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Procedimiento : 2002/0298(CNS)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0236/2006

Debates :

PV 05/07/2006 - 15
CRE 05/07/2006 - 15

Votaciones :

PV 06/07/2006 - 6.8
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2006)0310

Acta literal de los debates
Miércoles 5 de julio de 2006 - Estrasburgo Edición DO

15. Competencias de ejecución atribuidas a la Comisión (Acuerdo interinstitucional) - Competencias de ejecución atribuidas a la Comisión (modalidades) (debate)
Acta
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  El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto sobre

- el informe (A6-0237/2006) del señor Corbett, en nombre de la Comisión de Asuntos Constitucionales, sobre la celebración de un Acuerdo interinstitucional en forma de declaración conjunta sobre la propuesta de Decisión del Consejo que modifica la Decisión 1999/468/CE, por la que se establecen los procedimientos para el ejercicio de las competencias de ejecución atribuidas a la Comisión [10126/1/2006 - C6-0208/2006 - 2006/2152(ACI)] y

- el informe (A6-0236/2006) del señor Corbett, en nombre de la Comisión de Asuntos Constitucionales, sobre la propuesta de Decisión del Consejo que modifica la Decisión 1999/468/CE, por la que se establecen los procedimientos para el ejercicio de las competencias de ejecución atribuidas a la Comisión [10126/1/2006 - C6-0190/2006 - 2002/0298(CNS)].

 
  
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  Margot Wallström, Vicepresidenta de la Comisión. (EN) Señor Presidente, antes de nada quiero dar las gracias a los ponentes del Parlamento Europeo, los señores Daul y Corbett, por su tenaz esfuerzo para lograr un compromiso. Me gustaría resaltar la excelente colaboración que ha imperado entre nuestras dos instituciones, sobre todo durante los últimos diez meses.

En estas arduas y complejas negociaciones, la Comisión ha sido, como bien saben, una decidida defensora de unos mayores derechos de control sobre comitología del Parlamento Europeo. Igualmente se debe rendir homenaje en este contexto a la energía desplegada por las Presidencias británica y austriaca.

En consecuencia, el Parlamento Europeo y la Comisión han logrado convencer incluso a los Estados miembros más reticentes para que realicen un avance importante en términos de control parlamentario. Si el paquete de compromiso es aprobado mañana por el Parlamento, este tendrá derecho a veto sobre la esencia de la mayoría de las medidas de ejecución. Esto es válido, por supuesto, para las medidas de ejecución que se refieren a leyes aprobadas por codecisión. Podemos decir ciertamente que se ha ganado una batalla decisiva a favor de un mayor control democrático.

Respondiendo al interés del Parlamento, la Comisión ha asumido varios compromisos adicionales. Vamos a mejorar aún más la transparencia y el acceso a los documentos de comitología. Vamos a garantizar que el período de consulta no comience hasta que el Parlamento haya recibido las versiones en todos los idiomas. Vamos a analizar todas las leyes existentes aprobadas por el procedimiento de codecisión y, cuando proceda, plantear propuestas para su adaptación antes de finales del próximo año.

Por último, tal como ha quedado recogido en la declaración trilateral, hemos acordado adaptar 25 instrumentos de codecisión con carácter de urgencia. La Comisión realizará las correspondientes propuestas antes de final de año.

Los dos informes del señor Corbett han sido aprobados por la Comisión de Asuntos Constitucionales por una mayoría amplísima, pero quiero decir unas palabras acerca de la única enmienda presentada, pensando en su votación de mañana. Dicha enmienda se refiere a una resolución, uno de cuyos puntos cruciales era la aprobación sistemática de cláusulas de suspensión. Creo que esta enmienda apunta en una dirección equivocada. Mina la confianza mutua que ha animado a las tres instituciones durante las negociaciones. Contradice el contenido de la declaración conjunta, en virtud de la cual el legislador acuerda que los poderes para la ejecución deben ser conferidos sin restricciones de tiempo. Espero que tengan en consideración el parecer de la Comisión a la hora de votar mañana.

Voy a limitar mis comentarios preliminares a estos puntos. Estoy impaciente, desde luego, por escuchar los comentarios de sus Señorías sobre esta reforma sustantiva.

 
  
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  Richard Corbett (PSE), ponente. (EN) Señor Presidente, sospecho que ha habido una conspiración en esta Cámara para programar este debate justo ahora, ya que se esperaba que esta fuera la hora en que debía jugarse el partido entre Inglaterra y Francia. El señor Daul y yo, que estábamos involucrados en estas negociaciones, nos hemos sentido víctimas de esta conjura. Pero, como es sabido, Inglaterra no se ha clasificado, así que tal vez importe menos, al menos para mí.

Tenemos delante, técnicamente, dos informes por razones de procedimiento, pero se refieren a un solo paquete: la propuesta de modificación de la Decisión del Consejo de 1999 sobre comitología y las declaraciones conjuntas que, por constituir una especie de acuerdo interinstitucional, son objeto de un informe independiente. Constituyen globalmente un paquete y juntas representan un enorme avance para el Parlamento, una transformación drástica del sistema de comitología.

Los electores de mi distrito en Yorkshire me estarían preguntando qué es la comitología. No es precisamente algo de lo que hablen día sí, día también en los bares y clubes de Yorkshire. Toda asamblea legislativa posee un sistema para delegar poderes al ejecutivo. En los Parlamentos nacionales se trata típicamente de una legislación que confiere al Gobierno poderes para aprobar medidas adicionales: el instrumento estatutario en el Reino Unido, el arrêté royal en Bélgica, los decretos en algunos otros países. Los sistemas difieren ligeramente, pero es muy normal ceder poderes al ejecutivo, cuando menos para tratar de los detalles técnicos y asuntos complejos una vez que la legislación principal ha sentado los principios generales.

Lo que es inusual en nuestro sistema en la Unión Europea es que, al delegar dichos poderes a la Comisión, la obliguemos a actuar conjuntamente con un comité de funcionarios nacionales. En muchos casos, tales comités tienen el poder de bloquear a la Comisión y devolver el asunto al Consejo. Siempre nos ha parecido censurable: en primer lugar, porque solo tienen derecho a examinar a la Comisión y devolver las cuestiones los comités de funcionarios nacionales, pero no el Parlamento, y en segundo, porque los asuntos solo se devuelven a una de las tres ramas de la autoridad legislativa –el Consejo–, aunque la ley básica haya sido aprobada por el procedimiento de codecisión.

El sistema también nos parecía totalmente opaco y complejo debido a los innumerables comités que dan pie al nombre de comitología. Únicamente un experto podría estudiarlo y entenderlo.

Durante tres años hemos logrado pequeñas concesiones. Ahora nos llegan todos y cada uno de los documentos que se envían a un comité de comitología. A partir de 1999 hemos tenido cierto poder para objetar, dentro de un plazo determinado, en el caso de que pensáramos que una medida excedía las competencias que habían sido delegadas. Sin embargo, hasta ahora, nuestras objeciones fundamentales no han recibido respuesta alguna. Con este acuerdo se produce una transformación de la situación: a partir de ahora, el Parlamento podrá decir «no» a cualquier medida ejecutiva de naturaleza cuasilegislativa aprobada por el sistema de comitología, y si decimos que «no», la medida no podrá llevarse a la práctica. La Comisión deberá elaborar una nueva propuesta o plantear una legislación nueva por el procedimiento de codecisión. Eso constituye un inmenso avance para el Parlamento –y no solo para él– en cuanto a la responsabilidad y la transparencia de todo el sistema de la Unión. Esa es la razón por la que este acuerdo es tan importante.

Sin embargo, ha habido algunos asuntos con los que nos hemos sentido incómodos y sobre los que hemos tenido que negociar para garantizar que nuestra posición quedara totalmente salvaguardada. Por ejemplo, en este acuerdo tenemos una referencia al «acervo Lamfalussy». Efectivamente, al mencionarlo, por lo que se refiere a la Comisión, estamos elevando realmente dicho acervo desde el nivel de simple declaración en el Parlamento por el Presidente de la Comisión y una carta del Comisario pertinente al respectivo presidente del comité, a una declaración por parte de toda la institución. Así que hemos elevado de nivel las partes relevantes del acervo Lamfalussy. Eso también es importante.

Hemos obtenido concesiones en cuanto a los límites de tiempo: constituye un importante paso adelante que los tres meses puedan ampliarse a cuatro, sobre todo –como ha señalado la Comisaria Wallström– porque el reloj echa a andar una vez que tenemos el texto en todos los idiomas. Eso nos concederá tiempo suficiente para estudiar estos asuntos.

Luego está el tema de las cláusulas de suspensión. Creo que con este acuerdo, el Parlamento no necesitará utilizar normalmente cláusulas de suspensión. Las utilizamos anteriormente porque, al delegar los poderes a la Comisión, perdíamos esos poderes para siempre. Con un control muy débil sobre la manera en que eran ejercidos, era muy normal que quisiéramos utilizar cláusulas de suspensión como forma de ejercer el control en caso necesario. Sin embargo, con este acuerdo podemos decir «no» a cualquier medida de ejecución que no nos guste, incluso todas y cada una de ellas, caso de que estemos tratando de medidas cuasilegislativas.

Así pues, no precisamos hacer uso de medidas de suspensión. El acuerdo lo refleja, por cuanto reconocemos que los principios de buena legislación significan que los poderes deben delegarse sin una cláusula de suspensión, sin un límite de tiempo. Pero el principio de que la parte legislativa debe poder, en caso necesario, fijar una cláusula de suspensión –es una facultad que nos concede el Tratado– está reconocido hasta el grado de que el acuerdo afirma muy claramente «sin perjuicio de los derechos de la autoridad legislativa». Como he dicho, tenemos el derecho, pero considero que no tendremos que utilizarlo excepto, quizá, en circunstancias excepcionales que no podemos prever de momento. Hemos reconocido dicha buena fe como parte de las negociaciones, ya que las otras instituciones la consideraban importante, pero también, a mi juicio, porque, como Parlamento, fuimos conscientes de que no vamos a necesitar hacerlo.

Con este acuerdo deberíamos estar más tranquilos a la hora de delegar asuntos a la Comisión, porque tendremos dicho control después. Se da la absurda situación en nuestra Unión de que, a veces, disponemos de dos o tres lecturas sobre asuntos tales como la anchura de las ruedas de los tractores, que dentro de cualquier contexto nacional habría sido delegado al Gobierno para que lo resolviera; eso se debe a nuestra reticencia a delegar. Gracias a la garantía de poder controlar lo que delegamos, no existe ninguna razón para que no deleguemos mucho más y con mayor frecuencia. He aquí otra razón para aplaudir este acuerdo.

Esa es la razón por la que mi Grupo y nuestra comisión, la Comisión de Asuntos Constitucionales, han rechazado las enmiendas a las que la señora Comisaria ha hecho alusión. Solamente es un considerando –el Parlamento no está reafirmando la resolución a la que se refiere–, pero no veo la necesidad de hacer referencia al mismo. Mi Grupo –y me parece que otros también– tal vez vote en contra de esta enmienda en el caso de que quede confirmada efectivamente por el Grupo que la ha presentado. Tengo interés en escuchar a otros oradores dentro de unos momentos.

Queda un asunto pendiente: la adaptación de la legislación existente. La Comisaria Wallström se ha referido al paquete de 25 medidas que van a ser adaptadas con carácter de urgencia, con una propuesta a finales de este año. Al margen de eso, la Comisión se propone realizar un estudio de toda la legislación existente para ver lo que es necesario adaptar y presentará una propuesta. Pero no tenemos ningún compromiso por parte del Consejo de hacerlo dentro de un plazo concreto, así que como Parlamento tendremos que vigilar ese proceso muy atentamente. Estamos en un alto el fuego. No quisiera romperlo, pero tendremos que supervisar con suma atención que el Consejo estudie este asunto en profundidad dentro del plazo necesario. Así que esto tal vez no sea el final de la historia, pero de todas formas pienso que es un avance enorme, un inmenso salto adelante para el Parlamento.

Quiero terminar de la misma forma en que empezó la Comisaria Wallström, que es dando las gracias a todas las personas participantes. Ciertamente debo dar las gracias a la Comisión. Su postura es totalmente diferente a la de la Comisión hace unos pocos años y pienso que gran parte del mérito le corresponde a la Comisaria Wallström. La Comisión ha adoptado una postura que supone un gran apoyo a la nuestra. Creo que nuestras posiciones han sido prácticamente idénticas durante gran parte de estas negociaciones.

Deseo dar las gracias a las Presidencias británica y austriaca: a la Presidencia británica, por iniciar la reanudación del estudio por el Consejo de este asunto, a la austriaca, por haberla sacado adelante tan airosamente. Quiero dar, desde luego, las gracias a mi compañero negociador, el señor Daul, Presidente de la Conferencia de Presidentes de Comisión. Hemos vivido juntos muchas reuniones a lo largo de todo un semestre. Me complace sobremanera poder informar esta noche a esta poblada Cámara –al menos a aquellos diputados que no están viendo el fútbol–, que contamos con un resultado muy importante que considero no solo bueno para este Parlamento, sino ciertamente provechoso para nuestra Unión.

 
  
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  El Presidente. Señor Corbett, por fin he entendido qué es la comitología y cuando esté en Yorkshire iré a todos los bares a explicar de qué se trata.

 
  
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  Alexander Radwan, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, ante todo, en mi calidad de alemán, permítame que felicite al Comisario Frattini por el resultado del partido de fútbol de ayer, para pasar en seguida al tema que nos ocupa. No hay nada personal en lo que voy a decir al respecto; solo quiero contrarrestar algunas ideas falsas que comienzan a ser habituales.

Hoy no estamos debatiendo esta cuestión porque la Comisión así lo haya deseado ni tampoco, de hecho, por deseo del Consejo, que, lamentablemente, ha abandonado el hemiciclo antes de que comenzara el debate. Estamos tratando esta cuestión porque las comisiones que deben ocuparse de esos acuerdos –y en la Asamblea existen grandes diferencias al respecto– decidieron que así lo hiciéramos.

Se ha señalado que la Presidencia británica incorporó este tema al orden del día, como en efecto así fue, y lo hizo porque –y aquí interviene el tema de la comitología– algunas comisiones de esta Cámara, entre ellas la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, no se mostraron dispuestas a continuar firmando un cheque en blanco ni a delegar un asunto sin tener el derecho de comprobar qué se estaba haciendo al respecto, y esto es lo que hoy se debate; no se trata de un regalo a esta Asamblea, sino de un derecho mínimo que le corresponde en un proceso democrático.

Por esto, me ha dejado especialmente anonadado lo que ha estado ocurriendo al final. Al principio, señor Comisario, usted ha dicho que estaba a favor de la democracia, y ha acabado diciendo que la cláusula de extinción no era adecuada. Todo Parlamentos tiene perfecto derecho de introducir plazos en la legislación y me parece intolerable que la Comisión o el Consejo hagan declaraciones de este tipo o intenten negar ese derecho a esta Asamblea.

Solo quisiera recordarle al Consejo que, en el contexto del proyecto de Constitución y de los debates sobre el mismo, llegó hasta el extremo de aceptar que la delegación tuviera el derecho de avocación y, sin embargo, ahora no quiere saber nada al respecto. Desde luego se han realizado progresos –eso es indiscutible– y ahora tenemos que desarrollarlos. El acuerdo ha de demostrar su utilidad en la práctica. Por ejemplo, las comisiones –y me refiero a la mía propia– recibieron el primer proyecto consultivo de la Comisión justo antes de las vacaciones de verano; cuando estas finalizaron, el plazo de ocho semanas ya había vencido y entonces se nos dijo que se esperaba que adoptásemos una decisión en un plazo de tres meses. La práctica tendrá que demostrar que el acuerdo funciona y que no tenemos que renunciar a nuestros derechos.

Por mi parte, espero de la Comisión y, más especialmente, del Consejo que quienes defienden la causa de la democracia y el derecho de codeterminación en el mundo en desarrollo –como hacen sobre todo los Ministros de Asuntos Exteriores– apliquen por lo menos el mismo criterio en sus relaciones con el Parlamento Europeo; eso supondría en verdad un gran paso adelante.

 
  
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  Pervenche Berès, en nombre del Grupo del PSE. – (FR) Señor Presidente, mi colega, el señor Corbett, ha hablado de un buen resultado. Acabo de ver en una pantalla de televisión un resultado de 1 a 0 y considero, en un espíritu profundamente europeo, que en efecto es un buen resultado. El señor Corbett ha hablado de la situación de los ciudadanos de Yorkshire. Lejos de mí la idea de desalentarlo, pero quisiera convencerle de que todavía le queda un poquito de trabajo por hacer para que todos los diputados a este Parlamento estén convencidos de la baza que representa la comitología y la importancia que tiene, así como los resultados obtenidos en el marco de la negociación que acaba de concluir. A este respecto, confío en sus poderes de persuasión.

Quiero dar las gracias no solo a los negociadores, el señor Corbett y el señor Daul, por el resultado al que hemos llegado, pero también al señor Radwan y a todos los miembros de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, sin los cuales no se habrían iniciado estas negociaciones.

Básicamente quiero hacer una advertencia a la Comisión. A partir de ahora tienen ustedes un importante deber hacia el Parlamento, el de aplicar las medidas de ejecución en un marco que ahora ha sido claramente redefinido. Regularmente se nos pregunta sobre la necesidad de supervisar el modo en que los Estados miembros aplican o ponen en práctica las legislaciones que decidimos aquí. Pues bien, con el mismo espíritu, deberemos comprobar si, a su vez, la Comisión hace lo necesario para que las medidas de ejecución vean la luz en plazos razonables. Deberemos revisar también el Reglamento del Parlamento Europeo para adaptar nuestros procedimientos a estos nuevos derechos, que debemos poder ejercer plenamente.

Todos celebraremos esta noche el resultado de las negociaciones. Sin embargo, quisiera abordar ahora tres cuestiones que, a mi entender, siguen sin resolver.

La primera es la del estatuto de los observadores del Parlamento Europeo en los comités de expertos de la Comisión. En efecto, si queremos ejercer plenamente esta supervisión y este derecho de avocación en materia de comitología, debemos poder, en las mismas condiciones que los representantes del Consejo, seguir al día los trabajos de los comités competentes en materia de ejecución.

Mi segunda cuestión se refiere a las cláusulas de suspensión. Lo mínimo que hemos obtenido a este respecto en la declaración constituye la garantía que necesitábamos para aceptar el acuerdo.

Mi tercera y última cuestión es una advertencia a la Comisión. En caso de que el Parlamento Europeo, en la esfera casi legislativa, rechace una medida de ejecución propuesta por la Comisión, esta no solo tendrá la posibilidad de proponer una nueva formulación, sino que tendrá el deber de hacerlo. De lo contrario no podrá aplicarse el nivel 1.

 
  
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  Andrew Duff, en nombre del Grupo ALDE. (EN) Señor Presidente, mi Grupo se complace en ofrecer su apoyo decidido a esta importante reforma, que constituye una señal más de que el Parlamento está realizando grandes avances en su desarrollo constitucional. Quiero sumar nuestro agradecimiento a los principales contribuyentes a las complejas negociaciones.

La Comisión sobre Reglamentación ha resultado ser el elemento más problemático de la comitología y muy fuera del alcance del control eficaz del Parlamento. El presente paquete tiene tres consecuencias para el Parlamento.

En primer lugar, le coloca en pie de igualdad con el Consejo. En segundo, debería animar al Parlamento a confiar más en la Comisión para que ejerza y haga prudente uso del poder ejecutivo que le pertenece por derecho. El Parlamento puede dejar de dedicarse a las minucias y aprovechar nuevas oportunidades para centrarse en la política, más que en los aspectos técnicos.

Por último, el cambio obligará al Parlamento a afinar y mejorar la forma en que los comités examinan y analizan el producto de la comitología. Tenemos que estar totalmente preparados para soportar nuestras mayores responsabilidades con habilidad y cuidado.

 
  
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  Satu Hassi, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FI) Señor Presidente, como ha manifestado el ponente, el señor Corbett, esto representa un paso adelante. Lo cual es muy de agradecer y me congratulo por ello. Hasta el momento, las competencias de control del Parlamento en el marco del procedimiento de comitología han sido prácticamente una farsa. La Comisión, en muchas ocasiones, incluso ha descuidado su obligación de informar al Parlamento sobre sus decisiones.

Hace poco, el Parlamento emprendió acciones legales contra la Comisión por excederse en sus competencias en el ámbito de la comitología. El caso empezó con una iniciativa del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, cuando la Comisión, excediéndose en sus competencias, otorgó una excepción relativa al retardante ignífugo prohibido Deca-BDE. Ahora, ese asunto se está rectificando en dos sentidos. El Parlamento tendrá derecho a bloquear las futuras decisiones sobre comitología con el voto de una mayoría de los diputados. El caso del Deca-BDE se rectificó a finales de junio, cuando la Comisión revocó su decisión, lo cual significa que esa sustancia peligrosa se retirará de los equipos electrónicos. Por lo cual me congratulo.

 
  
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  Maria da Assunção Esteves (PPE-DE) . (PT) En este momento también yo estoy sufriendo por el partido entre Portugal y Francia, y no, dicho sea de paso, entre Francia e Inglaterra, como había predicho el señor Corbett.

El presente debate sobre el control democrático de actos reguladores señala una nueva era para la democracia europea. Europa ya no es intergubernamental y un mero espacio de negociación. Es una entidad en sí misma y un espacio de integración. Quiere ser una democracia con su propia legitimidad, que es mucho más que la suma de las legitimidades del conjunto de sus Estados miembros.

Este camino hacia una nueva era afecta a los procedimientos de toma de decisiones y de ejecución. En definitiva, dichos procedimientos estarán en primera línea del reto de la legitimidad al que deben responder todas las categorías políticas. Me refiero al reto de la transparencia, de la responsabilidad, de la eficacia y de garantizar la aceptación y la confianza entre aquellos a quienes todo ello se dirige. El control parlamentario de los actos de reglamentación, ya se contempla en una Constitución que está pendiente, va más allá de la equiparación del poder democrático de legislar con el poder democrático de controlar.

Las instituciones europeas dan por supuesto que Europa ha de tener el perfil de una auténtica democracia europea y una auténtica democracia europea es incompatible con la ejecución de actos reglamentarios que se mantienen fuera del alcance de los ciudadanos europeos y de sus órganos representativos por medios burocráticos. Solo se trata de un pequeño paso hacia la construcción sólida de un centro europeo democrático fuerte con cadenas de toma de decisiones que estén abiertas permanentemente al escrutinio de su legitimidad.

Sería una buena idea que los Parlamentos nacionales participasen en el nombramiento de expertos nacionales para formar parte de los comités. En una democracia europea, que es nuestro proyecto y nuestro deseo, la comitología sería un exponente del trabajo en red que fortalece la legitimidad de la legitimidad de la Unión política, en lugar de mermarla.

 
  
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  Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringdorf (Verts/ALE).(DE) Señor Presidente, es positivo que en esta Cámara podamos ocuparnos en serio del procedimiento de comitología de la Comisión; es un progreso y un gran logro de quienes han llevado las negociaciones y que les agradecemos.

El único problema es que presenta algunas imperfecciones. Todo ello está asociado al procedimiento de codecisión, más que al de consulta. En el caso de nuestra Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural sigue siendo de aplicación el procedimiento de consulta y, ahora que esta está examinando el Reglamento sobre agricultura biológica, una vez más nos encontramos con que la Comisión intenta invadir los poderes de nuestra comisión parlamentaria, pero no podemos rechazar directamente estos intentos y esto tiene que cambiar. Esto es un defecto del acuerdo que se ha alcanzado.

Cuando consigamos la Constitución propuesta, el procedimiento de codecisión se aplicará también a la agricultura, pero no aún no la tenemos. Espero que en el momento de la aplicación no nos andemos de nuevo por las ramas, de manera que no sigamos empantanados en el procedimiento de consulta y obligados a continuar soportándolo, junto con una situación en la que la Comisión seguiría gozando de unos derechos que son incompatibles con cualquier criterio democrático.

 
  
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  Margot Wallström, Vicepresidenta de la Comisión. (EN) Señor Presidente, los comentarios de los diputados aquí demuestran el enorme caudal de reflexión y entusiasmo que se ha vertido en esta importante reforma, y con toda justicia. Hemos insuflado más transparencia y más democracia a los procedimientos.

A partir de ahora, el Parlamento Europeo debería estar en condiciones de delegar de corazón los poderes ejecutivos a la Comisión sin renunciar a sus derechos legítimos al control. De acuerdo con el nuevo procedimiento, si el Parlamento se opusiera a la esencia de una medida ejecutiva, la Comisión se vería imposibilitada de aprobarla de esa guisa.

Con estos derechos de control, notablemente mejorados, no vemos necesidad de que la autoridad legisladora marque un límite de tiempo para la delegación de los poderes ejecutivos a la Comisión. Por el contrario, creo que este paquete debe procurar una solución estable para el futuro. Esa fue, desde luego, la finalidad de las negociaciones.

Permítanme referirme por último a algunos asuntos prácticos, ya que si aprueban el acuerdo mañana, deberemos proseguir nuestra estupenda colaboración. Eso se materializará de varias formas: en primer lugar, gracias a las futuras propuestas de alineación de la Comisión; en segundo, por medio de la prometida mejora del registro de comitología; y tercero, a través de la revisión de nuestro acuerdo bilateral de 2000 sobre los procedimientos para llevar a la práctica las decisiones sobre comitología.

Espero continuar trabajando con ustedes en estos asuntos y les agradezco sus contribuciones al debate.

 
  
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  El Presidente. El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.

 
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