El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate de la declaración del Consejo sobre los criterios para las operaciones de mantenimiento de la paz, en especial en la República Democrática del Congo.
Hans Winkler, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, Señorías, creo que todos estamos de acuerdo en que la Unión Europea se basa en valores y que está muy comprometida con la promoción de esos valores en todo el mundo. Esto incluye contribuciones concretas a la paz, desarrollo sostenible, respeto de los derechos humanos y desarrollo y fortalecimiento de la democracia en todo el mundo.
La Unión Europea posee un amplio abanico de instrumentos para tomar medidas en esos ámbitos. Estos incluyen una política comercial y de desarrollo, iniciativas diplomáticas en el marco de una política exterior y de seguridad común y operaciones de gestión de crisis civiles y militares al amparo de la Política Europea de Seguridad y Defensa.
La aplicación de estos recursos diversos puede demostrarse particularmente bien en nuestra política africana. El debate de hoy sobre la implicación de la Unión Europea en la República Democrática del Congo es un buen ejemplo de ello. No obstante, no podemos olvidar otras actividades a este respecto, como las medidas de apoyo a las fuerzas de mantenimiento de la paz AMIS II de la Unión Africana en Darfur.
La estrategia sobre África aprobada por el Consejo Europeo a finales del año pasado, la «Posición Común relativa a la prevención, gestión y resolución de conflictos en África» y el «Plan de Acción PESD de apoyo a la paz y la seguridad en África» contiene directrices claras para la Unión Europea: el compromiso formulado en estos documentos con la paz y la seguridad como una necesidad absoluta para el desarrollo de África conduce a un compromiso para ayudar a resolver los conflictos en África reforzando las capacidades de gestión de las crisis africanas, incluso con cargo al «Fondo para la Paz en África» y mediante operaciones adecuadas en el marco de la Política Europea de Seguridad y Defensa.
La implicación de la Unión Europea en la República Democrática del Congo refleja el carácter global de esas ambiciones europeas: la base principal de las relaciones entre la Unión Europea y la República Democrática del Congo, y por tanto también de la ayuda de la EU para estabilizar el país, está formada en primer lugar por el Acuerdo de Cotonú y los fondos disponibles del Fondo Europeo de Desarrollo a este respecto. Los fondos de la línea de crédito para la paz que ya he mencionado de pasada, que no están directamente relacionados con el Acuerdo de Cotonú, también merecen nuestra atención. Una parte de ese dinero se está usando para financiar iniciativas que contribuyan de forma directa a la mejora de la seguridad en el Congo, por ejemplo creando espacios de vivienda dignos para los soldados y sus familias o proporcionando equipos modernos.
En la República Democrática del Congo también ha quedado claro que la Política Europea de Seguridad y Defensa puede, con recursos relativamente escasos, contribuir de forma importante a la estabilización del país, ayudando a reformar la seguridad tanto en el sector civil como en el militar. Quiero mencionar la misión civil de la PESD, EUPOL Kinshasa, que recientemente se ha prorrogado hasta finales de año. Proporciona formación y asesoramiento a la «Unidad Integrada de Policía», y por tanto ayuda a que la policía en la capital, Kinshasa, no solo sea eficaz, sino también compatible con los conceptos básicos de un moderno Estado de Derecho.
La misión militar de la PESD, EUSEC Congo, apoya a las autoridades militares congoleñas para que impulsen las reformas necesarias y modernicen las fuerzas armadas.
Estoy seguro que no he de decirles que el trabajo del Representante Especial de la UE para la Región Africana de los Grandes Lagos, Aldo Ajello, es muy importante para la estabilización de la situación en la República Democrática del Congo.
Ahora quiero subrayar algunos puntos sobre la misión en el Congo en particular. En primer lugar, hay cuatro puntos centrales que caracterizan la posición del Consejo respecto de una operación de apoyo a la Misión de Observación de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC).
En primer lugar, la Unión Europea responde a una petición específica de las Naciones Unidas. Sobre esta cuestión tenemos confianza en el criterio del Secretario General, Kofi Annan. Sin duda ustedes son conscientes de que en el pasado el Consejo ha hecho muchos esfuerzos por apoyar a las Naciones Unidas, y que, en el marco de la PESD, se ha reforzado la presencia de las Naciones Unidas en la región. Estoy seguro que estarán de acuerdo conmigo en que el compromiso de la Unión Europea con el multilateralismo la obliga a contribuir de forma efectiva, como también desean los Estados miembros.
En segundo lugar, tanto el Presidente de la República Democrática del Congo como sus dos Vicepresidentes están a favor de dicho apoyo. El Consejo Supremo de Defensa también ha pedido esta misión de manera específica, y esto se ha explicitado asimismo en un comunicado de prensa sobre el tema. Esto nos demuestra que la República del Congo está interesada en disponer de elementos disuasorios adicionales creíbles para prevenir una opción militar. Quiero hacer particularmente hincapié en ello: se trata de una misión que actúa para prevenir el uso de la fuerza, y esperamos que la presencia de este elemento disuasorio detenga el despliegue efectivo de recursos militares. Este efecto disuasorio vale la pena, incluso si, en opinión de las autoridades congoleñas, no llega a ser necesario desplegar las fuerzas. Pero deben estar disponibles. No vemos ningún motivo para cuestionar la opinión congoleña.
En tercer lugar, la RDC es el país más grande y poblado de la región. Por eso la Unión Europea está más implicada en el proceso de transición democrática en el Congo que en ningún otro país africano. En el pasado, la Unión Europea ya ha usado su amplia gama de instrumentos para acabar con el conflicto y avanzar en el proceso de paz. La Unión Europea ha aportado 700 millones de euros a proyectos de apoyo a la transición, de los cuales 200 millones se han destinado a apoyar las elecciones. Ya he mencionado la misión policial. Como saben, en 2003 enviamos una misión militar para impedir una escalada del conflicto en el este del país, que estaba amenazando las negociaciones finales del proceso de paz y, por tanto, el establecimiento del Gobierno de transición. En opinión de los Estados miembros, ahora es razonable y necesario asegurar esa inversión anterior en la paz en la República Democrática del Congo y garantizar la continuidad del proceso democrático pacífico.
En cuarto lugar, los parámetros políticos y militares de la misión tienen que establecerse entre las configuraciones del Consejo competentes y los cuarteles generales, como en el caso de misiones anteriores, incluidas las realizadas en la República Democrática del Congo.
Karl von Wogau, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, como hemos escuchado, las Naciones Unidas han pedido a la Unión Europea que contribuya a las elecciones en el Congo enviando una misión militar. ¿Cuál debe ser nuestra respuesta?
Hemos de tener en cuenta una serie de cuestiones. Primera, hemos de preguntarnos si la Unión Europea tiene la capacidad necesaria para llevar a cabo una operación de este tipo. La segunda pregunta es: ¿no tenemos otras prioridades en la vecindad inmediata de la Unión Europea, por ejemplo en los Balcanes, donde el mantenimiento de la paz es nuestra tarea primera y más importante? Tercera, ¿no existe un riesgo de que nos veamos atrapados en un conflicto del que después no podamos salir tan fácilmente? Son preguntas que, como diputado al Parlamento Europeo, me plantean repetidamente a este respecto.
Por otra parte, como ha dicho el Presidente en ejercicio, hay que reconocer que la Unión Europea tiene un interés en la estabilidad de ese país situado en el corazón de África. Todo el mundo debería tener claro que la propia Unión Europea también se ha visto afectada si miramos a Ceuta, Melilla o Lampedusa y las terribles escenas que han ocurrido en esas fronteras con la pobreza. La estabilidad en África redunda en interés de la Unión Europea y de sus ciudadanos.
Hemos de ser conscientes de nuestra responsabilidad con las Naciones Unidas. Debemos tener claro que la prevención de la violencia, que es el objetivo de esta operación, está muy en línea con la estrategia de seguridad de la Unión Europea. Tampoco debemos olvidar que un gran número de observadores electorales del Parlamento Europeo y de otros Parlamentos, bajo el liderazgo del señor Morillon, ya están trabajando en el Congo para garantizar las elecciones.
¿Cuáles son nuestras condiciones de intervención en el Congo? En primer lugar, tiene que haber un plazo de tiempo claro. Este tipo de intervención no puede pretender estabilizar el Congo en su conjunto; esto es una tarea a largo plazo que compete a las Naciones Unidas. Por eso hay 17 000 soldados de las Naciones Unidas en el Congo. Tenemos que centrarnos en ayudar a estabilizar las elecciones del 18 de junio.
En segundo lugar, tiene que haber una regla de sucesión clara, que muestre cómo las Naciones Unidas por una parte y el ejército congoleño por otra retomarán esas actividades después de nuestra intervención. También ha de haber un límite geográfico y tiene que quedar claro, por ejemplo, que las Naciones Unidas y no la Unión Europea son responsables de Katanga y las provincias orientales del Congo.
Además, tiene que quedar muy claro que esta operación es definitivamente europea. En esta tarea no pueden implicarse tan solo una o dos naciones europeas, sino más. Necesitamos una invitación formal del Gobierno interino. Parece que aún hay dudas sobre lo que el Gobierno del Congo ha dicho formalmente.
Pero, sobre todo, necesitamos un plan convincente, un plan capaz de convencer a los posibles alborotadores de que es mejor aceptar los resultados de las elecciones y también animar a los ciudadanos del Congo a ejercer su derecho al voto. Esas son las condiciones en que la Unión Europea y el Parlamento Europeo podemos aprobar una misión de este tipo. Ahora necesitamos, lo antes posible, respuestas a las preguntas planteadas.
Ana Maria Gomes , en nombre del Grupo del PSE. – (PT) La situación en la República Democrática del Congo nos enfrenta a desafíos tremendos a todos los que en la Unión Europea nos tomamos en serio la «responsabilidad de proteger» consagrada en la última Cumbre de Alto Nivel de la ONU en septiembre de 2005.
El conflicto que ha devastado la República Democrática del Congo y toda la región de los Grandes Lagos es el más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial. Ya ha causado 4 millones de muertes, la gran mayoría civiles. La estabilidad real y duradera en este país es una condición fundamental para la paz en los Grandes Lagos y en África Central en general. En este contexto, las Naciones Unidas, que tienen en el Congo la mayor misión de mantenimiento de la paz de su historia, ha pedido a la Unión Europea que contribuya al desarrollo pacífico de las elecciones del 18 de junio. El equipo de observación de las elecciones estará dirigido por el señor Morillon y es una misión que todos apoyaremos en el Parlamento.
Para el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, estas elecciones representan un momento decisivo para el Congo. O se sustituyen las instituciones nacidas en el contexto de la guerra civil por instituciones elegidas democráticamente, o muy probablemente el Congo continuará a merced de milicias sangrientas.
Pero estas elecciones y el reto planteado por las Naciones Unidas también constituyen un momento de la verdad para la Unión Europea. ¿Resultará creíble la política europea de seguridad y defensa? ¿Podemos contar con los Estados miembros para aplicar la estrategia europea de seguridad?
Quiero subrayar tres puntos de la resolución común que hemos presentado. Esta intervención debe contemplarse como una parte de una solución temporal del problema de la inestabilidad interna del país, que solo se resolverá cuando el ejército congoleño se convierta en un factor de estabilidad. Ha quedado claro en las operaciones recientes del ejército congoleño en la región de Katanga que la población aún tiene razones para dudar de la capacidad de las autoridades para protegerles de las milicias. La comunidad internacional tiene que canalizar sus esfuerzos al fortalecimiento de las unidades militares integradas que ya existen y acelerar la creación de otras. A menos que se logren mejoras rápidas en el sector de la seguridad, la UE y la ONU tendrá que intervenir en el Congo muchas más veces en el futuro.
En segundo lugar, la legitimidad política de esta misión tiene que ser un factor decisivo de su éxito. En este sentido, es fundamental que sea una verdadera misión europea, y como tal acogemos con satisfacción las noticias de la participación importante de varios Estados miembros liderados por Alemania y que incluyen a mi país, Portugal. Tiene que ser una misión respaldada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Todos los agentes internos y externos deben entender que el actual Gobierno congoleño acoge con satisfacción esta misión. El propio concepto de esta misión debe quedar claro que la UE tiene que estar verdaderamente preparada para apoyar el proceso electoral, a pesar de los riesgos inherentes.
El objetivo prioritario de la presencia de las fuerzas europeas es contribuir de forma visible y creíble a la estabilidad del proceso electoral congoleño. Esto es lo que los congoleños y África esperan de nosotros.
Philippe Morillon, en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señor Presidente, señor Winkler, lo que actualmente ocurre en la República Democrática del Congo, con el apoyo de la comunidad internacional, y, en particular, de la Unión Europea, tiene una importancia crucial para el futuro de ese inmenso país, que durante años ha sido destrozado por guerras civiles y extranjeras.
Los congoleños están unidos en su profundo deseo de paz y estabilidad y en su aspiración a una democracia que permita una situación de ese tipo. Lo demostraron votando masivamente en julio de 2005 y lo demostraron en diciembre, durante el referendo a favor de un proyecto de constitución destinado a poner fin al actual período de transición.
Como jefe de la misión de observación de este referendo, el 18 de febrero asistí en Kinshasa a las ceremonias de promulgación de la Constitución y pude apreciar la intensa emoción de los participantes y de toda la nación. Nació una esperanza de que al final de la próxima etapa que permitirá, este verano, elegir a un Presidente y un Parlamento, el país conseguirá emerger del caos y la pobreza en la que aún se encuentra sumergido. Están en juego los intereses del pueblo congoleño, los de todo el continente africano y, por tanto, los de Europa.
Pero existe el peligro de que los que se han beneficiado hasta ahora del caos y la pobreza no acepten fácilmente que las urnas les priven de su poder y tengan la tentación, por una parte, de usar el terror para impedir unas elecciones legítimas y, por otra, de usar la fuerza para contrarrestar los resultados. Las fuerzas de las Naciones Unidas, desplegadas sobre todo en las provincias orientales, en las que aún existen bandas organizadas, están supervisando la situación de seguridad. En estas condiciones, y para aumentar la seguridad de las próximas elecciones, las Naciones Unidas han pedido ayuda a la Unión Europea, como ha señalado usted.
Corresponderá al Consejo determinar la forma que tomará dicha ayuda. Creo que este compromiso equivaldrá a una señal política muy fuerte para cualquier alborotador potencial y que tendrá lo que pensamos que será un efecto disuasorio, y por eso yo seré uno de los que apoyen esta operación.
Angelika Beer, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, el debate durante las últimas semanas ha revelado todo el dilema de la falta de dirección política que padecemos. Sería un error intentar cerrar los ojos y hacer como si nada.
Desde la carta del Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, el señor Guéhenno, del 27 de diciembre sobre la intervención militar en la República Democrática del Congo, que cayó a principios del período vacacional anual y sorprendió incluso al Consejo de Seguridad, han pasado 12 semanas y sigue habiendo más preguntas que respuestas. Aún hay un gran trecho entre las palabras y los hechos. Aún no estamos convencidos. No apoyamos la resolución conjunta y permítanme explicar porqué.
El Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea está a favor, por supuesto, de apoyar el proceso de democratización en el Congo. Pero ¿cómo es posible que la cuestión de la implicación de la UE se haya reducido al despliegue militar en Kinshasa y al recuento de soldados? ¿Cómo es posible que nos encontremos debatiendo el envío de soldados y no la cuestión de un gran número de observadores electorales de la UE? ¿Cómo es posible que no se esté investigando todo el surtido de medidas amparadas en la Política Exterior y de Seguridad Común y de la Política Europea de Seguridad y Defensa? ¿Cómo es posible que surjan nuevas justificaciones cada día, como el interés de Europa en el rechazo a los refugiados? Quiero preguntar: ¿qué tiene que ver todo eso con facilitar unas elecciones democráticas en el Congo?
Los prolijos debates de las últimas semanas han planteado la pregunta de si el despliegue planeado en Kinshasa tiene que ver con la democratización o con que la UE guarde las apariencias. Yo creo que trata de esto último, porque la dinámica que ha puesto en marcha la investigación ha tomado vida propia. Han pasado meses desde la investigación y la infructuosa misión de estudio en el Congo y desde Nueva York, pero aún no hay señales de un plan político o de una tarea clara.
Señorías, un bonito gesto del señor Chirac no puede esconder las cuestiones que aún no se han abordado, es decir, ¿cómo van a garantizar los 1 500 soldados enviados a Kinshasa unas elecciones libres en todo el Congo? ¿Cómo podemos rebatir la acusación de que nos ponemos de parte de Kabila? ¿Cómo puede la UE desempeñar un papel en el Congo tras un despliegue de ese tipo? Y si la cuestión es la evacuación, y esto se ha convertido en el tema principal, ¿quién será evacuado? ¿Necesitamos desplegar tropas mandatadas por las Naciones Unidas para favorecer la causa de la democracia en el Congo?
Señorías, mi observación final es fundamental. Hablamos apasionadamente de la responsabilidad de Europa para con África, pero ¿cómo podemos reconciliar el debate de hoy con nuestra incapacidad para actuar en el genocidio en curso en Darfur?
Tobias Pflüger, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (DE) Señor Presidente, contra toda razón, la Unión Europea está planeando un despliegue militar en la República Democrática del Congo. Oficialmente es cuestión de proteger la integridad de las elecciones, pero parece que algo ha ido mal en el período previo a las elecciones. Solo se han presentado 60 candidatos para 500 escaños parlamentarios, y el plazo de presentación termina mañana por la noche, es decir, el jueves por la noche. La UE está planeando enviar a 1 500 soldados a la tercera nación más grande de África, un país que tiene un régimen autoritario. Como ha comentado un político socialdemócrata de Alemania, es como si 750 soldados llegasen a Europa y pretendiesen estabilizar todo el continente.
Este despliegue no tiene sentido en términos militares. Así pues, ¿qué sentido tiene enviar esas tropas? El Ministro de Defensa alemán, Franz Joseph Jung, no ha tenido pelos en la lengua. Ha dicho que todo se reduce al rechazo de los refugiados y que la estabilidad en regiones ricas en materas primas también es positiva para la economía alemana. Los diputados de la Unión Cristianodemócrata en Alemania han confirmado esta motivación, refiriéndose a materias primas estratégicas como el tungsteno y el manganeso. Y ahora el Gobierno alemán ha decidido no tomar una decisión sobre el despliegue militar hasta principios de mayo. Las fuerzas militares expresan cada vez más claramente que no están a favor de ese despliegue. La posición está relativamente clara: una vez en el Congo, no va a ser tan fácil retirarse, no se quedarán tan solo cuatro meses.
La propuesta de resolución no está limitada geográficamente y el plazo de tiempo solo se expresa en términos muy vagos. Por eso pedimos a todos los diputados escépticos respecto de esta cuestión que voten en contra de la propuesta de resolución. No me andaré con rodeos: lo que realmente está en juego es el acceso a las materias primas y el rechazo de los refugiados por medios militares. Como Grupo de la izquierda queremos decir muy claro que «no» y votaremos en contra de la propuesta de resolución.
Helmut Kuhne (PSE). – (DE) Señor Presidente, aparte del debate técnico sobre este despliegue, también hay otros aspectos que deberían debatirse aquí. En parte, esta cuestión encierra prejuicios estrechos de miras. En mi país, Alemania, en lugar de hablar abiertamente de un continente oscuro donde la población está permanentemente implicada en conflictos de aniquilación recíproca por pura necesidad, algunos políticos de la Unión Socialcristiana, por ejemplo, sugieren que usaríamos mejor al ejército alemán si defendiese los estadios de la Copa del Mundo en un futuro inmediato en lugar de enviarlo a la República Democrática del Congo.
Creo que hemos de dejar muy claro que se trata de una visión del mundo increíblemente estrecha. Señora Beer, admito que hay que resolver muchas cuestiones, muchos problemas graves que aún no se han resuelto. También confío en que los solucionaremos, también por parte de nuestros colegas del Bundestag alemán.
Pero lo que debería interesarnos en el ámbito europeo es algo que aún no se ha mencionado. Creo que en las últimas semanas han salido a la luz graves déficit del proceso de toma de decisiones europeo, déficit que hay que eliminar. No es de recibo que algunas personas digan que quieren conocer los planes de despliegue antes de disponer de las tropas mientras que otras digan que solo se elaborarán los planes de despliegue una vez que estemos seguros de que no estaremos solos. Esto no puede ser y conduciría a una especie de bloqueo autoimpuesto. Si bien no pedimos modificaciones poco realistas del Tratado, tenemos que conseguir que se lleve a cabo sin demora una revisión de los procesos de toma de decisiones en el ámbito del Consejo, para que cuando haya que tomar decisiones más rápidamente que ahora, sea posible tomarlas.
Marie-Hélène Aubert (Verts/ALE). – (FR) Señor Presidente, es excelente que la Unión Europea se implique plenamente en el proceso electoral en la República Democrática del Congo, e incluso esperamos que sea más vigilante respecto de las violaciones de los derechos humanos que, por desgracia, se han agravado desde hace algún tiempo.
Pero la forma que está tomando la operación militar de la UE en la República Democrática del Congo es verdaderamente rara y curiosa, por decirlo suavemente. Se habla de unos cuantos centenares de hombres, cuando la MONUC ya cuenta con 16 000. Usted dice que esos hombres no estarán directamente implicados, sino solo disponibles por si hace falta: ¿dónde podrían hacer falta, entonces? ¿Cuál será la misión de esa fuerza militar y qué mandato tendrán esos hombres en caso de que estalle la violencia durante o después de las elecciones, especialmente en Kinshasa? ¿No podemos aprender del pasado, cuando las fuerzas de la ONU se encontraron en situaciones imposibles y después todo el mundo las acusó porque no habían tenido un mandato claro ni recursos suficientes?
Por tanto, hay dos posibilidades: o la Unión Europea responde plenamente a la petición de las Naciones Unidas estableciendo condiciones e invirtiendo importantes recursos para apoyar a la MONUC, o dedica esos recursos al éxito del proceso electoral, a la implicación plena de la sociedad civil, al respeto de los derechos humanos y, además, al control y la transparencia de la explotación de los preciosos y codiciados recursos naturales de la República Democrática del Congo.
Está claro que nosotros preferimos esta segunda perspectiva antes que apoyar una operación militar que, por el momento, es muy limitada, tiene objetivos poco claros y de la que no sabemos gran cosa en este momento.
Richard Howitt (PSE). – (EN) Señor Presidente, en la resolución que hemos presentado nosotros y que ha motivado este debate hacemos hincapié en la necesidad de una estrategia integrada para la misión de la República Democrática del Congo, de un claro límite de tiempo para el despliegue de las tropas y de una estrategia de salida, además de insistir en la necesidad de proteger nuestras propias fuerzas. No obstante, quiero cuestionar el supuesto que se hace en el considerando A de que debemos anteponer la seguridad en los países vecinos europeos, sobre todo en los Balcanes. Por supuesto que los países vecinos son cruciales, pero con los países balcánicos cada vez más cerca de la adhesión y la estabilización, deberíamos estar hablando de reducir las tropas de la UE, y no de mantenerlas en sus niveles actuales.
Una y otra vez, este Parlamento aprueba resoluciones para una política exterior y de seguridad común con Europa como líder en los asuntos mundiales. Si decimos que el terrorismo que actúa en nuestras calles tiene su origen en Estados frágiles de todo el mundo, ¿por qué debemos tratar de limitar nuestras aspiraciones a los países vecinos europeos? Aprobamos resoluciones para combatir la pobreza mundial, pero ¿estamos dispuestos a aplicarlas en los nueve países más pobres del mundo, con uno de los índices más elevados de mortandad infantil? Como dice el Grupo de Crisis Internacional, todo, desde las elecciones y la ayuda humanitaria hasta la actividad económica, depende de la creación de un entorno seguro.
Una década de guerra en la RDC ha costado cuatro millones de vidas y todavía mil personas mueren cada día por causas relacionadas con la guerra. Recibimos informes diarios de masacres, asesinatos de civiles, violaciones generalizadas y violencia sexual.
Estas elecciones son un rayo de esperanza. Europa está proporcionando más ayuda que nunca para apoyar el proceso electoral. La petición de que las fuerzas de seguridad acompañen dicho proceso electoral procede de todas las facciones representadas en el Gobierno nacional de transición. Es una petición que deberíamos aceptar.
Glyn Ford (PSE). – (EN) Señor Presidente, estoy muy a favor de desarrollar una Política Exterior y de Seguridad Común en la Unión Europea. Ahora que la Unión Europea es más grande que los Estados Unidos, más rica que los Estados Unidos y proporciona más ayuda al Tercer Mundo que los Estados Unidos, nada más acertado que añadamos a esto una dimensión de Política Exterior y de Seguridad Común.
En ese sentido, por supuesto, nadie está cuestionando el valor de la petición de las Naciones Unidas para enviar una misión a la República Democrática del Congo. El problema es que dicha misión se está debatiendo a puerta cerrada y nosotros necesitamos un cierto escrutinio democrático. Y puesto que cada vez estamos enviando más misiones a Aceh –cosa que yo personalmente acojo con gran satisfacción por haber sido observador jefe en las elecciones indonesias– y a la República Democrática del Congo, necesitamos ese control democrático.
El problema es que salvo que tengamos cierto escrutinio democrático, en un sistema postelectoral en el que posiblemente se produzca un deterioro de la situación en la RDC, existe el peligro de que la misión fracase y se vea metida en un atolladero.
Enviamos una misión de observación electoral, pero también enviamos esta misión. ¿Podemos tener garantías de que exista una estrecha coordinación entre ambas?
Hans Winkler, Presidente en ejercicio del Consejo. – (DE) Señor Presidente, Señorías, no puedo responder a todas sus preguntas porque, como ya he explicado, aún se están estableciendo los parámetros políticos y militares exactos que sustentarán la decisión final del Consejo, y agradezco al señor Kuhne que haya mencionado la necesidad de establecer una base adecuada para el proceso de toma de decisiones en ese contexto.
El señor Von Wogau quiere saber lo que había dicho realmente el Gobierno. En mi primera intervención he dicho que el Presidente y los dos Vicepresidentes habían hecho comentarios muy claros, y voy a citar un párrafo del comunicado de prensa publicado tras el Consejo de Defensa del lunes:
(FR) «Durante su reunión del lunes 20 de marzo, presidida por el Jefe de Estado, su Excelencia el señor Joseph Kabila».
(DE) El Jefe de Estado preside este organismo.
(FR) «El Consejo Supremo de Defensa ha examinado, entre otros puntos, la cuestión de la formación de un contingente militar europeo a petición de las Naciones Unidas».
(DE) El Consejo llegó entonces a la siguiente conclusión:
(FR) «Ansioso por reforzar las medidas de seguridad del proceso electoral, el Consejo Supremo ha recomendado, a la luz de un informe presentado por el Ministro de Asuntos Exteriores, que se apoye la iniciativa para desplegar esas Fuerzas Especiales Europeas».
(DE) Es una declaración clara, y no hay motivos para ponerla en tela de juicio. Asimismo, este comunicado de prensa también ha vuelto a mencionar las dudas expresadas sobre la conveniencia de la misión.
(FR) «Cabe destacar que este contingente actuará sobre todo como elemento disuasorio».
(DE) Estoy muy agradecido al señor Morillon por haber mencionado esto también en concreto.
Solo repito lo que ya he dicho. Creo que es responsabilidad de la Unión Europea hacer una contribución significativa al proceso democrático en la República Democrática del Congo. Hemos de tener claro que, de la amplia gama de opciones abiertas, el despliegue de las tropas militares tiene que examinarse junto con otros tipos de intervención para la ayuda al desarrollo democrático, como la cooperación al desarrollo y la ayuda al establecimiento del Estado de Derecho y los procesos democráticos y a la protección de los derechos humanos.
Es una responsabilidad que tiene que asumir la Unión Europea y que está cumpliendo el Consejo.
El Presidente. Al término del debate he recibido tres propuestas de resolución(1) de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.
El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar mañana a las 11.00 horas.