del 1 de enero de 2006. Se puso de manifiesto que necesitábamos hacer frente a este problema, a pesar de que no era completamente nuevo. No obstante, su importancia se ha puesto especialmente de manifiesto a lo largo de este año.

Está muy claro que para Europa el suministro de energía es una cuestión de máxima importancia. Por esta razón, el Consejo Europeo tratará en su reunión de mañana este tema como una de sus prioridades.

También hemos convocado otra reunión extraordinaria del Consejo de Ministros de Energía, a la que ha aludido su Señoría, para preparar la reunión del Consejo Europeo de la mejor forma posible. Esa reunión de los Ministros de Energía aportó sugerencias muy útiles y válidas, que se discutirán mañana y pasado mañana.

También se puso de manifiesto que, con respecto al conflicto del gas entre Rusia, Ucrania y Moldova, la cuestión del suministro de energía no es solo una cuestión que podamos discutir entre nosotros. Cuando tuve el placer de informar ayer a la Comisión de Asuntos Exteriores, se señaló especialmente que se trata de una cuestión que corresponde a la política exterior de la Unión Europea. Esto se debe a que necesitamos cooperar con nuestros socios y vecinos, para tener en cuenta sus problemas. Es importante que insistamos en la estabilidad política y económica del país de tránsito, por ejemplo. También debemos incluir a los países de origen y los países consumidores en nuestros debates.

Esa es la razón por la que mantenemos intensas relaciones en este sentido con la OPEP, Rusia y otros países importantes, como China y la India. También somos activos por lo que respecta a los instrumentos internacionales. Mencionaré solo de pasada a la Agencia Internacional de Energía, los foros internacionales de la energía y Euromed, que desempeña un importante papel. Hay otros acuerdos internacionales importantes, como por ejemplo el acuerdo energético con el sudeste de Europa. Espero, señor Chichester, que consigamos el acuerdo de esta Cámara muy pronto, dado que esperamos contar con él antes de la reunión de los Ministros que se celebrará en junio.

(DE) Por supuesto, también hay otros aspectos importantes para la seguridad del suministro de energía, como la cuestión de la diversificación de nuestras fuentes de energía, especialmente la inclusión de fuentes de energía domésticas, en particular, asimismo, la cuestión de las fuentes de energía renovables. No obstante, la gestión de la demanda, incluida la mejora de la eficiencia del uso de la energía, también reviste la máxima importancia a este respecto.

Al hablar con sus socios, el Consejo suele insistir en que la inversión adecuada en infraestructura y exploración también es fundamental. Por esta razón, el Consejo asimismo considera que es sumamente importante que la resolución del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a las redes energéticas transeuropeas se adopte pronto, dado que será imposible diversificar el suministro y, de este modo, aumentar la seguridad del suministro sin recursos para ampliar la red energética europea. Por lo que respecta a la seguridad del suministro en particular, el Consejo ya ha adoptado en el pasado disposiciones legales que no detallaré ahora por razones de tiempo. Quiero mencionar brevemente también la Directiva relativa a las medidas para garantizar la seguridad del suministro de gas natural, que se adoptó en 2004.

Volviendo ahora a su pregunta relativa a las fuentes de energía alternativas, señor Chichester, el Consejo cree que hay dos componentes principales de la política energética que conviene mencionar particularmente en este marco, aunque ya los he mencionado de pasada: la cuestión de la diversificación de las fuentes de combustibles y la eficiencia energética. Como ya se ha dicho en el debate de hoy –la energía ha sido un elemento clave del debate que acaban de concluir y con razón–, los Estados miembros deben decidir por sí mismos el surtido de energías que prefieren, como expresión de sus políticas nacionales. Independientemente de lo que decidan los Estados miembros, la diversificación de las fuentes de combustibles incluye, por supuesto –y creo que esto es particularmente importante–, la diversificación de los países proveedores, por lo que respecta a las importaciones de energía; sin embargo, las fuentes de energía renovables también son particularmente importantes en este sentido.

A este respecto, el Consejo también puede señalar una completa serie de instrumentos, que solo mencionaré brevemente ahora. Con respecto a la diversificación de las fuentes de combustibles, especialmente a través del uso de energías renovables, el Consejo y el Parlamento Europeo ya aprobaron en 2001 una Directiva relativa a la promoción de la electricidad generada a partir de fuentes de energía renovables. En este contexto también quiero llamar su atención sobre la propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la promoción del uso de biocarburantes u otros combustibles renovables para el transporte. En diciembre del año pasado también se alcanzó un acuerdo con el Parlamento Europeo acerca del proyecto de Directiva relativa a la eficiencia energética y los servicios energéticos, que espero que se pueda aprobar en los próximos meses; estamos trabajando con este fin. Es muy importante para el ahorro de energía.

También quiero señalar que el programa «Energía Inteligente para Europa» ya está realizando una importante contribución en este punto dentro del Sexto Programa Marco de Investigación. El Séptimo Programa Marco de Investigación y el programa «Energía Inteligente para Europa» que se está debatiendo actualmente dentro del Programa CIP también fijarán una prioridad apropiada y pertinente.

Asimismo hay medidas en el ámbito no legislativo: el año pasado, por ejemplo, los Ministros de Energía realizaron una contribución al Consejo Europeo de Primavera de 2005. Actualmente el Consejo está estudiando a marchas forzadas y con gran interés el Plan de Acción de la Biomasa, que es sumamente prioritario para nosotros.

Señor Chichester, quiero terminar refiriéndome a su pregunta sobre Kyoto después de 2012, la seguridad del suministro de energía y la competitividad de la Unión Europea, y le diré que en nuestra opinión este efecto puede ser fundamentalmente positivo. Me parece particularmente importante decir que estamos convencidos de que una política ambiental bien concebida tendrá un efecto positivo sobre el crecimiento y el empleo.

Las medidas de promoción de la eficiencia energética se traducen en innovaciones ecológicas y tecnologías ambientales y la demanda de tales innovaciones está creciendo constantemente en todo el mundo. Esto también crea oportunidades para nuestras economías. Al diversificar las fuentes de energía y especialmente al promover las fuentes de energía renovables, también queremos realizar una contribución a la seguridad del suministro de energía y, al mismo tiempo, detener el cambio climático y aumentar la competitividad de la UE en general.

(Aplausos)

 
  
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  Andris Piebalgs, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, el debate anterior sobre el programa de trabajo de la Comisión se ha centrado mucho en la energía. Agradezco mucho esa atención y la pregunta formulada a la Comisión que ha hecho posible este debate.

En cierto sentido, el Libro Verde sobre la estrategia europea para una energía sostenible, competitiva y segura formula respuestas a cómo debemos proceder para afrontar los desafíos que plantean en sus preguntas. Debemos darnos cuenta también de que se trata de un desafío mundial: la rigidez de la oferta y la demanda, el cambio climático, la dependencia de las importaciones y las necesidades de inversión en el sector energético son todos ellos desafíos mundiales. La respuesta de la Unión Europea es una política energética común. Contamos con un respaldo significativo de los ciudadanos. En una reciente encuesta de opinión, el 47 % de los ciudadanos europeos apoyaban la acción a escala europea. Tras la publicación del Libro Verde, hemos recibido el apoyo de muchos Estados miembros y Parlamentos nacionales. Está claro que el principal valor añadido de este Libro Verde se halla en ese enfoque común que hace hincapié en que la seguridad del suministro, la competitividad y la sostenibilidad no pueden estar separados en nuestra política energética. Estos tres elementos deben estar interrelacionados.

Pero está también claro que no podremos encontrar un remedio mágico porque no existe. Eso significa que en el terreno de la política energética debemos centrarnos en una serie de medidas en ámbitos concretos. En primer lugar, la existencia de un mercado interior de la UE que sea realmente competitivo, abierto y transparente es importante para la seguridad del suministro, la sostenibilidad y la competitividad. Además es crucial para la seguridad del suministro. Algunas de las medidas contempladas pretenden no solo promover la competencia, sino también el comercio transfronterizo: las transacciones energéticas transfronterizas. Se trata de un ámbito de enorme importancia y espero contar en el futuro con el apoyo de esta Cámara en estas cuestiones.

La segunda cuestión, que es extremadamente importante –como ha recordado el Presidente en ejercicio – es la solidaridad. La Unión es fuerte cuando existe solidaridad. La solidaridad significa, primero, estar preparados para afrontar situaciones extremas; implica, en segundo lugar, un mecanismo de solidaridad y requiere, en tercer lugar, mucha información sobre lo que sucede en los mercados energéticos. Estoy de acuerdo en que la diversidad es el aspecto más importante, pero para hacer el mejor uso posible de esa diversidad necesitamos mucha información y mucha transparencia. Prevemos este tipo de medidas replanteando la Directiva sobre reservas de petróleo, prestando más atención a la seguridad del suministro de electricidad y gas y buscando nuevos mecanismos que realmente atiendan las necesidades de nuestros ciudadanos, a quienes les gustaría saber que en el caso de producirse una situación extrema, dispondríamos de un mecanismo y de reservas que podrían utilizarse.

Luego está también la cuestión del surtido de fuentes de energía. Esa es una responsabilidad que corresponde a cada Estado miembro, por razones de subsidiariedad. No obstante, sabemos que la actuación de un Estado miembro influye en todos los demás Estados miembros, al menos en los Estados miembros vecinos. Eso significa que debemos actuar teniendo en cuenta las políticas energéticas de nuestros vecinos y tratar de impulsar las mejores acciones posibles.

Hace falta una revisión estratégica de la energía de la UE que nos permita reconsiderar estas cuestiones continuamente, para adoptar el mejor enfoque desde el punto de vista del surtido de fuentes de energía en cada Estado. La eficiencia energética y el desarrollo de energías renovables tendrán un gran peso a la hora de decidir el surtido de fuentes de energía. Pero al mismo tiempo creo también que la energía nuclear, que se incluye ahora en el surtido de fuentes de energía, será utilizada por muchos Estados miembros. Por eso es importante garantizar que esa energía se utilice de una forma segura y sostenible.

Creo asimismo en la diversidad que pueden aportar las nuevas tecnologías y en el carbón limpio, la captura de carbono, etc. Tenemos ya un buen ejemplo con el proyecto de Shell y Statoil sobre la captura de carbono y su poscombustión. No se trata de un proyecto de demostración: por primera vez, un proyecto industrial efectivo de 860 megavatios ofrece nuevas posibilidades de diversificación del surtido de fuentes de energía, más acorde con los objetivos de nuestra política energética.

Algunas personas han dicho que no se presta suficiente atención a la eficiencia energética. Discrepo con ellas, porque sí se hace mucho hincapié en eso. El Parlamento Europeo ha debatido ya el Libro Verde sobre eficiencia energética. En el futuro propondremos un plan de acción europeo muy ambicioso sobre la eficiencia energética, que insistirá mucho en el transporte. No obstante, todos los Estados miembros seguirán prestando atención a la eficiencia energética en sus planes de acción nacionales y eso es extremadamente importante.

En cuanto a la tecnología, pondré solo un ejemplo: Europa es capaz de desarrollar nuevas tecnologías, pero debemos utilizar todas las posibilidades de una forma coherente. Creo que el plan estratégico europeo de tecnología energética podría marcar realmente la diferencia.

Por último quiero llamar su atención sobre algunas cuestiones internacionales. La mejor respuesta en cuestiones de seguridad del suministro no hay que buscarla solo en la diversidad, sino también en mercados del gas y del petróleo mundiales, transparentes y competitivos. Esta es la visión que podría proporcionar la necesaria diversidad. Para ello tenemos que contribuir a la estabilidad de los países que disponen de gas y petróleo entre sus recursos. Debemos crear infraestructuras que nos permitan importar más gas de diferentes regiones del mundo, porque solo así podremos garantizar la seguridad del suministro de gas y petróleo. Debemos promover nuestra visión del mercado en los países vecinos. La comunidad de la energía debe expandirse.

Mañana, el Consejo Europeo tendrá la oportunidad de debatir estas cuestiones. Creo que se mantendrá el impulso generado por el Libro Verde a la creación de una política europea común en el sector de la energía. Les agradezco mucho el debate y espero trabajar con esta Cámara en la formulación de una política energética europea que responda a las necesidades básicas de nuestros ciudadanos.

 
  
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  Paul Rübig, en nombre del Grupo del PPE-DE. (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario Piebalgs, Señorías, durante varios meses hemos estado envueltos en un nuevo debate estratégico. Vemos el conflicto con Irán y la guerra en Iraq, pero también vemos el conflicto con países de la OPEP donde no habríamos pensado que se producirían tales acontecimientos. Vemos que China está realizando compras estratégicas en los mercados energéticos; vemos que Rusia se está apartando de una política estable y fiable; vemos que los mercados mundiales están sufriendo cambios muy dinámicos. Por lo tanto, necesitamos defender nuestros objetivos, los objetivos de la Agenda de Lisboa.

Queremos crecimiento y empleo. Por lo tanto, la política energética –y quiero dar las gracias al Comisario Piebalgs por centrarse en la eficiencia energética– es una prioridad importante. Esto podría abrir áreas de negocio totalmente nuevas para nuestras pequeñas y medianas empresas. Crea puestos de trabajo en el ámbito de la artesanía y pequeños ciclos comerciales que nos proporcionan seguridad energética.

Por otra parte, no debemos olvidar la competitividad de nuestra industria energética. A este respecto, quiero pedir en particular a la Comisión que analice detenidamente el efecto del Protocolo de Kyoto después de 2012 sobre nuestras principales industrias primarias de gran intensidad energética, como la industria del acero y el aluminio, y otros muchos sectores, así como sobre nuestra generación de energía. Creo que también necesitamos analizar los aspectos ambientales de la sostenibilidad, con especial referencia a la competitividad.

Quiero pedir a la Comisión y al señor Barroso que hagan uso de los diversos servicios de la Comisión –sea con respecto a la estrategia de comunicaciones, la política fiscal, las relaciones económicas exteriores, la política exterior, la política de competencia o la política ambiental– para asumir esta importante tarea, que es muy significativa para nuestro futuro en Europa.

 
  
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  Robert Goebbels, en nombre del Grupo del PSE. – (FR) Señor Presidente, vivimos en un mundo cada vez más privado de energía. Los principales consumidores –los estadounidenses y los europeos– no pueden negar a los chinos, los indios y otros el derecho a intentar alcanzar nuestro nivel de vida y a consumir más energía.

Con una creciente demanda global, los países consumidores deben unirse frente a los mercados que están organizados en cárteles, con el objetivo de influir en el nivel de precios. En un contexto como este, el ahorro de energía y una mayor eficiencia energética son la principal prioridad. La Agencia Internacional de Energía ha calculado que si los fabricantes de ordenadores se viesen simplemente obligados a reducir la cantidad de energía consumida por los ordenadores en modo de espera a un vatio, en lugar de los actuales diez vatios, esto supondría un ahorro equivalente a 20 centrales eléctricas de 1 000 megavatios.

Necesitamos utilizar más fuentes de energía renovables: Brasil produce 700 millones de litros de etanol, un subproducto de su industria azucarera; Mauricio ahorra 20 000 toneladas de petróleo quemando residuos de fibras en sus centrales eléctricas; Suecia va a obligar a todas sus estaciones de servicio a ofrecer biocarburantes; y en Fiji los motores diesel funcionan con aceite de copra.

Dicho esto, las fuentes de energía renovables no pueden sustituir totalmente a las fuentes de energía tradicionales. Se necesitan avances tecnológicos importantes con respecto a la energía solar, a las pilas de hidrógeno, etc. Incluso la energía eólica, para la que Europa tiene un importante potencial en sus mares ribereños, precisa una importante inversión para hacer las redes seguras. El mundo no será capaz de renunciar al carbón y a la energía nuclear a toda prisa. Estas elecciones son responsabilidad de los Estados miembros, que deben decidir libremente qué combinación de energías prefieren.

Europa tendrá que invertir más en investigación en materia de eficiencia energética, energías renovables, captura de carbono, carbón limpio, seguridad nuclear y fusión nuclear. La Unión tendrá que aplicar una política energética más unida. Debe completar su mercado interior, evitando una situación en la que los mercados se dividan, beneficiando a los oligopolios. Quiero terminar diciendo que el Consejo de Primavera debe tomar una decisión: una Europa sin una política energética común no será más que una débil potencia.

 
  
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  Lena Ek, en nombre del Grupo ALDE. (SV) Señor Presidente, señor Comisario, representantes de Austria, Señorías, es difícil concebir lo increíblemente dependiente que es Europa de las importaciones, lo que nos pone en una situación muy preocupante. Necesitamos replantear la producción y distribución y regular el mercado de forma que funcione como es debido. En otras palabras, es preciso regular los derechos de los consumidores y la capacidad de transferencia y examinar la posición dominante de las grandes empresas energéticas.

No estamos utilizando tecnologías ya existentes. Estamos reduciendo los créditos para investigación en las actuales negociaciones presupuestarias y no se están dando las señales claras que la industria necesita, si queremos que se atreva a invertir y que lo haga dentro de un plan a largo plazo. Los Estados miembros eligen su propio surtido energético y eso es positivo. Ahora nos encontramos en una fase en la que ha llegado el Libro Verde. En el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa apoyamos el Libro Verde y lo consideramos extremadamente constructivo, al igual que el trabajo de la señora Kroes en la cuestión de la competencia.

No obstante, señor Winkler, usted ha comenzado diciendo que a las ocho en punto del día 1 de enero Europa se vio conmocionada en el ámbito de la energía, y la causante fue Rusia. En esta situación, muchos Jefes de Gobierno nacionales se están poniendo nerviosos y quieren desregular. Quieren que haya proteccionismo en el sector de la energía, un cambio que sería diametralmente opuesto a lo que el Consejo ha dicho anteriormente que le gustaría ver y que la Comisión y el Parlamento también desean. Eso es una vergüenza cuando nos encontramos en una fase en la que, poniéndonos de su parte, podemos ayudar a los nuevos Estados miembros a estabilizar su suministro de energía y en la que podemos resolver importantes problemas ambientales. Es una vergüenza plantear estos argumentos cuando también podemos crear tantos puestos de trabajo en Europa. Lamento decir que nuestro propio Jefe de Gobierno sueco, Göran Persson, ha dicho hoy que desea volver a regular el mercado energético sueco.

Si uno sigue haciendo lo que siempre ha hecho, obtendrá lo que siempre ha obtenido, como se suele decir. No obstante, ya no nos podemos permitir esta situación en Europa. Necesitamos que se tomen decisiones extremadamente sólidas y Austria, que presidirá la reunión de mañana del Consejo de Ministros, tiene una importante responsabilidad.

 
  
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  Claude Turmes , en nombre del Grupo Verts/ALE. (DE) Señor Presidente, los Jefes de Estado o de Gobierno se reunirán mañana para hablar de energía. ¿Hablarán de energía? Me temo que no; mañana el señor Berlusconi presentará un gran espectáculo y Enel anunciará que va a absorber a Suez. En otras palabras, será un espectáculo para las elecciones italianas, y el señor Villepin y el Presidente Chirac utilizarán todo este asunto para perfilarse, una vez más, como héroes nacionales en un Gobierno francés que se está desmoronando.

No son más que bombas de humo lanzadas sobre el mercado interior. ¿Cuál es la verdadera cuestión en el mercado interior de la Unión Europea? Tal y como funciona actualmente, es el mayor error económico que Europa ha conocido jamás. Enel despluma a los consumidores italianos, Endesa a los españoles, Suez a los belgas y E.ON a los alemanes. Y ahora se supone que vamos a discutir si tenemos campeones nacionales o –como dice el señor Barroso– incluso campeones europeos todavía más grandes, que son cada vez más dominantes en sus mercados y comportan un riesgo cada vez mayor para los consumidores y la competitividad en Europa. ¡No, esa no es la cuestión! La verdadera cuestión es esta: ¿venceremos finalmente desde el punto de vista político y seremos capaces de regular de forma apropiada e independiente y de separar las redes de todo lo demás? La política de transporte debe ser un elemento central de la política energética y, hasta que sea un elemento central, todos estos documentos no son más que tigres de papel.

Las contribuciones más importantes que tenemos que hacer con nuestras políticas son los objetivos a largo plazo, la energía renovable, la eficiencia y los objetivos de CO2, de lo contrario no podrá haber garantías de inversión. En mi opinión, de lo que carece este debate es de una nueva metodología. Hasta ahora no hemos conseguido alcanzar una buena coordinación en todos los niveles. En otras palabras, necesitamos nuevas cooperaciones. ¿Y qué está haciendo el señor Barroso, dando vueltas como un elefante en una tienda de porcelana, como siempre? Está poniendo la energía, un tema que divide a los ciudadanos europeos más que cualquier otro, en el centro del debate. ¿Se puede actuar con menos juicio político de lo que hace el señor Barroso actualmente con respecto a la prensa?

 
  
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  Esko Seppänen, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FI) Señor Presidente, señor Comisario, señor Presidente en ejercicio del Consejo, conocemos las previsiones de las grandes empresas petroleras. Dicen que para 2030, aproximadamente el 80 % de la energía mundial continuará produciéndose a partir de combustibles fósiles. La historia demuestra que estas previsiones son creíbles, aún cuando hagamos todo lo posible por ahorrar energía, mejorar la eficiencia energética, apoyar el uso de formas de energía alternativas y el uso de biocarburantes, y aunque construyamos nuevas centrales nucleares mientras desmantelamos los viejos reactores.

Es bien sabido que ya no quedan depósitos importantes de petróleo en los países de la Unión Europea y el gas de nuestra región también se agotará en los próximos 10 años. Según el Libro Verde, la dependencia de las importaciones de la Unión Europea en general habrá alcanzado el 71 % en 2030.

Si son ciertas las previsiones de las empresas petroleras de que nuestras necesidades energéticas se cubrirán principalmente mediante el uso de combustibles fósiles, habrá más competencia por esos combustibles. La Unión Europea quiere cubrir todo el aumento de sus necesidades de energía a base de gas. El desarrollo de la licuefacción del gas agravará la situación, favorable a los países de la Unión Europea, dado que la mayoría de las reservas mundiales de gas se encuentran en el continente euroasiático, conectadas mediante gasoductos.

La disponibilidad y el precio del petróleo y el gas se ven sumamente influidos por la competencia por los mismos recursos naturales de China y otros países del Lejano Oriente, recursos que hasta ahora han sido utilizados, casi de forma exclusiva, por los países de la OCDE.

Nuestro Grupo apoya a la Comisión en su búsqueda de alternativas. No hay otra solución que sea tan sencilla. Si continuamos con la política de utilizar combustibles fósiles, la Unión Europea necesitará establecer buenas relaciones comerciales con Rusia.

Finalmente, permítanme decir algo sobre las «soluciones europeas». Una política que provoca el aumento del precio de la electricidad en algunos países para que pueda bajar en otros es inaceptable. Para algunos países, esa es una forma de solidaridad demasiado cara.

 
  
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  Umberto Pirilli, en nombre del Grupo UEN. (IT) Señor Presidente, señor Piebalgs, Señorías, lo que ha ocurrido en las últimas semanas con el caso Suez-Enel y lo que está ocurriendo actualmente con respecto a la oferta de adquisición de Endesa por E.on, que ha sido bloqueada por un decreto del Gobierno español que aumenta las competencias de la Comisión Nacional de la Energía, confirma una tendencia regresiva de los Estados miembros con respecto a los principios y las normas en que se basa la Unión Europea.

Ayer mismo, el señor Barroso dijo: «Espero que los Jefes de Gobierno respondan a la pregunta: ¿tienen la voluntad política de encontrar soluciones europeas a problemas europeos?»

El problema de la energía ha sido estudiado por la Comisión en todos los aspectos, mediante un análisis muy útil, casi punto por punto, que no quiero explicar aquí porque es bien conocido por todos. En la resolución conjunta presentada por el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa y el Grupo Unión por la Europa de las Naciones se expresan las preocupaciones que comparten actualmente todos los ciudadanos europeos y se plantean las soluciones que a la mayoría de los ciudadanos y los Estados miembros les gustaría ver.

No obstante, la propuesta es deficiente en un punto, que tiene que ver con los centros responsables de la toma de decisiones. ¿Cuántos hay y cuáles son? En su declaración de ayer, el señor Barroso habló una vez más de la existencia de 25 mercados energéticos diferentes y 25 políticas diferentes en el sector. Además de esta estadística devastadora con respecto a las esperanzadas políticas de convergencia de la Unión Europea, existe la necesidad de garantizar la seguridad física de la infraestructura energética de Europa frente a los riesgos de catástrofes naturales y atentados terroristas, así como su seguridad frente a riesgos políticos, incluidas las interrupciones del suministro.

La pregunta que yo planteo a todos y cada uno de nosotros es: «¿Puede Europa estar gobernada por 25 Gobiernos diferentes o quizás ha llegado el momento de que la estrategia europea en materia de política exterior, seguridad y energía cuente con un único centro responsable de la toma de decisiones, para poder hacer frente, de forma oportuna y coherente, a los desafíos que ahora supone el cambiante mundo moderno?»

 
  
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  Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. (NL) Señor Presidente, las recientes interrupciones del suministro de energía han renovado la conciencia de la vulnerabilidad de la energía importada. La energía es esencial para todos los países. ¿Qué lecciones podemos aprender acerca de la seguridad del suministro?

Ya es un hecho que la política energética y la política exterior están interrelacionadas. La Unión Europea tiene que tener cuidado con la presión de los países productores de energía y, para ello, una mayor diversificación de los proveedores de energía es una necesidad política.

Además, la situación de crisis de Rusia y Ucrania ha provocado que la opción de importar gas natural líquido de otras regiones sea de nuevo una cuestión candente. El frágil funcionamiento del mercado interior también exige nuestra atención y el reciente debate sobre la creación de campeones nacionales no nos debería distraer de ello. Los Estados miembros ya cuentan con potentes instrumentos para hacer frente a las cuestiones de la seguridad del suministro; además de hacer uso de una mayor variedad de fuentes de energía, también pueden recurrir más a sus reservas de emergencia.

Tales medidas, además del aumento de la cooperación entre los Estados miembros, nos permite avanzar por caminos que no nos ofrece una cuidadosa política energética europea. La precaución es también un requisito primordial para alcanzar un acuerdo en materia de energía con Rusia. La distancia crítica es preferible a una mayor integración en el sector de la energía de países con los que nuestras relaciones son menos que estables.

 
  
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  Luca Romagnoli (NI). (IT) Señor Presidente, Señorías, la dependencia de Europa en el sector de la energía es preocupante, tal y como indica el Libro Verde de la Comisión. Italia es incluso más dependiente en el ámbito de la energía, como los datos de Enea e Istat confirman irrefutablemente. Italia tiene una capacidad de producción de energía de tan solo a unos 30 millones de toneladas equivalentes petróleo y tiene que importar energía del extranjero. Su dependencia ha alcanzado aproximadamente el 85 % en 2005, frente al 83 % de 2001 y al 81 % de 1995.

Dentro de la Unión Europea, solamente Irlanda, Luxemburgo y Portugal son más dependientes que Italia desde el punto de vista de la energía. Por lo tanto, las necesidades de energía de Italia dependen notablemente del petróleo, que representa el 45 %, y del gas, que alcanza el 32 %. El aumento de los precios de la energía se traduce para todos en un mayor gasto en las facturas de gasolina, electricidad y gas, y las preocupaciones ambientales también influyen en las opciones en este ámbito, hasta el punto de que la opción nuclear está volviendo a ser un tema de actualidad.

Para combatir la dependencia de la energía tenemos que hacer que el sistema de suministro sea más flexible, racionalizar el uso de energía, distribuir energía localmente, tanto con pequeñas instalaciones convencionales como con fuentes renovables, e invertir más en investigación: parece que ya no es posible demorar la energía solar termodinámica, la energía geotérmica, el uso de biomasa, la introducción de nuevos ciclos combinados a base de gas en los sistemas generadores de electricidad y, finalmente, la recuperación de la energía nuclear.

Estos son los problemas y los desafíos del futuro, pero necesitamos preguntarnos a nosotros mismos por qué Italia y Europa siguen perdiendo terreno con respecto a Rusia y, sobre todo, a China. El gas y el petróleo de Irán destinado a China y Rusia, los recursos y flujos de energía en los que las empresas europeas han invertido durante décadas una enorme cantidad de capital de investigación, todo esto se ha perdido para servir a intereses no comunitarios.

Esto significa que Europa está perdiendo, una vez más, una gran oportunidad de desarrollo, seguridad y bienestar social, y aumentando su dependencia, tanto en materia energética como política. Europa debe tener la valentía de tomar decisiones geopolíticas apropiadas para sus intereses si realmente desea garantizar un futuro para sus pueblos. Este es el tipo de acción revolucionaria, por encima y más allá de las directivas existentes, que los europeos esperan de la Comisión y del Consejo.

 
  
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  Jacek Emil Saryusz-Wolski (PPE-DE). (EN) Señor Presidente, la energía, como hemos podido comprobar recientemente, es utilizada también a veces como un arma de influencia política por Estados que disfrutan de una posición casi monopolista, como es el caso de Rusia/Ucrania. Eso es lo que ha suscitado en realidad este repentino interés por la política energética. Así pues, el problema debe considerarse una cuestión de política exterior y de seguridad y por eso, además del Comisario Piebalgs, me dirigiría de buena gana al señor Solana y a la señora Ferrero-Waldner.

Es fundamental que la UE desarrolle una verdadera dimensión de la política de seguridad exterior relacionada con el suministro de gas y petróleo, que no es lo mismo que la política energética en sentido estricto. No debemos confundirlas. La pregunta es: ¿qué valor añadido puede ofrecer la UE si se producen recortes en los suministros energéticos por motivos políticos? Las propuestas, tal como aparecen en el Libro Verde, apuntan en la dirección correcta, aunque sigue siendo insuficientes. La solidaridad, uno de los grandes principios de la integración europea, nos obliga a ayudar a todos los Estados miembros que atraviesen dificultades. Y ese principio de solidaridad debe abarcar los problemas relacionados con la escasez de suministros energéticos por motivos políticos.

Lo que hace falta es cooperación y solidaridad, no competencia entre los Estados miembros para asegurarse suministros energéticos externos, como sucede hoy. El próximo Consejo de primavera debe considerar, ante todo, tres cuestiones de máxima importancia: primero, la ayuda mutua entre los Estados miembros en caso de producirse recortes del suministro energético; segundo, los mecanismos de consulta mutua entre los Estados miembros con respecto a los grandes contratos de gas y suministro; y tercero, la inclusión de una cláusula sobre seguridad energética en todos los tratados de la UE con países terceros que sean proveedores de energía o países de tránsito. Esa cláusula sobre seguridad energética debería imponer la obligación de respetar un cierto código de conducta y renunciar a utilizar el suministro energético como un instrumento de presión política. Ha llegado el momento de ir más allá de las meras declaraciones.

 
  
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  Pasqualina Napoletano (PSE). (IT) Señor Presidente, Señorías, la política energética tiene una clara dimensión exterior, que se manifestó con toda su contundencia en la crisis de enero entre Rusia y Ucrania. A su vez, en los últimos años la Unión Europea ha establecido políticas como la cooperación estratégica con Rusia, la asociación euromediterránea, la Política Europea de Vecindad y el acuerdo con el Consejo de Cooperación del Golfo. Estas relaciones implican a los principales países productores de petróleo y de gas.

La cuestión de la energía se ha abordado de forma inconexa: desde la liberalización de los mercados hasta la seguridad del suministro, la eficiencia y un mejor uso de los recursos. Hasta la fecha, todo esto no se ha parecido en nada a una política estructurada. La reunión del Consejo Europeo que comenzará mañana y se prolongará hasta el día siguiente tratará estas cuestiones, pero los Gobiernos europeos parecen divididos con respecto a si se necesita una política común o si hay que continuar con relaciones bilaterales basadas en factores históricos, geográficos o políticos.

En el Parlamento Europeo apoyamos los esfuerzos de la Comisión y, al mismo tiempo, pedimos más. No obstante, esto no será posible sin responder a algunas importantes preguntas. ¿Pretendemos reducir la dependencia general de los combustibles fósiles? ¿Hasta qué punto? ¿Podemos calcular las necesidades futuras en este momento? ¿Vamos a fijarnos el objetivo de coordinar la demanda con otros países importadores, sobre todo los países en desarrollo? ¿Presentaremos una propuesta única y unánime en la próxima reunión del G8 en San Petersburgo?

Las respuestas a estas cuestiones presuponen algo muy parecido a un plan energético europeo. El Libro Verde constituye un primer paso, pero queda mucho por hacer y naturalmente el Parlamento Europeo desea participar plenamente en esta política.

 
  
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  Šarūnas Birutis (ALDE). (LT) Esta resolución es un documento muy importante y oportuno que expresa la postura del Parlamento Europeo con respecto a la volátil situación del sector de la energía en la Unión Europea. La resolución marca el comienzo del debate sobre el Libro Verde para una política energética segura, competitiva y armoniosa. Además de la eficiencia del consumo de energía, la variedad de fuentes de energía mencionada en la resolución es el factor fundamental para reducir la dependencia de los Estados de la Unión Europea con respecto al suministro de recursos energéticos de terceros países. Se presta gran atención al ámbito de la energía nuclear, dado que la energía nuclear es una parte inseparable del sector energético de la Unión Europea. Es muy importante para Lituania y otros Estados, que no tienen suficiente energía eólica, solar ni geotérmica, ni otras alternativas al gas y al petróleo. Es acertado que la iniciativa de generar energía nuclear sea una opción de los Estados miembros. Debe establecerse una normativa para que parte de los fondos destinados a la política agrícola se pongan a disposición de las necesidades energéticas, productivas y de cultivo de biomasa. El principio de la solidaridad en materia de energía entre Estados miembros es sumamente importante. Es importante en las conversaciones con el resto del mundo. A la hora de planificar los proyectos del sector energético, los Estados miembros deberán evaluar las consecuencias que tendrán para otros países. Por lo tanto, creo que deberíamos centrarnos en la revisión de los anexos de las RTE-E. La lista del proyecto contiene opiniones encontradas sobre lo que yo llamaría el gasoducto político septentrional en el Mar Báltico. Lamentablemente no menciona ninguno de los proyectos que son importantes para los países bálticos y Polonia, como el gasoducto Ámbar o las conexiones eléctricas, que permitan a la aislada región báltica conectarse rápidamente a la zona europea.

 
  
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  Dimitrios Papadimoulis (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, mucho me temo que la propuesta de la Comisión sobre el gas natural, que llega tras la crisis entre Rusia y Ucrania, no se corresponde con las circunstancias o necesidades. Es insuficiente.

Si queremos conseguir los objetivos establecidos por la Comisión, necesitamos invertir cada vez más para reforzar drásticamente las fuentes de energía renovables, para ahorrar energía y para desarrollar redes energéticas. Con los presupuestos que están ustedes elaborando, estos objetivos no se podrán conseguir; no podemos realizar un progreso importante en la creación de una política energética común, no podemos conseguir una tecnología más barata y mejor para las fuentes renovables y el ahorro de energía con el dinero asignado en el Séptimo Programa Marco para estos objetivos y, con las medidas que proponen para la política energética común, no podemos combatir las prácticas de los cárteles que hacen y deshacen –y viven– a costa de los consumidores y de una Europa unificada en materia de energía.

Una cosa más: las fuentes de energía renovables son una cosa y la energía nuclear otra. No intenten meter todo en el mismo saco y utilizar las fuentes de energía renovables como una gran cortina para ocultar la verdad, que es que gran parte de los ciudadanos europeos sienten entre reservas y rechazo al hablar de la energía nuclear, y eso no se puede hacer desaparecer con una cortina mágica.

 
  
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  Konrad Szymański (UEN). – (PL) Señor Presidente, la fiabilidad de los suministros de energía a la Unión Europea se reduce cada mes que pasa, al ritmo que aumenta nuestra dependencia de la energía importada. Lo único que nos podemos permitir perder en este sentido son los socios imprevisibles o poco fiables. Su papel en el mercado energético europeo debería mantenerse dentro de unos límites seguros.

Para sorpresa de muchos países europeos –aunque no de todos–, Rusia ha demostrado recientemente ser uno de esos socios poco fiables. Los suministros de Rusia se han visto restringidos recientemente debido a las condiciones climáticas de Siberia, la falta de seguridad de los gasoductos en el norte del país y el incontrolable deseo de utilizar la energía como medio para ejercer presión política sobre sus vecinos occidentales.

Por esta razón, la cooperación energética no se puede limitar a los países pertenecientes a la Unión Europea. Nuestros problemas energéticos proceden precisamente de fuera de la Unión Europea. No obstante, algunas de las soluciones también residen fuera de la Unión Europea, por ejemplo en las explotaciones petroleras de Noruega, que es la razón por la que no solamente la política energética, sino también las redes transeuropeas deberían ir más allá de los límites de la Unión Europea. Esa es la razón por la que una política de vecindad reforzada debería incorporar la energía y por la que la propuesta polaca de un pacto energético basado en la solidaridad, que rebase claramente los límites de la Unión Europea, deberían ser objeto de un debate más profundo en la próxima cumbre.

La seguridad energética es, sobre todo, una cuestión de política exterior y de defensa. Es absurdo fingir que las nuevas fuentes de energía o la imposición de restricciones sobre la industria, como los acuerdos climáticos, son la solución. Durante mucho tiempo, las fuentes de energía renovables continuarán siendo un complemento oneroso de nuestros recursos energéticos. La imposición de restricciones excesivamente severas a la industria europea, a menudo sobre la base de supuestos científicos dudosos, es un factor que limita nuestra competitividad.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. TRAKATELLIS
Vicepresidente

 
  
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  Gerard Batten (IND/DEM). (EN) Señor Presidente, la caótica liberalización del mercado energético de la UE ha producido ya grandes distorsiones. Los buenos europeos, como los británicos, liberalizan diligentemente sus mercados, mientras que los malos europeos, como Francia y Alemania, se niegan a hacer lo mismo.

La liberalización ha ocasionado directamente enormes subidas del precio mayorista del gas en el Reino Unido. La UE ha añadido más de 200 libras esterlinas anuales a la factura media del gas en el Reino Unido. Ahora, la UE quiere una política energética común para meter mano en lo que queda de las reservas británicas de gas y petróleo. El señor Chichester pregunta cómo reaccionarán el Consejo y la Comisión ante la evolución del mercado energético mundial y cómo se asegurarán los suministros: su pregunta es oportuna, pero la ha formulado a las personas equivocadas. Debería habérsela formulado al Gobierno británico.

El Partido Conservador, representado por el señor Chichester, está invitando una vez más a la Unión Europea a entrometerse de nuevo y más a fondo en los asuntos británicos. Gran Bretaña debe seguir el ejemplo de Francia y Alemania y defender sus propios intereses nacionales y los de sus consumidores nacionales de energía.

 
  
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  Alejo Vidal-Quadras Roca (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, en los próximos días los Jefes de Estado y de Gobierno debatirán la posibilidad de lanzar una política energética común.

Tanto los Gobiernos como los ciudadanos han tomado conciencia de la gravedad de la situación, de la vulnerabilidad de nuestro sistema de suministro, de nuestra dependencia de las importaciones y de la urgencia con la que debemos tomar medidas que estén a la altura de las circunstancias.

El Parlamento Europeo comparte plenamente la inquietud de la ciudadanía y, por eso, hoy desde esta Cámara debemos lanzar un mensaje claro y fuerte en favor de la independencia energética de la Unión.

Para ello, hemos de apoyar un mix energético completo, con un papel destacado para las fuentes de energía libres de emisiones, como la nuclear y las renovables. Ha llegado el momento de plantearnos seriamente la posibilidad de invertir en rutas de suministro alternativas, para reducir el impacto de situaciones como la reciente crisis entre Rusia y Ucrania.

Por el lado de la demanda, debemos hacer hincapié en la mejora de la eficiencia energética en todos los niveles de consumo y de producción. Y, en este sentido, la diseminación de información y buenas prácticas es crucial.

Debemos apostar fuertemente por un verdadero mercado libre interior de la energía, mejorando infraestructuras e interconexiones y abandonando de una vez la idea, ya pasada, de los grandes campeones nacionales.

Estamos en el siglo XXI, en una Unión Europea cada vez más integrada, y no es el momento de dar pasos atrás. Que nadie se equivoque: el proteccionismo no solo perjudica a nuestras economías y nuestra competitividad, sino que perjudica ante todo al consumidor. En el mundo globalizado los gigantes nacionales son enanos en la esfera mundial, y de poco sirven los discursos europeístas cuando, a la hora de tomar decisiones, las palabras no son seguidas de acciones coherentes.

Acabo, señor Presidente, pidiendo al Consejo que no desaproveche esta oportunidad.

 
  
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  Reino Paasilinna (PSE). (FI) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, estamos atrapados en una crisis energética persistente. La razón está clara: la diferencia entre consumo y oferta es tan pequeña que casi cualquier cosa puede hacer que los precios suban como la espuma. Esto puede suceder, por ejemplo, a raíz de una tormenta al otro lado del océano y de muchas otras cosas.

Tenemos una buena solución para este problema: cooperación energética dentro de la Unión. Sin embargo, un «movimiento antisolidario» de ciertos Estados miembros, que de hecho se ha extendido entre los miembros fundadores, impide esta cooperación. No permiten la competencia en sus propios países pero compran empresas de energía en otros utilizando ese dinero ocioso. Así no se consigue nada. Hicieron lo mismo en el sector de las telecomunicaciones, cuando se abrieron los mercados. Entonces vinieron de nuevo compradores del extranjero.

Si no mostramos solidaridad en la Unión Europea, podemos olvidarnos de las soluciones energéticas que se están debatiendo aquí. Una condición de una política energética común es tener objetivos compartidos a los que se comprometan nuestros líderes y que no sean simplemente utilizados para sacar provecho, como ocurre ahora.

¿Cómo se debería conseguir esto? Sugiero que Finlandia celebre una cumbre energética en que los líderes gubernamentales puedan acordar un modus operandi. De este modo, podremos alejarnos de una situación en la que continuamente estamos abocados a la crisis. Finlandia podría organizar la reunión como un favor, especialmente dado que la cuestión de la energía rusa es muy importante allí, como han apuntado muchos diputados. Tenemos mucha experiencia en este terreno. El diálogo energético con Rusia, que apenas ha avanzado y que bastante clandestino porque el Consejo casi nunca participa en él, podría vincularse a la cumbre al mismo tiempo. De este modo podríamos matar dos pájaros de un tiro y aumentar la solidaridad.

 
  
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  Fiona Hall (ALDE). (EN) Señor Presidente, celebro que la resolución conjunta sea equilibrada y no una reacción precipitada. La energía ha irrumpido en el debate político, pero las iniciativas geopolíticas son solo una parte de la solución del problema de la seguridad del suministro. El futuro sigue dependiendo en gran medida de nosotros mismos. Tenemos que abordar la vertiente de la demanda haciendo un verdadero esfuerzo por aplicar medidas de eficiencia energética y desarrollando las fuentes de energía autóctonas, sobre todo las renovables. Esto se subraya en los apartados dedicados a las fuentes de energía sostenibles y se amplía en una serie de enmiendas que nosotros, el Grupo ALDE, apoyaremos.

Incluso en la cuestión del suministro del gas, la respuesta debemos buscarla en su mayor parte cerca de nosotros. Los grandes consumidores industriales del noroeste de Inglaterra han tenido que luchar por asegurarse los suministros de gas incluso a unos precios excesivos, simplemente porque el mercado no está funcionando. El Consejo de Primavera de mañana tiene que abordar este problema y nombrar y avergonzar a los Estados miembros que no han liberalizado sus mercados del gas.

 
  
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  Diamanto Manolakou (GUE/NGL). (EL) Señor Presidente, el suministro de energía y el uso de todas las fuentes de energía son una opción política que debe tender a un planteamiento combinado para todas las necesidades populares, como la reducción de la dependencia energética, el ahorro de energía, la garantía de seguridad de los residentes, la protección del medio ambiente y la salvaguarda de los productos energéticos como productos sociales y no comerciales.

La Unión Europea fomenta una política de liberalización, sacrificando la satisfacción de las necesidades populares en el altar de la rentabilidad de los inversores privados. El Libro Verde entra en este marco de competitividad y la antipopular Estrategia de Lisboa e incluso utiliza las fuentes de energía renovables como un vehículo para introducir capital privado en el sector de la energía. Citar la protección de medio ambiente es hipócrita y oculta los objetivos espirituales de la Unión Europea con respecto a la aceleración de la liberalización, la promoción de los productos comunitarios pertinentes y la restricción de la dependencia del combustible importado.

La solución podría encontrarse en una agencia única de la energía que perteneciese al pueblo y funcionase en el marco de una economía con los medios de producción básicos nacionalizados. Esta agencia haría frente a las cuestiones fundamentales y garantizaría que la energía fuera un bien social y no comercial.

 
  
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  Zbigniew Krzysztof Kuźmiuk (UEN). (PL) Señor Presidente, Polonia es particularmente susceptible a las políticas que explotan los suministros de gas natural y petróleo al país para ejercer presión política. Esas políticas son utilizadas por el principal proveedor de dichos combustibles, concretamente Rusia. Esa es la razón subyacente a la iniciativa del Gobierno polaco, presentada a las instituciones europeas y que nos permitiría hallar una solución al problema de la energía basada en el principio de «uno para todos y todos para uno» o, en otras palabras, en el principio de solidaridad. Lamentablemente esta iniciativa ha tenido una acogida bastante fría entre los principales Estados miembros de la Unión, dado que la mayoría de ellos están intentando introducir las soluciones que les benefician a ellos mismos, aunque sea a costa de otros Estados miembros.

Una perfecta ilustración de esta política es la construcción del gasoducto del norte a través del Mar Báltico, conforme a un acuerdo entre Rusia y Alemania. A pesar de que, en efecto, esto mejorará mucho la seguridad energética de Alemania en el futuro, supondrá una amenaza para los intereses económicos y la seguridad energética de países como Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y otros no pertenecientes a la Unión Europea, como Ucrania.

Por lo tanto, lo que se necesita es una acción concertada por los Estados miembros o, en otras palabras, una política energética común. Esa es la razón por la que la iniciativa polaca que he mencionado antes merece un debate serio.

 
  
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  Elmar Brok (PPE-DE). (DE) Señor Presidente, señor Comisario, señor Presidente en ejercicio, quiero hablar no tanto de la política energética propiamente dicha, sino de las acciones de política exterior y de seguridad asociadas a ella. En vista de que Rusia, según parece, está utilizando la energía como arma política este invierno y en vista de la situación en Oriente Próximo, hemos de ser conscientes de que la cuestión de la seguridad del suministro de energía es una cuestión sumamente problemática, la más problemática que hemos tenido desde hace mucho tiempo. Por esta razón, hemos de desarrollar y aplicar una serie de cosas en estrecha cooperación entre la Comisión de Asuntos Exteriores y su comisión, señor Chichester; por ejemplo, hemos de pedir a Rusia que ratifique por fin la Carta de la Energía a fin de garantizar la seguridad energética.

Debemos dejar claro –quizás con medidas de política exterior, pero también promoviendo la competencia– que debe haber una separación de la propiedad de los productores y los proveedores que poseen los gasoductos, para que, por ejemplo, Gazprom no tenga cada vez más posibilidades de convertirse en el mayor productor, sino también de controlar la cadena de abastecimiento y, de este modo, tener todos los triunfos.

Creo que necesitamos trabajar mucho más estrechamente con Ucrania y el Cáucaso Meridional para modernizar y desarrollar redes de energía. No obstante, creo que en particular debemos crear redes dentro de la Unión Europea, no dirigidas contra nadie, que no sean una «OTAN de la energía», sino que formen una red interior que garantice que, cuando alguien quiera cortar el suministro a un país, ese país sea automáticamente abastecido por todos los demás países. ¿Por qué no se cortaría el suministro entonces a esos países? Porque esto sería demasiado caro para el país proveedor, sobre todo porque entonces no tendría ningún ingreso.

Creo que unas cláusulas de solidaridad similares a las del Tratado de la OTAN no son lo correcto; lo que necesitamos es una red de solidaridad, que no esté dirigida contra otros, y a través de estas redes hemos de organizar la solidaridad interior en el terreno práctico.

Por lo tanto, quiero decir especialmente que la decisión del anterior Gobierno alemán de construir este gasoducto bajo el Mar Báltico, evitando a Polonia y los Estados bálticos, no fue acertada. Como ejemplo de estas redes hemos de asegurar que haya ramificaciones, por ejemplo que vayan a Polonia, para garantizar de este modo la seguridad. Con respecto a la situación de los Estados bálticos, también necesitan que se les ofrezca la oportunidad de tener unos suministros energéticos seguros, en caso de que Rusia deje de suministrar. También hemos de resolver esto internamente; tenemos que discutirlo.

 
  
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  Mechtild Rothe (PSE). (DE) Señor Presidente, quiero comenzar dando las gracias al señor Winkler y al Comisario Piebalgs por sus intervenciones. Estoy de acuerdo con ustedes en que es absolutamente esencial que sigamos una política energética verdaderamente común.

La cuestión no debería ser si la necesitamos, sino si podemos crear una política energética europea que cumpla los objetivos de seguridad de suministro, competitividad y sostenibilidad. Una parte de esto –como ya han señalado algunos diputados– es un mercado interior de la energía con una competencia realmente libre y sabemos que todavía queda mucho camino para conseguirlo. De hecho, esperaba una declaración mucho más clara de ustedes en este sentido. (¿Puedo preguntar por qué no corre el reloj? No sé cuánto tiempo me queda.)

Ambos han insistido en la necesidad de continuar desarrollando la energía renovable. Estoy totalmente de acuerdo. No obstante, al mismo tiempo, esperaba algunas propuestas más concretas. Como saben, en estos momentos solo tenemos objetivos hasta 2010: objetivos relativos a la electricidad, los biocarburantes y la energía en su conjunto. Como también sabrán, el Parlamento Europeo ha reclamado un objetivo del 20 % para 2020.

El Libro Verde de la Comisión plantea la cuestión de si deberían establecerse nuevos objetivos. Si no he entendido mal, el Consejo está debatiendo en estos momentos un nuevo objetivo del 15 % para 2015, lo que supone claramente un paso atrás. Sería más importante vigilar de cerca para garantizar que consigamos nuestro objetivo para 2010 –el 12 % del total del consumo de energía procedente de fuentes renovables. Por lo tanto, es muy importante y necesario lo que ha anunciado usted al Parlamento, Comisario Piebalgs, a saber, la propuesta de una directiva sobre calefacción y refrigeración procedentes de energías renovables, dado que es precisamente en este ámbito donde hay deficiencias.

Esto reviste la máxima importancia si queremos avanzar en materia de seguridad energética. El ejemplo de Alemania lo deja muy claro: la renuncia progresiva de Alemania de la energía nuclear significa que habrá que sustituir 33 000 millones de kilovatios hora para 2010. Según las previsiones actuales, para 2010 se producirán 51 000 millones de kilovatios hora a partir de fuentes de energía renovables. Hasta la fecha, la realidad siempre ha superado a las previsiones con respecto a las fuentes de energía renovables.

Por lo tanto, a aquellos que dicen que la energía atómica es tan importante, yo les digo: tenemos la oportunidad de sustituir esta fuente de energía. También necesitamos hacerlo, porque es una fuente no renovable y somos completamente dependientes de las importaciones de uranio. Asimismo, es fundamental aprovechar la eficiencia energética. Ambos se han referido a esto y espero realmente, señor Piebalgs, que el plan de eficiencia energética que presentará sea ambicioso.

 
  
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  Patrizia Toia (ALDE). (IT) Señor Presidente, Señorías, definitivamente es hora de que Europa tenga una estrategia integral y completa para la energía, en la que pedimos, señor Piebalgs y señor Winkler, que el Parlamento desempeñe un papel central. Una parte esencial de esa estrategia es la creación de un mercado único europeo y de una política europea coherente.

La liberalización ha llegado a los distintos mercados nacionales, pero eso no es suficiente. En el ámbito de la energía, algunos países han abandonado la filosofía del monopolio, pero otros no. Si solo pedimos la consolidación de los mercados nacionales individuales acabaremos con un mercado europeo asimétrico y, por tanto, débil. Será débil interiormente, o dicho de otro modo, incapaz de corregir las distorsiones que tan bien conocemos, esas limitaciones que hemos analizado en nuestros informes. También será débil exteriormente, porque carecerá de todo poder de negociación con los países consumidores. Además, también existe el grave peligro de que se convierta, como afirma una enmienda a nuestra resolución, en víctima de los nuevos oligopolios que se formen en las zonas productoras del mundo.

El segundo punto importante es que en el surtido de energías que debemos conseguir, hemos de determinar no solo las opciones nacionales, sino también los objetivos europeos y los indicadores de referencia correspondientes sobre ahorro de energía y eficiencia energética. Esperábamos que el Consejo fuera más valiente en su selección de objetivos e infraestructuras, así como en materia de política de investigación. Son objetivos europeos de una política energética comunitaria.

 
  
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  Jerzy Buzek (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, quiero mencionar un par de cuestiones técnicas tras los comentarios políticos que se han realizado. Las crisis energéticas siempre surgen en Europa debido a una escasez de la oferta de dos fuentes de energía, el gas y el petróleo. No somos autosuficientes, lo que nos deja con dos opciones. La primera es crear más fuentes de energía propias, y la segunda es diversificar la oferta.

Crear más energía propia exige sobre todo investigación y desarrollo, más eficiencia energética y más energías renovables. Olvidamos que Europa tiene enormes reservas de lignito y carbón. No entiendo por qué nuestra resolución parlamentaria ha ignorado completamente las tecnologías de carbón limpio. Otros llevan años investigando y poniendo en marcha programas comerciales en este terreno. La energía nuclear es otra necesidad, sobre todo por la amenaza del efecto invernadero. El Parlamento Europeo tiene que exigir más recursos para la investigación y las nuevas tecnologías.

La segunda cuestión que quiero plantear es la diversificación de la oferta. Aún no hemos usado los enormes recursos de uno de nuestros vecinos, Ucrania. Anoche, no lejos de aquí, en Solvay, el Gobierno ucranio hizo una presentación del potencial del país: las mayores reservas naturales de gas en Europa y las tuberías de tránsito de gas y petróleo de Turkmenistán y del Mar Caspio, que son independientes de Gazprom. Todo esto podría ser objeto de cooperación entre la Unión Europea y Ucrania. Significa dejar las tuberías ucranias en manos de los ucranios. Exige invertir, construir y reparar tuberías y la Unión Europea tiene que ayudar a Ucrania en esas tareas. Contamos para ello con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, las redes transeuropeas y una política de vecindad reforzada. Nos sentiríamos más seguros, demostraríamos más solidaridad y tendríamos una base firme para una política energética común de la Unión Europea.

 
  
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  Adam Gierek (PSE). (PL) Señor Presidente, la política energética de la UE tiene dos dimensiones: la dimensión exterior o geopolítica y una dimensión interior, porque la seguridad energética también significa el uso racional de la energía.

En este momento, Europa necesita organizar su propio potencial energético y mejorar el uso del mismo aumentando la eficiencia termodinámica. Esto podría conseguirse, por ejemplo, mediante el aislamiento térmico de los edificios y otras estructuras, la modernización y un uso más generalizado de fuentes diversificadas de calor y energía eléctrica, en particular en los nuevos Estados miembros que tienen un potencial enorme de cogeneración y conservación de energía, y el uso racional de fuentes de energía renovables, en especial la biomasa. Pero al mismo tiempo creo que el uso de biomasa para generar electricidad es un error.

Construyendo redes transfronterizas, la Unión Europea ampliada puede hacer uso de las considerables diferencias horarias entre sus fronteras orientales y occidentales para aliviar la carga de las horas punta en las redes de electricidad, y también podría aprovechar las diferencias de temperatura estacionales a lo largo de su eje norte-sur.

También hay que seguir reduciendo la energía usada para generar renta nacional y eso debe quedar reflejado en la política aduanera. Por tanto, es incomprensible que se aplique un arancel del 6 % al aluminio primario, cuya producción requiere grandes cantidades de energía. Importar este aluminio es lo mismo que importar energía, que la Unión Europa se ahorraría después.

 
  
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  Herbert Reul (PPE-DE). (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio, señor Comisario, Señorías, tengo la impresión de que la nueva situación desde comienzos de este año ha dejado claro que la energía es importante no solo para el desarrollo económico en Europa. También está cada vez más claro que tenemos poca energía y que se están desarrollando dependencias políticas que gran parte de la sociedad no había previsto a esta escala.

Pero esta crisis también nos da una gran oportunidad, porque finalmente debatimos cuestiones energéticas con objetividad y sensatez y quizá seamos capaces de tocar con los pies en el suelo, abandonar viejas batallas y dejar de blandir dogmas. Pero eso significa –y en este punto es donde tengo muchas preguntas sobre lo que ha propuesto la Comisión– que debemos parar un momento y hacer números. ¿Cuál es la situación, qué oportunidades tenemos, cuánta energía hay, dónde está, cuáles son los riesgos, dónde está el potencial? Creo que no encontraremos una respuesta con una sola solución. Nunca ha sucedido y no sucederá. Pero tenemos que hacer un esfuerzo combinado por debatir todas las cuestiones abiertamente y encontrar soluciones de base amplia.

Como acaba de decir nuestro colega de Polonia, no podemos prescindir de los recursos actuales de carbón; de eso no cabe ninguna duda. Debemos examinar cómo podemos usarlo de forma limpia, pero sin duda no podemos prescindir de él. No podemos ignorar ninguna fuente potencial, incluidas las energías renovables. Pero también hemos de ser honestos y reconocer que su potencial tiene límites y que no resolverán nuestros problemas de suministro. Por eso creo que, para ser honestos, hemos de reconocer que no podemos prescindir de la energía nuclear. Nuestro lema no puede ser «no al carbón, no a la energía nuclear, todo sin CO2 y sin dañar el medio ambiente».

Creo que tenemos que dejar de debatir sobre la base de sueños y dogmas. Necesitamos un debate realista y racional. Debemos intentar que nuestros hijos tengan suficiente energía en el futuro, porque es una condición esencial para la prosperidad en nuestros países europeos.

También creo que es inmoral que compremos todo el potencial energético del mundo solo porque tengamos los recursos para hacerlo, ya que podríamos empujar a los países que no tienen recursos –los países en desarrollo– al límite de su capacidad de aguante. También tenemos la obligación de usar tecnología moderna. El uso de la energía nuclear es para nosotros una cuestión de obligación moral.

 
  
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  Katerina Batzeli (PSE). (EL) Señor Presidente, ya no cabe duda de la necesidad de dedicar subvenciones comunitarias a favor de nuevas tecnologías más eficientes para explotar fuentes de energía renovables. Además, fomentando la diferenciación de las fuentes de energía, incluida la energía eólica y la solar, de los países de origen y de los países tránsito ayudaremos a crear nuevas condiciones para el desarrollo, la búsqueda de empleo y el fortalecimiento del desarrollo sostenible.

En este sentido también quiero subrayar y destacar el apoyo a la producción de biomasa mediante la elaboración de planes nacionales que salvaguarden la seguridad económica y empresarial y la confianza de los inversores y los productores y, al mismo tiempo, den una salida a la producción agrícola. También hay que subrayar que la armonización del mercado interior en el sector energético tiene que proteger a los consumidores y no imponerles más costes. Estas políticas no pueden protegerse de las concentraciones de oligopolios.

Por último, quiero decir, en relación con el fortalecimiento de las inversiones en nuevas formas de energía más respetuosas con el medio ambiente, puede fomentarse un impuesto verde, en el que no se incluya ni pueda incluirse la energía nuclear.

Señor Presidente, señor Comisario, a través de las diferentes épocas e incluso ahora, los grandes conflictos y guerras han ocurrido por dos motivos: primero la energía y después el agua. Europa tiene que enfrentarse a este problema internacional con políticas estables.

 
  
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  Charles Tannock (PPE-DE). (EN) Señor Presidente, la seguridad energética y la diversificación de las fuentes de suministro han subido muchos puestos en la escala de prioridades políticas este año después de que Gazprom utilizara el «arma del gas» contra Ucrania y Moldova durante el período de Año Nuevo. Ya no es una cuestión técnica reservada a los tecnócratas, sino que se ha convertido tanto en un elemento de la PESC como en una competencia de los Ministros de Energía.

Como ponente de la Política Europea de Vecindad, yo ya era muy consciente de que muchos de los países miembros, como Argelia y Azerbaiyán, son productores de petróleo y gas, mientras que otros países son fundamentales para los sistemas de transporte de combustible mediante tuberías a Europa Occidental, como Ucrania. En repetidas ocasiones he defendido la necesidad de que Kazajstán, convenientemente estabilizado, se integre en la PEV, puesto que ese país desea evitar el riesgo de un dominio económico y político por parte de Rusia y China. De hecho, podría suministrar no solo petróleo y gas, sino también uranio a la Unión Europea, puesto que inevitablemente tendremos que construir más reactores nucleares para cumplir los requisitos de Kyoto y no depender excesivamente de regiones del mundo inestables, como Oriente Próximo, Venezuela o Nigeria, por nombrar solo algunas, para el suministro de combustibles fósiles.

Respeto a los países antinucleares, como Austria e Irlanda, pero creo que las nuevas tecnologías, como la transmutación, resolverán algún día los problemas de los residuos radioactivos que tanto tardan en degradarse y tanto preocupan a los ciudadanos.

Evidentemente, los Estados miembros tienen también mucho que hacer –preferiblemente a través de la cooperación intergubernamental– para promover una mayor eficiencia energética, desarrollar más tecnologías basadas en energías renovables e interconectar sus redes eléctricas para crear un sistema paneuropeo que haga descender los precios y permita tener capacidad de reserva. Es también necesaria la conexión de los oleoductos y gasoductos actuales entre los Estados miembros de la UE. España parece ser prácticamente autosuficiente, pero está aislada a este respecto, y los países bálticos dependen también demasiado de las conexiones con Rusia, aunque ahora han acordado entre ellos, por iniciativa propia, la construcción de una nueva central nuclear.

Creo asimismo que hay que presionar a Rusia para que ratifique la Carta de la Energía y no pueda impedir a terceros países el uso de sus oleoductos y gasoductos. Además, existe una clara laguna, ya que la Agencia Internacional de la Energía solo permite mantener reservas estratégicas de petróleo, no de gas. Algunos Estados miembros de la Unión Europea no parecen tener reservas.

 
  
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  Toomas Hendrik Ilves (PSE). (ET) En primer lugar quiero que todos recordemos la razón por la que hoy debatimos esta cuestión. A comienzos de año, el conflicto del gas que surgió entre Ucrania y Rusia demostró que el sistema de energía europeo es muy vulnerable y, sobre todo, que la energía puede usarse como un instrumento político muy poderoso.

Dicho conflicto demostró que si un país tiene un dirigente adecuado, como Lukashenko, conseguirá energía barata de Rusia. Si la elección del dirigente de un país no satisface a Rusia, como en el caso de Ucrania, entonces ese país no conseguirá energía barata. Los efectos de esa política se han hecho notar en todo el sistema energético europeo.

Mientras la Unión Europea carezca de una política energética común, mientras cada Estado miembro o Jefe de Gobierno intente asegurarse el mejor trato posible con una empresa de un gran país de fuera de la Unión Europea, seguiremos siendo dependientes y víctimas de acuerdos hechos entre bastidores.

Europa necesita una política energética común del mismo modo que necesitamos una política comercial común, que hace que la Unión Europea pueda negociar de manera muy efectiva. Imaginemos la posición en que se encontraría Alemania o Francia, por no mencionar a mi pequeño país, Estonia, si estuvieran solos en las negociaciones con los Estados Unidos o China en la OMC. Pero el actual estado de cosas, en que cada país es responsable de su propio suministro de energía y concluye acuerdos bilaterales, no es diferente de esa situación.

Además está el hecho de que los dos gasoductos que se pretende construir entre Rusia y China podrían amenazar todo el suministro.

Si uno debe 100 000 euros al banco, el banco le tiene en sus manos. Pero si le debe 100 millones de euros, uno tiene al banco en sus manos. Lo mismo se aplica a la energía. Con una política energética desunida dependemos del capricho político del monopolio estatal de un país. Pero una política energética común sería decidida por la propia Europa.

 
  
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  Ján Hudacký (PPE-DE). (SK) En relación con la estrategia geopolítica de la UE, quiero señalar el importante hecho (aunque bien conocido) de que la mayoría de los nuevos Estados miembros dependen totalmente del suministro de petróleo y gas de Rusia, y a este respecto difieren de muchos de los viejos Estados miembros, cuyo suministro de combustible está más diversificado. En ese sentido, estoy seguro que no será necesario volver a explicar las recientes consecuencias negativas de la dependencia que ha experimentado Ucrania.

Los nuevos Estados miembros contemplan las cuestiones de seguridad del suministro de combustibles con especial sensibilidad. En la carrera por alcanzar los niveles de rendimiento económico de los antiguos Estados miembros, la seguridad del suministro de energía es una cuestión cada vez más apremiante. Respecto del suministro de electricidad en particular, una serie de nuevos Estados miembros han heredado un surtido de fuentes de energía dominado por la generación de energía nuclear. Creo que el principio de subsidiariedad debería aplicarse al desarrollo de ese tipo de energía. Pero no puedo dejar de lado el principio de solidaridad, que debería permitir a los Estados miembros individuales desarrollar ese tipo de energía sin verse expuestos a una interferencia exterior negativa. Acojo con satisfacción la iniciativa de la Comisión de apoyar la investigación en este ámbito, encaminada a mejorar la seguridad de la generación de energía nuclear, por ejemplo a través de la investigación en el reciclaje o en las tecnologías de fusión nuclear y otros ámbitos relacionados. Pero quiero subrayar que las nuevas perspectivas financieras no prevén una financiación suficiente para esta investigación en particular.

El Libro Verde sobre política energética se centra más en las fuentes de energía renovables. No tengo grandes reservas al respecto. No obstante, la Comisión tiene que actuar de forma responsable y aceptar que algunos Estados miembros quieran seguir desarrollando la energía nuclear en el futuro, por dos razones en particular. La primera es que el potencial de desarrollo de las fuentes de energía renovables no es muy bueno en esos países, y por tanto no es posible contar con la sostenibilidad a largo plazo de esas fuentes; la segunda, que esos países han tenido experiencias muy positivas con la energía nuclear, que es segura, respetuosa con el medio ambiente y sostenible a largo plazo.

 
  
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  Eluned Morgan (PSE). (EN) Señor Presidente, acojo con satisfacción esta resolución que reconoce que existe, en efecto, una crisis energética en Europa. Les puedo decir esto como diputada al Parlamento Europeo por el Reino Unido, un país donde los precios del gas son tres veces mayores que en los Países Bajos y donde se ha advertido a las fábricas de que posiblemente tengan que cerrar durante un tiempo debido a la escasez de gas. El mercado único europeo de la energía no funciona. La respuesta no consiste en retrotraernos a un nacionalismo estrecho de miras, sino cooperar y conseguir que el sistema funcione mejor. Tenemos que formular una política energética europea común.

El Huracán Katrina y la reciente actitud de Gazprom/Rusia son dos incidentes graves que nos han obligado a abordar esta cuestión. Después de las alentadoras declaraciones que escuchamos en Hampton Court, me temo que hemos visto algunas nuevas actuaciones decepcionantes de los Estados miembros: siguen sin aplicar la legislación vigente en este terreno; siguen fijando los precios en el mercado energético, mantienen un proteccionismo renovado y pretenden crear nuevos campeones nacionales. Eso no augura nada bueno para la reunión de mañana, en la que esperamos que el Consejo no siga dando marcha atrás.

Esta es la primera vez que nosotros en el Parlamento hemos tenido la oportunidad de comentar el Libro Verde. Nuestra primera reacción tiene que ser de decepción: no hay objetivos nuevos ni propuestas concretas para establecer una política energética común. No hay forma de que puedan invertir un billón de euros sin una mayor planificación a largo plazo.

En este documento se ignora por completo la cuestión del transporte y la aviación y su contribución al debate sobre la energía. El Parlamento va a tener que trabajar mucho. Espero que seamos capaces de cooperar en este terreno y que no haga falta un tercer incidente grave para que los Estados miembros se den cuenta de la necesidad de actuar.

 
  
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  Vytautas Landsbergis (PPE-DE). (EN) Señor Presidente, la seguridad del suministro como fórmula para resolver un problema real debe contemplar posibles situaciones de peligro, que también deben especificarse. Debemos prever medidas incluso para el caso de que haya ataques con bombas contra oleoductos o gasoductos o líneas de transmisión de electricidad. Ambas cosas han sucedido hace poco en Georgia, donde nadie duda de la autoría política de esos atentados. Existen también distintos tipos de catástrofes naturales que pueden interrumpir el suministro. El documento sobre la seguridad del suministro energético en Europa no indica si Europa está preparada para afrontar esas catástrofes o cualquier otro incidente imaginable que afecte al suministro. Un agresor potencial dispuesto a utilizar la energía como arma podría desistir de su empeño si supiera que su actuación no le iba a reportar ningún beneficio político y solo desventajas para él mismo, mientras que el país atacado recibiría de inmediato ayuda y compensación gracias a la solidaridad colectiva de la Unión.

Ahí es donde debemos trabajar sin demora. La resolución hace caso omiso de esto. Puesto que ahora estamos debatiendo la seguridad frente a la inseguridad, está también la inseguridad ambiental real asociada a la construcción de un gasoducto y el abastecimiento de Occidente por un medio tan vulnerable como es el fondo del Mar Báltico. Existe un extraño silencio en torno a las bombas químicas y otras bombas de la Segunda Guerra Mundial que reposan en gran número en el fondo de ese mar, oxidándose y esperando a que llegue su propio Armagedón.

Con el paso del tiempo, puede que este trabajo mecánico de construcción de gasoductos se esté aproximando cada vez más deprisa hacia una enorme catástrofe. ¿Quién sufrirá? Nadie, salvo algunos pequeños países sin importancia de la costa oriental del Mar Báltico. ¿Quién nos garantiza a nosotros, los países bálticos, la supervivencia energética y biológica? ¿Alemania? ¿Los Comisarios de una Unión dividida? Tenemos derecho a esperar políticas correctas y garantías europeas concretas. Solo entonces tendrá Europa motivos para utilizar la palabra solidaridad.

 
  
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  Gunnar Hökmark (PPE-DE). (SV) Señor Presidente, en relación con nuestra tarea común europea respecto de la política energética, es importante definir dos cosas que a mi juicio hemos de aclarar.

La primera es que una de nuestras tareas comunes evidentes es garantizar el buen funcionamiento del mercado interior. Ahora tenemos muchos obstáculos para hacerlo. Tenemos que hacerlo todo, desde garantizar que las empresas puedan crecer juntas más allá de las fronteras hasta asegurarnos de que el mercado interior pueda funcionar tanto jurídica como técnicamente.

Necesitamos redes comunes porque ofrecen una manera de conseguir muchos de los objetivos que tenemos en común. Las redes comunes nos proporcionan más competencia y precios más bajos. Si queremos desarrollar los combustibles renovables, necesitamos un mercado más amplio en el que puedan comercializarse y desarrollarse comercialmente. A través de las redes comunes podemos reducir nuestra vulnerabilidad y, al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de obtener acceso a una electricidad segura y barata.

La segunda tarea común respecto de la política energética se refiere a cuestiones que se contemplan en la política exterior y en la política comercial. También en estos ámbitos es crucial tener redes comunes que fomenten la solidaridad entre nuestros países. Podemos hablar de solidaridad y de cláusulas de solidaridad tanto como queramos, pero básicamente solo a través de las redes comunes será posible que países como Estonia, Latvia y Lituania –o cualquier otro país que pueda ser objeto de chantaje político– obtengan solidaridad en la práctica. Dicha solidaridad será entonces una realidad y no solo un conjunto de objetivos políticos.

En política exterior y política comercial, cualquier cooperación con Rusia tiene que basarse en condiciones claras y transparentes que gobiernen el comercio y la distribución. La UE tiene que apoyar una política que lleve a Rusia a suministrar fuentes de energía en condiciones seguras para cada Estado miembro individual. De ese modo, obtendremos una política energética sólida, solidaridad y una Europa mejor.

 
  
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  Peter Liese (PPE-DE). (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, Europa depende demasiado de los combustibles fósiles. Las últimas semanas han dejado más claro que nunca que esto tiene que acabar. Los precios están aumentando dramáticamente para la industria y para los consumidores privados. No existe una verdadera seguridad del suministro, y no hay garantías de que nuestros suministros de energía actuales sean sostenibles desde el punto de vista climático. Esta mañana, la señora Morgan ha hablado del Katrina. Ha habido muchos otros huracanes y los científicos nos dicen que muy probablemente sean un síntoma del cambio climático.

Por eso hemos de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Creo que tres cosas son decisivas. La primera es la energía nuclear: no podemos cerrar centrales nucleares seguras solo por razones políticas. Por eso defiendo la aprobación de la enmienda presentada por el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos al respecto. Creo que es lamentable que la Canciller alemana, la señora Merkel, no haya podido decirlo en su intervención de esta mañana porque estamos coaligados con los socialdemócratas, pero me satisface que los socialdemócratas aquí en el Parlamento Europeo estén comenzando a reconsiderar la cuestión; quizá dentro de un año la señora Merkel pueda defender la energía nuclear en nombre de todo el Gobierno federal.

Hay una serie de puntos que la señora Merkel y todos nosotros podemos apoyar, y lo hará en su intervención principal en la cumbre de mañana: necesitamos eficiencia energética. Europa derrocha energía y no podemos permitir que esto continúe. Necesitamos una expansión eficiente de energías renovables. Es esencial que usemos más energías renovables, pero hemos de hacerlo sin subvenciones a largo plazo. Por eso quiero volver a mencionar la petición de esta Cámara de una directiva sobre la calefacción y la refrigeración. Es un ámbito en el que hay un gran potencial y en el que los costes son relativamente bajos, y por eso debemos avanzar rápidamente hacia la realización efectiva.

Apoyo esta resolución porque contiene esas peticiones y porque anima a la Comisión y al Consejo a avanzar con mayor rapidez en esta cuestión.

 
  
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  Renato Brunetta (PPE-DE). (IT) Señor Presidente, señor Piebalgs, Señorías, para crear una política energética común, la Comisión tiene que llevar a cabo primero la liberalización del mercado del gas y la electricidad. Basta de asimetría, basta de deshonestidad. La Comisión tiene que combatir todas las medidas encaminadas a bloquear la libre circulación de capital, evitando cualquier forma de distorsión de la competencia provocada por el apoyo proteccionista de los Gobiernos a los «campeones nacionales»; su credibilidad depende de ello, señor Piebalgs.

Como todos sabemos, la energía es tanto un factor de producción como un producto de consumo, y ambos son esenciales para el desarrollo de nuestra economía y para el mantenimiento de un alto nivel de vida. La política energética común, junto con una política exterior común, constituyen los instrumentos con los que conseguiremos estos objetivos en nuestra Europa ampliada. La pregunta política es: ¿seremos capaces de hacerlo?

Europa está dividida en dos bandos: los que confían en Rusia y los que son hipercríticos con ella, aunque dependamos casi exclusivamente de sus recursos energéticos. Rusia es un proveedor insoslayable en el mercado energético europeo, pero no debemos depender demasiado de ese país. Por tanto, la diversificación de la energía es vital para encontrar soluciones europeas a la cuestión del suministro. En resumen, tenemos que hablar con una sola voz. ¿Seremos capaces de hacerlo?

Parece que la diversificación de las fuentes de suministro es una respuesta obligada, así como la mejora de las redes de transporte de energía, los gasoductos y los puertos. Es importante desarrollar una dimensión energética en la estrategia y la seguridad de la Unión Europea y aumentar la inversión pública y privada en energías alternativas y renovables. ¿Seremos capaces de hacerlo?

En resumen, una política energética como componente fundamental de la nueva Europa; este es el mensaje que hemos de dar a nuestros ciudadanos; ¿seremos capaces de hacerlo?

 
  
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  Avril Doyle (PPE-DE). (EN) Señor Presidente, cuando se produjeron los apagones de California, Turín o incluso de mi ciudad natal de Wexford, todos empezamos a pensar en la seguridad del suministro energético, que tiene para nosotros una enorme importancia tanto desde el punto de vista estratégico como económico, sobre todo por nuestra dependencia de la importación de energía y el aumento exponencial de los costes. Como se nos dice en el Libro Verde sobre política energética publicado recientemente, salvo que consigamos hacer más competitiva nuestra propia energía en los próximos veinte años, el 70 % de las necesidades energéticas de la Unión tendrán que satisfacerse por medio de productos importados, frente al 50 % de ahora. La mayoría de las importaciones proceden de regiones amenazadas por la inestabilidad geopolítica.

Pero este porcentaje enmascara la dependencia aún mayor de las importaciones de energía de los mercados energéticos periféricos y geográficamente aislados, como los países Bálticos, Irlanda y otras comunidades insulares. En Irlanda hemos pasado de una dependencia del 65 % de la energía importada en 1990 a más de un 90 % hoy, y ese porcentaje sigue aumentando. Nuestros suministros autóctonos de combustibles fósiles –hulla y gas natural– se han ido agotando rápidamente desde 1995, mientras que un crecimiento económico e industrial sin precedentes ha impulsado la demanda.

Si bien el surtido de fuentes de energía tiene que seguir siendo competencia de los Estados miembros, en un mercado único un ataque contra uno es un ataque contra todos en términos de energía. La solidaridad dentro de la UE será fundamental para garantizar la distribución equitativa de los suministros procedentes de fuera de nuestras fronteras, por medio de la realización de un mercado energético interior competitivo e integrado. Esto no puede conseguirse sin una capacidad física adicional, a través de redes de energía transeuropeas que nos conecten a todos a una red europea.

Dentro de cada Estado miembro, la «desvinculación» efectiva de las redes y las actividades de suministro en el sector del gas y la electricidad tiene que hacerse realidad: en Irlanda eso todavía no ha ocurrido.

Por medio de incentivos estatales a escala nacional y europea, tenemos que tratar en serio de desarrollar y simplificar los 21 tipos de energías renovables, y no solo por nuestras obligaciones en relación con el cambio climático. Tengo la impresión de que, especialmente en lo que respecta a los biocombustibles, no es que haya falta de interés: las comunidades científicas y financieras dan vueltas y vueltas, pero tienen miedo a saltar en el vacío. No basta con hablar y mostrar buena voluntad e interés; necesitamos unos catalizadores financieros y reguladores serios para promover la investigación y la puesta en marcha de proyectos piloto utilizando las más avanzadas tecnologías renovables.

No podemos ignorar la desvinculación del crecimiento económico y el consumo energético y todo lo relacionado con la gestión del lado de la demanda. Según las previsiones, la demanda de energía mundial y las emisiones de dióxido de carbono aumentarán un 60 % de aquí a 2030. Con que tan solo mejoráramos las medidas de la eficiencia energética de aquí a 2020, podríamos reducir la demanda más de un 20 %.

Señor Comisario, no espere hasta que se produzca otro apagón. Actuemos ahora y sigamos dando prioridad a la seguridad energética en el programa político en tiempos de paz.

 
  
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  Romana Jordan Cizelj (PPE-DE). (SL) La energía es fundamental para nuestras actividades y vital para el éxito de la aplicación de las políticas que hemos establecido. La situación en el ámbito de la energía determinará en gran medida cómo conseguimos los objetivos de la Estrategia de Lisboa y de hecho si los conseguimos o no.

Señor Comisario, usted conoce la situación, por eso ha planteado la cuestión y publicó el Libro Verde sobre una política energética común europea a principios de mes. Ya es hora, en efecto, de que busquemos respuestas a estas preguntas: ¿Cómo podemos garantizar un suministro de energía seguro y suficiente a precios competitivos, al mismo tiempo que protegemos el medio ambiente? ¿Cómo hemos de definir nuestro surtido de energías en el futuro? ¿Hasta qué punto son estables las zonas de las que podemos importar recursos energéticos? ¿Cuál es su coste actual y cuánto costarán en el futuro? ¿Cómo afecta su uso al medio ambiente, etcétera?

Nuestras respuestas a estas preguntas tienen que ser una evaluación realista de la contribución de las fuentes de energía primaria dentro del conjunto de energías europeo, y una evaluación honesta de la eficacia de las tecnologías actuales y del potencial de las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta también los recursos naturales de los Estados miembros. Ha llegado el momento de que dejemos de lado la retórica política y nos enfrentemos a la situación real.

Quiero señalar en particular que la energía nuclear no puede ni debe ser un tema tabú en la escena política europea. Ahora mismo la energía nuclear no produce emisiones de gases de efecto invernadero, nos permite importar uranio de una variedad de países, incluidos los que son políticamente estables, y por esta razón tiene un precio estable y competitivo. Está previsto investigar y seguir desarrollando este ámbito en el futuro para mejorar su eficiencia, reducir la cantidad de residuos radiactivos y aumentar la seguridad. Tiene que ocupar el lugar que le corresponde tanto en los documentos estratégicos europeos como en la adopción de medidas concretas.

 
  
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  Hans Winkler, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, el debate de hoy ha sido muy importante en vista del Consejo de mañana y de los intensos debates que mañana celebrarán los Jefes de Estado y de Gobierno sobre la cuestión de la energía, y quiero dar las gracias a todos los que han participado. No tengo tiempo para responder a todo lo que se ha dicho –y se han dicho algunas cosas muy importantes–, pero quiero mencionar algunos puntos a modo de conclusión.

El señor Rübig está en lo cierto al afirmar que necesitamos un debate más amplio sobre este problema y que todos los ámbitos de actividad de la Unión Europea tienen que preocuparse de la energía. La Presidencia es consciente de ello y está trabajando con la Comisión a este respecto; llegados a este punto, quiero dar las gracias al Comisario Piebalgs por su cooperación desde el comienzo. Creo que ha sido el primer Comisario con el que hemos trabajo estrechamente, y le estoy muy agradecido por ello.

No obstante, los Estados miembros también deben implicarse, porque solo un esfuerzo conjunto nos acercará al objetivo de seguridad del suministro, competitividad y sostenibilidad, que deben ser los puntos centrales de la política energética europea.

Europa tiene que hablar con una sola voz a los países terceros en lo que respecta a la política energética. Muchos oradores han hecho hincapié en este aspecto. El señor Brunetta lo ha dicho, y también el señor Brok, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores. Es una tarea particularmente importante y debemos dedicarnos a ella.

El señor Goebbels y el Comisario Piebalgs han hecho referencia a la solidaridad. En efecto, la solidaridad es un factor esencial y mañana los Jefes de Estado y de Gobierno lo reconocerán en su declaración y en las conclusiones que adopten. El señor Goebbels ha pedido una politique énergique plus solidaire, que es una buena expresión.

El señor Turmes ya ha anticipado lo que los Jefes de Estado y de Gobierno dirán mañana. Debo admitir que no lo sé: quizás otros están mejor informados que yo. Pero puedo decir una cosa: los Ministros de Energía y el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores han preparado a conciencia el debate de mañana sobre la energía. Por supuesto, no sabemos cómo será el texto final que aprueben los Jefes de Estado y de Gobierno, pero imagino que contendrá cosas muy importantes. No será una declaración de intereses nacionales; en su lugar, mañana se aprobará una política energética europea. Es todo lo que podemos decir de momento.

(EN) La señora Ek ha mencionado la necesidad de mantener la competencia. Me gustaría recordarles, en primer lugar, el debate celebrado hace diez días en Estrasburgo donde yo, en representación del Consejo, junto con la Comisaria responsable de la Competencia, dije muy claramente que estamos totalmente a favor y que tenemos que respetar las reglas de la competencia, sobre todo en el ámbito de la energía. Quiero mencionar un pequeño párrafo sobre la política energética para Europa. El párrafo que trata exactamente de lo que ha preguntado usted dice que para lograr sus objetivos principales, la política energética para Europa debe garantizar la transparencia y unos mercados no discriminatorios; respetar las reglas de la competencia; ser congruente con las obligaciones del servicio público y respetar plenamente la soberanía de los Estados miembros sobre los recursos energéticos primarios y la elección de la combinación de fuentes de energía.

(DE) Muchas de esas cosas ya se han dicho aquí, y solo puedo confirmarlas e insistir en ellas.

La señora Rothe ha pedido objetivos específicos para la expansión de las fuentes de energía renovables, y estoy totalmente de acuerdo con ella. La Presidencia austriaca está muy comprometida y es muy ambiciosa. Pero como ha demostrado este debate, hay una falta de acuerdo en varios puntos. No se puede construir una política energética para Europa coherente y sólida de la noche a la mañana.

Es importante que mañana los Jefes de Estado y de Gobierno den un estímulo importante y que después los Estados miembros, el Consejo y la Comisión se basen en los principios que se adopten mañana, con el fin de conseguir lo que todos queremos: seguridad del suministro, una mayor eficiencia y un diálogo constructivo con países terceros para garantizar el uso de energía limpia en el futuro y para las generaciones venideras.

 
  
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  Andris Piebalgs, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, después de un debate tan estimulante e interesante, quiero tomarme la libertad de hablar un poco más de lo normal al final del mismo.

En la situación a que nos enfrentamos actualmente, lo normal es que repasemos la Historia para ver qué decisiones valerosas se han tomado en materia de política energética. De momento, he encontrado una: fue antes de la Primera Guerra Mundial, cuando Winston Churchill, que en aquel entonces era responsable de la Marina, decidió sustituir el combustible utilizado por la Marina británica, el carbón –que se producía internamente en Gales–, por el petróleo. Cuando se le preguntó por la seguridad, dijo que la respuesta estaba en la diversidad. Ahora nos enfrentamos a un desafío tan grande como el suyo. Pero debemos tener también valor. Ni la OPEP ni Rusia tienen los ases en nuestro juego de póquer. Nosotros sí.

Creo que ante el desafío actual la mayor ventaja competitiva consistirá en que una parte del mundo sea no solo eficiente en materia de energía, sino también capaz de controlar la demanda. Esa es la clave del éxito. De lo contrario, no seremos sostenibles ni con una diversificación óptima. Ese es el principal desafío que tenemos que afrontar.

La segunda cuestión importante es que si en un escenario más complejo –en el que no se trata simplemente pasar del carbón al petróleo– queremos triunfar y conseguir los objetivos acordados, debemos estar convencidos de que podemos lograrlos, de la misma forma que hemos logrado nuestros anteriores objetivos. Esto es fundamental.

La solidaridad es extremadamente importante. Pero todos debemos entender que la solidaridad nos impone algunas «tareas» para las que debemos prepararnos y que hay que pagar un precio. Debemos creer, por ejemplo, que el puente energético entre Lituania y Polonia no es una cuestión meramente comercial, sino también de solidaridad. Ese puente debe construirse, pero no por motivos comerciales.

He escuchado muchos comentarios escépticos en relación con los mercados. Sin embargo, el mercado es el que realmente da fuerza a la Unión Europea. Se habla mucho de campeones nacionales. No obstante, cada caso se juzgará aplicando la legislación europea en materia de competencia. Si hace falta reforzar la ley, eso es otra cosa. El debate siempre dispara las emociones. Pero la legislación se aplicará con rigor y la competencia prevalecerá.

Las nuevas tecnologías son claramente necesarias. El precio del petróleo está, de hecho, estimulando el desarrollo. Recientemente he recibido una propuesta muy interesante sobre superredes para conectar un gran número de estaciones eólicas en alta mar. Cuando nos hemos reunido con los representantes de las pequeñas y medianas empresas dedicadas a las energías renovables y a sistemas de calefacción y les hemos preguntado qué quieren ellos, han respondido que los precios del petróleo deben seguir donde están, porque así se favorece la diversidad y se estimula el desarrollo tecnológico entre nuestros investigadores. Pero eso nos lleva de nuevo al hecho de que seremos tan fuertes como queramos serlo. Si somos débiles y no creemos en ello, nadie nos ayudará, ni Rusia ni Arabia Saudí. Tenemos que ayudarnos a nosotros mismos.

En este sentido, creo que los debates son necesarios. El análisis estratégico de la política energética de la UE nos permitirá entablar un debate muy útil y nos ayudará a tomar las decisiones correctas. Pero sigo creyendo que la respuesta fundamental está en nuestra fortaleza como Unión: en la democracia, en nuestra visión de las relaciones internacionales y en el mercado. Ahora bien, para que el mercado funcione debemos crear unas condiciones estables y previsibles para la inversión. El mercado dará entonces lo que se le pide.

Muchas gracias por sus intervenciones. Verdaderamente creo que volveremos para el debate y acordaremos el contenido de una política energética común.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. DOS SANTOS
Vicepresidente

 
  
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  El Presidente. Al término del debate he recibido cinco propuestas de resolución(1) de conformidad con el apartado 5 del artículo 108 del Reglamento.

El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana a las 11.00 horas.

 
  

(1)Cf. Acta.

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