16. Información mutua sobre medidas en materia de asilo e inmigración - Integración de los inmigrantes en la Unión Europea - La política de inmigración de la Unión Europea (debate)
El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto sobre
- el informe (A6-0186/2006) presentado por el señor Gaubert, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre la propuesta de Decisión del Consejo relativa al establecimiento de un procedimiento de información mutua sobre las medidas de los Estados miembros en materia de asilo e inmigración [COM(2005)0480 - C6-0335/2005 - 2005/0204(CNS)],
- el informe (A6-0190/2006) presentado por el señor Lambrinidis, en nombre de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, sobre las estrategias y los medios para la integración de los inmigrantes en la Unión Europea [2006/2056(INI)],
- la pregunta oral del señor Schulz y la señora Roure, en nombre del Grupo del PSE, a la Comisión, sobre la política de inmigración de la Unión Europea (O-0061/2006 - B6-0311/2006),
- la pregunta oral de la señora Klamt, en nombre del Grupo del PPE-DE, a la Comisión, sobre la política de la Unión Europea sobre inmigración
- la pregunta oral de la señora Lambert, en nombre del Grupo Verts/ALE, a la Comisión, sobre la política de inmigración de la Unión Europea (O-0070/2006 - B6-0318/2006),
- la pregunta oral de la señora Hennis-Plasschaert, en nombre del Grupo ALDE, a la Comisión, sobre la política inmigratoria de la Unión Europea (O-0073/2006 - B6-0319/2006) y
- la pregunta oral de la señora Angelilli y el señor La Russa, en nombre del Grupo UEN, a la Comisión, sobre la política de la Unión Europea en materia de inmigración (O-0079/2006 - B6-0322/2006).
Patrick Gaubert (PPE-DE), ponente. – (FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, miles de inmigrantes pierden la vida intentando alcanzar el continente europeo. Ceuta, Melilla, Canarias, Lampedusa y Malta se han convertido en símbolos dramáticos de la tarea de gestionar los flujos migratorios, en especial procedentes del Sur del planeta. Desde el lunes, cerca de mil personas han intentado desembarcar y han desembarcado en las islas Canarias. La Unión Europea no debe alejar el problema fuera de sus fronteras.
Los países africanos no pueden resolver solos el problema de la presión migratoria. Señor Comisario, Señorías, recientemente he encabezado una delegación de diputados al Parlamento Europeo a las islas Canarias. Es cierto que la Unión Europea ofrece ayuda y protección en las fronteras, pero todavía hay hombres y mujeres atestando las playas. La reunión que tendrá lugar la semana que viene en Rabat sobre la migración representa un primer paso muy alentador. Por fin, representantes de los países africanos y europeos van a discutir en torno a una mesa para encontrar soluciones.
La política de codesarrollo que Europa ha de poner en práctica el día de mañana tiene que ser más eficaz, más inteligente y más segura, para garantizar que los fondos concedidos beneficien exclusivamente a las poblaciones. Si se ayuda eficazmente a las poblaciones de África a permanecer en sus países permitiéndoles vivir decentemente, no tendremos que contar cadáveres en las playas de Italia, Malta o España.
En un espacio sin fronteras interiores, como el espacio Schengen, la coordinación y la información entre las distintas políticas nacionales de inmigración de los 25 Estados miembros son cruciales. La primera etapa importante para alcanzar este objetivo es mejorar el intercambio de información entre los Estados miembros.
Mi informe se refiere al establecimiento de un procedimiento de información mutua en materia de asilo e inmigración. Todo Estado miembro deberá comunicar a los demás y a la Comisión las medidas nacionales que pretenda tomar. Los principales puntos desarrollados son los siguientes: todos los Estados miembros deberán aportar información sobre el estado actual de su legislación nacional. Se constituirá así una base de datos inicial que nos será útil para conocer las distintas políticas actuales y comprender los cambios que hayan de efectuarse después.
Mi segundo punto se refiere a la dimensión política. El nuevo procedimiento servirá de vínculo permanente entre las administraciones nacionales. Es importante ir más allá y añadir una dimensión política a este nivel administrativo. Este es el objetivo del nuevo instrumento.
El último punto que quiero mencionar tiene que ver con la accesibilidad del público. El Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea ha presentado enmiendas encaminadas a abrir la red al público. Siempre he estado a favor de una mayor transparencia en los procedimientos de decisión, pero no en este caso concreto. Me explico: todos los textos legislativos adoptados a escala nacional se hacen públicos, naturalmente. No obstante, las conversaciones políticas sobre futuras medidas y proyectos de ley en curso deben seguir siendo confidenciales. Si no, los Gobiernos se negarán a presentarnos sus proyectos en curso y a hablar de ellos con nosotros, y nunca dispondremos de esa información.
Para cerrar la primera parte del debate conjunto, quisiera dar las gracias a todos los ponentes alternativos con los que he trabajado eficazmente en los últimos meses. Espero que todos juntos demostremos, en la votación de mañana, nuestra voluntad de aspirar a hacia una mayor cooperación entre los Estados miembros a escala europea.
Por lo que respecta a la integración de los inmigrantes, quiero felicitar a nuestro colega, el señor Lambrinidis, por su trabajo y su voluntad –insisto, voluntad– de buscar compromisos entre todos los Grupos políticos. La política de integración representa un compromiso recíproco entre los países de acogida y los nacionales de terceros países legalmente residentes en ellos. Este compromiso abarca derechos y deberes para unos y para otros. No se puede favorecer la inmigración sin reunir las condiciones para una acogida humana en materia de trabajo, vivienda y educación de los hijos.
Una política de integración efectiva pasa, pues, por la obtención de un trabajo, que pasa, a su vez, por el conocimiento de la lengua del país de acogida. Los inmigrantes deben tener acceso también a cursos de educación cívica y a programas en materia de igualdad entre hombres y mujeres, a fin de conocer mejor los valores del país de acogida.
En los informes presentados esta noche se abordan las políticas de inmigración e integración en la Unión Europea. La idea de este debate amplio es especialmente interesante, pues es difícil disociar ambas políticas. Inmigración e integración de los inmigrantes son temas que rara vez dejan indiferentes a las personas. Estos temas tan sensibles están en el centro de múltiples interrogantes y debates que movilizan a los Gobiernos, los ciudadanos y los representantes electos.
Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, la gestión de los flujos migratorios se hará a escala europea, porque juntos debemos construir una Europa más segura, más próspera y más justa.
Stavros Lambrinidis (PSE) , ponente. – (EL) Señor Presidente, tengo el convencimiento de que la gradual integración de los inmigrantes en Europa es un reto comparable a la ampliación efectiva de la Unión. Los más de 40 millones de inmigrantes en la Unión actual suponen, en términos demográficos, un vigésimo sexto Estado miembro.
No obstante, en contraste con las políticas de integración gradual de los países candidatos, en los últimos años la Unión Europea ha dedicado pocos recursos públicos al gran reto de la integración de los inmigrantes.
El Consejo Europeo declaró con firmeza su compromiso en favor de la integración de los inmigrantes en Tampere en 1999 y reafirmó su postura en la cumbre europea de Salónica bajo la Presidencia griega en el año 2003. También debemos felicitar a la Comisión y al señor Frattini, en concreto, por su excepcional documento de trabajo sobre la integración de los inmigrantes, publicado hace unos meses, en el que se hace hincapié en los principios básicos comunes de Groninga.
A pesar de todo, la realidad sigue sin reflejar en modo alguno las expectativas creadas. Por desgracia, la Unión ha estado paralizada durante mucho tiempo por la convicción, que muchos comparten, de que la integración es una cuestión local y que, por tanto, Europa en su conjunto no puede ayudar.
De hecho, las iniciativas para la integración se han implantado de forma local. Las escuelas, las empresas, los lugares de culto y las demás instituciones de una comunidad local a diario llevan a cabo la dura tarea de unir a los recién llegados y a los nativos. Sin embargo, la integración es paneuropea en lo que respecta a sus implicaciones, especialmente cuando fracasa.
Por tanto, mientras que las autoridades locales, regionales y nacionales deberían determinar las medidas precisas de integración aplicadas en cada caso, los Estados miembros en su totalidad deben buscar estrategias eficaces para la integración cuyos resultados promuevan los intereses comunes de la Unión. Es a la hora de supervisar y evaluar de forma objetiva estos resultados cuando las instituciones de la UE deben mostrarse más activas y especialmente eficaces.
En mi informe se hace hincapié en el hecho de que la integración de los inmigrantes conlleva obligaciones y derechos tanto para estos como para los ciudadanos de los Estados miembros. Entre las propuestas del informe ocupa un lugar especial la necesidad de que iniciemos rondas de consulta para acabar con la marginación política y social de los inmigrantes y para incentivar su integración social y, sobre todo, psicológica, de forma que no se sientan condenados de antemano a la marginación.
Todos los inmigrantes deben aprender el idioma del país de acogida, así como su moral y sus costumbres, y el funcionamiento de las instituciones estatales y, a la vez, el Estado debe darles la posibilidad de expresar libremente su identidad cultural, además de un acceso igualitario a la educación, el trabajo, la vivienda, etc.
El informe señala, entre otras cosas, la importancia de adoptar acciones positivas encaminadas a integrar a los inmigrantes en las estructuras educativas y laborales y en las estructuras de los partidos políticos de los Estados miembros. Insta además a los Estados miembros a que apliquen de forma directa y justa, y sin restricciones prohibitivas, las directivas existentes sobre el racismo y la xenofobia, la reunificación familiar, la igualdad de trato laboral y el estatuto de los residentes de larga duración.
Resalta la importancia de ofrecer el derecho de naturalización a todos los inmigrantes residentes de larga duración, especialmente a los hijos de inmigrantes nacidos y criados entre nosotros. Propone que los Estados miembros designen un Ministro responsable globalmente de coordinar la integración, además de un defensor del pueblo para la integración.
¿Deberán los países de la UE aceptar más inmigrantes? Y en caso afirmativo, ¿cómo y cuántos? Todos sabemos que este tema es el epicentro de un amplio debate público en muchos Estados miembros. Por otro lado, la respuesta a la pregunta de si debemos buscar la integración gradual de los inmigrantes que ya viven y trabajan entre nosotros es evidente.
Deben convertirse en miembros de pleno derecho de nuestras sociedades. Cualquier cosa que sea menos que esto implicaría que aceptamos y preferimos una sociedad con ciudadanos de primera y de segunda. Semejante política dañaría la estructura social y económica de nuestras sociedades. En otras palabras, sería erróneo y no beneficiaría a nadie.
Para concluir, agradezco a todos los Grupos políticos, ponentes alternativos y coordinadores, especialmente a ti Patrick, merci beaucoup, porque sé lo difícil que fue para todos nosotros sacar adelante este informe. Les agradezco a todos, especialmente a ti, Jannine, las importantes enmiendas presentadas en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, porque estas han fortalecido y enriquecido el informe.
Soy consciente de que no siempre nos ha sido fácil encontrar las combinaciones definitivas, pero lo intentamos y lo logramos en numerosas ocasiones. Gracias una vez más.
Ewa Klamt (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, Señorías, por ser una de las zonas más seguras del mundo y tener una de las economías más prósperas, la Unión Europea sufre la presión del gran número de personas que desean emigrar aquí. Gestionar este flujo será una de las tareas de la Europa del futuro. Nuestra política europea en materia de inmigración debe estar encaminada a gestionar la inmigración legal además de evitar la ilegal, ya que solo se puede garantizar el espacio para los inmigrantes legales si se mantiene a raya a los ilegales.
En una UE en la que las fronteras internas están abiertas de par en par, la inmigración solo se puede regular con referencia a los demás Estados miembros y en base a una responsabilidad conjunta, como el señor Gaubert ha puesto de manifiesto en su informe.
El informe del señor Lambrinidis muestra cómo el apoyo a los esfuerzos por integrar a los inmigrantes representa otro componente fundamental de una política de inmigración racional y coherente, aunque se desprende del documento de la Comisión –del que tengo que decir que es excelente– que lo único que la Unión Europea puede hacer es establecer las condiciones marco para ello. Está fuera de duda que la falta de integración no solo frustra a los inmigrantes, sino que también hace menos probable que la sociedad de acogida acepte la inmigración.
Mientras que es verdaderamente necesaria una política de inmigración bien meditada, las regiones fronterizas de Europa necesitan ayuda; la necesitan ahora, de una vez por todas. Debemos preocuparnos de lo que está sucediendo en Malta, las Islas Canarias, Lampedusa, Ceuta y Melilla; todos los Estados miembros, la Comisión y esta Cámara deben ayudar a los países afectados inmediatamente, sin más demora y sin burocracia.
Solo se encontrarán soluciones a medio plazo mediante esfuerzos conjuntos en varios ámbitos políticos, como la política interior y exterior y la cooperación para el desarrollo. La cooperación y el apoyo a los países de tránsito y de origen forman parte de la solución. Nosotros, siendo nuestra preocupación moldear la política interior, estamos dispuestos a desempeñar nuestro cometido para que esto sea así.
Manuel Medina Ortega (PSE). – (ES) Señor Presidente, hablo en nombre del Grupo Socialista para exponer la pregunta que han presentado en su nombre los diputados Schulz y Roure. Esta pregunta es complementaria a los informes que han elaborado los señores Gaubert y Lambrinidis sobre temas de inmigración. Quiero señalar que estos dos informes constituyen una contribución importante al problema de la inmigración.
La preocupación fundamental es que exista una política comprensiva de inmigración. Hasta ahora no tenemos sino retazos de políticas, esperemos que a partir de las resoluciones de la última Cumbre de Bruselas se pueda hacer esa política comprensiva.
Pero la política comprensiva de inmigración tiene que empezar por los países de origen. Es decir, ¿qué estamos haciendo desde la Unión Europea para impedir que la inmigración sea, en muchos de esos países, la única fuente de ingresos para sus habitantes? Esto es lo primero que tenemos que plantearnos.
En segundo lugar, partiendo de la base de que los problemas de los países en desarrollo no se van a poder solucionar a corto plazo, ¿qué medidas estamos tomando para proteger nuestras fronteras exteriores, incluyendo, como es lógico, una política de inmigración legal –que está prevista ya en el programa de La Haya desde diciembre de 2005–, de forma que se dé la posibilidad de que aquellos ciudadanos que quieran venir a trabajar a nuestra Unión, si hay puestos disponibles para ello, puedan hacerlo de una manera legal?
En tercer lugar, hay que pensar –como se acaba de decir en los informes anteriores– que en este momento, al no existir una política de la Unión en materia de inmigración, cada país tiene que soportar los costes y los esfuerzos de esa política. En este momento hay una serie de países fronterizos, y no solo en el Sur de Europa, sino también en el centro de Europa, que están soportando una carga excesiva respecto de las atenciones que hay que prestar, por razones humanitarias, a estos inmigrantes ilegales.
Hasta ahora, los medios de que disponíamos eran mínimos. Al parecer, para este año solamente disponemos de unos 5 700 000 euros. Esperemos que, con la aprobación de las perspectivas financieras, a partir del 1 de enero de 2007, dispongamos de medios adicionales. Asimismo, hay que tener en cuenta que estos inmigrantes no son unos seres extraterrestres, no son robots, no son máquinas, son personas que tienen que vivir en sociedad, que tienen necesidades familiares y afectivas que han de ser atendidas.
Y, sobre todo, lo que no puede permitir Europa es que dentro de ella haya dos clases de ciudadanos: los que –como ha dicho un sector de la extrema derecha francesa– son de souche, es decir, de origen europeo, y aquellos que no lo son, porque eso, como hemos visto recientemente, es la fuente de una serie de problemas sociales que son muy difíciles de resolver.
Hay que integrar a los inmigrantes en nuestras sociedades. No se les puede mantener fuera de la corriente central de nuestra sociedad. Un inmigrante, los hijos de los inmigrantes y los nietos de los inmigrantes, tienen derecho a vivir como personas, en igualdad de condiciones con el resto de los ciudadanos de la Unión.
Hay que pensar también que el flujo de la inmigración no tiene porque ser completamente irreversible. El corazón de todo inmigrante alberga el deseo de volver a su país de origen. ¿Qué estamos haciendo nosotros para que el inmigrante tenga la posibilidad de mantener el enlace con su país de origen, para que pueda volver a su país de origen sin tener luego que recurrir a estos horrorosos procedimientos de inmigración ilegal, para que su estancia fuera de su país de origen sea considerada nada más que como una etapa transitoria, de modo que, al volver, pueda enriquecer la sociedad del país de origen?
Es algo que, en algunos países de la Unión Europea, como, por ejemplo, España, Italia, Portugal y Grecia, se hizo en una época en la que la estancia en el extranjero era simplemente un procedimiento para volver otra vez al país de origen y fortalecer su economía.
Espero que el Comisario Frattini nos ayude a este respecto –tenemos una gran tarea por delante– y que las instituciones de la Unión, la Comisión, el Consejo y el Parlamento, puedan desarrollar esta necesaria política de inmigración, tan fundamental en este momento.
Jeanine Hennis-Plasschaert (ALDE). – (NL) Señor Presidente, todas las bonitas palabras del Consejo, consagradas en el programa de Tampere y confirmadas en el programa de La Haya, han dado poco frutos hasta ahora. De vez en cuando, el Consejo da unos pequeños pasos, aunque a regañadientes y sobre la base de denominadores mínimos comunes. Muy a mi pesar, el Consejo brilla por su ausencia incluso ahora durante este minidebate.
Aunque es evidente que los programas nacionales están socavando el programa europeo a este respecto, es con estos con los que los Estados miembros tienen un compromiso. El hecho de que sea necesaria una propuesta de la Comisión para lograr que los Estados miembros cooperen con más diligencia en el campo del intercambio de datos es representativo de la pasividad de dichos Estados en lo que respecta al establecimiento de una política común en materia de asilo e inmigración. Tal y como ha apuntado el señor Gaubert hace un momento, este intercambio de datos reviste una importancia enorme y es simplemente una cuestión de necesidad.
El problema de la inmigración es uno de los mayores retos en el año 2006 y así seguirá siendo en un futuro previsible. No obstante, únicamente el fortalecimiento de las fronteras no será suficiente y, en realidad, esta no debería ser nuestra intención. El Comisario Frattini ya lo ha indicado y ha presentado un extenso paquete de medidas a este respecto. Por tanto, el Consejo y la Comisión deberán apresurarse a lograr todas las ambiciosas intenciones al pie de la letra.
La política común en materia de asilo, además del procedimiento y el estatuto de asilo uniformes, gracias a los cuales las personas con derecho a protección la recibirán, deben estar finalizados no más tarde del año 2010. A su vez, debemos redactar una política común de retorno con carácter urgente –a este respecto, resalto que todo el mundo, ya sean inmigrantes legales o ilegales, tiene derecho a recibir un trato digno– que incluya campañas de concienciación e información en los países de origen y de tránsito, la firma de acuerdos de asociación y cooperación con dichos países, la creación de un vínculo claro entre la política de inmigración y la adopción de una política de desarrollo y –esto es muy importante– la rápida introducción de una tarjeta verde europea.
Puesto que mis preguntas se han presentado por escrito y dispongo de tiempo limitado, no las volveré a formular, pero espero recibir una respuesta clara, en conexión con la cláusula pasarela. Después de todo, el valor político implica que se tienen los instrumentos adecuados si se desea dar forma tangible a las convicciones.
Jean Lambert (Verts/ALE). – (EN) Señor Presidente, quiero hablar brevemente sobre el asunto de la integración. Sabemos por una serie de investigaciones y proyectos realizados al amparo del programa Equal –cuando menos, el asunto sobre solicitantes de asilo– que el mensaje que se está difundiendo muy claramente es que la integración comienza el primer día para los que llegan nuevos, y el día antes para las comunidades de acogida. Contamos con toda una serie de buenas prácticas que deberíamos aprovechar, de forma que esto se convierta en un proceso que nos proporcione el mayor número posible de éxitos. Esto significa igualmente ser conscientes de que para algunas regiones del mundo, la migración forma parte de la política de desarrollo.
Creo que todos estamos de acuerdo en que la gente que desee emigrar debe hacerlo como un acto de libre elección. Sin embargo, sabemos que gran número de los individuos ilegales son realmente personas que han rebasado el plazo de validez de sus visados; no han inmigrado ilegalmente. También sabemos que hay muchas personas que solo cumplen a medias, ya que las normas no están claras o resultan de difícil acceso.
Hasta que comencemos a estudiar el aspecto del desarrollo de este tema, va a ser como apretar un globo: si aplicamos presión en un punto, se deforma por otro. Así pues, tenemos que estudiarlo muy seriamente y los Estados miembros tienen que dejar de quejarse y comenzar a colaborar en un sistema común de migración.
Hemos de contemplar asimismo la mercantilización de las personas. Cuando veo las políticas de algunos Estados miembros que están ahora considerando atraer mano de obra no cualificada de los nuevos Estados miembros y no utilizar a ciudadanos de terceros países, no tengo claro qué mensaje se está emitiendo. Efectivamente, sabemos que para las personas de algunos de los países más pobres, el acceso al trabajo en la Unión Europea resulta de vital importancia para el desarrollo de sus países, y las remesas enviadas de vuelta pueden suponer hasta ocho veces la cantidad de ayuda que estamos aportando. Sabemos que se sienten atraídas hacia los países ricos cuando las desigualdades son más marcadas.
Me interesa conocer cómo va a enfocar la Comisión el aspecto del desarrollo y las políticas comerciales, a fin de garantizar que nuestras políticas procedan de forma coherente, en lugar de combatirse entre sí todo el rato.
Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. (IT) Señor Presidente, Señorías, los informes presentados y las preguntas formuladas me han dado muchas ideas y quiero dar las gracias a los dos ponentes y a los autores y autoras de los demás documentos debatidos hoy.
En mi intervención intentaré definir las directrices para la acción que la Comisión está desarrollando, entre otras cosas porque todos los diputados saben que hace solo seis o siete meses había muchas dudas en los Consejos Europeos sobre la dimensión realmente europea y no nacional del gran reto que representa la gestión global de los flujos migratorios.
El dato político más importante, que muchas veces se recuerda pero alguna vez se olvida, es que, desde noviembre y diciembre del pasado año, el Consejo Europeo se ha expresado por fin con una sola voz, es decir, ha reconocido, inspirado por el espíritu de Salónica 2003, que la inmigración requiere un enfoque de conjunto, que solo puede ser europeo. Es un paso político importante y hoy estamos llamados a aplicar el plan de acción.
Ese plan de acción se traduce en una serie de iniciativas concretas que ustedes ya conocen: son las propuestas que la Comisión presentó en los últimos meses y que, en parte, son objeto de los informes y preguntas que sus Señorías han planteado. Por ejemplo, uno de los principios clave de la acción europea es el principio de solidaridad entre los Estados miembros de la Unión. Este principio implica muchas cosas: en primer lugar, significa que los Estados miembros se comprometan a apoyarse mutuamente cuando uno de ellos se vea sometido a una presión migratoria especial.
El segundo aspecto del principio de solidaridad es justamente aquel al que se dedica el informe del señor Gaubert, que me ha gustado mucho. Es un informe que nace de una propuesta que hice en 2005, cuando comprendí que era necesario establecer una base más firme para el intercambio de información preventiva por parte de cada Estado miembro que quisiera adoptar legítimamente iniciativas en el ámbito de la inmigración, cuando esas iniciativas tuvieran una repercusión sobre otros Estados miembros. Establecer un mecanismo de consulta es otro modo de poner en práctica el principio de solidaridad. No debemos olvidar que lo que sucede dentro de las fronteras de un Estado repercute en los demás; de ahí el mecanismo de consulta e información mutuas.
Acepto con gusto todas las propuestas del informe del señor Gaubert, incluidas algunas propuestas adicionales, como un diálogo político permanente a escala ministerial o la elaboración de un informe anual –que la Comisión estaría encantada de presentar cada año a este Parlamento– sobre el funcionamiento de este mecanismo. Alguien que ha intervenido antes que yo ha dicho que para que este mecanismo funcione debe haber confianza mutua entre los Estados miembros. Si no hay confianza mutua, podremos escribir normas, pero estas se quedarán sobre el papel. Es preciso, pues, persuadir políticamente a los Estados miembros, explicarles que si no se comunican, si no informan a los demás Estados miembros en un espíritu real de solidaridad europea, una vez las cosas podrán ir bien pero otra vez irán mal, como decimos en italiano. Por tanto, nos conviene a todos ser siempre totalmente transparentes, y este es el espíritu del informe del señor Gaubert, con quien coincido.
¿Cuáles son las grandes líneas comunes de la política europea de inmigración? En primer lugar, es un reto que debe ser global y europeo. En segundo lugar –y es el aspecto más innovador–, la Unión Europea debe desempeñar un papel en la escena internacional como actor único, por ejemplo y sobre todo en las zonas geográficas próximas, me refiero concretamente a África, a la zona del Mediterráneo y a nuestros vecinos inmediatos del Este: estas son las tres principales zonas geográficas en las que Europa debe desarrollar concretamente una acción política como actor único con una sola voz.
Ante este reto político ¿qué hay que hacer? Ante todo, afrontar a escala europea las causas profundas que conducen a la inmigración. La señora Lambert acaba de afirmar con gran acierto que debemos transformar una inmigración fruto de la desesperación en una inmigración fruto de las decisiones de personas que, libremente, opten por venir a vivir y trabajar a la Unión Europea, pero que no se vean obligadas a huir porque en sus países haya pobreza, porque no haya agua potable, o porque el medio ambiente esté destruido. Entonces, ¿qué hacer? Orientar las políticas europeas de ayuda al desarrollo hacia estrategias que afronten la carencia de desarrollo local. Por ejemplo, organizar intervenciones centradas en los países origen de los flujos migratorios, para fomentar las inversiones y la reestructuración del sistema agrícola y del tejido ambiental, muy a menudo devastado y degradado.
Estamos pensando en proyectos que se financiarán junto con el Banco Mundial para utilizar las remesas de los inmigrantes legales para invertir en su patria, siempre que lo deseen, por supuesto. Pero ¿cuál es el obstáculo? Muy a menudo, los inmigrantes no tienen acceso al crédito bancario. Con este propósito, queremos promover mecanismos de crédito más dispuestos a invertir, por ejemplo, en una pequeña o mediana empresa de un país de origen. Estamos desarrollando proyectos del denominado microcrédito justamente para favorecer la creación de estas posibilidades de inversión en los países de origen.
Este trabajo se desarrollará en un plano político global, representado por la contribución de Europa, que espero hable de verdad con una sola voz en la sesión de septiembre de las Naciones Unidas, comúnmente llamada Diálogo de alto nivel sobre migración y desarrollo. Esta sesión tendrá lugar paralelamente a la Asamblea General de las Naciones Unidas y en ella se pondrá de relieve la relación entre migración y desarrollo de los países de origen. Europa presentará –mediante una propuesta que someteré a la Comisión dentro de unos días, antes de la pausa estival– un documento estratégico, la contribución de la Comisión Europea a esta reflexión, que es, creo, el tema más importante que debemos abordar.
El segundo tema es la lucha contra el tráfico de seres humanos, como ha destacado la señora Klamt. Como saben, el tráfico de seres humanos es hoy una de las mayores fuentes de ingresos de una delincuencia organizada sin escrúpulos. Disponemos ahora de información muy clara sobre los flujos de tráfico, el origen de los traficantes e incluso la tarifa que se pide a cada uno de los desesperados que son transportados sin tener siquiera la garantía de llegar vivos. En promedio, los traficantes piden a esas personas desesperadas una cifra enorme, entre 1 500 y 2 500 dólares cada una, sin tener la garantía de llegar vivas a la otra orilla del Mediterráneo.
Está claro que la lucha contra el tráfico de seres humanos debe ir de la mano con la protección de las víctimas del tráfico y, por tanto, con el tema de las víctimas vulnerables, como las mujeres inmigrantes y los niños víctimas del tráfico de inmigrantes ilegales.
Pienso que a este respecto hay que considerar también, porque es preciso hacerlo, una política de repatriación como acción europea frente a aquellos que no pueden quedarse en territorio europeo por carecer de los documentos pertinentes. Considero que hay que organizar acciones europeas de repatriación, fijando con las organizaciones de las Naciones Unidas unas normas de respeto individual, no solo de los derechos, sino también de la dignidad de estas personas, que deben ser repatriadas, sí, pero deben ser repatriadas en el absoluto respeto de las normas establecidas por los convenios internacionales.
En este contexto estamos trabajando en torno a los acuerdos de readmisión. En este momento abordamos retos muy ambiciosos, como celebrar lo antes posible con Marruecos y después con Argelia acuerdos de readmisión, una vez más europeos, y no ya bilaterales entre Estado y Estado, para desarrollar esta dimensión política de Europa.
El tercer tema es la inmigración legal, que contemplo como una oportunidad, y no desde luego como un peligro. Es evidente que, en el ámbito de la inmigración legal, debemos respetar las normas nacionales. Baste recordar, por ejemplo, que hasta en el Tratado Constitucional que firmamos en Roma establecimos que el número de inmigrantes que pueden entrar en cada país se determina a escala nacional. Ahora bien, dicho esto, son necesarias, a mi entender, unas normas comunes sobre la admisión de inmigrantes legales, y comparto plenamente la opinión de quien ha dicho que no debemos solicitar ni contratar solo a trabajadores inmigrantes altamente especializados porque con la fuga de cerebros podemos empobrecer a los países de origen. Nuestra intención es más bien favorecer la circulación, porque está claro, como alguien ha dicho, que muchos inmigrantes desean volver a su país de origen, a su patria, y debemos ayudarlos a hacerlo.
Sin embargo, en Europa hay una necesidad de trabajadores estacionales, trabajadores para la agricultura, trabajadores de muchos sectores que no están altamente especializados pero que hacen falta y, por tanto, no podemos limitarnos solo a los ingenieros, los médicos o los investigadores, porque de ese modo causaríamos el empobrecimiento de los países de origen.
El cuarto tema es la integración. El señor Lambrinidis sabe cuánto aprecio su trabajo, y en especial este informe, porque hasta ahora la integración no se ha considerado como lo que efectivamente es: un elemento inseparable de la política migratoria. Me atrevo a decir que sería irresponsable acoger inmigrantes sin integrarlos, porque acabaríamos por aumentar su frustración, su sensación de aislamiento.
Y precisamente con este propósito, nuestras propuestas prevén que nos concentremos en sectores clave, en los derechos civiles, en la vivienda, en la educación, en el trabajo obviamente legal y no clandestino. Hemos propuesto y estamos poniendo en funcionamiento un foro europeo permanente para la integración y en dicho foro tendrán una voz importante los Gobiernos locales. ¿Durante cuánto tiempo hemos olvidado a los sindicatos, a los gobernadores regionales o a las asociaciones de la sociedad civil? Y al hablar de integración no podemos pensar solo en las capitales de los Estados miembros. El foro europeo para la integración se ocupará justamente de este aspecto y cuento con el apoyo de este Parlamento para aprobar un Fondo de Integración Europeo. Este fondo no sustituye a las políticas nacionales, sino que contribuye a hacerlas más eficientes.
El quinto tema es la inmigración ilegal. Estoy promoviendo una iniciativa que la Comisión debería aprobar el 19 de julio sobre algunas directrices en materia de inmigración ilegal. En primer lugar, considero que hay que promover en los países de origen una auténtica estrategia de educación y comunicación. Los aspirantes a inmigrantes no saben cuáles son las normas cuando llegan a Europa, no conocen la lengua, no conocen las oportunidades de trabajo, no conocen las leyes de los países europeos, que, en cambio deberán respetar, y entonces, ¿por qué no pensar, y es una de las propuestas, en cursos de formación profesional, en cursos de lengua en los países de origen, que Europa puede alentar e incluso cofinanciar para preparar una inmigración legal y necesaria? Es evidente que si queremos acabar con la inmigración ilegal, debemos acabar con el trabajo sumergido, porque el trabajo sumergido es explotación y es también un factor que atrae nueva inmigración ilegal.
El sexto tema se refiere a las medidas urgentes de prevención y apoyo concreto a los Estados miembros con más problemas. La misión en las Islas Canarias está decidida, trece Estados miembros han aceptado participar, pondrán a disposición medios navales y aéreos para patrullar la costa atlántica frente a las Islas Canarias. Partirá después una segunda misión europea para ayudar a Malta y patrullar el Mediterráneo. Son acciones que, por primera vez, y lo subrayo una vez más, están coordinadas por la Agencia Frontex, es decir, por Europa. No son acciones de Estados miembros individuales que se unen, sino que hay una agencia europea que coordina los trabajos.
Se trata de medidas urgentes de patrulla, pero no solo, sino que son también medidas de salvamento de vidas humanas en el mar, porque el aspecto humanitario de esta terrible tragedia es que cada semana, en el Mediterráneo, en el mar de mi país, vemos morir a gente en el mar y muy a menudo no conseguimos siquiera recuperar sus cuerpos. Por tanto, también estas acciones son absolutamente indispensables.
Por último, el séptimo tema es el de la ayuda a los países de origen y de tránsito de los inmigrantes. Debemos conceder ayudas concretas, debemos trabajar con ellos y, me permito decir, con un espíritu que sustituya el habitual tono de las relaciones internacionales, con una auténtica cooperación. Voy a participar en la Conferencia de Rabat que se celebrará el lunes y el martes de la próxima semana, en el propio Marruecos. En esa Conferencia, por primera vez, los países africanos y Europa se reunirán para elaborar un plan de acción común.
Creo que, después, será preciso crear un instrumento para el seguimiento constante de las iniciativas que adoptemos de aquí a unos días y, más adelante, será necesaria una segunda reunión, esta vez bajo la égida de la Unión Africana. Considero que el futuro verá a la Unión Africana y la Unión Europea aplicando un programa estratégico y pienso que esto puede marcar realmente la diferencia.
PRESIDENCIA DEL SR. McMILLAN-SCOTT Vicepresidente
Dimitrios Papadimoulis (GUE/NGL), ponente de opinión de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales. – (EL) Recientemente hemos sido testigos del fracaso de numerosas sociedades europeas a la hora de integrar a los inmigrantes. Hemos sufrido las consecuencias explosivas de la ruptura del tejido social. Por tanto, necesitamos tomar medidas a escala nacional, regional y europea que sirvan de puente en la brecha que existe entre los inmigrantes y las sociedades de acogida.
La Comisión de Empleo y Asuntos Sociales decidió instar a los Estados miembros a que introdujeran un estatuto jurídico seguro y un paquete seguro de derechos para apoyar este avance:
- mediante la firma y ratificación de la Convención de las Naciones Unidas de 1990 que reconoce los derechos de todos los inmigrantes, independientemente de su estatuto jurídico;
- mediante la subsanación de las privaciones sociales y la adopción de un paquete de normas jurídicas claras para todos los trabajadores inmigrantes;
- mediante la adopción de medidas que fomenten la educación y la información de los inmigrantes sobre sus derechos sociales y laborales;
- mediante la garantía de permisos de residencia y de trabajo para los individuos y el fortalecimiento de la información y la participación de las sociedades de acogida en el proceso de integración.
Me complace que el informe de mi estimado amigo, el señor Lambrinidis, adopte gran parte de las ideas de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales.
Barbara Kudrycka, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (PL) Señor Presidente, antes que nada mi felicitación a los ponentes, los señores Gaubert y Lambrinidis, por haber tomado la iniciativa para sentar las bases de una política de inmigración europea común y moderna. Tales acciones conjuntas no solo deberían ayudar a resolver problemas relacionados con las últimas oleadas de inmigración, sino también con la integración de los hijos de inmigrantes nacidos europeos.
Para pasar de las palabras a los hechos hace falta no solo un buen fundamento jurídico e intercambio de información, sino sobre todo financiación. Por este motivo, es un hecho positivo que, además de la financiación para los refugiados y los fondos para asegurar nuestras fronteras exteriores, se haya establecido asimismo un fondo para la repatriación y la integración de los inmigrantes. Como ponente sobre estos fondos, destaco el hecho de que hemos logrado disipar toda duda sobre el fundamento jurídico del fondo de integración, por lo que tenemos una decisión sobre este fondo que contribuirá a su creación unánime.
Esto se puede considerar todo un logro para esta Cámara. Solo existe una oposición mínima de un grupo de países, los cuales, todo hay que decirlo, tienen problemas considerables con la integración de los inmigrantes, por lo que su postura resulta desconcertante. Por este motivo, es una buena señal que el señor Lambrinidis haya elaborado una resolución sobre la integración de los inmigrantes. Sin embargo, incluso esta propuesta de resolución ha levantado algunas polémicas, principalmente en lo que se refiere a los derechos políticos de los inmigrantes. Conferir derechos políticos y, por tanto, el derecho de voto en las elecciones locales, es una decisión que, según el principio de subsidiariedad, es competencia de los Estados miembros, en la mayoría de los cuales tal derecho depende de si se tiene la nacionalidad de dicho país. Como Parlamento, puede que tengamos el derecho de hacer recomendaciones políticas, pero debemos recordar que no podemos obligar a los Estados miembros a que incorporen tales disposiciones en sus legislaciones nacionales.
Otro punto importante es que no podemos permitir que el estatuto jurídico de los ciudadanos de los nuevos Estados miembros en lo relativo al acceso al mercado laboral, los servicios, la educación y la vivienda en los países de los «antiguos 15» sea peor que la situación de los inmigrantes legales de terceros países. No olvidemos que dichos países ya se integraron en la Unión Europea en mayo de 2004.
Claude Moraes, en nombre del Grupo del PSE. – (EN) Señor Presidente, nuestro país ha quedado eliminado en la Copa del mundo, así que podemos permanecer aquí todo el tiempo que queramos.
Felicito al señor Comisario por dedicar tiempo al intento de actuar conforme a la Comunicación de la Comisión de septiembre de 2005 y proporcionarnos políticas reales que nos permitan progresar.
Desde luego, el Consejo tiene que mostrarse también colaborador y esperamos que la Presidencia finlandesa pueda repetir los debates del Consejo de Tampere, que fueron enormemente progresivos. Espero ver alguna prueba de ello.
El informe Lambrinidis representa un complemento progresivo y positivo al nuevo debate sobre integración en esta Cámara. Es positivo por una serie de razones. El ponente no se limita a considerar todas las ideas en boga sobre la integración de los diferentes partidos, sino que intenta estudiar lo que funciona. Es un asunto demasiado serio ahora para nosotros como para no atender a los modelos que realmente funcionan. Afirma que deberíamos compartir las buenas prácticas, cosa que no estamos haciendo ahora. Habla de la aplicación de las directivas que harán que funcionara la integración, como las Directivas sobre igualdad racial. Habla de dinero, de lo poquísimo que gastamos en integración, dados los resultados desproporcionados, los beneficios económicos y sociales desproporcionados que obtendríamos de invertir en los tipos de proyectos de que ha hablado el Comisario, ya fueran proyectos lingüísticos u otros proyectos de integración.
Todas estas cosas son importantes, pero en última instancia deberíamos dejar de pensar que la integración no es cosa de la Unión Europea. La integración es cosa de la Unión Europea; no solo compartir las buenas prácticas, estudiar los mejores modelos de integración, sino la voluntad política de esta Cámara de prestar apoyo local a aquellas personas que creen que la integración beneficiará a la sociedad, a la economía y, en definitiva, creará armonía en la UE.
El señor Lambrinidis ha elaborado un informe que nos hace avanzar otro paso. Esperemos que surjan otras iniciativas de esta Cámara, que la Comisión siga siendo fuerte y que el Consejo se una a nosotros en este esfuerzo.
Ona Juknevičienė, en nombre del Grupo ALDE. – (LT) Antes que nada, felicito a los ponentes de los informes por su excelente labor. Me complace que existan tantas ideas en estos informes que se han aprobado en la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales cuando se votó el informe de opinión que elaboré sobre migración y desarrollo.
La Comunidad está dejando entrar a cada vez más emigrantes de casi todos los países en desarrollo de Asia, África y América Latina, y por el momento, no parece que la escala de este fenómeno vaya a disminuir. Dado que no disponemos de una estrategia de desarrollo del mercado laboral que abarque toda la Comunidad, incluida la migración de los países en desarrollo, este informe cubrirá parcialmente dicho vacío. Si la Comunidad no tiene una política común para regular los flujos migratorios y si la normativa jurídica en cada país no es adecuada, se dan las condiciones propicias para la inmigración ilegal, la explotación humana, la trata de seres humanos y otros delitos. Se han dado casos como estos también en Lituania. Los lituanos se marchan del país, mientras que los empresarios buscan a inmigrantes de terceros países.
El informe establece que la inmigración de países en desarrollo ayudará a resolver los problemas del mercado laboral en la Comunidad. Indica además que los inmigrantes contribuirán a desarrollar sus propios países al enviar dinero a casa. Esto es verdad en parte, aunque considero que es una visión bastante limitada y que el problema laboral seguirá presente mientras restrinjamos la libre circulación de trabajadores dentro de la propia Comunidad y hasta que resolvamos el problema en su conjunto, no de forma fragmentada. Como ha afirmado el Vicepresidente, si queremos contribuir al desarrollo de los países pobres, los fondos reservados de la Comunidad no deben dirigirse a los productos alimentarios o a la financiación del presupuesto, sino a la creación de pequeñas empresas y empleos antes que nada. Entonces, la gente tendrá trabajo y se ocupará del desarrollo de sus países.
Hélène Flautre, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, (habla sin el micrófono) la Conferencia Ministerial euroafricana sobre migración y desarrollo, convocada a iniciativa de Marruecos, Francia y España, tras los trágicos sucesos de Ceuta y Melilla. Los dramas se suceden. Según algunos informes, en los últimos meses han muerto 3 000 personas intentando alcanzar las islas Canarias. Sin embargo, las conversaciones no se centran en el deber de proteger a las personas, sino, una vez más, en el control, el cierre, incluso la militarización, de las fronteras. Sin embargo, y todos los informes lo acreditan, la mayor parte de los movimientos de población se encaminan hacia los países del Sur, y no hacia los del Norte, y el número de solicitudes de asilo en Europa se ha reducido a la mitad en los últimos 15 años.
La Unión y sus Estados miembros influyen cada vez más en la ayuda al desarrollo. Sin ir más lejos, la semana pasada un diario senegalés titulaba: «Europa cierra nuestras fronteras». Esta estrategia pone doblemente en peligro la vida de las personas cuya única oportunidad de supervivencia es abandonar su país y se ven obligadas a asumir cada vez más riesgos para entrar en Europa. Sin embargo, la libertad de circulación, y más especialmente la de abandonar el propio país, está consagrada por las normas internacionales.
Lo absurdo de esta política se pone de manifiesto cuando sabemos que las remesas de los trabajadores emigrantes a sus países de origen equivalen al doble de la ayuda oficial al desarrollo. En vez de garantizar los derechos fundamentales de los migrantes y solicitantes de asilo, a saber, el derecho de acceso a los procedimientos de concesión de asilo, el principio de no expulsión o el derecho a una vida privada y familiar, Europa multiplica las estrategias encaminadas a transferir esta responsabilidad a terceros países. Peor aún, los Estados no vacilan en incumplir sus propias obligaciones, por ejemplo amparándose en los acuerdos de readmisión y expulsando a personas a países en los que su seguridad no está garantizada. El proyecto de creación de zonas denominadas de «protección regional» en países como Belarús obedece también a esta idea.
Por último, los Estados europeos participan activamente en la conversión de la política de encierro de inmigrantes y solicitantes de asilo en una práctica cotidiana, llegando incluso a financiar centros cerrados en terceros países, como Libia o Mauritania. La Unión Europea debe revisar urgentemente su política y escuchar a la sociedad civil subsahariana, de África del Norte y europea. Muchos miembros de esas sociedades civiles estaban reunidos en Rabat la semana pasada, y adoptaron recomendaciones que merecen tenerse en cuenta.
Giusto Catania, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señor Presidente, Señorías, no creo que el problema de Europa proceda de los flujos migratorios; el verdadero problema no son las personas que llegan a nuestro territorio, sino el gran número de personas que no consiguen llegar a Europa, las que mueren en el mar Mediterráneo o en el océano Atlántico.
He escuchado al Comisario Frattini destacar la necesidad de patrullar nuestras costas. Yo creo que hay que patrullarlas exclusivamente para evitar que la gente muera en el mar, porque las cifras de llegadas son irrisorias: en el primer semestre de 2006 llegaron a las Islas Canarias 9 000 inmigrantes, frente a los 8 millones de turistas que llegan cada año a estas islas. El impacto demográfico determinado por los flujos migratorios no me parece muy alto y por tanto debemos evitar hablar de invasión de inmigrantes e intentar articular una política común para las entradas de inmigrantes.
Europa ha adoptado, en cambio, una política común represiva, que instituye centros de detención administrativa, una política común para la expulsión masiva, a menudo definida en las cumbres del G5, una lógica de externalización de las fronteras que, parece, será el tema central de debate en la próxima Conferencia de Rabat.
Soy de la opinión de que debemos cambiar radicalmente de estrategia, pensando en una auténtica integración, partiendo de la necesidad de instituir una identidad mestiza para Europa, y pensar también en una ciudadanía de residencia, en un permiso de residencia para que la gente pueda encontrar trabajo, en una armonización del derecho de asilo y en el derecho de voto para los inmigrantes. Creo que este nuevo modo de entender la inmigración puede ayudar a Europa en su proceso constituyente.
Sebastiano (Nello) Musumeci, en nombre del Grupo UEN. – (IT) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, me doy cuenta de que el problema de la inmigración ilegal en el Mediterráneo, visto desde aquí, desde Estrasburgo o Bruselas, desde el corazón del continente europeo, puede parecer a muchos un asunto marginal, un asunto que debe afrontarse con el lenguaje frío y formal de la burocracia y con la complicidad de la política comunitaria, que a veces llega a ser cínica e hipócrita.
Pero quien, como yo, vive día y noche en Sicilia, es decir, en la punta más avanzada de Europa en el Mediterráneo, no tiene dificultad en denunciar entre las afelpadas paredes de esta Cámara lo que es un auténtico drama humano: solo el año pasado, señor Comisario, llegaron a las costas sicilianas más de 20 000 inmigrantes ilegales, es decir, el doble de los que desembarcaron en los dos últimos años en todas las costas europeas bañadas por el Mediterráneo. Cada día, centenares de llegadas, el mismo calvario, el mismo vía crucis: embarcaciones naufragadas mar adentro y después los cadáveres transportados por las corrientes marinas a las playas sicilianas.
Es una tragedia que tiene protagonistas y víctimas jóvenes, mujeres y niños que huyen de sus países persiguiendo un sueño que ninguno podrá realizar jamás: primero, el tráfico de seres humanos y, después, a los pocos que consiguen escapar a los controles de policía, les espera una vida de penuria, sufrimientos, privaciones y explotación. Esta tragedia tiene lugar en territorio europeo y ¿cuál es la respuesta de Europa? Responde con retraso e inútilmente.
Solo el pasado mes de diciembre, el Consejo Europeo de Bruselas propuso una serie de acciones genéricas para 2006 y pidió a la Comisión que coordinara su aplicación. Pero se dice que los recursos financieros son escasos y no habrá fondos adicionales hasta 2007. Demasiado poco, señor Comisario: hace falta una acción decidida, y sus declaraciones de esta noche nos permiten alimentar aún la esperanza. Se le conoce por ser una persona de acción decidida y práctica, le pedimos que nos dé una demostración más de ello.
Johannes Blokland, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señor Presidente, en el debate sobre la inmigración, algunas veces la emoción y el razonamiento discrepan, como quedó patente en la televisión neerlandesa hace poco, cuando el periodista Sorious Samura acompañó a inmigrantes ilegales de Marruecos a Ceuta, después a la España peninsular y de ahí a Francia y Londres. La imagen mostrada al público fue espeluznante.
A pesar de las condiciones de vida difíciles, cruzar la frontera fue fácil en muchas ocasiones. La ayuda de traficantes de personas –a los que hay que pagar– parecía que hacía posible casi todo y, una vez que los inmigrantes habían abandonado los centros de acogida, podían abandonar el país al que habían llegado, a pesar de que la vida que les esperaba estaba al otro lado de la ley, lo cual no es muy deseable. Por todos estos motivos, hay que enfrentarse a los traficantes de personas. Sus actividades deben considerarse punibles y deben ser juzgados.
Me gustaría formular dos preguntas al Comisario Frattini. Mientras que se nos ha inundado con información sobre los inmigrantes que llegan a las islas españolas, no hay apenas datos sobre cómo se detendrá a los contrabandistas y los capitanes de los barcos implicados. Esto contrasta con la forma en que se está abordando la trata de personas en tierra, para lo que ya se han impuesto sanciones. ¿Qué opciones ve a corto plazo para poder empezar a enfrentarnos a la trata de seres humanos por mar hacia la Unión Europea? Asimismo, ¿es posible, con la experiencia de Frontex, poner freno a las organizaciones que transportan a personas hacia, por ejemplo, las Islas Canarias y la península?
Carlos Coelho (PPE-DE). – (PT) Señor Presidente, señor Frattini, Señorías, no es la primera vez en esta Cámara que defiendo la necesidad de una política europea sobre inmigración legal –por razones humanitarias y económicas– y medidas que refuercen la lucha contra la inmigración ilegal y la trata de seres humanos. Las dos propuestas que tenemos ante nosotros son importantes y útiles.
Primero me referiré al informe del señor Lambrinidis y diré al señor Frattini que la propuesta de la Comisión es muy positiva y equilibrada, aunque temo que el ponente haya ido un poco lejos en algunos puntos, como los derechos políticos. Aunque se debe conseguir la integración de los inmigrantes, no se debe olvidar que esto funciona en ambas direcciones: los países de acogida deben esforzarse por integrarles, pero los inmigrantes también deben contribuir a dicha integración. Estoy de acuerdo con el señor Lambrinidis en que es lamentable que todavía se mantenga el proceso de consulta y la exigencia de unanimidad en toda la zona de inmigración legal, y estoy de acuerdo con la recomendación de utilizar la cláusula pasarela prevista en el Tratado, de forma que el Parlamento Europeo adquiera competencias de codecisión.
Quiero subrayar además la importancia del informe del señor Gaubert, que pretende establecer un sistema de información basado en Internet para este fin. Aunque la implementación de iniciativas de integración se lleve a cabo a escala local, las implicaciones son más amplias. Las dificultades de un Estado miembro para definir y aplicar sus políticas de integración tienen impacto de otros Estados miembros a escala social y económica. Por tanto, va en interés de la Unión que los Estados miembros implementen estrategias de integración eficaces, cuyos resultados sirvan los intereses comunes. Puede y debe ser responsabilidad de la Unión supervisar y evaluar los resultados de los esfuerzos de integración. Ello contribuirá a la rápida adopción de las mejores técnicas.
Józef Pinior (PSE). – (PL) Señor Presidente, la población de inmigrantes se ha convertido cada vez más en una parte de las sociedades europeas. Se trata de un gran beneficio para Europa. Los inmigrantes contribuyen a la riqueza económica, social y cultural de la Unión Europea. Hago esta afirmación ante esta Cámara durante la celebración de la Copa mundial de fútbol, minutos después de la semifinal entre Francia y Portugal. Echemos un vistazo a los equipos de los países de la UE, equipos de multiétnicos que ilustran la diversidad, la fortaleza y el orgullo de la Unión Europea actual.
El éxito de la UE a la hora de integrar a los inmigrantes determinará en gran medida la posición de Europa en el mercado mundial y el éxito del proyecto europeo. Un asunto sobre el que me gustaría llamar la atención es que, en lo que respecta a la integración política, la verdadera integración de la población inmigrante en Europa se puede conseguir sobre la base de una nueva identidad política y jurídica, sobre la base de una constitución europea, que garantizaría una identidad europea para todos los grupos sociales en Europa, por añadidura a sus identidades nacionales. Asimismo, el estatuto jurídico de la integración y los fondos europeos especiales garantizarán la integración adecuada de todos los grupos sociales dentro de la Unión Europea. Esto precisa de valor y visión por parte de los líderes europeos y los ciudadanos de la Unión Europea.
Tatjana Ždanoka (Verts/ALE). – (EN) Señor Presidente, quiero felicitar al señor Lambrinidis por su excelente informe. El Grupo Verts/ALE apoya plenamente sus principales ideas. La propuesta de hacer un llamamiento a los Estados miembros para favorecer la participación política de los inmigrantes es especialmente importante.
Creemos que los inmigrantes residentes de larga duración deberían tener derecho al voto en las elecciones locales y municipales. Es lamentable que no todos los Grupos políticos apoyen plenamente tales medidas, sin las cuales, a nuestro juicio, los inmigrantes permanecerán aislados en el plano político y social. Así pues, la Comisión debería emprender una revisión jurídica de las prácticas actuales de los Estados miembros en este ámbito.
Todos vamos a tener la oportunidad de presenciar cómo se celebran las elecciones locales en nuestra ciudad de acogida, Bruselas. Todos los ciudadanos no pertenecientes a la UE que hayan vivido allí sin interrupción durante cinco años, tendrán derecho a participar. Espero que este acontecimiento constituya un ejemplo de buena práctica, que sea adoptado por todos los Estados miembros en sus leyes electorales.
Kyriacos Triantaphyllides (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, la inmigración no es un azote y el multiculturalismo es un hecho que no necesitamos tolerar sino acoger, y no con palabras, sino con hechos.
Si no intentamos por todos los medios a nuestro alcance salvar los obstáculos con que se topan nuestros ciudadanos inmigrantes y si ponemos obstáculos a los inmigrantes que desean entrar en el territorio de la Unión de forma legal, estaremos frenando el progreso.
Evidentemente, al hablar de integración, es importante para nosotros dejar claro a qué nos referimos. ¿Con qué orientación debemos trabajar? La integración fundamental no se debe interpretar como la integración y la plena asimilación de los inmigrantes, ni como una oferta de privilegios que cree y mantenga un sistema discriminatorio, susceptible de fortalecer comportamientos racistas y xenófobos.
El objetivo de la integración presupone una relación bidireccional de oferta y diálogo, intercambio e interacción, comprensión y respeto mutuo de los ciudadanos de Europa en su totalidad. Es imposible, sin la salvaguardia de la igualdad de acceso al empleo, a la educación pública y al sistema sanitario nacional, en un entorno que no se caracterice por las divisiones entre inmigrantes y no inmigrantes, para los ciudadanos de Europa, independientemente de su origen, sacar partido a la prosperidad de una zona avanzada social y económicamente.
A la vez, es nuestro deber garantizar que los inmigrantes, como ciudadanos de Europa, puedan participar en todos los niveles y en todas las actividades del Estado, incluido el derecho democrático a votar y a presentarse a las elecciones.
Para concluir, recordaré a todos que la integración no es únicamente un objetivo para los inmigrantes, sino el deber de cada uno de los ciudadanos en Europa.
Derek Roland Clark (IND/DEM). – (EN) Señor Presidente, toda sociedad necesita un influjo de savia nueva, pero ¿qué sucede con el impacto que tienen los recién llegados en la sociedad?
Antes de la proliferación de los servicios públicos y las infraestructuras que ahora pedimos, muchísimos inmigrantes fueron asimilados sin dificultad, pero actualmente estos están tensando al máximo los servicios públicos. En países muy desarrollados, la inmigración masiva procedente de zonas sin desarrollar acentúa el problema. Algunos trabajadores no cualificados tienen dificultades para conseguir trabajo y se convierten en una carga para el Estado de bienestar. A pesar de ello, no deberíamos tratar de atraer a personas cualificadas de los países sin desarrollar, ya que estas son enormemente necesarias para mejorar sus propias economías.
En el pasado pudimos ver a los vietnamitas escapando en barco de un régimen totalitario. Ahora son personas del África Occidental las que se embarcan en el océano Atlántico y poner sus vidas en peligro en busca de una mejor. Esto se debe, al menos en parte, a la UE, ya que las poderosas flotas pesqueras armadas con licencias concedidas gracias a los votos de esta Cámara saquean sus aguas, condenando así a la miseria total a personas ya de por sí necesitadas.
La migración es principalmente económica y, a medida que aumenta la prosperidad de los países sin desarrollar, disminuye la presión para emigrar. Debemos ayudar a esas economías, porque es nuestra obligación y también para lograr reducir la emigración. Los países del Tercer Mundo no necesitan dádivas. Necesitan ayuda experta para que puedan construir sus infraestructuras y fuentes de empleo. Y sobre todo, necesitan comerciar.
Los pueblos progresan cuando pueden vender sus productos fuera de su propio territorio. Desafortunadamente, a pesar de todas sus buenas palabras, la UE se interpone en el camino, obsesionada por la protección de los productores europeos. Las altas barreras arancelarias de la UE cierran cruelmente el paso del Tercer Mundo a las autopistas del comercio.
El Presidente. Dado que el próximo orador es polaco, quisiera informarles de que esta misma mañana he escuchado que el Reino Unido cuenta ya con 500 000 trabajadores polacos. Y están haciendo un trabajo maravilloso.
Jan Tadeusz Masiel (NI). – (PL) Señor Presidente, durante mucho tiempo Europa ha necesitado una política de inmigración común basada, como en los Estados Unidos, en el control y no en la ayuda a la integración.
Opino que los países de la UE han sido hasta ahora demasiado pacientes y han ofrecido demasiada ayuda para la integración, en especial de la emigración musulmana, aunque sin ningún resultado significativo. Por otro lado, los inmigrantes de regiones como Asia han aprovechado esta oportunidad y se han integrado con más éxito.
Ha llegado la hora de exigir más a los inmigrantes. Deben querer integrarse y esforzarse para conseguirlo, lo que hará que la integración sea más eficaz y que no sea solo abusar de los sistemas de bienestar, con frecuencia debilitando el sentido de seguridad de nuestros países. Además, un nuevo criterio para la inmigración legal deben ser también las necesidades del país de acogida, como propuso Francia recientemente.
Agustín Díaz de Mera García Consuegra (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, señor Frattini, le felicito a usted, pero solo a usted. Veamos algunos aspectos identificados. La Unión Europea detecta el problema y se alarma ante cada situación crítica visible: Lampedusa, Ceuta, Melilla, Malta o Canarias. Pero no se dota de las políticas comunes necesarias para prevenir o gestionar adecuadamente los flujos migratorios, ni los legales, ni, mucho menos, los ilegales.
Los países del Sur añaden el drama a la presión y a la violación de fronteras de la Unión. Los muertos son tantos que no se pueden cuantificar con rigor. He dicho mil veces que esta gran cuestión tiene cinco aspectos esenciales interrelacionados: la inmigración legal, la ilegal, el asilo, la integración y la protección subsidiaria.
Ahí hay que incluir las causas remotas y próximas: el origen y el tránsito, la pobreza estructural y las llamadas irresponsables, que se traducen a todas las lenguas pobres con la peligrosa frase «al final, antes o después, papeles para todos». Y, mientras, ¿cómo asistimos a este espectáculo de incompetencia y de incapacidad? Le daré dos ejemplos; le diré lo que va a pasar este fin de semana.
Mañana y pasado mañana en Bruselas el Consejo a nivel técnico dirá que ha empezado a discutir el reparto por países de los tres nuevos fondos de integración: el de control de fronteras, el de repatriación de ilegales y el de integración. Pero, ¿qué ocurre? Mientras tanto, España, Grecia y los Países Bajos se pelean por los criterios de reparto: presión migratoria, kilómetros de fronteras o número de entradas por el aire. Discusiones inútiles: no se discute de fondos, se discute de fonditos. Esta mañana el diputado Millán Mon ha dicho que en las perspectivas financieras de cada 100 euros solo se asignan 50 céntimos a inmigración. Esa es la gran denuncia. Esa es la gran verdad.
Otro ejemplo negativo, señor Presidente, es que, también pasado mañana, el Consejo –que critico con fuerza– dará como respuesta un enfoque global de la inmigración. Eso será todo lo que propondrá el Consejo: un enfoque global.
Por último, señor Frattini, es muy importante comprometer a los países de origen y a los países de tránsito, es muy importante que el señor Solana vaya a esos países de origen y a esos países de tránsito. FRONTEX no es la solución. FRONTEX es un bebe recién nacido. FRONTEX no hará nada sin los Carabinieri o sin la Guardia Civil. Por lo tanto, ninguna autocomplacencia y toda la exigencia común ante este gravísimo problema.
Louis Grech (PSE). – (MT) Hace dos semanas llegaron a Malta unos cuatrocientos inmigrantes ilegales en el espacio de tres días. Esto equivale a la llegada de unos ochenta mil inmigrantes a Alemania en tres días.
En la misma semana hubo incidentes violentos entre la policía y unos cuatrocientos inmigrantes que habían escapado de los centros en los que permanecían. Está de más seguir hablando monótonamente para explicar la crisis que esta tragedia humana está causando en los países afectados, así como sus consecuencias sobre la dignidad de los inmigrantes. Estos dos acontecimientos deberían ser más que suficientes para mostrar la situación tan explosiva en la que nos encontramos.
Se trata de un problema europeo, ningún país es capaz de abordar esta tragedia por sí solo, mucho menos un minúsculo país como Malta, que está soportando una carga mucho mayor de la que puede. Con la excepción de algunas iniciativas tomadas recientemente por el Comisario Frattini, la Unión no ha abordado verdaderamente este problema con la urgencia y el esfuerzo que merece, ni con los fondos ni la ayuda logística que se precisan. Esperamos además la revisión del Reglamento Dublín II. La Unión apenas ha actuado y lo ha hecho demasiado tarde y, en vista de que la Unión no ha avanzado en el tema de la inmigración ilegal, surgen las dudas sobre la magnitud de las acciones concretas que tome a este respecto.
Agradecemos que la Presidencia finlandesa haya hecho la inmigración una prioridad. Creemos que veremos cómo las palabras se convierten en hechos, de modo que, como ha apuntado el Presidente Barroso esta misma mañana, quizá demos por fin el paso de la reflexión a la acción.
Miguel Portas (GUE/NGL). – (PT) Señorías, todos estamos de acuerdo en que los problemas planteados por los flujos migratorios no se pueden resolver a escala nacional. Europa ha fallado a los inmigrantes que la necesitan. La Unión se ocupa del capital y de la circulación de mercancías, pero no presta atención a aquellos que ven en Europa el sueño de una vida digna. Por todo ello, apoyo una mayor transparencia y la dinámica amplia de las propuestas del señor Lambrinidis.
La inmigración es una realidad social, simple y llanamente. Lo dice todo sobre nosotros. Pero no nos hagamos ilusiones: el sur siempre mirará al norte, mientras que el norte no abre sus brazos al sur. La inmigración no es una cuestión policial. Solo hay un criterio justo para nuestras decisiones: el respeto de la dignidad humana. Europa no puede hablar de derechos humanos si no practica lo que predica en su propia casa. Con una mano cerramos el Mediterráneo y el precio es la muerte en el mar, y con la otra mano dejamos a millones de personas sin papeles y el precio es una sociedad dividida por un muro invisible que separa a los ciudadanos de los no ciudadanos. Esto es lo que debemos cambiar, y los futbolistas no deberían estar exentos.
Andrzej Tomasz Zapałowski (IND/DEM). – (PL) Señor Presidente, el debate actual sobre la integración de los inmigrantes en la Unión Europea es consecuencia de la política en materia de inmigración llevada a cabo hasta la fecha.
Sería una locura abrir las puertas a un flujo masivo de personas de diversas civilizaciones; personas que en su gran mayoría dan por hecho que no se integrarán en los países de acogida. Esto podría llevar a la desestabilización de la sociedad en el continente durante muchos años en el futuro, o incluso, en determinadas circunstancias, a la tragedia. La diversidad de razas y culturas en la sociedad también quiere decir multiplicidad de conflictos. Cualquier persona que llega a un Estado existente debe comprender que es un invitado. Si desea establecerse de forma permanente, debe aceptar las tradiciones y la cultura del país que ha elegido, aunque obviamente pueda tener su cultura y costumbres como su bien más preciado.
Un error en la antigua política es el hecho de que durante muchos años se restringió la inmigración proveniente de los países de Europa del Este, cuya población está más cercana al resto de Europa. En Polonia nos desespera ser testigos del gran número de jóvenes que abandonan ahora el país, pero tras la Segunda Guerra Mundial Europa Occidental abandonó esa parte de Europa al régimen comunista. Durante décadas nos vimos privados de la oportunidad de un desarrollo económico normal.
James Hugh Allister (NI). – (EN) Señor Presidente, la inmigración persistente es un hecho en muchos Estados miembros y cuando se ha gestionado ha contribuido al rendimiento económico, aunque sería insensato negar que en ocasiones viene acompañada de problemas sociales o de otra índole.
Quisiera aprovechar la oportunidad de este debate para condenar sin reservas la serie de ataques racistas que han tenido lugar en mi circunscripción de Irlanda del Norte. La gente decente no quiere nada de eso, y lamento lo que ha sucedido con respecto a algunos incidentes recientes.
He de incidir en tres cuestiones en este debate. En primer lugar, el control de la política de inmigración es, según creo, un asunto totalmente nacional y no debería pasar a ser competencia de la UE; de otro modo, los Gobiernos nacionales no podrían ejercer los controles necesarios para su situación. En segundo lugar, es imprescindible que los inmigrantes se integren y no se conviertan en un Estado debilitador dentro de un Estado. Por consiguiente, en el Reino Unido apoyo las llamadas del Ministro Gordon Brown a la buena disposición y a los procedimientos para aceptar el sentimiento británico. El tercer y último punto es que con tres millones de inmigrantes ilegales en la UE, este problema tiene que afrontarse de modo uniforme, no digamos ya por su vinculación a la odiosa práctica del tráfico de seres humanos. No es aceptable que algunos países se dediquen a realizar las denominadas regularizaciones de sus inmigrantes ilegales, que de este modo obtienen el derecho a la libre circulación en otros Estados miembros.
Simon Busuttil (PPE-DE). – (MT) Señor Comisario, usted sabe que la semana pasada la oleada de inmigrantes irregulares agravó de modo alarmante la situación en Malta. Doscientas sesenta y seis personas llegaron en un único barco. Hasta el momento, mil personas han llegado este año, y solo estamos a principios de verano.
Si las cosas siguen así, el número de personas que llegaron el año pasado, que fue un año récord, se podría duplicar. Señor Comisario, usted sabe que proporcionalmente, mil personas en Malta es el equivalente a doscientas mil en Alemania. Y ya llevamos doscientas a principios del verano. Esta es la gravedad de la situación. Señor Comisario, también sabe que los inmigrantes no desean llegar a Malta, sino a la Europa continental. Para que este barco de doscientas sesenta y seis personas llegara a Malta, el ejército maltés intentó durante horas convencerles de que entraran en el país. Con ello quiero decir que llegaron a Malta porque el ejército maltés les salvó la vida; este es el significado de la solidaridad, como usted, señor Comisario, ha apuntado con razón; esto es lo que la solidaridad significa en Malta, pero ¿qué solidaridad se está mostrando a Malta?
La semana pasada hubo una revuelta, como han mencionado mis colegas, con cuatrocientos inmigrantes que escaparon de un centro de detención y marcharon al despacho del Primer Ministro, pidiendo que se les enviara a otro país europeo. Ante esta situación, los ciudadanos de Malta preguntan: ¿qué está haciendo la Unión Europea? ¿A qué está esperando para hacer algo?
Lamento decir que, aunque soy consciente de que ustedes personalmente son muy sensibles a la situación en Malta, hasta ahora la Comisión ha ofrecido más palabras que hechos. Muchos planes y pocos resultados, y los resultados que esperamos con urgencia son dos: la inmediata restricción del flujo de inmigrantes y compartir de forma más justa la carga entre todas las partes.
Stefano Zappalà (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, no soy maltés, pero, al mismo tiempo que tomo nota de que la Comisión de Libertades Públicas está realizando un magnífico trabajo, lamento que la Presidencia finlandesa, que ha iniciado hoy su ejercicio, no esté presente; quizás sea por el partido, quizás por el horario o quizás por descuido (dado que entre los temas de la Presidencia finlandesa figura la inmigración), pero no está presente Por tanto, no puedo sino dirigirme al Comisario Frattini, que es sin duda el representante más importante de la Unión Europea que se interesa por este problema.
He tenido el placer y el honor de dirigir algunas visitas a varios países. Esta noche quisiera transmitir al Comisario Frattini un mensaje, de forma que lo comunique, y espero también que algún funcionario del Consejo tome nota y lo comunique a la Presidencia finlandesa. No quisiera hacer un discurso de tipo programático o de tipo político: «lo entiendo todo y soy consciente de todo».
Malta, Comisario Frattini, no es la que se dice, porque aquí los colegas malteses se comparan justamente con Alemania, Italia, España, etc., y allí hay personas detenidas injustamente. Hoy, en esta Cámara, hemos hablado de muchas cosas; esta gran Unión Europea valora los derechos de todos, incluso los de quienes cometen atentados, excepto los de esos miles de personas que están detenidas en Malta. Sobre esas personas tengo tantas cartas y SMS que podría escribir una novela.
Comisario Frattini, si este Consejo Europeo, esta Unión Europea, no quiere ser realmente hipócrita por lo que se refiere a Malta, debe sacar de allí a esa gente, detenida desde hace meses o incluso años.
Malta no está en condiciones de resolver el problema. Que la Unión Europea, los países grandes, se hagan cargo de sacar a esos 2 000 o 3 000 individuos que están corrompiendo Malta y la están convirtiendo en un país xenófobo, que, entre otras cosas, se está arrepintiendo de haber entrado en la Unión Europea. Evitemos este problema. Hagamos que esos presos sean trasladados de Malta a otros países mucho más grandes de la Unión Europea.
David Casa (PPE-DE). – (MT) Han pasado casi tres meses desde que este Parlamento aprobó una resolución de gran importancia. La resolución enumeraba los problemas con los que Malta se está enfrentando a raíz de la inmigración ilegal. Una resolución que ofreció soluciones plausibles, pero que desgraciadamente ha sido ignorada tanto por parte de la Comisión como del Consejo de Ministros.
El problema que tenemos ante nosotros hoy es mucho más crítico y grave que entonces; por desgracia, los esfuerzos de la Comisión hasta el momento han sido mínimos y no han tenido apenas efecto, por lo que no podemos decir que se hayan dado pasos positivos desde entonces. Estamos presenciando el desembarco de inmigrantes ilegales a diario. La solución no está en construir más centros de detención, porque estaríamos reduciendo Malta a una enorme prisión. Queremos que Europa asuma sus responsabilidades, queremos que la Comisión trate a cada país como se merece. No nos queda duda de que, debido a nuestro pequeño tamaño, el problema de Malta es el más grave de todos y requiere la mayor atención y de forma inmediata.
Nos prometieron acciones concretas, pero quiero afirmar que no ha pasado casi nada. Por ejemplo, en abril, ustedes prometieron supervisión marítima en la región, hoy me alegré al oír que decían que este asunto estaba resuelto. Pero, señor Comisario, ¿cuándo van a comenzar a funcionar esas patrullas en el Mediterráneo? La consecuencia es que, como han afirmado mis colegas Louis Grech y Simon Busuttil, más de cuatro mil inmigrantes ilegales han entrado en Malta en las últimas dos semanas. Es el equivalente a sesenta mil en Italia u ochenta mil en Alemania. Y este verano no ha hecho más que empezar. Tan solo piense, señor Comisario, en qué situación estaremos cuando acabe el año. Hoy le he oído hablar de planes aprobados para España, lo cual es excelente, pero con ello dice que Malta estará en la segunda fase; ¿cuándo comenzará esta segunda fase? ¿Cuándo sea demasiado tarde, señor Comisario?
Sí, los ciudadanos de Malta tienen razón al considerar que son palabras vacías, y se preguntan: ¿dónde está esa solidaridad de la que tanto hablan? ¿Cómo podemos esperar que Malta siga aguantando esta enorme carga por sí sola y cuándo vamos a pasar de las bonitas palabras a los hechos concretos? Los malteses se sienten frustrados y con razón, porque la situación es alarmante. Este es el momento de la verdad. Este es el momento de que la Comisión y el Consejo demuestren a los pequeños países como Malta que no serán discriminados por la Unión Europea.
Franco Frattini, Vicepresidente de la Comisión. (IT) Señor Presidente, Señorías, los diputados malteses tienen razón: debimos haber afrontado una serie de situaciones en paralelo, pero ellos saben que recientemente una misión técnica de la Comisión ha ido a Malta y ha mantenido contactos con el Gobierno local.
Como ya he dicho, estamos recabando la disponibilidad de los Estados miembros para poner en marcha la misión de patrulla en torno a las costas maltesas; hasta ahora, ocho Estados miembros han comunicado su disponibilidad para participar en esta segunda misión, tras la organizada para las Islas Canarias. Ocho Estados miembros es un número significativo, quizás no sean bastantes, pero hace unos días informé al Ministro Tonio Borg, Viceprimer Ministro maltés, de que en la reunión del Consejo de este mes podré darle indicaciones precisas sobre el momento concreto de la partida de esta misión.
Evidentemente, tienen razón, si tuviese los instrumentos y la flexibilidad que los sistemas burocráticos no me conceden, esta misión habría partido ya hace mucho tiempo.
El Presidente. El debate queda cerrado.
La votación se celebrará mañana a las 12.00 horas.
Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)
John Attard-Montalto (PSE). – (EN) Quisiera aprovechar esta oportunidad para llamar la atención del Parlamento Europeo sobre la difícil situación tanto de los malteses como de los inmigrantes irregulares en Malta. Todos se sienten abandonados por la Unión Europea.
Casi a diario, numerosos barcos cargados de inmigrantes irregulares llegan a nuestras costas. Ellos tienen suerte; muchos mueren ahogados en el camino. A Malta se le ha dejado sola para ocuparse de este grave problema. Todo el mundo en la UE, los Comisarios, los diputados al Parlamento, saben que no contamos con los medios. Pero se nos ha abandonado a nuestra suerte.
Evidentemente, se deja de lado a Malta a favor de países más grandes y con más influencia. Por supuesto que hemos recibido muchas condenas y mucha compasión, pero nada más.
Antes de nuestra adhesión a la Unión, solíamos oír a los representantes europeos alabar los principios sobre los que se construyó la Unión, principalmente el de la solidaridad. Poco a poco estamos llegando a la conclusión de que puede que sea solo retórica vacía. Me pregunto si Malta recibirá el mismo trato cuando, y no en caso de que, empecemos a disfrutar de la riqueza que yace bajo nuestras aguas. Estoy seguro de que entonces, como el muñeco de una caja de sorpresas, el principio de solidaridad volverá a salir a la superficie.
Bruno Gollnisch (NI). – (FR) En todos los países de la Unión se constata hoy el mismo fracaso con respecto a la integración de lo que se ha convertido en una forma universal de «marea migratoria».
La solución no es, como propone el informe, crear un enésimo fondo europeo, consagrado esta vez a la integración de los nacionales de terceros países, ni crear más programas que hagan hincapié en la promoción de la inmigración y la diversidad en la UE, ni tampoco alentar la participación política de los inmigrantes, en particular concediéndoles el derecho de voto en las elecciones locales y municipales. Tampoco consiste en rogar al Consejo que utilice la «cláusula pasarela» en virtud del apartado 2 del artículo 67 del Tratado para conferir al Parlamento poderes de codecisión en los ámbitos de la integración y la inmigración legal. Los Estados miembros deben negarse a perder todavía más competencias en materia de defensa de su identidad y seguridad de sus fronteras. La filosofía ultraliberal y proinmigracionista de Bruselas conduce a la catástrofe, como podemos ver en todas partes. La estrategia europea debe limitarse a la celebración de acuerdos de cooperación con los países de origen con vistas a una política de retorno y, por último, centrarse en la intensificación de los controles en sus fronteras exteriores.
Magda Kósáné Kovács (PSE). – (HU) Acogemos con agrado la propuesta de la Comisión, puesto que el objetivo de introducir un sistema de información mutua en el campo de la inmigración y el asilo consiste en evitar tensiones entre los Estados miembros y reforzar la cooperación.
Felicito al ponente por presentar un informe progresivo y que desarrolla la propuesta aún más.
La organización de la coordinación a escala política podría crear un foro para que los Gobiernos lleguen a un acuerdo antes de tomar decisiones, con lo que se aunarían las leyes de los distintos Estados miembros.
Acojo también con agrado que la Comisión esté preparando un resumen de la legislación aprobada por los Estados miembros, que servirá para ofrecer una visión general de la legislación en vigor dentro de la Unión Europea, permitiéndonos evaluar la actividad de los Estados miembros con una perspectiva comunitaria.
Asimismo, estuvimos de acuerdo en que el documento redactado por la Comisión se debe presentar a la comisión del Parlamento responsable de tales asuntos, así como al Consejo, el cual abrirá un debate de mayor amplitud, además de fortalecer la función del Parlamento.
En lo que respecta a la transparencia, nos parece aceptable que en el plano político, mientras se intenta lograr el acuerdo de antemano entre los Estados miembros, la información en la red se trate con confidencialidad hasta que se alcance un verdadero acuerdo. A su vez, con el objetivo de informar a los ciudadanos y poder comparar las distintas legislaciones, las leyes ya aprobadas, las sentencias y las traducciones deben ponerse a disposición de todos.
En lo relativo a las lenguas, sin embargo, debemos aceptar que existen lenguas oficiales sumamente importantes en la Unión Europea, junto a otras lenguas oficiales de menor uso. Por tanto, las leyes, su evaluación y análisis se deben traducir a la lengua oficial de cada Estado miembro, así como a las tres lenguas más utilizadas, ya que más sería innecesario.
Carl Lang (NI). – (FR) Según los textos que se nos han propuesto, Europa es «inhospitalaria con los inmigrantes».
Resulta difícil de creer cuando uno ve por obra de su iniciador, el Ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, Francia se ha convertido en la campeona de la inmigración selectiva y de la discriminación positiva a favor de minorías visibles, supongo que por oposición a la mayoría autóctona europea «invisible», y cuando nos enteramos de que extranjeros que viven ilegalmente en Francia están alojados en centros de acogida o en hoteles, son alimentados, sus hijos están escolarizados y disfrutan de la ayuda médica del Estado (AME) gratuita, lo que no es el caso de los franceses autóctonos, que muy a menudo deben arreglárselas complemente solos para encontrar un techo, comida y trabajo.
En Italia, España y Francia decenas y centenares de miles de inmigrantes clandestinos obtienen regularmente permisos de residencia y trabajo y de este modo pueden circular impunemente por toda Europa. En todas las ciudades de clase media de Francia surgen «padrinos» y «madrinas» de jóvenes extranjeros cuyos padres se encuentran ilegalmente en el país y se oponen a su deportación.
¿Es inhospitalaria Europa? Al contrario, es hora de poner fin a todas estas locuras inmigracionistas e integracionistas de los dirigentes franceses y europeos.
Marianne Mikko (PSE). – (ET) El informe de Stavros Lambrinidis es necesario y oportuno. Los problemas que sufren los inmigrantes son los mismos en toda Europa.
A ambos lados del Telón de Acero, la labor de reconstrucción tras la guerra en los Estados miembros de la Unión Europea tuvo lugar con mano de obra extranjera. Los países democráticos confiaban principalmente en la inmigración espontánea, aunque Alemania también realizó algunas actividades de contratación en Turquía, con aprobación oficial.
A su vez, la Unión Soviética combinó las tareas de reconstrucción en los Estados Bálticos con una política activa de «rusificación». La industria pesada y la minería de Estonia comenzaron su andadura sobre todo gracias a mano de obra no cualificada importada de Rusia. Como consecuencia de las actividades de las autoridades soviéticas, los inmigrantes pronto sumaron casi un tercio de la población.
Tras la restauración de la independencia de Estonia, nos vimos ante una tarea de integración de gran dificultad. La mayor dificultad era la opinión inculcada a conciencia en los recién llegados de que una pequeña nación como Estonia era inviable sin el apoyo de su gran vecino y que los inmigrantes del este eran representantes de una cultura superior.
Quince años después, nuestro problema de integración ha perdido casi toda su gravedad. La experiencia de Estonia demuestra que el establecimiento de reglas de juego claras y la asociación de integración con ventajas definidas y tangibles pueden ayudar a superar mayores dificultades.
Gran parte de las medidas sugeridas en el informe son necesarias. La única pregunta se refiere a las proporciones de la investigación, el debate y las actividades concretas.
Debemos implicar de una vez por todas a los representantes de grupos de inmigrantes, incluyendo a todos los que sea posible. No debemos, sin embargo, permitir que este debate se considere una mera tertulia. Todos los participantes en el proceso, tanto representantes de los países de acogida como los líderes de opinión de los inmigrantes, deben recibir tareas definidas que realizar. Y la acción se debe emprender inmediatamente, sin esperar un gran plan que lo abarque todo y la finalización de un sistema de evaluación.