El Presidente. El siguiente punto son las Declaraciones del Consejo y de la Comisión sobre la situación en Oriente Próximo.
Erkki Tuomioja, Presidente en ejercicio del Consejo. (EN) Señor Presidente, la última crisis en Oriente Próximo durante el verano es la primera en la que la Unión Europea se convierte en el actor internacional sobre el que se han depositado las más altas esperanzas y expectativas, sobre todo por parte de la población y el Gobierno libanés, aunque también, y de forma más generalizada, por toda aquella región.
Me complace manifestar que la UE ha conseguido estar a la altura de dichas expectativas y desempeñar un papel importante, incluso destacado, en el fin de las hostilidades, el mantenimiento del alto el fuego y en los esfuerzos realizados por impulsar el proceso político necesario para consolidar la paz.
El Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores ha celebrado en agosto dos reuniones extraordinarias. En nuestra reunión del 1 de agosto logramos ponernos de acuerdo en torno a las conclusiones. Se consiguió dentro de un ambiente altamente constructivo, desmintiendo algunas informaciones de prensa totalmente erróneas. La esencia de tales conclusiones se convirtió posteriormente en la base de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que estableció el alto el fuego, esbozó el acuerdo político necesario para restaurar la integridad y soberanía plenas del Líbano y creó la nueva fuerza FPNUL Mark 2, imprescindible para garantizar la puesta en práctica de la resolución.
No cabe achacar a la UE la enorme tardanza en aprobar la resolución, al tiempo que todos los días el conflicto ocasionaba nuevas bajas civiles, sufrimientos y destrucciones innecesarias, sin que nadie consiguiera aproximarse lo más mínimo a la consecución de los objetivos políticos o militares por los que estaban luchando. De hecho, la lección principal que cabe extraer de este conflicto es que no existen soluciones militares ni unilaterales a ninguno de los asuntos y conflictos pendientes en Oriente Próximo.
El papel de los Estados miembros de la UE ha seguido siendo crucial desde el momento de la aprobación de la resolución 1701. Durante nuestra segunda reunión extraordinaria del Consejo, el 25 de agosto, a la que también asistió Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, fuimos capaces de garantizar la posibilidad de dotar y desplegar la FPNUL, al responder los Estados miembros de la UE a la solicitud de las Naciones Unidas de aportar hasta 7 000 efectivos. En dicha reunión también quedó confirmado que Francia, y a partir de febrero próximo Italia, asumiría la responsabilidad de dirigir la operación.
La FPNUL no es una operación de la UE y es importante que otros miembros de las Naciones Unidas, incluidos sobre todo muchos países islámicos, contribuyan a la operación. Ya se han desplegado las primeras fuerzas italianas y tropas francesas adicionales.
Es necesario trasladar rápidamente las tropas a la zona con el fin de evitar un vacío de seguridad mientras se retiran las FDI y las fuerzas armadas libaneses se despliegan gradualmente en el sur del Líbano. Al objeto de restaurar la paz y la seguridad, la misión de la FPNUL consiste en garantizar la retirada del sur del Líbano y ayudar al Gobierno y al ejército libanés a ejercer su autoridad sobre dicha zona y en la totalidad del Líbano. Al tiempo que el ejército libanés se encarga del desarme de Hezbolá, la FPNUL tendrá la importante misión de garantizar la llegada de la ayuda humanitaria, controlar el alto el fuego y estar preparada para hacer frente a cualquiera que intente quebrantar la paz.
El alto el fuego ha sido respetado, al margen de algunos incidentes deplorables. El Gobierno libanés permanece unido y todos los partidos políticos, incluido Hezbolá, han comprometido su apoyo a la resolución 1701 y los acuerdos políticos que conlleva.
El papel de la Unión Europea en lo referente a la ayuda humanitaria y la pronta recuperación y reconstrucción del Libano ha sido memorable. La Conferencia de Donantes reunida en Estocolmo la semana pasada ha constituido un éxito notable. La respuesta de la Unión Europea en el ámbito de la ayuda humanitaria ha sido inmediata y significativa. La ayuda humanitaria total comprometida u otorgada de hecho por la Comunidad Europea y los Estados miembros asciende aproximadamente a 330 millones de euros, es decir, más de un tercio de los ofrecimientos realizados en Estocolmo. Nos hallamos ya en condiciones de centrarnos más en el la rápida recuperación y el fortalecimiento de las facultades locales.
Todos nuestros esfuerzos –el acuerdo político, la reconstrucción y el apoyo a la integridad y soberanía del Líbano merced a la presencia de una FPNUL fuerte– resultan esenciales para la paz y la estabilidad en aquel país. Es igualmente esencial que apoyen estas medidas los agentes externos y los países vecinos. Por esta razón, hemos de estar dispuestos a involucrar a Siria, que bien puede comportarse como un socio constructivo o como un aguafiestas. Eso marcará asimismo el futuro de las relaciones de la UE con Siria. En mis contactos personales con Siria, así como en reuniones con otros, hemos acogido con agrado la intención y la disposición manifestadas por Siria con respecto a la resolución 1701 y a brindar apoyo a su ejecución, además de mostrarse constructivos en el contexto de un amplio proceso de paz en Oriente Próximo.
Para todos los miembros del Consejo siempre ha estado muy claro que no puede existir una estabilidad y una paz duraderas en el Líbano, ni en ningún otro punto de la región, sin una reanudación del proceso de paz entre Israel y Palestina sobre la base de la «Hoja de Ruta» y su objetivo de la solución de dos Estados, permitiendo a Israel vivir en paz y seguridad junto a un Estado palestino independiente y viable.
Por desgracia, son muchos los aspectos de la «Hoja de Ruta» que han sido y siguen siendo objetados. Existe un punto muerto a partir de las elecciones palestinas de enero, que nuestros observadores electorales, encabezados por su colega, la señora De Keyser, han calificado inequívocamente de libres y justas.
Para que continúe el proceso de paz, es esencial que el pueblo y los partidos constituyentes de Palestina permanezcan comprometidos con la ausencia de violencia, el reconocimiento de Israel y la detención de todas las actividades terroristas. Hemos sido testigos de una situación incierta en la que la comunidad internacional ha tenido que suspender su ayuda directa a la Administración Palestina, al tiempo que intentaba garantizar que se cubrieran las necesidades humanitarias de los palestinos y que se preservase su acceso a la educación y los servicios médicos. Esa ha sido la ardua tarea del mecanismo internacional temporal creado por la UE a petición del «Cuarteto», que no se ha visto facilitada lo más mínimo por la negativa de Israel al desembolso de los ingresos fiscales y aduaneros que ascienden actualmente a más de 500 millones de dólares a favor de la Administración Palestina.
No obstante, como su nombre indica, el mecanismo internacional temporal solo es un dispositivo pasajero. Tenemos que salir de este punto muerto. Tenemos que conseguir que se produzca la liberación incondicional de todos los soldados israelíes secuestrados y de los legisladores y ministros palestinos arrestados. Pero sobre todo necesitamos un Gobierno palestino de amplia base que declare su firme decisión de respetar todos los compromisos adquiridos por la Administración Palestina y que sea capaz de actuar como un asociado fiable con el que nadie rehúse negociar.
No es preciso que volvamos a inventar la rueda para el proceso de paz. Todos los elementos necesarios son bien conocidos y se encuentran en la «Hoja de Ruta» y demás documentos. Pero poner estos asuntos en orden sigue siendo difícil.
En nuestros debates en la Gymnich celebrada en Lappeenranta la semana pasada estuvimos totalmente de acuerdo en que la UE tiene que adoptar ahora un papel activo en la puesta en marcha del proceso de paz. Sin embargo, aunque la UE actúe de una manera unida, cohesionada y efectiva, resulta evidente que no podemos conseguir la paz tan solo a base de nuestro esfuerzo. Tenemos que trabajar en estrecha colaboración con nuestros socios en el «Cuarteto», y concretamente con los Estados Unidos, así como con la Liga Árabe, cuya renovada decisión de participar en el proceso merece nuestro aplauso. Ante todo, necesitamos desde luego instar a las partes a que se sienten a la mesa y se comprometan en serio con las negociaciones.
Desde hace mucho tiempo, los habitantes de la región no desean más que paz y seguridad y se han sentido cada vez más defraudados por la incapacidad o incluso la falta de voluntad de sus dirigentes para lograrlas, favoreciendo con ello un clima que ha permitido que prosperara el extremismo. Por consiguiente, es necesario que la UE y otros agentes induzcan, persuadan, empujen y presionen a las partes y estén dispuestos, donde y cuando sea necesario, a participar también sobre el terreno. La UE ya lo está haciendo, con la aprobación de las partes, en la misión EU BAM de Rafá y la misión EUPOL COPPS en los territorios. Por desgracia, los pasos fronterizos de Rafá y Karni han estado realmente cerrados durante los últimos meses e Israel no ha respondido a nuestras repetidas demandas de que los volviera a abrir.
En el futuro, tal vez necesitemos asumir además nuevas responsabilidades como parte de la búsqueda de paz. Muchos han planteado la necesidad de celebrar una nueva conferencia internacional sobre Oriente Próximo. En el Consejo existe un apoyo generalizado a esta idea, pero también la conciencia de que no es algo que pueda iniciarse de inmediato, antes de que las partes hayan dado su consentimiento a asistir a tal conferencia y sin que exista la perspectiva de que esta produzca resultados positivos que puedan impulsar el proceso de paz.
El Consejo seguirá participando de lleno en el proceso de paz de Oriente Próximo. Hemos manifestado a las claras que el Alto Representante, Javier Solana, cuenta con el pleno apoyo y el mandato del Consejo, trabajando conjuntamente con la Presidencia y la Comisión, para hacer lo necesario y reunirse con quien resulte conveniente a fin de poner en marcha el proceso de paz de Oriente Próximo y mantenerlo vivo hasta que hayamos alcanzado un complete acuerdo de paz.
(Aplausos)
Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, conflicto en el Líbano, violencia en los territorios palestinos, sufrimiento de la población civil en el norte de Israel: en esos últimos meses la perspectiva de una paz extendida ha parecido más lejana que nunca y, sin embargo, paradójicamente, esos conflictos –sobre todo la miseria que sufren los ciudadanos libaneses, los ciudadanos israelíes y los ciudadanos palestinos– han subrayado una vez más la necesidad de una solución regional negociada. Son un recordatorio cruel y descarnado de que la seguridad y la estabilidad no se pueden imponer de forma unilateral sin diálogo o al margen de la diplomacia. Son momentos de angustia y sufrimiento en Oriente Próximo, pero creo que es también una oportunidad, y tenemos que aprovecharla.
Para volver a encarrilar el proceso de paz debemos, concretamente, movilizar los ya considerables recursos de la Unión Europea, desde los políticos y de seguridad hasta los técnicos, económicos y financieros, y desplegarlos en estrecha cooperación con el resto de la comunidad internacional.
Como ha dicho el Presidente en ejercicio del Consejo, la Unión Europea está desempeñando un papel sin precedentes. Europa participa plenamente en el proceso del Líbano y está decidida a desempeñar un papel importante en el apoyo a la ejecución de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad y conseguir una paz duradera para la región. Los Estados miembros de la UE están realizando una aportación decisiva a la fuerza de mantenimiento de la paz, la FPNUL ampliada, para apoyar la rápida propagación de la autoridad del Gobierno libanés en todo el Líbano. La Unión Europea está al frente de los esfuerzos diplomáticos para eliminar el continuado bloqueo aéreo y marítimo del Líbano.
Desde el inicio del conflicto, en la Comisión Europea hemos trabajado muy activamente sobre el terreno, apoyando a nuestros socios y a sus ciudadanos cuando más lo necesitaban. Durante las últimas seis semanas, la Comisión ha movilizado y coordinado una respuesta europea muy importante a las necesidades urgentes ocasionadas por el conflicto. Desde la segunda semana del conflicto hasta ahora hemos prestado ayuda humanitaria de forma rápida. Me complació y agradecí que el Parlamento aceptara nuestra petición de movilizar nuevos recursos de la reserva de emergencia. Eso permitirá que la ECHO continúe su actividad en apoyo de una pronta recuperación esencial, especialmente en materia de suministro de agua, saneamiento y vivienda, de tal manera que nuestra aportación humanitaria ascenderá en total a 50 millones de euros.
La Comisión también ha ayudado a coordinar y apoyar los esfuerzos de evacuación, facilitando 11 millones de euros para la evacuación de ciudadanos de terceros países atrapados en el conflicto, en respuesta a una petición del Ministro de Asuntos Exteriores de Chipre de prestar ayuda urgente y lanzar esta operación sin demora.
Sobre el terreno, la Comisión también ha desempeñado un papel importante en la evaluación de la situación y el establecimiento del primer ejercicio de coordinación entre donantes. Ya estamos trabajando con el Gobierno libanés, así como con las Naciones Unidas y el Banco Mundial, para asegurar que en esta fase posterior al conflicto esa coordinación sea dirigida e informada por los propios libaneses. Es una cuestión de responsabilización.
La Comisión también ha reaccionado ante el desastre ambiental y ha ayudado al Gobierno libanés a través del Mecanismo Comunitario de Protección Civil para abordar los inmensos daños ambientales sufridos. Ahora estamos tratando de evaluar y abordar las necesidades relacionadas con la reconstrucción del Líbano con miras a restaurar su infraestructura y promover la recuperación económica, el desarrollo social y la cohesión política.
La semana pasada, en la Conferencia de Estocolmo, anuncié un paquete de 42 millones de euros para ayudar a una recuperación rápida hasta finales de año. Esto hace que la aportación de la Comisión hasta el momento sea de algo más de 100 millones de euros. Creo que la Comisión Europea ha demostrado que está dispuesta a actuar, y a actuar con rapidez.
La aportación de la Unión Europea para satisfacer necesidades específicas e inmediatas es esencial en el cumplimiento de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad y para conseguir una solución duradera del conflicto entre Israel y Hezbolá, que durante demasiado tiempo ha desestabilizado el Líbano y también ha amenazado a Israel. Oriente Próximo necesita un Líbano fuerte, soberano, unificado y políticamente independiente, capaz de consolidar la frágil paz que ha recuperado y contener el riesgo que todavía existe de una nueva escalada de la violencia.
También la población libanesa debe sentir los beneficios palpables del cese de hostilidades. Un proceso de reconstrucción dirigido desde Beirut ayudará a consolidar el papel del Gobierno libanés. Para ello, y para empezar realmente la fase de reconstrucción, es esencial que Israel levante el bloqueo aéreo y marítimo. Una vez más, me adhiero al llamamiento del Secretario General, Kofi Annan, a que Israel se retire inmediatamente.
A más largo plazo, la comunidad internacional debe seguir implicada y centrarse en la ayuda a la recuperación institucional y la promoción de los esfuerzos libaneses en pro de la consolidación del Estado, incluidos los emprendidos a través del diálogo nacional. Esto implica poner en práctica el programa político, social y económico perfilado en el Plan de Acción para el Líbano de la UE. No es una exageración decir que las medidas que identificamos conjuntamente antes del conflicto son ahora más importantes que nunca.
También debemos trabajar colectivamente con nuestros interlocutores libaneses para asegurar que se cumplan las condiciones necesarias para una estabilidad a largo plazo, como eliminar la ambigüedad que rodea el desarme de Hezbolá –que solamente se puede conseguir de verdad en el marco de un proceso de integración política– y dejar claro cuál es la situación de las granjas de Chebaa.
No debemos perder de vista el panorama general de toda la región. Mientras la atención internacional se centraba en el Líbano, la violencia y el sufrimiento seguía en los territorios palestinos y los misiles Qasam seguían cayendo en pueblos y ciudades israelíes. Después de la Conferencia de Roma estuve en Israel con el Presidente finlandés. Estuvimos en Haifa, donde había un peligro constante de ataques con misiles.
En los territorios palestinos, con el fin de evitar una nueva escalada, necesitamos que los militantes palestinos recuperen la «calma» que se consiguió durante casi todo el año 2005, que se liberen los rehenes, detenidos y prisioneros, y que se progrese en asuntos básicos como la libre circulación y el acceso que, como sabemos, son la clave para la recuperación económica de Palestina y la creación de un Estado palestino viable. Y el proceso debería empezar con una reapertura inmediata de los pasos fronterizos de Gaza, en concreto del paso de Rafá, con la ayuda de la misión europea para la asistencia fronteriza. En principio, la Comisión está dispuesta a tomar más medidas para mejorar la infraestructura y reforzar la capacidad tomando como base el acuerdo sobre acceso y libre circulación de noviembre pasado.
El contexto debe ser nuestro antiguo objetivo de fortalecer las instituciones de un futuro Estado palestino, trabajando con la Autoridad Palestina, lo que a su vez significa que la UE debería estar dispuesta a responder de forma pragmática a la formación de un Gobierno de unidad nacional palestino. Repito que colaboraremos activamente con cualquier Gobierno dispuesto a trabajar por la paz con medios pacíficos.
No debemos olvidar, y no olvidamos, la difícil situación del pueblo palestino. Como saben sus Señorías, a través del mecanismo internacional temporal hemos asegurado el acceso a agua limpia y a la red de saneamiento en la Franja de Gaza. Hemos mantenido en funcionamiento los hospitales y centros de atención sanitaria durante todo el verano y ahora hemos desembolsado también pagos de asistencia social que han beneficiado a más de 600 000 palestinos directamente y a muchos más indirectamente. Pero dada la parálisis política persistente, los bloqueos y también la congelación de los ingresos fiscales, el MIT sólo puede proporcionar ayuda temporal. No podemos seguir así mucho tiempo más. Debemos buscar formas de mejorar el acceso y la circulación para conseguir que Israel desbloquee los fondos palestinos que retiene, y que ahora ascienden ya a 500 millones de euros, y de conseguir que la Autoridad Palestina garantice el orden público y la seguridad. Se lo debemos a las partes y ellas se lo deben a sus propios ciudadanos.
La rápida escalada de la violencia este verano no ha aportado ninguna victoria, solo víctimas. Comprobamos una vez más la inviabilidad de la acción militar para resolver los prolongados conflictos de Oriente Próximo.
Pero el status quo –que incluye el lento deterioro de la credibilidad de una solución de dos Estados, la continuidad de la ocupación y la violencia endémica– es en sí mismo una fórmula para la inestabilidad. También es una fórmula para la injerencia de terceros y la radicalización, alentada por las injusticias, ya sean percibidas o reales.
De modo que, en realidad, solo queda una opción: tenemos que renovar la perspectiva política de la que depende el proceso de paz, incluida, por ejemplo, nuestra postura sobre la primacía de las fronteras de 1967. Debemos hacer todo lo posible por que todas las partes vuelvan a la mesa de negociaciones. Si nos centramos en unas medidas concretas y pragmáticas que puedan aportar algunos resultados positivos y tangibles, podremos ayudar a crear el clima propicio y facilitar un nuevo compromiso entre las partes.
Es necesario actuar con decisión para que las partes vuelvan a la vía de la paz negociada. He pedido una pronta reunión del Presidente Abbás y el Primer Ministro Olmert. Espero que puedan abordar el tema de los rehenes y los detenidos, así como otras cuestiones apremiantes de violencia, acceso y finanzas.
Ya es hora de que Israel y el Líbano establezcan canales de diálogo, y que Siria vuelva a formar parte de la ecuación, dado que se muestran dispuestos a participar en la aplicación de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad. También Irán debe asumir su responsabilidad y demostrar que está dispuesta a contribuir a la paz y la estabilidad en la región.
Se han expresado muchas ideas sobre un enfoque global de la paz en Oriente Próximo. La iniciativa de la Liga Árabe en particular merece toda nuestra atención. En la reunión de Gymnich del fin de semana pasado, muchas voces pidieron un liderazgo más enérgico de la UE en Oriente Próximo. Creo que tienen razón. Debemos convertir los trágicos acontecimientos de este verano en una oportunidad para una resolución duradera de los conflictos que todavía están abiertos en la región. Está en juego nuestra credibilidad, la del «Cuarteto» y la de las Naciones Unidas.
(Aplausos)
Hans-Gert Poettering, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señora Comisaria, Señorías, ninguna región en el mundo ha soportado tanto sufrimiento y a lo largo de tantas décadas como Oriente Próximo, y quienes lo padecen son la gente que no quiere otra cosa que vivir en paz. El secuestro y el asesinato de soldados acarrean consecuencias terribles; un número incontable de civiles caen víctimas de los bombardeos de objetivos militares reales e hipotéticos. Durante décadas, la espiral de violencia ha estado fuera de control en un círculo vicioso sin fin.
Quiero manifestar, señor Presidente, lo agradecido que le estoy por convocar a los Presidentes de los Grupos a dos reuniones durante el período vacacional, y deseo darle las gracias, señor Tuomioja, y a usted, Comisaria Ferrero-Waldner, por lo que han hecho, así como al Alto Representante, señor Solana, por la parte que le corresponde.
En la Unión Europea sabemos que la solución militar es imposible en Oriente Próximo, que la solución ha de ser política para que pueda conducir a la paz, y dicha paz debe estar arraigada primero en la mente de quienes tienen la responsabilidad. Pero, al mismo tiempo, afirmamos que una presencia militar puede contribuir a crear las condiciones para la paz. En esta Cámara, durante muchos años hemos debatido acerca de la política de seguridad europea, y quienes sean capaces de remontarse veinte años atrás, podrán recordar nuestro deseo –al tiempo que lo considerábamos imposible– de que a estas alturas pudiéramos haber pasado de preguntarnos a nosotros mismos si podíamos intervenir militarmente, a analizar cómo deberíamos hacerlo. Esto debe conferir a los europeos como nosotros cierto estímulo en nuestra andadura en la asunción de responsabilidades; puede confirmarnos que es el camino correcto, que hemos de asumir dicha responsabilidad y que queremos hacerlo.
¿Cuáles son nuestros objetivos? A lo que aspiramos es a un Líbano soberano; consideramos inaceptable que Líbano esté sometido a control, ya sea directo o indirecto, de Siria o de Irán, y por lo que respecta al papel desempeñado por Irán, su influencia debe analizarse dentro del contexto de su programa nuclear. Hezbolá no solo es una organización política, sino también militar. Quienes abogan por la democracia en Oriente Próximo deben tener en cuenta el hecho de que la presencia de Hezbolá en el Parlamento y el Gobierno es algo que ha surgido de las elecciones. Sin embargo, no es aceptable que exista un Estado dentro de otro, o que un partido político interfiera, al mantener su propia milicia, con la operatividad del Gobierno y las fuerzas armadas de un Líbano soberano. Esa es la razón por la que el proceso de paz tiene que resolver, entre otros, el asunto de cómo desarmar a Hezbolá. Debe primar el aspecto político.
(Aplausos)
La respuesta de Israel le ha reportado críticas desde muchos frentes y he de admitir que yo también, en algún momento, las he descrito como desproporcionadas, pero quiero manifestar asimismo que respeto plenamente a Israel por analizar, en un debate libre y democrático, la cuestión de dónde se ha equivocado, tanto en el plano político como militar. Me gustaría que los Estados vecinos de Israel ejercieran idéntica autocrítica en un debate de características similares. Si los otros Estados limítrofes con Israel fueran tan autocríticos, Oriente Próximo estaría más cerca la democracia.
Tal vez se me permita –como europeo, como alemán nacido en la generación de la posguerra– expresar lo conmovido que me he sentido al oír decir al Primer Ministro israelí que acogería con satisfacción la contribución alemana al esfuerzo de paz. Eso es algo totalmente novedoso, algo que hubiera resultado impensable antes, y por ello resulta apropiado que la República Federal de Alemania, junto con sus amigos en la Unión Europea, realice también su propia contribución.
(Aplausos)
Me he sentido profundamente conmovido por ello. El pueblo de Palestina tiene la misma dignidad que los israelíes o los europeos como nosotros, y tiene derecho a vivir dentro de unas fronteras seguras. Hacemos un llamamiento a todas las partes interesadas en Palestina, a Al Fatah y a Hamás, para formar un Gobierno real de unidad nacional y desempeñar así su papel en la construcción de la paz.
Los europeos nos encontramos –tal vez por primera vez en la historia– en una situación nueva en la que no solo estamos proporcionando la ayuda humanitaria que tanto importa a la gente, sino que, al formar parte del Cuarteto, contribuimos a conformar el futuro, razón por la que estoy pidiendo a todos los implicados con el Cuarteto a que se unan a la Unión Europea en esa misión.
Permítanme finalizar diciendo que el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, al considerar la dignidad humana como la base de todas y cada una de las políticas, hace un llamamiento a todo el mundo en Oriente Próximo y en los mundos árabe y musulmán para que no utilicen a los jóvenes como mártires, poniendo en peligro sus propias vidas y las de los demás, sino que les permitan vivir en sus propios países en condiciones dignas y realizar su contribución a la sociedad, a que respeten la dignidad humana y el valor de la vida humana; entonces estaremos al lado de estos pueblos y sus Gobiernos.
(Aplausos)
Martin Schulz, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, quiero dar las gracias al Presidente en ejercicio y a la Comisaria Ferrero-Waldner por lo que han dicho. Opino que tanto la crisis como el intento de buscar una solución, la que han descrito y que ahora debe organizarse, constituyen una oportunidad histórica para los europeos y los Estados miembros de la Unión Europea. Y no solamente para ellos, como ha indicado y con razón el señor Tuomioja, porque también otros, sobre todo los Estados islámicos, deben realizar su aportación. Pero la oportunidad que tenemos ahora los europeos que estamos implicados en ello es una oportunidad única.
Y lo diré también de otra forma: no solo es una oportunidad única, sino que es también una obligación única de hacer algo práctico, ahora, para aportar soluciones pacíficas, porque hay que decir, y hay que decirlo aquí, que las soluciones de los Estados Unidos para la región han fracasado profundamente, y que ese fracaso es una de las causas de la crisis actual. Ese es el motivo por el que nosotros, los europeos, tenemos ahora la obligación de intentar ayudar a encontrar una solución.
Nuestra contribución no puede ser solamente militar, pero debe tener una dimensión militar, entre varias otras que son necesarias en la zona. Lo que se necesita es un concepto global, que incluya una acción militar basada en el Derecho internacional, una acción humanitaria y una actividad diplomática, que no ignore la cuestión central del conflicto de la zona, es decir, la necesidad de resolver el conflicto palestino, que es la causa de la inestabilidad de la región.
Permítanme ahora que exponga algunas de las cosas que nosotros, los socialistas, consideramos fundamentales y necesarias en términos de ese concepto global. En realidad se trata, sobre todo, del derecho de Israel a existir. Nosotros, los socialdemócratas europeos, no tenemos ninguna duda de que la existencia de Israel es el núcleo de nuestra política, y nos oponemos a todos aquellos que la pongan en peligro.
En la situación actual, sin embargo, también tenemos que apoyar al Líbano que, una vez terminada la guerra civil, se encontraba en vías de convertirse en una democracia estable y laica. Dado que, en gran medida, eso ha desembocado en nada, ayudemos a los ciudadanos libaneses a recuperar la posición que tenían antes del conflicto militar, cuando toda la región tenía tantas razones para la esperanza.
También tenemos que fortalecer Palestina, y el principal objetivo debe ser aquí la aportación de ayuda humanitaria en lo que es una situación trágica. Lo que puedo decir, en nombre de los socialdemócratas, es que ya no se puede eludir el diálogo con todas las fuerzas de Palestina; es necesario e indispensable.
(Aplausos)
Debemos promover y fortalecer las estructuras de la sociedad civil, porque es con ella, y con todas las fuerzas que favorecen el diálogo, en especial el diálogo entre culturas y religiones, con quien debemos trabajar.
Lo que se necesita en la región, como han dicho los anteriores oradores, incluido el señor Poettering, no es que se cuestione el derecho de unos u otros a existir, sino respeto: respeto por otros valores, valores que pueden ser de origen religioso, pero que no dejan de ser constructivos y respetuosos con la dignidad humana, respeto basado en aquello con lo que nos identificamos, en nuestros valores occidentales. No debemos hacer del Islam una especie de símbolo del odio; el Islam es una religión que profesan miles de millones de personas de todo el mundo, y no debemos permitir que se les juzgue como si fueran un grupo de locos terroristas. Sería un error fatal. Por eso es tan importante el diálogo entre culturas.
(Aplausos)
Una cosa que realmente considero importante es que deberían liberarse los prisioneros, y tiene que ser ahora. Es ahora cuando las partes del conflicto deben cumplir su palabra, porque lo que se necesita es una acción que inspire confianza, y no se trate de un concepto vacío. Precisamente ahora, en la situación en la que nos encontramos, ese tipo de acción es indispensable, pequeños pasos, pasos comprensibles, pasos hacia la confianza, como la liberación de los prisioneros y la implicación de todas las fuerzas de la región. Todos los Estados, sobre todo e incluida Siria, deben participar.
No quiero negar que ha habido, en esta Cámara, y en realidad dentro de nuestro Grupo, una gran decepción por las cosas que se han dicho en las últimas semanas en Siria y en otros lugares. El caso es que Siria es necesaria si queremos resolver el problema. Si en Siria quieren entablar un diálogo constructivo con nosotros, les pido que expresen su voluntad reanudando el diálogo que ya se ha iniciado provisionalmente, que nos permitan abordar, aunque sea poco a poco, temas como el de las fronteras, y que nos demuestren su disposición para volver a la mesa de negociaciones.
Permítanme indicarles al respecto que, incluso cuando la Guerra Fría estaba en su punto álgido, las dos partes, con todas sus diferencias, pudieron seguir comunicándose a través de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, que nosotros habíamos creado. ¿Por que no podríamos recuperar la idea de una Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en esa región, una conferencia que sentara a todas las partes ante la mesa, no solo a los países de la hoja de ruta, es decir Europa, Naciones Unidas, Rusia y los Estados Unidos, sino también los Estados de la región, la Liga Árabe, e incluso Siria? Es algo en lo que valdría la pena pensar.
Estoy de acuerdo con el señor Poettering cuando dice que nada puede justificar un acto terrorista premeditado. Ese terrorismo, esa rabia ciega y destructiva, no es ni más ni menos que la cara exterior de un desprecio por la humanidad, y sus efectos son siempre destructivos. Nada puede justificar ningún tipo de terrorismo, y por ese motivo nuestra tarea común es luchar contra él.
(Aplausos)
Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, el conflicto de este verano se ha cobrado la vida de más de 1 000 personas, en su gran mayoría civiles inocentes. Gran parte del Líbano ha quedado reducida a escombros. Si la situación no nos enseña nada más, al menos debe enseñarnos a mirar hacia delante, no hacia atrás.
No debemos demorar más el despliegue de los 7 000 soldados que la Unión ha prometido a la FPNUL para estabilizar la situación en el sur del Líbano, cortar el flujo de armas y apoyar la ayuda humanitaria. Sin embargo, debemos dejar claro que la misión de la FPNUL es hacer que las resoluciones de las Naciones Unidas se hagan realidad sobre el terreno.
Y, por supuesto, debemos ir más lejos. Debemos hablar con una sola voz. De entrada, debemos pedir el levantamiento inmediato del bloqueo aéreo y marítimo del Líbano por parte de Israel. Debemos exigir el levantamiento del bloqueo de Gaza y ayudar a establecer un Gobierno palestino efectivo.
A medio plazo, a la vez que condenamos los ataques terroristas, debemos conseguir que Hezbolá y Hamás salgan de la trinchera y participen en un diálogo con vistas al establecimiento de un marco democrático. Debemos organizar una investigación independiente de las muertes de civiles causadas por ambos bandos en el reciente conflicto y, como ha señalado Kofi Annan, si conseguimos que Hezbolá abandone las armas y negocie una solución duradera no será con el fusil en la mano, sino gracias al diálogo y a la voluntad de acuerdo.
También tenemos tareas a largo plazo. Si queremos educar a una nueva generación que no esté sumida en el miedo y la intolerancia, debemos crear instituciones que aseguren la paz a largo plazo. Cuando era Presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi habló de la creación de un banco de desarrollo euro-árabe, financiado y gestionado conjuntamente por ambas partes. También debemos considerar la idea de crear una organización para la seguridad en la línea de la conferencia de seguridad y cooperación en el Mediterráneo propuesta por el señor Rasmussen, y que el señor Schulz ha mencionado. Debemos estudiar cómo podemos vincular, con una política de inmigración adecuada, a todos los países de la cuenca mediterránea. Y debemos supervisar todo esto a través de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea en la que usted, señor Presidente, ha invertido tanto capital político y no poco capital financiero. Aprendamos de Einstein cuando dijo que la paz no se puede mantener a la fuerza, solo se consigue con la comprensión.
Señor Tuomioja, usted ha hablado del importante logro de la Unión Europea y de su éxito principal. Aprecio el trabajo que ha llevado usted a cabo, pero no exageremos. Es una crisis lo que ha llevado a la Unión Europea a la posición en la que se encuentra, a pesar de lo que el señor Barnier ha denominado el reflexe européen. La Unión no tiene la constitución europea que necesita y que la habría equipado mucho mejor para abordar esta situación. Estamos desplegando fuerzas europeas, pero no se trata de una fuerza de la Unión Europea, aunque –gracias a Dios– es una coalición coherente.
Desde el punto de vista de la democracia en la toma de decisiones estamos bailando en la cuerda floja. Después de su reunión en Lapeenranta, el 25 de agosto, el señor Solana dijo que esta era la decisión más importante que ha tomado la UE en muchos años. Si es así, ¿por qué no está aquí el señor Solana para explicárnosla y detallar las condiciones que rodean el conflicto? Él tiene un mandato, pero ¿de qué tipo?
(Aplausos)
Cuando lo preguntamos se nos dijo que las reglas de intervención de las fuerzas eran «una cuestión que afecta estrictamente a las Naciones Unidas y a los países que aportan tropas». Por lo tanto, se nos dijo que no era una cuestión europea. ¡Es absurdo que el señor Solana no esté aquí para hablarnos de las reglas de intervención en este conflicto!
El peligro es el siguiente: que los ciudadanos europeos en general crean que Europa ha respondido a la crisis. Si las cosas van mal y tenemos un gran número de jóvenes que regresan a casa en bolsas mortuorias, la gente querrá saber quién es el responsable en Europa. Alguien tendrá que asumir la responsabilidad política.
(Aplausos)
Por favor, señor Presidente en ejercicio del Consejo, ponga orden en la Política Exterior y de Seguridad Común para que no tengamos que vernos en una situación así.
En conclusión, deberíamos gritar dos vivas por Europa: uno por la rápida actuación de Louis Michel y otro por el coraje de Romano Prodi al coordinar nuestros esfuerzos por abordar este problema. Deberíamos dar las gracias a la Comisión, a la Presidencia finlandesa y a Chipre –un Estado miembro nuevo– por la enorme ayuda que han prestado. Deberíamos dar las gracias también a Turquía por haber tenido la valentía de ayudarnos a prometer el envío de tropas.
(Aplausos)
Sin embargo, todavía corremos el riesgo de que la insistencia en la soberanía nacional dé lugar a una anarquía mundial.
(Aplausos)
Daniel Cohn-Bendit, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, señor Tuomioja, Señorías, quisiera comenzar con una autocrítica. ¿Quién preguntó hace un año en este Parlamento por la resolución 1552? ¿Quién preguntó en este Parlamento sobre el desarme de Hezbolá? Hay que abordar este problema porque actualmente ocupa un lugar central en los debates en Israel. Durante tres años, el Gobierno israelí no hizo nada, no dijo nada sobre el desarme de Hezbolá. Todos estuvimos ciegos, y deberíamos reconocer al menos que también nosotros nos equivocamos. Es conveniente señalar, en primer lugar, que teníamos, que la comunidad internacional tenía, una resolución de las Naciones Unidas. Dicha resolución, una vez adoptada, desapareció en el nirvana de la política, sin llegar a aplicarse jamás sobre el terreno.
En segundo lugar –y este es un auténtico problema–, esta región, blanco de toda clase de desgracias, es también la región en la que más errores políticos se pueden cometer. Se cometen errores porque la gente cree que tiene que ser el embajador de Israel o de Palestina. ¿Cuál es ahora el papel de la Unión Europea? En la Unión, algunos tienen un gran apego a Israel, lo comprendo y es justo. Otros tienen un gran apego a los palestinos, lo comprendo y es justo. Pero hacer política no se limita a eso; al contrario, hay que hacer todo lo necesario para que exista al fin un Estado palestino y un Estado israelí en los que se pueda vivir con seguridad. Para hacer política no hay que ser un alma cándida o la madre Teresa, hay que ser capaz de conseguir que esta región cambie políticamente. Ese es el problema.
Esta es la razón por la que la Unión Europea envía tropas a la región. El señor Watson tiene razón. Algunos Estados miembros de la Unión Europea envían soldados.
Me desperté una mañana y había tenido un sueño. En una reunión, todos los Jefes de Estado habían decidido que el contingente europeo sería el más importante en número, que sería la fuerza de intervención rápida de los europeos, que no estaría integrada ya por tres cuartos de franceses, dos tercios de italianos o un cuarto de alemanes, sino por europeos, que, como tales, iban a representar a Europa en esa región. Sé que es un sueño, sé que soy pueril, pero ¿por qué no soñar estas cosas?
En la medida en que debemos cumplir nuestras obligaciones, el señor Fischer escribió recientemente en un artículo, «Bienvenidos al mundo real»: sí, vivimos en el mundo real; a partir de ahora tenemos que actuar políticamente en esta región. Ahora bien, la realidad es que los estadounidenses presentes en la región están en Iraq, donde están atascados y no tienen presencia política. Salvo la Unión Europea, ninguna otra organización tendría capacidad para hacer cambiar las cosas y estudiar con los israelíes cómo negociar la cuestión palestina. La paz solo reinará en Israel si existe un Estado palestino en el que se pueda vivir. El mejor modo de combatir a Hamás es hacerlo a través del Estado palestino, porque a Hamás le importa un comino el Estado palestino. ¡Quiere un espacio islámico! Por ello, hay que subrayar, en primer lugar, que si establecemos un Estado palestino reduciremos la influencia de Hamás.
En segundo lugar, hay que resolver el problema de las fronteras con Siria y el Golán. Hay que garantizar a Israel un acceso al agua y una protección, pero que no pase por la ocupación del Golán por Israel. La Unión Europea debe utilizar su influencia para que conseguir se entablen las negociaciones. En un momento en que la Unión Europea consigue desempeñar un papel político importante, no solo seremos responsables de la desgracia y del fracaso, sino que seremos responsables, desde el punto de vista político, de la pacificación de una región.
Cuando nuestros hijos nos pregunten para qué sirve Europa, podremos responderles con orgullo: «Mirad lo que hacemos en Oriente Próximo». Pero para eso debemos alcanzar ese objetivo. Debemos tener la valentía de decir a todos esos Gobiernos que no ha sido Italia –aun cuando Italia ha estado admirable–, ni Francia, ni Inglaterra, sino Europa en su conjunto la que ha sido eficaz.
Para concluir, quisiera llamar la atención sobre un debate que afecta a Alemania. ¡Estoy harto de esos Grupos políticos! El señor Watson, que es miembro del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, dice a los miembros alemanes del Grupo ALDE que es escandaloso que rechacen el envío de la fuerza de intervención a Oriente Próximo. Y usted, señor Wurtz, dice a los comunistas alemanes que lo que están haciendo es escandaloso, que es hacer política de feriante, cuando hay seres humanos que mueren en Oriente Próximo y todo el mundo quiere establecer esta fuerza de intervención. ¡Sean políticos valientes e intervengan en sus respectivos campos políticos!
(Aplausos)
Francis Wurtz, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FR) Señor Presidente, señor Tuomioja, señora Comisaria, lo que hemos vivido este verano debería ser en todos los sentidos totalmente inconcebible en nuestra época.
Recordemos, en primer lugar, que un Estado, Israel, aplasta y mata de hambre a la población civil de Gaza, secuestra a Ministros y diputados, que se suman a los 8 000 presos palestinos ya detenidos, y ocasiona más de 200 muertos en la población de ese pequeño territorio, que se ha convertido, según la expresión de Jan Egeland –coordinador de asuntos humanitarios de las Naciones Unidas– en una bomba de relojería. Después, ese mismo ejército asola el Líbano durante 34 días sin hacer, según Human Rights Watch, distinción alguna entre los civiles y los objetivos militares, provocando la muerte de 1 100 civiles y el desplazamiento forzoso de una cuarta parte de la población, imponiendo un bloqueo total al país, apuntando deliberadamente, como ha destacado Kofi Annan, y matando a observadores de la fuerza internacional de mantenimiento de la paz, destruyendo, según el PNUD, 15 000 viviendas y 78 puentes, aniquilando infraestructuras vitales del país, puertos, aeropuertos y centrales eléctricas, provocando una gigantesca marea negra y utilizando obuses que pueden contener hasta 644 artefactos explosivos, 100 000 de los cuales siguen matando ciegamente a hombres, mujeres y niños.
En segundo lugar, una superpotencia, los Estados Unidos, apoya la estrategia de su aliado, tanto en Palestina como en el Líbano, en nombre de la guerra contra el terrorismo, que ya está en curso en Iraq y Afganistán. Su Secretaria de Estado compara los sufrimientos del pueblo libanés con los dolores del parto del nuevo Oriente Próximo. Entrega a Israel, en plena guerra, armas cada vez más sofisticadas y se niega, durante más de un mes de combates encarnizados, a llamar a un alto el fuego, que sin embargo pedían con vehemencia el Gobierno libanés y el Secretario General de las Naciones Unidas.
En tercer lugar, finalmente, una institución que nos es especialmente cercana, el Consejo, ha sido incapaz durante demasiado tiempo de pedir un alto el fuego, a pesar del loable intento de la Presidencia finlandesa y del llamamiento unánime lanzado en este sentido por la Conferencia de Presidentes del Parlamento. Incluso encontró excusas al comportamiento el ejército israelí, aludiendo al derecho de autodefensa. Del mismo modo que era legítimo condenar la captura inicial de los soldados israelíes por Hezbolá y después la grave decisión de este de responder a los bombardeos de las ciudades libanesas con el envío de misiles sobre ciudades israelíes, cometiendo así crímenes contra la población civil, del mismo modo la luz verde que de hecho se concedió durante muchos días a Israel para entablar y continuar esta terrorífica guerra despierta estupefacción e indignación.
Por ello, ¿podemos contentarnos hoy y en el próximo futuro con hablar solo de las aportaciones europeas a la FPNUL y a la reconstrucción, por más importante que sea este doble reto? Debemos extraer, con lucidez y espíritu de responsabilidad, las enseñanzas de esta dolorosa experiencia y en primer lugar la siguiente: en el centro de todas las convulsiones de Oriente Próximo, cada día más dramáticas para las poblaciones y más peligrosas para la seguridad internacional, se encuentra la ocupación de los territorios conquistados en 1967 y la obstinación de Israel en negarse a aplicar las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El caso es que la Unión Europea ha escurrido el bulto ante esta exigencia vital para la paz. ¿Qué iniciativas ha tomado para relanzar la «Hoja de Ruta» del «Cuarteto»? ¿Qué ha hecho para respaldar el plan de la Liga Árabe de 2003, que proponía la normalización de las relaciones con Israel a cambio del reconocimiento del Estado palestino? ¿Qué ha hecho para colocar a los dirigentes israelíes ante sus responsabilidades históricas? En lugar de eso, ha suspendido la ayuda a las instituciones palestinas, deslegitimado a un Gobierno y a un Parlamento democráticamente elegidos, ignorado los valientes esfuerzos del Presidente Mahmud Abbás por reconstruir un acuerdo nacional y aceptado sin más el cierre de los únicos puntos de paso entre Gaza y el exterior, cuyo control garantizaba oficialmente.
Espero que las decisiones comunes de los últimos días sean la señal de que Europa vuelve a hacerse cargo de la situación en todo Oriente Próximo. Ahora, Europa ha de elegir de forma duradera entre la concepción Bush de la guerra contra el terrorismo y una vuelta a los fundamentos del Derecho internacional. Pienso que una paz justa y duradera en Oriente Próximo tiene ese precio, al igual que la credibilidad de Europa en el mundo.
Cristiana Muscardini, en nombre del Grupo UEN. – (IT) Señor Presidente, Señorías, ¡cuántas inexactitudes y cuánta falta de honestidad intelectual ha habido en muchas de las crónicas de agosto sobre la crisis de Oriente Próximo y en las declaraciones de tantos políticos! Se ha confundido a menudo al asaltante con el asaltado y casi nunca se ha precisado que el verdadero motivo de la provocación desatada por Hezbolá con el lanzamiento de misiles a Israel y el secuestro de dos militares de ese país, es lo declarado varias veces por el Presidente de Irán: «borrar a Israel del mapa».
Si este es el objetivo perseguido por algunos Gobiernos y por el fundamentalismo terrorista que mantienen, hay que tener la valentía y la lealtad de afirmar que la primera tarea de Europa es apoyar y defender la existencia del Estado de Israel y de su pueblo, y reclamar también su reconocimiento por parte que aquellos que con miope locura siguen negándolo. Solo así y regresando a la «Hoja de Ruta» podremos tener un Estado palestino también reconocido, libre y seguro, así como la paz en Oriente Próximo.
Estos son los objetivos que debemos alcanzar con todos los esfuerzos y consensos posibles. Distintos son los objetivos de Hezbolá, que quiere destruir un Estado democrático reconocido por la comunidad internacional y miembro de las Naciones Unidas.
Hezbolá es un movimiento ideológico religioso representado, aunque de forma minoritaria, en el Parlamento de un Estado vecino, pero posee también una organización autónoma armada al margen de la estructura estatal y alimentada con armas y dinero de otros dos Estados de la región, que tienen ambos el objetivo principal de destruir Israel.
¿Cómo se puede defender en la misma medida a estos dos contendientes, tan opuestos y diferentes en sus objetivos? ¡Los unos defienden su legítima supervivencia como Estado democrático, los otros son el brazo armado de la lucha contra la democracia y Occidente!
Manifestamos nuestro acuerdo con la FPNUL, que deberá ocuparse por completo de comprobar el desarme y apoyar al Gobierno legítimo libanés, esperando que las autoridades libanesas no caigan más en las ambigüedades de las últimas semanas. Los únicos interlocutores de la FPNUL han de ser el Gobierno israelí y el Gobierno libanés.
La Unión, que por fin actúa unida, debe hacer cumplir las resoluciones de las Naciones Unidas y emplear todas sus fuerzas en la ayuda humanitaria, para restaurar el diálogo y desarrollar la cultura del respeto mutuo. Sigo considerando que, si Israel formase parte de la Unión, podría garantizarse mejor la paz en Oriente Próximo, y hoy renuevo aquí la petición al Consejo de que declare que las embajadas de los países de la Unión de todas las partes del mundo reconocerán de hoy en adelante a los ciudadanos israelíes como ciudadanos europeos.
Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señor Presidente, en la prensa alemana de hoy aparece información sobre las graves objeciones que se han expresado en el Bundeswehr respecto a las condiciones que el Gobierno libanés ha impuesto en relación con la ayuda exterior para proteger sus 225 kilómetros de franja costera contra el transporte de armas ilegales. Parece ser que Beirut quiere vigilar una franja de seis millas marinas desde la costa, y las tropas navales de varios Estados miembros de la UE, incluyendo mi país, los Países Bajos, están invitadas a controlar la zona exterior de esa franja.
El Presidente del Bundeswehrverband considera que esas condiciones son inaceptables, y yo también, porque ¿qué ejército naval de qué Estado miembro querría esperar allí inútilmente mientras Hezbolá se rearma? En cualquier caso, ahora la decisión sobre este mandato específico está en manos de las Naciones Unidas.
Me gustaría que este Consejo y la Comisión explicaran qué tienen intención de hacer al respecto las Naciones Unidas y su Secretario General, el señor Annan, y cuál será su actitud, cuál es su postura en este tema tan controvertido, porque, al fin y al cabo, tendrá un impacto directo sobre la implicación de Europa en la estabilización de la situación en el Líbano.
En cualquier caso, es muy significativo que incluso los dos representantes de Hezbolá en el Gobierno libanés hayan votado en contra de esa peligrosa propuesta de compromiso. Por lo tanto, es lógico que, de momento, Israel mantenga su bloqueo marítimo contra el Líbano.
PRESIDENCIA DEL SR. ONYSZKIEWICZ Vicepresidente
Gianni de Michelis (NI). – (IT) Señor Presidente, Señorías, quisiera manifestar mi apoyo a la iniciativa de la Unión Europea en la situación del Líbano, que significa que de nuevo desempeñamos un papel central en los asuntos de Oriente Próximo que no veíamos desde hace mucho y que, naturalmente, coincide con el fracaso de las iniciativas unilaterales de otros.
Sin embargo, todo dependerá de los resultados, y debemos ser conscientes de que la misión militar y las ayudas a la reconstrucción no son un punto de llegada, sino un punto de partida; no son un fin, sino un medio, entre otras cosas un medio que puede ser totalmente insuficiente si no va acompañado rápida y oportunamente de una iniciativa política y diplomática que permita retomar el hilo del diálogo entre ambas partes.
El debate aquí, en el Parlamento, debería centrarse ante todo en esto: el contexto será el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero la iniciativa debe proceder inevitablemente de aquí, de Europa, de la Unión Europea, en conexión con los Estados Unidos y con la Liga Árabe, pero con la iniciativa central en nuestras manos.
Debemos debatir las implicaciones que puede tener esta iniciativa. La experiencia de los últimos años y meses nos ha enseñado que el unilateralismo por sí solo no conduce a ninguna parte, que el intento de resolver los problemas de Oriente Próximo pieza por pieza no conduce a ninguna parte. Hay que ir más allá de la «Hoja de Ruta», más allá de las distintas resoluciones específicas del Consejo de Seguridad sobre Iraq o sobre el Líbano y entender que ha madurado el momento de un enfoque de conjunto, capaz de reunir de algún modo en torno a la mesa a todos los Estados interesados de la región para mantener un debate formal sobre todas las cuestiones abiertas, los puntos críticos o los ámbitos de cooperación.
En Europa deberíamos saber algo de esto, puesto que hace 30 años, en Helsinki, conseguimos sentar las premisas para la transformación que unos años después asombró al mundo. Una solución de este tipo representaría una solución para todos: para los Estados Unidos, que saldrían de un rincón angosto; para Israel, que superaría el unilateralismo en que se ha metido; para la Liga Árabe y, sobre todo y ante todo, para nosotros, para Europa, que podríamos relanzar así el proceso de Barcelona y al mismo tiempo la propia situación de Europa.
Ville Itälä (PPE-DE). – (FI) Señor Presidente, durante las vacaciones, cuando veía las noticias me sentía impotente al ver el sufrimiento humano que continuaba día tras día. Pero no tenemos por qué sentirnos impotentes: podemos hacer mucho. Es una verdadera oportunidad, como muchos han dicho aquí hoy. La UE ha dado algunos pasos importantes, y uno de ellos ha sido que durante la crisis hemos podido conseguir el consenso, una sola voz. Esa «sola voz» será un factor importante si queremos desempeñar un buen papel internacional en la política internacional del futuro.
Quiero aprovechar esta oportunidad para dar las gracias al Presidente en ejercicio del Consejo, el ministro de Asuntos Exteriores finlandés, señor Tuomioja, y agradecer el papel que ha desempeñado, porque su experiencia y su talento han sido muy importantes para encontrar esa «sola voz». En el futuro, deberíamos ser un agente político poderoso, y no deberíamos limitarnos a un papel de simples proveedores de fondos para la reconstrucción de la posguerra. Debemos implicarnos activamente en un proceso político vital para ayudar a establecer una paz permanente en la región de Oriente Próximo.
Señor Presidente, estoy convencido de que conseguiremos un apoyo casi unánime para esta conferencia de gran alcance. Será vital para conseguir una paz duradera en la región. Como ha dicho el Ministro Tuomioja, es bastante evidente que la conferencia no debería celebrarse inmediatamente, porque las partes necesitarán tiempo para prepararse. Pero ahora necesitamos coraje y determinación para aprovechar esta oportunidad con el fin de conseguir de veras una paz duradera en la región.
(Aplausos)
Pasqualina Napoletano (PSE). – (IT) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente del Consejo, Señorías, como han dicho ustedes, haber conseguido un «alto el fuego» es ya un resultado importante en una guerra que en pocas semanas provocó muchísimas víctimas, así como la destrucción de infraestructuras y del medio ambiente, y que amenazaba con extenderse a toda la región.
Este primer resultado fue fruto de una iniciativa europea en estrecha colaboración con las Naciones Unidas. Permítanme recordar el papel activo desempeñado por mi país, Italia, pero también por la Presidencia finlandesa y Francia, que dirigirá la FPNUL en esta fase.
No obstante, el reto es mucho más difícil y conlleva no solo un esfuerzo militar, sino político y diplomático, por parte de toda Europa. Por primera vez, Europa podría mostrar una voluntad política unívoca y la firme voluntad de desempeñar un papel constructivo en el Mediterráneo y Oriente Próximo, dotándose de los instrumentos idóneos.
Se trata de apoyar al Líbano en el difícil proceso de independencia y soberanía, dando continuidad a la trayectoria democrática que tantas esperanzas alimentó durante la «Primavera de Beirut». El ejército libanés debe recuperar el control de todo el territorio, incluido el sur, y ejercer el monopolio de la fuerza con respecto a Hezbolá, que últimamente se ha convertido en un poder paralelo.
Este resultado exige que cada uno asuma su responsabilidad, empezando por Siria, que desempeña un papel en la región, al igual que Israel debe convencerse de abandonar la idea del uso indiscriminado de la fuerza, porque no es la senda que puede garantizar su seguridad.
Se ha dicho ya que la cuestión palestina representa el punto central del problema de Oriente Próximo. La tarea de Europa es asumir plenamente la responsabilidad que todas las partes en conflicto le atribuyen hoy: apoyar a los palestinos en el difícil proceso interno de formación de un nuevo Gobierno que les permita salir del aislamiento y obtener los recursos que Israel les debe restituir. Podría ser el comienzo de un nuevo clima entre las partes, pero ante todo hay que parar la espiral de violencia.
Los años experiencia que hemos adquirido nos han demostrado que los dos bandos no pueden lograrlo solos: la presencia de la comunidad internacional es esencial, y de este modo mañana podremos desplegar en Gaza y Cisjordania la misión que hoy se halla en el Líbano. Podría ser un primer paso hacia la restauración de este acuerdo, en la perspectiva, como ha recordado el Presidente en ejercicio del Consejo, de una conferencia internacional que conduzca a una solución estable y duradera para toda la zona.
Philippe Morillon (ALDE). – (FR) Señor Presidente, se va a reforzar la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano y la Unión Europea va a desempeñar un papel importante en ello. Tenemos razones para estar contentos por ello.
Debemos ser conscientes también de que, para ser útiles en una situación tan difícil, las tropas desplegadas deberán ser respetadas y, para ello, han de ser fuertes, es decir, disponer de medios adaptados a su misión y tener el derecho y el deber de aplicarlos no solo en caso de legítima defensa, cuando sus soldados estén en peligro, sino cuando el espíritu o la letra de la misión lo exija.
En los Balcanes aprendimos esta lección con efectos trágicos. No debemos olvidarla nunca. Tampoco debemos olvidar lo que esperan todos los artífices de la paz en el Líbano, como en todo Oriente Próximo: no son las Naciones Unidas, presentes desde hace demasiado tiempo y desde hace demasiado tiempo condenadas a la impotencia, no es Francia por sí sola, no es Italia, es la Unión Europea. Lo ha dicho usted bien, señor Tuomioja. Soy testigo, a este respecto, de la efectividad de la acción llevada a cabo desde hace semanas en la República Democrática del Congo por la fuerza europea desplegada allí en apoyo de la acción de las Naciones Unidas. Sin su presencia, creo poder decir –usted lo sabe, señora Comisaria– que Kinshasa estaría hoy desgarrada.
Por esta razón, pido al Consejo y a la Comisión que estudien si las fuerzas europeas que se desplegarán en el Líbano podrían organizarse de una forma análoga, que permita a la Unión Europea hacer lo que se espera de ella, es decir, ejercer, cuando proceda, su propia responsabilidad.
Así, si no somos solo unos veleidosos, ¿por qué, por ejemplo, no desplegar de inmediato una flota europea en las costas libanesas? La existencia de Euromarfor nos daría los medios para ello. No, señor Cohn-Bendit, no es usted un soñador pueril, y si lo es, entonces yo soy aún más pueril y más soñador que usted.
David Hammerstein Mintz (Verts/ALE). – (ES) Señor Presidente, es posible que la crisis de Oriente Próximo pueda forzar la salida de la crisis europea mediante una pedagogía muy dura, una pedagogía de la catástrofe. Porque este contacto con el mundo real de Oriente Próximo a través del liderazgo de una fuerza multinacional es muy importante; muestra que la Unión Europea ya no es solo una ONG glorificada por la ayuda humanitaria en Oriente Próximo, sino que tiene una apuesta política para la zona, lo que es muy importante, porque es una apuesta auténtica y estratégica en Oriente Próximo, donde la paz es fundamental para la seguridad de Europa.
Sin duda, con la valentía de países como Francia, Italia y España, Europa va a jugarse el futuro de su política exterior en el mundo y de ello dependerá, en cierto modo, el futuro de la crisis europea. Está claro que el unilateralismo de los Estados Unidos está absolutamente desacreditado en todo el mundo árabe y en gran parte del mundo en general. El Líbano puede ser un ensayo de éxito de una intervención internacional que garantice la paz en Gaza y Cisjordania y un acuerdo de paz.
Saludamos la posición de la Comisión y del Consejo sobre el Gobierno de concentración palestino y su pragmática reacción y nos mostramos, al mismo tiempo, preocupados por lo que está pasando sobre el terreno: el mantenimiento de las colonias israelíes en Cisjordania y el anuncio de anteayer de construir setecientas viviendas nuevas en estos territorios, en contradicción con la Hoja de Ruta.
Miguel Portas (GUE/NGL). – (PT) ¡Bienvenidos a la realidad! Si realmente ha habido un cambio en la postura de Europa, es porque un pueblo ha conseguido resistir. Mi respeto y admiración por el Líbano. La resolución 1701 llegó tarde y no consiguió distinguir entre agresor y víctima, pero consiguió un alto el fuego y está constituyendo una oportunidad para la paz. Simple y llanamente, la misión de las Naciones Unidas es el camino correcto. Hay que ayudar a la reconstrucción, debemos dificultar la reanudación de la guerra, y hay que dejar tiempo para el diálogo entre libaneses, porque así, y solo así, se podrán resolver los problemas de defensa del país.
Pero tenemos también otras prioridades. El bloqueo europeo a Palestina envía un mensaje erróneo a Washington y a Tel Aviv, y castiga a todo un pueblo por creer en la democracia. En Teherán, los ultimátums y las amenazas solo sirven para acelerar la carrera del armamento nuclear. Ha llegado el momento de relanzar la paz en Oriente Próximo. Solamente el arma de la política puede derrotar a la política de las armas.
Brian Crowley (UEN). – (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias al Presidente en ejercicio del Consejo y a la señora Comisaria por sus aportaciones hasta el momento.
Está claro que esta última guerra ha hecho que nos demos cuenta de los horrores del conflicto y del peaje que se ha cobrado en vidas humanas y en infraestructura humana. En vez de reinventar la rueda y lanzar nuevas ideas, deberíamos recuperar la idea global de la «Hoja de Ruta» acordada entre la UE, las Naciones Unidas, los Estados Unidos y Rusia. En ella se trazaba el camino a seguir para conseguir la paz y la estabilidad, no solo entre Israel y Palestina, sino también entre sus vecinos, como Siria, Jordania, Irán, Egipto y el Líbano. Si hemos visto algo en los últimos meses, es la incapacidad de la Unión Europea para hablar con una sola voz; es el hecho de que algunos Gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea no estén de acuerdo con la mayoría de los demás Estados miembros, lo que ha permitido que este problema se perpetúe y empeore. Por lo menos ahora, en una hora tardía, hemos aceptado encabezar la fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas que va a ir al Líbano.
Sin embargo, ha llegado el momento de ser más valientes, de buscar nuevas ideas y nuevas formas de intervención. Si nuestra propia historia en Europa nos ha enseñado algo, si nuestra propia experiencia en la resolución de conflictos en la Unión Europea o incluso en el mundo en general nos ha enseñado algo, es que solo mediante la negociación y el diálogo podremos conseguir una solución duradera y justa. Quizás ahora tenemos ante nosotros una oportunidad de restablecer la colaboración con los representantes electos del pueblo palestino –Hamás– , con el Gobierno libanés, con Israel y con los Gobiernos de Siria e Irán para intentar presentar un pacto.
En cuanto a Oriente Próximo, la lección más importante de los últimos seis meses ha sido nuestra incapacidad para hablar como es debido, con una sola voz, y enviar un mensaje claro a todos los países de que –intenten lo que intenten– si se pasan de la raya, la Unión Europea tomará medidas contra ellos. Y cuando digo medidas no me refiero a acciones ofensivas de los militares, sino al arma más poderosa que tenemos, que es la persuasión moral y el apoyo económico que prestamos a esas zonas.
Señora Comisaria y señor Presidente en ejercicio, ha llegado el momento de ser valientes. Ha llegado el momento de trazar el nuevo camino a seguir y desempolvar la «Hoja de Ruta», de revitalizarla y renovarla para el siglo XXI.
Paul Marie Coûteaux (IND/DEM). – (FR) Señor Presidente, dado que ha regresado a la Cámara, quiero felicitar al señor Cohn-Bendit por su intervención bastante apasionada que hemos escuchado hace un momento. A riesgo de sorprenderlo y disgustarlo, diré que estoy de acuerdo con él en casi todos los puntos y, en todo caso, en los principales. Es evidente: no hay otra solución que la política. Es más, esa solución política es posible, por encima de la desesperación de unos y otros, de la desesperación de los extremistas de los ambos bandos. Hay desesperación en la política israelí actual y hay que proteger al Estado de Israel de sí mismo. Pienso que la política de abuso de la fuerza que practica Israel es una política de huída adelante, que a la larga pone en peligro su existencia y preocupa a todos los que quieren que esté seguro, como es nuestro caso.
Simplemente divergimos en dos puntos: no, no es Europa la que impondrá esta solución política, pues no todos la quieren en Europa; tuvieron que pasar más de tres semanas –como usted sabe, señor Cohn-Bendit– hasta que los Ministros de Asuntos Exteriores se reunieran después del comienzo de los bombardeos, y fue para constatar su desacuerdo. Dejemos de soñar con una política basada en otro ejército europeo más, en una marina europea o en Dios sabe qué otra cosa. No estamos de acuerdo políticamente; por tanto, no habrá una opción política europea propiamente dicha. Al menos mientras sigamos la política de Washington –y este es el otro punto en el que difiero de usted–, que consiste en el fondo en favorecer los extremos de los dos campos y destruir el equilibrio geopolítico de la región. Destruyendo Iraq, estigmatizando a Siria y forzando a Siria a retirarse del Líbano, lo que debilita al Líbano –los propios cristianos se dan cuenta, incluso el señor Aoun–, hemos creado las condiciones para un desequilibrio y seguimos cosechando el fruto de ese desequilibrio, que es la guerra, que es dar la palabra a los extremos, quiero decir que de los dos bando, tanto el dominante como el dominado.
Creo, lamentablemente, que no es Europa la que puede imponer esta solución política; no veo otra potencia política más que Francia que sea capaz de hacerlo.
Bruno Gollnisch (NI). – (FR) Señor Presidente, desdichado el país en que la importancia de las minorías y las comunidades étnicas prevalece sobre la autoridad del Estado, y desdichados también los Estados desarmados. El Líbano, pobre país mártir, acaba de sufrir el infortunio una vez más, al proporcionar el motivo, aunque fuera sin querer, para una intervención devastadora y desproporcionada. Sin duda existe el derecho de autodefensa y el derecho a actuar en consecuencia, pero no el derecho a desencadenar una guerra total sin negociaciones, sin formular un ultimátum, sin declarar la guerra y sin remitir primero el asunto al Consejo de Seguridad. Me temo además que esta operación sea contraproducente para Israel, que no ha alcanzado sus objetivos políticos y se ha granjeado la hostilidad de toda la población libanesa.
El señor Tuomioja nos ha dicho que las reuniones de los Ministros europeos se han desarrollado en un clima cordial; ¡qué alivio! Pero esas cálidas reuniones no han impedido la devastación del Líbano.
Se nos habla hoy de una fuerza de interposición europea, pero en ella solo participan, curiosamente, siete de los veinticinco Estados miembros. ¿Debo recordar que la fuerza de interposición en el Líbano existe desde hace 28 años? Mi país, Francia, pagó allí un grave tributo, pero esa fuerza fue totalmente incapaz de prevenir los trágicos sucesos que hemos vivido y, contrariamente a lo que nos ha dicho la Comisaria, se mostró impotente en la reciente tragedia y solo aportó algunos blancos adicionales para las bombas israelíes.
La solución se basa exclusivamente en el reconocimiento de Estados soberanos con fronteras seguras y reconocidas. Hace falta un Estado palestino, libre e independiente, que no existe desde hace decenios, un estado de cosas al que la mayoría de ustedes parecen estar plenamente resignados. No puede haber paz sin esto. Es necesario que el Estado libanés, recientemente liberado de la influencia siria, extienda su autoridad a todo su territorio. Solo en estas condiciones podrá Israel conocer también una paz duradera.
Por último, en lo que respecta a la ayuda de nuestros conciudadanos a la reconstrucción, estamos hartos de pagar para reconstruir lo que otros han demolido. Que cada cual contribuya a la reparación de los daños que ha causado; el Estado libanés por los daños ocasionados por Hezbolá en Israel y el Estado israelí por los daños causados en el Líbano. Que cada cual asuma sus responsabilidades, el Estado de Derecho también depende de esto.
João de Deus Pinheiro (PPE-DE). – (PT) Tanto si nos gusta como si no, ha llegado el momento de que la UE actúe en el ámbito internacional. En primer lugar debemos dar las gracias a la Presidencia finlandesa, a la señora Comisaria y a la Comisión por haber conseguido, o al menos haber permitido, que eso ocurriera.
Es una oportunidad y una responsabilidad. Debemos ser conscientes de que se han juntado todos los ingredientes para que ocurra algo malo. El mandato está lleno de ambigüedades, Hezbolá no se está desarmando, Israel sigue tomando represalias, existe una falta de seguridad en la frontera entre Israel y Palestina, y no se puede confiar en Siria e Irán. Sin embargo, creo que fue una buena decisión que asumiéramos esas responsabilidades.
En cuanto al mantenimiento de la paz, también debemos asegurarnos de que la misión tenga éxito. Debemos asegurarnos de que no haya discordia en la UE y debemos actuar con rapidez si la situación cambia. Creo que podría ser útil una célula informal formada por la Comisión, el Consejo y el Parlamento. Pero lo más importante es desarrollar un marco político paralelo. La propuesta de una conferencia internacional parece muy adecuada, dado que la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano es un requisito previo esencial pero insuficiente por sí solo. Finalmente, debemos movilizar más recursos humanos y financieros porque el proceso requerirá tiempo. Tenemos la obligación de asegurar que nuestros representantes tengan éxito. Es nuestra responsabilidad.
Hannes Swoboda (PSE). – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente en ejercicio del Consejo, en esta intervención quisiera centrarme en la seguridad de Israel y el interés de Europa en ella, dado que se trata de algo que nosotros, debido a nuestra historia –tan terrible, trágica y llena de catástrofes– tenemos la obligación de defender.
¿Pero qué significa la seguridad de Israel? En primer lugar, Israel necesita unos vecinos que también sean seguros, que puedan concentrarse en su propio desarrollo económico y social, que no dependan de sus vecinos, que no estén ocupados ni sufran bloqueos. Así pues, el Líbano tiene que ser independiente, sobre todo de Siria, sin fuerzas militares que lo ocupen y sin la amenaza de un bloqueo.
En segundo lugar, si queremos que Israel sea un lugar seguro –que es el objetivo que tenemos en mente– existen unas resoluciones de las Naciones Unidas que hay que cumplir, y ante todo la primera resolución que, aunque trata sobre la fundación de Israel, también prevé el establecimiento de un Estado palestino. Si queremos que ese Estado exista y sea independiente, es evidente que será necesario retirarse de los territorios ocupados.
Permítanme ahora que cite la opinión expresada por Gideon Levy del periódico israelí Ha’aretz, quien decía, igual que mucho otros israelíes: «El cáncer que nos amenaza más que cualquier terrorismo es la ocupación de un país extranjero y de su gente», y por eso usted, señor Presidente en ejercicio, ha hecho bien en dejar claro, como ha hecho en los últimos días y semanas, que debemos llevar las negociaciones hasta un punto en el que se garantice la seguridad de Israel a largo plazo. Como ha quedado demostrado con la última guerra del Líbano, lo que queremos no se conseguirá ni con guerras ni con violencia, que solo trae consigo más de lo mismo, ni con una retirada unilateral, sobre todo si no va acompañada de una garantía de las fuerzas armadas o de una política de paz para que no haya más atrocidades.
Negociación significa participar en un diálogo, y si alguien tiene que participar en un diálogo con alguien, hay que otorgarse un reconocimiento mutuo, de modo que no deberíamos hablar demasiado de condiciones, sobre todo si son unilaterales. Exigimos a Hamás, y con razón, que reconozca a Israel con las fronteras de 1967, pero después debemos exigir a Israel que acepte también esas fronteras, o bien decirles desde el principio, que se sienten y hablen entre ellos, tomando como punto de partida la correspondiente resolución de las Naciones Unidas, y después de ello podremos hablar de modificaciones y demás. Así pues, solo puede haber un proceso de paz, uno que se base en las negociaciones.
Señor Presidente en ejercicio, quiero corregirle en una cosa, en que no vamos a «volver a un proceso de paz», sino más bien «avanzar hacia un proceso de paz», dado que todavía no ha habido ningún proceso de paz que haya sido realmente efectivo y tuviera posibilidades de éxito.
Quisiera darles las gracias a ambos, señora Comisaria y señor Presidente en ejercicio, por habernos ayudado, con lo que han hecho y con lo que han dicho en las últimas semanas, a conseguir una imagen más realista, para que Europa pueda empezar ahora a desempeñar un papel importante en la puesta en marcha de un proceso de paz duradero del tipo que necesitamos para la seguridad no solo de Israel sino también de la región en conjunto.
(Aplausos)
Alexander Lambsdorff (ALDE). – (DE) Señor Presidente, la situación en Oriente Próximo tiene un efecto directo en Europa, y es lamentable que haya hecho falta una guerra para recordarnos este hecho, que se ha convertido en el centro de todos los esfuerzos diplomáticos. Todos sabemos que lo que Oriente Próximo necesita es una solución política global: dos Estados, Israel y Palestina; paz en la región donde se encuentran los tres países Israel, Siria y el Líbano; ayuda de los Estados árabes no radicales; el retroceso de Irán y de su lacayo Hezbolá. Sabemos lo que tiene que ocurrir.
Ha llegado el momento de juntar las piezas del puzzle, porque la gente sufre con esa violencia. Me complace en gran manera que usted, señor Schulz, haya mencionado la idea del FDP de celebrar una Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Oriente Próximo, como también ha hecho el señor Kurt Beck. Tiene nuestro apoyo al respecto, y sería bueno que realmente se pusiera en práctica. Hans-Dietrich Genscher estará encantado con ello.
Hay muchos Estados miembros implicados en la FPNUL, la operación militar en el Líbano, y sus unidades forman la columna vertebral de ese ejército pero, por desgracia, son unidades nacionales y no son verdaderamente europeas. Y eso no es bueno, porque nosotros, los liberales, compartimos ese sueño de una política europea de seguridad y defensa que el señor Cohn-Behndit ha compartido de forma tan elocuente con nosotros. Sin embargo, quiero decirle una cosa, apreciado señor Cohn-Bendit: para un partido que durante mucho tiempo quiso disolver las fuerzas armadas de Alemania y abandonar la OTAN, considero que es bastante sorprendente que ahora ataquen al pobre Graham Watson solo porque el FDP, después de una larga discusión, haya adoptado una postura justificada sobre este tema y por una vez no esté a favor de ello. Alguien de su posición haría bien en ser un poco más considerado.
Si hubiéramos seguido su política de seguridad por aquel entonces, el señor Onyskiewicz no sería hoy presidente de esta Cámara. De la misma forma que tenemos claro que debemos estar agradecidos a los soldados que cumplirán con su deber en esa difícil región, también está claro que nosotros, como políticos, debemos crear finalmente una política exterior y de seguridad común que demuestre que es digna de su nombre cuando las cosas vayan realmente mal. Ya se han mencionado las dificultades con que se ha encontrado el Consejo. Necesitamos reelaborar las estructuras existentes, necesitamos un proceso de toma de decisiones verdaderamente común; en resumen: necesitamos dar un gran paso adelante, hacia la política exterior y de seguridad común. Hacia allí es hacia donde debemos avanzar; Europa tiene esa responsabilidad y Europa debe asumirla.
Quiero añadir que creo que este debate se debería estar celebrando en Bruselas, y no en Estrasburgo.
Caroline Lucas (Verts/ALE). – (EN) Señor Presidente, es comprensible que la atención se haya centrado en la matanza del Líbano. Sin embargo, no debemos permitir que el mundo olvide los crímenes que se están cometiendo en Gaza, que en realidad se ha convertido en una cárcel para los palestinos. No olvidemos que desde finales de junio han muerto más de 200 palestinos, al menos 44 de ellos niños; tampoco debemos olvidar que miles de palestinos se han visto obligados a huir de su hogar; ni que cuando hablamos de prisioneros israelíes, que por supuesto deben ser liberados, también hay 9 000 presos palestinos que siguen en cárceles israelíes, y que más de la mitad están ahí sin juicio; y no olvidemos tampoco que los parlamentarios electos de Hamás siguen detenidos. Es evidente que no se podrá conseguir una paz duradera en Oriente Próximo hasta que no veamos el fin de la ocupación israelí de Palestina.
Ha habido muchos apretones de manos hoy en esta Cámara, diciendo: «si al menos hubiera algo más que pudiera hacer la UE». Rogamos a las autoridades israelíes que desbloqueen los fondos palestinos que retienen; les suplicamos que abran los pasos fronterizos; les pedimos que pongan fin al bloqueo aéreo y marítimo, les solicitamos que no empiecen a construir nuevos asentamientos ilegales; pero en realidad no cambia nada.
Creo que hace ya mucho tiempo que deberíamos habernos hecho eco de la recomendación de los jefes de misión de la Unión Europea en Jerusalén y pedir la suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel debido a los abusos de los derechos humanos, tal como estipula el artículo 2 de dicho Acuerdo. Si nosotros, la UE, no nos tomamos en serio a nosotros mismos y nuestros acuerdos, no debe sorprendernos que los demás tampoco lo hagan.
Señora Comisaria, usted ha dicho que está en juego nuestra credibilidad. Sí, lo está. La Unión Europea ejerce una gran influencia en Oriente Próximo y deberíamos usarla para conseguir más.
Adamos Adamou (GUE/NGL). – (EL) Señor Presidente, la invasión por parte de Israel y el allanamiento del sur del Líbano, el desplazamiento de cientos de miles de personas, muchas de las cuales recibieron la hospitalidad del pueblo de Chipre, la masacre de víctimas, todo ello demuestra el fracaso de la doctrina de la denominada guerra contra el terrorismo. Demuestra que quieren la construcción técnica de un nuevo Oriente Próximo, que los pueblos de la región rechazan, y ambos objetivos se basan en el poder de las armas y la violación del Derecho internacional.
La matanza en la región solo se detendrá si la política de violencia por parte de los fuertes se sustituye por un diálogo pacífico y justo con pleno respeto de la integridad territorial y la soberanía de los Estados, sobre todo en Palestina y más especialmente en Gaza, donde un 70 % de la población pasa hambre y sufre.
La Unión Europea también debe asumir graves responsabilidades. El Presidente Abbás y sus esfuerzos por formar un Gobierno de unidad nacional deben recibir apoyo político. Hay que liberar a los Ministros y parlamentarios palestinos, levantar inmediatamente el aislamiento económico de los territorios ocupados y reanudar las conversaciones. Tampoco debemos olvidar que el problema principal es la cuestión palestina y si queremos o no una paz duradera en la región.
Ģirts Valdis Kristovskis (UEN). – (LV) Señorías, las firmes palabras que hemos escuchado aquí confirman que es necesario que la toma de decisiones de la PESC sea más eficaz. La resolución que vamos a adoptar aquí contiene muchos puntos positivos, como el requisito referente al desarme de Hezbolá. Pero es sorprendente que esa organización no esté en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea. Esa lista incluye el movimiento opositor iraní, los Muyahidines, y en varias ocasiones hemos pedido que sea borrado de la lista, sin conseguirlo. ¿Por qué Hezbolá no está incluida en la lista de terroristas? ¿Es porque Hezbolá está representada en el Gobierno del Líbano? ¿La provocación de este conflicto, que implica grandes pérdidas, no es motivo suficiente para hablar abiertamente de esos temas? Quisiera pedir a quienes en la actualidad son responsables del liderato de Europa que dediquen sus energías no solo a la capacidad de destinar recursos al trabajo de reconstrucción y al despliegue de las fuerzas de paz, sino también a ofrecer una respuesta exacta, sólida y honesta respecto a las razones del conflicto.
Gerard Batten (IND/DEM). – (EN) Señor Presidente, en el curso de este debate hemos oído hablar varias veces de la necesidad de una solución negociada y un proceso de paz. ¿Pero con quién negociamos y sobre qué base? La guerra del Líbano ha sido consecuencia de que Hezbolá secuestrara soldados israelíes, provocando, como no es de extrañar, represalias por parte de los israelíes y la escalada del conflicto que hemos visto.
El líder de Hezbolá, Sayed Hasán Nasralá, dijo que no habría ordenado la captura y el secuestro de los soldados si hubiera sabido que el resultado sería la guerra total. ¿Qué esperaba? No son las palabras de un líder político, sino las de un terrorista y un gángster político. Ordenó los secuestros porque pensaba que podría salirse con la suya. No lo consiguió, pero provocó una guerra de la que de todos modos podía culpar a los israelíes.
Los palestinos han elegido a un Gobierno terrorista, Hamás, y el Líbano tiene dos representantes terroristas de Hezbolá en su Gobierno. Esas decisiones tienen consecuencias para los palestinos y los libaneses, como hemos visto. ¿Cómo responde la Unión Europea a todo esto? Enviando más dinero a los protagonistas: 435 millones de euros en lo que va de año a Palestina y 42 millones de euros al Líbano.
Deberíamos esperar a que los Ministros de Hamás y Hezbolá en cuestión renunciaran a sus intenciones de echar a los israelíes al mar antes de plantearnos el envío de ayuda a sus Gobiernos. De lo contrario, esos pagos no son más que una financiación del terrorismo.
Mario Borghezio (NI). – (IT) Señor Presidente, Señorías, la señal que dio un Ministro de Asuntos Exteriores de un país miembro y fundador de la Unión Europea, el Ministro de Asuntos Exteriores de mi país, al pasear del brazo con un destacado representante de Hezbolá, no es una señal positiva que Europa pueda emitir a sus ciudadanos, a quienes desean seriamente la paz y quieren contribuir a la solución de los gravísimos problemas con que se enfrenta la zona, en especial un país atormentado como el pobre Líbano.
Francia tiene el mérito indiscutible de haber puesto sobre la mesa, desde el principio, la cuestión más importante, al pedir que se incluyera en el mandato de las Naciones Unidas el embargo de la entrada de armas en el Líbano por cualquiera de sus fronteras, es decir, en primer lugar desde Siria. No obstante, con respecto a esto, incluso después de la intervención de la Comisaria Ferrero-Waldner –que tiene el mérito de haber hablado con gran claridad sobre la necesidad y el derecho del Líbano a ser independiente de nuevo y, por tanto, no dependiente de Siria–, hay que criticar que no se haya hablado claro ni mucho menos sobre cuestiones tan fundamentales.
Nosotros queremos saber y Europa debe saber qué se supone que va a hacer esta fuerza, cuáles son sus tareas y cuáles son los recursos que tendremos. Si alguien nos dice, por ejemplo, que desarmar a Hezbolá significa transferir esos nobles guerrilleros al ejército libanés, le responderemos que esa no es la solución del problema y, sobre todo, que no se ajusta a los objetivos que Europa debe perseguir y, con ella, también los países miembros que participan en la misión de la FPNUL.
Entre otras cosas, muchos expertos militares destacan el peligro de una intervención que no esté sujeta a un mandato con unos objetivos precisos y correctos. En este punto fundamental, hay que tener la valentía de hablar claro y exigir garantías adecuadas –esto lo debe hacer Europa–, porque allí están nuestros soldados y este es, por supuesto, el papel de Europa.
Elmar Brok (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente en ejercicio del Consejo, se necesitaba una Europa, y salieron los Estados nacionales dando traspiés, aunque en la dirección correcta. Es una prueba más de que la estructura actual no nos está llevando a ninguna parte, y una prueba más de que sin la Constitución no podemos cumplir nuestras obligaciones para con nuestros ciudadanos, porque no tenemos las estructuras adecuadas.
Y pasando al tema en cuestión, lo que estamos discutiendo aquí es una controversia que seguramente debería tratarse en el contexto del conflicto más amplio de Oriente Próximo. Puedo ver que hay un conflicto entre palestinos e israelíes, pero Hezbolá no es la parte afectada; las granjas de Chebá son tan solo un detalle. Estamos hablando de un grupo que no está directamente implicado en el conflicto y que, espoleado y con el apoyo de Irán y Siria, lleva a cabo los ataques con los que pretenden destruir el Estado de Israel. Si queremos llegar a una valoración justa de la situación, debemos tener muy claro que así es como empezó.
Por supuesto, se puede discutir si la reacción de Israel a la situación actual ha sido exagerada. Creo que sí pero, en mi opinión, no debemos olvidar la situación básica. Por este motivo, tiene que haber ahora un compromiso claro por parte de Siria e Irán de no suministrar más armas. Debe quedar claro que hasta ahora Hezbolá se ha resistido a la resolución 1559, y que no debe permitirse que la milicia tenga armas. Solo se podrá conseguir la soberanía del Líbano si solamente el Gobierno tiene un monopolio del uso de la fuerza en su propio país y si no se permite que Hezbolá tenga armas.
Por ese motivo tiene que haber también un mandato claro. Entiendo que hoy nadie tiene poder para desarmar inmediatamente a Hezbolá, pero todos esos rodeos –por ejemplo ese debate actual sobre si las inspecciones marítimas deben realizase dentro de la zona de siete millas y cosas así– me hacen sospechar que intentan continuamente crear nuevas escapatorias para conseguir un nuevo rearme, lo que podría llevarnos una vez más a la guerra.
Ese ejército de la FPNUL debe tener más oportunidades de conseguir mejores resultados, de modo que los 15 000 hombres no se vean reducidos a la postura de simples testigos como los 2 000 soldados que han ido hasta ahora, que han visto dónde se escondían las cosas pero no han podido hacer nada contra ese ocultamiento de armas. Es obvio que eso debe ocurrir con la colaboración del Gobierno libanés, pero debemos enfrentarnos a esa situación con transparencia.
Por lo tanto debemos exigir de verdad –y no solo con frases superficiales de compromiso– la puesta en práctica de las resoluciones 1701 y 1559. Seguramente eso es lo que cuenta si queremos recuperar la paz en una región esencial, una paz que nos dará más posibilidades de resolver los verdaderos problemas del conflicto de Oriente Próximo.
Creo que por fin ya va siendo hora de que el Cuarteto haga una aparición conjunta sobre el terreno y ocupe la zona con la mayor cantidad posible de tropas del Cuarteto para asegurar que se cumplan sus exigencias escritas. Solo si actúan juntos podrán ofrecer la credibilidad necesaria para respaldar las garantías de seguridad y ayudar a construir un Estado israelí seguro y un Estado palestino viable. Nadie puede conseguirlo solo; solamente será una realidad si trabajamos juntos, y así debe ser.
Debemos recuperar un tipo de Conferencia como la de Madrid para encontrar un nuevo comienzo para la región. También espero que desaparezca el terror en Palestina, en la Franja de Gaza y en Cisjordania, que el Presidente Abbás encuentre la forma de detenerlo, y que a la vez se interrumpan las acciones israelíes. Israel debe reconocer que su propia existencia depende de que haya paz ahora que se dispone de nuevas armas con un alcance más amplio.
La situación ha cambiado: eso es lo que hemos aprendido del conflicto del Líbano. Espero que así se reconozca en Jerusalén y que se reconozca en Ramala. Si ambas partes quieren escapar de una posible destrucción y ofrecer a sus hijos una oportunidad, deben llegar a un acuerdo, y también nosotros debemos aportar nuestro grano de arena para conseguirlo.
(Aplausos)
Véronique de Keyser (PSE). – (FR) Señor Presidente, señor Tuomioja, señora Ferrero-Waldner, este verano hemos asistido a una tragedia que ha concluido en un baño de sangre. Más de 1 000 libaneses han sido asesinados, en su mayoría civiles, un millón de personas desplazadas, un país totalmente destruido, infraestructuras en ruinas, un mar contaminado, una agricultura envenenada y armas que probablemente son ilegales siguen matando gente en estos días. Un desastre para el Líbano y muchas heridas para Israel, donde los daños, felizmente, han sido menores.
Y durante esta tragedia, un escándalo ha estallado sobre las Naciones Unidas, paralizadas por los Estados Unidos, incapaces de obtener un alto el fuego inmediato, pues había que dejar a Israel tiempo para acabar su trabajo sobre el terreno. Las palabras se han subvertido. Una masacre de civiles se llama ahora «un contraataque desproporcionado e indiscriminado». Invadir un país es «combatir a una milicia». Eliminar un movimiento de resistencia es «buscar a un soldado secuestrado». Pero nadie se engaña. La guerra estaba incubándose. La dejamos incubar. Estaba planificada. En ella intervenían, es cierto, múltiples actores, como Siria e Irán, pero también, por desgracia, a través de Israel, que es víctima de la guerra, los Estados Unidos, que siguen experimentando con su desastroso concepto de desequilibrio constructivo para rediseñar Oriente Próximo. Ese concepto, que se ha saldado con un fracaso en Iraq, se ha aplicado una vez más y está mostrando sus limitaciones.
En este caso, el conflicto tiene raíces profundas. Están en Palestina, que sigue estando ocupada y sigue esperando un Estado del que la mitad del Gobierno y del Consejo Legislativo democráticamente elegido están en prisión. También en Palestina hace falta un alto el fuego y una fuerza de interposición. Es más, mientras los libaneses morían casi delante de las cámaras, 250 palestinos perdían la vida con toda discreción, bajo la ocupación.
No se resolverá nada en Oriente Próximo si no se encuentra una solución a este conflicto con el apoyo de toda la comunidad internacional, incluidos los países árabes, los palestinos y, por supuesto, Israel y los Estados Unidos. Doy las gracias a Francia y a Italia por haber señalado esto y también a la Presidencia finlandesa por haber alzado de nuevo la bandera europea y por haber emprendido esta vía y entablado negociaciones con todos los agentes, incluida Siria.
Deseamos sinceramente que se celebre una conferencia de paz internacional. Esa es la respuesta europea al concepto estadounidense de destrucción y desequilibrio constructivo y es, añadiría yo, la única solución posible. Hoy nos sentimos aliviados, pero se ha pasado página. Europa va a contribuir sin duda a la reconstrucción del Líbano, pero he defendido en mi Grupo, señor Gollnisch, lo que usted desea, es decir, la idea de que los responsables de la destrucción han de pagar, no porque tengamos que reclamar que nos devuelvan nuestro dinero, sino porque es una idea de justicia y responsabilidad y porque sin justicia y sin que cada uno asuma sus responsabilidades no habrá paz en Oriente Próximo.
(Aplausos)
Frédérique Ries (ALDE). – (FR) Señor Presidente, cada una de las víctimas civiles de esta guerra es una tragedia, tanto en el Líbano como en Israel, y lo que deseo expresar de entrada en esta Cámara es nuestra solidaridad con los que sufren. Hoy, la solidaridad figura entre nuestras preocupaciones principales, del mismo modo que el retorno al proceso político, como ya se ha dicho, y a la «Hoja de Ruta», pero también la liberación de los soldados israelíes, el apoyo a la democratización del Líbano, cuya historia, tradiciones y cultura no tienen nada que ver con la ideología terrorista de Hezbolá, el levantamiento del bloqueo del Líbano a condición de que se decrete un embargo sobre las armas y la cuestión esencial del desarme de Hezbolá.
Me gustaría responder amistosamente al señor Cohn-Bendit, que nos preguntaba hace un momento si alguien se había preocupado de estas cuestiones hace un año. Nosotros, señor Cohn-Bendit –yo misma y otros colegas– hablamos de la resolución 1559 en marzo de 2005. Nosotros, el Parlamento Europeo, reunidos en sesión plenaria, abordamos y votamos –cito de memoria pues no tengo aquí la nota– «la prueba irrefutable de actos terroristas». Pedimos y votamos el desarme de Hezbolá y rogamos al Consejo que actuara en ese sentido. Lo hicimos.
Dicho esto, comprendo bien a quienes hoy señalan, ante esta Asamblea, la necesidad de entablar un diálogo y recurrir de nuevo a la diplomacia, pero les hago esta pregunta: ¿cómo hacer que respete las resoluciones 1559 y 1701 el jeque Nasralá, que, en múltiples ocasiones, ayer mismo por la mañana en la prensa libanesa, ha rechazado todos los llamamientos al desarme? Vuelvo a lo que ha dicho la señora Comisaria: Europa está más que nunca en una encrucijada a la hora de encontrar nuevos caminos y evitar una repetición de los errores del pasado, que resultaría absolutamente trágica.
Johannes Voggenhuber (Verts/ALE). – (DE) Señor Presidente, por un momento me ha resultado liberador que nuestro estimado colega el señor Watson haya dicho que debemos mirar hacia adelante, y no hacia atrás. Pero las personas asesinadas de forma tan cruel y absurda, en esta guerra tan cruel y absurda, nos obligan a preguntarnos si esta guerra se podía haber evitado, y es una pregunta que también Europa debe responder.
En marzo de 2005, este Parlamento adoptó una resolución que condenaba las actividades terroristas de Hezbolá y pedía que el Consejo tomara medidas para abordarlas. No se tomó ninguna de esas medidas; el Consejo no cumplió esa petición. En cuanto a la resolución de las Naciones Unidas sobre el desarme: nunca ha habido ninguna iniciativa por parte de la Unión Europea que garantizara su aplicación. Al contrario, Hezbolá se ha armado cuantiosamente durante años ¿No lo sabían nuestros servicios secretos? ¿No notábamos que Hezbolá estaba construyendo centenares de bases de cohete con la excusa de las zonas residenciales civiles? No se hizo nada al respecto.
¿Realmente no sabíamos que Irán utilizaba ese conflicto como medio para ganar hegemonía en la región? ¿De verdad no podíamos ver, los europeos, el peligro inminente de guerra, de tal modo que ahora podemos simplemente cubrir nuestra inactividad mirando hacia adelante y no hacia atrás? Todos los sectores de esta Cámara invocan el derecho de Israel a existir, y con razón, y ello me complace, pero ¿por qué después observamos pasivamente como los que quieren destruir Israel se reorganizan continuamente, hasta que el pánico social, político e incluso militar irrumpe en la zona? ¿Podría ser que al mirar atrás viéramos nuestra propia responsabilidad conjunta en esos acontecimientos?
Vittorio Agnoletto (GUE/NGL). – (IT) Señor Presidente, Señorías, soy pacifista y nunca he pensado que la paz se pudiera conseguir con las armas. Por tanto, no estoy demasiado contento con el envío de tropas al Líbano, pero para ser realista me doy cuenta de que nos encontramos ante una intervención de limitación de daños, que representa la única posibilidad de conseguir que Israel se retire del Líbano. No obstante, cuanto más neutrales sean las fuerzas de mantenimiento de la paz, tanto más creíbles serán.
Por ello, es necesario que Italia, así como las demás naciones participantes en la FPNUL, rompan de inmediato todo acuerdo de ayuda militar con Israel, como por ejemplo el suscrito por Italia hace dos años. Si el objetivo es una paz duradera, no bastan las tropas, de modo que pido a la Unión Europea que organice la presencia de cuerpos civiles de paz en la frontera entre el Líbano e Israel, con un mandato y una gestión independientes de la misión militar.
Debemos apoyar la petición, ya formulada por organizaciones humanitarias, de una comisión de investigación de las Naciones Unidas sobre posibles crímenes de guerra cometidos por Israel contra civiles, entre ellos el uso de bombas de racimo y el bombardeo de infraestructuras civiles.
Comparto la opinión del Consejo de que en Oriente Próximo no habrá paz duradera si no se respetan los derechos del pueblo palestino. Por esta razón, la Unión Europea debe proponer formalmente el envío de una fuerza de interposición también entre Palestina e Israel y exigir a este país que respete todas las resoluciones de las Naciones Unidas.
Hélène Goudin (IND/DEM). – (SV) Señor Presidente, la UE está utilizando el conflicto entre Israel y el Líbano como pretexto para consolidar la política exterior y de seguridad común. Nuestra opinión es que los Estados miembros deberían actuar de forma independiente en sus respectivas relaciones de política exterior y coordinar sus esfuerzos y sus posiciones comunes en el marco de las organizaciones internacionales existentes. Las Naciones Unidas son la organización internacional mejor situada para propiciar una solución duradera al conflicto de Oriente Próximo.
Los problemas complejos de política exterior requieren soluciones globales a largo plazo en vez de medidas de la UE que a menudo se caracterizan por sus limitados intereses nacionales especiales. La comunidad internacional debe mejorar en la prevención de conflictos e incrementar la capacidad de las Naciones Unidas para intervenir a tiempo. Apoyamos el continuado esfuerzo multifuncional que se realiza para promover la paz. Este trabajo debe tener lugar dentro del marco de la cooperación de las Naciones Unidas.
James Hugh Allister (NI). – (EN) Señor Presidente, no apoyo todos los actos de Israel, pero no tengo ninguna duda de que en el último conflicto Israel no era el agresor y que, como Estado soberano, tenía todo el derecho a defenderse de los continuos ataques asesinos de los cohetes de Hezbolá. El hecho de que Hezbolá, financiada por Irán y Siria, pudiera actuar como lo hizo mientras formaba parte del Gobierno del Líbano ilustra la locura que es llegar a admitir en el Gobierno a una organización de tendencia terrorista, ya sea en el Líbano, en Palestina o incluso en mi país, Irlanda del Norte.
En Israel, el nivel de agresión continua era tal que se hizo necesaria una respuesta contundente. Ahora, el principal reto para el futuro es desarmar a Hezbolá. Confío en que la parte fundamental del mandato no se vea eludida o diluida; de lo contrario, no haremos más que acumular problemas para el futuro. Aprendamos la lección y abordemos esta parte fundamental del mandato.
Tokia Saïfi (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, los sucesos increíblemente violentos que tuvieron lugar este verano en el Líbano son muy graves. Asistimos a una aceleración de la historia y los ingredientes que alimentan el conflicto nunca han estado tan concentrados: cada vez más tecnologías militares, cada vez más fanatismo, cada vez más arrogancia. A la vista del cariz que están tomando las cosas, debemos ser plenamente conscientes de que estamos sentados sobre una bomba de relojería que amenaza con sumir a la larga a todo Oriente Próximo en un estado de agitación y que afectará a Europa.
Todo el mundo reconoce que la permanente escalada de violencia ha llegado a su límite y que hay que respetar el Derecho internacional. Hoy urge levantar el bloqueo sobre el Líbano, pero la máxima prioridad es resolver el conflicto entre Israel y Palestina antes de que sea demasiado tarde. Europa debe alzar la voz. Debe dar una importancia decisiva a la creación de una zona euromediterránea basada en la paz, el desarrollo para todos y el diálogo entre civilizaciones.
Reunida el pasado 24 de agosto en Bruselas, la mesa de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea –la APEM, una asamblea soberana que reúne a diputados al Parlamento Europeo, diputados nacionales de los veinticinco Estados miembros y diputados de diez países mediterráneos– decidió enviar una delegación al Líbano, Israel y Palestina. Como presidente de la Comisión Política de esta Asamblea, encabezaré dicha delegación a partir del 18 de septiembre, con la misión de estudiar las condiciones necesarias para la reanudación del diálogo político. Con esta delegación, que asocia a las dos orillas del Mediterráneo, queremos sentar juntos las bases de una nueva etapa en una verdadera asociación euromediterránea, en la que Europa tiene un papel crucial que desempeñar.
Señor Tuomioja, señora Comisaria, ha llegado la hora.
Carlos Carnero González (PSE). – (ES) Señor Presidente, seamos claros: la prevención, la gestión y, ahora, la reconstrucción tras la guerra, habrían necesitado que Europa contara con los instrumentos suficientes para hacerlo con éxito. No los tenemos todavía. No tenemos una Constitución en vigor; una Constitución que incluya un Ministro de Asuntos Exteriores, la posibilidad de tomar decisiones por mayoría cualificada y de que el Consejo encargue a un grupo de países llevar a cabo la misión que hoy van a realizar algunos Estados miembros.
Pero tenemos una oportunidad por delante. La oportunidad que nos da el día después de una guerra brutal. Italia, Francia, España y otros países de la Unión se han comprometido participando en una FPNUL reforzada, cuya principal misión será hacer respetar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Pero políticamente lo fundamental en esta situación es cambiar la orientación en Oriente Próximo. Cambiar esa orientación que los Estados Unidos, de manera unilateral, han tratado de imponer desde la guerra en Iraq. Qué diferencia entre los soldados que ocuparon Iraq y los soldados europeos que van hoy a hacer cumplir la legalidad internacional y a restablecer la paz. No olvidemos que esa diferencia se basa también en valores: los valores de la Unión Europea.
No tenemos que descubrir el Mediterráneo. Tenemos el proceso de Barcelona y hay que usarlo a fondo. Tenemos que impregnar el conflicto de Oriente Próximo del espíritu del proceso euromediterráneo, de la cooperación, de la solidaridad, del diálogo entre culturas y entre pueblos para establecer la paz y mantenerla.
Parte de ese proceso es la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea. Tendré el honor de participar en la delegación que va a enviar a la zona, presidida por la señora Saïfi. Y es un logro que tenemos que subrayar. Tenemos que defender la democracia en el Líbano y también tenemos que ser capaces de impulsar una nueva Conferencia Internacional, basada en el espíritu de la Conferencia de Madrid, que fue un éxito.
Elizabeth Lynne (ALDE). – (EN) Señor Presidente, el hecho de que el Consejo de Ministros no pudiera exigir un alto el fuego inmediato significó que nos quedábamos de brazos cruzados y permitíamos que se destruyera la infraestructura del Líbano y que más de mil personas civiles murieran tanto en el Líbano como en Israel, para no hablar de las bombas de racimo que comportarán aún más muertos.
La culpa de este fracaso la tiene directamente el Gobierno británico, y Tony Blair en particular. ¿Qué ha conseguido con su fidelidad de perrito faldero a George Bush? Aparte de una destrucción sin sentido de bienes y vidas, ha causado un despecho aún mayor de la comunidad musulmana. Y todavía tiene la desfachatez de decir que no cree que eso comporte nuevos ataques terroristas. Si estoy enfadada, y las personas como yo estamos enfadadas, por lo de Iraq y ahora el Líbano, ¿qué tipo de argumentos ofrece a las personas que pretenden aleccionar a los jóvenes musulmanes marginados? Nada –repito, nada– justifica un acto terrorista, pero Tony Blair debe darse cuenta de que sus acciones le hacen culpable.
Angelika Beer (Verts/ALE). – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, en general estoy de acuerdo con usted y pienso que ha guiado a Europa, a esa Europa a la que todavía le falta una Constitución, muy bien a través de la crisis. Ha dicho que no puede haber una solución militar o unilateral para ninguno de los continuos conflictos de la región, y, aunque estoy de acuerdo con usted, quisiera añadir que también tenemos que hablar de Irán en ese contexto.
Si queremos impedir el rearme de Hezbolá, si queremos impedir que la amenaza de Rumsfeld se convierta en realidad después de la expiración del plazo –él pensaba que podía haber una nueva guerra–, si queremos evitarlo, los europeos debemos reanudar las negociaciones con Irán respecto a una solución del conflicto nuclear y también sobre la finalización de su apoyo a Hezbolá. Creo que se lo debemos a Israel, pero también a toda la región de Oriente Próximo. Y para ello se requiere el coraje de superar la barricada estadounidense y decir, muy claramente: la solución es simple, no podemos considerar la suspensión del enriquecimiento nuclear, al menos de momento, como condición previa, sino que precisamente es nuestro objetivo. Y no podemos exigirla como condición previa a las negociaciones; más bien debemos negociar para conseguir nuestro objetivo. Esta es la forma de proceder. Si los europeos podemos conseguirlo juntos, entonces creo que realmente tendremos una solución pacífica para toda la zona de Oriente Próximo.
Bogdan Klich (PPE-DE) – (PL) Señor Presidente, la opinión pública europea ha reaccionado con satisfacción ante la rápida y poco burocrática respuesta de la UE a los acontecimientos del Líbano. Fue la decisión del Consejo de enviar un fuerte contingente de siete mil hombres al Líbano lo que salvó la misión de la FPNUL. Asimismo, las porciones de ayuda humanitaria que la Comisión proporcionó también salvaron nuestra imagen en dicho país. Esas acciones nos darán la oportunidad de convertirnos en un actor importante en Oriente Próximo, en vez de quedarnos al margen, como ocurrió durante la crisis de Iraq.
Para que así pueda ocurrir a corto plazo, lo más importante, en mi opinión, es preparar y dirigir de forma adecuada la misión de la FPNUL. Hasta hace poco no era una misión difícil y el mandato de las fuerzas era limitado. Pero ahora la misión debe ser bastante más amplia, lo que significa que será peligrosa sobre todo para nuestras tropas sobre el terreno. Tareas como aislar a los terroristas de Hezbolá de las fuentes de armamento o desarmar al grupo plantean una gran amenaza para el contingente militar.
En segundo lugar, a medio plazo, el Líbano necesita ayuda financiera, que debe fluir a mayor escala. Es necesario para reconstruir la infraestructura, para consolidar las instituciones democráticas y modernizar y desarrollar las fuerzas de seguridad libanesas. Para poder conseguirlo, necesitamos hacer uso de nuestro poder atractivo (soft power), en concreto del poder de la tesorería de la UE.
En tercer lugar, a largo plazo, hace falta una solución de paz global para toda la región. Esto significa entrar en un diálogo serio con Siria y unas negociaciones satisfactorias con Irán en relación con su programa nuclear. Pero también es necesario un verdadero acuerdo entre Israel y los palestinos porque esa es la clave de la estabilidad en Oriente Próximo. Sin ese diálogo la región seguirá siendo un punto álgido.
Jo Leinen (PSE). – (DE) Señor Presidente, debemos mirar adelante, pero también vale la pena mirar atrás para ver cómo se ha gestionado la crisis del Líbano.
Aunque el resultado conseguido por el compromiso europeo es aceptable, la forma como se ha conseguido ese resultado no lo es tanto. Durante semanas no hemos visto más que confusión, y los debates se celebraban en las capitales de cada país, pero no en la capital europea, en Bruselas. Mantengo que es gracias a la Presidencia finlandesa y al Gobierno italiano que Europa ha escapado por poco de la vergüenza. La zona de la crisis forma parte de nuestra vecindad, y por lo tanto tenemos una responsabilidad especial.
Es muy bonito oír decir a la Comisaria Ferrero-Waldner que la UE está dispuesta a ofrecer ayuda humanitaria y práctica inmediatamente. La cadena de responsabilidad en ese sentido es evidente, dado que tenemos mecanismos y métodos para ello. Pero cuando se trata de ayuda política y militar, no hay nada claro. Existe un gran vacío, una gran deficiencia, y se ha tardado siglos en coordinar las cosas. También quiero decir que esa crisis ha demostrado claramente una vez más el precio que pagamos por la falta de Constitución. Necesitamos nuevos instrumentos, un Presidente del Consejo que pueda convocar a los Jefes de Estado o de Gobierno, un ministro de Asuntos Exteriores europeo que pueda hacer uso de su poder operativo, un servicio de Asuntos Exteriores que pueda reunir información sobre el terreno, y un grupo de Estados miembros que, mediante una mejor cooperación, pueda actuar en nombre de la UE.
Debemos mirar hacia adelante. Yo diría también: ahora tenemos una oportunidad de convertirnos en algo más que donantes financieros, y ser también actores políticos en Oriente Próximo. Europa tiene algo que aportar. La CSCE o Conferencia de Madrid debe ser ahora el modelo para la fase siguiente. Hemos puesto fin a la Guerra Fría: y tiene que ser posible también en Oriente Próximo.
Ignasi Guardans Cambó (ALDE). – (ES) Señor Presidente, si somos muchos los que vemos en este momento una oportunidad para la Unión Europea, no es solo por convicción europeísta, que también. Es que solo cuando la Unión Europea habla y actúa con una sola voz y a la altura de su peso en el mundo, a la altura de sus compromisos, puede ser realmente eficaz. Si no, no lo es.
Por eso, tenemos la obligación histórica de aprovechar este momento, con los instrumentos que tenemos, si bien es cierto que no son todos los que deberíamos tener. Es la hora de la política, la hora de poner todo el peso de la Unión Europea y su autoridad moral en la búsqueda de una solución que garantice la seguridad de Israel sin que el precio a pagar sea la vida y la libertad de sus vecinos. Es la hora de la unidad europea para exigir el fin de la ocupación, para apoyar la autoridad de las Naciones Unidas también sobre el Estado de Israel, que, por cierto, le debe a las Naciones Unidas su propia existencia. Es la hora de la unidad en la acción militar en el seno de la FPNUL que, si acaba siendo auténticamente europea, y hay instrumentos para que lo sea, sin necesidad de una Constitución, ganará en legitimidad y en peso político.
Ojalá que de esta miserable guerra pueda salir una paz duradera.
Rodi Κratsa-Τsagaropoulou (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente en ejercicio del Consejo, los recientes trágicos acontecimientos del Líbano y la escalada de la situación en los territorios palestinos han puesto a la comunidad internacional cara a cara con los impasses de esa región tan vulnerable y sus repercusiones en la paz y la seguridad global.
Y ese hecho nos preocupa especialmente como europeos porque las repercusiones económicas, políticas o ecológicas de la crisis afectan directamente a los Estados miembros de la Unión, a la vez que perjudican al plan conjunto de paz, seguridad y prosperidad en la zona y la creación de una zona de libre comercio antes de 2010.
Por lo tanto Europa tiene razones vitales para buscar la paz y el desarrollo en la zona. Su intervención debe empezar a ejercer una mayor influencia para una situación pacífica de esos problemas.
Los acontecimientos de esa región nos indican una vez más la naturaleza compleja y multifacética de la situación, algo que la Unión Europea, debido a su proximidad y sus asociaciones y vínculos históricos con los Estados de la región, conoce mejor que otras fuerzas.
Así, hoy, a pesar de sus puntos débiles, la Unión Europea está menos dividida de lo que estaba durante la crisis de Iraq y es más consciente de la necesidad de una acción conjunta. Y lo está demostrando con su intención de aplicar la resolución del Consejo de Seguridad, la necesidad de aclarar el contenido y el papel de la fuerza de mantenimiento de la paz y su participación en esa fuerza.
También debe trabajar para invertir de forma inmediata el aislamiento del Líbano, con el fin de que su intervención política, humanitaria y de desarrollo sea más efectiva. Además, debe apoyar al Gobierno libanés, que se ha visto perjudicado tanto por los recientes acontecimientos como por la prolongada ocupación de Siria y, a la vez, consolidar las instituciones democráticas y la evolución del sistema político hacia un sistema popular en el que las fuerzas creativas se vean liberadas de límites religiosos poco tolerantes y puedan operar basándose en los partidos y las declaraciones.
Una política y un desarrollo social de este tipo también harán que Hezbolá, que sigue siendo un mito y un misterio, se acerque más a la «libanización», la transparencia y la participación para poder resolver los problemas.
Béatrice Patrie (PSE). – (FR) Señor Presidente, Señorías, tras el conflicto del verano de 2006 que ensangrentó el Líbano, estamos de acuerdo en que se presenta una ocasión histórica para que la Unión Europea desempeñe un papel capital en la compleja partición de Oriente Próximo. Nuestro plan de trabajo tiene varios objetivos. En primer lugar, convencer a la comunidad internacional y a todos los protagonistas de la región de que ninguna solución violenta –incluida la solución militar– es viable para garantizar de forma duradera la paz, la estabilidad y la prosperidad en Oriente Próximo, ya sea en el Líbano, en Palestina o en otras partes.
En segundo lugar, encabezar la promoción de una solución política global para la región y decir claramente que una solución independiente de los distintos conflictos regionales no tiene sentido. A este respecto, preconizamos una conferencia internacional, que deberá reunir necesariamente a todos los agentes regionales, incluido Irán y su difícil expediente nuclear, incluida Siria, con la que tendremos que reanudar la negociaciones de asociación, pero sin renunciar a nuestras exigencias democráticas. Tampoco podremos ignorar indefinidamente a las fuerzas políticas llegadas al poder a través de elecciones que nosotros mismos consideramos democráticas, en Palestina o en el Líbano.
Por lo que se refiere concretamente al Líbano, debemos comprometernos firmemente en su reconstrucción, obtener sin demora el levantamiento del embargo, reconstruir las infraestructuras y las casas destruidas, retirar las minas que amenazan a diario la seguridad de los libaneses e impiden el cultivo de un tercio de las tierras del país. No son solo objetivos financieros, sino objetivos políticos de la Unión Europea. No abandonemos la reconstrucción exclusivamente en manos de Hezbollah y otro Qatar.
Por último, concluyo, tenemos que apoyar a los demócratas y las fuerzas políticas progresistas libanesas. Sepamos apoyar, como en la primavera de 2005, la determinación de los libaneses de tomar en sus manos su destino colectivo. Este verano, han demostrado que tienen capacidad para ello.
(El Presidente interrumpe a la oradora)
Sajjad Karim (ALDE). – (EN) Señor Presidente, empezaré citando un artículo publicado por Gideon Levy en Haaretz el 3 de septiembre de 2006. Dice: «Gaza ha sido ocupada de nuevo. El mundo debe saberlo (...). Su situación es peor que nunca. Desde (...) el estallido de la guerra del Líbano, las Fuerzas de Defensa Israelíes han arrasado Gaza –no hay otra palabra para describirlo– matando y destruyendo, disparando y lanzando bombas, indiscriminadamente.
«Nadie piensa en crear una comisión de investigación; esta cuestión ni siquiera está en el orden del día. Nadie pregunta por qué se hace, y quién lo ha decidido. Pero amparadas en la sombra de la guerra del Líbano, las FDI han vuelto a sus antiguas prácticas en Gaza, como si la retirada no hubiera tenido lugar.»
Y ahora hablaré de la guerra del Líbano. ¿Seguro que nuestras manos están limpias? ¿No pidió nuestro Consejo de Ministros un cese de las hostilidades en vez de un alto el fuego? ¿No sabían que el único resultado posible era un baño de sangre? Acepto la responsabilidad de mi país al respecto. ¿Basta con enviar sábanas y vendas después de haberles facilitado primero el suministro de las armas que han causado las heridas? ¿Era totalmente imprevisible que Israel tomaría medidas contrarias al Derecho internacional aplicando una política de castigo colectivo? ¿No era de esperar que Israel aprovecharía la oportunidad para volver a entrar en Gaza? Muchos colegas hablan de terror, pero ¿no es cierto que la mano de los extremistas ha sido considerablemente…?
(El Presidente interrumpe al orador)
Vito Bonsignore (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, agradezco al Presidente del Consejo y a la Comisaria Ferrero-Waldner toda la información que nos han facilitado. No le oculto, señor Presidente, mi sentimiento de frustración, como diputado a este Parlamento, al constatar una vez más la incapacidad de la Unión Europea para actuar con la rapidez, firmeza y autoridad que las circunstancias exigen.
En la región mediterránea hemos puesto en marcha una política de cooperación que no es solo económica o comercial, sino que también debe ser política. Apoyo su orientación, señora Comisaria, y el papel más incisivo que se ha adoptado.
Italia y Francia han promovido una iniciativa importante: aunque sin duda la Unión Europea no tiene aún una capacidad diplomática y militar propia, existe un amplio margen de maniobra para asumir el liderazgo en muchos de los asuntos de la región.
La Unión Europea debe ser mucho más incisiva si desea encontrar una solución que aporte estabilidad a la región y afanarse por ayudar a la autoridad democrática libanesa a reforzar su estructura institucional y la organización del Estado. Para asegurar una verdadera soberanía y una verdadera independencia, debe aportar ayuda humanitaria y recursos, debe garantizar que nuestras instituciones mantengan en el Líbano una presencia diplomática muy cualificada y debe activar los acuerdos de asociación con el Líbano y con Siria. A este respecto, el Consejo debería decirnos por qué nunca ha firmado el acuerdo con Siria, pues consideramos muy importante el papel de Siria en la región.
El Parlamento Europeo debería tomar las iniciativas oportunas para concretar el diálogo entre la Unión Europea y el Líbano. Queda después el problema sin resolver desde hace tantos años de los muchos refugiados apátridas que hay en el Líbano, que viven en condiciones de emergencia y constituyen una peligrosa fuente potencial de actividades de desestabilización. Hay que encontrar una solución política para ellos.
Por último, he de mencionar la conferencia propuesta por el Consejo: la conferencia de paz es una ocasión importante que debe aprovecharse en el momento oportuno, y el Parlamento Europeo sin duda no dejará de apoyarla.
Genowefa Grabowska (PSE) – (PL) Señor Presidente, no hay una solución militar al conflicto del Líbano. Esas palabras de la resolución conjunta que ahora se debate inspiran una verdadera alegría y esperanza.
En el pasado, muchos países utilizaban la guerra como medio de mejorar su prestigio y su poder en el terreno de juego internacional. Pero esos tiempos han quedado atrás. Las palabras de Von Clausewitz, un general prusiano, de que «la guerra no es más que una continuación de la política con otros medios» están ahora en el cubo de la historia. Y así lo confirma la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe el uso de la fuerza para resolver los conflictos internacionales, el uso de la agresión y la violación de la soberanía de otro Estado. Por ese motivo la entrada de las tropas israelíes en el Líbano fue un incumplimiento del Derecho internacional. Agravó el conflicto existente, y desató la reacción armada de Hezbolá.
Es una buena cosa que el Parlamento Europeo preste una atención especial a la dimensión humanitaria de ese conflicto, y que pida a las partes en guerra que liberen a los rehenes, que se trate a la población civil con humanidad, y que se cumpla la Convención de Ginebra de 1949. El conflicto libanés está teniendo lugar cerca de nosotros, prácticamente en el umbral de nuestra puerta. Enviando tropas de la UE y proporcionando ayuda humanitaria, Europa ha desempeñado ya un papel importante. Como agente activo, la UE tendrá una verdadera oportunidad de realizar una contribución significativa para resolver ese conflicto. Y es a través de esa acción que la Unión Europea crea su propia política exterior común, como se describe con detalle en la Constitución europea. Y es por ese motivo, y no otro, que necesitamos desesperadamente una Constitución europea.
Vittorio Prodi (ALDE). – (IT) Señor Presidente, señora Comisaria, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Señorías, el unilateralismo ha demostrado hace tiempo todas sus limitaciones. Por fin, la Unión ha tomado la iniciativa y promovido una valiente intervención junto con las Naciones Unidas. Esto ha permitido ganar un poco de tiempo para resolver el conflicto. El contexto es por supuesto todo Oriente Próximo, pero la prioridad sigue siendo la relación entre Israel y Palestina, que es por donde debemos empezar.
La Unión ha demostrado la validez del planteamiento basado en la interacción positiva entre culturas diferentes, la primacía de la política y la negativa a usar la fuerza. Precisamente estos valores nos han permitido vivir durante dos generaciones sin guerra en Europa.
La Unión Europea puede y debe promover en el mundo los mismos principios y el mismo enfoque multilateral transparente con vistas a prevenir conflictos mediante el diálogo político. Por todos estos motivos, en este momento me siento orgulloso de ser europeo y más aún de ser italiano, dado el papel que ha desempeñado mi país en este contexto.
Charles Tannock (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, el reciente conflicto entre Israel y Hezbolá es una tragedia para Israel y para el Líbano. Desde hace un tiempo, muchos de nosotros venimos defendiendo que la UE declare a Hezbolá organización terrorista. Es obvio que Hezbolá subestimó gravemente las consecuencias al decidirse a matar a ocho soldados y secuestrar a otros dos en el norte de Israel. Su jefe, Hasán Nasralá, así lo ha reconocido.
Hezbolá tiene que explicar por qué su provocación deliberada ha causado tanto daño a la infraestructura libanesa y ha provocado la muerte de tantos civiles libaneses. En parte esto se debe a su vergonzosa táctica de usar escudos humanos para lanzar cohetes desde zonas pobladas por civiles. Israel también parece haber cometido el error de creer que el dominio aéreo bastaría para derrotar a Hezbolá, ya que habrían sido necesarios más soldados sobre el terreno. Es evidente que la inteligencia israelí subestimó el grado de instrucción y el equipamiento de Hezbolá, en particular las sofisticadas armas antitanque y antibuque de fabricación rusa. Ahora Rusia debe explicar cómo es posible que sus armas acabaran en manos de una milicia fundamentalista islamista.
Lo que más me preocupa ahora, tras la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es quién va a desarmar a Hezbolá. Señora Comisaria, ¿qué medidas de seguridad se han puesto en marcha para impedir que los millones de euros de la UE para la ayuda y la reconstrucción se desvíen a las arcas de Hezbolá a través de una de sus llamadas instituciones benéficas? Recordamos todas las acusaciones de corrupción que hubo en el pasado cuando la UE destinaba ayuda presupuestaria directa a la Autoridad Palestina bajo Arafat. También quiero saber qué va a impedir que las tropas de países musulmanes que no reconocen el Estado de Israel, como Malasia y Bangladesh, hagan la vista gorda ante el rearme de Hezbolá.
Por último, creo que ha llegado la hora, en el camino hacia la paz, de que alejemos a Siria, que tiene un régimen brutal pero racional y secular, del Irán teocrático y fundamentalista. La UE podría ofrecer importantes ventajas comerciales y ayuda a Siria para que vuelva a la mesa de negociaciones con Israel.
PRESIDENCIA DEL SR. DOS SANTOS Vicepresidente
Richard Howitt (PSE). – (EN) Señor Presidente, quiero comenzar respondiendo a la última intervención. Me pregunto qué pensarán los musulmanes de Gran Bretaña y de toda Europa cuando los conservadores británicos dicen que no podemos fiarnos de que las tropas de los países musulmanes hagan su trabajo dentro de una fuerza de las Naciones Unidas.
Al igual que otros oradores que han intervenido en este debate, creo que solo pueden evitarse nuevas crisis en el Líbano y en otros países de la región si el debate se centra de nuevo en una paz justa entre Israel y el pueblo palestino. Mientras proseguía el conflicto en el Líbano, la atención internacional hacía caso omiso de los cohetes que se disparaban desde Gaza y los 250 ataques aéreos, los 1 000 proyectiles de artillería y los 200 homicidios perpetrados entre sus habitantes. ¿Estaba justificado cortar el suministro eléctrico a la mitad de la población de Gaza, cerrar prácticamente todas las escuelas e incluso impedir que los pescadores salieran a la mar? Las Naciones Unidas han calificado Gaza de bomba de relojería cuya población vive en una jaula.
A veces un momento de crisis pone las cosas en movimiento: la declaración de Hezbolá en que admite que no había planeado ni previsto el conflicto, la iniciativa de los prisioneros, el posible Gobierno de unidad nacional en Palestina y el reconocimiento por parte de los políticos y de la opinión pública de Israel de los fracasos del unilateralismo presagian un intento diplomático de volver a una solución negociada.
Hoy tenemos un mapa de carreteras pero no hay nadie en el coche. Europa, que ha hecho tanto en el ámbito de la ayuda humanitaria al Líbano, de la evacuación de personas inocentes y del envío de tropas de mantenimiento de la paz, tiene que buscar ahora sin descanso este diálogo político. Necesitamos renovar el diálogo con el mundo árabe para apoyar las resoluciones de las Naciones Unidas y reconocer no solo los resultados electorales, sino también sus consecuencias. Tenemos que recurrir a intermediarios, como Turquía, para facilitar ese diálogo y acelerar la ayuda temporal al pueblo palestino.
Cecilia Malmström (ALDE). – (SV) Señor Presidente, estamos de lo más agradecidos a la Presidencia finlandesa por haber intentado mantener a la UE unida en este tema tan difícil, pero todavía nos queda mucho camino por delante antes de conseguir una política exterior europea común. Si la UE quiere tener una influencia política duradera en la región, necesitamos en concreto una estrategia política, una especie de Plan Marshall democrático para toda la región, que en realidad es la región menos libre de todo el mundo.
Por supuesto, debemos ayudar a desmilitarizar y neutralizar Hezbolá. Damasco y, sobre todo, Teherán, tienen la clave de este proceso y hay que realizar un trabajo extensivo desde esas ciudades. Debemos encarrilar de nuevo el proceso de paz entre israelíes y palestinos, preferiblemente con la conferencia de que han hablado algunos de mis colegas. Tener dos estados democráticos vecinos es la única forma de conseguir paz y estabilidad en la región. Y junto con todo esto, también hay que tener una fe consciente, sistemática y prolongada en todas las fuerzas democráticas de la región en conjunto si queremos conseguir resultados.
Antonio Tajani (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, por fin Europa ha hecho oír su voz y ha sido capaz, aunque con algún retraso y no pocas dificultades, de desempeñar un papel activo y destacado en la crisis de Oriente Próximo.
Ahora bien, esto es tan solo un primer paso en la larga marcha que debe llevar a la Unión Europea, junto con las Naciones Unidas, los Estados Unidos y la Liga Árabe, a estabilizar una zona en la que tienen su origen todas las amenazas a la seguridad del mundo. La FPNUL es un instrumento; el objetivo final debe ser el nacimiento de un Líbano soberano y libre de influencias extranjeras, ejercidas en parte a través de Hezbolá.
Quisiera preguntar al Consejo y a la Comisión en qué punto se encuentra el desarme de la milicia armada que atacó a Israel. He de señalar que este Parlamento declaró el año pasado que existían pruebas irrefutables de actos terroristas por parte de Hezbolá y pidió por amplia mayoría al Consejo que tomara todas las medidas necesarias para poner fin a las actividades del grupo. A este respecto, Siria debe asumir sin vacilaciones un papel activo, contribuyendo a la interrupción del flujo de armas destinadas a los terroristas. En el marco de la protección de los derechos humanos, hay que confiar también a la FPNUL, a la que hacemos llegar nuestra solidaridad y apoyo, la tarea de proteger a la comunidad cristiana libanesa: no tiene culpa alguna, pero está atrapada entre las dos partes en conflicto.
Junto al objetivo libanés, deberíamos tener un propósito más amplio: la solución de la crisis israelo-palestina sobre la base de «dos pueblos, dos Estados», es la solución que puede cortar la hierba bajo los pies al terrorismo y al fundamentalismo islámico. Para alcanzar este objetivo, es necesario que Europa ejerza el liderazgo, pero ¿cómo puede la Unión ser portadora de paz sin una constitución que atribuya los poderes necesarios a quien debe llevar a cabo esta tarea?
Por consiguiente, el debate sobre la Constitución vuelve a estar sobre el tapete. En vez de un ejercicio para juristas, es la cuestión central, es decir, la cuestión de cómo exportar fuera de nuestras fronteras el principal resultado de 50 años de Europa: la paz.
Panagiotis Beglitis (PSE). – (EL) Señor Presidente, había pensado iniciar mi intervención de otra manera, pero ahora empezaré pidiendo a la señora Ferrero-Waldner que lea en la revista Le Point el artículo sobre las relaciones entre Israel y Palestina, sobre todo en lo que se refiere al grave problema de suministro de agua en los territorios palestinos ocupados debido a las prácticas ejercidas por Israel. La revista se refiere al apartheid impuesto por las autoridades israelíes a los palestinos en el tema del agua.
¿Qué ha hecho el Consejo durante todo este tiempo? En febrero pasado decidió congelar la ayuda financiera al pueblo palestino, mientras Israel sigue sin pagar la recaudación fiscal a la Autoridad Palestina sin que por ello reciba ninguna presión, sin que se haya tomado ningún tipo de medida por parte de la Unión Europea.
Creo, y es un reto para la Presidencia finlandesa, que la Unión Europea y el Consejo de Ministros debería tomar una decisión para levantar las sanciones económicas impuestas al pueblo palestino tan pronto como el Presidente Abbás forme el nuevo Gobierno nacional de unidad en Palestina. Eso constituirá un incentivo para el pueblo palestino, un incentivo para que las fuerzas moderadas de la reforma Palestina y las fuerzas de Hamás se integren pacíficamente en la vida democrática de Palestina.
Ioannis Kasoulides (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, al término de las hostilidades ha habido un amplio llamamiento a la Unión Europea para que dirija y aporte el grueso de la FPNUL, para que aplique la resolución 1701, para que desempeñe un papel protagonista en la ayuda humanitaria y la reconstrucción y para que aliente a las partes a que participen en el diálogo político.
No obstante, antes del cese de hostilidades no hicimos nada por adquirir protagonismo internacional. Tal vez hayamos llegado a una decisión unánime, pero no ha sido uniforme y ni el Consejo de Seguridad ni las partes beligerantes nos han escuchado. Si nos hubieran escuchado y los acontecimientos hubiesen ocurrido algunas semanas antes, los resultados militares sobre el terreno habrían sido exactamente los mismos, pero se habrían perdido menos vidas, habría habido menos destrucción, menos desplazados y menos Katyushas y bombas de racimo, junto con todo lo que suele llamarse «daños colaterales».
Tenemos que aprender las lecciones: ni el poderío militar ni los Katyushas o los Qasams pueden resolver los problemas, ni tampoco el unilateralismo; la UE y la ONU deben hablar con todas las partes, independientemente de si les gustan o las aprueban o no. Por ultimo, el Líbano necesita todo nuestro apoyo para consolidar su soberanía, porque se ha visto metido en una guerra por razones que no tienen nada que ver con el país como tal.
Pierre Schapira (PSE). – (FR) Señor Presidente, Señorías, se han dicho muchas cosas, pero me parece que la resolución que se ha sometido a votación es muy equilibrada. Presenta los hechos con cierto grado de detalle, pero sin pronunciar ningún juicio de valor, y evita así el escollo de tomar partido por uno u otro de los protagonistas.
Lamento que nuestra resolución reduzca las causas de la guerra isrealo-libanesa al conflicto israelo-palestino. No se puede abordar con unas pocas ideas simples la complejidad de Oriente Próximo, como solía decir el General De Gaulle, y este es el mensaje que en cierto modo quiero transmitir aquí.
Como todos nosotros, deseo que se resuelva el conflicto israelo-palestino, pero ¿creen de verdad que eso reabsorbería las tensiones interlibanesas y frenaría las ingerencias sirias y las ambiciones iraníes? ¿Y se desarmaría por ello Hezbolá?
Las hostilidades contra Hezbolá se han desencadenado a causa de la inseguridad y los sufrimientos crecientes de la población israelí de Galilea. Ahora bien, esa situación de amenaza permanente no ha sido alimentada únicamente por el conflicto israelo-palestino, sino, sobre todo, por los incesantes lanzamientos de cohetes sobre el norte de Israel por parte de Hezbolá.
Los miedos de Israel son tanto mayores cuanto que las milicias de Hezbolá están armadas por un poderoso Irán, cuyo Presidente democráticamente elegido no ha cesado de declarar su voluntad de borrar a Israel del mapa. Por tanto, hay que tomarlo en serio, cosa que por mi parte hago. Por consiguiente, pienso que no hay que mezclar las dos causas.
En el norte, el Líbano trata de recuperar su soberanía y despejar las ingerencias de sus distintos vecinos, mientras que Israel pretende garantizar su seguridad. En el sur se trata de crear un Estado palestino independiente, con fronteras seguras y que pueda coexistir en una paz duradera con su vecino, Israel.
Jana Hybášková (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, la dedicación durante toda mi vida a Oriente Próximo no me exime de mi responsabilidad. La situación es grave; estamos casi en vías de restablecer un Califato islámico. En el sur del Líbano no nos enfrentamos a las milicias de un movimiento de resistencia, sino más bien a unidades especiales bien instruidas, dotadas y equipadas por los guardianes de la revolución iraníes. Reciben el material a través del aeropuerto internacional de Damasco. Ese ejército es probablemente mejor que cualquier otro ejército regular árabe. Por tanto, propongo que cerremos y sellemos la frontera sirio-libanesa y enviemos una misión de supervisión de la UE como la que se envió a Serbia y la República Srpska a mediados de los años noventa. Tenemos que controlar plenamente el aeropuerto internacional de Damasco. Necesitamos normas de intervención claras. Quiero preguntarle una cosa: ¿qué significa exactamente «ayudar al ejército libanés, desarmar a los grupos armados sin derecho a hacer uso de la fuerza?». Tenemos que apartar de inmediato a Siria de su alineación con Rusia y con los intereses rusos. ¿Qué podemos ofrecerle? Tenemos que hacer que los empresarios libaneses regresen a su país para aumentar la confianza de los inversores en su país, y hemos de impedir que Irán importe uranio de contrabando, pues de lo contrario la guerra regional se convertirá en un problema mundial.
(Aplausos)
Proinsias de Rossa (PSE). – (EN) Señor Presidente, a pesar de los esfuerzos de la Comisión y de las Naciones Unidas, resulta difícil mostrar optimismo en este oscuro período.
Israel, un Estado que se enorgullece de sus credenciales democráticas, ha lanzado con impunidad una guerra destructiva contra un vecino, ha luchado contra una democracia secular, ha destruido su infraestructura y matado a sus ciudadanos, en su mayor parte a civiles inocentes. También ha usado las inhumanas bombas de racimo. ¿Qué calificativo merece el bombardeo de Qana que no sea el de crimen de guerra? Sin embargo, Israel sigue manteniendo impunemente el bloqueo aéreo y marítimo sobre su víctima mientras ahoga la vida económica y política de Gaza, por no mencionar el asesinato de 200 palestinos al socaire de la guerra contra el Líbano.
No niego el papel maligno de Hezbolá en todo esto, ni tampoco –cosa que no se ha mencionado hasta ahora– la maligna influencia de los Estados Unidos al animar a Israel en su actuación.
Creo que Israel tendrá que pagar por la reconstrucción del Líbano. También tiene que liberar los fondos palestinos y someterse a una investigación internacional sobre sus acciones en el Líbano. Creo que una conferencia internacional de paz que no suponga un precio a pagar por el fracaso por parte de los protagonistas de Oriente Próximo no dará resultado ni tampoco echará a andar. Me refiero a un precio en términos de dinero, de comercio y de suministro de armas. A menos que haya que pagar un precio, los protagonistas no se sentarán a la mesa de negociaciones y no se pondrán de acuerdo.
Simon Coveney (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, corren tiempos de crisis en Oriente Próximo, pero quizá también es época de oportunidades. Europa se enfrenta a tres retos interrelacionados a este respecto. En primer lugar, la misión de mantenimiento de la paz e imposición de la paz por parte de la FPNUL en el Líbano.
Las fuerzas de las Naciones Unidas dirigidas por la UE tienen que garantizar que se cumpla la resolución 1701 de las Naciones Unidas y que, a través de la cooperación con las tropas y los dirigentes políticos del Líbano, se desarme a Hezbolá. La FPNUL II también debe garantizar que no se introduzcan más armas de contrabando al Líbano para rearmar a ningún grupo y que se respete la soberanía del Líbano en todo momento. La FPNUL II debe tener éxito. Muchas cosas dependen de ello y un fracaso tendría consecuencias desastrosas para la región en su conjunto y para Europa.
Sobre la cuestión del envío de tropas a FPNUL II, algunos países de la UE se han mostrado generosos hasta la fecha. Pero la mayoría de soldados provienen de los países más grandes de la UE y espero que en el futuro los países más pequeños también envíen tropas, en particular aquellos que ya poseen bastante experiencia en el mantenimiento de la paz en el Líbano. En ese sentido, sigo pidiendo a mi Gobierno de Irlanda que al menos ofrezca tropas, aunque sea un número reducido, porque creo que pueden desempeñar un papel positivo.
El segundo reto es ayudar a la reconstrucción del Líbano tras la devastación del verano. La UE ya está respondiendo, pero debemos darnos cuenta de que tenemos una oportunidad, que al reconstruir la infraestructura del Líbano también podemos aumentar la reputación de la UE en la región, así como en la mente de los libaneses.
El tercero es el reto político más amplio de proporcionar estabilidad en Oriente Próximo en general. Para ello tenemos que agarrar el toro por los cuernos y avanzar en la solución del problema entre Israel y Palestina. La «Hoja de Ruta» política más amplia aún está sobre el papel, así que no necesitamos reinventar la rueda. Pero tenemos que encontrar maneras de generar un nuevo entusiasmo y aceptación de la «Hoja de Ruta» como el camino a seguir y, a este respecto, será necesario emprender la difícil tarea de colaborar con Siria.
Libor Rouček (PSE). – (CS) Señorías, he seguido con gran tristeza la trágica situación del Líbano en las últimas semanas. El Líbano ha avanzado con pasos de gigante desde el fin de la guerra civil en términos de derechos humanos y derechos de los ciudadanos, y ha construido y consolidado una sociedad civil y una democracia multicultural y multiétnica. También ha progresado muchísimo en la renovación económica. Pero, por desgracia, muchos de esos avances se han visto disminuidos o destruidos por el uso excesivo de la fuerza militar en el conflicto entre Israel y Hezbolá.
Creo firmemente que una de las condiciones para una paz sostenible en Oriente Próximo es la existencia de un Líbano independiente, fuerte y soberano, junto con la existencia de Israel y un Estado palestino. Sin embargo, en los últimos meses y años, ha quedado demostrado que el Líbano no puede conseguir ese objetivo por sí solo. Necesita ayuda de la comunidad internacional; necesita ayuda para la renovación económica; necesita ayuda para la consolidación de la democracia; necesita ayuda para el ejercicio de la autoridad estatal en todos sus aspectos, incluyendo la seguridad y los aspectos militares en todo el país. Solo de esa forma las instituciones electas del Estado libanés podrán desarmar el ala militar de Hezbolá e integrar al movimiento en la vida política del país. Quiero pedir al Consejo y a la Comisión que no decaigan en sus esfuerzos por ayudar al Líbano.
Patrick Gaubert (PPE-DE). – (FR) Señora Comisaria, señor Presidente del Consejo, Señorías, por lo que respecta al tratamiento del conflicto de Oriente Próximo, algunos representantes de las instituciones europeas han abogado recientemente por una solución global y estructural de los problemas de la región. El señor Brok ha declarado últimamente que una de las claves de una paz duradera en el Líbano reside en el desarme de Hezbolá y la vigilancia de la frontera sirio-libanesa para detener el tráfico de armas. Por último, uno de mis eminentes colegas ha dicho que no somos la Cruz Roja y que debemos desempeñar un papel político positivo. Estoy de acuerdo en todo ello.
En efecto, no se puede contemplar seriamente una solución global sin volver sobre el elemento que, desde 1948, ha dado origen a todos los conflictos que han ensangrentado la región: hablo de la negativa a reconocer el derecho a la existencia de Israel. Es indispensable tener esto presente, so pena de confundir causa y consecuencia. Hoy, este mensaje de odio es transmitido por Irán, por Siria, que es su repetidor, y por Hezbolá, que es su brazo armado, declarando a la cara de la comunidad internacional su voluntad de borrar del mapa a un Estado soberano y a su pueblo. Tenemos el deber de aliviar humanamente la desdicha de poblaciones que son rehenes de la acción terrorista de Hezbolá.
Nuestro compromiso debe ser equilibrado, para que podamos desempeñar el papel político positivo que nos corresponde. El equilibrio no reside en la estigmatización unilateral y sistemática de una sola parte del conflicto, en este caso Israel. El equilibrio pasa necesariamente por situar ante sus responsabilidades internacionales a los promotores de guerras, Siria e Irán. Se lo debemos a dos Estados, el Líbano e Israel –con los que mantenemos relaciones amistosas– y se lo debemos a dos pueblos, el pueblo israelí y el pueblo libanés, que son nuestros amigos y que solo aspiran a vivir en paz.
Expreso por tanto el deseo de que la misión parlamentaria que visitará próximamente la región sea portadora de este deseo de equilibrio y pueda contribuir activamente a la búsqueda de una solución pacífica entre los hombres de buena voluntad de la región, para afirmar nuestra intransigencia con la intolerancia y los mensajes de odio, al mismo tiempo que manifestamos lo que nos une como seres humanos.
Edith Mastenbroek (PSE). – (EN) Señor Presidente, quiero comenzar diciendo que apoyo plenamente la intervención de mi colega, el señor Howitt.
Ya se ha dicho que la violencia y el unilateralismo no pueden ser una respuesta a los problemas de Oriente Próximo. La historia lo demuestra: Israel se retiró del Sinaí en el contexto de un acuerdo de paz negociado y de Arava en una paz negociada con Jordania. Israel se retiró del sur del Líbano y de Gaza unilateralmente sin acuerdos. Con eso lo digo todo.
La UE tiene ahora la oportunidad de demostrar que nuestro enfoque es correcto, pero será difícil vender esa idea.
Podría compartir con ustedes muchas historias personales de amigos palestinos y de su sufrimiento por vivir bajo la violenta ocupación israelí, pero quiero contarles la historia de un amigo israelí. Se llama Renan. Es pinchadiscos. No quiere luchar, solo quiere bailar. Está totalmente en contra de la ocupación y siempre va a la cabeza de cualquier manifestación por la paz en Israel. Yo estaba allí cuando recibió una llamada de las FDI diciéndole que se preparara para el combate. Estaba conmocionado y asustado, pero dijo: «¿Qué esperas que hagamos? Hezbolá lleva años bombardeando Haifa y Natanya. ¿Cómo vamos a confiar en Europa si no estáis dispuestos a llamar a eso terrorismo?»
Nuestra resolución habla de las causas profundas del problema que hay que abordar. Permítanme que intente definir la raíz del problema en palabras de Daniel Levy, coautor de la Iniciativa por la Paz de Ginebra. Él ha dicho que la causa palestina, la injusticia de la ocupación, la hipocresía de los Estados Unidos y del mundo occidental son un motivo de queja para millones de personas en todo el mundo. Algunos usan y abusan de ello y seguirán haciéndolo hasta que se resuelva el conflicto.
Para conseguir resultados en la región necesitamos la confianza de los ciudadanos de a pie. Solo podemos ganarnos esa confianza abordando con coherencia la raíz del problema, y solo podemos ganarnos la confianza de mi amigo Renan si estamos dispuestos a decir alto y claro que Hezbolá es un grupo radical que abusa de la causa palestina para reforzar su posición como amenaza a la democracia en el Líbano y como amenaza a los israelíes de a pie.
Zbigniew Zaleski (PPE-DE) – (PL) Señor Presidente, Comisaria Ferrero-Waldner, quisiera plantear brevemente tres cuestiones. La primera se refiere a la valoración común de la reacción de Israel a las acciones provocativas y vergonzosas de Hezbolá. Fue una reacción totalmente desproporcionada al secuestro de dos soldados y que me recuerda las guerras de los troyanos para liberar a la bella Helena. Hay muchos ejemplos de secuestros y soluciones políticas en el mundo. Es difícil apoyar la reacción de un Estado cuya existencia es reconocida en general por la mayor parte de la comunidad, exceptuando algunos Estados fundamentalistas, cuando ese Estado ha demostrado ahora que es un agresor militar. Es difícil de aceptar incluso para los aliados de Israel, como hemos escuchado de algunos miembros importantes de esta Cámara.
En segundo lugar, ¿es totalmente cierto que no sabíamos que Hezbolá se había armado de nuevo con varios miles de lanzadoras de cohetes Katyusha? No pueden haberlo conseguido en una semana. Han debido tardar meses o incluso años. ¿Dónde estaban los observadores internacionales? Si hubiera habido el conocimiento y la voluntad pertinentes, creo que habría sido posible tomar medidas preventivas. Ahora hemos empezado a actuar reservando grandes sumas de dinero para reparar los daños, pero ¿no es demasiado tarde? Al fin y al cabo, no podemos devolver la vida a los muertos, a los niños, a los civiles.
Y ahora la cuestión final, señora Comisaria. Este conflicto se está prolongando porque es parte de un denominado legado social, y puede durar aún mucho tiempo más. Para crear la oportunidad de una solución positiva con dos Estados, Palestina e Israel, ambas partes deben prepararse a fondo para una solución de este tipo mediante la educación adecuada, ya a partir de la escuela primaria. Esa preparación puede crear una base social que permita en el futuro tomar con mayor facilidad decisiones políticas basadas en el compromiso. Quizás la próxima generación, los niños y jóvenes de hoy, llegue a tomar la decisión que nosotros consideramos que es la única solución posible.
Jamila Madeira (PSE). – (PT) Señor Presidente, en 2005 se cumplió el décimo aniversario del proceso de Barcelona, un proceso relativamente largo con el que se pretendía establecer unos vínculos sólidos con el otro lado del Mediterráneo. Antes, en esta Cámara, yo misma les ofrecí una optimista perspectiva general de sus ambiciones, del conjunto del proceso y de la vía de confianza que se había labrado hasta entonces.
Sin embargo, como miembro de esta Cámara, impulsora del proyecto europeo y defensora acérrima del Derecho internacional, fue extremadamente difícil observar sin alarma la forma como la mayoría de las instituciones europeas seguía los acontecimientos que han tenido lugar este verano.
Hasta junio, el Líbano era una de las democracias más prometedoras del Mediterráneo, política y económicamente hablando, y era capaz de seguir progresando. El país era también unos de los principales receptores de fondos de la UE en concepto de ayuda para su reconstrucción y desarrollo. Pero hoy el Líbano tiene que empezar de nuevo desde cero, todo está otra vez por hacer, hay que reconstruirlo todo, al menos lo que se puede rehacer y reconstruir con euros y cemento. ¿No habríamos podido hacer nada antes? Cuando vimos que se desplegaba el conflicto entre Israel y Palestina, ¿no tendríamos que haber actuado en seguida? Cuando vimos que a los diversos observadores internacionales de las elecciones palestinas se les retiraba la autorización, que se violaba reiteradamente la inmunidad diplomática y parlamentaria y que se retenía a unos parlamentarios y ministros legítimamente elegidos, ¿no deberíamos haber tomado medidas? ¿No será que nuestra relativa indiferencia en aquellos momentos y nuestra inadecuada respuesta tienen alguna responsabilidad en el conjunto de la situación?
Estoy segura de que Europa no hizo todo lo que pudo para prevenir esta situación y no tomó las medidas necesarias para convertir las palabras en acciones reales. No debemos cometer de nuevo los mismos errores y después del debate de hoy eso está claro para todos los oradores. El papel de la UE en este proceso es vital y demuestra una vez más que la fuerza política de la UE es esencial para el equilibrio y la estabilidad mundial.
Vytautas Landsbergis (PPE-DE). – (LT) Señor Presidente, no son incidentes aislados los que estamos presenciando en Oriente Próximo, sino más bien un amplio panorama de crisis con un impacto global. Cuando discutimos e incluso criticamos los esfuerzos de los Estados Unidos para erradicar la tiranía y apoyar la democracia en Iraq y en otras partes, no debemos ignorar los juegos de Rusia y China en la región, que pueden acabar fácilmente transformando la zona en el cráter candente de una guerra terrorista mundial.
Todo apunta hacia esa amenazante dirección. Bajo los auspicios de Rusia, Irán se está convirtiendo en un agente agresivo importante en una región que es de máxima importancia para la humanidad. La expansión política de Irán tiene ahora como objetivo impedir la democracia en el Líbano y Siria, la estabilidad en Iraq y la paz en Palestina. El régimen iraní está desviando la atención de las Naciones Unidas y de la UE y pretende ganar tiempo para su principal objetivo: la hegemonía nuclear en Oriente Próximo. No es probable que la utopía de la no proliferación de armas nucleares llegue a materializarse. La página siguiente de la historia dirá que las organizaciones terroristas toman el poder en las elecciones: Hamás y Hezbolá ya forman parte de Gobiernos de Estado y nadie se atreve a pedir a los ministros de Hezbolá en el Líbano que elijan entre trabajar para un Gobierno democrático o para una organización terrorista. Al contrario, las Naciones Unidas están negociando con Hezbolá; y seguramente después seguirán las negociaciones con Al Qaeda.
Una gran parte de nuestros problemas surgen de nuestro miedo a luchar unidos para defendernos del mal; pero, es demasiado tarde para rendirse. Israel ha quedado solo en su lucha desesperada. Las democracias occidentales no han demostrado ninguna iniciativa, todavía se están defendiendo sin ninguna estrategia y, por lo tanto, pierden. Ha llegado el momento de que Europa despierte.
Antonio Tajani (PPE-DE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, solo quiero anunciar que al término de la entrevista con el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el Primer Ministro israelí ha anunciado que Israel levantará el bloqueo aéreo y naval del Líbano mañana a las 17.00 horas.
Geoffrey van Orden (PPE-DE). – (EN) Señor Presidente, en las últimas semanas ha sido difícil ser optimista, entre tantas pérdidas de vidas humanas y de desastres humanitarios en Oriente Próximo. Al menos los Estados árabes moderados han sido testigos de la catástrofe que organizaciones como Hezbolá pueden provocar con tanta facilidad, y el Líbano ha visto el efecto de tolerar un Estado dentro de un Estado. Quizás ahora haya más simpatía por la preocupación de Israel de asegurar que Palestina no se arraigue como otro Estado terrorista y como una base para una guerra perpetua contra el pueblo de Israel.
Sería una trágica oportunidad perdida que la FPNUL se convirtiera únicamente en espectador mientras que Hezbolá se prepara para sus próximos ataques en los próximos meses y años. Si la comunidad internacional no está decidida a desarmar a Hezbolá –y es una pena–, al menos deberíamos poder controlar e informar de las actividades de Hezbolá. El Consejo debe instar a los Estados miembros a que presenten declaraciones ante las Naciones Unidas con este fin.
La resolución 1701 exige que la FPNUL ayude al Gobierno del Líbano a proteger sus fronteras. Instamos al Gobierno libanés a que tome medidas enérgicas a este respecto.
Bogusław Sonik (PPE-DE) – (PL) Señor Presidente, la crisis Israel-Líbano ya no es uno de los típicos conflictos de Oriente Próximo a los que nos han tenido acostumbrados durante décadas. Marca claramente el principio de un nuevo conflicto global entre Irán y Siria, Hezbolá y Hamás, los suníes en Iraq y Al Qaeda por una parte y los Estados Unidos y sus aliados por otra.
Esto significa que necesitamos nuevas medidas políticas para resolver el conflicto en esa parte del mundo. Europa debe implicarse ahora en la resolución del conflicto de Iraq. Asimismo, la Unión Europea también debe buscar las formas de tratar con Afganistán. La amenaza global exige una respuesta conjunta de la Unión Europea, los Estados Unidos y la OTAN. Europa necesita una política exterior y de defensa común. Rusia tiene que decidir de qué parte está. Y Europa debe pedir con fuerza que se tome una decisión, tanto en relación con el programa nuclear de Irán como con los envíos de armamento a Siria. ¿Cómo consiguió Hezbolá armarse con armas rusas?
Erkki Tuomioja, Presidente en ejercicio del Consejo. (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias al Parlamento Europeo por este debate, que como siempre ha sido muy animado, interesante y pertinente, así como de temática muy amplia.
Para mí, el mensaje esencial ha sido que el Parlamento Europeo aprecia y apoya los esfuerzos del Consejo por poner fin al conflicto del Líbano, por supervisar la restauración de la soberanía libanesa y facilitar el regreso al proceso de paz en Oriente Próximo. En efecto, ustedes quieren que la Unión Europea haga aún más cosas; que sea más coherente, más eficiente. Como Presidente en ejercicio del Consejo, comparto ese deseo de que hablemos no solo con una sola voz, sino que se nos escuche en todos los sectores y que todas las partes nos tengan en cuenta.
En términos realistas, incluso en los mejores momentos, siempre habrá límites a lo que la Unión Europea puede hacer actuando sola. En efecto, como Comunidad comprometida con el multilateralismo efectivo, así debería ser. La UE no intenta actuar sola en este conflicto en Oriente Próximo. En el Líbano estamos trabajando con otros y tenemos que atraer a otros para que trabajen con nosotros. Ese es el papel de la Unión Europea, pero también hemos de tomar la iniciativa y demostrar liderazgo. También debemos recordar que nunca intentaremos actuar sin el consentimiento de las Naciones Unidas ni sustituirlas. Estamos allí para apoyarlas, para ayudarles a asumir sus responsabilidades. A este respecto, la Unión Europea ha podido cumplir esas expectativas.
También he leído con atención la propuesta de resolución del Parlamento sobre Oriente Próximo, y espero que se apruebe por unanimidad. Creo que se trata de una resolución muy buena, totalmente en línea con lo que hemos intentado hacer y seguiremos haciendo en el Consejo. Demuestra la capacidad de la Unión Europea y del Parlamento Europeo para centrarse en lo esencial y enviar un mensaje que inste a todos los implicados a comprometerse plenamente con el proceso de paz.
(Aplausos)
Paula Lehtomäki, Presidenta en ejercicio del Consejo. (FI) Señor Presidente, quiero abordar una vez más muy brevemente el aspecto humanitario de la cuestión, que también se ha debatido aquí. Hace algunas semanas, el Comisario Michel y yo visitamos la zona, y se hizo muy evidente que el sufrimiento era inmenso entre las personas civiles de ambos lados del conflicto. Es muy importante y valioso que la Unión Europea, es decir la Comisión y los Estados miembros conjuntamente, se comprometan ya desde el principio a proporcionar al Líbano un gran volumen de ayuda económica en esa crisis, tanto en términos de ayuda humanitaria de emergencia como para una pronta recuperación, que ahora ya está en marcha, así como para la reconstrucción a más largo plazo. En este sentido, deberíamos recordar que hemos recalcado en todas partes que la situación humanitaria también es muy grave en Gaza.
Es muy importante que el Gobierno libanés desempeñe un papel central y principal en el proceso de reconstrucción a largo plazo, que actúe como coordinador, y por ese motivo es bueno que se haya establecido una nueva unidad en la oficina del Primer Ministro Siniora para poner en marcha ese proceso de coordinación.
El proceso de reconstrucción también necesita un análisis profundo, y la Unión colaborará con el Líbano en ello. Debe quedar muy claro que la paz también es una condición previa esencial para mejorar la situación humanitaria y, también por ese motivo, necesitaremos una solución política integral y duradera para toda la gama de problemas que existen en esa región.
(Aplausos)
Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, en primer lugar quiero dar las gracias a todos por este debate. Ha sido excelente y nos ha dado mucho apoyo. Casi todo el mundo ha dicho que no puede haber solución militar al conflicto y que solo puede haber una solución política.
Ahora que la Unión Europea se ha comprometido a avanzar con una iniciativa, es muy importante contar con el apoyo del Parlamento para adoptar un enfoque amplio, para explorar la posibilidad de ir a la raíz del problema y para encontrar una solución exhaustiva.
Este es el panorama general y les estoy muy agradecida.
Solo quiero responder a dos o tres observaciones concretas. En primer lugar, la Comisión cree que tenemos que trabajar junto con Israel y no suspender el Acuerdo de Asociación. Creemos que es importante trabajar con los israelíes para ejercer influencia y que tenemos que cooperar con ellos, no lo contrario.
Respecto de la observación del señor Tannock, nadie ha conseguido nunca probar las acusaciones de que la Unión Europea dio dinero a otros y no al Gobierno.
Respecto de Hezbolá, es evidente que nuestro dinero irá directamente al Gobierno o a las organizaciones que trabajan con el Gobierno porque, como he dicho, queremos potenciar al Gobierno y devolver al país su soberanía.
El Presidente. He recibido seis propuestas de resolución, presentadas sobre la base del apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.
El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el jueves a las 12.00 horas.
Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)
Kathy Sinnott (IND/DEM). – (EN) En esta crisis de Oriente Próximo, como en tantas otras antes en esa región y en todo el mundo, son los inocentes quienes más sufren por la ambición de sus dirigentes.
Hezbolá asegura que intenta recuperar los Altos del Golán, e Israel que el bombardeo al Líbano es un contraataque por esas incursiones.
El problema es que todos tienen alguna justificación para sus acciones, pero no hay justificación para desplazar a decenas de miles de israelíes inocentes y de civiles libaneses. Cuando vemos a los niños muertos en Qana, todas las justificaciones parecen insignificantes y superficiales.
El ejército irlandés estuvo destinado en el Líbano durante muchos años como fuerza de mantenimiento de la paz, y por ello existe mucha afinidad entre los irlandeses y los libaneses. Nuestro país está familiarizado con el Líbano a través de familiares o amigos o vecinos que estuvieron destinados allí y por eso sentimos mucho más el daño inflingido a su país.
Los libaneses no quieren esa vida; quieren paz y seguridad para sus familias y una oportunidad de vivir sus vidas.
No hay solución militar a esos problemas, solo soluciones pacíficas. Y somos nosotros quienes podemos y debemos actuar, ya sea imponiendo sanciones a todos los implicados hasta que acaben con su guerra u ofreciendo ventajas a quienes así lo hagan.
Ilda Figueiredo (GUE/NGL). – (PT) Nadie puede cerrar los ojos ante la última guerra de Israel contra el Líbano, que fue bombardeado durante 34 días con el apoyo de los Estados Unidos y la pasividad del Consejo de la Unión Europea, causando 1 084 muertes reconocidas de civiles en el Líbano y 41 en Israel, así como miles de heridos. Además, prácticamente una cuarta parte de la población libanesa se ha visto obligada a abandonar su hogar, se han destruido infraestructuras esenciales como aeropuertos, puertos y centrales eléctricas, y una gran parte de la costa marítima libanesa es ahora de color negro.
Según el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, los bombardeos han destruido 15 000 hogares y 78 puentes, y han dañado 630 kilómetros de carreteras, lo que equivale a unas pérdidas de al menos 15 000 millones de dólares para el Líbano. Y lo que es más, las bombas se han dirigido contra objetivos civiles, lo que constituye una flagrante violación del derecho humanitario internacional.
En nuestra condena de esta guerra deberíamos exigir también a Israel que pague los costes de la reconstrucción del Líbano, que ponga fin a su ocupación de territorios palestinos, libaneses y sirios, que finalice los bloqueos del Líbano y Gaza, que libere a los ministros y parlamentarios palestinos inmediatamente y que negocie el intercambio de los prisioneros capturados por Israel por los soldados israelíes retenidos.
No habrá paz duradera en Oriente Próximo hasta que se confirme la soberanía palestina, siria y libanesa.
Dominique Vlasto (PPE-DE). – (FR) El Líbano, destrozado por 34 días de guerra, cuando estaba en pleno auge, es de nuevo el rehén y la víctima de una crisis que es incapaz de manejar.
La Unión Europea va a ayudar a los libaneses a reconstruir su país destruido y a recuperarse para rehacer una vida normal: nuestra ayuda de emergencia y humanitaria es indispensable. Sin embargo, nuestro papel podría ir más allá de la emergencia: la Unión Europea debería actuar por derecho propio para la consecución de la paz en Oriente Próximo.
Al participar en la FPNUL, varios Estados miembros se comprometen sobre el terreno bajo la bandera de las Naciones Unidas, y han tomado una decisión justa. Pero deberíamos intervenir unidos como europeos para hacer respetar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, ayudar a la liberación de los prisioneros, conseguir el levantamiento del bloqueo del Líbano, apoyar la demarcación de fronteras y restablecer el diálogo político.
En esta crisis, la Unión Europea ha demostrado que su intervención puede cambiar el curso de las cosas y ayudar a resolver un conflicto. La realidad nos sitúa frente a nuestras responsabilidades políticas: es hora de que hagamos las reformas que la Unión Europea necesita para ser el agente político que esperan nuestros vecinos y nosotros también.
David Martin (PSE). – (EN) Lamento que el Consejo Europeo no pidiese un alto al fuego inmediato tras el inicio de las hostilidades de Israel contra el Líbano. La actuación de Israel ha sido desproporcionada. Ahora Israel debería ayudar a la reconstrucción del Líbano sobre la base de «el que destruye paga». Debería formarse una comisión de investigación sobre crímenes de guerra y la UE debería reconsiderar su cooperación económica y militar con Israel. También hemos de tener en cuenta y condenar el hecho de que el conflicto en el Líbano se ha usado como tapadera para oprimir de forma aún más intensa y brutal al pueblo palestino. La UE tiene que trabajar por una solución pacífica y justa de las disputas en Oriente Próximo, sobre todo presionando para que se establezca un Estado palestino seguro e independiente.
Pedro Guerreiro (GUE/NGL). – (PT) En el origen de los brutales ataques a Palestina y el Líbano está el plan de los Estados Unidos para el dominio de Oriente Próximo. Los Estados Unidos persiguen activamente una política de interferencia y apenas tienen en cuenta la soberanía y el Derecho internacional, dado que su objetivo último es el control geoestratégico de la región y el control de los inmensos recursos energéticos de la zona.
En un contexto de contradicciones, ha habido un amplio acuerdo entre las principales potencias de la UE y los Estados Unidos, y el proceso de elaboración de la resolución 1701 es un buen ejemplo de ello. La UE nunca ha condenado la agresión israelí, no ha pedido un alto el fuego o que se respetara el Derecho internacional.
La realidad de la situación no debe quedar empañada por la transformación de la víctima en agresor y viceversa. Es Israel quien ocupa ilegalmente los territorios árabes, Israel quien no cumple las muchas resoluciones de las Naciones Unidas, Israel quien socava activamente la creación de un Estado palestino independiente y soberano por medio de una política de terrorismo estatal.
Para que haya paz en la región, Israel debe retirarse de todos los territorios árabes ocupados, desmantelar los asentamientos y el muro y liberar a los prisioneros políticos; los refugiados deben poder volver, y hay que poder crear un Estado palestino soberano e independiente con Jerusalén Este como capital. Todos los Estados de la región deben tener garantizada su soberanía y su seguridad, y la región debe desmilitarizarse y quedar libre de armas nucleares.
Alessandro Battilocchio (NI). – (IT) Justo cinco años después del 11 de septiembre de 2001, el conflicto actual en el Líbano ofrece a la comunidad internacional la posibilidad de revisar y corregir el planteamiento, sin duda equivocado, que se sigue para resolver las fricciones entre los denominados mundos occidental e islámico.
En efecto, desde hace cinco años, los conflictos en curso (Gaza, el Líbano, Iraq, Afganistán) y las tensiones diplomáticas más graves (los atentados terroristas, la cuestión iraní, etc.) han girado todos en torno al mismo problema y, por tanto, no podrán erradicarse exclusivamente con misiones militares, más o menos legítimas, creadas ad hoc en cada ocasión y siempre con nombres diferentes.
Hay que aprovechar esta ocasión de realizar una verdadera fuerza multilateral, que cuente con la participación y el compromiso de todas las partes interesadas y se proponga resolver el problema de origen de cada uno de estos conflictos, es decir, el enfrentamiento ideológico entre dos bloques culturales diferentes.
Hay que buscar y encontrar lo antes posible un terreno de diálogo, una brecha que nosotros, como países «democráticos», tenemos el deber de profundizar. Debe abordar las cuestiones más candentes y en las que más divergimos, desde las ideologías políticas y religiosas hasta los sistemas económicos. Espero que la Unión Europea no se arriesgue a perder la ocasión de promover este diálogo y que se convierta, por el contrario, en su promotor a escala internacional.