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Torek, 4. julij 2006 - Strasbourg Pregledana izdaja

4. 70. obletnica državnega udara generala Franca v Španiji - (Izjave predsednika Evropskega parlamenta in predsednikov političnih skupin)
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  El Presidente. Como primer punto de nuestro orden del día, voy a efectuar una declaración sobre los 70 años después del golpe de Estado del General Franco en España, el 18 de julio de 1936.

Como saben, un grupo de 200 diputados solicitó con sus firmas una pregunta oral a la Comisión y al Consejo, cuyo objeto, explícitamente señalado, era un debate sobre la condena al régimen de Franco en el 70 aniversario del golpe de Estado franquista.

La Conferencia de Presidentes no aceptó esta petición y consideró más oportuno efectuar una declaración del Presidente, seguida de las tomas de posición de los diferentes Grupos políticos sobre el significado de esta fecha; es lo que estamos haciendo ahora.

Es una fecha ya lejana en la Historia: 70 años nos separan del 18 de julio de 1936. Es casi tanto como la esperanza de vida de la generación de españoles que protagonizamos la transición a la democracia, una transición considerada modélica, pero cuyo éxito necesitó de olvidos selectivos o de aplazamientos de la memoria, que ahora emerge en un proceso de recuperación que llena las librerías y se plasma hasta en leyes.

Como les dije hace dos años, yo pertenezco a esta generación —como muchos de los diputados españoles que están aquí— y es inevitable que mi relación personal con el pasado determine mi recuerdo. Pero ésta es una declaración institucional, como Presidente de la Cámara, y mi recuerdo de hoy debe ser un acto político que transcienda lo personal. Porque traer al presente nuestro pasado es un acto de voluntad que tiene que ver, sobre todo, con el futuro que queremos construir, y lo queremos construir no sólo sobre la frágil y perecedera memoria de cada cual, sino sobre la Historia, que no se recuerda, sino que se aprende, y que, por ello mismo, se puede compartir.

Y la Historia nos dice que ese día parte del ejército español —sólo parte— se alzó contra el Gobierno de la Segunda República, elegido democráticamente por los españoles en 1931. Se frustró así una gran esperanza, porque esa república había llegado con el ánimo de propiciar la democracia y abordar reformas pendientes de gran calado: la agraria, la militar, la separación de la Iglesia y del Estado, el establecimiento de una seguridad social, los Estatutos de Autonomía para las regiones, y derechos como el voto de la mujer o el divorcio, en una sociedad profundamente patriarcal.

Esas reformas se convirtieron en punto de referencia para muchos países europeos. Fue una referencia para la democracia en Europa, la nueva frontera de la democracia en Europa, una democracia que, por aquellos tiempos, atravesaba momentos difíciles, porque se había hundido en Italia, en Grecia, en Polonia, en Hungría y en Alemania. Por eso, aquel golpe militar no sólo dio origen a una guerra larga y cruel en España, sino que, además, acabó con aquella esperanza de Europa de la que había hablado André Malraux.

La guerra de España no fue sólo una guerra y no fue sólo española. Fue un enfrentamiento entre dos grandes concepciones del mundo. Sí, volvían las dos Españas de Larra y Machado, y a cada español una de las dos Españas le heló el corazón. Pero una guerra entre españoles no hubiera sido tan larga, no hubiera durado tanto, simplemente porque nuestras propias fuerzas no nos lo habrían permitido.

La guerra fue un momento decisivo para la historia del mundo. Tuvo una transcendencia internacional de enorme magnitud. Desde 1936 los futuros beligerantes de Europa en la Segunda Guerra Mundial comenzaron a enfrentarse directa o indirectamente en la guerra civil española. España fue la primera gran batalla de la Segunda Guerra Mundial, banco de pruebas de una guerra futura que devastaría Europa. Por primera vez en la historia se experimentó el bombardeo de poblaciones civiles. Guernica está en la memoria de todos, pero hubo muchas guernicas en España.

Europeos dejaron su vida en ambos bandos y sus nombres pueblan los cementerios de Madrid, de Jarama, de Belchite, de Teruel, de Guadalajara, del Ebro..., nombres míticos, donde tanto europeo reposa y que después se pasearon a lomos de los tanques que cubrieron la geografía de la liberación europea. Aquella guerra para algunos fue la última gran causa, para otros fue una cruzada.

Yo recuerdo la cruzada, los obispos saludando al modo fascista, rodeando a generales en la entrada de las iglesias. También recuerdo los cementerios llenos de fusilados de un bando y de otro. Fue la guerra más apasionada, en la que por primera vez se enfrentaron las ideologías del siglo XX: la democracia, el fascismo y el comunismo. Fue una guerra de religión y, al mismo tiempo, una lucha de clases, una revolución frente a una reacción.

Fue un enfrentamiento que se prolongaría en Europa y que también se prolongó en España, una vez que la guerra hubo acabado, porque no fue sólo una guerra, hubo también una posguerra, larga y dura, donde no se trataba ya de ganar al enemigo, puesto que la guerra se había ganado, sino que se trataba más bien de erradicarlo, para mantener un sistema que permaneció durante mucho tiempo y obligó a España a mantenerse ajena al proceso de democratización y también al de reconstrucción que vivió Europa, gracias al Plan Marshall.

Muchos colegas de los países del Este tienen en la memoria el aislamiento que sufrieron como consecuencia de Yalta y del telón de acero que les separó de la Europa libre, democrática y próspera, y así ha sido. Pero se recuerda menos que en el Sur de Europa hubo países —España y Portugal— que también se vieron aislados de este movimiento y permanecieron durante mucho tiempo bajo dictaduras militares.

Recuerdo una vez que un congresista norteamericano me reprochó que los europeos no éramos agradecidos al esfuerzo de liberación que los Estados Unidos habían hecho con Europa. Tuve que recordarle que, en lo que a España se refiere, ese esfuerzo brilló por su ausencia, porque, precisamente porque el régimen militar les fue útil en la guerra fría, se olvidaron de liberarnos.

Hoy quisiera hacer mías las palabras de Salvador de Madariaga, cuyo nombre figura en uno de nuestros edificios. «Antes de 1936 —decía Salvador de Madariaga— todos los españoles vivían en España y en libertad. Hoy —decía en 1954— unos cientos de miles viven en libertad desterrados de España y el resto vive en España desterrado de la libertad».

La libertad volvió a partir de 1975. Empezamos a construir las bases de una comunidad basada en la democracia, en la libertad y en la perspectiva de Europa. Nuevas generaciones han abierto nuevas exigencias políticas respecto al futuro y respecto al pasado. Se han encontrado con una guerra y una dictadura clausuradas y, cuando hoy en España se habla de reparación moral de las víctimas, lo que queremos hacer es discutir la memoria activa de nuestro país, de nuestra sociedad, para asumir la carga plena de nuestro pasado, para honrar a todos los muertos, para no discriminar en la memoria aquella parte que nos pueda resultar incómoda, para no encerrarnos en las mentiras que consuelan y para afrontar las verdades que alumbran. Son heridas dolorosas que han cicatrizado en Europa, pero que siguen en la memoria de muchas personas, porque, en su día, no pudieron exorcizarlas.

Eso es lo que da sentido a un acto como el de hoy, aquí, en el Parlamento Europeo, para enfrentar el pasado vivo de una parte de la memoria de nuestro continente, para no repetir los errores de ayer, para condenar críticamente a sus responsables, para rendir homenaje a sus víctimas, para expresar nuestro reconocimiento hacia todos los que combatieron por la democracia, padecieron persecución e impulsaron el retorno de España a Europa, como nuestra patria común.

(Aplausos prolongados)

 
  
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  Jaime Mayor Oreja, en nombre del Grupo PPE-DE. – Señor Presidente, señoras y señores diputados, intervengo en representación del Grupo del Partido Popular Europeo al final de esta declaración referida a la historia reciente de España. Quiero subrayar que nuestra posición se fundamenta esencialmente en el pleno respaldo y apoyo a los valores de reconciliación, de superación de un trágico pasado, que fueron los que impulsaron la transición democrática y que culminaron en la Constitución de 1978.

Un día como mañana, un 5 de julio de hace 30 años, el Presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, tomaba posesión de su cargo, de su responsabilidad de llevar adelante nuestra transición democrática.

Para quienes como yo tuvimos el honor y la oportunidad de servir aquel proyecto, de formar parte de aquel partido, la Unión de Centro Democrático, que tuvo la responsabilidad de la ejecución material desde el gobierno de aquella transición, con el esfuerzo de otras formaciones políticas, con un respaldo inequívoco de la sociedad española y con el impulso de su Majestad el Rey, aquella apelación al final de las dos Españas irreconciliables, el recordatorio de los valores de la Constitución española de 1978, la libertad y la reconciliación, surgen desde lo más profundo de nuestras convicciones. Porque el error, el disparate, la tragedia del último siglo en la historia de España, fueron la facilidad de recreación de las dos Españas, la exageración siempre presente en nuestro territorio, la facilidad con que esas dos Españas se convencían de la imposibilidad de una convivencia democrática.

Todos conocemos el origen y la razón de ser de la Unión Europea, que se asienta en la misma fortaleza moral de aquella Constitución española, la fortaleza moral de los que se unen, la fortaleza moral de la unión, para que no se repitiera nuestro pasado reciente, para que no se iniciasen más guerras mundiales nacidas en suelo europeo, ni más guerras, ni más dictaduras, ni más regímenes comunistas, ni más guerras civiles como la que habíamos sufrido en España.

Las nuevas naciones europeas podremos cometer errores al abordar nuestros problemas de presente y de futuro, pero hay un error que no podemos cometer, que no tenemos el derecho de cometer: repetir errores históricos, no aprender de los errores de nuestra historia.

Por todo ello, la reconciliación y la concordia no deben aburrirnos. No debemos cambiar nuestra actitud, y por eso a muchos españoles nos parece un error histórico que hoy se trate de impulsar una segunda transición, como si la primera hubiese quedado vieja y obsoleta; es un error histórico quebrar unilateralmente la esencia de nuestra Constitución de la concordia; constituye un disparate histórico introducir en España el debate del derecho de la autodeterminación, la creación en el seno de España de nuevas naciones que no han existido nunca; es un error histórico porque nos aleja de nuestra concordia.

Por eso, señor Presidente, en este trigésimo aniversario de la transición democrática española, que inició su andadura un 5 de julio de 1976, y en nombre del Grupo del Partido Popular Europeo, permítame que concluya con un ¡viva! por la reconciliación, un ¡viva! por la libertad, y un ¡viva! por la Constitución española de 1978.

(Aplausos)

 
  
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  Martin Schulz, im Namen der PSE-Fraktion. – Herr Präsident! Im Nachgang zu Ihrer Rede will ich die Frage stellen: Welcher Geist stand hinter Franco und seinem Regime? Wir alle kennen diesen Geist. Es ist der Geist der Intoleranz, der Menschenverachtung, es ist der Geist der Zerschlagung der demokratischen Institutionen, es ist der Geist des Hasses auf alles, was nicht so ist, wie man es gerne hätte. Hinter Franco und seinem Regime steckte Menschenverachtung und tödliche Gewaltbereitschaft. Die bedingungslose Unterwerfung unter die eigene Ideologie oder der Tod — das war die Botschaft des Franco-Regimes. Aber das war keine spanische Botschaft, denn als Franco vor 70 Jahren die Macht an sich riss, litt mein Land schon drei Jahre lang unter der Hitler-Diktatur, und Mussolini regierte schon 14 Jahre in Italien. Die faschistische Bewegung, deren — vor allen Dingen militaristischer — Teil Franco war, gab es zu diesem Zeitpunkt schon in ganz Europa.

Der Bürgerkrieg war nicht allein ein spanischer Bürgerkrieg. Er hatte vor allen Dingen Spanien als Territorium und das spanische Volk als Opfer, aber er hatte auch das spanische Volk als Geisel eines Probelaufs zu einem größeren Krieg. Ein Schandfleck in der Geschichte meines Landes ist und bleibt Guernica und die Legion Condor.

Ein Ruhmesblatt in der Geschichte Europas und der Welt war die Jugend der dreißiger Jahre, die nach Spanien reiste, um freiwillig die Demokratie zu verteidigen. Ernest Hemingway hat ein unvergessliches literarisches Denkmal für diese Generation geschaffen. Arthur Miller, der berühmte amerikanische Schriftsteller, hat einmal gesagt: In den dreißiger Jahren war das Wort Spanien eine Explosion. Es ging darum, den klerikalen Feudalismus zu besiegen und den Geist der Freiheit, der Toleranz dem Ungeist der Intoleranz entgegenzusetzen.

Wenn wir heute an Spanien denken, dann denken wir als Linke in Europa an die unzähligen Opfer, die aus unseren Reihen — aber nicht nur aus unseren Reihen — in diesem Bürgerkrieg zu beklagen waren. Es waren auch Christdemokraten, es waren auch Liberale, es waren auch Republikaner, die sich gegen diese Intoleranz stellten. Gegen Franco stellte sich weltweit die gesamte Gemeinschaft des Geistes und der Völker, die sich eben diesem totalitären Unterwerfungsanspruch entgegenstellen wollte, der mit Franco verbunden war. Franco hat verloren.

Wenn wir 70 Jahre später hier in diesem Haus ein Fazit ziehen können, so will ich daran erinnern, dass drei Präsidenten des Europäischen Parlaments seit seiner Direktwahl Spanier waren: ein konservativer Christdemokrat, zwei Sozialdemokraten. Wenn heute, 70 Jahre später, ein spanischer Präsident katalanischer Herkunft im Namen der Abgeordneten von 25 Völkern Europas daran erinnern kann, dass die Integration Europas der Sieg über die Intoleranz und die Unfreiheit ist, dann können wir 70 Jahre später sagen, die Freiheit hat gesiegt, Franco hat verloren. Etwas Besseres konnte Europa nicht passieren!

(Beifall)

 
  
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  Bronisław Geremek, au nom du groupe ALDE. – Monsieur le Président, l'Europe est riche en histoire et si le Parlement européen ne doit pas chercher à se donner le rôle d'unique détenteur de la vérité sur le passé, il importe néanmoins, pour l'avenir de la construction européenne, que le Parlement se sente responsable de la mémoire européenne qui est le facteur constitutif principal de l'unité européenne.

Nous sommes en 2006, voici le souvenir de l'insurrection des ouvriers de Poznan en juin 1956… Voici la Révolution hongroise en octobre 1956: les événements dramatiques de la lutte pour le pain et la liberté. Voici 2006… Il y a soixante-dix ans, le Général Franco imposait un régime dictatorial contre la liberté, la démocratie et l'État de droit. L'Espagne, qui aurait dû compter parmi les pays fondateurs de l'Union européenne, s'est trouvée, contre la volonté de son peuple, séparée pour un demi-siècle du reste de l'Europe.

Pour penser ces évènements, il convient de ne pas faire la comptabilité des injustices, de la haine, des conflits, des souffrances humaines, de l'époque de la guerre civile et de l'époque du régime dictatorial: nous devrons nous rappeler que cette expérience espagnole est une expérience de l'Europe, que c'est une des expériences qui sont à l'origine de la construction de l'Union européenne. Pour que de tels évènements ne puissent jamais plus se produire.

L'Europe devrait ne pas oublier que l'Espagne a su clore ce chapitre dramatique de façon consensuelle par la réconciliation, par le dialogue dans la paix. Rendons hommage au courage et à la sagesse du peuple espagnol.

En ces jours anniversaires le Parlement et l'Europe toute entière, devraient vibrer du sentiment de liberté qui les constitue; l'Europe devrait se sentir unie au-delà de tous les clivages politiques et prendre conscience du fait que nous savons maintenant pourquoi l'Europe existe: nous le devons aussi à cette expérience dramatique que nous commémorons avec tristesse aujourd'hui. Merci beaucoup.

(Applaudissements)

 
  
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  Daniel Marc Cohn-Bendit, au nom du groupe Verts/ALE. – Monsieur le Président, chers collègues, 1936, l'Espagne, c'est avant tout une leçon, ou plutôt quatre leçons, pour nous, Européens. La première leçon, c'est le courage, l'abnégation, l'imagination extraordinaire d'un peuple, le peuple espagnol, en marche vers la liberté et la démocratie. Qui a oublié les créations sociales extraordinaires de la Catalogne libre? Qui a oublié tout ce que le peuple espagnol a tenté durant cette période extraordinaire?

La deuxième leçon, c'est celle de la barbarie du fascisme. Comme cela vient d'être dit, Guernica en est un symbole: le symbole du meurtre, de l'assassinat, des emprisonnements; le symbole aussi d'un projet international du fascisme, car il est évident que le fascisme espagnol n'aurait jamais pu remporter cette lutte sans l'aide du national socialisme. En 1936, le projet européen de domination du fascisme était déjà visible.

La troisième leçon est plus difficile à entendre car c'est celle de la lâcheté: la lâcheté des Européens, la lâcheté des Français - même si c'était difficile pour Léon Blum - la lâcheté des Anglais..., lâcheté de tous ceux qui ont pensé que si le peuple espagnol payait, eux ne paieraient pas! Cette attitude s'est avérée, comme à Munich, en 1938, une des grandes erreurs et une des grandes leçons que nous devons tirer de cette période. Qui croit pouvoir baisser la tête en attendant que l'orage passe de l'autre côté souvent se trompe, comme le montre l'histoire. C'est une grande leçon qui, pour beaucoup d'Européens, a été pendant très longtemps très difficile à accepter. Le pacifisme fait parfois le lit de l'horreur! Parfois, il est symbole du courage! Savoir choisir l'un ou l'autre est toujours très difficile. Mais s'il faut parler de lâcheté, il faut aussi souligner le courage: celui par exemple de Pierre Cot, ministre de Léon Blum, qui, en tant que ministre, faisait passer des armes en Espagne. Rappelons que Pierre Cot, qui a agi en héro dans cette période difficile, est le père d'un de nos collègues, Jean-Pierre Cot. Je remercie ce dernier de m'avoir rappelé ces faits.

La quatrième leçon, enfin, c'est l'horrible intolérance du totalitarisme communiste. Car il ne faut pas oublier qu'il y a deux grandes images dans cette guerre Espagnole. La première image, c'est celle des brigades internationales qui voulaient sauver le peuple espagnol. Mais il y a eu en même temps l'image de l'intolérance des brigades communistes qui ont assassiné des trotskistes membres du POUM, qui ont assassiné des anarchistes, parce qu'ils ne répondaient pas à leurs orientations. Ça aussi, c'est une leçon de la guerre espagnole! Cette leçon qui dit que la libération, ce n'est pas d'avoir raison contre tous, c'est aussi d'accepter la diversité et la démocratie.

Ces quatre leçons, chers collègues, l'Union européenne doit en tirer toutes les conséquences. Ces leçons, il faut les décliner lorsque la barbarie surgit en Bosnie. Ces leçons, il faut les décliner lorsqu'un devoir de solidarité doit s'exercer envers des peuples opprimés. Si ces leçons sont bien apprises, alors, je crois que l'avenir pourra être un peu plus radieux.

 
  
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  Francis Wurtz, au nom du groupe GUE/NGL. – Monsieur le Président, notre Parlement est dans son rôle en organisant cet acte politique à l'occasion du soixantième-dixième anniversaire du déclenchement de la guerre d'Espagne par Franco.

À plus d'un titre, en effet, l'écrasement de la jeune République concerne toute l'Europe. D'abord, les putschistes de 1936 n'ont pu venir à bout du front populaire qu'avec l'appui décisif de l'Italie fasciste et de l'Allemagne nazie. C'est aussi en Espagne que cette dernière a expérimenté sa future Blitzkrieg contre la France. Et Guernica fut le premier exemple, dans toute l'histoire, du massacre de populations civiles par des bombardements aériens massifs, mais deviendra un terrifiant modèle durant toute la Seconde Guerre mondiale.

L'Europe est interpellée par ces années sombres, 1936–1939, pour une autre raison encore: celle du lynchage des républicains par les démocraties voisines. La non-intervention de 1936 prépara Munich en 1938, qui aboutit au désastre, à l'échelle du continent, à partir de 1939; et que dire de l'indifférence complaisante des dirigeants européens et occidentaux, en général, envers le régime franquiste après la guerre, dès lors que son chef avait rejoint le camp du bien contre l'empire du mal.

Il est enfin une dernière raison au caractère européen de la tragédie espagnole: c'est le courant de solidarité internationale, sans équivalent, qu'elle a suscité parmi les ouvriers et les gens du peuple, comme parmi les plus éminents intellectuels européens, et dont les brigades internationales constituent, avec leurs 40 000 volontaires venus de quelque cinquante pays, une illustration saisissante.

Inversement, on retrouvera nombre de républicains espagnols dans la résistance française. Certains d'entre eux participeront à l'insurrection parisienne, en août 1944, sous la direction de mon regretté camarade Henri Rol-Tanguy. D'autres ont participé à la libération de Strasbourg, en novembre de la même année, dans l'armée du général Leclerc.

Assurément, la conscience européenne ne serait pas la même sans les indicibles souffrances des victimes du franquisme, sans le courage intrépide des résistants espagnols et sans l'élan de solidarité autour de la jeune République. Que notre acte d'aujourd'hui leur rende à toutes et à tous l'hommage qu'ils méritent!

(Applaudissements)

 
  
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  Brian Crowley, on behalf of the UEN Group. – Mr President, in many ways I find it very difficult to know what to say today, because I, unlike many of my colleagues, am from a generation that does not have a living memory of the tragedy that was the very foundation of the European Union.

However, I read history and I have some knowledge and understanding of it. We are speaking today about the 70th anniversary of Franco’s coup. An atrocity or a tragedy on the European continent is commemorated in the history books for every single day going back over 227 years.

I suppose, then, what we really should be focusing on is that fascism, communism, imperialism and the totalitarian regimes we have experienced on our continent have a common thread: a lack of respect for human difference and different ideas and an intolerance towards those who want to chart a different path. Whether we are talking about Potsdam, Hungary, Gdańsk, Siberia, Spain, Portugal or Ireland, those who have tried to impose their will on others have always failed, because the very essence of our humanity is the desire to be free to ensure that we can live and interact with others.

That is why it is most important that we not only learn from the mistakes of the past but also ensure that we never repeat them. Rather than criticising or pointing the finger and saying that this tragedy was more dramatic, more damaging or more influential in European politics than others, let us agree that it happened and use it as an example. In Europe today, we have been able to overcome those differences; we have found a forum and a way forward in which people from different countries, with different ideologies, different histories and different interpretations of the same history can come together and find common ground and a common cause.

The best thing that we can do today in the European Parliament is to encourage Prime Minister Zapatero in his efforts to bring together what were previously irreconcilable peoples to find a common way forward in the Basque region. That is not to forgive the atrocities that were committed or to say that the wrongs did not take place; it is to say that you cannot go on living in the past, you cannot remain bitter. When the opportunity for peace arises, we must seize it as it passes.

(Applause)

 
  
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  Jens-Peter Bonde, for IND/DEM-Gruppen. – Hr. formand! "De skal standses!" Sådan udbrød min ungdoms store unge digter, Gustaf Munch-Petersen, da han som spaniensfrivillig blev stående alene ved fronten, mens kammeraterne trak sig tilbage mod overmagten. Gustaf efterlod sig kone, barn og familie hjemme i Danmark. Hans handling var hverken forsvarlig eller ansvarlig og kunne ikke holde fascismens pest væk fra Europa. Hans ensomme protest savnede rationale, men tænk, om alle borgere havde handlet med samme mod. Uforfærdet død blev hans livs sidste digt. De fleste var passive, da demokratiet blev truet og mange steder fortrængt, indtil andre modige satte en stopper for nazisme og fascisme.

For mange her i salen blev befrielsen forvandlet til en ny besættelse med jerntæppe og Gulag. Lad os i dag mindes de mange døde med og uden mod. Lad os hylde dem, der gik til modstand som spaniensfrivillige og deltog i forsvaret for demokratiet og viste både mod og dumdristighed i undergrundshære mod regeringers eftergivenhedspolitik over for demokratiets fjender. Mange aktive modstandsfolk har fundet vej til de politiske partier og også til de bevægelser, jeg har repræsenteret her i salen i 27 år. De er næsten alle døde. Min modige nabo, smeden Hans, fablede ved sin død om, at briternes bomber var ramlet ned i den franske skole i stedet for Gestapos hovedkvarter. Hans havde som britisk agent leveret de illegale tegninger. Fejlen var ikke hans, men de døde elever plagede ham til det sidste.

Jeg vil også mindes en ung lektor, som rejste landet rundt for at skabe den første danske modstandsbevægelse, mens regeringen samarbejdede med den tyske besættelsesmagt. Frode Jakobsen blev siden leder af den succesfulde undergrundsregering, Danmarks Frihedsråd. Efter krigen blev han minister, og han deltog i Europabevægelsens store kongres i Haag i 1948, da man startede Europarådet og den europæiske integration. Han var mangeårig formand for Europabevægelsen og socialdemokratisk folketingsmedlem. Alligevel stemte han nej ved alle afstemninger om EF- og EU-traktater. Og han lancerede den demokratiske kritik af EU allerede i 1972.

Vi har opkaldt en pris efter ham. Den uddeles hvert år til personer, som har udvist et usædvanligt politisk mod. Folk som har gjort noget for andre end sig selv på et tidspunkt, hvor det ikke var opportunt, lønsomt eller karrierefremmende. Vi har aldrig haft svært ved at finde kandidater. Der er stadig folk, som udviser usædvanligt politisk mod. Og nogle af dem har ladet sig inspirere af den halve million frivillige verdensborgere, som rejste til Spanien for at sige "No pasarán". Tak til jer, der viste personligt mod og døde for vores frihed. "El pueblo unido jamás será vencido".

(Bifald)

 
  
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  Maciej Marian Giertych (NI). – Panie Przewodniczący! To, że dzisiaj na obszarze Europy Środkowej i Zachodniej mamy demokrację, wolności obywatelskie, własność prywatną i tolerancję jest konsekwencją tego, że komunizm nie zapanował na naszym kontynencie. A mógł zapanować! W Europie Wschodniej tamą dla komunizmu stała się zwycięska wojna Polski z najazdem bolszewickim w 1920 roku oraz zdecydowany opór katolickiej Polski wobec narzuconej dominacji sowieckiej.

To, że na Zachodzie komunizm nie zapanował, w dużej mierze zawdzięczamy zwycięskiej wojnie domowej tradycyjnej Hiszpanii przeciwko komunistycznym rządom. Hiszpańska lewica, chociaż doszła do władzy demokratycznie, zachowywała się podobnie jak w bolszewickiej Rosji. Główny atak skierowany był przeciwko Kościołowi. Prawie 7 tysięcy duchownych zostało zamordowanych. Bezczeszczono kościoły, strzelano do przydrożnych krzyży i figur świętych. Ten zamach na katolicką Hiszpanię spotkał się z natychmiastową reakcją sił tradycyjnych.

Na pomoc komunistycznej Hiszpanii przyszła zorganizowana przez bolszewicką Rosję brygada międzynarodowa. Zgodnie z komunistycznym obyczajem była ona, jak i cały aparat republikańskiej władzy w całości opanowana przez komórki komunistycznej partii i jej tajnych służb. Dzięki prawicy hiszpańskiej, dzięki armii hiszpańskiej i jej przywódcom, a w szczególności dzięki generałowi Franciscowi Franco zamach komunistyczny na katolicką Hiszpanię został udaremniony. Tym samym powstrzymane też zostały próby rozszerzenia komunistycznej zarazy na inne kraje.

Obecność w polityce europejskiej takich postaci jak Franco, Salazar czy DeValera gwarantowała trwanie Europy przy tradycyjnych wartościach. Brak nam dziś takich mężów stanu. Z pewnym smutkiem obserwujemy dzisiaj rewizjonizm historyczny, który polega na przedstawianiu w niekorzystnym świetle wszystkiego, co tradycyjne i katolickie, a w pozytywnym wszystkiego, co laickie i socjalistyczne. Pamiętajmy. Nazizm w Niemczech i faszyzm we Włoszech też miały socjalistyczne i ateistyczne korzenie.

Siła bloku socjalistycznego i antykatolickiego w tej Izbie budzi ogromny niepokój. Mieliśmy tego wyraźne przykłady podczas głosowań w zeszłym miesiącu nad dokumentami o tolerancji i nad 7. Programem Ramowym. Chrześcijańska Europa przegrywa z socjalistyczną i ateistyczną. To się musi zmienić.

(Sprzeciwy)

 
  
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  Martin Schulz (PSE). – Herr Präsident! Ich beziehe mich auf die Möglichkeit, am Ende von Aussprachen persönliche Bemerkungen machen zu dürfen. Ich habe den genauen Artikel der Geschäftsordnung jetzt nicht im Kopf, bitte Sie aber, mir diese persönliche Bemerkung zu gestatten. Ich habe den Ausführungen des Vorredners aufmerksam zugehört. Ich will mich nicht im Detail auf die Inhalte beziehen, aber ich will für mich und meine Fraktion eines feststellen: Das, was wir gerade gehört haben, ist der Geist von Herrn Franco. Es war eine faschistische Rede, die im Europaparlament nichts zu suchen hat!

(Lebhafter Beifall)

 
  
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  Zbigniew Zaleski (PPE-DE). – Panie Przewodniczący! Podobnie jak pan Schulz chcę skorzystać z prawa deputowanego i powiedzieć krótko.

Żałuję, iż Pan Przewodniczący i grono przewodniczących zdecydowało się na tak długą debatę poświęconą temu, co jest związane z Francisco Franco, natomiast nie pozwolono jednej minuty zadedykować okropnej masakrze, jaka miała miejsce w Katyniu, o którą prosiłem w imieniu Polaków i tych wszystkich, którzy tam zginęli. Bardzo mi przykro z tego względu.

 
  
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  Hans-Gert Poettering (PPE-DE). – Herr Präsident! Als Katholik möchte ich sagen, dass wir für die Menschenwürde, die Menschenrechte, den Rechtsstaat, die Demokratie und die Freiheit eintreten. Wir halten Diktatoren und Anhänger eines totalitären Regimes — sei es des Faschismus, des Nationalsozialismus oder des Kommunismus — nicht für geeignet, unsere Ideale zu verteidigen. Wir verteidigen unsere Ideale mit unseren eigenen Überzeugungen.

(Beifall)

 
  
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  El Presidente. Quiero agradecer a todos su participación en este debate y quiero agradecer a los diputados que han asistido al debate, especialmente a los que no son españoles, el interés que han demostrado por este acontecimiento histórico, que fue, sin duda, una tragedia. También quiero señalar que nos han acompañado en la tribuna del público personas cuya memoria histórica les ha traído hasta aquí.

(Aplausos)

 
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