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Textos presentados :

RC-B6-0400/2006

Debates :

PV 06/07/2006 - 13.1
CRE 06/07/2006 - 13.1

Votaciones :

PV 06/07/2006 - 14.1
CRE 06/07/2006 - 14.1

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Jueves 6 de julio de 2006 - Estrasburgo Edición DO

13.1. Somalia (debate)
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate de seis propuestas de resolución sobre Somalia.(1)

 
  
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  Alyn Smith (Verts/ALE), autor. – (EN) Señor Presidente, me complace iniciar este debate que estoy seguro de que, como de costumbre, contará con un acuerdo significativo de todas las partes de esta Cámara. Me atrevo a decir que también tendremos un acuerdo considerable con el Comisario, aunque yo señalaría que la Comisión suele estar de acuerdo con nosotros y esto es alentador.

Como diputado originario de las Islas Británicas, aunque procedo de la tradición política europea escocesa y no de la anglosajona, pido al Comisario Mandelson que participe en algún debate con nosotros hoy, a diferencia de sus colegas de la Comisión. ¿Puede señalar particularmente qué piensa la Comisión de los apartados 8 y 6 de esta propuesta de resolución y, sobre todo, qué va a hacer con respecto a ellos?

Es difícil mirar a Somalia y no sentir otra cosa que tristeza y frustración. Nos presenta un dilema fundamental. Si los ciudadanos de ese país, abandonados a sus propios recursos, hacen las cosas mal, al menos en opinión nuestra, ¿qué podemos hacer realmente para intervenir y gobernar su país?

La intervención militar no es nuestro estilo. No tenemos el estómago o las ganas para hacerlo, ni de hecho tampoco los medios para una acción de ese tipo. ¿Qué podemos hacer? En mi calidad de escocés, admiro el papel que Suecia y Noruega, pequeños países independientes del norte de Europa, han desempeñado en la promoción del diálogo en Somalia y entre los partidos existentes. Como persona humanitaria, me enorgullece la ayuda humanitaria que hemos dado. Las conversaciones en el Grupo de Contacto internacional para Somalia, formado recientemente, serán cruciales para la estrategia que contempla esta propuesta. Las conversaciones en ese grupo son la única vía abierta para encontrar una solución. La continuidad del diálogo, dulcificado por la ayuda a aquellos que más la necesitan, es la forma europea y, a largo plazo, es de lejos la más efectiva.

Somalia acaba de dar un giro a peor. Esperemos que el Parlamento, junto con la Comisión y el Consejo, pueda ayudarle a situarse en la senda correcta. Estoy muy interesado en escuchar a nuestro Comisario sobre el modo en que la Comisión va a encabezar esos esfuerzos, y le aseguro el apoyo de esta Cámara.

 
  
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  Tobias Pflüger (GUE/NGL), autor. (DE) Señor Presidente, al examinar el caso de Somalia creo que vale la pena echar la vista atrás a su historia. Lo que Occidente ha hecho a Somalia ha sido aplicar todas las malas políticas imaginables. Recordemos la intervención de 1993, que terminó en un fiasco. Alemania había estacionado tropas en el país, que supuestamente iban a apoyar a las tropas indias, pero estas en realidad nunca aparecieron por allí. Tenemos que admitir que tan pronto como se retiraron las tropas dejó prácticamente de haber interés alguno por Somalia.

Las cosas en Somalia se han reorganizado ahora por sí solas. La coalición, cuyos miembros son calificados de islamistas, han logrado, sin prisa pero sin pausa, el predominio militar, y las tropas que según la prensa reciben el apoyo de los Estados Unidos –la Alianza de los Señores de la Guerra– se han visto obligadas a retroceder cada vez más. Está claro que el Gobierno de los Estados Unidos, en particular, ha apostado por el caballo equivocado y ahora ve cómo sus políticas están haciendo agua. La pregunta que se plantea ahora es qué puede hacer la Unión Europea en esta situación. Sería un completo error apoyar a una de las partes del conflicto sobre el terreno, pero sobre todo conviene subrayar que puesto que en este momento Etiopía y Eritrea tienen un interés manifiesto y considerable en utilizar territorio somalí para saldar sus diferencias mediante la fuerza de las armas, es muy importante que la Unión Europea, a través de los canales diplomáticos, deje bien claro a ambas partes que esto no es aceptable.

Tal como están las cosas en la actualidad, no le veo ningún sentido a una intervención militar extranjera en Somalia, donde algunas regiones son estables; una de ellas es Somalilandia. Por este motivo no hay que enviar tropas ni prestar apoyo alguno para su despliegue, pues de lo contrario acabaremos de nuevo en lo que ha sucedido ya en demasiadas ocasiones, a saber, la creación de un monstruo de Frankenstein por el hecho de haber apoyado a uno u otro grupo que luego termina haciendo aquello que precisamente debería evitarse. Por tanto, pido que cualquier acción que se emprenda allí por parte de la Unión Europea sea de carácter diplomático.

 
  
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  Simon Coveney (PPE-DE), autor. – (EN) Señor Presidente, Somalia no ha tenido un Gobierno efectivo desde hace más de 15 años. En su lugar hemos visto una cruel y trágica guerra civil entre las facciones enfrentadas, las milicias islámicas y los grupos controlados por los señores de la guerra rivales.

El 4 de junio de 2006, para sorpresa de muchos, la milicia de los Tribunales Islámicos se hizo con el control de gran parte del sur de Somalia, incluida la capital, Mogadiscio, ahora parcialmente destruida, expulsando a los poderosos líderes de la facción que venía controlando Mogadiscio desde 1991, cuando fue derrocada la administración central. Esto ha cambiado dramáticamente el panorama político de la región y el traspaso de poder ha dejado al mundo exterior en la incertidumbre sobre con quién debe o puede negociar y desarrollar una relación.

Lo que hace falta es que la UE reconozca lo que ha pasado y apoye la labor que ha venido realizando hasta la fecha la Liga Árabe, por ejemplo, que emprendió un diálogo en Jartum el 22 de junio entre las instituciones del Gobierno Federal de Transición y la Unión de Tribunales Islámicos, que controla el sur. Han acordado hasta ahora no luchar entre sí y comprometerse a dialogar por la paz y la reconciliación.

También tenemos que apoyar los esfuerzos de la Unión Africana para supervisar y, si es preciso, imponer la paz para proteger a los civiles.

La verdad es que existe una honda preocupación en varios aspectos. La primera preocupación es qué hacer con la Unión de Tribunales Islámicos. ¿Es un órgano en el que se puede confiar y un interlocutor para el debate pacífico? Sé que los Estados Unidos han abierto hace poco un diálogo con varias partes sobre posibles medidas de creación de confianza. La otra preocupación, más real, es que para lograr la estabilidad y el final de la violencia, gran parte de la población se verá sometida a una ley islámica estricta y fundamentalista. Esto es muy preocupante y la inquietud está fundada.

Los informes de los medios de comunicación de ayer sobre una campaña contra el cine en la región somalí de Galgadud, donde dos personas murieron acribilladas tras unas protestas en respuesta al cierre de una sala de cine, son alarmantes. También ayer, los Tribunales Islámicos juraron practicar la ley sharía en todo el país y, particularmente, en Mogadiscio.

El jeque Abdula, uno de los cofundadores de la Unión, dijo ayer: «El que no reza será considerado un infiel y nuestra ley sharía nos ordena matar a esa persona.» Ese tipo de lenguaje es incendiario y peligroso. La UE debe seguir de cerca lo que está pasando y sopesar cuidadosamente a quiénes apoya.

 
  
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  Marios Matsakis (ALDE), autor. – (EN) Señor Presidente, señor Comisario, hace ya muchos años el pueblo de Somalia viene sufriendo la plaga de la guerra civil y esta Cámara, muy preocupada por la violación de los derechos humanos, ha aprobado en el pasado una serie de resoluciones sobre ese país.

La ausencia prolongada de un Gobierno efectivo en ese país ha generado un vacío anárquico con respecto al poder central. Debido a ello, las milicias de los Tribunales Islámicos y varias facciones radicales están luchando por el control de partes de Somalia, a costa, como es inevitable en estos casos, de la seguridad y el bienestar de civiles inocentes.

Especialmente preocupantes y dignos de condena han sido los recientes combates en Mogadiscio y sus alrededores y en la región de Chouhar. Si bien expresa su apoyo a las iniciativas de las Naciones Unidas, la Unión Africana, la Liga Árabe y la IGAD para llevar la paz y la reconciliación a Somalia, esta propuesta de resolución conjunta hace un llamamiento a todas las partes implicadas en la devastadora guerra fratricida de esa nación para intentar buscar el sendero del diálogo y la paz y ofrecer la cooperación necesaria al Gobierno federal de transición y al Parlamento en su calidad de autoridades centrales legítimas, regidas en el marco de la Carta Federal de Transición. Al mismo tiempo, urge a la comunidad internacional y a la UE a incrementar su ayuda, especialmente a través de la ayuda humanitaria a Somalia.

Esperamos que finalmente este pobre país en vías de desarrollo comience gradualmente a encontrar un camino decidido hacia la paz y prosperidad que tanto urgen en beneficio de todos sus ciudadanos.

 
  
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  Ana Maria Gomes (PSE), autora. – (EN) Señor Presidente, el Cuerno de África es víctima de desastrosos fracasos políticos, no solo en lo que atañe a la formación de los poderes locales, sino también debido a una serie de acciones internacionales descaminadas y sobre todo a la inacción.

La trágica situación de Somalia es tan solo el ejemplo más flagrante. La dilación por parte del régimen etíope de la resolución de la cuestión fronteriza con Eritrea y el terrible historial de derechos humanos, democracia y desarrollo de los regímenes tanto en Asmara como en Addis Abeba son otro triste ejemplo del abandono internacional de la región. Por eso no es de extrañar que los terroristas internacionales estén sacando ventaja de tanto conflicto en una región tan anárquica. Parece que están obteniendo más de lo que desean para sus propósitos asesinos.

Se rumorea que el Gobierno del Primer Ministro Meles Zenawi está llevando a la IGAD a violar el embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Somalia. Está enviando cientos de miles de tropas a Baidoa. La semana pasada estuve en Washington y Nueva York y fuentes importantes de la administración y de las Naciones Unidas me confirmaron que el ejército etíope se está preparando para marchar incluso más allá, hacia Mogadiscio. Cuentan con el respaldo y el beneplácito de los Estados Unidos en una política muy descaminada. Es como si no se hubiese aprendido la lección del último fiasco que llevó a los Tribunales Islámicos al poder en Mogadiscio.

Esto proporcionará todavía más razones para las acciones terroristas de Al Qaeda. Podría reavivarse el conflicto fronterizo entre Eritrea y Etiopía, no solo en Somalia, sino en toda la región. Podría haber más rebeliones en el interior de Etiopía, con peligro de desintegración de este país. La UE debe intervenir y yo quisiera urgir al Consejo y a la Comisión a desaconsejar enérgicamente esta interferencia y asegurar que el Grupo de Contacto sobre Somalia reciba todo el apoyo que necesita para trabajar a favor de una solución política que no fracase como lo han hecho los 14 intentos anteriores.

 
  
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  Cristiana Muscardini (UEN), autora. (IT) Señor Presidente, Señorías, Europa no ha mostrado suficiente convicción a la hora de apoyar los esfuerzos por reestablecer la paz y la democracia en el seno de las instituciones creadas por la Conferencia para la Reconciliación Nacional, celebrada en septiembre de 2003 en Nairobi. Fue en esta Conferencia donde se adoptó la Carta Federal de Transición.

La toma de posesión del Parlamento federal; la elección del Presidente del Parlamento y de sus Vicepresidentes; el nombramiento por el Parlamento, el 10 de octubre de 2004, de Abdullah Yusuf Ahmed como Presidente de la República y el nombramiento del Primer Ministro del Gobierno federal fueron pasos importantes, pero la ayuda y el apoyo que prestó la Unión fue demasiado vacilante y la falta de acción inmediata para ayudar a la población dejó el camino expedito para el resurgimiento del fundamentalismo radical, lo que supone un riesgo cada vez mayor porque está asociado con el terrorismo.

Desde 1991, la guerra civil ha bañado de sangre Mogadiscio y las zonas adyacentes, con consecuencias devastadoras para la población. En el pasado, el terrorismo mundial y regional, con campos de entrenamiento en Somalia, ha organizado los atentados de Nairobi, Dar es Salaam y Mombasa, y en los últimos días, en Mogadiscio, la Unión de Tribunales Islámicos ha ejecutado al menos a 350 civiles.

Nosotros, en este Parlamento, hemos seguido durante muchos años insistiendo en la necesidad de que Europa preste más atención a los problemas de Somalia y a su deseo de convertirse de nuevo en un Estado democrático. Una gran mayoría del Parlamento federal ha dado su apoyo en los últimos días a las fuerzas internacionales de paz que intervienen en Somalia en el marco del plan de seguridad nacional. Se trata de un intento de responder a los tribunales islámicos.

Necesitamos permanecer alertas ante el peligro que supone el plan de desestabilización política implementado en toda África por la amplia red de extremismo internacional y el que comporta el mensaje de Osama Bin Laden, que apoya al Consejo Supremo de Tribunales Islámicos de Somalia y que se opone al presidente legítimo de la República. La Unión y la comunidad internacional deben apoyar y proteger el papel que desempeña el Presidente Abdullah Yusuf Ahmed en su país a través del diálogo constante entre las instituciones y la sociedad civil, cuyo objetivo es establecer el federalismo en Somalia, a la vez que se respetan las identidades y derechos de las minorías.

Pedimos que el Consejo de Seguridad levante parcialmente el embargo de armas en Somalia para que así pueda haber un refuerzo legítimo de las fuerzas de seguridad nacional y para que la comunidad internacional consolide la iniciativa antiterrorista de los presidentes de África Oriental, creada en 2003. También deben aplicarse medidas encaminadas a contrarrestar el peligroso efecto dominó del terrorismo en todo el Cuerno de África.

La Unión debe nombrar un enviado especial para el Cuerno de África y establecer formalmente una representación diplomática somalí en Bruselas. Existe la necesidad urgente de acelerar nuestros esfuerzos por apoyar al Presidente, al Parlamento, al Gobierno, al sistema judicial y a las fuerzas de seguridad, así como para proteger la salud y las vidas de la población somalí.

 
  
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  Józef Pinior, en nombre del Grupo del PSE. (PL) Señor Presidente, en el sur de Somalia impera el Gobierno de la Unión de Tribunales Islámicos. Desde principios de julio de este año, las fuerzas radicales han ido ganando cada vez mayor influencia en el territorio controlado por la Unión. El nuevo líder del Consejo de Tribunales Islámicos es el jeque Hasán Dahir Aueys, clérigo musulmán radical de 60 años de edad. El jeque Aueys es sospechoso de colaborar con Al Qaeda. Tras el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos incluyeron al jeque Aueys a su lista negra de terroristas internacionales.

El jeque Aueys no reconoce al Gobierno de Somalia auspiciado por la ONU, con el que el jeque Sharif Ahmed, primer líder del Consejo de Tribunales Islámicos y considerado un moderado relativo, firmó un tratado de paz tras asumir el poder en Mogadiscio. Las facciones islamistas han anunciado su intención de hacerse con el poder en toda Somalia y existe el peligro real de que la Unión de Tribunales Islámicos ataque la parte norte del país, que hasta ahora se ha considerado una región relativamente pacífica. Dicha región está formada por provincias que están divididas en dos regiones autónomas, Somalilandia y Puntlandia, que cuentan en sus costas con puertos estratégicos. Estas acciones significarían que Somalia podría convertirse en otro Afganistán gobernado por los talibanes.

La situación de los derechos humanos en el territorio controlado por la Unión de Tribunales Islámicos se ha deteriorado hasta un punto dramático. La semana pasada, Martin Adler, periodista independiente sueco, fue asesinado en un mitin organizado por los partidarios del jeque Aueys. Uno de los primeros decretos aprobados por los radicales islámicos en Mogadiscio fue una orden de cerrar los cines y espacios donde se iba a mostrar la Copa mundial de Fútbol. Las agencias de prensa informan de que la policía militar islámica disparó a dos personas e hirió a otras cuatro durante el partido Alemania-Italia. El propietario del cine y una joven fueron asesinados cuando el cine donde se estaba mostrando el partido fue atacado con armas de fuego.

 
  
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  Luca Romagnoli (NI). – (IT) Señor Presidente, Señorías, si queremos evitar la radicalización del conflicto en Somalia, sería conveniente que los Tribunales Islámicos desempeñaran un papel dentro de las instituciones de transición del país. Es crucial reforzar las instituciones de Somalia reconociendo que los Tribunales han apoyado el sistema, al menos hasta ahora, para acabar con los llamados señores de la guerra, que los Gobiernos de los Estados Unidos han tolerado y posteriormente apoyado.

La Unión Europea debería volver a tener un papel preponderante en África, al igual que Italia debería tenerlo en Somalia y en todo el Cuerno de África en virtud de sus precedentes históricos. Por ejemplo, deberíamos levantar la prohibición sobre los inmigrantes somalíes que entran en Italia, que es algo que quiso el señor Dini. La prohibición debilitó meramente las buenas relaciones entre Italia y Somalia e hizo que los somalíes se dispersaran por países de toda Europa excepto Italia, adonde los vínculos y responsabilidades históricas deberían haberles animado a ir. Italia acoge a inmigrantes de muchos países con los que ni comparte responsabilidades históricas que se remonten a la época colonial ni afinidades culturales, mientras ignora a Somalia.

Tendría mucho más sentido que cada país europeo asumiera las necesidades de sus antiguas colonias respectivas, y también debería otorgarse obviamente a cada país un mandato de protectorado internacional sobre esos países.

 
  
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  Marek Aleksander Czarnecki (NI). – (PL) Señor Presidente, me gustaría expresar mi gran preocupación ante la incesante guerra civil en Somalia.

Somalia no ha tenido un Gobierno nacional efectivo desde hace más de 15 años. Esta situación es una grave amenaza para el proceso de paz y reconciliación en ese país. También constituye una amenaza para la seguridad y estabilidad en toda la región del Cuerno de África. Debemos condenar de forma inequívoca los recientes enfrentamientos en Mogadiscio y los sucesos en Johwar y en otras partes del país, que se han cobrado las vidas de muchos somalíes. Al mismo tiempo, debemos apelar para que no se adopten medidas que puedan provocar una escalada de las tensiones. Debemos llamar a que continúe el diálogo y para que el Gobierno federal provisional y el Parlamento, que son las autoridades centrales que gobiernan Somalia sobre la base de una ley federal temporal, participen en los esfuerzos de cooperación.

Tampoco debemos olvidar el suministro de ayuda humanitaria al pueblo somalí, destinada a ayudar a los desplazados y a las comunidades necesitadas. Por tanto, deberíamos apoyar todas las medidas adoptadas en apoyo del Derecho humanitario internacional y para garantizar el acceso de las agencias de ayuda humanitaria a las comunidades que requieren esa ayuda, así como la seguridad del personal que trabaja para las organizaciones humanitarias.

 
  
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  Peter Mandelson, miembro de la Comisión (EN) Señor Presidente, este Parlamento y la Comisión coinciden sin duda en la necesidad de buscar una existencia pacífica y democrática para el pueblo de Somalia. Esto es lo que se ha dicho esta tarde en el debate, tras la original introducción del señor Smith sobre este tema. Espero poder responder a los apartados 6 y 8 en particular, sobre la gobernanza y la creación de instituciones en Somalia y la protección de la ayuda humanitaria y de los trabajadores de la ayuda humanitaria, como me ha solicitado.

El debate de hoy sobre Somalia es oportuno, pues la situación del país y de la región en su conjunto sigue siendo muy frágil. La Comisión está muy preocupada por el riesgo de que Somalia vuelva a caer en la guerra y el caos.

Desde la creación de las Instituciones de Transición en 2004, la Comisión ha venido encabezando los esfuerzos de la comunidad internacional por apoyar a las Instituciones Federales de Transición somalíes. Mi colega, el señor Michel, sigue la situación muy de cerca y está en contacto regularmente con el Presidente Yusuf y el Primer Ministro Ghedi, de Somalia, así como con los líderes de la región.

Quiero centrar mi intervención en tres aspectos principales: en primer lugar, la situación actual del diálogo entre las Instituciones Federales de Transición y el Consejo de los Tribunales Islámicos; en segundo lugar, la dimensión regional de la crisis de Somalia y, en tercer lugar, el alcance del apoyo de la Comisión al proceso de paz como el medio más valioso para fomentar el respeto de los principios democráticos, los derechos humanos y el Estado de Derecho.

En lo que respecta al primero, es decir, la situación actual del diálogo entre las instituciones y los Tribunales Islámicos, el 22 de junio el Gobierno Federal de Transición y los representantes de la Unión de Tribunales Islámicos se reunieron en Jartum y lograron un acuerdo de principio para entablar un diálogo, reconocerse mutuamente y reunirse para futuras conversaciones sustanciales el 15 de julio, nuevamente en Jartum. Este acuerdo fue acogido con satisfacción por el Alto Representante Solana y por la Comisión. La Comisión opina que existe una oportunidad para un diálogo político intersomalí y es crucial incluir a los Tribunales Islámicos con el objetivo de lograr un solución política en el marco de las Instituciones Federales de Transición.

Enfrentarse a los Tribunales Islámicos no es la solución: no solo radicalizaría las posiciones de todos los implicados, sino que además ofrecería una oportunidad a los extremistas para impulsar su plan de creación de un Estado islámico, introducir la ley sharía y dar cobijo a las células de Al Qaeda.

En segundo lugar, la dimensión regional de la crisis de Somalia es crucial. Es esencial que todos los socios regionales muestren unidad de propósito y se comprometan constructivamente en el proceso de paz somalí. Las intervenciones desestabilizadoras en los asuntos somalíes por parte de otros países de la región deben rechazarse y condenarse.

Nos hemos comprometido a colaborar estrechamente y apoyar las iniciativas de la IGAD, la Unión Africana y la Liga de Estados Árabes para encontrar una solución política a la crisis, tal como nos ha pedido el señor Coveney. La Comisión pretende incluir a Somalia en una estrategia regional más amplia a favor de la paz, la seguridad y el desarrollo del Cuerno de África. El Comisario Michel presentó el borrador de esa estrategia a los Jefes de Estado de la IGAD el pasado mes de febrero.

Finalmente, la Comisión es la principal donante de ayuda a Somalia, con un programa global en curso de 300 millones de euros. Hemos apoyado la Conferencia de Reconciliación Nacional de Somalia y la creación de las Instituciones Federales de Transición y ahora tratamos de seguir mejorando el funcionamiento de las Instituciones de Transición.

El 28 de mayo de 2006, el Presidente Barroso y el Comisario Michel firmaron un Memorando de Entendimiento con el Gobierno Federal de Transición. Puedo confirmar que la Comisión pretende facilitar inmediatamente 22 millones de euros en pro de las prioridades a corto plazo en materia de gobernanza y creación de capacidad fijadas por el Gobierno Federal de Transición.

Seguimos apoyando de forma inequívoca el proceso de paz. El brazo humanitario de la Comisión, ECHO, también presta ayuda humanitaria directa a la población civil afectada por los combates, así como por las consecuencias de la sequía. Todos tienen la responsabilidad de garantizar la entrega segura de esa ayuda humanitaria y la custodia y seguridad de los trabajadores humanitarios, todos ellos dedicados a esta valiosísima labor.

 
  
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  El Presidente. – El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar al término de los debates de esta tarde.

 
  

(1)Cf. Acta.

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